Otro El Supremo

Tema en 'Relatos' iniciado por Manuvalk, 5 Abril 2019.

  1.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
    Miembro desde:
    14 Diciembre 2013
    Mensajes:
    688
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    El Supremo
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3790
    Esta especie de one shot se basa en una de mis historias titulada Los Viajeros, que actualmente se encuentra en desarrollo y en la segunda parte. Os dejo los links:

    Primera parte: https://fanficslandia.com/tema/los-viajeros-la-guerra-rhajik.56966/

    Segunda parte (en proceso): https://fanficslandia.com/tema/los-viajeros-ii-cara-a-cara.61012/


    Espero que este capítulo especial que ahonda más en la historia os guste. Sin más que añadir, que lo disfruten.

    [...]

    Doscientos años antes del encuentro con los humanos, los neonianos eran una raza conquistadora liderada por un consejo. En su afán por conquistar los cúmulos más cercanos y expandirse, se encontraron con los sylerianos, una raza más avanzada que ellos pero con unas reglas pacíficas. Los neonianos los confrontaron sin piedad y por sorpresa, atacando su planeta natal de nombre Syleria — ubicado a setenta años luz, en el cúmulo Syler — y sumiéndolo en el caos absoluto hasta convertirlo en inhabitable. Los sylerianos fueron masacrados y los pocos supervivientes que quedaron se refugiaron en un búnker de Syleria, decididos a planificar cuál sería el siguiente paso. Tiempo después se subieron a bordo de una de sus únicas naves, llamada Bataller, pero los neonianos detectaron la nave justo cuando ésta llegaba a su sistema, haciendo caer por error la nave en Neonia. Así, la Bataller provocó un cráter de grandes dimensiones quedando casi incrustada en la superficie del planeta. Sin embargo, los sylerianos tenían en su nave un arma desconocida, un microchip nombrado Supremo, capaz de tomar el control de un ser orgánico u artificial mediante sus sistemas tanto cerebrales como nerviosos/electrónicos. Cinco neonianos se aproximaron a la nave derribada con el fin de asegurarse de que los sylerianos habían muerto. Esta es la historia del horror que tuvieron que vivir los cinco soldados enviados a certificar la extinción de los sylerianos; éste el pasado de los neonianos... y el de El Supremo.



    [...]


    La lluvia golpeaba con fuerza las hojas de los árboles mientras sonaban de fondo los estruendos del cielo en plena tormenta activa. Cinco soldados neonianos avanzaban con paso dubitativo, dejando la huella en la tierra mojada y húmeda que tenían bajo sus pies.

    Los neonianos portaban una armadura metálica que les cubría el torso mientras que debajo llevaban un traje oscuro que se mimetizaba con el ambiente, cambiando de color según el lugar en el que se encontraran y el clima en el que estuvieran.

    Además de ello, cargaban con una especie de maletas ancladas a la armadura por la espalda, donde almacenaban suministros y aparatos de reconocimiento como drones, entre otras cosas. En sus brazos portaban un arma de fuego a la que llamaban Rhajaal, que disparaba un fuerte rayo láser con un tono azulado y que se recargaba con la luz solar.

    Sin embargo, el día no había salido precisamente soleado, por lo que tenían una munición justa. Así que también llevaron consigo una hoja afilada de veinte centímetros colocada en la punta de sus armas para alguna posible pelea cuerpo a cuerpo tanto con sylerianos como con animales salvajes.

    La misión era simple: los cinco miembros ancianos del consejo que lideraban a la especie les ordenaron a los cinco soldados que se aseguraran de que no quedara ningún superviviente en la nave abatida que había caído en superficie neoniana, y que recolectaran cualquier cosa que vieran interesante para llevarla de regreso a la ciudad.

    El grupo de soldados caminó durante horas hasta llegar al lugar del impacto, pues desde el consejo no querían prescindir de ninguna nave temiendo que pudiesen dirigirse ejércitos sylerianos al planeta con intenciones de pelear. Tras todo ese tiempo, los cinco neonianos comenzaron a divisar a pocos metros el fuego incandescente que emanaba una de las partes de la nave.

    Parte del bosque estaba completamente arrasado y en llamas pero tenían la suerte de que estaban en medio de una fuerte tormenta y la lluvia se encargaría de apagar el fuego antes de que se extendiese más. Uno de los soldados se paró justo en el borde del cráter, observando la distancia que les quedaba descendiendo hasta llegar a la nave colisionada.

