Sede del Gran Campeonato Al sur: Calle Victoria Al este: Ruta 315 Dentro: Gran Campeonato Dentro: Escalera Batalla Dentro: Jungla Batalla Dentro: Torre Batalla Dentro: Coliseo Batalla Dentro: Parque Batalla ¡Bienvenid@, joven promesa! Si has llegado aquí es porque definitivamente, tus progresos como entrenador han demostrado que eres de los mejores de tu generación, y te mereces un desafío a tu nivel. ¡Siéntete a gusto en la Sede del Gran Campeonato! Aquí, seis enormes edificios diferenciados pueden apreciarse y contemplarse. Cinco de ellos están en construcción, eso sí, ¡son nuevas y recientes incorporaciones al lugar, desafíos extra para los más avezados entrenadores, para esos que nunca se cansan y que quieren un reto de un nivel superior: los edificios Batalla! Meh, se comenta que quieren cambiarle el nombre a este lugar y llamarlo "Frente Batalla"... qué tontería, ¿no? En cualquier caso, el edificio principal, majestuoso, dorado, imponente, es el edificio del Gran Campeonato. El destino final de cualquier holder. Solo los mejores se reunirán aquí y decidirán quién es el merecedor del tercer título de Campeón de Galeia. ¿Quién será el que, llegado el momento, obtenga tal condición? No hay pokémon salvajes en la zona. No hacen falta requisitos para salir de la zona.
Para fomentar un mayor acceso a la Sede, se permitirá ahora que entren aquí no sólo quienes tengan al menos una medalla, sino también todos aquellos que hubiesen obtenido una segunda o tercera posición en cualquier torneo. Así mismo, se permitirá el acceso a cualquier otra persona, por el precio único de 3000 puntos. ¡Suerte en el desafío, holders!
Obviamente, tras ver la acción de Effy yo también aproveché para mandarle los puntos suficientes a Mimi. ¡Así no podría negarse! No podía darles muchos pues hace poco había estado mejorando mi equipo pero bueno, había aportado mi granito de arena. A la chica le dije que no se preocupara por devolvérmelos. Al ser tan pocos no corrían prisa, sería más importante que saldara su deuda con Effy antes. Sea como fuere, no podía caber en mi gozo así que entré en la Sede con la boca abierta y los ojos brillando de emoción. Al final estábamos ahí... ¡La Sede del Gran Campeonato! ¡Con los Edificios Batalla! Desde que se tenía información de dicho sitios, casi soñaba con poder participar en el Coliseo. Se veía tan interesante... tan imponente. — ¡Venga, chicas! — dije animadamente. Contenido oculto @Noir @Nami Roronoa so sorry, the hype is too high :'DD
Mimi Honda Y después de decirle aquello a Effy, guárdandome el ''gracias'' para mí (que no dije aunque pensé) fue el turno de Emily. Ella me transfirió los puntos restantes a mi cuenta, unos doscientos... y de nuevo no tuve idea de que decir. Me mordí el labio inferior al sentir los ojos vidriosos. Era humillante y horrible y de todo un poco, pero me emocionaba que hicieran eso por mí. Darme los puntos— aún si era un préstamo— que tenían ellas para sus cosas para que así pudiese entrar la sede, era algo que sencillamente no tenía palabras para describir. Así que lo resolví de la mejor forma posible. —... T-tontas— musité, hundiendo el rostro en el antebrazo—. Sois realmente... realmente tontas. ¡Jamás volváis a hacer algo así! Y acabé llorando como una niña pequeña. *** El interior de la Sede era enorme, inmenso, y estaba formado por grupos de edificios bien diferenciados entre sí y extensos y hermosos jardines con fuentes. Hasta juraría que tenía cierto aspecto futurista, como de la élite. Se respiraba un aire de solemnidad y desafío. En el centro de todo aquello, se alzaba imponente y majestuoso un edificio que parecía bañado en oro y que brillaba como el sol bajo los rayos ocre del atardecer. El edificio del Gran Campeonato, la meta final de todo entrenador. Miré a Effy de soslayo, y supuse que la más encantada de estar aquí era ella sin dudarlo. Aún sí Emily corría emocionada como una niña, era Effy quien se encontraba un paso más cerca de este lugar. Un paso más cerca de llevarse el título de ''Campeón'' de Galeia. Un paso más cerca que cumplir su gran sueño. Nos detuvimos, pues, frente al edificio del Gran Campeonato, y yo saqué a Dex desplegando un mapa holográfico de la Sede. ¿Por dónde empezar? Era la gran pregunta. Emily había mencionado el Coliseo, una construcción al más puro estilo de Gladiadores romanos. Pero yo... no tenía idea de esto. —Y,— empecé, volviéndome para mirar a Effy—. ¿Has decidido ya a dónde ir?
