Ciencia ficción La Gran Catástrofe IV Los Últimos Viajeros

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 1 Enero 2020.

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    Agus estresado

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    Escritor
    Título:
    La Gran Catástrofe IV Los Últimos Viajeros
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    5467
    Hola a todos. Finalmente, tras meses de pausa, llegó el momento de publicar la (quizá no tan) esperada parte IV de LGC. Quiero agradecer a Resistance y Poikachum por haber seguido la historia, desde sus inicios hasta el final, y también quiero aprovechar esta oportunidad para invitar a otros usuarios que no hayan conocido o leído las otras tres partes anteriores para ver si tengo la chance de hacerlos entrar en este universo. Sé que la posibilidad es poca, dado a que son tres partes, pero intentar nunca mató a nadie.

    Les dejo a continuación los enlaces a las tres partes anteriores.

    Parte I

    Parte II

    Parte III

    También, quiero dejar unas cosas para a aquellos que han leído las tres partes anteriores, y aviso a todos aquellos que no las hayan leído que puede contener spoilers.

    La cronología de la historia actualizada hasta el último capítulo de la parte III

    La guía de personajes que están vivos y muertos

    Lo diré desde el inicio. Esta parte, a diferencia de las tres anteriores, tendrá a los personajes de Zenith como protagonistas durante la mayor parte del tiempo. Sé que en la parte III ya pasó algo parecido, pero eso comenzó en el final de la parte. Pues bien, en esta, desde el arranque y casi hasta el final de la misma, Black Meteor estará bastante ausente. Seguirán apareciendo, pero el rol protagónico será en su mayoría del Zenith. No se preocupen mucho por esto. Se trata de una parte de la historia donde el Zenith tiene más protagonismo y ya, pero no he olvidado ni descartado a mis otros personajes. Ellos volverán a tener protagonismo en el futuro, solo deben tener paciencia. Elijo decir esto desde ya para que se sepa

    Sin más que decir, creo que simplemente dejaré el capítulo de una vez. Que lo disfruten.


    La Gran Catástrofe IV Los Últimos Viajeros

    El mensaje:

    Habían transcurrido tres meses desde que la guerra entre los garak y los berrod había terminado. La raza de invasores lanzó un ataque a gran escala en contra de Pgarak, el último planeta que estaba bajo el control de los garak. A pesar de sus esfuerzos, perdieron la guerra, y todos ellos fueron cazados hasta la extinción. Lo único que queda de los berrod en el universo es el recuerdo amargo que dejaron tanto a los garak como a los soldados del Zenith que tuvieron que enfrentarse a ellos.

    Magnus y Asmir, líderes de Zenith y los garak respectivamente, acordaron formar una alianza para descubrir las causas de la Gran Catástrofe una vez que la guerra terminara. La alianza se formó, pero hubo varios problemas durante los primeros meses. El satélite que se suponía debía conectar la base del Zenith con el planeta Garak, que recobró su nombre original, no estaba funcionando correctamente. Esos tres meses transcurridos fueron para encargarse de solucionar ese problema. Tratándose de una alianza con una raza de otro planeta a millones de años luz, la comunicación era fundamental, y no podían permitir que presentaran fallas.

    Una vez el problema se solucionó, Magnus insistió a sus soldados para que se animaran a aprender sobre el funcionamiento y reparación de satélites y terminales de comunicación, dado a que les vendría de utilidad que uno de ellos supiera cómo manejarlo. Ace y Agustina fueron los que se ofrecieron para eso, decididos a estudiar y prepararse para manejar esa clase de problemas.

    Hoy en día, los soldados del Zenith, junto a los dos garak que vinieron con ellos después de la guerra, se encontraban en la base, pasando el tiempo y preparándose para continuar con la exploración del espacio exterior. Una vez que Magnus y Asmir pusieran de acuerdo a sus tropas, dividirían el universo en varios sectores y enviarían a varios grupos en dichas direcciones para explorar más a fondo. Siendo varios explorando al mismo tiempo, estaban seguros de que podrían hallar las respuestas antes del transcurso de tres años, tiempo límite para que el Zenith o Black Meteor hallaran las respuestas de lo que causó la catástrofe.

    Thomas y Gwyn, quienes eran pareja desde hace mucho tiempo, se encontraban en la sala de entrenamiento, luchando en contra de Domir y Plamo, los dos garak que se ofrecieron a ir con ellos para ayudarlos en la exploración del espacio. Los dos soldados terrestres luchaban contra los dos soldados garak, era una lucha de parejas, y cada uno de ellos tenía puesta su armadura para que la lucha fuera más pareja de esa forma.

    Thomas avanzó hacia Domir, y le lanzó una patada, acción que el garak fue capaz de interceptar con su antebrazo izquierdo, para luego lanzar un puñetazo con su mano libre. Thomas devolvió su pierna al suelo para resistir el impacto, al mismo tiempo que levantaba su codo para que chocara con el puño de Domir. El choque de golpes no terminó dañando a nadie, por lo que Thomas decidió apresurarse y lanzar un puñetazo con su otra mano. Domir imitó la acción, y entonces, ambos puños chocaron. La mano de los garak es cubierta por un guantelete, mientras que Thomas y el resto de los soldados de la Tierra no utilizan guantes para poder disparar energía durante la batalla. A causa de eso, el impacto le dolió más a Thomas que a Domir. El soldado de la Tierra, apenas sintió el dolor del golpe, reaccionó tomando el brazo de Domir con ambos de sus brazos, para luego inclinar su cuerpo y arrojar a su rival al suelo.

    Plamo, que estaba luchando contra Gwyn, observó a su compañero caer y quiso ir en su ayuda. Thomas lo vio venir, por lo que puso ambos brazos frente a su pecho para cubrirse de un rodillazo de parte de Plamo. El golpe hizo que Thomas retrocediera un par de pasos, pero sin caerse. Gwyn se acercó desde atrás y le pegó una patada en la pierna a Plamo, la cual causó que perdiera un poco el equilibrio y cayera de rodillas al suelo. El soldado Garak no se dejaría derrotar tan fácilmente, por lo que giró su torso con el brazo extendido para golpear a Gwyn, quien se agachó rápidamente para esquivar el ataque y luego darle ella un puñetazo en el rostro, zona no cubierta por la armadura de los garak. Tras ese golpe, lo siguiente que Plamo recibió fue un rodillazo en la cabeza, el cual lo terminó tirando al suelo.

    — ¡Ganamos! — celebró Gwyn, dado a que los soldados acordaron que el equipo ganador sería el que fuera capaz de derribar por completo a los rivales — ¡Lo conseguimos, Thomas! — la chica se acercó para darle un abrazo a su novio — ¡Juntos somos casi invencibles!

    — ¡Lo somos! — Thomas correspondió el abrazo de su novia para luego mirarla fijamente — ¡El progreso en nuestras habilidades de pelea es increíble! ¡Ahora no hay nadie que sea capaz de rivalizar con nosotros mientras luchemos juntos!

    Los dos se dieron un tierno beso mientras que Plamo y Domir se levantaron del suelo mirando la escena con algo de ternura. Si bien, los garak no acostumbraban demostrar afecto en forma pública, entendían que los humanos sí lo hacían, y lo respetaban, incluso les gustaba.

    — No puedo creer que en una ocasión fui capaz de derrotar a dos de ustedes yo solo — Plamo estaba exhausto por la batalla.

    — Bueno, esa ocasión nosotros portábamos armadura y ellos no — Domir daba su punto de vista — Aun así, esto demuestra que nuestro combate tiene que mejorar mucho más. Nos están dejando atrás, Plamo — el garak se puso algo serio — En nuestros primeros días de entrenamiento con ellos, las victorias se dividían uno y uno. Pero ahora han pasado cinco días de nuestra última victoria. Quiere decir que progresan más rápido que nosotros.

    — Tranquilo, Domir — Plamo quería calmar a su compañero — No es el fin del mundo. Aún tenemos mucho que aprender y mejorar, y ciertamente lo vamos a hacer. De hecho, lo hemos hecho ya. Ahora mismo, cada uno de nosotros podría derrotar a veinte berrods sin ayuda de nadie. Eso es un gran progreso.

    — Es cierto, pero no por eso voy a querer que me dejen tan atrás — Domir se veía algo frustrado.

    — Lo que voy a preguntar es con todo el respeto del mundo — Thomas no se veía muy cómodo con lo que iba a decir — Domir, ¿Likar era alguien importante para ti?

    — Lo era — contestó el garak algo serio — Likar era el garak más fuerte junto con Asmir. La razón por la que el líder era Asmir y no Likar es porque a Likar no le gustaba ser un líder a nivel organizacional, a él le gustaba ser un líder en el campo científico y en el campo de batalla. Lo admiraba, y mi sueño era ser tan fuerte como él algún día, e incluso llegar a superarlo. Lamentablemente, él ya no va a estar para ver eso. Pero igualmente, yo quiero ser como él.

    — Deberías tomártelo más a la ligera — comentaba Gwyn, metiéndose en la conversación — Likar es Likar, y tú eres tú. Sé que puede sonar tonto, pero cuando tengamos un problema, lo intentarás resolver como Likar lo haría. Pero tú no eres Likar, y probablemente no lo puedas resolver de esa forma. Lo mejor es que busques tu propia forma de actuar.

    — Ella tiene razón, Domir — Plamo apoyó su mano en el hombro de su compañero — Está bien que admires a Likar, pero no tienes que comportarte como él. Estoy seguro de que cuando luchas, lo haces intentando imitar la forma en la que luchaba Likar. Busca tu propio estilo de batalla. Tu rendimiento será mejor cuando salgas del camino de alguien más para caminar por el tuyo.

    — Creo que tienes razón en parte — Domir escuchaba lo que le decían — Pero Likar era nuestro soldado más fuerte. Para hallar las respuestas a la catástrofe, necesitamos un Likar. Y con él muerto, alguien tiene que ocupar su rol. Eso es innegable.

    — Solo no dejes que te coma la cabeza — Thomas le daba ánimos a Domir — Tengo entendido que Likar era ocho años mayor que tú. Aún tienes tiempo para volverte como él.

    Desde afuera de la sala de entrenamiento, Wagner, hijo del comandante Zion y líder del equipo en el campo de batalla, observaba lo que ocurría. Le alegraba mucho ver que los dos soldados garak que se unieron a ellos se llevaban bien con sus compañeros. En un principio creyó que no se acostumbrarían a la Tierra, pero no tardó en darse cuenta que no tenía nada de qué preocuparse en realidad. Decidió dejar de mirar para irse a comer algo.

    Wagner ahora portaba un uniforme nuevo para todos los soldados del Zenith que partirían al espacio. Constaba de un pantalón negro, acompañado de una chaqueta azul con detalles negros en los bolsillos, hombros, codos, cuello y en la cintura. Las armaduras conservaban su color original, pero por orden de Magnus, los soldados que acudían al espacio, estaban obligados a usar un uniforme diferente del que utilizan todos los demás.

    Wagner llegó a la cocina y empezó a prepararse un sándwich para poder comer en tranquilidad. Mientras estaba en ello, Alicia, quien también portaba el nuevo uniforme, se acercó hacia donde estaba él.

    — Wagner — la chica llamó su atención — Hay un aviso para ti.

    — ¿Para mí? — Wagner miró a Alicia a la cara, quedando asombrado con el rostro tan hermoso que tenía — ¿Qué es? ¿Es importante?

    — No sé lo que es en realidad, pero tienes que ir a la base principal — contestó Alicia, dejando sorprendido al soldado — Magnus solicita tu presencia.

    — ¿Magnus en persona quiere que yo vaya? — Wagner estaba asombrado con lo que escuchaba.

    — Según tengo entendido, sí — contestó Alicia — No me han dado varios detalles, pero quieren que tú vayas para allá. ¿Tu padre no estaba ahí?

    — Sí, hace unos días Magnus lo mandó a llamar para discutir algo — fue la respuesta del líder del equipo — Pero me sorprende que me hayan llamado a mí. Usualmente, solo a los comandantes y los trabajadores personales de confianza de Magnus se les permite ir al Zenith.

    — No me preguntes los detalles porque no los conozco — Alicia se dio la vuelta — Solo me dieron la orden de avisarte.

    — Te lo agradezco mucho — Wagner miraba como Alicia se iba.

    Por unos segundos, el líder del Zenith quedó con la mirada perdida mientras veía como Alicia se marchaba. Su compañera era realmente atractiva, al menos, lo era para él. Sin embargo, no duró mucho tiempo así ya que su compañero llamó su atención.

    — Hey, Wagner, ¿qué es lo que estás mirando? — Dustin se acercó hacia él.

    — Alicia se ve muy hermosa con el nuevo uniforme — decía Wagner sin apartar la vista de ella — Parece que hubiera sido creado para ella.

    — ¿Vas a organizar un concurso de belleza, o algo por el estilo? — su compañero bromeaba con él.

    — No está dentro de mis responsabilidades como líder. Así que no. No habrá concurso de belleza. Al menos no uno hecho por mí.

    — Igualmente, no sería necesario, ya sé de antemano quien ganaría — Dustin se acercó para prepararse algo para comer también — ¿Qué era de lo que hablabas con la chica de tus sueños?

    — No lo digas en voz alta — Wagner reprendió a su compañero — Aparentemente, Magnus ha solicitado mi presencia en el Zenith. Así que iré luego de que termine de comer.

    — ¿Tienes idea de para qué? — preguntó su compañero.

    — No. Pero la tendré cuando me lo digan. Espero que no sea nada malo. Si no me lo han dicho directamente, probablemente sea algo serio.

    — ¿Tú que esperas que sea?

    — La verdad es que no sé qué esperar. Pero no tiene sentido que me ponga a pensar en eso ahora. Solo debo ir y me lo dirán.

    — En ese caso, ¿quién queda a cargo del equipo? Con el comandante fuera, es el líder quien tiene la máxima autoridad. Pero ahora el líder también se va. ¿A quién hay que obedecer?

    — Te dejo a ti a cargo, Dustin — Wagner sorprendió a su amigo — Llevamos en el mismo equipo desde que nos convertimos en soldados. Sé que puedo confiar en ti.

    Las palabras de Wagner sorprendieron a Dustin. Si bien es cierto que ambos son compañeros desde hace mucho tiempo, el soldado no se imaginaba que fuera a ser considerado para un puesto como ese en caso de que Wagner debiera ausentarse por algún motivo. Aunque se imaginaba que ese puesto le correspondería a Bastien, su anterior compañero, que había fallecido en la guerra contra los berrod. Recordarlo de esa forma entristeció por momentos a Dustin. Él llegó a sentir algo por Bastien en su momento, y aunque supiera que Bastien nunca iba a corresponder sus sentimientos, no le interesaba en tanto pudiera mantenerse como un buen amigo suyo.

    Wagner notó que su compañero no se sentía muy bien, por lo cual decidió comer junto a él para que no se desanimara. Ambos hablaron sobre el entrenamiento y la futura misión de explorar el espacio una vez que Asmir y Magnus se pusieran de acuerdo para determinar cuál sector le correspondería a cada grupo.

    En otra de las habitaciones, Ace y Agustina se encontraban leyendo varios manuales de funcionamiento de satélites en sus dispositivos móviles. Luego de que el satélite que comunicaría al Zenith con Garak fuera reparado, ambos aceptaron estudiar para poder tener algo de conocimiento en funcionamiento y reparación de satélites. Los ingenieros del Zenith los crearon de forma en que no fuera necesario ser un experto en satélites para configurarlos luego de una reparación, pero se requería un nivel básico para comprenderlos. La pareja estuvo estudiando durante toda la mañana, y ya estaban exhaustos, por lo que decidieron detenerse y continuar más tarde.

    — Esto es muy aburrido — Agustina apagó su móvil.

    — Sí, lo sé, pero también es importante — Ace respondió imitando las acciones de su novia.

    — Que sea importante no lo vuelve entretenido o interesante — Agustina decidió guardar el móvil sobre la mesa de la habitación.

    — Tienes toda la razón — Ace hizo lo mismo.

    Una vez que habían dejado sus dispositivos en la mesa, ambos se tumbaron en la cama para relajarse tras haber estado leyendo por mucho tiempo. Inmediatamente después, ambos se giraron para mirarse fijamente, y no pudieron evitar sonreírse mutuamente mientras se miraban. Tras todo el tiempo que pasaron juntos, los dos ya estaban muy acostumbrados a tenerse mutuamente, y se sentían muy tranquilos cuando estaban a solas.

    — Ace — Agustina quería hablar con él — Dime… recuerdo que dijiste que una vez que lográramos descubrir lo que causó la Gran Catástrofe, tú y yo formaríamos una familia. Eso no ha cambiado, ¿verdad?

    — Por supuesto que no — Ace acarició el rostro de su novia — Desde que lo decidí, no he cambiado de parecer nunca. Pero primero, tenemos que descubrir que fue lo que ocurrió hace más de dieciséis años.

    — Lo sé — Agustina se acercó a él — Es solo que llevamos tres meses sin enfrentarnos a nadie. Y tengo mucho más tiempo para pensar en el futuro. Es por eso que lo pregunto.

    — ¿Estás diciendo que tienes ganas de que volvamos a enfrentarnos a alguien? — Ace preguntó dándole un beso.

    — No, es solo que con los tiempos de tranquilidad que estamos teniendo, lo único en lo que puedo pensar es en un futuro contigo — Agustina le dio un beso a su novio.

    Antes de que los dos pudieran avanzar un poco más, escucharon que alguien llamó a su puerta. Esto frustró un poco a ambos soldados, quienes se levantaron para abrirle a quien estuviera llamando. Al abrir, se dieron cuenta de que Michael estaba del otro lado. El soldado miró a sus compañeros a los ojos y se dio cuenta de que no se veían muy entusiasmados.

    — Lamento si interrumpí algo, pero tengo algo que contarles — Michael captó la atención de ambos — Ace, Magnus solicita tu presencia en la base del Zenith.

    — ¿La base de las alturas? — Ace estaba estupefacto al escuchar esas palabras — ¿Me ha pedido a mí?

    — Así es. Solo a ti — decía mirando a Agustina — Si no tienes nada más que hacer…

    — Si me han llamado debe ser importante — Ace tomó la mano de Agustina — Entre más rápido vaya, más rápido volveré.

    — Te estaré esperando — Agustina le dio un beso en la mejilla a Ace, sabiendo que no podía ir con él.

    — En un rato regreso.

    Ace se fue para poder irse a la base aérea del Zenith lo más rápido posible. Michael y Agustina salieron de la habitación y lo miraban alejarse. El soldado le dio un vistazo a su compañera, y se dio cuenta de que ella lo miraba de una forma muy tierna.

    — Se ven felices juntos — Michael llamó la atención de Agustina — Me alegro por ustedes.

    — Gracias, Michael — Agustina miró a su compañero, y se dio cuenta de que se veía muy serio — ¿Te pasa algo?

    — No, nada importante. Solo no puedo dejar de pensar en Devlin y en Erin. Ellos dos se veían igual de felices que ustedes dos. Y por culpa mía… no solo los maté a ellos dos. Maté a mi papá y a mi mamá, al comandante Richard, y a varios soldados que también tenían familias.

    — Tú no fuiste, fue Orz — Agustina veía que Michael estaba culpándose por cosas que él no había hecho — No lo podías controlar. De haberlo hecho, no hubieras hecho nunca cosas como esas.

    — Yo le di a Orz la libertad de que matara a quien quisiera — Michael agachó la cabeza, para posteriormente mirarse la placa de metal que mantenía a Orz controlado — Dejé a un asesino peligroso en libertad. Los que les dan libertad a los asesinos son los primeros responsables por los crímenes que cometen. Yo solo… no quería que se repitiera con Alicia lo que pasó con Julie. Yo veía a Julie como mi hermana menor. Aunque no lo fuéramos, siempre nos sentimos así. No podía dejar de pensar en que a Alicia le podría pasar algo parecido.

    — Te entiendo — Agustina comprendía a la perfección lo que Michael le decía — No sé qué es lo que habría hecho de estar en tu lugar. Una parte racional mía me dice que me mantendría calmada y haría lo posible para salvarlo sin comprometer a nadie más, pero una parte emocional mía no podría soportar perderlo. Casi lo pierdo una vez…

    Michael sentía que esa conversación no estaba llevando a nada bueno, por lo que decidió cambiar el tema rápidamente.

    — Escucha, esto no nos hará ningún bien — decía el soldado — ¿Quieres que busque a Alicia y a Dustin para entrenar un poco? Servirá para despejar la mente.

    — Me parece una buena idea — Agustina estaba de acuerdo en que recordar cosas dolorosas del pasado no le haría ningún bien a ninguno de los dos.

    Ambos compañeros fueron en busca de los demás para dar inicio a un entrenamiento con el cual pudieran despejar la mente.

    […]

    Ace y Wagner se encontraron en la salida de la base en la que se encontraban actualmente. No fue necesario que se dijeran nada, ya que supusieron que ambos debían acudir a la base principal del Zenith.

    — Veo que no iré solo — decía Wagner con alegría — Me agrada eso. Me sentiría muy incómodo siendo el único que va a la base por primera vez.

    — ¿Tienes idea de por qué nos habrán llamado a nosotros dos? — Ace quiso saber si Wagner lo sabía.

    — Sé tanto como tú — contestó su compañero — Pero mientras más rápido lleguemos, más rápido nos enteraremos.

    Ambos se subieron a un vehículo, Wagner en el asiento del conductor y Ace en el asiento del copiloto. Para acceder a la base aérea del Zenith se requería de viajar en helicóptero, por lo cual debían dirigirse al lugar en donde se almacenaban todos. Durante el camino, ambos hicieron suposiciones del motivo por el cual podrían haber sido llamados.

    El viaje se les hizo más ameno de esa forma, y no sintieron que tardaron demasiado en llegar. Una vez que llegaron al helipuerto, un helicóptero estaba esperándolos. El piloto los invitó a subir, y una vez que los dos estaban preparados, el vehículo despegó.

    — Solo a los comandantes y hombres de confianza de Magnus se les permite ir al Zenith — Wagner dijo en voz baja, pero Ace lo logró escuchar — Creo que tengo una idea de por qué nos están llamando.

    — ¿Crees que sea para eso? — Ace no lo había pensado de esa manera.

    — Podría ser como podría no ser — Wagner no quiso afirmar nada — Solo es cuestión de esperar.

    — Me siento raro — comentaba Ace, llamando la atención de su compañero.

    — ¿Y eso por qué?

    — Originalmente, yo fui soldado de Black Meteor. Uno de los mejores comandantes y hombres de confianza de Abel fue el responsable de mi educación y entrenamiento. Me siento muy raro siendo llevado al Zenith, mientras que la mayoría de soldados que nacieron aquí no son capaces de ir.

    — Ace, no tienes por qué sentirse de esa forma — Wagner quería que su compañero no pensara así — Eres un miembro valioso del equipo, y el que hubieras nacido en Black Meteor no cambia nada. Si nos llamaron para lo que creo que nos llamaron, te aseguro que es por mérito y no por país de procedencia.

    Desde esa frase, el viaje se mantuvo en silencio. Al pasar unos diez minutos ganando altura, los soldados vieron como el helicóptero empezaba a avanzar en línea recta hasta empezar a sobrevolar el océano. Era la primera vez para ambos soldados que tenían una vista como esta, y era impresionante el poder contemplar algo como eso. En un momento, empezaron a escuchar un ruido, y al mirar hacia arriba vieron como la base principal del Zenith empezaba a descender hasta acercarse a la misma altura a la que estaba el helicóptero. Una compuerta de entrada se abrió, y el helicóptero entró por ahí, posándose sobre una plataforma. Tras detenerse, ambos soldados bajaron y el helicóptero que no había apagado los motores, salió de la base para regresar a tierra firme, todo esto mientras la base comenzaba a ascender.

    Ace y Wagner empezaron a caminar hacia el interior del lugar, el cual era mucho más grande de lo que habían imaginado.

    — Tengo entendido que la base se localiza en un punto en donde la fuerza gravitacional de la Tierra evita que la nave salga de la órbita, al mismo tiempo que no es suficiente como para arrastrarla hacia abajo — Wagner le contaba a Ace las cosas que él había escuchado — En otras palabras, la base solo se mueve cuando desciende y vuelve a ascender para la entrada de personas.

    — Es sin dudas un lugar impresionante — Ace y Wagner atravesaron una puerta.

    Detrás de la puerta, había una gran cantidad de pasillos y habitaciones, junto con puestos de trabajo repletos de gente manejando el lugar. Una de las mujeres que estaba allí se acercó a los dos soldados y les indicó en donde se encontraba Magnus.

    Ambos caminaron mirando en todas las direcciones, encontrándose con cosas que los dejaban maravillados.

    Magnus, por su parte, esperaba en una oficina junto con el comandante Zion. El comandante del Zenith miraba a su superior y se daba cuenta de que la preocupación predominaba en su rostro. Eso despertó su curiosidad y lo llevó a preguntarle algo.

    — ¿Sucede algo malo? — Zion lo notó cuando llegó, pero no tuvo tiempo suficiente para preguntarle antes.

    — Sí, y temo que pueda ser algo bastante malo — la respuesta de Magnus no agradó mucho al comandante — Se trata del comandante Roger Fields y su equipo. Llevan tres semanas sin actualizar su posición. Quería engañarme a mí mismo y creer que era el problema con los satélites los que causaban esto, pero ahora están totalmente reparados y seguimos sin noticias. Es obvio que algo les ocurrió.

    — ¿Considera que lo mejor es enviar un equipo de rescate a su posición? — preguntó Zion a su superior.

    En ese momento, Wagner y Ace entraron por la puerta. Al darse cuenta de que su comandante y su líder estaban allí, decidieron hacer un saludo respetuoso.

    — Comandante Stones, es un placer encontrarlo — Ace saludó como militar.

    — Recibimos su aviso, altísimo líder — Wagner hablaba con mucho respeto hacia Magnus ahora que estaba en su presencia — Vinimos apenas nos llegó el aviso.

    — ¿Podemos saber cuáles son los motivos por los que hemos sido llamados? — Ace sentía curiosidad.

    — Por supuesto, déjenme explicarles — Magnus los invitó a tomar asiento, cosa que ambos soldados hicieron.

    El comandante Stones se puso de pie para pararse junto al líder del Zenith. Ace y Wagner se sentían algo incómodos estando sentados mientras sus superiores estaban de pie, pero entendieron que esa era la intención de ambos.

    — Como ustedes dos sabrán, hace más de tres meses sufrimos una pérdida importante — explicaba Magnus a ambos soldados — El comandante Richard Sable fue asesinado por Orz. Claramente, las otras pérdidas que sufrimos fueron importantes, pero la de un comandante pesa todavía más.

    — Y a causa de eso, Hotfire ha decidido contactar conmigo en los últimos días — Wagner y Ace notaban que su comandante hablaba con mucho respeto hacia su líder — Me ha dicho que lo más conveniente es formar a un comandante desde una edad más temprana. Asegura que eso le dará mayor experiencia para momentos que podrían ser críticos, por lo que ha considerado la posibilidad de que un soldado de mi unidad se convierta en comandante y ocupe el puesto que el comandante Sable dejó tras su muerte. Analicé su rendimiento durante la guerra contra los berrod, así como también sus informes, y he llegado a la conclusión de que tanto Ace Lakor como Wagner Stones tienen las condiciones necesarias para tomar su lugar.

    — Sin embargo, solo hay un puesto libre, lo cual quiere decir que uno de ustedes se convertirá en comandante, mientras que el otro deberá esperar más tiempo. Por lo que me ha dicho el comandante Stones, ustedes dos son muy habilidosos. Eventualmente, ambos terminarán siendo comandantes del Zenith. Pero ahora solo requerimos de uno.

    Wagner se emocionó al escuchar esa noticia. Desde que era niño, su sueño era ser un comandante al igual que su padre. El estar escuchando esas palabras de parte del mismísimo líder en persona, era como si su sueño se acercara cada vez más a la realidad. La admiración que tenía por su padre era grande, pero creció aún más luego de que su madre muriera y su padre tuviera que cuidarlo estando solo. Claramente, para Wagner, su padre era el modelo a seguir.

    Ace, por su parte, no se sentía tan emocionado como Wagner. Apenas escuchó las palabras de Magnus, Ace sintió como si un recuerdo del comandante Morris Grant volviera a recorrer su mente. Estaba claro que el objetivo del hombre que manipuló sus recuerdos era convertirlo en un comandante, y eso era algo que en un momento le hizo ilusión a Ace. Sin embargo, luego de que descubrió el engaño del que formó parte, no sentía ese deseo con la misma intensidad. Quizá en algún momento lo volvería a sentir, pero en el presente no lo estaba haciendo. Por lo cual decidió dar su opinión.

    — Pido permiso para hablar, comandante Stones y líder Hotfire — Ace sonó algo avergonzado de lo que iba a decir — Con todo respeto, no quiero el puesto de comandante ahora mismo. No me siento preparado para eso. Además, Wagner es el líder del equipo, lo que quiere decir que es mejor soldado que yo. Él debería ser considerado para el puesto.

    Las palabras ciertamente llamaron la atención de Magnus, Zion y Wagner, quienes estaban sorprendidos de que la respuesta de Ace fuera esa.

    — Lamento comunicarte que las cosas no funcionarán así — Magnus sonaba muy serio con Ace — En el momento en el que te convertiste en soldado, sabías que, si aumentabas tu desempeño, podrías ser considerado para puestos superiores. Yo mismo he analizado los resultados de los informes del comandante Stones, y he determinado que, al momento de la guerra contra los berrod, tanto tú como el hijo de Zion estaban al mismo nivel.

    — Pero, señor, si Lakor en persona está diciendo que puede tomar el puesto, entonces no debería importar quien esté al mismo nivel de quien — Zion quería que su hijo fuera nombrado comandante luego de la respuesta que dio Ace — Después de todo, ser comandante requiere fortaleza física y psicológica.

