Nara Nara

Shukusha
[Misato; Yin]

Yin suspiró frustrado —Y ahora nos será imposible saber de joya que encontraron; o tal vez... —Yin golpeó suavemente su palma izquierda con el puño de su mano derecha —...el señor Kenzaburo tenía un zorro ¿No es cierto? Se lo quedó el joven Tsuna de Shizuoka. ¿Cree que ese zorro pueda ayudarnos? —negó algo apenado —¿Cómo le podemos pedir algo tan específico a un zorro?

Contenido oculto

Ikoma-kun

 

Misato Aoyama

Estábamos quedando sin opciones hasta que Yin recordó algo. El zorro de Kenzaburo, el mismo podría dar con aquella joya que Satou perseguía.

—Los zorros son los mensajeros de Inari, si la joya proviene del templo dedicado a el, tal vez yo pueda lograr comunicar mis intenciones, como dije es el mami que rendimos tributo en Hiroshima.

Mostré seguridad en mis palabras aunque aún sonaba extraño, pero luego de lo vivido en dias pasados no debía ser tomado a la ligera. Solo debía recordar que estuve ante dos Shijin.

—Regresaremos a Shizuoka para dar con la joya, tal vez en un futuro pueda significar algo.

 

Shukusha
[Misato; Yin]

Yin afirmó —Shizuoka está algo lejos de aquí; ¿Qué te parece ir a Mie para tomar allí un barco en alguno de sus puertos? No gastaríamos demasiado tiempo en volver. No creo que sea bueno perder demasiado tiempo, la famosa ceremonia de unión se celebrará en dos soles en Kioto, debemos actuar pronto— Yin comenzó a pensar en Mie —Sólo Nabari e Iga no tienen puerto.

Yin conocía los puertos de Japón, era parte de su adiestramiento con su hermano Zeng.

Contenido oculto

Ikoma-kun puedes tirar dado de movimiento si deseas seguir con el plan de Yin, si es así, decidir a que ciudad de Mie con puerto dirigirse:

• Ise
• Tsu
• Shima
• Toba
• Kumano
• Matsusaka
• Owase
• Yokkaichi

 

Misato Aoyama

Asentí a la sugerencia de Yin, no faltaba demasiado para la farsa proxima a ocurrir en Kioto. Rengo aún seguía lejos de nuestro alcance y no he podido dar con lo necesario para rastrear su paradero

—Pasaremos por Shima, mi hermana dijo e su momento que aquella ciudad guardaba relación con Inari, si vamos de paso tal vez pueda traer bien augurio—afirme pensando además los posibles destinos de la gema. ¿Kenzaburo la vendió al final? O habría quedado perdida en el campo de batalla en Shizuoka.

 

Shukusha
[Misato; Yin]

Descansaron lo suficiente para partir el mismo día; no querían perder más tiempo.

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El rol continúa en Herborista viajero​

 

Fujiwara no Riku

Una vez entramos al templo, dejando salir a Matsuda y Fuyu, pasando por las cuatro estatuas. Estabamos los tres solos, Kirara, Yuzuki y yo. Esperando por alguna señal de la llegada del enviado de los Cuatro Rombos.

Pero resultó ser algo inesperado, nadie había llegado al templo, siempre estuvo aquí dentro. Observando y esperando, a la sombra de todos.

Hannya

Alguien del quien sabía poco más que nada, pero una actitud nerviosa no era una que esperaba del hombre.

Tenía preguntas, y quizás hubieran sido útil para presionar al hombre. Pero no creo estábamos aquí para ir a la ofensiva... Todavía.

"¿Nervioso?". Pregunté sin presionar demaciado. Pero curioso de averiguar sobre él, si está dispuesto a abrirse o no. "Escuché serías un yurei, ¿Pero que hay aquí que te inquieta? Uno pensaría que temer por tu vida no sería de alguien de tu nivel, o quizás está reunión sea demaciado importante...".

Vengo a proponer una alianza...

Mire a Kirara, ella había empujado a que de esa respuesta y es quien dirije está reunión. Aceptar o negar la oferta es su desición.

Kirara sabe principalmente a que venimos aquí. A descubrir todo aquello que se nos oculta.

 

Yuzuki Minami
Todaiji

Hicimos las cosas como correspondía, reconocimos el espacio, confirmamos que no había nadie todavía, Matsuda y Fuyu se quedaron dentro del templo y Takeda y yo pudimos descansar, bueno, algo parecido a descansar. Incluso si dormía sentía la cabeza pesada e inquieta a la vez, daba vueltas alrededor de los eventos de Kioto una y otra y otra vez. Una y otra y otra vez.

Estábamos atrapados allí, ¿habríamos salido realmente?

Entendía que Takano no quisiera separarse de mí, yo tampoco quería dejarlo a él ni a Hayato, pero sabía que estarían pendientes de todo. Me aseguró que no dejaría que nadie se metiera y mientras me colocaba el broche de los cuatro rombos en el haori lo observé; su rostro, sus facciones, cada cabello en su cabeza, en sus cejas y pestañas, la cicatriz. Fue un intento por grabarme su presencia en los ojos, pero también por distraerme y cumplió su función a medias.

Nos separamos entonces, acudimos al lugar de encuentro, Matsuda y Fuyu salieron aunque estarían pendientes desde allí y nosotros ingresamos. Pasamos las esculturas de los reyes divinos, esperamos lo que pareció una eternidad hasta que una voz se escuchó, una que no pertenecía a Murai, y una silueta se levantó de entre las estatuas, tensándome el cuerpo. Matsuda entró, lo reconoció como Hannya.

Cuando Matsuda se retiró Hannya admitió que lo tranquilizaba que fuéramos solo nosotros cuatro, aunque esperaba ver a Takeda. Se le notaba nervioso, pero decidí no atenerme a algo como eso, porque no era seguro que fuese real de por sí y poco después Kirara intervino, queriendo ir al punto. Mientras lo observaba noté que parecía ir desarmado y también tenía un broche de cuatro rombos.

