One-shot The Moon [Gakkou Roleplay | Persona | Anna Hiradaira]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 3 Mayo 2020.

  1.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master yes, and?

    Piscis
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    Escritora
    Título:
    The Moon [Gakkou Roleplay | Persona | Anna Hiradaira]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2150
    N/A: weno, mi idea era no escribir sobre esto porque quería desarrollarlo con calma en el rol, pero como no sé qué va a pasar y llevo con esta idea concreta en la cabeza desde que creé a Anna, pos no me aguanté más. So here we go, un cachito de la backstory de Annita for ya.

    I. The Magician.
    II. The Popess.
    III. The Empress.
    IIII.
    The Emperor.
    V. The Pope.
    VI. The Lover.

    VII. The Chariot.
    VIII. The Justice.
    VIIII. The Hermit.
    X. The Wheel of Fortune.
    XI. The Strength.
    XII. The Hanged Man.
    XIII. Nameless.
    XIIII.
    The Temperance.
    XV. The Devil.
    XVI. The Tower.
    XVII. The Star.
    XVIII. The Moon.

    XVIIII. The Sun.
    XX. The Judgement.
    XXI. The World.
    Ø. The Fool.




    fallin doesn't feel so bad when i know you're fallin this way too


    The Moon.png
    .
    .

    Ese día, las prácticas del club se habían cancelado. No estaba acostumbrada a salir tan pronto de la escuela y me pregunté qué podía hacer para matar el rato; a decir verdad, no me apetecía volver a casa y estar sola. Revisé el móvil mientras dejaba caer los zapatos sobre las rejillas de los casilleros y los encastraba en mis pies con movimientos automáticos. Deslicé y deslicé todos los mensajes absurdos en el grupo de LINE sin leerlos realmente, y tipeé con dedos veloces.

    Hey, alguien para pasar el rato? Me aburro de muerte.
    3:25 p.m.

    Hice un gran globo con el chicle que iba mascando al salir de la escuela y lo exploté segundos después; el aroma a tutti frutti me bañó la nariz. Eché un vistazo hacia ambos lados de la calle, por si me topaba con alguno de mis amigos, pero no había caras conocidas. Suspiré, estirando las mangas del cárdigan, y comencé a caminar. Las respuestas comenzaron a apilarse tras mi mensaje, y las fui descartando con cierta molestia. Seguí caminando sin gran rumbo, vagando por las calles tranquilas de Shinjuku, evitando acercarme a casa lo más posible. Paré en una máquina expendedora, compré una Coca Cola y volví a revisar LINE. Fruncí el ceño.

    Nada.

    ¿Dónde mierda estás, Kakeru?

    Al final acabé resignándome, y acepté reunirme con los chicos en la rambla de siempre. Me daba lata, pero seguía siendo mejor que quedarme encerrada en casa. Con la gaseosa en una mano, me coloqué los cascos y enderecé mis pasos hacia Kabuchiko. Nada quedaba a muchas calles de distancia, a decir verdad, así que me la pasaba caminando. Disfrutaba mantenerme en movimiento, aunque más no fuera para meterme en lugares que mis viejos, ciertamente, habrían desaprobado. ¿Importaba, acaso? De todos modos no se enterarían.

    Ya no hablábamos nunca.

    El invierno se notaba en lo corto de los días y lo frío de las noches. Cuando llegué con los chicos, el sol había comenzado a esconderse detrás de los enormes edificios y la vida de Kabuchiko emergía lentamente. La calle fue llenándose con los sonidos agolpados de música lejana, las conversaciones dispares, los tubos de neón y los anuncios LED por doquier. Los chicos estaban practicando diversos flip con el skate y apoyé la espalda sobre la barandilla, aceptando un trago del refresco de Rei. Siempre me habían dado bastante igual sus hobbies, sólo los observaba sin más.

    —¿No hubo club hoy? —me preguntó, recostado a mi lado.

