Explícito XIII [Gakkou Roleplay | Shiroki]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Zireael, 4 Mayo 2020.

  1.  
    Zireael

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    Título:
    XIII [Gakkou Roleplay | Shiroki]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3834
    Al fin, mi maldita carta XIII. Es la que suelen llama Death just because, en la baraja que andamos usando (la de Marsella, que es la que conozco por encima y que se cree es la baraja original del Tarot, es decir, la primera en surgir) esta carta no tiene nombre, es solo el número.
    No es una carta negativa en todas las de la ley, aunque ninguna lo es, y ciertamente cuando la vi y me la explicaron (gracias, profe de apreciación literaria jsjs) se transformó de inmediato en mi carta favorita de los 22 arcanos mayores y creo que solo por eso, a esta sí le voy a dejar una parte de sus posibles significados.
    XIII (Sin Nombre o La Muerte): se asocia al renacimiento y la transformación, al ascenso luego de alcanzar el fondo. Implica un corte de todo lo conocido para poder hacer un cambio verdadero y acabar con el pasado. Es esta la muerte de la que habla, más que de una muerte física, pero no deja de estar asociada a elementos considerados oscuros, como la noche en general y a los difuntos, sí.
    En el sentido negativo ni voy a determe bc flojera.

    La tenía planeada para Jez y Joey, pero no logré encajarla con ellos de ninguna manera JAJAJA creo que solo con estos dos puedo mezclar esos tintes oscuros medios raros con la softness usual, es extraño.
    Además, luego de pensarlo, realmente es como si estos dos estuvieran cortando las raíces de sus propios pasados para permitir que crezcan nuevas y se permitan pues algo que no se hubieran permitido nunca antes de conocerse, quizás (no, no hablo de la dirtyness). Es probable que, como con The Devil que se la asigno a Joey y a Kat separados o juntos, a Hiro y Shiori les asigno la XIII, separados o juntos y antes y después de conocerse. Pueden pasar por todas las facetas de esta carta y, supongo, que al final del día eso los caracteriza de alguna forma, su capacidad de transformación.

    Anyway, Yugen te etiqueto as always por si las moscas.
    Esto lo llevo escribiendo desde hace un buen rato, si me preguntan por qué demoré tanto idk.

    Dejo la lista actualizada de los arcanos:

    I. The Magician.
    II. The Popess.
    III. The Empress.
    IIII.
    The Emperor.
    V. The Pope.
    VI. The Lover.

    VII. The Chariot.
    VIII. The Justice.
    VIIII. The Hermit.
    X. The Wheel of Fortune.

    XI. The Strength.
    XII. The Hanged Man.
    XIII. Nameless.
    XIIII.
    The Temperance.
    XV. The Devil.
    XVI. The Tower.
    XVII. The Star.
    XVIII. The Moon.
    XVIIII. The Sun.
    XX.
    The Judgement.
    XXI. The World.
    Ø. The Fool.
    Advertencias (que siempre olvido ponerlas): Escenas de sexo heterosexual y kind of kinky, para variar.




    Renegade, go play.
    .
    Oh, I think I might lost my way.
    .
    Why don't you just put me down, baby?



    [​IMG]






    Estaba echado a sus anchas en uno de los bancos del parque, desierto porque amenazaba con llover en cualquier momento, su cabeza caía hacia atrás y tenía los ojos cerrados. La brisa agitaba suavemente su cabello cenizo.

    Un tacto ajeno, sinuoso, se hizo presente en sus brazos desde atrás y sintió la calidez de un cuerpo al pegarse a él. Se hubiera apartado de no ser por qué reconocía ese cuerpo, quizás con más precisión de la que era consciente.

    —Hiro. —La escuchó ronronear junto a su oído, donde luego depositó un único beso.

    Un pesado suspiro se le escapó del pecho. Conocía ese maldito tono de voz.

    Lo iba a matar.

    —¿Qué quieres, Kurosawa? —soltó, ronco. Otro beso, esta vez cerca del cuello, que le erizó la piel.

