Kioto Kioto

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 13 Octubre 2023.

Cargando...
  1.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    8,301
    Pluma de
    Escritora
    Casa abandonada [Norte]
    [Matahachi; Reijiro; Oshin; Tamura; Keita; Daigo; Kumo]
    [Yurei: Shiori; Mao; Taiki; Kozaemon; Kaji Akamatsu; Arata; Yuta]


    Cuando Kohaku lo jaló de la mejilla y le confesó que sería una pena dañar su rostro no pudo evitar en ruborizarse ligeramente quedando mudo, sin saber que responder; algo que Tamura tomó para molestarle un poco golpeándolo en el antebrazo para que reaccionara con una sonrisa burlona.
    Pero el tiempo de reacción fue mínimo debido al cambio de tema de Kohaku, algo de suma importancia que revelaba a los presentes.

    —¿Hermano? — preguntó Daigo apretando los puños con ira. Matahachi notó su reacción y lo entendía, su tren de pensamientos se unía al de él.

    Kohaku mencionó a Saizo y por mera inercia Matahachi llevó su mano al hombro herido, recordaba el dolor crónico que cargaba por su causa —Tal vez, debí haber escuchado a Amanozako desde antes —golpeó el suelo, un arrebato de ira que jamás había tenido frente a nadie más que con Kuroki y Shiori en Yamato, después se relajó falsamente y llevó su cabello detrás de su oreja para forzarse a darle a su mano una actividad más delicada, una que no mostrara su enojo desmedido.

    —Anzai — dijo Matahachi ante Daigo y Endo quienes reaccionaron con una afirmación severa —Lo preocupante no es sólo que hayan planeado esto desde ya hace varias estaciones. Lo hicieron desde que el antiguo Kaze dirigía a los Fujibashi; desde entonces Kuyo ha movido sus piezas, tiene una ventaja abismal sobre de mí por edad — miró a Kozaemon esperando algún consejo de su viejo maestro.

    —Kuyo hizo que su hermano usara el rostro de Bokuso frente a ese muchacho, Kuroki — agregó Kozaemon.

    —Engañaron a Kuroki y lo usan para darnos esta información. Por eso ha venido solo, por eso Kuroki no ha venido escoltado, eso no es poder de Kuroki, es de Kuyo. — agregó el yurei de Kaji Akamatsu —Sabían que vendría a ti. ¿Pero cómo?

    — Hay otro traidor además de Anzai —
    dijo Matahachi sin más.

    —Los que quedamos de los Fujibashi somos fieles, incluso los que se fueron en la batalla por Fukushima — Le aseguró Daigo.

    Matahachi afirmó —Creo conocer al otro. Pero tendremos que ponerlo a prueba, porque sé que está buscando algo que lo llevará hacia mí — Miró a Kohaku —Esta información nos ha salvado de una emboscada, muchas gracias; a ti y a Amanozako.

    —También está el tema de Amaterasu —
    les recordó Taiki — ese niño es peligroso, no respondió a mis preguntas sobre el asesinato de Amaterasu, si quisiera ayudarlos lo hubiera dicho a pesar de que fui yo quién pregunto. Ese es un peligro mayor.

    Matahachi afirmó —Señor Ishikawa; perdón mi atrevimiento —dijo haciendo una reverencia —Pero ¿Cuál era su relación con Giotai? ¿Podría aparecer con él y servirnos de espía con ellos?

    Taiki reflexionó y negó — Nunca quise acercarme a él, su energía es oscura y repelente. Además — pausó alejándose considerablemente de Kohaku saliendo por la puerta y avanzando al exterior; pero este se desvaneció a la distancia y volvió a aparecer junto a Kohaku —Los yurei estamos atados a nuestros lazos más próximos.

    —Yo puedo acercarme— dijo una voz nueva la cual alertó a todos menos a Kumo, quién estaba a su lado en la oscuridad absoluta.

    El espectro avanzó lentamente y se mostró; era Satou Fusatada.

    —Yo puedo estar cerca de cualquiera que posea una escama de Seiryu — dijo con melancolía.
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  2.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master the lovers

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,160
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku Ishikawa

    Pese a la iluminación escasa, la reacción de Hachi a mi pequeña broma me ayudó a deducir que aquel leve sonrojo no era una invención mía. Además, Tamura también lo vio y aprovechó para acercarse y molestarlo. Sonreí con una mezcla de diversión y ternura, sin decir nada. Fue un breve momento de relajación antes de volver a embarcarnos en asuntos complejos.

    El arrebato de ira de Hachi fue notorio, en especial porque era la primera vez que lo veía así. Su reacción rasgó la oscuridad y la intensidad de la pisada hizo eco entre las paredes, enmascarándose rápidamente bajo la lluvia. Lo observé con cierta rigidez, detallé la forma en que pretendió él también disfrazarlo, y guardé silencio de momento.

    El resto del intercambio se debatió entre teorías y nombres que desconocía. Hablaron de emboscadas y de traidores, y al recibir el agradecimiento de Hachi incliné la cabeza en señal de respeto.

    —Me alegra ser de utilidad —afirmé.

    Cuando la silueta de mi padre se materializó a mi lado, aproveché la cercanía para preguntarle quién era ese tal Giotai. Fue en ese momento que una nueva voz se proclamó en el espacio y giré el rostro, sorprendiéndome visiblemente. Era... ¿el padre de Kuroki?

    —Señor Fusatada... —murmuré, fue casi un pensamiento en voz alta.

    ¿Había estado siempre aquí? ¿Por qué no se mostró ante su hijo? Intenté recordar a velocidad lo que le había ocurrido a este hombre. La última vez que creía haberlo visto con vida fue en los archivos de Kamakura, cuando accedió junto a Kato y Rengo selló sus emociones. Satou Fusatada había poseído un profundo vínculo con Tamano no Mae y su presencia era facilitada por las escamas de Seiryu. Las mismas que habían utilizado los zorros para hablar conmigo.

    Tenía que haber un motivo.

    —¿Puedo preguntarle por qué? —busqué saber—. ¿Por qué las escamas de Seiryu?

     
    • Fangirl Fangirl x 2
  3.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    8,301
    Pluma de
    Escritora
    Casa abandonada [Norte]
    [Matahachi; Reijiro; Oshin; Tamura; Keita; Daigo; Kumo]
    [Yurei: Shiori; Mao; Taiki; Kozaemon; Kaji Akamatsu; Arata; Yuta]


    El señor Fusatada afirmó ante Kohaku, dando a entender que explicaría lo que estaba sucediendo.