No pude evitar una pequeña sonrisa cálida ante la reacción de Mimi. Realmente… había que saber leer su idioma; quizás era porque éramos un poco similares, pero había llegado a comprender que detrás de aquella declaración de "tontas" se escondía un incondicional "gracias" implícito, aunque nunca lo llegase a decir en voz alta, pero fue más que suficiente para mí. El lugar era ciertamente inmenso; Emily se veía allí como una niña en un parque de diversiones, corriendo de aquí para allá, asumiendo la magnitud del lugar. Mimi y yo nos quedamos admirando la enorme sede, pues era un lugar que ciertamente causaba una impresión. Así que este era el escenario principal del gran campeonato, donde sólo los mejores entrenadores de Galeia llegaban… ¿llegaría yo, algún día, a ser una participante de este campeonato tan exclusivo, reservado sólo para los más fuertes? Mimi desplegó el mapa holográfico de la Sede desde su pokedex, y se quedó preguntándose por dónde comenzar. El Frente Batalla allí representado mostraba un total de cinco edificos: la Jungla, el Coliseo, la Torre, la Escalera y el Parque. Ciertamente eran edificos con mecánicas únicas y muy duras de vencer. Emily había mencionado su interés por el Coliseo Batalla, uno de los edificios más intrigantes y más peligrosos. Sonreí; Emily había mejorado mucho, estaba segura de que no tendría ningún problema en vencer el imponente Coliseo. —Y, ¿has decidido ya a dónde ir? —A la Torre Batalla —declaré sin dudarlo. No sabía en qué momento lo había decidido, pero lo cierto era que era el edificio batalla que más me había llamado la atención de todos ellos—. ¿Una sucesión de batallas sin parar para escalar cada piso de la torre? Suena como un lugar fabricado especialmente para mí, y es un desafío al que no puedo renunciar… si te interesa una sugerencia para ti, Mimi, yo te recomendaría probar la Jungla o el Parque. En la Jungla los pokémon son salvajes, por lo que no debes preocuparte porque tengan puntos extras o estén demasiado entrenados. Y en el Parque todos participan con pokémon que capturan en el momento, así que no habrá nadie con mucha ventaja sobre los demás, y estarán todos los participantes en el mismo nivel. >> En cualquier caso, es sólo un consejo, tómalo o déjalo… y bueno, es momento de que vaya a probar la dichosa Torre Batalla, ¿no? ¡No se olviden de alentar por mí! Y con una breve risa, me encaminé en dirección a la Torre Batalla, seguida por la calmada Vaporeon y el emocionado Masquerain.
— ¡Muchísima suerte, Effy! ¡Vas a poder con eso de sobra! — dije con un brazo en alto desde mi posición, que no era muy alejada a la suya pero aun así debía alzar un poco la voz para ello. Había estado mirando con detalle todos los edificios batalla y el lugar donde se celebraría el Torneo. Estaba segura que dentro de poco podría ver a Effy, Hubert o Ian luchando en dicho lugar, queriendo conseguir el título de Campeón. >> Bueno, Mimi~ Yo también voy a entrar ya — informé tras acercarme un momento a ella — Creo que el Parque te podría resultar interesante, como ha dicho Effy... pero como sea, ¡ánimo! ¡Podrás con lo que sea que elijas! — tras darle un fuerte abrazo de ánimo, me alejé, con los nervios a flor de piel. Coliseo Batalla... edificio medieval para retos difíciles. ¿Sería capaz de superarlo? Debía comprobarlo. >> ¿Qué me deparas, Coliseo? — murmuré antes de entrar, expectante.