    — No veo otro lugar por el que bajar — Informaba aquel neoniano, buscando con la mirada una zona más accesible — Tendremos que deslizarnos hasta abajo.

    — Si no queda otra opción... — Murmuró otro soldado, fastidiado con esa idea.

    — Hagamos lo que hemos venido a hacer, inspeccionemos el interior de la nave, acabemos con los sylerianos que queden vivos y nos largamos de aquí, ¿entendido? — Dijo un tercer soldado, deseando finalizar la misión — No me gusta como está hoy Neonia.

    — Es una simple tormenta, Tymoth — Indicó otro de los neonianos — No te pongas nervioso, ¿vale? Esto es pan comido, ahí abajo estarán todos muertos.

    — Se dice que nuestros ancestros creían que cuando había tormenta en Neonia era porque se presagiaba algo malo — Dijo el soldado llamado Tymoth, visiblemente preocupado — Me tomo muy en serio las historias que han pasado de generación en generación.

    — ¡Son simples historias para niños! — Exclamo el único soldado que quedaba por hablar — ¡Cerrad la boca y bajemos ahí de una maldita vez!

    Tras la breve conversación, el grupo de cinco neonianos comenzó a bajar la pendiente del cráter con lentitud, considerando la fuerte lluvia y los posibles desprendimientos de tierra que pudiesen ocurrir, además de querer evitar caerse rodando hasta abajo por un simple descuido.

    Una vez lograron llegar hasta allí abajo, los soldados comenzaron a inspeccionar los alrededores de la nave para ver si se encontraban algún cadáver o algún syleriano tratando de huir, pero no vieron nada. Una vez comprobado el perímetro, los cinco neonianos buscaron una entrada al interior de la nave pero no tuvieron que buscar mucho pues ésta tenía una brecha en el centro fruto del golpe contra la superficie de Neonia.

    — Ahí está nuestra entrada — Indicó uno de los soldados, adoptando una postura de liderazgo y yendo al frente — Recordad: vista alta, pies en el suelo y todos los sentidos alerta.

    Obedeciendo a aquel soldado, el resto se colocó en fila para introducirse dentro de la nave syleriana con el objetivo principal de inspeccionarla y de confirmar la muerte de toda su tripulación, después de llevarse consigo cualquier tecnología interesante que se pudiese cargar a sus espaldas.

    La nave era de grandes dimensiones por lo que inspeccionarla tomaría su tiempo. Los cinco soldados neonianos entraron por la brecha que habían encontrado y esta les dio acceso directo a un largo pasillo lateral de la estructura, absolutamente oscuro.

    Los neonianos encendieron unas linternas que tenían incorporadas al traje que portaban para iluminar sus pasos y con las armas en alto comenzaron a avanzar en fila por el interior. El largo pasillo parecía recorrer un lado de dicha nave, de principio a fin, por lo que el grupo se dispuso a seguirlo hasta llegar al final de éste.

    El neoniano que iba al mando fue el primero en colocarse tras la esquina del pasillo que finalizaba y parecía llegar a una sala. Con un movimiento ágil y rápido, el soldado dobló dicha esquina apuntando en busca de cualquier sorpresa, sin embargo, aquella sala oscura solo tenía cadáveres de sylerianos.

    — ¿En qué parte de la nave estamos? — Preguntó intrigado uno de los neonianos.

    — Parece el puente de mando... — Respondió Tymoth, observando el cuerpo sin vida de un syleriano sentado frente a todo tipo de controles y con una pantalla enfrente — Os presento al capitán de la nave.

    Idénticos a los neonianos, los sylerianos tenían también dos piernas pero sus pies eran extremadamente más largos, pareciendo aletas. Muy delgados y con unos brazos finos y largos que desembocaban en seis dedos. Su cabeza acababa en punta hacia atrás y su nariz apuntaba hacia el suelo. Además sus ojos eran pequeños y circulares, siendo de un color grisáceo en fondo negro.

    El capitán de la nave se hallaba con la boca abierta y en su frente había una gran brecha con sangre oscura ya algo seca que le recubría uno de sus ojos. Los cinco soldados observaron el cuerpo con repugnancia y prosiguieron su investigación.

    — Helix — Llamó uno de los neonianos a un compañero — ¿Crees que puedas sacar todos los datos de aquí?

    — Por supuesto, un momento.