    — Eso es verdad, comandante Stones — Magnus sonaba muy serio — Pero yo mismo he visto y reconozco la forma en la que Ace Lakor podría aportar al equipo siendo comandante. Tanto él como Wagner Stones están al mismo nivel ahora mismo, y quiero hacerles una evaluación más en una misión para saber quién de los dos es el mejor. Que Ace haya dicho que no quiere el puesto ahora mismo no quiere decir que sea débil, solo quiere decir que ahora mismo no lo quiere. Pero si Ace realmente fuera mejor que Wagner, y yo tomara la decisión basado en una sensación actual, podríamos estarnos perdiendo de un buen comandante. Así que no aceptaré las palabras de Lakor. Si él se considera inferior a su compañero, entonces deberá demostrarlo durante la misión que les voy a asignar.

    — ¿Y qué misión es esa? — Ace sentía curiosidad por saber que tan riesgosa sería esa misión.

    Zion se imaginaba cual sería la misión, y Magnus estaba a punto de responder cuando se escuchó la voz de uno de los trabajadores de la base.

    — Lamento interrumpir lo que pueda estar haciendo ahora mismo, Magnus Hotfire — el trabajador hablaba con respeto a su líder — Pero nuestros satélites han captado un mensaje.

    — ¿Un mensaje? — Magnus creyó que podría ser el comandante Roger — ¿De una de nuestras naves?

    — No. No es de una de nuestras naves. Y tampoco es un mensaje de los garak. Solo escuche. Lo transmitiré para usted.

    El soldado programó el mensaje para que se reprodujera y así todos en la oficina pudieran escucharlo. Una vez terminó, todos pusieron atención para escuchar a la perfección.

    — Si alguien puede escuchar este mensaje, les imploro que respondan — decía una voz desconocida, emisora de la señal que fue interceptada por los satélites del Zenith — Les pido que no tengan miedo de nosotros. Nuestra intención no es iniciar un conflicto hostil en contra de nadie. Solo somos un grupo de viajeros que han perdido su hogar, y que ahora están buscando uno nuevo. Por favor, respondan. Prometemos que no les haremos ningún daño.
     
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    Manuvalk

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    Tenía muchas ganas de que LGC regresara de nuevo y finalmente ya está aquí. Tengo muchas esperanzas puestas en esta cuarta parte, porque hasta ahora para mí, la mejor parte es la primera. No quiero restar mérito a la segunda y la tercera, que tienen cosas espectaculares, pero en un cómputo general me quedo con la primera. Sin embargo, esta cuarta me intriga, por lo que creo que a medida que se desarrolle me podrá gustar mucho más que la primera o no. De todas formas, las tres partes hasta ahora me parecen increíbles, no me desagradan en absoluto. Sin más que añadir, comentaré el capítulo:

    Entiendo que siendo el primero no iba a ser una gran cosa y que sirve para ir sentando las bases de la trama de esta cuarta parte. Como Agustina ha dicho, ahora mismo están en un breve tiempo de paz y nos lo has ido mostrando en cada detalle, con los garak unidos al grupo, la pareja de Agustina y Ace... no veo que haya mucho que puntualizar, salvo lo sorprendente que me ha parecido el hecho de que, en vez de seguir con Zion como comandante, Magnus decida enseñar a uno de los jóvenes talentos para el puesto. Me parece algo arriesgado por un lado pero sensato por el otro, ya que cuanto más joven deba tomar decisiones tan difíciles, más experimentado será en el futuro.

    Más aún me ha sorprendido el hecho de que Ace no le apetezca pelear el puesto y espero que no se deje "ganar" por así decirlo. Ahora ya tenemos implantadas dos tramas en esta parte: la primera el hecho de que un grupo ha desaparecido y la segunda llega justo en el final del capítulo, con un mensaje intrigante y que me deja con muchas ganas de saber más. ¿Son otra especie extraterrestre que pide ayuda de verdad? ¿Es una trampa? ¿Son humanos extraviados?

    Estoy ansioso por saberlo. Esperaré a poder leer el siguiente capítulo con muchas ganas. Un saludo, amigo, y un placer ver avanzar esta historia.
     
    Última edición: 9 Enero 2020
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    Agus estresado

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    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe IV Los Últimos Viajeros
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
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    42
     
    Palabras:
    5198
    Saludos, voy a publicar el segundo capítulo de la cuarta parte. Como pueden darse cuenta, lo estoy publicando durante el día sábado, y a partir de ahora, este será el día predilecto para la publicación de los capítulos. Me gusta dejar una semana entre capítulo y capítulo, y el primero lo publiqué el día 1 de enero por tratarse del principio de año, y fue más un capricho mío para iniciar esta historia el primer día del año XD.

    A partir de ahora, cada capítulo que yo publique lo haré los días sábados, con una excepción especial, que voy a dejar para más adelante. No tiene sentido seguir quitándoles más tiempo, así que los dejo con la lectura.


    Nuevos extraños:

    Xander le pegó una patada en el estómago a su objetivo, que no era nada más y nada menos que un chico que tendría casi su misma edad con un par de años menos. Natasha, Paul, Claire y Casey se acercaron hacia él para quitarle la mochila que este llevaba encima. Cuando Paul abrió la mochila, notó que estaba llena de alimentos que pertenecían a Black Meteor.

    — ¡Lo sabía! — Paul le pegó una patada en la cabeza al chico, la cual no fue tan fuerte como hizo aparentar — ¡Tú eras el que estaba robando la comida!

    — ¡Haremos que te maten por esto, maldito ladrón! — Natasha estaba furiosa con el chico.

    — ¡Esperen! — el comandante Frans, que no se encontraba con ellos, estaba acercándose para ver qué es lo que ocurría — Antes de matarlo, tenemos que descubrir si tiene más amigos ladrones como él.

    — No los tengo — contestó el chico, sujetándose el estómago — Se los juro. Por favor, les ruego que no me maten. Yo no tengo nada, ustedes tienen mucha comida. No les hará ningún daño darme un poco.

    — ¡Cierra la boca, ladrón! — Casey era quien estaba furiosa ahora — ¡Sabes que Black Meteor pena con la muerte toda acción criminal, y mucho más si se trata de robo de suministros al ejército!

    — ¡Por favor, por favor, perdónenme la vida! — el chico imploraba perdón, no solo por sus actos, sino también por la vida — ¡Déjenme ir, y les juro que no me volverán a ver! ¡Me iré a otro país, desapareceré de su vista como siempre lo he hecho!

    — No, no voy a dejar que un criminal quede libre — Xander lo tomó del cuello — Voy a entregarte a Abel, para que él sepa que tú eres quien estuvo robándose la comida. Haré que él te vea antes de matarte.

    — Me parece perfecto — Claire apoyaba la idea de su novio — Sería un problema menos del cual preocuparnos.

    — Voy a llamarlo ahora mismo — el comandante Frans fue a la sala de comunicaciones para establecer una llamada con el líder de Black Meteor.

    — ¿Seguro que no tienes más amigos? — Paul se paró junto a él con una mirada intimidante.

    — Te lo juro, estoy solo — el chico contestó muerto de miedo — Llevo toda mi vida estando solo.

    Xander tomó al ladrón de los brazos mientras el resto de sus compañeros lo acompañaban hasta la sala de comunicaciones. Los soldados de Black Meteor estaban felices de haber podido capturar por fin al ladrón que había estado robando la comida de su base. Estaban impresionados porque se trataba de una sola persona, pero a la vez molestos de que les hubiera causado todos esos problemas. Los cinco soldados sobrevivientes del escuadrón del comandante Frans llegaron hasta la sala de comunicación, y vieron que el equipo estaba captando la señal de la base de Black Meteor. En una pantalla, Abel Hartka, el líder de Black Meteor apareció, y miró con un poco de extrañez a su comandante y soldados. Notó que había un chico con ellos, y le pareció muy sospechoso verlo.

    — ¿A qué se debe la llamada? — preguntó el líder, haciéndoles saber que no quería que tomara mucho tiempo.

    — Los soldados han encontrado y capturado al ladrón que estaba robándose nuestra comida — contó el comandante Frans, mientras Xander soltaba al chico para ponerlo frente a la pantalla.

    — ¿Un niño? — Abel preguntó asombrado al verlo — ¿Tú eras quien estaba robándose nuestra comida?

    — Así es, señor — el chico creyó que ser respetuoso le serviría — Le ruego que por favor me perdonen la vida. No volveré a robar aquí. Me iré del país por mi seguridad.

    — ¿Y a donde piensas ir exactamente? — Abel sentía curiosidad por las palabras del chico.

    — A otro. Cualquiera, menos este.

    — ¿Y qué harás en el país al que vayas?

    — Lo que siempre hice desde que tenía diez años. Escabullirme, robar y permanecer oculto.

    — ¿Cuántos años tienes ahora? — los soldados no entendían por qué Abel estaba haciendo esa clase de preguntas.

    — Tengo dieciocho.

    — Quiere decir que llevas ocho años siendo un delincuente. ¿Qué dicen tus padres al respecto? ¿Acaso no tienen vergüenza de que seas un ladrón?

    — Mis padres murieron en la caída de meteoritos — el chico relataba con algo de tristeza — Yo fui llevado a un orfanato. Me hicieron creer que podría tener una nueva familia, pero me mintieron. Todos los demás eran adoptados y a mí nadie me quería. Por eso, cuando cumplí los diez, me escapé y tuve que empezar a robar para sobrevivir. No me quedó opción. Lamento mucho haberles robado a ustedes.

    — No, tú no lo lamentas. Lo que realmente lamentas es haber sido capturado. Si no lo hubieras sido, seguro que te daría lo mismo robarnos o no. Pero quiero hacerte una pregunta. ¿Qué otros castigos te dieron las veces anteriores que te capturaron?

    — La realidad es que nunca me capturaron — contestaba el chico, con un poco de soberbia, pero midiendo su tono — Esta es la primera vez.

    — ¿Quiere decir que llevas años y años robando y nunca te pudieron detectar o capturar? ¿Ni siquiera con todos los avances tecnológicos que hubo en seguridad?

    — No quiero presumir, pero sí — el chico contestó sin preocupaciones.

    — Señor, con todo respeto, ¿por qué le está haciendo estas preguntas? — Xander sentía curiosidad.

    — Se me está ocurriendo una idea — el líder de Black Meteor pensaba en voz alta — ¿Qué te parecería si en lugar de matarte, te permito unirte a nuestro país?

    La propuesta de Abel dejó sin palabras a todos los demás presentes, sobre todo al chico, aunque los soldados también estaban muy sorprendidos. Nadie esperaba que el mismo líder le ofreciera la posibilidad de sumarse a ellos a un ladrón. A algunos no les agradó la idea.

    — ¡Pero es un ladrón! — Casey estaba sorprendida de que su líder considerara eso.

    — Sí, pero no un ladrón cualquiera — contestaba Abel — Se trata de un ladrón que nunca fue atrapado. Ha sobrevivido gracias a eso. Lo que quiere decir que no es solo un ladrón, sino también alguien capaz de escabullirse sin que nadie lo detecte.

    — Señor, ¿qué planes tiene para él? — el comandante Frans quería saber qué era lo que tenía en mente su líder.

    — Estoy pensando en convertir a este chico en un espía — fue la respuesta de Abel — Piensa. Ha estado en nuestro país hace varios meses y no fue hasta hoy que logramos capturarlo. Y solo fue porque necesitaba comida. Si se convierte en un espía para nosotros, ya no será necesario que robe comida, lo que quiere decir que podría aprovechar eso para mantenerse oculto, mientras obtiene información para nosotros.

    — ¿Información de dónde? — preguntaba el chico, quien se veía impactado por la noticia — ¿A dónde tendría que ir exactamente?

    — Al Zenith — Abel fue directo con él — Seguro habrás escuchado de lo que pasó entre nosotros hace unos meses. Desde ese día, no he vuelto a enviar más hombres al espacio, dado a que estoy en un proceso de reorganización para el ejército. Pero luego me di cuenta de que podríamos sacarles ventaja si supiéramos que tan adelante están de nosotros.

    — ¿Quiere que yo me convierta en un espía y me encargue de conseguir toda la información que pueda de ellos para enviársela a usted?

    — ¿Acaso no sabes lo que es un espía? — Abel preguntó con sarcasmo — ¡Por supuesto que quiero que hagas eso! Te infiltrarás en su país, de ser posible, en las bases militares, y te encargarás de reunir toda la información que ellos vayan diciendo creyendo que no hay nadie que los escuche. Me la traerás a mí, y a cambio yo te daré la comida y las provisiones que necesites.

    — ¿Qué pasa si me niego a hacerlo? — el chico lo preguntó con miedo.

    — Si te rehúsas, o si lo haces, pero nos traicionas, te esperará la peor muerte que te puedas imaginar — Abel sonó muy intimidante al decir eso — Después de todo, no tienes familia. ¿Quién podría extrañar a un ladrón como tú? Esta es tu mejor oportunidad de ser alguien en la vida. Y no se repetirá, porque es esto o tu muerte. Tú decides.

    — ¡Lo haré! — no tardó mucho en tomar una decisión — ¡Lo haré, se lo prometo! ¡Usted conocerá cada paso que Zenith vaya a dar antes de que compren sus zapatos para caminar!

    — No sé quién fue el imbécil que te enseñó esa frase tan patética, pero me alegra oír eso — Abel estaba contento de haber ganado la negociación — Voy a necesitar que me digas tu nombre, y si no lo tienes, invéntate uno ahora.

    — De acuerdo a los registros del orfanato, mi nombre es Lathan Gunner — contestó el chico, revelando su nombre finalmente.

    — Muy bien, Lathan — Abel se preparaba para cortar la comunicación con ellos — Te doy la bienvenida a Black Meteor. Frans, vigila al chico hasta que llegue el instructor que voy a enviar para que lo entrene.

    — Como usted diga, señor — contestó el comandante.

    Una vez que ya no quedaba nada de qué hablar, Abel fue quien cortó la comunicación. Tanto el comandante como los demás soldados estaban sorprendidos de que su líder aceptara a un ladrón como parte del ejército de Black Meteor. Ninguno de ellos veía a Lathan como un potencial espía, y solo lo veían como un ladrón común y corriente. Sin embargo, fue Abel quien se encargó de mirar más allá de lo que estaba a simple vista.

    Lathan, por su parte, estaba muriéndose de miedo. Podía sentir como las miradas de sus nuevos compañeros, o al menos lo eran en un principio, se centraban en él. Claramente iba a tener que ganarse su confianza. Solo porque el líder le hubiera hecho una propuesta como esa, no quería decir que todos los demás tenían que aceptarlo de primeras. Lathan empezó a pensar en lo afortunado que había sido en ese momento. Entró a robar comida, fue capturado, y en lugar de tener que irse a otro país o ser ejecutado, consiguió una oportunidad para formar parte de Black Meteor. Si hubiera robado en otro país, o si no fuera tan habilidoso como decía ser, probablemente el resultado habría sido peor.

    Paul, quien no estaba muy contento con la idea, decidió acercarse a él. Su mirada era seria e intimidante, pero no tenía intenciones de atacar a su nuevo compañero. Al menos, no las tenía de momento. Algo que Lathan mencionó le llamó la atención.

    — ¿De dónde eres? — preguntó el soldado, mientras todos los demás lo miraban.

    — No recuerdo el nombre del país, pero no soy de aquí — el chico fue sincero con ellos.

    — Claramente, en nuestro país no hay niños en adopción — Casey respondió de forma seria — Al menos, los informes dijeron que los desafortunados que perdieron a sus familias fueron adoptados rápidamente.

    — Pero lo importante es que no eres de aquí — Paul miró fijamente a Lathan — ¿Sabes que ahora formas parte de Black Meteor? ¿Y qué eso quiere decir que, si Black Meteor tiene un problema, ese también es problema tuyo?

    — Lo sé, aunque todavía no lo asimilé del todo — Lathan estaba nervioso, por lo que trató de decir cosas que no le disgustaran a los demás.

    — Ahora mismo, Zenith y nosotros nos encontramos en una especie de pelea — Natasha hablaba de forma muy seria — Imagino que lo que Paul quiere decir es que puede que a ti no te importe quién de nosotros gane, pero será mejor que eso empiece a cambiar.

    — ¡A mí no me interesan las personas del Zenith! — Lathan gritó, llamando la atención de todos — Su líder me dijo que me dará comida a cambio de que yo le dé información. No me interesa lo que hagan con esa información, y como pueda afectar al Zenith. Yo les daré lo que necesiten, y luego ellos se pueden ir a la mierda. Lo que me interesa es permanecer con vida.

    — Eso no me deja con la mejor impresión de ti — Xander se acercó a Lathan, causándole algo de temor al chico — Se supone que ahora formas parte de Black Meteor. Eso quiere decir que te tiene que importar lo que les ocurra a las personas del Zenith. Porque eso será lo que nos dé ventaja. Parece que no has entendido nada.

    — ¡Perdón, por favor, perdónenme! — Lathan suplicaba que no lo lastimaran — ¡Me equivoqué! ¡Lo reconozco! ¡No he tenido un hogar, ni educación apropiada! ¡Eso hace que me sea más difícil entenderlo! ¡Estaré de su parte! ¡Me encargaré de obtener toda la información posible del Zenith, para que podamos destruirlos!

    — Bueno, supongo que eso es un comienzo, al menos de palabra — Claire no se veía muy contenta con la situación, pero no podía hacer nada al respecto — Luego veremos si realmente cumples con lo que prometes.

    Los cinco soldados se retiraron del lugar, dejando a Frans a solas con Lathan. El chico sintió la mirada seria del comandante, y decidió devolverla para demostrar, aunque sea un poco de valentía. El comandante lo notó, y decidió mantener la vista seria sobre el nuevo espía de Black Meteor, para poder poner a prueba la mentalidad de quien sería el nuevo miembro del equipo.

    — Por tu bien, y el de todos nosotros, te deseo la mejor de las suertes — Frans dijo palabras amables en un tono tan frío que podrían confundir a cualquiera.

    — Gracias — Lathan contestó con timidez, para luego darse cuenta de que lo que el comandante quería era intimidarlo — Prometo que me esforzaré. Y que les ayudaré a derrotar al Zenith — eso último lo dijo con algo más de entusiasmo, causando una leve sonrisa en el rostro de Frans.

    […]

    El mensaje que habían escuchado dejó casi sin palabras a Magnus, Zion, Wagner y Ace. El líder del Zenith sabía que ese mensaje era de una especie que provenía de un lugar que seguramente debería estar muy lejos, y si los satélites que tenían eran capaces de captar el mensaje, quería decir que estaban acercándose a la Tierra. Con eso en mente, Magnus supo que debía tomar una decisión rápida.

    — Wagner, Ace, les pido disculpas, pero quiero que se retiren — ordenó el líder del Zenith — Discutiré esto con el comandante Zion. Más tarde continuaremos hablando del tema.

    — Como usted ordene, señor — contestaron Ace y Wagner al unísono, para luego retirarse de la sala.

    Zion se acercó a Magnus para así poder hablar con él en voz baja. El comandante supo que Magnus querría evitar un conflicto a toda costa, mucho más después de los incidentes que causó Orz.

    — ¿Qué tiene pensado hacer? — preguntó el comandante.

    — La última vez que un extraterrestre anduvo suelto por la Tierra sin que nadie lo supiera, perdimos un comandante y varios soldados — contestó Magnus sin responderle a la pregunta — No podemos dejar que eso vuelva a pasar. Voy a responderle el mensaje, y a decirles que aterricen en un punto específico.

    — ¿Pero qué es lo que piensa hacer después de eso? — la pregunta de Zion no iba dirigida a eso.

    — Veremos si podemos llegar a un acuerdo con ellos — respondió el líder del Zenith — Si tienen una nave, quiere decir que podrían brindarnos su ayuda en la misión para explorar el espacio. Y si no son hostiles, eso quiere decir que tenemos que aprovechar esta oportunidad.

    — Ellos han dicho no ser hostiles, pero nada garantiza que no lo sean — Zion se preocupó ante la confianza de Magnus — ¿Y si resulta ser una trampa? ¿Y si intentan llevar a cabo una especie de conquista en la Tierra?

    — Si ese fuera su objetivo, ¿Por qué están anunciando su llegada? Ellos envían un mensaje sin saber a quién va dirigido, y sin saber qué tipo de tecnología tenemos. Corrieron el riesgo de que podamos descubrir su posición y atacarlos, y aun así nos enviaron el mensaje.

    — ¿Y si eso es lo que quieren que pensemos? — Zion no se terminaba de convencer — Esto es muy arriesgado. Confiar en ellos solo porque parezcan amables…

    — No he dicho nunca que voy a confiar en ellos de entrada — Magnus se tornó serio — Voy a ver si podemos llegar a un acuerdo con ellos. Y si no es el caso, los exterminaremos. Prepara a tu equipo y avisa a varios soldados en la Tierra para que se movilicen a un lugar en específico. Le enviaré un mensaje a estos extraños para que aterricen en su posición. Yo también voy a estar ahí, pero necesito que se preparen lo más rápido posible.

    — Como usted lo ordene, pero sepa que me da un mal presentimiento — contestó Zion, haciendo una reverencia en señal de respeto.

    El comandante salió de la sala, al mismo tiempo que Magnus llamaba a varios de sus hombres de confianza para proceder según sus órdenes. Aunque el comandante confiaba en su líder, este plan no le parecía de lo más prudente para una situación así. Aunque luego recordó que el tiempo con el que contaban no era demasiado, y que tal vez fuera lo mejor que se le pudo ocurrir a Magnus en aquel momento.

    Aun así, eso no hacía que se sintiera mejor o más tranquilo, pero si eran las órdenes de Magnus, él debía cumplirlas.

    En otra de las salas, la cual se encontraba vacía, Ace y Wagner se encontraban esperando a que vinieran a buscarlos. Los dos soldados estaban algo pensativos. En primer lugar, la noticia de que uno de ellos iba a convertirse en comandante, y luego el haber escuchado el mensaje procedente de una especie desconocida, obviamente. Para ellos era muy repentino, tanto una cosa como la otra, y no podían evitar sentirse algo incómodos con la situación. Wagner miraba a Ace de forma muy seria. Ser comandante era su sueño, basado en la admiración que sentía por su padre, y ahora Ace, un amigo suyo sería su competencia para poder alcanzarlo. Sin embargo, recordó que Ace no quería el puesto, y el verlo ahora con una expresión tan seria le hizo querer preguntarle algo.

    — Ace, ¿por qué te encuentras tan serio? — Wagner creía que algo le pasaba — ¿Se trata de lo que dijo Magnus?

    — Sí, no puedo dejar de pensar en eso — Ace tenía un recuerdo de hace más de un año en mente — La idea de ser comandante no me parece muy llamativa.

    — ¿Por qué no? — Wagner quería saberlo.

    Ace recordó al comandante Morris luego de que Magnus le mencionara lo ocurrido. Pero no recordó el engaño, sino que recordó una parte de la historia que él le contó cuando lo atacó junto a Michael y Devlin.

    — ¡¿Ace? Ace! — Wagner no quería que Ace lo ignorara.

    — Lo siento, lo siento — Ace supo que quedó absorto por un momento.

    El soldado del Zenith tenía una frase que el comandante Morris le contó dando vueltas en la cabeza.

    — Él me dijo — pensaba Ace para sí mismo — Que tenía una mujer a la que amaba, y que su pérdida lo dejó destrozado. Y fue por eso que me adoptó.

    Ace no dejaba de imaginarse a él mismo siendo comandante y teniendo el mismo destino que el hombre que lo cuidó. Por alguna razón, se imaginó a su novia muriendo en una misión, y quedando solo tal y como su padre adoptivo, si lo podía llamar así, había quedado. Él no deseaba que eso ocurriera. El ser comandante quería decir que debía cuidar de sus soldados por igual, y que, si en algún momento tenía que salvar a varios de ellos dejando morir a Agustina, lo debía hacer. El puesto requería de más firmeza que ser el líder de un equipo, y Ace no estaba preparado para eso.

    — Wagner, tú eres el líder del equipo, eso quiere decir que eres un mejor soldado que yo — Ace mintió para no revelar la verdad a su compañero en aquel momento — Tú deberías ser el comandante.

    — Entiendo que eso te haga sentir mal, pero piensa bien, Ace — Wagner lo quería hacer entrar en razón — Tu rendimiento y el mío en la guerra contra los berrod ha estado muy parejo, y es por eso que se nos ofreció este puesto. Eso quiere decir que ahora mismo tú y yo estamos empatados. Y cabe la posibilidad de que seas mejor en el rol de comandante que yo. Si ese fuera el caso y tú renuncias al puesto, nos podríamos perder de un buen comandante. Además, no me agrada la idea de ser comandante solo porque tú te quieras retirar.

    — Es solo que no creo que merezca tener ese puesto — Ace no se sentía con ganas de revelar sus verdaderos motivos a su compañero.

    — Bueno, Magnus es el líder del Zenith y la última palabra es suya — contestó Wagner poniéndose serio — Dijo que se decidiría con una misión. Si no quieres el puesto, entonces deberás bajar tu rendimiento en la misma. Pero eso sería muy peligroso, Ace. Podrías morir. O incluso peor, podría morir Agustina.

    Las palabras de Wagner dejaron helado a Ace. Haber considerado la probabilidad de que su novia muriera era demasiado, y que ahora Wagner se lo dijera era como un balde de agua fría. Ace sabía que había riesgos, pero siendo un simple soldado, podría proteger a Agustina sin que se lo cuestionaran. Ser comandante quería decir que no podría hacerlo de la forma en que él quería.

    Antes de que la conversación pudiera seguir, el comandante Zion entró en la habitación.

    — Estuve buscándolos un rato — el comandante se sentía un poco molesto — Vengan. Es hora de que volvamos a la Tierra.

    — ¿Ya regresaremos? — preguntaba Wagner, quien no llamó a su padre de la forma en que él quería.

    — ¿Cuál es el plan, comandante Stones? — Ace quería saber cuál sería su procedimiento.

    — Vamos a guiar a esa nueva especie hacia un punto donde varios soldados del Zenith estarán esperando — contestó el comandante — Y luego veremos si podemos llegar a un acuerdo con ellos. Magnus quiere que se nos unan a la causa de explorar el espacio. En caso de que no quieran, no los dejaremos escapar.

    — Será mejor ir a prepararnos cuanto antes — contestó Wagner.

    — Lakor, ¿podría pedirte que te adelantes hacia el helicóptero? — pidió el comandante Zion — Quisiera hablar un rato con mi hijo.

    — Como usted ordene, comandante Stones — Ace salió de la sala.

    Wagner se sorprendió de que su padre quisiera hablar a solas con él, y supuso que se trataría de lo que habían discutido con Magnus hace tiempo atrás.

    — Escucha, hijo — Zion ya no hablaba como comandante, sino como padre — No quiero que pienses que tendrás el puesto de comandante asegurado solo por ser mi hijo. Como tu padre me honraría que lo tuvieras, pero como comandante, debo usar mi juicio. Tu rendimiento y el de Ace están parejos, por lo que tendrás que esforzarte si quieres tener el puesto de comandante.

    — Lo sé, papá — Wagner también hablaba de forma confiada con él — Siempre me he esforzado para ser el mejor. No dejaré de hacerlo ahora.

    — Voy a decirte una cosa importante — el comandante se había puesto algo más serio — No debes decir esto a nadie más. Es vital que consigas el puesto de comandante ahora.

    — ¿Por qué razón? — preguntó Wagner, sin entender a qué se refería.

    — Magnus ahora mismo es el líder del Zenith, pero él nunca se ha dispuesto a pensar en quién podría ser su sucesor. Él ha dejado en claro que quiere que alguien con experiencia militar tome el cargo una vez que se retire, pero nunca ha seleccionado a una persona para ese puesto. Yo le propuse una vez que tú serías ideal para el puesto, pero que para eso necesitarías experiencia.

    Las palabras de Zion se sentían fuera de lugar para Wagner. Por alguna razón, sintió que le estaban colocando una carga inmensa y muy pesada sobre sus hombros.

    — Pero para que seas el líder, primero debes ser comandante — Zion siguió con su charla — Si algo llega a ocurrir, lo más probable es que yo quede a cargo. Y no puedo nombrarte como sucesor de forma directa, porque eres mi hijo y eso causaría conflictos. Es por eso que necesito que te esfuerces ahora más que nunca, y que demuestres iniciativa tanto a Magnus como al resto de sus hombres de confianza.

    — ¿Qué ocurrirá si Ace llega a obtener el puesto de comandante? ¿Él se convertiría en líder?

    — No. Él es extranjero. Ha demostrado ser útil y leal, pero un extranjero no puede estar a cargo del país. El puesto de comandante es lo más alto que Ace podrá llegar. El caso es que puede terminar superándote y convertirse en comandante. Y si eso ocurre, no podré nombrarte como líder una vez que Magnus se retire. Es por eso que es importante que no permitas que Ace te supere ahora.

    Wagner se sentía muy extraño ahora. El peso en sus hombros se había multiplicado, pero así también la emoción. Su sueño desde que era niño era convertirse en comandante, pero ser el líder absoluto del Zenith es algo que nunca se le habría pasado por la cabeza, y ahora que supo que tenía una oportunidad de serlo, la emoción le recorrió por todo el cuerpo. Supo que ser líder era cosa seria, y que no debería emocionarse, pero no podía evitarlo.

    Supo que su padre esperaría lo mejor de él, y que claramente, como una persona competente, no podría darle ningún favoritismo por encima de Ace. Wagner tomó una decisión. Iba a esforzarse lo más que pudiera, y conseguiría superar a Ace para obtener el puesto de comandante, para luego convertirse en líder.

    — Papá, te prometo que daré lo mejor que pueda dar de mí, y todavía más — Wagner miró a su padre con una sonrisa — Ya lo verás. Entrenaré y observaré a mis compañeros para que no haya lugar a dudas en tu decisión y la de Magnus.

    — Me alegra escuchar eso — Zion se sentía muy orgulloso del hijo que había criado — Será mejor que nos pongamos en marcha para llegar al encuentro con estos nuevos extraños lo más pronto que podamos. Recuerda que no puedes hablar con nadie sobre esto.