Mimi Honda Ya había tomado una decisión. —Suerte a ti también, Emily— le dije a la entrenadora con cariño cuando me separé de su abrazo—. ¡Cuando acabemos, reúnamos de nuevo aquí! Y así nuestros caminos se separaron. Effy tomó el camino del centro, Emily el de la derecha y yo el de la izquierda. Ahora que tenía la opinión de ambas y sabía la descripción del lugar gracias a Dex, mis pies se encaminaban rumbo al Parque Batalla. Quizás me negaba a reconocerlo, pero era el que estaba más cerca de mi nivel. Si no quería ser la única de nosotras que tuviese malas noticias cuando nos reuniésemos al completar el desafío, más me valía ser realista. No podía dejarme superar por la sensación de prestigio que te daba el sólo hecho de estar aquí. —Me pregunto si algún día yo también lucharé ahí...— me cuestioné, haciendo alusión al edificio dorado que presidía la sede—. Si me enfrentase a Effy y la venciera en el Gran Campeonato... ¿Sería bastante épico, cierto? Me dije a mí misma, y pensé que aún quedaba bastante para eso. Que si quería tan sólo la oportunidad de lograrlo, debía cambiar muchas cosas. Debía ser estratégica. Alpha, como Effy, también debía amar este lugar. Definitivamente. Era un círculo vicioso de combates y batallas. Pero Alpha ni siquiera estaba aquí. ¿Habría sido diferente si hubiese viajado con él? ¿Cambiaría algo? No tenía la más mínima idea. Sólo sabía que le echaba de menos, y que a pesar de todo... quería estar con él. — Si no puedo cambiar las cosas... —musité— al menos haré que se sienta orgulloso. ¡Tengo que salir victoriosa como sea! Exclamé en voz alta, y corrí.
Mimi Honda Reprimí una pequeña exclamación cuando el agua helada de la fuente me dio en la cara. Pero al menos ayudó a despejar mis ideas y mi cansancio. Sí, estaba cansada. Eran casi las once de la noche y yo nunca me había quedado despierta hasta tan tarde. —Estúpido niño...— musité entre dientes, secádome el rostro mojado con uno de mis pañuelos de lino bordado. Me había puesto de un humor horrible. De hecho, no estaba de muy buen humor antes —¿Yo estaba de buen humor alguna vez?—, pero aquello había sido la gota que colmó el vaso. ¿Niña pija yo? Tsk. Hacía mucho que yo no era una ''niña pija''. Yo estaba cambiando, ¿no? Siempre había pensado que estaba cambiando... Ugh. Tomé asiento en un banco de madera, a unos metros de la entrada del Parque Batalla. Soplaba una brisa cálida y suave, señal de que estábamos ya en verano. No podía decir que me gustase demasiado el verano, no había estación que me recordase más mis complejos que aquella. ¡Como me molestaban esos estúpidos bikinis hechos para resaltar! ¿De que te servían cuando no tenías nada que resaltar? Y aún así, tenía más que pensado tomarme unas vacaciones cuando todo acabase. Sí, unas largas y bien merecidas vacaciones en algún lugar paradisíaco donde pudiese tomar el sol. Suspiré profundamente y dejé caer la cabeza contra el respaldo del banco. Hace unos minutos me disponía a llamar a Emily y a Effy vía holomisor. Tenía mucha curiosidad por saber que tal les estaba yendo en sus respectivas batallas; ambas eran entrenadoras experimentadas y dudaba que tuvieran problemas. Sin embargo, me detuve en último momento. Si estaban en pleno combate, ¿no terminaría interrumpiéndolas? Quizás incluso ni siquiera pudiesen responderme. Tras una corta deliberación, decidí desistir. Y entonces, sentí que mis párpados se cerraban. —Hmm...—musité, reprimiendo un pequeño bostezo—. No creo que una pequeña siesta me haga mal... Da igual si es en un sitio tan horrible. Y me dejé caer sobre el banco, como una indigente. Si no dormía ocho horas seguidas mi piel tendría un aspecto horrible, eso era algo que sabía de sobra. Aún si era en un lugar tan humillante, era menester descansar. Recogí las piernas y uní mis manos bajo la cabeza, como si rezara, para usarlas como una almohada improvisada. Pero, cuando estaba por cerrar los ojos, sentí como Raiden se sentaba a mi lado, observando el cielo estrellado con serenidad. No sabía cuando había salido de su pokéball, pero me trasmitió un sentimiento de calor y seguridad. Sabía que no había nada que temer mientras tuviera a Raiden conmigo. Monomaru, por su parte, trepó hasta acurrucarse a mi lado. Mi vago Dewott, que no había hecho absolutamente nada en todo el día, estaba tan cansado como yo. Sonreí. —Gracias, chicos— susurré por lo bajo. Y mis ojos se cerraron.
