Shizuoka Shizuoka

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 6 Septiembre 2020.

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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Yuzuki Minami
    Clínica

    Cuando entré a la clínica escuché a medias la conversación de Takeda y Ginko, imaginaba que tenía que ver con la acupuntura del muchacho porque si no la interacción no tenía mucho sentido.

    Imaginaba que todavía tendría algo de mal aspecto con todo lo que Kenzaburo acababa de contarnos, aunque en realidad con todo lo que había pasado incluso antes de eso no era de extrañarse así que valía. Caminé solo para revisar por encima el estado de Fuji y el de Hashimoto, ambos ya tratados por Ginko, y tomé aire con algo de fuerza para liberarlo despacio.

    Escuché las palabras de Harumoto y giré el cuerpo para poder mirar a Takeda.

    —Takano también me dejó encargado vigilar que descansaras, así que por favor no me la pongas difícil. Sé que estás preocupado por los tuyos, pero si no descansas no podrás hacer nada por ellos.

    En realidad más o menos lo mismo podrían decirme a mí, pero nada que hacerle.

    Al menos yo podía descansar en la clínica asumía, así como había descansado en la herbolaria en Kamakura.
     
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    madarauchiha

    madarauchiha Gracias Andy!!! TWT Orientador Game Master

    Aries
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    Shiori

    Esbocé una mueca cuando llamó atún a Tsuna tratando de reprimir una risa que no tardó en salir, afortunadamente menos estruendosa de lo que habría esperado, algo que era de agradecer, la misma que se agudizó cuando ví a Tsuna ponerse rojo como un tomate, y mira que carcajear era algo raro en mí.
    — Es un buen chico, aunque parece que os lleváis bien y no he de preocuparme por ello Chiharu-san, más admito que me agradas, ojalá también logremos ser amigas en el futuro—. Reverencié ante ella, mientras Hayato me estiraba de la manga aparentemente anhelando captar mi atención, diciéndome que quería ser fuerte para que los Taira temblaran ante su preséncia y no al revés, de nuevo palabras valientes saliendo de su boca, algo que no dudaba en tildar de alguien verídicamente entregado a defender lo que cree correcto.
    — ¿Que te ha llevado a senda determianción? Quiero decir, de anhelar la derrota de los Taira hasta tal nivel y no, no soy de las que vayan a cuestionar tu decisión Hayato...Tómalo como, bueno, una pregunta simple y llana—. Le sonreí como una forma de anhelar mantener viva la llama que su determinación atesoraba— Más con paciencia y constancia lograrás lo que hallas, confío en tí Hayato.
    Más igualmente Tsuna decidió proponerme el entrenar al dia siguiente, a lo que asentí.
    — Será lo mejor amigo mío y, por cierto Chiharu, ¿Puedes indicarme donde se hallan los baños? Me agradaría acompañarte y liberar tensiones, ha sido un día realmente tenso, y Tsuna... Mañana prometo entrenar contigo
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    Y justo como pensaba mi sigilo había tomado por desprevenido a los Tao, pese a su reacción mi sonrisa permanecía inmutable; sujete el Lalago entre mis manos al mismo tiempo que escuchaba las inquietudes de Yin y las quejas de su hermano por tal nivel de preocupación.

    —Y pude ver que así fue Yin—afirme—tu amuleto y tus oraciones fueron lo que me permitieron regresar con vida...—levante mi mirada para dar una suave palmada en la mejilla del menor de los Tao. Aunque calmado, podía percibir que aún permanecía abrumado por el temor.—de verdad lo agradezco Yin...puedes estar en paz.

    Me percate entre los presentes de la presencia de Satou el padre de Kuroki. Todos desembarcaron y manifestaron su intención de ir al Oyaji.

    —Los acompañare, debieron tener un largo viaje y seguro tienes hambre.

    Mi preocupación por su descanso dio paso entonces a un deseo por relatar mi abrumadora experiencia en Chiryu. Aquello era digno de contar pero era mejor que fuera en la calidez de una posada en lugar de la fría noche donde el oleaje apenas dejaba escuchar ciertas palabras.

    >>Oh en efecto...yo e-estuve en un serio peligro Yin... empezare diciendo un nombre, Masaki...tu hermano.
     
    Última edición: 16 Junio 2021
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    John Whitelocke

    John Whitelocke Usuario popular

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    Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

    Oyaji

    Calurosa fue la bienvenida por parte de los nobles de Nagano. Volvía a encontrarse con el poderoso e histórico caudillo de la familia Azai, el padre de Tetsuo, un hombre de mil batallas.

    Todo discurrió con normalidad, a Takano se lo notaba ligeramente incómodo y ansioso, pero era algo normal en él, quien no apreciaba las formalidades ni los rituales protocolares de la nobleza.

    "Procura no emborracharte", recordó por las palabras de Takano, mientras era ofrecido con un poco de sake.

    —Beberé solo unos sorbos esta noche, mañana podríamos estar en guerra y no puedo darme ciertos lujos—, respondió, solemne. Miró de reojo a Takano para ver si estaba satisfecho con su actitud.

    Se aproximó a la mesa, donde residían Takami, Terunobu y un guardia desconocido a sus ojos. Lo inquirió con la mirada brevemente, pero parecía muy concentrado en sí mismo, como meditando.

    —Señor Takami, le agradezco inmensamente, no, el clan Minamoto le agradece inmensamente su arribo—sus palabras fueron simples pero cordiales. Ya se conocían con Takami, no había necesidad de adular demasiado, y no era un hombre que aparentara necesidad de ello tampoco.

    "Todo parece ir bien, pero ese hombre, ¿quién es?", algo le llamaba la atención de él, pero no sabía bien por qué.
     
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Clínica
    [Yuzuki; Takeda; Akari; Ginko]

    Takeda sonrió ante Ginko —La duda separa; la confianza une — miró a Yuzuki que acababa de ingresar —Confío en los míos y estoy dispuesto a pelear por ellos.

    Hinata rio —Vamos Takeda, hablas como mi tío; si mal no recuerdo eres más joven que yo, deberías hablar mas relajado, no dejes que los Taira te quiten tu tranquilidad. Para eso estamos nosotros, deja que te ayudemos con esa carga que te has impuesto.

    —Es mi deber; aun así, gracias; Hinata, Ginko —mencionó Takeda mientras Akari le entregaba a Ginko el frasco y recibía las monedas, después se levantó y alejó un momento.

    —Vamos Ginko, están en la casa feudal, vamos a acompañarlos—Hinata se levantó para después hacer una reverencia a los presentes y luego encaminarse hacia la casa feudal, llevándose a Ginko con ella.

    Takeda talló su rostro para después observar a Yuzuki —Descansaré, así podré despertar al alba para poder tomar un baño —miró a Fuji — Si no descanso, no podré analizar con claridad la estrategia de guerra —mencionó preocupado.

    Akari regresó con futones para ambos —Descuiden, duerman en paz. Me encargaré de cuidar de ellos—dijo mirando a Fuji y Hashimoto.

    Slam continúa en "casa feudal/habitaciones"
    Yáahl


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    Casa feudal/dojo
    [Shiori; Chiharu; Tsuna; Hayato]


    Hayato miró a Shiori y sin titubear respondió —Venganza.

    —Bien, está decidido entonces, entrenaremos mañana, aunque creo que será mejor por la noche —mencionó Chiharu —Tengo una idea para el entrenamiento y sólo puede hacerse por la noche.

