One-shot The Judgement [Gakkou Roleplay | Persona | Anna Hiradaira]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 9 Mayo 2020.

  1.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master yes, and?

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    Título:
    The Judgement [Gakkou Roleplay | Persona | Anna Hiradaira]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2604
    N/A: ahora que comencé, nada va a pararme(?) Ya me veo con la saga de oneshots sobre la backstory de Anna jsjs. Well, es bastante indistinto pero creo que le queda mejor siendo precuela del fic anterior, The Moon. No tiene relevancia, tho.

    Random thought: im just kinda proud de Kakeru idk, me gusta bastante cómo me salió el personaje (??)

    I. The Magician.
    II. The Popess.
    III. The Empress.
    IIII.
    The Emperor.
    V. The Pope.
    VI. The Lover.

    VII. The Chariot.
    VIII. The Justice.
    VIIII. The Hermit.
    X. The Wheel of Fortune.
    XI. The Strength.
    XII. The Hanged Man.
    XIII. Nameless.
    XIIII.
    The Temperance.
    XV. The Devil.
    XVI. The Tower.
    XVII. The Star.
    XVIII. The Moon.

    XVIIII. The Sun.
    XX. The Judgement.
    XXI. The World.
    Ø. The Fool.




    every time i close my eyes
    the sunshine gets a little dimmer




    The Judgement.png
    .
    .

    La campana sonó antes de lo esperado. Chequeé la hora en mi móvil, comprobando que el tiempo había volado, y junté mis cosas en calma. Le eché un vistazo al cielo allá afuera antes de salir del aula.

    Gris, era un gris oscuro. Lo suficientemente denso y opaco como para bloquear cualquier rayo de luz.

    Podrían haber sido las diez de la mañana o las seis de la tarde, daba igual.

    Recorrí los pasillos sin apenas reparar en mi alrededor; ya era un hábito. No esperaba, después de todo, encontrarme a nadie amistoso. Ya no. Las únicas personas que me interesaban en toda esta puta escuela ni siquiera iban a mi año, mucho menos a mi clase.

    Llegué al aula donde mis pies me llevaban de memoria. La pequeña del tercer piso, al final del pasillo, girando a la derecha. Estaba junto a un baño clausurado y un diminuto armario de conserje. El vidrio de la puerta era esmerilado y llevaba encima una cortina color verde musgo, además del buzón oxidado en la parte inferior. Ingresé sin llamar, encontrando un ambiente concurrido pero calmado.

    —Buenas, buenas, Anna-chan —me saludó Kakeru, con su sonrisa usual, sentado al otro lado del escritorio.

    Parecía un puto jefe o algo así, incluso teniendo dieciséis años. A pesar de los espacios reducidos, el club se las había arreglado para meter allí no solo un escritorio, sino dos sillones de gomaespuma enfrentados y una mesada angosta contra la pared, a la izquierda. Sobre las paredes había un montón de papelerío sinsentido, la mayoría viejo, y la silueta de Kakeru se recortaba contra el cielo tormentoso a sus espaldas. No entraba un maldito gramo de luz natural, todo lucía opaco y sucio bajo los tubos fluorescentes.

    Era ominoso.

    —Eh, Anna —dijo Rei, apenas despegando los ojos de su móvil. Parecía estar jugando algo con Subaru, sentados uno frente al otro—. ¿Cómo va?

    No respondí. Dejé caer el bolso junto al sofá y me desplomé allí, cruzándome de piernas.

    —¿De casualidad viste a Kou mientras venías?

    Volví la vista hacia Kakeru, quien me miraba con el rostro recargado en la mano. Repasé el halo oscuro a su alrededor antes de suspirar y encogerme de hombros.

    Le pegaba bastante.

    —No, ni idea. ¿Cuánto tiempo lleva ya sin venir?

    Aún me resultaba curioso el poder que uno de segundo podía tener sobre otros de tercero. No tenía mucha idea cómo ocurrió; cuando los conocí, Kakeru ya parecía liderarlos y ciertamente acataban casi sin chistar. Tenía una vaga idea sobre su hermano mayor, la "generación anterior" y toda la mierda, esa que había fundado el club, pero nunca pregunté demasiado. Estaba con ellos, pero algo siempre me gritaba que no me metiera demasiado. Que era mala idea.

    Kakeru parecía aceptarlo.

    —Bastante. —Su suspiro se sintió pesado y lo vi entornar los ojos hacia un punto inespecífico—. Tampoco responde su celular.

