Observatorio

La instalación más reciente de la Academia, pese a que fue construida en un estilo antiguo. Es una torre revestida con grandes piedras apiladas una encima de la otra, y sobre su cúpula metálica, de un dorado pálido, destaca el gran telescopio del observatorio. Posee una única puerta de entrada y de salida, que es de madera y bastante sencilla.

La decoración interna recuerda a cierta inspiración occidental, incluso medieval. Es el lugar de reuniones del club de astronomía, aunque sus actividades suelen ser sobre el crepúsculo y, por ende, el resto del día tiende a permanecer vacío.

Planta baja.


Planta alta.

Conecta por el camino de piedra: Patio norte
Conecta al noreste: Invernadero
Conecta al este: Dojo de kendo​

 

Por favor, ojalá alguien me hubiera hecho notar el pequeño detalle de andar sorprendiendo como quien se cepilla los dientes al señor Lo analizo todo, porque la satisfacción que me habría causado sería digna para el recuerdo. Ni siquiera lo intentaba como tal, eso desde ya, sólo me movía en base a lo que me apetecía; así que si encima conseguía lo otro, pues win-win para mí.

Sus acciones tampoco fueron exactamente predecibles, pero yo nunca me esforzaba por predecir a la gente así que era más o menos lo mismo. Me había puesto de puntillas para llegar a ver el observatorio sin pretender demasiado, aunque me di cuenta que no había sido una mala idea en absoluto cuando sentí sus manos afianzándose a ambos lados de mi cintura. No podía ver mi expresión de esa forma, claro, pero vaya. Seguro le habría gustado.

El caso fue que no reaccioné ni mencioné nada al respecto, como si apenas lo hubiese notado, y regresé sobre mis talones con la sensación de sus manos aún ligeramente impresa en la ropa. Seguí sus movimientos en silencio, aguardé a que él también echara un vistazo y me di por satisfecha en cuanto asintió. Bueno, satisfecha creía yo, pues justo después de eso se le dio por ponerse bold as fuck. A sus manos se sumó la sensación de sus labios.

Y el inglés de su voz, ya de paso.

Qué va, estaba encantada con el niño. Su acercamiento había dibujado una sonrisa sumamente satisfecha en mi rostro, como si eso me hubiera bastado para no pretender ya nada de nadie por un buen rato, y asentí casi, casi como una niña buena para confirmar sus palabras. Una cita, ¿eh? No me vería quejándome, desde luego.

Aguardé unos pocos segundos a que se alejara para ir a mi aula, y me eché el resto de la mañana distrayéndome de tanto en tanto. A medio camino tuve una idea tonta, rasgué un trozo de papel y escribí en mi caligrafía usual la frase que recordaba de un libro. Bueno, a decir verdad la busqué con el móvil para redactarla a la perfección, pero ¿a quién le interesaban los detalles?

Apenas sonó la campana, recogí el almuerzo que mamá me había dado y el papelillo. No podía atrasarme si pretendía cumplir mi plan a la perfección, así que tuve que dejar prácticamente plantada a la pobre chica que me buscaba para el proyecto. No era de las que holgazaneaban toda tarea posible, pero cuando se me presentaba una mejor oferta a mi puerta no lo dudaba ni un segundo.

Bad timing, maybe.

Recorrí el pasillo hasta llegar frente a la puerta de la 3-3, y me quedé allí rumbeando el tiempo suficiente hasta que capté la atención de Kenneth a lo lejos. Era una apuesta, quizá, pero tampoco me mortificaba tanto la idea de fracasar. El caso fue que apenas conecté con sus ojos fingí no haberlo visto, empecé a alejarme y, de mis manos entrelazadas a la espalda, dejé caer el papelito al suelo. La tinta negra rezaba en manuscrita:

"Stars, too, were time travelers. How many of those ancient points of light were the last echoes of suns now dead? How many had been born but their light not yet come this far? If all the suns but ours collapsed tonight, how many lifetimes would it take us to realize we were alone? I had always known the sky was full of mysteries—but not until now had I realized how full of them the earth was."

Cuando desaparecí de su posible campo de visión apuré el paso, claro, para poder llegar al observatorio antes que él, y ni siquiera me importó la idea de estar metiéndome, quizá, en un lugar donde no debería estar. La puerta era de madera, pesaba un poco y fue... fue como ingresar a un mundo diferente, vaya. La estética se alejaba de todo lo que había visto en Japón y recorrí la planta baja con la mirada, genuinamente embelesada. Por supuesto, no tardé ni un minuto en depositar mi almuerzo sobre el escritorio y acercarme a detallar los libros que había allí.

Contenido oculto

Amane heyo u///u

 

Las clases habían sido... bah, normales; tampoco podía tener muy buen criterio un lunes por la mañana, vaya. El rato antes de las clases había estado realmente entretenido, y el receso auguraba seguir por el mismo camino, así que no se me podía culpar del todo por no prestarle la debida atención a las susodichas clases. Así pues, me sentí realmente aliviado cuando el timbre anunciando el final de las mismas sonó, aunque por supuesto no dejé que se me notase demasiado.