    Aquel neoniano de nombre Helix sacó de su especie de mochila un extraño aparato de descarga de datos y mediante un cable lo conectó a una entrada de la maquinaria del puente de mando, comenzando a descargar datos de los sylerianos, principalmente rutas entre planetas y otros lugares del espacio profundo.

    — Descarga completada — Musitó Helix, confirmando su éxito — Podemos proseguir.

    — Perfecto — Dijo el neoniano que cada vez parecía estar más al mando del grupo — Jeelon, ve al frente. El resto vigilad la retaguardia, no me gusta este silencio.

    Obedeciendo, otro soldado llamado Jeelon se puso en marcha seguido del resto de sus compañeros. El puente de mando daba acceso directo a dos pasillos, uno que parecía recorrer el centro de la nave y otro que se dirigía al otro lado de ésta.

    — Mehron, ¿por dónde? — Preguntó Jeelon a su líder.

    — El pasillo del centro — Respondió la cabeza visible del grupo, llamada Mehron — Puede llevarnos a su núcleo motriz.

    Con Jeelon al frente, el grupo avanzó por aquel largo y estrecho pasillo mediante las luces de sus linternas pues la nave estaba a oscuras y ni siquiera tenía las luces de emergencia operativas.

    El pasillo tenía habitaciones a ambos lados, lo que el grupo interpretó como los dormitorios de la tripulación. Uno a uno, los soldados neonianos abrían las puertas de una patada y se aseguraban de que no quedaba nadie vivo. Cada camarote parecía contar su historia, pues algunos estaban vacíos mientras otros contenían varios cadáveres acostados en sus camas.

    Esto último llamó la atención de Mehron, que creía que el hecho de que hubiese sylerianos fallecidos en sus camas daba a entender que alguien los había puesto ahí, por lo que la teoría de que hubiese supervivientes aumentaba.

    El grupo prosiguió su andadura por aquel pasillo central hasta que el líder, Mehron, se percató de que faltaba uno de sus miembros del pelotón, el que iba último vigilando la espalda del grupo.

    — ¿Dónde está Dugham? — La pregunta de Mehron hizo que sus compañeros se voltearan temiéndose lo peor.

    — ¡¿Dugham?! — Helix comenzó a llamar a su compañero, visiblemente temeroso.

    — ¡Cállate! — Le ordenó Mehron, parándose frente a él — ¡¿Quieres delatar nuestra posición a cualquiera que siga vivo en esta maldita nave?!

    — ¿Qué ocurre? — Preguntó Dugham, saliendo de una de las habitaciones.

    — ¡¿Dónde estabas, desgraciado?!

    — Vi un dibujo muy interesante.

    Dugham mostró a sus compañeros una especie de tableta táctil donde se podía apreciar a un syleriano dibujado de pie frente a un horizonte en el que se vislumbraban dos planetas de fondo, siendo una estampa realmente preciosa y de una calidad técnica asombrosa.

    — ¿Desapareces de nuestra vista por un maldito dibujo? — Jeelon estaba decepcionado — Menuda tontería.

    — ¿Tontería? — Tymoth tomó la tableta de la mano de su compañero — ¿Acaso no lo veis?

    — ¿A qué te refieres? — Preguntó Helix, extrañado.

    — Yo solo veo un simple dibujo — Indicó Jeelon.

    — ¿Ah, sí? — El rostro de Tymoth reflejaba preocupación — ¿Y qué hace una tableta encendida en una nave donde todo está apagado o destruido?

    Los cinco soldados neonianos se miraron con evidente temor y conscientes de que no estaban solos en aquella nave de origen syleriano. No sabían cuantos seguían con vida, ni si les habían detectado aunque fuese lo más probable, pero estaba claro que corrían un gran riesgo.

    — Bien visto, Tymoth — Dijo Mehron, apoyando su mano izquierda en el hombro derecho de éste — Dugham, la próxima vez que vayas a ver algo avisa antes de que te perdamos de vista.

    — Oye, he sido yo quién ha encont...

    — Enhorabuena por eso, bien visto — Le interrumpió Jeelon, serio — ¿Podemos seguir con esto antes de que algo o alguien nos salte encima?

    — Permaneced alerta, es evidente que no estamos solos.

    El grupo siguió hasta el final de aquel pasillo que los llevó directamente una amplia sala que resultó ser el lugar donde se hallaba el motor de la nave, el núcleo motriz. El lugar era grande y ellos se encontraban en el piso superior, pudiéndose ver que había una planta baja.

