Historia corta Los Viajeros III: Secuelas de una catástrofe

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Manuvalk, 10 Octubre 2019.

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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Escritor
    Título:
    Los Viajeros III: Secuelas de una catástrofe
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    6085
    Ya está aquí la tercera parte de la historia titulada Los Viajeros. Dejaré por aquí los links por orden cronológico para que los nuevos lectores puedan ponerse al día:

    Primera parte: https://fanficslandia.com/tema/los-viajeros-la-guerra-rhajik.56966/

    Capítulo especial de la primera parte: https://fanficslandia.com/tema/un-hombre-de-confianza.59191/#register-new-fanfic

    Segunda parte: https://fanficslandia.com/tema/los-viajeros-ii-cara-a-cara.61012/

    Capítulo especial de la segunda parte: https://fanficslandia.com/tema/el-supremo.62113/#register-new-fanfic

    Sin más que añadir, os dejo con la lectura. Espero que disfrutéis.



    Sinopsis: Han pasado cinco años desde que la humanidad viviera el momento más oscuro de su historia: la destrucción de su cúmulo. El comandante Naylon Karless, bajo el control del Supremo, lanzó una bomba de energía creada doscientos años atrás por una especie extinta llamada sylerianos, erradicando el Sistema Solar y convirtiendo a los colonos de Neonia en los únicos supervivientes de la masacre. Por otro lado, los neonianos, para muchos los culpables de todo lo ocurrido, han logrado incrementar su población sin contar con los Super Rhajik que han creado y que se encargan de las tareas de vigilancia y protección entre otras.
    Lo que queda de la humanidad y los neonianos mantienen una relación cordial pese a las discrepancias, pues saben que conviven juntos en el mismo planeta y que necesitan apoyarse en la situación tan delicada en la que se encuentran. Sin embargo, un grupo de humanos rebeldes conocidos como la Resistencia — formados por personas que están en contra de los neonianos— está provocando una brecha diplomática entre ambas especies e inclusive entre los propios humanos. Todos quieren formar un nuevo comienzo pero, ¿a qué precio?




    Colapso


    — Este invierno parece que será más frío que los anteriores.

    Snow Carver observaba desde la ventana de su amplio habitáculo llamado hogar como comenzaban a caer los primeros copos de nieve en el exterior, iluminado por diversas luces que señalaban lo largo de la calle.

    — Es posible.

    La mujer levantó la vista al cielo nocturno y observó con nostalgia las estrellas, pero por encima de todas ellas, había una que brillaba más. Una estrella azulada que emanaba una gran cantidad de luz pese a estar en una evidente lejanía.

    — Siempre vamos a tener presentes nuestros errores — Murmuró la señorita Carver con la mirada puesta en aquella luz.

    Aquella estrella era diferente al resto porque no se trataba de una estrella realmente. Era el destello de la explosión del Sistema Solar, aún visible tras cinco años desde lo ocurrido. Los humanos la llamaron Colapso. Incluso de día se podía apreciar su luminosidad, pero era cuando caía la noche, donde más se podía apreciar su belleza dentro del horror de su significado.

    — Quizá así no los volvamos a cometer — Respondió Lill, aproximándose a su mujer por la espalda y con una niña en brazos — Desde luego Gina no es un error.

    — Por supuesto que no — Musitó Snow, volteándose para ver a su hija y a su marido — Es lo único bueno que hay en todo esto.

    La mujer le dio un suave beso en la frente a la niña, dormida sobre el hombro de su padre, y se abrazó con éste acto seguido. Regina Crane Carver — llamada Gina como abreviatura — nació dos años atrás, tres después de Colapso. Pese al momento más difícil de sus vidas, Lill y Snow siempre mantenían la esperanza y ésta vino en forma de una hija en común.

    — Creo que la llevaré a su cuna — Murmuró el hombre con tranquilidad — Y tú también deberías descansar, mañana va a ser un día largo.

    — Lo sé — Musitó Snow, visiblemente agotada — No pensé que ser gobernadora de Promesa fuese tan cansado.

    Promesa era el nombre de la colonia humana formada por las tres arcas que se instalaron en Neonia. No obstante, fuera de ésta habían dos pequeñas ciudades llamadas Cuna y Unión, donde vivían las personas que no querían estar encerradas, por así decirlo, en las tres arcas convertidas en ciudad capital.

    — No eres una gobernadora, aunque así lo indique un mero formalismo — Dijo Lill, mientras acariciaba el cabello de su pequeña hija — Eres la referente de lo que queda en pie, representas un nuevo comienzo y la forma de hacer mejor las cosas.

    — No sé como lo haces pero cada vez que hablas de algo lo pintas más bonito — Respondió la mujer, sonriendo — Con lo bien que hablas, quizá deberías ocupar mi puesto.

    — ¿No te basta con que sea tu ayudante? — Preguntó Crane de forma sarcástica y con una media sonrisa — Tú puedes con esto, Snow, y yo voy a estar aquí para apoyarte en todo. Somos un equipo, ¿recuerdas?

    — El mejor equipo — Susurró Snow, con una mirada de complicidad hacia su chico — Bueno, es hora de dormir.

    — Así es, ya va siendo hora — Dijo Lill, llevando a Gina hacia su cuna — No queremos que nuestra niña se acostumbre a dormir en brazos de su padre.

    — Es verdad, recostar la cabeza en tu pecho solo puedo hacerlo yo — Indicó Snow, bromeando mientras su marido dejaba a la niña en la cuna — Te quiero, Lill. No sé que haría si tú no estuvieses aquí conmigo.

    — Saldrías adelante, porque eres así — Murmuró el hombre, aproximándose a su mujer y abrazándola de la cintura — Mientras yo esté aquí, no tendrás necesidad de hacer las cosas sola. Yo tampoco sé que haría sin ti, no tengo tu fuerza de voluntad.

    — Te equivocas, Lill — Dijo Snow, sin quitar la vista de los ojos de su pareja — A medida que pasa el tiempo te haces más fuerte, yo lo he ido viendo desde el principio. Ya no eres aquel chico tímido, aquel cartógrafo sin manejo de situaciones peligrosas... ahora eres Lill Crane, comandante de las fuerzas especiales de la colonia. Una mente brillante.

    — Si estoy en ese puesto es porque tú me pusiste ahí — Indicó Crane, sonriente — Ya sabes que nunca me ha gustado liderar a soldados, no soy esa clase de hombre.

    — Por eso mismo te pedí a ti para el puesto — Explicó Carver, asintiendo — Porque no hay mejor líder que el que tiene corazón. Y porque confío en ti más que en nadie.

    — Te quiero, Snow — Murmuró Lill, dándole un tierno beso — Lo mejor del día es terminarlo contigo.

    [...]

    — Como cada mes, hacemos esta reunión para recopilar información acerca de como mejorar la convivencia entre todos, de cualquier avance tecnológico y principalmente para hablar de cualquier problema que pueda comprometer nuestra seguridad aquí — Dijo la gobernadora Carver, al frente de una mesa en la que se encontraban cinco personas más sentadas — Ya sabéis cuál es el protocolo, por favor, comenzad.

    Allí presentes estaban Lill Crane como comandante de las fuerzas especiales de la colonia, Westley Finn como ingeniero jefe y profesor de la misma profesión para fomentar nuevos ingenieros y poder prosperar tecnológicamente, Cinthia Marlow como médico jefe de la colonia que supervisa cualquier avance médico y tratamiento de nuevas enfermedades — al estar en un planeta similar pero no por ello idéntico a la Tierra, los humanos han adquirido nuevas enfermedades que por el momento tienen tratamiento — además de sus conocimientos con la fisiología neoniana, Amina Becker como la directora de la academia de formación para distintos puestos en la colonia tales como soldado, ingeniero, agricultor e inclusive explorador terrestre y por último está Vanth Dheer, representante neoniano en la reunión enviado por Narisha para atender las propuestas humanas y ofrecer las suyas propias.

    — Si no es molestia, me gustaría comenzar a mí — Indicó Vanth ante la mirada del resto — Mí problema tiene prioridad.

    — Adelante, Vanth — Snow le cedió la palabra al neoniano.

    — Sé que habéis capturado a un miembro de la Resistencia y quiero hablar con el — Respondió el neoniano con firmeza y seriedad — Son una seria amenaza y necesitamos capturarlos a todos.

    — Eron y mis soldados están en ello — Murmuró Lill, interviniendo en la conversación — Le sacaremos toda la información, todos los nombres de su organización si es necesario.

    — No os ofendáis pero no creo que estéis siendo lo suficientemente duros con los miembros de la Resistencia — Dijo Vanth — Ellos nos atacan a nosotros, destruyen nuestros cultivos... a vosotros no os hacen nada.

    — ¿Y qué culpa tenemos nosotros de que haya gente que os odie? — Dijo Amina, irrumpiendo en la conversación — Somos casi setecientos mil humanos, es imposible controlarlos a todos.

    — Entonces quizá haya que buscar una solución — Murmuró Vanth, llamando la atención de toda la sala.

    — ¿Qué sugieres? — Preguntó la gobernadora Carver, intrigada y seria.

    — Hasta ahora, las veces que han atacado a nuestras máquinas, han echado a perder cultivos o nos han robado suministros, nosotros no hemos respondido porque acordamos no hacerlo siempre y cuando terminaramos con la situación — Respondió Vanth, argumentando su solución — Pero es evidente que la situación solo ha empeorado y los perjudicados somos nosotros los neonianos. Así que vengo a informaros, en nombre de la representante Taaliv y el resto de neonianos, que al próximo ataque por parte de la Resistencia... dispararemos a matar.

    — ¡No puedes hacer eso! — Exclamo West visiblemente enfadado — ¡Nuestro cúmulo ha sido borrado del maldito universo y hemos pasado de ser millones a miles! ¡Necesitamos a cada humano para prosperar y matar no es una opción!

    — Lo siento pero se trata de nuestra supervivencia y seguimos en claro riesgo de extinción — Indicó Vanth Dheer con seriedad — No encuentro otra alternativa.

    — La Resistencia nunca ha matado a un neoniano, ¿verdad? — Intervino Cinthia — Si no recuerdo mal, han robado suministros, han destruido cultivos y han destruido Super Rhajik pero nunca han matado a un neoniano. Dices que seguís en claro riesgo de extinción... ¿y crees que la mejor solución es comenzar una guerra contra la Resistencia?

    — No nos dejan alternativa — Musitó Vanth — Sin suministros no sobrevivimos, sin cultivos no sobrevivimos, sin Super Rhajik... no tenemos protección contra nada. Si arriesgar vidas para salvar otras es comenzar una guerra contra ese grupo de gente que nos odia... lo haremos.

    El neoniano se levantó de su asiento tras haber dicho todo lo que pensaba y haber confirmado cuales eran las intenciones de su especie respecto al grupo humano de bándalos que los incordiaba. Sin embargo, justo antes de salir por la puerta de la sala, la gobernadora le dijo algo.

    — Si iniciáis una batalla contra la Resistencia, no nos pidáis ayuda — Dijo Snow, tajante — Suficiente gente ha muerto, en esto estáis solos.

    Tras las palabras de la mujer, Vanth asintió y salió de la reunión bajo la incredulidad y preocupación de algunos de los miembros del consejo allí presentes.

    [...]

    En cada arca había una sala que parecía un pasillo largo con un lado en el que habían celdas anexas las unas a las otras. En una de esas celdas se encontraba una mujer de origen asiático, joven y con el pelo corto a la altura del cuello, sentada en el borde de una pequeña cama y con la mirada perdida en el suelo grisáceo de la cárcel. Un tatuaje en su antebrazo izquierdo llamaba la atención a cualquiera que se percatara de el, pues se trataba de un lobo con la boca abierta en clara posición de ataque.

    — Un tatuaje muy bonito — Dijo un hombre vestido de soldado y sentado sobre un taburete metálico frente a la celda de la chica — ¿Dónde te lo hiciste?

    — En la Tierra — Musitó la joven asiática, sin mirar a la persona con la que hablaba — Cuando aún existía.

    — Vaya... ya veo que eres una persona nostálgica — Murmuró el soldado, asintiendo tras su afirmación — ¿Eso es lo que te llevó a unirte a la Resistencia? ¿El recuerdo de nuestro precioso planeta?

    — No — Dijo la chica con un tono serio y esta vez mirando a los ojos de su interrogador — Lo que me llevó a unirme a la Resistencia fue la injusticia del nuevo mundo en el que vivimos.

    — ¿A qué te refieres?

    — Los neonianos no se merecen estar aquí, no después de lo que nos han hecho.

    — Neonia es su planeta natal, ¿recuerdas?

    — También la Tierra era el nuestro y mira ahora, huérfanos de hogar por culpa de la arrogancia de otra especie a la que hemos estado ayudando como idiotas.

    — Entiendo — Musitó el soldado, pensativo — Bien, ¿cómo te llamas?

    — No pienso decirte mi nombre.

    — ¿Cuantos miembros forman la Resistencia?

    — No lo sé.

    — ¿Quién es vuestro líder?

    — No voy a decir nada.

    — Perfecto, probaremos mañana.

    — No voy a contarte nada, ni hoy ni mañana.

    — Bueno, me has contado lo que piensas — Murmuró el soldado con una sonrisa en su rostro — Es un comienzo.

    El hombre salió de aquella larga sala convertida en cárcel ante la mirada seria de la chica asiática. Fuera estaba Lill, que esperaba al hombre que la había interrogado para que le contara si le había sacado información.

    — ¿Y bien? — El comandante Crane esperaba que su mano derecha hubiese obtenido algo de la presa.

    — Nada relevante, jefe — Murmuró el soldado, apoyándose sobre la pared — Mañana probaré de nuevo.

    — No te preocupes, Eron — Dijo Lill, comprensivo — Voy a entrar yo.

    — Como quieras, ¿quieres que entre o...?

    — Espera aquí, vigila.

    — Entendido, comandante Crane.

    El soldado de nombre Eron permaneció fuera de la sala carcelera mientras Lill entraba en ésta con el objetivo de hablar con la miembro presa de la Resistencia. La mujer se encontraba ahora recostada en su cama, con una mano detrás de la cabeza y la otra sobre su abdomen. Al ver a Crane, la asiática ni se inmutó.

    — ¿Sabes quién soy?

    — Lill Crane — Musitó la chica, con la vista en el techo de su celda — Eres el marido de la gobernadora, todo el mundo te conoce.

    — Supongo que sí — Dijo Lill, que acercó el taburete a la celda — ¿Eres consciente de tu situación?

    — ¿Lo eres tú de la tuya?

    — ¿A qué te refieres?

    — Pensáis que la Resistencia es una organización criminal pero no es así, solo queremos justicia — Explicaba la mujer — Los neonianos tienen la mayor parte de la culpa respecto a los Rhajik, El Supremo y la destrucción del Sistema Solar. No merecen que sigamos cuidando de ellos, no merecen vivir junto a nosotros.

    — ¿A dónde quieres llegar con esto? — Lill estaba intrigado.

    — No sois conscientes de la situación, comandante Crane — Murmuró la chica asiática, incorporándose — Hemos pagado un precio muy elevado de vidas por un problema que no era nuestro pero lo hicimos nuestro. La Resistencia somos los que no hemos mirado a otro lado, los que tenemos claro que los neonianos son una amenaza que debe ser expulsada de aquí.

    — No digo que no tengas razón, pero eso ahora es pasado y debemos centrarnos en prosperar unidos para un futuro mejor — Indicó Lill, tratando de razonar — No necesitamos más problemas.

    — No habrá futuro con los neonianos como aliados — Dijo la mujer — Aún siguen dependiendo de nosotros en cierta medida y después de lo que han hecho, seguimos apoyándolos. Es ridículo.

    — ¿Crees que si me reuniera con tu líder pudiésemos llegar a algún tipo de acuerdo para acabar con todo esto?

    — Lo dudo — Musitó la presa — Pero tranquilo, si ella cree conveniente que os reunáis, se encargará de decírtelo de alguna forma.

    — ¿Y cómo puedo decirle yo que quiero una reunión? — Preguntó Lill, consciente de que ya le había sacado algo de información.

    — No puedes, ni yo voy a decirte nada.

    — ¿Ni siquiera tu nombre?

    — ¿Por qué queréis saber mi nombre?

    — Para dirigirme de tú a tú — Murmuró Lill — Seguramente pases mucho tiempo aquí hasta que nos des información.

    — Sun, me llamo Sun Brume — Dijo la chica asiática con un tono más sosegado — Adelante, busca mi ficha personal y mira a ver si tengo familia, alguien en común que pueda estar relacionado con la Resistencia... no vas a encontrar nada.

    — Nunca digas nunca — Respondió Crane, levantándose del taburete y dispuesto a salir de la sala — Hasta la próxima, Sun.

    El hombre salió del lugar y se encontró con Eron, que había estado allí fuera todo el tiempo que había durado la conversación. El soldado se aproximó a su comandante esperando que la visita de éste hubiese sido fructífera.

    — ¿Cómo ha ido, Lill? — Esta vez, el soldado le habló de tú a su comandante.

    — Bastante bien — Dijo el marido de la gobernadora, satisfecho — Se llama Sun Brume, quiero que lo investigues todo sobre ella.

    — ¡Joder, le has sacado el nombre! — Exclamo Eron, sorprendido — ¿Cómo lo has hecho?

    — Tengo mis métodos — Musitó Lill, sonriente — ¿Harás eso que te he pedido?

    — Claro, me pondré con ello ahora.

    — Gracias, subcomandante Tanner.

    — A sus órdenes, comandante Crane.

    Ambos comenzaron a reírse y acto seguido el soldado y mano derecha del comandante, llamado Eron Tanner, se fue a investigar el nombre de Sun Brume para ver a donde podía conducirles como pista. No obstante, no era la única pista que había obtenido de su conversación con la presa, pues también se había percatado de que Sun había hablado de su líder como 'ella', por lo que estaba claro que la persona al mando de la Resistencia era una mujer.

    [...]

    Alrededor de Promesa también había diversas calles por las que transitaba la gente, pues había puestos de comida y actividades al aire libre para no pasar las veinticuatro horas del día — Neonia tenía prácticamente el mismo ciclo de vueltas que la Tierra le daba a su Sol — encerrados en el interior de la modernizada ciudad formada por las tres arcas. Dichas calles solían estar siempre llenas de personas yendo de un lugar a otro, por lo que se debía ser paciente para caminar por ellas, además, siempre había guardias patrullando la zona por si había algún altercado o era hallado un miembro de la Resistencia.

    Una mujer con el pelo recogido en una coleta, con gafas de sol y vestida de manga larga debido al frío, caminaba por una de esas calles. La chica observaba con atención a su alrededor, la aglomeración de gente y las distintas conversaciones que se podían escuchar. Sin embargo, no parecía estar interesada en nada de eso, sino más bien parecía esperar encontrarse con alguien pese a que seguía caminando.

    No obstante, no tuvo que esperar mucho tiempo para que un hombre con el tono de piel moreno, de complexión fuerte y el pelo extremadamente corto se acercara a ella sin mirarla y con su mano izquierda le metiera un papel en el bolsillo de sus pantalones. El hombre, que era Lio Santos, prosiguió su camino como si nada hubiese pasado y la chica se aseguró de que nadie la observaba para dirigirse a una esquina algo escondida. Una vez a resguardo de cualquiera, la mujer, que era la ex comandante de La Unión de nombre Ashley Ripley, sacó el papel de su bolsillo para leerlo.

    "Ve dónde siempre, a las 22:00h después del toque de queda, ella estará ahí para darte la información"

    Tras leer la nota, Ashley sacó de su otro bolsillo un mechero y la prendió fuego con el objetivo de hacerla desaparecer. Una vez se aseguró de que el fuego había consumido todo el papel, la mujer volvió como si nada al cauce de personas que caminaban hacia arriba y hacia abajo, siendo una persona más del rebaño.

    [...]

    A las afueras de Isharay, la única colonia neoniana, había una especie de complejo que fue construido por los propios neonianos durante los cinco años que habían pasado. Su objetivo no era otro que la formación de máquinas a las que todos conocían como Súper Rhajik, mucho más avanzadas que los Rhajik estándar, con el objetivo de sentirse más seguros ante cualquier situación.

    La fábrica tan solo tenía unos meses desde su plena dedicación a construir máquinas, día y noche, y gracias a Zyon dichas máquinas ya no podrían rebelarse como hicieron los anteriores Rhajik. Sin embargo, recientemente el lugar fue atacado por un grupo de la Resistencia que provocó serios destrozos en el edificio pese a que no evitaron que cesara la producción de robots.

    La líder de su especie, Narisha, se encontraba en el lugar mientras veía como algunos de los suyos, junto a algunas máquinas, reconstruían y reparaban los daños causados. A su lado se encontraba Vanth, serio y con la mirada al frente. De aquel ataque hacía tan solo unos días, pero la paciencia de los neonianos parecía estar más que agotada.

    — ¿Has trasladado nuestros pensamientos a la gobernadora Carver? — Preguntó la representante Taaliv, observando con curiosidad a su mano derecha.

    — Así he hecho, ya saben de nuestras intenciones.

    — ¿Y bien? — Narisha quería saber cuál era la respuesta de la líder de la humanidad — ¿Qué han dicho?

    — No van a ayudarnos — Musitó Vanth Dheer volviendo su mirada a la de su líder — Aunque ya contaba con eso.

    Narisha asintió pero parecía también suponer cuál iba a ser la respuesta de Snow. Los dos neonianos seguían contemplando los arreglos cuando uno de los neonianos que estaba trabajando en la reparación se aproximó a ellos.

    — Representante Taaliv, Vanth, que agradable sorpresa — Dijo el neoniano, sonriente pero visiblemente cansado — ¿Qué os trae por aquí?

    — Necesitamos hablar contigo, Yak — Murmuró Vanth con seriedad — Es un asunto importante.

    — Entiendo.

    — ¡Yak!

    El neoniano se giró y vio como se aproximaba Reeda, la neoniana hija del comandante Turak Klamp que falleció en la guerra Rhajik. Esta se aproximó al joven y le dio un beso a Yak, confirmando su relación con el neoniano tras tantos años de amistad, mientras acto seguido se sorprendía de ver a Narisha y Vanth allí.

    — ¿Ocurre algo? — Fue lo primero en preguntar Reeda al ver los rostros de sus líderes.

    — Queremos que algunos de vosotros os preparéis — Indicó Vanth — El próximo ataque de la Resistencia, que lo habrá, tendrá consecuencias por nuestra parte.

    [...]

    West se encontraba sentado sobre un amplio escritorio repleto de chatarra y piezas de armas mientras observaba con entusiasmo unos planos diseñados por él mismo. A una corta distancia de donde se hallaba el ingeniero había una taza de café que aún soltaba vapor caliente.

    Unos metros tras el hombre estaba Zyon, sorprendentemente cambiado en estos cinco años. El Rhajik pasó de estar en la forma normal de dichas máquinas a ser trasladada su central de datos a una máquina Super Rhajik, siendo esta de una forma más humanoide y otorgando al robot mejores habilidades gracias a su nuevo cuerpo, todo ello gracias al ingeniero Finn.

    — Creo que después de la Rhajead, esta arma va a mostrar un asombroso potencial — Dijo West mientras encajaba algunas piezas.

    — No cabe duda de que la Rhajead es un arma muy superior al Striker, el Buster y la Rypper — Indicó Zyon, que comenzó a ayudar al hombre en la construcción de una nueva arma.

    — Es evidente, por algo no la portan los soldados de bajo rango — Murmuró el ingeniero refiriéndose a la Rhajead, su primera creación como arma — Pero la Winlock no va a quedarse atrás.

    — West, ¿puedo preguntarte algo?

    — Adelante, Zyon.

    — ¿Por qué llevamos unos meses con la fabricación de una nueva arma? — Zyon no entendía el porqué, o si había algún motivo — ¿Con que fin la estamos haciendo?

    — Eventualmente volveremos al espacio a explorar otros lugares, o al menos eso quiere la gobernadora Carver — Explicó West con normalidad — Debemos innovar y prosperar, salir ahí fuera bien equipados... porque no sabemos con quién nos podemos encontrar.

    — Entiendo, pero ahora, en estos momentos... no se entiende la fabricación de un arma nueva.

    — Siempre es buen momento para fabricar cualquier cosa, Zyon — Respondió el ingeniero, volteándose hacia la máquina — Ya sea un arma, una nave...

    West se vio interrumpido por Cinthia, que entró en la sala y se aproximó al ingeniero con curiosidad por ver como avanzaba el proyecto Winlock.

    — Vaya, yo diría que ya está casi terminado — Murmuró la doctora, sonriente.

    — Efectivamente — West se levantó de su asiento y tomó de las manos a la médico — ¿Y tú día que tal ha ido?

    — Llevamos bastantes días sin tener heridos graves en la consulta, solo cortes o pequeñas heridas que sanarán... así que creo que bien, es positivo.

    — Me alegra oír eso.

    West se aproximó a Cinthia y ambos se besaron durante unos segundos ante la mirada de Zyon, que al ser una máquina no sentía ningún tipo de ternura o afecto por ver semejante acto de amor entre dos personas.

    Westley Finn y Cinthia Marlow llevaban casi tres años juntos y vivían en una casa junto a Zyon, quién de alguna forma se sentía apreciado con ellos y los consideraba su familia. Ambos formaban parte del consejo junto a la gobernadora Snow, sin embargo, no vivían en la principal colonia humana llamada Promesa, sino que optaron por vivir en Unión, la segunda con más población.

    Nombrada así debido a que inicialmente convivían humanos y unos pocos neonianos en ella, esta colonia es la más alejada de Promesa y servía de puente entre ambas especies, pues también está relativamente cerca de Isharay, la colonia neoniana. Alberga cerca de setenta mil colonos, prácticamente todos humanos.

    Tras ese largo beso, Cinthia decidió salir de la sala, dejando solos a West y Zyon para que prosiguieran con su trabajo. El humano y el Rhajik comenzaban a perfilar lo que sería la nueva arma de nombre Winlock: una versión mejorada del Striker de origen humano y el Rypper neoniano.

    Considerando que el Striker disparaba balas y el Rypper lanzaba energía, el Winlock consistía en dos cañones de los que uno disparaba balas y el otro dicha energía, exceptuando que esta ya no provenía de la persona que empuñaba el arma sino que la extraía del ambiente en el que se encontrara, siendo una notable mejora respecto al Rypper y convirtiendo a la Winlock en un arma de coalición entre humanos y neonianos.

    [...]

    Cuna era la tercera colonia humana y la más pequeña de las tres. Ubicada cerca de la playa, esta colonia humana es el hogar de treinta mil colonos que preferían un ambiente más tranquilo y menos ruidoso que el de Promesa o Unión. Su nombre es debido a que es la población con más niños humanos de las tres instaladas en Neonia.

    En ella vivían Axlor y Arva, que tras su desencuentro pasado, durante estos cinco años volvieron a juntarse, consolidando definitivamente su relación. La pareja decidió alejarse de sus antiguos trabajos como piloto y soldado, buscando una vida más calmada y alejada de la acción en una pequeña y acogedora casa a la orilla del mar.

    El marciano había estado practicando desde hacia bastantes meses una forma de lucha que se basaba en el manejo absoluto de un palo metálico del que si accionabas una diminuta palanca, desenfundaba dos cuchillas en cada una de sus puntas. Fue una fabricación suya y cada día por la mañana le dedicaba un momento de práctica frente a la costa.

    Los cinco años que habían pasado desde lo ocurrido con El Supremo hicieron de Axlor un hombre más reservado y desconfiado, centrando sus esfuerzos en mantener a sus seres queridos con vida, siendo Arva su única y absoluta prioridad. El joven Vaalot se dejó el pelo largo y actualmente lo llevaba recogido hacia atrás en una coleta.

    Mientras Axlor realizaba movimientos y ejercicios con su palo, la joven Tidder salió de la vivienda con una taza de leche en sus manos. La mujer se quedó durante unos segundos contemplando a su pareja, que estaba seria y totalmente concentrada en lo que estaba haciendo. El marciano proseguía con sus ejercicios hasta que vio a Arva en el porche de su casa, por lo que paró y se aproximó a su chica con una media sonrisa en el rostro.

    — Buenos días — Murmuró Axlor, dándole un tierno beso a su pareja — ¿Qué tal has dormido?

    — Bastante bien... ¿y tú? — Arva le dio un largo sorbo a la taza sin perder de vista al marciano.

    — Bien, la verdad — Musitó el joven Vaalot, asintiendo — ¿Vas a querer venir?

    — ¿A dónde?

    — Voy a ver su tumba, hace tiempo que no me paso a verle.

    — Oh... es que debo hacer algo antes — Dijo Arva con un aire de misterio — Ve tú, yo estaré aquí.

    — ¿De qué trata eso que debes hacer? — Axlor estaba intrigado.

    — Cuando vuelvas te lo contaré.

    Arva abrazó fuerte a Axlor y acto seguido entró en la casa mientras el propio hombre hacía lo mismo. El marciano comenzó a preparar una mochila con ciertas cosas para el camino, pues al parecer iba a caminar durante un largo rato. Una vez estaba provisto de todo lo necesario, Axlor puso rumbo hacia el lugar al que quería ir.

    Con su reconocible palo en la mano derecha, el joven Vaalot avanzaba por un sendero rodeado de árboles frondosos de hojas anchas que daban una sombra casi total al camino y lo hacían más friolero pese al pronto invierno en el que estaban. Tras casi una hora de viaje, Axlor llegó a una zona donde había una gran y amplia piedra en la que estaban escritos muchos nombres en honor a aquellos que murieron en el Sistema Solar.

    Era una especie de mural para los caídos, aunque improvisado y con los nombres de algunos que no estaban en el mural para los caídos de Promesa, entre ellos el nombre de Naylon Karless. Al descubrir que el hombre nacido en Plutón era El Supremo, la gente comenzó a despreciarlo pues de alguna forma aunque indirectamente, fue el causante de la destrucción del cúmulo donde se hallaba la Tierra.

    Axlor jamás comprendió como Snow accedió a que la gente decidiera no poner el nombre de Naylon en el famoso mural de la colonia humana de Promesa, pues ambos sabían que realmente el ex comandante de La Unión no tuvo culpa de haber sido controlado por el chip syleriano. Sin embargo, la gente no conocía la verdadera historia o al menos no la conocía completa, por lo que se quedaron con el peor recuerdo de Naylon Karless.

    El joven Vaalot se percató de que su nombre había sido tachado y al lado ponían cosas como traidor, púdrete y esclavo de los neonianos —esto último se debía a que Naylon fue el primer humano en hacer contacto con los neonianos, lo que derivó en todo lo ocurrido desde entonces hasta el día de hoy y algunas personas culpan a los neonianos de lo ocurrido—. El marciano frunció el ceño y decidió volver a escribir el nombre de su mejor amigo con la punta de una piedra afilada que había allí.

    — Sé que trataste de luchar contra el Supremo, lo vi en tus ojos cuando hablamos de tú a tú en la Bataller — Recordaba el joven Vaalot — No te mereces el odio que te tienen algunas personas, siempre has sido un gran hombre... un gran amigo, el mejor. Fuiste un referente para mí, un hermano. Y no dudes que llevaré conmigo tu recuerdo y tus consejos, todo lo que fuiste para bien. Nos volveremos a ver, Naylon.

    Axlor tocó la fría roca con la palma de sus manos y cerró los ojos, despidiéndose como cada cierto tiempo, de su fallecido amigo. No obstante, el marciano comenzó a escuchar pasos por detrás de él y rápidamente tomó su palo y lo volteó, colocándolo a escasos centímetros de la cabeza de un hombre que quería sorprenderle por detrás. El joven Vaalot alzó la vista y vio que eran cinco personas, contando al que tenía a escasos metros.

    — ¿Qué pretendías hacerme? — El rostro serio de Axlor no parecía intimidar al tipo.

    — Así que eres tú el idiota que escribe el nombre del traidor Karless cada vez que nosotros lo tachamos...

    Axlor apretó los dientes y con un rápido movimiento golpeó al hombre en las costillas, haciéndolo retroceder a un lado mientras se dolía. Los demás desenfundaron lo que parecían ser dagas de energía, un arma blanca que podía penetrar en una armadura ligera perfectamente.

    Durante los cinco años que pasaron desde el fin del Sistema Solar hasta aquel día, se crearon y/o mejoraron diversas armas, entre ellas los cuchillos estándar. Ahora se trataban de dagas que tienen una hoja de energía, por lo que son más resistentes y más afiladas.

    — Sois de la Resistencia, ¿verdad? — El hombre nacido en Marte supuso que lo eran.

    — Joder, ¿lo llevamos escrito en la frente? — Dijo otro de los hombres, sonriendo y con la daga de energía en la mano.

    — Se os ve venir desde lejos — Respondió Axlor con seriedad — Yo he estado en la Resistencia, tengo conocidos ahí... no hay necesidad de atacarnos entre nosotros. Todos somos humanos, ya murieron bastantes con Colapso.

    — Cierto, pero aquellos que idolatran a Naylon Karless son tan culpables de ello como los propios neonianos... — Dijo una mujer — Te hemos oído dedicarle unas palabras... muy bonito, pero no puedes formar parte de la futura nueva sociedad humana si apoyas al que destruyó parte de la antigua.

    El hombre que dijo las últimas palabras se lanzó rápidamente hacia Axlor, que lo esquivó con facilidad y le colocó el palo metálico a un lado para provocarle un tropiezo. En ese momento se aproximó un segundo hombre y el marciano le golpeó directamente en el rostro con uno de los extremos del palo, rompiéndole la nariz.

    — ¡Oh joder, mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! — Gritaba el miembro malherido de la Resistencia mientras se colocaba la mano en la nariz de la que brotaba sangre.

    Las otras cuatro personas, tres hombres más y una mujer, se prepararon para contraatacar al joven Vaalot, que se colocó en posición de defensa. Axlor no se lo pensó y accionó una diminuta palanca que tenía su palo metálico y de las puntas de este salieron dos pequeñas cuchillas.

    Sin embargo, cuando los cuatro enemigos del marciano se disponían a atacarle, uno de ellos se echó la mano al oído e hizo unos gestos repetidamente que sus compañeros interpretaron como la hora de irse.

    — No tenemos tiempo para jueguecitos — Indicó el hombre que al parecer recibió la orden de retirarse mediante algún auricular incrustado en la oreja — Vámonos, tenemos una reunión.

    El resto de sus compañeros, incluido aquel con la nariz rota, se marcharon rápidamente dejando al joven Vaalot allí, con la mirada seria y la posición aún de pelea. Una vez se aseguró de que se habían ido del todo y no pretendían otra cosa, Axlor tomó el camino de vuelta a su casa.

    [...]

    Cuando se hacían las diez de la noche en Promesa y generalmente en todas las colonias, se establecía un toque de queda. Por las calles solo transitaban guardias que patrullaban hasta las seis de la mañana. Inicialmente el toque de queda tenía sentido pero ya hacía tiempo que la gente no entendía porqué lo seguían cumpliendo, considerando que no había ningún enemigo ahí fuera. No obstante, la gobernadora Snow y su consejo decidieron seguir manteniéndolo por lo que nadie se opuso.

    Ashley se encontraba a las afueras de la colonia, concretamente en el interior de una cascada del acantilado más cercano, donde era más difícil que los soldados del gobierno humano pudiesen interferir. Tal y como aquella nota que luego prendió fuego, la joven Ripley esperó al toque de queda para salir de Promesa y reunirse con una persona que supuestamente iba a pasarle información. No tuvo que esperar mucho hasta que vio como una silueta femenina se aproximaba a ella desde la oscuridad de la cueva escondida tras la cascada.

    — ¿Llevas mucho esperando? — Preguntó la mujer que se paró justo delante de Ashley.

    — No, unos cinco minutos — Respondió la joven Ripley en un tono serio — Dime, ¿qué tienes para mí?

    — Información muy reveladora.

    — Adelante, te escucho.

    — Los neonianos han decidido contraatacar a la Resistencia si esta les vuelve a atacar y están dispuestos a iniciar una guerrilla contra vosotros — Explicó la mujer con una sonrisa en el rostro — Lo más sorprendente es que la gobernadora Snow se ha negado a ofrecerles ayuda si entráis en conflicto pues no quiere pelear contra su gente.

    — ¿Los neonianos se han enfadado? — Ashley mostró una media sonrisa — Bien, era justo lo que quería. ¿Hay algo más?

    — No, pero si me entero de algo más, te lo haré saber — Murmuró la mujer — Es una gran ventaja que me tengas en el consejo del gobierno como infiltrada, ¿no crees?

    — La verdad es que sí, tu papel es muy importante en esto — Dijo Ashley mientras le tendía la mano — Los miembros de la Resistencia estamos más unidos que nunca y con la información que nos das para anticiparnos a los movimientos del resto nos hace más fuertes. Nos vemos pronto, Amina.

    — Seguro, Ash — Respondió Amina, que resultó ser una miembro de la Resistencia infiltrada en el organigrama de gobierno de la humanidad — Hasta pronto.
     
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    Agus estresado

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    Hola, amigo, me alegra mucho que haya llegado la continuación de LV. Es una historia que me tiene super enganchado desde los primeros capítulos de la parte 1. Pasaré a comentar el capítulo.

    Sorprende mucho el hecho de que hayas usado un salto temporal de 5 años. Personalmente, a mí me hubiera gustado ver la reacción inmediata de los personajes a la exterminación que causó el Supremo. Ese fue un evento importante, y casi no vimos las reacciones de ninguno de ellos.

    El capítulo abre con Lill y Snow, mi pareja favorita XD, teniendo un momento juntos y debo decir que me agradó. Ver que ambos han terminado juntos y se han convertido cada uno en el pilar del otro ha sido algo agradable de leer. Aun más por el hecho de que la pareja ha tenido una hija.

    Tal parece que la tarea de Snow como “gobernadora” no es sencilla, pero es lógico que esa tarea recaiga en ella considerando que su padre era el canciller de la Tierra, además tiene a sus “ayudantes” para que le reduzcan la carga. Ciertamente, lo que Vanth dice es algo con sentido. Ellos, al igual que los humanos, están intentando recuperarse porque han sufrido de una gran amenaza Rhajik por mucho tiempo, y no pueden hacerlo si viven bajo constantes ataques. Claramente, la Resistencia los tiene en jaque, tanto a ellos como al gobierno oficial de la humanidad. Es una de las cosas que más me intriga en esta parte 3.

    No me sorprende que Ashley y Lio estén en la Resistencia. Ashley fue una de las pocas que mostraron su descontento en la parte 2 tras la eliminación del sistema solar, y Lio perdió a su novia justo luego de haberse reconciliado. Ciertamente, los dos deben tener un gran rencor contra los neonianos.

    Zyon, por lo que se ve, ha recibido mejoras, y se ha vuelto un “amigo” más cercano de Cinthia y de West (me sorprende que ellos dos hayan empezado una relación, cuando no han interactuado antes). Eso de parte de la máquina, me hace pensar que este se pondría del lado de los humanos ante un conflicto.

    Al final, Axlor y Arva terminaron por reconciliarse. El cambio que ha sufrido Axlor se parece mucho al que enfrentó Morgan en The Walking Dead. Creo que te inspiraste de ahí para el cambio que tuvo. Me sorprende que la gente en la Resistencia odie tanto a Naylon sin siquiera saber su historia completa. El asunto de la tumba fue un buen detalle.

    Y luego, la revelación final de que Amina es una traidora del gobierno de la humanidad. Realmente, es algo que no esperaba. Por como habla, ella no aparenta ser la líder de la resistencia. Estoy interesado en saber quién será.

    En este capítulo no han aparecido ni Guy ni Dyrian, y ellos estaban vivos al final de la parte 2. Estoy seguro de que tendrán alguna especie de rol relevante en el futuro, de lo contrario, no los habrías introducido. Aunque Dyrian apareció en el capítulo especial y Guy en la parte 2, por lo que tal vez no estuvieras planeando algo muy importante para ambos.

    En líneas generales, me ha encantado el hecho de que usen las arcas para formar las colonias, y que “Colapso” siga brillante en el cielo a vista de los neonianos. Han sido detalles que le han dado más vida a la historia, de esos que me gusta apreciar. Será hasta la próxima, amigo.
     
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    Manuvalk

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    Ya está aquí el segundo capítulo de esta tercera parte de Los Viajeros, que me ha quedado bastante corto (trataré de que los próximos sean más largos). Quiero avisar de que, pese a que mi plan es publicar los capítulos semanalmente, quizá haya semanas que me sea imposible hacerlo. Espero que lo entendáis y no os preocupéis, eventualmente los capítulos de esta parte serán publicados.

    Sin más que añadir, os dejo leer.





    En la sombra



    Tras los acontecimientos ocurridos en la zona del cráter donde se hallaba la nave syleriana de nombre Bataller, humanos y neonianos optaron por abandonar el área tras obtener toda la tecnología interesante que la nave ofrecía. Aquel lugar provocó lo que la humanidad llama Colapso, con El Supremo destruyendo el Sistema Solar y acto seguido, siendo Naylon, suicidándose.

    Durante los cinco años que habían pasado desde aquel momento, la Bataller había sido desvalijada por algunos carroñeros o aventureros que se atrevieron a entrar y explorarla, pese a estar terminantemente prohibido por las autoridades. Además, algunos inviernos y sus fuertes nevadas la dejaban casi sepultada, pues el cráter se llenaba de nieve como si de un vaso de agua se tratase.