Me estiré en mi lugar, dejando salir un bostezo algo alargado tras recobrar la compostura, y di con la figura de Morgan en la puerta del aula cuando me levanté para dirigirme hacia el exterior de la misma. Le dediqué una sonrisa suave, pero vi que se alejaba del lugar antes de seguramente siquiera haberla distinguido, y presa de la curiosidad me digné a finalmente ir hacia el pasillo.

Una vez fuera, distinguí el papelito que se le había caído de pura casualidad, y por supuesto lo cogí sin pretender esconder mi interés por todo el asunto. Podía no haber sido suyo, a decir verdad no me di cuenta de que había hecho el camino hasta el suelo desde sus manos, pero tras leer la frase con aquella caligrafía tan bonita, tuve el presentimiento de que no podía pertenecerle a nadie más.

Recuperé la sonrisa divertida mientras me guardaba el trozo de papel en un bolsillo y me dirigí hacia el exterior del edificio sin mucha prisa, haciendo una pequeña pausa en la entrada para mapear el camino hacia la nueva construcción y tomarlo en cuanto más o menos lo situé en mi cabeza. No fue muy difícil dar con él tampoco, porque destacaba de manera considerable entre el resto de instalaciones, y abrí la puerta con cuidado, aprovechando que ya estaba ligeramente entreabierta.

No pude evitar soltar un silbido de admiración al adentrarme en el lugar, dando una vuelta sobre mi mismo mientras repasaba el interior con la mirada, claramente impresionado con lo que me había encontrado. Cuando finalmente terminé con la inspección, posé mi vista en Morgan —cuya presencia no me había pasado desapercibida en ningún momento—, y me acerqué con una nueva sonrisa divertida.

—We cling to our fairy tales until the price for believing in them becomes too high —recité en voz algo baja, adoptando una especie de tono serio a pesar de que mi rostro expresaba todo lo contrario—. Miss Peregrine's Home for Peculiar Children —añadí, y aproveché que había acortado considerablemente las distancias para repasarla brevemente con la mirada, centrándome después en los libros que claramente ella había estado detallando—. ¿Te suena~?

Contenido oculto

why, heyo once again u///u

 

Me generaba algo de intriga por qué habría libros allí en vez de estar organizados en la biblioteca, en especial considerando que... bueno, no todos eran específicos al observatorio. Lo que sí, conservaban muy bien la estética general. Eran ediciones antiguas, con las páginas cosidas y encuadernación de cuero. Muchos denotaban el paso del tiempo y me pregunté si los habrían traído de la biblioteca o los habrían conseguido de otra parte. Como fuera, lucían muy acorde y, locura o no, podía llegar a sentir el aroma que desprendían.

Era uno de mis olores favoritos.

La puerta se arrastró a mis espaldas, avisándome de una nueva presencia. Por supuesto, le aposté a una única persona. Estaba repasando el lomo de un libro con la yema de los dedos, apreciando el brillo metálico del dorado en sus letras, y esbocé una sonrisa suave sin darme la vuelta. Su voz me alcanzó, reconocí su inglés y la frase que estaba citando, lo cual me brindó la respuesta que había estado esperando.

En efecto, había encontrado el papel.

La tontería me dejó satisfecha y dejé caer el brazo con movimientos suaves. Cuando giré el rostro en su dirección, se había acercado lo suficiente para siquiera tener que alzar la voz por encima de un murmullo. El silencio del edificio contribuía en gran parte, además. Parpadeé, reparando en sus ojos, en cómo lucían bajo aquella iluminación cálida, y asentí.

—Lo leí el año pasado, aunque nunca vi la película. Quizá debería, tratándose de Tim Burton.

Imaginé que no sería la gran sorpresa para nadie que a una tía como yo le gustara el trabajo de Tim Burton, pero nunca me había interesado destacar ni ser diferente al resto. Sólo era... lo que era, vaya.

Me quedé quieta, quizá disfrutando de aquel silencio, hasta que volteé hacia el resto del observatorio y comencé a caminar sin un rumbo fijo.

—Bastante lindo, ¿eh? —No era grande, realmente, así que tardé poco en relajar las caderas contra el escritorio y las manos también, mirándolo—. Sí que tienen pasta para gastar aquí.

 

Estaba bastante convencido de que, a pesar de lo sumamente llamativo que era aquella construcción en mitad del patio, no mucha más gente aparte de nosotros tendría la idea de meterse ahí dentro el primer receso que les fuese posible. Por ello, asumí que sería Morgan quien habría dejado la puerta entreabierta, igual que imaginé que ella no se inmutaría demasiado por mi presencia al asumir que solo sería yo.

No me ofendió, pues, su aparente indiferencia ante mi llegada, y decidí más bien aprovechar la misma para repasar las facciones de su perfil en base a la posición que estaba tomando. No estaba del todo distraída, pero tampoco me estaba prestando completa atención, así que había detalles aquí y allá que solamente podría captarle en aquella ocasión. La satisfacción que sintió al escuchar mi cita, si bien bastante sutil, no me pasó en absoluto desapercibida, y eso me formó una sonrisa tremendamente suave mientras terminaba de acercarme y ella se giraba para encararme.