    Padre e hijo se retiraron de la sala para dirigirse al helicóptero que los llevaría de regreso a la Tierra. Con un tema importante ya discutido, ahora lo importante sería encargarse de la situación actual más urgente en ese momento.

    […]

    Muy lejos de la Tierra, pero en el interior del Sistema Solar, una nave espacial se encontraba navegando sin ninguna especie de rumbo fijo. El mensaje había sido enviado, y ahora se encontraban recorriendo el sistema en espera de recibir alguna clase de respuesta.

    Desde el exterior, la nave se ve de un gran tamaño, y el interior se encarga de demostrarlo. La nave cuenta con una enorme cantidad de habitaciones y salas. Es espaciosa, contando con la capacidad de meter dentro a una cantidad aproximada de cien humanos adultos. La nave contaba con habitaciones comunales, en las cuales pueden habitar hasta veinte personas al mismo tiempo. En frente de dichas salas hay una sala con máquinas extrañas, al lado de la misma se encuentra lo que parece ser un laboratorio, y pasando esa sala, hay una aún más pequeña.

    Dicha sala era la sala de comandos, y en el interior de dicha sala se encuentran dos seres peculiares. Dichos seres contaban con una altura aproximada de 175 centímetros, sus pieles eran de un color azul claro, cabello gris, ojos color rojo, y brazos y piernas de tamaño acorde al de sus delgados cuerpos.

    En el interior de la sala hay un total de seis monitores de gran tamaño, y dos equipos de sonido en la pared. En el centro una mesa con forma hexagonal, con una silla en cada lado de la figura. En el centro de esa mesa, y también en las paredes, hay varios equipos electrónicos, cada uno con una función distinta.

    Las dos figuras, que se aprecian de sexo masculino a simple vista, se encuentran en silencio, cuando una tercera entra en la sala.

    — ¿No han respondido al mensaje? — preguntó quién acababa de entrar a la sala.

    — Lamentablemente no, Lankir — fue la respuesta de uno de los que estaba en la sala desde antes— Quizá este sector tampoco tenga vida.

    — En un principio me rehusaba a creer que esos meteoritos acabaran con toda la vida en el universo, pero ahora… — el tercero se mostraba pesimista — Es probable que seamos los últimos seres vivos en el universo.

    — Ese pesimismo no es común en usted, general — el que responde al nombre de Lankir intentó levantar los ánimos — Es imposible que toda la vida en el universo haya sido erradicada. Nosotros sobrevivimos, quiere decir que otras especies más tuvieron que poder hacerlo.

    — ¿Y qué tal si sobrevivieron y están igual que nosotros? — preguntó el segundo en hablar — Podrían estar recorriendo el vasto universo buscando un nuevo planeta que habitar.

    — Si ese es el caso, eso quiere decir que estamos condenados a recorrer el universo sin encontrar nada — el general seguía mostrándose pesimista — Hasta que ya no quede ninguno de nosotros.

    Fue en ese preciso momento que una de las máquinas de la nave emitió una alarma. Lankir, reaccionó rápido y se acercó hacia dicha máquina, la cual era la que se encargaba de captar los mensajes. Echó un vistazo a la pantalla de la misma, y logró verificar, por su propia cuenta que un mensaje había sido enviado, y que la máquina lo captó de forma exitosa.

    — Ya puede dejar de preocuparse, general Orikrof — Lankir mostró una sonrisa al general para que pudiera levantar sus ánimos — ¡Es un mensaje real, y proviene de un planeta no muy lejano!

    — ¿Cuánto tiempo nos tomaría llegar hasta allá? — preguntó el que parecía estar a cargo.

    — Me arriesgaría a decir que nos tomaría solo poco más de un hasarb — contestó Lankir, expresando el tiempo en la medida de su especie.

    — ¿Y qué es lo que dice el mensaje? — preguntaba el general Orikrof, con curiosidad de saber qué era lo que le habían enviado.

    — Lo reproduciré para que todos en la nave lo escuchen — Lankir manipuló la máquina para que todos pudieran escucharla — Ahora empieza.

    — “Espero que esta respuesta sea capaz de llegar a ustedes” — la voz de Magnus se escuchó en toda la nave, al igual que su mensaje — “Logramos captar la señal que nos han enviado, y nos gustaría que pudiéramos ponernos en contacto lo más rápido posible. Si ustedes nos han dicho la verdad, y no son una especie hostil con motivos que podrían resultar perjudiciales para nosotros, entonces siéntanse libres de venir a nuestro planeta. Los estaremos esperando con alimentos listos para comer y armas listas para disparar. De ustedes dependerá con cuál de las dos los vamos a recibir cuando lleguen a nuestro encuentro”.
     
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  4.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Tal como te prometí me he leído ambos capítulos y debo decirte que por el momento va pintando muy bien esta parte de LGC. Por ahora, no hay mucho qué comentar, ya sabes que al menos yo me centro en ciertas cosas de los capítulos, así que este comentario no va a ser muy extenso.

    Primero que nada, lo que más ha destacado en estos dos capítulos son dos cosas; el mensaje y el ladrón. Tomando como referencia este último quiero decirte que me morí de risa con estos dos diálogos.

    — [...] ¡Usted conocerá cada paso que Zenith vaya a dar antes de que compren sus zapatos para caminar!

    No sé quién fue el imbécil que te enseñó esa frase tan patética, pero me alegra oír eso [...]

    De donde sacaste ese diálogo? Me dio mucha risa porque parece sacado de una comedia XD. Ahora bien, en base al mensaje quiero recalcar varias cosas. Por un lado la especie, esta nueva y desconocida especie me recuerda mucho a las Asari del juego de Mass Effect (La trilogía y Andromeda) en especial por su descripción. Supongo que aquí hay hombres y mujeres lo que sería muy diferente a las Asari donde todas son mujeres.

    Quedé impaktado XD cuando me di cuenta que esta nueva especie ha estado, aparentemente, vagando por el espacio en una nave sin rumbo ni dirección. Lo que me resulta curioso es que yo usé en su momento esta misma idea en Genesis (Versión vieja/Ya no forma parte del canon actual), donde los seres que iniciaron todo vagaban por el espacio en busca de un nuevo planeta que habitar debido a que su planeta de origen lo perdieron a raíz de un problema en el núcleo.

    Así que por ese lado me sentí un poco más identificado ya que en su momento yo escribí algo similar. Retomando los nuevos extraterrestres, quiero decirte que no me trago del todo que esta raza sea pacifica, al menos hasta que no lo vea (lea). De modo que lo que tenga que opinar respecto a ellos lo dejaré para el próximo capítulo.

    Me sorprendió mucho que Ace no quiera el rango de comandante, pero teniendo en cuenta su pasado y lo que su padre adoptivo le comentó alguna vez, es comprensible el temor de Ace, y espero que nunca se haga realidad.

    Eso es todo hasta el momento, nos vemos la próxima oportunidad. Saludos y hasta luego.
     
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  5. Threadmarks: El descenso y el contacto
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Título:
    La Gran Catástrofe IV Los Últimos Viajeros
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    5015
    Saludos a todos. Llegó el sábado y es el momento de publicar el capítulo de la semana. Espero que lo disfruten, aunque sé que así será.

    Tengo una novedad, y es que, para ayudar al seguimiento de la historia, he decidido actualizar el día de ayer la entrada de blog que habla sobre los personajes de la historia, tanto vivos como muertos. Antes dicha entrada solo ponía el nombre de los personajes y se encargaba de informar si se encontraba vivo o no en el momento actual. He decidido agregar algo de texto informativo sobre la función de los personajes en la historia y de las causas de su muerte en el caso de los personajes fallecidos, para contribuir más y ayudar al lector a seguir a todos los personajes que hay, que sé que son varios y pese a las peleas y muertes que pueda llegar a haber, los personajes nuevos van a seguir llegando. Además, es muy probable que los personajes nombren en ocasiones a otros personajes de la historia que ya han fallecido, y que a ustedes quizá no recuerden demasiado a ese personaje. Por ende, esta guía los ayudará.

    Sin más que decir, más que desearles un buen fin de semana y que disfruten del capítulo, los dejaré con la lectura.


    El descenso y el contacto:

    El mensaje ya se había escuchado en toda la nave, y los tres seres que se encontraban en la sala de mando ahora se encontraban mirándose fijamente en silencio. Uno de ellos, el que responde al nombre de Lankir, se encontraba sonriente, mientras que el general Orikrof y el otro de los seres tenían la mirada muy seria. En ese momento, tres miembros más de esa raza entraron a la sala en donde se encontraban ellos. Dos de ellos, uno con rasgos masculinos y una con rasgos femeninos, se veían jóvenes de la misma forma que Lankir. El tercero se veía todavía más joven que los tres, y se notaba que era de rasgos masculinos.

    — Parece que el mensaje al fin fue respondido — dijo uno de ellos, el mayor de los tres — ¿Qué es lo que tienen pensado hacer?

    — ¿Qué es esa pregunta? — respondió Lankir — Es obvio lo que tenemos que hacer. Entrar en contacto con esa especie, fue para eso que se envió el mensaje en primer lugar.

    — Ya lo sé, Lankir — su respuesta fue mucho más seria — A lo que me refería es cómo íbamos a hacer eso.

    — Yo voy a llevarme a los dos guerreros silenciosos que tenemos — el general Orikrof se adelantó a los demás — Bajaré y observaremos si son una especie amigable o una hostil.

    — Pienso ir yo también — el que había hablado primero de los tres que recién llegados se mostraba decidido — Será una buena oportunidad de ver de qué se trata.

    — No deberías ir, Aurio — contestó el que ocupaba el rol de líder en ese momento — Eres joven, y eso te convierte en el futuro de nuestra especie.

    — No diga esas cosas, líder — contestó quien parecía llamarse Aurio — Yo no tengo una pareja con la cual reproducirme. Yo no soy el futuro de nada. Él futuro es su hijo, Lankir.

    — Aurio, no lo digas de esa forma — Lankir quiso tranquilizar a su amigo.

    — Es la verdad — contestó Aurio — Tú eres el futuro. Yo soy el presente, y es por eso que me corresponde ir a mí.

    — Si es así como te sientes, no te detendré — el líder se acercó al general — Será mejor que preparen las armas y los trajes de batalla en caso de que tengan que escapar.

    — Eso haremos — contestó el general, saliendo de la sala — Andando, Aurio.

    — ¿Quieren llevarse el cañón que inventé? — preguntó Lankir, ofreciendo su ayuda a pesar de no ir.

    — No es conveniente — contestó Aurio algo molesto — Si nos derrotan, lo perderemos y les daremos un arma muy útil a alguien que no lo merece.

    El líder, el general, y el joven se retiraron de la sala de mando, quedando solo Lankir, quien era hijo del líder, la mujer joven y el otro chico que era aún más joven que los dos. La mujer miró a Lankir sintiendo algo de tristeza, por lo que se acercó a él y le tomó la mano, sabiendo que eso lo haría sentir mejor.

    — ¿Estás bien? — preguntó la chica, mirando a Lankir con una mirada de preocupación — ¿Es lo que dijo Aurio lo que te preocupa?

    — Exactamente — contestó Lankir — Ha estado distante conmigo desde que tú y yo…

    — No es culpa tuya, ni tampoco mía — contestó la chica — Él tendrá que vivir con eso y aprender a manejarlo.

    — Aun así, no me gusta ver a mi mejor amigo así — contestó Lankir.

    — Entonces tengo una idea — dijo el joven — ¿Qué les parece si yo tomo su lugar y voy a ese planeta?

    — Ni hablar, Gan — contestó la chica muy enojada tras escucharlo hablar — No pienso ponerte en peligro. No después de lo que le pasó a nuestra familia.

    — ¡Pero se supone que soy un guerrero! — el chico, Gan se mostró furioso — ¡Así es mi naturaleza, y tú solo intentas que no la siga!

    — ¡Eso es por el gran peligro que hay! — contestó la chica, manteniendo su postura — ¡No te dejaré ir a un planeta desconocido, y menos en el primer descenso!

    Gan se dio cuenta de que no tenía sentido seguir discutiendo con la que era su hermana mayor, por lo que decidió retirarse sin decir nada más. Claramente se encontraba muy molesto, y Lankir también lo notó.

    — Tu hermano tiene el carácter de un guerrero, Wida — le decía Lankir acercándose a ella.

    — Pero no tiene la experiencia ni la sabiduría de uno — le respondió, imitando las acciones de Lankir — Por eso tengo que protegerlo, hasta que se haga más fuerte. Se lo prometí a mi madre.

    Lankir y Wida, quienes eran pareja, se daban cuenta de que estaban en situaciones similares. Ambos cuentan con seres queridos que se ven frustrados ante la forma en la que viven en la actualidad, y se sienten mal por tener que discutir con ellos, más aún dadas las circunstancias en las que viven. Ambos decidieron quedarse en la sala, sabiendo que el líder de la nave volvería pronto para cuando comenzara la operación.

    Mientras tanto, en otra sala de la nave, el general Orikrof, el guerrero Aurio, y otros dos guerreros quienes no habían dicho una palabra desde que estaban ahí, se encontraban poniéndose unos trajes especiales para la batalla, diseñados por otros miembros de su especie. Dichos trajes cuentan con un pantalón de color gris que cubre la pierna por completo, y una camisa del mismo color, hecha del mismo material que cubre el torso por completo. En lo que vendrían siendo las muñecas, contaban con un par de brazaletes de poca longitud y grosor, de color azul parecido al de su piel, pasado casi inadvertido si no se mira de cerca. Además, en el cuello cuentan con un protector de color blanco, que resalta mucho con el color de su piel. Una vez terminaron de cambiarse, cada uno de ellos se acercó hacia un contenedor en donde había guardadas armas. Estas tenían el diseño parecido a una escopeta humana, con la diferencia de que la culata era muy ancha y el cañón muy pequeño.

    Una vez que terminaron de prepararse, salieron y se encontraron con el líder, quien se encargaba de controlar todo lo que ocurría en la nave en la que viajaban. Todos se dirigieron hacia una sala ubicada en el centro de la misma, y en ella se podía ver una compuerta que se abriría para dar salida a un objeto de gran tamaño. En el centro de la sala había dos cápsulas de un tamaño muy grande, ancladas al suelo. Más allá de eso, no había ninguna otra cosa en la sala, probablemente para evitar que algo se desprendiera y cayera al vacío una vez la compuerta se abriera.

    — Por primera vez desde que abandonamos nuestro hogar las vamos a usar — decía quién era el líder — Lo mejor será que las enciendan y revisen que todas las funciones de una de ellas funcionan a la perfección.

    — ¿Cómo vamos a saber a dónde apuntar la cápsula? — preguntó el general — Te recuerdo que son artefactos de guerra programados para caer en una posición, y no se pueden maniobrar.

    — Analizaré la señal que hemos recibido y les enviaré la posición — contestó el líder — Por ahora quiero que se encarguen de revisar que funciona bien, del resto me encargaré yo.

    — Como usted diga, Terrior — contestó Aurio, revelando el nombre de quien era el líder de dicha especie.

    — ¿Ya tranquilizaste a todos los demás? — preguntó Orikrof, algo preocupado por la forma en que los otros seres que viajaban en la nave pudieran reaccionar.

    — Ellos confían en mí y en ustedes, así que ya están tranquilos — Terrior se disponía a abandonar el lugar para analizar la procedencia de la señal — Les deseo la mejor de las suertes.

    Estrechó las manos con cada uno de sus guerreros que iban a dirigirse a lo que sería un planeta desconocido para ellos, y luego se retiró ante la mirada de los cuatro. Todos lo respetaban y lo admiraban, ya que le debían la vida a esa persona. Así fue como el general y los tres guerreros abordaron una de las cápsulas para probar que todas y cada una de las funciones estuvieran en un nivel correcto de funcionamiento.

    […]

    Un vehículo llegó hacia la base del Zenith en donde se encontraban todos exceptuando a Ace, Wagner y el comandante Zion. Ellos tres bajaron de dicho vehículo y observaron a todos sus compañeros, incluidos los dos garak que estaban con ellos, se encontraban en las afueras de la misma esperándolos.

    — ¿Qué es lo que ocurre, comandante Stones? — preguntó Plamo, quien se veía algo alterado — Hemos escuchado varios vehículos moverse en una misma dirección, armando un gran escándalo. Estábamos esperando a que usted llegara.

    — ¡Una especie de otro planeta ha enviado un mensaje que fue captado por nuestros satélites! — el comandante Zion les hizo un gesto con la mano para que se dirigieran al interior de la base a todos — ¡Magnus ha respondido y les ha dicho que vinieran a la Tierra! ¡Quiere verificar si esa especie es hostil o no!

    — ¡¿No es un poco peligroso hacerlo de esa forma?! — preguntó Michael, a quien todo le parecía muy repentino — ¡No sabemos nada sobre ellos!

    — No, pero Magnus cree que, si fueron capaces de enviar un mensaje hacia nuestros satélites sin la necesidad de configurarlos, podría tratarse de una especie inteligente — explicaba el comandante dirigiéndose a la armería para tomar un rifle de combate — Pero sea cual sea el caso, vamos a recibirlos y ver cuáles son sus intenciones.

    — Una especie llega a nuestro planeta y nosotros enviamos un equipo para recibirlos — comentaba Gwyn mientras tomaba un arma, al igual que sus compañeros — Es muy parecido a lo que ocurrió con nosotros y los garak hace más de unos meses.

    — Así es, pero esta vez intentemos que no haya ningún malentendido — Thomas se mostraba muy serio al respecto — Nada de secretos.

    — Nosotros no tenemos nada que ocultar — contestó Dustin, mirando fijamente a Domir y a Plamo.

    — No es necesario que nos hablen de esa forma — respondió Plamo, muy molesto porque hayan sacado ese tema nuevamente — Cometimos un error por estar en medio de una guerra. Quizá ahora que estamos en un período de paz podamos hacer las cosas bien.

    — Por nuestro bien, será mejor que así sea — contestó Alicia, quien no guardaba rencor por lo ocurrido en el pasado, pero nunca olvidaría una cosa así.

    Los soldados humanos tomaron las armas, mientras que los dos garak que estaban con ellos tomaron las que les correspondían. Dado a que ya habían partido varios soldados hacia lo que sería el lugar del encuentro, no les daría tiempo a ponerse las armaduras, las cuales se las habían quitado tras el entrenamiento. Una vez que cada uno de ellos tomó un arma, todos salieron hacia afuera para dirigirse a los vehículos y partir hacia el lugar donde se encontrarían con otros soldados del Zenith.

    Agustina notó que Ace iba caminando al fondo del grupo, con la mirada puesta abajo. Eso le preocupó un poco, por lo cual decidió acercarse para hablar con él.

    — ¿Ocurre algo? — preguntó la chica con una voz dulce — ¿Qué fue lo que dijo Magnus?

    — Es algo serio — fue la respuesta de Ace, que no quería hablar sobre el tema ahora — Y ahora mismo estamos ante lo que podría ser un problema, así que lo discutiremos después.

    — Como quieras — Agustina supo que Ace no le diría nada debido a lo que debían hacer en ese preciso momento, por lo que no insistió más con el tema.

    Wagner miró hacia atrás y logró escuchar la conversación que ambos mantuvieron. Tras mirar a Ace, se dio cuenta de que el problema con el que le hayan ofrecido el puesto de comandante no se debía solo a lo que le había contado, sino que podría estar relacionado con su novia. Alicia y Gwyn, quienes también notaron la conducta extraña de parte de su compañero y la forma en que Wagner estaba mirando, se acercaron para hablar con él.

    — Dime, Wagner — Alicia llamó su atención — ¿Qué fue lo que les dijo Magnus?

    — Es algo que no tenemos permitido decir — Wagner recordaba las palabras de su líder — Y ahora que lo pienso mejor, Ace no debería hablarlo con Agustina.

    — ¿Es algo grave? — Gwyn quería estar segura de que no pasara nada malo — Imagino que eso si es algo que puedan decirnos.

    — No lo considero nada grave, pero puede que Ace sí — Wagner quería contestar sin revelar nada de información — De cualquier manera, no tienen que preocuparse. No es algo peligroso.

    — ¿Entonces por qué Ace se ve tan preocupado? — Alicia no dejaba de mirarlo y compararlo con la forma en la que se encontraba antes de irse.

    — Deberías preguntárselo a él — Domir se metió en la conversación, de una forma muy seria que no agradó a la humana — Pero ahora mismo nos estamos dirigiendo a un encuentro con desconocidos, y en estos casos es mejor no centrarse demasiado en lo que ocurre alrededor. Ace es un gran soldado, y lo ha demostrado al vencerme varias veces en los entrenamientos. No deberían preocuparse por alguien así.

    — Nos preocupamos porque es nuestro compañero — Gwyn no estaba muy contenta con las cosas que Domir dijo, a pesar de sus intenciones — Y lo que a él le pase, va a afectar al equipo.

    — Lo entiendo y lo lamento si no sonó bien, pero en estos momentos hay que centrarnos en otra cosa — Domir se disculpaba para evitar entrar en una discusión ahora mismo.

    — Él tiene razón, dejaremos esto para otro momento — Wagner le puso final a la conversación que estaban teniendo.

    Los soldados del Zenith y los garak subieron a los vehículos. Eran un total de once personas, por lo que necesitarían de tres vehículos en total para transportarlos a todos. El comandante Zion viajó en el primer vehículo junto a su hijo Wagner, Dustin y los dos garak. En otro de los vehículos iban Michael, Thomas, Gwyn y Alicia, dejando a Ace y a Agustina en el tercer vehículo al final de la fila.

    Durante el trayecto, Dustin tuvo una duda que lo estaba inquietando.

    — ¿Cómo vamos a saber en dónde van a descender? — preguntó el soldado.

    — Magnus está manipulando la señal de los satélites emisores para que parezca que sale de una de las bases militares — contestó el comandante Zion — Es la base que Black Meteor atacó hace tiempo. Eligió esa ubicación ya que se encuentra lejos de una zona residencial y cerca de la frontera con Black Meteor.

    — ¿Confía en que esa basura humana preste ayuda? — Plamo hablaba de esa forma acerca de los soldados de Black Meteor debido a las cosas que le contaron sus compañeros.

    — Este es su planeta, también — Zion fue directo con el garak — Si algo pasa, ellos van a tener que intervenir.

    — ¿Y qué nos garantiza que los que han enviado el mensaje realmente vayan a bajar en esa zona solo porque la señal proviene de ahí? — preguntaba Dustin, pensado en el caso en que no lo hicieran.

    — Según Magnus, se trata de una prueba para ellos — el comandante se veía muy serio — Si aterrizan en el lugar del que procede la señal, quiere decir que dijeron la verdad al decir que no eran hostiles. Y si no lo hacen, quiere decir que algo están ocultando.

    — Lo descubriremos al momento de que aterricen — fue la respuesta de Wagner, que miraba su arma de forma seria, sabiendo que, de producirse un enfrentamiento, eso contaría para la elección del nuevo comandante.

    En el segundo auto, viajaban Michael, Thomas, Gwyn y Agustina. El silencio dominaba en ese lugar, pero los pensamientos de cada uno de ellos no se quedaban callados. Thomas estaba esperando que la nueva especie que iba a llegar a la Tierra no se tratara de una especie hostil como las criaturas de Fientlig, o los berrod, ya que no se sentía lo suficientemente motivado para entrar en conflicto con alguien más ahora mismo. Owen, Bastien y Devlin habían muerto durante la guerra contra los berrod, y supo que, si iniciaba otro conflicto, alguno de sus compañeros podría morir. Era un escenario que quería evitar.

    Gwyn, por su parte, se mantenía muy seria respecto a lo que podía pasar. Al igual que su novio, ella no se encontraba mentalmente preparada para entrar en un conflicto con otra especie, sobre todo porque no conocían nada de ellos. Sin embargo, si había que pelear, era obvio que lo iba a hacer. Y ciertamente no iba a mostrarse blanda cuando llegara el momento de hacerlo, no después de toda la madurez que había podido alcanzar como soldado. La chica estaba preocupada por sus compañeros en el caso de que se desate un enfrentamiento, pero los que más le preocupaban eran los dos que viajaban con ella ahora mismo.

    Michael se miraba el brazo izquierdo, observando como aquel trozo de metal se mantenía clavado a su hueso, causando un daño que seguía sintiéndose en su cuerpo. Todo con el objetivo que evitar que el berrod que estaba encerrado dentro de él fuera libre. Cuando miraba hacia atrás, se dio cuenta de que su imprudencia era injustificable. Debido a lo que había hecho, debía tener un cuidado especial con su brazo por el resto de su vida. Alicia, quien no dejaba de mirar a Michael y la forma en que este se miraba el brazo, se sentía mal por él. Aunque no fue culpa suya directa ni indirectamente, no podía evitar sentirse así, por más que Michael o alguien más intentara convencerla de lo contrario. El hecho de enterarse de que una nueva especie había hecho contacto con ellos y había avisado de su llegada a la Tierra le hizo recordar el momento en el que la nave en la que viajaba junto a su familia fue derribada por los garak. No podía evitar pensar que podría ocurrir una situación parecida si ellos se veían obligados ahora a derribar la nave que iba a entrar a la Tierra, aunque no tuvieran los recursos armamentísticos para eso.

    En el último auto, Ace viajaba junto con Agustina. La chica era quien conducía, ya que había notado que Ace no se sentía del todo bien. No creyó que Ace pudiera perder la concentración, sino que lo hizo para que pudiera descansar en caso de que la reunión con Magnus lo hubiera estresado un poco. La chica sentía muchas ganas de sentarse con él para charlar de forma más tranquila lo que estaba pasando por su mente, pero supo que él no hablaría de algo así durante una situación como la que se encontraban ahora. Aun así, se vio en la obligación de hablar con él.

    — Ace — la chica captó su atención — Si algo grave llega a ocurrir cuando nos encontremos con esta especie extraña, quédate cerca de mí. Te protegeré.

    Las palabras de su novia realmente conmovieron a Ace, e hicieron que una sonrisa se formara en su rostro. El soldado se sentía muy feliz de tenerla a ella, y eso solo incrementaba su miedo de perderla en caso de que se convirtiera en comandante.

    — Recuerdo que era yo el que solía decir eso — Ace contestó intentando relajarse — Te has vuelto muy fuerte.

    — Eso te lo debo a ti — contestó Agustina sin desviar la vista del camino — Y es por eso que quiero asegurarme de que no te pase nada.

    — No pasará, quédate tranquila — Ace quería que no se preocupara tanto por él — Por ahora centrémonos en lo que importa ahora, tendremos tiempo para conversar más adelante.

    Tras un par de minutos en los vehículos, los soldados del Zenith, los dos garak y el comandante Zion Stones arribaron a su destino. La base en la cual se daría la reunión con los extraterrestres que habían contactado con ellos, en caso de que siguieran la señal enviada por Magnus, sería la misma que fue atacada por Black Meteor hace un par de meses. Cuando llegaron, bajaron de los vehículos y vieron que varios soldados se encontraban armados formando una especie de barrera humana, dejando al frente el camino a la frontera con Black Meteor y detrás el camino hacia el Zenith. El grupo se acercó para integrarse a ellos, siendo el comandante Stones el que se dirigió al frente.

    — Comandante Stones — dijo uno de los soldados asombrado de verlo en ese lugar — Que bueno que esté aquí.

    — ¿Usted está a cargo? — preguntó Zion, notando que el soldado era el mayor de todos los que se encontraban allí.

    — En principio sí, pero ahora que usted está aquí no es necesario — contestó apartándose para que tomara su lugar — ¡El comandante Zion Stones ha llegado, a partir de ahora él dará las órdenes!

    Los demás soldados aceptaron, ya que creyeron que un comandante sería mejor para organizar al grupo que un soldado. El grupo de Zion simplemente se mezcló con ellos. Wagner notó como nadie hizo un solo murmullo cuando su padre fue dejado a cargo, y como aquel soldado se retiraba.

    — Se ve que tu padre es muy famoso entre los soldados — comentaba Gwyn, que se encontraba cerca.

    — Lo es, pero no es por eso que ese soldado dejó el puesto — Thomas contestó a lo que dijo su novia.

    — ¿Qué te hace decir eso? — preguntó Gwyn algo confundida.

    — Se nota demasiado — Plamo daba su punto de vista — El soldado sabe que es mejor dejar a cargo a alguien más para no tomar responsabilidad por lo que pueda llegar a ocurrir.

    — Y considerando que se trata de una especie desconocida, es normal que quiera dejar a cargo a un comandante — Thomas complementaba las palabras de Plamo.

    — Pero no hay de qué preocuparse — Wagner no dejaba de observar a su padre — Él está listo para esto — luego de esa frase, el soldado candidato a comandante se sumergió en sus pensamientos — Y yo también debo estarlo, así que será mejor que observe con atención. Plamo y Domir tienen experiencia en esto, según lo que me contaron. Podré usar su ayuda si las cosas salen mal.

    La gran cantidad de soldados del Zenith se puso firme y con las armas en alto, a la espera de que aquellos seres que habían enviado un mensaje se decidieran a descender a la Tierra, para comprobar que tan verdaderas eran las declaraciones que habían hecho.

    […]

    La nave de esa especie cuyo nombre todavía es desconocido para los humanos se encontraba cerca de la Tierra, lista para entrar a la atmósfera en unos seis minutos en tiempo terrestre. En la sala donde se encontraban las dos cápsulas, donde una de ellas ya se encontraba desanclada y lista para el descenso, el líder de dicha especie, quien responde al nombre de Terrior, se encontraba junto a su hijo Lankir, la chica llamada Wida y su hermano menor, Gan. Ellos cuatro habían ido a desearles suerte al general Orikrof, al soldado Aurio, y a sus dos acompañantes, quienes por alguna razón no decían ninguna palabra.

    — Tengan mucho cuidado — Terrior mostraba preocupación por los suyos — Ya hemos perdido demasiado.