    Lo vi de reojo y meneé la cabeza, devolviéndole la lata.

    —Me enteré prácticamente de casualidad. Kakeru no me había dicho nada.

    —Ah, sí. Está algo distraído estos días.

    —¿Tienes idea por qué?

    Rei se encogió de hombros, sin mucho interés en el asunto.

    —Si tú no sabes, menos yo.

    —¡Eh, Rei! ¡Ven a ver esto!

    La voz animada de Subaru se coló entre nosotros y Rei respondió a su llamado, despegando la espalda de la barandilla. Yo recargué los codos, viéndolos, y solté el aire por la nariz. Una brisa fría me sopló el cuello y, sintiendo el escalofrío por toda la espalda, decidí soltarme el cabello negro. Colgué la colita rosa en mi muñeca y saqué el móvil del bolsillo de la falda. Mierda, ¿cuántas veces iba a revisarlo?

    Era una idiota.
    Nada había cambiado. Sin mensajes.

    —Aw, ¿qué ocurre, Anna-chan? Te ves decaída.

    Ugh, Minato había aparecido por quién sabe dónde y había conseguido abrazarme por los hombros. Me habló super cerca y su aliento apestaba a alcohol. Lo miré de reojo y mis ojos deben haber despedido hielo, pues se tensó un segundo antes de echarse a reír y zamarrearme de acá para allá.

    —¡Venga, venga! ¡Hay que sonreírle a la vida! Eres muy joven para andar tan desgraciada, enana.

    Suspiré, ya inmune a sus apodos, y me quité su brazo de encima con cierta rudeza. Di unos pasos hacia adelante y me giré hacia él, quien se había apoyado en la barandilla. Jodido cabrón, siempre metiéndose con chicas de secundaria.

    Qué mal debía irle con las de su edad.

    —Vete a la mierda, Minato —bramé, de mala gana—. Y pégate un baño, o deja de beber, no lo sé, hombre. Pero apestas.

    Sí, por eso no solía juntarme con los chicos allí. La rambla era punto de reunión común para muchos idiotas de diferentes grupos y edades, pero con la misma capacidad neuronal y esperanzas de insertarse en la sociedad. Rei y los muchachos estaban bien, pero luego aparecían Minato y los otros desperdicios de oxígeno y me arruinaban el poco buen humor que conservaba.

    Sí, por eso no solía juntarme con los chicos allí.
    No sin Kakeru.

    —Ah, Anna-chan, ¡me lastimas!

    Me daban igual sus burlas. Giré sobre mis talones, lo dejé hablando solo, y me acerqué a Rei y Subaru. Se estaban riendo de algo, congregados alrededor de un móvil, y me hice espacio entre sus humanidades de metro setenta para mirar. Ah, vídeos de tortugas disfrazadas. Sí, un clásico de los chicos.

    El cielo ya se había pintado de negro sobre nuestras cabezas, y me pregunté si sería buena idea ir volviendo a casa. Mamá llegaría en… una hora, más o menos. Podía hacer las compras para la cena en el camino.

    —Eh, ¿saben si mañana hay club? —les pregunté, colgándome el bolso al hombro.

    Rei y Subaru intercambiaron una mirada, claramente perdidos.

    —Ni idea —respondió Rei, mientras Subaru retomaba la práctica con el skate—. Pregúntale a Kakeru.

    —¿Tienen idea dónde está, igual? No mostró la cara en todo el día, ni siquiera en la escuela.

    Rei guardó las manos en los bolsillos, encogiéndose ligeramente bajo la brisa nocturna, y soltó una risa corta.

    —Ya te dije, Anna —insistió, sin molestia en su voz—. Si tú no sabes, menos nosotros. ¿Por qué no le preguntas y ya?

