Mie Iga

Iga

[Ryoshi; Aki; Seikanji; Akihito; Aoi]​

Aki había escuchado a Seikanji; por un momento le pareció gracioso que considerara que todos las armerías tenían pergaminos como con Hoshi; después analizó todas las palabras en conjunto y dudó; y fue Akihito quién acomodó lo que sentía en palabras.

—El fuego...—mencionó hacia Akihito —... Esa es la marca que Gendo Mori deja a su paso —miró a Akihito —Y yo... no quiero ser como ese hombre —miró las dos tumbas — Además, aquí están Kizaru y Hidaru, no es nuestra decisión disponer de sus restos.

Los llantos de Ryoshi no los dejaban concentrarse demasiado en aquella decisión.



Ryoshi notó como Seikanji dejaba aquella katana a su lado; no la tomó en sus manos, no pudo; así como tampoco pudo arrebatársela a Seikanji; después sintió el abrazo de de Aoi, y con naturalidad se dejó abrazar para voltearse hacia ella y abrazarla con fuerza; aquello que a Aoi le era difícil de demostrar, a Ryoshi le resultaba tan natural que ni siquiera tuvo que pensarlo, simplemente actuó manteniéndose sobre ella, sin avergonzarse de su llanto; no porque no le importara, sino que simplemente no podía evitarlo, estaba siendo vulnerable; le era imposible detener aquel dolor —Era... era mi hermana... —mencionó entre llantos escondiendo su rostro debajo del mentón de Aoi —La he perdido... —No dejó ir a Aoi de aquel abrazo — Mi hermanita...

—Eras el más fuerte de nosotros cuatro, Ryoshi... —se escuchó una nueva voz en Iga. Dejando ir el nombre que se había intentado ocultar.

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—Ahora mírate... patético; ocultando el rostro.

Ryoshi no se movió del abrazo de Aoi, como si aquella voz jamás hubiese llegado a sus oídos.

El misterioso hombre miró a Aki y Akihito—Este hombre tiene razón; el fuego es el único que elimina todo a su paso. La ceniza no habla —se dirigió a Seikanji —Si nadie te ayuda, seré yo quien lo haga; quemaremos esta aldea.

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Ayeah rapuma Nekita

 

Aoi Nobunaga

Se tensó ante el abrazo de Ryoshi pero, tras unos incómodos segundos, aceptó la calidez y se relajó notablemente fundiéndose con su cuerpo como si aquello fuera realmente algo natural para ella.

Acarició el largo cabello del joven dejándolo desahogarse en silencio compartiendo su dolor, aunque no podía entenderlo. Nunca había tenido un vínculo de ese calibre, su familia siempre la había repudiado por su maldición.

Le hubiera gustado decir que no se preocupase, que todo iba a ir bien... Pero estaría mintiendo. Y no quería mentirle a él.

Con un suspiro, recostó su mentón sobre la cabeza de Ryoshi y cerró los ojos, pensativa, para abrirlos de golpe cuando una voz desconocida se hizo oír por encima de los sollozos.

Se volvió hacia el origen de aquella voz y frunció el ceño, llevando una mano al interior de su manga para extraer una kunai y apuntar con ella directamente al rostro del hombre que hablaba, mientras su otro brazo aún rodeaba el cuerpo de Ryoshi de forma protectora.

– ¿Y tú eres...?

 

Seikanji Yamagawa

—Como dice la señorita Aki, Akihito; las llamas es la firma del asesino del fuego, de Gendo Mori; esta provocación no recaerá en nosotros ya que nadie sabrá que fue Koga quien la provocó. —sonrió mientras se detenía, un poco incómodo por los llantos que el pirata exhibía sin pudor. Luego miró hacia Aki y volvió a hablar, para al menos ocultar los sollozos de fondo. —Kizaru y Hidaru realmente no se encuentran en este sitio, pero sí sus restos. Ellos siempre vivirán aquí. —se llevó una mano al corazón, realizando un gran escena de empatía hacia los caídos, una escena que por supuesto era falsa. Seikanji no sentía nada para los que habían fallecido en Iga.

