Al sur: Ruta 314 Al norte: Sede del Gran Campeonato (sin Surf, Cascada, Fuerza y Golpe Roca no podrás llegar) Dentro: Cueva de las ilusiones (está muy alto... sería necesario treparrocas para llegar) ¡La calle victoria! Llegar a este lugar significa mucho para cualquier entrenador. Es la prueba final, o, bueno, casi... Se trata de un compendio de cuevas que se entrelazan entre sí. Atravesar esta zona no es nada fácil. Requiere de gran habilidad y orientación, ya que los pokémon que pueblan el lugar son duros de roer, además de que la ruta es laberíntica: estanques, cascadas, grandes piedras... había accidentes geográficos que era necesario sortear para lograr avanzar. Este lugar es el último paso antes de llegar al Gran Campeonato. Suerte, Holders. Pokémon Salvajes: Dado de 40 caras -1: Deino -2: Dratini -3: Beldum -4: Larvitar -5: Bagon -6: Nada -7: Makuhita -8: Hariyama -9: Nada -10: Lucario -11: Nada -12: Mienfoo -13: Spheal -14: Golbat -15: Meditite -16: Kirlia -17: Croagunk -18: Nada -19: Scrafty -20: Tyrogue -21: Druddigon -22: Bisharp -23: Golett -24: Drillbur -25: Nada -26: Tynamo -27: Shoobat -28: Elgyem -29: Ekans -30: Koffing -31: Nada -32: Nosepass -33: Magneton -34: Crustle -35: Boldore -36: Nada -37: Rhydon -38: Cofagrigus -39: Nada -40: Klink Son necesarios 20 posts para abandonar esta zona. Además, sin una medalla mínimo, no podréis entrar a la Sede.
Y al fin dejamos ese bosque atrás, esa ruta tan paradisíaca, esa paz... Y a Exeggcute. ¡Pero ahora él es más feliz, era lo mejor! La cueva que ahora teníamos que atravesar era enorme y había un montón de muros, de escaleras y de puentes levadizos. —¡Guau, esto es enorme! ¿Por dónde vamos primero? ¡Yo creo que podríamos buscar primero la sede, que seguro es lo más complicado de encontrar! Empecé a caminar hacia delante, como si supiese el camino. Al menos si me perdía podría escapar volan... ¡Rayos, en una cueva eso era imposible! Pues habría que estar más preparado ahora.
Al entrar en la cueva le pedí a Braixen que encendiera una antorcha, y así alumbrar el camino. Togekiss optó por caminar a nuestro lado, volar aquí ya no era una opción. Alcé la vista, y me sorprendí al ver al fin la tan esperada calle Victoria. —Arceus, es enorme... Capaz y nos perdemos, lo veo probable —comenté situándome cerca de Lucas, sin dejar de mirar cada cueva, cada puente y todas esas rocas que obstaculizaban el paso—. Según he oído, aquí se pueden encontrar pokémon muy buenos, yo voy a buscar alguno así que... ¡Adelante, equipo! Y tras empuñar el brazo, comenzamos con la exploración y captura.
—Seguro que sí... Bueno, según he oído un buen método para salir de las cuevas es usando excavar, ¿alguno de tus pokémon lo tiene? —pregunté como única forma de salvación, a sabiendas de que acabaríamos perdidos... Mucho—. ¡Oh! Y a todo esto, ¿buscas algún pokémon en particular? —pregunté de nuevo—. Mira, allí por ejemplo hay un Kirli... Eh, espera, ¡¿a dónde a ido?! El pokémon apareció junto a mí, se rio burlón y me sacó la lengua. Luego, uso su movimiento teletransporte, y tan rápido como apareció se fue. —Así que ha sido eso. Mejor que tengamos cuidado, los pokémon de aquí pueden ser peligrosos.
—¿Excavar, dices? —llevé un dedo a mi labio inferior, pensativa. Cuando lo recordé, chasqueé los dedos—. ¡Eso es, Raichu! Él aprendió excavar, estamos salvados. Y en cuanto al pokémon, me gustaría encontrar un Dratini. Effy tiene la mega X, y a mí me gustaría probar la Y, aunque eso sí, costará muucho tiempo. Un Magnetone levitó a una distancia prudencial, observándonos con ojo crítico. Decidí no acercarme mucho, a saber si nos soltaba alguna descarga eléctrica.