    Observé al muchacho con los labios apenas fruncidos, mientras permanecía de pie a mi lado siguiendo atentamente los movimientos de Subaru. Ambos ya iban a tercer año y ahí estaban, cada bendita tarde luego de clases, bebiendo refrescos baratos y viendo videos de tortugas. ¿Qué harían de su vida, con los exámenes de ingreso? ¿No iban a escuelas de apoyo? ¿No planeaban asistir a la universidad? Mi semblante se endureció y me giré.

    No era como si me incumbiera.

    —Bueno, me voy —avisé sin más, agitando una mano en el aire—. Nos vemos.

    No llegué a salir de Kabuchiko cuando sentí la vibración del móvil en el bolsillo. Me quité los cascos, chequeando el nombre en pantalla, y el corazón me dio un ligero vuelco.

    —¿Kakeru?

    Su voz, risueña y liviana, sonó suave al otro lado de la línea.

    —Buenas, buenas, Anna-chan. ¿Qué haces? ¿Estás libre?

    Por un segundo, al parecer, olvidé cómo hablar. También olvidé lo que ya había planeado.

    —Sí, estoy matando el tiempo con los chicos —mentí.

    —¿Hmm? ¿Dónde están?

    —En la rambla. ¿No leíste el grupo?

    —Ah, andas cerca. —Ignoró de plano mi pregunta—. ¿Qué tal si te pasas por KaraokeKan?

    Miré las puntas de mis zapatos, mientras me mordisqueaba el labio y enroscaba un mechón de cabello azabache en mi dedo.

    —Sí, claro —cedí—. En cinco estoy ahí.

    —¡Genial! Nos vemos~

    No reflexionaba sobre mis acciones, no realmente. Hacía mucho tiempo había dejado de hacerlo. Hacía mucho tiempo había dejado de llegar a casa en horario, y mamá también había dejado de preguntar. No sabía cómo, pero cuando fui consciente de ello, la vida ya se había acomodado de forma tal que perturbarla implicaba un gasto de energía enorme.

    Y no quería problemas.
    No quería volver a estar sola.

    Odiaba admitirlo o sentirme así, pero le debía mucho a Kakeru. De no ser por él, probablemente habría seguido almorzando sola en la escuela, volviendo temprano a una casa vacía, y habituándome más y más a un silencio que jamás me había pertenecido. Puede que no fuera perfecto, pero era.

    Kakeru lo era.

    Kabuchiko había comenzado a concurrirse, y me llevó un tiempo mayor del previsto llegar al karaoke. Además, mejor había sido evadir a los oficiales llevando uniforme escolar a esas horas; aunque hicieran la vista gorda sobre las actividades del barrio, seguían llevándole mucho el apunte a los menores de edad. Era un grano en el culo.

    Noté el disturbio desde el otro lado de la calle. Había varias personas reunidas al costado del edificio, en un callejón angosto, mientras unos transeúntes los filmaban desde cierta distancia. Mi cuerpo reaccionó solo al distinguir la luz verde del semáforo de peatón, y me apresuré en dirección a la escena con el corazón en la boca. Puede que yo también hiciera la vista gorda, pero no era idiota.

    Lo sabía perfectamente.
    El mundo al que Kakeru y los chicos pertenecían.

    El rastro de las luces de neón se recortaba a bordes irregulares sobre la oscuridad del callejón, y la frenética vida del barrio se aglomeró en mis oídos bajo el ruido seco de los puñetazos. Cuando me detuve frente a Kakeru, el último cuerpo estaba cayendo. Observé el reguero de jóvenes a su alrededor, desmayados o retorciéndose en el suelo, mientras él se erguía y las luces rojas iluminaban los manchones de sangre en toda su camiseta. Entonces me vio, sentí el peso de su mirada entre la bruma de su cabello negro pegoteado.

    Miedo.

    Retrocedí un paso, sin aire en el pecho, pero allí me congelé. Él me alcanzó, acunó mi mejilla y me sonrió. Su tacto era helado y quemaba.

