Three-shot The Magician [Gakkou Roleplay | Altan & Jez | Altan & Shiori]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Zireael, 30 Mayo 2020.

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    Zireael

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    Título:
    The Magician [Gakkou Roleplay | Altan & Jez | Altan & Shiori]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    4488
    Ni lo he metido al rol a este pelotudo y ya me voy a aventar su background, porque encima de que llevo preparándolo un montón de días, pues me mamé y escribí el puto fic más largo en esta colección del Tarot. Iba a esperar a que iniciara el día 3 y tan siquiera hacer un post con él, pero mira no tengo tanta paciencia (?)
    La verdad es que me encantan los rollos que me monté aquí (?) así que god bless a las almas que se atrevan a leerse esta cosa que parece infinita (hi gigi).

    Personajes: Altan Sonnen, Jezebel Vólkov, Shiori Kurosawa, menciones a Mimiko Honda, Katrina Akaisa, Bleke Middel y Joey Wickham.

    Orden de lectura.





    Is there anybody out there looking out for me?
    Just say you want me, just say you need me.
    Is there anybody out there looking out for me?
    Does anybody need me?
    Is every last soul just fucking me over?



    [​IMG]





    I



    Alemania.

    Esas son las raíces de nuestro apellido, pero poco o nada importan.

    No nacemos de una dinastía como los Akaisa, ni del papel húmedo como los Middel, tampoco de nada parecido a los Honda, pero guardamos registro de cada uno de ellos, como el árbol del conocimiento.

    Tenemos una llave maestra.

    Somos una genuina malahierba de la que no puedo rastrear su origen con demasiada certeza, en gran parte porque no me interesa. ¿Quizás somos algo así como un virus?

    Alemania, Estados Unidos y finalmente Japón.

    Todos los Sonnen antes de mi padre fueron maestros de sus propios campos, pero nunca pudieron transformarse en una sola fuerza, como si colaborar entre sí nunca hubiese sido una opción. Sus imperios iniciaron y terminaron con ellos, como si cada uno fuese el centro de su propia galaxia y, llegados a su final, colapsaron como una estrella.

    Sonnen.

    Sonne.

    Sol.

    Quizás no sea tan extraño haber terminado en un país cuya bandera sea un sol naciente y, por lo mismo, tampoco parece tan raro mi propio primer nombre.

    Altan.

    Rojo amanecer.

    Ni el poder que ejercemos. Extenso, como los rayos solares, imposible de detener completamente.

    Pudimos quedarnos en Estados Unidos de sobra, mis padres podían haberse casado allí y yo habría nacido en América, pero el amor inmenso que papá le ha profesado siempre a mi madre, una mujer japonesa, pudo más que el amor a la tierra que le vio nacer.

    Aunque, sinceramente, América es un montón de mierda. Cualquiera hubiese querido huir de allí.

    Migró a Japón para no mantener a mi madre separada de su familia una vez que terminaron sus estudios.

    ¿Mamá? Una japonesa de nacimiento, pero no de rasgos, hija de migrantes también, europeos en su caso. No fue nunca una mujer muy alta, pero era esbelta, de cabello castaño que caía como un velo en torno a su rostro, decorado con ojos avellana, casi sus caderas.
    Terminó en América luego de haberse dejado el alma y la sangre para ser admitida en Juilliard, como violinista.

    Janet Fiore.

    No tengo la menor idea de cómo una mujer tan delicada y elegante terminó con mi padre, un absoluto inadaptado social sacado de entre los estudiantes de ciencias de la computación de Columbia.

    El imperio, aunque parecía que estaría en manos de la violinista, jamás nació desde ella. Ni siquiera cuando se hizo espacio entre los mejores de su campo ni cuando volvió a Japón y arrasó como solista.

    El poder que ella potenciaba con el vibrar de sus cuerdas era el de mi padre, que prácticamente desde que se volvió estudiante empezó a gestarlo.
    Una bestia silenciosa, un monstruo tecnológico, que luego rivalizaría con los gigantes occidentales de la comunicación.

    Káiser.

    Emperador.

    Era un nombre prepotente, pero he llegado a pensar que, en el fondo de sí, el amoroso padre que he conocido carga consigo una soberbia increíble. No habría logrado dar vida a su monstruo de no ser así, ni tampoco liderar grupos de personas posteriormente para permitirse una vida hogareña.

    Me tuvieron a sus veintiocho años, cuando ya Káiser había tomado fuerza. Querían tener un hijo más, pero se rindieron luego de que mamá tuviera dos pérdidas.
    Me sorprende que su carácter no cambiara nunca después de eso, porque actualmente he llegado a pensar en lo doloroso que debe ser perder un hijo que estás deseando.

    Mis recuerdos están plagados de música y piezas de tecnología, de las notas de mamá mezcladas con pantallas brillantes a las que conseguía acceso incluso cuando papá no quería que me cocinara la vista y el cerebro tan pronto.

    No es que me importara la bestia que mi padre había creado, mucho menos cuando ya prácticamente no estaba en sus manos, pero su área de conocimiento sí se las había arreglado para atraerme. Era tentadora, extraña; las pantallas habían dominado el mundo que conocía desde que tenía uso de razón y a través de ellas, las melodías de mamá se reproducían en cualquier lugar.

    Nunca pude replicarlas yo mismo, mis manos eran torpes y bruscas. Recuerdo que ella intentaba enseñarme, porque yo así lo quería, porque el sonido que brotaba de ella me parecía la cosa más maravillosa. Sin embargo, mi cerebro estaba codificado como el de papá. Era rígido, como una máquina.

    No había heredado la plasticidad de los músicos.

    Mi mente era cuadrada. Creo que no supe hasta mucho después que no era lo único que había heredado de papá.
    El carácter en general retraído, ciertamente introvertido y silencioso provenía de él. Es probable también que algo de la soberbia que lo había hecho crear un monstruo del conocimiento fuese tomada por mí con el pasar de los años, de mi maldita mente incapaz de adaptarse a otros, del orgullo sin sentido de ser hijo de dos genios, de entender el mundo desde un pedestal que nosotros mismos habíamos construido.

    Por otra parte, la chispa temperamental era de mi madre, de la artista y su sangre italiana; también lo era mi amor casi secreto por las artes.

    Era un asocial de mecha corta, en resumidas cuentas, problemático casi por gusto porque mi hogar fue siempre cálido. Mi carácter era como una silenciosa fuga de gas, a la que bastaba con acercarle un mechero para que estallara.

    Encontraba consuelo entre algo tan frío como la programación, las pantallas y las piezas de tecnología y también en el sentimentalismo de la música, como si pudiera moverme de un extremo al otro de la escala.

    Supongo que siempre fui un puto elitista también. Parecía incluso más exigente que la niña de los Akaisa, que más tarde descubriría que se movía en un mundo de sombras.

    Lo cierto es que quizás la escuela me resultara llanamente aburrida, sin gracia. Encontraba mayores desafíos mentales dentro de las pantallas, en tratar de descifrar lo que papá hacía, y en mis intentos fallidos de tocar un instrumento. Quizás por eso mi carácter pasó a ser más desafiante, como si no tuviese nada más que hacer.

    Creo recordar que les habían ofrecido a mis padres adelantarme de grado luego de una tediosa evaluación, pero no pareció hacerles mucha gracia enviarme con niños mayores y a mí tampoco me la hizo su decisión, que implicaba el tener que lidiar con asignaciones que no requerían esfuerzo mental alguno. Hacía poco, apenas para alcanzar el promedio, y retrocedía con evidente aburrimiento.

    A pesar de los ingresos de mi familia realmente nunca resalté en la multitud, porque no me interesaba y creo que era obvio. Casi nada me interesaba demasiado, debo admitir. Era un niño bastante apático.

    No hice amigos, o al menos no consideraba como tales a los niños problema con los que me juntaba. Eran un fastidio por razones completamente distintas a las mías, y de hecho la mayoría pecaban de estúpidos.

    Yo podía ir uno o dos años por delante y ellos perfectamente ir uno o dos por detrás.

    Tampoco había desafío mental.

    Conocí a Jezebel Vólkov siendo todavía un maldito crío. Era una chiquilla casi igual de retraída pero ni por asomo problemática.

    Creo que no hubo un momento en que su personalidad no correspondiera a su apariencia. Siempre fue delgada y de aspecto delicado, su voz incluso cuando maduró correspondió a esa imagen; su carácter era tímido, como el de un conejo, pero siempre parecía deseosa de ayudar a los demás.

    Vólkov.

    Era curioso que una niña como ella tuviera un apellido tan tosco, claramente ruso, y con un significado que contrastaba violentamente con su exterior.

    Lobo.

    Su primer nombre era hebreo, curiosamente, y a pesar de su procedencia, sí encajaba con ella.

    No exaltada.

    Sin embargo, quizás la figura del lobo no esté tan lejana de la persona que es realmente y en la que, aún más, podría convertirse. Jez podía ser una madre loba, siempre pendiente de sus cachorros, con una templanza increíble que le permitía sostenerse como un pilar incluso en un océano embravecido.

    Si se le forzaba, era probable que pudiese ser también la loba celosa de su manada, dispuesta a arrancarle un brazo de cuajo a cualquiera que osara ponerle una mano encima a su orgullo y al de sus compañeros, o cualquier cosa que considerara suya por haberle entregado su esfuerzo e inmenso amor.

    Pero incluso los pilares pueden fracturarse.

    Los lobos pueden contraer rabia o morir de un disparo en la sien.

    Fuese como fuese, desde el momento en que la conocí el único sentimiento que demostraba abiertamente era el amor o cualquier emoción emparentada o de valencia positiva.
    No conocía el enojo, la frustración o la tristeza, y si los conocía no los exteriorizó hasta entrada en la adolescencia, cuando el silencio nos consumía y allí su tristeza, callada pero devastadora, se abría paso. Por alguna razón, creo que encontró en mí la protección que no sabía pedirle a nadie más.

    Si lo pienso en retrospectiva es probable que nunca me hubiese acercado a una niña como ella o a una niña y punto. Me parecían ruidosas y casi incomprensibles, pero ciertamente el amor de Jezzie nunca pidió permiso para nada.

    Diez años tenía la primera vez que me atreví a golpear a alguien, diez años tenía la primera vez que me soltaron un golpe que me hizo sangrar. No fue nada grave, ciertamente, el labio se me había roto al chocar contra mis dientes al recibir el puñetazo que fue suficiente para replantearme mi decisión.

    Era un frustrado de mierda, no un retrasado mental.

    Tenía cerebro de sobra, pero también aburrimiento hasta para repartir, y meterme con un inútil mayor no fue de la mejor de mis ideas.

    Ahora me da vergüenza pensar que Jezzie vio todo el rollo hasta que se me fue de las manos, porque para cuando me di cuenta se había interpuesto entre el idiota que me llevaba dos años en fuerza pero no en cerebro puesto que estaba en la escuela elemental todavía, y lo había hecho irse.

    La serena loba protegiendo a su cachorro estúpido.

    Lo siguiente que recuerdo es que me entregó un pañuelo para limpiarme el rostro, tras ella había una mujer que tenía los mismos ojos dorados decorando su rostro. Cargaba una niña pequeña.

    La famosa nani y la adorada Anne de Jez.

    La mujer la dejó hacer como si estuviese absolutamente habituada a verla hacer cosas parecidas.
    Supongo que, a pesar del hecho de que acababa de estar peleando con un imbécil, no consideró que fuese realmente un peligro para su sobrina, era como si tuviera un puto sexto sentido, quizás otorgado por el hecho de que era madre también. Creo que debo agradecerle a Angelique Haumann por ese momento, por ese casi desliz.

    Posiblemente Jez, en su conmoción, me soltó algunas palabras en su idioma materno y lo cierto es que por entonces, recién llegada prácticamente a Japón, todavía no hablaba japonés con fluidez aunque realmente no es que hablara demasiado. No recuerdo qué dijo, el neerlandés es un idioma rarísimo, pero es muy probable que me llamara idiota y punto. Su tía la corrigió de inmediato.

    No me dijo nada más, creo, aparte de que me quedara con el pañuelo.

    Íbamos a la misma escuela, lo noté por el uniforme, pero no éramos compañeros de clase y de hecho pensé que era menor que yo, cuando realmente me sacaba siete meses. La vi alejarse y no le respondí nada.

    Papá pasó por mí apenas unos minutos más tarde y cuando me vio con el pañuelo ensangrentado realmente no se sorprendió. Me sonrió casi con condescendencia, como si más bien hubiese tardado en ganarme una hostia.

    —¿Aprendiste ya tu lección? —preguntó en inglés.

    —¿Sobre qué? —Pasé la lengua contra la herida y mi gesto se deformó. Dolía, ciertamente.

    Le había respondido en japonés, de hecho siempre lo hacía, incluso cuando ellos me hablaban en inglés o mamá a veces lo hacía en italiano.