Riku apuntó a sus nervios, miró a Kirara cuando Hannya mencionó la alianza y yo guardé silencio unos instantes. La decisión era de ella al final, pero para tomarla uno necesitaba información, nada podía tomarse del mero aire.

—Me temo que vas a tener que hablar más —dije sin perder la calma—. Vendernos la supuesta alianza, si quieres verlo de esa manera.

 

Toidaji
[Yuzuki; Yamagata; Takano; Fuyu; Kirara; Shinko; Riku; Inukawa; Hashimoto]

Hannya afirmó a la pregunta de Riku —Es una reunión delicada; estoy nervioso. Conocerlos... vaya, es difícil para mi — Su voz sonaba sincera; cómo la de un amigo que conocían desde hace mucho tiempo; aquel hombre parecía romper las formalidades, tal vez un táctica para suavizar el ambiente tenso que se respiraba.

Kirara no le despegaba la vista, aquel hombre la intrigaba mucho.

Fue cuando la voz de Yuzuki hizo que se escuchara un gran eco en aquel lugar; no era por una voz alta, simplemente era la acústica ominosa que jugaba ese lugar.

—Por supuesto —dijo Hannya hacia Yuzuki —Nosotros...

Kirara levantó una mano para detener su voz en seco —Antes de continuar, quiero esa máscara en el suelo. Necesito ver el rostro de la persona que nos está proponiendo un trato para confiar unos en los otros. Ocultar tu identidad no llevará a una respuesta positiva a la alianza que buscas... incluso si tuvieras argumentos perfectos.

Hannya se quedó en silencio unos momentos. Su silencio tensó aun más aquel lugar. Pero sabía que si dudaba demasiado haría que esa reunión terminara ipso facto. Hannya levantó su mano y la llevó a la máscara, sus manos temblaban mientras con una liberaba el cordón que sostenía aquella madera. Tal vez nadie de los presentes podría entenderlo, posiblemente sólo Kohaku. Pero quitarse aquella máscara implicaba demasiado para él.

La máscara se desprendió y los tres pudieron contemplar aquel rostro.

Contenido oculto

Kirara sonrió; después soltó una risa sínica, algo desencajada —Vamos Riku, dime lo que yo ya veo. Este hombre es una mentira, es un shinobi en un disfraz.

Riku podía verlo claramente; aquel hombre no ocultaba su identidad. Ese era su verdadero rostro.

Yuzuki pudo verlo con detenimiento; nuevamente su mente lo llevaba a recordar a alguien. Su mirada era dulce, cómo la de Takeda; pero también se parecía ligeramente a Jiin, el hermano mayor de Rengo. Y aquella cicatriz, distinta a la de Takano pero igual de severa ¿Quién era él? ¿Por qué emanaba esa cercanía?

Si aquello era una trampa; ¿Habían utilizado a la pieza que más empatía podía generarles?

Contenido oculto

Monpoke Zireael

 

Fujiwara no Riku

Es una reunión delicada; estoy nervioso. Conocerlos... vaya, es difícil para mi

Era solo una suposición. De sus nervios al presentarse y a la vez aparentar... Ser tan cercano.

Cómo si, por alguna razón, las personas a la cual tuviera en frente (o pudiera a ver tenido) fuera algo que ha estado deseando. Pero un acercamiento que lleva mucho tiempo tarde...

Vamos Riku, dime lo que yo ya veo. Este hombre es una mentira, es un shinobi en un disfraz.

Negué en silencio y decidí ir directo a responderle, respondiendo sin quitar le miras de aquel rostro. "No hay engaño en su apariencia". Pensé unos instantes en mis siguientes palabras. "Debo suponer... Que es alguien que no es posible que este aqui, ¿Verdad?".

Podía imaginarlo, creerlo sin tanta dificulta porque no llega a significar demaciado para mí. Para otros este llegaría a ser un tema mucho más pesado.

Se a quitado la máscara, y la verdad se esconde a unos segundos hasta que la revele. La naturaleza de las respuestas por la cual venimos parece podría dar un giro.

 

Yuzuki Minami
Todaiji

No creía estar en verdaderas condiciones para estar aquí presente, las palabras de Hannya sobre su nerviosismo me resultaron extrañas, pero no logré darles forma en realidad. Su voz sonaba honesta, como si nos conociéramos de hace tiempo, como si fuéramos viejos amigos, era algo en lo que no podíamos confiar y a la vez era imposible de ignorar.

Mi voz hizo eco, Hannya accedió a dar más información y Kirara lo detuvo diciéndole que se quitara la máscara. Por alguna razón pensé en Kohaku, en su propia máscara, y de repente pensé que desprenderse de ella posiblemente no fuese tan sencillo como uno podría estimar, al mismo Ko le había costado descubrirse el rostro, le había costado, tiempo, emociones y quién sabe qué más. Fue una dosis de empatía que no pedí y traté de ignorarla, pues Kirara tenía un punto.

La máscara abandonó su rostro, la misma sensación de familiaridad que cuando vi el disfraz de Murai me bañó el cuerpo y ahora me tensó, junto a la voz de Kirara. ¿Era su cara de verdad? No entendía nada, llevaba sin entender nada desde que apareció Murai, dijo que me dejaran una llave y todo perdió forma. Nada tenía sentido en mi cabeza cansada y aturdida.

Su mirada se parecía a la de Takeda, pero algo en sus rasgos recordaba a Jiin y la cicatriz del rostro me hizo pensar en Takano. Si este era el verdadero rostro de Hannya, ¿lo habían enviado apelando a nuestra simpatía? ¿Esperando que acudiéramos Takeda... Takano o yo? Tal vez los tres, ¿pero quiénes eran estas personas? ¿Quién era Hannya?

