Armero errante

En camino a Shizuoka_Shizuoka desde Aichi:Nagoya
[Kuroki; Rengo]

Rengo rio ante el comentario de Kuroki —Señor armero, nuestras katanas han sido modificadas por el mejor herrero de Japón.

— ¿Kyuzo? — dijo entregándole a Kuroki su compra en una tela envuelta

—Se equivoca, Yamamoto —dijo desenfundando a Noroi frente a él — Mire este trabajo, esta katana fue forjada por el gran Yamamoto; dígame que no es de calidad perfecta.

El armero se acercó y la analizó —Yamamoto tiene buena forja, su estilo de trabajo es muy pulcro pero no es duradero —mencionó viendo el brillo inmaculado del sable —No es famoso porque sus armas sean inmortales. Escuché recientemente que las famosas Washi y Karasu encontraron su fin en Saitama.

—¿Washi y Karasu? —preguntó Rengo reconociendo esos nombres, miró a Kuroki asombrado —¿Mi padre ha salido de Kamakura?

—¿Tú padre? — el armero mostró interés por ello, bajando su guardia a las novedades.

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Gigavehl

 

En camino a Shizuoka_Shizuoka desde Aichi:Nagoya
[Kuroki; Rengo]

Rengo dejó de sonreír y comenzó a morder la uña de su dedo pulgar.

—Todo Japón conoce al águila de Kamakura—dijo aun mirando a Noroi, para después extendérsela a Rengo nuevamente —No puedo creer que un hijo de Kato Harima jamás haya usado su sable.

Rengo tomó a Noroi y la enfundó nuevamente sin prestarle atención al armero.

—Sólo sé que en Saitama perdió ambas armas, aun así ganó la pelea contra tres generales Taira — mencionó

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Gigavehl

 

En camino a Shizuoka_Shizuoka desde Aichi:Nagoya
[Kuroki; Rengo]

—Si, la querra en Shizuoka; se habla mucho de ella en los caminos —preguntó mirando a Kuroki —Esto definirá la historia de Japón; inician las guerras Genpei —miró a Kuroki — Han derrotado a Kato, pero una guerra no se compara a sacudirle el cabello a un viejo guerrero. No te enorgullezcas de algo tan bajo como eso, enorgullécete si sobrevives a una guerra —levantó la frente al horizonte —Uno nunca vuelve a ser el mismo después de ver la muerte a los ojos.

Rengo lo miró asustado de aquellas palabras —Y tú —dijo señalando a Rengo —Ver el campo de batalla seguramente te hará entender que has perdido tu tiempo ignorando tu arma —le lanzó de vuelta a Noroi.

—Vayan a Shizuoka, si sobreviven; les daré algo a cambio —sonrió —digamos que es un incentivo para que se mantengan con vida.

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Gigavehl

 

En camino a Shizuoka_Shizuoka desde Aichi:Nagoya
[Kuroki; Rengo]

El herrero sonrió —Vencerlo uno a uno es una proeza; incluso si esos generales Taira lo hubiesen vencido no sería algo que admirar, tres contra uno es una bajeza —dijo hacia Kuroki —Concéntrate en ser mejor, no te conformes con lo que has logrado —afirmó — He estado en incontables guerras, peleando con una visión sesgada, muriendo por hombres y nombres que ni siquiera sabían prenuncia el mío —levantó su pantalón mostrando una pierda tallada de madera —Uno se vuelve víctima de sus circunstancias —miró a Rengo —Pero en lugar de ponerme a temblar, veo hacia adelante. Si ya no podía ser el mejor guerrero, me convertiría en el mejor herrero. Y eso planeo hacer.

Se alejó de los dos despidiéndose mientras lo hacía —Cuiden sus extremidades o aprendan a vivir sin ellas.

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Gigavehl te etiquetaré en Shizuoka a continuación :3

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El rol continúa en Shizuoka​

 

Este post proviene de Otsu

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En camino a Koga_Shiga desde Otsu_Shiga
[Murai; Seikanji; Kaien]

Avanzaron por los caminos de Shiga hasta dar con un hombre cargando armamento; el sonido era característico, Murai sonrió y aplaudió efusivamente, haciendo que el armero los mirara confundido. Al ver el rostro de Murai dio un paso atrás, para después sujetar firmemente su martillo de herrero en forma de ataque.