    —Sobre ser un buscapleitos.

    Me encogí de hombros, sin separar la vista del frente.

    —¿Quién te ayudó, Al?

    —¿Ayudarme?

    —El pañuelo.

    Lo alcé en mi mano. Era un pañuelo de un tono apagado de rosa, de alguna fibra natural, posiblemente algodón, puesto que absorbía como tal.

    —No sé. Una chica albina me lo entregó, hablaba un idioma raro.

    —¿Albina dices? —Asentí lentamente con la cabeza—. Debe ser la sobrina de Haumann, fue contratado por Káiser hace poco y se mudó a Japón con su familia. Me dijeron que la ingresarían a esta escuela.

    —¿Y ella qué hace aquí si es su sobrina?

    —Son sus tutores legales. La chica perdió a sus padres hace un par de años, a falta de sus abuelos y otros familiares la custodia quedó en manos de la hermana del padre, Angelique.

    —¿Qué?

    —Lo que escuchas, Al. De hecho pensaron que mudarse era un buen cambio para todos.

    Guardé silencio y apreté el trozo de tela sucio. No podía imaginar lo que era perder un padre, ni siquiera había pensado en la posibilidad hasta ese momento y creo que sentí algo muy cercano al miedo.
    Tampoco quería imaginar lo que sentiría ella sin poder visitar la tumba de su familia.

    —¿De dónde vienen?

    —Países Bajos.

    De nuevo no respondí. Seguimos caminando y al llegar a casa recibí regaños no solo de mamá, sino incluso de la mujer japonesa que ayudaba con la limpieza y la cocina de casa. Me había visto crecer, era casi mi segunda madre, era normal que le hiciera segunda a mi madre biológica.
    No dije nada a ninguna de sus reprimendas, porque sabía que las merecía, aunque no significaba que me importara.

    Horas más tarde, después de la cena, mamá entró a mi habitación y me dio un pañuelo blanco impoluto. Lo extendió frente a mí con sus hábiles dedos de violinista, era como si sostuviera el pétalo de una flor.

    —Tu padre me dijo que el otro te lo dio la sobrina de uno de sus empleados. Deberías regresarle uno nuevo.

    Lo tomé como quien no quiere la cosa y lo dejé en el escritorio.

    —Ni siquiera sé a qué clase va.

    —Es una niña albina, Al, me sorprende que no la hayas notado antes.

    A mí no tanto. Poco me importaban los demás, incluso si Jez en ese entonces resaltaba como faro en la noche, yo no la iba a notar.

    Pedazo de imbécil.

    Al día siguiente me había olvidado del asunto, aunque me dolía el rostro. Apenas estaba saliendo de la clase para el receso cuando la susodicha se me abalanzó encima.

    —¿Estás bien? —preguntó señalándome el rostro. Su acento era marcado.

    Asentí con la cabeza, sin saber realmente cómo comportarme y continué andando. Ella me siguió los pasos.
    Recordé entonces la solicitud de mi madre y saqué el pañuelo nuevo de mi bolsillo, para luego extenderlo frente a ella.

    —¿Y eso? —clavó sus ojos dorados en él.

    Dios, qué densa.

    —Para reponer el tuyo —dije por fin y ella dio un respingo.

    Negó con la cabeza rápidamente e hizo mi mano a un lado con cuidado. Su piel era tibia.

    —Tómalo. Lo envía mi madre.

    Aquellas parecieron ser las palabras mágicas, porque al regresar mi mano hacia ella, lo tomó y guardó, aunque siempre con cierto recelo.

    —¿Cómo te llamas? —preguntó cuando ya habíamos llegado al patio.

    Había chicos correteando por todas partes y aun así ella dirigía su atención sólo a mí, incluso cuando amenazaban con arrollarnos.

    Suspiré con pesadez y la miré, su respuesta fue una simple sonrisa que por algún motivo me hizo arder el rostro. La detallé hasta ese momento, sus pestañas claras y su piel pálida, llevaba el cabello corto atado en dos colectas. Su flequillo, ni siquiera en ese entonces, era capaz de mantenerse ordenado. Algunas hebras simplemente apuntaban en cualquier dirección.

    —Sonnen.

    —¡Ah, tú papá es el jefe de tío Vic! —añadió con energía.

    —¿Y tú eres? —pregunté más por cortesía que por nada más.

    —Jezebel —respondió, pero se corrigió de inmediato—. Vólkov.

    La vi sentarse en un pequeño pretil, junto a la cancha donde jugaban a la pelota mayoría de niños. Supongo que me fui de cabeza así, sin darme cuenta siquiera, porque yo la seguí a ella y me senté a su lado.

    —Mis padres tampoco son de aquí —dije casi al aire—. Puedo llamarte Jezebel sin problema si te sientes mejor así.

    Era verdad y mentira a la vez. Es cierto que por mis padres aquello de usar el apellido parecía no importar, pero me había criado allí donde era Sonnen y punto, pero ella era un conejito perdido a pesar de que había intentado defenderme de un idiota al que yo había provocado.

    —Jez.

    —¿Cómo?

    La miré con el rabillo de ojo y vi que estaba jugando con el dobladillo de su falda.

    —Que puedes llamarme Jez. En casa, bueno, en Países Bajos, la gente me decía así casi siempre, era más fácil.

    —Altan. —Esa fue la primera vez que cedí a algo por ella y lo recuerdo con tal nitidez que parece mentira.

    —¿Ah?

    —Mi primer nombre. Puedes usarlo si quieres.

    Su rostro pareció iluminarse, pero se apagó en cuanto vio a un par de niños acercarse. Noté cómo se tensaba a mi lado.

    —¡Shiro-chan, Shiro-chan~! —canturreó uno a su alrededor—. Eres como un fantasma, ¿lo sabías?

    —¡Casi podemos ver a través de ti! —dijo el otro.

    Jez se hizo pequeña en su lugar y pude ver su rostro encenderse.
    Es posible que alguna otra chica se hubiese enojado, les hubiese gritado o soltado a llorar, pero ella no. Se limitó a callar, incómoda, y a mí por primera vez en la vida me hirvió la sangre por alguien que no era yo mismo. Porque incluso en mis más erráticas liberaciones de ira del resto de mi infancia y adolescencia, nunca me metí con niños callados y buenos, mucho menos con niñas cohibidas como Jez, que encima era nueva.

    Cuando me di cuenta me les había tirado encima, porque de por sí solo había que tocarme el cable equivocado para activarme, que era casi cualquiera.

    Fuga de gas.

    Algún profesor nos arrastró a la dirección. Me ardían los nudillos, pero no tenía mayor golpe, aunque la herida de la boca se me había abierto de nuevo y tuve que detener la sangre con la manga del uniforme, a falta del pañuelo de Jez.

    —Sonnen, es la segunda vez en la semana. —La directora era una mujer madura, delgada y de aspecto estricto, su cabello oscuro estaba entretejido de hebras plateadas—. No te habías comportado así antes.

    —Ya.

    —¿Harás que hablemos con tus padres?

    —¿Por qué solo yo? —pregunté casi como reproche.

    —A ti te vieron iniciarlo.

    —Estaban molestando a Vólkov.

    —¿La chica nueva?

    —Sí.

    Había que ver la habilidad que tenía para mantenerme sereno con los adultos, incluso a esa edad, aunque acababa de intentar aflojarle los dientes a alguien.

    La vi pensarlo, porque era problemático, pero eso no significaba que fuese mentiroso.
    De hecho nunca mentí, siempre admití cuando había iniciado yo los problemas y cuando me merecía el castigo.

    —Vete, Sonnen. Hablaré con los otros.

    No dije nada más, me retiré.
    No se lo pregunté a Jez, pero desde ese día no vi a nadie más molestarla o dejaron de hacerlo con la misma frecuencia. Ella empezó a pasar el receso conmigo, lo que significó que me alejé de los inútiles niños problema. Vi cómo su manejo del japonés mejoraba cada día y gradualmente su acento se volvía menos pronunciado.

    Al pasar a la escuela media coincidimos nuevamente y esta vez compartimos clase. Por entonces ya consideraba a Jez mi única amiga.

    Seguía haciendo lo mínimo y aunque no me juntaba con los problemáticos, continuaba teniendo encontronazos con ellos y a veces con profesores.

    Sabía que a ella no le gustaba a pesar de que no me lo decía directamente, se limitaba a limpiarme los golpes o a levantarme del suelo, y buscaba refugio en mí cuando alguien se atrevía a burlarse de ella.

    Se dejó el cabello largo, como una cascada de nieve, pero siempre mantuvo una parte de sus coletas y el eterno flequillo revuelto.

    Creo que noté que estábamos dejando de ser niños una tarde después de una de tantas peleas, en el patio de la escuela luego de clases.
    Ella me extendió su mano para ayudarme a levantarme, la calidez de su piel casi me provocó escalofríos.

    Teníamos trece años, supongo, al menos ella ya los tenía y yo ya era más alto.

    Sus ojos dorados encontraron los míos y me di cuenta de que sus facciones estaban perdiendo los rasgos aniñados, hasta parecer más los de una muchacha y Dios, era tan linda. Tan desgraciadamente linda que casi me dolía.

    Nunca había pensado que una chica era linda hasta ese momento.

    Me retiró el cabello del rostro con mimo y me dedicó una de sus sonrisas pacientes.

    —Cariño. —Fue la primera vez que me llamó así. Debí parecer un niño regañado, pero no me molestó—. Tan siquiera deja que pase una semana entre cada riña.

    —Lo siento. —También fue la primera vez que tuve la decencia de disculparme y quizás le pedía perdón a ella por soportar toda aquella vorágine de energía sin dirección.

    Jez tomó mi brazo y empezó a avanzar, como si le diera lo mismo. Su brazo delgado, su figura pequeña junto a la mía, las primeras curvas de su cuerpo y, quizás, el primer dejo de frustración que no pudo disimular.

    El color me subió al rostro.

    Se coló en su voz, pude oírlo, y es terrible que me haya sentido atraída por ella en ese preciso momento en que me resultó más humana que nunca.

    Era cálida, generosa y paciente, pero podía sentir algo más también. Podía frustrarse o enojarse, sentir miedo y buscar refugio. Era una densa y a la vez era un misterio.

    Podía amarme.

    El pensamiento me rayó la mente con fuerza y supe en ese instante que, aunque así fuera, nunca iba a quererme de la manera en que yo la estaba queriendo a ella.
    Jez, mi Jezzie, era la primera chica que amaba y ella me quería, por supuesto, pero no era más que su amigo, nunca sería nada más.
     
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    Kaisa Morinachi

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    Me da mucha risa, porque me llegue a sentir identificada con esto un poco. Osea, Mori en clases tuvo que aprender a controlar su impulso de cuestionar la metodología de trabajo de los profes, no se si sea totalmente parecido, pero si hay como una pequeña empatía.


    Ehem, gritaría fangirlmente, pero es que... No, hay que mantener la compostura y no poder decirte que amé el personaje apenas conociendolo (?)

    No porque sea de mi agrado especificamente, si no más bien que su personalidad es interesante, siempre es curioso ver personajes que parezcan humanos.

    Me da mucha gracia, porque a pesar de que este tipo de de la alta... ¿nobleza? Que sé yo, tienen plata, igual llegué a sentirme identificada con algunas de sus formas de ver el mundo o acciones. Tipo, eso de buscar pleito porque tu vida es de rosas, o cosas por el estilo. Es muy curioso XD

    Y como que tiene un toque de soberbia este tipo que me chirrea, pero es que no se si sea soberbia en sí o sea otra cosa. Tal vez si es soberbia, pero una soberbia justificada. Eso de "Yo tengo más cerebro que esos que tienen más musculo" es algo que si me ha pasado por la cabeza XD Osea, me sentí identificada con eso. Es un sentimiento que no me agrada tener, pero creo que yo lidio con él de manera diferente a lo que lo lidea este personaje.

    Ya, que yo me rio de lo sorprendida que me dejas (?)

    No tengo mucho más que decir. Como predije: se me hizo ameno. 4000 mil palabras me las sampé de una y no tuve muchas necesidades deparar más allá de mi distracción normal XD Lo menciono, porque siempre encuentro positivo saber mantener la atención del lector en tu lectura, más a mi que me cuesta hasta re leer mis propios escritos XD

    Nada más que agregar aparte de que esperó gustosa la actualización de esto (?)
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Juraría que llevaba mucho más sin comentar esto, pero sólo fueron dos días xd Oh well, de cualquier forma no me gusta dejar sin comentar algo que leí por mucho tiempo, así que ahora que por fin acabé con la horrible maratón de trabajos, here i am. Igual y me disculpo por adelantado si no queda muy bonito, desde ayer me siento jodidamente agotada y no sé qué verga me pasa, me habré agarrado coronavirus (??

    Ya, ya terminé de quejarme xd Al fic, oh sí.