Mimi Honda El trinar de un Fletching me despertó cuando el sol estaba ya muy alto. Entreabrí ligeramente los ojos, molesta por la inoportuna presencia del sol y sus rayos que casi me cegaban, y traté de ubicarme. ¿Dónde demonios estaba? ¿Por qué no había paredes a mí alrededor? ¿¡Había dormido en la calle toda la noche?! — ¡Que horror! Exaltada, me incorporé de golpe, observándolo todo con los ojos muy abiertos. Y entonces, recordé que es lo hacía allí. La noche anterior había salido del parque batalla tan cansada, que me había dejado caer en el primer sitio medianamente cómodo que encontré. De verdad que estaba agotada... debía estarlo para haber tenido la desubicada idea de dormir en la calle. Me froté las sienes, irritada. ''Vale, vale... cálmate Honda. No te ha pasado nada. Tienes todos los huesos en sus sitio... Nadie tiene por qué saber nunca esto''. —Wot~ Ese fue Monomaru bostezando a mis pies. Raiden se estaba estirando cuando lo miré, desentumeciendo sus músculos dormidos. Él, a diferencia de mí, sí había dormido en el suelo. El suelo sucio y tan poco higiénico de fuera. Contraje mi gesto en una mueca de desagrado—sintiendo que todo aquello era un golpe demasiado duro a mi orgullo que nadie debería saber jamás— y entonces me incorporé. Iba a ser un día muy largo ese. No sabía por qué seguía sin noticias de Emily y de Effy, y de nuevo se me pasó por la cabeza la idea de llamarlas... pero volví a desistir. No tenía caso. Y además, debía estar centrada. Centrada en ganar. Palmeé mis mejillas. —¡Tengo que poner todo mi empeño como sea!— me dije a mí misma tras lavarme el rostro en la fuente—. Estoy demasiado cerca de la victoria como para echarlo a perder ahora— fruncí el ceño— ¡N-no es cómo si ganar dependiera de mí, pero tengo que devolverle sus puntos a las chicas! ¡Si hay algo que odie un Honda, eso son deudas! Sabía que, teniendo en cuenta que aquellos pokémon podían desobederme en cualquier momento, debía andarme con mil ojos y anticipar las cosas. Dejaría las pociones cerca por si acaso. Así, regresé a Raiden y Monomaru a sus respectivos esféricos y me encaminé rumbo a la entrada del parque batalla. Ni cambiarme de ropa pude.
Salí del Edificio estirando los brazos. ¿Cuánto tiempo había pasado en el Coliseo? Ni yo misma lo sabía, se me había hecho una estancia corta pero parecía que en el mundo real habían pasado horas. Puede que incluso un día entero. Bostecé y miré la pokéball de Espeon. Había recuperado la energía de todo el equipo nada más salir así que el tipo psíquico podía hacer acto de presencia y así acompañarme por la caminata hasta un banco cercano. —¿Sabes? Ahora que vamos a Islas Artistas, podríamos darnos un buen baño, me muero de calor —le dije a mi pokémon mientras me dejaba caer en el banco. Miré al cielo, moviendo lo pies de un lado para otro. —¿Qué tal les estará yendo a Mimi y Effy? Espero que muy bien~ Claramente, no podía irme sin saber que ellas estaban bien... de hecho, no podía irme sin ellas o me matarían así que me tocaba esperar a tener noticias. Por lo menos podría pensar una estrategia o posible cambios en mi equipo.