—¡Qué suerte la nuestra! ¡Conozco ese andar!— se jactó Murai al escuchar la acción defensiva del armero —Justo quería una nueva arma, verá... unos salvajes destruyeron la última que hizo para mi.

—Yo no lo conozco, no sé de que habla—mencionó el armero.

Murai comenzó a reírse con fuerza mientras daba golpecitos en los hombros de sus acompañantes, Seikanji y Kaien.

—Creo que hubo una confusión; creí que era el mejor herrero de Japón —se acercó al herrero negando, seguía sin un arma en su arsenal, en contra de un herrero completamente armado —Podré ser ciego; pero mis otros sentidos saben perfectamente quien eres... Kyuzo...

El herrero dejó caer el martillo para desenvainar una katana directamente al cuello de Murai, quien no dejaba de sonreír, pues el tenía las cinco agujas entre sus dedos amenazando del mismo modo que el herrero a él.

—Mi silencio por un arma— replicó Murai —¿Qué dices? Viejo amigo...

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rapuma Insane

 

Seinkanji Yamagawa

El viaje fue tranquilo, avanzaban en silencio por el camino sin esconderse de nadie; el mon imperial resaltaba a la vista que era mejor no meterse con la élite de la sociedad. Se sentían como los amos de los caminos, sabiendo que nadie interrumpiría su trayecto. O al menos nadie cuerdo. A veces cuando se detenían a descansar Seinkanji retomaba el dibujo que había comenzado desde que salieron de Otsu; el dibujo era una fiel representación de la vieja herrería de Kyuzo. Se lo enseñó a Kaien, ya que Sugita no podría apreciarlo.

Encontrarse con el armero errante llenó de emoción al joven Yamagawa, el cual aplaudió a la par que lo hacia Murai y reía como el mejor de los chistes cuando el maestro shinobi lanzó una carcajada feliz. Para Seinkanji era el reencuentro de viejos amigos, no percibía la tensión entre ambos o al menos no la exteriorizaba. Se acercó sonriente, con sus ojos cerrados al herrero más famoso de todo Japón.

—¡Es un honor finalmente conocerlo, señor Kyuzo! —exclamó con alegría, ladeando la cabeza y entregándole el dibujo de su herrería, mitigando de alguna forma la tensión que cortaba el aire. —Lamento no poder captar la esencia de cuando la herrería estaba en su gloria, pero así es como la conocí. Tome, para usted. —los ojos de Seinkanji estaban entrenados, pudo notar las agujas casi invisibles entre los dedos de Murai, sabía que era un terreno que podría resultar un contratiempo si no salían de ahí. —Por mi parte simplemente tengo esto. —rebuscó entre su kimono y sacó la kodachi que siempre mantenía escondida a la vista. Un arma simple. —Sé que no tiene mucho valor, pero ya que estoy en presencia de usted me gustaría saber qué me puede decir de ella. Oh, espere. —rebuscó entre su túnica y mostró aquél filo que encontró en la herrería, seguramente el dueño de la misma sabría qué hacer con él. —Lo tomé prestado. —sonrió. —¡Tengo tantas preguntas! ¿Siempre estuvo vagando como un armero errante desde su desaparición? ¡Seguro tiene muchos rumores de los caminos! —alzó una mano. —¿Qué se comenta en Japón, señor Kyuzo? Seguro conoce a mi hermano Jiro Yamagawa, es un trotamundos y tiene mucho mundo como usted.

El timbre de voz y la aparente calma en sus acciones parecían creer que el joven no notaba el terreno complicado en el que estaban. Más bien parecía lo contrario, una actitud totalmente relajada.

 

Kaien Sabaku

El recibir la brisa cálida entre el camino me provocaba la sensación de comodidad, con lo bien que sentía y me llevaba con la naturaleza era por demás, agradable. Entre tanto observé el dibujo de Seinkanji, sonriéndole ligeramente. El chico tenía algo con el arte, y yo ni idea de eso, de seguro a diferencia de él no se me daría para nada dibujar o utilizar la tinta para una caligrafía decente.

Elevé las cejas apenas perceptible al escuchar que Murai conocía el camino que habíamos tomado, sintiendo curiosidad si sería contraproducente o qué, pero noté un armero cerca a lo que suspiré. No tenía ni una mísera moneda, que mala suerte~ Mis músculos se tensaron apenas al no alcanzar a seguir los movimientos, sin embargo mi mano derecha alcancó a posicionarse sobre el mango de mi espada, entornando la mirada al notar que Murai tenía agujas entre los dedos, amenazando de muerte al armero.