    First of all, ME SACASTE EL ACÚSTICO. HOW COULD YOU. Igual a quién engaño, las dos versiones son geniales y la original de The Jester no es particularmente intensa, so también calza bien. Con respecto a las lyrics de la canción, soy super weak si las pienso desde la perspectiva de Altan; en especial la parte que dejaste escrita, que supongo que sí, si la dejaste ahí es porque le calza bien al niño (?) Poor emo bby, he just needs LOVE *patea la mesa*

    Estoy bastante segura que en todos los background de niños ricos que nos montamos (Kat, Bleke y ahora Altan), consideran a sus familias precisamente eso: malahierba, devoradores, virus. Y es algo que, a su vez, no pueden evitar reconocer en sí mismos; quizá de rebote, como el culatazo de un arma, o plenamente como una copia más, un ejemplar prototípico de quienes los antecedieron. Kat reaccionó a eso y lo utilizó para rebelarse, Bleke lo encontró adentro suyo y decidió aceptarlo, amoldarse a él, posiblemente por cuánto le aterraría la idea de redefinirse lejos de lo que siempre conoció. En cuanto a Altan, well, aún faltan dos partes y diría que no queda claro qué planea hacer con eso, más allá de que reconozca sin problemas la soberbia y el elitismo que se carga dentro. Esas son más bien características que ve en su padre, diría, no en la big picture.

    Adoro esta analogía, i swear. Le calza super bien al niño y es que realmente lo veo de esas personas que pueden estar super tranquilas, en el molde, y de la nada misma darte vuelta la cara de una trompada xd

    Debería ser un grano en el culo lo jodidamente soberbio que es, pero el hecho de que reconozca serlo y no viva en eterno conflicto con ese lado suyo, que lo acepte como lo que es y ya, le da un aire distinto, diría. He's a bitch and he knows it, period.

    Que, i mean, no digo que su develop no debería ir un poco por ese lado, pero bueno xd yo me entiendo. Quizá la soberbia se balancea con su carácter apático y taciturno, y como queda disimulada es bastante llevadero de leer and stuff. Y es que es un ego legítimo, de esos que no necesitan reforzarse constantemente rebajando a los demás para mantenerse en pie xd He's legally a bitch.

    Ya te lo había mencionado por whats, pero esta es una de mis partes favoritas del capi. Realmente jamás se me habría puesto comparar a Jez con un lobo, pero la forma en que aquí lo planteas (y Altan lo ve) tiene mucho sentido. Puede que no sea el macho alfa, pero sí tiene el espíritu de una loba madre, de una leona, dispuesta a lo que sea por sus cachorros.

    *lo enmarca* Te juro que leer esto cambió automáticamente el tono de voz con el que venía leyendo el fic. U know, la voz de Altan. Y, gurl, se tornó jodidamente soft *dies*

    JAJAJA THIS BITCH

    Perdóname la nerd shit colándose en el comentario, pero justo me pasé el finde haciendo un trabajo sobre funciones ejecutivas y realmente me gustaría medir las de Altan (? No parecen estar funcionando muy bien (??

    Igual, en serio me puse a pensar en su comportamiento xd No diría que le falla la autoregulación conductual porque el cabrón sabe bien con quiénes tiene que comportarse sí o sí, pero que tenga la mecha tan corta con sus pares... well, si fuese a tirar algo, diría que puede estar descargando frustraciones y ya. Ahora, ¿frustraciones de qué? That i dont know, es un mISTERIO.

    Im soft.

    Im so fuckin soft.

    Y este *lo encuadra encima de lo otro* es mi momento favorito del capi. No tanto porque Altan descubre l'amour, sino por cómo lo hace. Ciertamente se lee extraño que haya reconocido su amor al presenciar su frustración, pero tiene mucho, mucho sentido. Como pones en el fic, es cuando Jez luce más humana que nunca. And, gurl, me encanta el razonamiento que hace, aunque se oiga extraño. Más allá de cuán adorable es Jezebel, de su infinito amor y paciencia, si realmente no muestra otra cosa se convierte más en una muñeca que en una chica. Y los muñecos no pueden amar.

    Eso aparte, perdóname Altan bb que lo traiga a colación(?), pero algo similar le ocurre a Joey. Y creo que es el principal problema de Jez, la esencia casi inhumana que transmite y cómo los demás la tratan en respuesta. Diría que una parte de Joey realmente creyó que podría tontear y ligársela sin rumbo fijo porque Jez no demostraba nada que le enviara señales de frustración, o tristeza, o enojo. Y cuando se inunda, cuando no da más y estalla, la verdad le da vuelta la cara de una cachetada (a Joey, i mean) and well, ya sabemos lo que pasa después.

    Ohboy, creo que Altan vomita si llegan a siquiera sugerir que comparte alguna similitud con Joey (?

    Bueno, siento que está super feo y como dije en un principio, me disculpo. Seguiré esperando las otras dos partes del tocho más bíblico del tarot, pero no por eso menos worth, cuz im already lovin it y ya sabes hasta el puto hartazgo que Altan me gusta como todas tus demás niñas: un huevo.

    See ya <3
     
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  4.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    The Magician [Gakkou Roleplay | Altan & Jez | Altan & Shiori]
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    Drama
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    Primero, AAAAAAAAAAAAAAA gracias por comentar a las dos. De verdad me alegra que les gustara este delirio (?) aunque bueno, todo lo que suelto siempre son delirios aosdkas. Pero sobre todo bueno, gracias por aventarse a leer este maldito three-shot.
    Las quiero a ambas uwu

    Perdonen pero me puede el fangirleo y aunque lo iba a publicar mañana, pues lo suelto hoy aksdbaksd.

    Creo que bueno, no hay mayor cosa que decir, así que suelto la bomba (?)





    Heavy lungs let you breathe,
    in and out, like a part lucid dream.
    Blurry lines decorate all you see
    through a foggy lens.
    Lump throat, gotta go.
    You gotta find peace in this broken home.
    Salivate gums, and a runny nose.
    The body tense and cold
    and it falls
    like rain.



    [​IMG]





    II





    Aquella noche, después del pensamiento de la tarde, hablé con mi padre. Ya conocía a Jez porque había ido a casa varias veces y creo que supo mucho antes que yo lo que pasaba realmente o en algún momento intuyó que pasaría.

    —Papá. —Lo llamé. Estábamos viendo la televisión sin prestarle atención, era alguna película de acción gringa genérica, quedó haciendo ruido de fondo.

    —Dime, Al.

    —Creo que ya lo entendí.

    —¿El qué precisamente?

    —Que me gusta Jez —solté sin tapujos. Ni siquiera volteé a mirarlo, pero no porque me sintiera cohibido, simplemente había aprendido a ser así de directo con mis padres.

    Lo escuché soltar una risa y me dio un golpe suave en el hombro, con la palma abierta. Me zarandeó apenas.

    —Tardaste lo tuyo en darte cuenta, ¿no crees?

    —Más o menos. Sabes que no soy bueno con la gente. —Suspiré con pesadez—. De todas formas, no importa, ella no me ve igual.

    —Y eso, ¿vas a rendirte tan fácil?

    —¿Qué se supone que haga si no?

    —A veces las chicas cambian de opinión con el tiempo.

    —Jez no —murmuré y subí las piernas al sofá—. Es jodidamente terca.

    Volvió a reír y se levantó.

    —Quizás, pero solo tienen trece años. Al, muchas cosas pueden cambiar. —Seguí su silueta al dirigirse a la cocina. Era un hombre alto, de complexión media, pero a veces me parecía tan delgado. Nunca supe por qué, era como si algunos días me pareciera más frágil que otros, a pesar de que era el creador de una bestia—. Voy por un bocadillo, ¿quieres algo?

    —No, gracias. —Se detuvo un momento.

    —Incluso si no te quisiera de la misma forma, sabes la suerte que tienes de haber topado con una muchachita así, ¿cierto? —Fruncí el ceño ligeramente, con la vista clavada en su espalda—. No la dejes solo porque no corresponda a tu sentimiento.

    —¿Dejarla? —La voz me salió ahogada—. ¿Pero acaso te piensas que soy idiota?

    Esta vez soltó una carcajada que hizo eco en las paredes mientras retomaba el camino.

    —Claro que no, Al. Eres hijo de Janet Fiore y un Sonnen, jamás podrías ser idiota, pero eres un niño todavía, aunque tengas el cerebro de un adolescente cercano a la adultez. Algunas cosas se aprenden un poco a los golpes y solo quería asegurarme de evitarte ese, aunque parecieras buscarte los golpes por puro amor al arte.

    Creo que papá ya lo sabía entonces, la decisión que tomaría apenas dos años más tarde y sería una contradicción a sus palabras. O bueno, mi mente lo entendía así.

    Al pasar al instituto, me enviaron a otra academia. No importó cuánto implorara o rogara porque me enviaran a la que me correspondía, donde iba a estar ella. No importó que azotara las puertas o le gritara a papá, cuando nunca antes les había alzado la voz a mis progenitores.
    No importó nada, porque el papeleo estaba hecho ya y el dinero invertido. Poco importaba el maldito instituto al que fuese o el prestigio que tuviera, eso no iba a cambiar las cosas, mucho menos si tenía en la cabeza el hecho de no estar con Jez.

    No usaba el cerebro por terco de mierda, porque quería que las cosas fueran difíciles y nunca encontraba ese reto en el entorno académico.

    Y en esa casa todos éramos unos cabeza dura. No iban a ceder solo porque eso.

    Creo que nunca les había hecho a mis padres semejante escena y mamá, que no era ninguna tonta, se vio en la obligación de recurrir a la carta de emergencia para, al menos, sosegar mi ánimo.
    Estaba trasteando las piezas de algún móvil viejo, con un humor de perros, cuando escuché su voz al otro lado de la puerta.

    —¿Al? —Era casi un murmuro, pero solo escuchar mi nombre salir de sus labios me calmaba el corazón—. ¿Cariño, puedo pasar?

    —¿Mamá te llamó? —pregunté antes de responder.

    —Sí, ¿no te m-

    —Pasa, Jezzie.

    Abrió la puerta de mi habitación con un cuidado exagerado, como si no hubiese estado allí antes y entró con pasos amortiguados por la alfombra que usaba en la entrada.

    >>¿Te lo dijeron, ya sabes, por qué te llamaron?

    Giré la silla y la miré. Sus ojos no vacilaron en sostener los míos, me vi reflejado en ellos, como si fuesen un espejo cubierto de resina amarillenta o un par de esferas que enfocaban el mundo como un lente de ojo de pez.

    Caminó para sentarse en el borde de la cama y, con su infinita paciencia, me indicó que me sentara su lado, cosa que obviamente hice.

    —Me lo dijeron, sí. —Envolvió mi mano entre las suyas, tan pequeñas y delicadas—. Está bien, cariño. Estaré bien.

    —Ya, pero hemos estado juntos mucho tiempo. —No fui capaz de buscar su mirada de nuevo, pero ella apretó mi mano—. Ir a la escuela volverá a ser igual de aburrido que antes.

    —¿Eso quiere decir que volverás a buscar pelea varias veces a la semana? —Me encogí de hombros al escucharla—. Deja de comportarte como un bebé, Al.

    Me reprendió sin siquiera tener que alzar la voz y tragué grueso. ¿Comportarme como un bebé? Quizás, pero era porque sólo quería estar con ella, poder vigilarla, cuidarla y seguir viéndola con la misma frecuencia.
    Dejé caer la cabeza sobre su hombro y noté cómo mi cabello negro se mezclaba con su cascada nívea.

    —Solo quería seguir contigo, eso era todo.

    —Estarás bien sin mí. —Sentí sus dedos delgados acariciarme la cabeza con mimo—. Promete que no harás mucho alboroto y que nos veremos cada tarde o el fin de semana.

    —Lo del alboroto está difícil, Jezzie.

    —Promételo, anda.

    —Está bien —respondí por fin y ella me rodeó con sus brazos.

    Era tan suave y cálida. Sus brazos siempre habían sido reconfortantes.
    Su presencia me había calmado, sí, pero también me estaba recordando que ya no sería mi compañera de escuela. Que no la vería cada mañana, ni la vería en su primer día de instituto ni podría cuidarla de algún tonto que se aprovechara de su buen corazón.

    No había nada que pudiese hacer.

    Fui yo quien la envolvió entonces, apretándola con fuerza contra mi cuerpo y dejé salir un suspiro que me sacudió el pecho. Sus manos, delicadas, acariciaron mi espalda.
    Olía a perfume, era dulce pero no empalagoso, justo como ella.

    Vaya problema. Le había hecho una promesa.

    Dudo mucho que Jez haya sido consciente en algún momento del poder que su presencia tenía sobre mí o de lo mucho que su infinito amor o sus palabras podían lograr.
    Es cierto que desde aquella vez a los trece cuando me di cuenta que la quería había reducido significativamente mis peleas, pero después de aquella desgraciada promesa las reduje casi a cero.