Contenido oculto Como cuando tenías escrito un súper tochaco pero se te borra y lo escribes todo de nuevo pero ya nada es igual (??? Mimi Honda Lo primero que hice nada más poner un pie fuera del Parque Batalla fue suspirar. Ya tenía dos de cuatro victorias... Si lograba cuatro de cuatro me sentiría realizada como nunca antes. Pero realmente, ni siquiera lo hacía por mí. Lo hacía para saldar mi deuda con las chicas y porque sería humillante que hubieran gastado tantos puntos en mí para que yo los desperdiciara de esa forma. Y además, estaba Alpha... ''Si logras cuatro victorias consecutivas podrás volver a la Torre Desafío''. Yo había aceptado eso. Paseé por la Sede bajo un sol abrasador, con la mano sobre los ojos a modo de visera porque el sol era tan fuerte que realmente pensé que acabaría por dejarme ciega. Pero daba igual, debía encontrar algo dónde pudiera comer... una cafetería o no sé, un puesto de helados. Nada de eso. Justo al torcer una esquina, bastante cerca de la Jungla Batalla, encontré una máquina expendedora perfectamente funcional. Ni me paré a pensar que hacía eso en un sitio como este. ¡Tenía de todo! ¡Me sentí como un naúfrago que hallaba tierra firme al fin, después de intentos infructuosos de luchar contra la corriente! La emoción no me duró mucho, sin embargo. Yo no tenía una mísera moneda que meter ahí... — ¿Cómo es posible que tenga tan mala suerte?— me pregunté entonces, entre molesta y resignada. Al final, desechando cualquier cuestión moral que pudiera tener aquello- porque literalmente estaba robando-, acabé arreándole una patada a la máquina lo suficientemente fuerte para que cayese algo, cualquier cosa. No había nadie, pero no quería que apareciera un guardia o un jardinero o lo que fuera a reprocharme mis acciones. En primer lugar no quería decirle a nadie lo bajo que había tenido que caer para comer algo, porque era patético y humillante en todos los sentidos. Y prefería morir antes que ser tachada de vándala. Al final conseguí algo, por insustancial que fuese. ''¡Frizz Max power, la nueva y refrescante sensación del verano de la bebida favorita de Galeia!'', podía leerse en la lata. Era esa lata de veneno extraña que me había dado aquel mocoso en Acuarela. ¡Eso ni siquiera era comida! ¡O legal! ¿Realmente un refresco con nombre de cabello encrespado se comerciaba tan bien como para que sacaran una versión veraniega? Era mejor que nada, pensé después de un rato de vacilación y muecas de asco. Tiré de la anilla y la abrí... y a pesar de su sabor fuerte y amargo tomé un largo trago que no me supo tan mal realmente. Mi estómago se sintió algo más reconfortado, pero sabía que ni de broma una lata tan cutre serviría para saciar mi apetito. Y esa era la historia. Ese era mi almuerzo de hoy, una bebida energética de dudosa procedencia que sabía a rayos. Aún era relativamente temprano, casi las cuatro de la tarde... y el sol pegaba como nunca antes. ¡Estaba completamente segura de que acabaría como un Octillery cocido si no encontraba un refugio pronto! Así que busqué el banco que había usado como una cama improvisada la noche anterior, para refugiarme a la sombra de los árboles que habían plantado por allí. Pero cuando regresé, me llevé una grata sorpresa. Emily estaba ya allí, acompañada como siempre por su Espeon. ¿E-Emily? ¡Oh, santo Arceus! ¡Creí que no saldría jamás de ese condenado lugar! Me sentí tan feliz de verla que casi quise lanzarme y abrazarla, pero finalmente sólo caminé hasta allí y me senté a su lado, terminando lo que quedaba ya de la lata de Frizz. Se sintió todo muy natural, a pesar de que sentía los ojos acuosos. N-no era sólo que la hubiese echado de menos... sino que me había sentido terriblemente sola sin nadie aquí. Y yo siempre había odiado estar sola. — Creí que te habías quedado a vivir con los romanos del Coliseo— comenté entonces, quejumbrosa—. ¿Sabes? Si hubieras hecho algo así realmente me habría sentado mal. >> ¿Y? ¿Cómo te fue? ¿Eran guapos los gladiadores?