    —Puedes quedarte aquí en la casa si quieres, Hayato; lo mismo por Shiori, hay suficientes habitaciones —mencionó Tsuna.

    —No, gracias; volveré a la clínica. Pero los veré mañana por la noche en el campo de girasoles, llevaré mi arco— mencionó Hayato con bastante ánimo.

    —Ven, Shiori —mencionó Chiharu— acompáñame, te llevaré al balneario, después será lo mejor descansar —concluyó Chiharu despidiéndose de Tsuna y Hayato.

    —Descanse, Shiori, Chiharu— mencionó Tsuna antes de dar media vuelta e irse a su habitación.



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    Puerto
    [Clan Tao; Misato]


    "Oh en efecto...yo e-estuve en un serio peligro Yin... empezare diciendo un nombre, Masaki...tu hermano."

    Esto alertó a los presentes de inmediato, Satou miró a Misato y sus manos comenzaron a temblar, pues sabía que su hijo los había acompañado en su misión —¿Dónde está Kuroki? —fue la misma reacción que tuvo Yin al ver a Kenzaburo sin Misato.

    Ujihisa calmó a Satou —Tranquilo, he escuchado que se encuentra bien —Ujihisa no estaba seguro de ello, pero le era importante que su compañero mantuviera la calma, observó a Misato y al ver que no lo contradecía siguieron avanzando hacia el Oyaji.

    —Masaki...— mencionó Zeng mientras miraba hacia la obscuridad de la noche.

    Kuno Vizard Continúa leyendo en "Oyaji"



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    Oyaji
    [Kirara; Shinko; Clan Azai; Kojiro; Togashi; Hideyoshi; Takano; Kenzaburo; Clan Tao; Misato]

    Takano afirmó ante las palabras de Hideyoshi —Confío en tu prudencia, no quiero verte en el suelo nuevamente, un guerrero jamás debe estar en ese nivel, a menos que caiga muerto.

    Al aproximarse hacia los Azai, fueron recibidos con calidez, Takami escuchó las palabras de Hideyoshi sólo asintiendo con la cabeza —Era mi deber, no podía dejar al joven Minamoto con el loco de Kato Harima y el poco hombre de Nagato Arima; son mal ejemplo de lo que debe ser un señor de casta —miró a Togashi, mientras Tetsuo lo señalaba al notar que su padre le había prestado atención.

    —Ese es el hombre que humillo a Nagato frente a todos — mencionó Tetsuo con las mejillas ruborizadas por el alcohol que ya había estado consumiendo, a diferencia del día anterior frente a Nagato, dónde sólo bebió por cortesía.

    —Togashi ¿eh? —mencionó Takami —Si no pertenecieras ya al clan Minamoto, te daría un puesto importante en Nagano. Sé que tu señor honrará que peleas a su lado, aun así quiero que sepas que los Azai te deben un favor —después desvió la mirada a Takano —¿Y quién es el otro joven? —Preguntó Takami a Tetsuo.

    —Takano—inició Tetsuo —Segundo al mando de los Minamoto, estratega del clan —culminó esperando la reacción de su padre.

    —Hijo de Kato— mencionó —No me disculparé por haber llamado a tu padre loco.

    —De mi padre puede decir lo que usted quiera, no he venido a defenderle; he venido a recibirlo en nombre de Takeda, quien por el momento no podrá hacerlo, se encuentra en la clínica atendiendo unos asuntos que nos han tomado por imprevisto.

    Takami afirmó, y antes de que pudiese responder entró Kenzaburo al Oyaji.

    —¿Y él?—preguntó Takami, inmediatamente Terunobu se levantó e hizo una reverencia frente a Takami —Kenzaburo, también parte del clan Minamoto; es gracias a él que podemos comer jabalí esta noche.

    —Aquel que alimenta a los soldados es digno de compartir mesa con nosotros —afirmó Takami hacia Kenzaburo —Vengan todos ustedes, bebemos un poco, aligeremos la carga que tenemos en los hombros.

    Después de la entrada de Kenzaburo, llegaron los Tao a un lado de Misato.

    —Los Tao, un clan proveniente de china —mencionó Tetsuo —No sé por qué están en Japón —dijo con sinceridad hacia su padre.

    Takano se acercó a los Tao —Es bueno volver a verlos.

    Zeng afirmó —Hemos traído a nuestros hombres, cuenta con ellos para la guerra que se aproxima.

    —En nombre de Takeda les agradezco su ayuda —mencionó Takano.

     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Kenzaburo

    Las risas, los gritos y las charlas le daban vértigo a un Kenzaburo que caminaba aturdido por la sala; no recordaba en su vida haber presenciado un contingente de soldados y generales, sin importar jerarquía, estar reunidos en una cena amena antes de la guerra. Era una manera de desahogar anhelos, sueños frustrados y promesas que nunca se cumplieron, amigos que se olvidaron y sobre todo, de una gloria y futuro brillantes. El samurái disfrutó esa sensación mientras se paseaba por la sala, observando los distintos corros entre hombres, mujeres y generales, sin importar estatus.

    "Toda esta gente sabe muy bien que hay una alta posibilidad de no volver vivo y aún así, aquí están. Riéndose de la muerte."

    Pensó para sus adentros mientras sonreía. Ya tenía un vaso de sake en su mano y mordisqueaba una pata de jabalí con la otra. Exploró el establecimiento como quién fuera un turista, ajeno a los momentos íntimos entre los presentes. Escuchaba promesas, veía felicidad y constantemente percibía una camaradería tan alta que era hasta palpable en la piel. El simple hecho de estar ahí a uno lo ponía de buen humor. Se detuvo momentáneamente frente la mesa de los Nagano, sintiendo las palabras sobre sí y dando una leve reverencia en conocimiento y respeto a las palabras de Terunobu. Luego se acercó lentamente, ya con un hueso sobre su mano derecha y medio contenido de sake en la otra.

    —Tiene un soldado valioso entre sus filas, noble Takami. Terunobu está hecho de la madera la cual no se encuentra en tantos soldados. —afirmó hacia el aludido, devolviendo el respeto en palabras.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    La sola mención del nombre del desquiciado Taira perturbó hasta la médula a los Tao, sobre todo Satou quien tenía por la vida de su único hijo. Gracias a los dioses entendió que aún estaba en camino.

    —Descuide señor, el seguramente estará en Shizuoka al siguiente amanecer.

    Guarde silencio en el trayecto hasta el Oyaji, el lugar acogedor hacia honor a las descripciones hecha por viajeros; nunca había podido costear una noche de descanso pues debía comprar algo de comer.

    El lugar estaba rebosante de vida, muchas voces conocidas, el diplomático y Kenzaburo. Takano nos recibió con un agradecimiento por aportar soldados para la batalla en Shizuoka.

    —Por favor tomen asiento para reponer fuerzas...necesito hablar con ustedes—solicite amable luego de la bienvenida, busque un sitio cómodo dónde podríamos conversar, mientras limpiaba la campana del amuleto sostuve una mirada sería para con los Tao sobre todo a Yin.

    —Si ven mi vestimenta podrán suponer lo que ocurrio—empece a relatar—pero debo asegurarles que Masaki, el mismo hombre que asesino a su padre...ha muerto en Chiryu.

    Hice un breve silencio, los Tao debían tener tiempo para digerir parte por parte mi relato.

    —Esos días fuerzas desconocida manifestaron su poder sin haber pisado Tsu—dirigi mis orbes hasta eo señor Satou—incluso Kuroki vio el rostro de la muerte pero por fortuna fue salvado...para continuar la misión por otro camino; solo faltaba un pequeño negocio en una herrería para irnos...hasta que él se presentó...Masaki.