Trampa o no mi agotamiento hizo que la empatía siguiera apuntando en direcciones extrañas, pensé en sus manos temblando, en la ausencia de la máscara y las personas a las que me recordaba, también en su forma de hablarnos. Algo en eso cortaba demasiado la distancia entre nosotros, habían un hilo que nos conectaba, pero no debería ser así.

—Te enviaron a ti, ¿por qué?

¿Importaba? De repente sentí que sí, aunque puede que no fuese el caso.

 

Capítulo I

カンケツ
Kanketsu
La verdadera simpleza es generalmente obtenida a través de un proceso complejo​

Toidaji
[Yuzuki; Kirara; Riku]
[Yamagata; Takano; Fuyu; Shinko; Inukawa; Hashimoto]

Kirara observó cómo Riku negaba, seguía incrédula; pero su voz confirmó que aquella persona era real —Es imposible que siga con vida...—dijo hacia Riku. La mirada de Kirara se notaba confundida; pero estaba manteniendo sus emociones tranquilas, sabía que estaba allí representando a una causa no a ella misma. Pensar como un conjunto, debía hablar por todos los que no estaban allí. Sería más lista, y por ello esperó.

Fue entonces que Yuzuki habló.

—¿Me enviaron? —negó Hannya — Mi alumno entregó el mensaje que le he pedido. Decidí hacerlo de esa manera, inconcluso, críptico. Necesitaba algo para atraer su atención; pero esta reunión no es obra de Murai, él ya cumplió su misión. Formó el clan de los cuatro rombos; liberó al clan Taira del Imperio... lo que sigue después de eso ya no está en sus manos —dejó caer la máscara y llevó una de sus manos a su pecho —Está en las mías... y en las de ustedes, si es que deciden aceptar la alianza.

Kirara dio un paso adelante; algo que sirvió para frenar las palabras de Hannya y para dar a entender que era su turno para hablar. Nuevamente se imponía físicamente, demostrando que no tenía miedo a actuar si lo veía necesario.

—Eres hábil orador, de voz calma y de palabras suaves, un líder carismático de eso estoy segura. Sabes perfectamente cómo responder sin realmente hacerlo —negó— No quiero que me vendas ideas de alianzas con clanes a los que juré matar. Dices ser el que está manejando esta reunión y yo aun sigo sin creer que Murai no esté manipulando esto de algún modo. Habla. Dime quién eres, ¿A quién pertenece tu voz? —miró a Yuzuki para después volver a Hannya —Y responde el por qué estás tú aquí.

Kirara no quería que la convenciera con sólo palabras de la nula participación de Murai en aquel evento. Quería ahondar más, quería entender al mensajero antes de entender el mensaje; algo en lo que coincidía con Riku y Yuzuki.

Ya nadie los manipularía.

Habían crecido con el dolor de la pérdida, del engaño y la traición; la confianza se ganaba con acciones. Y por ello los tres estaban tan dubitativos, desconfiados... sabían que ninguna palabra dicha podría darles confianza. Sabían perfectamente el desenlace de aquella reunión y aun así habían acudido a ella. ¿Qué más podían perder? Ya habían perdido suficiente... pero se mantenían de pie, porque también habían ganado fuerza. Una que no deseaban pero debían tener para permanecer vivos y cuerdos.

Hannya también lo sabía; pero él buscaba más que una simple alianza, sus manos aun excitadas temblaban, delatando su corazón alterado; algo que había prevenido a los tres presentes a tomar acciones drásticas si era necesario.

—Yo... quería ver a Takeda.

Nuevamente dijo algo que ya sabían; era algo que ya había dicho ¿Buscaba desviarse nuevamente del tema?

—¿Querías ver a Takeda porque creías que sería más sencillo convencerlo a él?— le recriminó Kirara.

—No, yo...

—Me alegra haber tomado la iniciativa de venir a esta reunión —Kirara interrumpió a Hannya quién parecía no querer entrar en peleas verbales, dando un ligero paso hacia atrás — Sabes que Takeda haría lo que fuera por ti — le señaló con fuerza — ¿En verdad pensabas usar a tu hermano de esa manera? Me das asco... —le dio la espalda para después mirar a Yuzuki y Riku.

—No creí que esto fuera posible; pero los ojos y la habilidad de Riku no mienten. Este es Noishi; hermano mayor de Takeda. Un hermano que a pesar de haber sobrevivido a la masacre decidió mantenerse alejado de su hermano durante todos estos largos inviernos; dejándole el peso que a él le correspondía...

Noishi cayó de rodillas. Avergonzado.

Kirara quería recriminarle mucho más... su alianza con Murai le dejaba en claro que sabía de la caza hacia los Fujiwara... y Noishi no intervino. Riku también ya podía entrelazar esos pensamientos por igual, ese era el nivel de compaginación que tenía con las acciones de Kirara.

—No podemos aceptar una alianza con alguien tan cobarde —Kirara hablaba desde su odio a sí misma; recordando cómo su fuerza de voluntad destruida había obligado a Shinko a tomar el liderazgo de los Fujiwara aunque sea brevemente. —Decidiste aliarte con Murai, defenderlo a él y a los suyos en lugar de buscar a tu hermano —miró a Yuzuki y Riku, su mirada temblaba; su voz era firme pero dentro de ella algo no le permitía poder mirar a los ojos de Noishi y decirle que se fuera de allí.

Era apenas un tiempo desde que los Minamoto se hicieron notorios nuevamente; muchos creían que Takeda había muerto. Pero Kirara no podía creer que Murai no supiera de las acciones de Obata, no había manera.

¿Estaría juzgando a Noishi severamente?

Riku no conocía de la historia de los Minamoto a profundidad, tal vez nadie realmente. Pero Yuzuki había ahondado lo suficiente, su interés por aquellos a los que consideraba cercanos la había hecho conocedora de más de una historia. Tenía conocimiento sobre la vida de Takeda más que cualquiera en el clan; era la mayor defensa de Takeda, más poderosa que cualquier yoroi. Riku tenía el mismo poder del lado Fujiwara; no era un simple sirviente del clan al que servía.