    Seiryu — pausó — fui engañado por el zorro blanco para desescamar al shijin; me dijo que sus propiedades curativas traerían de vuelta a mi esposa — negó con tristeza; incluso Taiki sintió aquel pesar y compadeció a aquel hombre.

    —No supe jamás quien era ese zorro blanco; pero sabía perfectamente que me habían usado. Por ello yo usé a Tamano, ella se enamoró de mí y me aproveché de ello pidiéndole que maldijera a todos los que usaran las escamas de Seiryu con energía espiritual. Dejando libres de la maldición a todos los que usaran las escamas para curar.

    —¿Por qué sellaste después a Tamano si ella te ayudó? —
    preguntó Taiki.

    Satou negó —La engañé, ella se encerró sola porque le dije que se debía proteger de ti. Y a ti te engañé diciendo que había sacrificado mi energía espiritual para ello. Sabía que con eso me ganaría tu confianza y me dirías dónde estaba mi hija.

    Taiki negó —¿Entonces no fuiste tú quien maldijo al Emperador Akishino para que este no tuviera un heredero varón?

    Satou sonrió y negó —Eso fue Gendo, Tamano me lo dijo.

    Taiki bufó molesto al enterarse de aquella verdad.

    —Si, también te usaron Ishikawa; te sembraron el odio hacia mi familia. Tú diste conmigo y le diste a Gendo la justificación perfecta para que eliminaran mi aldea simplemente porque tu creías que yo era el culpable de la maldición a Akishino — sonrió — Por eso no culpo a mi hijo de matarte, aunque sus razones fueron las equivocadas. Al final, Kuroki asesinó al verdadero culpable de la masacre de nuestra aldea, y tú cometiste el mismo error que Kuroki al creer que tus razones eran las adecuadas.

    Taiki bajó la mirada —Mis disculpas no alcanzan para un perdón ni para opacar la vergüenza que siento de mí mismo.

    —Calma, Ishikawa. Yo tampoco fui un ejemplo a seguir, si yo hubiera permanecido con los míos en lugar de dedicar mi vida a encontrar la manera de regresar a los muertos a este plano… —
    esta vez miró a Kohaku —Tal vez no hubiera develado información delicada a los zorros que siempre me seguían, tal vez —volvió a pausar— Amaterasu seguiría con vida.

    Taiki levantó la mirada nuevamente a su eterno rival —¿Qué has hecho?

    —Equivocarme nuevamente —
    respondió Satou con gran calma, cómo si aquello fuera algo sin demasiada importancia.

    Taiki parecía que iba a explotar de rabia; fue entonces que Matahachi interrumpió.

    —¿Hay alguna manera de recuperar a Amaterasu? — preguntó ante Satou.

    —Eso es algo de lo que hablaré directamente con mi hijo. Ustedes nada pueden hacer, sólo son espectadores.

    Con ello, la escama se desfragmentó y Satou se desvaneció.

    —Detesto a ese hombre —admitió Taiki — Sólo espero que su conocimiento esté a nuestro favor esta vez.

    —Tenemos un problema mayor—
    agregó Matahachi mirando a Kohaku — Satou ahora sabe que le hemos mentido a su hijo.




    Afueras de la ciudad [Camino a Kioto]
    [Kuroki; Yokubo]
    [Yurei: Shiori; Mao]


    Detrás de Yokubo comenzó a formarse una silueta que Kuroki conocía perfectamente; el cabello blanco por más diluido que se encontrara por aquel aspecto espectral, era fácil de reconocer. Satou, su padre.

    Satou miró directamente a Kuroki y llevó su índice a su boca, indicándole a Kuroki que guardara silencio con respecto a aquella aparición. Yokubo seguían sin saber que detrás de él estaba aquel yurei.

    Satou señaló a Yokubo y después levantó cuatro dedos frente a él.

    4

    shi
    muerte

    Satou le decía a Kuroki que debía matar a Yokubo.


     
    • Fangirl Fangirl x 3
  4.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master the lovers

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,160
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku Ishikawa

    Un zorro blanco... ¿Sería una pieza que aún estaba en juego? Probablemente. Su intromisión había sido incluso anterior a la de Tamano no Mae, y me pregunté si se trataría de uno de los kitsune que a día de hoy residían en Kioto. ¿Qué beneficio les podrían traer las escamas de Seiryu? ¿Serían, acaso, sus propiedades curativas? ¿O habría una conexión más profunda entre el shijin y los zorros? La mención de la maldición me alarmó y alcé a mirar a Satou, mas no tuve tiempo de hacer preguntas.

    Rengo me había instruido en usar escamas para lo que yo creía era comunicarme con los dioses. ¿Eso... me habría maldito?

    Mi atención rebotó entre los espectros de Satou y de mi padre conforme dialogaban hasta la aparición del nombre de Amaterasu. Pensé en la escena que había presenciado dentro de las mazmorras, el hombre disfrazado de otro, las artimañas y estrategias. Los zorros eran expertos del engaño, ¿quizá...?

    Las dudas se seguían apilando, pero Satou nos empujó lejos del asunto y desapareció. Cada vez se confirmaba más mi temor de que Kuroki estuviera implicado en el asesinato de Amaterasu. Estaba con la vista clavada en el fuego, mi semblante comprimido, cuando Hachi me habló. Su señalamiento me pilló desprevenido, no lo había pensado hasta ahora y sentí cómo la sorpresa y la preocupación me permearon los gestos. ¿Y ahora... qué?

    Tomé mucho aire, lo solté por la nariz y me rasqué la nuca, intentando conservar la calma.

    —Tendríamos que barajar la posibilidad de que Satou no le diga todo, o que se concentre en el asunto de Amaterasu, pero ¿tiene sentido? ¿Es razonable? —murmuré, y bufé—. Es muy riesgoso.

    Miré a Hachi. No había planeado revelar esta... habilidad tan pronto ni de esta manera, pero quizá fuera de utilidad.