    —¿Hmh? —Su cuerpo estaba caliente, como siempre, pero cuando hablaba así parecía echar un litro de gasolina sobre sí misma y luego encender un fósforo—. ¿Me harás decirlo?

    —Joder, Shiori, estamos en medio del puto parque.

    —¿Entonces por qué te haces del rogar? —La sintió colar la mano dentro del gakuran, acariciándole el pecho—. Vamos~

    Estaba loca.

    Gruñó por lo bajo, sintiendo su cuerpo reaccionar a las caricias de Shiori.
    La tomó por la muñeca, quizás con más fuerza de la planeada, y giró el rostro para callarla de un bocado. La besó, posesivo, como había aprendido que le gustaba, y mordió su labio sin fuerza, logrando arrancarle una sonrisa burlona. Cuando se separó la vio rodear el banco, hasta quedar frente a él, y antes de que pudiese reaccionar había subido a su regazo.

    Sus manos respondieron solas, rodeando su cintura y pegándola a él.

    Joder.

    Ahora fue ella quien lo besó con necesidad, con sus delgadas manos apoyadas en sus hombros. Él entreabrió los labios, dándole permiso de colarse en su boca y cuando lo hizo, apretó el agarre alrededor de su cintura.

    Marcas.

    A Shiori se le aflojaron las piernas y sus caderas se movieron contra el cuerpo del muchacho, uniendo sus intimidades a través de la ropa. A ambos se les escapó un pesado suspiro que murió en la boca del otro.
    Ella se separó y lo miró desde arriba. Las ondas de su cabello que asemejaban víboras oscuras, con una sola azul eléctrico, caían a su alrededor.

    Iba a devorarlo.

    Sus ojos de atardecer estaban casi tan oscurecidos como el cielo.

    —¿Vas a venir conmigo o no? —No era una pregunta, era una puta orden, lo sabía.

    Hiroki deslizó las manos a sus muslos, apretando con fuerza.

    —¿Qué es lo que quieres, Shiori?

    —¿Ah? —Entrecerró los ojos y soltó una risa ronca mientras movía sus caderas sobre él de nuevo, lentamente. Habló en su oído con voz ahogada—. ¿Qué más voy a querer? Follarme a mi novio, para no aburrirme~

    Novio.

    ¿Cómo es que podía ser tan suave y cuidadosa y a la vez comportarse de aquella forma? Era casi salvaje, como un animal a medio domesticar. De hecho eso la resumía bastante bien, las cosas pasaban cuando a ella le daba la gana, ni antes ni después.
    Aunque ciertamente todo en ella era así de dicotómico, incluso sus pasatiempos. Era una maldita rara y lo volvía jodidamente loco.

    Acompasó el movimiento de su cuerpo, mientras subía las manos por la cara externa de sus muslos, hasta deslizarse bajo la falda. Rozó las curvas de su cuerpo y luego, sin dar tiempo a nada más, la obligó a bajar de su regazo. La sintió aferrarse a su ropa, negándose a dejarlo ir un instante, pero cuando estuvo de pie él se levantó también y la miró desde arriba.

    —Apúrate entonces, pajarito.

    Estaba mal de la cabeza, sabía cuál era su puto plan y la dejaba llevarlo a cabo. La dejaba disponer de él como un cachorro.

    No era la primera vez que lo arrastraba a su casa, sabiendo que estaría sola, ni sería la última aparentemente. No tenía bastante con el jodido armario de enseres al parecer y, en el fondo, él tampoco.

    Más.

    Siempre quería más.


    Shiori había guiado el camino, unos pasos por delante, perfectamente consciente de que él la seguiría con la mirada.
    Entró a la casa, cerrando la puerta tras de sí, y prácticamente de inmediato se le lanzó encima, rodeándole el cuello con los brazos.
    Lo besó casi con desesperación, posesiva, demandante, a la vez que enredaba los dedos en el desprolijo cabello cenizo de Usui. El muchacho la despegó del suelo con ambas manos y ella enredó las piernas en su cintura.