—Es muy buena. Como todo lo que él hace, por otro lado —comenté, sin alzar la voz en ningún momento así como había hecho ella, tras asentir con la cabeza.

No se me pasó por la cabeza relacionar la estética de las películas de Tim Burton con esta chica, solo lo comenté porque me parecía que podía gustarle a cualquier en general y a ella en específico por haberse leído ya el libro, pero quizás si me hubiese parado a pensarlo más de dos segundos, hubiese llegado a la conclusión de que sí que le pegaba, y mucho, ser de alguna manera del fan. El rumbo de la conversación cambió con la suficiente rapidez como no permitirme dedicarle muchas neuronas al pensamiento, sin embargo.

>>Ya ves —concordé con bastante ánimo, tras haber soltado una carcajada ligera—. No sé qué pensarían mis padres de saber que se andan gastando su dinero en esto... —añadí con un nuevo tono de decepción, claramente teatral, y negué un par de veces con la cabeza hasta suspirando, antes de volver a recuperar la expresión ligeramente divertida.

Seguí sus pasos, más o menos, dando una nueva vuelta por el lugar, pero pasé un poco de largo de ella para asomar la cabeza por la escalera de caracol que subía hasta lo que parecía ser un segundo piso funcional. Apoyé la mano en la barandilla, subiendo un pie en el primer escalón para intentar distinguir algo más allá, y acabé por bajar la vista no mucho después, buscando la suya con un brillo de curiosidad y algo de emoción por la aventura.

>>Invita a subir, ¿no crees~?

Contenido oculto

yo aquí, como si hubiese leído el libro o visto la película en algún momento (???)

 

Asentí ligeramente en cuanto me confirmó que la película del libro era buena, dejando el tema allí. No me interesaba echarme de repente un soliloquio sobre la filmografía de Tim Burton, así que no había nada más que aportar al asunto. Preferí correr con el flujo de la situación que, además, se adaptaba mejor a lo que me apetecía ahora mismo.

Había dicho que era una cita, ¿verdad?

Lo seguí con la mirada al acercarse a la escalera y espiar hacia arriba. Cuando sus ojos se fijaron en mí, capté en ellos un brillo de curiosidad que me resultó francamente tierno. Sonreí, pues, tragándome mis pensamientos, y solté el aire suavemente al separar el cuerpo del escritorio e ir a su encuentro. Me lo pensé la módica suma de un segundo y al final le lancé un vistazo de soslayo al pasar a su lado, comenzando a subir primera las escaleras. Los peldaños de madera fueron crujiendo casi con timidez, y la iluminación cálida de la planta baja mutó hasta convertirse en tonos azulados, como si hubiesen pretendido imitar el brillo de luna.

Crear una noche eterna.

El telescopio, por otra parte, era gigante. Pasé junto a él y lo observé en toda su extensión, dándole unos golpecitos suaves con el nudillo. Respondió con un sonido metálico.

—Mira, más dinero desperdiciado —comenté al aire, aún abstraída por la habitación, y me acerqué a detallar la decoración de las estanterías. Había frascos de vidrio y algunos libros desordenados—. Es extraño, como si hubieran querido inmortalizar una escena antigua en vez de construir un observatorio funcional.

Llegados a este punto, las motivaciones de la directora se me hacían un absoluto misterio.

 

Tenía plena confianza en que la chica aceptaría mi para-nada-sutil invitación a la planta de arriba, pero eso no evitó que una sonrisa ligeramente victoriosa se me formase en los labios al notar cómo se separaba del escritorio para acercarse también a la escalera. Esperé pacientemente a que llegase y, como buen caballero que era, dejé que fuese ella la que empezase a subir de verdad los escalones, siguiéndola de cerca tras haber recibido su breve vistazo de reojo.

La segunda planta no se quedaba atrás en absolutamente nada: el estilo, la decoración, los detalles y, por supuesto, el gasto desproporcionado. Su comentario siguió mi misma línea de pensamiento y me sacó una carcajada divertida, haciendo que volviese a negar con la cabeza mientras me encogía de hombros con los brazos levantados.

—Al menos lo han desperdiciado bien. El sitio merece la pena, quiero decir —comenté, relajando la postura finalmente, y me acerqué al telescopio para observar sus mecanismos con algo de ojo crítico—. Uhm... sí, aunque me parece que es también funcional aun así. Best of both worlds, I guess.

Me separé del aparato y vi a Morgan cerca de las estanterías, por lo que decidí acercarme a inspeccionar los cuadros que había colgados en la pared. Supuse que la escuela tendría un club de astronomía o algo parecido, porque si no todo aquello no tenía mucho sentido, y me pregunté si pretendían dejar acceso libre de noche para que hiciesen sus actividades... y si sería posible colarse en alguna de ellas, o incluso cuando no estuviesen.

>>¿Te interesa la astronomía, Morgan? A Kashya le gusta bastante todo el rollo de las constelaciones, incluso el horóscopo... aunque nunca sé si cree del todo en él o no.