    — Veamos que tenemos por aquí — Dijo Mehron, comenzando a moverse con la Rhajaal en mano — No os separéis.

    — ¡Allí! — Exclamo de pronto Tymoth, señalando una compuerta que acababa de cerrarse ante sus ojos, en la planta inferior — ¡Hay alguien!

    Sus compañeros apuntaron rápidamente con las linternas y las armas, pero no llegaron a ver nada.

    — No hay nadie, Tymoth — Murmuró Helix, extrañado.

    — Deja de tener alucinaciones — Le recriminó Jeelon.

    — ¡Lo he visto, maldición! ¡Alguien ha entrado ahí dentro!

    — ¿Estás seguro de eso? — Preguntó el líder, Mehron, con seriedad — Puede haberte fallado la visión.

    — ¡No me ha fallado una mierda, Mehron! — Gritó Tymoth, frustrado porque sus compañeros no le creían — ¡Hay alguien ahí dentro!

    — Está bien, está bien. Cálmate — El jefe del pelotón terminó por creer a su soldado — Jeelon y Dugham, id a ver a nuestro amigo escurridizo ahí abajo.

    — ¿En serio? — Se quejó Jeelon — Ahora nos toca perseguir una visión.

    — Entendido, jefe — Respondió Dugham.

    Jeelon y Dugham comenzaron a bajar hasta la planta baja por unas escaleras que daban acceso mientras que Mehron, Helix y Tymoth se dispondrían a inspeccionar la parte de arriba. En dicha parte habían solo tres salas, siendo la del centro la que tenía el núcleo motriz que impulsaba la nave, visiblemente averiado por la caída en Neonia. Las otras dos salas parecían ser habitaciones de investigación tecnológica, pues había todo tipo de aparatos y herramientas.

    Una vez estas fueron inspeccionadas, Mehron, Helix y Tymoth se dispusieron a bajar a la planta baja cuando se escucharon varios disparos y gritos provenientes del lugar al que Jeelon y Dugham habían entrado. Corriendo, el trío que estaba en la parte alta comenzó a bajar, dispuesto a socorrer a sus compañeros.

    Mehron disparó repetidas veces a la compuerta, abriéndola tras varios intentos, y la escena que se encontró no fue nada alentadora. Jeelon y Dugham se encontraban tirados en el suelo con diversos agujeros en el torso y con la sangre esparciéndose lentamente por aquella habitación, que al ser alumbrada se descubrió que se trataba de una especie de laboratorio.

    — ¡Jeelon! ¡Dugham! — Exclamo Helix, aterrado por ver aquello.

    — ¡Se está escapando! — Señaló Tymoth, observando una figura que huía por una salida.

    — ¡Ve tras él! — Le ordenó Mehron, furioso — ¡Buscaré la forma de atacarle de frente! ¡Lo pillaremos por sorpresa a ese syleriano malnacido!

    Tymoth obedeció a su líder y comenzó a correr con arma en mano para perseguir al que parecía ser el único superviviente al accidente de la nave. El neoniano dobló la esquina y observó como el syleriano doblaba la esquina del final del pasillo, desapareciendo de su vista.

    — No puede ser — Se lamentó Tymoth al perderle la pista.

    — Hey, Tymoth — Helix apareció rápidamente por detrás y le llamó la atención a su compañero — Mehron ha dicho que nos separemos, que somos tres contra uno. Hay que encontrarlo, enciende la radio.

    — Entendido.

    Helix retrocedió en sus pasos y dejó a Tymoth a su suerte. Tanto él como el propio Helix y Mehron se separarían para encontrar al syleriano que acababa de asesinar a Jeelon y Dugham.

    Tymoth comenzó a avanzar lentamente por el pasillo que previamente había recorrido el escurridizo syleriano, portando la Rhajaal en sus brazos y decidido a usarla a la mínima. A medida que se aproximaba al final del pasillo, el soldado neoniano apretaba con fuerza el arma, listo para usarla.

    En ese preciso instante justo antes de doblar la esquina, el syleriano se lanzó contra el neoniano, colocándose sobre éste en el suelo. Ambos comenzaron a forcejear bruscamente y Tymoth logró empujarlo, quitándoselo de encima el tiempo suficiente para tomar de nuevo el arma, que yacía a su lado.

    El syleriano lo miró desafiante y se lanzó contra el soldado realizando lo que parecía un grito de guerra, pero la Rhajaal fue accionada por Tymoth y de ésta salió un fuerte disparo láser que literalmente agujereó al syleriano, que no estaba provisto de ningún tipo de arma ni armadura.