Tal vez aquella selección de personas no había sido arbitraria. Kirara cómo líder de un clan; y Yuzuki y Riku como los mayores defensores de sus respectivos clanes, sus pilares más fuertes; armas filosas que tal vez podrían cambiar algo en aquella reunión. Los únicos que conocían el alma de sus líderes.

Yuzuki comenzó a recordar la voz de Kato.

"Estaba comprometida con Sogo Minamoto, y él regresó a Kamakura un día con su primogénito en brazos; esto hizo que Aoi se sintiera ofendida y desesperanzada, al parecer trató de usar el tanto tratando de realizar seppuku; fue incapaz y tomó sus propios venenos..."​

Riku también recordaba las acciones de Kirara; el cómo había sido ella quien le había devuelto un haori a Takeda, uno con el mon de su familia... pero jamás le había preguntado cómo lo había obtenido. Fue un simple recuerdo, algo que revoloteó en su memoria.

Eran recuerdos que evidenciaban su atención a los detalles, su lealtad de espíritu hacia sus líderes; su verdadero espíritu.

Contenido oculto: ¿Qué es este capítulo?

Monpoke Zireael

Sus personajes han entrado al capítulo Kanketsu.

Este es un capítulo especial; es una búsqueda que se ha colocado a sus personajes de manera secreta. Y es de cada personaje saber en este capítulo si han logrado, están a punto de lograr o no lograron ese objetivo secreto.

En este capítulo yo ayudaré a sus personajes con toda la información que han conseguido por sus relaciones. Ustedes no deben preocuparse en lo más mínimo de "descubrir" lo que deben decir sus personajes (si lo dicen ustedes qué mejor!).

Este es un punto clave dónde sus personajes descubren algo importante. No precisamente con respecto a la trama, sino a ustedes como personajes.

 

Yuzuki Minami
Todaiji

Los intercambios de Riku y Kirara no tenían sentido alguno para mí, no podía entender quién era esta persona, por qué debía estar muerta y por qué se parecía a las personas que yo reconocía, por qué veía en él a Takeda y a otros, por qué estaba aquí. La respuesta de Hannya tampoco me aclaró nada, todo seguía siendo tan confuso como antes y fruncí el ceño sin darme cuenta, una manía aprendida de Takano.

¿Por qué daba la sensación de que no respondía nada en realidad?

Kirara interrumpió, su cuerpo avanzó, detuvo las palabras ajenas y dijo lo que a mí me había cruzado por la cabeza. Nadie podía convencernos en realidad de que Murai no movía esto, mucho menos de aceptar una supuesta alianza con este montón de palabras sin contenido; llevábamos demasiado tiempo atorados en un torbellino de miedo, traición y faltas. No queríamos repetir la historia, estábamos cansados de perder a los nuestros y partes de nosotros mismos.

Insistió en que quería ver a Takeda y algo muy parecido a la furia que me movía antes de los eventos de Kioto me rebotó en el pecho, impaciente, pero mi cuerpo seguía sin acompasarse a la energía que antes poseía. Lo escuché, respiré con algo de fuerza y guardé silencio, dejé a Kirara y seguí escuchando. Escuché y escuché, sin poder unir hilos hasta que se me fueron brindados y cuando ella se refirió a Hannya como el hermano de Takeda lo miré como si fuese un yurei.

Entonces dejé de oír.

Noishi.​

Hermano mayor de Takeda.​

—En Kioto... la sangre de uno de tus hermanos seguía sobre el tatami del Katsura, la de Shigeari, la dejaron allí para fracturarlo a él, a tu hermano menor. Takeda pidió tu habitación, la sala de música —dije acercándome a Hannya, a Noishi, mirándolo desde arriba y en la voz se me coló algo parecido al resentimiento—. Los Harima nacieron para sustituirlos a ustedes. Uno por cada Minamoto, el destino de Jiin estaba unido al tuyo, por eso te pareces a él. A ambos, Jiin y Takeda, te pareces a mi familia.

Comprimí incluso más que antes los gestos, superada de repente por una mezcla de frustración, ira y decepción. Recordé la katana de Aoi, la que había tomado en los bosques durante el ascenso a Kamakura, recordé las palabras de Kato y entonces, de alguna forma, también me recordé a mí misma. Por unos momentos fui capaz de volver a ser la Yuzuki de entonces, la que poseía ambas manos y tantísima fuerza.

—Aoi Harima acabó con su propia vida en cuanto Sogo volvió a Kamakura con su primogénito en brazos. Anoche supe que este mundo es rocío, y desperté —recité el jisei no ku de la katana de memoria, con la voz de Kato rebotando en mis recuerdos—. Tu hermano perdió un brazo, perdió personas, se perdió a sí mismo, ¿y te presentas ante nosotros ahora diciendo que esperabas verlo a él? Debías ser tú quien lo cuidara, quien tomara el peso sobre sus hombros, que lo aliviara... Tuve que hacerlo yo. Lo hice yo porque nadie más pudo, ¿y tú seguías con vida?

Una parte de mí deseó dejarle ir un golpe, quise hacerlo, pero yo misma había dejado atrás a mis hermanas en un intento por protegerlas y mantenerlas alejadas del fuego de la guerra. Había una línea muy fina que separaba mis acciones de las Noishi, porque aunque quizás mis hermanas y mi madre podrían darme por muerta, aunque mamá me veía junto a los Harima, jamás sería lo mismo que haberme visto junto a alguien como Murai.

Kato no debía morir en Kamakura cuando lo acorralamos.

¿Por qué Noishi se había mantenido con estas personas?​

—Querías ver a Takeda —repetí sus palabras, brusca—. Yo soy parte de él y vas a tener que conformarte con ello. ¿Qué quieres de mi hermano? No me hables de alianzas ni des vueltas, no pruebes nuestra paciencia. Poseemos muy poca como para desperdiciarla incluso si eres un Minamoto de sangre.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Nara: casa de Hidetoshi

Ni la cara de aquel joven ni su cuerpo habían sobrevivido al paso del tiempo. "El paso del tiempo es morir lentamente", pensó. Sin más, se desplomó sobre el suelo en un acto ritual, frente al piso, en reverencia a su señor, que había tenido mejores días.