    —Ya sabes el camino, Hiro —murmuró, separando cada palabra con un beso.

    Mentira no era.

    Avanzó con ella en brazos, casi a ciegas, porque no había dejado de robarle el aliento y entró a su habitación, cerrando la puerta con el pie. Se dejó caer en el borde la cama, desenredando las piernas de Shiori de su cintura para que quedara a horcajadas sobre su regazo de nuevo.
    La sintió deslizar sus labios húmedos por su cuello, mientras sus hábiles manos empezaban a deshacerse del gakuran y la camisa. Mordió su piel clara, succionando después, marcándolo, y arrojó la ropa al suelo del cuarto mientras se permitía rozar su clavícula con los dientes.

    El gruñido ronco que brotó de Usui hizo que sus caderas reaccionaran, apretándose contra él.

    Duro y caliente.

    Ahogó un gemido contra su piel.
    Sintió sus manos torpes empezar a deshacerse de su ropa también, la molesta chaqueta, la camisa, el sostén. Recorrió cada centímetro de su piel expuesta con los dedos, delineó su columna con la mano, hasta llegar a su nuca y enredar los dedos en las víboras oscuras. Tiró hacia atrás, separándola de él y recorrió la piel nívea de su cuello con los labios, permitiéndose morderla suavemente. Su respiración agitada hacía subir y bajar sus senos desnudos, expuestos, tentándolo; siguió bajando, probando la delicada piel de su escote, hasta alcanzar los botones rosados. Su aliento chocó en esa zona, arrancándole un gemido a Shiori, dulce, tierno. Era más un quejido de protesta.

    —¿Estás sensible hoy? —murmuró, áspero, y una sonrisa de depredador se formó en sus labios al notar la piel ajena erizarse a pesar de que ella había negado con la cabeza—. ¿No? Vaya.

    Apretó la lengua contra el botón erecto, cálido, y consiguió otro gemido como respuesta. Las uñas de la muchacha se enterraron en sus hombros, la mordió entonces, sin fuerza, apenas para provocarla.
    Enredó más los dedos entre su cabello, afianzando el agarre. No iba a escapar.
    ¿Qué se lo quería tirar? Bien, que lo hiciera con todo gusto, pero esta vez iba a jugar un rato antes.

    Como un lobo con un conejo.

    —D-déjame. —Una cosa era lo que decía y otra lo que hacía, porque sus caderas volvieron a reaccionar, buscando fricción contra él—. Hiro, por favor.

    Rio, una risa grave, que volvió a erizarle la piel a Kurosawa.

    —No. —Movió su lengua alrededor, luego en su contorno, y después en la depresión entre ambos senos, antes de pasar al otro y repetir el proceso.


    Era tan tibia y suave, maldita sea, además olía a perfume. El perfume que había aprendido a reconocer en ella incluso antes de que lo arrastrara al armario del gimnasio, un tenue aroma floral.

    Disfrutaba sentirla retorcerse entre sus brazos y su boca, gimiendo en protesta, arrojando señales mezcladas. A ella le gustaba lo que hacía, sí, su cuerpo lo decía pero su mente no quería ser una presa.
    La mente de Kurosawa funcionaba como la de un depredador.

    Era un leopardo disfrazado de antílope.

    Con la mano libre Hiroki abrió la cremallera de la falda y jugueteó con el elástico de sus bragas, deslizándolo un poco hacia abajo.


    —¿Harás algo si te lo pido? —La respiración rápida y casi dolorosa de su novia se detuvo un segundo, suficiente para que él lo notará y anticipara su respuesta.

    No.

    —Sí. —Su agitación se coló en la afirmación y pudo jurar que iba a deshacerse sobre él. Enarcó una ceja apenas un instante al escucharla—. Joder, sí.

    Antílope disfrazado de leopardo.

    Dejó ir su cabello por fin, aunque varias hebras quedaron en sus dedos.