    Mis manos empezaron a temblar, el horror de la batalla contra Shi aún me afectaba...deseaba verla hecha añicos...nadie debía pensar en tener su ayuda. Pero estaba en algún lugar de la casa feudal.

    —Masaki amenazó al herrero así como al resto del pueblo...provocando heridos y muertes a su paso. Kenzaburo lo desafío, cuando me di cuenta ambos lo enfrentamos...y nos llevó al punto de la agonia...mi vida estaba por desvanecer.

    Tome el Lalago y lo apoye en mi pecho recordando como aquel objeto de suerte podia convertirse en la guía a la muerte de una persona especial...en parte hubiese tenido culpa.

    —fue cuando tus oraciones llegaron a oídos de los dioses—dije con una sonrisa— logré escabullirme, Kenzo había decidido sacrificarse ordenando mi escape...en medio de mi indecisión una guerrera se cruzó el nuestro camino. En lugar de huir decidí acompañarla; entre los tres sostuvimos una horrorosa batalla contra Masaki...finalmente logramos herir de muerte a Masaki y en su locura, el mismo se quitó la vida.

    Hice otra pausa para limpiar el sudor de mi frente. Revivir aquellas imágenes no era fácil cuando muchas cosas estuvieron en juego.

    —Ese día Chiryu estalló en júbilo....le habíamos salvado...pero...—La imagen de Shi parpadeo en mis memorias— Si algo no olvidaré es ver a tu hermano consumido por la locura...tras la batalla logramos arrebatarle una misteriosa espada carmesi, forjada por el dios de la muerte...Mara...asi como lo escuchan—señale sin ningún temor, negar el mundo espiritual era un error imperdonable.

    —¿De casualidad en Higashiomi vieron Masaki con esa espada? O ¿Alguien con ella?—frunci el ceño recordando a responsable de liberar tan terrible mal—uno de los nuestros, Natsu, asesino a la madre de Takeda y tomo la espada maldita que cuidaba... seguramente Masaki la robo en algún camino de Higashiomi...corrompiendo su mente día tras día.

    Tome un sorbo de agua con más serenidad, me sentía libre al contar todo a Yin, había sobrevivido para verle de nuevo pero sobre todo...saber que estaba a salvo de su malvado hermano.

    —como guerrera siempre espero la muerte...pero debo confesar que tuve miedo Yin...no quería morir...—dije con voz algo quebrada, mis ojos se cristalizaron por el miedo y la frustración—Masaki reconoció el lalago, planeaba tomarlo una vez estuviese muerta, lo utilizaría para rastrear a Yin... quería mofarse de mi muerte frente a ti y luego quizás...Yin, nunca hubiese descansado en paz si gracias a mi descuido Masaki hubiera logrado tomar tu vida.

    El silencio se hizo presente, la historia costaría su tiempo para ser procesada por los Tao, aguarde en silencio mientras observaba el lalago con una sonrisa cándida y sincera.
     
    Última edición: 16 Junio 2021
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    Amelie

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    Clínica
    [Yuzuki; Takeda; Akari; Hayato]

    Hayato entró a la clínica, saludó a los presentes a los cuales ya conocía. Se hizo bolita y se acurrucó en un rincón, decidido a dormir, sin miedos, sin culpas. Hayato demostraba superación en cada paso que daba, sin detenerse un segundo a pensar en lo que había sucedido en Fujimi.

    Akari se reunió con los médicos presentes los cuales también subieron al segundo piso a dormir, siempre listos para una emergencia.

    Takeda y Yuzuki se quedaron en el primer nivel junto con Hayato, quien ya dormía plácidamente. Takeda los siguió, durmiendo recargado en la pared, aun así jaló el futón cubriéndose con él, abrazando a Genji y con su tanto cerca del corazón mientras cerraba los ojos.

    Yuzuki también se mantuvo en la clínica, por fortuna nadie la molestaría.



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    Casa feudal/habitaciones
    [Shiori; Hinata; Gon; Ginko; Rei]


    Chiharu acompañó a Shiori a los baños dónde pudieron disfrutar de la calidez del agua termal, después salieron en yukatas en dirección a las habitaciones; allí le mostró la que podría utilizar, notando la ausencia de una gran cantidad de personas que esperaba pasaran la noche bajo la protección de la casa Arima; suspiró al darse cuenta que la apatía de su padre había alejado a todos.

    Los Asakura también estaban en las habitaciones, ya preparados para dormir como era debido. Rei y Gon se notaban molestos, un comportamiento que no frecuentaban tener, pero al parecer la reunión con el señor Arima había sido poco placentera. Aun así decidieron ir a dormir.




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    Oyaji
    [Kirara; Shinko; Clan Azai; Kojiro; Togashi; Hideyoshi; Takano; Kenzaburo; Clan Tao; Misato]

    La reunión era alegre y llena de vida; varios soldados estaban presentes, algunos bebían mientras otros se mantenían serenos alejados del alcohol, tal era el caso de Terunobu y el otro guardia que se mantenía a un lado de Takami. La comida era abundante, y las energías se mantenían altas.

    —Lo sé sin que tengas que repetirlo —mencionó Takami —Es al único hombre al que le he confiado la vida de mis hijos, confío en él como lo hago con Kintoki —dijo señalando al guardia a su lado.

    Mientras tanto los Tao hablaban con Misato, Takano se despidió, aquella conversación se tornaba personal y decidió darles privacidad. Avanzando hacia las habitaciones dentro del Oyaji.

    " Masaki, el mismo hombre que asesino a su padre...ha muerto en Chiryu"

    Las palabras de Misato alertaron a los Tao, mirándola fíjamente hasta que terminara de hablar.

    Ujihisa afirmó — Curé a un joven en Higashiomi junto con Satou

    Satou afirmó —Si, Natsu; el portaba esa espada carmesí antes de ser atacado por Masaki, estoy seguro que él la tomó después de él. Fue cuando los ayudé junto con Ujihisa. Masaki mencionó a Mara y cuando Natsu fue atacado por la espalda, seguramente trató de huir de Masaki.

    —Gracias a su intromisión seguimos con vida, Masaki se distrajo con Natsu en lugar de buscarnos —mencionó Yin — Despertamos a un lado de este sujeto quien también estaba gravemente herido —dijo refiriéndose a Natsu —Esa espada —miró a Misato —Fue más importante para Masaki que terminar con el linaje Tao.

    —Pero ahora está muerto; han tomado nuestro deber en sus manos —mencionó Zeng mientras miraba a lo lejos a Kenzaburo, con vendajes frescos, un hombre que parecía jamás alejarse de una pelea —Vinimos a Japón para llevar a Masaki de regreso a China, y allí ejecutarlo. Pero ha muerto aquí, justo como él quería. Se fue como el hubiese deseado y eso me enerva —dijo apretando sus puños.

    —Lamento que nuestra responsabilidad terminara sobre sus hombros —mencionó Yin hacia Misato —Pudiste haber muerto porque aquel día en Higashiomi yo no fui más fuerte —miró a Zeng —Si bien, murió como hubiera querido, estoy seguro que no fue bajo sus términos; su mente no estaba del todo con él. Masaki siempre fue frío y calculador, y al parecer perdió esa capacidad, eso que realmente lo hacía fuerte, su mente era mejor que cualquier arma. Creo que mas que la locura, la codicia fue lo que lo llevó a la muerte.