 

Me limité a murmurar un sonido afirmativo en respuesta a lo que Kenneth había dicho sobre el desperdicio que aquel observatorio implicaba, y fue su frase suelta en inglés lo que captó un poquito más mi atención. Empezaba a ver un patrón, vete a saber si porque su acento japonés aún era algo extraño o si su voz sonaba mucho mejor en su lengua natal. Había pillado un frasco para verlo de cerca, intentar descifrar qué llevaba dentro, cuando apareció su silueta en mi campo de visión. Lo observé de perfil, en silencio. Estaba detallando los cuadros.

—No particularmente —murmuré, regresando el frasco a su lugar, y me detuve a mitad de camino entre él y la estantería, apoyando la espalda en la pared—. El horóscopo tampoco me interesa, aunque supongo que hay algo atractivo en todo folklore; depende con cuál te críes. En mi caso crecí en Inverness, el corazón de las Tierras Altas, así que imaginarás el volumen de supersticiones y leyendas que he oído y visto. Allá, de hecho, a la ciudad se la llama Inbhir Nis.

Sonreí con calma, recordando aquellos tiempos de mi infancia. Con ¿doce años? fue que nos mudamos a Edimburgo por el negocio de papá, pero era inevitable. Aún me encontraba a día de hoy murmurando canciones celtas o viendo en los bosques y el cielo los designios de las ancianas.

—¿Y tú, lad? ¿Crees en algo?

 

Su respuesta no me sorprendió especialmente, aunque la explicación que vino después logró llamar mi atención lo suficiente como para apartar la vista de los cuadros y volver a centrar mi atención en ella. La escuché con atención, genuinamente interesado en lo que me quería contar, y fui asintiendo con la cabeza a medida que ella hablaba. Estaba ligeramente familiarizado con la cultura e historia celta, pues al fin y al cabo no podía negar que parte de la culpa del interés de Kashya por todas aquellas supersticiones y folklore era mía; mía y de los libros que le leía de pequeña.

—Not really —contesté con una sonrisa liviana, encogiéndome de hombros, y le eché un nuevo vistazo general a la habitación—. Creo que esta planta pierde su encanto de día, aunque seguro que de noche es preciosa —comenté sin más, aunque quizás mis palabras cargaron cierto tono de intención.

Paré de nuevo la mirada en ella y le sonreí de nuevo mientras señalaba la escalera con la cabeza, invitándola a pasar si así lo deseaba.

>>¿Bajamos? No queremos que el almuerzo que has traído se eche a perder, ¿cierto~?

 

Las partes de mi relato que le hubieran o no llamado la atención, pese a ver claramente el momento donde volteó a verme, no era información que me hubiera molestado en interpretar más allá de lo evidente. Contrario a lo que pudiera parecer, no me consideraba una persona recelosa de mi vida privada. La gente sólo tendría que preguntar para saber de dónde venía, qué onda mi hermana japonesa, por qué nunca mencionaba a papá. No sabía si era un asunto de importancia o aceptación, pero en definitiva tampoco interesaba.

Su respuesta no me sorprendió, con los aires de nerd que a veces daba debía tratarse de una persona sumamente racional y escéptica. Las razones, por ende, me resultaban tan evidentes que siquiera consideré la idea de preguntar al respecto. El comentario que soltó después me empujó a echarle un vistazo a la habitación, alzar la mirada al techo vidriado, y asentir. La luz me había forzado a entrecerrar los ojos.

La verdad, no capté ninguna clase de intención secundaria en sus palabras.

—Supongo que el club lo usará entonces, creo que a esta hora el telescopio es inútil. Aunque no estoy segura.

Luego me propuso bajar y, comenzando mi camino hacia las escaleras prácticamente al instante, le lancé una sonrisa divertida apenas rebasarlo.

—Ahora que lo dices, ¿tú no trajiste nada? ¿Acaso te mueres de curiosidad por probar mi almuerzo casero~? —lo molesté, dejando al aire la cuestión de que, en verdad, la comida la había hecho mamá, no yo.

Llegamos a la planta baja y repasé el borde del escritorio con la yema de los dedos, hasta sentarme encima de él y apoyar el bento en mi regazo. Crucé los tobillos y lo miré, las manos a cada lado de mi cuerpo.

—Puede ser que te deje probarlo, tho —agregué en un murmullo.

 

—Hay planetas que se ven de día, según tengo entendido, pero es muy peligroso porque el sol puede dañar gravemente la vista —informé, con un tono neutral que no buscaba ser pretencioso de ninguna manera, y mi expresión se suavizó de nuevo al sonreírle tras buscar su mirada—. Y no queremos estropear nuestros ojos tan bonitos, ¿verdad~? —solté, con un obvio tono de broma.

Sea como fuere, aceptó mi propuesta de bajar a almorzar ya, y recibí su sonrisa divertida con una chispa de curiosidad en mi mirada. Logró sacarme una risa nasal bastante floja con su pregunta y me encogí de hombros, pretendiendo añadirle algo de misterio a un asunto que no lo tenía en absoluto, antes de seguirla hacia la planta baja de nuevo. Una vez ahí, seguí sus movimientos desde una distancia prudencial, y sentí una nueva carcajada divertida pugnando por salir de mis labios.