    —Termina de desvestirte. —Sonó aún más áspero, si es que era posible, incapaz de ocultar el deseo que le corría por el cuerpo, y a pesar de lo que estaba pidiéndole no podía mirarla a los ojos—. Y vuelve a mi regazo.

    No hizo preguntas, no protestó ni dudó. Se levantó, se deshizo de la falda abierta, de las bragas y las medias.
    Aún respiraba como un conejillo.
    Su cascada oscura y el destello celeste se deslizaron por su piel de porcelana mientras se sentaba sobre él de nuevo.

    Expuesta.

    Las manos de Hiroki volvieron a posarse en sus muslos y se deslizaron hasta sus glúteos, forzándola a pegar su cuerpo a él. Un suspiro ahogado escapó de su boca.
    Volvió a levantarla para colocarla sobre la cama, aún reptando sobre su cuerpo y entre sus piernas. Fusionó sus alientos, recorrió su cuello, sus pechos, el camino de su vientre y sus muslos. Lamiendo, besando, mordiendo.

    Marcando.

    Joder, quería comérsela, consumirla hasta el cansancio. Reclamarla como suya una y otra vez, o autoreclamarse a sí mismo como de ella, ya no estaba muy seguro y, a decir verdad, importaba una mierda. Shiori Kurosawa lo tenía comiendo de la palma de su mano.

    Hundió el rostro entre sus piernas, como el animal hambriento en que ella lo convertía y la sintió entremecerse antes de reaccionar, enredando los dedos en su cabello alborotado y apretarlo contra sí.
    Su siguiente movimiento solo le confirmó que sin importar las vueltas que diera a su alrededor, ella se saldría con la suya, que al final del día Shiori siempre tendría el puto control sobre todo.

    Y no importaba.

    Lo despegó de ella, obligándolo a subir y besarla, o más bien obligándolo a subir para poder devorarlo.
    Sus manos viajaron a la correa de su pantalón, la soltaron y finalmente bajó la prenda. Si lo pensaba, no sabía cómo demonios había terminado bajo su cuerpo después de eso. Shiori no tenía fuerza física pero sus movimientos, como resultado del jodido club de esgrima, eran tan fluidos y escurridizos como los de un gato, muchas veces eran suficiente para desbalancearlo y colocarse encima nuevamente.

    De regreso a su trono.

    Su mirada naranja había recuperado el aire felino usual en aquella situación, provocadora, burlona. Era la mirada de una chica que sabe el poder que tiene y lo disfruta.

    —¿Creíste que era tu turno hoy? —La vio sacar un preservativo de la gaveta del mueble junto a la cama y se lo extendió, ya abierto. No apartó la mirada de su rostro mientras él se lo colocaba—. Ni de joda.

    Reajustó su posición, haciendo que se adentrara en ella, despacio. Un suspiro ahogado escapó de los labios de ambos y Usui volvió a aferrarse a su cintura con fuerza, los dedos se marcaron en su piel nívea.
    Sus caderas empezaron a moverse lentamente, con las manos ajenas acompañando su ritmo.
    Shiori apoyó una mano junto a su cabeza, inclinándose apenas sobre él y con la mano libre se retiró el cabello del rostro, sin detener el vaivén de sus caderas. Un gemido escapó de sus labios al sentir que Hiroki la embestía, llegando más profundo, y por primera vez vio en los labios del lobo una sonrisa muy parecida a las propias. Burlona, oscurecida de deseo.

    Había que ver cómo lo ponía tenerla encima, condenado cachorro.

    Estaba aprendiendo mañas suyas, más de las que quizás pensara permitirle.
    Ahora fue ella quien enredó los dedos en el cabello ajeno, con fuerza, y tiró hacia atrás haciendo que su cabeza se hundiera contra la almohada. Otro gruñido ronco brotó de su garganta y Shiori aumentó el ritmo en respuesta, sin soltarlo.

    Cada vez que lo sentía volver a abrirse paso en sus entrañas contenía un gemido, o al menos lo intentó hasta que sintió que rodeaba uno de sus pechos con la mano, presionando con algo de fuerza.