    — Seremos precavidos — comentó el general, sabiendo el riesgo al que se expondrían — Lamentablemente no hemos podido ensayar este plan más allá de la teoría, pero me alegra que por fin hayamos encontrado a alguien.

    — No disparen al menos que se vean obligados — Lankir parecía nervioso de que iniciara un conflicto entre sus amigos y los miembros de esta nueva especie — Y si ven que sus números son muy superiores, intenten huir.

    — No pienso instigar ninguna clase de conflicto — Aurio se tomaba las cosas muy seriamente — Aunque realmente no me importa si vivo o muero. Después de todo, no hay nada esperándome ni aquí, ni en nuestro planeta, ni en el planeta al que vamos a ir. Exceptuando a esos soldados que nos van a recibir, según el mensajero.

    — ¿Ya tienen decidido a donde van a caer las cápsulas? — preguntaba Gan, con mucha curiosidad por la misión, debido a que no le permitían ir.

    — Están programadas para caer en una coordenada específica — le comentaba Terrior — Ellos nos han enviado un mensaje desde una posición, pero manipularon la señal para que parezca que viene desde otra. Claramente no contaban con que nosotros pudiéramos descifrarlo.

    — ¿Y por qué motivo harían eso? — Wida sentía curiosidad por la forma de proceder de los habitantes de aquel planeta.

    — Asumimos que es para guiarnos hacia otro lugar — el general Orikrof logró adivinar las intenciones del Zenith — En cualquier caso, es ahí donde vamos a caer. Les haremos creer que nos han engañado, así tendremos una sorpresa para ellos en caso de que no sean tan amigables. Además, en caso de que sí lo sean, estaríamos quedando bien con ellos.

    — Ya estamos llegando al lugar — Aurio se percató de que la nave se estaba deteniendo, probablemente por detectar la fuerza gravitatoria del planeta — En marcha.

    — Regresen a salvo — Lankir esperaba que su gente no saliera herida en el encuentro que iban a tener.

    El líder y los otros tres soldados jóvenes que estaban allí se retiraron, dejando solamente al general y a sus tres soldados que acudirían al encuentro con el Zenith, tras haber enviado la señal. Los cuatro se sentían muy nerviosos al momento de subirse a la cápsula de descenso, pero era para eso que habían estado preparándose por un largo tiempo.

    La nave finalmente entró a la atmósfera del planeta Tierra, y luego, ahora comandada por el líder de dicha especie, se dirigió hacia el espacio aéreo que se encontraba sobre la posición que Magnus había decidido para que se reunieran. Al llegar hasta el punto exacto, la compuerta de salida se abrió. La cápsula que permanecía anclada al suelo se mantuvo firme, mientras que la que se encontraba suelta, salió por la compuerta que permanecería abierta. Eso último sería para permitirle a los soldados que irían a la Tierra un regreso rápido hacia la nave en caso de peligro.

    Tras salir de la nave, la cápsula de aterrizaje empezó a ser atraída por la fuerza de gravedad terrestre. Sin embargo, esto no duró mucho, ya que el general Orikrof activó un comando desde la consola de dicha cápsula, que estaba equipada con un sistema de navegación propio. Con esa acción ejecutada, la cápsula se estabilizó y comenzó a descender lentamente hacia el punto que tenían fijado. El general y los tres soldados esperaban pacientemente a que su medio de trasporte tocara tierra firme, para poder salir de dicha cápsula y encontrarse con los soldados que habían enviado el mensaje.

    Pasaron unos cinco minutos, y finalmente sucedió. La cápsula aterrizó despacio, lo que quería decir que ya se encontraban en su destino. El general se acercó a la puerta, dispuesto a ser el primer en salir.

    — Primero yo, y luego salen ustedes — ordenaba Orikrof — Y si notan que la situación se pone peligrosa, entren rápido a la cápsula y regresen a la nave.

    Todos asintieron, cosa que alivió al general de dicha especie, que sabía que sería el más expuesto, algo que formaba parte de su deber dada la posición que ocupaba. Lo dudó por unos segundos, pero luego despejó sus dudas y abrió la puerta de la cápsula para salir tres segundos después. Al mirar al frente, lo primero que vio fue a la gran cantidad de soldados que el Zenith había preparado para su bienvenida. Notó que algunos portaban armadura mientras que otros no, pero que todos estaban armados y apuntándoles a su dirección. Los dos soldados callados salieron de la cápsula, y vieron a los humanos formando una línea recta que podría evitarles el paso hacia una dirección, pero les dejaba el camino libre para ir a la otra.

    La tensión crecía demasiado, ya que los habitantes del planeta no bajaban las armas, cosa que ellos estaban esperando que hicieran debido a la ventaja numérica que tenían. Aurio y los otros soldados decidieron levantar sus armas ya que se sentían amenazados por la posición que tomaban los que debían recibirlos. Orikrof supo que no le quedaba otra opción más que levantar las armas al igual que sus soldados, dado a que los miembros de esa especie que era desconocida para ellos no bajaban las mismas, y de lo contrario, no podría defenderlos.

    Fue entonces como los cuatro recién llegados al planeta Tierra notaron que uno de ellos se separó del resto de su gente dando un par de pasos al frente, como si estuviera dispuesto a hablar.

    — Parece que no han tenido problemas para llegar hasta aquí — decía el comandante Zion, tomando la palabra por estar a cargo — Les doy la bienvenida a nuestro planeta llamado Tierra. Sé que ustedes pueden entender nuestro mismo idioma, ya que yo mismo escuché el mensaje que enviaron. Así que seré lo más directo posible — Orikrof asumió que él sería el líder por la forma en la que hablaba — Dígannos quienes son, y por qué están aquí.
     
    Última edición: 19 Enero 2020
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    Hola. Aquí estoy cumpliendo mi palabra, después de haber leído el capítulo anoche.

    El capítulo ha estado muy bien. Lo malo es que ha terminado justo cuando los nuevos seres aterrizan y me quedé con el clavo. XD.

    Debo decirte que esta nueva raza me ha llamado mucho la atención. Hay muchos misterios que los rodean y no puedo esperar por saberlos. Ahorita mismo es difícil opinar al respecto sobre uno en específico, esperaré a leer los próximos capítulos para saber más de ellos y poder opinar al respecto.

    La pregunta de ¿qué pasó con su planeta? Ha rondado por mi cabeza desde que leí el capítulo 2. Supongo que algo le habrá pasado porque de no ser así, esa raza no estaría en una nave vagando por el espacio sin rumbo ni dirección. Pienso que su planeta debieron perderlo a raíz de la misma lluvia de meteoritos que afectó la Tierra y el planeta de los Garak, pero habrá que esperar a ver si es así, o fue otra cosa por la que lo perdieron. Suponiendo que el planeta haya sido destruido o bien haya quedado inhabitable.

    Ahora esta raza ha llegado a la Tierra y aunque no se ha mostrado durante el capítulo que sean hostiles , todavía no me fío de ellos. Sí, somos desconfiados XD.

    Si estos tipos no son hostiles y logran un acuerdo con Zenith para explorar el universo. El Zenith tendrá una ventaja abismal contra BM, ya que el Zenith tendría dos tipos de razas como aliados y BM no tiene ninguna. Algo me dice que BM tendrá aliados extraterrestres en un futuro, pero estos no van a ser muy amigables en comparación a los que ha topado Zenith.

    Por otra parte, me preocupa la situación de Ace. El tema de ser comandante lo empieza a desconcetrar y aunque no lo desmuestre, pienso que es así. Espero que no afecte su rendimiento en las próximas misiones. Independientemente que quiera o no quiera el rango de comandante, no debe bajar su rendimiento porque algo así puede costarle caro al equipo.

    Por el momento eso es todo, toca esperar el próximo sábado para ver como sigue. Saludos y hasta la próxima.
     
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  7.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    No pude leer la anterior semana (ya sabes porqué fue XD) pero lo he podido hacer en esta y he de decir que pese a no ser capítulos espectaculares (no todos pueden serlo, lógicamente) me han gustado bastante. Se recoge lo que se siembra y estoy viendo que la parte 4 avanza de una forma pausada pero sin frenarse, lo que lo hace perfecto. Las cosas se están preparando para lo que sea que vaya a pasar en adelante, que seguro que pasa algo. No diré mucho más, cómo siempre, ya sabes que me centro en lo que más me ha llamado la atención de los capítulos para no explayarme mucho.
    Primero me gustaría admitir que esta nueva especie inteligente me intriga y mucho. Tengo mucha curiosidad por conocerlos más a fondo, su historia y demás. No obstante, ya has dado pinceladas de ello y por lo que parece, sufrieron lo mismo que la Tierra con la gran catástrofe, aunque les resultó muy mal para ellos. Me ha gustado también la forma de detallarlos, tanto a ellos como a la nave e incluso los trajes que se ponen, me ha hecho imaginarlos y eso fue divertido y muy bueno para la lectura. Su historia de vagar con una nave sin rumbo en busca de otras especies es una gran idea y espero que no sea una tapadera para algún secreto oscuro que tengan. Sinceramente, me transmiten confianza pero contigo escribiendo es difícil saber que ocurrirá XD.
    Por otro lado, el tema de Ace y Wagner tiene pinta de que es para largo. Entiendo a Ace pero no quiero que se lo ponga fácil a su rival y compañero, aunque éste tiene todas las papeletas para obtener el puesto, pues tiene a su padre de apoyo. Aunque la presión le puede jugar una mala pasada, tiene muchas posibilidades. Finalmente, Black Meteor. Hace mucho que no los veo en acción y tengo ganas de verlos. Aunque a veces parecen un chiste de país XD contratan al ladrón que les robaba suministros por su sorprendente forma de escabullirse, y precisamente el tipo es bueno en ello, pero parece algo tonto. No obstante, Lather prácticamente no ha tenido vida y es muy intrigante el saber más de él, porque quizá se haga el tonto pero sea el más listo de todos.
    Nada más que comentar, simplemente espero poder estar la próxima semana para leer el siguiente. Un abrazo, amigo, sigue así.
     
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  8. Threadmarks: Mensajero de la paz
     
    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe IV Los Últimos Viajeros
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    Ciencia Ficción
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    Saludos, amigos lectores. Llegó el momento de publicar el próximo capítulo de la parte IV.

    Entiendo que estos capítulos han sido muy calmados en comparación a los primeros capítulos de la parte III, en la cual, ya había un conflicto en el capítulo 2, y en el capítulo 4 se revelaron muchas cosas. La razón por la cual la introducción de esta parte IV toma demasiados capítulos y avanza de forma más tranquila, es porque desde el inicio estoy presentando una enorme cantidad de personajes nuevos, y a diferencia de lo que pasó con los garak y los berrod en la parte III, quiero explorar lo más que pueda en el comienzo, en lugar de dejar una introducción pequeña e ir avanzando poco a poco. Eso se debe en parte a las cosas que van a ocurrir en el futuro. No tienen por qué preocuparse, yo sé que estos capítulos puedan sentirse como si la trama se encontrara algo pausada, pero estoy introduciendo a varios personajes, y trato de que las interacciones entre ellos se vean más naturales. Acelerar las cosas sería muy forzado para mí.

    Les prometo que la acción no tardará en llegar, y cuando llegue, la van a disfrutar. Pero si paso directamente a la acción sin desarrollar antes el conflicto y a los personajes, se sentirá bastante insulso. A mí la guerra que hubo en la parte III no me gustó, porque de todos los personajes peleando allí, solo desarrollé a unos pocos. Estos capítulos más calmados me permitirán desarrollar mejor a los personajes antes del conflicto que habrá, y al hacerlo, cuando llegue el momento de la acción estoy seguro de que la disfrutarán mucho más. Solo deberán tener un poco de paciencia. Ya llegaremos a eso pronto.

    Con esa aclaración hecha, los dejo para que disfruten el capítulo.


    Mensajero de la paz:

    Todos los soldados del Zenith mantenían sus armas en alto apuntando a esos cuatro seres provenientes del espacio, de un planeta que claramente no era perteneciente al Sistema Solar ni ninguno de los otros sistemas que se encontraban en los alrededores, debido al largo tiempo que ha pasado hasta que llegaron al planeta. Esos cuatro se quedaban quietos, sin bajar sus armas, y ninguno de ellos decía siquiera una palabra, incluso después de que el comandante Zion les hizo una pregunta.

    A nadie se le escapaba nada. Si en ese momento pasara una mosca, al menos un segundo tercio de los soldados allí presentes se daría cuenta. Wagner alternaba en cada segundo para mirar tanto a esas criaturas extrañas para él y a su padre. No quería perderse ningún detalle. Un minuto transcurrió, y ninguno de esos cuatro dio respuesta alguna. Eso causó que Zion tuviera que insistir.

    — ¡Lo preguntaré una vez más! — gritó intentando intimidar — ¡¿Quiénes son y por qué están aquí?!

    El general Orikrof supo que no le dejarían quedarse callado por más tiempo. Intentaba ver si su silencio era capaz de provocar alguna clase de respuesta que no fuera reiterar un pedido. Pero no fue así. No le quedó más remedio que hablar.

    — Ustedes son más, y están en casa — decía sin levantar la voz — Deberían presentarse ustedes.

    — ¡Nada de eso! — Michael sorprendió hablando entre los soldados — ¡Ustedes enviaron el maldito mensaje, ustedes aterrizaron aquí, ustedes son los extraños… me parece justo que hablen primero!

    — ¡A mí no me parece justo que un enorme grupo sepa quiénes somos nosotros cuatro, mientras que nosotros cuatro no conocemos a nadie! — Aurio no tenía pensado hablar, pero decidió hacerlo al notar que otro de los soldados estaba respondiendo.

    — ¡No están en posición de hacer demandas! — ahora fue Ace quien tomó la palabra, sorprendiendo a todos, en especial a Wagner que no creyó que lo hiciera — ¡Están en desventaja! ¡Vinieron diciendo que no son hostiles, yo mismo lo escuché! ¡Demuéstrenlo!

    — De acuerdo — Orikrof volvió a tomar la palabra — Hablaré. Y recomiendo no levantar el tono. No estamos compitiendo para ver quién puede alzarlo más.

    — ¿Quiénes son y qué hacen aquí? — Zion repitió su pregunta por tercera vez, cosa que no le gustó.

    — Venimos de un planeta llamado Xarom — el general contestó al comandante — Nos hacemos llamar los xaromitantes. Si mal no recuerdo, tú dijiste que este planeta se llama Tierra. En ese caso su nombre de especie debe ser terramitantes.

    — Es un error — Gwyn quiso hablar al verse muy interesada en lo que ese ser decía — Nuestro nombre de especie es “humano”. Aunque “terrestre” también es válido.

    — Ya veo, agradezco la corrección de mi error — Orikrof contestó mirando a Gwyn y luego miró al comandante Zion, creyendo que él era el líder del Zenith — Tú eres el líder, así que escuchaste el mensaje que enviamos.

    — Lo escuché, pero no soy el líder — contestó Zion, cosa que dejó pensando a Orikrof y a Aurio.

    A pesar de estar en su planeta, los terrestres, así como los conocerían ellos desde aquel momento, no enviaron al líder a su reunión. El general no estaba esperando que ellos adoptaran su misma estrategia de enviar a un grupo de encuentro mientras que el líder se quedaba atrás. Le pareció lógico dado a que estarían exponiendo a alguien importante, pero también le hizo creer que no se trataría de una especie muy fuerte si estando en su planeta debían recurrir a esa clase de cosas. Zion, por su parte, notó que sus palabras dejaron pensando a aquel xaromitante, por lo que decidió retomar su conversación.

    — El mensaje decía que ustedes son viajeros en busca de un nuevo hogar — Zion comenzaba a pensar que no estaba hablando con el líder de dicha especie — ¿Qué ocurrió con Xarom?

    — Hace unos 32120 hasarbs, la vida en nuestro planeta terminó — contestó el general, recordando con tristeza ese día — Una lluvia de meteoritos se acercaba hacia nuestro planeta, y no teníamos forma de detenerla — todos notaron que el xaromitante estaba hablando de la Gran Catástrofe — Eran demasiados e iban a destruir el planeta al caer. Un grupo de nosotros logró escapar en una nave espacial en búsqueda de que alguna especie amigable nos brindara un lugar en su planeta. Para eso era el mensaje, estábamos buscando ayuda. El universo es un lugar inmenso por el cual viajar.

    Las palabras del general Orikrof causaron un gran impacto a los humanos, quienes se encontraban ahora en la posición de no tener ni idea de qué decir. A pesar de que quien hablaba estaba utilizando una medida desconocida de tiempo para ellos, supieron que ellos también habían sufrido la Gran Catástrofe. Si eso realmente era cierto, quería decir que podrían haber encontrado aliados potenciales para ayudarlos en la búsqueda de respuestas en el espacio. Sin embargo, nadie se quería anticipar a eso.

    Los que más incómodos estaban con el relato contado por el que actuaba como representante de esa especie eran nada más y nada menos que Plamo y Domir. A los xaromitantes les ocurrió lo mismo que a los berrod, según lo que estaba diciendo el ser que estaba frente a ellos, y ahora llegaban a otro planeta que no era el suyo a pedir asilo. El tan solo pensar que esta nueva especie pudiera tener una cosa en común con los tan despreciables berrod, les hacía tener escalofríos. Domir, quien seguía con la mente puesta en imitar a Likar, decidió tomar la palabra.

    — ¡Hace años escuchamos ese mismo relato de una especie conocida como berrod! — Domir creyó que Likar diría algo parecido — ¡Ellos vinieron a nosotros diciendo lo mismo, y cuando les ofrecimos nuestro planeta, intentaron conquistarlo! ¡Estoy pensando que ustedes quieren hacer lo mismo!

    — Domir, tranquilo — el comandante Stones ponía orden — No te dejes llevar por el pasado, hay que mirar hacia el frente ahora mismo. ¿Dijiste que tienen solo una nave espacial? ¿Dónde está y cuantos hay a bordo?

    — Somos unos cuarenta y ocho a bordo de la nave, contándonos a nosotros cuatro — a Orikrof le cayó bien la forma en que el que estaba al mando del grupo manejaba la situación — Nuestra nave se encuentra justo encima de donde nos encontramos nosotros, a una altura en la que ustedes no deberían poder verla. Descendimos en estas cápsulas, ya que somos un grupo que explora para asegurarse de que los más débiles no corran peligro.

    — ¿Cuántos guerreros tienen en esa nave? — preguntó Thomas, que se había mostrado muy interesado en conocer más sobre los nuevos seres que se encontraban en la Tierra.

    — Somos unos ocho y nada más — el general Orikrof fue sincero al responder, ya que supo que decir la mentira no daría una buena imagen de ellos — El líder decidió enviar solo a la mitad de nosotros para no exponer a los otros.

    — Eso quiere decir que podríamos derrotarlos en caso de que intenten algo — Plamo se veía más optimista en caso de que entraran en alguna especie de conflicto.

    — Ya me estoy cansando de quedarme parado haciendo preguntas — el comandante Zion decidió bajar su arma — Les daré un voto de confianza para que ya no tengamos que estar apuntándonos entre nosotros sin necesidad. Enviaré a cuatro de ustedes a que les quiten las armas, por seguridad. Luego los llevaremos al interior de un edificio que se encuentra detrás de nosotros. Si lo que dicen sobre no ser hostiles es cierto, entonces tendrán el asilo que han venido a buscar. Dependerá de ustedes.

    Orikrof se notaba un poco preocupado con la forma en que podrían salir las cosas. A pesar de que sus primeras impresiones de los humanos terrestres eran buenas, no se sentía preparado para bajar las armas. Por un lado, creyó que, si los humanos lo quisieran muerto, les habrían disparado hace tiempo. Pero otra parte suya pensaba que quizá ellos también estaban en una situación delicada y no deseaban perder a nadie, y que el jugar a ser amables sería una estrategia para desarmarlos. Fuera como fuera, él y sus tres compañeros llevaban las de perder.

    Tal y como dijo, el comandante Zion dijo que quería que cuatro de los suyos se acercaran para tomar las armas de los xaromitantes para ponerlos a prueba. Wagner fue el primero en pasar al frente, ya que decidió que tenía que hacerlo debido a que no tuvo nada que decir durante la primera charla. Zion estaba asombrado de buena manera al ver a su hijo tomar la iniciativa de esa forma. Como comandante estaba orgulloso, pero como padre estaba preocupado dado a que no portaba una armadura. Dustin, quien era un gran amigo de Wagner, también decidió ir. Consideró que era obligación suya ayudar a su compañero. Ace miraba a ambos acercarse y quiso hacerlo también, pero Agustina lo detuvo poniendo su brazo para evitarle el paso.

    — Déjame ir a mí — le dijo con una sonrisa mientras acompañaba a sus otros dos compañeros.

    El cuarto en acercarse no fue otro más que Domir, quien creyó que Likar habría hecho algo similar. Tres humanos y un garak se estaban acercando al grupo de recién llegados a la Tierra. El general giró la cabeza para mirar atentamente a sus tres acompañantes, y pudo percibir en sus miradas que no se sentían felices de tener que entregar las armas, pero para desgracia suya, no tenían otra opción. Entendían que en algún momento iban a encontrarse con otra especie, pero esperaban una bienvenida mejor.

    — Entréguenlas — Orikrof susurró para que los que se acercaran no lo escucharan — Da igual si nos resistimos o no. Si nos quieren muertos nos matarán. Pero si no nos quieren muertos y no nos resistimos, nuestra impresión hacia ellos será buena.

    — Hice bien en rechazar el cañón de Lankir — Aurio también susurraba para evitar ser oído — No sería muy conveniente dejar un arma tan fuerte en sus manos.

    Los cuatro que se habían acercado estaban por llegar a su posición. Mientras que los otros humanos que se habían quedado atrás miraban nerviosos la escena, quienes se aproximaron no lo estaban tanto. Wagner fue el primero en llegar, aproximándose a Orikrof.

    — Tu nombre, por favor — dijo con seriedad para que el visitante no lo tomara a la ligera.

    — General Orikrof — decía el mismo mientras hacía entrega de su arma al soldado.

    — ¿Serías tan amable de decirme tu nombre? — Dustin se quería mostrar más amable que su compañero.

    — Soy Aurio — contestó el soldado, imitando lo que su comandante hizo.

    — Mi nombre es Agustina, espero que nos llevemos bien — la chica se acercó a uno de los otros soldados que no había dicho una palabra hasta ahora — ¿Cómo te llamas?

    — Ellos dos no hablan — contestó el general Orikrof para no ocultar ni un solo detalle — Recibieron daños en la cabeza mientras llevaban a cabo un rescate. Sufrieron pérdida de memoria, y tampoco pudieron volver a hablar.

    — Siento mucha pena por eso — Domir se sentía algo mal por haber sido tan grosero sin saber las cosas del todo — Aun así, voy a necesitar su arma.

    Los dos guerreros no opusieron resistencia, y ambos entregaron las armas hacia la humana y el garak, quienes decidieron regresar con los suyos para que alguien más las pudiera tener mientras que Zion se encargaba de hablar con ellos.

    — No se queden ahí parados — el comandante Stones les hizo un gesto con la mano para que se acercaran también — Les hemos dicho que los recibiríamos con armas y con comida. Ya recibieron la primera, y ahora queremos darles la segunda.

    — ¿A dónde nos dirigiremos? — Aurio no confiaba del todo en ellos por el momento.

    — A un lugar cercano donde podremos charlar de forma más calmada, sin que sientan la presión de varias armas apuntándoles a sus cuerpos — contestó el comandante Zion.

    Orikrof empezó a marchar al frente, sin decir una sola palabra a los que lo acompañaban. Creyó que los haría sentir que estaba siendo superado si aceptaba de forma verbal la propuesta de los humanos, por lo que caminó en silencio. Aunque ni Aurio ni los dos xaromitantes mudos estaban llevándose una mala imagen del general al que habían respetado por mucho tiempo, comprendieron que obedecer sería la mejor opción. Los cuatro empezaron a caminar hacia el grupo, dispuestos a tener esa charla de forma más calmada. Ahora que estaban desarmados, su destino estaba en las manos del Zenith, y fuera de su control. Sin embargo, había una pequeña esperanza de que todo saliera bien para ellos, aunque ahora mismo era muy pequeña.

    Cuando los cuatro se acercaron al comandante Zion, este decidió tomar la palabra y una decisión.

    — Mi unidad se los llevará hacia la base y los interrogará — todos los otros soldados escuchaban con atención — Ustedes rodearán la base e impedirán que ellos escapen en caso de que algo salga mal. De cualquier forma, lo sabrán antes que cualquiera. También quiero a cuatro soldados resguardando sus armas, y que un grupo investigue la cápsula en la que llegaron.

    — ¡Sí, comandante Stones! — respondieron todos los soldados al unísono.

    Sin haberse dado cuenta, los soldados revelaron el nombre de quien estaba a cargo de ellos con el saludo militar del Zenith. El único que realmente lo notó fue Zion, que decidió presentarse de una vez.

    — Mi nombre es Zion Stones, soy un comandante — contaba la figura de autoridad máxima que estaba en ese lugar — Me gusta que me llamen comandante Stones. Así que espero que lo hagan de esa forma.

    Fue así como Zion y el resto de su grupo ingresó a la base militar que una vez fue atacada por Black Meteor. Dicho lugar sería donde se llevaría a cabo un interrogatorio para evaluar la conducta de los xaromitantes, junto con sus verdaderas intenciones.

    […]

    — Pasaron dos hasarbs y aún no han respondido.

    El líder de los xaromitantes, Terrior, miraba una pantalla de su nave, la cual mostraba el tiempo que había pasado desde que el general Orikrof, Aurio, y los otros dos guerreros bajaron al planeta que respondió al mensaje. Tanto él como su hijo Lankir, Wida, que era pareja de su hijo, y Gan, quien era el hermano menor de la chica estaban preocupados. Creyeron que sería una exploración simple, y que antes de que transcurriera medio hasarb estarían de vuelta.

    — Pudieron haber tenido problemas — Wida se mostraba preocupada — Quizá ni siquiera les dieron tiempo para pedir ayuda.

    — ¡Si ese es el caso hay que bajar para ayudarlos! — Gan se mostraba muy determinado a ir a rescatar a los suyos.

    — ¡¿Cuántas veces te tengo que decir que tú no vas a participar en estas cosas?! — Wida regañaba a su hermano menor — ¡Es peligroso, por eso el mismísimo general es quien debe bajar en primer lugar!

    — ¡Pero eso no quita que haya que ir a ayudarlos! — Gan se molestó con Wida, ya que su respuesta era siempre la misma cada vez que él proponía algo.

    — Y recibirán ayuda — comentó Lankir, tomando una decisión — Yo mismo voy a bajar para verificar la situación.

    Las palabras que dijeron el hijo del líder llamaron la atención de los tres que lo estaban acompañando en la sala, quienes desaprobaban por completo esa decisión.

    — ¡No puedes ir! — Wida no quería que se arriesgara — ¡Si el general tiene problemas, tú no tendrías oportunidad! ¡Aurio y los otros guerreros son superiores en combate! ¡Te pido que me perdones porque no te gusta que te lo digan, pero es verdad!

    — ¡Eso es cierto, pero no iré desarmado! — Lankir apreciaba la preocupación sincera de su pareja — Me llevaré el cañón que estuve creando. Si ellos están vivos, me servirá para rescatarlos; y si han muerto, podré usarlo para escapar.

    — ¡Es demasiado peligroso, Lankir! — Terrior decidió frenar a su hijo en su decisión — No puedo dejar que te arriesgues por cuatro soldados.

    — Esos cuatro soldados son parte de nuestra especie todavía — Lankir estaba algo molesto de que no le dejaran intervenir — Hemos viajado juntos por un largo tiempo, tanto así que ya los siento como si fueran mi familia. Y yo no soy alguien que deja a la familia atrás.

    — Estoy de acuerdo, pero aun así no te puedo dejar ir — le comentaba Terrior — Yo iré y me llevaré tu cañón. Los rescataré.

    — ¡Espera, dije que el cañón es para rescatarlos en caso de que hubieran sido capturados, o para escapar en caso de que estén muertos! — a Lankir le impresionó que su padre hablara de esa forma.

    — ¿Realmente crees que no han sido capturados o asesinados? — Gan creía que Lankir era un tonto al pensar eso — Si no enviaron ningún mensaje es porque tuvieron problemas. Eres inteligente, una idea estúpida como esa no se te puede pasar por alto.

    A Lankir le molestaba mucho el tener que estar discutiendo de esa manera. No le gustó para nada el insulto que Gan le había dicho, por más de que fuera un insulto algo leve. Y no soportaba la idea de que su padre quisiera irrumpir en un planeta desconocido de forma violenta sin tener idea de lo que realmente hubiera pasado allí dentro. Sea como fuera, quería ser él quien fuera al planeta.

    — Papá — Lankir lo miró seriamente — Te pido por favor que me dejes ir solo. El cañón que hice no fue para ser usado de forma violenta. Es para defensa en caso de ataque, pero no hay que defenderse si no estás siendo atacado.

    — ¿Tu realmente crees que esa especie extraña está siendo amable con Orikrof y no los han atacado? — fue la pregunta de Terrior, que estaba más interesado en la respuesta que nadie.

    — No se trata de lo que uno crea de los demás, se trata de lo que realmente hacen — Lankir miraba a su padre fijamente al contestar.

    — La frase que siempre decía tu madre… — el padre de Lankir recordó a su pareja con algo de tristeza al escuchar esas palabras provenientes de su hijo.

    — Mamá le daría una oportunidad a esta especie desconocida — Lankir sentía algo de nostalgia en sus palabras — A ella siempre le gustó dar una oportunidad a los demás para poder defenderse.

    — Y fue por eso que ella terminó muerta — Terrior no derramó lágrimas, dado a que un largo tiempo pasó desde el día en el que perdió a su compañera, pero estuvo cerca de hacerlo — Ella pensaba muy bien de xaromitantes que ni siquiera conocía. Y es por eso que hoy ella no está aquí con nosotros. Tú quieres imitarla. Quieres jugar al mensajero de la paz, porque crees que eso haría ella.