    —Perdona, Anna-chan. Tuviste que ver algo desagradable.

    No sé de dónde saqué las palabras.

    —Descuida. ¿Estás bien?

    Kakeru ladeó la cabeza y se observó con desinterés, volviendo a dedicarme una pura y amplia sonrisa.

    Hijo de puta.

    —De maravilla, no ha sido nada. Puede ser peor. —Su voz se oscureció, y un destello opaco cubrió sus ojos grisáceos—. Tú lo sabes.

    Pero fue apenas un segundo, pues me acorraló contra la pared a su derecha y me plantó un profuso beso en la mejilla, aspirando luego cerca mío.

    —Te extrañé, Anna-chan —susurró, acariciando mi cabello—. Ah, perdona por hoy. Olvidé mencionarte que no habría club.

    —Está bien.

    Me costaba mucho verlo con normalidad, llevaba toda la ropa salpicada de rojo y olía a sudor y tabaco; incluso la piel de su rostro, y los nudillos contra los que cepillaba mi pelo.

    Sangre.
    Miedo.


    Y por debajo de eso, Kakeru. El jodido Kakeru.

    —¿Sabes una cosa? —Su voz sonó jocosa y me volví hacia él; estaba sosteniendo un mechón de cabello contra su mejilla—. Deberías teñírtelo. Creo te quedaría bien el rosa.

    Tomé aire por la boca, intentando encontrar en sus ojos la respuesta a por qué mierda no me largaba de allí, y aprovechó mis labios entreabiertos para colarse dentro y besarme con maña. Llevaba todo el rostro salpicado de sangre y aún olía a sudor y tabaco, y me aferré a su cuello y lo atraje hacia mí.

    Y era Kakeru.
    Y se lo debía todo.
     
    Última edición: 21 Mayo 2020
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  2.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Le suelto un impaktado porque me lleva la verga y aunque en cierto punto ya se veía venir esta wea, me pegó como una patada el final (?) Annita par favar.

    Te juro que yo no puedo con estos fics tuyos, porque hay fragmentos o acciones de tus niños que siempre, siempre de alguna forma terminan conectando conmigo y I feel them so bad.
    Me pasó con Joey y ahora me pasó un poco con Anna, dios mío.

    Todo el rollo desde que decide ir a hacer el imbécil con los chicos a pesar de que no está muy convencida, pero todo sea por no acercarse a casa... gurl. Mood (?) no es que lo sienta siempre tho, pero kinda estar fuera de casa a veces es un genuino alivio o hasta un deseo, pa qué mentir.

    Todo se me empezó a ir a la mierda a partir de que aparece Minato, eso sí, porque activó un sentimiento de peligro super fuerte, te lo juro, y desde ahí me quedé así de: esta mierda va en pique xd porque ni hemos llegado al drama de por sí (??)

    Y shit, también con esto:
    Porque I mean, ya ahí sentí otra cosa detrás de Kakeru. Una cosa es estar agradecido con alguien, pero lo de esta niña no es agradecimiento, es otra cosa. Es deuda y la deuda es peligrosa y horrible.

    Luego la llama, le dice de verse y yo sigo gritando internamente, deseando agarrarla de las mechas y llevarla a casa incluso cuando dije que la entendía respecto a NO QUERER IR A CASA.
    ¿QUÉ HACES JUNTÁNDOTE CON UN WEY QUE, CUANDO LLEGAS, SE ESTÁ AGARRANDO A VERGAZOS CON UN POCO DE PENDEJOS COMO SI FUERA NORMAL?
    ANNA, POR FAVOR AAAAAAAAAA.

    Pero todo esto:


    It just hit me like a truck, girl, wtf.
    La escena, él salpicado de sangre, el olor, la forma en que trata a Anna y esa única palabra en cursiva: Miedo. Que aún así ella distinga a una persona debajo de eso ya es kinda una cagada, pero cuando le suelta lo del tinte el cabrón y yo recuerdo que aquí Anna tenía el pelo negro natural, shiiiiit. NO *patea la mesa*
    Y la besa y Anna en vez de hacerlo a un lado, lo pega a ella. I can't, I wanna kick someone's ass.