—Mi señor—dijo serenamente, cuando su frente aún besaba la superficie.

Se erigió nuevamente tras un largo y silencioso minuto. Evitaría las excusas de su prolongada ausencia, el camino que había seguido fue algo inevitable en cierta medida, pero hubo decisiones que él también tomó, que lo desviaron de su compromiso para con el clan.

—El hombre que vino conmigo, Gonsake, es de confianza. Me ha ayudado, odia a los Taira, y es el hermano de Togashi—cerró los ojos—, mi señor, dame una misión o una tarea. He de cumplirla de inmediato.

Quizás el camino del guerrero se había terminado, y volvería el camino de la retórica y el arte de la palabra. Quizás no.

 

Fujiwara no Riku

Negué. Pero guarde silencio en una corta reflexión, escuchando palabras de Kirara y de Yuzuki.

"Te vez patético". Insulte a su figura arrodilada, dominada por emociones que quizás podría llegaer a comprender. Pero, solo porque haya compresión, no significa que deba ver simpatía.

"Quiero creer en las segundas oportunidades, pero no darla simplemente, debe ganarse. Y tampoco voy a decir que cada persona con la cual me cruye se lo merezca. No soy tan bueno". Fui lento en cada palabra, claro, intentando de taladrar en su cabeza.

"¿Vas a hablar? Debes hacerlo. Y no es que en este momento nos importe lo que tengas para decir, créeme, si vas a hablar lo vas a tener que hacer por tu propio beneficio. Eso, suponiendo, que de verdad tengas algún remordimiento por las decisiones que has tomado".

"¿A cuantos más has abandonado? ¿O dirás no lo has dejado en todo es este tiempo?".

"No puedo estar juzgandote de otra manera que un traidor". Suspiré. "Hacia tu familia y aliados, te aliaste con el enemigo. Supongo puedes imaginarte el final de este camino...". intente sonar en amenaza, pero no afianse mís palabras con ningún gesto que comprometa alguna acción inmediata. "Así debes decidir. Podemos ser nosotros o puede ser Takeda quien decida tomar acción...". Ahora mismo, de los tiempos, no es el mejor momento para presentarse él. No con como se haya herido. " O, si realmente te importa lo que ha llevado tus acciones, puedes hacerlo por ti mismo".

 

Habitación personal/Takeda
[Takeda; Tsubaki; Hideyoshi]

—Confianza... — mencionó Takeda con mirada melancólica pero firme. Aquel hombre estaba herido, era evidente; pero no mostraba un espíritu por completo roto. Era cansancio, decepción — La confianza, la lealtad, el compañerismo. Todo se sostiene de la misma manera que una gota de agua sobre un pétalo. Se desliza fácilmente porque está en su naturaleza fluir y no aferrarse a algo que la retiene. Tengo sólo gotas de agua... cuando necesitaba espinas. Fui la flor cuando debí haber sido el tallo.

Takeda había cambiado, su tristeza ahora era expresada con enojo sin perder su delicadeza de voz.

— El camino fácil es tentador —afirmó — Todo se desvanece cuando hay otras opciones más sencillas... ¿De qué me sirven hombres que odien al clan Taira cuando este ya no existe? ¿De qué me sirve un hombre que jura lealtad si no se mantiene a mi lado? ¿Dónde estuviste cuando Yuzu y yo enfrentamos Kioto? — le recriminó — ¿Acaso me traicionarás como también lo ha hecho Kuroki?

—Mi señor; tal vez sea mejor...—El hombre a un lado de Takeda le aconsejaba calma.

—La guerra ha iniciado —interrumpió Takeda a Tsubaki — Estoy aquí esperando el resultado de la última negociación que haremos antes de marchar al conflicto. ¿Quieres una misión? Será prestarnos tu fuerza en la última batalla.

Contenido oculto

John Whitelocke

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Toidaji
[Yuzuki; Kirara; Riku]
[Yamagata; Takano; Fuyu; Shinko; Inukawa; Hashimoto]

Noishi se mantuvo allí, siendo azotado por las palabras de Yuzuki, una tras otra. Lo entendía perfectamente, sabía que esta decisión no sería fácil.

—Fue Murai quién me dijo que esta idea era ridícula. Que no funcionaría... así cómo ustedes también lo dicen. Las enemistades se aferran con raíz, es parte de la naturaleza; sólo lo Divino no guarda rencor, sólo lo omnipresente sabe ver la verdad detrás de los sentimientos. Y por ello entiendo su postura. Entiendo cada palabra de odio y la recibo porque creo merecerlas —levantó la mirada, desafiante —En cierta medida.

Noishi se levantó, volviendo a recuperar su postura a pesar de que sus manos seguían temblando —Las semillas vienen del mismo árbol pero el viento las separa al caer; los futuros frutos crecerán distintos, pero la semilla no culpa al viento del sitio dónde fue sembrada; crece en la tierra dónde cayó, y toma lo mejor de ella. La vida está llena de estos eventos, y uno siempre creerá que su lado es el correcto, el justo —sonrió — Agradezco tu fuerza, señorita Minami — hizo una reverencia ante Yuzuki — Cuidaste de mi hermano...

El recuerdo de la masacre de su clan en Kioto volvía a su mente...

—Lo abrazaste cuando yo no podía... —se irguió nuevamente

La duda es un veneno que desintegra, una espina que irrita, una espada que mata...​

—Takeda jamás debió haberse levantado, debió haber permanecido en el anonimato, alejado de todo este caos. Lo hizo a voz del viejo Obata, un hombre honorable en cada fibra de su ser, pragmático y severo; y siguió adelante por las enseñanzas de Hiro, el hombre que le demostraría el camino del guerrero, un camino que Takeda jamás quiso. Tanto Obata como Hiro lo hicieron levantarse y desatar una guerra que aun no debía explotar. Pero ninguno de los dos actuó con malicia, actuaron con honor.