—Muy hábil —susurré pasando la punta de mi lengua por el interior de mi mejilla, escuchando nuevamente sobre su arte a Seinkanji—. Armero, parece que tiene un fiel admirador aquí~ Y ya que estamos, ¿mucha gente ha caminado por este sendero? Porque según el viejo encontrarse con armeros por fuera no es muy común que se diga, parece que tenemos más suerte que antes~

 

[Murai; Seikanji; Kaien]

Kyuzo bajó la katana, haciendo que Murai volviera a guardar las agujas; Kyuzo se la máscara de samurái que portaba para ocultar su rostro, sólo mostrando su boca y nariz.

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Fue en ese instante que Seikanji habló hacia el herrero, entregándole el dibujo de su vieja herrería, lo observó mientras el muchacho seguía hablando. Sólo desvió la mirada del papel cuando Seikanji le mostro sus armas. Se hincó y allí sacó un rollo de bambú el cual extendió; allí colocó con cuidado el dibujo para tomar la katana de Seikanji —Así es, un arma simple— dijo sin mucho análisis, su ojo estaba tan entrenado que podía entender el temple del arma. Después clavó su vista el el filo herrumbrado que portaba Seikanji, ese prácticamente se lo arrebató —Esto.... —miró al joven —Esto era mi trabe...— miró al dibujo nuevamente para después mirar hacia Seikanji —Se cayó la columna ¿cierto?— preguntó mirándolos —Claro que se cayó... mi vieja armería no está mas ¿Eh? —bajó la vista al filo —La había colocado allí cuando noté la falla de construcción, sujetaba muy bien la estructura— Aquel filo era la base de toda la armería. Si bien, era triste pensar que al sacarlo Seikanji condenó la armería; era igual de impresionante saber que aquel pedazo de metal era tan resistente. Ese era el nivel de Kyuzo, el mejor herrero de Japón.

—He vagado por Japón porque me cansé de permanecer sentado—respondió aun mirando aquel viejo filo —Y mis oídos no son para rumores, muchacho. No tengo amigos, no conozco a nadie. Sólo mantengo la conversación mínima con mis clientes — La voz de Kaien lo hizo levantar la mirada — Tuvieron suerte, así es. Si tienen monedas tendrán mucha mas suerte — dijo para después levantar nuevamente el dibujo — Eres hábil con el pincel —mencionó a Seikanji — Por lo tanto eres hábil con el sable.

Kyuzo miró nuevamente hacia Murai quien permanecía sonriente, al igual que Seikanji, era una visión que le parecía perturbadora —¿Qué le sucedieron a tus ojos?— preguntó Kyuzo a Murai mientras observaba a los presentes.

—Los Fujiwara, como siempre; también ellos destruyeron mi katana; pero gracias a una pequeña, logré escapar de sus garras

—Entiendo —mencionó Kyuzo sin emoción alguna —Dudo puedas portar una katana, no sólo tu vista está dañada —señaló a su pierna, la cual tenía un ligero cojeo, si bien era imperceptible cuando caminaba, al correr representaría una complicación y aun mas cargando la fuerza del impulso de ataque —Tu pierna —dijo levantando la ropa de la suya, mostrando la pierda de palo que él tenía, le dio un golpecito para hacerla sonar —¿Qué clase de armas quieres?

Murai se acercó a él y le susurró al oído.

Kyuzo asintió —Bien, pero jamás debes revelar mi identidad —señaló a Seikanji y a Kaien —Y ustedes tampoco.

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rapuma Insane

 

Seinkanji Yamagawa

Afirmó varias veces con decisión cuando Kaien dijo que era un admirador, se sentía como uno la verdad. La historia de Kyuzo se narraba entre sus hermanos como cosa de todos los días. Había crecido escuchando la legendaria forja, imposible de igualar. ¡Y ahora lo conocía, no la leyenda, no el mito, si no al hombre!

Y si alguien del calibre del herrero reconocía con facilidad a Murai, es que realmente habían escogido bien: aquél hombre los haría mortíferos guerreros en poco tiempo. Sonrió.