    —Nuestro deber en Japón ha terminado— atajó Zeng.

    —Te equivocas, hermano; aun debemos a los Minamoto esta guerra, gracias a ellos Masaki encontró su final — Yin dijo con seguridad

    Zeng afirmó convencido —Saldada esa deuda volveremos a casa.

    Yin miró a Misato con una sonrisa melancólica —El árbol quiere la paz; pero el viento no se lo concede.

    La noche transcurrió entre risas y buena comida, las palabras sobraban mientras el tiempo corría. Lentamente las personas comenzaron a salir del Oyaji para regresar a sus campamentos, debían descansar. Los Azai se retiraron haciendo hincapié en que lo hacían, despidiéndose de los presentes con palamadas en la espalda y buenas palabras antes de irse a sus habitaciones en el Oyaji, ya que no irían a la casa de los Arima. Hideyoshi, Togashi y Kenzaburo hicieron lo mismo, dermirían hasta tarde, si es que no apremiaba la guerra.

     
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    Ginko Harutomo

    Al ver al resto de sus amigos se alegró, pero parecía que ellos estaban de otro humor. —¿Pasó algo malo?— les preguntó, pero sin ánimos de estorbar mucho, todos estaban agotados a estas horas y si no querían hablar lo entendía.

    Luego se tendió para descansar y fumó un poco antes de dormirse para no ver sólo color negro al cerrar el ojo. La guerra ya era un hecho así que debía aprovechar estos momentos, quizás no volvería a disfrutar de una tranquilidad así en mucho tiempo... quizás incluso no la volvería a disfrutar nunca más.
     
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  10. Threadmarks: Día 35_ Clan Minamoto
     
    Amelie

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    La madrugada llegó a Shizuoka, pero el ambiente no era el usual, el sonido del viento sacudía las carpas de los soldados esperando fuera de la ciudad, las personas dentro comenzaban a abrir los ojos, algunos habían tratado de tener sueños profundos pero las incertidumbre de la guerra los obligaba a dormir alertas.

    Takeda despertó aun sosteniendo a Genji en sus manos, la desenfundó levemente, como si revisara que aun estuviese allí. Se levantó y sin hacer mucho ruido trató de salir de la clínica; pero el oído atento de Yuzuki lo atrapó, alertándose de su movimiento. Takeda le sonrió, mencionó que iría a tomar un baño para después encender incienso, ella no quería dejarlo solo; por fortuna, Takano ya esperaba fuera de la clínica y acompañó a Takeda a lo largo de Shizuoka como Kenzaburo había mencionado el día anterior. Takeda no podía caminar libremente sin al menos un guardia.

    —Yuzu...—mencionó Takano algo nervioso—...buenos días

    Esa pequeña interacción le sacó una sonrisa a Takeda.



    Kato también había despertado para sentarse en el frío cause del río a la mitad de la ciudad, sólo con una yukata y la katana que había pertenecido a Kotaro, su última víctima.

    Fue interrumpido por Kojiro quien se plantó frente a él —Te desafío después de esta guerra —mencionó Kojiro — Aquí mismo, en este río, para que la sangre pinte su corriente —sonrió —para que el cuerpo perdedor fluya en el cause y desemboque en el mar.

    —Eres muy joven para desafiar a alguien a muerte—dijo sin abrir los ojos, concentrado el el frío del agua alrededor de su cuerpo.

    —No te desafío a muerte; no es mi intensión matarte, sólo digo que después de enfrentarte conmigo no saldrás consciente, y yo no soy la clase de guerrero que levante el cuerpo de su rival para llevarlo a ser atendido. Si mueres antes de ser atendido, no será mi culpa, será tu culpa por no resistir lo suficiente —sonrió —¿Qué dices? ¿Aceptas?

    —Acepto



    Hideyoshi y Togashi despertaron en el Oyaji, los Azai también se encontraban despiertos, Takami estaba en un balcón donde podía ver el campo de girasoles y el horizonte en todas direcciones. Lo acompañaron.

    —Señores; este horizonte que ahora vemos estará lleno de sangre y cuerpos; jamás volveremos a ver este paisaje, contémplenlo, recuérdenlo como lo que es ahora, como debería ser por siempre.



    Kenzaburo había decidido salir a revisar a los soldados en el exterior, en su caminata se alejó un poco hacia el bosque, donde sintió la vista de algo sobre él, tomó el mango de su katana volteando a la dirección de aquella criatura.
    [​IMG]

    Era un zorro que ya era rodeado por cuervos, el animal estaba próximo a morir, pero su vista se mantenía fija en Kenzaburo, no era agresiva, era de genuina desesperación.



    Los Tao también habían despertado y comenzaban sus preparativos, Misato regresó a su rutina que tanto añoraba, tomó un baño y ordenó su cabello con la elegancia que la representaba. Y fue de esa manera en la que volvió a reunirse con Yin, quien ya tomaba el té de la mañana, la miró, sonrió y le sirvió una taza.

    —Mas vale tres días sin alimento que un día sin té— sonrió mientras ambos compartieron ese momento tan simple pero ameno.




    Shiori despertó y se reunió con Tsuna y Chiharu, avanzaron por la ciudad mientras platicaban un poco sobre su infancia, el como Tsuna había crecido como un niño engreído mientras ella simplemente se alejó un poco de las personas para entrenar justo después de la muerte de su madre. No hablaron de la guerra, disfrutaron un poco la mañana al no escuchar aun el sonido que indicaba que la guerra iniciaba.

    —Es bueno caminar así; me gusta la tranquilidad— mencionó Tsuna

    —A mi me gusta esta nueva actitud tuya, atún—dijo Chiharu bromeando.




    Los Asakura despertaron de buen humor. Gon le explicó a Ginko el por qué se encontraban de pésimo humor la noche anterior, tanto que no le contestaron su simple pregunta.

    —Nagato, eso fue lo que me llovió ayer—mencionó Gon —Estaba molesto porque no fueron mis tíos los que acudieron a verlo, se molestó que nos mandaron a nosotros, más jóvenes insensatos —concluyó mientras Rei afirmaba.

    —Quiero que esta guerra termine para no tener que volver a verle, o al menos por un buen rato. Con no oírlo me conformo —sonrió Rei mientras bromeaba.

    —Jóvenes insensatos... —mencionó Hinata —... ya verá de lo que somos capaces




    Kirara despertó para encontrarse con Shinko quien estaba limpiando su katana con papel de arroz, algo que usualmente hacía Taiyo por él.

    —¿Quieres que te ayude con eso? —preguntó Kirara.

    Shinko negó.

    —¿Taiyo te ha contado lo que pasó?— la voz de Shinko era baja, aun de un niño.

    —Kojiro. Mandé a Taiyo y a Riku a una misión, Inosuke también— Kirara mencionó, sorprendida de volver a oír su voz. Quería sonreír por ello; pero a su vez no podía hacerlo.

    —Me odias por ello ¿Cierto?—dijo mirando a la katana mientras un par de lágrimas cayeron sobre el filo.

    Kirara se acercó a él y lo abrazó al instante —No digas tonterías, Shinko. Yo te amo, así como nuestro padre nos amó a ambos, a tal grado de sacrificarse por su pequeño. Tú no hiciste nada mal —se separó de él para tomarlo del rostro —Tú estás aquí por amor de un padre, enorgullécete de ser hijo de un Fujiwara.

    Ambos se abrazaron y lloraron en el silencio de su habitación.