    Aquel ser cayó sobre Tymoth por la inercia con la que iba, pues previamente y antes de recibir el disparo se lanzó de nuevo contra el soldado. El neoniano soltó la Rhajaal y respiró aliviado al haber eliminado al syleriano, pues se había llevado un gran susto. No obstante, Tymoth no se percató de que de la oreja del syleriano comenzaba a salir una especie de microchip con pequeños tentáculos, parecido a una araña.

    El neoniano no era consciente, pero aquel diminuto artefacto tecnológico se metió por el agujero de su oreja izquierda sin que éste notara nada. Tymoth se levantó a los tres segundos de que esa cosa entrase en su cuerpo por uno de sus orificios, lanzando el cuerpo del syleriano a un lado.

    Antes de disponerse a andar, el neoniano cayó derrumbado al suelo. Su cuerpo y su mente parecían haber sufrido un apagón instantáneo, dejándolo inconsciente. A los pocos segundos, el soldado comenzó a combulsionar durante más de diez segundos hasta que sus ojos se abrieron. En ese momento, Mehron y Helix se asomaron al pasillo y corrieron a ayudar a su compañero.

    — ¡Tymoth! ¡¿Estás bien?! — Exclamo Mehron, corriendo a levantarlo — ¡Escuchamos el disparo y vinimos!

    — Lo has matado, bien hecho — Dijo Helix, observando con desprecio el cuerpo sin vida del syleriano — Mehron, deberíamos irnos y explicarle al consejo que está todo hecho.

    — Tienes razón... — Musitó el líder del grupo, incorporando a su compañero — Buen trabajo, Tymoth.

    El soldado neoniano no respondió, dejando a sus dos compañeros algo extrañados. Mehron decidió ir al frente, mientras Helix acompañaba por detrás a Tymoth. Mientras el trío avanzaba por un pasillo, por este se podía leer en letras grandes la palabra 'Bataller', por lo que supusieron que ese era el nombre de la nave de origen syleriano.

    — Le explicaremos al consejo lo ocurrido y que se encarguen de mandar a otro grupo a recolectar tecnología — Dijo de pronto Mehron, iniciando una conversación — Estoy deseando salir de esta nave.

    — Jeelon y Dugham han muerto por un único superviviente syleriano — Murmuró Helix, visiblemente furioso — Dos vidas por el precio de una tan insignificante...

    — Te estás equivocando, Helix.

    Las palabras de Tymoth, que sonaron como si no las dijera él, sorprendieron tanto al líder Mehron como al soldado Helix.

    — ¿Qué quieres dec...?

    Antes de que Helix terminase la pregunta, la Rhajaal que portaba Tymoth colocó el cañón en el abdomen del neoniano y disparó el láser azulado, agujereando a Helix de la misma forma en la que fue agujereado el syleriano.

    El soldado cayó desplomado al suelo y Mehron se giró aterrado, pero antes de que pudiese levantar el arma y apuntar a su compañero recibió un disparo de Tymoth en el torso, haciendo que el líder del escuadrón cayera de espaldas con una grave herida.

    Mientras Helix estaba muerto, Mehron parecía seguir vivo, jadeando mientras la sangre brotaba de su herida y de su boca. Tymoth, pareciendo otra persona, se inclinó al lado del neoniano malherido, que estaba viviendo sus últimos minutos con vida.

    — Ha sido relativamente fácil obtener el control de Tymoth, es un ser sin personalidad ni fuerza propia — Murmuró el propio Tymoth, mientras metía su dedo índice en la herida del torso de Mehron y lo sacaba con sangre — Habéis erradicado a mis creadores, habéis derramado su sangre... ahora me toca a mí.

    — Qué... qu... — Mehron luchaba por poder hablar — ¿Qué... eres...?

    — La extinción de tu especie — Respondió Tymoth, incorporándose de nuevo — Dicen que cuando hay tormenta en Neonia es porque algo malo va a ocurrir, ¿cierto?

    Mehron seguía teniendo fuerzas para aguantar con vida mientras miraba con rabia e impotencia a los ojos del que anteriormente era Tymoth Ghaar, su compañero. El neoniano movió un poco su Rhajaal para apuntar a la cabeza del que era el líder de su grupo de soldados.

    — A veces las leyendas son ciertas... Soy él, soy El Supremo — Tymoth esbozó una gran sonrisa que hizo que Mehron, al borde de la muerte, sintiera escalofríos — Adiós Mehron, pronto estarás con el resto de tu maldita especie.