    Sin embargo, hacía menos de dos años que la nave dejó de estar desocupada y que ya nadie pasaba por allí, pues se convirtió en el territorio de La Resistencia. Cuando esta se formó, casi inmediatamente a lo ocurrido con el Sistema Solar, inicialmente eran pocos y tenían que esconderse por separado para evitar llamar la atención. No obstante, actualmente son un grupo de personas muy numeroso, pudiendo alcanzar los cinco mil miembros, y escogieron la Bataller como la base perfecta donde estar.

    Por suerte para ellos, la humanidad restante y los neonianos no pisaban aquella zona, por lo que mantenían su escondite en secreto. Allí, en la Bataller, quinientos miembros que formaban parte del grupo rebelde elaboraban sus planes, convivían y lo hacían prácticamente todo.

    La actual líder de la Resistencia se encontraba en el puente de mando de la inoperativa nave, desde donde había un acceso a la gran sala en la que el resto de miembros esperaban tras haber sido convocados para una reunión. La mujer se encontraba seria y con la mirada perdida en algún punto del puente de mando mientras escuchaba los murmullos que provenían de la aglomeración de gente que tenía en la gran sala.

    Ashley respiró profundamente y se dirigió a lo que parecía ser un pequeño balcón que sobresalía del puente de mando y desde el que podía hablar a todos los presentes en la gran sala. Todos allí abajo alzaron la cabeza cuando vieron a la actual líder aparecer y apoyarse en la barandilla mientras el silencio se hacía presente.

    — Llevamos años peleando por hacer justicia — Comenzó diciendo la joven Ripley, alzando el tono de voz pero sin gritar — Pero está claro que nadie nos quiere escuchar.

    La gente allí presente comenzó a murmurar entre sí mientras Ashley se tomaba un breve respiro.

    — Hemos estado minimizando los daños contra los neonianos porque nosotros no queremos venganza — Dijo Ashley con seriedad — ¡Nosotros queremos justicia por el daño que ellos nos han causado!

    — ¡¡¡Sí!!!

    Los gritos de unanimidad entre los miembros de la Resistencia no se hicieron derogar, mostrando un grupo fuerte y unido en su principal causa.

    — El resto de la humanidad, guiados por la gobernadora Snow, no quieren ver que los neonianos son una seria amenaza pese a ser infinitamente menos que nosotros como especie. Eso se acabó — La líder de la Resistencia alzó el puño derecho y todos hicieron lo mismo — Hasta ahora hemos respetado el hecho de que los neonianos estuviesen aquí, pero nuestra infiltrada en el consejo me ha hecho saber que los neonianos van a actuar. Y no vamos a quedarnos de brazos cruzados.

    Entre toda la multitud de miembros se encontraba Lio, junto a Dyrian y Guy, escuchando antentamente lo que la antigua comandante de La Unión les decía.

    — Los neonianos van a contraatacar si volvemos a destruir sus cultivos y sus fábricas de Super Rhajik... ¡han decidido matarnos si es necesario! — Gritó Ashley con furia — Sabíamos que este momento llegaría y es la ocasión perfecta para poner en marcha la idea que nos ha llevado hasta aquí... Nosotros no somos asesinos, nuestro plan va más allá... ¡vamos a asaltar Isharay, obtendremos el control de su colonia y los enviaremos a todos en una nave dirección Vulkano! ¡Ellos nos quitaron la Tierra, Neonia nos pertenece ahora!

    Los gritos de furia y apoyo no tardaron en aparecer. La Resistencia, gracias a su infiltrada Amina Becker en el consejo del gobierno presidido por Snow Carver, sabía cuál iba a ser el próximo movimiento neoniano ante algún ataque de los rebeldes. Ellos llevaban la ventaja ahora.

    [...]

    Tras el gran discurso que había dado en el que confirmaba el siguiente paso que iban a dar, Ashley regresó al puente de mando y se sentó en un cómodo sillón mientras escuchaba como varias personas subían escaleras en dirección a su posición.

    — Señor Santos — Murmuró el guardia que impedía o daba el acceso al puente de mando.

    — Vienen conmigo — Indicó Lio, señalando a Dyrian y Guy.

    El guardia asintió y dejó pasar a los tres miembros de la Resistencia al puente de mando donde descansaba la líder. Lio se aproximó a Ashley, poniéndose de pie ante ella.

    — Ash, ¿estás segura de esto?

    — No te puse como mí segundo al mando para que cuestiones mis decisiones, Lio — La ex comandante Ripley se levantó del sillón — Los neonianos quieren pelea y la van a tener.

    — Y yo soy el primero que quiere dársela — Contestó Santos, con una evidente expresión de enfado — Ellos han destruido todo lo que habíamos hecho, han borrado nuestro hogar del mapa universal y mataron a Hillary... pero quiero pelear cuando realmente merezca la pena.

    — ¿Qué mierda quieres decir?

    — Lo que Lio quiere decir es que atacar ahora Isharay es un riesgo — Indicó Dyrian, interviniendo en la conversación — Antes contábamos con el factor sorpresa pero ahora que han decidido responder a nuestros ataques, su colonia será un maldito fortín.

    — Isharay siempre ha sido un maldito fortín — Le recriminó Ashley con brusquedad.

    — Cuando formamos la Resistencia, juramos dar la vida por la causa, pero también juramos protegernos como una familia — Ahora era Guy el que intervenía en la conversación — Sun lleva casi un mes en una celda en Promesa y aún no hemos ido a sacarla de allí, ¿dónde está eso de que somos como una familia?

    — ¡Eso sí que es arriesgado, estúpido! — Exclamo Ashley, visiblemente alterada — ¡Además, Amina está en ello! ¡Es nuestra única infiltrada y si la descubren, perdemos toda la ventaja! ¡¿Acaso no lo entendéis?!

    Lio y Dyrian se miraron con seriedad mientras Guy fruncía el ceño en señal de disconformidad con su líder. Tras la muerte del comandante Karless en control del Supremo, Guy Lingard enfocó toda su ira en los neonianos como culpables de todo lo ocurrido. Por su parte, Dyrian Clyne apoyaba a la Resistencia porque creía firmemente que los culpables de todo eran los neonianos y su familia pereció ante los Rhajik.

    Después estaba Lio, que claramente los odiaba por la destrucción del Sistema Solar pero especialmente por una herida que tras cinco años no había sanado: la muerte de la representante terrestre Hillary Murphy junto a otros fallecidos que el ex criminal tenía en alta estima. Finalmente estaba la propia Ashley, que culpaba a los neonianos desde el principio de la guerra Rhajik en la que murió su hermano Alexander.

    — ¿Entonces cuál es el plan? — Preguntó Lio con seriedad tras unos segundos de silencio con la tensión en el aire.

    — Tres días — Respondió la líder de la Resistencia, dando la espalda a los tres allí presentes — Pero antes necesito que hagas algo.

    — ¿De qué trata?

    — Axlor — Musitó Ashley, volteándose para mirar a los ojos a su mano derecha — Él formó parte de esto y ha sido el último humano en cruzar los muros de Isharay. Hasta hace un par de meses tengo conocimiento de que él y Vanth mantienen su amistad y éste último le ha dejado entrar en la colonia neoniana.

    — ¿Por qué crees que Axlor nos puede ser de utilidad? — Guy estaba intrigado con eso.

    — La distribución del terreno, la posición de los guardias, donde reside Narisha... — Comenzó a murmurar Dyrian.

    — Exactamente, por eso es importante traerle.

    — ¿Y si se niega? — Preguntó Guy ante la confianza de Ashley respecto a convencer al joven Vaalot para regresar a la Resistencia.

    — Lleva años sin querer saber de nosotros y sin involucrarse en peleas, no será fácil convencerle — Dijo Lio, consciente de la situación.

    — Si se niega... busca una razón de peso para que no pueda hacerlo.

    [...]

    Ya se había hecho de noche y exceptuando a los guardias que les tocaba turno de vigilancia, el resto de miembros de la Resistencia estaba en sus respectivas habitaciones. Lio se hallaba en la suya, recostado en su pequeña cama mientras la luz de la Luna del cúmulo de Neón iluminaba un rincón de su cuarto, al margen de una vela gruesa que había encendida en el centro de una mesita apartada. A su lado se encontraba Dyrian completamente desnuda, cubierta de la cintura para abajo por una sábana. Ambos solían tener encuentros sexuales puntuales donde desfogaban tras jornadas de estrés y se entregaban a la pasión y el desenfreno.

    El que fuese en su día apodado como el hombre de Ceres comenzó a recordar momentos que tuvo con Hillary y llegó a la conclusión de que la echaba realmente de menos. Ella fue la única persona que intentó ahondar bajo la coraza de desconfianza que el joven Santos se había creado para protegerse de los demás y fue eso lo que captó su atención en ella hasta llegar al punto de quererla.

    El hombre se arrepentía de no tener alguna foto que llevar consigo pero al menos le aliviaba la idea de que la conservaba en su memoria. Lio echó la vista atrás y rememoró cada punto de inflexión en su vida; desde la muerte de su hermano Fabián, el chantaje de Jim, la guerra Rhajik y la destrucción del Sistema Solar junto con Hillary hasta el día en el que se creó, bajo consenso de unos pocos, la Resistencia.

    [...]

    Cada arca tenía una amplia y extensa calle que la recorría de arriba a abajo por el centro. Promesa eran tres arcas fusionadas en una única ciudad, por lo que dichas calles anexas eran las principales y por las que mucha gente transitaba, ya sea porque viviesen allí o porque había diversas tiendas de todo tipo de cosas.

    Veintisiete días habían pasado desde que la humanidad vivió su capítulo más oscuro, ahora llamado Colapso. Durante esos días y hasta más adelante, el caos se apoderó de la especie humana pues andaba descabezada, sin líderes para calmar la situación y con la herida de la destrucción de su cúmulo muy reciente.

    Los soldados de La Unión tomaron el control formando como medida temporal —hasta unas eventuales elecciones a las que varios candidatos se presentarían como gobernadores— un régimen militar. Aquello provocó que hubiese revueltas en el interior de las arcas y situaciones de tensión muy frecuentes. Los neonianos no podían ofrecer mucha ayuda, más allá del pésame por la muerte del Sistema Solar.


    Lio tocó a la puerta de una de las viviendas que había en una de las extensas calles. A los cinco segundos, Ashley le abrió la puerta y le indicó con un gesto serio que entrase dentro. El hombre accedió y dio unos pasos al interior hasta llegar al salón, donde estaban varios de los que fueron sus compañeros.

    — Bien, ya estamos todos aunque por desgracia no podrá venir la persona que va a hacer esto posible — Dijo la joven Ripley una vez Lio había llegado — Si habéis venido, es porque sois conscientes de todo lo que ha ocurrido hasta hace poco.

    En aquel salón se encontraban Axlor, Dyrian, Guy y Amina junto otra gente. Lio tomó asiento junto al marciano mientras prestaba atención a lo que Ashley decía.

    — Todo comenzó en el momento en el que el comandante Karless contactó con los neonianos por primera vez — Murmuró la ya ex comandante de La Unión — Él no tuvo culpa de nada, solo hizo lo que cualquier otro explorador habría hecho: iniciar una relación cordial con otra especie inteligente. La culpa fue de nuestros representantes, quiénes accedieron a ayudar a los neonianos que, desesperados, pidieron que nos uniésemos a una guerra que poco después supimos que ellos mismos crearon. Aquello nos costó muchas vidas y recursos para que más adelante regresase El Supremo y... — Ashley parecía estar al borde de las lágrimas — ...y acabase con nuestro hogar para siempre. Todos los presentes aquí sabemos que los verdaderos culpables de esto son exclusivamente los neonianos. Ellos han permanecido en la sombra desde el principio, protegidos por nosotros mientras íbamos a librar su guerra y a solucionar sus problemas... pero eso se ha terminado. Puede que el resto no lo entiendan o simplemente no quieran verlo, pero a partir de hoy, vamos a hacer lo que debimos haber hecho desde el inicio: romper nuestra unión con los neonianos. Hoy, es el día en el que nos convertimos en la Resistencia.

    [...]

    Un grupo de aproximadamente diez miembros de la Resistencia se hallaba en el exterior de la Bataller, concretamente fuera del cráter en el que ésta se encontraba. Aprovechando la noche y conociendo el horario de turnos de los guardias, dichas personas se escabulleron sin ser vistas para reunirse fuera, por su cuenta. El anfitrión de esa reunión clandestina era Guy Lingard y por la afinidad que tenía con los otros miembros parecía que no había sido la primera.

    — ¡Debemos parar esto! — Exclamo un hombre visiblemente furioso — ¡Nos va a destruir!

    — Si Ripley cree que los neonianos no pelearan para evitar que los enviemos en una nave a Vulkano, está muy equivocada — Dijo una mujer con indiferencia y resignación.

    — Con Sun al mando el objetivo estaba claro: vengarnos — Añadió otro miembro, añorando tiempos pasados — Desde que fue capturada y Ashley se puso al mando, nos hemos ablandado. Destruimos sus bases, sus cultivos... ¿de qué mierda sirve? Debimos atacar Isharay por sorpresa cuando tuvimos oportunidad, masacrarlos a todos y acabar con esos desgraciados.

    — No podría estar más de acuerdo contigo, Marlo — Indicó Guy, asintiendo — Ashley es... permisiva, con los neonianos. Los odia pero no quiere matarlos, no tiene sentido. Por eso nos hemos reunido aquí.

    — ¿Tienes algún plan? — Preguntó otra chica, intrigada y deseosa de saber el porqué de la reunión.

    — ¿Vamos a deshacernos de Ash? — Teorizó un hombre, que por la seriedad de su rostro parecía quererlo así.

    — ¿Qué? ¡No, joder! — Dijo Lingard, rechazando las palabras del hombre — Puede que sus ideas no sean las adecuadas para lo que la Resistencia significa, pero forma parte de esta y entre nosotros no nos matamos, ¿entendido?

    Todos los allí presentes asintieron, algunos de brazos cruzados y otros mostraron su disconformidad negando con la cabeza tras la respuesta de Guy.

    — ¿Entonces qué tienes en mente? — Preguntó el chico llamado Marlo, prestando atención.

    — Ash va a tratar de convencer a Axlor, un desertor de la Resistencia que conoce muy bien Isharay, para que nos ayude a infiltrarnos y tomar el control de la colonia — Explicaba Guy — Pretende hacerlo mediante el secuestro de la líder neoniana, Narisha, pero nosotros en su lugar... vamos a acabar con su vida. Si matamos a la representante Taaliv, los neonianos se nos echarán encima con todo en cuanto lo sepan. Tendremos esa guerra que queremos, solo tenemos que provocarla. Ashley quedará fuera de la partida, yo me ocuparé.

    — Es una gran idea — Dijo otro hombre, satisfecho con el plan.

    — Me parece bien — Musitó una de las mujeres que habló anteriormente.

    — Es perfecto — Añadió Marlo Brendt, asintiendo con una sonrisa en su rostro — Evitamos tener que matar a una humana, matando a una neoniana. Justicia.

    — Exactamente — Murmuró Lingard — Una vez el problema con los neonianos quede resuelto, nos encargaremos de entrar en Promesa y sacar a Sun de la celda asquerosa en la que esté. Para ese entonces, hablaré con Amina, ella podrá decirnos más sobre su situación.

    Una vez los temas principales se dejaron claros en la reunión, los diez miembros disconformes de la Resistencia regresaron por el camino de vuelta sin ser detectados por los suyos, hasta el interior de la nave syleriana abandonada de nombre Bataller que ahora tenían como principal base operativa.
     
    Última edición: 17 Octubre 2019
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    Hola, amigo. Esta vez si estuve en casa, por lo que pude comentar el mismo día. Este capítulo ha sido bastante más corto que el anterior, teniendo casi 1/3 de duración. Ha sido un capítulo regular.

    Sirvió un poco para ver como se formó la Resistencia, y la verdad, ha sido también una explicación algo regular. Sin embargo, me gustó que pudiéramos ver más de la reacción que ha tenido la humanidad (aunque fuera un vistazo breve) a la exterminación ocasionada por el Supremo. En el primer capítulo, Ashley no me dio la impresión de ser la líder, la llegué a ver como una mensajera, más que una líder. Aunque, viendo que ella no era la líder y que quien los lideraba era Sun, supongo que no estaba muy equivocado al pensar eso. Se ve que a su gente no estaba muy de acuerdo con sus métodos pacíficos, y que quieren pasar a la violencia y exterminar a los neonianos, y no solo llevarlos a un planeta lejano y nada más. La verdad es que, con la amenaza que Ashley ordenó que hicieran con Axlor y viendo que Guy y los suyos quieren el exterminio, la Resistencia se meterá en un conflicto de poderes.

    Sorprende un poco que Lio y Dyrian se usen para quitarse las ganas de tener sexo, mucho más teniendo en cuenta la forma en la que se despidieron en el capítulo de Lio. La verdad es que la vida lo ha tratado muy mal al pobre hombre. Su hermano es asesinado, por obtener su venganza tiene que convertirse en un espía que es chantajeado, se mete en una guerra con máquinas asesinas, y cuando se libra de Jim y puede estar feliz con Hillary, ocurre una masacre total. Realmente, es comprensible que quiera deshacerse de los neonianos. Me pregunto de qué lado se pondrá cuando todo explote.

    Si la Resistencia lucha para rescatar a Sun, imagino que deberán irrumpir en el complejo del gobierno, y que estos ya no harán la vista gorda a sus actos, a pesar de que originalmente dijeron que no se meterían. En fin, supongo que ya se verá. Hasta el siguiente capítulo, amigo.
     
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    Ya ha llegado el tercer capítulo de esta tercera parte de Los Viajeros. Como dije anteriormente, mi idea es publicar semanalmente aunque quizá haya alguna semana que no publique debido a mis ocupaciones y el hecho de tener que ir a la biblioteca para tener internet XD. Sin más que añadir, os dejó leer.



    Únete a la causa (Parte 1)






    El joven Vaalot acababa de llegar a casa tras el fortuíto encuentro con miembros de la Resistencia en el mural improvisado de Cuna para los fallecidos durante Colapso y la guerra Rhajik. Al entrar, dejó sus cosas a un lado y se sentó en el sofá preguntándose porqué esa gente abandonó el combate de repente y sobretodo porqué se molestaban tanto en borrar el nombre de Naylon Karless. La cabeza no dejaba de darle vueltas a eso y su pareja lo notó, pues veía al marciano con la mirada fija en un punto y sumido en sus pensamientos.

    — Axlor, ¿qué ha pasado? — La joven Tidder se sentó al lado de su chico con evidente preocupación — ¿Estás bien?

    — Sí... sí, estoy bien — Respondió Axlor con normalidad — Es solo que me he topado con algunos miembros de la Resistencia y hemos tenido un desencuentro.

    — ¿Qué clase de desencuentro? — Arva observaba al chico con preocupación y seriedad.

    — Me atacaron por la espalda pero me defendí y se fueron, eso ha sido todo — Contestó el marciano, tratando de restarle importancia — Tranquila, no me hicieron nada.

    — ¿Y por qué mierda harían algo así? ¿Qué pretenden? — La ex piloto no comprendía las acciones de esa gente — ¿Su lucha no es con los neonianos?

    — Así es, pero se ve que no les gusta que haya gente que no culpa a Naylon de lo sucedido — Dijo el joven Vaalot, cabizbajo — Mucha gente lo considera un traidor.

    — No saben ni la mitad de la historia, Axlor — Murmuró la chica, acurrucándose al lado del marciano y recostando la cabeza en su hombro izquierdo — Hablando de no saber...

    — ¿Qué ocurre?

    — ¿Te acuerdas que antes de irte tenía que hacer algo?

    — Me acuerdo.

    — Bien, bueno, pues era un test de embarazo... — Arva contuvo la respiración mientras Axlor abría los ojos como platos — Vamos a ser padres, Axlor Vaalot.

    La mujer nacida en la Luna comenzó a reír de emoción mientras el hombre nacido en Marte se colocaba las manos en la cabeza y se le dibujaba una sonrisa en el rostro. Acto seguido ambos se fundieron en un cariñoso abrazo mientras las lágrimas de emoción sobresalían de sus ojos.

    — Es... es increíble — Musitó el joven Vaalot, atónito — Es una noticia fantástica, mí amor.

    — Lo es, verdaderamente es una alegría — Murmuró Arva, quitándose las lágrimas de la cara — Estoy segura de que seremos buenos padr...

    De pronto sonaron varios golpes en la puerta. Axlor se incorporó inmediatamente y tomó su especie de palo de combate mientras se aproximaba a la entrada y le indicaba con un gesto a Arva que no se moviese. Los golpes se volvieron a suceder y el marciano abrió para ver de quién se trataba. Su sorpresa no pudo ser mayor cuando tras la puerta estaban Lio y Dyrian. El hombre la abrió lentamente, con la mirada seria y la sensación de que si estaban allí, era porque querían algo.

    — Me alegro de volver a verte, compañero — Dijo Lio, tendiéndole la mano en señal de cortesía y respeto.

    — Ya no somos compañeros, Lio — Murmuró el joven Vaalot, sin aceptar el saludo — ¿A qué habéis venido?

    — ¿Podemos pasar? — Dyrian intervino en la conversación — No es apropiado hablar aquí fuera.

    — Depende de lo que queráis hablar — Arva hizo acto de presencia para ver que ocurría.

    — Es importante, por favor — Lio insistió — Hablemos dentro.

    Axlor y Arva se miraron dubitativos, pero tras unos segundos, el marciano abrió completamente la puerta para que Lio y Dyrian entrasen al interior de la vivienda.

    — Muchas gracias — Musitó Dyrian con una voz suave y una mirada provocativa dirigida a Axlor que a Arva no le gustó en lo absoluto.

    — ¿Nos sentamos? — Indicó Santos con la mano.

    Axlor accedió y los cuatro se sentaron en el salón de aquella casita de playa propiedad de la pareja. Lio y Dyrian lo observaron todo a su alrededor, comprobando la nueva vida que dos de sus ex compañeros tenían en la actualidad, ajenos a cualquier problema del pasado.

    — Lo primero es que me gustaría disculparme porque sé que ha pasado mucho tiempo y... bueno, hemos sido compañeros y amigos — Comenzó hablando Lio — Siento no haber mantenido ese vínculo mucho tiempo.

    — Cada quién mira por sí mismo, no te preocupes — Respondió Axlor con absoluta seriedad — Decidme, ¿qué es lo que queréis?

    — ¿Qué te hace pensar que queremos algo? — Preguntó Dyrian, sentada en el sofá con las piernas cruzadas.

    — No habríais venido así sin más a visitarnos — Respondió Arva, tomando la palabra en el lugar de su pareja — ¿Seguís en la Resistencia?

    — Sí — Musitó Lio, asintiendo — No voy a mentiros, estamos aquí porque necesitamos tu ayuda, Axlor. Únete a la causa, de nuevo.

    El joven Vaalot comenzó a reírse ante la mirada seria de sus dos invitados. Arva ni se inmutó, pero era consciente de que querían algo e iban en serio a por ello.

    — Muy buen chiste, Lio — Axlor se levantó y se dirigió a la puerta — Ya podéis iros.

    — Aún no te hemos explic...

    — ¡Me importa una putísima mierda! — Exclamo el marciano, muy alterado — Dejé la Resistencia por un motivo, no me busquéis más.

    — Ninguno de nosotros habría recurrido a ti, ha sido idea de Ashley — Dijo Lio, sin hacer amago de levantarse para irse — Necesitamos infiltrarnos en Isharay y tú has sido el último de todos nosotros que ha tenido acceso, por lo que tendrás información del interior más actualizada que el resto.

    — ¿Aún conservas buena amistad con Vanth? — Preguntó Dyrian, suponiendo que eso sería algo positivo.

    — Hace más de un año que no visito Isharay, ni tengo contacto con Vanth — Murmuró el joven Vaalot, dispuesto a abrir la puerta para que los dos miembros de la Resistencia se fueran — Decidle a Ashley que se busque una alternativa.

    Arva se hallaba visiblemente seria, especialmente desde el momento en el que Lio confirmó que estaban allí por petición de la ex comandante Ripley. La joven Tidder era consciente de que Ashley y Axlor tuvieron cierta atracción en el pasado, por lo que no le gustaba ni un poco el hecho de que la antigua comandante hubiese pensando en recurrir al marciano.

    Lio y Dyrian se miraron sin saber que más intentar para convencer a su ex compañero, por lo que se levantaron del sofá en lo que parecía una forma de rendirse. No obstante y de repente, Clyne sacó una diminuta pistola y disparó rápidamente a Axlor, clavándole en el torso una pequeña jeringuilla con aguja, que al entrar en contacto con su piel comenzó a suministrarle un líquido desconocido.

    El joven Vaalot se arrancó la jeringuilla a los pocos segundos pero su cuerpo comenzó a debilitarse hasta el punto de caer al suelo sin apenas fuerzas. Poco a poco sus ojos iban cerrándose mientras veía como Lio y Dyrian tomaban a Arva para evitar que ésta huyese.

    [...]

    La gobernadora Snow Carver, el ingeniero Westley Finn y la directora de la academia quién era Amina Becker se dirigían a uno de los hangares de Promesa donde se almacenaban vehículos terrestres para incursiones por el terreno selvático de Neonia. Tanto el ingeniero como la directora no entendían porqué la gobernadora les había pedido su comparecencia al margen del resto de miembros del consejo ni sabían hacia donde estaban siendo llevados.

    Una vez llegaron al hangar, los tres miembros del consejo que lideraba a la humanidad observaron como varios mecánicos estaban poniendo un vehículo terrestre a punto, comprobando los neumáticos, la suspensión y otras características básicas. Tras menos de dos minutos, uno de los hombres que realizaba la inspección se aproximó a Snow para informarle.

    — Gobernadora Carver, el B7 está dispuesto para el viaje — Indicó el mecánico con satisfacción — Ya tiene la ruta calculada hacia el destino que nos ha pedido, la batería cargada y el piloto automático activado.

    — Entendido, muchas gracias por su trabajo y el de sus compañeros — Respondió Snow con una sonrisa.

    El hombre junto al resto de mecánicos se fueron a comprobar otros vehículos, pues en el hangar había una gran cantidad de vehículos terrestres y lanzaderas. La joven Carver fue la primera en subirse al B7 seguida de West y Amina, cada vez más intrigados con aquello.

    — ¿Dónde se supone que vamos, Snow? — La pregunta del ingeniero sonaba irrespetuosa si no fuera porque ambos tenían confianza y una amistad.

    — Es una sorpresa, ya lo veréis — Respondió la mujer, entusiasmada por lo que iba a mostrarles — Solo diré que se trata de un proyecto muy importante que me ha tenido ocupada en mi tiempo libre y del que no os he hablado antes porque quería mostrároslo cuando estuviese más avanzado.

    Las compuertas del hangar comenzaron a abrirse y el B7 se preparó para salir con el trayecto ya programado y el piloto automático al volante.

    — ¿Ni siquiera puedes decirnos de qué trata? — La directora Becker estaba ansiosa por saber de que trataba ese misterioso proyecto.

    — Lo veréis cuando lleguemos — Dijo Snow, sonriente.

    [...]

    — ¡Vamos maldición, estoy cansado de ver a nenazas pegarse! — Exclamo Eron Tanner, el segundo en la cadena de mando del ejército humano solo por detrás del comandante Crane.

    Eron se encargaba del entrenamiento diario de los soldados jóvenes que entraban al ejército al no querer ser ingenieros o agricultores. Muchos de ellos fantaseaban con ser como los Viajeros, a los que muchos consideraban héroes de la guerra Rhajik. Sin embargo, para llegar a ser parte de una futura expedición al espacio se necesitaba una formación muy completa, por lo que el subcomandante Tanner se estaba encargando de las peleas cuerpo a cuerpo en el día de hoy, algo básico si no vas armado en un lugar desconocido.

    — ¡Está bien, parad! — Indicó Eron a dos jóvenes que estaban peleando ante la vista del resto de compañeros — Volved con el grupo, os voy a explicar algo.

    Los dos chicos obedecieron y volvieron a la multitud de alumnos que se encontraba frente al soldado que estaba dando la clase.

    — Veréis, ser soldado es una cosa y ser explorador es algo muy distinto — Dijo Eron, que tenía captada la atención de todos los presentes incluido Lill, que observaba desde la distancia la clase que impartía su amigo — Algunos aquí solo queréis proteger las colonias por lo que si aprobáis los distintos exámenes seréis clasificados como soldados. Sin embargo, aquellos que estáis aquí porque sabéis que algún día volveremos ahí fuera a explorar... seréis asignados a una profesión que no cualquiera puede manejar. Los exploradores tienen multitud de funciones, se pueden encontrar con muchas situaciones y el manejo de estas es esencial si no queremos morir ahí fuera. Os pongo un ejemplo: vuestra nave sufre una avería y necesitáis aterrizar de emergencia en un planeta del que no tenéis ni puta idea. Salís con los trajes por si el aire es tóxico o irrespirable y armados con el rifle y alguna granada de fragmentación. Bien, exploráis un poco y de pronto os encontráis con un ser que parece ser inteligente, éste os ve y os ataca. ¿Cuál es vuestra reacción?

    Los alumnos comenzaron a mirarse entre sí con temor de responder algo erróneo mientras Lill, de brazos cruzados y a poca distancia, sonreía levemente. De repente un joven alzó la mano y Eron asintió, dándole permiso para formular una respuesta.

    — Me defiendo, busco sus puntos débiles y ataco — Dijo el chico mientras sus amigos asentían y le chocaban la mano — Luego investigo con el fin de averiguar sus funciones básicas y ver si tiene similitudes con nosotros. Analizo el entorno y busco a más de su especie para observarlos y conocer sus costumbres, si son territoriales, inteligentes o si solo están de paso en el planeta.

    El subcomandante Tanner levantó el mentón y asintió ante la buena respuesta que había dado el chico. Sin embargo, aquello no iba a acabar ahí.

    — Muy bien, muy bien — Murmuró Eron, dispuesto a añadirle dificultad al asunto — ¿Y si se trata de una máquina? ¿Y si son una especie de inteligencia artificial?

    Automáticamente a todos los alumnos les vino a la mente lo ocurrido con Naylon, el Supremo y el desenlace fatal que todo esto tuvo. El silencio inundó el lugar hasta que otro de los jóvenes alzó la voz para responder.

    — Arrancarle los malditos circuitos con mis propias manos — El joven, de origen afroamericano, se veía furioso y serio, al parecer porque perdió a familiares en la guerra Rhajik o con el Colapso.

    — ¿Estás seguro de que eso es lo más lógico? — Preguntó Eron con indiferencia mientras observaba la lista con los nombres de los alumnos — ¿Cuál es tu nombre?

    — Etyah Preston, señor.

    — Vale... sí, aquí estás — Eron confirmó su presencia en la lista — Dime Etyah, ¿quieres que comprobemos si tu respuesta es la acertada?

    — Como quiera, señor.

    — Muy bien — Eron dejó la lista a un lado de la mesa más cercana y tomó de ésta la radio — Aquí Eron Tanner a ingeniería, cambio.

    — Aquí Zyon, si busca a West tendrá que esperar, ha salido con la gobernadora debido a un asunto — La voz del ahora Super Rhajik por radio sonaba estremecedora especialmente tras tanto tiempo sin oír a uno.

    — No, no es eso — Indicó el subcomandante — Verás Zyon, necesito que vengas al sector tres, fuera de Promesa. ¿Es posible?

    — Por supuesto, subcomandante Tanner, estoy en camino. Cambio y corto.

    Los alumnos no comprendían nada, especialmente el propio Etyah, que aguardaba expectante el movimiento del subcomandante con cierta intriga y temor. Mientras esperaban la llegada del Super Rhajik, Lill se aproximó a Eron para pedirle explicaciones.

    — ¿Qué carajo pretendes, Eron? — El actual comandante de las fuerzas militares humanas se temía una idea absurda de parte de su mano derecha — ¿Vas a enfrentar a un pobre muchacho contra una máquina mejorada?

    — No te preocupes, Zyon se contendrá — Respondió Eron con total seguridad — A mí nadie me replica y menos unos adolescentes que no saben nada de lo que es pelear.

    — Eron, no te pases, ¿entendido?

    — Tranquilo, comandante Crane. Todo está bajo control.

    En el momento en el que la breve charla entre ambos cargos militares terminó, llegaba Zyon al lugar. La gran mayoría de esos jóvenes nunca habían llegado a ver un Super Rhajik en persona, ni siquiera cuando estos atacaron el Sistema Solar hacía ya más de cinco años.

    La forma de la máquina imponía incluso al propio Lill, quién era uno de los humanos que más veces habían enfrentado a los Rhajik en distintos escenarios. Sabía de su fuerza y su poderío, por lo que poner en un combate a un aprendiz de explorador con un Super Rhajik en sus plenas facultades le parecía un completo disparate.

    Mientras Eron le explicaba al robot lo que iba a ocurrir, los alumnos permanecían en silencio sin dejar de observar a Zyon. Etyah estaba intimidado pero no por ello iba a negarse a un combate cuerpo a cuerpo con la máquina. Era consciente de que iban a limitarla y su ambición superaba por completo a la intimidación, por lo que dio un paso al frente ante la vista de todos.

    — Subcomandante Tanner — El joven Preston llamó la atención de su profesor, que mantenía una intrigante conversación con la máquina — No quiero facilidades.

    Eron y Lill se miraron con una mezcla de asombro y temor al ver que el joven afroamericano estaba dispuesto a pelear muy seriamente y sin ninguna ventaja. Ya de por sí el combate cuerpo a cuerpo con un Super Rhajik era extremadamente complicado, sin añadir que éste pudiese usar todo su potencial. Inicialmente, Eron iba a pedirle a Zyon que simplemente repeliera los ataques del joven humano pero tras las palabras de éste, el plan simplemente se borró. El Super Rhajik iba a pelear con todo, eso sí, exceptuando su disparo láser y sin la intención de matar al joven humano.

    — Entendido, Preston — Musitó Lill, muy interesado en ver esa pelea pese a la preocupación de que Zyon pudiese golpearle demasiado fuerte y provocarle alguna grave lesión — Colóquese el traje de combate, por favor.

    — Sí, señor.

    Mientras Etyah se vestía con el traje especializado para el combate, Eron explicaba cómo este se iba a desarrollar.

    — Por si no lo sabíais, hay dos formas de acabar con un Super Rhajik — Dijo el subcomandante — La primera es acribillándole a balas, granadas y todo tipo de armamento del que dispongamos hasta que se deshaga en trozos de chatarra. Es efectiva pero merma los recursos. La segunda, la cuál emplearemos aquí por motivos lógicos, es cortándole o arrancándole el cableado visible que la máquina tiene por detrás, en su nuca. Así solo lo desactivamos, pero es prácticamente lo mismo que matarlo. Zyon está dispuesto a eso solo si Etyah logra hacerlo, siempre y cuando luego lo arreglemos de nuevo.

    Las palabras del subcomandante Tanner solo hicieron más que avivar las ganas de todos esos jóvenes de ver un buen combate entre uno de los alumnos más destacados y un Super Rhajik con casi todo su potencial. Etyah ya se había puesto el traje y Zyon aguardaba para la pelea, que sería en campo abierto y a la vista de todos.

    — Cuando estés listo, Preston — Le indicó Eron a su alumno.

    — Lo estoy — Respondió Etyah, decidido.

    Zyon permaneció a la espera de que el humano atacase primero pero éste, ya colocado en posición de combate, no hizo amago alguno de lanzarse hacia la máquina. Lill y Eron observaban con satisfacción al que era su alumno más preciado.

    — Inteligente — Musitó el comandante Crane mientras observaba con detenimiento — Sabe que atacando primero partirá en desventaja y prefiere esperar un ataque de Zyon para así conocer sus movimientos. Magistral.

    — Te dije que éste chico tiene potencial, solo tenemos que presionarlo un poco haciendo este tipo de cosas como ponerle en un combate contra una máquina — Murmuró Eron, sin perder detalle.

    Al ver que el joven humano no se movía, Zyon corrió repentinamente hacia él. Su zancada era grande y le bastaron tres segundos para plantarse ante Etyah, que abrumado por la rapidez de la máquina, solo pudo rodar hacia atrás para evadir el primer golpe. No obstante, aprovechó esos metros de distancia para impulsarse de nuevo hacia delante y patear una pierna de Zyon, que pese a intentar mantenerse firme no pudo evitar caer de espalda al suelo.

    Etyah se colocó sobre el torso del Super Rhajik acto seguido y trató de meter la mano entre la cabeza y el cuerpo de la máquina para así arrancarle inmediatamente el cableado, sin embargo, Zyon lo tomó de los brazos y mientras apretaba con fuerza, la luz azul de su punto fijo en el rostro comenzó a brillar en una clara señal de que iba a disparar su láser. Todos observaban aterrados excepto Eron y Lill, que eran conscientes de ello y sabían que Zyon no iba a disparar.

    El rostro de Etyah emanaba terror y trataba desesperadamente de escapar de la trampa mortal en la que se había metido. El joven colocó su pie derecho sobre el mentón de Zyon para girarle la cabeza a un lado, evadiendo así un posible disparo del láser. El Super Rhajik aprovechó y le soltó uno de los brazos para, con la mano abierta, golpearle el pecho a Etyah y lanzarlo unos metros más allá. El golpe fue tan fuerte y seco en la caja torácica del humano que éste cayó y comenzó a jadear al haber perdido por unos segundos la respiración. Zyon se incorporó y Eron decidió intervenir, pues ya había visto suficiente.

    — ¡Muy bien, se acabó! — Exclamo el subcomandante con autoridad — Zyon, gracias por venir. Etyah... buenas condiciones técnicas. Sigue así.

    Algunos amigos del joven afroamericano le ayudaron a levantarse mientras Eron daba por finalizada la clase. Zyon asintió y se marchó del lugar al igual que Lill, que acababa de recibir un aviso por radio.

    Comandante Crane, ¿me recibe?

    — Lo hago, soldado — Musitó Lill — ¿Qué pasa?

    Hay un tipo en su despacho que está un poco alterado y solo quiere hablar contigo — Respondió el soldado — Venga cuanto antes, por favor.

    — Voy ahora mismo.

    [...]

    — Tranquilícese, ya está de camino — El soldado hablaba con calma intentando sosegar a Axlor — Necesito que se relaje.

    — ¡No me digas que me relaje, idiota! — Exclamo el marciano, visiblemente preocupado y enfadado — ¡Han secuestrado a mí mujer!

    — ¡Lo entiendo, pero debe...!

    — ¿Qué está pasando aquí? — Lill apareció inmediatamente en la puerta de su oficina — ¿Axlor...?

    — Lill, necesito que hablemos — Dijo Axlor con un tono repentinamente tranquilo — Es muy importante.

    — Claro, entra — Le indicó Lill a Axlor mientras se volvía hacia el soldado — Ya puede retirarse, me ocupo yo.

    — Entendido, señor.

    Mientras el soldado se marchaba, Lill y Axlor entraban en el despacho del primero. El marciano estaba visiblemente nervioso e inquieto, cosa que solo hizo que preocupar al actual comandante, que tomó asiento al igual que su amigo.

    — Axlor, primero que nada, me alegra vert...

    — Dejémonos el saludo para luego, por favor — Dijo Axlor, desesperado — Tienen a Arva.

    — ¿Cómo? ¿Qué? — El comandante Crane no entendía nada — ¿Arva? ¿Quién? ¿Quién la tiene?

    — La Resistencia — Musitó el marciano, serio — Sé que estáis tras ellos, capturándolos y eso... puedo darte nombres.

    Lill estaba impactado pues todo estaba sobreviniéndole muy rápido. Tras unos segundos de asimilación, el comandante respiró hondo y miró a su ex compañero.

    — Axlor, ¿por qué tienes nombres de miembros de la Resistencia?

    — Formé parte de ella en sus inicios pero hace años que la dejé — Murmuró Vaalot, levantándose del asiento debido a la tensión acumulada — Lio y Dyrian vinieron a mí casa, en Cuna, y se han llevado a Arva, Lill... se la han llevado... quiero que me ayudes, vamos tras ellos. Tú y yo, así evitaremos llamar la atención. Conozco algunos sitios donde se esconden, podremos infiltrarnos, buscarla e irnos. Sin que se den cuenta. Después podrás enviar a tus soldados para emboscarles y detenerlos, te daré toda la información que tenga, ¿qué me dices?

    — Mí única condición es que venga el subcomandante también, se llama Eron — Murmuró Lill con seriedad — Dos nos infiltraremos y uno permanecerá fuera, escondido para avisar de cualquier cosa. ¿Te parece bien?

    — Solo si nos ponemos en marcha ya — Vaalot estaba ansioso por rescatar a Arva.

    — Cogeré mí equipo y un vehículo, tú darás las indicaciones durante el trayecto — Dijo el comandante Crane con seriedad — Por cierto, ¿Lio y Dyrian? ¿Están con la Resistencia?

    — Así es — Musitó Axlor — Ashley también, según ellos vinieron a pedirme ayuda porque fue su idea.