    — No lo llamaría jugar al mensajero de la paz — Lankir se defendió de la acusación de su padre — Porque yo no iré a dar ningún mensaje de paz, sino que iré a comprobar el estado en el que están mis compañeros. Y no es jugar, porque iré en serio.

    Las últimas frases de Lankir golpearon muy duro a Terrior, además de dejar asombrado a Gan. Ciertamente, Lankir tenía grandes habilidades de elocuencia, dado a que muchas veces decía cosas que podían hacer que la gente cambiara de opinión respecto a su posición original, además de tomarlo muy en serio. A pesar de todo, Wida no se veía muy feliz con la idea de que la persona de la que estaba enamorada se arriesgara. Sabía de la buena voluntad de su novio, pero no tenía ninguna idea sobre la voluntad de los habitantes de aquel planeta, que era lo que más le preocupaba ahora mismo.

    Sin embargo, desde que conoció a Lankir, él siempre decía cosas de ese estilo. Quería hacerle una prueba para ver cuáles eran las intenciones de su novio al querer descender al planeta.

    — Dime, Lankir — Wida se le acercó para tomarlo de la mano — ¿Qué harás si descubres que han sido capturados?

    — Luchar con todas mis fuerzas para liberarlos — respondió el chico — No sin antes estar seguro de que así fue.

    — Eso era lo que me temía — Wida no quería escuchar esa respuesta — Si sospechas que han sido capturados, deberías actuar. No deberías asegurarte de que no lo hayan sido, ya que puede que no te lo permitan. Es mejor equivocarse salvando a los tuyos que dándole una oportunidad a los otros.

    — Yo digo que equivocarse es malo, no importa la forma en la que uno lo haga — Lankir se mantenía firme en su decisión de ir al planeta.

    — ¿Qué es lo que dice usted, Terrior? — Gan admiraba la forma de hablar de Lankir, y quería saber qué era lo que su líder opinaba en ese momento, para ver si podía convencer a su hermana con ayuda de su amigo para poder acompañarlos.

    Terrior se acercó a los tres jóvenes xaromitantes que se encontraban con él en la nave. El líder se vio influenciado por la palabra de su propio hijo, sintiéndose orgulloso de tener a un hijo así, aunque también apenado por tener que recibir lecciones de alguien menor, sobre todo alguien vinculado a él directamente. Pero las palabras de Lankir eran verdaderas. Necesitarían evidencia de que Orikrof y su grupo hayan sido capturados antes de dar inicio a algún ataque. En caso de que no hubieran sido capturados, los estaría poniendo en peligro. Además, tal y como su esposa y compañera decía, las personas merecen tener una oportunidad antes de ser juzgadas. Una de las cosas que le gustaban de su esposa era esa, su amabilidad. Aunque fue la misma amabilidad que ella tenía la que provocó su muerte hace ya varios años, él la seguía recordando por lo que fue en el tiempo que estuvo viva.

    Cuando el líder se dio cuenta de que esperaban su respuesta, decidió tomar la palabra y comunicar su decisión con los tres jóvenes allí presentes.

    — No pienso dejarte ir solo a ese planeta, Lankir — Terrior miraba a su hijo de forma seria — Por eso iré contigo. Necesitarás a alguien que te proteja si algo llegara a salir mal. Además, tengo que asegurarme de que regreses a salvo. Ya que tú eres el líder futuro de nuestra especie en caso de que algo suceda.

    — ¿Realmente crees que estoy preparado para una responsabilidad así? — Lankir se impresionaba al escuchar a su padre decir eso.

    — Creo que tú siempre estuviste listo para tomar el puesto — contestó Terrior muy firme en su decisión — Y que era yo quien no estaba listo para dejarlo. Iré a asegurarme que la segunda cápsula esté lista para descender y ascender sin problemas. Lo demás es irrelevante. Busca tu cañón, ponte tu traje de combate y encuéntrame en la sala para el descenso.

    Dicho y hecho, Terrior se retiró del lugar para preparar la cápsula para el descenso. Dado a que la nave en la que ellos se movían se encontraba justo en el mismo punto en el que la cápsula anterior había descendido, no requerirían de ninguna otra clase de preparación, y podrían emprender el camino hacia la Tierra una vez que se confirmara que todo estuviera en perfectas condiciones.

    Lankir se fue a poner el traje de combate, el mismo que su general y compañeros habían usado, como una forma de protegerse. Se sentía muy raro al tener uno, ya que nunca lo había usado en su vida, más allá de un entrenamiento con sus compañeros guerreros. Para asegurarse de no ir desprotegido, tomó un arma igual a la que el general y Aurio se llevaron. Solo le faltaba tomar una cosa más, el cañón que él mismo había creado. Se dirigió a una sala del interior de la nave, en la cual había varias computadoras, piezas de metal e incluso máquinas de todo tipo. Había varios armarios, y otros muebles con cajones, en donde era probable que guardaran piezas de equipo importantes. El hijo del líder caminó hacia el final de la sala, precisamente al último mueble y abrió un cajón del cual sacó lo que supuestamente era el cañón que él había creado. Dicho cañón era muy distinto a un cañón humano convencional. Era un arma que tendría la longitud de un antebrazo humano. Era de color negro con cinco luces blancas distribuidas de forma lineal a lo largo del mismo, y un botón en la parte derecha, además de contar un gatillo con forma de palanca en la punta. En la parte de abajo contaba con seis piezas de metal que funcionaban como agarre para el mismo.

    Lankir miraba a ese cañón con gran orgullo, ya que era su creación. Aunque dudaba utilizarlo alguna vez en contra de alguien, siempre creyó que sería conveniente contar con un arma poderosa en caso de que fueran atacados por sorpresa. Ese fue motivo suficiente para que se decidiera a crearlo, siempre teniendo en mente que su objetivo era proteger y no atacar. Se colocó el cañón en el brazo derecho, y salió del lugar, con la duda de si llegaría a utilizar su invento por primera vez en aquel día.

    Con todo listo, Lankir empezó a caminar para encontrarse con su padre, y así realizar el descenso al planeta que ellos desconocían se llamaba Tierra. Antes de llegar, se encontró con Wida, quien estaba esperándolo junto a su hermano, Gan. La chica miraba a su novio con una cara de preocupación. Lankir lo entendía y apreciaba ese gesto por parte de Wida, pero también deseaba que una vez ella pudiera confiar en él.

    — Lankir, yo sé que ya te lo he dicho, pero quiero que tengas mucho cuidado cuando estés en ese planeta — Wida se acercó a él para abrazarlo — No sabemos que pudo haberle pasado al general, ni a Aurio ni a los otros dos guerreros. Eres especial para mí, y no quiero que mueras.

    — No voy a morir — Lankir correspondió el abrazo, haciendo lo mismo — Es más, estoy seguro de que regresaré a la nave con buenas noticias.

    — Tu optimismo me gusta mucho — contestaba Wida apoyando la cabeza sobre su hombro — Pero quiero que te cuides mucho y no bajes la guardia ante esta nueva especie.

    — Darles una oportunidad para defenderse es una cosa, bajar mi guardia ante ellos es otra — Lankir abrazó a Wida con una mano mientras con la otra acariciaba su cabeza — Te prometo que nada malo me pasará. Ni a mí, ni a ti, ni a Gan, ni a ninguno de nosotros. Sea lo que sea que nos espere en ese planeta, regresaré a salvo.

    Luego del abrazo a su novia, Lankir se acercó a Gan para hablar con él.

    — Sé que dentro tuyo hay un guerrero salvaje esperando despertar — Gan sentía felicidad en las palabras de su amigo, dado a que sonaba como si fuera una especie de promesa — Y te prometo que la próxima vez que encontremos una especie con vida en el universo, te llevaré con nosotros.

    — ¡¿Lo dices en serio?! — Gan se alegraba de contar con la palabra de Lankir de que él pasaría a la acción en un futuro, dado a que odiaba que no lo tuvieran en cuenta como un guerrero.

    — Así es, de lo contrario, la chispa que hay en ti se apagará — comentaba Lankir, apoyando sus manos sobre el hombro del joven — Y no podemos permitir que eso le ocurra a nuestro próximo mejor guerrero.

    — ¡Gracias, Lankir! — Gan se emocionó con las palabras del hijo del líder, por lo que se acercó a él para darle un abrazo — ¡Me convertiré en el mejor! ¡Ya lo verás!

    Wida no estaba del todo contenta con las palabras de Lankir, pero entendió que no siempre podría sobreproteger a su hermano para evitar que luchara. Él había nacido como guerrero, y como tal, su naturaleza buscaría combates para alimentar su emoción y volverse cada vez más fuerte.

    Una vez que ya había dicho lo que debía decirle a cada uno de sus compañeros, Lankir los abrazó a ambos una vez más para luego dirigirse hacia la sala donde su padre lo estaría esperando para descender al planeta que habían descubierto hace poco tiempo. Su objetivo estaba claro: ayudar a sus compañeros en caso de que se encontraran en dificultades.
     
    Última edición: 26 Enero 2020
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola. Paso a dejar mi opinión del nuevo capítulo.

    Bien, bien, todo parece indicar que esta especie parece ser amigable, pero todavía no me fío de ellos. Si lo sé, Rey, soy muy desconfiado XD. Pero lo hago con fundamentos, amigo, mira todo lo que pasó con los garaks y los berrod, uff, terminé traumatizado. Ahora desconfío de todos y más teniéndote a ti como el escritor XD.

    Me gusta que se haya revelado el nombre de la raza, planeta de origen y el evento que destruyó al mismo. Me imaginé que la gran catástrofe era la responsable, pero me sorprende que haya destruido todo un planeta.

    ¿Esto acaso quiere decir que la Tierra es mucho más grande que Xarom? Porque si es así, entonces tiene lógica, pero si es caso contrario, supongo que debió ocurrir algo más grande que la caída de meteoritos para destruir a Xarom. Espero saber más sobre Xarom porque me llama mucho la atención, la verdad, y también sobre los mismos Xaromitantes.

    Quiero recalcar que no han pasado muchos capítulos y ya tengo a un Xarominante preferido, y ese es Lankir. A pesar de ser un Xaromitante muy joven es muy realista y sabio. Me gusta que desee solucionar las cosas pacíficamente, antes que recurrir a las armas; cosa que no hace su padre.

    Pienso que cuando Lankir se convierta en el líder de su raza optará por la democracia. Si es así, se convertirá en un gran líder, quizás el más grande de todos los líderes Xaromitantes habidos y por haber. Espero que cuando lleguen a la Tierra evite que su padre cause alguna estupidez, porque si eso pasa el Zenith los tomará por hostiles y dirán bonvoyage.

    Antes de terminar este comentario, quiero decirte que encontré un pequeño error que te citaré a continuación;

    Creo que es un error porque según lo que tengo entendido, ninguno de los Xaromitantes que están en la nave saben que el planeta al que han llegado se llama Tierra, con excepción de los que están en el planeta. Me tomé la libertad de revisar los capítulos anteriores, especialmente la parte del mensaje para saber si se mencionaba el nombre y no se menciona en ningún momento. Así que me parece que es un error.

    Por el momento esos es todo, quedo a la expectativa de lo que pasará en el próximo capítulo. Ahora a esperar se ha dicho XD. Saludos.
     
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    Agus estresado

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    Gracias por el comentario.

    Sí que eres desconfiado XD. No te preocupes, todo lo que deseas ver se verá mucho más en los próximos 4 capítulos (si no me equivoco).

    Debo admitir que me sorprende que en solo 3 capítulos (porque eso es lo que llevan los xaromitantes) ya tengas a uno favorito. Tengo mucha curiosidad por ver cómo irá evolucionando tu visión sobre ellos a medida que avance esta parte.

    Tienes razón. Es un error. Me confundí en esa parte porque el comandante dice el nombre del planeta a los que descienden al mismo, pero los que van en la nave no tienen idea del nombre del planeta. Me pasa por despistado XD. Ya lo corregiré. Gracias por señalarmelo.
     
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Ha sido un buen capítulo, en la línea de los anteriores. Entiendo que la acción entretiene más, pero no me molesta ni me aburre en absoluto éste tipo de capítulos informativos, que de alguna forma están colocando las piezas para ver el puzzle completo. Los mejores capítulos son los que mezclan la acción y la calma, pero estos no están en absoluto mal. Ahora hablaré acerca de lo que me ha llamado más la atención:

    Al fin se sabe el nombre de la raza: xaromitantes. Y de su planeta, Xarom. Supuse que fueron atacados por los meteoritos de la gran catástrofe, pero si que es asombroso que hayan acabado con la vida en un planeta. Además, me pregunto si hay más xaromitantes por ahí o solo quedan esos casi cincuenta que hay en la nave (si es así, me recuerda un poco a los sesenta neonianos que tengo en mí historia XD). He visto que has profundizado un poco en la historia de Lankir y su padre, con la frase que dijo el primero y que nos cuenta que perdieron a la mujer/madre quizá por ser demasiado buena. Estoy seguro de que descubriremos más de ello.

    En la Tierra, me preocupaba que hubiese algún malentendido entre las especies pero parece que no lo ha habido. Por el momento se conocerán y espero que estos sean aliados potenciales en la búsqueda de respuestas. Entiendo a los dos garak cuando han comentado acerca de que los berrod vinieron a su planeta diciendo lo mismo, evidentemente desconfían y tiene sentido. Espero que no la caguen.

    No tengo nada más que decir, nos vemos en el próximo capítulo.
     
    Última edición: 30 Enero 2020
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    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe IV Los Últimos Viajeros
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    6129
    Saludos. Como cada semana, aquí les traigo el quinto capítulo de la cuarta parte. Espero que los capítulos anteriores no los hayan aburrido. Prometo que, a partir de ahora, comienza lo interesante. No esperen acción ni la trama más enredada de la parte IV en este capítulo, ya que todavía estamos lejos de eso. Pero a pesar de todo, considero que este capítulo les gustará mucho a comparación con los cuatro capítulos anteriores.

    No tengo mucho más que decir. Resistance Zurel aprovecho esta oportunidad para agradecerles a ambos por los comentarios que hacen en la historia. Eso anima, y bastante, más de lo que pueden imaginar. Estoy seguro de que este capítulo los dejará esperando impacientes por la continuación, al menos eso espero XD. Una vez más, gracias por seguir, leer y comentar.

    Ahora sí les dejaré el capítulo.


    Sin vida:

    El edificio militar utilizado como base que una vez fue atacado por Black Meteor, ahora era cede de la reunión entre especies. Alrededor de la misma, varios soldados del Zenith patrullaban la zona para asegurarse de que nadie pudiera entrar o salir si ellos no lo querían. Habían pasado casi unas seis horas desde que habían entrado el comandante Stones, toda su unidad y los cuatro visitantes provenientes, según ellos, del planeta Xarom. Claramente se estaban dedicando a hablar muchísimo más a fondo lo que hablaron cuando se formó la alianza con los garak.

    Todos estaban reunidos en la sala donde se juntaban los soldados a comer. No había asientos suficientes para todos, por lo que algunos soldados estaban de pie. Estos eran Thomas, Gwyn, Dustin y los dos miembros pertenecientes al planeta Garak. Los cuatro xaromitantes recién llegados estaban sentados junto al comandante Stones, Wagner, Michael, Alicia, Ace y Agustina. Quienes hicieron contacto con los humanos estaban terminando de comer un poco de comida que los humanos les habían ofrecido.

    — La carne de la Tierra es exquisita — decía el general Orikrof, limpiándose con el mantel de la mesa, creyendo que esa era la función del trozo de tela — Pero lo que ustedes llaman “pan” es horrible.

    — A mí me gustó a medias — contestó Aurio, quien imitó las acciones de su general.

    Los otros dos soldados que habían perdido la capacidad de hablar no pudieron expresarse sobre sus gustos, pero al ver que habían comido todo lo que estaba en el plato, hicieron ver que se encontraban satisfechos con el sabor de la comida, o que al menos lo sabían demostrar.

    — ¿Cómo han manejado el asunto de la comida? — preguntaba Zion, interesado en conocer más a fondo sobre lo que les habían contado.

    — Contamos con una sala donde solamente cultivamos la tierra y sacamos comida — comentó el general — Es saludable, pero sin sabor. Y llevo un largo tiempo sin poder comer carne.

    — ¿Hace cuánto dijeron que ocurrió la Gran Catástrofe en Xarom? — fue la pregunta de Michael, que quería saber con exactitud el tiempo que pasó.

    — Hace unos 32122 hasarbs — contestó Aurio, respondiendo con precisión — Pero pasamos los últimos dos hablando.

    — Han pasado seis horas desde que llegaron — Wagner se puso a hacer cuentas — Si un hasarb son unas tres horas, y ustedes dicen que transcurrieron unos 32122, eso quiere decir que la Catástrofe impactó en su planeta hace once años.

    — ¿Transcurrieron cinco años entre un planeta y otro para que llegara la Gran Catástrofe? — preguntó Alicia en voz alta sin poder creer que la brecha de tiempo fuera tan larga.

    — Si hicieron bien la cuenta, tendría sentido — comentaba Ace, algo intrigado con la gran diferencia entre lo que ocurrió en la Tierra y en Xarom.

    — ¿Llevan tanto tiempo recorriendo el universo? — cuestionaba Dustin, queriendo saber algo más — ¿Cuántos planetas con vida encontraron?

    — Este es el primero — respondió Aurio nuevamente — Estuvimos explorando un sector del mismo durante un tiempo muy largo, y no hemos encontrado vida. Ustedes tuvieron suerte de no perder su planeta. Quién sabe cuándo habrían encontrado otra especie.

    — En realidad, nosotros dos somos de otro planeta — comentaba Plamo, metiéndose en la conversación — Y no solo estamos nosotros. Había otra especie conocida como berrod, que al igual que ustedes perdieron su planeta.

    — Hay un planeta cercano al nuestro, en el cual habitan otras formas de vida — Gwyn estaba hablando de Fientlig — Pero se trata de criaturas hostiles e incapaces de hablar. Como animales salvajes.

    — ¿Si yo les mostrara un mapa del universo o uno aproximado, podrías indicarme cuál es ese sector en donde no han encontrado vida? — Zion creyó encontrar una forma de aprovechar el viaje de los xaromitantes.

    — ¿Con qué objetivo? — Orikrof no tenía problemas en hacerlo, pero quería saber para qué lo iba a hacer.

    Sin embargo, la plática agradable que estaban teniendo se vio interrumpida cuando por el comunicador del comandante Zion sonó una advertencia.

    — ¡Comandante Stones, una segunda cápsula se acerca a nosotros! — el soldado no sonaba muy preocupado, pero sí estaba algo tenso — ¿Qué ordena?

    — ¿Quién va a bordo de esa cápsula? — Zion increpó a Orikrof creyendo que podría tratarse de una distracción para un futuro ataque — ¿Por qué no mencionaste que iban a venir más de ustedes?

    — Porque no se suponía que lo hicieran — contestó Orikrof algo nervioso de que las cosas pudieran salir mal y meterse a él, a sus hombres y a toda su especie en problemas — Imagino que se debe a que no hemos informado nada en un largo tiempo.

    — Ya veo — el comandante Zion tomó el comunicador — ¡Mi hijo va a salir con un grupo de tres personas! ¡Obedezcan sus órdenes!

    — ¡Por supuesto, comandante Stones!

    Wagner se sorprendió al haber escuchado eso. Sabía que su padre lo estaba poniendo a prueba para lo que vendría siendo el puesto de comandante. Una cápsula con seres de otro planeta iba a aterrizar en la Tierra y seguro quería ver la forma en que comandaba a las tropas del Zenith y mantenía la situación bajo control. Sabía que debía llevarse a tres personas con él. Inmediatamente, fijó su vista en Alicia, quien lo notó dado a que todos los soldados estaban mirándolo. Wagner apartó la mirada antes de que creyeran que estaba pensando en otra cosa. El siguiente al que miró fue su compañero Dustin, uno de los soldados de más confianza para él. Por último, se fijó en Domir, quien era el más serio en el interior de aquella sala.

    — Dustin, Alicia y Domir vendrán conmigo — Wagner eligió a sus tres acompañantes.

    — Quiero ir yo también — Michael notó la forma en que Wagner miró a Alicia primero, y no le agradó demasiado, por lo que quería estar cerca de Wagner y observarlo a partir de ahora.

    — Ya elegí a mis tres acompañantes — el líder del equipo contestó firmemente al soldado — No puedo retractarme ahora.

    — Tengo deseos de ir y comprobar sus intenciones de primera mano — Michael sabía que excusa usar — No permitiré que se repita algo como lo que pasó hace meses — el soldado se arremangó para mostrar la placa de metal en su brazo, cosa que llamó la atención de los cuatro xaromitantes.

    — Eso fue tu culpa en primer lugar — Wagner se mostró muy serio en su decisión, y no quería dar marcha atrás — Los que vienen conmigo serán Dustin, Alicia y Domir. Salvo que mi padre quiera cambiar de idea…

    — He dicho que lleves a tres personas contigo, Stones — Zion respondía de la misma manera de su hijo — Toma asiento, Umcali, y respeta las decisiones de tus superiores. El no respetarlas fue lo que causó que terminaras con esa placa de metal clavada al brazo.

    Michael se sintió muy mal por haber discutido de forma inútil, por lo que se sentó muy apenado. Por otra parte, Wagner les pidió a los tres que había elegido que lo acompañaran hacia la salida para llegar a tiempo de que la cápsula aterrizara en el planeta. El hijo del comandante, salió seguido de Dustin, Domir y Alicia. De todos ellos, el garak era quien se mostraba más serio y quizá más preparado psicológicamente para entrar en combate. Aunque se tratara de un planeta diferente, ahora la Tierra era su hogar y los humanos eran sus compañeros. No quería permitir por nada del mundo que algo grave pasara.

    Dustin supo que Wagner lo eligió porque confiaba plenamente en él. Al ser compañeros desde hace mucho, los dos se tienen una confianza mutua inmensa. Pero lo que lo dejó algo preocupado fue la reacción de Michael ante el haber elegido a Alicia. Él sabía por qué Wagner la eligió, y claramente Michael se había dado cuenta. Aunque solo fue por un momento breve, la pequeña discusión que hubo entre ambos no fue del agrado del chico. Supo que habría problemas en el futuro. En cambio, Alicia no sabía el motivo por la que Michael había reaccionado así. Entendía que la razón era el hecho de que Wagner la eligiera a ella y lo dejara a él atrás, pero ella muchas veces le dijo a Michael que lo amaba y no se veía atraída por el hijo del comandante Stones.

    De cualquier forma, los cuatro salieron de la base para encontrarse con los seres que iban a hacer otro contacto en el planeta Tierra. Zion miraba fijamente a los cuatro invitados, acción que era imitada por Ace, Thomas y Gwyn. Michael, Agustina y Plamo estaban bastante relajados. En cambio, los xaromitantes estaban nerviosos de que ese descenso con la otra cápsula se tratara de un intento de rescate, creyendo que habían sido capturados. Deseaba poder comunicarse con quien estuviera allí, pero supo que los humanos aprovecharían esto para ponerlos a prueba. Lo que más quería era que las cosas salieran bien, ya que los humanos parecían ser una especie razonable, además de que el planeta Tierra era un lugar agradable para vivir. Solo le quedaba esperar.

    En las afueras de la base, los otros soldados habían formado nuevamente una fila entre ellos y la base, ahora teniendo a Wagner y a los tres que él había elegido al frente. Ciertamente, no iban a permitir que nada grave ocurriera, y mucho menos ahora. Pasados un par de minutos, la cápsula descendió finalmente. Todos levantaron las armas, esperando para ver quien salía de allí.

    A diferencia de la vez anterior, ahora salieron solamente dos xaromitantes. Uno se veía joven, parecido a Aurio en edad, mientras que el otro se veía de la misma edad que el general. Todos notaron que venían con la misma ropa y armas que los otros, la única diferencia era el objeto que uno de ellos portaba en el brazo, el cual claramente se trataba de un arma. Wagner decidió no perder el tiempo en ver qué era lo que ellos hacían, y decidió ser el primero en hablar.

    — ¡No se muevan o lo lamentarán! — tras decir eso miró fijamente al que portaba el cañón — ¡Principalmente tú! ¡Díganme para qué vinieron hasta aquí!

    — Enviamos a cuatro de nuestros compañeros hasta este lugar — Lankir, quien no se presentó todavía, miró a su alrededor — Por cierto, me llamo Lankir.

    — Wagner — contestó el soldado tranquilizándose un poco — ¿Han venido a pelear en contra de nosotros?

    — En primer lugar, vinimos para comprobar que nada les haya pasado a los nuestros — Terrior no vio necesario el tener que revelar su nombre por el momento.

    — ¡Los tenemos! — Wagner quiso poner a prueba su reacción — ¡Están en el edificio detrás de nosotros! ¡Están a salvo! ¡Entreguen sus armas y los llevaremos con ellos!

    — ¿Hay alguna forma de saber qué dicen la verdad? — preguntó Terrior, creyendo que podrían tener problemas — Porque si creemos que algo grave les pasó, vamos a atacar.

    — Te estoy diciendo la verdad — contestó Wagner muy firme, mientras los demás soldados lo miraban — Si no me quieres creer, dependerá de ti.

    — ¡Elijan ahora! — Domir no quería dar margen a los visitantes — ¡Tiren las armas y vengan con nosotros, o ataquen y mueran ahora!

    — ¡¿Es así como esto va a ser?! — Terrior apuntó al que se veía muy diferente de los demás.

    — Papá, tranquilo — Lankir lo tranquilizó tras ver la cápsula en la que llegaron sus compañeros — Ellos dicen la verdad. Nuestros amigos están bien.

    — ¿Por qué lo dices? — Terrior miró a Lankir esperando saber qué le hacía pensar en eso.

    — Mira, la cápsula en la que ellos vinieron sigue igual a como estaba antes de partir — comentaba el hijo del líder de los xaromitantes — No la han movido de aquí para llevársela a algún otro lugar para estudiarla, ni siquiera tiene una marca de haber sido forzada.

    — ¿Eso te hace confiar en ellos? — Terrior no creía en las mismas cosas que su hijo.

    — Si realmente fueran hostiles, habrían asesinado a nuestros compañeros y se habrían quedado estas cápsulas para ellos — explicaba Lankir — Pero no lo han hecho, incluso las dejaron aquí sabiendo que otro grupo podría llegar a descender y robársela. Eso quiere decir que saben que no pasará, y que confían en que nosotros también somos una especie capaz de llegar a un acuerdo con las palabras. Créeme, ellos están a salvo, y nosotros también lo estaremos. No hagamos nada para ponerlos a ellos o a nosotros en peligro.

    Fue así como Lankir tiró su arma al suelo, para luego desprenderse el cañón del brazo y dejarlo con cuidado en el suelo, cosa que alivió a los humanos, dado a que, desde lejos, ese cañón parecía ser un arma poderosa. Terrior, viendo que su hijo estaba totalmente confiado, decidió hacer exactamente lo mismo que él. El líder de los xaromitantes dejó su arma en el suelo, junto a las que Lankir había tirado.

    Wagner avanzó hacia ambos junto a sus tres compañeros. Alicia y Dustin tomaron las armas estándar que tenían, mientras que Domir tomó el cañón para examinarlo desde cerca.

    — Ten cuidado con eso — le advertía Lankir, con un tono sincero —Es un arma muy fuerte y muy peligrosa.

    — Si tú lo dices, entonces será mejor que lo lleves tú — Domir le entregó el cañón, cosa que sorprendió al hijo del líder — Pero te advierto que te pondré mi mano en la nuca — Domir llevaba puesto su guantelete de calor — Con esto te puedo fundir el cráneo en segundos, así que ten cuidado con lo que haces.

    — No hará falta que lo utilices — Lankir sonrió al miembro de esa especie, que se veía muy diferente a los demás — No he venido hasta aquí para pelear con ustedes.

    — Aun así, es una buena precaución — Alicia se veía de acuerdo en las acciones que Domir estaba llevando a cabo — Vengan con nosotros, sus amigos están en ese edificio.

    Fue así que el equipo de Wagner tomó de rehenes de forma pacífica a los dos extraterrestres que habían descendido hace muy poco tiempo en el planeta. El hijo del comandante estaba feliz por la forma en que habían salido las cosas, dado a que mantuvo la situación bajo control. Aunque sabía que gran parte de eso se debía a la actitud que estaba teniendo el más joven de los dos, cuyo nombre era Lankir. Se veía muy tranquilo a pesar de que lo tenían apuntando con un arma con la que podrían causarle una gran cantidad de daño en la cabeza, y no parecía que fuera a ocasionar ninguna clase de problema. Eso hacía que Wagner sonriera al mirarlo.

    Dustin y Alicia mantenían vigilando al otro, quien se veía mucho mayor que el que tuvo la iniciativa de tirar las armas. A pesar de que se veía más viejo, no parecía tener una especie de liderazgo superior, cosa que le pareció rara a ambos soldados. Sin embargo, ese no era el tiempo de ponerse a pensar esas cosas. Una vez que llevaran a ellos dos junto a los cuatro anteriores, podrían discutir con más calma.

    En el interior de la base militar, Zion tenía la vista fija en la entrada a la sala. Supuso que, de haber conflictos, escucharía disparos y esa sería su señal para tomar la acción, pero al notar silencio total, se dio cuenta de que las cosas debían estar marchando bien. El más nervioso en ese lugar era Michael, quien no quedó contento con la forma en la que Wagner solicitó la ayuda de Alicia para acompañarlo. Plamo simplemente deseaba que Domir no hiciera algo arriesgado, dado a que él también se dio cuenta de su expresión seria.

    Thomas y Gwyn estaban muy relajados en ese momento, ya que confiaban en que Wagner se las arreglaría para manejar bien la situación. Ace miraba fijamente al comandante Stones, sabiendo que le pidió a Wagner encargarse de esto como parte de la evaluación para el posible puesto de comandante, y creyó que él podría ser el siguiente en ser elegido para eso. Agustina notó que su novio no apartaba la vista del comandante, y no pudo evitar pensar que algo malo había ocurrido durante la charla que tuvieron con Magnus. Sea lo que fuera, ella se decidió a que iba a hablar con Ace una vez que todo esto terminara, para bien o para mal.