>>¿Puede ser que me dejes probarlo? —repetí, con algo de esa diversión colándose en mi voz a pesar de mis intentos por controlarla.

Me eché encima un montón de decepción impostada, hasta haciendo un puchero leve con los labios, y me acerqué al escritorio donde estaba sentada a paso lento, transformando ese puchero en una sonrisa socarrona a medida que acortaba la distancia entre nosotros. No me paré hasta prácticamente haber invadido parte de su espacio personal, y apoyé mis manos en la madera de la mesa, a ambos lados de las suyas, aprovechando la posición para repasarla fugazmente con la mirada.

>>¿Serías tan cruel de dejarme muriendo de hambre mientras tú disfrutas tu almuerzo casero? ¿Y con lo bien que huele~? —murmuré, arqueando ligeramente las cejas.

 

El impulso de nerd que se le escapó de repente no me molestó en absoluto, de hecho me causó algo de gracia, pese a no haberlo demostrado. Yo no tenía idea de esas cosas, así que si él lo decía, pues iba a confiar. El comentario del final me hizo mirarlo ligeramente desde abajo y me encogí de hombros. Recordé aquellos destellos metálicos que había encontrado en sus ojos a la mañana, cuando se fijó en la ventana.

—Sería una pena, sí.

La diversión y puede que hasta incredulidad con la que repitió mis palabras fue suficiente para sentir que mi broma había cumplido su propósito. Había desviado la atención al bento, bastante adrede a decir verdad, ya que aún así me mantuve atenta a sus movimientos. Su silueta no tardó en recortar una sombra sobre la mía, se tragó parte de la luz y, con la sonrisa ligera decorando mis labios, alcé la cabeza hasta encontrar sus ojos. Pestañeé sin prisa.

—Tu culpa, ¿no? Por no haber traído nada —susurré—. Aunque... si me das la razón correcta para haberlo hecho, puede que lo reconsidere~

Contenido oculto

perdón por la seguidilla de posts CHOTOS i feel like crap pero no quería seguir atrasándome ;;

 

Si bien me había acercado con toda la intención del mundo a la chica, también era cierto que estaba preparado para separarme instantemente en caso de notar la más mínima molestia o incomodidad de su parte. Si me había arriesgado a aquella movida, igual que al beso de aquella mañana, era porque no había intuido mucha posibilidad de rechazo por su parte hasta el momento, pero también entendía perfectamente que era algo que podía pasar, y lo aceptaría sin ningún problema.

No percibí atisbo alguno de cualquier cosa que pudiese echarme para atrás, así que me permití relajar ligeramente la posición y recibir su mirada con una sonrisa liviana que casi parecía querer reflejar la suya. Me encogí de manera casi imperceptible de hombros, con una expresión que pretendía asumir un poco de la culpa que me estaba echando, y acabé por echar la cabeza hacia atrás, mirando el techo con aire pensativo.

—La razón correcta... —murmuré, alargando unos segundos demás la tontería hasta que finalmente me digné a buscar de nuevo su mirada con la mía, la sonrisa risueña de nuevo plasmada en mis labios—. Supongo que solo tenía la esperanza de que una chica bonita me compartiese el suyo. ¿O quizás supuse que pasaría? You know, like a hunch~ —añadí, bajando la voz un par de tono al finalizar con aquella aclaración en inglés.

¿Intentando ganar puntos extras tirando del acento? Pues hombre, tenía que jugar todas las cartas que tenía por aquella recompensa, ¿o no~?

Contenido oculto

está bien bonito, bebi, NO WORRIES JUST VIBES HERE

 

Mi condición no había sido en absoluto rebuscada o enigmática, a veces era bastante sencilla y si presionaba botones, era por el puro y único placer de facilitarme una cuota de satisfacción. Su teatro no le quitó el encanto al asunto, aguardé silenciosa a que fingiera lo mucho que lo pensaba y mantuve los ojos puestos sobre su rostro, ladeando ligeramente la cabeza.

Digamos que ya tenía el almuerzo prácticamente garantizado, a menos que la cagara demasiado.

Pero era más astuto que eso, ¿verdad~?

Enarqué una ceja ante su conclusión de forma casi imperceptible, fue por mantener el show y nada más que eso. Su voz, sin embargo, bajó de tono junto al acento inglés que (quizá) había adivinado me gustaba, y mi semblante se suavizó de una forma estúpida. Ah, si no estaría en mi salsa.

—Hmm —susurré aún, como si lo siguiera debatiendo, y mi sonrisa se ensanchó apenas—. Bueno, tú me regalaste un dibujo muy bonito, así que es lo mínimo que puedo hacer a cambio, ¿verdad?

Redirigí mi atención al bento entonces, aún sin incomodarme en absoluto su cercanía tan palpable, y lo abrí para pillar algo de arroz y pollo con los palillos. Lo miré brevemente en lo que me llevaba la comida a la boca, pues por la pura gracia, y le extendí los utensilios para que se sirviera a gusto.

—Y dime una cosa —agregué luego de tragar, alzando una mano para juguetear en el cuello de su camisa—, ¿eso de dibujar chicas te ayuda a que tengan citas contigo~?