    — ¡¿Ash también?! — Inicialmente Lill se sorprendió de que la mujer formara parte de la Resistencia pero al momento recordó que Alexander murió ante los Rhajik, comprendiendo entonces porqué se había unido al colectivo — Tengo que hablar con ella, convencerla de que deje esa idea de que los neonianos tienen la culpa de todo... Alexander no querría que ella formara parte de eso — El comandante seguía pensativo — Has dicho que fueron a pedirte ayuda, ¿para qué?

    — Al parecer, la Resistencia quiere asaltar Isharay para obtener el control de la colonia neoniana — Murmuró el marciano, explicando todo lo que sabía — El plan que tengan para después no lo conozco.

    — Mierda, eso podría provocar algo más que un simple conflicto.

    — Estáis a tiempo de pararlo.

    — ¿Estáis? — Lill se aproximó a Axlor con recelo — Tú quieres ayuda para recuperar a Arva y nosotros queremos que todo este circo de la Resistencia se termine. Ambas cosas van juntas de la mano, así que si vamos a hacer esto, vas a tener que unirte a la causa.

    Vaalot frunció el ceño en señal de desaprobación y sentía que los compañeros que antes eran amigos ahora solo buscaban intereses comunes, sin ni siquiera hacer un favor desinteresado a cambio de buena información. No obstante, no tenía otra opción más que decir que sí.

    — Está bien, Lill, lo haré — Murmuró Axlor, aceptando con una condición — Pero cuando recupere a Arva ten por seguro que me iré.

    — Me parece justo — Dijo Lill, dándole la mano a su amigo — Antes de salir tengo que hacer una parada y quiero que vengas conmigo.

    — ¿A dónde?

    — A ver a alguien que quizá conozcas.
     
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  6.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Hola amigo, esta vez no he podido comentar el mismo día de tu publicación, pero lo importante es que he podido hacerlo. Tal parece que Axlor es alguien con un destino muy jodido. Ni siquiera le dieron el tiempo a celebrar la llegada de su hijo, y ya aparecen dos personas (ex compañeros encima) que lo sedan para secuestrar a su mujer. Me pregunto por qué razón Lio y Dyrian no se lo llevaron si justamente estaba inconsciente. Quizá sea intencional, pero me parece raro que, si justamente lo querían a él, que lo dejen ahí.

    Tengo curiosidad por ver qué es eso que Snow le quiere mostrar a West y a Amina, y también la razón por la cual los eligió solo a ellos, pero Cinthia y Lill no fueron llevados a ese lugar. Los métodos de Eron son un poco bruscos. El tipo no parece tener nada de paciencia para esta clase de cosas, si es que justamente mandó a Zyon a pelearse contra Etyah por simplemente sugerir una idea me parece algo extremo. Será un buen soldado, pero no creo que esa sea la forma de responder al dicho de un alumno. Supongo que esa es una presentación para el personaje de Etyah.

    Y por último, el pobre Axlor que decide ir a pedirle ayuda a Lill. Realmente, espero que la Resistencia no le haga nada a Arva, más ahora que está embarazada, pero creo que es lo más probable, dado a que ahora hay dos grupos en la resistencia, uno al mando de Ashley y el otro bajo la dirección temporal de Sun. Sé que Lill llevará a su amigo para que hable con Sun, aunque ya se verá que clase de información pueda sacar.

    En fin, eso será todo por ahora. Me ha gustado más que el segundo, pero menos que el primero. Quizá sea porque el primero fue más largo. Aun así, este fue un buen capítulo. Hasta la próxima.
     
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  7. Threadmarks: Únete a la causa (Parte 2)
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros III: Secuelas de una catástrofe
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    Ciencia Ficción
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    10
     
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    Finalmente ha llegado el cuarto capítulo de esta tercera parte. Siento la espera y solo me queda decir que espero que os guste. :D


    Únete a la causa (Parte 2)





    — Comandante.

    Los soldados que custodiaban la entrada de la prisión del arca se hicieron a un lado para dar paso a su superior, que llegó acompañado de otro hombre. La puerta se abrió automáticamente hacia un lado, dando paso a Lill y Axlor. El marciano estaba intrigado y seguía al comandante en cualquier dirección que éste tomara.

    Tras dar unos pasos a la derecha del largo pasillo con celdas, Lill se paró frente a una en específico. En esa celda había una mujer de rasgos asiáticos y pelo corto por el cuello que observaba por la pequeña ventana de cristal irrompible como las personas paseaban libremente por las calles del exterior de Promesa.

    — Ella es Sun Brume — Señaló Lill con la mirada — Aunque quizá ya la conozcas.

    Axlor se sorprendió de verla en el interior de la celda y la chica al voltearse también se sorprendió de ver a Axlor junto al actual comandante.

    — Él es Axlor Vaalot — Esta vez el comandante no le quitó la vista de encima a la reclusa — Aunque ya veo que le conoces.

    — Claro que lo conozco — Murmuró Sun con cierto desprecio — El primer desertor de la Resistencia.

    — La artífice de todo, la creadora de la Resistencia — Dijo Axlor con seriedad para luego dirigirse a Lill — Escuché que habíais capturado a un miembro, no a la mismísima líder.

    — ¿Cómo? — Crane no sabía eso — ¿Ella es la líder de la Resistencia?

    — Lo era, por lo que veo ya no — Axlor no dejaba de mirarla — Seguramente otro miembro de su confianza habrá tomado el puesto.

    Sun sonrió de forma provocativa mientras se sentaba al borde de su pequeña cama. La presencia del comandante Crane y del desertor Vaalot allí le hacía suponer que pasaba algo en contra de sus intereses, por ende, a favor de la Resistencia.

    — ¿A qué debo esta visita, señores?

    — Vamos a por vosotros — Dijo Axlor, tajante y sin desvelar el verdadero motivo — Muy pronto dejarás de estar sola tras esa placa de cristal.

    — No estoy sola, me acompañan miles de personas que conforman la Resistencia — La mujer asiática estaba relativamente tranquila pese a llevar ya varios meses en la cárcel — Es cuestión de tiempo que la rebelión contra los neonianos suceda. Y en ese entonces, yo estaré fuera de aquí.

    — Eso ya lo veremos — Respondió Lill, indicándole al marciano que debían irse — Que tenga un buen día, señorita Brume.

    — Que te jodan, Sun — Añadió Axlor ante la peineta de la presidiaria.

    Lill y Axlor pusieron rumbo al hangar donde Eron les esperaba para después los tres coger un vehículo terrestre y dirigirse al primer lugar que el marciano quería inspeccionar en busca de su chica.

    [...]

    Tras un trayecto de dos horas aproximadamente, el B7 llegó a la entrada de una explanada que estaba rodeada por un extenso y grueso muro metálico, diseñado para evitar que nadie sin autorización accediese al complejo que había construido allí, unas instalaciones neonianas antiguas que ahora eran aprovechadas en gran parte por la humanidad pese a que también trabajaban algunos ingenieros neonianos en el área.

    El lugar solo tenía una entrada y su seguridad era tal que hasta había Super Rhajik armados. Dicha entrada constaba de dos torres de vigilancia con armas pesadas, una puerta de acero impenetrable y una docena de soldados tanto humanos como Super Rhajik además de una cabina desde la que se gestionaba el acceso.

    — Gobernadora Carver, la estábamos esperando — Dijo uno de los soldados que se aproximó al vehículo — Ya sabe como es el procedimiento.

    — Por supuesto — Asintió Snow.

    West y Amina estaban realmente impactados con lo que estaban viendo y no entendían como durante estos cinco años que la humanidad llevaba viviendo en Neonia nadie se había percatado de ese sitio excepto la propia gobernadora y los más irreputables científicos e ingenieros de ambas especies. Aquello era sin duda un laboratorio de ingeniería.

    La directora de la academia y el profesor de ingeniería observaban con detenimiento y curiosidad las medidas de seguridad que se estaban llevando a cabo para dejar entrar a la propia gobernadora Carver. Dos Super Rhajik usaron una de sus habilidades como lo era el escaneo para asegurarse de que el B7 no llevaba nada sospechoso o peligroso a bordo.

    Acto seguido se les tomó una huella dactilar a los tres pasajeros del vehículo para tenerlos controlados una vez entraran al recinto además de para comprobar cien por cien que se trataba de ellos y no de posibles infiltrados. Finalmente, los soldados dieron el visto bueno a la inclusión del B7 en el recinto.

    Ya en modo manual, Snow tomó el control del vehículo y entró en el lugar. Aquello era inmenso y contaba con algo que hacía años que no se veía: naves espaciales. Westley y Amina estaban boquiabiertos mientras la propia Snow disfrutaba al verlos tan sorprendidos.

    — Bienvenidos al Sector 0 — Dijo la gobernadora a sus invitados — El mayor secreto de la humanidad y los neonianos.

    — Es increíble — Musitó la directora Becker, observando todo su alrededor desde el interior del vehículo — Me recuerda a la base de La Unión en la Tierra.

    — ¿Por qué mantener esto en secreto? — West no entendía los motivos — Esto es señal de que estamos prosperando... de nuevo. ¿Qué necesidad hay de esconderlo?

    — West, al principio de comenzar nuestra nueva vida aquí como especie, tras lo ocurrido con el Supremo y el Sistema Solar, lo que quedaba de la humanidad estaba herido, dolido — Explicaba Snow con seriedad — Si en ese momento hubiésemos dicho que existía éste sitio y que pronto tendríamos naves espaciales en funcionamiento, hubiese ocurrido una guerra civil; no todos querían vivir en Neonia, ¿recuerdas?

    — Sí, es cierto... — Musitó West, reflexionando — Entiendo.

    — Entonces, ¿qué hacemos aquí? — Amina quería saber que pretendía su gobernadora.

    — Seguidme.

    Snow bajó del vehículo y sus dos acompañantes hicieron lo propio, intrigados respecto a que iba a ser lo siguiente que iban a ver. El trío avanzó hasta llegar a la entrada del único edificio del lugar, colocado en el centro del Sector 0. Acto seguido tuvieron que colocar su huella dactilar en distintos puntos para acceder al interior y cuando lo hicieron, vieron algo que los dejó perplejos durante unos instantes.

    Justo enfrente de ellos se hallaba la famosa Arcadia, la nave con la que los Viajeros surcaron parte del espacio entre el Sistema Solar y el Sistema Neon y con la que lucharon y fueron derribados. Una nave que para muchos era considerada lo mejor de la humanidad y un recuerdo de lo que llegaron a hacer antes de perder su hogar.

    Cientos de personas estaban trabajando en ella, soldando placas metálicas, limpiando, ajustando armamento externo de la nave y otras cosas. La gobernadora sonrió y se volvió hacia sus consejeros para decirles cuál era el motivo de haberlos llevado hasta allí.

    — La Arcadia está siendo remodificada a mejor — Indicó Snow con satisfacción — Está en la fase final del proyecto, pero os necesito a vosotros dos para completarlo.

    — ¿Qué debo hacer? — Al ingeniero Finn le encantaban ese tipo de proyectos y estaba visiblemente impaciente.

    — West, necesito que logres fabricar un motor superior al que tenía la nave y una propulsión que no nos límite a viajar a los cúmulos cercanos sino a poder viajar a mayor velocidad por toda la Vía Láctea — El reto de la gobernadora solo hizo más que entusiasmar al ingeniero — Eres mí mejor ingeniero pero te he mantenido al margen de esto porque lo difícil viene ahora. ¿Crees que podrás hacerlo?

    — No tengas la menor duda de que lo intentaré con todas mis ganas.

    — Me alegra oír eso — Musitó Snow, sonriente — Y tú, Amina, por el momento no te necesitaré aquí, pero cuando West y el resto dejen la Arcadia lista, serás la piloto de pruebas. Manejaste una nave mercante el doble de grande que ésta, espero que te parezca bien probar como se desenvuelve la rediseñada Arcadia en el espacio. ¿Qué me dices?

    — Estaré encantada, gobernadora Carver — Murmuró la directora Becker con una sonrisa que más bien escondía algo — Cuando se requieran mis servicios, estaré lista.

    — Perfecto y gracias, directora Becker.

    La piloto sonrió y asintió a la gobernadora mientras observaba la Arcadia a unos escasos cincuenta metros de ella. Amina no estaba pensando en lo que significaba para la humanidad el hecho de que se estaban preparando naves para volver a explorar el espacio, sino más bien en darle a Ashley la información que acababa de recibir, pues el Sector 0 tenía diversas naves y alguna de ellas podría servir para llevar a toda la población neoniana fuera del planeta, tal y como la Resistencia quería hacer desde el principio.

    [...]

    — ¿Es ahí? — Preguntó el comandante Crane mientras observaba con unos prismáticos lo que parecían ser unas instalaciones neonianas.

    — Sí, ahí es — Musitó Axlor, con la mirada seria al frente — Era una especie de laboratorio abandonado de los neonianos, la Resistencia lo habita ahora.

    — ¿Cómo sabes todo eso? — Preguntó Eron, haciendo alusión a toda la información que el marciano contenía.

    — Porque al inicio yo formaba parte de la Resistencia y nos instalamos aquí, era nuestro cuartel, por así decirlo — Respondió el joven Vaalot sin quitar la vista de enfrente — Si tienen a Arva, debe ser aquí.

    — Bien — Lill le cedió los prismáticos al subcomandante Tanner, sacó un táser de la mochila y se la colgó a la espalda — Eron, necesito que te quedes aquí y nos digas en todo momento los movimientos de esa gente, ¿entendido?

    — Alto y claro, amigo.

    — Yo y Axlor buscaremos a Arva y después avisaremos a Promesa para que vengan dos docenas de soldados a detener a todos los miembros de la Resistencia — Lill miró a su ex compañero — ¿Listo?

    — Siempre.

    El marciano y el terrestre fueron ladera abajo en dirección al lugar habitado por la Resistencia. Cubriéndose tras arbustos y árboles para evitar ser detectados por los guardias que patrullaban el perímetro, el dúo vio como la entrada principal estaba custodiada por dos hombres armados con un Striker cada uno. Pese a que la Resistencia nunca había matado a ningún ser humano, Lill y Axlor no quisieron arriesgarse. Ambos portaban un táser que realizaba una descarga lo suficientemente potente como para dejar a sus víctimas inconscientes.

    Mediante gestos, el comandante Crane le indicó a Vaalot que provocase alguna distracción para Lill asestar una descarga eléctrica a ambos individuos. Pese a que a Axlor no le gustaba mostrarse y más si podían contar con el sigilo, finalmente accedió a la idea de su amigo. El marciano salió de los arbustos con las manos en alto y se dirigió a la entrada vigilada.

    — ¡Mierda, han violado el perímetro! — Exclamo uno de los guardias que custodiaban la puerta.

    — ¡Quieto ahí! — Dijo el otro, apuntando con su Striker al marciano — ¡Quién carajo eres y qué haces aquí!

    Axlor vio de reojo como Lill se aproximaba por detrás de ellos para asestarles el golpe con el táser. Los soldados seguían de pie esperando una respuesta del hombre que acababa de aparecer allí con las manos en alto.

    — Soy Nail Drugman y quiero unirme a la Resistencia — Dijo Axlor para no revelar su verdadero nombre.

    — ¡Unirse a nosotros no es tan simple como venir a nuestra puerta y decirlo, capullo! — Exclamo el soldado que apuntaba con su arma.

    — Voy a avisar por radio para que vengan, esto es muy rar...

    De pronto, Lill ejecutó la descarga de su táser a muy poca distancia del soldado, que comenzó a temblar y a tener espasmos hasta caer inconsciente al suelo. El otro hombre se vio sorprendido por el comandante y Axlor aprovechó para lanzarse sobre él, golpearle en la boca del estómago y darle un fuerte codazo en la nuca para dejarlo inconsciente.

    — Idiotas — Musitó el marciano, tomando un Striker de esos hombres.

    — ¿Qué haces? — El comandante Crane no comprendía porqué Axlor había cogido un arma — No vamos a matarlos.

    — Habla por ti — Musitó Vaalot, comprobando el arma — No creo que me dejen llevarme a Arva sin pelear, así que seré yo quién pelee.

    Lill se aproximó rápidamente a Axlor y le arrebató el Striker de las manos con cierto enfado.

    — ¿Qué mierda haces? — Le recriminó el marciano, molesto.

    — Mierda Axlor, no hemos venido a matarlos, ¿lo entiendes? Tú mismo lo dijiste — Crane lanzó el Striker a un lado sin quitar los ojos de encima a su ex compañero — Entiendo lo que piensas pero podemos rescatar a Arva sin necesidad de matar a nadie.

    — ¡Os aconsejo que dejéis la charla porque se aproxima un vehículo a vuestra posición! — Alertó Eron por radio desde su posición privilegiada.

    — ¡Joder! — Exclamo Axlor, lanzándose a un lado para camuflarse entre los arbustos.

    Lill hizo lo propio y ambos se escondieron del vehículo que estaba al llegar. Sin embargo, los soldados que protegían la entrada estaban inconscientes por lo que fuese quién fuese el que llegase en ese vehículo, detectaría que hay un grave problema. El dúo esperó pacientemente entre la maleza hasta que dicho vehículo terrestre frenó en la entrada y de el salieron cuatro miembros más de la Resistencia, para sorpresa de Lill y Axlor, uno de ellos era Lio.

    — ¿Dónde están estos dos idi...? — Lio se acercó a la entrada para impactarse al ver a los soldados en el suelo — ¡Mierda, tenemos intrusos!

    Axlor salió a toda velocidad del arbusto y se lanzó contra uno de los miembros de la Resistencia, golpeándole repetidas veces en el abdomen y quitándole el Striker.

    — ¡Axlor, no! — Gritó Lill, al ver cuáles eran sus intenciones.

    El marciano disparó varias veces al soldado que le había quitado el arma y acto seguido acabó con la vida de otros dos más que no pudieron reaccionar a tiempo, dejando solo a Lio y Axlor cara a cara y apuntándose con sus armas.

    — No sé porqué pero no me sorprende — Dijo Lio, refiriéndose al ataque sorpresa que acababa de recibir — Siento que hayas tenido que venir para nada.

    — Debí verlo desde el principio — Murmuró Axlor con rencor en sus palabras — Eras un maldito criminal y querías dejar de serlo, pero está claro que quién es un delincuente, siempre lo será.

    — ¡No hay necesidad de esto! — Exclamo Lill, colocándose entre ambos ex compañeros — ¡Por favor, fuimos compañeros de expedición!

    — ¡Lill, se os van a echar todos los miembros de la Resistencia encima! — Dijo Eron por radio, que acto seguido se preparó para abandonar su puesto y ayudar a su comandante — Esto no ha podido salir peor, joder.

    Lill se encontraba entre Lio y Axlor, que mantenían sus Striker en alto y listas para ver cuál disparaba primero.

    — Dime dónde está Arva y no tendré que dispararte — Axlor estaba decidido — No me hagas hacerlo.

    En ese momento, Lill tuvo una gran idea. Una buena forma de obtener a Arva sería capturar a Lio —el cuál se suponía que era un miembro importante para la Resistencia— y pedir un intercambio en algún lugar. Así nadie moriría.

    — ¿Acaso no te das cuenta, Vaalot? — Lio quería provocar al marciano al igual que éste había intentado con él — ¿Qué siempre que participas en una misión, la cagas?

    El comandante Crane vio que Eron se aproximaba lentamente hacia Lio por su espalda y decidió seguir llamando su atención.

    — Lio, por favor, ¿de verdad es más importante para ti toda esa mierda de odiar a los neonianos que Arva?

    — A la larga, será importante para todos — Santos tenía claros sus ideales — Solo saben dividirnos, Lill, la humanidad está como está por su maldita culpa.

    — ¿Y no crees que ya estamos lo suficientemente divididos? — Lill buscaba tocar la fibra sensible del hombre de Ceres — ¿No crees que ya han muerto suficientes personas? — El comandante señaló la luz brillante que, pese a ser de día, se podía apreciar en el cielo — Solo tienes que ver a Colapso para saber que nos necesitamos, a todos, mutuamente, para volver a empezar de cero. Solo tienes que unirte a lo que verdaderamente importa: un futuro común.

    Incluso para el hombre más cruel de todos, las palabras de Lill habrían hecho efecto en casi cualquier persona conocida. Santos estaba absorto y no tenía palabras para responder pese a que sus pensamientos no hubiesen variado mucho.

    Eron estaba ya detrás suya, decidido a noquearlo, cuando el hombre tiró el Striker al suelo y levantó las manos en señal de rendición. En ese instante llegaron los soldados de la Resistencia que patrullaban los alrededores de la base, con las armas en alto.

    — ¡Bajad los Striker! — Ordenó Lio con seriedad y sin bajar las manos — No matamos humanos... ni neonianos.

    — ¡¿Y qué mierda hacen tres de los nuestros abatidos?! — Gritó uno de los soldados al percatarse de los tres miembros asesinados por Axlor.

    — ¡¿Qué mierda está pasando aquí?! — Una soldado observó también a los dos soldados inconscientes en el suelo.

    — ¡Está claro lo que ocurre aquí! — Dijo Marlo Brendt, el que era amigo de Guy y partidario de erradicar a la especie neoniana — ¡Lio nos ha traicionado!

    La docena de miembros de la Resistencia allí presentes parecían pensar lo mismo que Marlo y comenzaron a gritar y protestar hacia Lio, que sabía que se encontraba en serios apuros. Lill, Eron y Axlor también estaban a la espera de cualquier movimiento para huir, pues eran superados en número. La situación parecía propensa a terminar en un fuego cruzado que acabaría con muchos muertos, sin embargo, Marlo dio un paso al frente con el Striker apuntando a los cuatro enemigos.

    — Tienes razón Lio, no matamos humanos... — Dijo Brendt con una leve sonrisa dibujada en su rostro mientras se sentía con cierto poder sobre el resto — De momento.

    Marlo observó a sus compañeros y les hizo un gesto que estos supieron interpretar. Varios de ellos fueron hacia Eron, Lill y Axlor mientras Lio observaba con tensión como dos de sus ex compañeros de expedición y un desconocido eran noqueados de un fuerte golpe en la nuca con la culata del Striker.

    — Tenemos al comandante del ejército humano, al subcomandante y al primer desertor bastardo de la Resistencia — Marlo sonrió con satisfacción ante la mirada seria de Lio — Tu traición nos ha beneficiado, Lio. Veamos que quiere hacer el jefe con vosotros.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Hola amigo. Afortunadamente, el día de hoy he conseguido algo de tiempo al final y he podido comentar el mismo día que has publicado (aunque quizá en España a estas horas ya sea el día siguiente, pero bueno XD).

    En fin, paso a comentar. Creo que Lill ya puede ir deduciendo quien es la que está detrás de todo esto. Axlor le declaró que Lio y Dyrian actuaron bajo las órdenes de Ashley, y ahora se ha enterado que Sun era la líder original y que alguien más fue dejado a cargo. Solo es cuestión de tiempo a que haga 2+2 y descubra que su amiga es quien está detrás de todo. O al menos, espero que lo haga XD.

    Me sorprende que la humanidad (o al menos una pequeña parte) haya estado construyendo naves espaciales durante tanto tiempo, y me gustó mucho la justificación que dio Snow para mantenerlo como un secreto. Vio la situación actual, pensó en la peor de las posibilidades y se aseguró de ocultar todo hasta que el rencor inicial de la humanidad contra los neonianos se pasara. Eso demuestra que tiene una buena visión a futuro, inteligencia y capacidad de toma de decisiones. Me gusta como demostró todo eso en tan solo pocas palabras. Al principio Snow y Lill, principalmente en la primera mitad de la primera parte, estaban en la historia como un adorno para simplemente mostrar interacciones de romance que no aportaba nada a la trama ni a los demás personajes. En la segunda parte, si bien han tenido su papel, no lo jugaron de la mejor manera, puesto que fue el Supremo quien terminó capturando y matando a Jim. Pero ahora, tienen un papel de peso en la trama y saben como sostenerlo bien. Me encantan los dos personajes.

    Cuando vi que Amina planeaba contarle todo eso a Ashley, cosa lógica pues es su líder, me entra la curiosidad por saber si querrán apoderarse de todas las naves o únicamente con la Arcadia les bastaría.

    Ese párrafo se contradice un poco con este diálogo que Guy menciona en el segundo capítulo.

    Supuestamente, con Sun como líder, el plan era vengarse y erradicar a los neonianos. Pero el párrafo del capítulo 4 indica que el plan era expulsarlos del planeta desde el principio. Creo que fue un error, sin embargo, es pequeño. Aun así, lo es.

    Hablando de diálogos, tengo que admitir que estos dos me encantaron.

    Dos personas que fueron compañeros en un pasado, aunque Axlor y Lio no han tenido muchas interacciones entre ellos, ahora se ven enfrentados, y al intercambiar palabra se dan con todo lo que tienen atacando cada uno a la fibra sensible del otro. La verdad es que ambos personajes se merecen un
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    Y para culminar, me encantaron las palabras que Lill dice. Él ve a dos de sus compañeros, aunque ya no estén con él, discutiendo y aun así trata de detener cualquier conflicto que salga. Eso demuestra que tanto él como Snow han tenido una buena evolución. Lamentablemente, las cosas no salieron como esperaban y ahora fueron capturados.

    Tengo interés en saber, en primer lugar en donde estará Arva (tengo una idea) y si le hicieron algo o no. Y en segundo lugar, si cuando Marlo habla sobre su "jefe" se refiere a Guy. Pero supongo que sí.

    Eso es todo por ahora. Ojalá pueda estar presente cuando publiques el siguiente.

    Hasta la siguiente ocasión.
     
    Última edición: 5 Noviembre 2019
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  9. Threadmarks: Lo que un día fuimos
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros III: Secuelas de una catástrofe
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    Saludos y bienvenidos al siguiente capítulo. He de decir que éste, por el momento, es uno de los que más me ha gustado en cuanto a duración, trama y demás. Ya sabéis que aunque tengáis algo planeado, a veces surgen cosas y a veces cambian otras. Sin embargo, el resultado de éste me ha satisfecho, al igual que espero que os satisfaga a vosotros. Nada más que añadir, disfruten la lectura.



    Lo que un día fuimos









    Axlor se encontraba en lo que parecía ser una habitación poco espaciosa pero con lo imprescindible para acomodarse. Cuando sus ojos se abrieron, lo primero que vieron fue la litera en la que se hallaba tumbado. El marciano quiso incorporarse pero unas esposas lo tenían anclado a la cama y le impedían moverse de ahí.

    Vaalot no tenía ni idea de en que lugar estaba además de no tener sus pertenencias pero pudo apreciar una pequeña ventana que estaba cerrada justo sobre él, hacia la derecha y en el centro del cuarto. El hombre intentó con todas sus fuerzas soltarse de las esposas pero no era tarea fácil y comenzó a sangrar de la muñeca debido a las rozaduras.

    Frustrado pero sin poder hacer prácticamente nada, Axlor se limitó a tratar de oír algo. Pese a que inicialmente no se escuchaba nada, pronto oyó una conversación muy interesante en la habitación de al lado. Vaalot se pegó completamente a la pared anexa a dicha habitación para poder escuchar lo máximo posible.

    — ¿Cómo supisteis que teníamos un puesto en ese laboratorio abandonado? ¿Y por qué vinisteis solo tres? — Axlor identificó inmediatamente que se trataba del miembro de la Resistencia que los apuntaba justo antes de ser noqueado — ¿Os lo contó Lio? ¿Trabaja para el gobierno? ¡Contesta, maldito pedazo de mierda!

    — No te voy a decir nada, amigo — Musitó Lill, que por la forma de hablar se le notaba bastante cansado y vapuleado — Aún estás a tiempo de dejar esto. Solo tienes qu...

    El comandante Crane no pudo acabar la frase debido a que Marlo lo golpeó con fuerza, sonando un breve estruendo similar a cuando alguien se cae al suelo con brutalidad. El marciano escuchaba con atención mientras temía por la vida de su amigo, furioso por no poder actuar.

    — ¡Cierra la puta boca, comandante! — Exclamo Marlo, que parecía estar dando una paliza al hombre — ¡Quiero respuestas, idiota!

    — No... — Lill escupió sangre antes de volver a hablar — No sabía que la Resistencia utilizaba métodos de tortura para sacar información.

    — ¡¿Acaso quieres morir, pedazo de mierda?!

    Axlor interpretó que Lill recibió un segundo golpe de Marlo por el gemido de dolor que escuchó, pero pese a ello, el actual comandante seguía hablando.

    — Mientras tú le das una paliza al comandante del gobierno humano, tu líder se encuentra tumbada tranquilamente en una puta celda de cristal irrompible con tres comidas diarias y derecho a duchas — Dijo Lill, mostrando las diferencias de trato que había entre la Resistencia y el gobierno humano — Puedes seguir pegándome que no me vas a sacar una mierda.

    — Entonces te voy a golpear hasta matarte y diré que fue un accidente — Dijo Marlo, buscando meter miedo al comandante — ¿Qué te parece?

    — Ashley no te dejaría hacer lo que estás haciéndome — Murmuró Lill, con el rostro lleno de sangre.

    — ¿Ah, no? ¿Y tú que sabes? — Marlo flexionó las rodillas para colocarse a la altura de un moribundo Crane — Ashley no está en posición de darme ordenes, y nadie me ha prohibido desahogarme contigo.

    Vaalot escuchaba con nerviosismo todo lo que sucedía en la habitación anexa a la suya. El marciano escuchó los pasos de Marlo y acto seguido el sonido de lo que parecía ser una hoja fina, quizá de algún cuchillo o algún machete, rozarse con metal. Los movimientos del miembro de la Resistencia cesaron y en ese momento se comenzaron a escuchar súplicas por parte del comandante Crane.

    — ¡¿Qué?! ¡No, no! ¡¿Qué vas a hacerme?!

    — ¡Ahora lo verás, comandante Crane!

    — ¡No, para! ¡Para, por favor!

    — ¡Dime lo que quiero saber! — Exclamo furioso el torturador — ¡¿Desde cuando estás hablando con Lio?! ¡¿Desde cuando te suministra información?!

    — ¡Nunca! ¡Nunca! — Respondió Lill con la voz temblorosa y aterrada — ¡No habíamos hablado antes, hacía años que no sabía de él!

    — ¡Respuesta incorrecta, capullo!

    Pese a no poder verlo, Axlor sentía como si estuviese allí mismo, viviéndolo. Su rostro se desencajó completamente cuando escuchó caer con fuerza la hoja fina, que por como sonó, se quedó atascada en algún sitio. Los gritos de dolor de Lill eran tan fuertes que el marciano no pudo escuchar bien lo que Marlo le decía.

    — ¡Lo he hecho al estilo ortodoxo! — Gritó Brendt, riéndose de la situación — ¡Me parece que ahora no vas a poder señalar a tus soldados el lugar en el que deben posicionarse, joder, ni siquiera podrás señalar Colapso!

    Los llantos de Lill fueron suficientes para que Axlor también comenzara a llorar, fruto de la incertidumbre y el temor de lo que le hubiese pasado a su amigo. El marciano no podía estar más arrepentido de haber acudido a Lill para rescatar a Arva, pues si no lo hubiera hecho, nada de eso habría pasado. Además, Vaalot no recordaba a la Resistencia de esa forma, tan despiadada y cruel con los que no eran sus miembros.

    Sus pensamientos se vieron difuminados cuando la puerta eléctrica de su habitación se abrió, dando paso a Dyrian. La mujer se aproximó sin decir nada al hombre y con unas pequeñas llaves le quitó las esposas. Axlor no entendía nada hasta que la mujer le indicó con el dedo que la siguiera.

    Al salir de la habitación, Axlor reconoció el lugar en el que se encontraba. Dyrian avanzaba por el pasillo sin inmutarse y sorprendentemente tranquila, pues no temía que el marciano pudiese huir o atacarla por la espalda. Vaalot pensó en hacerlo pero considerando que Lill estaba en clara desventaja, no quería provocar que todo empeorase aún más. Además, no sabía del paradero del subcomandante Tanner y suponía que Lio se encontraba en una situación similar a ellos tres.

    El camino por los pasillos de la Bataller no fue muy largo hasta llegar al puente de mando. Una vez en la entrada, donde un miembro de la Resistencia hacía de guardia, Clyne le indicó a éste con un gesto que abriese la puerta y cuando el soldado lo hizo, la mujer empujó con fuerza a Axlor, que cayó a los pies de un hombre. Al levantar la vista, el marciano vio que se trataba de Guy, de brazos cruzados y sonriente. La puerta se cerró dejando a ambos hombres a solas, momento que aprovechó Lingard para tenderle la mano a Axlor.

    — Bienvenido a la base principal de la Resistencia, ex comandante Vaalot — Guy se mostraba contento mientras esperaba tomar la mano del marciano para ayudarle a incorporarse.

    — Bienvenido a la Bataller, querrás decir — Respondió Axlor, que reconoció la nave y aceptó la ayuda del hombre pero con cara de pocos amigos.

    — Si, bueno... — Guy no le daba ninguna importancia a aquello — ¿Qué tal te encuentras?

    — ¿Qué pretendes hacerle a Lill? He escuchado como uno de los tuyos le daba una paliza y algo más — Vaalot estaba serio, algo que contrastaba con la sonrisa de Guy.

    — El comandante Crane siempre ha manejado las principales operaciones de captura de nuestros miembros y como bien sabrás, lograron detener a Sun — Dijo Lingard con cierto recelo — Simplemente le estamos haciendo pagar el coste.

    — ¡¿El coste?! ¡Maldito inútil! — Exclamo Axlor, furioso — ¡¿Yo y Eron también vamos a pagar ese coste?!

    — A ti te necesitamos vivo, amigo — Dijo Guy con el rostro serio y sin quitar la vista del marciano — Lio recibirá su castigo por traidor y el subcomandante Tanner también.

    — ¿Dónde está Ashley? — Axlor recordó que según Lio y Dyrian, fueron a buscarle por petición de ella — ¿No era la nueva líder?

    — Ha habido un cambio respecto a eso, al líder lo tienes justo delante de ti — Murmuró el hombre, señalándose a sí mismo — Y más te vale hacer lo que yo diga si quieres que te devuelva a Arva de una pieza entera, ¿entendido?

    Vaalot estaba furioso y tenía el deseo irrefrenable de golpear con fuerza al nuevo líder de la Resistencia, que por lo que parecía, había tomado el mando a la fuerza y con el apoyo de la mayoría de miembros. Sin embargo, el marciano era consciente de que atacarle en ese momento comprometería gravemente la seguridad de los suyos, por lo que se limitó a contener esa ira en los puños.

    — Me imagino que quieres que os ayude a entrar a Isharay sin ser detectados, ¿verdad?

    — Está claro que Lio y Dyrian te pusieron al corriente en su momento pero considerando que estamos rodeados de traidores de mierda, doy por hecho que lo saben en Promesa, ¿cierto?

    Axlor asintió con seriedad ante la mirada intensa de Guy, que era ahora el que se contenía por no golpear al marciano. Lingard se cruzó de brazos y comenzó a dar vueltas por el puente de mando, pensativo. Tras unos segundos en los que Axlor observaba en silencio los movimientos del líder, éste tuvo una idea.

    — Considerando la situación en la que estamos, vamos a atacar Isharay hoy mismo por la noche — Fue la conclusión de Lingard a todo lo que estaba ocurriendo — Pronto en Promesa se darán cuenta de que faltan el comandante y el subcomandante, por lo que vendrán a buscarlos y eso complicaría el asalto a los neonianos, si es que estos no lo saben ya y se están preparando...

    — Lo dudo — Murmuró Axlor — Lo de Isharay solo lo sabe Lill y lo tenéis aquí, así que ese plan está a salvo, aunque no tanto por el hecho de que cuando en Promesa vean que los comandantes no están, habrá una buena búsqueda organizada por ellos. Esta noche aún tendréis el factor sorpresa para atacar a Isharay.

    — Eso mismo pensaba — Musitó Guy, satisfecho.

    — Si os ayudo, vais a tener que liberarlos a todos, ¿vale?

    — El trato era solo Arva y se mantiene así — Guy se aproximó al marciano, cara a cara — Y si no te gusta, te invito a irte sin ella.

    Axlor se encontraba entre la espada y la pared. El marciano se sentía culpable y responsable por todo lo que estaba sucediendo y encima todo eran desventajas, sin embargo, por mínimas que fueran, no tenía otra opción que tomarlas. Vaalot asintió en señal de aceptación, lo que alegró por dentro al nuevo líder de la Resistencia.

    [...]

    Dyrian abrió rápidamente la puerta de una de las habitaciones tras haber noqueado al guardia que la custodiaba. En el interior se encontraba un hombre sentado en una silla y atado de manos por la espalda. La mujer corrió rápidamente a desatarlo y el tipo se giró con parsimonia mientras Clyne lo desataba con prisa.

    — No pensé que fueras a venir — Musitó Lio, con un ojo morado y los labios ensangrentados.

    — Ha pasado lo que yo temía desde hace tiempo — Dijo Dyrian, visiblemente nerviosa — Guy ha tomado el control y parece que ha convencido a toda la Resistencia de que la solución es matar a los neonianos y a todo aquel que se interponga en su camino.

    — No sé como no nos pudimos dar cuenta antes... — Lio se incorporó tras ser liberado por la mujer.

    — Guy es un tipo inteligente pero con problemas psicológicos graves, no difiere de lo correcto y de lo incorrecto, para él lo único que está bien es lo que él cree y no se para a pensar en las consecuencias — Indicó Dyrian — Debemos irnos.

    — Debo encontrar a Lill y al resto, no puedo dejarles aquí — Murmuró Lio con seriedad — Tengo parte de culpa en esto.

    — Te ayudaré, pero necesito que me respondas algo.

    — ¿Qué es?

    — ¿Nos traicionaste, Lio? — Preguntó Dyrian, mirando fijamente a los ojos del hombre de Ceres — ¿Trabajas con el gobierno humano?

    — No, mis ideales siempre son los mismos — Respondió Santos — Pero eso no implica que quiera una guerra civil entre humanos, neonianos y la Resistencia.

    — Pues busquemos al resto y salgamos de aquí cuanto antes — Indicó la mujer, asomándose a la puerta — Está despejado, vamos.

    El dúo comenzó a avanzar por uno de los tantos pasillos que tenía la Bataller cuando de pronto les pareció escuchar la voz de alguien conocido en el interior de una de las habitaciones. Dyrian no parecía muy dispuesta a pararse pero Lio se colocó tras la puerta y escuchó claramente la voz de Marlo.

    — Parece que la hemorragia ha parado pero mírate, amigo — Marlo estaba sentado en una silla observando al malherido comandante — Estás más pálido que un día de sol brillante.

    Lill estaba visiblemente mal, sujetándose el muñón de su mano derecha con la mano izquierda y con el rostro pálido en una clara señal de que había perdido mucha sangre. El comandante tenía la espalda apoyada sobre la litera y la cabeza recostada en el borde mientras sacaba fuerzas por mantenerse despierto pese a que Brendt había evitado que se desangrara completamente.

    Al no obtener respuesta, el miembro de la Resistencia se levantó de la silla y se arrodilló ante Crane sin quitarle la vista de encima. Lill miraba fijamente a un lado y se podía ver que estaba literalmente abatido, cosa que hizo sonreír al propio Marlo, causante de ello.

    — ¿No es curioso que pese a haber avanzado tanto tecnológicamente, aún tengamos machetes, a la vieja usanza? — Preguntó repentinamente Marlo, haciendo una introspección de la historia tecnológica humana — Bueno, tenemos dagas de energía y tal, pero un machete sigue cortando igual que antaño, ¿sabes por qué?

    Lill se giró y para sorpresa de Marlo, escupió sangre justo delante de este, dándole a entender que lo despreciaba.

    — Porque los humanos no hemos cambiado — Brendt se respondió a sí mismo la pregunta anterior — Porque seguimos siendo de carne y hueso.

    De repente la puerta electrónica se abrió de golpe y Marlo se vio sorprendido por un furioso Lio, que se abalanzó sobre él. La embestida de parte del hombre de Ceres hizo que el miembro de la Resistencia chocase de espalda contra la pared y cayera fuertemente aturdido al suelo. Mientras Dyrian ayudaba a Lill a incorporarse, ambos observaban como Santos se acomodaba sobre el torso de Brendt y comenzaba a propinarle golpes tanto con el brazo derecho como con el izquierdo.

    La fuerza del impacto de los puños de Lio en el rostro de Marlo era tal que por cada golpe se escuchaba como los pómulos y la mandíbula se hacían trocitos en el interior de la cara del miembro de la Resistencia, que no tuvo ningún margen de tiempo para reaccionar. Su cara terminó hecha un puzzle, visiblemente destrozada y desfigurada mientras las manos de Lio estaban teñidas de un rojo biscoso fruto de la sangre que le brotaba al gravemente herido Marlo Brendt.

    Aquella pelea hizo mucho ruido y varios miembros de la Resistencia corrieron para ver que ocurría, por lo que Lio y Dyrian ayudaron a Lill a salir de allí rápidamente. Sin armas y en una base principal con cientos de soldados sería complicado escapar, no obstante, el dúo que hasta hace poco confiaba en la Resistencia se conocía la Bataller como la palma de sus manos, por lo que accedieron a los conductos para salir de ésta y evitar ser encontrados.

    — ¡Vamos, entrad por aquí! — Indicó Lio, observando a ambos lados del pasillo.