    Cuando escucharon pasos acercándose, supieron que se trataría de ellos, por lo que todos se relajaron. Fue así que los cuatro que se habían marchado entraron junto a dos miembros más de la raza de los xaromitantes. Orikrof se relajó un poco al ver que Terrior en persona accedió a ir, aunque no pudo evitar creer que, si los humanos lo habían engañado, todo estaría perdido para ellos. Los dos guerreros que no hablaban se aliviaron al ver a su líder. Quien tuvo la peor reacción es Aurio, quien se molestó al ver a Lankir ahí.

    — ¡Eres un tonto! — Aurio se levantó de su asiento, alertando a Plamo, Thomas y Gwyn que estaban más cerca — ¡¿Para qué viniste?! ¡Te dije que esta era mi misión!

    — Tranquilo, Aurio — Lankir respondió intentando calmarlo — Solo veníamos a revisar que todo estuviera bien.

    — ¡Me fui por muy poco tiempo, dos hasarbs no son la gran cosa! — le respondió muy enojado, notando que dos humanos y el garak se acercaban a él — ¡No entiendo que esperabas conseguir! ¡Yo soy más fuerte que tú, lo que menos necesitaría es tu ayuda!

    — Soy consciente de que eres más fuerte, pero en caso de que estuvieras en problemas, necesitarías a alguien inteligente y con un arma poderosa — Lankir entregó el cañón a Domir, quien se apartó en caso de que intentaran arrebatárselo.

    — ¿A qué se debe todo este alboroto? — el comandante Zion tomó la palabra — ¿Acaso no son de la misma especie, y no viajaron juntos por un largo tiempo?

    — Asumo que usted es el líder — Terrior tomó la palabra — Y veo que los míos están sanos y salvos. Me disculpo por los gritos de Aurio, y él también se disculpa. ¿Verdad?

    — Sí, Terrior, lo que digas — contestó para sentarse frustrado — Soy más fuerte y lo enviaron para rescatarme, que ridículo — sus murmullos no fueron escuchados por nadie.

    — Iba a presentarme, pero veo que él lo hizo por mí — continuaba Terrior — Soy el líder de los xaromitantes. ¿Usted es el líder de este planeta?

    — Terrior, su planeta no es como el nuestro — contestó Orikrof, llamando la atención de todos los presentes en la sala — Ellos están divididos en países, y cada país tiene su propio líder. No somos bienvenidos en el planeta completo, solo somos bienvenidos en este país llamado Zenith. Y él no es el líder.

    — Lo que tu general dice es verdad — contestó Thomas, queriendo evitar que Aurio, quien se veía con ganas de hablar desde su punto de vista, volviera a interrumpir — Nuestro líder no está presente ahora, pero el comandante Stones habla por él.

    — Si ese es el caso, me gustaría saber de qué hablaron hasta este momento — Terrior pidió con cortesía — Después de todo, fue un día muy largo.

    — Lo mejor será que su general le explique todo lo que nosotros estuvimos discutiendo hasta ahora, y luego podremos hablar con más calma — Zion dio una sugerencia, creyendo que había encontrado una forma para llevar a cabo una idea brillante.

    Ante la propuesta, el comandante Stones decidió levantarse de su asiento para ofrecérselo a Terrior. En tanto, Michael fue otro que decidió hacer lo mismo para poder darle su lugar a Lankir, y también pararse cerca de Alicia. Mientras iba a su asiento, el hijo del líder de los xaromitantes observó a Michael y notó que hubo un intercambio de miradas entre él y Wagner, cosa que le pareció curiosa. Finalmente, padre e hijo se sentaron en la mesa. Ahora era el momento para empezar a hablar.

    […]

    Se había hecho de noche, y en la base de Black Meteor, las cosas estaban bastante tranquilas. Al principio a los soldados no les gustaba el hecho de que Lathan, quien les había robado varios suministros, recibiera una proposición de parte de Abel en persona para unirse a ellos y trabajar como espía. Aunque entendían que el muchacho tenía potencial, eso no los hacía sentirse aliviados. El comandante Frans estaba hablando junto al nuevo soldado extranjero que ahora se encargaría de adentrarse en el Zenith y conseguirles información.

    — Abel ya tiene todo resuelto — explicaba el comandante, mientras que el joven lo escuchaba atentamente — A partir de mañana tendrás un entrenamiento para aprender a utilizar el equipo de espionaje, tendrás entrenamiento de combate en caso de que lo necesites, aunque debes evitar los conflictos en cualquier momento. Y también ha contratado a dos profesores de historia para que te enseñen lo más importante que aconteció en Zenith a lo largo de los últimos cincuenta años.

    — Gracias, comandante Frans, le aseguro que voy a aprovechar esta oportunidad — Lathan sabía que estaba recibiendo mucho más de lo que merecía, y no debía dejar que nada malo ocurriera.

    — No me agradezcas a mí, de ser por mí, estarías muerto — respondió el comandante de forma muy fría, lo cual intimidó al chico — Escucha, un consejo. No te tomes las cosas a la ligera con el Zenith. Ellos son nuestros enemigos, y ahora que formas parte de nuestro equipo, quiere decir que se convierten también en los tuyos.

    — Lo entiendo, aunque es algo difícil de mentalizarme para eso, ya que no los conozco de nada — Lathan sabía que lo que decía no era agradable a los oídos de un comandante de Black Meteor, pero quería ser sincero en todo momento.

    — Bueno, mentalízate — Frans sonó muy serio — Recomiendo que te vayas a dormir, ya que mañana partirás temprano. Elije la habitación vacía que más te guste.

    — Lo haré — contestó el chico mientras que el comandante se retiraba a dormir.

    Lathan, quien se sentía un poco raro por tener un oficio después de haber sido descubierto robando, se fue a su habitación. En toda su vida, era la primera vez que lo capturaban. Sin embargo, por una charla anterior con el comandante Frans, descubrió que la mayoría de soldados que estaban allí eran los mejores en la historia de Black Meteor. Eso le sirvió para poder encontrar algo de consuelo.

    Mientras se dirigía a su habitación, se cruzó con Natasha, su nueva compañera. La chica le llamó la atención para preguntarle algo. Lathan se confundió un poco, pero decidió ver qué era lo que quería.

    — ¿Vas a decirme algo importante? — Lathan miró a Natasha esperando una especie de regaño.

    — Solo te vine a decir que hagas bien tu trabajo — la chica sonó bastante seria con él — Zenith nos ha superado muchas veces a los mejores, y eres una oportunidad para que podamos inclinar la balanza a nuestro favor por primera vez en mucho tiempo.

    — Bueno, agradezco la presión adicional — Lathan no se sintió contento con ese comentario — Yo haré mi parte para ganarme el alimento y así ya no tener que robarlo.

    — Eso me lleva a una pregunta — Natasha lo miró fijamente — ¿Estás listo para una misión de espionaje? Robar es una cosa, pero espiar es otra. Quiero decir, ¿tienes algo de experiencia haciendo esta clase de cosas? ¿Escabullirse sin que nadie se vea y obtener información?

    — La verdad es que tengo experiencia, reciente para que sepas — el joven formó una sonrisa en su rostro.

    — ¿Realmente espiaste a la gente? ¿Y qué descubriste?

    — Descubrí de qué color es la ropa interior que llevas puesta — Lathan dijo eso con aires de arrogancia — Te gusta mucho el color rojo.

    Antes de que pudiera decir otra cosa, Natasha levantó su rodilla y le dio un fuerte golpe en el estómago a Lathan. El chico tenía resistencia gracias a la Catástrofe y la radiación que entró en su cuerpo, pero no tenía preparación militar, por lo que no resistió demasiado y cayó al suelo luego de unos tres segundos. Una vez allí, Natasha le pegó una patada en el brazo izquierdo, cosa que lo tiró al suelo. Luego de eso, se agachó para verlo a la cara.

    — Será mejor que tengas cuidado con lo que dices — la mirada de la chica infundió miedo en Lathan — No creo que quieras morir ahora mismo.

    — No… — el chico estaba demasiado asustado.

    — Pedazo de mierda — se quejaba Natasha mientras se marchaba.

    Paul y Casey habían escuchado el alboroto y fueron enseguida, y al llegar, encontraron a Lathan tirado en el suelo y algo golpeado. Los dos lo levantaron y le preguntaron si se encontraba bien.

    — Creo que oí la voz de Natasha — le decía Paul al muchacho, quien no le agradaba del todo, pero aun así sentía pena por verlo en ese estado — ¿Te hizo algo?

    — Solo hice un chiste y ella se molestó — Lathan sentía algo de rencor por la chica en ese momento — ¿Tiene algún problema?

    — Es solo que está algo afectada porque las cosas no salieron como ella querría — contestaba Casey, queriendo ser amable con Lathan tras recibir una golpiza, aunque sea leve — Se suponía que hace tres meses íbamos a formar una alianza con el Zenith, y ella vería de vuelta a un soldado que estaba con nosotros, pero que nos traicionó.

    — ¿Por qué estaría emocionada por ver de vuelta a un traidor? — Lathan empezó a pensar que Natasha simplemente estaba loca.

    — Porque estuvo enamorada de él vez, y el chico con el que salió después no era un buen reemplazo — le decía Paul, explicando sin dar muchos detalles — Tal vez lo encuentres cuando estés en la misión. Su nombre es Ace.

    — ¿Ace? — preguntaba Lathan, algo curioso

    — Fue un compañero nuestro en el pasado — contestó Casey.

    — ¿Quieres que te traigamos algo para el dolor? — Paul no quería seguir hablando de eso.

    — No, gracias. Estoy bien.

    Lathan entró a su habitación, mientras veía como Paul y Casey se marchaban. Lo último que escuchó lo dejó pensando un poco.

    — Ace… — Lathan hacía memoria — Sé que ese nombre lo escuché una vez.

    […]

    Nos encontramos a cientos de años luz de la Tierra. En una galaxia perteneciente al sector 4-D, hay un planeta particular donde algo está ocurriendo. Es un planeta del mismo tamaño y forma que la Tierra, con la excepción de que a este planeta se le nota una menor cantidad de agua visto desde el espacio.

    Sus paisajes interiores son también muy parecidos a los de la Tierra, contando con montañas, bosques, desiertos, lagos, ríos y mares. La gran diferencia es la falta de polos y volcanes en cualquier posición. Todo el planeta presenta escalas de temperatura aproximadamente uniforme en los alrededores.

    En uno de los tantos bosques, se escuchan los ruidos de una persona corriendo. Dicha persona es un hombre adulto, portando una armadura del Zenith. Dicho hombre porta un bigote y cabello corto, además de ser de estatura media tirando a baja. Con su rifle en la mano, lo único que hace es correr sin mirar atrás, sabiendo que está siendo perseguido.

    — ¡Ya lo tenemos a la vista! — gritaba uno de los perseguidores.

    — Mierda — pensó aquel hombre — Gasté casi toda la energía que me quedaba, y son demasiados como para que los pueda matar a todos solo con las balas de calor del rifle. Se va a sobrecalentar antes de que pueda eliminar a la mitad. Si me atrapan, estaré perdido.

    El ruido de las pisadas que venían desde atrás se intensificaba, lo que quería decir que pronto lo podrían alcanzar. El humano estaba siendo perseguido por un grupo de seres extraños, conformado por nueve de ellos. Estos contaban con una armadura de metal negro que cubría todo su cuerpo, dejando al descubierto solo las manos y la cabeza. La piel de estos en ambos sectores era de color amarillo con manchas negras y blancas. Algunos contaban con ambos colores de manchas en la piel, otros con un solo color, y algunos pocos con ninguno. No tenían cabello, y contaban con una nariz pequeña, ojos azules zafiro y una boca larga con dientes que se veían parecidos a los de un humano, pero de mayor tamaño.

    Mientras continuaba la persecución, un par de disparos de arma se escucharon, mientras que proyectiles de bala impactaban en las armaduras, siendo incapaces de atravesarlas. El humano se vio sorprendido ante eso, sabiendo que alguien lo estaba cubriendo. Eso no lo hizo dejar de correr, dado a que buscaba escapar.

    — ¡Busquen al que nos está disparando! — ordenó el que iba al frente moviéndose de un lado al otro mientras corría para esquivar las balas.

    Los seres de esa especie extraña miraban alrededor en busca de la dirección original de los disparos, cuando uno de ellos logró divisar un objeto acercándose hacia ellos por los aires.

    — ¡Un proyectil! — gritó, alertando a los demás.

    — ¡Maldición, no hay forma de saber si es de humo tóxico o explosivo! — gritó quien iba al frente — ¡Retrocedan!

    El humano que estaba corriendo se dio la vuelta y notó como algo que parecía ser una granada explotó detrás suyo, causando que algunos árboles del bosque cayeran al piso o se incendiaran con la explosión, mientras que se levantaba una gran cortina de humo.

    — ¿Qué demonios ocurrió? — se preguntaba sin dejar de correr.

    — ¡Comandante! — una voz masculina lo llamó desde atrás de un árbol — ¡Al fin lo encontramos!

    — ¡Jasón, qué alivio que estés bien! — exclamó el comandante frenándose para ver a su soldado, un chico de pelo negro y gran altura — ¡Ven rápido, tenemos que llegar hasta la nave y pedir un rescate!

    — ¡En un momento! — el soldado lo detuvo por un tiempo — Mi compañera sigue arriba de ese árbol.

    El comandante levantó la vista para ver como una soldado humana de estatura media y cabello negro se encontraba en la cima del árbol, apoyando los pies sobre una rama gruesa. La chica apuntó en otra dirección para lanzar un objeto lo más alto y lejos que pudo. Inmediatamente después, dio un salto hacia el suelo para encontrarse con Jason y el comandante.

    — ¿Qué fue eso? — el comandante no lo entendía.

    — Arrojé una granada con temporizador en esa dirección — contestó la chica apuntando hacia el oeste — Cuando estalle, creerán que estamos por allí. Mientras tanto, podremos regresar a la nave.

    — Lo has pensado muy bien, Sharyn — le decía el comandante a su soldado — ¿Lograron encontrar a los demás? — mientras hacía la pregunta, los tres empezaron a correr en una dirección determinada.

    — A varios los tenían de prisioneros en una de sus ciudades subterráneas — contestó la chica — Fuimos a rescatarlos, pero solo Jason y yo logramos escapar. Los demás fueron capturados por una de esas razas extrañas. Sin ayuda no podremos hacer nada.

    — Por eso es vital que lleguemos a la nave y solicitemos un rescate al Zenith — fue la respuesta del comandante — No podremos salir de aquí después de que dañaron la superficie de la misma, pero estoy seguro de que el sistema de comunicación sigue funcional.

    — Es nuestra única esperanza — comentaba Jason algo preocupado — La última vez que actualizábamos nuestra posición no estábamos ni cerca de este planeta. Les podría costar mucho tiempo encontrarnos, sin mencionar el tiempo hasta que lleguen hasta aquí.

    Con eso en mente, el comandante junto a los únicos dos soldados que estaban libres en ese momento, comenzaron a correr más rápido, pero manteniéndose alertas en todo momento hasta la nave. Unos cuatro minutos después de que se alejaron del lugar en donde se habían tirado las granadas, la última explotó, causando una sacudida grande que incluso ellos pudieron sentir.

    — Sus armas son peligrosas — comentaba el comandante — Lo mejor será advertirles sobre eso también.

    — La nave no debería estar muy lejos — respondió Sharyn.

    Tal y como la chica dijo, la nave estaba más cerca de lo que creían, siendo capaces de llegar hasta ella en unos cinco minutos más corriendo. La superficie estaba dañada, de la forma en que el comandante dijo, pero rogaban porque el equipo para comunicarse con Magnus todavía funcionara. Para evitar hacer ruido, entraron por un hueco de la misma, y caminaron con sigilo hacia la sala de comandos, donde estaban las máquinas para comunicaciones.

    — No sabemos cuánto tiempo tenemos — el comandante miró fijamente a sus soldados — Custodien la entrada — acto seguido, les hizo entrega de su arma de calor — Úsenla si lo ven necesario.

    — Por supuesto, comandante — Jason tomó el arma muy confiado de poder cumplir con su misión.

    Jason y Sharyn tomaron las armas mientras que el comandante bajo el que estaban a cargo encendió las máquinas y restauró las funciones de cada una, paso por paso para poder enviar un pedido de auxilio inmediato al Zenith. El equipo estaba algo dañado, pero aún servía muy bien, en especial el sistema de comunicación. El comandante se dispuso a enviar el mensaje.

    — Este es el comandante Roger Fields — contaba con prisa — Solicitamos un rescate en un planeta del sector 4-D. Fuimos emboscados y atacados apenas llegamos. Todos los soldados que estaban conmigo, exceptuando a Jason Saruk y a Sharyn Lloyd han sido capturados. Permaneceremos escondidos hasta que veamos o escuchemos a una nave del Zenith sobrevolar la zona. Les advierto que deben tener cuidado. Hay un total de cuatro…

    Pero el comandante no pudo continuar, debido a que el equipo de comunicaciones fue destruido con disparos de bala de calor. Las partes esenciales para su funcionamiento se rompieron de inmediato al recibir una gran ráfaga de impactos de balas. El comandante no supo que estaba ocurriendo, se dio la vuelta y vio que sus dos soldados lo estaban apuntando con sus armas. Esto lo dejaba demasiado confundido, y sin poder comprender que ocurría.

    — ¡Jason, Sharyn, ¿qué significa esto?! — Roger se veía sin poder hacer nada al estar desarmado y casi sin energía.

    — Ya no es necesario mantenerte vivo, Roger — Jason le hablaba sin el respeto y la formalidad que mostraba antes — Solo te necesitábamos para que pusieras en funcionamiento las máquinas y le enviaras el mensaje al Zenith.

    — Ahora ellos ya saben que estamos aquí y pronto vendrán — comentaba Sharyn con una sonrisa de soberbia — Les vamos a tender una emboscada cuando lleguen.

    — ¿Por qué? — Roger se sentía impotente al verse en esa situación.

    — Porque Tzorkun nos lo pidió — contestó Jason con un tono frío.

    Ambos soldados dispararon sus armas de calor en contra de Roger, quien, con sus últimas fuerzas y reflejos, intentó defenderse, pero fue inútil. Los dos soldados del Zenith dispararon muy rápido, y de forma muy precisa hacia el mismo lugar, causando que algunas balas atravesaran la armadura del comandante, sin causarle heridas graves. Sin embargo, lo que realmente mató a Roger fueron los disparos en la cabeza, quedando sin vida en menos de diez segundos ante dos de sus soldados.

    Su cuerpo cayó al suelo, mientras que la sangre fluía por las heridas de bala. Sus sesos y partes del cráneo estaban desparramados por los alrededores. Jason y Sharyn observaron con orgullo el asesinato que acababan de cometer.

    Unos segundos después, aquel ser que lideraba a los que estaban persiguiendo al comandante Roger al principio, entró a la sala y observó el cuerpo sin vida de quien era comandante del que tanto le habían hablado los dos soldados.

    — Roger está muerto — comentaba con felicidad — ¿Cómo dicen que se llama el comandante que falta?

    — Si no me equivoco, recibimos la noticia de que Richard fue asesinado — comentaba Sharyn, intentando hacer memoria — Eso quiere decir que el único que queda es Zion. Y basada en el mensaje que envió Roger, puedo apostar en que lo van a enviar a él a esta misión de rescate.

    — Ahora eso no importa — Jason miró fijamente al ser que estaba frente a él — Lo hemos hecho todo tal y como Tzorkun nos lo pidió. Hazle saber que lo hicimos.

    — Lo haré de inmediato — aquel ser de una especie desconocida tomó la muñequera derecha de una de sus armaduras, para quitarla y dejar aparecer algo parecido a un comunicador — Tzorkun, habla Sieng — decía el que se veía como el líder de un pequeño equipo — El experimento y la misión fueron un éxito. Jason y Sharyn han asesinado al comandante Roger después de que pidiera un rescate, y antes de que pudiera revelar información importante. Un grupo de soldados del Zenith no debería de tardar en venir hacia nosotros.
     
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  13.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola. Paso a comentar.

    Debo decir que mi desconfianza hacia los Xaromitantes se ha desvanecido por completo. Creo que si realmente fuesen hostiles, hace rato la reunion se habría convertido en un conflicto armado. Me alegra que el padre de Lankir haya decidido confiar en su hijo, porque de no ser así, probablemente, la reunión se pudo haber convertido en una declaración de guerra.

    Ahora toca esperar a ver qué clase de acuerdo acuerdan los Xaromitantes y los humanos, y cómo logran aprovechar estos últimos el viaje que ha tenido esta nueva raza para avanzar en la búsqueda de respuestas sobre la gran catástrofe.

    A pesar de que el capítulo se ha centrado en el desarrollo de los personajes, y sus pensamientos en cuanto a distintas experiencias y demás. Lo más destacable es la nueva raza desconocida que ha aparecido en este capítulo, y sobre todo la razones por las cuales los soldados del Zenith han asesinado a su comandante.

    Supongo que estos soldados son uno de los muchos que envió el Zenith a investigar los distintos sectores de unirverso. Y por lo visto quedaron atascados por esta extraña raza. Los eventos que hayan ocurridos son un misterio así que no me atrevo a especular nada al respecto.

    Lo único que me queda decir es que espero el próximo capítulo para saber más de esta parte y los misterios que rodean LGC. Saludos y hasta la próxima.
     
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  14.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos, éste capítulo ha subido de tono respecto a los anteriores. Comentaré lo más destacado para mí:

    Me alegra ver que los xaromitantes y los humanos, al menos en un principio, se van a llevar bien. Espero que pronto se unan para buscar respuestas a la gran catástrofe. Por otro lado, el hecho de que Wagner escogiese a Alicia para ir con él y la respuesta de Michael me hace presagiar un triángulo amoroso :v no sé cómo acabará, pero que estos tendrán un enfrentamiento lo saben hasta en Japón XD.

    Al fin volvemos a ver a Black Meteor, aunque sea poco. Lathan se ve un tipo inteligente y estoy seguro de que será una buena baza, aunque dudo de su lealtad completa a BM y no me sorprendería que los dejara de lado una vez conociera a los de Zenith. Aunque está por verse, al igual que me da la sensación de que éste podría hablar con Ace sobre Natasha. Quizá es una tontería pero existe la posibilidad.

    Y finalmente, los soldados de otro sector en el que está el Zenith. No esperaba para nada la introducción de otros personajes en éste momento, pero ha sido una gran introducción. Me intriga mucho esa nueva especie inteligente que no parece muy amigable y que dos soldados mataran a su comandante me deja aún más intrigado e impactado. Parece que tienen un trato con esa especie inteligente y no puedo esperar a saber que ocurre.

    Hasta la próxima.
     
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  15. Threadmarks: El principio de la alianza
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe IV Los Últimos Viajeros
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    5168
    Saludos, mis amigos Zurel Resistance y Poikachum y cualquier otro lector que pueda estar leyendo la historia.

    Tengo un anuncio que hacer. Como todos saben, yo publico un capítulo por semana cada sábado. Bueno, es algo que no estaré haciendo durante las próximas dos semanas. Los sábados 15 y 22 de febrero no estaré con mucho tiempo y, por lo tanto, no podré pasarme a publicar la historia. No estoy seguro de qué pasará el sábado 29. Yo creo que para esa fecha sí estaré presente, y podría publicar el capítulo 7, pero no es una certeza. Lo que sí lo es es que el 15 y el 22 no podré publicar. Espero que lo comprendan.

    Sin más que decir, les dejo el capítulo 6. Un saludo a todos en caso de que no me pueda conectar en las próximas dos semanas.


    El principio de la alianza:

    Habían pasado las horas, y ahora, en la base militar del Zenith donde se reunía el grupo de Zion junto a los xaromitantes, solo quedaban los que pertenecían a uno de estos grupos. Los demás soldados del Zenith se retiraron ante el paso del tiempo, mientras que el comandante Stones hablaba con el líder y el general de los xaromitantes. La charla que había durado un largo tiempo finalmente llegó a su fin, lo que quería decir que ya no era tiempo de hablar sino de discutir.

    — ¿Te parece un trato justo? — le preguntaba el comandante Stones al líder, mientras que los demás de su especie lo miraban — Porque a mí sí. Ya que van a quedarse aquí, deben aportar al país de la misma forma en que todos los ciudadanos del lugar. No solo eso, también deberán permanecer bajo vigilancia todo el tiempo. En tanto no incumplan con las reglas, no habrá ningún problema.

    — Por mí está bien — respondió Terrior, considerando que era la mejor propuesta que iban a recibir en un largo tiempo, si es que no fuera la única — Este planeta es agradable para nosotros. Lo he estado analizando en el tiempo que estuve y me parece un buen lugar para que toda mi gente pueda vivir.

    — Y les aseguro que todos ellos estarán ansiosos por retomar sus actividades — comentaba Lankir, hijo del líder — El haber estado en esa nave por mucho tiempo los ha aburrido mucho. Les aseguro que los más inteligentes se pondrán a trabajar con sus científicos, en cambio, los que han nacido para la construcción, repararán este edificio y los que ustedes consideren prudentes reparar.

    — Los soldados nos uniremos a su causa de explorar el espacio — Orikrof daba su punto de vista sobre la situación — Es tal y como ustedes dicen. Si la Catástrofe pasó una vez, podría pasar de nuevo. No lo habíamos pensado porque nosotros ya perdimos nuestro planeta por culpa de eso, pero tiene su lógica.

    — Mañana mismo vendrá el líder de Zenith para hablar con todos ustedes — comentaba el comandante Stones — Mientras vivan aquí, responderán a cada una de las órdenes que él les dé. ¿Está claro?

    — Parece un sueño, pero me alegra que voy a volver a dormir con los pies en tierra firme — contestó Aurio, muy aliviado de haber encontrado un planeta habitable — Estoy seguro de que a nadie le importa quien esté al mando mientras tengamos una vida como la de antes.

    — Perfecto, entonces tomaré una cápsula e iré a buscar al resto de mi gente — Terrior decidió ponerse de pie — Orikrof, ¿te importaría acompañarme?

    — Por supuesto que no — contestó el general — Ustedes cuatro quédense aquí y esperen a los demás.

    El líder de los xaromitantes se retiró del lugar, acompañado de su soldado más fuerte, todo para que los habitantes de su especie, quienes se encontraban en la nave expectantes de una respuesta, pudieran ser llevados hasta la base del Zenith, en la cual dormirían durante el resto de su estancia en el planeta. Una vez que los dos se fueron, Aurio se levantó de su asiento y se fue directamente a encarar a su amigo Lankir, ante la mirada sorpresiva de todos los soldados presentes allí.

    — Ahora dime, ¿por qué viniste? — el xaromitante se veía enojado.

    — Ya te dije por qué, para asegurarme de que no tuvieran problemas — contestó Lankir, quien a veces no entendía a su amigo.

    — Déjame ver si entiendo algo — Gwyn no se quiso quedar callada al ver eso — ¿Estás enojado por qué un amigo tuyo vino a ver si estabas bien o no?

    — No es eso, es solo que él siente que su orgullo está herido al ver que alguien más débil se aventuró para salvarlo — comentaba Lankir, cosa que no le cayó nada bien a su amigo — Pero Aurio es un buen chico. Solo deben conocerlo mejor.

    — Vete al carajo, Lankir — contestó Aurio sin que su enojo se pasara — No necesito ni necesitaré nunca tu ayuda. En cualquier caso, tú serás quien necesite la mía en algún momento.

    Muy furioso, el xaromitante se retiró del lugar para ir a una de las habitaciones. El arreglo ya estaba hecho, por lo que las habitaciones que había en esa base ahora les pertenecían a ellos, con lo cual podía irse a dormir si así lo deseaba. Todo el mundo miró fijamente al soldado, quien tenía un carácter de pocos amigos, o al menos así lo habían notado con su primera impresión causada. Wagner, a quien no le agradó nada su actitud, decidió acercarse a Lankir para estrechar su mano.

    — Ya nos hemos presentado allá afuera — le decía el humano — Soy…

    — Wagner, lo recuerdo — contestó Lankir, asombrando a los demás por ser capaz de recordar su nombre — Creo que sé los nombres de todos. Aún no los puedo asociar, pero si no me equivoco sus nombres son: Plamo, Domir, Dustin, Zion, Michael, Alicia, Thomas, Gwyn, Ace, Agustina, y por último estás tú.

    — Asombroso — comentaba Agustina muy impresionada por la memoria de Lankir — Yo apenas logro recordar el nombre de ustedes.

    — Siempre he sido bueno para los nombres — contestó Lankir, presumiendo un poco de su habilidad.

    — Lankir, ¿puedo hacerte una pregunta? — Dustin le llamó la atención.

    — Claro, ¿de qué se trata?

    — En la conversación, más de una vez mencionaron algo sobre una especie de naturaleza guerrera o naturaleza intelectual — el soldado humano hacía memoria — ¿A qué se estaban refiriendo con la naturaleza de una persona?

    — Veo que su especie no es como la nuestra — Lankir comparaba las especies — A nosotros, la naturaleza con la que nacemos nos define de por vida. Algunos nacen con una naturaleza de guerrero, volviendo su cuerpo más fuerte y resistente además de tener más facilidad para el manejo de armas y estrategias de combate. Otros nacen con la naturaleza intelectual, teniendo una mente diseñada para realizar una tarea mejor que cualquiera. El caso es que no se puede ir en contra de la naturaleza. Los que han nacido para ser guerreros, no tienen forma de competir contra los que han nacido con naturaleza intelectual en alguno de sus campos. Al revés para lo mismo. La naturaleza nos condiciona de por vida.

    — ¿Eso realmente es cierto? — Michael se veía muy asombrado ante esa nueva especie — ¿No hay ningún método para que con algo de esfuerzo puedan vencer a la naturaleza?