    El día siguió su curso. Takano ordenó los nuevos números con la alianza de los Azai y de los Tao, podían armar una estrategia decente, sólo debían esperar a la misión de reconocimiento. Se comenzaba a oír sugerencias sobre los comandantes; pero la gran pelea era por decidir quien sería el General.

    Por fuerza se inclinaban por Kato; pero su pésima reputación hacía que los soldados perdieran el ánimo de seguir a alguien como él, la gran mayoría no querían acatar sus decisiones y dudarían de hacerlo en guerra, algo que no era para nada alentador.

    Nagato insistía en su posición; pero sólo unos cuantos hombres lo respaldaban.

    Takeda resaltaba entre los nombres que se mencionaban, pero no querían arriesgarlo a tal modo, los soldados enemigos atacarían al general con todas sus fuerzas para ganar la guerra, era un puesto que nadie quería que asumiera el último de los Minamoto, verlo caer no sólo terminaría con esa guerra, sino con todas las esperanzas.

    Se escuchaba el nombre de Kenzaburo, un viejo ronin que llegó a los Minamoto y que ha demostrado su fuerza en combate. Otros tantos dejan ir el nombre de Takano, un estratega capaz de solucionar movimientos inesperados en la guerra. También se habla del gran Takami, la gran mayoría admira todo su recorrido militar, y es apoyado por todos sus soldados.

    Así circularon los rumores, junto el que Hideyoshi esparció la noche anterior, algo que bajó la moral de varios soldados sin experiencia, ahora temerosos de estar en tal desventaja.


    [​IMG]
    Fue así que la noche descendió en Shizuoka, los soldados estaban preparados, los campamentos fueron desmontados para dar paso un ejercito armado, listo para cualquier eventualidad, de ahora en adelante, la resistencia y el ánimo debían jugar un papel importante.

    Bruno TDF Yáahl rapuma madarauchiha Kuno Vizard John Whitelocke Slam
    Pueden usar sus habilidades o discutir entre ustedes. Los eventos irán llegando uno a uno.
    La guerra se llevará a cabo en otra discusión dónde los etiquetaré
     
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    rapuma

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    Kenzaburo

    Fue una de las pocas noches que no había tenido pesadillas. Durmió varias horas de corrido, sin despertarte por el mínimo ruido del exterior. Simplemente se sentía en seguridad, rodeado por tantas almas que custodiaban la ciudad. Cuando abrió los ojos estaba totalmente descansado, tanto que bostezó y se estiró en su lecho, sintiendo sus extremidades frescas, fuertes. Desayunó arroz con té en la soledad de su habitación, mucho antes de que el sol se ponga. Se observó nuevamente en el agua, viendo con atención su reflejo. No se reconocía, hacía años que no se quitaba la barba y realmente era extraño no saber el aspecto de uno. Había vivido tantas vidas que ya no sabía quién era.

    Salió del Oyaji y caminó por el exterior del campamento, revisando con detalle las tiendas de campaña y observando que los soldados mantengan la guardia. Era increíble el gran equilibrio que había entre orden y disciplina con tantos hombres de por medio. Eran guerreros fuertes, experimentados los del señor de Nagano. No quedaban dudas de ello. También escuchó los rumores: la gran desventaja numérica y los nombres que se paseaban de boca en boca entre oficiales y soldados. Le pareció extraño que su nombre estuviera en la lista, tanto que decidió mejor dejar la operación de registro de tropas y herramientas para la guerra a alguien de la jerarquía adecuada. No quería que alguien piense que él mismo intentaba superponerse a otro nombre más allegado a los nobles de cada clan. Fue así que llegó hasta el bosque, viendo con atención al zorro que parecía suplicarle con la mirada. El samurái lo miró por unos segundos. Se giró y se alejó del animal... se detuvo. Se volvió nuevamente. Gruñó y se acercó, espantando a los cuervos con algunas patadas y gritos.

    —Considérate afortunado. Eres un buen augurio para las tropas. —se agachó junto al animal, viendo el estado famélico del mismo. Los zorros eran venerados en Japón; eran animales sagrados. Se decía que eran los guardianes de aldeas y de los bosques, con una gran inteligencia y con poderes mágicos. —Si no me muerdes prometo no arrancarte los dientes. —y lo tomó con delicadeza entre sus manos, sintiendo lo poco que pesaba. Era un animal abandonado, herido y solitario. Lo mismo que él hace no mucho. Quiera o no, el destino los había cruzado por algo. —Dicen las leyendas que ustedes provienen de altares mágicos. ¿Será buena idea seguir tu rastro?

    Y sin estar muy convencido del todo, rastreó la últimas huellas del zorro. Quizá, solo quizá, podría encontrar algo interesante.
     
    Última edición: 17 Junio 2021
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    El rol de Kuroki proviene de Armero errante








    Afueras de Shizuoka
    [Rengo; Kuroki]


    Ambos llegaron montados en sus caballos, la velocidad que había ejercido aquella raíz que les entregó Kawa era algo formidable, los animales se mantenían enteros, sin rastro alguno de una muerte espontanea por el sobreesfuerzo.

    Antes de entrar a los proximidades, fueron recibidos por guardias los cuales los interrogaron, al no poder dar con respuestas certeras, decidieron escoltarlos hacia la entrada, pidiéndoles las armas a ambos en el proceso.

    Rengo desmontó y soltó un gran suspiro mientras miraba a todos los soldados desmontando las carpas, preparándose para la guerra. No quería entrar, pero debía hacerlo. Miró a Kuroki con preocupación, su miedo era palpable, temía a su padre mas que a la muerte misma.

    —Síganos —mencionó el guardia mientras los llevaban hacia dónde estaban reunidos la mayoría.



    [​IMG]
    Casa feudal
    [Takeda; Yuzuki; Takano]


    Takeda estaba tratando de organizar los números junto con Takano, aun les faltaban los informes de la misión de reconocimiento, aun así iniciaban a planear la situación con informalidad en las habitaciones, hasta que un guardia los interrumpió diciéndoles que tenían que reconocer a dos personas. Takano se alertó de inmediato, y pidió a uno de los sirvientes a que lo ayudaran a dar con Yuzuki. El sirviente salió corriendo, mientras Takeda y Takano avanzaban a uno de los salones de la casa feudal.

    Rengo y Kuroki fueron guiados hasta el interior de la casa feudal, avanzaron por los pasillos desarmados. Entraron al salón y allí pudieron ver a Takeda y Takano.


    Gigavehl
    Yáahl un sirviente te fue a avisar de que dos personas habían llegado a Shizuoka y debían ser reconocidas. La lleva a la casa feudal.



    [​IMG]
    Bosque
    [Kenzaburo]

    El zorro recibió los brazos de Kenzaburo sin ningún recelo, se acurrucó en ellos, cerrando sus ya cansados ojos. Mientras tanto, Kenzaburo siguió su rastro, llevándolo a una madriguera, en ella había una trampa, en la cual seguramente el zorro había caído, y por ello llevaba días sin comer, había sido víctima de la trampa hasta que por fin pudo escapar, ya con las energías tan bajas que los cuervos lo siguieron pues olía a muerte.

    El zorro acurrucado en sus brazos soltó un leve sonido mientras frotaba su nariz en el interior de la ropa de Kenzaburo, la criatura era hábil buscando, y encontró rápidamente la joya que Kenzaburo llevaba consigo. Aquella joya de Chiryu que tomó del santuario de Inari... justo de la boca de un zorro de piedra.
     