    Dyrian fue la primera en entrar para guiarlos en el camino al exterior de la nave, por lo que el comandante Crane iba tras ella y en el medio de los dos. Cuando Lill entró en el conducto, Lio lo cerró, desconcertando a Dyrian y al propio comandante.

    — ¡¿Qué estás haciendo?! — Clyne no entendía aquella acción de su compañero — ¡Tenemos que irnos!

    — Tú saca a Lill de aquí y llévalo a Promesa como sea — Dijo Lio sin perder de vista una posible llegada de refuerzos de la Resistencia — Yo buscaré a los demás.

    — ¡Yo tuve que llevar a Axlor con Guy! ¡No podrás saber dónde están! — Dijo Dyrian.

    — Lio, son demasiados — Murmuró Lill conforme pudo — Volveremos con soldados y atacaremos este sitio para liberar al resto, ven con nosotros.

    — ¡Qué no, maldición! — Exclamo Lio, cansado de perder el tiempo hablando — ¡Tú estás jodido y debes irte de aquí cuanto antes! ¡Dyrian, llévatelo! ¡Largo!

    Los pasos apresurados de los soldados de la Resistencia se escuchaban cada vez con más fuerza y el hombre de Ceres se cansó de permanecer allí quieto, por lo que optó por correr, dejando a Dyrian y Lill en el camino para salir de la Bataller.

    [...]

    Ashley reflexionaba seriamente con la mirada perdida en algún punto de la habitación en la que se encontraba. Considerando que la Bataller no tenía celdas ni prisión, la Resistencia encerraba a sus traidores o enemigos importantes en las habitaciones libres que la nave tenía, de las que solo había una entrada y esa misma era la salida.

    La mujer se vio sorprendida en el puente de mando por Guy y diez miembros más que le informaron de que ya no ocupaba el puesto de líder de la Resistencia y que sería encerrada para no entorpecer los verdaderos planes del grupo, a la espera de lo que se decidiese hacer con ella.

    Ripley no podía sentirse más estúpida pues había tenido a Judas en su propio círculo de confianza y éste había esperado el momento oportuno, quizá ya apalabrado con todos los miembros, para tomar el puesto. Era consciente de que la Resistencia, tal y como la conocía, había dejado de existir aquel día. Ahora todo indicaba una guerra entre la Resistencia y los neonianos y aquello provocaría muertes, algo que todo el mundo ha querido evitar desde lo ocurrido cinco años atrás a lo que todos llaman Colapso.

    Sus pensamientos se difuminaron al instante cuando la puerta se abrió y dos guardias lanzaron al interior de la habitación a un hombre desnudo de cintura para arriba. De complexión atlética y pelo corto, Ashley se percató de que era el subcomandante Tanner, la mano derecha de Lill. En la espalda del hombre estaba escrita la palabra "resistencia", seguramente escrita con una daga de energía debido a las quemaduras por la persona que lo hubiese torturado para sonsacarle información.

    Los dos guardias cerraron la puerta y la ex líder de la Resistencia se quedó en silencio observando a Eron, que se levantaba del suelo con cierta rabia debido a la situación en la que se encontraba. Cuando se percató de la presencia de la chica, el soldado tomó asiento a unos metros y se quedó mirándola, también en silencio. Ambos estuvieron así durante al menos dos minutos hasta que la mujer no aguantó más la situación y se levantó de su asiento.

    — Tenemos que buscar la forma de salir de aquí — Murmuró Ashley, de brazos cruzados y mirando la puerta cerrada que tenía enfrente.

    — ¿Y tú quién mierda eres? — Preguntó Eron, que a diferencia de Lill, no conocía quién era la líder de la Resistencia.

    — La persona que estaba al mando de estos traidores hasta hace relativamente poco.

    — ¿Su líder? ¿Líder de la Resistencia? — Tanner soltó una carcajada que no gustó a la mujer — Pues ya veo que te ha ido muy bien guiándoles por el buen camino de la paz.

    — Ha habido paz, la Resistencia nunca ha matado a nadie.

    — Pero bien que habéis jodido a los neonianos a lo largo de estos cinco años, ¿eh?

    — No se merecen la suerte que han tenido de encontrar a la humanidad y de que les ayudáramos en sus trapos sucios.

    — Son la primera especie inteligente que nos encontramos, todos ganamos si somos aliados... aunque hayamos cometido errores en el pasado.

    — Esos errores del pasado llamados Rhajik le costaron la vida a mí hermano — La voz de Ashley contenía ira, pues seguía sin olvidar lo ocurrido con Alexander — Y a muchos otros humanos que no merecían morir en una guerra que no era nuestra.

    — Yo nací en la Luna y vi morir a muchos compañeros durante la guerra Rhajik cuando estos atacaron el Sistema Solar, también mí mujer... — Contaba Eron — ¿Acaso nunca lo has pensado? Eventualmente esas máquinas nos habrían hecho una puta visita, la guerra era inevitable, eran un peligro que teníamos como vecinos. Eso no quita que esté enfadado con los neonianos, pero tampoco tengo pensamientos de venganza.

    — ¡Los malditos neonianos los crearon! — Exclamo Ashley, pateando una pequeña mesita que se arrastró hasta el final de la habitación — ¡Todo se resume en ellos!

    — Podrías focalizar toda esa ira en ayudar a la humanidad a prosperar, no en echar a unos pocos neonianos que son insignificantes en comparación a la cantidad de humanos que aún somos, ¿no crees?

    Ashley frunció el ceño y se sentó en el borde de la litera. Pese a que le daba rabia todo aquello, no podía negar que Eron no tuviese siquiera un mínimo de razón, aunque ella también tenía su parte de razón. Sin embargo, su movimiento ahora se había convertido en una posible batalla campal que no beneficiaría en absoluto ni a Neonia ni a la humanidad.

    El subcomandante Tanner interpretó el silencio reflexivo de Ripley como positivo, pues aún no le había contradicho sus palabras con alguna respuesta rebuscada de odio hacia los neonianos. Sin embargo, ese silencio se rompió al momento debido a una serie de disparos que pusieron en alerta a ambos presos de la Resistencia.

    Los disparos venían seguidos de gritos y de pasos rápidos que terminaron justo en la puerta de la habitación en la que Ashley y Eron se encontraban. Tras escuchar como los dos guardias que custodiaban la entrada caían al suelo abatidos, un fuerte disparo en la cerradura eléctrica de la puerta la abrió drásticamente, dando paso a un Lio armado con un Striker de alguien que ya no lo necesitaría.

    — ¡¿A qué mierda estáis esperando?! — Santos estaba realmente agitado debido a la acción en combate — ¡Coged sus armas y busquemos a Axlor y Arva!

    Ashley y Eron tomaron las armas de los dos guardias abatidos y corrieron a la izquierda del pasillo siguiendo al hombre de Ceres. Tras ellos iban varios soldados de la Resistencia que no dudaban en disparar cuando tenían oportunidad.

    — ¡¿Dónde está Lill?! — Preguntó Eron, que no iba a irse sin su comandante.

    — ¡Con un poco de suerte, él y Dyrian estarán ya de camino a Promesa! — Respondió Lio sin dejar de correr.

    — ¡¿Axlor está aquí?! — Ash no llegó a saber que el marciano se encontraba en la Bataller antes de ser relegada a la fuerza de su puesto.

    — ¡Sí, pero Dyrian me comentó que está con Guy! — Gritó Lio por encima de los disparos que le sobrevolaban mientras iba en carrera — ¡Tenemos que buscarle!

    — ¡Si está con Guy no podremos sacarle, lo necesita para atacar Isharay! — Indicó Ripley, consciente de para qué querían al marciano — ¡Lo mejor que podemos hacer es avisar a Promesa de lo que va a pasar en Isharay en vez de seguir por aquí corriendo mientras nos disparan a cada rato!

    — ¡Concuerdo con la señorita! — Dijo Eron, volteándose para responder a los disparos de los miembros de la Resistencia.

    — ¡Mierda! — Exclamo Lio, consciente de que era la mejor opción pese a no querer abandonar a su amigo — ¡Está bien, seguidme!

    Obedeciendo a las indicaciones de Lio, Ash y Eron llegaron a la salida trasera de la nave, que era básicamente una grieta en la nave por la que se podía acceder al interior y al exterior. Una vez fuera, los soldados de la Resistencia se asomaron a las ventanas para fusilar al trío, que salió corriendo a la desesperada para perderles de vista en la selva neoniana.

    [...]

    — Soy un hombre de palabra, ¿sabes? — Murmuró Guy mientras Axlor caminaba a su lado por un pasillo — Te llevaré a ver a tu chica y luego nos prepararemos para la misión.

    — No sé porqué debo acompañaros, no es necesaria mi presencia para entrar sigilosamente en Isharay — Dijo Vaalot, que buscaba la forma de evitar participar en el conflicto.

    — No soy tan idiota como para pedirte que me ayudes a entrar en la colonia sin llevarte conmigo — Respondió el líder de la Resistencia, incrédulo — No voy a confiar en tus palabras y esperar que lo que me digas sea cierto.

    — Yo podría decirte lo mismo — Murmuró Vaalot — No sé con garantías que liberarás a Arva después de que te ayude con esto.

    — La diferencia es que quién tiene la sartén por el mango soy yo, así que tendrás que fiarte de mí — Indicó Lingard, dando a entender su ventaja y superioridad — Las matemáticas son sencillas: si colaboras y el plan sale bien, tú y la señorita Tidder seréis libres.

    — ¿Y si sale mal? — Preguntó el marciano, queriendo saber cuál era la variante.

    — Axlor, no soy un mal tipo aunque puedas pensar que sí — Respondió Guy, buscando ser comprensivo — Si las cosas salen mal pero tu parte la has hecho bien, no habrá consecuencias para ti ni para ella. De lo contrario, la mataré delante tuya y te enterraré vivo junto a su cadáver. Como ves, tu parte es de vital importancia en el esquema de la misión.

    — ¡Está embarazada, maldito enfermo! — Exclamo Vaalot, tomándolo del cuello contra la pared — ¡Yo voy a cumplir mí parte, asegúrate de que ella está perfectamente!

    — Tranquilo amigo, lo vas a ver tú mismo — Murmuró Lingard con pasividad, en referencia a las últimas palabras del marciano — Y te sugiero que no vuelvas a hacer esto, no estás en posición de amenazarme.

    Axlor frunció el ceño y acto seguido soltó al líder de la Resistencia, que se acomodó el cuello y prosiguió su camino para llegar a la habitación donde estaba retenida Arva. Fueron unos pasos más hasta llegar a la puerta, custodiada por un soldado de la Resistencia que se hizo a un lado al ver a su nuevo líder aproximarse.

    — Tienes cinco minutos, Vaalot — Dijo Guy con seriedad — Vas a entrar tú solo, te doy ese privilegio.

    — Gracias por darme algo de intimidad — Respondió Axlor con sarcasmo.

    El guardia desactivó la cerradura de la puerta para que esta se abriera y diera paso al hombre. Cuando Axlor entró, la puerta se cerró tras él. La ex piloto Tidder se encontraba de pie, observando por la pequeña y única ventana que había en el cuarto, cuando la entrada de su chico la sorprendió mucho. Ambos se acercaron rápidamente y se abrazaron con fuerza, seguido de un largo beso entre la pareja.

    — Te voy a sacar de aquí — Musitó el marciano, decidido — Solo tengo que ayudarles en algo y podremos irnos.

    — ¿Es sobre lo que Lio y Dyrian nos mencionaron? ¿De eso se trata? — La mujer nacida en la Luna estaba preocupada por el desarrollo de la misión — ¿Estás seguro de que sabes lo que haces, Axlor?

    — Sí, no te preocupes — Murmuró Vaalot, con las dos manos en el rostro de su amada — Quieren infiltrarse en Isharay y solo yo sé como burlar las defensas de los neonianos. Quieren que vaya con ellos, de lo contrario no te liberarán.

    — Ten mucho cuidado, ¿entendido? — Arva mostraba una evidente preocupación — Por cierto, ¿cómo has llegado hasta aquí? ¿Cómo sabías que me tenían aquí?

    — Pedí ayuda a Lill y fuimos a uno de los lugares de la Resistencia que tienen como puesto de avanzada, pero hubo problemas y nos emboscaron — Explicaba el marciano, rememorando ese momento horas después de lo ocurrido — Lio estaba allí, pero de alguna forma nos iba a dejar marchar cuando apareció un grupo de los suyos y nos trajeron aquí. Al parecer, Ashley era la líder pero el tipo ese que conocimos hace cinco años, Guy Lingard, ha tomado el poder por la fuerza y supuestamente toda la Resistencia le apoya. Considera a Lio un traidor y según tengo entendido tiene a Ash retenida junto a Lill, su mano derecha que nos acompaño llamado Eron y el propio Lio. Por desgracia, solo podré liberarte a ti.

    — Sabes que no podemos dejar a los demás como si nada — La mujer tenía claro que no iba a abandonar a sus antiguos compañeros — Puede que no pensemos igual, pero hemos vivido muchas cosas juntos y simplemente por eso no podemos olvidarnos de ellos.

    — Lo sé, y no lo haremos — Musitó Axlor — Pero lo primero eres tú y debo asegurarme de que su plan salga bien para sacarte, después pensaremos en lo demás.

    — Yo tenía motivos para unirme a la Resistencia y no lo hice — Dijo Arva, recordando que su hermana Juice murió a manos de los Rhajik, y mucha gente por una circunstancia similar o idéntica se unió al grupo — No soy partidaria de matar a los neonianos, pero sí de evitar que construyan más Super Rhajik. Esas máquinas ya causaron problemas, podrían volver a causarlos.

    — ¿Qué quieres decirme con esto, Arva?

    — Que les recuerdes a todos los que conforman la Resistencia que, si van a disparar, sepan a quiénes hacerlo — Dijo Arva, refiriéndose a acabar con las máquinas.

    — Antes no hubiese hecho falta recordárselo — Murmuró Axlor, preocupado — Pero ahora parece que no van a mirar a quién apuntar, sino a quién no piensa como ellos.

    La conversación entre la pareja se vio interrumpida por el sonido de varias alarmas unido a una serie de disparos. Al momento, la puerta de la habitación se abrió dando paso a Guy, con el rostro serio y una mano en la radio colgada que tenía al hombro.

    — Tus amigos se han escapado — Dijo con gran enfado mientras activaba la radio — ¡Dejadles ir y reuníos todos en la gran sala!

    — ¡Entendido, Lingard! — Se escuchó por la radio.

    El líder de la Resistencia se aproximó al marciano y le tomó con fuerza del brazo, apartándolo de su mujer.

    — Quedan dos horas para el anochecer — Murmuró Guy con la mirada clavada en los ojos de Axlor — La volverás a ver cuando todo esto termine — Vaalot respondió soltándose del agarrón con enfado — Nos vamos a poner en marcha, ya.

    [...]

    La gran sala era el centro de la Bataller, un lugar amplio en el que se organizaban todas las reuniones de la Resistencia y a las que acudían todos los miembros que vivían en la nave, exceptuando a aquellos que estaban en diversos puestos de avanzada y que recibían las órdenes e indicaciones por radio.

    Desde el puente de mando, colocado en un piso superior a dicha sala, había una especie de balcón en el que el líder se colocaba para explicar cualquier plan.
    Todos estaban colocados y listos para oír cuál iba a ser el plan liderado por el nuevo líder de la Resistencia, Guy Lingard, que se encontraba con Marlo Brendt —tras la paliza de Lio, el hombre portaba una máscara de oxígeno que le cubría toda la cara y de la que solo se le veían los ojos—, el segundo al mando a su lado y con Axlor Vaalot en el otro lado, pieza clave en la misión.

    Los cientos de miembros esperaban con ansías la explicación de como iba a ser el ataque a la colonia neoniana, que se sucedería en pocas horas.

    — Hoy ha sido un día especial — Comenzó su discurso el líder de la Resistencia — Hoy nos hemos impuesto a las suaves intenciones e ideales que representaba nuestra ex líder, Ashley Ripley. No la culpo, mantener unido un movimiento como éste no es nada fácil y tras la detención de Sun ha sabido mantenernos unidos. Pero esas ideas pacifistas de no matar nos iban a llevar a un punto de no retorno en el que todos caeríamos. ¡Y no podíamos permitir eso!

    Los hombres y mujeres allí presentes comenzaron a celebrar la primera parte del discurso de su líder, coincidiendo con cada una de sus palabras. Tras unos segundos de breve euforia, Guy prosiguió.

    — Veréis amigos míos, yo antes adoraba al comandante Naylon Karless — Lingard se puso cabizbajo, recordando aquel momento en el que se encontró por primera vez con su referente — No era consciente de que su contacto con los neonianos nos estaba costando muchas vidas y nos costaría aún más tras la destrucción del Sistema Solar. No le culpo, pero tampoco le exculpo. Él mismo se buscó lo que le pasó y por su culpa, ese chip microscópico de mierda llamado Supremo casi nos destruye como especie, ¡una inteligencia artificial creada por los mismos que crearon esta nave y con la intención de exterminar a los neonianos! ¡Nos llevamos nosotros, los humanos, la peor parte!

    Marlo no dejaba de asentir, concordando con las palabras de su amigo y líder, mientras que Axlor mantenía su semblante serio al oír hablar mal de su mejor y fallecido amigo.

    — Por eso y por todo, el simple hecho de no borrar del cosmos a los neonianos es un regalo que no deberíamos de estar dispuestos a darles. El resto de la humanidad ha sido ingenua pero está en nosotros el peso de hacerles ver que no hay un futuro con los neonianos como aliados, ¡son ellos o nosotros! — Exclamo Guy con pasión e ira en cada una de sus palabras — Por eso se acabó el no matar a neonianos, se acabó el no pelear por lo correcto. Nuestro futuro como especie está en juego y esta noche vamos a asegurarnos ese futuro, destruyendo lo que queda de los neonianos. Atacaremos Isharay hasta reducirlo a cenizas, pero no nos verán venir debido a que Axlor Vaalot conoce sus defensas, siendo el último humano en haber cruzado sus muros debido a la estúpida amistad que mantenía con uno de esos seres. Antiguo miembro de la Resistencia, hemos tenido que disuadirle un poco para que nos ayude y ya está dispuesto para ello. ¡Empuñará un arma junto a nosotros por el futuro!

    Los gritos de apoyo no tardaron en sucederse entre la multitud mientras Guy sonreía satisfecho y Marlo aplaudía efusivamente. Axlor se encontraba de brazos cruzados y visiblemente preocupado por la matanza que podía sucederse. Tras un largo minuto, los ánimos se calmaron para que el líder diera la parte final de su discurso.

    — Hoy culminaremos este día como un antes y un después en la historia de la humanidad. Nos infiltraremos una docena de soldados mientras el resto esperará en los exteriores a la señal de ataque. Acabaremos con todos, máquinas y neonianos. Promesa, Unión y Cuna tendrán que entender lo que hemos hecho y cualquier represalia por su parte tendrá consecuencias por la nuestra, pese a que no quiero llegar a algo así. Ya basta de pensar en lo que un día fuimos, nada nos va a devolver la Tierra y el Sistema Solar. Es hora de pensar en lo que un día seremos, ¡y seremos dueños de nuestro futuro! ¡Preparad vuestras armas, marchamos a la batalla por los que perdimos y por los que vendrán!
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola amigo, paso a comentar el capítulo.

    Debo decir que, al igual que el capítulo anterior, este también me gustó mucho. Parece ser que la Resistencia, ahora al mando de Guy (cosa que imaginaba, pero quería confirmar XD) no se ha quedado atrás. Y la verdad es que, tanto Guy como los que están detrás siguiéndolo son unos sádicos retorcidos, principalmente su mano derecha. Y justamente, hablando de mano derecha, Marlo le cortó la mano a Lill. La verdad es que siento bastante lástima por él. Él nunca ha tenido motivos ocultos, y nunca ha sentido deseos de rencor en contra de nadie, ni mucho menos le ha hecho mal a nadie. Siempre fue una persona con un gran compañerismo para todos, y lo demostró ocupando un puesto para poder ayudar a su pareja. La verdad es que él no merecía algo como eso, y eso provoca que Marlo se gane bastante mi odio.

    Me gustó mucho la paliza que le dio Lio, y parece que le pegó con toda la furia que le tenía reservada a Jim. Porque fue una golpiza brutal, ya se puede intuir por la forma en la que quedó Marlo al final del capítulo XD.

    Guy, mientras tanto, demuestra nuevamente lo que ya se había visto antes, que era un tipo con un gran problema mental. Es que las cosas que dice y la forma tan brutal de llevar a cabo las cosas no es civilizada para nada. Creo que es obvia la razón por la que la Unión no le permitió ser un soldado en el pasado. Estoy seguro de que si Kyllian o el mismísimo Jefferson estuvieran con vida, un perro loco como él nunca tendría tanto poder y libertad para hacer lo que quiera. Supongo que fue por pura suerte XD. Aunque tengo que admitir que el tipo sabe como negociar, y demuestra con sus diálogos que está verdaderamente enfermo. Creo que hay un nombre en específico para la enfermedad que tiene, pero no lo recuerdo ahora. Ya si me lo acuerdo, te lo comentaré.

    Fue un poco triste la escena donde Arva se encuentra con Axlor. Ella ciertamente no debería estar sufriendo nada como eso en la condición actual. Nuevamente, como el caso de Lill, Arva nunca le hizo daño a nadie, y no le interesaba en lo más mínimo una lucha contra los neonianos. Ahora, estando embarazada, era quien menos debería estar involucrada en un conflicto así. Ojalá Axlor sea capaz de rescatarla, pero imagino que contando con el apoyo de Lill, Dyrian, Lio, Eron y quizá Ashley, logren hacer algo. Ciertamente está por verse.

    Tengo mucha curiosidad por lo que ocurrirá en el asalto a Isharay. Se viene ya mismo, y seguro los neonianos, sobre todo Vanth, deben estar preparados para algo así. Ciertamente, tengo mucha curiosidad por saber cómo reaccionaría Zyon si se llegara a enterar que sus creadores estarán en peligro. Ahora se lo ve bien junto a los humanos, pero imagino que algún sentimiento debe sentir hacia los que lo crearon. Sería muy interesante ver qué es lo que pasa por su mente. En fin, espero el capítulo próximo con ganas, como siempre. Ojalá puedas pasarte a publicarlo. Saludos.
     
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  11. Threadmarks: El asalto a Isharay
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros III: Secuelas de una catástrofe
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    Saludos. La semana anterior no pude publicar por distintos motivos pero trato de ser todo lo regular que puedo, así que siento la tardanza y finalmente tenéis aquí el sexto capítulo de ésta tercera parte. Las cosas se ponen cada vez más interesantes e intensas, o al menos es como lo sentí yo cuando escribía. Que lo disfruten.



    El asalto a Isharay









    Una serie de antorchas alumbraban la aldea neoniana de nombre Isharay, protegida por un muro alto a su alrededor y con más de cuarenta Super Rhajik patrullando el perímetro, sin contar con los que había en su interior. Los neonianos se tomaban muy en serio su seguridad, considerando que tras estos cinco años su natalidad no había aumentado mucho, pasando a ser casi setenta en su especie.

    Había muchos peligros de los que defenderse, desde los Ikorfs hasta los miembros de la Resistencia que pese a que no habían atacado para matar, eran peligrosos. No obstante, la gran producción de Super Rhajik los mantenían a salvo de cualquier situación por inesperada que fuese y estos eran más de quinientos pese a que solo unos cien se hallaban en la colonia para protegerla. Los demás se encontraban en sus respectivas fábricas repartidas por el planeta, trabajando a todas horas para producir más máquinas y siendo examinadas por ingenieros neonianos una vez cada dos semanas.

    Guy, Marlo, Axlor y nueve soldados más de la Resistencia se encontraban en las proximidades de Isharay, escondidos en la maleza y observando a los Super Rhajik que patrullaban muy cerca de ellos. Vaalot hacia más de un año que no iba a la colonia neoniana y en aquel entonces no había tanta seguridad como ahora, por lo que la dificultad era máxima si no querían alertar a todas las máquinas y entrar sigilosamente al interior de esos muros.

    — Vaalot, ¿cómo burlamos a estas máquinas? — Guy confiaba en que el marciano tendría algún ás en la manga para esa situación.

    — ¿Habéis traído las granadas de energía? — Preguntó Axlor, que tenía una idea — Son un invento neoniano y eran una maravilla para cortocircuitar a los Rhajik y dejarlos inactivos.

    — Las tengo yo — Musitó Marlo, quitándose una mochila acoplada a su espalda y mostrando diez de esas granadas — ¿Bastarán?

    — Más nos vale — Dijo otro de los soldados, un poco asustado por enfrentarse a los Super Rhajik.

    El marciano tomó dos de esas y le pidió a Marlo que cediera dos a los que fuesen fiables a la hora de lanzar granadas. Una vez hecho, Axlor explicó su plan.

    — Los Super Rhajik no siguen siempre una misma ruta pero como podéis ver, entre nosotros y la entrada a la colonia hay cinco de ellos que se cruzan — Indicaba Vaalot, con todos atentos a sus palabras — Cuando coincidan, lanzaremos cinco de las diez granadas que tenemos, lo más en fila posible, para que caigan. Si sale bien, estaremos frente a la entrada y lanzaremos una sobre el puesto de vigilancia del muro y otra tras la puerta para evitar sorpresas. Conozco el cierre de seguridad por lo que yo mismo os abriré y estaremos dentro.

    — Es arriesgado, ¿no te parece? — Guy no veía fiable el plan.

    — Pensaba que estabais dispuestos a pelear — Respondió Axlor, serio — Siempre podemos abrirnos paso a tiros.

    — ¿Con esas super máquinas? — Brendt miró al marciano con incredulidad — Sería una locura.

    — Tenemos un ejército de más de cien soldados que nos respalda — Comentó Lingard, sujetando un Striker en sus brazos — Creo que podríamos abrirnos paso.

    — Antes de pensar en eso, pongamos en práctica el plan A, ¿no creéis? — Les recriminó Axlor a ambos miembros de la Resistencia.

    — Cierto — Musitó una soldado tras el marciano.

    — Muy bien, a mí señal — Indicó Vaalot, mostrando la primera granada que iba a ser lanzada.

    Vaalot se esperó a que los Super Rhajik que patrullaban la entrada principal se sincronizaran de alguna forma en una especie de línea recta para que todos a la vez lanzaran las granadas y los dejaran inoperativos. Cuando surgió la oportunidad, todos los que portaban dichas granadas de energía las lanzaron. Las máquinas vieron como estos objetos caían y rodaban hasta ellos, y sin tiempo para reaccionar, éstas estallaron provocando fallos en los sistemas hasta finalmente dejarlas inoperativas.

    Guy indicó que le siguieran hasta la entrada principal a Isharay, un portón blindado que teóricamente se abría desde el interior. Sin embargo, Marlo sacó de su mochila un pequeño taladro y agujereó la zona donde se hallaba tras la puerta la activación de ésta, destruyendo el complejo aparato y dejando la puerta inservible y fácilmente de abrir. Axlor y los once miembros de la Resistencia entraron en la colonia manteniendo el sigilo. Fuera aguardaban casi noventa soldados listos para entrar a pelear, no obstante, Guy quería hacer algo antes de delatar sus posiciones.

    — ¿Cuál es la vivienda de la representante Taaliv? — La pregunta de Guy iba dirigida al marciano.

    — Aquella — Señaló Axlor con la mirada, algo arrepentido de darle la posición de la líder neoniana.

    — ¿Alguna medida de seguridad de la que deba saber?

    — No, que yo sepa.

    — Bien — Lingard se volteó hacia su mano derecha, Marlo — Te quedas al mando. Colocaos en posiciones estratégicas y cuando dé la señal, acabáis con todos.

    Guy se separó del grupo mientras iba en dirección a la casa de Narisha. Por las calles no habían neonianos pues estos tenían un toque de queda y a cierta hora se metían en sus casas, no obstante, si habían patrullas de Super Rhajik.

    Marlo les indicó a los suyos las posiciones que debían ocupar mediante el mapa que Axlor les había hecho de Isharay. Acto seguido, cada uno fue sigilosamente hasta su posición, momento que aprovechó Axlor para hacer su movimiento.

    En posición — Se repetía varias veces por radio.

    El marciano se iba cubriendo poco a poco hasta llegar de nuevo a la entrada principal de la colonia. Axlor estaba decidido a no participar en el combate pero tenía un plan para provocarlo por sorpresa pues la Resistencia creía contar por el momento con el sigilo.

    Axlor observó a un Super Rhajik armado que patrullaba junto a unas casas. El hombre aprovechó que nadie le veía y lanzó una granada de fragmentación justo en el centro de la colonia, donde un gran árbol acaparaba la atención. Vaalot aprovechó para salir de la colonia y huir cuando dicha granada explotó, provocando un sonoro estruendo y un incendio que alertó a las máquinas y a los neonianos.

    — ¡¿Qué mierda ha sido eso?! — Lingard habló furioso por radio.

    ¡No lo sabemos! — Respondió un miembro de la Resistencia.

    ¡Maldición, me han visto! — Exclamo uno de los soldados.

    ¡Saben que estamos aquí!

    Un Super Rhajik disparó su potente láser y fulminó al instante a aquel soldado de la Resistencia. Algunos neonianos, entre ellos Vanth, eran conscientes de que se trataba de un ataque. Las máquinas comenzaron a buscar a aquellos que se habían infiltrado y los casi noventa soldados que esperaban fuera para entrar se vieron obligados a luchar con el resto de Super Rhajik que patrullaban los exteriores.

    [...]

    Guy ya se hallaba en el interior de la vivienda de la anciana líder de los neonianos. Para su sorpresa, no había ningún guardia ni ninguna máquina protegiendo las entradas ni principal ni trasera, ni cualquier mecanismo de defensa. El humano portaba su Striker mientras vislumbraba la luz que provocaba desde fuera el fuego del árbol incendiándose y se sucedían los primeros disparos entre bandos.

    El hombre se percató de que dos neonianos corrían dirección a la casa, seguramente para proteger a Narisha, por lo que se apresuró en buscarla y encontrarla. No tardó mucho, pues no era una vivienda muy grande y se percató de la presencia de la neoniana en una de las habitaciones, sentada en una postura de meditación sobre una cama circular.

    Lingard se aproximó lentamente por detrás y apuntó mientras Narisha se encontraba de espaldas a él y sin haberse percatado de su presencia, quizá sumida en un estado de meditación profundo. El humano dio unos pasos más hasta estar a escasos metros de la alienigena y con el Striker en alto en medio de la semi oscuridad del lugar, quiso decir unas palabras antes del asesinato.

    — Esto es por la humanidad.

    Una ráfaga de disparos salieron del arma y perforaron la espalda de la líder neoniana, que cruzada de piernas y sentada, cayó hacia delante y comenzó a manchar las sábanas de una sangre oscura que teñía la cama del mismo color. La puerta de la vivienda fue abierta forzadamente por dos neonianos que entraron aterrados al oír los disparos y que cuando llegaron a la habitación de la matriarca, solo vieron su cuerpo agujereado por la espalda.

    Narisha yacía inerte con la cabeza apoyada en la almohada y las piernas cruzadas mientras en su rostro se dibujaba la paz de la meditación en la que se encontraba. Usualmente, los neonianos podían meditar hasta tal punto que su conciencia se alejaba de sus cuerpos y entonces los estímulos externos a éste no los sentían.

    — Oh, no... — Musitó Yak, que era uno de los neonianos que corrió hacia la vivienda.

    — Narisha... — El otro era una neoniana, Reeda — Está... está...

    Yak solo se limitó a abrazar a su pareja, que comenzó a llorar desconsoladamente en su hombro mientras él observaba el cuerpo sin vida de la que durante muchísimos años había sido la líder de todos los neonianos. Sus pensamientos de venganza resonaban con más fuerza en su cabeza que los propios disparos de la batalla que estaba ocurriendo fuera.

    [...]

    Vaalot aprovechó la confusión de la batalla para escabullirse de ésta. Su plan no era otro que regresar a la Bataller y liberar a Arva, aprovechando que la gran mayoría de miembros de la Resistencia que vivían en la antigua nave syleriana habían ido al combate contra los neonianos. El marciano comenzó a correr desesperadamente para alejarse de Isharay y consciente de que tenía el tiempo justo, antes de que Guy o Marlo notaran que ya no estaba. La radio no dejaba de emitir gritos y órdenes.

    ¡Muller, por tu derecha! ¡Nos flanquean!

    ¡Super Rhajik sobre los tejados!

    ¡Taker ha perdido la pierna! ¡Necesitamos apoyo!

    ¡He matado a Narisha! ¡Acabemos con todos!

    Axlor frenó su carrera en seco al oír las últimas palabras, provenientes del propio Lingard. Un escalofrío recorrió su cuerpo mientras el sentimiento de culpa iba creciendo, pues él había dado la posición de la representante neoniana y de forma indirecta había provocado su muerte.

    Unas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras el marciano se dejaba caer de rodillas, sujetando su vara metálica con las dos manos. Acto seguido la dejó a un lado y se quitó la radio del traje de combate para finalmente darle repetidos golpes con el arma hasta destruirla.

    — ¿Qué he hecho...? — Se lamentaba Axlor, cuando de pronto escuchó el crujir de las hojas caídas a su espalda.

    El marciano tomó con fuerza la vara y dio un giro rápido sobre sí mismo para golpear a quién fuese que estuviese detrás suya, llevándose una sorpresa cuando la vara metálica que portaba golpeó contra otra cosa de metal.

    Vaalot alzó la vista y vio a un Super Rhajik frente a él. Su presencia era imponente, sobretodo considerando que el marciano estaba de rodillas y la máquina superaba los dos metros de altura. El Super Rhajik tomó la vara del humano y ante sus ojos la partió con la fuerza de sus brazos, impactando más si cabía al hombre. Tras esto, la luz azulada de la máquina comenzó a brillar cada vez más, siendo una señal de que iba a disparar su potente y letal láser.

    En el rostro de Axlor se podía apreciar el terror que cualquiera tendría en una situación así y quizá solo fue una reacción de su cuerpo en un intento por defenderse, pero el marciano se incorporó y comenzó a correr lo más rápido posible. El bosque neoniano se abría paso ante el humano en una noche iluminada por las diversas lunas de Neonia y un incandescente fuego que consumía la colonia Isharay.

    En la mente de Axlor solo había un motivo por el cuál intentar sobrevivir: su mujer Arva y su futuro hijo. El pensar en ellos fue lo que le impulsó a huir del Super Rhajik, pues de no ser por eso, el marciano no hubiese opuesto resistencia a su muerte al sentirse un asesino por la muerte de Narisha.

    Sus piernas parecían estar mecanizadas pues no dejaban de correr desesperadamente para poner tierra de por medio entre él y el Super Rhajik. Vaalot no se volvía pero pudo escuchar el disparo láser de la máquina y después, solo un pitido incesante e interminente que parecía no tener final.

    [...]

    — ¿Cómo se encuentra? — Snow tenía la mirada fija en su marido, tumbado en una camilla y sin su mano derecha.

    — Ha perdido mucha sangre, lo hemos inducido a un coma para que no sufra dolor — Respondió Cinthia — Vamos a darle unos días de descanso y cuando lo despertemos veremos.

    — ¿A qué te refieres con veremos?

    — Snow, le han cortado una mano — Murmuró la doctora, sintiéndose mal por su amiga — El estrés postraumático, ver como asimila el muñón... hay gente que se ha suicidado por perder manos, brazos o piernas. Ahora mismo es vulnerable.

    — Entiendo — Musitó la gobernadora Carver, conteniendo las lágrimas.

    — Todo saldrá bien, ya lo verás.

    La doctora Marlow salió de la habitación y al momento entraba Eron junto a Lio, Dyrian y Ashley. El subcomandante era el más afectado, pues había forjado una muy buena amistad durante los cinco años que pasaron desde Colapso.

    — Nos hemos cruzado con Cinthia, dice que se pondrá bien pero que lo han inducido a un coma por precaución — Dijo Eron, observando a su amigo — Snow, siento no haber podido estar ahí para ayudar...

    — No tienes que disculparte, esto ha sido culpa de la Resistencia — Indicó la mujer, con el semblante serio — Me enteré después de que salierais junto a Axlor... ¿dónde está él?

    — Creemos que está con la Resistencia en estos momentos — Comentó Lio — Tienen a Arva y se ha visto obligado a trabajar con ellos, seguramente vayan a atacar Isharay.

    — ¡¿Cómo?! — La gobernadora se volteó rápidamente — ¡¿Van a atacar a los neonianos?!

    — Ese es el plan que tiene Guy, sí — Murmuró Dyrian, interviniendo en la conversación.

    — Snow, si me permites, querría llevar un grupo de soldados a Isharay y defenderla de esos hijos de perra — Dijo el subcomandante Tanner, decidido.

    — Permiso concedido.

    Eron asintió ante su gobernadora y salió corriendo para prepararse. Lio, Dyrian y Ashley permanecieron allí junto a Snow y un dormido Lill en la camilla.

    — ¿Podemos unirnos a Eron y ayudar? — Preguntó Ashley, para sorpresa de todos.

    — ¿Vosotros? — Snow miró a su antigua compañera de forma incrédula — No hace ni dos días que estabais en la Resistencia, ¿y ahora queréis ayudar a la humanidad?

    — Nuestra Resistencia quería ayudar a la humanidad, la liderada por Guy, no — Murmuró la ex comandante Ripley.

    — Si Eron está dispuesto... — Murmuró Snow, de brazos cruzados y dándoles la espalda.

    — Gracias, Snow — Musitó Lio, sin obtener respuesta de la gobernadora.

    El trío que hasta hacía relativamente poco formaba parte de la Resistencia salió de la habitación para buscar al subcomandante Tanner y ofrecerle su ayuda. Lo encontraron en el exterior de la colonia, con cincuenta soldados dispuestos para el combate.

    — ¿Qué hacéis aquí? — Preguntó Eron, sin entender nada.

    — Queremos ayudar — Respondió Ashley — ¿Nos permites hacerlo?

    El subcomandante Tanner sonrió a la chica, suponiendo que el cruce de palabras que tuvieron cuando estuvieron cautivos en la Bataller había hecho algo de efecto en la mujer.

    — Está bien, siempre y cuando obedezcáis mis órdenes.

    — Consideralo hecho — Añadió Santos — Pero después de defender Isharay iremos a la Bataller con Axlor y rescataremos a Arva, ¿vale?

    — Perfecto, quiero ver arder esa nave de mierda — Dijo Eron con cierta ira acumulada — Iremos nosotros cuatro solos, no pondré a mis soldados en una misión extraoficial.

    — Me parece que es usted uno de esos soldados a los que les gusta hacer misiones extraoficiales... — Murmuró Dyrian con una sonrisa en forma de coqueteo.

    — Siempre que merezcan la pena... — Respondió el subcomandante, volteándose acto seguido hacia sus hombres — ¡Subid a las lanzaderas, vamos!

    [...]

    El fuego consumía prácticamente toda la colonia neoniana. Isharay era un campo de batalla con cuerpos sin vida de sus habitantes, de miembros de la Resistencia y de máquinas destruidas. Las casas ardían sin descanso y el gran árbol que se hallaba en el centro de la aldea, había quedado reducido a un montón de cenizas.

    La batalla entre la Resistencia y los neonianos se derrogó hasta altas horas de la madrugada, con más pérdidas considerables en el bando de los humanos. Sin embargo, la llegada de los soldados de Promesa terminó de decantar la balanza de la victoria.

    — ¡Acabad con todas esas ratas de la Resistencia! — Exclamo el subcomandante Tanner sin reparo — ¡No representan a la humanidad!

    Los cincuenta soldados enviados por el gobierno de Snow se lanzaron al ataque, ayudando a los neonianos y repeliendo a los miembros de la Resistencia, que comenzaban a replegarse tras ver que comenzaban a ser superados en número, contando humanos, neonianos y Super Rhajik.

    — ¡Nos están replegando! ¡Nos van a acorralar muy pronto! — Avisó Marlo por la radio.

    ¡Somos menos de la mitad de los que vinimos, debemos huir! — Exclamaba otro miembro de la Resistencia.

    — ¡Mierda! — Respondió Guy por su radio — ¡Retirada! ¡Nos reuniremos en la base!

    Los disparos volaban por todos lados y mientras la Resistencia se replegaba, Eron se encontraba con quién ahora lideraba a su gente debido a la muerte de Narisha.

    — ¡¿Qué hacéis vosotros aquí?! — Dijo Vanth con cierto rencor mientras sujetaba un Rypper en sus brazos.

    — La gobernadora Carver nos ha enviado al conocer el ataque de la Resistencia — Indicó Eron, a cubierto junto a varios neonianos y su líder — Creo que nunca nos hemos presentado, soy el subcomandante Eron Tanner.

    — Vanth Dheer — Musitó sin siquiera mirar a la persona con la que hablaba — ¿Dónde está el comandante Crane?

    — Herido, la Resistencia nos capturó durante una salida — Explicó el hombre — Algunos miembros de la Resistencia están con nosotros, son viejos conocidos tuyos si no me equivoco.

    — ¿Quiénes?

    — Leonardo Santos, Dyrian Clyne y Ashley Ripley.

    — ¿Estaban en la Resistencia?

    — Sí, antes de que un hombre llamado Guy Lingard tomara el control de ella, él ha sido quién ha hecho esto.