    — Si lo hay, nosotros aún no lo hemos descubierto — comentaba Lankir — Se ha intentado juntar a seres con distintas naturalezas para ver si sus hijos nacían con una naturaleza mixta, causando que se pueda lograr lo que tú has dicho. Pero por alguna razón, la naturaleza mixta no es pareja. Siempre hay una naturaleza que se impone a la otra.

    — ¿A qué naturaleza perteneces tú? — Wagner quería conocer más a fondo a quien sería un nuevo compañero suyo a partir de ahora.

    — Mi madre era de naturaleza 100% intelectual. Mi padre, en cambio, cuenta con un 60% de guerrero y un 40% de intelectual. Según los expertos, yo ahora soy un 70% de intelectual, con un 30% de guerrero. Para ser sincero, de los guerreros que nos quedan con vida, que no son muchos, yo soy el más débil de todos. Solo hay uno al que puedo derrotar, y eso se debe a que es más joven que yo. De lo contrario, sería superado totalmente.

    — ¿Qué tal Aurio? Sé que él es un guerrero, pero me gustaría saber que tan fuerte es respecto a ti — Alicia sentía curiosidad por saber si eso causaba su comportamiento.

    — Aurio es un guerrero en un 95%, y el 5% de naturaleza intelectual no es suficiente para destacar en nada. Hasta el intelectual más mediocre de nuestra historia desempeñando una tarea que no es capaz de realizar, podría superarlo.

    — ¿Y a eso se debe su comportamiento? — el comandante Zion estaba interesado para saber cuál era la verdadera causa de su actitud, ya que no le gustaba en un soldado.

    — No, se debe a otra cosa. En el día que debíamos huir del planeta, él y yo fuimos a salvar gente para tener a más personas a bordo. Durante el proceso, me encontré con una chica que estaba intentando refugiarse junto a su hermano menor. Yo la convencí para venir con nosotros, y gracias a eso, ellos dos sobrevivieron. Ella se ha apegado a mí por eso, y desde entonces, Aurio ya no se ha comportado igual. Ella y yo hemos decidido que formaremos una familia cuando llegue el tiempo, mientras que Aurio no tiene a nadie para hacerlo. Ha estado algo furioso, y muchas veces dice que él es el presente y yo soy el futuro, y que por eso es inaceptable que yo quiera hacer algo como lo que hice hoy. No siempre es así, confíen en mí. Cuando se le pase la frustración, verán al verdadero Aurio.

    — Eso espero — Ace recordó seriamente un par de cosas — Porque lo que me estás contando me trae a un par de personas a la mente. Personas que no eran precisamente las mejores ni las que ofrecían un mejor compañerismo.

    Antes de que la conversación pudiera continuar, el dispositivo de comunicaciones que Zion llevaba comenzó a sonar de repente. El sonido llamó la atención de todos, mientras que el comandante lo tomó para ver de quién se trataba. Se llevó una sorpresa no muy agradable cuando comprobó que la llamada la estaba recibiendo del edificio principal del Zenith, cosa que lo llevó a pensar que algo grave podría estar ocurriendo. Aprovechando que los xaromitantes tardarían un tiempo en descender con la nave, decidió contestar.

    — ¿Ocurre algo? — preguntó el comandante, sabiendo que no debía perder el tiempo en preguntar quién era.

    — Saludos, comandante Stones — respondió una mujer algo seria — ¿Qué fue lo que ha ocurrido con los seres que han aterrizado en nuestro planeta? Dígamelo de la forma más resumida posible.

    — He logrado establecer el principio de lo que sería una alianza con ellos — fue la respuesta del comandante — Iba a avisarle a Magnus Hotfire para que viniera a hablar con ellos mañana y les mencionara cosas que yo probablemente no tuve en cuenta.

    — No será necesario esperar hasta mañana — contestó la mujer que cumpliría el rol de secretaria — Nuestro líder va en camino hacia allá. Ha ocurrido una emergencia y necesita hablar con usted y su grupo. Cuando llegue, se los explicará todo él mismo.

    Sin decir nada más, la llamada se cortó. El saber que una emergencia había ocurrido dejó preocupados a todos los allí presentes, incluyendo a Lankir y los otros dos soldados que los estaban acompañando a esa misión. Ahora ellos formarían parte del Zenith, y los problemas que enfrentaran serían también los problemas de su especie debido a la alianza que se había formado. Por un lado, Lankir sintió que sería una buena oportunidad para que su padre pudiera conocer al líder del país, y hablar cara a cara con él.

    Todos salieron afuera a esperar pacientemente a que la nave aterrizara, y cuando llegó el momento, los humanos se llevaron una gran sorpresa. La nave era de un tamaño colosal. Sabían que debía serlo para poder transportar a una gran cantidad de seres en su interior, considerando también el hecho de que ellos vivieron allí durante un largo período de tiempo. A pesar de todo, su tamaño era imponente a la vista. Los soldados del Zenith supieron que una nave como esa solo era posible de construir cuando se contaba con la ayuda de una gran parte de la población, y que la humanidad nunca lograría construir algo así al menos que todos los países se unificaran. En vista de eso, los humanos decidieron olvidarse de poder conseguir una nave parecida a esa. La nave ocupaba una gran cantidad de terreno, y si no hubieran elegido una zona tan aislada para que los demás pudieran descender, probablemente hubieran tenido que llevarla hacia otro lugar.

    — No pueden considerarla una nave normal, eso se trata de un navío de gran tamaño — Ace no ocultaba el asombro que sentía ante la invención de los extraterrestres que ahora se quedarían en la Tierra.

    — Explorar el espacio con esa nave sería muy peligroso — Plamo daba sus comentarios — Te detectarían apenas entraras en la atmósfera de un planeta, mucho más si se trata de uno pequeño.

    — No lo saben todavía, pero esa nave puede desprender varias de sus partes — explicaba Lankir, sabiendo que tenía la posibilidad de causar una gran impresión en ellos — En caso de que fuéramos atacados, y una parte quede dañada, para que una avería pequeña no se lleve a toda una nave, la creamos con la capacidad de desprender varias de sus partes y poder mantenerse en vuelo.

    — Esa capacidad nos será de gran utilidad en la misión de exploración del espacio — contaba Agustina, quien creía que una nave como esa tendría miles de ventajas sobre las naves terrestres.

    — Estoy seguro de que sí, además de que no hemos dicho todo en la charla que hemos tenido — Lankir llamó la atención de todos — Nos guardamos un poco de información que de seguro los alegrará. Y ya que su líder vendrá aquí pronto, creemos que lo mejor será que la digamos cuando él esté presente.

    La nave, tras haber aterrizado, se detuvo completamente. La capacidad de desprender partes solo se podía activar al estar encendida, por lo que ese procedimiento sería llevado a cabo al día siguiente. Terrior bajó del navío acompañado del general, Wida y Gan, los otros soldados en su tripulación, quienes se pusieron muy felices al ver sanos y salvos a Lankir, y detrás de ellos bajaron todos los demás miembros pertenecientes a esa especie. Tal y como se los habían descrito durante la charla, ellos no se veían como guerreros. Su apariencia era similar en aspecto a los soldados, pero eso era solamente por el hecho de pertenecer a la misma especie. Sus cuerpos se veían más frágiles, capaces de llevar a cabo labores que requieran del uso de fuerza, pero incapaces de resistir en un combate. De hecho, muchos de los soldados creyeron que hasta el soldado humano más débil podría ser capaz de derrotar a tres de ellos sin esforzarse demasiado.

    Sin embargo, si su naturaleza no era la de un guerrero, eso quería decir que deberían ser capaces de desempeñar un rol muy importante en otros campos, como la ingeniería, la ciencia y quizá en la construcción. Terrior guio a su gente con él, para que pudieran instalarse en las habitaciones, pero le llamó la atención el haber visto a su hijo y a sus dos soldados en el exterior. Por alguna razón, creyó que algo grave pudo haber ocurrido, cosa que no quería ni imaginarse. Además, le llamó la atención el no ver a Aurio con ellos.

    — ¿Qué ha pasado? — preguntó algo preocupado.

    — El líder de su país va a venir a hablar con nosotros en un momento, al parecer, ha ocurrido una emergencia — contestó Lankir, llevando tranquilidad nuevamente a su padre.

    — Lankir, me alegra que estés bien — Wida, la pareja de Lankir fue directamente hacia él y lo abrazó de forma cariñosa.

    Lankir correspondió el abrazo de su novia. Esa acción hizo entender a los humanos que los xaromitantes, a pesar de las diferencias que tenían con ellos, eran también muy similares. Además de que también los llevó a entender la razón por la cual Aurio se comportaba de esa forma con Lankir. Si ya no existían en el universo más de los que estaban viendo ante sus ojos, quería decir que Aurio no contaría con una pareja, y el estar viajando por el universo sabiendo eso debía ser algo difícil para él. Algunos eran capaces de comprender los motivos de su enojo, mientras que otros empezaban a sentir empatía con él. El saber que estarás solo y que tu planeta ha sido destruido sin posibilidades para regresar claramente no le sentaría bien a nadie.

    Cuando algo de tiempo pasó, Aurio salió de la base militar y se acercó a su líder y a su gente, quienes también estaban felices de verlo a él. El joven guerrero miró a Lankir y vio a Wida y a su hermano Gan cerca de él, cosa que ya imaginaba encontrarse, pero no por eso le cayó mejor. Le explicaron la situación, por lo que él también se sumó a la espera para la llegada de Magnus, ya que creyó que sería muy importante saber quién era la figura que iba a la cabeza del Zenith.

    Pasaron unos veinte minutos hasta que el helicóptero finalmente llegó hacia la base. A algunos les costó divisarlo debido a la oscuridad del cielo nocturno, incluso con las luces con las que contaba el helicóptero. Magnus bajó acompañado de dos soldados que bajaron del helicóptero junto a él. El líder se llevó una sorpresa agradable al ver a todos los miembros de la especie que había hecho contacto en la Tierra. Supo de inmediato que se trataba de una especie que sentía muchos deseos de colaborar con ellos y de establecer una alianza que, de seguro, beneficiaría a ambas partes.

    — Les doy la bienvenida a todos al planeta Tierra — decía Magnus, mientras todos, incluyendo los humanos lo miraban atentamente — No sé qué tanto hayan hablado con Zion, pero yo no soy el líder de este planeta al completo. Mi jurisdicción alcanza un solo país, conocido como Zenith, en el cual podrán vivir si colaboran junto a nosotros.

    — ¿Cuál es la emergencia? — el comandante Stones quería saberlo de inmediato.

    — Me gustaría que todos los que no son soldados se marcharan a otro lugar mientras hablamos sobre esto — dijo Magnus, algo que no todos comprendían — Incluso si formamos una alianza, los que no corresponden a la categoría militar no deben enterarse de esto. Pertenezcan a la raza que pertenezcan.

    — Su comandante nos dijo que podíamos quedarnos en un edificio, y usarlo como hogar para vivir — dijo uno de los xaromitantes que había descendido de la nave — Si nos permite dirigirnos hacia el interior de la base y acomodarnos, le juro que no lo interrumpiremos ni tampoco escucharemos lo que no está destinado a entrar en nuestros oídos.

    — Me agrada su educación — Magnus no pudo evitar sonreír al escuchar eso — Estoy seguro de que su aporte será de gran ayuda para nosotros. Voy a solicitar a mis soldados que retiren cualquier armamento que haya quedado en esa base militar. Si ya no se va a usar para eso, sino para un edificio de vivienda, entonces no puede haber armas allí dentro.

    Zion junto a los miembros de su equipo, decidieron entrar a la base y tomar todas las armas que quedaron allí dentro. Dado a que el edificio llevaba un largo rato en desuso, a parte de sus armas y de las armas de los guerreros que habían descendido al planeta Tierra, no había nada más que tomar. Una vez que terminaron, lo cual no llevó mucho tiempo, los xaromitantes que no contaban con naturaleza guerrera entraron hacia el interior para acomodarse y descansar en lo que sería su nuevo hogar en la Tierra. Dichas acciones llevaron tan solo quince minutos.

    El líder del Zenith y todos los soldados humanos, garak y xaromitantes que se encontraban en la Tierra eran los únicos que quedaban en ese lugar. Sabiendo que la información llegaría solo a los oídos que debería llegar, Magnus empezó a revelarla.

    — Zion, ¿recuerdas cuando hoy te mencioné que el comandante Roger Fields llevaba días sin actualizar su posición? — preguntó Magnus, esperando que su comandante lo recordaba, dado a que el día fue muy agitado y pasaron muchas cosas.

    — Sí, lo recuerdo perfectamente — fue la respuesta del comandante Stones.

    — Bueno, hoy hemos recibido este mensaje durante la tarde noche — decía Magnus dándole la indicación a uno de sus acompañantes para así reproducirlo.

    — Este es el comandante Roger Fields — se escuchaba su voz por un dispositivo que cargaba el soldado — Solicitamos un rescate en un planeta del sector 4-D. Fuimos emboscados y atacados apenas llegamos. Todos los soldados que estaban conmigo, exceptuando a Jason Saruk y a Sharyn Lloyd han sido capturados. Permaneceremos escondidos hasta que veamos o escuchemos a una nave del Zenith sobrevolar la zona. Les advierto que deben tener cuidado. Hay un total de cuatro…

    La transmisión se cortó de inmediato, y unos ruidos de disparo fueron lo último que se escuchó en el mensaje. Ese ruido preocupó a todos los que lo habían escuchado, incluidos también los xaromitantes. El silencio reinó durante unos treinta segundos en donde nadie sabía que decir inicialmente.

    — Dijo que hay un total de cuatro… ¿cuatro qué? — preguntó Thomas, sintiendo curiosidad en esa última parte — ¿A qué se referiría con eso?

    — No lo sé, pero advirtió que tuviéramos cuidado antes que los disparos empezaran a sonar — le respondió Alicia, recordando lo que dijo antes — Quiere decir que hay cuatro de algo que puede ponernos en peligro.

    — ¿Pero cuatro qué? — a Dustin no le cerraba nada — Y hay algo más que me inquieta. Dijo que todos los soldados exceptuando a dos que ya no recuerdo fueron capturados.

    — ¿Qué hay con eso? — preguntó Agustina, queriendo saber a donde quería llegar su compañero.

    — Si él está en condiciones de decir eso, quiere decir que estaba con ellos — contestó Dustin.

    — Tiene sentido, ¿cómo sabe que todos los soldados exceptuando a dos fueron capturados? — preguntaba Michael, adhiriendo a lo dicho por su compañero — Además dijo sus nombres, lo que quiere decir que es obvio que esos dos soldados estaban con él.

    — Se escucharon disparos de la nada — comentaba Ace de forma muy seria — Un enemigo debe haber entrado en la nave y haber disparado a la máquina de comunicaciones. Si esos dos soldados estaban con él, ¿por qué no le advirtieron sobre el enemigo?

    — ¿Creen que sea posible que el enemigo los haya atacado antes de que se dieran cuenta? — Wida, quien no conocía a nadie por el momento, no se quiso quedar afuera de la discusión — Es decir, si no lograron prevenirlo, debe ser por algo. Perdónenme si me metí, pero creo que, si tengo algo que aportar debería decirlo.

    — Cualquier cosa sirve, después de todo, ninguno de nosotros sabe bien de qué se trata — comentó el comandante Stones, haciendo saber a los demás que no debían quedarse al margen de la discusión — Lo que sabemos es que, al momento de mandar el mensaje, el comandante Fields y dos soldados más estaban libres. Ahora no sabemos nada. Pudieron haber sido capturados o asesinados; incluso si no fue así, y que hayan escapado de lo que sea que les ocurrió, dijeron que permanecerían escondidos hasta que llegáramos. Podrían estar siendo capturados en este momento.

    — Confiar en que resistirán tanto tiempo hasta que lleguemos es demasiado, debemos ir hacia ese planeta y rescatar al comandante y a todos los soldados — sugirió Wagner, creyendo que sus compañeros estarían en problemas — Lo necesitamos para continuar la exploración del universo, y no podemos dejar atrás a uno de los nuestros.

    — Wagner tiene razón, acabamos de perder al comandante Richard hace meses atrás — comentó Gwyn, muy preocupada de que la situación pudiera repetirse — Perder a alguien más, sea quien sea, nos deja comprometidos.

    — En eso estamos de acuerdo — Magnus supo que todos los soldados lo creían igual — Vamos a partir mañana mismo hacia ese planeta, el cual ya logramos localizar. Y ustedes van a unirse a los nuestros para ayudarnos a rescatar a nuestros soldados — el líder del Zenith miró fijamente a los xaromitantes — Si quieren quedarse en nuestro país, tendrán que colaborar en lo que necesitemos.

    — Me parece un trato justo, en tanto mi gente pueda quedarse aquí y vivir una vida tranquila, ayudaré en todo lo que pueda — Terrior se comprometió con el líder del Zenith — Y como veo que ustedes están interesados en descubrir lo que causó la Gran Catástrofe, tengo algo que decirles que creo que los podría dejar muy emocionados.

    Con esas palabras, todos los humanos, y también los dos garak que estaban con ellos, fijaron sus miradas en el líder de los xaromitantes, quien se preparaba para revelar una información muy importante para ellos.

    — Nuestra nave está equipada con un escáner potente — explicaba Terrior con calma ante la vista de todos — Fue una de las invenciones más avanzadas que hemos logrado crear. Es un escáner tan poderoso que, al escanear una sustancia cualquiera, puede detectar la dirección de cual ha provenido. Según lo que hemos hablado, los meteoritos que cayeron aquí y en otros planetas han liberado una gran cantidad de radiación. Si conseguimos una cantidad significante de esa radiación, y hacemos que el escáner la analice, nos hará apuntar en la dirección de la cual vino esa radiación.

    — ¿No debería apuntar de la dirección de la cual provinieron los meteoritos? — preguntaba Alicia, muy extrañada con el funcionamiento de dicho escáner.

    — No serviría — contestó Lankir, quien también entendía del funcionamiento del escáner — Un meteorito cualquiera pudo infectarse con radiación en cualquier momento. Analizar un meteorito nos llevaría hacia la zona de la cual vino. En cambio, analizar la radiación nos debería llevar hacia la zona de donde se originó la misma.

    — Pero aquí ya no queda ni un solo rastro de radiación — Wagner se veía muy pesimista respecto a esos hechos.

    — Aquí no, pero conocemos un lugar donde sí — Ace no pudo evitar pensar en lo ocurrido hace más de un año — El planeta Fientlig tiene una cueva donde hay enormes cantidades de radiación que podríamos usar.

    — ¿Estás hablando de regresar al planeta donde esas bestias hostiles casi nos matan? — Michael realmente no quería recordar esa experiencia — Estuvimos al borde de la muerte ahí. Zoey no logró sobrevivir.

    — Lamentablemente, no. Pero ahora es diferente — comentó Ace, quien supo que era una oportunidad que no podía desaprovechar — Ahora contamos con la capacidad de lanzar energía, y no irá un grupo solo. Iremos nosotros, los garak, los xaromitantes y también el grupo del comandante Fields, una vez que lo rescatemos.

    — Es una idea brillante, Lakor — el comandante Stones elogió a su soldado, haciéndole saber a todos, incluido su hijo, que apreciaba su aporte al equipo — Y teniendo en cuenta de que tenemos menos de tres años para encontrar las respuestas a la Catástrofe, no lo podemos ignorar.

    — Entonces está decidido — Magnus se preparaba para retirarse — El día de mañana, ustedes partirán al mediodía hacia el planeta en donde se encuentra el grupo del comandante Roger, y al regresar irán a Fientlig para obtener una muestra de la radiación para que nos ayude a descartar una gran cantidad de sectores del universo a explorar.

    — Entre más rápido terminemos con una, más rápido podremos empezar con la otra — contestó Alicia, sabiendo que el tiempo de descanso después de la guerra contra los berrod había terminado.

    — Haré que empiecen a preparar las provisiones para su viaje — les contaba Magnus a todos los presentes — Descansen bien esta noche y todo el tiempo que quieran de la mañana, porque lo necesitarán para poder partir mañana. Les deseo buenas noches.

    Tras decir esas palabras, el líder del Zenith se retiró del lugar junto a los dos hombres que lo acompañaban. Sabía que había muy poco tiempo entre la hora actual y el mediodía del día siguiente, lo cual quería decir que una gran cantidad de trabajadores del Zenith no deberían dormir para poder preparar las provisiones que se llevarían a la misión de rescate del comandante Roger. Debían cargar una gran cantidad, dado a que el grupo al que iban a rescatar podría haber perdido todos los suministros que habían llevado, lo que quería decir que necesitarían asegurarse de tener suficiente para la ida y para el regreso para todos los soldados.

    Por el otro lado, el comandante Stones le dijo a los xaromitantes que se fueran a dormir al interior de la base y a los otros soldados que estaban bajo su cargo que se retiraran a descansar para poder prepararse para mañana. Fuera de él, todos los demás estaban sintiendo algo de ansiedad debido a la nueva misión que iban a tener que enfrentar mañana. Domir y Plamo supieron que la experiencia ganada en la guerra contra los berrod podría servirles de utilidad en una misión como esta. Los xaromitantes no podían creer la suerte con la que se encontraban. Tras haber pasado un largo tiempo en un navío de gran tamaño en el espacio, solo recibirían la posibilidad de pasar una noche durmiendo en tierra firme y luego de eso ya tendrían que volver a salir al espacio para ayudar a los humanos en una alianza que no llevaba ni siquiera un día de haber empezado. Sin embargo, esa alianza les daba a los suyos la nueva oportunidad de vivir en un planeta tras haber perdido el suyo, y tan solo por eso valía la pena. No era algo que podían darse el lujo de desaprovechar, y ciertamente no lo iban a hacer.

    Los humanos, por su parte, estaban deseando que la misión empezara lo más pronto posible. Por el mensaje recibido, supieron que su comandante y compañeros estaban en peligro, por lo cual no podían permitirse perder más tiempo. Todos lo miraban como una misión de rescate, pero Ace y Wagner se dieron cuenta de que habría algo más detrás, y que esa misión sería una forma de determinar quién de los dos podría obtener el puesto de comandante del Zenith. Wagner deseaba conseguir ese puesto, mientras que Ace no se veía muy seguro al respecto. Aun así, la seguridad de otros de sus compañeros era lo más importante en ese momento, y ambos lo sabían perfectamente bien.

    Los xaromitantes guerreros, ocho de los cuarenta y ocho en total que habían llegado, entraron en la base militar del Zenith, la cual ahora ya no cumpliría esa función como edificio militar, sino como edificio de residencia para ellos. Tanto el comandante Zion como los humanos y garak que iban con él, los observaron con atención, y una vez que notaron que ya estaban dentro, decidieron marcharse para poder descansar. Subieron a los vehículos con los que habían acudido hacia la base y luego partieron hacia el lugar en el cual se encontraban residiendo temporalmente. Para más de uno sería una noche larga, mucho más teniendo en cuenta todo lo que había ocurrido durante el día.
     
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  16.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola. Paso a comentar el capítulo de esta semana.

    Bueno, supongo que es oficial la alianza entre humanos y xaromitantes. Debo decirte que con el avance del capítulo, mi preferencia por Lankir ha aumentado considerablemente. Aunque el capítulo se basó en desarrollo y un poco sobre los xaromitantes y su tecnología, esto no le quita lo interesante.

    Por lo visto, ahora todos se dirigirán al planeta donde el comandante Roger murió a manos de sus propios soldados. Tengo la impresión del que conflicto, sea cual sea, que enfrente Ace y compañia en ese lugar deberá ser muy grande.

    Lo que más me gusta del capítulo es que ahora se sabe cuál será el siguiente a paso a seguir después de rescatar a los soldados del comandante. Me muero de ganas porque llegue el momento de descubrir a dónde los llevará la radiación de los meteoritos, y los secretos que lleguen a descubrir de la gran catástrofe.

    Respecto al lapso de tiempo que tardarás en publicar el siguiente capítulo. Te diré que no te preocupes. Es normal que tus estudios sean tu mayor prioridad en estos momentos. Sea cual sea el tiempo que tardes en publicar, estoy seguro que cualquier usuario que haya llegado hasta aquí en LGC, no tiene ningún problema en esperar un poco el próximo o próximos capítulos.

    Saludos y hasta la próxima.
     
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  17.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
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    Saludos amigo. Es una pena que no vaya a haber capítulo en dos semanas, pero es comprensible y esperaré a que puedas publicar. Ahora comentaré lo que más me ha llamado la atención:

    Lankir es un personaje que me está agradando bastante y tiene pinta de que seguirá siendo así. Además, el tema de la naturaleza con la que los xaromitantes nacen que les designa cómo intelectuales o guerreros es algo muy interesante. Me alegra que la alianza se haya formado y estoy seguro de que dará sus frutos, no puedo esperar para ver que cosas descubren con el escaner y a dónde les lleva la radiación, aunque visitar Fientlig promete ser interesante dado a las bestias que viven allí.

    Sin embargo, antes tocará "rescatar" al grupo de Roger Fields y me temo que esta trama va a ser muy buena. Hay tanto misterio que la rodea que estoy deseando saber la traición de esos dos soldados que mataron a su comandante, la especie inteligente que anda detrás y los motivos que les llevan a hacer eso. Auguro una batalla intensa y me sorprende que Lankir, Aurio, Terrier y otros vayan de primeras a la misión, siendo solo 48 supervivientes de su raza. Entiendo que es para desarrollarlos más, pero no deja de parecerme precipitado y de poco considerados por parte de Zenith. No obstante, entiendo ambas posturas.

    No hay nada más que decir, esperaré lo que toque para el siguiente capítulo. Que te sean amenas estas dos semanas de estudios, amigo, y que vayan bien.
     
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  18. Threadmarks: La noche antes del viaje
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe IV Los Últimos Viajeros
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    42
     
    Palabras:
    5459
    Hola. He comentado que el 22 no iba a publicar ningún capítulo, y que la publicación sería el día 29. Pues bien, me cambiaron algunas fechas en el curso y eso también ha cambiado mis planes XD. En lugar de dejar pasar el 22 y publicar el próximo capítulo el día 29, haré al contrario. Publicaré el capítulo hoy y será el 29 cuando no publique. Salvo que me den alguna noticia de cambio de fecha otra vez, cosa que no creo, pero que no puedo saber.

    En fin, mi intención no es aburrirlos con la historia de mi vida. Por lo cual, les dejaré el siguiente capítulo. Agradezco a Zurel y a Resistance por los comentarios y por la paciencia. Sin más nada que decir, les dejo el capítulo.


    La noche antes del viaje:

    Con los humanos alejándose en los vehículos, los xaromitantes habían quedado solos en aquella base la cual sería su nuevo hogar dentro del país del Zenith. Algunos habían ido a las habitaciones para poder preparar sus cosas y así poder descansar junto a sus parejas, mientras que otros se habían decidido a recorrer el lugar para echarle un vistazo más a fondo, entre ellos los soldados, quienes irónicamente no pasarían más de una noche allí dado a que después de unas cuantas horas, iban a partir hacia el espacio nuevamente en una misión de rescate de otros humanos. Sabían que era necesario dado a que mientras más gente tuvieran, más segura sería la exploración en búsqueda de respuestas de lo que ocasionó la Gran Catástrofe, algo a lo que no habían dado gran prioridad debido a que no habitaban en un planeta tras haberla sufrido, sino que simplemente recorrían el espacio. El haber llegado a la Tierra les cambió el panorama, y supieron que, si pasó una vez, les podría volver a pasar, por lo que sería mejor brindar toda la ayuda posible a los humanos para una misión como esa.

    Terrior, el líder del grupo se encontraba recorriendo la base de punta a punta en compañía del general Orikrof y su hijo Lankir. Este último se encontraba muy feliz al ver a los demás miembros de su especie teniendo la oportunidad de descansar en un nuevo hogar después de pasar por varios años en el espacio.

    — Te dije que ellos eran de fiar — decía Lankir, hablando con su padre — Entiendo que tengas dudas, ya que es común en alguien que es visto como líder por toda esta gente, pero a veces tienes que poner tu confianza en otros por más tiempo.

    — Tu juicio durante el día de hoy me ha sorprendido y bastante — comentaba Terrior, sintiéndose muy orgulloso de su hijo — Estoy pensando en cederte el liderazgo de nuestra gente una vez que hallemos las respuestas de lo que causó la Gran Catástrofe. ¿Te parece que podrás con algo así?

    — La verdad, es que no veo que eso importe más tiempo — contestó Lankir, dejando sorprendidos tanto al líder como al general.

    — ¿De qué estás hablando? — Orikrof no entendía a qué se refería.

    — Ahora mismo ya no estamos en nuestro planeta donde podemos hacer lo que nos plazca — mencionaba Lankir — En este planeta tenemos que seguir las leyes del Zenith, dado a que estamos viviendo en su país. Así que, para mí ya no es importante quien esté al mando. Es más, creo que ahora que estamos aquí no deberías considerarte nuestro líder, sino nuestro representante. No es que puedas dar una orden y cualquiera de nosotros la va a cumplir, porque si esa orden violara alguna de sus leyes, estaríamos en problemas.

    La forma de pensar de Lankir realmente dejó sorprendidos a los dos adultos. Ciertamente, sus palabras eran ciertas. Terrior sería visto más como un representante que como un líder, ya que no se encontraban bajo su propia libertad en la Tierra, sino que ahora formaban parte de uno de sus países, cosa que los ponía en una situación más delicada.

    — No me había puesto a pensar en eso — comentaba el líder — Es natural, aún no he pasado ni cuatro hasarbs en este planeta como para ponerme a pensar en ello. Pero tienes razón. No puedo dar una orden de forma directa, dado a que eso podría violar una ley de los humanos, y eso nos podría meter en problemas.

    — Es por eso que vamos a necesitar que te conviertas en un representante para nosotros, y que además te asegures de que ellos nos enseñen las leyes acerca de todo lo que está permitido y no está permitido en su país — le respondió Lankir — Aun así, el puesto de representante es algo que me podría interesar. Pero no cuento con ninguna clase de experiencia para ello, así que deberías tomarlo tú e irme enseñando sobre este hasta que me consideres apto para el mismo.