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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    —Ren... calma, sé que lo que estamos por encarar es abrumador, yo también estoy muy tenso, pero recordemos lo que nos dijo Benkei, recordemos lo que hemos pasado, podremos con esto, inclusive si no quieres pelear, créeme, lo entenderé, al final de cuentas, esto no es solo un combate cualquiera—. Dije a Rengo cuando ya estábamos llegando a Shizuoka, también habiendo considerado las palabras del armero hasta que los guardias que vigilaban nos detuvieron e interrogaron... hum... ¿nadie avisó que llegaríamos?

    Por mucho que quisimos explicarnos no fue suficiente, por lo que tuvimos que desarmarnos, no me gustaba eso no solo por Nozomu si no por la katana de Yuzuki, aún así, decidí ser paciente y obedecer, por lo que nos llevaron a la casa feudal.

    Ahí, nos llevaron por unos pasillos para terminar en un salón, donde no evité sonreír alegre pero pronto me recompuse... ver a Takano y a Takeda en una pieza era un alivio... después de tanto tiempo sin verlos.
    —Sentimos la tardanza—. Anuncié, para dar unos pasos hacia ellos, la imagen tan alterna que otorgaba, de blanco y azul a negro y rojo en cuanto vestimenta, asemejandome a Rengo, con un rostro distinto al como me había ido de Kamakura... era distinto, si, pero en esencia segura siendo el mismo, solo que ahora con más decisión y firmeza en mis actos, sin tanto conflicto como en un inicio, sin mencionar claro, la reverenda fuerza que ya había ganado, con escuela aprendida y armado con decenas de kunai. Claro, ahora no tenía dichas armas, pero era un poco de ensueño el cambio tan radical...

    —Sé que deben haber muchas preguntas, pero desconozco de cuánto tiempo disponemos, maestro, Takano. ¿Que debemos hacer? También quisiera ver a Yuzuki, tengo que entregarle algo importante.
     
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    Amelie

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    El rol de Riku proviene de Hamamatsu








    Afueras de Shizuoka
    [Riku; Shinrin; Masamune; Inosuke]


    Inosuke llegó corriendo a la ciudad, entrando al instante dirigiéndose al Oyaji, dónde podía detectar el aroma de Kirara. Se le veía exhausto, temeroso.

    Pasó un tiempo y Shinrin llegó junto a Kiba, Masamune y Riku, este último cargando a Taiyo consigo. Los guardias no los detuvieron, conocían a la mayoría, así que podían ingresar a la ciudad sin problemas.





    [​IMG]
    Casa feudal
    [Takeda; Yuzuki; Takano; Rengo; Kuroki]


    Kuroki se acercó a ellos, pero Rengo se mantuvo atrás, las palabras de Kuroki lo motivaban pero aun así el miedo era difícil de vencer. No quería saber que le dirían o recriminarían, quería simplemente esconderse en algún sitio obscuro dónde nadie pudiese encontrarlo, comenzó a temblar.

    "Sentimos la tardanza"

    Takeda se acercó cuando Kuroki lo hizo, se hincó a su altura y lo abrazó con fuerza.

    [​IMG]

    —Sabía que volverías con nosotros —mencionó Takeda para después separarse y desacomodarle el cabello —No vuelvas a darme un susto así; me llegó una misiva de Kenzaburo diciéndome que habías tomado tu propio camino. No lo hagas solo, siempre déjame acompañarte. Confía en mi como yo confío en ti.

    Rengo observó ese intercambio dando un paso hacia atrás. Distraído no se había dado cuenta de que Takano ya lo había alcanzado sosteniéndolo de un hombro.

    —Yuzuki está en camino —mencionó Takano para ambos.



    [​IMG]
    Clínica
    [Akari; Fuji; Hashimoto]

    Fuji comenzaba a despertar, Akari, a un lado de ella la miró.

    —Matsu, ¿Dónde está mi esposo?— dijo preocupada sin importarle sus ataduras —Dígame que no decidió hacer algo imprudente ¿No ha regresado?

    Akari la tranquilizó —No gastes tus energías, por favor —dijo extendiéndole un poco de agua para que bebiera —Necesitas comida y agua, antes de poder moverte; debes recuperar tus energías.

    Hashimoto también comenzaba a mostrar signos de movimiento, pero los suyos eran más forzados, las heridas le dolían. Un médico se acercó para darle también un poco de agua y alimento.
    John Whitelocke Ya puedes venir a interrogarlos
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Yuzuki Minami
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    Al final no había tenido que decirle nada más a Takeda, descansaría y con eso me quedaba tranquila, además de saber que mi madre se encargaría de vigilar a Fuji e Inugami. Imaginaba que Hayato se había quedado con Tsuna y su amiga, pero el caso fue que apareció apenas un rato después, nos saludó y se acomodó para dormir, así que me acerqué para dedicarle unas caricias en el cabello antes de disponerme a hacer lo mismo.

    No era lo que se dice una casa, pero en esa clínica estaba una parte de mi familia y eso me ayudó a conciliar el sueño, aunque no me quité las armas de encima.

    A la mañana siguiente me alertó el sonido de Takeda moviéndose, me dijo que iría a tomar un baño y estaba por disponerme a acompañarlo, siendo que ya habíamos dejado claro que no debía andar solo, cuando Takano apareció. Su saludo fue escueto, pero consiguió hacerme sonreír en lo que le daba los buenos días también.

    Con el paso del día aproveché en algún momento para tomar un baño y revisar cómo iba a evolucionando la herida de mi costado. Un poco siguiendo las palabras de Ukita en el puerto, ya entrada la tarde y cuando calló la noche me permití al menos un rato para solo observar, observar la ciudad, el cielo, todo. Aproveché para reacomodar las cosas que cargaban conmigo, la pieza de shogi, la flauta y lo que quedaba del veneno de la katana de Murai, además de levantarme algunas monedas de nuevo aunque Takano me había dicho que dejara las manos quietas.

    En determinado momento me interceptó un sirviente, me dijo que dos personas acababan de llegar a Shizuoka y que necesitaban que las reconocieran. Me encogí de hombros, lo seguí mientras me ajustaba las vendas de las manos sabiendo que pronto necesitaría el agarre extra que la tela me brindaba y al entrar al salón estaba todavía lo suficientemente distraída con ello como para no alzar la vista.

    —¿Se puede saber quiénes aparecieron y por qué no los reconocieron solo Takeda y Takano?

    La pregunta la había hecho al aire y hasta después alcé la vista de mis manos, de forma que reconocí a las dos figuras en el salón, los reconocí y sentí como si me hubieran atravesado el pecho con el filo de un arma. Me quedé estaqueada en mi lugar, con los ojos clavados en Rengo, y cuando por fin los músculos se me pusieron en marcha prácticamente me le fui encima, lo envolví con mis brazos y lo presioné con fuerza, deteniendo así el temblor que me había dominado el cuerpo. Quise contenerlo, de verdad que sí, pero cuando quise darme cuenta las lágrimas me habían empañado la vista antes de deslizarse por mi rostro y tuve que comprimir los gestos.

    —Volviste a casa. —Alcancé a murmurar—. Regresaste.


    llorando estoy
     
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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    Ver a Takeda aproximándose la verdad es que no me preocupó, sabía que debía tener preguntas, demasiadas, me quedé esperando a cualquier cosa pero lo que no esperé fue que me diera un abrazo fuerte, firme... uno que me tomó por completo desprevenido, y solo pude quedarme ahí, helado, hasta que Takeda habló... que sabía que volvería con ellos, y que se había asustado por un mensaje de Kenzaburo... me volví a sentir como en aquél día, profundamente arrepentido y con dolor, pero estaba ahí... estaba de vuelta... estaba con vida.