    Otra embestida de su parte, brusca. Iba a derretirse.

    Dejó ir su cabello y movió la mano a su pecho, rasguñó sus clavículas y subió a su cuello, rodeándolo con sus delgados dedos, sin apretar.

    —Pídelo —soltó con voz grave, relentizando sus movimientos, torturándolo.

    ¿Qué coño hacía?

    La vio relamerse los labios como un gato lamiéndose los bigotes. Él era su presa, lo había sido desde el primer maldito momento, pero nunca había estado más claro que en ese instante.

    Estaba simple y llanamente loca.

    Se había detenido cuando estaba por estallar, porque era esa clase de mente siniestra.
    Apretó más su pecho, casi como protesta, y ella respondió de la misma forma, aplicando apenas un poco de fuerza en su agarre.

    —Pídelo, Hiro. —Su voz era practicante un ronroneo, no había burla en ella, pero sí una extraña autoridad.

    Al muchacho se le subió el color al rostro, ya no producto de la agitación sino por las palabras de Shiori y por toda la maldita situación.
    Su pelvis se apretó contra ella y soltó un gruñido ronco al sentir que aumentaba la fuerza de su agarre una vez más.

    —Suéltame. —De repente sonaba como un cachorro atado.

    No era eso lo que ella quería y lo sabía.

    —Segundo intento. Hay varias palabras que puedes usar que llevarán al mismo resultado.

    —Sigue moviéndote, joder. —La mirada de Shiori se endureció y él no fue capaz de sostenerla un segundo más, sus siguientes palabras fueron un susurro apenas, con aire de reclamo al final—. Por favor, Shiori. ¿Ibas a follarme o no?

    —Buen chico —ronroneó.

    Lo sintió pasar saliva bajo su agarre y aquella parte controladora de sí misma sonrió satisfecha, a la vez que lo dejaba ir por fin.
    Apoyó ambas manos junto a su cabeza, se inclinó sobre él y lo besó, se coló en su boca de inmediato mientras reiniciaba el movimiento de sus caderas, rápido, brusco, y él se adaptaba a su ritmo para poder llegar más y más profundo.

    Shiori sentía los gemidos graves que morían en su boca y que acallaban los propios.
    Tuvo que separarse de sus labios para poder continuar con aquel ritmo casi desquiciado y para poder escucharlo. Porque sí a algo era débil era a eso, a oírlo así bajo su cuerpo, pidiendo más sin siquiera ser consciente de ello, mientras se aferraba a ella, marcándole la piel.

    Lo sintió embestirla con fuerza, arrancándole un gemido prolongado, y permanecer allí, apretado contra ella, desbordándose por fin.

    Mierda, estaba tan cerca.

    ¿Iba a follárselo o no?

    Hasta que quedara vacío.


    Había que ver cómo la ponía tenerlo a su merced.

    No se detuvo, dispuso de él, sintiendo como temblaba debajo de ella como respuesta y continuó hasta alcanzar el clímax y deshacerse a su alrededor. Los sonidos de placer que brotaban de ambos se mezclaron hasta que Shiori movió las caderas una última vez, antes de dejarse caer sobre el pecho de Hiroki.

    Respiraba tan rápido que casi le dolía y el cabello se le pegaba al rostro, sudoroso.
    Sintió las manos del muchacho acariciar su espalda con movimientos lentos, luego volvió a tomarla por la cintura con mucho más cuidado que antes y la separó de él, recostándola a su lado. Un pequeño quejido de protesta escapó de sus labios.
    Le acarició la melena negra y azul con mimo, y ella cerró los ojos acurrucándose a su lado.

    Estaba demente, sin duda, pero joder, cómo la quería.

    .

    .

    .

    —Hiro, está lloviendo fuera.

    —¿Y? —Lo preguntó sin mirarla, mientras terminaba de vestirse.