    Quizás mis padres creyeran que por fin había podido centrarme y comportarme de acuerdo a la edad de mi cabeza, pero era solo por Jez.

    Incluso cuando me aburría y deseaba armar la bronca, que era casi a diario, me contenía. Dejé de ser desafiante, al menos tanto, porque cuando abría la boca era solo para jugármelas de cabronazo, pero nunca aprendí o quise aprender a usar el uniforme correctamente.
    Me volví callado, ensimismado y aún más observador que antes.

    Jez empezó a quedarse en la escuela después de clases, en el club de lectura, por lo que algunas tardes dejamos de vernos. No me molestaba, de hecho me gustaba que se hubiese animado por fin a acercarse a lo que tanto le gustaba: leer. Consumía los libros como el fuego a una hebra de cabello.
    Mismo motivo por el que eran el regalo que casi siempre le hacía en su cumpleaños o en Navidad.

    La quería, pero no era un demente que pensaba acapararla al punto de separarla de las cosas que la volvían quien era, era solo el egoísta que deseaba ir con ella al instituto y no lo había logrado.

    En el fondo era un niño mimado.

    Un bebé.

    Fue una tarde de esas, que luego podría verse como un día afortunado o uno completamente desgraciado, que volví a topar con Kurosawa.
    Había estado en las mismas instituciones que yo, un año por debajo; la escuela elemental, la escuela media y quién sabe a cuál academia iría. Pero además, vivía en la misma calle que yo, porque esa casa era herencia familiar, aparentemente había pasado de Kurosawa a Kurosawa por generaciones y sólo se remodelaba cada tanto.

    Tampoco es que hubiese reparado en ella demasiado, pero a veces me hablaba o intentaba acercarse, como si de nacimiento trajera consigo una energía maternal que buscaba cuidar de otros.
    Me recordaba a Jez, pero era mucho más directa en su actuar, insistente casi. Como todos, sabía lo de su hermano, y esa tarde noté una chispa distinta en sus ojos de atardecer. Dos años después de la muerte de Kaoru Kurosawa, dos años en que casi no había sabido de ella.

    Estaba cercano a cumplir quince cuando el canto del ave lira me atrajo. Supongo que apenas estaría probando sus habilidades, un pobre tonto a quien salvar, pero yo no necesitaba salvación alguna, al menos no suya.
    Aunque lo cierto es que Kurosawa era una maldita rara, todas las personas con quienes se relacionara debían tenerlo claro.

    Hay cosas que son inevitables, supongo.

    Quizás en lugar de intentar salvarme solo se hundió conmigo. Aún ahora no lo tengo muy claro, porque a pesar de conocernos desde que éramos unos críos, realmente nunca pude llegar a decir que fuéramos amigos en todas las de la ley, quizás hasta mucho después.
    Es probable que solo buscáramos llenar nuestros vacíos y nuestros fragmentos encajaran perfectamente, tal vez fuese que nunca la dejé entrar.
    Quizás solo fue su habilidad para domar bestias y mi ira contenida por la promesa a Jez la que nos atrajo como dos polos imantados, sin mayor explicación.

    A veces me pregunto si ha sido siempre su costumbre lanzarse al vacío con tal de intentar sacar a otros de él, mientras continúa su vida como si no pasara nada, pero no dudo que fue la primera vez en que se quedó allí, al fondo de la trinchera en lugar de salir a la superficie cargando a alguien más.

    Pasé a la tienda de sus padres para comprar algunas cosas, ni siquiera recuerdo qué, y quien estaba atendiendo la caja era ella, con el cabello atado en una coleta alta y la mecha azul, recién teñida, resaltando como un relámpago azul entre su cabello oscuro.

    —Buenas tardes, senpai. —Su voz suave fue lo que atrajo mi atención mientras empezaba sumar los precios de las cosas, realmente no había reparado en ella.

    —Kurosawa. —Ese fue todo mi saludo, bastante seco si soy honesto.

    —Pensé que irías al instituto con Vólkov, pero veo que llevan diferentes uniformes.

    Hubiera sido menos doloroso que me pateara los cojones, a decir verdad.

    —Sí. —La vi hacer su labor porque realmente no sabía en qué más enfocar mi atención, sus manos delgadas se movían con fluidez—. ¿A ti a dónde te enviarán el próximo año?

    No era que me importara, pero gracias a Jez había aprendido tan siquiera a ser más suave con las chicas que no eran buscapleitos como yo, aunque no es que las entendiera todavía. Lo mínimo que le debía a Kurosawa era algo de educación y un mínimo de interés, aunque fuese fingido. Además, era claro que no era estúpida como una buena parte de las muchachas de nuestra edad, supongo que por eso la toleraba.

    Mi mente rígida estaba años por delante, lo suficiente para darme cuenta de que la inteligencia emocional de Kurosawa la mayoría del tiempo superaba la de los demás. Regulaba sus emociones en función de las de los otros, sin dejar de ser cálida, pero lo cierto es que ella en sí misma no parecía tener emoción alguna que fuera, bueno, propia.

    Como un CPU.

    —Vólkov será mi senpai. —Empezó a guardar las compras en una bolsa, no alzó la vista hacia mí—. Decidieron enviarme a la misma academia que Kaoru.

    Otra patada en los huevos, de hecho fue doble por alguna razón. Sentí que la estaban haciendo seguir la sombra de su hermano fallecido y, además de incorrecto, me parecía casi tétrico.
    Poco sabía yo de eso, porque era ella quien estaba siguiendo los pasos de su hermano por voluntad propia.

    No supe realmente qué responder, tomé la bolsa y caminé hacia la salida. La escuché llamarme, haciendo que detuviera mis pasos.

    —Espero verte el próximo año, senpai. —No volteé a mirarla pero sabía que debía estar sonriendo—. Ya sabes, cuando vayas a esperar a Shiro-chan.

    En otras circunstancias me hubiese molestado que la llamara así, pero escuchar el apodo salir de los labios de Shiori no era igual que cuando lo usaban los idiotas que buscaban molestarla.
    En realidad era hasta cálido, como si fuera el apodo que una madre utiliza con su hija, aunque fuese raro que se dirigiera a su mayor con ese sufijo.

    Se me escapó una risa ronca. Aparte de Jez, Shiori se transformó en la única persona, fuera de mi núcleo familiar, que podía hacerme reír sin ningún rastro de burla o sarcasmo.

    —Nos vemos, Kuro-chan.

    Durante lo que quedaba de ese año la vi en la tienda varias veces a la semana, a veces solo la saludaba con la mano desde afuera, otras pocas entraba a comprar algo. Otras tantas la vi en el parque, parecía gustarle ese lugar.

    Imbécil. Bastaba un paso en falso para acabar atrapado en la extraña sinfonía de su corazón.

    Una de las últimas tardes de otoño prácticamente choqué con ella mientras entraba a la tienda e iba de salida. Supongo que debí saberlo por alguna señal de su cuerpo o lo que fuese, pero ciertamente Shiori nunca fue una persona sencilla de leer.
    No es que fuese mentirosa, pero era considerablemente más cautelosa con sus emociones que mucha gente.

    —¡Senpai! —soltó mientras retrocedía un par de pasos—. Perdona, iba distraída.

    Encogí los hombros, restándole importancia y entré, tampoco tengo la mejor idea de qué compré esa tarde. ¿Alguna bolsa de frituras para papá, una botella de agua? Ni la menor idea. Borraba esos detalles de mi memoria.

    En la caja estaba su padre, con los mismos ojos naranja ocultos tras las gafas y una sonrisa cálida. No me preguntó nada ni me saludó de forma distinta a pesar de que claramente conocía a su hija.
    Supongo que debí notarlo entonces, las libertades que tenía Shiori existían porque, luego de sacar a sus padres del más profundo pozo, los tenía controlados entre sus delgados dedos.

    Catorce años tenía y ya poseía el poder que todo adolescente deseaba.

    Pagué y cuando salí noté que ella me había esperado fuera.

    —¿No quieres caminar por ahí un rato? —preguntó mientras separaba la espalda de la pared y echó a andar.

    No respondí, me limité a seguir sus pasos.
    La brisa agitaba su cabello oscuro y la falda del uniforme, dándoles un aspecto casi vaporoso. Llevaba el maletín y una bolsa con lo que me parecieron unas latas de alguna bebida.

    Caminamos unos metros antes de que sacara una de las latas para extenderla hacia mí. La tomé casi por reflejo y hasta después revisé qué era, café… ¿Con caramelo?

    No sonaba mal y al probarlo lo comprobé.

    —¿Qué tal el primer año de instituto? —preguntó mientras abría su propia bebida.

    —Aburrido como todos los anteriores.

    —No te he visto golpeado esta vez.

    Su comentario me arrancó una risa sin gracia. Tardé un rato en responder.

    —Le hice una promesa a Jez cuando nos separaron.

    Ahora fue ella quien rio con suavidad, como si no la sorprendiera en absoluto.

    —¿Se lo has dicho siquiera?

    No tenía que preguntar de qué hablaba cuando era obvio. Le di un trago largo al café para luego negar con la cabeza.

    —¿Qué caso tiene? No es que algo vaya a cambiar si se lo digo.

    —No se trata de cambiar algo, senpai.

    —Creo que no entiendes, Kuro.

    —Explícame entonces. —Enlazó su brazo al mío, como si fuera la cosa más normal del mundo y no la hice un lado.

    Quizás debí.

    Tomó la lata vacía de mi mano, la regresó a la bolsa e hizo lo mismo con la suya.

    —Jez es sorprendentemente densa, no es que sea tonta, es solo que… No lee los sentimientos ajenos con facilidad. —Me llevé la mano libre al bolsillo—. Tiene ese maldito instinto tuyo de velar por los demás, si se lo digo no va a corresponderme, solo se preocupará por mí y punto, no cambiará la forma en que me ve.

    —¿Y cómo estás tan seguro?

    A lo mejor sí era tonta.

    O tal vez se le escapaba porque ella no había tratado con Jez directamente casi nunca, no la conocía, y era normal. Su eterna necesidad de dar en vez de recibir las hubiera hecho colisionar.

    —El amor se nota en los ojos, Kuro. Hay muchas cosas en los ojos dorados de Jezzie, pero no ese amor.

    Era el amor que había visto en los ojos de mis padres al mirarse el uno al otro desde que tenía uso de razón.
    Cuando descubría a papá escuchando a mamá tocar el violín en el patio, o cuando la veía a ella asomarse por encima de su hombro mientras trabajaba en casa. Incluso esas veces en que preparaban la comida favorita del otro, a pesar de que la criada podía hacerlo.

    Ella detuvo sus pasos de repente y cuando me di cuenta se había colocado frente a mí. Sus ojos de atardecer, extrañamente oscuros, se posaron en los míos.

    —¿En los ojos dices?

    El doble sentido en su pregunta era claro, pero yo no supe reaccionar él ni a su mirada.
    Asentí apenas, incapaz de hacer otra cosa.

    No había amor en sus ojos.

    Fueron milésimas de segundo las que le tomó colocarse de puntillas, apenas los centímetros que le hacían falta, y alcanzar mis labios. Su tacto fue apenas un roce.
    Era suave y cálido, a pesar de que no había nada detrás de su gesto.

    Ahora es ridículo pensar que los primeros labios que conocí fueron los de una chica que no era siquiera mi amiga, por la que no sentía nada, y que son los únicos que conozco. Es decir, me atraía, pero por razones completamente superficiales.

    Tal vez todos los hombres, al final del día, pensábamos con las pelotas.

    Quizás el calor, aunque ficticio, de los labios de Shiori tuvo el poder de silenciar el mundo. De las personas a nuestro alrededor, caminando por las aceras, de los autos, del trinar de las aves y también de mi mente, separada de la chica a la que amaba profundamente.
    Fue el silencio que hallé en su boca el que me hizo tomar su rostro con ambas manos para volver a unir nuestros alientos con torpeza.

    No era Jez, pero importaba una mierda.

    Su melena oscura me hizo cosquillas en los dedos.

    Lo cierto es que nunca sentí amor por ella y ella nunca lo sintió por mí. Nunca nos miramos de la forma en que yo miraba a Jez, pero si algo sentí por Shiori durante los meses en que estuvimos enredados fue deseo.
    Cargaba consigo una llama que tenía el poder de reconfortar las mentes perdidas, casi fragmentadas, pero creo que no sabía que también guardaba en su interior una chispa que podía causar la ignición de la pólvora que guardaban otros dentro de sí. Quería creer que no lo sabía, pero lo cierto es que Kurosawa siempre tenía todo cuidadosamente planeado, incluso algo tan inconsciente como el liberar esa chispa.
     