    Fui correspondiendo al gesto para abrazarlo con fuerza también, y no pude contenerlo, comencé a llorar de nuevo, ya había estado llorando demasiado en poco tiempo y ciertamente ya comenzaba a dolerme la cabeza, pero solo pude sollozar y expulsar una que otra lágrima, hundiendo mi rostro en su hombro.
    —Lo siento, lo siento... no quería asustarlos, de verdad... jamás sería capaz de abandonarlos. Lo siento mucho—. Dije como pude, aferrandome a Takeda, ni me había dado cuenta que desde hace mucho que necesitaba verlo de nuevo, apenas si la voz de Takano me llegó, solo asenti como pude.
    >>Es una larga historia, pero estoy de vuelta maestro... lo extrañé mucho, no volverá a pasar...—. Dije bastante emotivo, sintiendo su gesto para con el pelo, por lo que no evité reír ante ello.
    —Yo jamás dejaré de ser un Minamoto, no importa lo que pase, gracias por dejarme volver—. Dije, estaba tan ensimismado en eso que ni puede ver el como Yuzuki había llegado, ambos habíamos vuelto con las personas importantes en nuestras vidas.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    La respuesta de los Tao con respecto a Natsu y su paso por Higashiomi confirmaron su autoría en el asesinato de Hana y el robo de Shi. Pero eso ya no importaba pues el traidor había caido, Yin se culpaba de no detener a Masaki a tiempo, no podía culparlo, Yin era un chico de buenos sentimientos y muy atento para con sus seres queridos. Era una pena que pronto partirían de regreso a China...no pude evitar verle con melancolía, pero aún manteniendo mi sonrisa.

    La noche transcurrió con plena serenidad, aún con la guerra en puertas pude conciliar el sueño, sin ninguna pesadilla como las de Kamakura...la cual pronto se haría realidad.

    La luz del sol logro despertarme del letargo y finalmente pude tomar un baño donde aproveché para remover la repugnante sangre de Masaki tanto de mi piel como la de mi hitatare. Ate la cola de mi cabello tras peinarlo con el obsequió de Kaede, la mañana era de verdad hermosa en Shizuoka. Un paisaje matutino digno de disfrutar.

    —Buenos días Yin—Salude con una sonrisa amable, sin pensarlo decidí disfrutar el té en su compañia—el té es un alimento muy escencial, aunque debes recordar comer adecuadamente un tazón de arroz Yin...

    La charla entre ambos era algo para atesorar, justo fue aqui en Shizuoka donde nació mi vínculo con Yin, el paseo por el mercado me permitió conocer a un chico amable devoto de su cultura y de buenos sentimientos...como pude disfrute aquella mañana, la guerra estaba por iniciar y éramos guerreros con la posibilidad de no volver a vernos.

    >>Yin, no importa lo que digan, quiero que sepas que siempre serás bienvenido en Japón...estare siempre a tu lado.

    El día avanzo y no faltaba para recibir el parte del equipo de reconocimiento para estructurar la defensa de la ciudad, pensé en ir a la herrería para reponer las kunais utilizadas en Chiryu, le avisé a Yin sobre mi salida en caso de querer acompañarme.

    —El día está por irse...¿Habran llegado Rengo y Kuroki?

    Aquello era una cuestión pendiente, primero había tenido la oportunidad de ver a Yin. Solo faltaba reencontrarme con la segunda persona más cercana a mi...pero no por ello menos importante; una persona a la cual debo una disculpa pues estuve al borde de la muerte y el último recuerdo iba ser una mirada de decepción...cuando en realidad debí estar aliviada por no habernos abandonado.
     
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    Monpoke

    Monpoke Absol

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    Riku

    Parpadeo pesado al moverme por la ciudad, el efecto del veneno sigue en curso y no nos encontramos un viaje tranquilo.

    Pero. Aquello que más me pesa es lo que cargo en los hombros, no un peso físico, sino psicologico.

    Sentir que por cada paso se desmorona una parte de mí, hundiéndose en la tierra a descansar.

    Este día está lejos de terminar, mucho menos mí deber.

    Aprieto con fuerza los párpados, deteniendo también abruptamente mí andar. Dejándome unos segundos para esconderme detrás de todos.

    "¿Te puedo encargarte mí misión?". Pido, casi en ruego, hacía Shinrin. Lentamente la mire al abrir los ojos, mostrándole mí mirada seca. Muerta.

    "Voy a buscar a Kirara...". Hago una pausa por un nudo en la garganta. "Tengo la orden de volver a ella".

    Desearía poder hacerlo de otra manera. Ser ella quien venga a mí, darle tiempo para poder prepararse. No somprenderla mientras lo cargo en mis brazos.

    Me encuentro perdido en ese sentido. Si seguir un deseo cobarde o una orden. No quiero desobedecer, no más.

    "Pásale a Takano la información que te mencioné. Podemos ir juntos un poco más, para conseguir así la misiva que debería tener Inosuke. Cómo lo prefieras".

    "Dile, el general del ejército Taira es Tadashi, alguien que fue un Fujiwara. Un traidor de su familia". Digo fuerte y firme, dejando un leve rastro de voluntad emoción por primera vez.

    Doy vuelta, planeado deambular por la ciudad, ignorando casi toda respuesta que siga. "Si decide buscarnos, puede hacerlo. Pero mejor que decida cuando interrumpirnos".

    "Eh. Masamune". Me volteo hacia èl antes de partir. "Puedo elaborar una medicina para el veneno de las agujas, pero necesitarè carbón". Observo hacía el cielo oscuro, tímido lo desconocido. "Desconozco si podré contar con el tiempo para encontrar los ingredientes para ambos ahora mismo, espero puedas darme un poco de paciencia". Shinrin tambièn puede hacerlo, solo no quisiera seguir molestándola.

    Deberé elaborar la medicina. Si voy a ir a luchar, deberé estar lo mejor posible.

    Sin más, esa fue mí despedida.
     
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    rapuma

    rapuma Maestre

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    Kenzaburo

    Observó la madriguera con ojo crítico mientras la investigaba al rodearla lentamente, cargando al zorro en sus brazos. ¿Quién sería capaz de poner una trampa a un animal que era considerado tan sagrado? Y entonces cayó en la cuenta de que en el mundo habitaban seres detestables, la calaña que él mismo se prometió exterminar. Acarició la cabeza del animal sin ser consciente del acto en sí, simplemente buscaba entretener sus dedos. Miró hacia abajo y notó que el zorro sustraía de sus ropajes la joya que había quitado de una estatua en Chiryu. Lanzó una carcajada limpia que voló por los árboles.

    —Eres valiente, pequeño. Pudiste escapar bajo tu propia fuerza de una trampa casi mortal y llegar a lo más cerca de la civilización para pedir ayuda. —lo miró con atención, viendo como el zorro se acurrucaba más en él. —Creo que lo más correcto es llamarte Isamu. Valiente, con decisión; es de la única forma en que aún estés con vida. —y le quitó la joya del hocico mientras volvía a guardarla en su kimono. —Mientras dure la guerra será mejor que estés en la ciudad, recuperándote. —observó el bosque en silencio, sintiendo una tristeza muy grande en ser conocedor que la gran batalla exterminaría mucha fauna salvaje, rompería la naturaleza. —Será lo mejor.