 

La chica realmente parecía estar encantada con el teatro que nos habíamos montado en cuestión de segundos, siendo que no habíamos dejado de seguirnos el rollo mutuamente en ningún momento, y esa simple idea fue más que suficiente para considerar aquella cita satisfactoria hasta el momento. La manera en la que suavizó su expresión tras hablarle en inglés no me pasó en absoluto desapercibido, especialmente teniendo en cuenta la cercanía que estábamos compartiendo, y no pude evitar la ligera chispa de suficiencia en la sonrisa que se me formó por ello.

It worked like a charm, huh~

Su respuesta no fue exactamente lo que esperaba, pero de igual manera me valió recibirla, y asentí con la cabeza inmediatamente después, como un chico que se había portado realmente bien y estaba a punto de recibir su más que merecida recompensa. Esperé pacientemente a que ella diese el primer bocado, siguiendo el camino que hacía sin demasiada pretensión, solo porque era lo único que tenía a la vista, y acepté los palillos cuando me los extendió.

—No soy ningún experto aún, así que no te rías de mí, por favor~ —murmuré, con un ligero tono de broma, y procedí a probar algo de verduras con carne, tomándome un tiempo más que prudencial para degustar bien los sabores de la comida—. So tasty~ —sentencié finalmente, robando otro poco de arroz, antes de extenderle de nuevo los palillos.

Terminé de masticar cuando volvió a llamar mi atención, a lo que alcé una ceja a modo de hacerle ver que la había conseguido, y noté como la comisura de mis labios se elevaba ligeramente ante su repentino tacto, obligándome a tener que poner unas cuantas neuronas extras en el trabajo de no distraerme con eso y prestarle completa atención a sus palabras. Las procesé sin mayor dificultad, lo que acabó por sacarme una risa nasal bastante divertida.

>>Ah, ¿insinúas que lo del dibujo solo fue un truco barato para sacarte una cita? That hurts~ —comenté, sin pretender esconder la diversión que seguía sintiendo, y negué lentamente con la cabeza después, cerrando los ojos en el proceso—. Nope, no lo hago por eso. Aunque viendo lo efectivo que ha sido contigo, quizás tenga que reconsiderar hacerlo más a menudo.

Había dejado ver un poco más de seriedad en mi voz al confirmar que no era algo que utilizase de esa manera, aunque al final ese pequeño atisbo también desapareció cuando seguí hablando, dejando paso al risueño de siempre. Levanté una mano, entonces, y le pasé un mechón de pelo por detrás de la oreja, en un gesto que fue casi una caria y que extendí un poco por su mejilla antes de volver a dejar el brazo caer contra la madera del escritorio.

>>¿Y tú? ¿Acaso tienes algún truco para conseguir citas? No será que lo habrás usado conmigo y me estás haciendo creer lo contrario, ¿verdad~?

 

No me molestaba en absoluto ceder, facilitar u otorgar. Mi noción del orgullo no se regía en torno a cuestiones tan superfluas, superficiales o momentáneas como tener que regular cada palabra, cada mirada y cada sonrisa. A decir verdad, me parecía estúpido e incluso irónico; dudaba que la gente así tuviera orgullo en absoluto, y por eso debían defenderse hasta del mismo aire.

Y quien dice estúpido, dice patético.

Pero yo no era de andar juzgando, ¿o sí~?​

Noté que aguardaba a que comiera como un niño que sabe hizo bien y está, precisamente, orgulloso de ello, aguardando por su recompensa; me pareció bastante adorable. Se tomó su tiempo para probar la comida, incluso pilló un poco más antes de regresarme los palillos y su veredicto, a decir verdad, no modificó mi semblante de ninguna forma. Ni siquiera lo había cocinado yo, al fin y al cabo, y confiaba plenamente en las habilidades de cocina de mamá.

Apenas me oyó alzó una ceja, luego fingió sentirse ofendido y seguí sin reaccionar visiblemente, a la espera de su respuesta... real, digamos. Imaginaba que el pequeño detalle de echarnos mano encima era una especie de camino sin retorno, que evadidas ciertas limitaciones el resto sólo era una carretera en descenso, pero claro: como si fuera a importarme. Sólo hacía lo que me apetecía, deshacía si ocurría igual, y así seguía con mi vida.

—Yo digo que sí. —Su mano apareció en mi campo de visión y me dibujó una sonrisa sutil en los labios, cerrando brevemente los ojos ante el contacto; incluso ladeé la cabeza en su dirección, así fuera un movimiento ligero—. No es que comprenda ampliamente al género femenino, pero ¿quién no disfrutaría de recibir un retrato de un muchacho tan guapo?

¿Así sin más? Pues sí.

Comí un poco más, como si no acabara de soltarle ese cumplido por toda la cara, y su pregunta me puso las neuronas en funcionamiento. ¿Tenía... técnicas de conquista? Lo dudaba, la verdad. Por lo general, todo lo que conseguía era gracias a fluir con las situaciones y oír mis deseos o caprichos sin brindarles mayor reflexión. Con él, por ejemplo, no había hecho nada atípico, ¿no?