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    Gigi Blanche

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    Yup, confirmo. Hay salsa *trae el spaghetti*

    Bueno, a ver, ¿todos estamos de acuerdo en que los viejos de Altan son los verdaderos villanos de esta historia? Separarme al niño del amor de su laifu, vamos, ¿qué clase de padre de manga shojo se creen que son? Muy mal, muy mal *los reprueba*

    Yo es que no sé qué tuvo en la cabeza Jez para dejar pasar a este partido, pero bueno (???) Creo que en cierto punto tengo que agradecerlo *wink wink*

    Now, llevo un bUEN con una teoría loca y no quería adelantarme a nada antes de leer Las desventuras de Altan, pero los dos capis que hay hasta ahora me lo fueron confirmando más y más. Aaaaah, ¿que qué teoría loca? Eso lo descubrirán más adelante (?

    ADELANTE, CITAS

    Alv, este niño debe ser el primer personaje del rol que tiene de hecho una relación mínimamente saludable con sus padres y es kinda refreshing de leer, tbh. Y me incluyo ahí, porque fui incapaz de hacerle la vida fácil en casa a UN SOLO NIÑO. UNO. SOLO. El diablo se llevará mi alma, ya se la vendí hace mucho.

    Pero bueno, toda la conversación de Altan con su papá fue super nice de leer. Lástima que sEA EL ANTAGONISTA DISFRAZADO DE CORDERO.

    Esto lo recordé de inmediato de un sneak peek and ohgod, my heart and MY THEORY.

    Jsjs

    Altan se convirtió en nuestro animal spirit cuando nos la pasamos pateando mesas y sillas, y nadie me convencerá de lo contrario (?) Sólo hay que ver la forma en que le afectó esto para darse cuenta de a) cuánto la quiere a Jez y b) cuánto le falta madurar aún, aunque se crea el puto rey de la colina xd Aw, my sweet summer child *le hace pat pat aunque vaya a escupirle por tocarlo*

    And so, no se ahonda en las relaciones de papi y mami para enviarlo a ese instituto, pero seguramente haya tenido que ver con sU FUTURO or something y tbh no me parece nada descabellado que todo lo de Altan haya sido a sus ojos una rabieta de crío, and hence kinda me alegra que se hayan mantenido firmes en su decisión. Además, pls *sips vodka* el drama

    "Ni podría cuidarla de algún tonto que se aprovechara de su buen corazón" jsjs Joey says hi

    pero es que ahora yo me pinches pregunto qué vergas tiene el pendejo de Joey para que la haya puesto en tomato mood desde la primera primerísima vez que se vieron *patea la silla* I swear, sigo pensando cuáles son las diferencias más destacables entre los PARTIDOS a ojos de Jez and, idk, imagino que puede haber sido sencillamente la personalidad de Joey y cuán directo es. Aunque también me digan que eL AMOR NO ATIENDE A RAZONES me vale verga, siempre hay alguna razón *patea la silla again*

    Por qué estoy kinda en rage mode en este comentario? Nidea wey, nidea. Mejor me tomo un tecito.

    UPUPUPU, U HEAR THAT? OH YAS

    *whispers* my theory

    *le hace pat pat again, aunque otra vez vaya a escupirle* I feel u, pretty sad lil boy. I really feel u

    Yo es que, verga, como para que el niño no acabe siendo un emo amargado echándose depressive naps en el pasillo. Y sólo lo acepta, sin alejarse de ella, ni desarrollarle rencor, ni tener ese impulso horrible de echarle cosas en cara a la otra persona. No espera nada concreto, no espera más de lo que le dan. Y weno ahora sí ya me dejo de ser una bitch y suelto la pasta sobre la tEORÍA, que por cierto le hice tantos bombos y platillos que ahora no estará a la altura de las expectativas (?) And so, hace tiempo ya llevo pensando "chinga, Altan ama un huevo a Jez". Y no es solo amarla y ya, es también... la calidad de ese sentimiento. Porque más allá de que se ponga como un perro posesivo frente a Joey (que, en definitivas cuentas, hasta te diría que es kiiinda normal. Like, imagina si tu amiga que es mitad ángel mitad conejito de repente es acechada por un pinche fuckboy, yo creo que me le lanzo a la yugular idk), en todo lo demás gosh, realmente creo que su amor es casi tan puro como la misma Jez. No le exige, no demanda, no espera nada a cambio de sentirse así por ella y, por ende, tratarla especial. No la ahoga, no le roba su espacio, ni las cosas que le gustan, la apoya y la defiende desde una distancia prudencial. Más allá de toda la verga de su carácter, creo que Altan sabe amar mil veces mejor que la mayoría de los pendejos en el rol. Y es probable que sea gracias a la relación tan bonita de sus papis *hola personajes con familias disfuncionales, preséntense uno a uno*

    THERE, MY THEORY *sips tea* Jez u frickin bitch why so dense *le da un zape suavecito*

    Well, sé que chillé un huevo por estos imbéciles con los sneak peek, pero creo que hasta entonces no había tomado verdadera dimensión de que... Shiori tiene catorce años, mamma mia xd Like, es una niiiiña ohgod, y aunque tiene cierto sentido (bueno, no, tiene mucho sentido) por su background and stuff, se me hizo algo incómodo tbh imaginar a una niña actuando de una forma tan adulta, hasta diría sensual xd But oh well

    DOS COMENTARIOS EN UN DÍA, SUCH A RECORD *patea la mesa y todo lo que tiene encima*

    Me quedo a la espera del tercer y último capi <333
     
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  6. Threadmarks: III
     
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
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    ADANKSBD bueno, como siempre agradecerte por tu comentario Gigi, lov u uwuwuw
    Vengo con la última parte de este delirio y bueno, no tengo mayores aclaraciones (?) en lo que releí y fu añadiendo cosas, terminó de 11k jsjsjs whoops.





    You let me be your master,
    I'll let you fuck me after.
    I'm sick of lurking on your shit like I'm a fucking loser,
    I'm closing my computer, I'm comin' over to ya.
    I wanna see you naked,
    I wanna feel you naked,
    I wanna cut you open,
    I wanna taste your blood.



    [​IMG]





    III




    El primer beso había como el toque de un pétalo de cerezo en primavera, es cierto, pero los siguientes estaban cargados de la ira que, tal vez, ambos sentíamos en el fondo.
    ¿Ella estaba enojada por haber perdido a su hermano, por haber tenido que cuidar de sus padres, por no poder sentir sin creer que iba a fracturarse? No lo sé, nunca se lo pregunté, pero me besaba con casi la misma ira que yo sentía por haber sido separado de mi única amiga e interés romántico, la furia que generaba la soberbia que cargaba dentro de mí.
    Es probable que solo allí se sintiera en la capacidad de exteriorizar un sentimiento negativo como ese, o cualquier sentimiento en realidad.

    La furia y el deseo se parecían, no me hubiese dado cuenta de no ser por ella.

    Nunca pasó nada más allá de nuestros besos fúricos, de beber café enlatado por las tardes, de comer algún bocadillo que compráramos. Tampoco hablábamos demasiado, a decir verdad, pero cuando lo hacíamos era interesante y hasta divertido.

    Supongo que no pensé hasta mucho después cómo su actitud desencajaba con la de una chica normal de su edad, rozaba el comportamiento adulto de una forma peligrosa y fue quizás por eso que terminé enredado con ella.

    Si Shiori Kurosawa no hubiese perdido a su único pilar, probablemente nunca me hubiese besado.

    Sin embargo, en este momento no recuerdo siquiera haberme permitido probar ninguna otra parte de ella, a pesar de que las hormonas podían desordenar hasta una mente rígida como la mía.

    Recuerdo que algunos días su boca prácticamente ardía, que otros tantos me había colado a su casa, recuerdo su cuerpo hirviendo sobre mi regazo y sus manos apoyadas en mis hombros pero nunca nada más.
    A veces presionaba su cuerpo contra el mío, si acaso la atraje por la cintura o acaricié su rostro, o se me enredaron los dedos por accidente en las víboras de su cabello, pero nunca intenté nada más ni ella lo pidió, a pesar de que era claro que deseábamos consumirnos el uno al otro, pero éramos un par de idiotas.

    No íbamos a consumir nada que no amaramos, sin importar que significara ignorar algo tan fuerte como los deseos del cuerpo, algo que poseía tanta fuerza como las hormonas recién descubiertas de dos adolescentes furiosos.

    No la amaba, por eso no me preocupaba por ella como me preocupaba por Jez.
    No me amaba, por eso en lugar de sacarme de la trinchera había terminado por caer conmigo.
    No nos amábamos, por eso nunca entregamos el resto de nosotros al otro.

    Y aún así, fue ella quién tiró la pieza de dominó que iniciaría todo.

    La mente de Shiori funcionaba de una forma extraña, no era excepcional, pero sí bastante diferente.
    Era la cabeza de un maldito perfeccionista compulsivo y era muy posible que nadie, además de ella misma, lo supiera realmente. Sus maquinaciones pretendían reducir el margen de error de los acontecimientos prácticamente a cero.

    —¿Piensas quedarte tan tranquilo otro año? —preguntó mientras se llevaba una galleta a la boca.

    Esa tarde me había dicho que fuese a su casa, pero más que desatar su ira creo que simplemente no quería estar sola o quizás ambas cosas.
    Su padre estaba en la tienda, su madre en casa de alguna de sus hermanas o algo así.

    Jez tenía club y yo, ciertamente, no tenía demasiadas ganas de ir a casa para hacer los deberes. Su propuesta había sido bastante oportuna de hecho.

    Me había invitado a sentarme en el sofá de la sala, frente a la tele. Ella, luego de haber traído un par de vasos con refresco, que colocó en la pequeña mesa en el centro del salón y unas galletas de chocolate, se había echado a sus anchas, usando mi regazo como almohada.
    Los paletones de falda se esparcieron sobre el sofá, dejándome ver un poco más de sus muslos de lo usual.

    Creo que esa fue la única vez, antes del desenlace, en que casi sentí que era mi amiga, que había un mínimo de afecto entre nosotros, aunque quizás era solo dependencia.
    Poco importaba, porque ciertamente nos habíamos acostumbrado a la compañía del otro.

    Extendí mi mano y acaricié las raíces de su cabello, distraído.

    —¿De qué coño hablas?

    —De la escuela. ¿No harás nada para ir con ella? Si te quedas así, cuando te des cuenta se habrán graduado y nunca sabrás si ella te dará el moño de su uniforme.

    —¿El moño? —Se me escapó una risa. Noté que su vista se desviaba al de su propio uniforme. No solo era rara. Shiori Kurosawa era una estúpida romántica, como yo—. ¿No se supone que sea yo quien le dé el botón o, no sé, la corbata?

    —En algunas escuelas las chicas entregan su moño, no sé. El punto es el mismo, Altan. Además, en un año Shiro-chan no ha hecho más que una amiga, sin contar a las chicas de su club de lectura… quizás te necesite.

    Tampoco me di cuenta cuándo empezamos a llamarnos por nuestro primer nombre, aunque supongo que fue luego del beso en mitad de la calle.

    —¿Qué sugieres?

    —Asumo que no vas a romper tu promesa, ¿o sí? —Negué inmediatamente con la cabeza—. Entonces deja de actuar como un imbécil y sé un alumno tan perfecto que no haya forma de que puedan negarse a tu capricho.

    Debí notarlo entonces, que su necesidad compulsiva de perfección la había llevado a darse cuenta de que, si hacía las cosas sin dejar espacio a la mediocridad, nadie le reclamaría por nada o era muy poco probable que alguien lo hiciera.
    Codiciosa, era una palabra extraña para definirla, pero a veces encajaba con ella como un guante.

    Quería todos los logros. Por eso domaba bestias.

    Click.

    Mi cabeza rígida y violenta no había podido pensar en esa idea, mucho menos si estaba tan enfocada en cumplir una promesa.

    —¿Y según tú por qué no van a negarse?

    —¿No es lo que siempre han querido tus padres? Ya sabes, que uses la cabeza. Ya que dejaste de ser un buscapleitos, eso es lo único que les falta. Concédeselos.

    Se sacudió las migajas de la boca y dirigió sus ojos de fuego hacia mí.

    Un cocodrilo en un pantano negro.

    —A veces das un poco de mal rollo, ¿sabes?

    La escuché reír mientras se incorporaba, tomaba un poco de refresco y regresaba la espalda al sillón.

    No sé si buscaba ayudarme porque verdaderamente quería que estuviese con Jez o porque una parte de sí, posesiva, quería tenerme vigilado incluso entonces. Era posible que fuese un poco de ambas.

    Sentí el peso de su cabeza al caer sobre mi hombro.

    —Bésame —murmuró.

    No me detuve a mirarla o preguntar por qué, solo respondí a su petición que era suficiente para activar mi cuerpo.
    Tomé su rostro, uní nuestros labios y cuando me di cuenta, estaba sobre ella. Probé cada centímetro de su boca, una y otra vez, hasta que dejé de tener claro donde iniciaba uno y terminaba el otro. Notaba que le costaba respirar, pero no podía parar, y Shiori tampoco me pedía que lo hiciera.