    — Es una buena idea, y puedes contar con que lo haré — contestó Terrior.

    Mientras los tres soldados continuaban su caminata, Gan, el hermano de Wida se acercó hacia ellos muy emocionado. A pesar de ser joven, era muy entusiasmado con las cosas que estaban ocurriendo.

    — Líder, ¿es cierto que yo también voy a ir a esa misión? — preguntaba el más joven de todos ellos — Si no escuché mal, los líderes de Zenith querían que la mayoría de nosotros ayudemos en la misión de rescate.

    — Claro que vas a poder venir, Gan — contestó Lankir sonriéndole al menor — Wida siempre te sobreprotegía, pero eso era porque teníamos pocos soldados y no teníamos un hogar. Ahora ya tenemos uno, y no estaremos solos, sino que también iremos junto a soldados humanos muy fuertes. No correrás un gran peligro y te servirá para poder ganar experiencia como guerrero. La cual ya va siendo hora que consigas, dado a que perteneces a esa naturaleza.

    — ¡Gracias, de verdad! — Gan estaba muy feliz por tener permiso de participar en la misión — ¡Al fin podré demostrar de lo que soy capaz! ¡Por fin podré cumplir con mi propósito y empezar a desempeñarme como guerrero que soy!

    — Es la primera vez que veo a un soldado tan emocionado — Orikrof se contagió por el espíritu de Gan — He entrenado a varios soldados a lo largo de mi vida, y ninguno estaba tan animado como tú.

    — Solo no hagas que Wida se preocupe demasiado — contestó Terrior, sabiendo que su hermana se preocuparía hiciera lo que hiciera.

    — No lo haré, se lo prometo — respondió el chico retirándose para ir a su habitación.

    Mientras tanto, en otro lado de la base, Wida se encontraba sentada en su habitación a la espera de que su hermano menor regresara. En ese momento, sintió como la puerta se abrió y vio a Aurio entrar a la misma.

    — Aurio, ¿qué te trae por aquí? — preguntó la chica, mirándolo algo extrañada.

    — Creí que encontraría a Lankir aquí — Aurio mentía — Creo que me equivoqué de habitación. Pero ya que estoy, te haré una pregunta. ¿Crees que es una buena idea involucrarnos en una misión para rescatar a soldados humanos? Es decir, yo no creo que sea malo, a lo que me refiero es que nos han pedido a todos los guerreros que vayamos. No estaríamos dejando a nadie para proteger a nuestra gente en caso de que quieran hacerles algo.

    — Yo no creo que ellos vayan a hacer algo así — Wida respondió muy confiada en sus instintos — Si quisieran hacerlo, por más que nos quedemos todos, solo somos ocho y no podríamos protegerlos.

    — Tienes razón, y supongo que también podrían haberlo hecho ya si realmente lo quisieran — contestaba Aurio, pensando mejor en las cosas — Supongo que ellos no van a hacernos nada, pero no es que confíe del todo en ellos que lo creo. Lo hago más por un proceso de descarte que otra cosa.

    — En realidad, yo sí confío en ellos — la respuesta de Wida sorprendió al guerrero — Estoy segura de que son buena gente. Lankir confía en ellos, y yo también.

    Esas palabras no le cayeron muy bien a Aurio, quien no podía evitar sentirse incómodo cada vez que la única chica de su especie que tenía la misma edad decía algo acerca de su mejor amigo. Quiso aprovechar el momento para ponerla a prueba.

    — Dime, ¿realmente confías tanto en Lankir como para poner tu confianza en otras personas solo por qué él lo hace? — Wida detectó la trampa en su pregunta.

    — Es imposible no confiar en alguien que me rescató a mí y a mi hermano de morir cuando la Gran Catástrofe llegó a nuestro planeta — la chica recordó aquel día con pocos ánimos — Lo amo, y está claro que confío mi vida y la de Gan.

    La respuesta recibida no le agradó mucho a Aurio, quien decidió que lo mejor sería irse. En ese momento, Gan entró muy contento a la habitación. Se sintió muy raro el ver que Aurio se encontraba allí, y no evitó mencionarlo para que lo escuchara.

    — Aurio, ¿por qué estás en la habitación de mi hermana? — preguntó el joven, que nunca callaba lo que quería decir — ¿No tienes miedo de tener problemas con Lankir?

    — Solo me confundí creyendo que esta era la habitación de Lankir — Aurio también le mintió al hermano de Wida — Y no, no le tengo miedo a Lankir. Soy un guerrero al 100%, alguien como él no es rival para mí.

    — Eso quiere decir que, si quieres estar con mi hermana, nada te impide deshacerte de él, ¿verdad? — la pregunta de Gan no le sentó nada bien a Aurio.

    — Escucha, niño, yo no voy a hacerle daño a mi mejor amigo — Aurio se estaba empezando a enojar con todo lo que había sucedido hoy — Solo porque alguien te pueda derrotar, no quiere decir que lo vaya a hacer. Ahora mismo me estoy retirando para hablar con Lankir, así que déjame en paz.

    Aurio salió apresurado antes de que el joven Gan le hiciera otra pregunta que no le agradara. Wida entendió a la perfección lo que pasaba, y claramente Gan también. Ambos sabían que Aurio se sentía mal debido al hecho de que su mejor amigo tuviera alguien para hacerle compañía mientras que él no tenía a nadie. Ciertamente, sintió que su mejor amigo se había distanciado un poco de él, y que él no tenía a nadie para hacerlo por su cuenta. Lamentablemente, no había nadie más de la misma edad que Aurio en el grupo de sobrevivientes, por lo que él tendría que aprender a vivir con ello hasta que alguna de las otras parejas decidiera tener familia.

    Sin embargo, ahora que ya se había ido, Wida quería hablar de otra cosa seria con su hermano menor.

    — ¿Le has preguntado? — dijo la chica.

    — Sí, y tanto el líder como el general me han dicho que sí — la respuesta de Gan no dejó tranquila a la chica — Lankir también cree que es una buena idea. Y tú misma has admitido varias veces que confías mucho en él.

    — Supongo que sí lo he hecho, eso me deja prisionera de mis palabras — Wida lanzó un suspiro al saber que no habría forma de hacer que su hermano menor se quedara atrás — Ponte feliz, vas a participar en una misión militar junto a mí, a Lankir y al general.

    — Será la primera vez que yo participe en una — el entusiasmo del joven se sentía por todos lados — Ya estoy feliz, y lo estaré más mañana cuando sea el momento de partir.

    — Solo intenta no emocionarte demasiado y no dejar que te maten — Wida se levantó para acercarse a su hermanito — No querrás que tu primera misión sea la última — al decir esto, le dio un abrazo para molestarlo un poco.

    — Seré cuidadoso, ya lo verás — le contestó Gan, aceptando el abrazo con cariño — Esto me recuerda a mamá y papá.

    — A mí también — contestó Wida, poniéndose algo nostálgica — Tuvimos suerte de seguir vivos para poder recordarlos.

    — Todo eso fue gracias a Lankir — comentaba Gan, recordando aquel día que los meteoritos cayeron a su planeta.

    — Sí. Lankir es muy especial — Wida no podía evitar sonreír al pensar en él.

    […]

    Los soldados del Zenith habían llegado a la base en donde se encontraban al momento de recibir la noticia de la llegada de la nueva especie al planeta. Dejaron los vehículos estacionados afuera y se fueron a dormir para estar descansados al momento de partir. Cada uno de ellos fue directamente a las habitaciones que compartían junto a sus respectivos compañeros, a excepción de Zion, Wagner y Dustin. Padre e hijo fueron hacia el comedor para buscarse algo de beber y tener una charla, mientras que el otro soldado decidió seguirlos. No tenía idea de qué era lo que iban a hablar, pero estaba claro que tendría relación con lo que habían discutido con Magnus. Dustin, a pesar de no meterse en donde no lo llaman, no pudo evitar sentir curiosidad esta vez, por lo que se quedó en el pasillo para poder escuchar la charla que iba a tener el comandante con su hijo.

    Ambos tomaban asiento con una taza de café cada uno y unas galletitas dulces para acompañar esa bebida. Fue entonces que Wagner dijo la primera palabra.

    — Por tu mirada en el auto noté que querías decirme algo — contaba el líder del equipo — Pero no quisiste decirlo porque Dustin y los dos garak estaban ahí.

    — Veo que me conoces bastante bien, hijo — Zion no hablaba de forma formal, al igual que su hijo — Y sí, quiero hablarte sobre la misión de rescate que involucra al grupo del comandante Roger y al nuestro.

    — Será un viaje largo por lo que tengo entendido — Wagner le dio un sorbo a su taza de café.

    — Así es, y por eso quiero que aproveches cada día que estemos en el espacio para entrenar a fondo — le respondió su padre, de forma muy seria — Esta será la ocasión perfecta para ver quién de los dos está más capacitado para asumir el rol de comandante del Zenith.

    Dustin sabía que cuando Zion se refería a “los dos” estaba hablando de Wagner y de Ace, dado a que ellos dos fueron llamados por Magnus durante el día. Supo que se trataría de algo importante, pero no creyó que se trataría de algo así.

    — Puede que sea tu padre, pero como comandante, mi misión es siempre reconocer al mejor soldado — le decía Zion a su hijo — Estaré observando todo lo posible el rendimiento tanto de Ace Lakor como el tuyo. Si veo que él tiene un mejor desempeño en la misión, no tendré otra opción más que darle el puesto a él. Es por eso que es tan importante que no te dejes superar. Ya te he dicho que pasará mucho tiempo hasta que se presente otra oportunidad así para ti.

    — Lo entiendo a la perfección — Wagner sabía lo que estaba en juego — Y no tienes que preocuparte. Mi sueño es convertirme en comandante igual que tú, sé que puedo superar a Ace en esto.

    — Es justamente por eso que me preocupo — Zion no quería escuchar esas palabras — Tú no sabes si puedes superar a Ace. Solamente confías en que puedes hacerlo. La confianza es importante, pero todo en exceso es malo, principalmente cuando se trata de eso.

    — ¿Crees que mi confianza es un exceso? — Wagner no estaba muy contento con las palabras de su padre — Porque yo no creo que sea tan así. Mi desempeño en la guerra contra los berrod fue muy bueno.

    — El de Ace también lo fue — comentó el comandante algo serio — Si el que mejor hubiera actuado hubieras sido tú, ni siquiera habría hecho que Magnus llamara a Ace. Pero ya te dije que como comandante mi deber es informar acerca de todo lo que pase, y si Ace es capaz de competir contra ti, lo mejor será que te lo tomes en serio.

    — Me lo tomaré en serio, ya lo verás — comentó Wagner — No dejaré que Ace me supere. Sea lo que sea que le hayan hecho a Roger y a los otros soldados, te garantizo que los traeré a salvo. Una vez que lleguemos a ese planeta, las bajas dejarán de aumentar.

    El comandante y su hijo se quedaron en el lugar tomando el café, pero ya ninguno de los dos hablaba con el otro. Todo lo que debían decir ya estaba dicho. Dustin, por su parte, se sentía algo culpable por haber escuchado esa conversación, dado a que no estaba dirigida hacia él, pero ahora que lo había hecho, creyó que lo mejor sería no revelar el secreto. Conocía a Wagner por mucho tiempo, y sabía de sus deseos por ser comandante, por lo que estaba decidido a hacer lo que fuera posible por ayudarlo en la misión.

    En una de las habitaciones, Plamo estaba recostado sobre su cama, mientras que Domir estaba sentado mirando hacia el suelo. Eso llamó la atención del primero de los garak, quien tenía sueño y deseaba irse a dormir en aquel momento.

    — ¿En qué piensas? — preguntó Plamo, queriendo saber qué clase de pensamientos recorrían la mente de su amigo.

    — Creo que me he adaptado a lo que la situación requería — Domir sonrió un poco al recordar lo ocurrido — Mantuve la calma en todo momento, y no me dejé llevar por la emoción. Eso me alegra, fue la misma forma en la que Likar reaccionó cuando los berrod llegaron a nuestro planeta aquel día.

    — ¿Y por qué esa expresión de seriedad? — Plamo no entendía por qué Domir se sentía así — ¿Crees que los xaromitantes puedan ser como los berrod?

    — No, no lo creo — contestaba Domir — Y si lo fueran, no sería muy inteligente de su parte, dado a que no tienen los números. Aunque, hay uno de ellos que me llama la atención.

    — Déjame adivinar, se trata del que traías contigo al interior de la base, ¿verdad? — Plamo supo que sus ojos lo habían notado.

    — Sí, ese mismo. Si no me equivoco, se llama Lankor o Lankir. Él contaba con un arma algo extraña. Un cañón.

    — Sí, ¿y? — Plamo no entendía a donde quería llegar — Estoy seguro que ese cañón debe ser un arma muy fuerte. Pero nosotros contamos con los guanteletes de calor, y los humanos con la capacidad de lanzar energía. Ciertamente, todos tenemos algo que nos diferencia del resto.

    — Solo digo que me hubiera gustado tener a Likar presente hoy — Domir recordaba a su amigo con tristeza — Él tiene experiencia en tratar con miembros de otras especies. Ha logrado contener a los berrod muchas veces. No es que crea que lo necesitaremos, pero esa era su especialidad, y es una lástima que no esté aquí para hacerlo.

    — ¿Es por eso que estás intentando emularlo? — Plamo ya lo estaba entendiendo mejor — Domir, Likar ya está muerto, y nadie lo podrá reemplazar. No te esfuerces demasiado intentándolo.

    — Lo sé, lo sé — Domir finalmente se recostó en la cama — Dime, tengo la teoría de que cuando ese comandante Roger mencionó que había “al menos cuatro”, se refería a cuatro especies en el planeta. ¿Tú que crees?

    — Es algo difícil de saber, sin duda alguna — contestó Domir, quien ya estaba muy cansado — Pero eso no cambia nada. Una, dos, cuatro, diez… vamos a ir allá y vamos a rescatarlos. Y luego usaremos la tecnología de los xaromitantes para apuntar en la dirección correcta del universo y averiguar lo que causó la Gran Catástrofe.

    Ambos soldados garak se quedaron dormidos en tan solo un instante luego de la charla, dado a que para ellos era muy sencillo conciliar el sueño una vez que se encontraban acostados.

    Mientras tanto, en otra de las habitaciones, se encontraban Michael y Alicia. El soldado ya estaba recostado en su cama, y la chica, quien había ido a buscar algo de beber, ya había regresado y estaba empezando a acomodarse junto a él. Al notarlo, Michael decidió abrazarla, cosa que le agradó a la chica, quien decidió aprovechar el momento para hablar con él.

    — Michael, ¿te puedo hacer una pregunta? — preguntó la chica — ¿Por qué te molestaste un poco cuando Wagner me eligió a mí para acompañarlo?

    — Es… — Michael quería disimular un poco sus celos — No creí que fuera seguro, y yo no te quería dejar sola. No me molesta que te haya elegido, ya que eso quiere decir que te ve como una buena peleadora, solo me molesta que no me haya elegido a mí.

    — ¿Es todo? ¿No hay otra razón? — Alicia miró a Michael fijamente.

    — No — el soldado negó que estuviera celoso y cualquier otra cosa que pudiera insinuar la chica — Solo no te quería dejar sola en una posible situación peligrosa.

    Alicia se sonrojó un poco ante esa respuesta y le dio un abrazo y un beso en la mejilla a su novio, cosa que a este le agradó.

    — Eres muy tierno cuando te preocupas así por mí — le decía la chica mirándolo directamente a los ojos — Me has estado cuidando desde… básicamente fue antes de que yo pudiera verte por primera vez.

    — Eso es porque te amo, Alicia — Michael besó su frente — Desde la primera vez que te vi. Y cada vez que el tiempo seguía avanzando, yo seguía enamorándome de ti. Por eso quiero protegerte. Eres muy valiosa para mí. Has perdido a tu familia, y yo también he perdido a la mía. Cueste lo que cueste, yo te quiero proteger. Ya sea un peligro pequeño o uno grande.

    — Puedes contar con que yo haré lo mismo — Alicia comprendía como se sentía Michael — Eres una persona especial. Tuve suerte de haberte conocido, y no pienso perderte. No si puedo hacer algo al respecto.

    — Esa clase de cosas hacen que me enamore más de ti — Michael le dio un abrazo a su novia para luego cerrar los ojos — Duerme bien, amor mío.

    — Tú también — contestó la chica.

    Ambos soldados cerraron los ojos y se disponían a dormir abrazados. Sin embargo, al poco tiempo, Michael abrió de nuevo sus ojos para mirarse el brazo izquierdo. Por más tiempo que pasara, nunca podía quedarse tranquilo del todo al ver esa placa de metal cocida a su piel y clavada a sus huesos. Tenía veinte años de edad, y se iba a quedar con eso en el cuerpo por el resto de su vida. Y el no hacerlo solo traería problemas. Estaba claro que iba a proteger a Alicia siempre, pasara lo que pasara, y esa era la prueba. Pero también era un recordatorio de que debía tener cuidado con lo que hacía. Más que nada porque dentro de suyo se encontraba alguien de quien nunca podría separarse, y de no ser por esa placa, sería esclavo en su propio cuerpo. Tras haber estado mirando fijamente su brazo por un largo tiempo, Michael cerró los ojos y cayó dormido.

    En otra habitación, Thomas se encontraba junto a Gwyn. Ambos estaban disfrutando de la compañía mutua, dado a que su relación realmente era una relación de afecto recíproca y correspondida. Los dos decidieron hablar sobre la nueva especie con la que habían hecho contacto el día de hoy.

    — ¿Qué opinas sobre los xaromitantes? — Gwyn quería conocer la opinión de Thomas respecto a ellos.

    — Creo que se trata de una especie razonable, y no creo que tengan intenciones ocultas — contestaba su novio — Y cuando pienso en lo que les pasó, no puedo evitar pensar que nosotros dos somos muy afortunados. Ellos han perdido todo su planeta y han tenido que abandonarlo. Pasaron un largo tiempo viajando en el espacio buscando un lugar en donde vivir. Nosotros conservamos nuestro planeta. Hemos perdido mucho, pero pudo haber sido algo peor.

    — Tienes razón, pero aun así hemos perdido demasiado — le respondió Gwyn — El hecho de que hayamos perdido menos que alguien no quiere decir que nosotros seamos afortunados, solo quiere decir que hubo alguien más que sufrió algo peor.

    — Imagino que esa es tu forma de verlo — Thomas respondió seriamente — Pero tienes la razón en parte. No todos los humanos han corrido la misma suerte.

    — Ha sido una situación difícil, y estas situaciones sacan lo mejor y lo peor de la gente — Gwyn daba su punto de vista — Me he dado cuenta de que yo he sacado lo peor en parte.

    — Eso no es verdad, Gwyn — a Thomas no le gustaba escuchar a Gwyn hablar así — Eres una persona maravillosa. Solamente has estado confundida creyendo en algo equivocado. Pero todos hemos cometido errores, y comparado con lo que yo hice, lo tuyo no ha sido nada.

    — Aun así, no me hace sentir bien — Gwyn se entristeció un poco — Cada vez que veo a Michael con Alicia, veo que él está realmente feliz. No lo veía así conmigo, y yo en lugar de hablar con él, me cerré a una obsesión adolescente con él. Y eso fue lo que me hizo desear que a Alicia le pasara algo malo. Ella es una buena persona que perdió mucho, y el recordar que yo le deseé eso me hace sentir mal conmigo misma.

    — Escucha, Gwyn, lo que haya pasado antes no fue culpa tuya — Thomas decidió cortar con esa conversación, dado a que no estaba llevando a ningún buen lugar — Y tal y como te dije, comparada conmigo, tú no hiciste nada malo. Eres una buena persona, y lo has demostrado. Has reconocido tu error rápidamente, y has aprendido de él. Has madurado rápido.

    — Me gustaría decir que lo hice por mí misma, pero no fue así — Gwyn se acercó a Thomas para abrazarlo — Fuiste tú quien me hizo madurar. Yo no lo hice sola, tú sí.

    — Aún nos queda mucho por madurar, Gwyn — contestó Thomas, abrazándola también — Tú y yo seguimos siendo jóvenes. Tenemos un largo camino para recorrer juntos. Y tenemos lo que aprendimos para hacernos compañía. Te garantizo que cuando descubramos las respuestas a la Catástrofe seremos dos personas completamente diferentes.

    — Me encanta tenerte conmigo, Thomas — Gwyn se sentía muy bien de tenerlo con ella — Aunque a veces siento que no te merezco después de todo.

    — Nadie es perfecto — contestó Thomas — Todos tenemos derecho a equivocarnos alguna vez. Está en nosotros decidir si queremos cambiar las cosas o si queremos permanecer igual, y tú ya has tomado tu decisión.

    Los dos se dieron un tierno beso para después prepararse para dormir. Y, por último, en otra de las habitaciones, se encontraban Ace y Agustina. El soldado estaba recostado mientras que su novia se encontraba sentada en la orilla de la cama, cosa que era algo llamativa para el soldado.

    — ¿Qué tienes, Agustina? — Ace pensó que podría haber algún problema — ¿Pasa algo?

    — Yo soy quien debería hacerte esa pregunta — Agustina lo miró algo preocupada — Te he notado algo desanimado desde que Magnus te llamó, y quiero saber qué te pasa. ¿Ocurrió algo malo cuando estabas ahí arriba?

    — No, al menos no es algo que se pueda considerar malo — le contestó Ace, que, al mirarla, supo que ella quería la verdad — Magnus y el comandante Zion nos dijeron a mí y a Wagner que hay un puesto vacante para ser comandante tras la muerte de Richard. Y que nosotros dos tenemos que competir para ver quién se lo queda. Eso me ha dejado pensando un rato, es todo.

    — Pero ser comandante es un ascenso en el rango militar — le contestó Agustina, quien se emocionó con la idea de ver a su novio como comandante — ¿Cuál sería el problema?

    — El problema es que la situación me trae recuerdos de lo ocurrido con Morris hace años — le contestó Ace, quien se veía muy preocupado — Él era comandante cuando ocurrió la Catástrofe, y a causa de ese trabajo terminó perdiendo a su novia dado a que no pudo estar con ella para salvarla. Pienso que eso podría pasarte a ti y no lo quiero imaginar por ningún segundo más — Ace tomó la mano de Agustina y la apretó con fuerza — Te amo, Agustina. Eres la persona más importante que tengo, y no me gustaría perderte por no poder estar contigo debido a tener el rol de comandante. Siendo un soldado puedo salvarte a ti por sobre otros, pero siendo comandante, si hay dos personas en peligro por un lado y tú en otro, estoy obligado a salvar a la mayor cantidad de gente posible. No quiero tener que llegar a hacer eso, y no me han dado la opción de renunciar a esto. Estoy obligado a competir con Wagner por el puesto.

    Agustina pensó por unos instantes lo que Ace le había dicho. Por un lado, ella se conmovió al escuchar las palabras que su novio le decía, pero por otro no se sentía muy bien al ver a Ace tan desanimado.

    — Ace, ¿tu miedo es ese? — Agustina le preguntó de forma seria — ¿Estás queriendo decirme que no quieres ser comandante porque tienes miedo de lo que me pueda llegar a pasar?

    — Así es, esa es la razón — Ace la miró fijamente.

    — No sé por qué piensas en eso, pero no tienes que preocuparte por mí — Agustina se le acercó para hablarle de forma más directa — Me has entrenado, y me he convertido en una gran soldado. Entiendo que hay enemigos muy fuertes, pero estoy preparada para enfrentarme a ellos. Sé que puedo morir en cualquier momento, pero si creyera que no soy capaz de dar pelea, no me habría alistado para ser una soldado. No me convence lo que me estás diciendo, Ace. Siento como si no te sintieras listo para ser comandante, y estuvieras usándome como excusa.

    — ¿Excusa? — Ace se sorprendió al ver a Agustina hablarle así — ¡Lo digo porque me preocupo por ti! — sin darse cuenta, levantó la voz.

    — Y entiendo que lo hagas, pero esa no es la razón para que dejes pasar esta oportunidad — Agustina supo que estaba llevando a Ace a donde quería — Te noto como si tuvieras miedo de destacarte y ser elegido comandante, cuando el Ace que yo conocí y del que me enamoré no le tenía miedo a nada. Yo sé que eres el mejor soldado que tenemos, Ace, y me sentí muy mal cuando Zion te quitó el puesto de líder para dárselo a su hijo sin darte una oportunidad primero. Esta es la oportunidad para que le demuestres a todos los demás que realmente eres el mejor soldado que tenemos. Y el Ace que yo conocí hace tiempo no la dejaría pasar por mí. Eres fuerte, Ace, y también eres un buen líder. Puedes ser nuestro comandante sin problemas, y no debes tener miedo de lo que pueda llegarme a pasar. Porque si te elijen como comandante, yo me quedaré contigo y te apoyaré en todo lo que necesites.

    — ¿De verdad crees que yo tengo lo necesario para serlo? — Ace estaba asombrado con las palabras que recibía de su novia.

    — Ace, tú sabes que para mí eres el mejor soldado de todos — Agustina se recostó sobre él, abrazándolo de forma cariñosa — No importa quién de los dos supere al otro, para mí el mejor eres tú y eso no lo va a cambiar nadie — la chica le dio un beso en la boca, el cual se prolongó durante un minuto para luego seguir hablando — El Ace que yo amo nunca le tuvo miedo a nada, y no debería empezar a tenerlo ahora. Han considerado que eres un buen soldado y mereces ser evaluado para el puesto. Yo sé que eres capaz de lograrlo. Quiero que les demuestres a todos los demás y también a ti mismo que puedes.

    — ¿Me apoyarás en esto? — Ace estaba muy feliz por las palabras de ánimo de su novia.

    — En esto y en todo lo que necesites — Agustina recostó su cabeza sobre el pecho de su novio — Porque te amo.

    Ace no podía evitar sentirse muy alentado por las palabras que recibió de Agustina. El afecto que ella sentía por él estaba más que claro, y tras darse cuenta y reflexionarlo un poco más, se dio cuenta de que ella tenía sus motivos para pensar que él la estaba usando como una excusa, aunque no fuera verdad. Después de todo, él la conocía muy bien, y la había entrenado enseñándole varias cosas que le podrían servir de utilidad. Al principio, él tenía miedo de lo que pudiera llegar a pasar con ella, pero al ver que ella misma también deseaba verlo subir de rango, se dio cuenta de que no podía decepcionar a alguien que tenía muchas esperanzas en él, mucho menos a su propia novia. Y sabiendo que contaría con su apoyo para lo que necesitara, Ace finalmente despejó sus dudas y tomó su decisión.

    — Si crees que puedo lograrlo, entonces lo lograré — le decía Ace, mientras abrazaba a su novia — Competiré contra Wagner y le ganaré.

    — Ese es el Ace del que yo me enamoré — contestó Agustina muy feliz de haberlo hecho entrar en razón — Un Ace que es capaz de lograr lo que sea. Estoy segura de que cuando terminemos esta misión, tú serás el nuevo comandante del Zenith.
     
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  19.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Muy buen capítulo de transición. Me ha agradado ver por partes a los personajes y sus pensamientos, siempre viene bien conocer lo que piensan y sienten. Se aproxima el rescate del grupo de Roger y tengo muchas ganas de que llegue, porque tiene una pintaza espectacular entre la traición al propio Roger, una posible nueva especie inteligente, Ace vs Wagner y los xaromitantes en acción. Pero bueno, comentaré lo más llamativo de éste capítulo:

    Para mí, la parte más interesante ha sido cuando Zion ha hablado con Wagner y Dustin les escuchaba, ha sido un poco cotilla pero es normal la intriga. Ver que el comandante aprieta a su hijo me hizo recordar a Morris cuando estaba con Ace. Después vemos a Agustina (oficialmente la adoro después de esto) convenciendo a su novio de que pelee por el puesto de comandante, cosa que yo quería dando el calibre del personaje de Ace.

    Wagner quiere cumplir las expectativas de su padre y Ace las de su novia. ¿Quién logrará hacerlo? Tú sabes quién quiero que lo logre, pero veremos lo que depara la historia, estaré ansioso de ver evolucionar la trama para ver dónde nos lleva. Un saludo y hasta la próxima.
     
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  20.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Bueno, ha llegado el momento de comenta este capítulo. De un modo inexplicable, ayer se me olvidó leerlo, pero ya estoy aquí.

    Debo decirte que en este capítulo no hay mucho a destacar, salvo el cambio de actitud de Ace con el tema de ser comandante y Michael con su preocupación.

    Vamos por partes; cuando se trata de ti, me temo ciertas cosas cuando te centras en un personaje dónde hace tiempo no lo has hecho. El hecho de que Michael retome su preocupacion por lo de su placa, me hace pensar que el berrod que alberga en su cuerpo sea liberado en algún punto de la historia. No sé, pero todo esto del rescate es un gran sinónimo de problemas, y es muy posible que Michael sea un objetivo para estas razas desconocidas. Y no es algo que pienso desde ahora, lo he pensado desde hace tiempo.

    Por otro lado tenemos a Ace. Me alegra que Agustina haya hecho entrar en razón a Ace. No me gusta que Ace se vea como un personaje débil solo por temer a perder alguien especial para él. Seamos claros; es un soldado, y como tal, debe estar preparado para perder a sus compañeros en cualquier momento. También debe estar preparado para asumir un nuevo rango militar cuando sea el momento indicado o si la situación lo requiere.

    Sé que ante todo Ace es un humano, tiene sus miedos y sus debilidades pero no me gusta que actúe como un gato asustado. Afortunadamente, Angustina le hizo entrar en razón y espero que con su apoyo logre ser el nuevo comandante del Zenith, porque no me gusta ni un poco que Wagner vaya a ser comandante.

    Por el momento eso es todo. No hay mucho a destacar dado a que ha sido la noche antes del viaje. Cuando comience lo mejor me explayaré con los demás. Nos vemos la próxima vez. Saludos.
     
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