—¡Lo siento mucho, señor Kyuzo! —dijo apenado, riendo con nervios. —¡No debería haber tocado el filo! ¡Pero pensé que aunque se encuentra oxidado podría servirme para tener mis kunais preparadas! Jejeje. —se rascó la nuca mientras afirmaba. —Solo buscaba un herrero que pudiera limpiarlo y prepararlo, eso es.

Grabó en sus retinas de igual forma el rostro de Kyuzo. No lo dibujaría, nadie podía saber su localización, pero era bueno recordar rostros. Su mente no le fallaría.

—No sé de quién me habla, señor armero. —volvió a sonreír, dando a entender que su identidad quedaba olvidada desde ese momento, al menos, para el entorno personal. —¿Qué le sucedió en su pierna?

 

Kaien Sabaku

Asentí con simpleza en cuanto a no revelar su identidad, distrayéndome un poco con el movimiento de las hojas de los árboles. No traer dinero encima era algo fastidioso si tuviese que decirlo, pero en su lugar permanecí con la sonrisa suave. Escuché lo de la pierna de Murai y aunque no mostré expresión referente a ello, si que sentí algo de curiosidad por aquella batalla. Él hombre se veía formidable, así que aquella pelea me la imaginaba bastante sangrienta.

—Mm, hace buen clima hoy —murmuré hacia Murai, cambiando algo el tema, esperando porque le entregaran lo que pidió y continuar nuestro camino.

 

[Murai; Seikanji; Kaien]

Murai dejó ir mas risas al escuchar a los jóvenes. Después Ryuzo observo a detalle a Seikanji, observó nuevamente el dibujo y le regresó el filo oxidado —Cualquier herrero podrá sacar la herrumbre de este filo, es corto; pero no tan corto para ser un kunai, esas armas son un desperdicio, desechables. Esto es el filo de una kodachi; y fue mi primera prueba para crear acero irrompible —sonrió —una pena que no sea inoxidable.

Sacó una caja de bambú; era mediana, del tamaño de un antebrazo; y la entregó a Murai quien sonrió ampliamente abrazándola instantáneamente.

—Y mi pierna...— los miró a los ojos —... me cayó encima mi caballo muerto; me dejaron atrás pensando que moriría. Y aquí estoy, no voy a narrarles como tuve que separarme de mi pierna ¿O si?—No era la historia épica que esperaban, no era nada espectacular, había sido una simple desgracia — Así es la guerra ¿No creen?

Y así terminaron las transacciones; el armero se fue perdiendo al horizonte.

Murai no avanzó hasta que perdieron de vista a Kyuzo —Aun no hay malicia en su accionar ¿Eh? —dijo ignorando la pregunta del clima de Kaien, no sonreía esta vez —Ese buen corazón no es digno de un mercenario —metió la caja de madera en su Hakama, ajustándolo para que no se cayera; le importaba poco si se veía ridículo— les di información útil y no supieron aprovecharla; pudieron haberlo amenazado y obtenido algo a cambio —dirigió su rostro hacia Seikanji, que a pesar de no tener ojos, se sentía la presión de ser observado...juzgado— En lugar de ello prometes simplemente con la buena voluntad de tu espíritu que guardarían su secreto—Los tomo del hombro, Seikanji a la derecha, Kaien a la izquierda —Sólo deben pensar en su propio beneficio. No piensen en mi, no piensen en sus familias, no piensen en NADIE... mas que en ustedes mismos —los soltó para después sonreír —Les enseñaré; antes de que ese buen corazón los termine matando. Por eso mis alumnos han muerto, porque no pueden suprimir la benevolencia que les queda impregnada, como... — decía colocando sus manos al frente mientras jugueteaba con sus dedos con fuerza, como si hubiera una consistencia viscosa en sus manos —... la sangre, la asquerosa sangre —bajó sus manos —La benevolencia y la compasión son una debilidad; si la muestran, tengan por seguro que perderán. — su voz mostraba enojo, a pesar de la leve sonrisa — Yo no pienso en nadie mas que en mí mismo. Si hubiera pensado en alguien mas, ya no estaría vivo.