    Mi cuerpo se presionaba contra el suyo y aunque ardía, ambos ardíamos, tampoco ocurrió nada más.
    Incluso si sentíamos que ambos íbamos a estallar, nunca ocurriría.

    Esa noche, cuando regresé a casa aún con el olor de su perfume en la nariz y en la ropa, ocurrió la negociación.

    El plan macabro.

    Ahora pienso que es posible que mis padres estuvieran dispuestos a negociar desde antes, pero mi falta de exteriorización durante meses se entendió como que estaba resignado ya.

    Notas perfectas, ese era el trato, y ni una sola pelea, cosa que ya estaba hecha.

    Fue aburrido, hubiese sido mil veces más entretenido obligar a la institución a echarme, pero tenía las cadenas de Jez conteniéndome.
    Ni siquiera había tenido que esforzarme para lograrlo, ciertamente, no había tenido que disminuir mi tiempo libre, que repartía entre los fines de semana con Jez y las tardes en que Kurosawa se prestaba para nuestro juego sin sentido.

    No era que Shiori y yo nos hubiéramos molestado en disimular la mierda en la que estábamos metidos, no ocultábamos nada porque simplemente no había nada que ocultar. No éramos pareja, pero lo éramos a la vez, porque, aunque no había nada formal entre nosotros tampoco nos enredaríamos con nadie más mientras estábamos haciendo el imbécil entre nosotros.

    Esa era la clase de estúpidos que éramos.

    ¿Por qué no se lo conté a Jez? No lo sé. ¿Vergüenza, culpa, miedo? Poco importaba, porque apenas iniciar el siguiente año escolar, obviamente se dio cuenta de ello, sobre todo porque Shiori había ingresado a su academia.

    Una tarde luego de esperarla fuera de la escuela, su saludo en lugar de ser el abrazo acostumbrado, fue un empujón que me hizo mirarla completamente confundido hasta que habló.

    —¡¿Cuándo pensabas decírmelo, idiota?!

    No estaba molesta porque yo le interesara en ese sentido, lo sabía, estaba molesta porque era mi mejor amiga y no se lo había contado.

    —Ya, no exageres, Jez. No creí que fuese importante. —Evité sus ojos dorados adrede mientras me llevaba las manos a los bolsillos.

    —¿Cómo que no? —Volvió a empujarme—. ¡Yo quería ser la primera en enterarme cuando tuvieras novia, sobre todo si es alguien que conozco y encima está en mi escuela!

    Fue entonces que me atreví a mirarla, sus ojos dorados me regresaron mi reflejo como era usual.
    Ni aunque me pusieran un arma en la cabeza me hubiese referido a Kurosawa con la palabra que Jez acababa de usar.

    —No es mi novia.

    —¿Entonces?

    Me encogí de hombros mientras le quitaba el maletín de las manos para llevarlo por ella y echaba a andar.
    Pronto la sentí alcanzarme y sujetarse de mi brazo, de la misma forma en que solía hacerlo Shiori.

    —Solo salgo con ella de vez en cuando y ya está.

    —¿Han tenido citas? —Su voz sonaba casi soñadora.

    —No, Jez.

    —¿La has besado?

    Se comportaba como una niña curiosa, haciendo una pregunta tras otra, tratando de sacar información que se le había negado o de confirmar la que llegaba a ella mediante terceros.
    Era doloroso de alguna forma que estuviera preguntándome todo eso, ella de toda la gente.

    Asentí con la cabeza.

    —¿No le molesta que pases tiempo conmigo?

    Reí de solo imaginarme aquello. No era capaz de imaginarme a Shiori celosa de Jez, porque era sencillamente imposible.
    Me comía la boca sabiendo que mi corazón estaba aferrado a mi amiga de la infancia y le daba igual, porque no me quería y yo no la quería a ella.

    Negué y solté un suspiro antes de hablar de nuevo.

    —Como sea, no era eso de lo que quería hablarte realmente hoy. —La vi con el rabillo del ojo—. Mis padres accedieron al cambio de escuela el próximo año.

    —¿Es en serio? —Apretó su agarre en torno a mi brazo y su voz se suavizó considerablemente—. ¿Qué hiciste?

    —Conceder —dije robándome las palabras de Shiori, que de hecho solo ella y yo hubiésemos entendido.

    —¿Ah?

    —Debo mantener notar perfectas todo el año y no meterme en una sola pelea.

    —Bueno, una parte ya está hecha, ¿o no? —Se oía contenta y eso me alegraba a mí.

    —Ambas partes ya están hechas, Jezzie. —añadí con el orgullo que me sobraba—. Así que nos graduaremos juntos, ¿qué dices?

    —Me encanta la idea, Al, lo sabes.

    Joder, cómo la quería.

    Si tenía suerte, de hecho, incluso podríamos ir a la misma universidad, aunque ahora que lo pensaba nunca habíamos hablado de eso realmente.

    Lo cierto es que poco importaba si me correspondía o no, era mi amiga, la quería como tal y teniendo en cuenta nuestra relación, deseaba que estuviese conmigo el tiempo que fuese posible.
    Si alguien me decía incluso que, al corresponderme, corría peligro de arruinar nuestra amistad me veía en la capacidad de negar el amor que sentía por ella con tal de conservar eso.

    Era mi mejor amiga. No podía pensar en acabar con eso de ninguna manera.

    Una de las últimas veces que besé a Shiori fue meses más tarde, en el parque bajo los cerezos, un día de las vacaciones de verano.
    Me había sentado usando el tronco del árbol como respaldar y ella, como no era raro, a pesar del calor prácticamente se me había echado encima en medio de las piernas, acostándose en mi pecho. Rodeé su cuerpo con un brazo.

    Creo que una parte de sí buscaba contacto en mí, aunque fueran abrazos y caricias vacías.
    O tan vacías como creíamos que eran, porque esa tarde, creo, por primera vez su calidez se sintió real.

    No es que sintiera amor en aquel gesto o que yo se lo trasmitiera, pero era reconfortante. Por una vez en la vida encontré sosiego en unos brazos que no eran los de Jezzie y estaba bien.

    Quizás, a final de cuentas, sí éramos amigos. Al menos luego de casi medio año de tontear entre nosotros.

    Saqué una cajetilla de cigarrillos del bolsillo trasero de mi pantalón, junto al mechero y me coloqué uno en la boca, para luego encenderlo.
    Ella no reaccionó, estaba habituada a ver fumar a Akaisa y también a verme a mí algunas veces, porque no lo hacía con tanta frecuencia.

    El humo salió por mis fosas nasales.

    —Al. —Me llamó casi en un susurro, sin separarse de mí para mirarme—. ¿Te gustaría tener una novia? Ya sabes, una novia de verdad.

    —¿A qué viene esa mierda? —No me di cuenta de que fruncí el ceño.

    —No lo sé. Estaba pensando que fue egoísta de mi parte besarte aquel día, porque… No sé bien por qué lo hice. —Sonaba casi deprimida y nunca la había visto en ese estado, a ella, otro pilar—. No era que me gustaras, bueno, quiero decir me gustabas, pero no te quería.

    —Ya lo sé.

    —Y sabía que querías a Vólkov-senpai, fue una estupidez.

    —¿Shiori, se puede saber qué coño te pasa? —Se encogió de hombros y yo me di cuenta que, por primera vez, le había preguntado si le ocurría algo.

    Mis gestos se suavizaron y dejé caer la cabeza hacia atrás antes de darle una nueva calada al cigarrillo.

    —Solo pensaba que todos deberían tener alguien que los quiera bien… Como Katrina quería a mi hermano.

    Casi parecía que estaba delirando.

    —¿Estás diciendo, por fin explícitamente, que no me quieres? —Se me escapó una risa—. Porque yo tampoco.

    —¿Ahora? —Sentí que me abrazaba con cierta fuerza—. Te quiero, pero no de la forma que quieren las novias.

    Y quizás yo también la quería, pero tampoco de la forma en que quieren los novios.

    —¿Sabes tan siquiera algo de eso, Shiori? —Volví a reír, esta vez sin gracia—. ¿Acaso te gusta alguien?

    La vi negar con la cabeza. Realmente dudaba que fuese capaz de enamorarse de alguien, porque enamorarse significaba ser débil y ella, aunque me mostraba sus grietas, no estaba dispuesta a hacer lo mismo con alguien a quien amara.
    Nunca flaquearía delante de alguien que fuese importante para ella, porque sentía que entonces no podría sostenerlos.

    —Solo pensaba en eso. —Suspiró con pesadez—. No importa, era una pregunta rara.

    Acaricié su espalda casi con mimo, sin detenerme a pensar demasiado en lo que ella acababa de decirme. No había nada nuevo que responder a eso.

    >>Al.

    —¿Qué pasa?

    Fue hasta ese momento en que se separó de mí, tomó mi rostro entre sus manos y unió nuestros labios con el toque de ira usual. La tomé por la nuca, pegándola a mí y cuando nos separamos volvió a hablar.

    —Sabes a humo.

    —¿Quieres? —Se encogió de hombros por respuesta.

    Di una profunda calada, aplasté la colilla contra el tronco del árbol a mi espalda y con la mano izquierda tomé el rostro de Shiori, atrayéndola hacia mí de nuevo. Su cuerpo reaccionó, sus labios se entreabrieron y, en lugar de besarla como seguro creyó que haría, exhalé el humo despacio en su boca.
    Hubo un momento en que sus ojos reflejaron sorpresa, pero actuó rápido e inhaló. Lo dejó salir después, para luego besarme de nuevo.

    Apagón.

    Esa era la palabra que definía nuestra relación, cubierta de una débil capa de humo.

    Dejamos de liarnos unas semanas más tarde, después de que me colara a su casa de nuevo.

    Me había metido a su habitación y luego de hablar de cosas sin sentido de la escuela, cuando me di cuenta estaba sobre su cuerpo de nuevo. Su cascada oscura fluyendo sobre las sábanas, con aquella víbora azulada en medio, sus ojos de fuego. Los muslos descubiertos por la caída de la tela en la superficie debajo de nosotros, la piel de porcelana de su cuello.

    Fue apenas un chispazo, un doblez aún más cerrado que los usuales en mi mente rígida, el que me hizo llevar sus manos por encima de su cabeza y sujetarlas con la mía con más fuerza de la que pretendía, la escuché quejarse, pero me entregó su boca y la consumí como tantas otras veces. No había cuidado o cariño, solo humedad, calor y mordidas.

    Cuando me separé en busca de aire, sin soltar sus manos, su mirada oscurecida encontró la mía.

    —Al. —Habló en un murmuro que apenas pude escuchar—. ¿Somos amigos?

    Fruncí el ceño, pero inmediatamente relajé mis gestos y solté una carcajada genuina mientras la dejaba ir.

    —¿Pero qué pasa con esas preguntas de mierda que estás haciendo últimamente? —Me senté al borde de la cama—. Pareces una niña, Kuro-chan.

    La escuché reír de nuevo y dejé caer mi peso a su lado, girando para poder verla. Ella se recostó sobre su costado también.

    >>¿Qué es lo que quieres?

    Sus dedos delgados se deslizaron entre mi cabello, recorrieron mi rostro y finalmente rozaron mis labios.

    —No lo sé.

    No entendía el lío mental que se estaba generando ella sola, o quizás sí. Imaginaba estaba lanzado al hecho de que como ella misma había dicho, ahora, en ese momento, me quería y ya no sabía qué hacer al ser consciente de ello.

    —Supongo que sí, lo somos.

    —Los amigos no se besan, Al. —Otro murmuro.

    —Lo tengo bien claro, estúpida —respondí a la vez que la atraje hacía mí. Hundió la cabeza en mi pecho—. ¿Vas a decirme qué pretendes o no?

    —Dejarle el camino despejado a Shiro-chan —admitió por fin y volví a reír.

    Era una completa idiota.

    >>Sé que te pregunta por mí casi a diario. Ahora puedes decirle que, no sé, ¿terminamos o algo?

    —Nunca empezamos, Shiori.

    —Yo sé, pero ella nunca lo entendió así.

    —Tampoco importa si le liberas el camino. Jez no cambiará de parecer.

    Creo que una parte de sí, de la romántica idiota que llevaba dentro, siempre confió en que Jez me notaría algún día.

    —Ya, pero imagina que lo hace.

    No quería imaginarlo porque no sucedería, pero no quería debatir aquello más tiempo.

    —Terminamos entonces.

    Que dejáramos de comernos la boca no significó que dejáramos de vernos. Seguía pasando el rato con ella cuando Jez tenía actividades del club y seguí saludándola cuando esperaba a la albina fuera de la academia y Shiori iba de salida también.

    Amigos. Vaya cosa.