    — Entonces esos viejos conocidos ya no son nada para mí — Murmuró Vanth con seriedad — Y ese tal Guy Lingard va a desaparecer como lo hizo su mundo de origen.

    Aquellas últimas palabras no sentaron muy bien en Eron, que respondió con una mirada incisiva sobre el neoniano al considerar que estaba burlándose de la destrucción de la Tierra metiendo a toda la humanidad en el mismo saco.

    A escasos metros de la conversación entre el líder neoniano y el subcomandante humano se hallaba Yak Quetaryan disparando su fusil de nombre Rypper. A su lado estaba su pareja, Reeda Klamp, que había escuchado la conversación entre los altos mandos.

    — Yak, ¿aún no lo sabe? — Preguntó Reeda, en referencia a la muerte de su representante y a si Vanth conocía la noticia.

    — Claro, lo sabe — Respondió el neoniano — Aunque aún no ha visto el cuerpo.

    Mientras neonianos y humanos hacían huir del lugar a los miembros de la Resistencia que quedaban con vida, el trío formado por Lio, Dyrian y Ashley disparaban a su ex compañeros que veían huir. Se sentían culpables por lo que estaba sucediendo y eran conscientes de que no tendrían facilidades para volver a incluirse en la sociedad humana de Promesa, Unión y Cuna.

    Ashley vio como Guy huía del lugar acompañado de Marlo y de dos hombres más, por lo que decidió correr tras ellos para darles caza. Lio y Dyrian vieron a su compañera correr hacia una dirección y trataron de llamarla, pero la mujer tenía entre ceja y ceja acabar con los traidores que corrompieron la Resistencia y la quitaron de la ecuación.

    La humana comenzó a perseguirlos a toda velocidad pero estos no se dieron cuenta de su presencia al estar a una distancia considerable. Sin embargo, Ripley tropezó repentinamente con un cuerpo y cayó de forma abrupta al suelo, rodando unos metros hasta quedarse boca arriba.

    Las estrellas del sistema Neon brillaban con fuerza, especialmente Colapso. Ashley lanzó un suspiró nostálgico y de tristeza que se vio interrumpido por la voz de Lio, que junto a Dyrian, habían ido corriendo tras ella.

    — No...

    La mujer se levantó del suelo y lo primero que vio fue el rostro desencajado de Santos, seguido del de Dyrian, bastante menos afectada pero visiblemente dolida. Lio cayó de rodillas al suelo y lo golpeó con fuerza mientras frente a él se hallaba un cuerpo, ese con el que Ripley había tropezado.

    Ese cuerpo era el de Axlor Vaalot. El marciano había sido alcanzado por un disparo láser de un Super Rhajik, atravesándole el torso y acabando con su vida en minutos. Por el charco de sangre que había alrededor, el humano se había estado desangrando durante unos minutos, viendo como su vida se difuminaba en la noche neoniana.

    Ashley se arrodilló con el rostro repleto de lágrimas mientras tocaba el cuerpo del marciano, ahora frío e inerte. Hacía años que no lo había visto y cuando quiso contactarlo no pudo verlo debido a la toma de poder de Guy, solo para terminar viéndolo muerto después de tanto tiempo.

    La luz del Sol de Neon comenzaba a salir por el horizonte. La noche y la batalla habían acabado, y con ellas la vida de Axlor Vaalot.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola, amigo. Esta vez no he podido estar cuando publicaste, pero lo importante es que finalmente he aparecido XD. Comentaré el capítulo.

    Tengo que decir que me ha parecido bien, pero ha sido el capítulo que menos me ha gustado de esta parte. Eso se debe a la duración y poca narración que hubo para el evento tan importante que tuvo lugar aquí. Sé que el capítulo 2 fue más corto que este, pero el capítulo 2 fue la presentación de Guy y Marlo como los traidores que buscaban apoderarse de la Resistencia, que era, en parte, un complemento a la introducción de esta parte. Sin embargo, en este capítulo ocurre un hecho que se viene anunciando casi desde el segundo capítulo, y que tuvo a los tres capítulos anteriores como la antesala. Me explico mejor, después de que los tres capítulos anteriores donde se narró como la Resitencia se estaba preparando para asaltar Isharay, pensé que este capítulo sería más largo, pero no fue así.

    No solo fue su longitud, si no que fue la falta de narrativa. Considero que hubo momentos que fueron muy importantes en este capítulo, y que tuvieron una narración muy breve. La muerte de Narisha, el enfrentamiento contra los Super Rhajik, la decisión del gobierno para ayudar, la entrada del ejército a la colonia. Diría que el único momento que tuvo una narración suficiente para hacerlo sentir profundo fue cuando Axlor estaba lamentándose en silencio por la muerte de Narisha y es descubierto y posteriormente perseguido por un Super Rhajik. En ese momento, Axlor experimenta dolor, tristeza, arrepentimiento, sorpresa y miedo, y quedó bien. El resto de momentos, la verdad no se ganaron mi sorpresa como sí ocurrió con los capítulos anteriores.

    En fin, con eso de lado, paso a comentar. Debo decir que los neonianos son bastante imprudentes, comenzando por Narisha. Sé que ellos tienen a los Super Rhajik, pero si desactivarlos no requiere de gran complicación más que arrojar una granada, deberían haber preparado algunas defensas más avanzadas, como torretas o cámaras de vigilancia. Lo peor es que Narisha se pone a meditar sin avisar a nadie para que la protejan. Quiero decir, dos neonianos acudieron a ella luego de escuchar los disparos. El único que entró a su escondite fue Guy. Dos contra uno podrían haberlo matado. Puedo entender que la Resistencia antes no mató a neonianos bajo el mando de Ashley, y que ellos no tenían por qué saber sobre el cambio de líder del grupo enemigo. Pero se trata de la neoniana más importante, teniendo más humanos que neonianos en su planeta y sabiendo que varios humanos sufren un gran rencor. Los humanos en total a duras penas llegan a 70, y los humanos son muchos. El 1% de la humanidad son 7000 humanos. Quiere decir que si el 1% de la humanidad pierde la cordura, todos los neonianos deberían unirse para matar a 100 humanos cada uno si quieren sobrevivir. Eso es una cifra muy grande, incluso teniendo los Super Rhajik. Creo que los neonianos fueron muy imprudentes, y su líder más. No digo que sea culpa de ellos, pero la muerte de Narisha se pudo haber evitado, o al menos no se la hubieran dejado tan fácil a la Resistencia.

    Luego viene la parte de Axlor contra el robot. Como dije más arriba, me gustó mucho esa parte. No creo que necesite explayarme más.

    De ahí pasamos a la clínica donde Lill fue internado. Debo decir que aquí es donde más se sufrió de la falta de narración. Todos los presentes conocían a Lill y se llevaban bien con él. Dyrian es la más lejana, Cinthia y Lio son compañeros, Ashley es una amiga de su infancia, Eron es su segundo al mando y una de las personas que más lo estima y Snow es su pareja con la que tiene una hija. Yo quería ver más sobre la reacción de estos personajes ante la atrocidad que acaba de sufrir Lill. Sin embargo, fue cortado muy rápido.

    Posteriormente, la parte donde Ashley decide que Lio y Dyrian la acompañarán a pelear. Entiendo que ella tenga rencor ante Guy por haberla traicionado, pero hubiera querido ver más de ella y también de los otros dos, quienes aceptaron muy rápido y sin reflexionar que tenían que ir a pelear contra ellos. Luego, viene la salida y llegada de Eron y los soldados humanos al campo. No se mostró que formaran un plan para contraatacar a la Resistencia o bien poner a salvo a los neonianos. Simplemente se lanzaron al combate y eso fue todo.

    Y finalmente, el amargo final. Tengo que decir que te odio (no realmente, no malinterpretes XD) por haber matado a Axlor. Era de mis personajes favoritos. Desde que tomó el mando de la Expedición I en Neonia tras la desaparición de Naylon que mostró actitud de líder y un espíritu de pelea que nada tenía que envidiar a otros como Kyllian o el mismísimo Naylon. Yo creí que llegaría más lejos en la historia, e incluso que tenía las papeletas para ser el mejor personaje de todos los demás con todo lo que lo envolvía. Me dolió mucho que haya muerto así, y más aun sabiendo que el murió luchando por una causa que no era suya solamente porque un tipo con problemas mentales le obligó a participar. Aunque, creo que esta es una oportunidad para llegar a catapultar a todos los personajes.

    Vanth, tras la muerte de Naylon bajo el control del Supremo, lo consideró como uno de sus últimos amigos humanos. Arva y él eran felices y ella estaba embarazada. Lio y Dyrian fueron los que secuestraron a Arva, desencadenando todo esto. Ashley fue la que dio la orden de que la secuestraran, lo que la convierte en la causante principal de esto. Guy lo arrastró al conflicto. Lill y Eron se comprometieron a ayudarlo y terminaron siendo capturados, lo que lo llevó ahí. Creo que no queda nadie más. Todos ellos son responsables (aunque no todos son culpables) de su muerte en este conflicto. Es por eso que lo que más me intriga saber es cómo afectará su muerte a los demás.

    También tengo más dudas que me dejarán a la expectativa. Como, por ejemplo, quién será el representante neoniano (imagino que Vanth, pero no se sabe) y como guiará a los suyos ahora que varios de ellos, entre los que se encuentra la anterior representante, han sido asesinados. También está la duda de saber que es lo que harán Guy y Marlo con Arva ahora que Axlor no está. Imagino que, teniendo en cuenta que ella es amiga de casi todos en el gobierno, podrán intentar un intercambio entre ella y Sun. La Resistencia les devuelve a una persona que no les es de ayuda, y así consiguen que el gobierno les regrese a su antigua líder.

    En fin, tantas cosas que estoy esperando por ver. Bueno, creo que ya lo he dicho todo. Fue un comentario bastante largo, pero todo ha sido con gran sinceridad. Estaré esperando la continuación, y espero poder estar el mismo día que publiques. Hasta la próxima.
     
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  13. Threadmarks: Elegir bando
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Título:
    Los Viajeros III: Secuelas de una catástrofe
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    Ciencia Ficción
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    10
     
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    Ya está aquí el séptimo capítulo de Los Viajeros III. No voy en enrollarme mucho más, que lo disfruten.



    Elegir bando







    Una multitud comenzó a congregarse a las afueras de Promesa, donde una gran cantidad de guardias evitaban que los civiles invadiesen el camino. La gente protestaba contra el gobierno por haber tomado una decisión sin haberla sometido a votación y el ambiente estaba muy caldeado tras lo ocurrido la noche anterior, hacía escasas horas, en la destruida colonia neoniana de nombre Isharay.

    Los soldados que luchaban por mantener el orden parecían estar al borde del colapso y el descontrol de la situación mientras más de cincuenta neonianos, protegidos por soldados, eran escoltados hasta el interior de la colonia humana. Los gritos y los abucheos se hicieron más evidentes a medida que lo que quedaba de los neonianos avanzaba hacia el interior de los muros de Promesa.

    — ¡Os lo merecéis! — Exclamaba una señora en alusión a la destrucción de Isharay y el ataque de la Resistencia.

    — ¡No queremos más bocas que alimentar! — Dijo un hombre joven con visible frustración.

    — ¡Sois los culpables de todo lo horrible que ha pasado durante estos últimos cinco años y más atrás!

    Algunos neonianos miraban desafiantes a las multitudes que se hallaban a ambos lados del camino mientras que otros estaban cabizbajos y tristes al tener que abandonar su destruida colonia. Vanth avanzaba al frente de los suyos y con la mirada fija hacia delante, donde a unos doscientos metros se hallaba la entrada a Promesa. Tras él se encontraban Yak y Reeda.

    — No lo entiendo — Murmuró Yak mientras veía como los humanos les recriminaban — Hemos sido nosotros los atacados.

    — Y por parte de un grupo formado por miembros de su especie — Añadió Reeda con seriedad — Ahora sé que el odio es una enfermedad de los humanos y se está propagando cada vez más rápido.

    — Esto era cuestión de tiempo — Dijo Vanth, llamando la atención de sus dos pupilos — Está claro que no todos los humanos están de acuerdo respecto a nosotros, y no por ello los que no nos quieren deciden irse a la Resistencia.

    — ¿A qué te refieres con esto, Vanth? — Quetaryan no lograba entender a su líder.

    — Que el enemigo ha elegido bando, solo que aún no lo sabe.

    [...]

    — ¿Dónde crees que podamos reubicarles? — Preguntó Amina a su gobernadora.

    Los miembros del consejo exceptuando al comandante Crane y al nuevo y temporal representante neoniano Vanth se encontraban en la sala de reuniones donde se discuten y debaten distintas decisiones y situaciones en términos generales.

    — Tenemos el espacio justo en cada una de las tres arcas que conforman Promesa — Indicó West, observando los datos en papel — Más de cincuenta neonianos no pueden ser reasignados a ningún sector en específico, simplemente no hay espacio. Y en Unión y Cuna estarían expuestos a nuevos ataques de la Resistencia.

    — Por eso van a tener que dividirse — Dijo Snow, mostrando su idea — Tres sectores, cada uno un arca; sesenta neonianos aproximadamente, tres grupos de veinte.

    — ¿Crees que accederán a separarse? — Cinthia conocía a los neonianos y tenía serias dudas de que aceptaran — Desde los Rhajik, siempre han estado juntos.

    — Pues tendrán que aceptarlo y acostumbrarse hasta que Isharay esté reconstruida — Respondió la gobernadora, que vio como un soldado entró a la sala con algo que decir.

    — Gobernadora Carver, Vanth Dheer ya está aquí.

    — Hágalo pasar, por favor.

    El guardia asintió y salió fuera para regresar junto con el neoniano unos segundos después. Tras esto, el hombre se retiró, cerrando la puerta y dejando a Vanth ante los miembros del consejo.

    — En nombre de la humanidad, siento mucho vuestra pérdida — Dijo la gobernadora Carver, que ya había recibido la noticia del asesinato de la representante Taaliv y de varios neonianos — Narisha era especial, comprensible e inteligente. Jamás será olvidada. Y el asesino será juzgado.

    — Cuando hablas en nombre de la humanidad... ¿también hablas en nombre de la Resistencia? — En el rostro del líder neoniano se reflejaba cierta ira contenida — Porque si es así, déjame decirte que vosotros, los humanos, solo sentís odio, no lástima.

    — Tú no tienes ni idea de lo que los humanos sentimos o no — La respuesta contundente de West hizo que el neoniano se aproximara a él — Perdimos nuestro mundo y nuestro sistema por culpa de vuestros errores del pasado, y eso es algo innegable. La Resistencia es extremista, más de lo que yo pensaba, pero no les falta razón en algunos de sus pensamientos. Quizá la gente comienza a sentir impotencia porque pese a todo lo que indirectamente nos habéis hecho, seguimos siendo benevolentes con vosotros. Tú dices que sentimos odio... ¿entonces qué es para ti esto?

    — Una máscara — Respondió Vanth, frente a frente con el humano — En tus palabras solo resuena el rencor y una lucha interna por hacer buenas acciones hacia nosotros, pero eres como ellos. Seguramente al mínimo fallo que hagamos te pondrás del lado contrario.

    — Entiendo tu enfado, Vanth, pero lo he repetido muchas veces: estamos en el mismo bando — Dijo Snow, tratando de apaciguar la evidente tensión en la sala — Lill, Eron y Axlor fueron a buscar la base de la Resistencia para rescatar a Arva y poder detener a todos los miembros de ese grupo. Lill fue torturado y ha perdido una mano, Axlor está muerto y su mujer no lo sabe... Todos hemos perdido algo hace relativamente poco y lo que menos necesitamos es que nos eches en cara la diversidad de opiniones que tenemos. Así que dime Vanth, ¿qué mierda quieres de nosotros?

    — Que elijáis bando — El neoniano seguía de pie en la sala a diferencia del resto — Quiero una muestra clara de vuestras intenciones con nosotros, quiero que juntos destruyamos a la Resistencia. La última vez dijiste que no ayudarías si nosotros empezábamos una batalla... y ha sido todo lo contrario. ¿Ellos tienen impunidad por el simple hecho de ser humanos? No deberían. ¿Acaso vosotros como especie no habéis cometido fallos en el pasado? He estudiado vuestra historia; sé que os matabais entre vosotros, sé que estuvisteis al borde del caos climático en la Tierra y sé que lograsteis prosperar porque lograsteis poneros de acuerdo, todos juntos. Yo quiero eso para nosotros, humanos y neonianos, trabajando firmemente juntos en un futuro unido y prometedor. Se suponía que Neonia iba a ser un nuevo punto de partida, un comienzo... Pues hagamos que lo sea.

    [...]

    Amina avanzaba por las amplias y alargadas calles de Promesa, observando como los soldados tomaban posiciones para evitar que las protestas de la ciudadanía pasasen a mayores. La directora de la academia se dirigía hacia el despacho de la gobernadora Snow, donde se encontraban Ashley, Dyrian y Lio, que pronto iban a tener una conversación con la líder humana.

    El trayecto era teóricamente corto pero dada la precaria situación en la que todo se encontraba, con gente protestando y destruyendo mobiliario urbano fruto de la frustración de haber acogido a los neonianos en Promesa, se alargó mucho tiempo. No obstante, la directora Becker logró presentarse ante los guardias que custodiaban la entrada al despacho de Snow, reconociéndola y dándole paso.

    Lio observó que en la mesa de escritorio había una foto enmarcada de una niña pequeña en brazos de Lill. El hombre de Ceres la tomó en sus manos y la miró detenidamente durante unos segundos, hasta percatarse de que esa niña, por sus facciones, debía ser la hija del propio Lill y Snow.

    Ashley se encontraba sentada en un pequeño sofá a un lado de la habitación, con lágrimas recorriéndole el rostro y la mirada perdida en algún punto fijo del suelo. Dyrian, por su parte, observaba por el ventanal el exterior de la colonia, viendo como algunos manifestantes cargaban contra los soldados que trataban de apaciguar los ánimos.

    Los tres vieron sus pensamientos interrumpidos cuando la directora Becker hizo acto de presencia. Ninguno de los tres esperaba que fuese ella la que entraría por esa puerta, especialmente porque tenían una conversación pendiente con la gobernadora Carver respecto a su situación.

    — ¿Qué mierda ha pasado? — Fue lo primero que soltó Amina por su boca, visiblemente enfadada — Quiero una explicación.

    Lio, Dyrian y Ashley se miraron entre sí durante un instante para que finalmente la ex líder de la Resistencia se incorporase mientras se quitaba las lágrimas de la cara.

    — Guy ha tomado el mando de la Resistencia — Murmuró Ripley con indiferencia y un estado muy bajo de ánimo por la muerte de Axlor.

    — Parece que ha convencido a la gran mayoría de miembros de que la única forma de cumplir con el objetivo ya no es expulsar a los neonianos de Neonia, sino exterminarlos — Añadió Dyrian Clyne, apoyándose en el escritorio al lado de Lio — Por lo que sabemos, parece que llevaba tiempo planeando esto.

    — ¡¿Y cómo no os disteis cuenta antes?! — Explotó Amina — ¡Ahora nuestra causa se va a convertir en una guerra civil!

    — ¿Acaso te has dado cuenta tú? — Intervino Santos en la conversación — Todo es muy bonito estando aquí, pasando información y no ensuciándose las manos...

    — ¿Te parece poco suministrar información clasificada? — Amina se aproximó a Lio — ¡He arriesgado mi trabajo, mi libertad y mi vida en cada momento que me he reunido con vosotros! ¡¿Y dices que no me he ensuciado las manos?!

    Lio no quiso responder y tanto Dyrian como Ashley se quedaron al margen. La directora de la academia inhaló y exhaló aire para tranquilizarse y poder retomar la conversación.

    — Lingard trabajaba para mí en la Mercader IV — Dijo Amina, que al parecer tenía algo en mente — Iré a hablar con él, quizá me haga caso a mí.

    — No te va a obedecer, no seas estúpida — Le recriminó Clyne — Pero... ahora que lo pienso, hay alguien a quién podría obedecer...

    Amina, Ashley y Lio se miraron para luego centrarse en Dyrian, que tenía una idea rondando su mente.

    — ¿A quién te refieres? — Preguntó Lio, intrigado.

    — Sun Brume — Respondió Ashley, comprendiendo el plan que tenía Dyrian en mente sin apenas mencionarlo — Él la idolatraba, la consideraba una referente...

    — Tal y como consideraba al comandante Karless hasta que se descubrió que tenía al Supremo en su cerebro — Añadió Amina.

    — Exacto, pero hasta ese momento Guy confiaba ciegamente en Naylon, ¿recordáis? — Ripley comenzó a sonreír pese a que su rostro evidenciaba un largo proceso de dolor — Tenemos que liberar a Sun y llevarla hasta la Bataller para que hable con él y pare sus peligrosas aspiraciones. Ella era partidaria de expulsarlos del planeta, no creo que haya cambiado ahora su parecer.

    — Eso no va a ser fácil — Musitó Dyrian, pensativa.

    — Y no nos va a salir gratis — Indicó Amina — Sun es una criminal presa por el gobierno humano, liberarla nos convierte en criminales y pese a que lo hacemos para poder parar en parte todo esto... a Snow no le va a gustar nada. Dudo que se nos perdone todo.

    — Bueno... una vez un amigo me dijo que quién ha sido criminal siempre lo será y... no se equivocaba — Respondió Lio, recordando las palabras de Axlor — Si alguien puede y debe hacer este tipo de cosas, soy yo.

    — ¿A qué te refieres? — Dyrian estaba algo preocupada con qué iba a responder el hombre de Ceres.

    — Liberamos a Sun y la llevó yo a ver a Guy. De paso, sacaré de allí a Arva — Dijo Santos, proponiendo su plan — Cuando vean lo ocurrido, verán que vosotros no os habéis movido y que solo falto yo. Vosotras podréis quedaros, a mí no me importa engrandar el expediente de delitos — Lio despertó una sonrisa en su rostro frente a las caras sorpresivas de las mujeres — Para el gobierno humano será un delito; para mí será una buena acción.

    — Lio, no, no te voy a dejar hacer eso — Dyrian no estaba en absoluto de acuerdo con su compañero — O todos o ninguno.

    — Debo y voy a hacerlo — Murmuró Lio, asintiendo — Quiero que, esté donde esté Axlor, vea que soy un hombre que enmenda sus errores. Murió teniendo una imagen cruel de mí, creyendo que era otra persona... y quiero demostrarle que siempre he sido el mismo, que yo no quería esto. Quizá los métodos no fueron los adecuados pero quiero que sepa que desde hoy en adelante, haré todo el bien posible por los míos, incluso si a veces debo sacrificar una parte de mí.

    [...]

    Mientras Vanth mantenía una conversación con Snow y algunos miembros más en la sala de reuniones, los neonianos eran divididos en tres grupos y repartidos en cada una de las arcas que conformaban Promesa. Los soldados daban indicaciones a los neonianos de hacia donde debían dirigirse, siempre escoltados para evitar altercados con los humanos manifestantes.

    Pese a que los nativos de Neonia no estaban de acuerdo con separarse, sabían que dada la delicada situación en la que estaban, debían aceptar sin rechistar. Les podría gustar más o menos, pero la humanidad en todos los ámbitos tenía el control de todo.

    La pareja Yak Quetaryan y Reeda Klamp tuvieron la suerte de permanecer en el mismo grupo mientras otras familias eran separadas sin opción a evitarlo. Una vez su grupo estaba formado, diez soldados del gobierno humano les escoltaron hasta el hangar del Arca I, donde los vehículos habían sido quitados y llevados al Sector 0 para evitar que fuesen robados por otros y para tener espacio para los neonianos. Una vez allí, una mujer al mando de los soldados les indicó que permanecerían allí para estar a salvo de posibles ataques.

    — Nos recluyen aquí, en una sala, sin apenas suministros ni nada — Yak estaba frustrado — Estoy cansado de que seamos un estorbo.

    — Está bien reconocerlo.

    Quetaryan se vio sorprendido por una voz que pudo reconocer perfectamente que era humana. Reeda también se giró pero en su rostro la sorpresa había dado paso al temor. Un joven afroamericano apuntaba a la veintena de neonianos con un Striker.

    — ¿Cómo...? — Uno de los neonianos no entendía que hubiese un humano allí, pues en teoría debían estar solos — ¡¿Es esto una maldita encerrona?!

    — No, es más bien una venganza — Musitó Etyah, mostrando rencor en cada palabra que salía de su boca — Perdí a mis padres en la guerra Rhajik, sí, esa guerra que libramos por y para vosotros. Luego perdí a mis dos hermanos pequeños con Colapso, de lo que sois responsables también porque esa mierda syleriana llamada Supremo fue creada para acabar con vosotros.

    Si Etyah Preston sabía todo aquello, era porque había logrado acceder a los archivos clasificados del gobierno humano, mostrando una habilidad muy buena respecto al hackeo y la informática. Era consciente de que estaba cometiendo un delito y seguramente un crimen, pero podía con él ese sentimiento de furia que lo llevó a perfeccionarse en el arte de la exploración y el combate entre otras cosas.

    — Mira amigo, sea lo que sea que pretendas hacer, no va a mejorar nada, ¿entiendes? — Yak trataba de hacer entrar al joven humano en razón.

    — ¡No soy tu puto amigo! — Etyah hizo un movimiento rápido con el arma que alarmó aún más a todos — ¡Me habéis quitado a mí familia! ¡Tenéis la culpa de todo!

    — Por favor, no hagas esto — Le suplicaba Reeda, muy preocupada — Comprendo como te sientes, yo perdí a mi padre en la guerra Rhajik y a muchos otros familiares cuando las máquinas se movían libremente por Neonia hasta que vosotros acabasteis con ellas aquí, y los neonianos siempre estaremos agradecidos por eso. Somos conscientes de los errores que hemos cometido en el pasado pero la mayoría que estamos aquí ahora somos hijos e incluso nietos de aquellos que cometieron esos fallos. ¿Merecemos pagar lo que hicieron nuestros antepasados solo porque seamos sus descendientes?

    Preston mantenía el arma en sus manos y no parecía que fuese a retroceder en sus intenciones, pese a que las palabras de Reeda tenían sentido. Sin embargo, al humano no le dio tiempo a responder, pues las cámaras del hangar lo estaban viendo todo y por los megáfonos advirtieron al afroamericano.

    — Etyah, soy el subcomandante Tanner — Indicó éste por megafonia — Deja el Striker en el suelo o nos veremos forzados a entrar por la fuerza, reducirte e incluso matarte si fuese necesario. Sabes el procedimiento.

    Etyah comenzó a llorar en una mezcla de tristeza y rabia por haber llegado a donde había llegado. La impotencia del joven era total, pero también su inteligencia, siendo consciente de que tenía todas las de perder. Finalmente, el alumno de la academia soltó el arma, momento que aprovecharon varios soldados para entrar velozmente por las pocas entradas que tenía el hangar y detenerlo en el acto.

    Yak y Reeda, al igual que el resto de los suyos, respiraron aliviados al ver como Etyah estaba siendo llevado por varios soldados. Mientras los neonianos permanecían en el hangar, Eron se aproximó al joven alumno y con un gesto les indicó a sus soldados que él se encargaba de llevarlo a una celda.

    — Yo también perdí familia en la guerra Rhajik — Musitó Eron de pronto, llamando la atención del joven — Mis padres ya estaban muertos, así que me quedaba mí mujer... mí mujer estaba embarazada y una de esas máquinas le agujereó el abdomen con su disparo láser. No pude hacer nada. Siempre me he preguntado sí ese maldito trozo de metal andante sabía o vio que mi mujer estaba embarazada. Porque, ¿cómo supo donde disparar? No sé, quizá fue casualidad pero soy de los que cree que todo sucede por algo. Ya no lo pienso, bueno, cada vez lo pienso menos. Jamás lo olvidaré, siempre odiaré a esas máquinas y todo lo que tenga que ver con ellas, pero con el tiempo me he dado cuenta de que no puedes juzgar a todo un grupo por las acciones de unos pocos, ¿entiendes?

    — Creo que sí, señor.

    — Bien, Preston, porque no te lo voy a volver a repetir — Indicó el subcomandante mientras se aproximaba a la zona del pasillo largo de celdas — Un auténtico soldado vive con todas las muertes que lleva a su espalda, tanto asesinatos como pérdidas emocionales. Siempre es mejor que los asesinatos solo sean en defensa propia o por un objetivo general, no por venganza. Simplemente olvida esa idea de vengarte y lleva siempre contigo el recuerdo de tus padres y hermanos. Probablemente ellos, desde donde estén, querrán que comiences a vivir realmente de cero — Uno de los soldados que custodiaba la entrada a las celdas comenzó a abrir la puerta — Sabes que tengo que encerrarte, ¿verdad? Has cometido un delito.

    — Lo sé, señor.

    — Deja de llamarme señor, ¿parezco un coronel retirado? — Aquel comentario hizo sonreír al joven alumno — Llámame Eron, que no te sepa mal.

    — Está bien — Musitó Etyah, algo aliviado — Gracias por todo lo que me has dicho, Eron. Aprovecharé que ahora voy a tener tiempo para pensar sobre ello.

    — Sí, bueno, no las des — La puerta de la celda ya estaba siendo abierta — Tendrás un juicio y testificarán esos neonianos, al margen de que evaluemos tu situación. Espero que sepas que podrías quedarte unos meses aquí encerrado o salir en unos días si ese grupo de neonianos decide no presentar cargos ni nada.

    — Lo entiendo, no te preocupes — Murmuró Etyah mientras él mismo se introducía en la celda — Todo sucede por algún motivo, ¿no?

    [...]

    Lill seguía inducido en un coma profundo a la espera de que su muñón se recuperara completamente dada la avanzada tecnología médica que poseían en Promesa. La doctora Marlow se encontraba en la habitación asegurándose de que el comandante Crane tuviese los cuidados necesarios para su recuperación, cuando por la puerta entraba su actual pareja, el ingeniero Westley Finn.

    — ¿Qué tal está? — Mientras preguntaba, el hombre se aproximó a su mujer y ambos se dieron un beso — ¿Cuando despertará?

    — No quiero apresurarme — Respondió Cinthia, observando con pena a su amigo dormido — Conozco lo suficiente a Lill como para saber que superará la pérdida de su mano pero sé que por momentos es emocionalmente vulnerable y temo que decaiga en ánimo, sobretodo si ve lo que está ocurriendo ahora con los neonianos y la Resistencia.

    — Lo entiendo, haces bien en mantenerlo así por el momento — Murmuró West, que mantenía su mirada fija en el muñón cubierto por unas gasas que absorbían la sangre hasta frenar la hemorragia — Oye, ¿crees que Lill quiera que le haga una mano artificial?

    Cinthia observó a su chico gratamente sorprendida mientras éste pensaba ya en como fabricarla.

    — Bueno, yo no soy quién para hablar por él pero estoy segura de que le encantaría.

    — Tengo una serie de componentes Rhajik y podría hacer que disparara láser de su mano si quiere — Indicó West, quién era un especialista en fabricar cosas espectaculares — Estoy trabajando en el tema de la Arcadia del que te hablé, pero puedo hacerme un hueco para conseguirle al comandante Crane una prótesis con algunas modificaciones armamentísticas...

    — Suena genial, pero te sugiero que lo hables primero con Snow — Dijo la doctora Marlow — Creo que ella sabría con total seguridad si Lill querría tener una prótesis y sobretodo es decisión de ella como gobernadora que fabriques una prótesis que pueda disparar un láser Rhajik, quizá mucha gente querría una similar o por el contrario lo considerarían como una muestra de poder por parte del gobierno... En fin, ya sabes que la gente suele hablar o protestar por cosas más insignificantes.

    — Cierto cariño, aunque estas manifestaciones están más que justificadas.

    — Si te refieres al tema de los neonianos, están justificadas pero hasta cierto punto — Cinthia veía muy exagerado todo lo que estaba ocurriendo — Esto debe parar cuanto antes mejor sino queremos que se convierta en algo más que protestas y manifestaciones.

    [...]

    La ex líder de la Resistencia se encontraba de pie, observando por su pequeña ventana la protesta multitudinaria que había en el exterior de Promesa. Estar siempre viendo el techo, tumbada en el catre o bien apoyada sobre el cristal con rejas era lo único que hacía y el aburrimiento siempre estaba presente, no obstante, esa tarde comenzó a parecerle más animada.

    Sun sabía que el tema de los neonianos iba a terminar explotando por algún lado eventualmente, y aunque no sabía nada de porqué la Resistencia había atacado Isharay —ella no era partidaria de aquello— quedaba claro que había algún motivo detrás. Las noticias volaban y llegaban incluso a los presos, normalmente por guardias habladores o inocentes que no se callaban en absoluto.

    Observar por la pequeña ventana que daba al exterior era como tener una televisión, lo más parecido al entretenimiento puro. Sin embargo, aquel día estaba siendo mucho más que entretenido para la asiática, puesto que al oír como se abría la puerta que daba acceso al pasillo de celdas, se volteó para ver, después de varios meses, a la segunda ex líder de la Resistencia.

    — Ash, que alegría volver a verte — Murmuró Brume con una media sonrisa mientras se aproximaba al cristal que la separaba de su antigua amiga — Supongo que estás aquí para sacarme.

    — Ese es el plan — Musitó Ripley mientras aparecían Lio, Dyrian y Amina tras ella.

    — Vaya, más compañeros — Sun estaba algo sorprendida pero no le dio importancia a que hubiesen más miembros de la Resistencia — Bueno, ¿a qué esperáis para liberarme?

    — Verás Sun, las cosas han cambiado un poco — Indicó Lio, quién la conocía pero no mucho — Ashley estaba al mando pero ya no lo está, ahora lo está Guy.

    — ¿Ese psicópata? — Pese a ser asiática, los ojos de su cara casi se abrieron como platos — ¡¿Cómo es posible?!

    — Ha convencido a todos de que lo mejor es acabar con los neonianos — Añadió Dyrian.

    — Debemos pararle — Musitó Amina.

    — ¿Pararle? — Sun se sentó sobre su pequeña cama — Si toda la Resistencia le apoya, no vamos a poder pararle.

    — ¡Él te hacía caso, te escuchaba! — Exclamo Ashley, tratando de convencer a la que una vez fue su amiga — ¿Acaso no lo entiendes? ¡Va a provocar una guerra civil!

    — Bueno, mí plan no era atacar a los neonianos sino enviarlos a uno de los polos de Vulkano — Explicaba la presa ante la mirada de los cuatro — Sin embargo, mi objetivo a largo plazo si que era convertirme en gobernadora de la humanidad, ¿o acaso no os acordáis?

    Veintisiete días habían pasado desde que la humanidad viviese su capítulo más oscuro, ahora llamado Colapso. Durante esos días y hasta más adelante, el caos se apoderó de la especie humana pues andaba descabezada, sin líderes para calmar la situación y con la herida de la destrucción de su cúmulo muy reciente.

    Los soldados de La Unión tomaron el control formando como medida temporal —hasta unas eventuales elecciones a las que varios candidatos se presentarían como gobernadores— un regimen militar. Aquello provocó que hubiese revueltas en el interior de las arcas y situaciones de tensión muy frecuentes. Los neonianos no podían ofrecer mucha ayuda, más allá del pésame por la muerte del Sistema Solar.


    — Yo era uno de esos candidatos a líder de la humanidad — Dijo Sun, recordando ciertas cosas de su pasado — Junto a Snow y dos de los tres capitanes de las arcas. Pero por desgracia, las votaciones dieron a la hija de Eduard Carver como ganadora y gobernadora humana. Sus votantes fueron más, pero yo no tenía pocos. Snow siempre creyó en la unión con los neonianos y en un futuro juntos pese a todo lo que pasó. Yo, por mi parte, iba a expulsar a los neonianos de este planeta que nos pertenece por derecho y a centrarme exclusivamente en el progreso de nuestra especie. La gente que me apoyaba... se está manifestando ahora.

    — ¡¿Qué mierda quieres decir con esto?! — Lio se estaba cansando de perder el tiempo, pues cuanto más tardaran en sacarla de allí, más probabilidades habría de que les pillaran a los cuatro.

    — Formé la Resistencia con la gente que estaba decidida a vivir sin los neonianos, pero no todos se unieron a la causa por miedo a ser perseguidos por la justicia — Proseguía Sun con su historia — Aún así logramos ser miles, suficientes para emplear el plan de expulsar a los neonianos. No obstante, éramos insuficientes para rebelarnos contra el gobierno. Hasta ahora.

    Los cuatro allí presentes ante la ex líder de la Resistencia comenzaban a comprender lo que ésta quería decirles.

    — Quieres aprovecharte de la situación... ¿verdad? ¿es eso? — Santos parecía estar molesto con la idea de su antigua líder — Está bien, Sun.

    El hombre de Ceres fue rápidamente a la cerradura electrónica e introdujo el código de la celda de Sun Brume para poder abrirla. Una vez hecho, la asiática sonrió y dio unos pasos hasta salir de la caja de cristal en la que había vivido muchos meses.

    Ashley, Dyrian y Amina no entendían porque Lio la había dejado salir sin más, especialmente porque Sun no parecía pretender evitar que Guy hiciera las cosas por su cuenta sino más bien recuperar el control de la Resistencia y autoproclamarse gobernadora de la humanidad con el fin de imponer su idea basada exclusivamente en su especie.

    — ¿Y ahora qué? — Preguntó Sun, mientras su rostro no podía esconder la felicidad que le daba el ser libre otra vez.

    — ¿Ahora? Ahora vamos a evitar una guerra civil — Respondió Lio, dándole una descarga con un táser y dejándola inconsciente — Ayudadme a llevarla hasta fuera, cogeré algún vehículo de exploración que quede y la llevaré a la Bataller.

    — ¿Vas a entregársela a Guy sin más? — Amina no entendía nada.

    — Lio, esto te viene demasiado grande, no vamos a dejarte hacerlo solo — Ashley estaba decidida a colaborar.

    — Estoy con Ash, vamos contigo — Murmuró Dyrian sin pensarlo.

    — Joder, está bien, vale — Lio suspiró algo frustrado pero consciente de que las chicas iban a insistir en acompañarle — No vamos a entregársela, primero sacaremos a Arva de allí para que no tengan con que negociar si nos presentamos con Sun, después le advertiremos a Guy de que debe cesar en su empeño o lo mataremos si es necesario. Con el resto de miembros creo que podremos hablar para convencerles de que una guerra civil no nos lleva a ningún lado. Los indecisos tendrán que elegir bando.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola amigo. Esta vez estuve en casa, y creo que ahora que las cosas en la universidad se me calmaron un poco, podré estar siempre que publiques un capítulo.

    Tengo que decir que este capítulo levantó lo que fue el anterior. A pesar de que no fue un capítulo muy importante, sino de transición, ha servido perfectamente para su propósito. Este tipo de capítulos tienen el objetivo de mostrar las consecuencias de los hechos ocurridos últimamente y de sentar las bases para lo próximo a venir, y lo hace bastante bien. Tal parece que los humanos, a pesar de no haberse unido a la Resistencia, le guardan un gran rencor a los neonianos y estoy seguro de que ellos lo han visto de primera mano. Antes, en su colonia, se encontraban aislados, pero ahora finalmente ven las consecuencias de lo que provocaron sus antepasados. La gente no está contenta, y ahora mismo, teniendo que convivir junto a ellos, diría que la Resistencia es el menor de sus problemas de momento.

    Como esperé, Vanth es el nuevo representante de los neonianos. Realmente, no veía a Yak o a Reeda tomando ese puesto, pero creí que podrías aprovechar ese momento para presentar a un nuevo neoniano diplomático. Claramente, por lo visto en las partes II y en el principio de la III, Vanth no es tan permisivo como lo era Narisha. Ahora, quien quiera joder a los neonianos lo va a pagar, y eso es algo bueno porque le da más jugo al asunto.

    La idea de Dyrian de liberar a Sun y hacer que pueda tranquilizar a Guy es bastante buena, sobre todo si ella era alguien a quien Guy idolatraba. Me hubiera gustado ver algún momento de Sun al mando de la Resistencia para ver, en primer lugar lo que la diferencia de Ashley, y en segundo, la razón por la que Guy la idolatra a ella pero a Ashley la odia. Imagino que eso se mostrará en un flashback futuro, o al menos eso espero, porque de lo contrario, no tendría mucha más profundidad en la historia.

    La reacción de Etyah es bastante comprensible, de hecho, actuó como cualquier joven actuaría. A diferencia de los miembros de la Resistencia, donde hay más adultos que jóvenes, él no ha vivido demasiado como para tener presente que la violencia no es una gran solución, y mucho menos cuando toda su familia fue asesinada en la guerra. Me sorprende el relato de Eron, ya que había mencionado a su esposa antes, pero es la primera vez que lo cuenta de esa manera. Me gusta la forma en la que controló al chico, y como se encargó de la situación. Ya se mostró un destello de la relación entre ambos, y asumo que él se convertirá en una figura paterna para él. Sin embargo, no puedo asumir demasiado contigo, porque yo asumí que Axlor llegaría al final de la historia y se coronaría como uno de los mejores personajes y tú me lo mataste en el anterior capítulo.