—Mira, un Magneton. ¡Cuidado parece que va a atac...! —pese a que estaba "cargando" una especie de rayo, no lo dirigió a nosotros. ¿Tan mala puntería tenía? No pude evitar seguir el ataque con los ojos, viendo que impactaba en un Rhydon salvaje—. ¡Mira, es una pelea entre pokémon salvajes! Rhydon sin quedarse atrás, usó excavar y atacó al eléctrico. ¡Mejor salir de allí antes de que usase terremoto, nos podría dar el ataque y nos podríamos quedar encerrados por un derrumbamiento! —¡Corre Liza, puede ser peligroso! —agarrándola por el brazo como ella me había echo antes tiré para salir por patas de allí en medio
¿Una pelea entre un Magneton y un Rhydon dentro de una cueva? ¡Estaban locos!, ¿no veían que podían provocar un derrumbamiento y herirlos a los dos? Asentí ante la advertencia de Lucas y echamos a correr, alejándonos de la zona inestable. Habíamos llegado ante unas rocas colocadas específicamente como escalera natural, lo que significaba que deberíamos subir a la más baja e ir saltando de roca en roca. Braixen y Togekiss subieron los primeros de un salto, la primera piedra no suponía ningún reto. Coloqué ambas palmas en la superficie y me impulsé con las piernas, llegando con éxito y con tan solo un pequeño rasguño en la pierna. —Vamos Lucas, te toca —le animé desde mi posición, tendiéndole una mano por si lo necesitaba. Divisé en otra roca no muy lejana a un Meditite en plena concentración, no parecía inmutarse ante nada.
Enormes piedras ante nosotros nos obligaban a escalar. ¡Rayos, ¿cómo íbamos a subir toda esa altura? Habría que buscar otra solución... Quizás con Tangrowth y su latigazo pudiese subir. —¡Adelante Tan..! —me detuve mientras hablaba. ¿Hasta tal punto llegaba la dependencia? ¿Dónde quedaba la diversión?—. ¡Bah, si esto no es nada! De un salto llegué a la primera roca, y de otro a la segunda. En cambio la tercera era más alta, pero con algo de esfuerzo conseguí remontar el gran desnivel.
Al final el chico pudo solo con los desniveles, y yo no iba a ser menos. Togekiss lo tenía más fácil porque podía planear, y Braixen con su gran agilidad no tardó en llegar arriba. Yo por mi parte estaba ya acostumbrada a este tipo de cosas, por lo que con un par de saltos fui llegando poco a poco al final. El último obstáculo nos costó un poco más a ambos, pero no había otra que saltar. Tomé carrerilla, y me impulsé. Llegué, sí, pero el rugido de un poderoso Druddigon sobre nosotros, en un puente en lo alto, casi me desestabiliza. Por suerte mis pokémon me agarraron a tiempo, y evité una caída fuerte. —Gracias chicos, por qué poquito... —suspiré con el susto en el cuerpo aún, y volví a mirar al frente. ¿Un puente levadizo? Bueno, por lo menos no estábamos muy alto aún. Aún así habría que tener cuidado.
Y justo cuando Liza terminó de subir el último pedrusco, un Bisharp salvaje nos atacó con un tajo. Por mucho que tratásemos de huir sería peligroso, el tipo acero podría cortar las cuerdas del puente levadizo y nos podríamos caer. —¡Quieto ahí! Sal Vanilluxe y congélalo con tundra —ordené, pero el acero era mucho más veloz que Vanilluxe y lo esquivó sin problemas—. Prueba entonces con rayo hielo. Los ataques eran todos esquivados por Bisharp y la batalla se hacía eterna. Cuando se decidió a atacar, optó por un cabezahierro, que dejó muy malherido al hielo. Sin darle más tiempo a atacar, ordené un tundra (que como era esperado esquivó de un salto) y luego, cuando el rival se encontraba en el aire, un frío polar, que dejó a bisharp muy débil. —Venga, crucemos el puente rápido —sugerí antes de que se levantase, pero antes de que terminásemos el recorrido ya se había levantado y había empezado a cortar los hilos—. ¡Ah, hay que hacer algo rápido! Eh, hum... Bueno, no queda otra. Estiré mi mano, y agudizando la vista todo lo que podía lancé una ball. El pokémon quedó capturado y nosotros libres de peligro.
El recorrido por el puente fue más activo de lo que había imaginado en un primer momento, y ante el ataque de aquel Bisharp colérico ya nos veía cayendo del puente inestable. No dejamos de correr en ningún momento, pero pese a los ataques del Vaniluxe de Lucas, el pokémon era muy fuerte. No quedó otra opción que capturarlo, y no me sentí segura hasta que llegamos al otro lado. Tomé una bocanada de aire, viendo lo lejos que iba quedando ya la entrada a la cueva y los tenues rayos de luz que entraban por ella. La sede no se veía desde aquí ni sabíamos por dónde se iba, pero solo quedaba continuar. Los pokémon asintieron, y seguimos caminando por el camino rocoso, evitando las gotitas que caían de las estalagtitas del techo. Un Larvitar caminó como si nada entre nuestras piernas y pasó de largo sin siquiera prestarnos atención. Le miré alejarse sin entender, había pokémon que denotaban mucha seguridad.
—Larvitar. Qué pokémon más curioso, creo que no conozco a ninguno que sepa sonreír —pero me tuve que tragar mis palabras cuando otro Meditite apareció y se unió a él en su caminata. Seguro que habían quedado para jugar... ¡Y vaya si se reían!—. Si antes lo digo... En fin, prosigamos el camino. Pronto el desnivel que habíamos remontado terminó, obligándonos a descender por una ladera muy empinada. Y al fondo veía algo relucir. ¿Sería a sede del campeonato? Pero estaba demasiado elevada, encima de una cascada. ¡¿Cómo íbamos a subir hasta allí?!