    —No sé cuánto nos apremie el tiempo, pero podría infiltrarme en Kioto o en donde necesites que lo haga para recabar información —anuncié, y adelantándome a las preguntas evidentes agregué—: Sonará muy extraño, pero no es riesgoso. Podría hacerlo incluso sin salir de aquí.
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  5.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    8,301
    Pluma de
    Escritora
    Casa abandonada [Norte]
    [Matahachi; Reijiro; Oshin; Tamura; Keita; Daigo; Kumo]
    [Yurei: Taiki; Kozaemon; Kaji Akamatsu; Arata; Yuta]


    Matahachi miró a Kohaku y afirmó con decisión, algo que hizo que los shinobis presentes se miraran confundidos. Oshin sonrió con algo de incredulidad, levantando una de sus cejas y observando con cuidado a Kohaku. Keita y Daigo también lo miraron sin saber si creerle. Kumo agudizó el oído y Fukuro entró por la ventana y ululó cinco veces, dos sonidos largos y tres cortos.

    —Hey, Matahachi — Kumo alertó a Matahachi— Taro, está cerca.

    Matahachi mordió la uña de su dedo pulgar —Y con el... vendrá el posible traidor —advirtió a los presentes, miró a Kumo — Borra tu rastro, evitemos que Taro nos encuentre, confúndelo un poco más —después miró a Kohaku —Debemos regresar a Mizayu; allí podremos actuar con mayor discreción, debemos alejarnos de capital unos momentos mientras replanteamos estrategias.

    Oshin no ocultó su frustración a lo que su padre la tranquilizó. Los demás simplemente aceptaron esa nueva ruta y se prepararon para el regreso a Mizayu.









    El rol continúa en Mizayu
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  6.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,211
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Kuroki Fusatada

    No recibí respuesta... Y tampoco era que la esperara, podía recibir total apoyo, total repulsión... O lo que justo sucedía ahora... Silencio, puro silencio... Y aunque eso de alguna manera me resultaba como una apuñalada más, tampoco podía culparlas... Tal vez en verdad me había vuelto loco después de todo el cúmulo de cosas que venian sucediendo, pero es que en verdad todo carecía de sentido y valor alguno ya para mí, lo único en lo que podía pensar... Era en consumar mi venganza fuese cual fuese el costo, y si debía expandirla... Lo seguiría haciendo.

    Al final dí un amplio suspiro y lo dejé escapar con una gran presión, con un aliento tremulo, producto de todo el estrés y la rabia, pero lo dejé estar... Simplemente verifique que todo siguiera en su lugar y seguí mi camino, no fué que después de otro breve lapso, alguien acabó llamando mi atención, por lo que volteé confundido, mirando no muy a lo lejos a nadie más ni nadie menos que al mismo Yokubo, me le quedé mirando, confundido, ¿Qué hacía él aquí? ¿Lo habría mandado Gendo? ¿Giotai? ¿Alguien más?

    Su presencia no me consolaba en lo más mínimo, especialmente por haber recibido la traición que me hizo, y eso que quería ofrecerle libertad del imbécil de su padre, pero... Aunque estaba intrigado por su vestimenta y por el momento, decidí simplemente acercarme, tampoco es que tuviera nada mejor que hacer, ya teníamos el plan en marcha... Solo quedaba que todo acabara esta misma noche, o atardecer, o mañana, cual fuese la maldita hora real.

    Para cuando llegué, miré con evidente confusión al chico, por lo que decidí hablarle:
    —Yokubo... ¿Qué haces aquí? ¿Porqué llevas esa vestimenta?—. Pregunté genuinamente intrigado, de todas las cosas, no esperaba verlo así, esto cambiaba un poco los planes, sin embargo, un espectro más comenzó a manifestarse... Uno que no necesite ver directamente, porque aquella figura, incluso semi traslúcida, era inconfundible para mí, y por mero reflejo pasé saliva, aunque no supe si por más rabia o por mero shock, o tal vez ambas.

    En determinado momento volteé solo con los ojos hacia arriba, era él... Mi padre.

    Me pidió silencio, no dijo nada, solo fué claro, cualquiera, tal vez, pensaría que debía ser un farsante, pero yo sabía que no era así... Muy pocas veces llegamos a comunicarnos así, especialmente cuando salíamos a cazar, así que, esa forma tan específica de pedirme lo que quería que hiciera... Lo podía reconocer en cualquier parte.

    Volví la vista a Yokubo, manteniendo la calma y el silencio, repuesta o no, simplemente me crucé de brazos, ¿Mi padre quería que matara a Yokubo?

    ... Bueno, de todas maneras el mismo Gendo quería esto, y este maldito traidor me lo debía... Si, podrían llamarme hipócrita, pero a diferencia de Yokubo, al menos tenía el maldito valor de llevar hasta las últimas consecuencias la traición, y no porque al final el miedo me pudiera y simplemente bajara la cabeza a seguir obedeciendo por seguir viviendo.

    Para cuando ví el momento, especialmente cuando creí temer que se diera cuenta que había un espectro detrás suyo, hice un rápido movimiento, llevé la diestra a Nozomu y a velocidad corté no solo el pecho del chico con precisión, si no que encima busqué cortarle la cabeza de ese mismo tajo con total frialdad y precisión, ahí me dí cuenta que el chico debía tener un control de la energía Luz sublime, porque en cuanto a físico era pauperrimo...

    El tajo había sido simplemente perfecto... Mantuve mi postura hasta que el chico, ahora vuelto cadáver, cayó sin más... Por lo que guardé a Nozomu después de limpiarlo de una breve sacudida y al acabar, miré directamente a mi padre con profunda seriedad...

    La vida de Yokubo no podía importarme menos, especialmente viendo como trataba a la Kitsune, de hecho nadie de los de Gendo me importaba al final, casi nadie ya de todos en general de hecho, y si había decidido matar a Yokubo era porque me lo debía y porque mi padre era mi padre... Mi familia.
    Habían tantas preguntas, y dudaba que las respuestas fueran posibles incluso ahora.

    Simplemente me quedé ahí, dejándome golpear más por la lluvia, mientras lo miraba en silencio, las palabras iniciales sobraban... Si se aparecía era porque quería algo, como siempre había hecho; buscar... No conservar... La jugada final ya estaba en marcha, y no quería demasiado entretenimiento.

    Y si no había matado a Yokubo con Nisshoku, era porque después no quería sorpresas con respecto a las energías espirituales...
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Impaktado Impaktado x 1
  7.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    8,301
    Pluma de
    Escritora
    Afueras de la ciudad [Camino a Kioto]
    [Kuroki; Yokubo]
    [Yurei: Shiori; Mao]


    Yokubo no tuvo tiempo alguno de reacción; nunca fue un guerrero, sólo un medio de energía luminosa. Kuroki pudo notarlo en el poco tiempo que convivieron, sus movimientos; su simple andar denotaba carencias físicas por un exceso de confianza en lo espiritual, y fue eso lo que lo había llevado a su muerte.