Noishi mostraba respeto a ambas figuras; era de esperarse ya que también había crecido al cuidado de Obata y conocía de las hazañas de Hiro Sugita.

—Le hicieron creer a Takeda que debía redimir a nuestro padre cuando ya no había nada que hacer, el decidió sobre la voluntad de un Emperador dominante, un Emperador que estaba bien con un clan Taira descuidado, no quería que mi padre levantara nuevamente el espíritu de lucha de Sakurai, un hombre dedicado de corazón a sus mujeres e hijas. No hay camino sencillo a nuestros odios... —dijo hacia Riku — Takeda propaga benevolencia; pero avanza por una venganza ciega —miró a cada uno de los presentes y habló nuevamente antes de ser interrumpido —No conoce el gobierno que quieren tomar. Ha crecido en una mentira al creer que por ser Minamoto tiene derecho al Imperio; no lo tiene, está llevando a cabo una revolución por odio a quienes destruyeron a su familia. Un odio oculto tras la palabra justicia...

Eran palabras con las que ya habían recriminado antes a Takeda; y a pesar de que él fuera sincero, jamás ha sabido responder a aquella interrogante. ¿Qué haría cuando recuperara Japón? Una duda que recientemente habló con Yuzuki.

—Pero no los culpo; crecieron en violencia... y sólo saben responder de esa manera —Su voz era serena; pero el peso de esas palabras se sintió como un ataque. Uno a Takeda; a los Harima; Minami; Fujiwara... —Los Taira crecieron en esa misma violencia; la diferencia es que ellos no pudieron escapar de su captor. El Imperio los sometió y usó al clan para esparcir terror en Japón. Nadie culpaba jamás al Imperio... todos culpaban al clan Taira. Así cómo todos juzgan a Takeda; porque nadie creyó que ese pequeño niño se levantaría en contra del clan que le hizo tanto daño. El cruel y despiadado clan Taira... con Shino Taira a su mando, una mujer a la que han usado y silenciado constantemente.

Miró a Yuzuki —Yo conocí a ese niño que seguramente sólo tú conoces; el niño al que le gustaba la música y aborrecía el combate. El niño que cantaba, escribía y pintaba en el palacio Katsura. El niño que tanto odió mi padre al ser delicado y parecerse a Hana; el niño que lloró todos los días cuando ella desapareció. Yo protegí a ese niño, hasta que una flecha se interpuso entre nosotros...

Habló con dolor y verdad. Fue la guerra la que los separó.

—Podrás recriminarme mi ausencia en su vida; pero yo sé que mis acciones aunque fueron erradas, fueron pensadas con todo el amor que le tengo. Y vine hoy aquí porque he entendido que ese niño ya no está mas, subestimé su carácter. Jamás creí que buscaría pelear; hoy estoy aquí para decirle que no es su responsabilidad, es la mía. Porque no soy sólo un Minamoto; yo soy el fruto de ambas familias. Hijo de Sogo Minamoto y Mika Sugihara. La mujer a la que mató Kato Harima en retribución a la muerte de Aoi Minamoto. Eso me convierte en medio hermano de Takeda; y también de Tomoe.

Noishi se sinceraba mientras Kirara parecía estar cada vez más tensa.

—Yo crecí con honor y respeto hasta que un flecha en el corazón de mi padre me enseñó de venganza y traición — dijo con sentimiento — Vi morir a mi padre; para después tomar la vida del padre de mi hermana al ver que este se acercaba a mis hermanos... —sus manos temblaron con vehemencia —Pero Sakurai ya había soltado su katana, corría con brazos extendidos para protegerlos y yo tomé su vida por miedo mientras las flechas caían a mi alrededor —negó — Yo en esos días creía que ya era un hombre; pero era un niño que sabía matar... y lo hice por mera reacción, lo hice sin pensar un momento en lo que hacía. Y cuando reaccioné, pedí a Shigeari que sacara a Takeda de allí; lo hizo mientras yo detenía lo que fuera necesario para dejarlos escapar...Esa flecha, disparada por Akishino pero incitada por Gendo Mori... toda esa sangre se pudo haber evitado...

Nosishi se mantuvo en silencio unos momentos, no miró al suelo, mantenía la mirada alta.

—No busqué a Takeda porque no quería que él se involucrara; pero me equivoqué, Murai me lo dijo y yo no quise creerle...

Contenido oculto

—El tiempo que pasé en Kamakura me enseñó que el pequeño niño de Hiro no se va a detener; mi hermano creó una fuerza imparable, una fuerza que busca tomar lo que él cree le pertenece por justicia. Pero no sabe tomarla en sus manos; pasó mi interrogatorio al instante a manos de Kenzaburo. Takeda tiene fuerza física pero no mental; evadió las preguntas importantes por respuestas a interrogantes absurdas en el gran contexto de las cosas.

Murai sonrió al ver cómo Noishi se tranquilizaba, pensaba que Takeda no avanzaría demasiado con la idea de atacar al clan Taira, tal vez se resguardaría en Kamakura como lo había estado haciendo Kato Harima.

—No, Noishi; no te relajes. Takeda ha tenido suerte... —dijo sin borrar su sonrisa — El discípulo de Kozaemon le dará la fuerza necesaria; no pude convencerlo de traicionar a Takeda, ni un poco —negó con su orgullo herido — Si camina junto a ese tipo de lealtades... seguirá estorbando en nuestros planes. Y te obligará a enfrentarlo en algún momento. Así como ese tal Riku con los Fujiwara... tanto Kirara como Takeda han tenido la fortuna de encontrar a hombres tan leales... —miró a Noishi — En Kamakura pude haber terminado con todo; pero Kenzaburo lo impidió; sé que Takeda no se mantendrá alejado de la guerra, su seguridad ya no está asegurada.