—¿Eh, eso es una cascada? ¡Sí, lo es, qué guay! —apunté al fondo, muy al fondo, el descenso del agua a toda velocidad. Me encantaba verlas, ojalá llevase una cámara conmigo y pudiese fotografiar estos paisajes. Pero al escudriñar la vista, notamos un punto negro, una especie de cavidad en un muro sobre la cascada. ¿Sería alguna especie de cueva, o un agujero hecho por pokémon de la zona? Fuera lo que fuese, me daba mucha curiosidad. Pero pensándolo bien no tenía manera de subir hasta ahí arriba, y aún quedaba muy lejos. Un Scrafty se dedicaba a romper rocas con su cabeza en el descenso donde nos encontrábamos, parecía muy concentrado con la ardua tarea.
Superamos los obstáculos que nos molestaban y conseguimos llegar al estanque. ¡Hora de sufear! —Liza, ¿tienes algún pokémon que pueda remontar cascadas? Porque si no va a ser imposible llegar allí... Slowbro, sal y usa surf sobre el agua —de la ball salió el tipo agua y con un "rugido" se zabulló—. ¡Cuidado, que le das al pobre Dratini! —exclamé al ver al pequeño dragón coletear rápido para que no le saltase encima el pokémon—. No tienes remedio... Menos mal que al menos no le has hecho daño... —de repente, algo vino a mi cabeza—. ¡Oh, Liza, corre! ¡Hay un Dratini, captúralo!
—Samurott podrá con ello, ¡adelante! —Togekiss y Braixen decidieron volver a sus balls, pues no podríamos agarrarnos bien tantos al lomo del inicial de Teselia. Por suerte, por esta parte entraba algo de luz de un pequeño agujero que daba a la superficie, por lo que no era necesaria ninguna antorcha. Surfeamos por el estanque de aguas tranquilas (al menos por esta parte, cerca de la cascada estaba muy revueltas), y Lucas divisó a un pequeño Dratini en la superficie del agua. ¡Era mi oportunidad de atraparlo! —¡Sylveon, todo tuyo: Fuerza Lunar! —la tipo hada no tardó en aparecer, y pronto el dragoncito fue derrotado. Lancé una ball a toda velocidad, y... ¡pokémon capturado!—. Listo, ya tenemos un nuevo compañero en el equipo. Un Cofagrigus nos observaba con su sonrisa malévola desde la oscuridad, y había que admitir que daba mal rollo.
—¿Crees de verdad que Samurott podrá? Bueno, supongo que tú lo sabrás mejor que yo. ¡Oh, mira, allí hay un Drillbur excavando agujeros a lo loco! ¿Se habrá perdido? Pobre... O bueno, quizás solo juega... ¡O huye del Cofagrigus! —bromeé esto último viendo la cara de pocos amigos con que nos miraba. El agua empezaba a ser más intensa, ya estábamos al lado de la catarata. ¡Pronto habríamos llegado a la sede!
—Claro que podrá, le enseñé la MO Cascada, seguro no será nada para él —acaricié la cabeza del aludido, observando ahora al Drillbur del que hablaba el chico. Ahora mi atención se centró en un curioso Elgyem, estos pokémon siempre me parecieron muy extraños y me infundaban un poco de respeto. Sería por su rostro neutral pero quizás conociéndolos, sean en verdad unos simpáticos pokémon.
Al fin llegamos a la cascada. Solo de acercarse se podía sentir la enorme corriente que había, pero no importaba, Samurott podría con ello. —Ehm... ¿P-puedo subir a Samurott, Liza? Ninguno de mis pokémon conoce el movimiento... —dije algo avergonzado. Por uno de los laterales llegó un potente rugido de un Rhydon. ¡Qué susto! Por poco me caigo al agua.
Me encogí un poco ante el rugido, asustada, pero rápidamente le pedí a Samurott que se moviese hacia Slowbro y Lucas, logrando que el chico cayese en su lomo. Le sonreí, aún algo nerviosa por el susto. —Uf, por qué poco. Claro que puedes venirte, ¡adelante, hacia la cascada! Aún así, sentí que alguien nos observaba mientras nos preparábamos para remontar la cascada, y efectivamente el Cofagrigus nos vigilaba desde las sombras. Ugh, qué pesado el pokémon.
Otro Dratini más apareció mientras remontábamos la cascada, haciendo lo mismo con tanta facilidad que me hizo sentir mal. ¿Era posible que ese pequeñajo fuese capaz y mis dos pokémon de agua no? ¿Tan mal entrenador era? Al fin terminamos la subida y nos encontramos frente a la puerta de uno de los lugares más distinguidos de toda Galeia... Pero no podíamos entrar, previsible. Sin ninguna medalla no dejaban. —Buah, nos quedamos a las puertas. Al menos ya nos sabemos el camino... ¿Exploramos algo más? Debe de haber pokémon geniales por aquí.