    Y la deuda, que esto tenga deuda de por medio me pone en alto rage mode, no te explico yo abdjaejdbas. Anna deserves LOVE *patea una silla*

    Gracias por esto, de verdad. Fue super interesante de leer y me hizo amar aún más a tanuki-chan, como si fuera posible.
     
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  3.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
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    ;;;w;;;

    A diferencia de Shiori, este si me dio más penita. Es muy complejo eso de que un barrio marginal opaque si o si a personas que son un amor, que son buena gente, que los obliguen a tomar caminos que no quieren, porque es lo único que tienen.

    Yo, por lo que se veía en el rol de Persona, por varios momentos pensé que este tal Kakeru fue mala gente con Anna, así que fue una sorpresa encontrarme con todo lo contrario... ;w; dios, pobrecitos. No me imagino la impotencia que debe sentir la pobre Anna, no poder ayudar a tu amigo, porque son problemas que están fuera del alcance de unos niños/adolescentes como ellos ¡Hasta varios adultos no pueden hacer mucho! Y lo desolador que tuvo que ser para Kakeru que esta le viera en tal estado, más aún cuando de seguro se lo llevaron preso o algo. Perfectamente me imagino a Anna siendo la poca pizca de normalidad y calma en la vida de Kakeru, y al mismo tiempo este era una compañía super necesaria para la chica, para que no se sintiera sola ni se desmoronara por esta soledad. Y si a Kakeru le encerraron ya sea en un reformatorio o quien sabe en donde, significa que no se verán en mucho tiempo, y eso me es triste, porque en todo lo que explayaste, a mi me da a entender que se hacían demasiado bien mutuamente.

    Eso, la narración estaba bien bonita, la música de fondo pegaba y mimetizaba bastante. Le pongo el fangirl, porque yo soy fangirl con Anna siempre (?????????)

    Eso~
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Lo que yo estoy adorando leer los background de vuestros personajes, istg. Also he visto que justo has subido otro fic del background de Anna and omg, ahora me toca uno de Yáahl pero después me leeré ese sin dudar aksnda.

    Anyways, al fic. Lo he amado, dios. Por ahora Persona es el único rol que ando leyendo aun si no estoy participando, así que les estoy pillando mucho cariño a los personajes y Anna es uno de los que más. Realmente tengo curiosidad por saber cuál es el motivo por el que no quiere volver a casa, y la veo como una chica tan animada y tan deseosa de hacer amigos que no me imaginaba que tuviese un pasado así tan triste.

    Intentar encajar en un grupo con tal de huir de tu casa, depender tanto de una persona y simplemente esperar cualquier cosa de él... la verdad es que es duro. Leí los mensajes de Mori contigo y con Yáahl sobre Kakeru y la verdad es que tenía curiosidad por ver qué onda y, well, sí. Realmente esto está muuuuuuy lejos de ser una relación sana y en la que se ayudan, es más bien una de dependencia en la que se hacen daño pero son incapaces de separarse.

    Creo que ambos lo saben y aun así ambos son incapaces de escapar porque... pues así de dura es la vida y las relaciones humanas. Cuando Anna le corresponde el beso después de todo y el hecho de que realmente sentía miedo... Me gustaría saber que circunstancias les ha llevado a tener este tipo de relación, tbh. Quizás con el otro fic me entere de algo más, ya veremos.

    Anyhoo, me ha gustado mucho omg, como siempre <3 Realmente es super angsty (y el hecho de saber que Anna tiene las mechas teñidas ahora mismo por esto es añdjasnda) pero what can i say? i fucking love angst.

    PD: en mi juego The Moon te lleva a una de las habitaciones secretas del piso uwu
     
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