Abrí un poco los ojos al escuchar los pasos de alguien. Comprobé al instante que se trataba de Mimi y, aunque quisiese parecer tranquila y nada sorprendida, no pude evitar sonreír enormemente al verla. Así que sí, acabé abrazándola con emoción para después volver a mi sitio. —Me quedaría bien el traje de romana —opiné, imaginándome la situación—. Pero no había gladiadores de verdad~ Había una marioneta un poco... sádica. De todas formas, no me fue muy bien~ Perdí varios pokémon contra un jefe y el combate siguiente lo perdí —conté encogiéndome de hombros—. ¿Y a ti? ¿Cómo te va en el Parque? —cuestioné de vuelta, curiosa, mirando a la chica sonriente. Espeon se encontraba tirado en el suelo en un intento de no morirse de calor.
Mimi Honda —¡Nyah! Aún si esperé que Emily me abrazara, la verdad es que me tomó tan de sorpresa en ese momento que estuve a punto de derramar lo poco que quedaba de la lata de Frizz. Dejé escapar un pequeño grito de sorpresa, bastante patético todo sea dicho, pero de todos modos permití que Emily me abrazara con las mejillas enrojecidas. La verdad es que había extrañado sus inesperadas muestras de cariño. ¿Una marioneta? ¿Cómo era eso? ¿Una marioneta sádica? Fruncí el ceño, confusa. Pero no me mantuve demasiado tiempo pensando sobre ello, pues cuando Emily mencionó que estaba aquí fuera porque había perdido el combate mi expresión cambió por completo. ¿Cómo había dicho...? —¿¡Eeeh!?— exclamé, mirándola con los ojos muy abiertos—. ¿Perdiste? ¿Cómo es posible teniendo un pokémon tan genial como Espeon? >> Olvida mi experiencia en el parque, ¿qué fue lo que pasó? ¿fue mala suerte? Quizás el rival era demasiado fuerte... Aunque tú también eres fuerte, así que no lo entiendo del todo... ¿Qué clase de realidad paralela era esta, dónde yo ganaba y Emily no?
Reí divertida ante su reacción. Espeon levantó la cabeza y movió las orejas de forma juguetona al oír su nombre. Miraba a Mimi con orgullo. —Síp, es cierto que Espeon es muy fuerte pero... tuve un error bastante tonto —admití, mirando al cielo pensativa—. En una pelea de jefe, estaba claro que iba a perder, pero saqué a Espeon pensando que podría acabar con él y... no fue así. Así que se debilitó y no pude seguir usándolo, al igual que Emboar~ De todas formas, no iba a poder seguir mucho más solo con 5 pokémon —expliqué, acariciando la cabeza del tipo psíquico en el proceso—. Y tampoco soy tan fuerte como crees, ¿eh? —Añadí divertida. Me giré completamente para mirarla con expresión seria. —Y deja de evadir el tema. Cuéntame como te ha ido a ti, anda~ Ya ves, lo mío no ha sido tan interesante, apenas he aguantado 4 rondas —reí levemente.
Mimi Honda Así que era eso, una batalla de jefe... Debía de haber sido un rival muy fuerte por lo que Emily contaba, pero eso... ¿no podía seguir con cinco pokémon? ¡Yo había aguantado dos combates seguidos con sólo dos! Si bien uno de ellos era un Espeon, pero, ¿qué excusa era esa? ¿Quizás nuestros rivales tenían niveles completamente distintos? —Yo...— empecé entonces, sosteniendo la lata vacía entre las manos—. La verdad es que he ganado dos rondas seguidas de cuatro que son. ¡Pero todos mis rivales son tan estúpidos! ¡Ugh, de verdad que me ponen enferma!— exclamé con rabia, y aplasté la lata entre las manos para después arrojarla sin ningún tipo de consideración— ¡El mocoso del principio que se empeñó en llamarme pija y la perra cínica que se burlaba sutilmente de mí, con esa falsa sonrisa en los labios! ¿Qué pasa con eso? ¡Si tengo que volver a aguantar a alguien así creo que definitivamente le partiré la cara! Y aquello lo grité sin ningún tipo de consideración, la verdad es que estaba nerviosa y molesta. ¿Sería acaso algún efecto del refresco que acababa de tomar? ¿Cafeína o algo así? ¡Sabía que no debía de haberme metido aquella maldita cosa en el cuerpo! Aflojé los puños, e inspiré profundamente. Uno... dos... Cálmate Mimi, ¿de dónde demonios salió eso? — Disculpa— me excusé entonces. Probablemente habría asustado a Emi o algo así— . Lo que quiero decir es que, en resumidas cuentas... me va bien, pero es agotador. Y además, lo único que he podido comer ha sido esta lata de... Frizz max power o lo que sea...