    —No traes paraguas, cachorro tonto —dijo mientras cruzaba los brazos bajo el pecho desnudo, a la vez que hacía un mohín.

    Lo escuchó soltar una risa áspera y posó su vista en ella por fin, en su cuerpo delgado con la sábana apenas cubriendo una parte de ella, y soltó un suspiro.

    —Deja de preocuparte, Shiori.

    La chica negó con la cabeza, se levantó con cierta dificultad y esculcó entre sus cosas para sacar ropa limpia y vestirse de nuevo.

    —Vamos.

    —¿Ah?

    —Vamos —repitió mientras salía de la habitación—. Iré contigo, pero tú llevarás el paraguas, si lo llevo yo seguro te saco un ojo.

    —¿No puedes solo darme el paraguas? No tienes que salir tú también, tonta.

    Notó que el rostro de Shiori se enrojecía y volvió a reír. Le venía en gracia verla así de contrariada, casi tanto como lo divertía verla a punto de soltarle picotazos a la enana de Honda.
    Había aprendido a leerla incluso a través de su máscara.

    —¿Qué es lo que quieres realmente, Kurosawa?

    Ella tragó grueso, abrió la boca y volvió a cerrarla. ¿Luego de todo lo que había hecho venía a sentir vergüenza ahora? Dios, qué chica rara.
    Hiro ladeó la cabeza apenas, esperando por sus palabras.

    —Senpai —murmuró, sin mirarlo—. ¿Puedo quedarme contigo hoy?

    ¿Qué?

    El corazón se le detuvo en el pecho.

    —No creo que a tus padres les venga en gracia.

    A ella se le escapó una risa extraña, que nunca antes le había escuchado y se encogió de hombros.

    —No tengo que dar explicaciones de nada —dijo mientras salía de la habitación, pero se detuvo en seco en el pasillo—. Espera, ¿eso es un no o un sí?

    Usui no separó los ojos de su silueta ni un instante y se retiró el cabello del rostro con un movimiento de mano, aunque volvió a caer en el mismo lugar.

    —Supongo que es un "haz lo que quieras".

    La vio tomar el paraguas de junto a la puerta.

    —Quiero dormir contigo, eso quiero, maldito tonto. —Salió y esperó por él para entregarle el objeto. Estaba tan sonrojada que parecía que iba a humear en cualquier momento.

    Apenas habían cerrado la puerta tras de sí y avanzado un par de pasos a su lado, bajo la lluvia, cuando sintió que Hiroki pasaba el brazo sobre sus hombros, pegándola a él. Sonrió sin darse cuenta, allí envuelta por su brazo y dejó que guiara el camino.

    —Shiori. —La llamó, sin apartar la vista del camino—. ¿Qué vas a querer cenar?

    Alzó la vista a él y sus ojos naranja adquirieron el mismo brillo infantil que cuando le había entregado su bento en la escuela.
    ¿Era normal que le hiciera tanta ilusión comer algo hecho por él? No tenía idea.

    —No te preocupes, lo que tengas está bien —respondió apenas por encima del sonido de la lluvia—. Oye, Hiro.

    —¿Hmh?

    —Te amo, idiota.

    Lo escuchó reír, era una risa nerviosa pero genuina, y la apretó más contra él.

    ¿Por qué él? Ah, qué mas daba.

    —Serás tonta. —Guardó silencio un par de minutos, algunas gotas le habían mojado los brazos, eran heladas pero realmente no importaba. No cuando Shiori se sentía tan tibia a su lado—. Yo también.
     
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Aquí es cuando se tropiezan de casualidad y toda la atmósfera se rompe (???)... Perdón.

    Aquí es cuando yo preparo el sellito de adorable por si acaso (???)
    ;w; *saca su arsenal de "adorables"*

    Pienso en la lluvia, pienso en frío y solo quiero que la chica se abrigue antes que pesque un resfriado (?)

    Bien hecho (?)

    Yo aquí, casual, riéndome: porque le muestras esto a la beba de Nagi o a cualquiera y dicen "Oh, mira, que cute" Ahhhh, pero hace un par de minutos atrás (???)