—Eh~ ¿Será? —Aún así, la opción que dejó abierta me resultó tan tentadora que no pude sino tomarla. Le regresé los palillos y mecí suavemente las piernas—. Pero si te lo digo, ¿acaso no arruinaría todo el encanto? Quizá te tengo bajo un hechizo, sólo que no te diste cuenta. Te lo dije, ¿no? Sobre las historias de las ancianas. El folklore, las danzas druidas y los hechizos de amor~

Teniendo ahora ambas manos libres, las apoyé sobre sus hombros y repasé la tela de su camisa hasta alcanzar la abertura del cuello. Jalé, entonces, lo hice suavemente para poder hablarle aún más cerca.

—Hay uno, por ejemplo, para el cual debes ir a un bosque y recolectar falanges de dedos humanos —susurré, mi voz era apenas un hilo grave que siguió vibrando conforme trazaba el perfil de su cuello apenas con la yema de los dedos—. Con ellos imitas la forma de la luna que hay en el cielo, les echas polvo de ajo, unas gotas de sangre fresca y recitas el encantamiento.

Mi mirada había seguido el movimiento de mi mano, hasta que alcanzó su mejilla y allí se detuvo. Su piel era suave, la punta de mis dedos alcanzó su cabello y busqué sus ojos al fin.

—Lover, lover, lover at night —susurré, cerca de su rostro, y mi pulgar se acercó a sus labios—. What do yee seek to find me at last?

Contenido oculto

rolear borracha ES MI PASIÓN

 

Su reacción ante mi repentina movida con su cabello, así como la caricia de su mejilla, logró ensancharme la sonrisa de manera considerable, y la respuesta que me dio a continuación logró causarme cierta gracia. ¿No comprendía el género femenino, decía? Vale que ella pareciese un poco particular en algunos aspectos, pero no se me hacía tampoco como una chica demasiado fuera de lo común. Ah, me hubiese encantado comentar algo al respecto, pero en el fondo era un chico bastante simple, y el cumplido final logró distraerme lo suficiente como para no decir nada más.

La chica me extendió los palitos después de haberse llevado otro bocado a los labios, pero la conversación siguió escalando a partir de ahí y la comida pasó a ocupar un segundo plano en mi cabeza, por lo que acabé dejando los utensilios dentro del bento para poder prestarle toda mi atención a ella. Una parte de mí ya había presupuesto que ella, igual que yo, tampoco había hecho nada fuera de lo común por mí o mi compañía, pero otra gran parte quería creerle el cuento y seguirle el teatro.

Así que eso fue lo que hice.

—Uhm, quizás tengas razón... sí que me siento un poco hechizado ahora mismo~ —murmuré, con la sonrisa cada vez más ladeada.

Dejé que me acercase aún más a su rostro, sin oponer ningún clase de resistencia, y escuché su relato con la debida atención, reaccionando con cierta sorpresa al descubrir la clase de rituales que tenían que hacer por esa zona. El folklore galés no se quedaba atrás, claro, pero... bah, ¿y qué importaba aquello en esos momentos?

>>Oh, ¿en serio? Si has tenido que pasar por tanto trabajo, sería una verdadera lástima que no mereciese la pena, ¿verdad~? —susurré, notando la ligera presión de sus dedo en mis labios en todo momento.

Le dediqué una última sonrisa encantadora antes de inclinarme hacia delante, acortando la mínima distancia que nos separaba ya para unir nuestros labios en un beso, inicialmente bastante superficial. Una de mis manos buscó afianzarse en su cintura, aunque no hice ningún movimiento demasiado brusco por la comida que quizás seguía por ahí, y si bien no quise profundizar demasiado la unión de nuestros labios hasta asegurarme por completo de su disposición a ello, lo cierto es que tampoco tuve problema en alargarlo más de lo necesario aun así.

 

El pequeño detalle de que este muchacho estuviera plenamente dispuesto a seguirme el rollo a todo momento era, sin miedo a exagerar, encantador. Nunca me había mortificado ser tildada de rara, pero eso no significaba que los casos opuestos no los disfrutara muchísimo más. Me limité a seguir desarrollando mi idea, incluso cuando reconoció sentirse hechizado y toda la tontería; si acaso ensanché mi sonrisa para indicarle que lo había escuchado.

Su cuerpo se presentaba dócil, estaba cálido y parte de su aroma alcanzó mi nariz. Hacia el final simplemente asentí, sin desviarme de sus ojos ni un instante, y conforme consumió la distancia mi mano se deslizó en descenso hasta regresar a su cuello. Fue aún más cálido, la colonia me envolvió y ladeé ligeramente el rostro para recibir sus labios.

Now this is a date.

Llevaba un tiempo sin liarme con nadie, a decir verdad, y pese a no considerarme obsesionada con el asunto, las ausencias tenían esta cualidad intensificadora, ¿cierto? El contacto fue superficial al principio, su mano encontró mi cintura y me estiré en su dirección para presionarme un poquito más contra sus labios. Una sensación tibia se propagó por mi cuerpo, fue sumamente agradable y deslicé los dedos hasta alcanzar su nuca, profundizando el beso.