Escuché con atención lo que estaba diciendo, asustándome cuando empezó a gritar al recordar a sus rivales. —Bueno~ Anímate, ¡al menos estás ganando! ¡Es un buen avance! —dije en un intento de animarla. Llevé mi mano a su cabeza para acariciarla levemente, con cariño. Miré la lata con una extraña mueca. Era una Frizz!, estaba claro a quién me recordaba y... lo echaba tanto de menos. ¿Qué estarían haciendo Ukita y Dante en ese momento? Esperaba que estuviesen bien. —¡Tengo algo de comida! —exclamé, nuevamente alegre, mirando a la chica. Pasé la mochila hacia delante para abrirla y sacar un sándwich—. Tenía unas monedas y lo he comprado por ahí antes. Pero no tengo hambre, así que toma. —Se lo extendí con una sonrisa—. Espero que te guste~ >>De todas formas, ¿sabes algo de Effy?
Mimi Honda Creo que, hasta ese momento, jamás me había hecho tan feliz ver un sándwich. Un sándwich de jamón y queso, con su pan tostado pero no demasiado, y el queso fundido mas no pegajoso. Da igual si estaba acostumbrada a comer cosas más elegantes, ese sándwich era como un regalo del cielo ahora. Lo tomé entre mis manos sin cuidado y me lo llevé a los labios después de darle las gracias a Emily. ¡Al cuerno mis modales en la mesa! ¡Estaba tan bueno! ¡Por un momento pensé que moriría de inanición! Y ese maldito refresco sólo me había dado una sed terrible... —De todas formas, ¿sabes algo de Effy? —... ¿Hum? Eso fue todo lo que pude musitar con la boca llena. Tragué con dificultad, y aparté la tentación de volver a morder el sandwich por un momento. >> Hmm... Ahora que la mencionas, mi última rival me recordó bastante a ella— dije, limpiándome los labios con un pañuelo de mi bolso—. Pero no sé nada. Effy es fuerte, así que dudo que tenga problemas en la Torre, pero después de lo que pasó contigo ya no estoy tan segura... Finalicé. La verdad no me imaginaba a Effy perdiendo. ¿Realmente la habían derrotado alguna vez?
Miré hacia la Torre, lugar donde Effy estaría en ese mismo momento teniendo una batalla o a lo mejor pensando una estrategia. ¿Quién sabía? —Estoy segura de que le va bien. Effy es otro nivel —dije con seriedad, sin apartar la vista del edificio. Poco después volví a centrar mi atención en la chica, sonriendo de nuevo. Se veía tan tierna disfrutando del bocadillo. >>Si hubiera sabido que íbamos a estar tanto, hubiera preparado algo personalmente pero no ha podido ser~ De todas formas, alguna vez os prepararé algo de comer, ¡aunque no prometo nada! —Reí. Recordé como solía cocinar y preparar mi propia comida en los últimos años. Al principio fue por necesidad pero poco después le pillé el gusto y empecé a hacerlo por gusto, probando nuevas recetas y, la verdad, no me quedaban tan mal como podía esperarse. >>Después de comer, regresarás al Parque, ¿cierto? —pregunté, volviendo a apoyar mi cabeza sobre la parte trasera del banco—. Debes seguir ganando, ¿sí? Para demostrar al mundo lo fuerte que es Mimi Honda~
Mimi Honda Effy era otro nivel... realmente lo era. No sólo era una entrenadora formidable, sino también era una persona fuerte. Desde luego, mucho más que yo. En definitiva mi fortaleza no era más que una barrera, y aunque en Effy también era así a veces, su carácter y su espíritu inamovible eran completamente independiendes de esta. Su barrera estaba ahí, al igual que yo... pero ella no tenía la necesidad constante de ocultarse tras ella todo el tiempo. Yo no. Yo era pura fachada y orgullo e inseguridades. A menudo ni yo mismo comprendía mi propio mundo interno. Me quedé unos segundos pensando, recapitulando en silencio lo que aquella chica me había dicho durante nuestro combate en el Parque. ''Cuidado. Demasiada frustración, rabia y falta de cariño acomulados pueden