—En verdad la lealtad es el arma más poderosa

Murai afirmó ante Noishi —Porque la lealtad va más allá de una persona cuidando y obedeciendo a alguien que cree está en lo correcto. Para tener verdadera lealtad se debe de tener amor —dijo con algo de vergüenza — Si tu amas a alguien, no vas a querer verlo sufrir. Así que cuando ya no hay amor... ya no hay lealtad; o simplemente nunca hubo dicho amor... ni siquiera cariño. Por ello la traición se paga con traición; el odio con odio... —sonrió — Pero el amor... el amor se paga con tantas cosas; incluso con la vida misma.

Noishi miró a Yuzuki y Riku; su lealtad había levantado ambos clanes.

—Ni los Taira ni los Minamoto podrán en contra del Imperio solos; pero si nos unimos podremos derrotarlos. Si no nos aliamos, ambos marcharemos a una muerte segura.

—Murai es un criminal peligroso en el que no podemos confiar, eso es lo que tú no estás entendiendo. Pero si sacas a Murai de esta decisión; podremos considerar aliarnos a ustedes por sus conocimientos sobre el gobierno — alegó Kirara con calma; en verdad se estaba conteniendo.

—Murai no es justo. Él mismo lo sabe, conoce sus crímenes pero no piensa pagar por ellos, al menos no aun. Eso es maldad a sus ojos; para el es supervivencia. No es correcto; pero es una verdad, su verdad. Para mí, Murai fue quién me rescató del ataque en Kioto, para mí será un héroe pero sé que para ustedes es un criminal. Ambas premisas son correctas y verdaderas. Lo mismo sucede con Kato, él también es un traidor, él también nos abandonó en Kioto. Kato es el asesino de mi madre, el asesino del mejor amigo de Murai, Kozaemon; un hombre honorable. Todos aquí somos iguales, honorables o despreciables. Nadie aquí está libre de culpa — dijo hacia Riku — Así que si desean apelar por mi vida o la de Murai terminando la guerra podrán intentarlo; cómo también nosotros tendremos el derecho de encargarnos de Kato y pelear por nuestra supervivencia. Todos pelearemos por lo que creemos correcto; pero ahora... nos necesitamos unos a los otros.

Estiró sus brazos sin cerrar sus ojos; estaba listo para aceptar un ataque pero se defendería hasta su última instancia. Tal vez era algo muy marcado en los Sugita, el pelear constantemente para permanecer con vida; algo que adoptó de Murai, mostrando la cercanía a sus enseñanzas.

—Siempre vamos a atacar a aquel que creemos que es el responsable de nuestras injusticias; pero lo que debemos atacar es a la institución que permite dichas injusticias. Ustedes no son las únicas víctimas... nosotros también tenemos tumbas en las cuales llorar por sus acciones.

Kirara posó su mano en el mango de su katana mientras Noishi tensaba su cuerpo.

—¿Quieres que a cambio de esta alianza tome mi vida o la de Murai? Ese es un pensamiento sesgado —Noishi no era como Takeda; era firme, no se dejaba pisotear. Pero tampoco era como Murai, no hablaba simplemente para herir o manipular. Su manos seguían temblando pero su mirada seguía firme y sus músculos preparados, una gran sensibilidad a las emociones como Takeda pero en un cuerpo que se niega a rendirse como Murai — la negativa por orgullo nos llevará a todos a nuestra muerte. Y en el Jigoku estaremos en el mismo eslabón; porque todos aquí somos asesinos, traidores a ojos ajenos... escoria... pero al menos podríamos defendernos con inteligencia al saber que no dejaremos más que el verdadero problema siga con vida, mirando cómo nos matamos unos a los otros

Kirara observó a Noishi... sus manos también comenzaban a temblar. Noishi miraba a los presentes; quería sonreír pero no quería dar la impresión equivocada. No quería parecer altivo con sus palabras; pero quería sonreír al ver que esas tres personas frente a él respondían por su hermano.

"Aquel que te da la razón de inmediato sin cuestionar nada, es débil y de poca confianza para servir como consejero y representante de tu señor..."

Las palabras de Sakurai resonaron en su memoria.

Contenido oculto: Kanketsu

No le hagan caso a esto por el momento, son notas para mí.

Monpoke

• Lealtad: Apreciar sinceramente a su señor; el menos útil es aquel que tiene sabiduría y capacidad sin poseer lealtad.

Zireael

• Lealtad: Apreciar sinceramente a su señor; el menos útil es aquel que tiene sabiduría y capacidad sin poseer lealtad.

Sus personajes han entrado al capítulo Kanketsu.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Nara: casa de Hidetoshi

"¿Dónde estuve?", se preguntaba tras lo recriminado por su señor. Mientras Takeda espetaba su frustración contra el diplomático Soga no Hideyoshi, éste entendía lo que se sentía ser juzgado por sus decisiones en medio de una crisis que se llevaba puesto al mundo, al mundo que ellos conocían.

—Estuve... todo este tiempo desde el desastre ocurrido con el clan Miura en Ibaraki... yo he estado salvando mi ātman desde entonces—carraspeaba, se lo notaba tenso, nervioso—. Si hubiese regresado antes, mi señor, me hubieses hallado irreconocible, acabado, destruido y sin juicio alguno. Ahora estoy de vuelta, aunque sea tarde.

"Pero, ¿era tarde?", se preguntaba. A medida que el jefe del clan hablaba, se sentía más avergonzado, hasta que algo lo sacudió.

"Kuroki... nos traicionó... ¿ese chico irreverente pero leal?", estaba totalmente incrédulo.

—Si así es como debe ser, así será, mi señor shogún—y tras referirse a él como shogun, volvió a besar el suelo con su frente—. El camino del bushido... entonces será.

Volvió a levantarse, no quería olvidar algo que era necesario aclarar, en caso de malos entendidos.