La aparición de una quinta voz los tomó a todos por sorpresa; incluso su loba Reiko apenas había reaccionado ante la nueva presencia que se hacía visible ante ellos como si fuera un yurei de Iga. Si su loba no reaccionaba hostilmente al menos le daría el beneficio de la duda. ¿Quién era ese hombre? Al parecer conocía al acompañante de Yuki-Onna, el cual finalmente para Seikanji tenía nombre: "Ryoshi". Lo anotó mentalmente, finalmente tenía cómo dirigirse hacia ese peculiar personaje.

—¡Claro! ¡Toda ayuda es bienvenida! —dijo jovial mientras se giraba y realizaba una reverencia hacia el misterioso sujeto. —¿Pero qué gana usted ayudándonos? ¿Desde cuando nos está vigilando? —quiso agregar un par de preguntas aparte de la mencionada por Aoi; aunque sintiera que no tenían un peligro, al menos no letal, Seikanji se encontraba listo para reaccionar como un gato acorralado: con garras y colmillos.

 

Akihito Shishio

Mordió el interior de su mejilla al escuchar a Aki, asintiendo con suavidad a sus palabras con las cuales estaba de acuerdo, pero no dudaba que probablemente para Yamagawa no fuera realmente algo que fuera de mucha importancia con lo seguro que había dicho su plan de acción y ahora que se le sumaba un lazo más a esas tumbas lo sentía internamente más incorrecto.

La nueva voz lo tomó por sorpresa, pero para ese punto ya culpaba al cansancio y a la sangre que había perdido por su mal desempeño en captar cosas como esas que pudieron ser peligrosas si no hubiera sido un aparente aliado.

"Ese no es el punto..."

Pensó soltando un suspiro, lo sentía ligado a ellos solo por el mero hecho de no creer que sus enemigos creyeran que Gendo ganara algo quemando un lugar ya olvidado. Pero esperaba estar equivocado.

Se fue acercando a Aki mientras las preguntas importantes fueron hechas, todavía atento al nuevo sujeto. —Si el fuego es inminente, podemos intentar hacer que el fuego no llegue a ellos y continúen en paz.

¿Una "barrera" eliminando lo flamable a su alrededor serviría?

 

Iga

[Ryoshi; Aki; Seikanji; Akihito; Aoi; Dozan]​

Aki no dijo nada mas, sólo miró a Akihito; esperando de él algo que pudiera detener a Seikanji; mientras este hablaba con el nuevo hombre.

—No los he estado vigilando, sólo a él —mencionó señalando a Ryoshi — Lo he seguido desde que abandonó el mar, ahora verlo así es demasiado patético, en especial para alguien que logró detener un ataque de Gendo Mori — dijo negando mientras observaba a Ryoshi siendo consolado por Aoi — Ryoshi, tu tienes una promesa y la estás rompiendo por la debilidad que le tienes a las mujeres.

Aquel hombre miró a Aoi cuando preguntó su nombre —Dozan —mencionó analizándola con la mirada, después miró a Akihito —¿Quieres controlar el fuego? —sonrió — Ingenuo.

Dozan avanzó hacia Seikanji y le entregó un bambú, en su interior había líquido —Sake barato de puerto; malo para el cuerpo, excelente para iniciar un incendio

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Ayeah rapuma Nekita
Se incendiará Iga. Pueden ser parte o no de aquello.

 

Seikanji Yamagawa

—¡Usted está bien preparado, señor Dozan! —exclamó con alegría, sosteniendo el bambú con mucho cuidado, como si fuera muy frágil. —¡Creo que lo mejor será comenzar con el cuartel general!

Se fue dando unos pequeños saltitos mientras avanzaba con firmeza, con una aparente jovialidad escalofriante; estaba a punto de iniciar un incendio y era como si fuera un paseo de lo más curioso. Llegó al cuartel general y admiró el edifico, sobre todo acentuando la madera que sostenía la estructura. Comenzó a lanzar el líquido contra las paredes y el suelo, creando un perfecto camino hasta el resto de edificios y hacer lo mismo, al menos hasta donde el líquido alcanzara, sabía que cuando el fuego comience a crecer ya nada lo detendría e Iga sería devorado por las llamas para pasar a ser ceniza en la historia del mundo shinobi.

 

Aoi Nobunaga

Enarcó una ceja y bufó por lo bajo, no le gustaban ni el plan de Seikanji ni aquel recién llegado.

Por algún motivo que no lograba identificar sus palabras hacia Ryoshi le revolvían el estómago. Quiso preguntar a qué se refería con aquello de su debilidad por las mujeres pero decidió morderse la lengua, no era el momento.

Suspiró con resignación viendo cómo Seikanji corría con el sake por toda la ciudad y apartó a Ryoshi con suavidad para poder examinar su rostro.

– Deberíamos movernos.– Susurró con timidez, algo temerosa de su posible reacción.

Ya que estaban ahí le gustaría entrar en la casa de armamento a ver si quedaba algo de valor antes de verla arder.

 

Akihito Shishio

Se cruzó de brazos para poder apretar sus puños de una manera algo más disimulada por su frustración de realmente no poder construir algo en su cabeza que pudiera detener el la misión de Seikanji que se avivaba más con la motivación de Dozan. Luego que tampoco tenía un plan concreto en como proteger el lugar de descanso de los fallecidos, todo con algo de práctica y dedicación podía ser...algo medianamente controlable o eso creía, pero allí no tenía ni siquiera alguna prueba de eso.

Respiró hondo y sus brazos fueron bajando hasta volver a quedarse en sus costados, aprovechando para reverenciarse a modo de disculpas frente a Aki.

—Lo lamento, yo... no creo que hay algo que pueda decir para detener esa idea —Acciones había muchas, pero no creía tener las condiciones para simplemente hacerlo —. Pero podemos salvar una parte de ellos del fuego, regresar una parte y siga su descanso... —Señaló con un movimiento de cabeza las espadas de aquellas dos tumbas, antes de acercarse un par de pasos a las mismas, no le podía ofrecer una solución muy esperanzadora, pero ella los había conocido y pudiera darles otro descanso simbólico dentro de las murallas de Koga.

—...Pero debemos irnos moviendo, antes de que lo enciendan, ¿qué dices?

 

Iga

[Ryoshi; Aki; Seikanji; Akihito; Aoi; Dozan]​

Aki miró a Akihito con tristeza —No quiero ver el fuego... debo volver a Koga; no seré responsable de esto —dijo iniciando su movimiento hacia la muralla siguiendo el consejo del joven Shishio.

Mientras tanto; Dozan y Seikanji avanzaban hacia el cuartel general —El licor barato siempre es una buena arma; puede incendiar una ciudad como también sacar la verdad del hombre más introvertido. También puede salvarte de un ladrón o te permite intercambiarlo por algo de valor. Es mucho mejor que traer un arma; pero no tan bueno como un instrumento musical.

Ryoshi miró a Aoi, se separó un poco al escuchar su voz para limpiar su rostro; intentaba guardar las lágrimas; pero su rostro enrojecido no podía —Que todo se lo lleve el fuego...—miró la katana, por un instante pensó en quitar el listón; pero no lo hizo. —Gracias... —mecnionó Ryoshi a Aoi —Y perdón por lo que has visto— talló su rostro con fuerza dejando una de sus manos apretando sus párpados —No quería que me vieras así —se giró hacia dónde Akihito y Aki se dirigían —¿Aun confías en mi? —le estiró su mano, la cual temblaba; nuevamente la ayudaría a subir la muralla si ella quería, en su rostro aun se notaba la absoluta tristeza.

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Ayeah Nekita No necesitan tirar dado para escalar la muralla y bajarla esta vez; ya van de salida. No puse nada de la armería porque no encontraron nada con sus dados así que no funciona robarles.
rapuma

Tiraré la lista para el movimiento a Koga.

 

Akihito Shishio

Asintió ante las palabras de Aki, terminó de acercarse hacia las tumbas y no sin antes avisarles lo que haría retiró ambas espadas para resguardarlas donde ahora cargaba la suya y la de Shura, era algo mínimo y más bien simbólico, pero tan siquiera algo se iba a salvar de ser consumido solo por posibles secretos que escondía aquella ciudad.

Una vez terminado eso y antes de alcanzar a Aki para salir por aquella muralla pasó primero por unos árboles de ciruelo y unas plantas de ricino para recolectar algunos ingredientes, aprovechar lo poco que parecía seguir con vida en ese lugar abandonado.

Con todo lo descubierto y no descubierto, sentía que el viaje a Koga iba a ser bastante silencioso y pesado.

 

Aoi Nobunaga

Sacudió la cabeza de forma imperceptible cuando Ryoshi se disculpó y, finalmente, tomó la temblorosa mano que le tendía con firmeza entre las suyas.

¿Que si confiaba en él? ¿Cómo no hacerlo cuando se había mostrado ante ella tan vulnerable? Aquel hombre se había expuesto de un modo en que ella no podía siquiera soñar igualar, demostrando con sus acciones más que cualquier palabra: primero protegiéndola ante Gendo, después preocupándose por su bienestar tras la batalla y ahora... Mostrando abiertamente su corazón roto.

¿Confiaba?

– Ciegamente.– Respondió.

Con un ágil y discreto movimiento tomó el listón y lo introdujo en su manga sin que nadie lo viera, para después caminar en silencio hasta la muralla.

Rodeó los hombros de Ryoshi nuevamente con sus brazos, permitiéndose un leve apretón antes de comenzar el ascenso.
La cercanía obscena entre sus cuerpos en contacto seguía incomodandola pero, en esta ocasión, el sentimiento resultó más cálido, dulce... Casi se podría decir que disfrutó la experiencia.

Casi.

 

Seikanji Yamagawa

—¿Instrumento musical? —inquirió con sorpresa, alzando la vista hacia Dozan, el cual se había convertido en su amigo. —¡Yo sé tocar el koto! —sonrió ampliamente, feliz de encontrar a alguien que supiera apreciar la belleza de la música.

Acompañó al hombre, ignorando que el resto de su equipo ya comenzaba a alejarse de Iga; la ciudad que se mantuvo en silencio, sin revelar los secretos ocultos... que quedarían enterrados bajo ceniza.

—¿Nos acompañará a Koga, señor Dozan?

 

Iga

[Ryoshi; Aki; Seikanji; Akihito; Aoi; Dozan]​

Akihito se acercó a algunas plantas a recolectar ingredientes; la gran mayoría para venenos por lo cual no le servirían; había ricino y ciruelos; pero no muy lejos de allí encontró sauce; el cual pudo recolectar. Tomó las armas de Kizary y Hidaru mientras Aki lo observaba —Gracias —mencionó siguiéndolo para salir de Iga.

Ryoshi mostró una ligera sonrisa; un trago de agua en un desierto. Se sentía devastado, sin energía alguna; pero la simple palabra de Aoi iluminó un poco dentro de su corazón destruido, no dijo nada, realmente no podía hacerlo; simplemente sintió el tacto de Aoi en su espalda, y al sentirla completamente sujeta, dejó ir el aire que había estado conteniendo, sus hombros se relajaron por unos momentos antes de volverlos a tensionar con sus movimientos al escalar la muralla.

Mientras los demás se alejaban de Iga; Seikanji y Dozan comenzaban el incendio; sólo necesito una chispa, la cual creó con el choque de una piedra y su katana.

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—Los acompañaré; si —mencionó mientras avanzaba junto a Seikanji incendiando cada edificio, cada casa... —Podremos hablar de música cuando lleguemos a aquel sitio. ​

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Iga se incendió con velocidad; no quedaría nada en pie. El fuego lentamente consumiría toda la aldea, y la muralla evitaría que se propagara al bosque.

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Ayeah Nekita rapuma

Los etiquetaré en Koga

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El rol continúa en Koga

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Misato Aoyama

La noche en Aisai pudimos recuperar energías tras una noche de sueño. Junko iría a dar noticia a mi familia sobre mi, por otro lado debía ir a Nara para obtener la ayuda del reconocido herrero el cual mi abuelo salvo junto a toda su familia.

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Salir de Aisai nos llevo a cruzar un sendero acompañado por una fuerte lluvia que tras su paso acarreo consecuencias en nuestra salud. La tos y la fiebre volvían a mermar nuestras fuerzas y dejarnos en una situación muy desfavorable. Pero más adelante en la prefectura de Mie una imagen dejaría cualquiera de esos problemas como un minúsculo rasguño en comparación.

—I-Iga...—dije en voz baja sin dejar de toser, los recuerdos de aquel viejo maestro que solo tuve una oportunidad de conocer vinieron junto a los de aquella batalla que libramos una vez, ellos tenían una guerra que no era la nuestra...aún así préstamos nuestra ayuda.

—Ese olor...no puede ser...—junto al aroma de la lluvia un hedor a cenizas llenaba el ambiente...venía detrás de las murallas, era el inconfundible olor a una ciudad reducida a cenizas. Todo lo allí había no existía más.

—Koga...—Masculle molesta al pensar en quien podría ser el autor de tal ensañamiento, al principio pensé en aquel guerrero conocido por incendiar ciudades; Gendo. Pero definitivamente un evento pasado me hacía voltear a otro responsable

—No me extrañaría...Shingu iba a ser incendiada la vez que conocimos a los Fujibashi—tosi producto de la impotencia y devastación.

Camine unos pasos pues no quería al menos ver una vez más lo que fue el hogar del maestro Hattori y su sitio de descanso...encima deshonrado de esa forma.

 

Iga
[Misato; Yin]

Yin ignoró su enfermedad con sutileza; notaba la tristeza en la voz de Misato y aquello lo llenaba de angustia, ver a su amada sufrir de tal modo sin siquiera poder hacer nada le era difícil. No quiso intentar hacerla sentir mejor; él consideraba que sentir tristeza también era importante; para él sólo quedaba mostrar respeto y solemnidad.

Yin hizo una reverencia, una diferente a la japonesa; era la reverencia de su natal China.

—Tus pasos te han traído aquí para recordarlos — mencionó Yin —Sólo queda honrar su presencia y limpiar el lugar para que sus almas descansen.

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Ikoma-kun

 

Misato Aoyama

Un silencioso llanto y ocasionales sollozos era lo que podía expresar frente aquella imagen tan cruel, escuché a Yin mientras limpiaba las lágrimas que eran disimuladas por la lluvia.

En mi corazon solo crecía temor por lo que podría pasar con los Shinobi restantes, esa era la razón de mi viaje, ser lo bastante fuerte como para un día pisar Koga y detener a uno de los principales ejecutores del clan Taira.

—Soy quien lleva sus enseñanzas...eso me hace parte de su familia...es mi deber verles y recordarles que aún existe quien lleva su legado.

El paisaje era no podía ser más desolador, nunca la lluvia llegó a representar un vacío tan abismal. En su lugar estaba el cielo naranja del atardecer cuando aguardaba por el abuelo junto a un bollo de arroz con alga de Nori, justo esa tarde me enteraba que el no regresaría ni probaría mi receta....

>>Haré lo que pueda para que así sea, Yin...

Muy pocas veces eran las que me sentía distante y ese día apenas si sabía dónde estaba de pie.

 

Iga
[Misato; Yin]

Yin la abrazó con fuerza debajo de aquella lluvia, la sostuvo con fuerza por mucho tiempo, hasta que sus cuerpos se entumieron del frío de la lluvia y la debilidad de sus cuerpos enfermos. Yin se separó, le besó la mejilla y la miró —Ven... sigamos.

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Ikoma-kun No hay más que hacer en Iga, todo fue consumido por las llamas del pasado.

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El rol de Misato continúa en armero errante

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