acabar convirtiéndose en algo malo''. ¿Qué había querido decir con eso? ¿Que era ese ''malo'' exactamente? ''Si hubiera sabido que íbamos a estar tanto, hubiera preparado algo personalmente pero no ha podido ser— escuché decir a Emily entonces— De todas formas, alguna vez os prepararé algo de comer, ¡aunque no prometo nada!'' —Uh hum— sacudí la cabeza, sonriendo ligeramente—. No te preocupes por eso, este sandwich ha sido suficiente para mí. Y cuando Effy salga, podemos ir a comer algo las tres juntas. Pero por favor, no dejes que cocine Effy. No me sorprendió que Emily supiera cocinar. Estaba completamente segura que sabía y que de hecho, cocinaba realmente bien. Me daba cierta envidia. En definitiva, yo no sabía nada de eso... porque siempre me lo habían dado todo hecho. Ahora que lo pensaba... todo lo que había logrado por mí misma lo había logrado en Galeia; ese región que un principio había odiado tanto. Dejé caer el cuerpo hacia atrás, hasta descansar la cabeza sobre el respaldo del banco. >>Después de comer, regresarás al Parque, ¿cierto? —preguntó ella entonces, a lo que yo asentí—. Debes seguir ganando, ¿sí? Para demostrar al mundo lo fuerte que es Mimi Honda~ —¿E-eh? Me volví para mirarla de súbito, tomada por sorpresa y con las mejillas enrojecidas. Cuando lo hice, vi que Emily tenía los ojos cerrados suavemente, pero estaba sonriendo. Una sonrisa pequeña que se notaba feliz de algún modo. ¿Lo fuerte que era Mimi Honda? En primer lugar... n-no era como si pudiera demostrar mi fuerza en el parque batalla, dado que no eran pokémon que yo hubiese entrenado. Y de todos modos, mi fuerza como entrenadora residía en ellos, no en mí. Eso me hizo preguntarme... ¿qué era la fuerza realmente? ¿Yo era fuerte de verdad? No estaba luchando en el Parque Batalla por ''mi fuerza'', estaba luchando porque Effy y Emily habían tenido fe en mí. Me habían dado los puntos para pagar la entrada, y yo no podía simplemente desperdiciar ese regalo sin más. No podía permitírmelo ni como Honda ni como amiga. Aquel simple gesto había significado muchísimo, y fuera como fuese debía saldar mi deuda. —Descuida— le dije entonces, dibujando en mis labios una sonrisa—. Mimi Honda no puede permitirse perder esta vez.
Contenido oculto Hay que aligerar esto, que no acabo (? Cuando Mimi abrió los ojos, confusa y aturdida, estaba completamente segura de que había dormido horas. Había estado agotada, pero ahora que acababa de despertar de una larga siesta, sus energías parecían completamente restauradas. ¿En qué momento se había quedado dormida? ¡No se suponía que sería así! Claro que era natural que cayese víctima del sopor en aquel lugar, con la brisa suave meciendo las hojas y la sombra de los árboles... pero se suponía que debía descansar unos minutos y regresar al parque. Su rival debía estar cansado de esperarla. —¡Oh, maldita sea!— se quejó, incorporándose del banco casi de un salto. Fue entonces cuando recordó que no estaba sola, y al mirar hacia la parque izquierda del banco vio a Emily en la misma postura que antes, con los ojos cerrados y una expresión de profunda serenidad en el rostro. Dudó. ¿Debería despertarla? ¿Si se iba sin más se preocuparía, verdad? Pero se la veía tan tranquila, en paz con el mundo... ¡¿Qué demonios se suponía que debía hacer?! Finalmente, sin pensarlo demasido, optó por dejar una nota. Arrancó una hoja en blanco de su libreta y escribió, con una caligrafía cuidada y burbujeante una explicación para su desaparición. Entonces se echó al bolso al hombro y se lavó el rostro en la fuente... antes de desaparecer de allí. Contenido oculto Emily, estoy en el Parque Batalla. Me quedan sólo dos rivales. Ganaré. Definitivamente regresaré victoriosa. Mimi♥