Soltó una carcajada, llevándose una mano al pecho —Esta fue su primera lección, pequeños colibríes— chasqueó ambas manos para señalarlos después —Tú...—dijo hacia Seikanji —Por tu benevolencia aun tienes un sable oxidado en tus manos. Y tú...—dijo hacia Kaien —... te vas con las manos vacías —Negó mientras reía — Ahora me preguntó...— volvió a colocar sus manos a sus hombros, esta vez con mucha fuerza —¿Qué fue en verdad? —hizo una pausa —¿Compasión? —clavó ligeramente sus uñas en ustedes —¿O estupidez? — volvió a soltarlos. Esta vez para avanzar, mostrándoles la espalda.

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rapuma Insane

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El rol continúa en Koga

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Este post proviene de Mito

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En camino a Shimotsuke_Tochigi desde Mito_Ibaraki
[Rei; Matahachi; Kuroki; Shiori; Momoka; Hideyoshi; Sho]

Avanzaron por los caminos Tochigi para dar con un extraño hombre; quién al ver a Rei y Matahachi bajó la mirada.

Los rehenes iban en la carreta amarrados y amordazados; siendo cubiertos por una manta y paja la cual picaba sus rostros constantemente. Nadie habló en ese cruce; pero ustedes escucharon el sonido de los metales, sabían que había una persona pasando junto a ustedes.

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John Whitelocke Gigavally madarauchiha Mori

Si quieren, podrán intentar sacudirse para llamar la atención del herrero (ustedes no saben que es el herrero)
Pueden también permanecer inmóviles. Ustedes deciden.
Recomiendo ponerse de acuerdo en grupo. todos pueden tirar el dado y sólo es un intento por personaje; incluyendo a Sho.

Si desean llamar su atención:

• Tirar 1d20

1-5= no provocan ningún movimiento
6-15= se sacuden y mucha paja cae de la carreta
16-20= la paja y la manta se cae, descubriéndolos por completo

 

Contenido oculto: Tranparent

Momoka Ashikaga

Mis sonrisa se esfumó con rapidez, pero de manera paulatina. Dulce néctar, estatus... padre. Entorné la mirada sobre los ojos de Akishino, más allá del respeto, más allá del miedo, solté las palabras que me nacieron del corazón y sonaron profundas, monocordes, graves.

—No sé de qué padre me habla, porque sí se trata de estatus, el mío debería estar en una zanja—. Y en mí mente pasaron millones de escenarios, por decir algo, recordé rápido y sin detenerme a analizar cada una gran variedad de personas. Personas que murieron, otras que sobrevivieron; personas de las que no supe nunca su destino, te quienes me topé una que otra vez.

Recordé al padre de Kenta y, cómo sí portara su voz varonil, mis palabras "de dulce néctar" fluyeron sin mayores problemas, de manera realista, con la rabia contenida y todo. El poder de ponerse en el lugar del otro, vamos, a veces servía para cosas que una misma ni se esperaba.
>>Muerto por borracho, encontrado tras haberse ahogado—. Bajé la cabeza como sí realmente estuviera herida— más que nada en su propia miseria —musite. Luego levanté el rostro, lo miré con seriedad genuina, ¿habría una pizca de mentira visible? ¿Cómo iba yo a saber? Solo hablaba con verdades—, sí un hombre pobre y sin futuro tiene su mismo estatus... entonces tal vez me ha confundido de persona —hablaba con mi tono de voz más bajo, tranquilo y sin pizca de sentimiento aparte de la rabia momentánea, gélido. También había terminado por agachar la cabeza, cerrando los ojos y todo, como sí el peso de esas palabras que relataban un pasado incierto en verdad presionaran mi espalda para que fuera incapaz de ver algún futuro brillante en el cielo...

Y era verdad, que me pesaban, pero nunca, nunca todo lo que se decía era cierto. Ni ellos tenían cómo comprobar que en realidad era la Momoka que ellos sospechaban. Me aguanté la sonrisa ladina, porque nunca hay que cantar victoria antes de tiempo, o para ser más sincera, la victoria real jamás llegaba, porque siempre teníamos que seguir luchando por algo más. Eso, tener el valor y la motivación de perseverar sobre el tiempo junto al destino y sus adversidades, podría ser, la mayor de las victorias que un mundano ser humano podría tener.

Por lo que, de manera cabizbaja y amargada por el mal trato de los guardias, volví a mi seriedad tosca y seria, la calma dentro de mi dura expresión que mutaba con un par de detalles.