    El rostro de Yokubo mostraba aun sorpresa; pero su cuerpo comenzó a cambiar, unas orejas negras salieron de su cabeza y una inmensa cola de zorro se desplomó junto al cuerpo que cayó mucho después de que la cabeza fuera violentamente separada de él.

    Un engaño, todo era un engaño.

    —Los malditos zorros —dijo Satou con seriedad, en su rostro no había sonrisa alguna; miró a Kuroki — Este impostor usó mi cuerpo para engañarte en Kamakura creyendo que deseaba la muerte de los Harima. Ahora te han usado a ti para matar a Amaterasu y atraer a quién puede devolverles a su querida Tamano en este terrible eclipse, Hoshi Harima. El espiritista que esquiva la muerte —negó — Te engañaron para matar a Amaterasu porque les guie al secreto para recuperar la vida de un ser divino usando la sangre de otro—soltó una risa sarcástica, seca, corta. Su mirada mostraba un enojo no digno a su caracter generalmente apacible — Tal vez yo debería decirte que debes hacer lo correcto, que pelees por lo que es justo, que ayudes a la humanidad. ¿Pero para qué, Kuro? ¿Para que dar razones al corazón? A veces...

    Satou lloraba, pero sus lágrimas no tocaban el suelo; se desvanecían. Aquel líquido ya no podía tocar ese plano terrenal, se quedaban dispersas en un limbo intocable; pero Kuroki podía verlo, sentía aquel dolor.

    —Todos se burlan de nosotros, nos usan como una herramienta más. Hijo, tu tienes el poder ahora, no confíes en nadie ni en nada. Dale al mundo lo que tu crees que merece —Satou señaló hacia dónde todos los yokai parecían dirigirse — Sígueme.

    Avanzaron en silencio al santuario de los barrios bajos dentro de Kioto. Los yokai parecían estar aterrorizando a los habitantes a los cuales les habían bloqueado la entrada a la ciudadela. Algunos de estos yokai querían atormentar también a Kuroki; pero al ver su arma retrocedían asustados.

    Satou lo guio al interior del Santuario —Los espíritus vengativos jamás van al tengoku, y muchos de los nuestros murieron con un gran rencor evitando que sus almas descansaran. Al igual que yo, fueron usados por los zorros dirigidos por el Imperio y mataron a los suyos. Una maldición que nos da la particularidad de nuestro cabello. Considerados como débiles por este defecto —sonrió —Pero yo aprendí a usar esa debilidad a nuestro favor, nunca tuve una energía espiritual de un onmyoji o de un shugenja para crear shikigamis o ichijamas. Pero... —avanzó a través del templo en dónde había varios sacerdotes muertos —He sido más listo. Y sobre todo he sido paciente. Yo les advertí a esos malditos zorros que no se metieran con mi familia —Satou llegó hasta dónde Yoko se encontraba; estaba vestida de novia, dando a entender que el novio era Yokubo. Giotai lo sujetaba con una de sus manos del cuello sin ninguna complicación, en la otra cargaba un saco que dejó caer con una gran sonrisa al ver a Satou, el saco al caer liberó todas las escamas de Seiryu acumuladas.



    —Tardaste un poco Satou—
    reveló Giotai su conocimiento ante la presencia del Fusatada.

    " Tu padre fue un hombre astuto; una mente privilegiada como la de Kuyo me atrevo a decir. Pero su desesperante deseo de traer a la vida a los muertos y después su incansable búsqueda por su hija lo distrajo de poder ser alguien poderoso. Es por ello que uno debe pelear por sí mismo, no por los demás. Akumu era el ichijama de una yokai, una que odió profundamente a tu padre. Yokai que tengo cautiva en estos momentos, y ella nos ayudará a hacer el arma que quieres."

    Las palabras de Giotai de aquel día resonaron en la memoria de Kuroki. Giotai conocía a Satou.

    Yoko se contorsionó intentando liberarse del agarre de Giotai. Este comenzó a reírse —¿No lo entiendes, verdad? Yokubo está muerto, no regresó junto a Kuroki. En cambio, regresó junto a su padre —comenzó a reírse mientras veía las lágrimas escurrir del rostro de Yoko, quién dejó de pelear por su vida.

    "No sé que pueda hacer Yoko al verte. Los kitsune tienen cierto odio a clanes en particular, el tuyo es uno por culpa de tu padre; pero tal vez su odio por los Mori o los Ishikawa es mucho peor. Tal vez ella podría tomar el té frente a ti cómo lo hacemos tú y yo en estos momentos"

    Las palabras de Yokubo comenzaban a tener sentido. Se estaban burlando de él desde ese momento, usándolo para matar a Amaterasu, y lo habían logrado. ¿Pero por que Giotai ahora detenía a Yoko? ¿Y por qué no le advirtió del engaño de esos zorros?

    —Giotai —
    habló Satou — Llegó el momento de eliminar a los malditos zorros que aun quedan en el Imperio.

    Giotai comenzó a reírse con tal magnitud que regresaba en eco aquella risa. Y con sus dos manos apretó el cuello de Yoko hasta quebrarlo por completo. Después se agachó y recobró las escamas de Seiryu.

    —Hemos usado a los zorros; y ahora atraeremos a Hoshi Harima. Es momento de acabar con el último de los grandes zorros y después regresar el sol —
    aseguró Giotai.

    —Eso ahora es decisión de mi hijo, yo serviré a sus tareas. Yo y todos a los que hemos reunido —
    dijo Satou hacia Kuroki.

    Giotai no se quejó de aquello; sólo miró a Kuroki.

    —Es tiempo que conozcas a las personas que murieron a causa de los juegos de todos los zorros —
    mencionó Satou para después mirar a Giotai quien afirmó. Llevándolo a lo más profundo del santuario, dejando el cadáver de Yoko atrás.

    Ingresaron a una de las grandes habitaciones que estaba llena de pergaminos como los que Rengo solía hacer, y al centro de aquel lugar pudo ver rostros nuevos los cuales le miraban a él, eran espíritus al igual que Satou, y se distinguían porque todos poseían cabello blanco. Satou se unió a ellos y Giotai se acercó a cada uno haciendo una especie de ritual con el saco de escamas. Dejó pequeños puños de escamas debajo de los cuerpos sin pies, y su voz se volvió un extraño cántico. Uno que lentamente comenzó a darle las extremidades bajas a aquellos cuerpos espectrales, volviéndolos tangibles nuevamente; pero mientras esto sucedía, no sólo parecía que les crecían piernas nuevamente, sus facciones cambiaban, se volvían más toscas; principalmente Satou se tornó irreconocible, con un cuerpo corpulento y lleno de cicatrices.