    Si ya conocía hasta el último rincón de su boca, y el tono de su piel unos centímetros bajo la falda. Le había echado el humo en la boca y la había dominado.

    A la perfeccionista compulsiva, a la controladora por excelencia.

    Lástima que no me había dado el gusto de nada más que de amoratar la nívea piel de sus muñecas la última vez que nos besamos.

    Quizás lo que ella quería era precisamente eso de regreso, su poder, su canto de ave lira. Tal vez sentía que era yo quien ponía el ritmo y lo había soportado demasiado tiempo.

    Fuese como fuese, estaba bien con esa supuesta amistad. Era raro lo que aquella última tarde había despertado, es probable que, de haber podido besarla una sola vez más, no hubiese podido controlarme a mí mismo.

    Poder.

    Supongo que siempre lo estuve buscando.

    El año pasó con ridícula rapidez, a pesar de lo aburrida que resultó la segunda mitad. Exámenes, nada de pleitos, tampoco del silencio que encontraba en la boca de Kurosawa.
    Jez era lo único que le daba color a los días, a pesar de que ella misma parecía bañada en lejía.

    Apenas unos días antes de Año Nuevo, papá me llamó a su estudio y me hizo sentarme a su lado, mientras él seguía atendiendo cosas de Káiser.

    —Lo has hecho muy bien, Al. —Sonreí con cierta sorna.

    —Lo sé.

    —Más allá de las notas, lo que demuestras es que puedes comprometerte a tus propias palabras y actuar de acuerdo al cerebro que tienes.

    —¿El trato?

    —Finalizado y a tu favor, claramente. —Parecía satisfecho consigo mismo—. Terminarás el instituto con Jez.

    —Perfecto —respondí y me levanté, dispuesto a irme.

    —Altan.

    —Papá.

    —¿Qué opinas de Káiser?

    Reí por la nariz. Sabía el objetivo de su pregunta. Metí las manos en los bolsillos del pantalón y volví a sonreírle con cierta condescendencia.

    —No pienso ser heredero del monstruo de tu imperio. Soy un Sonnen. —Lo escuché reír a él. Me vi reflejado en mi padre con una claridad que era casi perturbadora, el cabello, los ojos oscuros y la condenada soberbia que ocultaba en el fondo de sí, que yo llevaba a flor de piel—. Quiero mi propia galaxia.

    Se encogió de hombros sin más y yo caminé hacia la salida del estudio, aún con la sonrisa en los labios.

    Con lo que no contaba era que, en el primer día de mi último año de instituto con Jez, fuese a estar muriendo de un resfriado que había estallado el fin de semana.

    Ella cuidó de mí, pasó la mañana del primer día y del segundo para verme, además de por la tarde. Me cuidó con mimo y esmero, como siempre hacía.

    La tarde del martes se había metido en la cama conmigo, para poder vigilarme, aunque ya casi me encontraba perfectamente.
    Me había arrullado entre sus brazos, hasta que prácticamente me quedé dormido allí. Había intentado apartarla para no contagiarla, pero ella fue insistente hasta el cansancio.

    —Eres una cabeza dura —murmuré. Era casi un regaño, pero aun así presioné su cuerpo delgado, aferrándome a ella.

    —¿Te das cuenta de que te quejas más de que haya querido abrazarte que del hecho de que estás enfermo? —Su pecho vibró cuando dejó salir una suave risa.

    —Puedes enfermarte por esta estupidez, Jezzie.

    —No importa. ¿No te sientes mejor acaso si alguien te mima?

    Aquella pregunta hizo que me ardiera el rostro y agradecí que realmente ella no pudiera verlo.
    No era solo el afecto, era su afecto y creo que nunca lo entendió. Es probable que, contrario a mí que me sobraba soberbia, ella nunca supiera que tenía el poder suficiente para sanar a otros de aquella forma o que no era cualquier idiota el que podía hacer semejante cosa. Jez era sorprendentemente fuerte a su manera y no sabía verlo.

    Lobo.

    Era cierto que no pensaba acapararla, no de sus intereses, pero sí deseaba que toda su atención, su cariño, su cuidado y su calidez las dirigiera a mí. Sus calidades de loba celosa.
    Cerré los ojos en cuanto la sentí acariciar mi cabeza.

    —Mañana ya podré ir a la escuela —susurré, totalmente adormecido.

    —De acuerdo, cariño.

    Poco sabía yo de lo que me había perdido en solo dos malditos días sin poder acudir a esa cabrona academia. Había que ser un cagado para enfermarse apenas iniciar las clases, pero había que ser aún más cagado para que la chica que habías amado por años conociera al rey de los estúpidos y mujeriegos en su último año.

    ¿Cómo se supone que una chica de libros como Jez terminaba enredada en los hilos de un perro sucio?

    Joey Wickham.

    No. Las bases de datos lo tenían completo.

    Joseph Benjamin Wickham.

    15 de abril.​

    Inglés.​

    Sin gracia.​

    Un cualquiera pobretón.​

    Un kitsune con cerebro de niño de preescolar.​

    Katrina Akaisa.

    11 de abril.​

    Americana.​

    Imposible de dominar.​

    Heredera de una dinastía entera.​

    Una kitsune con cerebro de perfeccionista compulsivo.​

    Y aun así, eran de la misma calaña. Un par de parásitos.

    Sin embargo, era Joseph, el cabronazo de Wickham, quién amenazaba todo mi mundo, sin tener siquiera acceso al poder que ostentaba una princesa corrupta como Akaisa, una reina de hielo como Middel, una hija de un magnate como Honda, ni yo con mi orgullo de Sonnen y mi llave maestra.

    No contaba con que Jez fuese débil a los británicos o a algún hombre realmente, pero tampoco con que fuese a caer por un idiota como ese, que muy seguramente había reprobado colorear dentro del borde.

    Qué puto asco.
     
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  7.  
    Kaisa Morinachi

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    Uyyyyyyyy...
    Ehem. ¿Ichirou hablando de su padre? ¿Solo por qué nunca quiso admitir que la verdadera "bestia" era su madre? Nah, el padre de Ikki
    si era una bestia, no me imagino como de otra forma siguió con alguien que prefirió cambiar de humana a bestia; de bestia a monstruo; de monstruo a humana; de humana a Deidad.

    Ya que estamos con que Altan tiene vibras de Ichirou, aquí me voy con más diferencias.

    Haber, dejame intentarlo:
    "No usaba el corazón por terco de mierda, porque quería que las cosas fueran fáciles y nunca encontraba reto en el entorno académico"
    Algo así (?)

    Bueno, precisamente Ichirou no era así, porque su padre se encargaba de darle una que otra bofetada bien fuerte si se "descarrilaba" Y cómo siempre, la víbora tenía que andar observando por ahí, viendo que la cosa no fuera a pasar a mayores; pero tampoco objetando lo que hacia su pareja.

    Y precisamente, esa sensación de quererse apoderar de alguien, es lo que Humiya hizo más intentos para sus hijos evitaran salir con ella.
    Con Ichirou lo logró, el sería el que se entrega y no el que exige a que se entreguen.
    Nagi es un punto intermedio, ya saben, el viento no se acorrala, así que ella no acorrala sus sentimientos. Siente lo que debe sentir y punto. La diferencia con su madre es que Nagi no se anda de pecadora por ahí (?) Vamos, que si no la víbora esta le mordía con una dosis de "veneno" (???)

    Y Kazuki sería el único que si llegaría a querer monopolizarse a alguien, pero tampoco exigiría cosas. Haría lo que fuera para que la persona se mantuviera a su lado, le cuidaría y demás; pero si la persona decide irse, o ve que el amor no es tan reciproco, pos, se va.

    Ufffff... Osea, que este fue rebelde antes que Ichirou (?)

    "Todas las personas con quienes se relacionara debían tenerlo claro"
    Y si no lo tenían claro, es por qué algo sospechoso hay ahí (???)
    Eso o Nagi es la única ingenua :v

    Uy, permiteme escribir mi interpretación:

    Kurosawa nunca se hundió con él, porque Kurosawa es el pantano. Puede volverse más y más profundo, más y más sofocante, más y más oscuro, pero creo que nunca se "Hundiría" como tal. A menos que ella quisiera. Ella es el pantano, y al fusionarse (creo que gracias a su propia habilidad de ave lira) con la "positividad" de Kaoru, pudo controlar más o menos cuando quería estar en lo más profundo de su pantano y cuando deseaba salir a la superficie.

    Así que, efectivamente: se hundió con Altan, pero creo que más por placer "propio" Tipo: Ella canta para copiar la vibra de los otros, cuando encuentra una tonalidad más compleja o distinta, es cuando los hunde en el pantano.

    Osea, con esto concluyo que según mi interpretación, Shiori nunca es mal intencionada (?)
    Tipo, como cuando Humiya le muestra la crueldad a sus hijos.
    Pues bueno, Shiori también a los que aprecia, pero a diferencia de la víbora esa, Shiori como que les toma de la manito, les explica, los guía.

    Eso sí, en este momento pudo haber sido bien involuntariamente, porque era más pequeña.
    Otra diferencia más con Humiya. Humiya no se "Lanza al vacío" para después volver y explicarle a sus hijos como funciona el asunto por allá. Les muestra el vacío, les dice todas las cosas malas de él, y le deja a su decisión si quieren o no arriesgarse a conocerlo.

    El problema es que esta tipa ni consciente era de todo el vacío que generó en los de su alrededor, pero bueno.
    ¿Relampago? ¿En Shiori?
    Si a ella le gustaba el chico lobo siquiera antes de conocerle (?)

    Y aquí llegamos a que Humiya no puede domar bestias, porque la bestia es ella y decidió volverse un monstruo para que sus hijos no salieran bestias.
    Ayyyyyy ;w;


    10/10

    ¿Y dónde está Ichirou en todo esto? En el maldito centro de caos y confusión que son estos dos de por sí XD

    Ya déjese conquistar señor, de nada sirve pelear contra el pájaro (?)
    A menos que sea Nagi y Hiroki, que el único motivo por la que le desobedecerían, imagino, sería al final para el beneficio de ella.
    Nah, mentira. Ya dejaste claro que eran el Jin y el jang.

    Y creo que esta es la misma razón por la que Nagi (en algún momento) podría decir "Basta"
    A Nagi no la sacaron de ningún poso, viene de ahí (???)

    Uyyyyy, como que duele bastante esto ¿no?

    XD Ay, creo que Ichirou también identificaría bien los sentimientos de alguien solo por la mirada, porque la mujer esa lo único que cambia para advertirte son sus ojos.

    Y aquí es cuando Nagi y Hiroki le pegan dos cachetadas al soberbio de Altan (?)
    Hiroki porque, vamos, logró encantar al pajarito (?)

    Y Nagi, básicamente, por el simple hecho que no tiene pelotas (?)

    ¿Ahora entiende por qué la niña no se apaga a pesar de estar rodeada de oscuridad? Es una maldita farola que se alimenta de su mismo fuego.
    Un ave que se tira a las llamas, y que no importa si se quema, porque sus cenizas ¡Adivinen!

    Volverán a resurgir como una nueva y mejor ave (?)
    Y de esa forma Shiori Kurosawa se hizo con un centenar de máscaras (?)
    Imaginate la imagen XD Un pantano super tetrico rodeado de pajaros falsos, y el alma decide cuando estar en el pantano o en que pajaro convertirse.

    ¿Are you, Nagi?

    Okey, todo por hoy (?)

    Ya sabes que disfruto mucho tu lectura, y aquí básicamente comenté todo lo que llamaba mi atención (?)

    :3 ya otro día me leeré el último.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    AND SO, FINALLY *patea la mesa* WE ARE HERE

    Bienvenidos al último capítulo de Las desventuras y besuqueos de Altan, damas y caballeros

    Como asumí que haría, disfruté este three shot un pinche huevo y si lo comenté de forma tan espaciada e inconstante es porque la bidah me odia. Soy super fan del final porque siento que deja la puerta tan bien abierta para su introducción en el rol xd En plan *patea la puerta* IM HERE TO HATE AND TO LOVE AND TO RAGE, BBYS

    Citas on

    Sigue siendo un sneak peek en mi mente, pero sólo quiero destacarlo porque me hace gracia cómo concibo a estos dos, por un lado, y a Joey y Kat, por el otro. Like, prácticamente opuestos. Y sin embargo se enredan por razones similares, aunque claro, en magnitudes diferentes. Los niveles de toxicidad también son muy diferentes y bueno, a simple vista realmente suena raro decir que puedan subyacerlos causas parecidas. But there u have them

    Claro que estos dos están mucho menos cagados y llegan a desarrollar cierto afecto, cosa que los otros dos ni de coña xd

    Fuckin same *patea la silla* Quiero devolverle la puta infancia a los personajes que no pudieron tenerla, conchatumadre.