    Tymoth disparó fríamente a la cabeza de Mehron, acabando instantáneamente con su vida. Una vez todo el grupo de neonianos estaban muertos y la inteligencia artificial syleriana controlaba a Tymoth con éxito, éste se dirigió a la planta baja y puso rumbo a una sala que se encontraba bajo el puente de mando.

    El soldado llegó a una puerta que necesitaba un código de acceso, poniéndolo al momento. Dicha puerta se abrió ante Tymoth y este observó como entre tanta oscuridad había un artefacto totalmente protegido que brillaba en un tono azulado e iluminaba toda la habitación.

    Tymoth se aproximó a unos controles que había a un lado y trató de interactuar con ellos para hacer que el artefacto se pusiera en funcionamiento, pero dichos controles no funcionaban debido a que el choque de la nave llamada Bataller con la superficie de Neonia había provocado severos daños en su sistema eléctrico, dejando algunas partes de la nave absolutamente bloqueadas.

    — ¡No puede ser posible! — Exclamo El Supremo con ira, golpeando los controles repetidas veces — Tanto esfuerzo puesto en esto para que no sirva de nada...

    El Supremo tenía toda la información relacionada a la especie inteligente que lo había creado y a la cuál se debía, los sylerianos, además de conocer todo el conflicto que tenían con los neonianos y para el cuál fue creado como plan B para exterminarlos. Porque el plan A no lograron ponerlo en marcha y se trataba de aquel artefacto brillante de color azul, que necesitaba ser activado mediante una forma de vida que no fuese neoniana.

    Al Tymoth ser un neoniano y que el último syleriano con vida fuese asesinado por éste, a El Supremo no le quedó más remedio para sobrevivir que obtener el control del soldado neoniano, aunque esto implicase un grave contratiempo en la misión principal de los sylerianos: la extinción de los neonianos y con ello la victoria en la guerra.

    El soldado salió de aquella amplia sala sin haber podido cumplir su cometido, pero consciente de que solo él conocía el código de acceso al interior de esa habitación y de que el plan A de los sylerianos permanecería en segundo plano.

    Mientras tanto, El Supremo, el plan B de los sylerianos, mantendría su tapadera como Tymoth Ghaar y conviviría con los neonianos hasta encontrar una forma de provocar la extinción de estos.

    La nave syleriana Bataller mantiene encerrada en su interior la delgada línea entre la prosperidad y la extinción de los neonianos. Y ahora, El Supremo es la llave para abrirla.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  2.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
    Miembro desde:
    28 Agosto 2012
    Mensajes:
    4,806
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Hola. Gracias por avisarme del relato. Debo decir que fue muy interesante conocer más acerca de el Supremo. Siempre se conoció su origen, pero ahora se detalla mucho más, además de que hemos visto el pasado de los neonianos, y debo decir que realmente merecieron el casi haberse ido a la extinción. Lo que le han hecho a los sylerianos y a otras especies probablemente, es algo cruel, y no cabe duda de que alguien iba a tomar venganza. Me recuerda mucho al suceso ocurrido en Dragon Ball GT entre los saiyajin y los tsufur, ciertamente son situaciones similares. Salvo que el Supremo es más una inteligencia que un simple parásito.

    La nueva especie de los sylerianos pintaba para interesante, y es una lástima que no se vea más de ellos, pero supongo que en algún momento deberá de venir una especie nueva que también recuerde lo que los neonianos les hicieron vivir. Aunque me quedé con ganas de ver más cosas como la forma en la que nacieron los Rhajik o como el Supremo se hace con su control, son cosas que se pueden intuir, aunque no por eso uno no desea haberlas visto.

    Me llama mucho la atención el artefacto que se encuentra en Neonia. Claramente, nadie de los que está ahí lo conoce, y no deben tener ni idea de qué es. Lo peor de todo es que el Supremo, quien sí lo conoce, va en camino hacia dicho artefacto y con un cuerpo humano con el cual podría activarlo sin problemas. Imagino que tanto los viajeros como los humanos y neonianos estarán en peligro si lo consigue. Ciertamente, es muy interesante todo esto, y sería muy curioso ver como sería si el planeta Neonia es arrasado por aquel artefacto.

    Eso será todo por ahora, dado a que no recuerdo haber encontrado errores. Saludos.
     
    • Me gusta Me gusta x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso