Aoi Nobunaga Con una sonrisa exultante volcó la bolsa sobre la palma de su mano y apartó 700 monedas. Alzó la mirada hacia el herrero y, tras sacarle la lengua a Ryoshi, depositó el dinero en manos de Hoshi. – Seis kunai, la katana... – Extrajo 10 monedas más y amplió sus sonrisa. – Y las molestias. Añadió la propina a la pequeña suma e inclinó la cabeza hacia el hombre, depositando su katana a sus pies y volviendo a su lugar junto a Ryoshi. – Puede que tengas razón.– Respondió al fin.– Pero al menos él es un herrero de verdad.
Cuartel Koga [Murai; Kaien; Tomoe; Seikanji; Akihito; Aoi y Ryoshi] Hoshi tomó la katana de Aoi al notar el respeto de la chica, era algo que un viejo como él apreciaba; le extendió nuevamente sus diez monedas —No hace falta — después contó y le devolvió doscientas monedas —Me estás dando de mas si sólo quieres seis kunai, a menos que quieras diez tomaré todo; por el momento iré a mejorar esta katana. Hoshi trabajó a marchas forzadas en su taller para después volver; a pesar del esfuerzo no mostraba gota de sudor, sus manos no se veían sucias ni su cabello ennegrecido; era un hombre pulcro y de prístina apariencia. Contenido oculto Ayeah debes tirar un dado de 20 caras. Se te han restado 500 monedas
Aoi Nobunaga Aceptó las monedas de vuelta y volvió a depositarlas en su sitio sonriendo ante la honestidad del herrero, lo que aumentaba su confianza en él. – Que sean 10 entonces.– Asintió.– Una nunca tiene demasiados kunai. Aguardó pacientemente a la vuelta del hombre acercándose inconscientemente a Ryoshi hasta sentir el calor que emanaba su piel, pues no le gustaba la idea de quedar completamente desarmada en una sala repleta de desconocidos. Cuando Hoshi volvió, Aoi se relajó notablemente y observó con aprobación su pulcra apariencia a pesar del arduo trabajo. Le gustaba aquel hombre. Se mantuvo en su posición esperando respetuosamente a que fuera Hoshi quien se dirigiera a ella.
Cuartel Koga [Murai; Kaien; Tomoe; Seikanji; Akihito; Aoi y Ryoshi] Mientras esperaban; Ryoshi tomó la libertad de abrazar por detrás del hombro a Aoi quien se había acercado a él mientras esperaba su katana; algo que lo hizo sonreír ampliamente; y si Murai pudiera ver aquella escena, seguramente también estaría sonriendo. Hoshi extendió sus manos mostrando la katana envuelta en un manto de seda; la descubrió ante Aoi — Este es el verdadero potencial del arma que cargabas; ahora queda en ti darle el uso que es debido. Ryoshi la liberó de su abrazo para que ella pudiera tomar el arma mientras Hoshi también le entregaba las kunai adicionales al precio marcado. —Ya que se han hecho los preparativos...—interrumpió Murai —... es momento de que vayan. Contaremos con su presencia ¿No es así? —preguntó hacia Ryoshi —A dónde vaya ella, iré yo— mencionó Ryoshi cruzándose de brazos, pues no soportaba a aquel hombre quien le había robado. —Muy bien —Murai parecía ser ese tipo de personas que no podía dejar de sonreír, pero no era un reflejo así como en el rostro de Seikanji, era una genuina alegría constante porque todo le salía bien, una sonrisa que a sus rivales les fastidiaba ver. Murai le extendió un mapa a Akihito —las direcciones necesarias para ir a Higashiomi, te dejo esta responsabilidad por algo —soltó una ligera risa, una que hizo que la tensión se disminuyera —No te preocupes, lo dibujé cuando aun podía ver. Alistaron todo para irse del cuartel —Usen cualquier método para matarlo; y recuerden... a mi no me deben honor... a mi no me sirven muertos... si la tarea se complica prefiero que huyan de combate, si eso llega a pasar, Shura habrá visto sus rostros y vendrá a Koga. Si eso sucede... lo recibiré. Contenido oculto Ayeah ficha de personaje actualizada rapuma Insane Los etiquetaré en Higashiomi; el mapa realmente es para justificar que Akihito sabe llegar allí, Murai le confió la ruta así que Nekita tírame un dado de 10 para el movimiento, puede ser en tu post pasado o en uno nuevo
Aoi Nobunaga Se envaró al sentir el abrazo de Ryoshi pero no lo apartó, se mantuvo tensa y completamente inmóvil sintiendo la sangre acumularse en su rostro plenamente consciente del peso de sus brazos hasta que él mismo lo rompió. Tragó saliva de forma audible y avanzó hacia el herrero sin volverse para mirarlo. El rubor de su rostro lo divertiría en exceso y no iba a darle esa satisfacción. Sonrió aún turbada y tomó el arma mejorada en sus manos para, con una floritura, volver a envainarla y asentir con aprobación. – Es perfecta. – Apreció con voz ronca y una respetuosa inclinación. – Gracias. Volvió a su lugar, esta vez ligeramente más apartada del joven para permitirse respirar, aunque no pudo evitar dirigirle una mirada furtiva cuando manifestó que la acompañaría. No deberías alegrarte tanto. Se reprendió mentalmente, frunciendo el ceño mientras escondía los kunai entre sus ropas. Dejó escapar un largo suspiro y, con una mirada resolutiva, se volvió hacia Akihito. – Cuando quieras.
Akihito Shishio Se había mantenido en silencio desde que Murai les reveló que realmente no faltaba mucho tiempo para que partieran sin saber realmente como sentirse, quizás eran algo de incomodidad teniendo en cuenta la nueva dinámica que sabía que iban a tener que trabajar durante la misión y prefería mejor concentrarse en cómo podían resolverlo o directamente pensar que por la misma naturaleza de la misión se terminaría haciendo que todo fuera un poco más ameno. Y fuera de eso y de la absurda diferencia entre la chica y ellos en el aspecto económico para mejorar sus herramientas o la interacción con su acompañante, finalmente fue momento de preparar la partida, recibiendo de manera algo sorpresiva el mapa que le entregó Murai que se vio transformada en gracia por el último comentario agregado sobre el mapa. No era necesario aclarar eso, pero si lo había relajado un poco más. —Lo recordaremos, gracias—Sonrió antes de dar una pequeña reverencia por cortesía para despedirse porque eso era parte de sus costumbres porque allí no iba a ser notado, luego miró hacia los demás—, nos pondremos en camino entonces. El rol continua en Higashiomi
El rol proviene de Iga La mañana se ceñía en Koga; era nublada, la lluvia tupía; el camino no fue amable para el grupo estabn enfermos pues la lluvia los acompañó todo el camino; como si Obata les hubiera dejado caer una maldición por irrumpir su descanso, como si Iga tomara venganza en los shinobi de Koga. Pero pronto entenderían que la lluvia no era el peor de sus problemas. Entraron a Koga con ayuda de las cuerdas que otros shinobis les lanzaron para que ingresaran a la ciudad; ninguno de ellos les dirigió palabra alguna, no era nada fuera de lo habitual. Pero al bajar, encontraron un rostro conocido, uno que ya los estaba esperando. Era Murai, su cuerpo se notaba rígido, notaban como tensaba sus labios, claras señales de una persona que estaba molesta. —¿Se puede saber por qué desviaron su camino? Aki se adelantó para dar explicaciones —Señor... —Tú no debías abandonar Iga; lo sabías muy bien, tu misión era mantenerte a un lado de Tomoe en ausencia de Konan; ¿Y qué es lo que decides hacer? Seguir al grupo al que tajantemente te dije que no siguieras. Aki bajó la mirada. —¿Y ustedes?— mencionó Murai — Perdimos a uno y ahora traen a otro desconocido sin siquiera consultarlo conmigo antes —mencionó claramente refiriéndose a la huida de Kaien y la nueva adición con Dozan. —¿Quién les ordenó incendiar Iga? —las noticias llegaban rápidamente a la aldea shinobi — Su gran desempeño en Higashiomi fue opacado por su indisciplina en Iga; un sitio que mi hijo había dejado inmaculado por una razón... ahora esa razón seguramente ya no existe, deshonrando el descanso de compañeros shinobi caídos en batalla; ahora Iga es un montón de ceniza—talló su frente — Pero eso es problema mío, asumiré que fue mi culpa por no advertirles como si fueran niños pequeños, es culpa mí, si. Murai talló todo su rostro; se veía completamente agotado, ojeras se marcaban por debajo de las cuencas vacías; y un pálido color en su piel demostraba que no había estado alimentándose debidamente —Iga ha quedado atrás; ahora tenemos un problema mayor. Al parecer, el emperador ha encontrado a un mejor prometido para Tomoe; han venido por ella hace un par de soles; y no pude negarme...— dijo golpeando uno de los árboles detrás suyo. Aki reaccionó al instante al escuchar que Tomoe ya no estaba mas en Koga, ocultó su mirada en sus manos, sentía la culpa por no estar a su lado —¿Pero... no se supone que ellos eran los prospectos para tomar esa decisión? ¿El señor Kaji los aprobó, quién mejor que él para asegurar un buen linaje? —Que mejor que unir a una Taira con un Minamoto... —la voz de Murai hizo que Aki levantara la vista —Han capturado a Takeda. Y al parecer, Akishino quiere detener la guerra con un matrimonio forzado. Murai avanzó despacio por Koga —Síganme; debemos replantear todos los planes; pues los estaba esperando, tengo que ir a Kyoto a darle mi aprobación y ya no me queda mucho tiempo —Hiro, su hijo más pequeño salió de entre los árboles para tomarlo de la mano y ayudarlo a avanzar, la lluvia no lo dejaba oír con claridad y su pie lastimado lo hacía hundirse torpemente el el fango. Aun así, se mantenía firme, él sabía que ya no era de utilidad en combate; pero su mente aun podía dar mucho para su clan. Contenido oculto Avanzaron en Koga en silencio para llegar al cuartel general; tendrían una junta secreta dentro de esas paredes. Sólo que esta vez, ni a Ryoshi ni Dozan se les permitió el acceso. Ryoshi miró a Aoi —No te preocupes por mi; esperaré aquí mismo. Dozan los miró y se recargó en la pared, no pensaba crear alboroto. Contenido oculto Ayeah Nekita rapuma
Seikanji Yamagawa Le hubiera gustado dibujar en el camino de vuelta, pero fue imposible. Se abrazó a sí mismo mientras se sorbía los mocos y se limpiaba el agua de la lluvia de su rostro. Reiko, su loba que le seguía como una sombra, también gemía como si estuviera compungida por todo lo sucedido. Después de todo, los animales eran los más cercanos a lo celestial. Cuando Murai les recibió Seikanji estornudó y se refregó la nariz con la manga de su túnica mojada. —Yo lo decidí, shihan. —la voz salió resfriada, como si estuviera arrepentido por ello pero simplemente era la enfermedad del camino la que le cambiaba la voz. —Simplemente pensé que nuestros enemigos podrían encontrar secretos en Iga; secretos que ya no estarán disponibles. O al menos yo de ser el enemigo lo hubiera pensado. —no lo dijo como excusa, él se encontraba tranquilo con su decisión, la cual resultaba inoportuna para los planes del maestro de Koga. —Deberemos platicar sobre música luego, señor Dozan. —lo despidió con una mano mientras seguía al resto.
Aoi Nobunaga Su humor fue empeorando acorde al clima a lo largo de todo el camino. Seguía preocupada por Ryoshi, por descontado, pero el no poder ayudarlo de ningún modo le hacía sentir frustrada. Su rostro habitualmente inexpresivo fue poco a poco tornándose hosco a medida que la lluvia incesante empapaba sus ropas y la humedad se introducía en sus huesos. Su piel ardía, y la cabeza iba a estallarle de dolor en cualquier momento. Todo por culpa del capricho de un crío y sus mascotas. Cada vez que alguno de sus compañeros abría la boca Aoi los fulminaba con la mirada y, cuando finalmente llegaron a Koga, su ceño ya se mantenía permanentemente fruncido. Su enfado no hizo más que aumentar cuando escuchó la reprimenda de Murai. Como era obvio, ella tenía razón desde el principio y las palabras del hombre no hacían sino dársela. Dejó escapar un suspiro resignado y sacudió la cabeza embotada por la fiebre. – Espero que la próxima vez me escuchéis.– Murmuró, pasando junto a ambos en dirección al cuartel.– Idiotas. Al llegar junto a la puerta se sintió tentada de quedarse fuera, miró a Ryoshi dubitativa a pesar de su afirmación y, finalmente, se encogió de hombros con resignación. – Aprovecha y ve a descansar.– Respondió, relajando su expresión por primera vez para dedicarle una sonrisa.– No se cuánto durará ésto.
Akihito Shishio Fue bastante deprimente ver que la lluvia y el mal tiempo los seguía de regreso a Koga, casi sentía que el mundo les decía que en efecto estaban mal por haber dejado que aquel suceso en Iga sucediera por no querer intervenir realmente, y hasta las consecuencias de sentirse fatal con la notoria enfermedad con los mucosidad que sabía que tenía y sorbía cada tanto mientras caminaba y el frio por la lluvia se sentía casi correcto. Cuando notó a Murai al bajar finalmente la muralla la preocupación aumentó, no creía que fuera algo bueno en realidad, principalmente porque sabía que era incapaz de responder algo en concreto sin sentir que la situación fuera a tornarse un poco peor para su persona, tan solo limitándose a asentir con la cabeza baja a sus palabras hasta que fue mencionado lo de Tomoe que vio a Murai con demasiada sorpresa. No había realmente ninguna buena noticia para su llegada y hasta en cierta forma habían tensado todo un poco más por la falta de tiempo. —...Lo lamento —Murmuró siguiendo también el camino hacia el cuartel aunque bien sabía que le habían dado la opción de no seguirlos, pero tampoco quería aumentar su justificado mal humor.
Cuartel [Seikanji; Aoi; Akihito; Aki; Ryoshi; Dozan; Murai; Fureku] Salieron del cuartel; Fureku estaba muy entusiasmado de volver a ver a sus compañeros y de poder haber salido de Otsu —El lago Biwa se torna aburrido aun en su basta inmensidad ¿Saben? —mencionaba Fureku brincando de emoción abrazando a Akihito y Seikanji —Seguro que me extrañaron. ¿Mi primo sigue enfermo? Aki lo miró con una sonrisa mientras que algunos shinobi de la aldea parecían estar entretenidos con algo fuera de Fureku Ikeda. Murai escuchó el bullicio y se cruzó de brazos —Siempre pasa... esa es la actitud de un samurái, los shinobis no hacemos esa clase de escándalos — A pesar de sus palabras; Murai no hizo nada por evitar el ingreso de aquellos dos, y no reía, de hecho sus facciones mostraban algo de melancolía. Frente a ustedes, se encontraba Dozan en el suelo con la katana desenvainada pero sin sangre en ella; en cambio, su boca estaba llena del carmesí característico de aquellos que perdieron un combate; mientras Ryoshi se mantenía de pie intacto. —No vuelvas a insultar mi espíritu si tus puños no están a la altura de los míos — mencionó Ryoshi quien no había desenfundado su katana, nuevamente se mantenía oculta. Miró hacia Aoi y sonrió ligeramente —No puedo descansar... Dozan se levantó y envainó su katana avergonzado. Murai fue interceptado por Mako, su esposa; quién lo abrazó con fuerza mientras este correspondía con una sonrisa sincera, apoyando su rostro en ella. Contenido oculto Ayeah rapuma Nekita
Seikanji Yamagawa Sonrió hacia Fureku, el cual le resultaba extrañamente entretenido con sus además exagerados y su voz cantarina. —Aún se encuentra enfermo, señor Ikeda. —pasó su brazo por la cintura de Fureku mientras andaban de a tres. —Y el señor Sabaku nos abandonó hace poco. —el timbre de voz salió apagado, como si se sintiera afligido. Pero su mirada se endureció al recordar a aquél maldito cobarde. Un pequeño destello que desapareció tan pronto llegaron a contemplar la escena entre Ryoshi y Dozan. Parpadeó curioso, queriendo interpretar lo sucedido con los detalles que estaba viendo. Ryoshi había ganado sin siquiera haber desenvainado su katana. Incluso había sido rápido para un contra ataque a mano desarmada, ya que Dozan portaba su katana. Seikanji miró a Ryoshi mientras éste hablaba con la aprendiz de Wu. ¿Quién era ése sujeto? ¿Qué misterio escondía para nunca tener que desenfundar esa katana que parecía un bambú? Recordó cuando emboscaron a Akamatsu, cómo Ryoshi se mantenía a un lado, revisando cadáveres como si estuviera en un campo abandonado. Pero no era altanería, tampoco se trataba orgullo. Simplemente era experiencia. La experiencia era lo que te mantenía tan tranquilo en ése tipo de situaciones. Apretó los puños. Debía de ser más fuerte para poder estar a su altura. —Creo que el señor Dozan ya no querrá hablar de música. —dijo apenado, viendo el rostro ensangrentado. Volteó hacia Aki y cerró los ojos para sonreírle. —Señorita Aki, tendré su dibujo listo para esta noche. Pero prefiero... descansar un poco. —se tocó la cabeza, le dolía horrores a pesar de haber bebido el antídoto.
Aoi Nobunaga Observó caminar a los tres hombres con total indiferencia y los siguió a una prudente distancia hasta el origen del bullicio. Contempló la escena y se volvió hacia Ryoshi con un suspiro exasperado, llevándose los dedos a las sienes para masajear su ya de por sí dolorida cabeza. Tras unos instantes de debate interno finalmente le devolvió la sonrisa. Una sonrisa torcida y maliciosa. Le alegraba ver que había recuperado algo del ánimo perdido, pero estaba agotada y estaba convencida de qué él también. Sin pensárselo dos veces lo tomó por el cuello del kimono y tironeó de él para arrastrarlo con ella con las pocas fuerzas que le quedaban. — Tu espíritu y tus puños necesitan reponer fuerzas.— Espetó. — Y los míos también, así que nos vamos a dormir. Era una orden que no admitía réplica. Seikanji parecía haber mejorado por lo que tomaría la medicina una vez estuviera en la intimidad de un dormitorio... Y a ser posible con su guardaespaldas cerca. No estaba completamente segura del efecto que pudiera tener.
Koga [Seikanji; Aoi; Akihito; Aki; Ryoshi; Dozan; Murai; Fureku] —Es una lástima; el joven Kaien me caía muy bien —sonrió mientras se encaminaba con sus amigos hacia la casa dónde su primo enfermo descansaba no sin que antes Aki afirmara ante Seikanji —Debe descansar, llevaré un poco de sopa miso por la noche —dijo mientras se agachaba a ayudar a Dozan, lo llevaría a la clínica. Murai y Mako se relajaron cerca mientras conversaban; Fureku los observó intrigado. Contenido oculto Después se giró a observar el intercambio de Aoi con Ryoshi; Ryoshi simplemente se dejó llevar sin oponer resistencia alguna. —¡Qué amorosos son todos en Koga — miró a Akihito —¿Y tú mi querido amigo? —mencionó burlón con su voz delicada. Todos se dirigieron hacia la casa que compartirían ahora que eran miembros oficiales; en Koga no había grandes ceremonias o reconocimientos; pero si se notaba el cambio, pues Fureku los guio a su nuevo hogar, una casa con habitación individual para cada uno. Si bien, no tenían grandes lujos, el sitio era acogedor, y había baños para tomar duchas. Casa de los nuevos shinobi [Seikanji; Aoi; Akihito; Ryoshi; Fureku] —Es aquí dónde he estado desde que llegué de Otsu; no se compara al castillo; pero no se necesita mas, tengo mi libertad y eso es más que suficiente ¿No creen? —les sonrió eufórico. Ryoshi acompañó a Aoi a su habitación, ignorando a los demás. Contenido oculto Ayeah rapuma Nekita
Seikanji Yamagawa Quizá el antídoto que había bebido unos minutos atrás, o quizá también la fatiga del viaje, de la lucha y las heridas curadas y de los diversos acontecimientos vividos días atrás le daba una una sensación de cansancio absoluto y extrmeo. Tenía sus extremidades caladas, necesitaba meterse en agua caliente para quitarse estos días de su cuerpo. Se refregó un ojo con cansancio mientras seguía de cerca a Fureku y miraba las habitaciones con interés, tendría su privacidad al no compartir con nadie. —Finalmente encontró las alas que necesitaba, señor Ikeda. Es como nos dijo nuestro shihan en Otsu, palabras mismas que le comentó también al señor Shishio y a su primo también. "Tú juegas a favor de las reglas, aun tus pies caminan con miedo a quebrar el hielo debajo de ti, temiendo caer a un lago helado; pero las reglas son normativas que te atan. Si vuelves a mi; te enseñaré a volar. Porque yo, al igual que tú, viví con mucho miedo atado a las consecuencias de mis actos. Pero no importa que hagas, sea bueno o malo para la moral de quien te mira; nunca te respetaran si no aprendes a pisar sobre el hielo frágil. —sonrió, imitando el recuerdo de Murai al sonreír en el mismo momento en que decía esas palabras. —Sólo cuando aprendas a correr sobre el hielo sin romperlo, los demás te verán desde la orilla, incrédulos ante tus acciones, e incapaces de poder seguirte. —había intentado imitar el timbre de voz de Murai, el cual siempre sonaba muy sedoso, una voz que captaba toda tu atención, una voz que te hipnotiza y te obliga a oírle. —¡Nos veremos mañana! —dijo sonriente y con energía, aparentando que todo el cansancio acumulado más la enfermedad del camino de vuelta no le afectara. Como si fuera inmune a toda sensación humana. —Espero podamos finalmente terminar nuestro entrenamiento, Akihito. Es un duelo que no puede retrasarse más. —dijo feliz, observando de reojo a Ryoshi y a la aprendiz del clan Yon. Quizá ellos también hubieran oído la idea y podría observar finalmente las habilidades secretas de ese hombre. Se despidió con efusividad sobre todo con Fureku antes de meterse en los baños para poder quitarse la mugre del polvo de los caminos. Cuando llegó a su habitación sentía los músculos adoloridos y la cicatriz en su pecho había quedado fea, no le gustaba. Se la ocultó al cerrar su kimono y se sentó en la cama con los papeles de dibujo a sus pies. Tomó uno y comenzó a trazar con soltura, como si mano y pincel fueran uno: las líneas eran perfectas, acentuadas en unos ojos vivos, como los de un halcón, vigilantes y peligrosos, pero a la vez imponentes y hermosos. Cabello suelto que cae como una cascada roja por su espalda. Colores vivos en las pupilas. Comienza a quedarse dormido en la cama y el dibujo cae sobre su pecho. El papel aún tiene un poco de sangre y la misma pinta los bordes del papel, dejando el rostro de Aki, perfectamente detallado, con un aura de sangre exóticamente hermosa.
Akihito Shishio Lo primero que hizo al salir fue finalmente tomar aquella medicina que les habían dado con la esperanza de que pudiera surgir efecto pronto y dejara de sentirse tan ido por la misma enfermedad; guardó el frasco y sonrió en dirección al joven Ikeda para asentir con suavidad a su pregunta sobre si lo habían extrañado ya que Seikanji se había encargado de informarle del estado de su primo y del reciente abandono de Kaien. Sobre el final de la pelea entre Ryoshi y Dozan solo pudo observar con cierta impresión como se mantenía sin ninguna clase de daño inclusive sin utilizar su arma, lo cual lo llevaba a preguntarse el nivel de su fuerza si decidiera desenfundar su arma, ¿qué tan peligroso era en realidad? ¿cuál era realmente la razón por la que simplemente se mostraba así? Siguió el paso del dúo tranquilamente observando todo lo que parecía estarse desenvolviendo y suspiró, iba a tener que encontrar alguna otra persona para entregarle aquellas espadas que había traído y definitivamente un mejor momento. "¿Y tú mi querido amigo?" Abrió sus ojos un tanto sorprendido por la pregunta —Lamento decir que no hay...ninguna clase de respuesta a eso, quizás usted tenga más suerte en encontrar una propia. —Su voz había sonado ligeramente incómoda al realmente ni siquiera saber abordar ese tema en realidad, no era algo que estuviera pensando siquiera como curiosidad y tampoco encontraba el interés que eso pudiera tener. —Hay un nuevo camino por delante y estoy seguro que encontrará mas cosas que solo esta nueva libertad —Seikanji había dicho más que suficiente recitando aquel discurso de Murai —, no más estudios en solitario seguramente y... hay muchas personas agradables aquí, así que será una agradable estadía. —Sonrió de forma genuina y luego dirigió su atención a Seikanji —, esperemos que pronto realmente llegue esa oportunidad, descansa, Yamagawa. —Al localizar su cuarto ingresó primero solo para dejar las espadas rescatadas, la propia y el listón que ataba su cabello para poder ir de forma más tranquila a alguno de los baños a asearse. >> Nos vemos, ten buena noche. Si se desplomaba o no luego de relajarse finalmente con un baño, tan siquiera ya se había despedido de alguna forma más apropiada. Contenido oculto Raro pero por fin hay tiempo para hacer un postito sdf
Aoi Nobunaga Sin soltar el kimono de Ryoshi lo arrastró de forma inconsciente poco a poco hasta las habitaciones. No sabía por qué estaba tan irritada por lo sucedido, ni por qué se preocupaba tanto por un hombre que no parecía preocuparse por sí mismo. Pero la idea de que hubiera iniciado una pelea en su estado de desesperación actual, cuando ella no podía intervenir, ponía pensamientos muy oscuros en su mente. Una vez en la intimidad de sus aposentos lo soltó finalmente para enfrentarlo con el ceño fruncido. — ¿Quieres morir, es eso?— Espetó. Fulminándolo con la mirada. Iniciar aquella riña frente al cuartel general de Koga podría haber sido poco menos que un suicidio... Especialmente cuando Murai claramente no confiaba en él. — Pídelo y pondré fin a tu sufrimiento aquí y ahora. — Añadió, tornando su voz fría y carente de emoción al tiempo que desenvainaba su propia katana para apuntarlo deliberadamente al rostro. Aunque dudaba que realmente fuera a ser capaz de hacerlo.
Casa de los nuevos shinobi [Seikanji; Aoi; Akihito; Ryoshi; Fureku] Fureku escuchó alegre el discurso; sorprendido de las palabras de Murai a voz de Seikanji. Aquel grupo de personas le resultaban interesantes, quería conocerlos más, por ello los observaba mientras cada quien se dirigía a su sitio. —Se dispersan muy rápido; pero son buen equipo, puedo verlo —mencionó Fureku mientras se sentaba en la habitación central, la cual daba al pasillo de las habitaciones y los baños. Allí se quedaría esperando; pues él no estaba agotado. Habitación de Aoi [Ryoshi; Aoi] Ryoshi observó la katana; para recorrerla lentamente con la mirada hasta llegar a la de Aoi; llevó su mano a su hombro descubierto recargándola en la tinta rojiza—Mi sufrimiento... —la miró —... Lo detienes simplemente con verme a los ojos —Dio un paso al frente —Perdí la oportunidad de defender a alguien a quién amaba —se desvió de la línea que trazaba el arma para colocarse frente a Aoi; debajo de los ojos de Ryoshi había ojeras; el dolor aun estaba en su mirada; pero había vida allí, aun tenían brillo. Colocó su mano en la mejilla de Aoi — No quiero morir; no si tu sigues mirándome. Contenido oculto Ayeah rapuma Nekita abro la noche después de un post más de Ayeah. Para que todos estén ya descansados
Aoi Nobunaga Mantuvo la mirada de Ryoshi sin atreverse siquiera a parpadear, sintiendo cómo su propio ritmo cardíaco se aceleraba con cada una de sus palabras. Mantuvo su katana extendida durante unos segundos más a pesar de que su objetivo inicial se había movido y, finalmente, la bajó con un suspiro resignado. Cerró los ojos para recuperar en vano su habitual máscara de indiferencia y trató de articular una respuesta coherente. Abrió y cerró la boca varias veces hasta que por fin dio con algo que decir. — B-bien.— Tartamudeó, incapaz de mantenerle la mirada por más tiempo. — Yo tampoco quiero que mueras. Fijó la mirada en sus pies, que repentinamente se habían vuelto lo más interesante de la habitación, mientras sentía el rubor ascender por su cuello hasta sus mejillas y orejas. Jugueteó con el frasco que contenía la medicina y, sin pensarlo demasiado, bebió la mitad sólo para cambiar aquel extraño e incómodo ambiente que se había creado entre ellos. Extendió el resto de la medicina hacia Ryoshi con un ademán para que hiciera lo mismo y pudieran por fin descansar.