    La conversación entre West y Cinthia sobre Lill me ha parecido un poco bizzarra, en el sentido anglosajón de la palabra XD. Ponerle un brazo de metal a Lill con la capacidad de lanzar rayos láser de un Rhajik me parece una idea bastante peligrosa, sobre todo si se llegase a cumplir lo que dijo Cinthia. Por cierto, la doctora ha tomado una buena decisión al mantener a Lill sedado para que el shock de perder su brazo y ver la revolución causada por la Resistencia, sin mencionar la muerte de Axlor, lo abrume. Es bueno saber que hay alguien con cerebro dentro de todo en el lugar.

    Y por último, la liberación de Sun. Me sorprende cómo su celda estaba sin vigilancia. Entiendo que la mayoría de soldados estaban conteniendo las revueltas, pero me sorprende que no hayan dejado a nadie para custodiarla, mucho más teniendo en cuenta que Axlor le confesó a Lill que ella era la líder. Imagino que él no tuvo tiempo para comunicárselo a nadie más. Me llama la atención que hubieran existido elecciones para elegir al nuevo gobernante de la humanidad. Espero que también se muestre un flashback sobre eso, ya que es un asunto interesante por tratar si lo haces. Quiero decir, Martha fue asesinada en una invasión Rhajik. Eduard murió asesinado a traición por Jim. Jim se dio a la fuga en plena guerra. Y luego, Cleo, Chloe y Hillary fueron exterminadas por el Supremo. No tengo la cronología de la historia (¿puedo recomendarte que hagas?) pero fue un total de 6 representantes fallecidos en menos de un año. Eso claramente fue un golpe duro del que seguro no les fue fácil recuperarse.

    Todo esto me hace preguntar si realmente Ashley, Lio y Dyrian planean eliminar a Guy y acabar la guerra que está por venir o si quisieran ir más allá y colocar a Sun al mando de la humanidad, tal y como ella quiere. Supongo que cada uno de ellos tiene que elegir bando.

    Eso será todo por ahora. Quedo a la espera del siguiente capítulo. Hasta pronto.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros III: Secuelas de una catástrofe
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    Saludos. Éste capítulo se centra exclusivamente en la misión extraoficial de Lio, Ashley, Dyrian y Amina para liberar a Arva y pensar el próximo movimiento. Sin más que añadir, espero que os guste.




    Contra el poder









    — Puedo hacerlo — Murmuró la mujer con decisión en su semblante — Yo seré la distracción, vosotros podréis entrar por detrás y sacar a vuestra amiga de ahí.

    — ¿Crees que vaya a funcionar? — Dyrian tenía serias dudas.

    — Guy y yo nos conocemos desde hace mucho, de incluso mucho antes de que trabajaras con nosotros en la Mercader IV — Respondió Amina Becker, tranquilizando a sus compañeros — No me hará daño.

    — ¿Quieres un arma? — Ashley le señaló varios Strikers y Busters que habían cogido de compartimentos secretos que tenía la Resistencia en las proximidades de Promesa.

    — No, mejor no le des ninguna — Intervino Lio con astucia — Es probable que la cacheen y busquen cualquier cosa en ella, seguramente desconfíen un poco al principio de ti.

    — Lo sé — Musitó Amina — Pero para la Resistencia sigo siendo una infiltrada en el gobierno que no tiene ni idea de lo que está pasando. Esa es mi carta de presentación, les diré que he visto que las cosas están cambiando y he venido para enterarme de cuál es mí próximo objetivo.

    — Perfecto, pero no te quedes mucho tiempo — Indicó Santos con seriedad — Dyrian y yo sacaremos a Arva de la Bataller pero no hay forma de avisarte, es importante que no te vean ninguna radio, así que ponte un margen de una hora.

    — ¿Y qué hacemos con ella? — Preguntó Ripley mientras señalaba a una retenida y amordazada Sun en el interior del vehículo todoterreno.

    — Vas a quedarte con ella hasta que Dyrian y yo volvamos con Arva, entonces realizaremos el siguiente movimiento.

    — Entendido.

    [...]

    La ex piloto Arva Tidder se encontraba recostada sobre la cama de la habitación en la que estaba retenida. La mujer se acariciaba el abdomen con los dedos mientras esperaba con ansia el regreso de Axlor pese a haber pasado solo un día desde que lo viera por última vez.

    Sin embargo, sus pensamientos se difuminaron por completo cuando la mujer vio que se abría la puerta y entraba por ella el actual líder de la Resistencia, Guy Lingard. El hombre traía consigo la comida de Arva, que la dejó sobre una pequeña mesa que estaba coja.

    Guy se aproximó a la chica nacida en la Luna y se sentó a los pies de su cama, con el semblante serio y la mirada fija en algún punto de la habitación. Tidder no entendía nada pero la situación le incomodaba, por lo que dejó de estar tumbada y se sentó a escasos centímetros de Lingard.

    — ¿Qué le has hecho...? — Preguntó Arva mientras los labios le temblaban y en su garganta se hacía un nudo.

    — Nada — Respondió Guy, sin mover la cabeza ni un poco — Mis hombres se han enterado de su muerte, al parecer fue un Super Rhajik. El gobierno humano se llevó su cuerpo.

    De los ojos de Arva comenzaron a brotar lágrimas incesantes mientras sus puños se apretaban y una sensación de vacío y escalofríos le recorrían todo el cuerpo. Guy se incorporó al momento y se dirigió a la puerta para irse.

    — Lo siento mucho — Murmuró, observando después la comida que había en la mesa — Debéis comer, tú y el bebé.

    Guy cerró la puerta tras él, dejando a Arva completamente destrozada por la noticia de la muerte de Axlor Vaalot, su pareja. El líder de la Resistencia no tardó en encontrarse de cara con su segundo al mando, Marlo Brendt.

    — ¿Ya se lo has dicho?

    — Sí.

    — ¿Y qué vamos a hacer ahora con ella? — Preguntó Marlo, con la máscara de oxigeno que le ocupaba toda la cara — Porque ahora ya no nos es necesaria.

    — Aún puede serlo — Musitó Guy.

    — ¿Cómo?

    — Axlor ha sido asesinado por una de esas máquinas — Dijo Lingard, que ya tenía trazados varios planes respecto a la mujer nacida en la Luna — Quizá ahora sí odie a los neonianos, o simplemente nos odie a nosotros por haber metido a Vaalot en esto. Sea como sea, nos será útil.

    — No veo más utilidad que la primera opción que has dicho.

    — También nos puede servir como moneda de cambio, piensa un poco — Le recriminó Guy a su compañero — ¿Acaso no...?

    ¿Lingard?

    — Dime — El líder tomó un walkie que portaba consigo y por el que le requerían.

    Hay una mujer aquí fuera que quiere hablar contigo.

    Dos miembros de la Resistencia, un hombre y una mujer armados, apuntaban con sus respectivas armas a Amina Becker, presente en la entrada principal de la Bataller. El aviso por radio a su líder hizo que éste no tardara en llegar, acompañado de su segundo al mando.

    — Vaya, si es la directora de la academia — Murmuró Guy, sonriendo mientras la observaba de arriba a abajo.

    — Miembro de la Resistencia infiltrada en el gobierno y consejo humano, ¿recuerdas?

    — Por supuesto que me acuerdo, suministrabas información a Ashley — Respondió el actual líder de la Resistencia — Supongo que te habrás enterado de que ella ya no está al mando, ¿no?

    — Sí, lo sé — Musitó Amina, seria — Pero me debo a mí causa y he venido porque quiero saber cuál es el plan y mí siguiente misión.

    Mientras Amina y Guy conversaban, Marlo la observaba fijamente en busca de gestos u movimientos extraños que indicasen que mentía, puesto que el hombre con la máscara de oxígeno desconfiaba de ella desde el primer instante.

    — Claro claro, la causa es lo primero... — Guy se volteó para volver al interior de la base, seguido de Brendt — Sígueme, Amina. Te pondré al corriente de todo.

    [...]

    La Bataller tenía una brecha en el centro que daba acceso directo al interior de la nave, por lo que siempre estaba vigilado. Lio y Dyrian contemplaban desde una distancia prudente a los cuatro soldados que defendían la entrada. Mientras la mujer portaba en sus brazos un Striker, el hombre de Ceres tenía un Buster, la última versión de escopeta creada por la humanidad.

    — Podría acabar con ellos desde aquí — Murmuró Clyne, con el Striker en alto apuntando a los miembros de la Resistencia — Es una distancia salvable y tengo puntería.

    — Dyrian, llevamos las armas como último recurso — Indicó Santos con las ideas claras — Tenemos el factor sorpresa de nuestro lado y con sigilo podemos entrar y salir con Arva sin que se den cuenta.

    — Está bien — La mujer bajó el Striker y miró a su compañero — Pero tú y yo sabemos que eventualmente habrá que matarlos a todos.

    — Te recuerdo que el problema es Guy, los demás solo están cegados por el odio a los neonianos.

    — Si le siguen a él, es por algo.

    — Dyrian, ¿qué mierda te pasa?

    — Tú vas a sacar a Arva, yo voy a matarle a él.

    — Pero... ¡Dyrian! ¡Espera, joder!

    Sin hacer caso del hombre de Ceres, Dyrian comenzó a descender la colina en la que se encontraban, cubriéndose tras los árboles y arbustos antes de que eventualmente llegase al cráter donde se hallaba la nave syleriana y donde estaría a campo descubierto. Lio no se lo pensó dos veces y bajó corriendo tras ella para evitar un fracaso estrepitoso del plan. Antes de que Clyne se descubriese ya con el Striker empuñado, Santos la golpeó con la culata de su Buster, haciendo que la mujer cayera inconsciente a la maleza.

    — Mierda, no entiendo tu repentino ataque de ira — Murmuró Lio mientras la observaba tirada en el suelo y cogía su radio — Ash, aquí Lio, ¿me recibes?

    Te recibo, Lio. ¿Qué sucede?

    — He tenido que parar a Dyrian, iba a cometer una estupidez.

    ¿Cómo que una estupidez? ¿Qué pretendía?

    — Da igual, necesito que vengas al borde del cráter y la recojas, está inconsciente entre unos matorrales.

    ¿Y dejo a Sun sola en el vehículo?

    — Está amordazada y bien atada, será solo un momento. Tú recoge a Dyrian que yo voy a entrar en la Bataller.

    Vale, entendido.

    El hombre cubrió con más plantas a su compañera para evitar que pudiese ser vista y acto seguido dio media vuelta para buscar un lugar del cráter por el que descender sin ser detectado. Santos dio un breve rodeo al agujero en la superficie neoniana hasta hallar una zona del cráter con diversas placas hundidas en la tierra, partes metálicas de la nave syleriana que salieron despedidas en el choque con Neonia hacía ya más de doscientos años.

    El ex miembro de la Resistencia aprovechó esto para cubrirse tras cada placa metálica y aproximarse sigilosamente hasta la brecha en la nave, protegida y defendida por cuatro soldados. Observó que portaba consigo un Buster como última opción además de una daga de energía insertada en la parte de delante del antebrazo derecho, en el traje de combate. La distancia no era la mejor para atacar, por lo que Lio decidió pensar en algo rápido mientras los guardias de la brecha mantenían una conversación.

    — Ayer me encontré con una manda de Ikorfs mientras patrullaba a varios kilómetros de aquí — Dijo un hombre de pequeña estatura pero fuerte complexión — Desde que llegamos, he visto muy pocos.

    — Son salvajes y agresivos, pero quizá prefieren no correr el riesgo de encontrarse con nosotros — Respondió una mujer a su compañero — Son como perros rabiosos.

    — Me parece muy bien pero las patrullas son para informar de violaciones del perímetro, no de si has visto un puto animal en la zona — Intervino un tipo joven y con tono chulesco.

    — De todas formas podemos estar tranquilos, los Ikorfs no se acercan al cráter ni sin querer — Murmuró otra mujer, siendo el cuarto miembro allí — Creo que las vibraciones de este lugar no les agradan en lo más mínimo.

    — Supongo que todo lo que es syleriano ahuyenta a los habitantes de éste planeta — Dijo el primer hombre en hablar mientras soltaba varias carcajadas — Estaría bien conocerl...

    De pronto, el sonido de un golpe fuerte y seco en una de las tantas placas metálicas, provenientes del choque de la nave, que había semienterradas en el suelo alertó a los cuatro guardias de la brecha, cortando instantáneamente la conversación y haciendo que estos alzaran sus respectivos Striker y Buster —las únicas armas de las que la Resistencia disponía— para prevenirse.

    El soldado joven y de actitud prepotente fue el primero en adelantarse hacia ese ruido, serio y con su Striker a la altura de la cadera para disparar sin discreción a lo que fuese que estaba allí. Sus pasos eran lentos pero firmes mientras se aproximaba al lugar del ruido y sus compañeros miraban con tensión, listos para pelear.

    Mientras los cuatro miembros de la Resistencia miraban a un punto fijo, el hombre de Ceres aprovechó la distracción y se coló por detrás de ellos, introduciéndose por la brecha al interior de la Bataller sin la intención de querer matar a nadie exceptuando de Guy Lingard.

    Aquel joven bajó el arma al momento y se volteó hacia los suyos para negar con la cabeza que hubiese alguien tras la placa de la que provenía el sonido. Todos respiraron aliviados y liberaron esa tensión con breves suspiros.

    — Habrá sido el viento empujando alguna piedra colina abajo — Murmuró uno de ellos, restándole importancia.

    [...]

    Guy y Amina estaban a solas en el puente de mando para que el líder de la Resistencia le explicase la situación a la infiltrada en el gobierno humano. El hombre estaba de pie y con las manos en la espalda mientras observaba desde un lugar privilegiado la gran sala donde todos los miembros se colocaban para escuchar los discursos de su líder. La mujer se mantuvo sentada en una de las sillas que había allí, con las piernas cruzadas y a la espera de que Lingard la pusiese al corriente de todo lo sucedido.

    — ¿Qué es lo que sabes, Amina? — Fue lo primero en preguntar el líder de la Resistencia, de espaldas a ella.

    — Sé que habéis atacado Isharay y sé que Ashley ya no lidera a la Resistencia — Respondió la señorita Becker sin especificar más detalles — Cuando ella estaba al mando, mí misión era suministrar información pero ahora que no está, he venido para saber cuál es mí lugar en esto.

    — Tu lugar sigue siendo el mismo — Musitó Guy, que continuaba sin voltearse — Tu misión no ha cambiado.

    — Bueno, pero vine porque quería saber...

    — Lo sé y lo entiendo — Dijo Guy, que esta vez se giró para estar cara a cara con Amina — Quieres saber cuál es nuestro siguiente movimiento, ¿verdad?

    — Exacto.

    — Quiero liberar a Sun de la prisión de Promesa — Dijo Lingard, decidido — Es la hora de hacerlo y tú desde dentro podrás ayudarnos.

    — Por supuesto, ¿cómo lo haremos?

    — Tengo que analizarlo con calma y ver un momento oportuno, pero no te preocupes que tendrás toda la información una vez el plan se ponga en marcha.

    — Me alegra saberlo.

    — Dime algo, Amina — Guy se aproximó a la mujer mientras daba vueltas a la silla donde ella estaba sentada — ¿Sabes algo de nuestra querida ex líder, Ashley Ripley? ¿Quizá algo de nuestra amiga Dyrian? ¿O de Lio?

    — La verdad es que no, supuse que estarían aquí — El rostro de Amina reflejaba incomodidad — ¿Están muertos?

    — ¿Qué? ¡No! — Exclamo Guy, molesto con la pregunta de su compañera — Ashley y Lio se escaparon de aquí, los tenía retenidos. La zorra de Dyrian me hizo creer que me apoyaba y luego también desapareció, seguramente con los otros dos...

    — Entiendo, lo siento Guy.

    Lingard se aproximó al rostro de Amina y le acarició con los dedos el mentón mientras estaba a escasos centímetros de sus labios.

    — Lo que me preocupa es que tú me hagas lo mismo que me ha hecho Dyrian... — Murmuró el líder de la Resistencia, acariciando ahora el cuello de la infiltrada — Sería una pena tener que hacerte daño con el aprecio que te tengo y más aún desperdiciar esa belleza — La mano de Guy comenzó a bajar a medida que abría cada botón de la camisa de la mujer y acariciaba sus pechos — Podríamos pasar muy buenos ratos, tú y yo...

    Lingard se arrodilló y comenzó a besarle los pechos mientras trataba de quitarle el sujetador, ante la tensión que sentía Amina, que cerró los ojos y apretó los dientes con rabia hasta el punto en el que no pudo aguantar y cogió el walkie del cinturón del líder de la Resistencia para asestarle un fuerte golpe en el cráneo y dejarlo inconsciente al acto.

    Guy yacía en el suelo con una pequeña brecha en la cabeza que pese a no emanar mucha sangre parecía ser contundente. Amina soltó el walkie y con lágrimas de pánico en los ojos se colocó la ropa y se dispuso a salir, consciente de que Lingard había empeorado mucho respecto a cuando estaban en la Mercader IV.

    [...]

    — Hey Dyrian — Los ojos de la mujer veían un rostro difuminado que poco a poco fue aclarándose hasta verse que era Ashley — ¿Cómo te encuentras?

    — Creo que bien — Musitó Clyne, buscando que no tuviese alguna lesión en la cabeza — ¿Dónde está el cerdo de Lio?

    — Seguramente ya se encuentre dentro de la Bataller — Respondió Ripley, ayudando a su compañera a levantarse — Volvamos al vehículo, no quiero dejar sola a Sun mucho tiempo.

    — Vale.

    Ashley se pasó el brazo izquierdo de Dyrian por encima del cuello para ayudarla a caminar y subir la colina para llegar al lugar donde habían dejado a Sun en el vehículo todoterreno. No tardaron más de cinco minutos en llegar al lugar, donde la señorita Brume seguía en el vehículo.

    — Quédate aquí, siéntate — Le indicó Ashley a su compañera, dejándola junto a un árbol cercano — Si no recuerdo mal, en cada vehículo suele haber un botiquín. Te limpiaré esa brecha.

    — Gracias Ash.

    La joven Ripley se dirigió al vehículo ante la atenta mirada de Sun. La mujer abrió una de las puertas y buscó que en lateral de ésta hubiese un pequeño kit médico, sin embargo, éste se encontraba en el lado de la puerta donde Sun estaba sentada. Ash frunció el ceño y tomó un Striker para apuntar a la ex líder de la Resistencia, que comenzó a sonreír brevemente ante la seriedad de la otra ex líder.

    — Dame ese pequeño botiquín que tienes a tu lado — Ashley sonaba seria.

    — Vaya Ash, es sorprendente como en un par de meses las cosas entre dos personas pueden cambiar tanto — Respondió la asiática sin hacer caso de las indicaciones de su ex compañera — Todavía estás a tiempo de reconducir tu camino, suéltame y juntas gobernaremos, como soñábamos en los viejos tiempos.

    — Cierra la boca, Sun — Murmuró Ripley sin un ápice de convencimiento en su rostro — Dame ese puto botiquín.

    — Vas a tener que venir tú a por el, estoy atada de pies y manos, no puedo dártelo.

    Ashley estaba realmente molesta con Sun y se dispuso a tomar el botiquín por la fuerza cuando comenzó a escuchar pasos a cierta distancia y varias voces conversando. La ex líder de la Resistencia cerró lentamente la puerta del vehículo y corrió hacia Dyrian, que se encontraba apoyada sobre un árbol y visiblemente débil.

    — Viene alguien — Musitó Ashley, que vio que Dyrian no tenía su Striker — ¿Dónde está tu arma?

    — Colina abajo, no la hemos cogido.

    — Mierda, hay más en el vehículo pero no da tiempo a traerte una.

    — Escondámonos, si no tenemos otra opción atacaremos.

    Dyrian desenfundó su daga de energía y se cubrió tras el tronco de un árbol mientras Ashley se colocó en otro a escasos metros, preparada para disparar su Striker si fuese necesario. En ese momento una patrulla de dos miembros de la Resistencia apareció, y al ver el vehículo con alguien dentro, se aproximaron.

    — ¿Será un vehículo de los nuestros? — Preguntó uno de ellos, un joven miembro armado con un Buster.

    — Lo dudo, los pocos vehículos que tenemos están dispersos por los distintos asentamientos que tenemos — Respondió el otro tipo, aproximándose lentamente — ¡Eh, la persona que está en el interior del vehículo! ¡Sal con las manos en alto!

    Sun estaba atada, por lo que no pudo hacer caso a las peticiones de aquel hombre. Los dos miembros de la Resistencia se aproximaron uno por cada lado del vehículo, apuntando a las ventanillas. El rostro de uno de ellos al ver a Sun Brume fue de sorpresa absoluta.

    — ¿Pero qué...? ¡Es Sun! — Dijo el hombre, tratando de abrir la puerta del vehículo sin éxito — Avisa a la base, debemos darnos prisa, puede haber alg...

    De pronto, una lluvia de balas cayó sobre aquel pobre hombre, salpicando el cristal del vehículo con toda su sangre mientras él caía lentamente al suelo. Sun se agachó rápidamente y el miembro joven de la Resistencia alzó su Buster y disparó al árbol donde se encontraba Ash, haciendo saltar astillas y estando cerca de darle a la chica. Ripley comenzó a flanquear al joven soldado que se sentía impotente y aterrado, en ese momento, Sun comenzó a gritarle algo.

    — ¡Rompe el cristal y conduce! ¡Vamos, rápido!

    El chico se puso serio tras las palabras de su antigua líder y disparó con su Buster repetidas veces hasta destruir el cristal de la ventanilla, momento que aprovechó para abrir la puerta y sentarse en el asiento de conductor.

    Ashley salió de su cobertura decidida mientras Dyrian observaba impotente por no poder hacer nada. La ex líder de la Resistencia comenzó a disparar indeterminadamente contra el vehículo, pero aquel joven puso el control manual y aceleró con todas sus fuerzas.

    El vehículo iba a toda velocidad y Ash estaba en medio del camino, sin dejar de disparar. Para ella, el tiempo comenzó a ir más lento y el sonido que hacía el Striker cuando cada bala salía del arma era lo único que escuchaba. Por su mente pasaban muchas escenas; como cuando peleó con Axlor en la base lunar, la primera vez en las oficinas de La Unión, Alexander peleando a su lado en la guerra Rhajik y finalmente el cuerpo sin vida de su hermano y del chico del que siempre había estado enamorada.

    La ira y la culpa cegaban a Ashley, que tenía decidido morir si era necesario. El vehículo estaba prácticamente encima de ella cuando Dyrian apareció corriendo conforme pudo y se lanzó hacia su compañera, empujándola a un lado y saliendo ambas de la trayectoria veloz del vehículo a escasos centímetros de una colisión mortal. Aquel joven de la Resistencia y la propia Sun habían escapado con el vehículo mientras Ashley y Dyrian suspiraban aliviadas tras haber estado al borde de la muerte.

    — ¿En qué mierda pensabas? — Le reprochó Dyrian a su compañera — Casi te atropella, podrías haber muerto.

    — Tú también ibas a cometer una estupidez y Lio te paró antes — Le replicó Ashley, tumbada y observando el cielo — Ya no tenemos nada que perder.

    [...]

    — ¡Sueltam... argh!

    Los brazos de Lio se enrollaban en el cuello de uno de los miembros de la Resistencia que custodiaba la entrada a la habitación donde supuestamente estaba Arva Tidder. Una vez el guardia cayó inconsciente al suelo, el hombre de Ceres lo arrastró hasta el interior de una de las habitaciones libres que había anexas a la de la propia retenida. En dicha habitación se encontraba también el otro guardia, atado a una litera y claramente inconsciente.

    Una vez se había deshecho de ambos guardias, Santos se dirigió a la habitación de la pareja del fallecido Axlor Vaalot y la abrió rápidamente para entrar y cerrar tras él. Nada más dentro, a su lado izquierdo había una bandeja y un desayuno completo con claros síntomas de estar ya poco comestible.

    La ex piloto Tidder se hallaba sentada en una silla con vistas a la diminuta ventana por la que entraba la luz del sol de Neon y no hizo ningún amago de girarse para ver quién había entrado. Lio se aproximó lentamente hacia ella hasta colocarse a su lado y verla con la mirada perdida en el rayo solar que penetraba a través del cristal.

    — Arva, tenemos que irnos — Murmuró Santos, preocupado por el estado de la que fue su amiga — Pronto se darán cuenta de que no hay guardias en tu puerta.

    — ¿Irnos? — Arva parecía inerte, postrada en aquella silla — ¿A dónde?

    — Promesa — Respondió el hombre, que se agachó y la tomó de la mano izquierda — Fuera nos esperan Ash, Dyrian y Amina. Venga, vámonos.

    — No sé si quiero irme, Lio — Las palabras de la chica sonaban vacías — Lo he perdido todo. Me lo han arrebatado todo.

    — No, todo no — Musitó Lio, observando el vientre de la mujer nacida en la Luna — Tienes a alguien que depende de ti para salir adelante.

    — Yo no podré enseñarle las cosas que podría haberle enseñado su padre — Dijo Arva, sin moverse pero con lágrimas recorriéndole las mejillas — No podré enseñarle la Tierra, ni podrá jugar con su tía Juice... solo verá caos, odio; guerra.

    — Todo eso tendrá que parar algún día, quizá para cuando nazca el bebé, todo esté mucho mejor.

    — No me mientas, Lio, ni te mientas a ti mismo — Le recriminó Arva, finalmente girándose para verle a los ojos — Esto nunca acaba. Tú eras su amigo y lo arrastraste a esto.

    — Cargo con eso en la conciencia desde su muerte — Respondió el hombre de Ceres — Pero ahora estoy aquí por él, para sacarte de aquí.

    — ¿Crees poder compensar todo el daño que has hecho? — Arva mostró su desprecio hacia el que un día fue su compañero de expedición — Tú, Ashley, Dyrian, todos los que habéis provocado esto... ¿creéis que podéis simplemente olvidar?

    — Nunca podré compensar nada de lo que he hecho, ni nunca podré olvidarlo, pero sí puedo ser mejor que eso. Voy a asegurarme personalmente de que tú y tu futuro hijo viváis.

    — Hoy en día no se puede garantizar nada.

    — Por favor Arva, ¿de verdad crees que esto es lo mejor que puedes hacer? — Lio sabía que el tiempo corría en su contra y debían irse cuanto antes — ¿Crees que Juice y Axlor quieran ver cómo te rindes? ¿Ni siquiera vas a darle a tu hijo una oportunidad? Sé que no soy quién para decirte nada, pero ellos siguen vivos en ti. Si salimos de aquí, ellos también lo harán. Y si luchamos por un futuro mejor para tu hijo y la de Snow y Lill, Axlor y Juice también habrán contribuido a ello.

    La ex piloto Tidder estaba visiblemente emocionada al recordar a su pareja y a su hermana, pero lo estaba especialmente porque portaba la semilla de su descendencia y la compartía con Axlor, por lo que el marciano seguía estando con ella de una forma u otra. La mujer se levantó de su silla ante el alivio de Santos, que asintió con una sonrisa contenida y se aproximó a la puerta para salir y ver si había alguien en el pasillo.

    — Despejado — Musitó el hombre de Ceres, tendiéndole la mano a la mujer embarazada — Los conductos de ventilación nos sacarán de aquí.

    [...]

    Varios guardias que custodiaban le entrada principal a la Bataller levantaron sus Striker y Buster respectivamente al ver como un vehículo con las distinciones del gobierno humano se aproximaba.

    — ¡Pare el vehículo y salgan con las manos en alto!

    Éste aminoró la velocidad hasta colocarse delante de la puerta de la base de la Resistencia mientras varios soldados rodeaban el vehículo y apuntaban, decididos a disparar si la situación lo requería. Sin embargo, al ver salir a un joven miembro y a la propia Sun Brume, todos bajaron las armas y uno de ellos llamó por radio al líder actual.

    Guy se encontraba en la enfermería de la Bataller, siendo atendido por un médico de la Resistencia que le colocaba un aparatoso vendaje en la cabeza, fruto del golpe que recibió por Amina Becker.

    — Es probable que sufra jaqueca y dolores esporádicos de cabeza durante al menos diez días — Le indicaba el doctor mientras le cedía un pequeño bote de pastillas azuladas — Tómese una de estas cada ocho hor...

    — ¡Lingard! — La voz de la radio sonaba muy entusiasmada — ¡Te necesitamos en la entrada principal! ¡Tienes que ver esto!

    — Entendido, voy en un segundo — Murmuró Guy a la radio mientras acto seguido apartaba las pastillas de un golpe — ¡No voy a tomar ninguna mierda de esas! ¡Estoy bien!

    El líder de la Resistencia salió de la improvisada consulta para encontrarse a Marlo Brendt corriendo en su dirección.

    — ¡Jefe, venía a buscarte justo ahora! — Exclamo Brendt con evidente alegría — ¡Ha vuelto Sun Brume!

    — ¡¿Qué?! — Guy estaba absorto — ¡¿Cómo...?!

    — ¡Ven, vamos!

    Guy y Marlo comenzaron a correr hacia la entrada principal a la Bataller junto a varios miembros de la Resistencia, deseosos de volver a ver a su primera líder y fundadora del grupo. No pasaron más de dos minutos cuando llegaron y allí en la entrada se encontraba la flamante Sun Brume.

    — ¡Mierda, Sun! — Exclamo Lingard con los brazos abiertos — ¡¿Cómo has escapado?! ¡Estábamos planeando ir a por ti muy pronto!

    — Pues verás, han sid...

    — Señora, disculpe por la interrupción — Dijo uno de los miembros de la Resistencia, que portaba consigo a una rehén con el rostro cubierto — La hemos descubierto tratando de huir.

    Aquel hombre le quitó el saco que la mujer portaba en la cabeza para descubrirse que se trataba de la propia Amina Becker. En su rostro se podía reflejar el terror mientras veía como una aglomeración de miembros de la Resistencia estaba congregada allí en la entrada principal.

    No obstante, el impacto fue mayor cuando vio a Sun allí delante, por lo que se temió que Lio, Ash y Dyrian habían tenido graves problemas e incluso podrían estar muertos.

    — ¿Qué hace ella aquí? — Preguntó Brume, fingiendo estar extrañada y sin aún haber contado lo ocurrido para su llegada a la Bataller.

    Sin decir ni una palabra y con el rostro lleno de furia, Lingard se aproximó a la actual directora de la academía del gobierno humano y la empujó contra el suelo haciéndola caer de cara. Acto seguido y ante la mirada de todos los allí presentes, Guy le dio la vuelta y con sus dos manos comenzó a apretar el cuello de la mujer, que tenía la nariz ensangrentada debido al fuerte golpe que se había dado contra el suelo tras el empujón, mientras ella intentaba desesperadamente y sin éxito quitarse al psicópata de encima.

    Finalmente, la lucha por resistir de Amina cesó y sus brazos se dejaron caer a ambos lados mientras su mirada se quedó perdida en algún punto del techo de la nave syleriana. Guy no dejó de apretar el pequeño cuello de la chica hasta que escuchó como los huesos se resquebrajaban por dentro y acto seguido se levantó respirando agitadamente y con la mirada de Sun Brume —con una mezcla de seriedad e impacto— clavada en la suya.

    — Deshaceos de esa zorra — Dijo Guy tras un largo minuto de silencio tras lo acontecido — Llevad a Sun al puente de mando mientras yo voy a limpiarme un poco. Tenemos cosas de las que hablar.

    Marlo se acercó a la asiática y le indicó el camino que debía tomar hacia el puente de mando mientras la acompañaba. La multitud se dispersó al momento mientras dos hombres sacaban el cadáver de Amina Becker de la entrada principal y Lingard observaba las gotas de sangre que su ex compañera había dejado impresas en el suelo metálico de la Bataller.

    [...]

    Lio y Arva salían del cráter donde se hallaba la Bataller mientras tras ellos se vislumbraba un precioso atardecer.

    — Lio, Dyrian, Ashley y Amina me sacaron de la celda para traerme, su plan era liberar a una amiga que tenían aquí y amenazarte con matarme si no dejabas de promover la guerra contra los neonianos.

    — ¡¿Cómo mierda se han podido colar sin ser vistos?! ¡¿Qué mierda de seguridad tenemos?!

    Ashley salió de detrás de un árbol y apuntó a los arbustos hasta que de ellos salieron Lio y Arva. Dyrian se aproximó con su daga de energía y les contó lo sucedido.

    — Tenemos mucha más gente de nuestro lado de la que crees, Guy. Somos más, pelearán con nosotros.

    — Ellos están bien organizados y tienen Super Rhajik.

    Ashley, Dyrian, Arva y Lio permanecieron media hora más esperando a Amina, que al no regresar, hizo que sus compañeros se temieran lo peor.

    — En Promesa todo son manifestaciones y si no me equivoco, en Unión y Cuna también es así. Es perfecto.

    — ¿Perfecto para qué, Sun?

    Finalmente, Lio les indica a sus compañeras que lo mejor es regresar a Promesa y contar lo que han hecho al ir sin aviso a la Bataller, sea cuál sea la consecuencia.

    — Para obtener el control. Prepara a todos los miembros de la Resistencia, tanto a los de aquí como a los de otros puestos de avanzada. Vamos a aprovechar la situación de debilidad que afronta el gobierno y vamos a ir contra el poder, para así hacerlo nuestro y emplear el plan que teníamos desde el principio: expulsar a los neonianos del planeta.
     
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  16.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Hola, amigo. Paso a comentar el capítulo.

    Debo decir que me sorprendió que revelaras tan abiertamente que iba a estar dedicado a un grupo. Me tomó por sorpresa la forma en la que lo hiciste. Paso a comentar.

    El capítulo ha estado bien. Creo que al mismo nivel que el anterior. Me ha sorprendido lo fácil que Dyrian terminó cayendo en sus emociones al decidirse a eliminar a Guy. Eso era un suicidio. Es un personaje que no se desarrolló mucho, ya que en la parte II estuvo con el grupo de criminales de Jim más que nada como una rehén. Y en esta parte, no ha tenido muchos diálogos. Por lo tanto, no se puede determinar si esa acción es normal en alguien como ella o no. Pero me parece fuera de lugar, más que nada porque ella propuso el plan de entregarle a Sun a Guy. Es decir, ella iba a estropear su propio plan. Al final, Lio tuvo que pararle los pies.

    La escena entre Guy y Amina yo la veía venir. Los dos fueron compañeros en el pasado (Guy directamente era subordinado suyo) y un tipo con un desorden mental como él ciertamente iba a terminar haciendo lo que hizo. Aun así, no quita que ese tipo sea un degenerado. Lo que me pregunto es, por qué Amina no pidió ayuda. Nadie en la Resistencia sabía que ella seguía siendo leal a Ashley, todos creerían que, o no sabía lo del cambio de mando o no le importaba. Pudo haber expuesto a Guy ante todos sus compañeros, o aunque sea, haberlo intentado. Porque una cosa es que la Resistencia odie a los neonianos y los quiera ver desaparecer, y otra totalmente distinta es tener a un psicópata y potencial violador como líder. Justamente, es un tipo que es peligroso para la humanidad, que supuestamente es lo que la Resistencia busca proteger. Las pruebas las tenía, y eso podría haber hecho que, aunque sea algunos, decidieran eliminar a Guy. No entenderé por qué no lo hizo, pero me da algo de lástima. Al final, Guy la terminó matando.

    Finalmente, las cosas se les complicaron y perdieron a Sun. Todo eso fue por culpa de Dyrian. Si no hubiera actuado de forma imprudente, Ashley podría haberse encargado de los tipos que se acercaban al lugar. Finalmente, su plan, aunque no del todo, quedó destruido por ella misma. Me pregunto si ella aceptará las consecuencias de lo que hizo. Porque la responsabilidad es enteramente suya. Lio dijo en el capítulo anterior que él planeaba echarse la culpa de lo que fuera a pasar, para no manchar el historial de ninguna de sus amigas. Pero eso no sería justo, él llevó a cabo todo correctamente, y no merecería terminar así. Si Dyrian tiene algo de amor por él, está obligada a hacerlo.

    Finalmente, Sun regresó a la Resistencia. Si bien, aunque Dyrian deba asumir la responsabilidad, es inevitable pensar que los van a castigar a todos. Liberaron a una prisionera, y no solo eso, sino que la perdieron. Dudo mucho que el gobierno les crea, así que, es más que obvio que todos pagarán un precio. Quizá cuando vean a Arva viva, sepan que fue un error, pero eso no quita que la falta esté cometida. Me pregunto si Guy entregará el mando de la resistencia así de fácil o si al menos dará algo de batalla por el liderazgo.

    Hay una cosa que no entiendo: tanto Ashley como Sun planeaban enviar a los neonianos hacia otro planeta. Entonces, no entiendo por qué Guy decidió traicionar a Ashley si su plan y el de Sun eran el mismo. Quizá deberías editar el segundo capítulo y explicar mejor ese asunto, porque yo ahora estoy confundido, y sería una contradicción.

    Decidí guardar el final para hablar sobre Ashley y Arva. Cuando ella estaba a punto de ser atropellada, se le vinieron a la mente muchas cosas, y me llamó la atención que se mencionara que Axlor era "la persona de la que estuvo enamorada". Yo pensé que, tras varios años sin verse, que Ashley ya no sentiría algo por Axlor, al menos no amor. Pero en vista de que eso es lo que verdaderamente siente, me gustaría ver un poco más de lo que siente Ashley respecto a él. Sí, la hemos visto sufrir, pero no ha sido demasiado para alguien que amaba a Axlor. Además, ella y Axlor eran los únicos miembros de la Expedición I que seguían con vida. Chris murió en Neonia, Juice murió en Xhander y Naylon murió cuando el Supremo tomó control de él. Ellos dos eran los únicos que quedaban, y él era su enamorado. Perdona si insisto, pero necesitaría ver más sobre el duelo de Ashley.

    En cuanto a Arva, me pregunto como llevará su embarazo. Imagino que la gente del gobierno la protegerá, dado a que es una amiga suya. Pero tengo la curiosidad de ver cual será su reacción ahora. Ella dijo en el pasado que los Rhajik debían desaparecer y no los neonianos, cosa comprensible, ya que uno de ellos mató a su hermana. Ahora, fue otro de ellos el que mató a su pareja y padre de su hijo. Ver lo que ella hará con eso será interesante, cuando menos. Todo su sufrimiento lo causaron esas máquinas.

    Bueno, más allá de todo esto, no creo haber visto ningún error. Salvo lo que te comenté del asunto de Guy traicionando a Ashley. Será hasta la próxima.
     
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  17. Threadmarks: Causa y efecto
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros III: Secuelas de una catástrofe
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    Ciencia Ficción
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    Saludos y bienvenidos al penúltimo capítulo de la tercera parte de Los Viajeros. Ha habido mejores o peores capítulos a lo largo de la historia y de esta parte, pero dejadme deciros que, para mí gusto y espero que para el vuestro también, se vienen dos grandes capítulos para cerrar esto. Sin más que añadir, les dejo con la lectura.





    Causa y efecto



    — Arca uno de Promesa en estado crítico; solicitamos refuerzos para frenar el motín.

    — Aquí Arca dos de Promesa; permiso para usar la fuerza.

    — Aquí Arca tres de Promesa; cordón militar superado, los rebeldes se aproximan a la consulta donde se encuentran el comandante y la gobernadora.

    — ¡Aquí el subcomandante Tanner! ¡No abran fuego ni usen la fuerza letal a menos que sea estrictamente necesario! ¡Se trata de nuestra gente, maldición!

    — Señor, la situación es insostenible, si no nos defendemos vamos a perder el control.

    — ¡Proteged a la gobernadora Carver, al comandante Crane y a su hija a toda costa!

    — Recibido, subcomandante Tanner.

    Snow se encontraba con Gina en brazos en la consulta médica donde se hallaba, aún inducido al coma, su pareja Lill. Junto a ella también estaban la doctora Cinthia Marlow, su pareja e ingeniero Westley Finn, Lio, Ashley, Dyrian y Arva.

    La situación era crítica tanto en Promesa como en Unión y Cuna, las otras colonias humanas. No obstante, la batalla de mayor envergadura estaba en la colonia conformada por las tres arcas que llegaron a Neonia, puesto que es la más grande y la que más habitantes tiene.

    Lio, Ash, Dyrian, Arva y Cinthia sujetaban una Striker cada uno mientras que West llevaba consigo una Rhajead, el arma experimental que la humanidad tenía reservada para soldados de alto rango. Todos ellos apuntaban a la entrada, que estaba custodiada por docenas de soldados para evitar que los manifestantes que estaban en contra de la medida tomada por Snow de proteger a los neonianos pudiesen entrar.

    La tensión se podía cortar con un cuchillo y la situación era insostenible, por lo que la gobernadora Carver sentó a su hija pequeña en una silla y tomó la radio que siempre portaba consigo para comunicarse directamente con cualquiera simplemente con entrar en la frecuencia de éste.

    — ¿Eron? Aquí Snow — Dijo la gobernadora con preocupación — He solicitado una extracción inmediata al Sector 0 pero necesitan que salgamos al exterior de las arcas.

    Entendido Snow, reuniré a varios soldados y os escoltaremos hasta la zona de aterrizaje — Respondió el subcomandante mientras se escuchaban de fondo los gritos de la muchedumbre — Cinco minutos. Corto.

    — No sé si tenemos cinco minutos — Musitó Dyrian, consciente del peligro que corrían.

    — Pues habrá que esperar que así sea — Dijo la gobernadora, cogiendo de nuevo a Gina en brazos.