    [​IMG]

    Giotai los miró con una gran sonrisa y cayó de rodillas ante Kuroki —Cortaron mis manos para experimentar conmigo. Senkaku usó las manos de otro mientras Kyogi miraba con gozo cuando me obligaron a fusionarme con lo que no era mío. Hoy uso esas mismas manos para sellar mi venganza. Todos en el Imperio son unos enfermos, y me volvieron como ellos. Acaba con todos y con los demás que están llenos de mentiras y maldad— señaló a los seres que había traído a la vida, no eran shikigamis, tampoco ichijamas— Estos son shinigami, son los nueve shinigami blancos. Que la nieve caiga sobre el Nuevo Imperio — esas fueron sus palabras finales; cayó al suelo con un retumbar en el tatami, haciendo que su última acción en vida dejara una huella ante los presentes.

    —Kuroki — Era la voz de su padre quién lo llamaba; lo hacía desde ese nuevo cuerpo demostraba el demonio en el que había tenido que convertirse— El mal atrae al mal. Si un asesinato sucede, otro vendrá después más pronto de lo que uno cree. Las almas de los muertos corrompidos por el mal llaman a las almas de los vivos que ejercen ese mismo mal, nosotros traeremos desgracias a todos los que lo han cometido. El derramamiento de sangre y la tragedia se repiten una y otra vez hasta que un ritual de purificación suceda. Kuroki, nosotros te serviremos de ahora en adelante. pausó y reverenció a su hijo— Tú eres esa purificación.

    Los otros ocho presentes se inclinaron ante Kuroki.
    Gigavehl
    Y todos son nivel 5

    Ahora entiendes por que me frustra que nadie peleara a Satou.
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Impaktado Impaktado x 1
  8.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,211
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Kuroki Fusatada

    Cuando realicé la ejecución, por un instante me pregunté el desde cuándo había mejorado tanto, pero por sobretodo... Desde cuándo me había vuelto alguien tan violento.

    Ni siquiera mi pelea contra Taiki había sido algo tan agresivo a como ahora ejecutaba a mis víctimas, sí, sabía que el estar aquí naturalmente mejoraba mis capacidades, pero incluso estaba seguro que hace varios soles yo no habría podido hacerle esto a alguien como Yokubo, o a Kumo, o cualquiera que fuese tan débil o estuviese tan distraído, como en su momento tuve la ocasión con el mismo Akishino.

    Mis fuerzas simplemente no eran las mismas ni siquiera desde Shima, ahora, el ejecutar los que se diferenciaban tanto de mi nivel me era tan... Fácil, que incluso con solo verlos podía suponer si lo conseguiría o no. Los casos eran pocos, eso sí, pero no dejaba de llamarme la atención, incluso, hasta apenas ahora que me detenía a verlo con más cuidado... ¿Cómo es que pude ante alguien como Taiki? Por la rabia, y las tantas cosas que había tenido en la cabeza en este mismo lugar no me había parado a pensar hasta ahora que había encarado un duelo realmente peligroso... Uno que me costó más de lo que pude haber querido, pero bueno... Tema del pasado.

    De cualquier modo, no tardé en expresar genuina sorpresa de nuevo cuando el cadáver de Yokubo sufrió una metamorfosis, de la cabeza salieron orejas y de su torso una enorme cola... Acababa de asesinar a un Kitsune, y eso en verdad me había tomado desprevenido, al menos, en un primer momento aunque después las cosas cobrarían más sentido.

    Fué ahí cuando mire a mi padre, calmando un poco la expresión y volviendo a la neutralidad, escuchando al yurei ante mí, comenzando a relatar lo que estaba sucediendo ahora mismo, la verdad detrás de todo esto... Pero algo más que me tomó desprevenido, su opinión acerca de todo esto y cómo no solo no quería juzgarme, más bien... Parecía aceptar lo que sucedía y me expresó su pesar, así como su determinación.

    Verlo llorar de alguna manera me apenó y me hizo sentir genuina pena por unos momentos, al final de cuentas, si había hecho lo que hice, es porque al final debí haber hecho eso... Solo... Confiar en mi familia, confiar en Shiori y confiar en mí mismo, jamás haberme ido de la arruinada casa, jamás haber buscado a nadie, ni a los Minamoto, ni a mi padre, a nadie... Tal vez me habría ahorrado de tanta agonía no solo física, si no emocional después de todo.

    Así que todo se reducía a los Zorros... Eran los culpables no solo, hasta cierto grado, de este Eclipse, si no básicamente creí entender que de la gran mayoría de males en esto. No supe qué decir, quería hablar, preguntar pero... Simplemente nada salía de mí, me sentía tan bloqueado por todo esto, que simplemente no supe qué decir. Mi ahora prácticamente global venganza después de lo discutido, la tremenda decepción que me llevaba, el tener de nuevo a Masuyo y a Shiori por mis acciones así como mi padre y este diciéndome lo que sucedía mientras expresaba enojo, una que jamás había visto... Pero también, una calma realmente fría, posiblemente, una muy similar a la que yo expresaba ahora. Debía notarlo, ¿No? Que su hijo también era tremendamente diferente...

    Y yo seguía sin arrepentirme de nada...

    No fué hasta que mencionó que todos nos utilizaban que volví a mirarlo, sentenciando además que debía seguirlo, concretamente ahí donde estaba el Santuario de Giotai, por lo que acabé afirmando, sin realmente saber ya qué esperar, tampoco tenía miedo, no a esas cosas, sabía que la amenaza ahí era yo, y que no tendrían porqué meterse conmigo.

    Mi padre no mencionó nada de la reunión... Pero tampoco me juzgaba con el asunto de Amaterasu, no podía saber si estuvo en la misma discusión, pero asumiendo que prácticamente todos fueron llegando, tal vez y sí lo escuchó todo... Tal vez contaba en verdad con su apoyo, y tal vez, incluso después de expresarme sinceramente e inclusive haberles dejado en bandeja que me dejaría utilizar una última vez a su favor... Aún así, no confiaban en mí, al contrario, solo sería el medio para caer junto con los demás...