Y pensar que Kashya era su hermanita, ¿eh?

Quizá fuera una mierda algo retorcida, me daba igual; la idea me lanzó un chispazo extra directo a la columna y arqueé la espalda suavemente, acercando mi torso al suyo. Nada fue la gran cosa, en especial con el bento ahí en medio, pero lo besé hasta que me quité todas las putas ganas y, al final, parpadeé despacio. Ah, fue como salir de un sueño o algo.

—Ayúdame con la comida, o mamá va a regañarme —susurré, recuperando la sonrisa usual, y luego de comer un poco le pasé los palillos.

No me había equivocado, ¿eh? No con este chico.

Era satisfactorio, en cierta forma.

Contenido oculto

supongo que por acá cierro con Morgan uwu gracias por rolear a los niños conmigo dos períodos seguidos, bebi, i enjoyed a lot y ojalá t-tú también lo hayas hecho u-uwu

 

Las posibilidades de que la chica me rechazase a aquellas alturas eran mínimas, sino casi inexistentes, pero no fue hasta que me correspondió explícitamente que pude borrar todo rastro de duda de mi mente. Sentí su mano afianzándose en mi nuca, su cuerpo buscando pegarse lo máximo posible al mío y sus labios buscando alargar el beso hasta el límite de nuestros respiraciones, deseo que le concedí sin ninguna clase de problema.

Siguió siendo relativamente superficial, a pesar de que ambos buscamos profundizarlo más cerca del final, pero me quedé más que satisfecho con el resultado aun así, especialmente teniendo en cuenta que había sido el primer beso que compartíamos después de la tensión que habíamos ido acumulando desde que nos conocimos (que no había sido poca, precisamente). Asumí por su expresión que ella también había acabado satisfecha con el mismo, y me sonreí con cierto aire victorioso una vez nos permitimos separarnos.

—Gladly~ —murmuré, la voz ligeramente roca después de todo, y cogí los palillos para llevarme algo de comida a la boca mientras finalmente me alejaba para devolver su espacio personal.

Acabé por ocupar el espacio a su lado, apoyando las caderas en el escritorio al hacerlo, y compartimos el bento sin mayor complicación. Que me disculpasen mis compañeros del proyecto, pero aquello había merecido completamente la pena el haberlos dejado tirados.

Ups~

Contenido oculto

gracias a ti por soportarme al niño y, especialmente, las inseguridades que un poco arrastro con él ñajsda me alegra que lo hayas disfrutado uwu CUZ I MYSELF ENJOYED IT A LOT AS WELL, OF COURSE <3

 

—¡Eh! —me quejé, ofendida, y mientras caminábamos estiré el brazo libre para pincharle la mejilla—. No subestimes mis habilidades, ¡es el superpoder de ser hermana mayor!

Cosa que... obviamente no tenía sentido, pero servía para seguir la broma. Luego de eso llegamos hasta la cafetería y sus respuestas siguieron careciendo de seriedad, cosa que no me molestó en absoluto. Si acaso solté el aire por la nariz, como diciendo "here we go again", y aguardé a que acabara la tontería para seguírsela.

—No pasa nada, es un peso que estoy dispuesta a cargar.

Me quedé en mi lugar mientras Arata se acomodaba en la fila, alternando mi atención entre la silueta del muchacho y la cafetería en general. En cierto momento noté que le hablaba a una chica, una morena que no ubicaba de nada, pero parecían amigos y eventualmente le cedió su lugar. Me sonreí, meneando apenas la cabeza, y relajé las caderas contra el espaldar de la silla a mi lado. What a sneaky bitch.

Cuando regresó junto a mí, alzó los sándwiches como un premio y el orgullo se le notaba en toda la cara. Solté una risa nasal bastante débil y señalé la puerta exterior con un movimiento de cabeza, girándome para acompasarme a su ritmo y que no tuviera que detenerse. Le eché un vistazo más concienzudo a su comida y fui balanceando la bolsa del bento al otro lado.

—Podría quejarme de tus métodos pero me ahorraron un buen rato de espera, so well done~

En ese momento no llovía, así que pudimos atravesar el patio norte sin problema. Pasamos debajo del cerezo y tomamos el camino de piedras del invernadero hasta que éste se ramificaba. La torre llamaba bastante la atención, tenía un estilo tan diferente a los demás edificios que claramente había sido intencional. Nos encontramos frente a una puerta de madera maciza y si ya con eso me sentía relativamente fuera de la Academia, lo que nos recibió adentro completó la sensación.

La iluminación era tenue y observé todo alrededor. A la sorpresa le siguió cierta incredulidad y solté una risa baja.

—What the fuck —murmuré, husmeando lo que había sobre el escritorio.

Ya de paso dejé allí mi bento y me acerqué a la escalera caracol, estirando el cuello por si llegaba a ver algo de arriba. Volví, seguí observando todo y comprobé que no había cámaras. Bueno, había sido un plan sólido.

—No fucking joke —agregué, divertida por la epifanía, y me senté sobre el escritorio de un movimiento limpio, mirando a Arata—. Ahora sí que eres un caballero medieval.