    —¿Problemas en casa? —sugirió Rei a mi lado.

    Kakeru se reclinó en su silla, llevándose las manos a la nuca.

    —Ah, sí —murmuró, pensativo—. ¿Algo de un hermano enfermo? Bueno, hombre, me da igual. Pero que avise.

    —Tengo entendido que sus viejos se están divorciando, aunque nunca habló mucho con nosotros.

    Parecía referirse a él y Subaru, pues el otro se encogió de hombros y dijo:

    —Podrías intentar hablarle tú, Anna.

    Alterné mi mirada entre él y Kakeru, quien se mantuvo impasible. Suspiré. "Me da igual", ¿eh? Me irritaba un poco cuando nuestras opiniones coincidían.

    Como si eso ajustara la tensión de la correa.

    —Me da igual —respondí de todos modos, sacando el móvil para distraerme con él—. Luego le escribo.

    —Por favor, Anna-chan. —Su tono cantarino detuvo el tipeo de mis dedos un segundo—. Estamos algo estancados sin Kou aquí.

    No respondí, tampoco pareció molestarse al respecto. Siguió, en cambio, con lo que fuera que estuviera haciendo sobre ese montón de papeles. Las manecillas del reloj siguieron corriendo, aunque no se sintiera como tal. Allí había silencio, pero no era como el silencio de casa. Este no pesaba ni asfixiaba; era, de hecho, casi un placebo. No entendía muy bien cómo funcionaba.

    A veces miraba alrededor y me preguntaba dónde estarían los culpables de todo ese desastre. A veces, sin importar cuánto buscara, no los encontraba.

    Hasta que me topaba con un espejo.

    Un ruido sutil provino de la puerta, llamando la atención de los cuatro. Subaru se incorporó y fue hasta ella, mientras yo le echaba un vistazo a Kakeru. Aunque intentara disimularlo se lo veía irritado.

    —Otra más —anunció Subaru, luego de buscar el trozo de papel que había caído en el buzón—. ¿Cuántas van ya esta semana?

    —Muchas, demasiadas —resolvió Kakeru, cortante, y extendió la mano—. A ver, dámelo.

    Los tres aguardamos a que lo leyera. Su primera reacción fue un sonoro suspiro de hastío y se revolvió el cabello, arrugando el ceño.

    —Me cago en Kou —masculló, y alzó la vista hacia nosotros—. Bueno, no podemos rechazarlo, así que habrá que trabajar un poco más duro de lo usual.

    Ciertamente, las solicitudes habían aumentado bastante en las últimas semanas. Podía imaginar el dolor de huevos que significaba recibir, encima de todas ellas, una irrechazable.

    O, dicho en otras palabras, de un profesor.

    —¿Qué es esta vez? —preguntó Subaru, rascándose la nuca.

    —Podría haber sido peor, pero aún así hay que encargarse con cuidado. —Garabateó algo en una hoja y se la alcanzó a Rei—. Compra todo eso para mañana, encontrémonos en los casilleros después de clases.

    Se volvió hacia mí, entonces, de pie junto al sofá. Me vio desde arriba y un halo blanco rodeó su cabeza. Era opaco y lucía sucio, tornaba su piel ligeramente amarillenta. Me acarició la cabeza con cariño y me sonrió, suavizando su voz.

    —Lo siento, Anna-chan. Mañana no habrá club de vuelta.

    Mi expresión se mantuvo inmutable y pareció no importarle; su sonrisa siempre estaba ahí para mí, sin importar qué. Me encogí de hombros, bajando la vista, y volví a mi móvil.

    —Da igual, no te preocupes.

    ¿En qué momento me había vuelto tan malditamente deshonesta? ¿Desde cuándo me resultaba impensable demostrar emoción alguna? ¿Y por qué rayos no me importaba?

    Era un chiste.
    La persona en la que me había convertido.

    Kakeru despegó la mano de mi cabello y se sintió frío. Volvió a su escritorio, a su montón de papeles desordenados, y los chicos volvieron a su juego. Nada parecía cambiar demasiado allí, dentro de ese minúsculo club perdido al final del pasillo, como si la puerta del buzón y la cortina verde pudiera llevarte a otra dimensión. Una donde el tiempo no corría, la mierda no ocurría, y una panda de idiotas inadaptados siempre me aceptaría.

    —¿A qué están jugando? —le pregunté a Rei, aburrida de estar metida en Instagram, inclinándome hacia su móvil.

    No estaba segura cómo era que el club de plano podía existir. Nunca me había empapado con las condiciones de su fundación, pero parecía funcionar sin el menor altercado y Kakeru se encargaba de mantener su perfil bajo con mano diestra. Corrían los rumores, sin embargo, y no sólo de este club. Me preguntaba cuán en la mierda estarían los directivos, los profesores y todo aquel que hiciera la vista gorda a este desastre. Ciertamente no tenía pies ni cabeza.

    —Es un fps que encontró Subaru el otro día —me respondió Rei; su voz sonaba calmada, a pesar de estar presionando la pantalla con tanta violencia—. Está bastante bueno, y no exige muchos recursos.

    Estaba al tanto de los riesgos, no se necesitaban muchas luces ni mucho tiempo junto a ellos para verlos. Sabía que toda esa estabilidad era una mera ilusión. Las cosas así, las tapaderas malolientes, nunca dejaban de ser castillos de naipes. Un mínimo cambio en las corrientes de aire bastaría para derribarlo.

    Club de favores.

    Bonita forma de ponerlo. No tenía idea bajo qué nombre estúpido figurábamos en la lista oficial de clubes, tampoco me interesaba averiguarlo. Los profesores no eran los únicos haciendo la vista gorda, ni siquiera eran los espectadores en primera fila.

    No estaban al tanto de todo lo que el club hacía.
    No como yo.

    Aún así, Kakeru siempre se había esforzado por mantener detrás de una cortina las mierdas más desagradables. No estaba muy segura si lo hacía por mí o por ellos, pero a efectos prácticos le convenía a todos. Él lanzaba botes enteros de pintura blanca, y yo fingía no saber que el lienzo era negro, jodidamente negro.

    —Hmm —murmuré tras su información, no con mucho interés, y me alcé del sofá—. Iré a buscar refrescos. ¿Qué quieren?

    Rei y Subaru respondieron de inmediato, en piloto automático.

    —Soda de uva.

    —Té matcha.

    Kakeru llamó mi atención imitando mis acciones. Lo vi de soslayo al tiempo que me alcanzaba.

    —Iré contigo.

    Acepté sin más. Recorrimos los pasillos y bajamos las escaleras en silencio, él había rodeado mis hombros con un brazo y yo no opiné al respecto.

    —¿Cómo has estado, Anna? —preguntó de repente, atravesando el primer piso.

    Lo miré de reojo, pero no me estaba viendo.

    —Bien, normal —respondí, monocorde—. ¿Tú?

    —Ya sabes, lo de siempre. Algo cansado, lo único. No he dormido muy bien estos días.

    —¿Ocupado?

    Inclinó la cabeza de lado a lado, como sopesando las posibilidades.

    —No exactamente. Es decir, estar ocupado nunca me quitó el sueño. Soy una persona muy organizada~

    —¿Entonces?

    Suspiró a mi lado, meneándome un poco.

    —Anna-chan, qué fría~ Luego me dices que estás bien, pero ¿te piensas que soy ciego?

    —Más bien tonto.

    Kakeru colocó expresión de circunstancia, y verlo me arrancó una sonrisa sin tregua alguna. Ni siquiera pude borrarla de mi rostro cuando fui consciente de ella.

    ¿Quién mierda era el tonto?

    —Como sea —continué—, ¿por qué no has podido dormir, entonces?

    No tenía remedio.

    —Mi hermano volvió a casa el otro día. ¿Te había contado? Creo que no.

    Arrugué el ceño, separándome de él para verlo de frente. Ya habíamos llegado a las máquinas expendedoras de afuera.

    —No, no me contaste —afirmé, aunque ambos supiéramos que sólo estaba haciendo el tonto—. ¿Y qué tal?

    —Bueno, ¿cómo te imaginas? —Soltó una risa sin gracia y se cruzó de brazos—. Mamá le insistió sin que papá supiera, y él creyó que era idea de ambos. Esa perra siempre maneja todo como se le antoja. —Bufó—. En fin, que ha sido una mierda, pero probablemente acabe pronto. Ya sabes, de una forma u otra.

    —¿De una forma u otra?

    No acostumbraba preguntar, no era mi estilo meter la nariz en sus asuntos. Kakeru venía a mí, hablaba cinco minutos de algunos de sus problemas y yo escuchaba en silencio. Estábamos bien así.

    No acostumbraba preguntar, y se notó en el relámpago de sorpresa atravesando su expresión. Por un segundo temí haber pisado la línea, esa que él había dibujado con mucho esmero. Y, Dios, cómo odié la oleada de alivio que me bañó el cuerpo al ver su sonrisa.

    Estaba mal de la puta cabeza.

    —Bueno, estas cosas no suelen tener finales bonitos. Lo sabes, ¿verdad?

    Su mirada parecía estar cargada de intención y fruncí el ceño, sin comprender del todo a qué se refería. En realidad no quería comprenderlo.

    —Siendo honesto —prosiguió, rebasándome para ir hasta la máquina expendedora—, no me veo a mi familia con la inteligencia emocional suficiente para manejar esto. Esa puta casa es un campo minado, después de todo. Nunca sabes qué cosa de lo que digas o hagas puede explotar la bomba. Y mientras más personas hayan dando vueltas, peor es.

    Lo observé en silencio, mientras elegía y agarraba las bebidas. No me había preguntado cuál quería yo. No hacía falta.

    —Tu hermano nunca se queda demasiado tiempo, ¿no?

    Kakeru me alcanzó la Coca Cola y comenzamos a caminar de vuelta.

    —Nah, aunque esta vez parecen estar montándose una competencia por ver quién amenaza más veces con irse a la mierda, los muy cabrones.

    A veces me resultaba difícil imaginar todo el ruido que debía haber en la casa de Kakeru, desde que la mía se había sumido en un silencio sepulcral. Eran los dos extremos de una contigüidad, llena de intermedios ideales. Pero no.

    Habíamos ido a parar a los putos polos.
    No éramos más que un par de estúpidos imanes.

    —Con suerte acabará pronto.

    —Sí, supongo.

    No parecía disconforme con mi respuesta de manual; de hecho, Kakeru nunca parecía disconforme conmigo. No acababa de entenderlo, y si conservaba algo de cordura era para aferrarme a la idea menos peligrosa de todas. Esa que remarcaba la línea entre nosotros con fuerza, casi rabiosa, y me gritaba por la cara cada vez que parecía querer cruzarla. No sabía, sin embargo, cuánto más sería capaz de resistir. No confiaba en esta versión de mí.

    Tan endeble.
    Tan patética.

    Corría hacia todos lados en busca de culpables, y no encontraba ninguno hasta toparme con el espejo. No podía culpar a Kakeru, no realmente. No cuando me había derretido entre sus brazos para amoldarme a sus bordes sin que nadie me lo pidiera, y había aprendido a callar y acatar como si de respirar se tratara. Apenas tenía recuerdos palpables de esa niña enérgica y simpática que tan feliz parecía haber sido. Estaba en mi cabeza, pero no podía reconocerla como propia.

    Sencillamente no era yo.

    —Al fin vuelven, joder. ¿Fueron a buscarlas a Shibuya?

    Kakeru rió y les lanzó las bebidas por la cabeza, volviendo a su lugar en el escritorio. Creo que me congelé unos segundos en la puerta, pues Subaru me miró extrañado y luego siguió a lo suyo.

    Aún a día de hoy conservo ese recuerdo con una claridad aterradora. La imagen de mis zapatos blancos, primero inmóviles, atravesando después el umbral de la puerta con una amplia zancada.
     
    Última edición: 21 Mayo 2020
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    hOLA

    Como siempre disfruto un montón leer estas cositas tuyas. Además, es lindo ir conociendo más a esta niña.
    Dios, es que vuelvo con el mood del comentario anterior (??) Kinda me duele verla así, tan apagada y casi sin personalidad, cuando estoy acostumbrada leerla en persona, con esa energía casi estúpida que la hizo hasta saltarle a Hiro por ser un grosero de mierda.
    Verla así, tan meh es como: Let me just *dies*

    Bueno, voy con las quotes.
    PUES BUENO, DEBERÍA. *patea la mesa*

    Hay varias partes de este estilo a lo largo de todo el fic y me duelen tanto wey, tantísimo. Me apretan el pecho, porque es tan jodido cuando uno llega a estas conclusiones, cuando uno sabe que la persona en que se transformó es bueno... ridícula. Pero no hay mayor cosa que hacer en ese momento y pues es lo que hay y lo que habrá hasta que algo detone otro cambio.

    GUUURL esta imagen me gustó un huevo idk, me gusta un montón cuando usas esta imagen del blanco y el negro, porque el alto contraste siempre es tan... chocante. Sobre todo cuando uno se pone a pensar en la cantidad de blanco que se necesita para cubrir el negro, todo para luego acercarse y en ciertas partes, se note todavía.
    Creo que es super sencilla, pero tiene tanta fuerza que aaaaaaaa.
    GRAN PREGUNTA, ANNA. GRAN PREGUNTA *patea la mesa de nuevo*

    *sips tea* Aplicable a todo este background.

    Otra cosa que me duele akbdasbdaks porque GURL es tan heavy cuando me paro a pensarlo. El fact de que ambos tengan sus broncas, pero estén en los finales del espectro y, de alguna manera, sea eso lo que los mantenga unidos (plus la pinche deuda pelotuda de Anna. Me cago en tus muertos Kakeru aunque no seas 100% el malo de este rollo).

    De nuevo estas dos quotes, tan parecidas a una de arriba, que me pegan tan duro.
    Odio ver a Annita pensando estas cosas porque gurl es tan bella y la amo tanto y mI CORASON. Me dan unas ganas de zarandearla y decirle: VUELVE A SER TÚ, WEY. DO IT. YOU DON'T NEED THIS BITCHES.

    Y a la vez mi masoquismo disfruta leer estas weas, porque la hacen mucho más humana y gurl me pasa igual que a ti y a Gabi leyendo mis weas en primera persona, te juro que puedo escuchar a Anna en mi cabeza, como si fuera ella quien me está contando toda esta mierda o como si de alguna manera ella se fusionara conmigo y yo pudiera sentir las cosas como las siente.
    AAAAAA nada, que amo como escribes y amo haber empezado esta pendejada de las cartas del tarot contigo ♥ me encantan las cosas que están saliendo de tus bebés y amo a tus niños como si fueran míos.
     
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  3.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    HOLA, ahora te va a tocar a ti aguantar la petada de comentarios seguidos teehee (?) Y first of all tengo que decir que te he dejado el imapkatado bc girl i'm so fucking confuseeeeed JAJA así que igual y este comentario va a ser super raro porque aaa

    So, qué onda annita, what is this. Igual que a Mely, me resulta super raro leerla así de indiferente porque en Persona is a little bean y en Gakkou, aunque hemos visto poquito de ella, intenta serlo y es tan... anticlimático verla así, que todo le da igual y que incluso se siente MAL cuando pregunta algo demás LIKE QUÉ COÑO LE HAN HECHO A MI BEBÉ ESTOS PENDEJOS.

    Y un poco en resumen, he amado el escrito pero me he enterado... a medias, y no sé si es porque yo no he leído aún algunas cosas de su bakground que están publicadas o algo, pero estoy confusa. Que, hey, a lo mejor era tu intención en cuyo caso lo has hecho super bien porque según iba leyendo, iba descubriendo nuevas cosas, como el club tan extraño que tienen pero luego me quedaba con muchas dudas, tipo, ¿qué favores hacen realmente? porque parecen una pinche gang, ¿cómo ha acabado annita ahí? Y luego cuando Kakeru le cuenta sobre su familia y Anna piensa en el silencio de su casa... pues me hace preguntarme qué onda ha pasado para que así sea.

    Que, tbh, en realidad me gusta que así sea el fanfic. Si lo has hecho a propósito, me parece una técnica kinda complicated pero super chula porque le vas dando al lector algo de información para atraerlo pero cortas justo con lo más interesante para que quiera saber más, y eso me encanta. Como lectora, pues quiero saber más del pasado de Anna y qué onda con estos pendejos, y por qué es tan indiferente y todo, quiero saber aa.

    Also, debo decir que me gusta mucho más la ball of sunshine que es en persona así que espero que siga siendo así, pero sobre todo, que sea genuino. Que sea feliz y energética porque así es ella y al fin se siente que puede serlo, y no esta Anna que... tbh, hasta ella misma sabe que no es como debería ser. I blame Kakeru, i don't know him but i blame him (?)

    Y bueno, creo que ya. No tengo mucho más que decir, me falta aún una historia más de su background que va a ser mi siguiente lectura so a ver que más descubro, tengo curiosidad. Por lo demás, pues ya sabes, me encanta como escribes <3 Usáis metáforas super bonitas y muy visuales que ayudan un montón a entender la situación y mira, has escrito una escena super simple en realidad, es que si lo piensas no pasa nada, pero aun así es maravillosa, tiene un montón de detalles y cosas interesantes y idk, me encanta. Ya sabéis que soy super fan de esta novela y de vosotras so uwu

    PD: Judgment en mi juego te suelta unos personajillos que se llaman beggar (lol, os podéis creer que no recuerdo la traducción al español ahora mismo?) que suelen darte cosillas buenas si les da monedas, vida o depende de lo que te pidan.
     
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