Detalles como las palabras de Rei que me hicieron estremecer casi todo mi cuerpo, casi me congelan deteniendo mis pasos y mi garganta se cerró por completo... pero no pasó a más, seguí en movimientos cuidadosos, pero tan rápidos y habilidosos como la situación lo requiriera y yo misma pudiera permitirme. Apreté la mandibula y antes de querer gruñir o vomitar ante tan nauseabundo pensamiento que el condenado no se molestó en exteriorizar, bufé suave y lento. Bufé como un gran buey, un manso animal de carga... "Eres desagradable; Rei..." Genuino alivio me invadió entonces, sin siquiera cuestionarlo podía quedarme tranquila de momento.

No sentía ni pena, ni alegría. La rabia se esfumó de momento o la mantenía bien atada, no estoy segura, pero el terror de que algo realmente malo nos fuera a suceder y no pudiéramos defendernos de eso se vio apaciguado en su totalidad gracias a la voz de Matahachi, a quién habré visto poco, pero como su recuerdo era reciente podía imaginar sus rasgos con exactitud en la oscuridad que me habían impuesto...

Matahachi... aun tengo esperanzas en ti.

Momoka Ashikaga

Largo, largo, largo camino en silencio. Me dormí, desperté, intenté moverme y era incapaz de dialogar algo entendible, pero aún en la oscuridad no dejaba de ser lo que era, una simple... ¿Chica? Aprendiz de médica y botica, entregada a su labor y mi labor estaba con mis aliados: Cuidarlos, defenderlos y sostenerlos cuando más lo necesitaran. Y aún con el cansancio que a poco iba ganando terreno en mi perseverancia, me sentía aún responsable de mantenerme como la más fuerte y firme, porque era la que carecía de heridas y la que más cuerda estaba de momento, los otros se estaban manteniendo a flote como podían y... supongo que ahora puedo decir que era el barco en esta embarcación. El caballo del jinete, el asistente del doctor. El recuerdo claro de mi madre solo me hizo sonreír con mordaza y todo, tras despertar de mi quinta siesta corta.

—Uhhhhmg —gruñí y traté de emitir sonidos audibles al menos para los chicos y pequeñas despiertas...— Uhm-hm —solté más cantarín e incluso alegre cuando me percaté de algún que otro despierto...

Y ahora... ¿qué era eso qué escuchaba?... Armas... Habían muchas posibilidades, pero... ¿a dónde nos dirigíamos, para empezar? Partimos de Ibaraki y desde Ibaraki solo podíamos dirigirnos por tierra a... ¿Chiba, era? Las prefecturas que rodeaban Gunma eran Saitama, Nagano, Niigata y Tochigi...

Sí querían hablar con mi supuesto padre, ese señor de renombre que todos nos encontraban parecidos por nuestro cabello, ojos e incluso tono de piel... arg, pues bueno, sí querían hablar con él a Gunma tendrían que ir. Y de Ibaraki para Gunma, a menos que estos tipos volaran y no lo hacían, empezando porque era casi imposible y siguiendo con que nos limitaba una carreta, duh, tendrían que pasar bien por Saitama o Tochigi...

No me extrañaría que Tairas hubiera en todos lados y que hasta el más pequeño escuadrón fuera de temer, pero... Incluso Saitama recientemente se había aliado con los Minamoto, ¿no? Y a excepción de Ibaraki el resto de tierras eran libres... Mierda, lo que podían llegar a hacer los barcos era asombroso. Sí tenían que ir por tierra tendrían que comerse la fuerza de cien pueblo, pero sí iban de a poco a través del océano... la pura rabia me invadió.

Y esa rabia se esfumó para convertirse en determinación. Pude haber muerto su buen par de veces, por tonterías de niña o errores de grande, pero seguía viva y eso solo demostraba que podría seguir luchando y alzarme sobre el resto. No como un águila que busca su presa, esos son los Taira.

Crecería como el árbol más grueso, o sería un campo repleto de flores que solo puedes extinguir con un incendio o la ayuda de mil hombres. Con esa determinación y mi fuerza personal, esa que me encargué de entrenar apenas toqué mis quince otoños y supe que solo ser linda y ordenada no me salvaría ni me permitiría ayudar a otros, intenté erguirme con sumo cuidado: Lento, despacio, pero rápida y precisa, busqué una alternativa.

Pero lo más importante: No debía pasar a llevar a ninguno de mis compañeros, como mi peso callera encima de ellos, podía darme por derrotada...

Y yo nunca iba tras el fracaso.