    Verdad o no, seguí a mi padre, aún escuchándolo, mencionando cómo los Zorros eran parte del problema, empleados por el Imperio, atacando a los suyos, maldiciendo a nuestra gente con la peculiaridad de nuestro cabello, como un símbolo de humillación e inferioridad... Solo para ahora acabar sentenciando con una advertencia en su momento de que no se metieran con la familia, y hoy, se vería el resultado de aquello...
    Terminé por percibir cómo los yokai atormentaban a la gente que se había quedado aquí afuera, otros quisieron hacer lo propio conmigo, pero yo simplemente llevé la diestra hacia el mango de Nisshoku, y notaran aquello o no, debían sentir la energía que emanaba de este, y con eso fué suficiente para que ellos más bien fuesen los intimidados.

    Acabamos llegando al edificio, y ahí hubo una vista un poco descorcentante, Yoko estaba vestida de novia... Y por supuesto recordé la escena de Yokubo... Otro Zorro, y Yoko siendo ella una más de ellos, claro, iban a casarse, y ahora aquello sería imposible.

    No me sorprendía ver a Giotai sometiéndola, me sorprendía que él reconociera tan fácil a mi padre como si desde siempre hubiesen estado en contacto, sus palabras me llegaron a la mente, cuando le había preguntado acerca de mi propio padre, claro, lo conocía, pero no había captado que realmente lo hacía más de lo que aparentaba...

    No solo eso, escuchar la sentencia de muerte del hombre hacia la Kitsune me hizo recordar cuando yo mismo hablé con Yokubo, la breve plática que tuvimos al tomar té... En su momento creí entender que estaba en contra de su padre también, que buscaba lo mismo que yo, venganza, solo... Masacre contra los Mori, pero más bien no termine de entender que él era otro Zorro y en esos momentos jamás estuvo a mi favor, al contrario, se estaba burlando...

    Apreté los puños y fué cuando las palabras de Kira también me resonaron, cuando me mencionó que Gendo habia mandado a hacer un Yoroi especial para mí, y que la única razón por la que no reaccionó con violencia era porque en verdad me apreciaba, claro, ahora todo cobraba sentido... Esto de Amaterasu no era nada nuevo, Yokubo fué el que dijo por sí mismo que ella era el objetivo para forjar a Nisshoku, sabían que esto debía hacerse en privado porque era un movimiento extraño, solo necesitaban de alguien del que incluso Gendo no pusiera pega alguna incluso si asesinaban a su Emperatriz ante él, debía ser alguien realmente específico... Alguien como su heredero definitivo... Alguien que aceptara hacer esa ejecución saliendo completamente impune.

    Para ellos les resultó fácil, solo me usarían, la mataría, le dirían a Gendo la verdad, este me mataría, y Nisshoku quedaría libre, lo que no esperaron es que mi vínculo con Gendo había estado tan reforzado en el poco tiempo que no salió como esperaban, y al ser justamente un plan tan, pero tan arriesgado como firme, un solo detalle lo estropeó todo... Y aquí estábamos ahora.

    Una vez más... Los que creían tener un control sobre mí acabaron saliendo perjudicados, al grado de ahora ver todo su esfuerzo en vano, solo, por mi parte, entregandome lo que de por sí venía buscando... No había rechazado la obvia posibilidad de que ahora sería buscado por la espada también, sin embargo, admito que esto de los Kitsune me tomaba por sorpresa, aunque no lo hacía el detalle que obtener este poder vendría con un costo muy elevado, y no necesariamente por inestabilidad mental.

    Ví las Escamas de Seiryu, eran demasiadas... Cosa que por supuesto me hizo recordar lo que el mismo Senkaku me conversó al conocerlo, aquello parecía ser verdad si casi que la mención de Giotai para con mi padre coincidía con dejar dicha bolsa, al final, mi padre, solo sentenció lo que debía hacerse, lo que ambos habían estado planificando...

    La carcajada de Giotai retumbó con fuerza en la sala, casi como si hubiese estado esperando este momento desde hacía tanto... No asfixió, si no que le rompió el cuello a Yoko con solo estrangularla, seguramente producto de su éxtasis por las palabras de mi padre, el odio que le dedicaba el mismo cada que mencionaba a los Zorros era importante, pues se podía percibir que era llevado a un grado personal, por lo que, al ver todo eso, no expresé pena alguna... Y yo que en su momento había considerado ayudarla en liberarse de Giotai... Que lastima...

    Giotai reveló sus intenciones, en síntesis, la razón por la que había estado haciendo lo que hacía, a pesar de que no me respondía mis preguntas del porqué el hombre no me había advertido de la trampa y del porqué ahora había asesinado a Yoko, sin embargo, miré a mi padre cuando dijo que la decisión con respecto al sol recaía en mí, aquello no es que me preocupase, si no que me llamó más la atención sobre lo de seguir mis indicaciones, aunque no hizo ni falta preguntar, pues las respuestas de aquello vendrían muy pronto.

    Continuamos nuestro rumbo un poco más, adentrándonos todavía más profundo en la edificación, por un momento me pregunté qué tan grande era esto en realidad, y pronto, llegamos ahora sí hasta el fondo, donde habían muchos sellos, como el que había perdido por parte de Rengo, y terminé deteniendome a la entrada de la última sala, no por temor, si no por sorpresa ante lo que estaba observando, habían no solo más espectros ahí, si no que todos compartían el rasgo de ser albinos... Como mi padre, como yo.

    Observé cómo Satou decidía irse con ellos, uniéndose, haciendo un total de nueve, mientras Giotai no perdía el tiempo, y se puso a ir dejando las Escamas mientras el espiritista emitía un cántico muy singular, una que casi juraría que no correspondía a su tono de voz habitual, pero la cosa no quedaba solo ahí, si no que encima los espectros iban recobrando su forma tangible, recobraban extremidades, dejaban de ser traslúcidos... Sus facciones cambiaban, el aura que transmitían era muy diferente, era casi como si Giotai estuviese formando a seres completamente diferentes a los que yo alguna vez haya visto... Me recordaban a Akumu, pero de alguna manera sabía que esto iba más allá, mi padre, fué el que sufrió los mayores cambios de todos, mostrándose como alguien con muchas cicatrices, el ritual estaba hecho, Giotai había creado algo nuevo con todos ellos...

    El hombre se veía tremendamente satisfecho, y no tardó en mirarme para hablarme una vez más, explicando por encima no solo el motivo de su odio visceral contra Senkaku, si no el motivo de que ahora decidiera que el curso de las cosas fuese tan diferente...
    Oírlo decir que experimentaron con él, que hasta Kyogi veía con gozo el fruto del proyecto, pero más importante aún, verlo arrodillado ante mí como si de un momento a otro yo fuese su señor, como... Si más bien yo fuese su última esperanza, la misma para vengarlo por todo lo que le hicieron hacer, pidiéndome algo que jamás nadie me había dedicado antes...