    — No les dejaremos entrar — Intervino Lio en la conversación — No lo harán.

    — Quizá deba despertar a Lill... — Murmuró Cinthia, dubitativa.

    — No, no lo hagas — Respondió Snow con seriedad — Despertarlo en éste caos no será nada bueno; lo subiremos a la nave que nos recoja fuera y en el Sector 0 le pondremos al corriente de todo.

    En el Sector 0 las cosas estaban bajo control considerando la abrumadora fuerza militar que lo protegía. Además de muchos soldados humanos, también había muchos Super Rhajik y hasta el momento ni manifestantes rebeldes ni la Resistencia se habían aproximado siquiera al lugar.

    — ¿Creéis que la Resistencia aproveche para venir a atacar? — Preguntó West por conocer la opinión de los demás, especialmente de los que antes fueron sus miembros.

    — Con Sun con ellos y con todo lo que está pasando, sí — Respondió Ashley, decidida — Es cuestión de tiempo.

    — Fue una completa estupidez soltarla y llevarla allí para que luego se os escapara — Dijo Snow, visiblemente molesta con eso — Cuando recuperemos el control de la situación, hablaremos definitivamente de lo que habéis hecho.

    — Toda esta mierda que está pasando es por vuestra culpa, que menos que paguéis por ello — Intervino Arva, muy dolida con sus ex compañeros.

    — ¿Acaso insinúas que esto es nuestra culpa? — Ashley se sintió ofendida — Puede que no hayamos actuado correctamente pero todo lo que está pasando y ha pasado no recae del todo en nosotros, sino en Guy Lingard y en aquellos quiénes confían en él.

    — Pese a eso, seguís teniendo parte de culpa y es innegable — Le recriminó la chica nacida en la Luna — Tú, por ejemplo, metiste a Axlor en esto y ahora está muerto. ¿Eso no es tú culpa, Ash?

    La ex líder de la Resistencia sintió como si le dieran una puñalada por la espalda, sin embargo, la ex piloto no decía ninguna mentira. No obstante, antes de que Ripley pudiese responder de cualquier forma, la puerta se abrió bruscamente para dar paso a Eron Tanner, acompañado de varios soldados y del ahora Super Rhajik de nombre Zyon.

    — Desde que Zyon ha venido con nosotros, nadie se nos ha acercado — Dijo Eron con una sonrisa — He hablado con el Sector 0 y la nave está a dos minutos de aquí, debemos salir ya mismo.

    Todos comenzaron a salir de la consulta médica mientras Lio y West empujaban la camilla donde yacía dormido Lill. Conforme el grupo avanzaba protegido por Zyon, Eron y sus hombres, observaba como las protestas se habían convertido en batallas campales contra soldados y miembros del gobierno humano.

    — Por cierto, ¿y los neonianos? — Preguntó repentinamente el propio Zyon — ¿Los vamos a dejar aquí?

    — No podemos hacer eso, se les echarán encima — Dijo Cinthia, preocupada por la gente con la que compartió tiempo y conocimientos — Hay que llevarlos al Sector 0.

    — Tenéis razón — Musitó Snow, sin soltar a su hija de los brazos — Eron, llévate a varios hombres y sacad a los neonianos de cada arca que conforma Promesa. Vendrán con nosotros.

    — Hecho — Respondió el subcomandante Tanner — Vosotros no paréis, fuera hay una zona habilitada para aterrizajes, esperad allí.

    — Perfecto.

    Mientras Eron y sus soldados cambiaban de rumbo para sacar a cada grupo de neonianos que estaban en Promesa, el resto salieron de la colonia lo más desapercibidos posible hasta llegar al lugar en el que una nave enviada del Sector 0 aterrizaría para recogerlos.

    Zyon y unos pocos soldados unidos a Ashley, Dyrian, Arva y Cinthia armadas, protegían a Snow, Gina y a Lill que era llevado en camilla por West y Lio. El estar en campo abierto no les beneficiaba en absoluto pero debían ser pacientes y esperar a la llegada de Eron con los neonianos.

    Al cabo de diez minutos interminables y muy tensos, el subcomandante y sus soldados aparecieron con Yak, Reeda y una docena de jóvenes neonianos, desde niños a algunos de la edad de los ya nombrados. La gobernadora se aproximó sorprendida al ver que faltaban al menos cuarenta neonianos.

    — ¿Dónde está Vanth? ¿Y los demás?

    — Vanth y el resto se quedan a pelear — Respondió Yak Quetaryan con orgullo — No van a dejaros solos en esto.

    — ¿Pelear? ¿Contra quién? — West parecía indignado — Es nuestra gente, no queremos pelear.

    — No contra ellos, sino contra la Resistencia — Intervino Reeda Klamp — Ya están aquí.

    — ¿Cómo qué...?

    De repente surgieron de las proximidades decenas de hombres y mujeres con lo que parecía ser un brazalete en los brazos izquierdos con el símbolo de un puño al aire, dándose a conocer como la Resistencia.

    Al momento, estos vieron como una nave algo más grande que una lanzadera común se disponía a aterrizar, y al apreciar que los allí presentes eran la gobernadora y los suyos junto a varios neonianos, comenzaron a disparar.

    — ¡Mierda, pues sí que han aprovechado la oportunidad! — Exclamo Lio mientras disparaba repetidas veces para ponerse a cubierto.

    — ¡Proteged a Lill! — Ordenó Eron, alzando su Striker y disparando rápidamente.

    No obstante, la Resistencia no contaba con encontrarse a ningún Super Rhajik en las colonias humanas, por lo que al ver a Zyon todos se sorprendieron. La máquina se posicionó delante de los humanos que estaban disparando contra Snow y el resto y lanzó su potente láser azulado, moviéndolo de un lado a otro.

    Los miembros de la Resistencia quedaron troceados como si se trataran de simples filetes de carne ante la mirada de impacto de los allí presentes del bando del gobierno mientras una humareda se levantaba formando una cortina sin visibilidad. Aquello fue bien aprovechado por la nave enviada desde el Sector 0, que aterrizó al momento. La compuerta se abrió dando paso a un soldado que bajó velozmente a recibir al grupo.

    — ¡Hora de irnos!

    Lio y West tomaron la camilla con Lill en ella y fueron los primeros en subir a la nave mientras eran seguidos por Cinthia, Dyrian y Ashley. Arva se disponía a irse con ellos cuando escuchó que Snow la llamó justo antes de irse.

    — Yo no voy a subir a esa nave — Murmuró la gobernadora Carver con su hija en brazos — No puedo irme, sería un acto cobarde el abandonar así a mí pueblo.

    — ¡Snow, tienes una hija! ¡Quedarte con todo este caos es una locura! — Exclamo Arva, tratando de convencer a su amiga sin éxito alguno.

    — No voy a dejar a nuestra gente, mí puesto me lo impide, y tampoco dejaré a Vanth y los neonianos — Snow sonaba rotunda en sus palabras — Necesito que te lleves contigo a Gina, en el Sector 0 estará a salvo.

    Arva no estaba de acuerdo con dejar allí a Snow y si Lill estuviese despierto también se negaría, sin embargo, la mujer tenía claro que no podía obligarla a acompañar al resto y en parte entendía los motivos.

    — Tranquila, la mantendré a salvo — Musitó Tidder mientras cogía en brazos a la niña, que al irse de los de su madre, comenzó a llorar — Acabad con esto, por favor.

    La mirada de Arva iba dirigida tanto a Snow como a Eron y el resto de soldados, que asintieron al momento. Zyon no pretendía irse tampoco y al ser de gran ayuda en combate, la gobernadora pidió a la ex piloto Tidder que el Sector 0 enviara Super Rhajik a las tres colonias humanas para defenderlas de la Resistencia.

    Yak y Reeda subieron a la nave junto a los nueve niños neonianos que llevaban consigo mientras sus familias peleaban contra los humanos rebeldes. Una vez todos subieron, la compuerta se cerró y la nave se alzó en el cielo, ya oscurecido por la inminente noche que estaba al caer.

    [...]

    Los destrozos tanto en el exterior como en el interior de las arcas que conformaban Promesa cada vez era mayor. En algunos puntos incluso había fuego descontrolado, gente que yacía inconsciente e incluso muerta en el suelo, aglomeraciones agolpándose contra zonas donde algunos soldados o ciudadanos que repudiaban la protesta se escondían...

    Etyah Preston observaba desde la ventana de su celda todo aquello. Sus pensamientos eran de preocupación pero entendía en cierto punto la ira de los suyos. Sus ganas de venganza contra los neonianos le habían sido mitigadas por el subcomandante Tanner pero aquel sentimiento de odio aún permanecía latente en su interior.

    El joven afroamericano no dejaba de observar como el fuego ardía y consumía uno de los tantos puestos de fruta que había en el exterior de la colonia, quedándose con la mirada clavada en su luz y sumiéndose casi sin darse cuenta en un recuerdo tormentoso tanto para él como para toda la humanidad.

    Habían pasado solo tres días desde que el Supremo provocara la destrucción total del Sistema Solar y de los millones de humanos que vivían allí. Etyah Preston tenía tan solo dieciseis años y estaba huérfano de padres y de hermanos, quedándose a merced de nadie.

    Sus hermanos, de doce y quince años, le habían preparado la sorpresa de incluirlo en el viaje de colonos humanos hacia Neonia con todos los ahorros que sus fallecidos padres en la guerra Rhajik les habían dejado. Tanto apreciaban el esfuerzo de Etyah por sacarlos adelante, que sus hermanos quisieron brindarle una gran oportunidad como la que era comenzar algo distinto a lo que ya estaba formado en el Sistema Solar.

    Los planes de la humanidad era que en unos pocos meses ya hubiese un asentamiento completo y sostenible además de expediciones a los otros dos planetas del cúmulo de Neon en busca de extraer minerales o cualquier materia útil para la fabricación o creación de todo tipo de cosas. Sin embargo, nunca llegó a ocurrir.

    No había líderes políticos por lo que los militares que venían como soldados de La Unión, ya inexistente, pusieron orden en forma de dictadura militar. Día y noche trataban de contactar con la cuarta arca que sí había salido de la Tierra en dirección a Neonia, sin embargo, la respuesta por parte de la radio era silencio estelar, por lo que supusieron que dicha arca no había salido a tiempo de la onda expansiva de la explosión.

    Etyah observaba la potente y casi cegadora luz que emitía la explosión provocada por la bomba de energía que el Supremo había eyectado en dirección al cúmulo humano. La fuerza de dicha luz era tal que se había advertido a todos de no mirarla durante mucho tiempo puesto que podía quemarte las pupilas inclusive.

    Pero el joven de origen afroamericano hacía oídos sordos a aquellas indicaciones. Colapso, cómo fue bautizada casi al segundo día de lo ocurrido por la gente de a pie, atraía por completo a aquel muchacho que de un día para otro lo había perdido todo.

    Pero de pronto, su mirada fijó otro rumbo. Un grupo de cinco neonianos llegaba a las puertas de Promesa en su lanzadera, cargada de suministros para la humanidad. De ella bajaron todos mientras eran recibidos por una mujer a la cuál respetaban mucho: se trataba de Snow Carver. Acompañada de su pareja, Lill Crane, entablaron una breve conversación con uno de los neonianos, quién era Vanth Dheer.

    Etyah fijó su mirada en él y una vez éste acabó de hablar con ambos humanos, se volteó en dirección al interior de la nave. Sin embargo, antes de entrar en ella del todo, Vanth se giró para observar a aquel niño que no le apartaba la vista de encima. Los dos se quedaron fijamente mirándose durante al menos diez segundos hasta que el neoniano decidió introducirse en su lanzadera para volver a Isharay.


    El joven Preston volvió en sí tras el recuerdo de aquel fugaz pero inolvidable momento en el que comenzó a coger odio hacia los neonianos. El chico dejó de mirar por la ventana y se sentó en su pequeña cama mientras se frotaba el rostro con las manos cuando casi sin darse cuenta, contempló la puerta de cristal de su celda, abierta.

    Etyah se puso en pie y se asomó rápidamente al pasillo, observando como diversos manifestantes habían irrumpido a la fuerza en la sala de presos y habían comenzado a abrir todas las celdas, liberando a los criminales que había en ellas sin contemplación alguna.

    Los dos soldados que custodiaban la entrada a la prisión estaban en el suelo, literalmente degollados, seguramente por dagas de energía. El joven se quedó por un instante abrumado, pero sabía que debía moverse rápido por si algún loco decidía atacarle sin motivo.

    Preston salió de la sala de presos y se encontró directamente en el hangar, completamente vació de vehículos terrestres, pues la mayoría habían sido llevados al Sector 0 para que no fueran robados ni nada parecido. El joven afroamericano salió del hangar para encontrarse en una batalla campal en la calle principal del arca en la que se encontraba, con gente destrozando mobiliario, peleas y demás. Etyah estaba blanco, sin saber que hacer ni hacia donde ir, por lo que se dispuso a buscar al subcomandante Eron Tanner en el menor tiempo posible.

    [...]

    Los neonianos se encontraban en serios apuros, peleando a muerte en una batalla que eventualmente iba a ocurrir. La Resistencia había enviado a Promesa una cantidad considerable de soldados y su principal objetivo era erradicar a los neonianos, aunque eran conscientes de que debían enfrentar también soldados del gobierno y esas muertes humanas las consideraban daños colaterales.

    La minoría de neonianos liderados por Vanth Dheer habían sido obsequiados por el gobierno con sus propias armas, pues en su mayoría estaban sujetando un Rypper en sus brazos. Esta arma usaba la energía del ser para dispararla y aunque era efectiva al no tener que ser recargada si que debilitaba hasta cierto punto a la persona que la usaba.

    El tiroteo estaba ocurriendo en el interior de las arcas que conformaban Promesa, concretamente en una de sus amplias calles residenciales. Los miembros de la Resistencia obtenían más terreno y avanzaban a medida que los pocos neonianos retrocedían al ser insuficientes.

    — ¡No les dejéis avanzar más! — Exclamo Vanth con furia — ¡No vamos a darles el privilegio de acobardarnos! ¡No somos ellos!

    Las palabras del actual representante de los neonianos —pues el propio Vanth tuvo que coger el testigo de la asesinada Narisha— parecieron alentar a los suyos, que dejaron de retroceder para anclarse en diversas coberturas y tratar de frenar el avance de la Resistencia.

    Vanth se asomó por encima de su cobertura, una maceta alargada de marmol con plantas, y disparó repetidas veces su Rypper, asestando tres disparos de energía a uno de los humanos y terminando fulminantemente con su vida. Sin embargo, vio de cerca como uno de los neonianos que estaba a su lado era alcanzado por las balas de un Striker en el rostro, haciéndolo caer al instante mientras se formaba un charco de sangre.

    El neoniano sintió una especie de calor subiéndole de abajo a arriba, apretó los dientes y se volvió a asomar para disparar. No obstante, para su sorpresa, tras los miembros de la Resistencia habían soldados del gobierno que les pillaron desprevenidos, por lo que teniendo a soldados liderados por Eron a un lado y a los neonianos de Vanth por otro, ese pelotón de la Resistencia estaba siendo apabullado en el centro.

    — ¡Acabad con todos! — Exclamo el subcomandante Tanner mientras apretaba el gatillo de su Striker.

    Vanth pudo comprobar como en aquel grupo de soldados, además del propio Eron, se encontraban Snow y Zyon, al que derribar a balazos no era tarea fácil especialmente cuando se movía con la rapidez con la que lo hacía.

    La máquina tomó del cuello a uno de los hombres de la Resistencia y lo lanzó varios metros hacia adelante, tirándolo sobre otro miembro. Al momento, sacó a pasear su potente disparo láser en una cobertura en la que se hallaban dos miembros más, terminando automáticamente calcinados. La gobernadora Carver tenía un Buster y no dudó en usarlo, agujereando el torso de una mujer que se abalanzó sobre ella con una daga de energía.

    Aquella batalla estaba inclinándose claramente del lado del gobierno humano, quedando cada vez menos miembros de la Resistencia. Sin embargo, aún quedaban muchas zonas en los alrededores donde no cesaba la lucha. Snow se cubrió tras las puertas de una floristería cuando se percató que a cierta distancia se encontraba Sun Brume, escondiéndose tras la ventana de una de las viviendas de la calle.

    Sin pensárselo ni un instante, la gobernadora comenzó a escabullirse del combate para seguir a la líder de la Resistencia con el fin de acabar con ella. Eron vio como la mujer de su mejor amigo parecía estar persiguiendo a alguien y se dispuso a seguirla cuando un hombre del bando enemigo se lo encontró frente a frente mientras huía.

    — Diga adiós, subcomandante — Musitó el miembro de la Resistencia mientras apuntaba con su Striker a la cabeza de Eron.

    — Di tú adiós, capullo.

    Aquel hombre no tuvo tiempo de voltearse para saber quién le había dicho eso, pues una ráfaga de disparos le hicieron caer de rodillas ante los ojos de Tanner. El autor de su muerte había sido nada más y nada menos que el joven Etyah Preston, portando consigo un Striker de algún soldado caído en combate.

    — ¿Etyah? ¿Cómo has...?

    — Los manifestantes han abierto todas las celdas — Respondió el afroamericano — ¿Estás bien?

    — ¿Estás bien tú? — Eron se aproximó a su pupilo con preocupación — Esto que acabas de hacer...

    — Era necesario, si no llego a matarle, tú estarías muerto — Murmuró el joven, sorprendentemente sereno tras haber matado a alguien por primera vez — Los exploradores somos entrenados para todas las situaciones, tú lo dijiste.

    Eron asintió y apoyó su mano derecha sobre el hombro izquierdo de Etyah, agradeciéndole que le hubiera salvado. En ese momento, la batalla había terminado y todos los miembros de la Resistencia que estaban allí habían sido abatidos. Los neonianos salieron de la zona en la que estaban arrinconados y se vieron las caras con los soldados humanos. El silencio se hizo durante unos segundos hasta que Eron, acompañado de Etyah y Zyon, se colocaron al frente mientras Vanth hacía lo propio.

    — Gracias por aparecer justo a tiempo — Dijo el representante neoniano, agradecido — Muchos más habrían muerto de no ser por vuestra ayuda.

    El líder neoniano tendió su mano hacia el subcomandante humano, que tras unos instantes, decidió darle el apretón. El resto de neonianos se aproximaron al resto del escuadrón del gobierno e hicieron lo propio que Vanth, cosa que sorprendió para bien a los humanos allí presentes.

    — Zyon, hacía mucho que no te veía — Murmuró Vanth al ver a la máquina — ¿Cómo has pasado de ser un Rhajik estándar a un Super Rhajik?

    — El ingeniero Westley Finn hizo posible ese cambio — Respondió Zyon — Aunque debo corregirle en un aspecto: no soy un Super Rhajik cualquiera, soy uno mejorado.

    Vanth asintió con satisfacción y bajó la vista para observar al joven Preston, que no le quitaba la mirada de encima.

    — ¿Cuál es tu nombre, joven humano?

    — Etyah Preston.

    — Siento que esa expresión y esos ojos los he visto en algún momento de mi larga vida...

    — Así es.

    — ¿Fuiste tú el humano que se infiltró en el hangar donde se instalaron algunos de los míos y a los que amenazaste con matar?

    — Eso ya está solucionado, Vanth — Intervino Eron, queriendo evitar tensiones innecesarias.

    — Era yo, exacto — Musitó Etyah — He perdido a mis padres en la guerra Rhajik y a mis dos hermanos pequeños con Colapso, no voy a negarte que mis sentimientos hacia tu especie son negativos, pero el subcomandante está ayudándome a trabajar en ellos. Pido disculpas por aquel acontecimiento ocurrido hace unos días.

    Vanth se quedó gratamente sorprendido de la respuesta del joven humano, incluido el propio Eron. Sin embargo, aquel momento se vio interrumpido por la radio del subcomandante del gobierno humano, que recibió noticias de como estaba todo.

    Subcomandante Tanner, tenemos información de las situaciones en Unión y Cuna.

    — Adelante soldado, informe.

    Unión está siendo asediada por la Resistencia y Cuna está bajo un severo ataque.

    — Mierda... — Murmuró Eron mientras retomaba la conversación por radio — ¿Tenemos soldados en ambas colonias?

    Sí, pero insuficientes para repeler los ataques durante mucho tiempo — Explicó el soldado al otro lado de la radio — Y no podemos prescindir de nadie en Promesa, es la colonia más atacada.

    — Entendido, comunicaos con el Sector 0 y pedid refuerzos — Ordenó el subcomandante Tanner — Podrán prescindir de algunos Super Rhajik, corto.

    — ¿Cuál es el plan, subcomandante? — Preguntó Vanth Dheer con intriga.

    — Seguir peleando hasta que no quede ninguna de esas ratas en pie.

    [...]

    La nave enviada a Promesa para recoger a la gobernadora y al resto estaba llegando finalmente al Sector 0. El lugar estaba en un movimiento constante de tropas humanas y de Super Rhajik que se embarcaban en lanzaderas o naves de mayor tamaño para ser repartidos entre las tres colonias.

    Una vez la nave que llevaba consigo a Arva, Gina, Cinthia, West, Lill, Lio, Ashley, Dyrian, Yak, Reeda y nueve niños neonianos, había aterrizado, varios altos cargos de la milicia humana se aproximaron. Pero para sorpresa de todos, la gobernadora Carver no estaba.

    — ¡¿Dónde está la gobernadora Carver?! — Exclamo un coronel, pidiendo una explicación.

    — Se negó a subir al oír que Vanth y algunos neonianos se quedaron a enfrentar las revueltas y a la Resistencia — Respondió la ex piloto Tidder, sujetando a Regina Crane Carver en sus brazos.

    — No se preocupe señor, el subcomandante Tanner y Zyon están con ella — Dijo West tratando de calmar los ánimos — Está a salvo con ellos.

    — ¡Todo lo a salvo que se puede estar en este puto caos! — Gritó aquel coronel, visiblemente furioso, para luego intentar calmarse — Está bien, aquí estaréis a salvo.

    — Señor — Ashley dio un paso al frente — Mí nombre es Ashley Ripley y me gustaría ir en alguno de vuestros escuadrones a defender cualquiera de las tres colonias que usted decida a la que ir.

    El hombre se volteó sorprendido y al ver el rostro de la chica, supo inmediatamente de quién se trataba.

    — ¿Ex comandante Ripley? — El coronel estaba muy sorprendido de verla — ¿Dónde ha estado todo éste tiempo?

    Muy pocos sabían que Ashley, Lio y Dyrian habían formado parte hasta hacía poco de la Resistencia, pues solo los altos cargos del gobierno como Snow, Lill y otros se encontraron con ellos ya en el bando enemigo.

    — Es una larga historia — Murmuró la chica, decidida a ayudar — Usted solo díg...

    — Yo también quiero ayudar — Musitó Dyrian, dando otro paso al frente.

    — Pues ya somos tres, coronel — Dijo Lio con seriedad.

    El coronel, junto a varios de sus soldados, asintió y les indicó con un gesto que les siguieran. Lio, Dyrian y Ashley no lo dudaron y se fueron con ellos ante la mirada del resto.

    — Yo llevaré a Lill al interior de las instalaciones, hay una enfermería en la que podremos despertarle — Indicó el ingeniero Westley Finn mientras empujaba la camilla donde se hallaba el comandante.

    — Venid, os instalaremos en una zona tranquila — Les dijo la doctora Marlow a Yak, Reeda y los niños neonianos.

    — Te acompañamos, West — Murmuró Arva mientras acariciaba el cabello de Gina.

    Mientras los demás se iban asentando en el Sector 0, el trío que anteriormente trabajaba con la Resistencia llegó a la entrada principal del lugar, donde diversas naves cargaban munición, armas y soldados.

    — Veréis, Promesa está siendo la más atacada hasta el momento pero Unión y Cuna no se llevan menos — Explicaba el coronel a los nuevos reclutas — Necesito que os dividáis, cada uno de vosotros irá con un pelotón destinado a una colonia distinta.

    — Entendido, yo iré a Promesa — Dijo Ashley con decisión.

    — Yo ayudaré en Unión — Musitó Dyrian mientras ya vestida con traje de combate, sujetaba un Striker en sus manos.

    — Me queda Cuna a mí, entonces — Añadió Lio.

    — Gracias por vuestra ayuda a la causa — Dijo el coronel mientras hacia el saludo militar — Soldados.

    — Coronel — Respondieron los tres al unísono.

    Mientras el coronel se retiraba de la zona con varios hombres, el trío que había estado prácticamente unido desde el principio, debía separarse. Cada uno veía como compañeros armados hasta los dientes se introducían en la respectiva nave que le tocase mientras se daba el último aviso antes de despegar del área.

    — Jamás pensé que nuestra causa pudiese llegar a provocar esto — Murmuró Ripley, dolida por todo lo que había pasado y estaba pasando.

    — La causa en manos equivocadas provoca un efecto contrario al que se pretendía — Dijo Santos mientras se dirigía hacia la nave que lo enviaría a Cuna — Arreglemos esto de una vez por todas.

    Causa y efecto... — Susurró Clyne mientras también veía marcharse a su compañera — La causa siguen siendo los neonianos y el efecto es ésta maldita guerra civil.
     
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  18.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola, amigo. Paso a comentar el capítulo.

    En primer lugar aviso a que cambiaré el prefijo de la historia. Si este capítulo (el 9) es el anteúltimo, quiere decir que va a cerrar con un total de 10 capítulos. Con 10 capítulos, la historia es considerada por el foro como historia larga, por lo que le cambiaré el prefijo.

    Por otro lado, pues, no sé que decir. Este capítulo me ha dejado bastante emocionado. La Resistencia finalmente pasó a mayores, y ahora están enfrentándose tanto al gobierno humano como a los neonianos. Supongo que el juego que tenían de expulsarlos y llevarlos hacia Vulkano se terminó, y que ahora quieren deshacerse de ellos y de tomar el control de toda la humanidad. Están locos, sinceramente. Ellos pregonaron siempre que luchaban en beneficio de la humanidad y ahora están asesinando a los que no piensen como ellos. Un clásico que nunca pasa de moda en estos aspectos.

    Me ha gustado la aparición de Zyon, dado a que finalmente ha decidido mover el culo robótico que tiene XD. No, en serio, siendo un Rhajik que pudo sobreponerse al control del Supremo, yo esperaba que él sería de los personajes más importantes en esta parte. Desde la parte II su protagonismo fue muy reducido, y en la parte III solamente había aparecido como un arma para entrenamientos y nada más. Siendo la única máquina con inteligencia, esperaba más de él. Me pregunto que tanto dará la talla en la pelea y hasta donde llegará.

    Me sorprende que Vanth haya decidido enviar lejos a los niños, entre ellos Yak y Reeda, mientras que él y los mayores se han decidido a quedarse a pelear. Creo que el neoniano se ha dado cuenta de que su hora ha llegado, y parece que ha optado por aceptar dicho destino. Tras la muerte de la representante, él ciertamente se ha venido abajo, y creo que está eligiendo que lo mejor para él es sacrificarse eliminando a la gente que odia a los neonianos para que los jóvenes de su especie puedan iniciar de nuevo, esta vez de verdad, en la seguridad de la alianza que formaron con los humanos.

    El hecho de ver a Snow quedarse a pelear me ha conmovido, al mismo tiempo que me ha asustado. Sabes bien que ella y Lill son de mis personajes favoritos desde que tomaron protagonismo en la parte I. Bueno, Axlor también era de mis personajes favoritos y lo asesinaste de forma despiadada. Espero que no le suceda eso a otra de mis favoritas ahora, porque, honestamente no lo resistiría XD. Pero el ver que Snow se fue sola me da miedo, mucho más porque a donde esté Sun estará el fanático Guy, y a donde vaya ese enfermo mental, su lame botas Marlo también estará con él. Son muchos locos para una persona sola, y ojalá no le ocurra nada.

    Me gustó el flashback pequeño de Etyah, y es más que seguro que él será de los personajes que cobrará importancia la parte que viene. En cambio a Eron no lo veo muy bien para poder sobrevivir. Me agrada ese hombre, pero no lo veo con la capacidad para sobrevivir.

    En cuanto a la Resistencia, pues tengo mis dudas. No creo que lleguen a una parte más. Los Viajeros han tenido enemigos que no han durado más de una parte.
    Los Rhajik estuvieron en la parte I.
    Jim y el Supremo en la parte II.
    Y la Resistencia en la parte III.

    Sin embargo, que sean los protas no quiere decir que puedan ganar. Y de hecho, creo que eso sustenta mi teoría. Los Viajeros han estado un largo tiempo sin hacerle el honor a su nombre, es decir, viajar por el universo. Y ahora, la Resistencia los ha puesto en peligro. Por ende, mi teoría es que la Resistencia va a ganar, y que los que repudian a los neonianos se quedarán con su planeta. Mientras tanto, el grupo de los Viajeros, y los neonianos jóvenes junto con algunos Super Rhajik abandonarán el planeta expulsados por estos, comenzando con un nuevo viaje.

    De esta forma, Sun y Guy claramente sobrevivirán. El perro faldero de Guy morirá. Vanth y Eron claramente caerán en el combate, y creo que Etyah escapará junto con Zyon para poder escapar a un lugar seguro. De Snow no sé que esperar, porque tú ya mataste a Axlor, así que puede pasar lo que sea. Ojalá Etyah pueda coronarse como personaje debut y salvar a la gobernadora. Si lo hace, no hay mejor forma de ganarse un podio entre mis personajes favoritos.

    En fin, cierro el comentario con un deseo. Me gustaría ver, aunque sea en un flashback, los planes de la Resistencia. Eso será todo, hasta la siguiente ocasión.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Los Viajeros III: Secuelas de una catástrofe
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    Ciencia Ficción
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    Ha habido complicaciones en estas últimas semanas para que pudiera publicar, pero finalmente aquí está el capítulo final de la tercera parte de Los Viajeros. Un capítulo que ata cabos sueltos, cierra tramas pero abre muchos interrogantes de cara a la futura cuarta parte. Sin más que añadir, os dejo con la lectura y espero que la disfrutéis tanto cómo yo escribiéndolo.



    Un nuevo comienzo









    La guerra civil estaba en su momento más álgido. Los combates se sucedían en casi cualquier parte pero se concentraban principalmente en las tres colonias humanas. Con Isharay destruida por el ataque sorpresa de la Resistencia, el plan de estos era acabar con los soldados del gobierno humano, con los neonianos y así tomar el poder y comenzar de nuevo con su ideología egoísta.

    Muchos ciudadanos les apoyaban y perdieron su paciencia en el momento en el que Snow y el consejo del gobierno decidieron salvaguardar a los neonianos que sobrevivieron al ataque a su colonia, que eran la gran mayoría. Muchos civiles con la mentalidad más inclinada a la de la Resistencia pero que habían decidido mantener la calma terminaron por decidir que lo mejor era pelear por sus ideales.

    Y así, la guerra entre la Resistencia, ahora con muchos e improvisados miembros, y el gobierno humano con los neonianos como aliados, terminó explotando. Después de la histórica guerra Rhajik y la destrucción del Sistema Solar bautizada como Colapso, la ya bautizada como guerra de la Resistencia era otro punto clave en la historia de la humanidad y también en la historia neoniana.

    Por otro lado estaban aquellos ciudadanos que pese a todo lo ocurrido, seguían creyendo en un futuro con los neonianos como aliados, visión que compartía la gobernadora Carver y todo su consejo y que ganó las elecciones que se hicieron por una ligera mayoría. Inicialmente no salieron a defenderse sino más bien esperaban que la cosa se calmase, pero viendo que no era así, la gente estaba saliendo de sus casas para pelear también, tanto contra la Resistencia como contra otros ciudadanos que la apoyaban.

    Diversas naves llegaron tanto a Promesa como a Unión y Cuna, donde pelotones de soldados y Super Rhajik salían para ayudar a retomar el control en cada colonia. Mientras Sun Brume lideraba el ataque a Promesa, Guy Lingard lo lideraba en Unión y Marlo Brendt en Cuna. Ellos tres eran los artífices de todo lo que estaba ocurriendo y si su plan salía bien, ellos liderarían un nuevo comienzo en Neonia.

    [...]

    Sus ojos comenzaron a abrirse pero tardaron varios minutos en acostumbrarse a la luz artificial que tenía justo sobre él. Sus oídos no comenzaron a escuchar hasta pasados unos largos segundos, oyendo voces cargadas de tensión y poco después el sonido que las lanzaderas hacían al despegar.

    Y cuando finalmente pudo obtener la movilidad de su mano izquierda, sintió que una mucho más pequeña que la suya le cogía de varios dedos. Lill giró la cabeza para ver como su hija de tres años, sentada sobre Arva, le acariciaba la mano.

    Cuando la ex piloto se percató de que su amigo se estaba despertando, avisó a la doctora que rápidamente apareció en la habitación y se aproximó al comandante para hacerle una revisión rápida de sus principales funciones.

    — Lill, ¿puedes oírme? — Cinthia apuntaba con una pequeña linterna a los ojos del hombre — Asiente con la cabeza si es así.

    Lill obedeció y asintió con la cabeza al no poder hablar puesto que la anestesia, ya con menos fuerza, aún seguía en su sistema sanguíneo. Habían pasado cinco horas desde que parte del grupo había llegado al Sector 0 y desde que Lio, Dyrian y Ashley se habían ido de nuevo para pelear.

    — Estate tranquilo, poco a poco recuperarás la sensibilidad de todo tu cuerpo.

    Cinthia salió de la habitación dejando a Arva y a Gina a solas con él. La doctora se dirigió a la amplia y extensa sala de ingeniería, donde presuponía que su pareja West se encontraba. No se equivocó, puesto que el hombre estaba sentado en una de las tantas mesas con lo que parecía ser una mano articulable de metal.

    — Ha despertado, pero le tomará unos minutos poder hablar — Murmuró Cinthia mientras observaba el proyecto en el que el ingeniero se encontraba — Sus constantes vitales van bien y no veo ninguna secuela al coma.

    — Son magníficas noticias en un día de mierda — West se levantó de su silla y le dio un beso a su chica seguido de un abrazo cariñoso — Yo estoy terminando de prepararle mí regalo.

    — West, ni siquiera sabes si accederá a ponerse eso en el muñón — Cinthia tenía sus dudas — Es como llevar siempre un arma contigo, enganchada a la mano. Disparar láser como un Rhajik... ¿qué te crees? ¿no piensas que las demás personas que estén mutiladas no querrán algo así?

    — Los demás tienen piernas, brazos y manos ortopédicas que están muy bien sincronizadas con las órdenes que el cerebro les envía y con ello pueden realizar cualquier actividad, no tiene queja — Respondió Westley con seriedad mientras retocaba algunas cosas de la mano metálica con un agujero en el centro de la palma y unos conductos que sobresalían por detrás — Ellos no son el comandante.

    Cinthia estaba cansada de discutir el tema y se dispuso a irse, pero West le llamó la atención en el último momento.

    — Le preguntaremos si quiere ponérsela, y si es así, tendrás que ayudarme — Musitó el ingeniero, con el semblante serio.

    — ¿Por?

    — Porque conllevaría una operación delicada donde se unirían sus nervios a los circuitos de la mano, así podría mandar órdenes a la mano y disparar el láser Rhajik mediante su energía.

    — Si Lill accede, entonces lo haremos.

    La doctora Marlow se volvió en dirección a la enfermería mientras el ingeniero Finn terminaba de retocar su primera mano Rhajik para el comandante Crane. La mujer llegó a la consulta en medio de una conversación que estaban teniendo Arva y el propio Lill.

    — ¿Por qué estamos en el Sector 0? — Lill estaba algo confuso — ¿Dónde está Snow?

    — Tranquilo, te hemos traído aquí para que estés a salvo — Respondió la ex piloto Tidder, temerosa de preocupar al comandante.

    — No te preocupes, Arva — Musitó Cinthia al entrar a la consulta — Vamos a tener que ponerle al día.

    [...]

    Los pequeñas casas que conformaban la colonia marítima de Cuna estaban siendo pasto de un fuego descontrolado y testigos de una batalla sin precedentes. La Resistencia, liderada allí por Marlo Brendt, había logrado recluir a los civiles que no pensaban como ellos y considerando que dicha colonia era la más joven de las tres, tomarla no había sido nada difícil.

    Varias lanzaderas provenientes del Sector 0 llegaron in extremis al área principal de combate, la orilla del mar que bañaba a Cuna. Sin siquiera tocar la superficie, varios soldados y Super Rhajik saltaron de las lanzaderas para caer al agua y luego entrar directos al combate.

    Marlo comenzó a disparar soldados del gobierno con su Striker cuando de pronto vio como varias máquinas sobresalían del agua y preparaban su disparo láser. Antes de que el hombre pudiera dar una orden a los suyos, los Super Rhajik dispararon al mismo tiempo, provocando algunas explosiones y levantando la arena del suelo, haciendo la visibilidad prácticamente nula.

    Lio saltó de su lanzadera con un Striker en la espalda y cayó al agua, sumergiéndose durante unos segundos y viendo como la oscuridad del fondo contrastaba con las luces del fuego que se proyectaban por encima suya. El hombre de Ceres comenzó a nadar rápidamente hasta asomar la cabeza por la orilla, solo para observar que los Super Rhajik habían acabado con bastantes miembros de la Resistencia.

    Santos salió del agua al igual que varios soldados, que se dirigieron al interior de la zona costera, donde se hallaban la gran mayoría de las viviendas y donde predominaba la batalla. Sin embargo, una de las casas allí presentes en la orilla se le hacía familiar al hombre de Ceres, que no tardó mucho tiempo en reconocerla: era la vivienda de Arva y de su fallecido compañero Axlor.

    Lio no solía ser alguien emocional, pero al ver el hogar del marciano, se vio rápidamente atraído. Mientras el resto de sus compañeros se dirigían en tropel al interior de la selva colonizada neoniana, el hombre de Ceres puso rumbo a dicha vivienda. Una vez frente a ella, Santos abrió la puerta y vio el destrozo que la batalla había ocasionado: muebles destruidos, objetos por el suelo... aquella imagen contrastaba mucho con la que vio Lio cuando se presentó allí junto a Dyrian en busca de convencer al joven Vaalot para unirse a la lucha.

    El hombre se percató de una foto que se hallaba en el suelo y se aproximó para cogerla mientras acto seguido tomaba asiento en lo que quedaba del sofá. En la imagen se podía ver como Axlor besaba la mejilla de Arva mientras ésta sonreía con los ojos achinados. Ver aquello solo hizo sentir a Lio mucho peor de como se sentía respecto a su amigo muerto. El corpulento hombre no pudo evitar soltar varias lágrimas, una mezcla de tristeza e ira por no haber hecho las cosas de mejor manera.

    — Nadie merece morir a merced de esas máquinas.

    Lio levantó rápidamente la cabeza al oír aquella voz. Asomado por la esquina que daba a un pequeño pasillo se encontraba Marlo, con su máscara de oxígeno cubriéndole literalmente toda la cara. El miembro de la Resistencia estaba apuntando al hombre de Ceres, que tenía su Striker en la espalda y se encontraba en desventaja.

    — Pensaba que lo veías — Musitó Brendt sin bajar el arma.

    — ¿Ver el qué?

    — Lo que los neonianos han hecho, el daño que han causado.

    — Lo veo, pero también veo a los míos sufrir por lo que estáis haciendo — Le recriminó Lio, poniéndose de pie.

    — Después de esto, volveremos a ser dueños de nuestras decisiones — Dijo Marlo mientras tomaba más distancia de su ex compañero — Haremos de Neonia un verdadero hogar, libre de la plaga de los malditos neonianos.

    — Tuvo que morir un amigo para que entendiera que la guerra no es la solución — Murmuró Lio con seriedad — Todos hemos cometido errores pero la única forma de avanzar hacia el futuro es juntos.

    — ¡No hay futuro con los neonianos! — Exclamo Marlo, visiblemente alterado — Axlor lo aprendió por las malas.

    — No vuelvas a mencionarlo o te juro que termino de destrozarte la cara — Santos estaba listo para pelear.

    — Ya me estoy acostumbrando a llevar esta máscara — Respondió Brendt en un tono de superioridad — Pero no creas que esto que me hiciste va a quedar así.

    Marlo se preparó para disparar su Striker contra Lio pero éste fue rápido y echó una estantería sobre el miembro de la Resistencia, que se apartó de milagro para no ser derribado por ella. El hombre retrocedió por el pasillo y Santos tomó su Striker, decidido a terminar con él.

    Al voltear la esquina del pasillo, el hombre de Ceres vio que su ex compañero se había escondido en una de las dos habitaciones, cada una en un lado. Lio se colocó a un lado del pasillo y apuntó a la habitación de la izquierda, con la puerta ligeramente entreabierta. Su Striker apuntaba firmemente y con la pierna derecha, Santos empujó la puerta y entró decidido para no encontrarse con nadie. En ese preciso instante, una ráfaga de disparos hicieron que Lio se echara al suelo mientras las balas agujereaban las delgadas paredes de la casa.