 

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En camino a Shimotsuke_Tochigi desde Mito_Ibaraki
[Rei; Matahachi; Kuroki; Shiori; Momoka; Hideyoshi; Sho]

Momoka sacudió un poco la paja la cual cayó a los pies del herrero, el cual se alertó. Matahachi suspiró por debajo mientras Rei parecía ir más disperso; Kuroki también intentó moverse pero al parecer sus amarres no lo dejaban de ningún modo. Hideyoshi y Shiori decidieron aprovechar el recorrido para dormir y recobrar fuerzas. Sho, al sentir la vibración y el intento de gritos de una mujer; decidió hacer lo mismo, tuvo suerte, la carreta pegó en una piedra justo cuando el se sacudía; haciendo que tanto la manta como la paja cayeran por completo, descubriéndolos. Seguían sin ver nada, pero ahora los podían ver a ustedes.

Rei se giró y miró al hombre quién ya veía a los jóvenes atados —Señor, no se alarme estos son crimi...—Rei se detuvo y señaló al hombre golpeando el hombro de Matahachi; después con su brazo jaló de la brida del caballo para detener su galope alegre.

El herrero miraba a Kuroki, lo conocía.

Rei brincó de la carreta —¡A ti te conozco! —tronó su cuello y desenvainó su katana. El herrero no se inmutó.

—No inicies peleas con comerciantes— mencionó Matahachi

—Lo conozco —Rei sonrió —Sé que lo he visto antes

—Sabes, seguro le debes dinero; y por eso olvidaste su rostro —mencionó Matahachi sin expresión —Mejor negociemos un poco ¿No crees? — Matahachi descendió y avanzó a un lado de Rei dándole un golpecito al antebrazo a Rei para que guardara la katana. Eso hizo.

—Hay que crear una tela de humo, señor; su silencio a cambio de todo esto —dijo señalándole la parte delantera de la carreta.

El herrero se acercó y vio a detalle todo el armamento, y mientras lo hacía también se enfocaba en las armas de Rei y Matahachi —Tu carcaj... —mencionó a Matahachi —...es muy viejo para alguien tan joven.

Matahachi afirmó y sonrió.

—Mientras el arco se construye siempre a deseos de su arquero; el carcaj puede permanecer de generación a generación; una herencia—decía el herrero.

—O un recuerdo— aclaró Matahachi.

—¿Qué harán con sus prisioneros? —preguntó el herrero.

—Eso a ti no te...

—No morirán —Interrumpió Matahachi a Rei — No debe preocuparse por ello; usted no tendrá sangre en sus manos; así como nosotros no tendremos la suya en las nuestras, si es que acepta el trato

—Lo acepto—dijo tomando las armas

—Perfecto; entonces nos retiramos. Tanto usted como yo, ganamos —Matahachi y Rei volvieron a subir a la carreta, Rei tomó la brida e iniciaron su recorrido nuevamente.

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Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

En camino a Shimotsuke

Cuando despertó, estaba en una carreta, atado y amordazado. La paja le cubría el rostro, pero había logrado sacar la cabeza. Los primeros pensamientos eran vagos, como un despertar en una vida nueva.

Poco a poco percibió que iba con otros sujetos inmovilizados, desparramados como él. Kuroki, Shiori y los demás, seguramente. Pero había un problema, tenía un lapso de tiempo sin información. No recordaba nada desde que vio a... ¿Takeda? No lo tenía en claro. Parecía Takeda de lejos, pero sus recuerdos terminaban ahí. Sufría de amnesia, no recordaba que había pasado entre medio.

"¿He dormido todo este tiempo?", se preguntó. Pero tampoco recordaba haberse ido a dormir. "Quizás me golpearon, y me dejaron inconsciente", se respondió.

Aoshi había quedado en las celdas. Ellos parecían estar alejándose de Mito, los sonidos eran propios de un viaje. La voz del herrero que lo había devuelto a la vigilia quedaba atrás, quizás el herrero los había reconocido. Quizás callase la boca aceptando el soborno. También existía la posibilidad de que aceptara el soborno y avisase igualmente de la posición de los rehenes, o sea, ellos.

"Todos rehenes, todos prisioneros", maldijo.

Sin vista ni habla, esperaba poder hablar con Kuroki, Shiori o quien sea, para que le aclarara qué le había sucedido, y por qué no recordaba lo más reciente.