    Eliminar por evitar que sus acciones no cayesen en un saco roto.

    —Giotai...

    Fué todo lo que alcancé a murmurar al sentir su súplica como su esperanza... Una que no había visto desde hacía tanto tiempo, una que me hizo recordar por unos instantes el motivo original por el que había emprendido todo este viaje, por el que había buscado a los Minamoto, pero más importante aún... Por purificar al país, luchar por el bando correcto y luchar por el bien común, eliminando a los egoístas y malvados que solo pensaban en ellos mismos.

    Aunque el aura de Giotai seguía siendo aplastante, pude ver la razón del porqué se expresaba así conmigo, ahora que todo estaba preparado... Lo dejaba todo en mí, confiando en que con todo lo ya hecho, sería más que suficiente...

    Con ello, Giotai termino de desplomarse sobre el tatami, generando un breve silencio tenso en la sala, me le quedé mirando, sin saber qué hacer en primera instancia, cuando ahora yo fui el que se acercó a él para arrodillarme a su altura, bajando una pierna para llevar la diestra hacia su hombro, bajando un poco la mirada por el shock que estaba resultando todo esto, pero más importante aún, por haberlo prejuzgado creyendo que solo era un demente más...
    —... Giotai, gracias por esto, en verdad... Era lo que necesitaba—. Dije en voz baja, no por temer que me escuchasen, si no simplemente porque quería dedicarle eso último a pesar de haber reaccionado tan tarde, por lo que cuando escuché a mi padre hablarme directamente, volteé a verlo mientras me iba reincorporando de nuevo, comprendiendo su mensaje... No era una metáfora, era algo real, y ver cómo ahora me reverenciaba, así como los demás, me quedó en claro lo que seguía... No solo porque ellos me veían como la encarnación de hacer el bien, de purificar, si no porque, tal como mi padre dijo... No debía confiar en nadie más, debía ser obvio ya, ¿No? Solo era yo... Los aquí presentes, y nadie más.

    Ni siquiera me enojé, solo los miré, expresando esa honestidad como ya desde hacía tanto que no lo veía, ellos en verdad confiaban en mí, en verdad consideraban que yo era la persona indicada para llevar a cabo lo que mi padre acababa de decir, y considerando el panorama... Simplemente me dejé llevar por fin.

    Sería el líder que ellos estaban buscando.

    —Soy esa purificación—. Anuncié, con seguridad después de haberlos visto a todos arrodillarse—. Y cada uno de ustedes son una innegable extensión de mi voluntad. Levántense, y ejecutemos juntos por lo que el destino nos ha traído aquí, acabaremos con los que el Karma no puede alcanzar, y juzgaremos si este mundo merece una oportunidad más, a los malvados... Les infundiremos el terror que se merecen, seremos la sentencia final—. Añadí con esa misma firmeza, mirando a cada uno, por lo que cerré los ojos un momento.

    Aunque nunca me había visto como un líder y seguía considerando que aquello simplemente no era lo mío... Lo acepté, simplemente lo hice, si había llegado hasta este punto, debía ser por una buena razón.
    —Acabemos con esta guerra.
     
    • Ganador Ganador x 1
  9.  
    Amelie

    Amelie Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    12 Enero 2005
    Mensajes:
    8,301
    Pluma de
    Escritora
    Santuario/barrios bajos hacia el distrito Imperial.
    Kuroki

    —¿Qué hay más puro que el color blanco? —Sentenció Satou levantando su arma ante el discurso de su hijo. Los demás también lo hicieron y golpearon el suelo con un estruendo al caminar, siguiendo a Kuroki por Kioto; obligando a transeúntes e insignificantes yokai a moverse para no ser aplastados. Los gritos se apoderaban de la ciudad.

    Traspasaron la ciudadela hasta llegar a la muralla del distrito imperial. Las puertas estaban cerradas, incluso para Kuroki; en la parte superior se encontraba uno de los hombres de Gendo. En más anciano Katsunaga.

    —¡Explica todo esto!— gritó desde la gran altura de la muralla; pero antes de que aquello empezara a estallar, Senkaku apareció detrás de Katsunaga.

    —Es el joven maestro, Kuroki— dijo dándole un golpe en la nuca a Katsunaga; no para noquearlo, simplemente para aprenderlo, algo que le causó muy poca gracia al anciano que le devolvió el golpe al hombro; pero este si descolocando al joven

    —Entonces encárgate de esto — le recriminó Katsunaga antes de alejarse.

    Senkaku miró a Kuroki recargándose en el filo de muralla —¡Vaya! ¿Son tus shinigami? —preguntó señalando a cada uno de ellos, dándole a entender a Kuroki que él sabía lo que eran —¡Explícame como los has conseguido y te dejo pasar!

    —Senkaku —habló Satou —Posee una técnica regenerativa extraña; puede traer miembros muertos a la vida y colocarlos en alguien más. Armó a los shikigami de Kyogi. Al señor Minamoto y a la señora Taira. Ambos muertos.

    Kuroki había peleado contra ellos en Nagoya, estaban a un lado de Hiraga, su viejo maestro.

    —Él fue quien torturó a un herrero y le cortó sus manos para colocarlas en Giotai; pensando estúpidamente que con esas manos, Giotai tendría la destreza del herrero. Toda una justificación ridícula simplemente para torturar.

    Una de las mujeres shinigami se colocó a un lado de Kuroki —Uso una kusarigama con maestría; puedo traerlo al suelo para que hablen a la misma altura.

    Akko.jpg

    —Deme la orden y ejecutaré —sentenció la mujer.

    —Akko; hacer eso sería declarar la guerra de manera inmediata —interrumpió Satou quién dirigió su mirada a su hijo —Seguimos tus órdenes. Iniciamos esta guerra o avanzamos sin causar revuelo.

     
    • Ganador Ganador x 1
  10.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,211
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Kuroki Fusatada

    Sonreí ante la respuesta de mi padre y no solo contemplé cómo extendía su arma hacia mi, si no que los demás lo hacían, como un solemne reconocimiento a su líder, aquello me trajo un recuerdo agridulce de Shizuoka, un momento en el que... Si bien triste, había sentido que había ganado muchísimo, un momento en el que creí haber hallado mi lugar... Mi gente, y ahora... Todo aquello no podía estar más distorsionado.