    De pronto se sintió ridículo al hablar con un animal, pero recordó sus largos años de ermitaño en el corazón de los bosques más oscuros, donde hablaba con árboles, pájaros. Incluso hacia sí mismo para no volverse loco. Caminó con lentitud, aprovechando el viaje en admirar la naturaleza, respetando su belleza. Pronto todo quedaría reducido a campos negros, quemados. Bajó la vista hacia Isamu y le acarició detrás de las orejas. Realmente era una fortuna haberlo encontrado justo antes de sucumbir a los cuervos de la muerte.

    Retornó pacíficamente como nunca lo había estado, con su mente en calma, al menos de momento, y con su corazón en paz. La ciudad era un hervidero de soldados, formaciones y órdenes que se repetían a ladridos. Kenzaburo entró en el Oyaji y buscó carne aún fresca para Isamu. También rebuscó como pudo para conseguir un tazón enorme de agua limpia. El animal aún seguía herido, pero al menos lo básico que era la alimentación y la hidratación estaban completos. ¿Quizá Yuzuki pudiera atender la herida del zorro? Estaba pensando en eso cuando sin darse cuenta se encontró a sí mismo frente al dojo. ¿Habría alguien para entrenar?
     
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  20.  
    madarauchiha

    madarauchiha Gracias Andy!!! TWT Orientador Game Master

    Aries
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    Shiori
    Sorprendida me hallé cuando Hayato me respondió "Venganza" con una serenidad pasmosa, sin titubear ni un instante. Eso me hacía recordad tanto a mí a su edad que, por una razón u otra estaba verídicamente preocupada por el destino de ese chico, ¿De verdad sería realmente correcto preguntar sobre su vida? Por una parte paercía definitivamente determinado a vengarse de los Taira, algo que no podía reprocharle en absoluto, quiero decir... Yo misma fuí víctima de primera mano de sus aberraciones, claro que no podía revelarlo tan a la ligera....
    Me dispuse a agacharme y ponerle una mano en la cabeza para sonreírle apenada.
    — Es muy noble tu fortaleza Hayato, más ¿Me permites un consejo? La venganza nunca es la motivación correcta para seguir en el sendero de la vida, sé de lo que hablo—. Le contesté con amabilidad— Sé que los Taira son muy crueles, más si el camino de la venganza es el que determina tus acciones, paulatinamente puedes acabar siendo igual que ellos, aprender a usar correctamente las armas debe ser por el bien de la gente que aun ahora sufre por ello, pues somos nosotros los privilegiados por poder hacer algo por aquellos que no pueden.
    Luego le acaricié ligeramente el pelo para levantarme y ver como Chiharu le indicaba si era posible que el entrenamiento se llevara a cabo durante la noche del día siguiente pues Chiharu tenía un plan para ello mientras Tsuna añadió después que se quedara a descansar en la casa Feudal, a lo que el zagal se negó alegando que regresaría a la clínica mientras me giraba hacia Tsunayoshi para reverenciar, agradecida.
    — Gracias por tu hospitalidad Tsuna, acepto encantada tu oferta, y nosotros podemos entrenar mañana cuando te vaya bien—. Sonreí animadamente— También es cierto que ha sido un día muy largo—. Reí para mi misma— Más ha merecido la pena totalmente, gracias Tsuna, me he alegrado de haberte conocido.
    Luego me giré hacia Chiharu, quien me indicó que me iba a enseñar donde estaba el balneario, así fue como la seguí hasta que Tsuna de nuevo habló deseándonos buenas noches.
    — Descansa Tsuna y muchas gracias, que pases una buena noche tu también—. Contesté animadamente para girarme hacia su hermana— Parece que os lleváis muy bien, algo admito que me sorprende, he visto muchos hermanos odiarse hasta un punto irreversible, dime Chiharu-san, ¿Te importaría que viera tu entrenamiento mañana por la noche? Me da curiosidad la verdad ver que tan hábiles podéis ser los arqueros, no voy a negar que la demostración de hoy me ha resultado sorprendente. Por mi parte me decanté por la Katana, aunque ando buscando plantas venenosas, ignoro si sepas donde puedo hallarlas, soy hábil elaborando venenos—. Comenté inconscientemente, denotando que en parte también me interesaba conocer a la mayor cantidad posible de personas con las que pudiera llevarme bien.
    Tras ello, nos dirigimos hacia la puerta del balneario. La calidez de un buen baño termal no tenía precio. Merecía la pena cada gota de esfuerzo que se hubiera podido hacer en un dia si el precio era un baño cálido, seguido con sushi y un buen sake pero no ahora, simplemente le apetecía mucho más dormir.
    — ¿Como ha sido tu día? Admito que el mío fue más largo que un día sin pan, para serte sincera—. Sonreí amablemente, aunque en mi tono se me notaba lo relajada que me hallaba efecto del agua termal— Una montaña rusa, literal.
    Así pasó que con el transcurrir del rato, nos levantamos para ponernos los Yukatas y caminar en dirección a las habitaciones (Aunque yo más que caminar estaba siguiendo a Chiharu que era la que me guiaba) hasta mostrarme una de las habitaciones disponibles hasta que la escuché suspirar.
    — ¿Estás bien?—. Pregunté amablemente— Aunque si gustas seguir hablando mañana lo entenderé, también ha debido ser un día largo para tí, gracias Chiharu por todo, espero poder hablar más contigo mañana, descansa Chiharu-san.
    Luego me introduje en la habitación, para quitarme la yukata y ponerme el pijama para proceder a tumbarme, notando lo confortable que era, tanto que ni me dí cuenta de cuando me dormí hasta que los primeros rayos de la aurora me hicieron despertarme poco a poco para darme cuenta que no había logrado descansar tampoco demasiado ¿La incertidumbre de la guerra? Supongo... Ay, ¿Por qué me tuvo que tocar vivir en una época tan complicada? Sabía que lamentarme no iba servir de nada, así que hice la cama, me cambié de ropa, me aseguré de agarrar mi Katana y salir al exterior.
    Notaba algo inusual en el ambiente, como un viento que parecía retumbar mis oídos.
    En medio de mi caminata, me encontré con Shiori y Tsuna, que parecían habérseme adelantado.
    — ¡Buenos días! Espero que pudiérais descansar—. Exclamé con una feliz sonrisa. Me alegraba mucho de verlos, eso era lógico, y no me sentía así desde ya hacía mucho.
    Así nos mantuvimos los 3, hablando animadamente mientras Tsuna explicaba su infancia como a raíz de estar escuchando toda su vida que era alguien perfecto, sin la mayor fisura le acabó convirtiendo en alguien engreído mientras Chiharu se alejó de las personas a raíz de la muerte de su madre.
    — Menudas historias, desafortunadamente vivimos en una era difícil, más admito que me agrada que dos amigos míos hayan salido adelante, la actitud de Tsuna ahora es preciosa y a tí Chiharu no te detecto pizca de maldad, al contrario, me pareces alguien harto alegre—. Sonreí maravillada— Pues...Mi historia es un tanto compleja, y bastante dura...
    Luego Tsuna explicó que le encantaban esa tranquilidad, algo que hizo sonreír a Chiharu para bromear diciendo que le gustaba su actitud nueva.
    — A mí también, creo que si sigue siendo como es, llegará a ser un gran líder en el futuro—. Sonreí maravillada mientras miraba al horizonte— Atún Arima, futuro señor feudal de Shizuoka—. Aproveché para bromear al ver que el dia iba a ser muy tranquilo
     
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