    Voy a echarle la culpa al sueño de no poder formular un comentario, pero la verdad es que aquí la única culpable.

    Sentía la necesidad de dejar mis reacciones, solo por eso publicaré el comentario.

    Y... Ehmmm ¿Es necesario decir que narras bien? Yo difícilmente encontraría que narras mal XD ¡Eso sí! Entendí con más claridad todo que el anterior que leí tuyo con este prefijo (?) En el otro hubo una parte en la que me perdí y ya no entendía algunas cosas XD

    Y... Bueno, la escena del final me encantó, es que son demasiado adorable, casi pagados bajo el paraguas >w< ahhhh.

    Eso, chao.
     
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  3.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    SHIORI YOU KINKY BITCH I LOVE YOU KEEP GOING.

    Omg, esto sí que no sé cómo te lo voy a comentar bc bitch i'm going feral. ES QUE BITCH SHIORI YO QUIERO QUE ME DOMINE Y ME DÉ ÓRDENES DAFAK. PERO MÍRALA AHÍ TODA HORNY INSINUÁNDOSELE A HIROKI EN MEDIO DEL PARQUE PERO BUENO SEÑORA.

    Y obvio que el chiquillo se pone bien cachondo BC QUE VA A HACER CUANDO TREMENDA DIOSA QUE ADEMÁS ES SU NOVIA SE LE TIRA ENCIMA Y LE DICE ESO, PUES EXCITARSE COMO TODA PERSONA COMÚN. AND BITCH MENOS MAL QUE TIENEN UN POCO DE DECENCIA Y NO LO HACEN AHÍ (aunque hubiese sido muy sexy que les pillase la lluvia mientras lo hacían (?). Y van a casa de ella y DAMN, cuando se le sube encima y lo rodea con las piernas y DICE QUE SABE EL CAMINO LISTEN TO ME, YEAH.

    Y todo es super sexy pero YO ISTG QUE MUERO CON SHIORI. El pobre Hiroki que intenta ser dominante una vez en su vida y ELLA TIPO: NOT IN FRONT OF MY SALAD. Y TODOS JODIDAMENTE DE ACUERDO CON ELLO, ¿O NO? I mean, pretty obvious que a Hiroki le encanta y al final que él también es un poco kinky con ella y MIRA ES QUE AAA. ¿Se nota que adoro los fics kinky? Es que incluso la cosa más simple como este mini rol de dominación y el ligero orgasm denial y todo, lo adoro, adoro leerlo porque idk, hace que sea más interesante and i think i'm very kinky so (???

    Tbh, los veo bastante comenzando a investigar más y más y descubriendo nuevos fetiches y disfrutando y, no sé, experimentando juntos y creo que les pega mucho. Like, idk, yo veo a Shiori atando y tapándole los ojos a Hiroki MUY FÁCILMENTE. (Also, no están siendo medio exhibicionistas con lo de la enfermería? aunque ali y joey van por el mismo camino (?)

    La escena de después is just so perfect. Y me hace mucha gracia porque también me gusta pensar/hacer en los fics que Emi puede llegar a ser muy kinky en la cama pero luego ser un jodido manojo de nerviosa y sonrojarse un montón. Quizás Katrina pueda ver ese lado suyo e.é (?) But anyways, me parece super adorable que tenga esa dualidad y normal que Hiro esté enamorada de ella, si es que cute in the streets, kinky in the sheets es lo mejor.

    Y pues nada, que lo he disfrutado mucho, que se nota que le has puesto mucho cariño por ser esta carta, creo que les pega un mogollón esta temática y el final es precioso y todo es precioso la verdad. Y bueno, no he leído muchos explícitos tuyos, pero he adorado los que he leído así que, que note dé vergüenza que de verdad son geniales uwu <3

    PD: En mi juego sí la llaman The Death a la carta y hace... creo que 40 puntos de daño en una habitación, que está bien para las grandes con varios enemigos uwu
     
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