—Mi señor... en el caso de que la batalla o los conflictos venideros me pongan cara a cara con el traidor de Kuroki... ¿tengo el permiso para tomar su vida, o se lo dejo a usted?

Las grietas de su piel alrededor de sus ojos hacían evidente la edad de Hideyoshi, que ya llegaba a los cuarenta años. También hacían evidente su absoluto desprecio.

 

Habitación personal/Takeda
[Takeda; Tsubaki; Hideyoshi]

Takeda escuchó a Hideyoshi y llevó su mano a su rostro tallándolo sin saber realmente por qué lo hacía; pues era un cúmulo de emociones que no sabía como contener o expresar.

—No hay camino... — dijo en voz baja pero pudo ser escuchado por ambos, tanto Hideyoshi como Tsubaki.

—Creí que el camino del guerrero era el camino correcto; una senda perfecta, incorruptible. Guiada por el honor y el deber... si yo siguiera esa ruta consideraría tu abandono como traición. ¿Pero cómo voy a considerar traición el querer salvar a los tuyos? No es correcto, no es humano —miró hacia el techo, esquivando las miradas. Por un momento pensó en decirle a Hideyoshi que podía irse si así lo quería; que no lo perseguiría como un traidor; prefería eso a sufrir otra traición. Pero las últimas palabras de Hideyoshi hicieron que bajara nuevamente la mirada, esta vez directamente hacia la de Hideyoshi.

—Toma su vida... sin miramiento alguno. Así cómo él no se contuvo al pensar en cortar la mano de Yuzuki, así cómo él no se detuvo a pensar en su traición hacia mí cuando me juró lealtad para después reverenciar a Gendo Mori —Había rabia en esa mirada —¿Qué puedo hacer yo ahora, Hideyoshi? Sólo soy una figura que no puede sostener un arma por demasiado tiempo; me he vuelto lento, débil en cuerpo. Pero por cada parte que me arrancan; me hacen volver a la realidad. Las palabras son vagas, absurdas. Imponernos es lo que nos hará más fuertes que el enemigo y sin este estorbándonos podremos decidir nuestro verdadero camino.

Tsubaki miró directamente hacia Takeda — ¿No importa el resultado de la audiencia que se está llevando a cabo?

—No afectará en mi decisión.No podemos esperar más... entre más lo hacemos, más aliados perdemos. Si hoy ganamos más aliados o más enemigos ya no importa. Ser prudente es una pérdida de tiempo.

Contenido oculto

John Whitelocke

 

Yuzuki Minami
Todaiji

Recibió mis palabras, lo hizo, pero no se dobló y algo en esa suerte de resistencia me envió señales mezcladas. Había perdido una mano por no guardar silencio, por no doblarme, eso hablaba de la fuerza de mi carácter y también se había vuelto en mi contra. Me habían arrancado los colmillos de las encías y por ello entendía que resistir nos acercaba y nos alejaba de la muerte. Sus palabras, de todas formas, también me hicieron algo que quizás ya había comprendido.

Que Takeda avanzaba por ciega venganza.

Y yo le había pedido que cobrara mi sangre.​

Estábamos ciegos.

—¿Vamos a juzgar a Takeda por algo que todos habríamos hecho? ¿Por algo que hacemos una y otra vez? —cuestioné ya con la furia apagada de nuevo—. Esta lucha dejó de tener sentido hace mucho... ¿Y si nunca lo tuvo? Es demasiado tarde, estamos empapados de sangre, nacimos de esta manera y ya lo has dicho, no conocemos otra forma de vivir. El mundo jamás habría dejado que Takeda fuese el niño que podía ser. Ya no está más.

Había repetido sus palabras de nuevo, esta vez con pesar, con dolor. Sentí que de hecho se me quisieron atorar en la garganta y tuve que pasar saliva para impedir que los ojos se me cristalizaran; solo entonces pensé que realmente las emociones eran un obstáculo, que ahora me estorbaban y me impedían pensar. Estaba asustada, adolorida y confundida.

No podía pensar.

Pero estaba aquí porque Takeda era mi familia.​

—¡Nadie ha dicho que tengamos razón en nuestra manera de hacer las cosas! —escupí de repente, al límite de mis capacidades, y lo único que me detuvo de tomar un arma fue ser consciente de mi mano faltante—. Kato podría estar muerto ahora mismo, podría haberle abierto el cuello, porque lo merece como tantos otros de nosotros... pero era útil, se empeña en serlo y por eso sigue vivo. ¿Podríamos intentar matarte? Claro, pero sigues siendo hermano de Takeda y seguimos determinando tu utilidad.

Di un paso, apenas lo suficiente para interponer el cuerpo entre Noishi y Kirara. Fue un acto que no pensé en realidad, una respuesta a la mano en la katana y la tensión en el cuerpo ajeno.

—Es ingenuo de tu parte haber pensado que el niño delicado no se alzaría luego de lo que pasó. El carácter de las personas posee sus límites, el de Takeda, el de los Fujiwara, el de las Minami y el de ustedes —retomé sin saber muy bien a dónde planeaba llegar yo misma—. Ya no hay justicia que valga. Murai fue quien ordenó que se me dejara la llave que me permitió salir de las mazmorras para llegar a Takeda, ¿demuestra eso su utilidad? Tal vez, pero eso no borra todo lo que ha sido como un solo acto de bondad no borra lo que nosotros hemos hecho. Por eso cada uno morirá cuando deba hacerlo, ¿pero cuándo será eso? ¿Volveremos a matarnos entre nosotros luego de haber logrado alzarnos contra el Imperio? ¿Podremos hacerlo siquiera? ¿Fingiremos que nada pasó? ¿Daremos el asunto por finalizado y ejecutaremos a quiénes nos plazca? Acabaremos todos muertos igual. Todos hemos sido criminales llegados a este punto, ¿qué derecho poseemos en realidad sobre esta nación? Ni uno solo.