    El hombre de Ceres comenzó a devolver los disparos desde el suelo, apuntando a la pared que daba al pasillo y después a la otra habitación. Tras una serie de ráfagas interminables, el silencio se hizo rey. Solo los estruendos y la balacera que estaba ocurriendo en el centro de Cuna se escuchaba como mero ruido de fondo. Lio se incorporó algo dolorido debido a la tensión acumulada y apuntó hacia la puerta, esperando que Marlo apareciera por ahí. El hombre dio unos pasos hasta la entrada de la habitación y salió de ella con el Striker en alto cuando de pronto Marlo se abalanzó sobre él como una exhalación y ambos chocaron contra la pared, destruyéndola al momento.

    Santos trató de tomar de nuevo su arma pero Brendt la apartó con su pie izquierdo y le propinó un puñetazo severo en el rostro al haberle pillado desprevenido. Lio no tardó en reaccionar y tras el segundo golpe del miembro de la Resistencia, tomó una piedra —fruto de la destruida pared hecha trozos— y le golpeó con ella en la cabeza, desestabilizando a Marlo durante unos segundos y aprovechándolos para darle un cabezazo en la máscara, concretamente donde se hallaba la nariz del hombre.

    Brendt, aquí Lingard — Sonó por la radio que el miembro de la Resistencia portaba en su vestimenta de combate — Tenemos el control de Unión, hemos derrotado al gobierno aquí. ¿Necesitas que envíe apoyo a Cuna?

    Marlo estaba dolorido por el golpe recibido mientras Lio se levantaba del suelo y se aproximaba a él. El hombre esperó lo suficiente como para darle una patada en la rodilla izquierda, desequilibrando a un confiado Lio y haciéndolo caer sobre un mueble de ropa. Brendt aprovechó el poco tiempo que tenía para tomar la radio y responder a su superior, pero se llevó una sorpresa cuando Santos, desde el suelo, le lanzó el mueble encima. El peso de éste y la fuerza con la que le cayó encima hicieron que Marlo soltara un grito de dolor y soltara también la radio.

    Marlo, ¿qué mierda estás haciendo? ¡Contesta!

    Mientras Guy se impacientaba al no recibir noticias de su mano derecha, éste era arrastrado por Lio desde la habitación, pasando por el pasillo hasta salir de la vivienda y lanzarlo unos metros hacia delante, en la blanca arena de la playa neoniana. Ahora sí, con el Striker en la mano, el hombre de Ceres tenía la firme intención de acabar con la vida del miembro de la Resistencia que amputó una mano al comandante del gobierno humano.

    — Se acabó el juego, Marlo.

    — ¿Crees que con matarme evitarás la victoria de la Resistencia? ¡¿La victoria de la humanidad?!

    — No, pero hará de Neonia un mundo mejor, hijo de perra.

    Lio se aproximó a su enemigo hasta estar literalmente a tres metros de él. Marlo apretó las manos contra la arena de la playa y rápidamente se la lanzó al hombre de Ceres, que no se lo esperaba, provocándole una ceguera instantánea pero temporal. Mientras Santos trataba desesperadamente de limpiarse los ojos de arena, Brendt se incorporó.

    — Igual que no ves lo que se debe hacer con los neonianos, tampoco ves ahora — Murmuró el miembro de la Resistencia mientras rodeaba al hombre de Ceres y tomaba la radio para responder finalmente a su superior — Todo en orden, Guy. Tengo un asuntillo entre manos pero en un momento te pondré al corriente de todo.

    ¡Joder Marlo, ¿a qué estás jugando?!

    Brendt no respondió a su jefe y se centró en observar como Lio luchaba por expulsar la arena de sus ojos mientras estos le lloraban para limpiarse. Aún con el Striker en la mano y bastante furioso, Santos alzó el arma y comenzó a disparar hacia donde creía que Marlo se encontraba. Cuando terminó de vaciar el cargador a la desesperada, se llevó un fuerte placaje del miembro de la Resistencia, que lo tomó de la cintura y lo lanzó contra el suelo.

    Pese a que Marlo no era un hombre corpulento, su agilidad y rápidez le daban ese plus de fuerza que a veces se necesita. El contrasta era total con Lio, siendo éste un hombre corpulento y de fuerza bruta, con su debilidad en la velocidad. El hombre de Ceres se retorcía sobre la fría arena neoniana y bajo su cielo nocturno y estrellado. Brendt se colocó sobre el torso de Santos, decidido a devolverle aquella paliza que el propio miembro de la Resistencia recibió antaño.

    — Cada vez que me quito y me pongo la máscara, recuerdo lo que me hiciste — Dijo Marlo, con ira en cada una de sus palabras — No tienes ni idea de lo que te voy a hacer. Primero empezaré por dejarte la cara echa un puzzle y después te haré como a tu amiguito el comandante, exceptuando que te cortaré las dos putas manos y dejaré que te desangres aquí.

    Lio iba recuperando la visión poco a poco pero pese a eso, su visibilidad era realmente escasa. El hombre de Ceres pensó que quizá había llegado su hora, que quizá era el precio a pagar por todo el mal que había hecho. Sin embargo, el recordar que prometió mantener a Arva y su bebé a salvo, sintiéndolos como su responsabilidad y como una forma de enmendar sus errores con Axlor y con todos, hizo que Santos retomara sus deseos de pelear.

    — Mucho hablar y poco hacer — Musitó Lio, quitándose a su enemigo de encima con un empujón.

    Brendt cayó unos metros hacia atrás pero rápidamente se incorporó. Era difícil suponer que pasaba por la mente del hombre, al no poder verse las expresiones de su rostro debido a la máscara. No obstante, si que parecía estar molesto. Decidido a acabar con esto, el miembro de la Resistencia se aproximó a su ex compañero para recibir de su propia medicina: Lio le lanzó arena a los ojos y lo sumergió en la misma situación que él.

    — ¡Mierda! ¡Maldito hijo de puta! ¡Te voy a matar! — Exclamaba Marlo, frotándose los ojos y enrabietado.

    Lio se aproximó sigilosamente por detrás de él y con un movimiento fuerte pateó la rodilla izquierda del hombre, quebrándole el hueso y provocando un grito desgarrador en el tipo, que cayó dolorido al suelo.

    — ¿Lo ves ahora? — Murmuró Santos mientras se disponía a romperle la otra rodilla — Enfrentarse a los de tu misma especie es mucho peor que enfrentarte a otra; los tuyos saben como doblegarte, los otros tardan más en hacerlo.

    El hombre de Ceres hizo de nuevo aquel movimiento para romperle la otra rodilla a Brendt y dejarlo literalmente sin poder mover las piernas. El miembro de la Resistencia gritaba de dolor y comenzaba a arrastrarse por la arena en una mezcla de súplicas y llantos. Lio le dio la vuelta, se colocó sobre él y le quitó la máscara.

    El rostro de Marlo parecía una especie de puzzle, de reconstrucción facial. Como si se tratara de venas, la cara del hombre tenía una serie de líneas que iban de un lado a otro y se juntaban, formando algo parecido a naciones en un mapa. La nariz estaba algo incrustada en el rostro, por lo que Lio supuso que la máscara servía para hacerle respirar mejor. Sus ojos, al igual que los del propio Santos, estaban muy rojos y en lágrima viva.

    Brendt solo sollozaba y parecía darse por vencido, sin embargo, aquello no hizo que Santos sintiera pena o compasión por él. El hombre de Ceres apretó sus puños con fuerza y comenzó a propinarle golpes en el rostro mientras la imagen de Axlor muerto y de otros más caídos en combate se reproducían casi delante suya. Cada golpe era más contundente y más furioso mientras entre cada uno se podía escuchar los lamentos de Marlo, magullado a más no poder. El último golpe fue severo y provocó un resquebrajamiento de los huesos del rostro de Brendt, que quedó completamente desfigurado.

    Una vez Marlo Brendt era historia y su muerte estaba confirmada, Lio volvió al interior de la vivienda que compartían Arva y Axlor, decidido a coger algo. Eso era la foto que hacia rato había visto, en la que se podía ver como Axlor besaba la mejilla de Arva mientras ésta sonreía con los ojos achinados. Santos quería entregársela a la ex piloto Tidder pues creía que debía llevarla consigo.

    Acto seguido y tras guardarse la foto, salió de la casa y se aproximó al cadáver del miembro de la Resistencia, uno de tantos en aquella playa. A su lado yacía la máscara y Lio, pensativo, se quedó mirándola durante unos instantes para finalmente recogerla. De pronto, la radio de Marlo volvió a sonar pero ésta vez no se trataba de Guy.

    Brendt, aquí Brume — La voz era femenina y se trataba de Sun — Lingard me ha informado de que no respondes, por lo que he enviado un grupo a tu posición. Llegarán en breve.

    El hombre de Ceres tomó la radio y se la aproximó a la boca para responder a la líder de la Resistencia.

    — No será necesario — Murmuró mientras se colocaba la máscara del fallecido Brendt — Ya voy yo hacia allí.

    [...]

    Los Super Rhajik caían del cielo como meteoritos, lanzados por las naves, y al impactar en la superficie neoniana dejaban un cráter de varios metros de ancho por uno de hondo. Los miembros de la Resistencia odiaban a las máquinas pero eran conscientes de la dificultad que entrañaba el pelear contra ellas. Lingard se encontraba en el tejado de una de las tantas viviendas de Unión, a una altura de cuatro pisos. Con una mira en su Striker, el ahora segundo al mando de Sun disparaba contra los soldados del gobierno, siendo estos un blanco más fácil que las máquinas fabricadas por los neonianos.

    Sus hombres a pie de campo fusilaban, literalmente, las corazas metálicas de los Super Rhajik, sin aparente éxito. Se necesitaban cantidades indecentes de munición o armas de mayor destrucción para acabar con los robots, al margen de desconectarlos mediante la desactivación del cableado que se divisaba en la nuca de las máquinas con forma humanoide. El combate se había tornado encarnizado en comparación a las batallas que se estaban dando simultáneamente en Cuna y Promesa. En Unión se veían brazos salir disparados, cuerpos humanos sin extremidades, desangrándose fruto de los potentes láseres de los Super Rhajik.

    Guy se agachaba a cada disparo que efectuaba para evitar ser detectado, pero no contaba con la mira de infrarrojos que portaban las máquinas, haciéndolo visible a cualquiera de éstas. Antes de que pudiera reaccionar, un disparo láser destruyó el muro en el que se cobijaba, hundiendo el tejado sobre el resto de plantas que contenía aquel piso. El miembro y anteriormente líder autoproclamado de la Resistencia vio como todo se venía abajo al igual que él, que solo podía dejarse llevar mientras rodaba por escombros y polvo.

    Cuando se dio cuenta, sus piernas se encontraban aplastadas por un gran trozo de pared que tenía sobre él. Intentó desesperadamente zafarse de aquella roca pero era imposible. A medida que pasaban los segundos, el dolor aumentaba exponencialmente y Guy pudo comprobar como sus piernas sangraban. La humareda que había levantado el derrumbamiento había provocado una visibilidad nula y una dificultad extrema para respirar. No obstante, cuando todo parecía indicar que era su final, un miembro de la Resistencia apareció de entre todo ese polvo flotando en el aire y le tendió su mano izquierda.

    — ¡Lingard, debemos irnos de aquí! — Exclamo aquel hombre con desesperación.

    — ¡Estoy atrapado, ayudadme! — Gritaba Guy con una desesperación superior a la de su compañero.

    Aquel soldado de la Resistencia se dispuso a tomar su radio para avisar al resto de la situación de Guy, que necesitaría de varias manos para levantar esa piedra sobre sus piernas. Sin embargo, el rostro de aquel miembro se desencajó por completo cuando vio que algo se aproximaba a ellos. Lingard no podía voltearse del todo, por lo que observaba detenidamente la expresión facial de su compañero, todo un cuadro de terror.

    — Dios mío, ya vienen... — Musitó, justo antes de echar a correr del lugar, dejando a uno de sus líderes a merced de la amenaza que se aproximaba — ¡Lo siento, lo siento mucho!

    — ¡Maldito cobarde, no huyas! — Exclamo Guy, furioso mientras volvía a intentar zafarse de la piedra — ¡Púdrete hijo de perra!

    Cuando sus gritos cesaron y el polvo en el aire se iba disipando, Lingard comenzó a escuchar pasos. No de un solo ser, sino de varios. Cada vez más, hasta el punto en el que el ruido de las pisadas era tan familiar que el hombre casi deja de respirar, fruto del terror que recorría su espina dorsal. Dos decenas de Super Rhajik estaban detrás suya, de pie, observándolo. Guy se temía una muerte brutal pero rápida, por lo que cerró los ojos y espero que algún láser le agujereara la cabeza. Pero para su sorpresa, no pasó eso. Una mujer acompañada de varios soldados se colocaron delante suya. Mientras estos le quitaban el trozo de pared de las piernas ya inútiles de Lingard, la mujer se agachaba ante el malherido ex líder de la Resistencia.

    — Deberías darme las gracias, Guy — Murmuró la mujer, resultando ser Dyrian Clyne — Los neonianos quieren tu cabeza y podría darles el privilegio... pero no son mis amigos.

    — ¿Qué mierda vas a hacerme, idiota? — Respondió Guy, rabiando de dolor — ¿Vas a volver a cambiar de bando, sucia rata?

    — No — Musitó Dyrian, disparando fríamente y sin pestañear al que una vez fue su compañero — Voy a terminar esto.

    [...]

    — Quiero que lo hagáis, ahora mismo.

    — ¿Estás seguro? Estamos hablando de...

    — ¡He dado una puta orden, joder!

    Arva apretó a Gina contra su pecho mientras Cinthia y West se quedaron paralizados ante la respuesta decidida y furiosa del comandante Crane. Tras haberle puesto al día de todo lo sucedido, Lill sentía que todo era un sueño. De asaltar un puesto de avanzada de la Resistencia a ser secuestrado por ellos, momento en el que Marlo le amputó una mano; y de pronto, despertar en medio de una guerra civil sin precedentes desde que la humanidad vivía en Neonia.

    De todo lo que se había perdido mientras estaba inducido a un coma, lo que más dolía a Lill era la muerte de su amigo Axlor. Enterarse en una situación así de que su ex compañero perdió la vida por ser forzado a volver al combate, ya fuese algo político o general, le hizo sentir cómplice de su asesinato a manos de las máquinas.

    Una vez el ingeniero Finn le propuso el colocarse una mano inteligente con tecnología Rhajik en su muñón, no quiso saber más. Le daba igual que consecuencias pudiera tener si es que tenía, ni lo que pensaría la gente de él por tener un gran poder al alcance de su mano, ni siquiera el hecho de que era límitado dado que esa tecnología, unida al cuerpo humano, requeriría de su energía hasta cierto límite, que de ser traspasado, le llevaría a la muerte.

    — Haced esa maldita operación y llevadme a Promesa para ayudar a mí mujer, ¿entendido? — Lill estaba ansioso por pelear contra aquellos que querían destruir ese futuro conjunto con los neonianos, la paz para dos especies que ya habían sufrido demasiado.

    West y Cinthia se miraron y en ambos se podía ver la diferencia de opiniones. Mientras que el ingeniero estaba deseando implantar su experimento y comprobar su eficacia, la doctora temía que aquella mano inteligente y artificial tuviera alguna reacción en el cuerpo de Lill, al tener antecedentes de algo así en otras personas, simplemente piernas, brazos o manos ortopédicos sin ningún poder en ellos.

    — Está bien — Musitó la doctora Marlow — Tendré que anestesiarte y no sé cuanto durará la operación, puesto que debo unir los nervios que conectaban con tu mano anterior a la robótica. Una vez despiertes, veremos si tu cerebro puede enviar órdenes y ese implante las obedece.

    — Lo hará, estoy seguro — Dijo West con confianza en su proyecto por estrenar.

    — Estaré fuera con Gina — Indicó Arva, que no quería que la niña viese algo así.

    — Gracias, Arva — Musitó el comandante Crane — Serás una gran madre, no tengo ninguna duda.

    Arva asintió visiblemente emocionada y salió de la habitación con la hija de Snow en brazos, dejando al ingeniero Westley Finn y a la doctora Cinthia Marlow prepararse para la operación.

    [...]

    Mientras Promesa vivía un intenso combate entre el gobierno humano —con neonianos y Super Rhajik como aliados— y la Resistencia, la gobernadora Carver trataba de perseguir sin descanso a la líder del bando enemigo. La vio escabullirse en medio de un combate y desde aquel instante no dejó de seguirla, pero Sun fue bastante lista y escurridiza como para esfumarse repentinamente. Snow se percató de que estaba cerca de su despacho, por lo que aprovechó para acercarse y recuperar datos de suma importancia, si es que nadie los había extraído antes.

    Alguien había destruido la cerradura electrónica con huella dactilar pero había una apertura de emergencia que la gobernadora conocía. Se agachó frente la puerta y pasó sus cinco dedos por una especie de sensor que había bajo la puerta, en el pequeño hueco que hay entre ésta y el suelo. El despacho se abrió para su dueña y ésta entró rápidamente, cerrando tras ella. Estaba todo a oscuras y las luces no funcionaban debido probablemente a que la sala eléctrica del arca había sido destruida.

    Sin embargo, en el propio despacho había un generador de emergencia que funcionaba en caso de apagón o destrucción de los circuitos eléctricos, que a petición de la gobernadora, mantenía operativos el ordenador principalmente y el sensor de la puerta. Snow se sentó en su silla rápidamente y comenzó a descargar todos los archivos e información que almacenaba en un pequeño chip muy difícil de detectar, que se colocó bajo una uña mediante unas pinzas.
    La descarga fue rápida debido a que el generador estaba activado y con toda su potencia, por lo que la gobernadora Carver terminó su trabajo y se dispuso a salir para reunirse con su subcomandante y ayudar en la pelea. No obstante, al abrir la puerta, un fuerte golpe la sacudió hacia atrás, cayendo sobre su escritorio y tirándolo todo de la mesa, incluido su ordenador.

    — Quiero esos datos — Murmuró Sun Brume, con aires de superioridad — Me vendrán bien para el futuro gobierno que instauraré.

    Snow se estaba incorporando cuando la asiática la tomó del cuello y la lanzó contra la pared, volviéndola a tirar al suelo.

    — Estos años de mandato has hecho el ridículo, mira a dónde hemos llegado — Dijo Sun, mientras pisaba con fuerza una mano de la actual gobernadora — Me he enterado de que a tu marido le amputaron una mano... ¿no crees que si te quito yo una, irías a juego con él?

    — ¡Cierra la boca, zorra! — Exclamo Snow, pateando a la líder de la Resistencia y provocando que ésta perdiera el equilibrio hasta caer al suelo.

    Un hilo de sangre salía de un corte en los labios de Snow mientras que Sun se incorporaba con una media sonrisa. La gobernadora atacó lanzándole un puñetazo que la asiática esquivó, tomó el brazo de su enemiga y lo golpeó con la rodilla. Carver lanzó un grito de dolor mientras se cogía el brazo ante la mirada con aires de grandeza de Brume.

    — Si no te he roto el codo, te ha faltado poco — Murmuró la líder de la Resistencia, que acto seguido se aproximó a su rival.

    Snow esperó a que ésta se acercara para darle una fuerte patada en el abdomen, momento en el que Sun se inclinó y Snow aprovechó para darle un rodillazo que hizo caer a la asiática de espaldas.

    — Si no te he roto los dientes, te ha faltado poco — Respondió Snow con una sonrisa mientras veía como la boca de Sun emanaba sangre.

    Brume se tocó la boca y observó su propia sangre que manchaba los dedos de su mano, algo que no le gustó. La mujer de origen asiático se dispuso a incorporarse pero Carver le lanzó otra patada directa a la barbilla, que hizo volver a caer a Sun. La líder de la Resistencia escupió sangre mientras se encontraba a cuatro patas en el suelo y aprovechó un libro que yacía ahí para lanzárselo a la gobernadora, movimiento que la despistó y que aprovechó la asiática para placarla y hacerla caer. Brume se puso sobre ella y se dispuso a soltar un combo de puñetazos sobre el rostro de Carver cuando de pronto una serie de luces blanquecinas con una fuerza asombrosa iluminaron el despacho.

    Aquello lo aprovechó Snow, que golpeó a su rival en la garganta, quitándosela de encima y haciendo que le costara respirar por unos minutos. Mientras la líder de la Resistencia jadeaba con sus manos en la garganta, la gobernadora se incorporó, decidida a seguir con el combate cuando sus ojos vieron algo muy extraño por el ventanal de su despacho, tan extraño que olvidó por completo que su enemiga estaba ahí.

    Miles de luces, incontables para la vista, caían del cielo nocturno neoniano hasta la superficie del planeta. La delicadeza y suavidad con la que caían en el horizonte era hasta hipnótica. Sun iba a atacar a Snow sin pensárselo pero cuando vio lo que estaba ocurriendo, se colocó a su lado, sin inmutarse. Aquel fenómeno nunca había ocurrido anteriormente y los neonianos nunca habían hablado de una lluvia de luces.

    Carver y Brume observaban intrigadas y con detenimiento el espectáculo visual que estaba ocurriendo ante sus ojos, probablemente a mucha distancia. Sin embargo, algunas de esas luces caían cada vez más cerca de Promesa, hasta el punto en el que una de esas luces cayó justo delante del ventanal del despacho de la gobernadora.

    — Eso no son luces... — Murmuró Snow, cambiando la expresión de su rostro.

    — Son naves — Musitó Sun, abriendo sus ojos achinados como platos redondos.

    Esas luces que parecían ser simplemente eso, al verlas de cerca eran una especie de cápsulas con tonalidad oscura y que si llevaran pasajeros, sería uno como mucho. Estas cosas tenían un sistema de frenado que evitaba la colisión en la superficie, posicionándose con calma e instalándose como si nada. Inmediatamente, la guerra civil entre el gobierno humano y la Resistencia cesó, pues todos estaban perplejos y atentos a esas cosas iluminadas que habían descendido sin explicación alguna del cielo. Pese a que nadie se acercaba, la curiosidad hizo mella en algunos que se aproximaban un poco más.

    De pronto, esas cápsulas comenzaron a expulsar una especie de niebla densa que se expandía velozmente y que hacía una visibilidad prácticamente nula. Algunos comenzaron a correr despavoridos temiendo que fuera algún gas peligroso, otros comenzaron a disparar esos aparatos y unos pocos caían desplomados cuando la neblina les alcanzaba, seguramente porque la habían respirado.

    De un momento a otro, aquellos que eran enemigos trabajaban juntos mediante el intento de destrucción de esas extrañas cápsulas de origen completamente desconocido. Snow y Sun se miraron sin saber como reaccionar ni como actuar mientras por sus radios pasaban todo tipo de órdenes y conversaciones de sus respectivos bandos.

    — ¡¿Qué carajo es eso?!

    — ¡Disparad sin pensarlo!

    — ¡Estamos bajo ataque alienigena de clase tres, probablemente se trate de una invasión! ¡Reunan a los civiles y evacuadlos al Sector 0!

    — ¡No respiréis esa niebla! ¡La gente se está desmayando!


    La gobernadora y la líder de la Resistencia permanecieron durante un minuto escuchando todo lo que brotaba de sus radios. El terror de había apoderado de todos los civiles, tanto los que apoyaban al gobierno actual como los que apoyaban al bando rebelde. Mientras los ciudadanos huían donde los soldados les indicaban, tanto estos como los luchadores de la Resistencia y los pocos neonianos disparaban a esas extrañas cápsulas que no dejaban de desprender niebla espesa.

    El protocolo en un ataque alienigena de clase tres, resumido como invasión al planeta —lo mismo ocurrió en la Tierra con el asalto de los Rhajik al Sistema Solar y sus colonias— se basaba en reunir a toda la ciudadanía en un punto para una evacuación global, aunque en éste caso, al no poblar toda Neonia, la evacuación era estrictamente de toda la especie humana y la neoniana. El plan era salir en naves de considerable tamaño que se hallaban en el Sector 0 y que la gente desconocía de su existencia para ser llevados a Vulkano, como plan B para sobrevivir al menos al primer ataque organizado de esa especie inteligente desconocida.

    — Me imagino que ambas queremos el bien de la humanidad — Dijo Snow, decidida a colaborar con su enemiga — Este es momento de dejar nuestras diferencias a un lado.

    La gobernadora le tendió la mano a la asiática, que se quedó mirándola sorprendida durante unos instantes para pasar a una mirada desconfiada y terminar aceptando el trato.

    — Hasta el tiempo que dure esto — Respondió Sun, accediendo a colaborar.

    — No hay remedio — Musitó Snow.

    — Bien, ¿tienes algún plan, gobernadora?

    Carver conocía el protocolo en caso de ataque nivel tres, por lo que asintió a su forzada compañera.

    — Debemos llegar al Sector 0, sea cómo sea.

    [...]

    El Sector 0 era un auténtico caos, con soldados corriendo de un lado a otro, la poca gente evacuada subiendo a diversas naves que irían en dirección a Vulkano... La situación era tan frenética que los altos cargos mandaban más bien poco y la gente solo quería sobrevivir a aquel asalto inesperado en medio de una guerra civil que se veía venir de lejos.

    El subcomandante Tanner llegaba de Promesa acompañado de Zyon, Ashley, Vanth y Etyah junto a varios soldados humanos y neonianos. Al llegar, fueron directos al lugar en el que Lill estaba siendo operado y donde se hallaban algunos de sus compañeros. Cuando entraron, se encontraron también con Arva, Gina, Lio, Dyrian, Yak y Reeda que esperaban a que West y Cinthia terminaran de implantar la mano robótica a Lill, faltando solo Snow y Sun.

    — ¡¿Dónde está la gobernadora?! — Fue lo primero que salió de la boca de Eron al ver que la mujer de su mejor amigo no se encontraba allí — ¡¿Dónde está?!

    — Pensábamos que habría llegado aquí... — Murmuró Ashley, preocupada por su antigua compañera.

    — Probablemente sigan en Promesa — Indicó Arva, cuidando de la hija de la propia gobernadora y del comandante en plena operación — Deberíamos ir a buscarla.

    — No, tú no — Musitó Lio, levantándose de su asiento y llevando la máscara que Marlo portaba anteriormente sujeta en su cintura — Estás embarazada y tienes a Regina a tu cargo. Yo me ofrezco voluntario para ir a buscar a Snow.

    — Perfecto, necesito un grupo que venga bajo mis órdenes — Indicó Eron, decidido a regresar a Promesa — ¿Quiénes más se unen?

    — Cuenta conmigo — Dijo Dyrian, ante la mirada de grata sorpresa del hombre de Ceres.

    — Y conmigo — Musitó Ripley.

    — Snow se merece que vayamos a por ella, yo también iré en representación de los neonianos — Dijo Vanth.

    — Yo te acompañaré, representante Dheer — Murmuró Yak Quetaryan.

    — ¡Yak, no! — Reeda Klamp, su pareja, no quería que éste arriesgara su vida ahí fuera — Ellos son más que suficientes, por favor, quédate.

    — No te preocupes por mí, estaremos de vuelta con la gobernadora — Yak le dio un beso a la neoniana, cosa que los humanos nunca habían visto en dicha especie — Cuida de los demás, ¿entendido?

    Reeda asintió algo molesta y preocupada por la valentía que Quetaryan mostraba al estar decidido a ayudar. Finalmente, el subcomandante Tanner iría a Promesa acompañado de Lio, Dyrian, Ashley, Vanth y Yak, en la búsqueda por traer de regreso a la líder del gobierno humano.

    — Vayamos a abastecernos de munición, quizá nos encontremos a esos bichos malnacidos que nos han echado esa niebla de mierda — Murmuró Eron — Cogeremos también máscaras de oxígeno, que espero que sean efectivas contra esto.

    — Quiero acompañaros — Indicó Etyah, dispuesto a participar en lo que sería su primera misión seria.

    — No lo harás — Respondió Eron con total convencimiento — Te quedas aquí, evacuas y proteges a los civiles en Vulkano, que con total seguridad también será atacado en cuanto aterricemos allí.

    El joven Preston quiso replicar las palabras del subcomandante, pero en la mirada penetrante y decidida de éste no parecía haber cabida para una discusión que les restaría tiempo, por lo que el afroamericano se limitó a observar como los seis voluntarios se iban en una misión peligrosa y de gran importancia sin su apoyo.

    [...]

    El grupo de seis liderado por Eron había tomado una lanzadera tras abastecerse con munición para sus respectivas armas y coger máscaras de oxígeno —restando a Lio, que portaba la máscara de oxígeno de Marlo— y en un intervalo de media hora ya habían llegado a Promesa.

    De no ser por el sensor y el mapa en tiempo real de Neonia que portaban las lanzaderas, encontrar Promesa en medio de esa densa niebla hubiese sido prácticamente imposible. Ésta fue pilotada por Santos, con cierta experiencia en su manejo, y el aterrizaje se dio a doscientos metros de la colonia.

    — No sabemos si las máscaras van a funcionar, así que si alguno de nosotros nota cualquier sensación de flojedad, mareo o pérdida de fuerza, que lo diga y se meta en la lanzadera sin pensarlo — Indicaba el subcomandante Tanner — Si nos pasa a todos, regresamos al Sector 0 y enviamos a cualquier Super Rhajik que quede para que busque a Snow, ya que supongo que a esas máquinas no les afectará la niebla.

    — ¿Intentamos destruir esas cápsulas de las que sale la niebla? — Preguntó Dyrian, suponiendo que eso entraba en el plan.

    — Hemos ido con todo contra esas cápsulas pero no les hacemos ni cosquillas — Murmuró Eron, preocupado por eso — Sean lo que sean y quiénes sean los dueños de esas cosas, han planeado bien su ataque. Nos centraremos en la búsqueda de la gobernadora. ¿Alguna pregunta más?

    Al ver que ninguno de ellos quería preguntar nada, Eron abrió la compuerta de la lanzadera y salió primero, seguido del resto que bajaban uno a uno. El panorama era desolador, pues al margen de que se estaba librando una guerra civil y había cadáveres en el suelo, el hecho de que los vivos que habían respirado esa niebla también yacían en el suelo, convertía el escenario en una auténtica película de terror.

    — Comprobad cada cuerpo si es necesario hasta dar con Snow — Ordenó el subcomandante, con su Striker a la altura de los ojos.

    — Subcomandante Tanner, tiene que ver esto — Murmuró Yak, llamando la atención del resto del grupo.

    Todos se aproximaron al joven neoniano, que se encontraba al lado de un cuerpo que no tenía heridas, por lo que se trataba de alguien que había respirado esa niebla y había caído desplomado al suelo.

    — ¿Qué ocurre con él? — Preguntó Vanth a su discípulo.

    — Sigue respirando y su corazón late, sin embargo, el resto de sus funciones están en una especie de letargo, como dormidas — Respondió Quetaryan.

    — No nos quieren muertos... — Murmuró Ashley, llegando a dicha conclusión — Solo nos duermen.

    — ¿Por qué querrían hacer eso? — Lio no le veía el sentido.

    — Ni idea, pero es lo que han hecho — Dijo Eron, decidido a seguir con la misión — Sigamos.

    Los seis prosiguieron con la búsqueda hasta adentrarse al interior de las arcas que conformaban Promesa. Al no haber luz debido a la batalla sin cuartel que estaba ocurrido solo una hora antes, el grupo tuvo que echar mano de linternas adheridas a sus armas.

    La niebla se adentraba incluso en el interior de las arcas y combinándola con la oscuridad, hacia del don de poder ver, algo realmente complicado. Sin embargo, la suerte parecía sonreírles cuando de pronto, a unos metros de ellos, dos linternas alumbraban el camino.

    — Colocaos en posición — Les indicó el subcomandante a los suyos mientras se disponía a mostrarse a aquellas luces — ¡Aquí el subcomandante Tanner, identifíquense o abriremos fuego!

    — ¡No dispares, Eron! ¡Soy Snow!

    Los seis voluntarios para la búsqueda de la gobernadora respiraron aliviados cuando oyeron a la mujer. Ésta se aproximó al grupo y los abrazó uno a uno, sin embargo, la presencia allí de otra mujer les sorprendió y más cuando las luces de sus linternas le alumbraron el rostro, descubriéndose a la líder de la Resistencia.

    — ¡¿Qué mierda hace ella aquí?! — Ashley se aproximó a la asiática, colocándole el cañón de su Striker en la frente.

    — ¡Esta mujer es la responsable de todo lo ocurrido! ¡Merece morir! — Exclamo Yak, furioso.

    — ¡Calma todos, joder! — Ordenó Eron mientras se aproximaba al oído de su líder — ¿Qué hace ella contigo?

    — Te lo explicaré cuando estemos en el Sector 0, por ahora, viene con nosotros — Respondió la gobernadora, decidida.

    Pese a que a algunos no les parecía adecuado llevarse consigo a Sun Brume, la decisión de la gobernadora Carver era inamovible e iría con ellos. Con Snow y Eron a la cabeza, el grupo se dirigió de regreso a la lanzadera, saliendo de las arcas que hacían Promesa. No obstante, al cabo de unos segundos escucharon un sonido muy parecido a una vibración que a medida que se aproximaba, sonaba con más fuerza.

    No tuvieron tiempo para teorizar acerca de eso, porque de pronto se les echaron encima lo que parecían ser cuatro drones de forma redonda que para su sorpresa, no les atacaron. Estos comenzaron a rodear al grupo y a escanear a cada uno de ellos sin movimiento hostil alguno.

    — ¿Qué mierda es esto? — Lio observaba como estaba siendo escaneado por uno de los drones.

    — ¡Dad la cara, cobardes! — Exclamo Dyrian, que sin aviso, disparó contra uno de esos drones hasta derribarlo.

    Al ver que uno de los suyos cayó derribado y por lo que parecía ser, también destruido, los tres drones restantes obtuvieron una tonalidad roja en lo que parecían ser unas pantallas oculares mientras se movían de manera más veloz y alrededor de todos.

    — ¡¿Por qué has hecho eso, Dyrian?! — Le reprochó Ashley.

    — Parece que estas cosas se han cabreado... — Murmuró Sun, que iba desarmada al igual que Snow.

    — No sé lo que quieren así que... ¡corred a la lanzadera, ya! — Gritó Eron, abriendo fuego contra los drones y dando un breve espacio de tiempo para que todos huyeran.

    Las máquinas respondieron cuando una pequeña torreta sobresalió de su parte baja y comenzó a disparar proyectiles realmente idénticos a las balas de fabricación humana. No obstante, no parecían ir a matar, sino más bien a frenar a todos ellos que se pusieron a correr en dirección a la lanzadera.

    — ¡No nos matan! — Exclamo Snow, sorprendida.

    — ¡Tenemos que volver al Sector 0! — Dijo Vanth mientras disparaba su Rypper.

    De pronto, uno de esos drones disparó contra Ashley, concretamente hacia su máscara. El disparo pareció ser milimétrico y muy calculado, pues rozó la máscara lo suficiente para abrirle un boquete por el que entrara la neblina. Antes de que pudiese darse cuenta, la ex comandante Ripley cayó desplomada al suelo.

    — ¡Ashley! — Gritó Lio, sin dejar de disparar.

    Eron corrió hacia su compañera y se dispuso a recogerla para cargar con ella en dirección a la lanzadera pero los drones le impedían moverse al disparar a escasos centímetros de él. Sin embargo, el subcomandante entendía que esas cosas no querían matarles, por lo que tomó a Ash, la cargó y comenzó a correr en dirección a la lanzadera.

    Los drones parecían haber averiguado las intenciones de Tanner y en vez de disparar delante suya, uno de esos drones disparó un proyectil que impactó en la lanzadera y se quedó clavado en ella. Eron proseguía, corriendo hacia la pequeña nave con Ash en brazos cuando ese proyectil explotó, convirtiendo la lanzadera en hojalata ardiendo y con la onda expansiva lanzando tanto al propio Eron como a Ashley a una distancia de varios metros. La caída del subcomandante provocó la rotura completa de su máscara, por la que entró dicha niebla, convirtiendo a Eron en otra víctima más de ese aire contaminado.

    — ¡Mierda, Eron, levanta! — Gritó Snow, tratando de despertarlo.

    — Nos hemos quedado sin lanzadera, joder — Murmuró Brume, tomando el arma de Ashley y disparando a los tres drones restantes.

    Vanth disparaba acompañado de su discípulo Yak cuando uno de los drones le acertó de pleno en uno de los agarres de la máscara, provocando que ésta se soltara de un lado y que la niebla hiciera su trabajo. El representante neoniano cayó desplomado al suelo ante la mirada de horror de Quetaryan, que comenzó a disparar furiosamente.

    — ¡Están tratando de quitarnos las máscaras con disparos certeros! ¡Lo tendremos más fácil para acabar con estas cosas en el interior de las arcas que en campo abierto! — Exclamo Lio, viendo que comenzaban a caer uno a uno.

    Primero Ashley, luego Eron y finalmente Vanth habían sucumbido a la niebla al haber sido destruidas sus máscaras de oxígeno. Mientras la gobernadora trataba de despertar al subcomandante desesperadamente, la radio de éste comenzó a emitir señales hasta que estas se convirtieron en palabras.

    ¡Eron, aquí Etyah! ¡Han caído más de esas cápsulas del cielo y han rodeado los muros del Sector 0! ¡Está entrando la niebl...! ¡Ten... q... evac...! ¡Hay unos obj... vola... es... están destruy... las ...aves! ¡Volved cuant... ant...!

    La transmisión se cortó en ese momento pero Snow no era tonta y entendía lo que estaba ocurriendo en el Sector 0. Alzó la vista al cielo esperando ver varias naves huir del planeta, sin embargo, solo vio una. La nueva Arcadia con su aspecto idéntico a la inicial, se alzó sobre el cielo oscuro de Neonia y en un abrir y cerrar de ojos se impulsó hacia las estrellas.

    CONTINUARÁ
     
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    Hola amigo, paso a comentar el capítulo final de esta tercera parte de la historia.

    Tengo que admitir que este ha sido el mejor capítulo de LV hasta el momento, disputándose el puesto con el capítulo final de la parte I. Aunque para mí este es totalmente superior.

    Dejame decirte que este capítulo tuvo de todo: acción, intriga, buen desarrollo y muchas cosas más que me encantaron. Me alegra saber que Marlo y Guy han muerto. Guy es un enfermo mental y Marlo era un perro obediente que hacía caso a todas las órdenes que este daba. Creo que es un alivio para todo el mundo que ellos estén muertos, ya que tipos así no hacían falta. Me da lástima que Guy sea un tipo así, porque en la parte II él asesinó a varios criminales que iban con Jim. Es una lástima que no distinga entre buenos y malos y abra fuego de esa forma tan indiscriminada. Pero su muerte finalmente llegó y eso me alegra.

    La escena donde Lío entra a la casa de Axlor y tiene la pelea contra Marlo fue de las mejores del capítulo. Ahí podemos ver bien como Lío retoma su lugar como uno de los personajes mejor escritos de la historia. De pasar a ser un espía para Jim en contra del gobierno, a demostrar ser un soldado independiente. Creo que él ha vivido de todo: la muerte de su hermano, la traición de Dyrian y West en Ceres, las extorsiones de Jim, la guerra de los Rhajik, un enamoramiento con Hillary, la muerte del Sistema Solar en manos del Supremo, y la guerra de la Resistencia. Ciertamente es de los personajes que más ha sufrido y perdido a lo largo de la historia. Lo mejor de todo es que él se cae y se levanta constantemente. No cae al suelo y queda tirado por siempre, ni tampoco se levanta y se vuelve invencible. El desarrollo que ha tenido es soberbio, y espero ver más de él en el futuro.

    Hubiera preferido que Guy sufriera mucho más, pero imagino que el susto de muerte que se llevó fue más que suficiente.

    Me sorprende bastante la insistencia de West en convertir a Lill en una especie de Terminator XD. Pero es lógico que él haya aceptado. No me quiero imaginar el impacto psicológico que debió haber atravesado. Digo, la historia misma lo describe. Perder su mano, a su amigo, y no saber nada sobre el paradero de su esposa en medio de una guerra civil que no existía en el momento en el que quedó inconsciente fue mucho para él. Solo espero que él se recupere psicológicamente de todo esto.

    La pelea entre Sun y Snow fue bastante buena. Tenía bastante miedo de que mataras a Snow, ya que ya habías matado a un personaje favorito de los míos XD. Me alegra que no lo hubieras hecho. Me causó mucha intriga (y como es el final de la historia, será muy constante hasta que regrese) el saber qué serán esas cosas que han caído al planeta. Lo que me sorprende es que ni siquiera los Super Rhajik hayan podido detenerlas. La neblina que liberaban para dormir a los humanos y neonianos en lugar de solamente asesinarlos me sugiere que podría tratarse de seres gentiles en vez de hostiles, pero eso está por verse.

    Supongo que la lucha contra la Resistencia ha terminado, porque ahora enfrentan una nueva amenaza, y deberán luchar junto a neonianos y las máquinas. Sun es la única que queda con vida, lo que quiere decir que, si ella cae, todas sus ideas claramente caerán con ella, mucho más si terminan llevándose mejor con los neonianos a raíz del conflicto que se viene.

    La parte IV ya debe tener el concepto y el argumento listo, que me imagino será el conocer y enfrentar a esas cosas extrañas que han caído y a sus creadores. Me sorprende que una nave sola, la Arcadia justamente, haya partido hacia Vulkano. No puedo dejar de preguntarme quienes serán los que van a bordo de esa nave, y si estos seres los seguirán.

    En fin, creo que eso será todo hasta la próxima vez. Estaré esperando la parte IV con muchas ansias.
     
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