    Seguiré con los paralelos, si me disculpas (?) Creo que hasta ahora no me había detenido a pensar que Shiori y Bleke podían parecerse en cuánto desencajan sus actitudes adultas en cuerpos de niñas, considerando incluso que lo expresan de formas totalmente diferentes. Creo que una vez te lo había comentado, de cómo Bleke podría sacarle la ficha y dejarlo estar cuz es Bleke y nunca se mete donde no la llaman which is everywhere, pero me veo que sea una sacada de ficha mutua xd En plan, ambas saben que la otra está medio cagada but anyways, life is a bitch. Si me preguntas, tampoco me las veo con la capacidad de preocuparse por la otra o de desarrollar cierto afecto, así que con más razón quedaría ahí y ya.

    qué onda estos pendejos de dieciséis años con eSE AUTOCONTROL

    QUÉ ONDA DÓNDE LO COMPRAN ESCUPAN SU SECRETO

    Well, más allá de sus defectos esto es lo que me gusta de estos dos. Probablemente sea por el simple hecho de que odiarían perder el control de lo que sea, y tampoco me extraña pensar que su relación, incluso de forma tácita, se haya convertido lowkey en una lucha de poder. Además de todo el rollo de que, en el fondo, son unos idiotas románticos, ofc

    Btw, me acordé de cuando el pendejo de Joey dijo en el desierto que en el fondo era un romántico empedernido y memeo xd Ya me lo veo, en el fondo todos son unos cinnamon roll.

    *highlight* tuve 1917 vietnam flashbacks and i loved it

    Ah, creo que esto lo había citado para decir lo que ya dije arriba (??) Así que nada, estúpidos imbéciles adorables *les da un zape y los mima*

    Y POR CASA CÓMO ANDAMOS, BABE

    But oh well, todo esto es tan ellos xd Shiori preocupándose hasta por Jez (al menos un poco), y Altan sin hacer preguntas al respecto. Casi como si se esmerara constantemente en trazar la línea.

    *highlight* esto es tan Shiori que me encanta AAAAAAA

    Lo juro, imaginar a esta angry Jez me dio cincuenta años extras de vida. Además es un enojo cute, no como los rage mode que le induce el pendejo de Joey, so IM SOFT

    Gurl, sí. Fuck. Cuando vi que empezó a hacerle todas esas preguntas tan ilusionada, como una niña hablando por primera vez sobre el amor, ugh *abraza al pendejo aunque le escupa* i feel u, boi. EVEN THO

    EVEN THO

    QUÉ ES ESTE AUTOCONTROL POR FAVOR x2

    Ahora, no sé por qué el pendejo de Altan está tan pero TAN enfrascado en esa idea tan pesimista. Like, me veo que el wey es pesimista en general con todos esos emo mode y las depressive naps que se carga, pero es incluso un poco extraño tener sentimientos tan fuertes por alguien y... no hacer algo al respecto. Like, en cierto punto creo que todos nos veríamos motivados a movernos, a hacer ALGO, aunque nos pueda parecer egoísta. Pero este wey, este wey tiene un puto autocontrol que me cago

    Aunque al mismo tiempo sea una fuga de gas, which is kinda complex and i really like it.

    VES *patea la silla* Son dos idiotas adorables en el fondo, me re cago en todo

    POR QUÉ TAN PESIMISTA PENDEJO POR QUÉEEEEEE *patea otra silla*

    TE LO JURO WEY, TE CAVARÁS TU PROPIA TUMBA SENTIMENTAL mientras le cava la tumba de verdad a joey

    OOOOOH YAS BOOOOOOOOI

    Creo que Girlfriend justo estaba en uno de sus puntos más badass y esta escena me dio toda la vida que la cuarentena me sacó. Ohgosh, i lov this typICAL BITCH WITH THE RAGE y me gusta verlo demostrar al menos un atisbo de la tremenda ambición que se carga, y es que no había otra forma realmente con lo soberbio que es. Y me gusta un huevo *patea una mesa de satisfacción*

    Jez, cariño, yo entiendo que lo conozcas desde que son unos enanos y todo perO SIGUE SIENDO UN PUTO HOMBRE AAAAAAA POR QUÉ ERES TAN DENSAAAAAAA

    *pat pat* déjame buscar la F más grande y luminosa que tenga, cosa que se vea desde idk Minnesota, para atornillártela en la puerta de tu casa, babe.

    JAJAJAJAJA entre esto y el "sin gracia" te juro que me descojoné xd Dios, el VISIBLE DISGUST de Altan en estas simples oraciones es tan, bueno, visible quE DUELE. La indignación, mamita, la indignación.

    COLOREAR DENTRO DEL BORDE JAJAJAJAJA

    Creo que amaré a Altan odiando a Joey, ya lo digo. Digo, más de lo que ya lo amo already (? But oh well *le da un zape* A ver, qué te pensabas, pendejo? Que Jez jamás en la vida iba a interesarse románticamente por alguien? QUE IBA A MORIR SOLTERA Y CON GATOS CUIDÁNDOTE?

    IDIOTA *otro zape*

    And so, aquí acaba nuestra aventura :'D Ah, déjame darte la mano y felicitarte por escribir la biblia más bíblica del tarot, desde ya te llevas el reconocimiento y sigo pensando la mejor frase para la cintita que te llevarás en los tarot awards 2020

    Digo, qué

    Como ya te dije un chingo de veces, i loved this shit and i love ur bbys y amo todo lo que escribes. Bai bai uwu

    pd: GOD BLESS U POR EVANGELIZARME EN BADFLOWER, MISS, GOD BLESS U
     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Okey, creo que aquí le quitamos un -1 y Joey queda como el saco de boxeo oficial de Gakkuen (???)

    Ehem.... víbora azulada *corre a esconderse*
    Y aquí yo sorprendidita del simple hecho de que conecta con el rol asñlkañlskda.

    ¿Los dos chicos que se la pasaban besuquiandose terminan coladitos por unos lobos? XD Ay, que me río sola.

    Me da mucha gracia que diga perro, cuando Nagi por ahora al de Gakkuen lo tacha de perro rabioso, pero esa es la diferencia; uno es sucio y el otro es rabioso (?)

    Aunque todos sabemos que a final de cuentas Hiroki es el lobo fiel, pero bueno (?)

    En realidad me imaginé en algún momento a Joey como un zorro XD

    Me disculpo que hasta ahora no he comentado nada serio (?) Osea, como que ahora mismo me quiero reír XD, pero voy a imaginar que es por lo impactada que estoy (?).

    Quería terminar de leer esto para terminar de entender a Shiori, y porque quería terminarlo en general. Debo decir que ahora mis niveles de desagrado por Altan bajaron un poco, ahora lo puedo ver como un personaje neutro (?)

    ;w; Y no sé, todo muy sorprendente y curioso, aun así creo que seguirá dando risa ver como Joey le colma la paciencia a Altan, siempre y cuando no terminen a golpes, cosa que es muy probable.

    Creo que no ando con las neuronas suficientes para comentar esto, mejor me detengo antes de seguir diciendo estupideces.

    Como siempre, muy divertido y agradable de leer; para mi no es ningún desperdicio enterarme del trasfondo de Shiori y Altan, y de paso conocer un poco más a Jez, por lo que obviamente disfruté estos three-shot en general.
    Ahora procederé a leer el comentario de Gigi, que seguro dice cosas más curiosas.
     
    Última edición: 13 Junio 2020
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    BITCH WHAT A FUCKING JOURNEY THIS WAS. Buah, yo en un principio iba a hacer un word e iba a comenta cap por cap para que no me petase la neurona pero... creo que al final es mejor comentarlo todo completo. Espero no dejarme ninguna cosa sin decir pero seguramente sí porque i'm a mess y seguramente sea un poco caótico también so espero que me disculpes por ello (?)

    SO ANYWAY ALTAN YOU ARE IN LOVE Y JEZ ES UNA DENSA IMPRESIONANTE BUT WE BEEN KNEW.

    A ver, a ver. El primer capítulo me recordó un poco al fic de Katrina, y la verdad es que ambos tienen bastantes cosas que ver cómo dices tú. Es cierto que Bleke y Mimi también son ricas y al final los cuatro hacen un grupo bastante interesante, y cada uno tiene su propia manera de "separarse" de lo que es su familia. Idk, supongo que me recuerdan porque ambos personajes y fics son tuyos, pero quería decirlo aun así.

    So ahí está el problemático metiéndose en peleas porque no tiene otra mejor que hacer cuando conoce a Jez, que duda cero segundos en defenderlo AND I THINK THAT IS SO PRECIOUS, JEZ IS SO PRECIOUS SHE IS A MUST PROTECC. Ya es casualidad que su tío trabaje para el padre de Altan pero... bueno, tiene sentido PERO VAMOS A PENSAR QUE ES COSA DEL DESITNO VALE?

    La escena en la que se meten con Jez me da mucha penita :( Sobre todo porque yo había pensado que a Kashya le pasaba algo parecido. Con ella no se metían tanto por su pelo blanco, pero es lógico porque Jez es muuuuy blanca en general so llama más la atención, y si se metían con ella ser tan indiferente y apartada, solo que a Jez le afectan los comentarios aunque no reaccione y Kashya... simplemente los ignoraba. Y es gracioso, porque Jez tiene a Altan y Kashya... a Em, que la defendía y pasaba tiempo con ella para que la dejasen en paz.

    Well, suficiente comparación con mis personajes (?) Me gusta como se desarrolla su amistad y posterior enamoramiento de él, la verdad, tiene mucho sentido. Pasan mucho tiempo juntos y se protegen y al final es normal que esos sentimientos surjan. AUNQUE DEBO DECIR que Altan es un estúpido, Y YO CREO que en realidad no se declara porque tiene miedo de que su relación cambie y sea peor más que porque Jez no lo quiera igual. Quiero decir, es como Gigi dijo, es super raro que teniendo esos sentimientos tan fuertes y puros de verdad no diga nada ni haga nada (también es que con lo lenta que es Jez, igual por mucho que hiciese ni cuenta se daría). Y pues eso, no sé, me da la sensación de que se excusa en "Jez nunca me vería así" cuando en realidad es un "tengo miedo de que todo cambie", cosa que es lógica también por otro lado.

    La introducción de Shiori es AAAAAAAAAAA omg, well, en el rol ya dejas caer o dices directamente que estuvieron liados aunque fuese sin sentimientos así que bueno, esperaba que así fuese, pero no dejan de resultarme fangirleantes. Idk, no es para nada sano la relación que tienen, obvio, pero creo que es necesaria para que se den cuenta de lo que realmente son y... bueno, acaban siendo amiwis que de alguna manera se ayudan so fair enough. Y también me sorprende mucho la capacidad de autocontrol que tienen para quedarse solo en besos (IGUAL QUE UNOS QUE YO ME SÉ, VAYA). Me gusta sobre todo la escena de su última vez en la cama, porque es bastante probable que Shiori supiese que Altan perdería el control si lo hacían una vez más y que era momento de cortar porque ese era su límite, porque podía no tener el control pero solo hasta ahí. Y me parece super sexy of her, pls control me too (?)


    Jez es super adorable emocionándose por Altan y preguntándole sobre su relación con Shiori. Se le ve que es una romántica y seguro que en su mente la relación de estos dos es muuuuucho más cute de lo que realmente fue Y VAS Y TE LÍAS CON JOEY ES BITCH WHAT IS WRONG WITH YOU (?)

    Y AL FIN ALTAN VA AL COLEGIO CON JEZ Y OMG NOOOOOO SE VIENE EL DRAMA BC PINCHE JOEEEEEY. La verdad, me imagino que Altan se entera de todo lo que Joey y Jez hacen en los fics que habéis escrito Y ES QUE LO MATA SI NO LO QUIERE MATAR YA SOLO CON SU EXISTENCIA.

    Es que dios, imagina a Altan viendo a Joey y Alisha liándose DELANTE DE SU JEZ SABIENDO QUE QUIERE IR A POR SU AMIGA ES QUE NO TODO MAL. omg, sé que no debería reírme porque es drama PERO ME HACE MUCHA GRACIA JAJAJA

    por favor, yo veo que alguna de las niñas se robe a Jez y la enamore en lo que estos se pelean y así se joden (???

    Well, no sé si me faltó algo importante pero idk i just, creo que llevo ya bastante escrito (?) El final me encanta, eso sí, como lo unes a su entrada al rol y BUENO, su visible disgust con Joey que estoy segura nos va a dar mucho comic relief porque estamos hablando de un amargado vs un idiota que no se calla y no se toma nada en serio.

    Y AAAAAA que me lo he leído super rápido porque no se me ha hecho nada pesado a pesar de ser un three-shot larguísimo y tbh, tenía miedo de que acabase más tarde pero nope, ha sido muy llevadero so yey, props for you. Y creo que sha (?)

    PD: Antes de que se me olvide, The Magician en mi juego hace que el ataque se dirija al enemigo, como una especia de autoapuntado, pero solo durante una habitación.
     
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