    Tal vez debí acabar de ser egoísta, y jamás haber vuelto con Rengo a Shizuoka...

    Pero aquello ya no importaba, el pasado era el pasado, lo hecho estaba hecho, y lo único que importaba ahora, era acabar con esto de una buena vez por todas.

    Emitieron un estruendo al ponerse de pie y comenzaron a avanzar ante mí, por lo que yo simplemente me dí la media vuelta y comencé a emprender mi camino, sabiendo que los Shinigami me seguirían de cerca.

    Fui dejando el Santuario junto con el resto, contemplando como no solo la gente podía estar más alterada y aterrada, si no que incluso los yokai tenían que apartarse de nuestro camino con tal de no verse arrastrados a nosotros, como si de abrir un mar de gente y entidades se tratase, como si simplemente, yo y los Shinigami fuésemos completamente intocables... Y no podía ser para menos, la sensación simplemente era asombrosa.


    Aún así, no me entretuve, no me detuve y por lo tanto las entidades tampoco, solo reingresamos a la ciudad y ahí el pánico se hizo más evidente, a pesar de que no les hacíamos nada, el shock visual era evidente, y no los culpaba, pero seguía sin inmutar mi camino.

    Con el pasar de los minutos, acabamos dando ante la última de las murallas, el del Distrito Imperial, donde me detuve a sus puertas, no me abrían, y la razón de aquello pronto se hizo presente, escuchando una exclamación molesta, por lo que terminé alzando la mirada, sintiéndome desafiado por el tono del anciano.

    Estaba por hablar cuando alguien más lo detuvo, y ese fué justamente Senkaku, quién no tardó en reconocerme, o eso intuí, porque solo ví cómo se pelearon brevemente y luego el médico se posó por el filo de la muralla para delatarme que reconocía lo que eran estas cosas... Claro, sabiendo que era un cercano a Kyogi y que solo torturó a Giotai... Honestamente no me sorprendía, aunque también fruncí un poco el ceño ante su pregunta antes de dejarme ingresar, ¿Se atrevía a bloquearle el paso al heredero a Emperador? Eso no podía ser bueno, no solo con Senkaku, si no con el mismo Gendo, de todos modos, esta muralla ni nadie me iba a ser ningún impedimento, el General Mori tenía las horas contadas...

    Ahí mi padre me habló, y me quedé reflexivo, sin despegarle la vista de Senkaku... Recuerdos de lo que consideré otro apoyo clave para Takeda y los suyos me llegaron, cosa que solo me hizo apretar los puños de la rabia, actualmente yo ya ni culpaba tanto a Hiraga por lo que hizo, aunque me seguía alegrando que estuviera muerto por aliarse con el Clan Sawayama, pero... La sospecha se confirmaba, aquellos cuerpos eran ni más ni menos que individuos importantes de los clanes Taira y Minamoto, no habíamos peleado contra individuos cualquiera, pero lo que en un inicio creí que había sido obra de Kyogi, ahora se confirmaba que había sido labor pero del mismo Senkaku.

    Intenté hacer memoria y no recordaba que Kyogi acabase destrozada tras el combate con Kato, solo esperaba que nadie hubiese conseguido recuperar sus restos, como de ninguno de los caídos, aunque, asumiendo la caída del Castillo... Era dudoso.
    —Él utiliza algún especie de técnica nueva que emplea energía y vuelve a unir la carne, en efecto, me platicó en su momento muy por encima de aquello, lo que más lo caracteriza son uniones con un especie de listón de oro... Es importante acabar con él para evitar que regenere a cualquiera—. Dije hacia mi padre con calma, aunque no despegué mi vista de Sen aún. Seguí escuchando la susodicha justificación de Sen para con Giotai, y conocer todo aquello no me hizo más que sentir todavía más impotencia... Pero no podía ya ser por más tiempo, ya estábamos aquí... A punto de ejecutar esto.

    >>Lo vengaremos padre, cumpliremos su última voluntad—. Sentencié no contra él, si no meramente para dejar en claro nuestra intención.

    No percibí señal alguna de Matahachi ni compañía, por lo que aquello, aunque ya era evidente, lo tomé como declaración de guerra en mi contra, y nada ni nadie me haría cambiar de opinión.

    Ahí, Akko me ofreció una posibilidad, por lo que volteé a verla, aunque mi padre intervino y... La verdad es que tenía razón, aunque no tenía miedo, ni siquiera nerviosismo ahora... Tampoco quería exponernos tan fácilmente, yo no dejaba de ser un humano, y por mucho que me rodeara de los Shinigami, no quería una guerra en plena base del Castillo Imperial tan rápido, ¿Pero qué podría decirle a este sujeto para que me dejara pasar, según él?

    Veamos, el revuelo ya estaba presente de cualquier manera... Así que terminar de rematarlo no haría ninguna diferencia, sin embargo, era casi todo el Imperio contra nosotros, si tan solo... Matara a los estrategas y médicos... Hasta los más fuertes lo dudarían, tenía que aprovechar el factor desconocido que tenía conmigo, y me parecía que solo Senkaku sería el único que pudiera advertir de ello, pues Giotai y Yokubo estaban muertos ya...

    La posibilidad era tentadora, no iba a mentir, pero habían más, muchos más factores a considerar, y lo mejor era simplemente no tomar la medida fácil y violenta por ahora, por lo que extendí los brazos a mis costados, pidiendo paciencia...
    —Calma, no hace falta hacer eso aún, solo mantenganse alertas, déjenme hablar con él—. Dije con seguridad, para alzar la vista y dar un par de pasos hacia la entrada que a la vez daba hacia Senkaku.

    —¡Sen! ¡Salí a confrontar a Giotai como a Yokubo por el atentado que ejercieron en mi contra! Me enteré que estaban por las afueras de Kioto y los hallé formando a los aquí presentes, sin embargo, les interrumpí y tuve que ajustar cuentas con ellos... Ya te imaginarás cómo terminó, ¿No es así? Los Shinigami, impresionados por mi habilidad así como por mi Katana, decidieron seguirme y aquí los tienes. Lo siento pero quiero hablar con mi padre con mayor detalle sobre esto, hay mucho que debe conocer ahora mismo—. Exclamé con seguridad, sin buscar darle más vueltas de las necesarias.

    >>Vamos Sen, no me hagas perder el tiempo... Especialmente a alguien como yo.
     
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso