Shiga Otsu

Seinkanji Yamagawa

—¡Es una pena, señor Shishio! —dijo con voz afligida, aunque su rostro se encontraba tan sonriente como siempre. —¡Solo espero que podamos encontrarnos rápidamente! ¡Aún tenemos un duelo pendiente!

Le dedicó unos pocos minutos de sus pensamientos a su familia: ¿Su madre se enojaría con él por tomar esa decisión? Sabían que Seinkanji era un alma libre, quizá fuera algo que podrían esperar de él. Después de todo, solo se le había encargado que llevara la misiva hacia Otsu.
Recordó las líneas que la emperatriz había escrito, querían probarlos, que sean los mejores. Seinkanji miró entonces a Murai Sugita. Tenían a una leyenda junto a ellos, no había mejor forma de servir al Imperio que yendo con él y apurar su entrenamiento.

—Seeeñor Sugita. —le llamó con felicidad. —Estoy seguro que si nos retiramos nadie podría tomarselo a mal. Después de todo, preferimos ganar tiempo e ir con usted ya mismo, ¿Que dice?

 

[Junpei; Akihito; Seikanji; Kaien]

Murai sonrió ante las respuestas —No esperaba esto —soltó una risa —Entonces podré ir escoltado a Koga con dos de ustedes —se dirigió a Akihito — Tú juegas a favor de las reglas, aun tus pies caminan con miedo a quebrar el hielo debajo de ti, temiendo caer a un lago helado; pero las reglas son normativas que te atan. Si vuelves a mi; te enseñaré a volar. Porque yo, al igual que tú, viví con mucho miedo atado a las consecuencias de mis actos —se acercó a Akihito, rostro con rostro, de Murai se desprendía un aroma floral, tal vez por andar cargando aquella flor que ahora estaba en su mano —Pero no importa que hagas, sea bueno o malo para la moral de quien te mira; nunca te respetaran si no aprendes a pisar sobre el hielo frágil —le sonrió — Sólo cuando aprendas a correr sobre el hielo sin romperlo, los demás te verán desde la orilla, incrédulos ante tus acciones, e incapaces de poder seguirte —le dio tres golpecitos en la cabeza antes de dirigirse a la salida de Otsu, en compañía de Kaien, Seikanji y la loba que se incorporó al equipo.

De esa manera, Junpei y Akihito se quedaron atrás; y al parpadear, ya no pudieron verlos. Se había evaporado en el horizonte.​

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Nekita estás en la ciudad de Otsu, puedes pasear un poco mas por allí si quieres, o ir directamente al castillo.

Insane rapuma tiraré lista para saber quien tira el dado de movimiento. Si sale alguno de ustedes, tire el dado en su último post para ya iniciar en Koga.

 

Akihito Shishio

Bufó con cierta diversión cuando de pronto escuchó el comentario de Kaien de esperarlo en Koga después de prácticamente ofrecerlo, ¿sería una pizca de remordimiento?, y luego la forma en la que pronunció su nombre como si realmente se conocieran de toda la vida, había demasiada confianza, pero de cierta forma era lo mismo de su parte si algo terminaba pasando al quedarse allí por su tranquilidad, ¿no?

—Sería grosero de mi parte hacerte esperar mucho, ¿no? Procuraré ser rápido~ —Comentó al aire en un tono bastante tranquilo arreglando la inexistente arruga de su vestimenta donde lo había empujado un poco, luego prestó su atención a Seinkanji —, no lo voy a olvidar, todavía tengo mucha curiosidad por la manera en que combates.

De allí no esperó demasiado que Murai tuviera que decirle algo más dado que ya se había decidido quienes se quedaban y quienes se irían, así que sus palabras lo habían tomado completamente desprevenido, en especial porque estaban dando en los puntos adecuados para ponerlo nervioso y revivirle algo que ya se había dado por vencido de niño para cuidarse. Respiró hondo para mantener la tranquilidad exterior, logrando percibir el aroma de la flor que ahora cargaba él, cosa que tampoco ayudaba al revoltijo de emociones que quería mantener a raya porque le daba más peso a todo, ayudaba a que sintiera una posible tranquilidad que por el momento no quería aceptar porque no era momento.

—...Si planeo volver porque realmente quiero aprender...—Cerró sus ojos con fuerza cuando sintió el tacto sobre su cabeza hasta que sintió que se alejó, realmente no le gustaba sentirse como un niño esperanzado en ese momento, pero sabía que cuando se encontrara en su camino nuevamente aquello reviviría.

—Tengan un buen viaje —Los despidió en voz alta antes de que ya no pudiera verlos y ahora que estaba solo con el silencioso noble Ikeda, suspiró, señalándole el castillo antes de iniciar a caminar —, volvamos, dejamos a tu primo solo con todo lo de la salida no tan discreta... y tengo que darle ese mensaje al señor Akamastsu.

 

Castillo
[Junpei; Fureku; Akihito; Kaji]

Akihito y Junpei fueron guiados con respeto en el castillo; no los trataron como prisioneros ni los sometieron a tratos rudos; fueron llevados hacia el dojo; donde Kaji ya esperaba a un lado de Fureku, quien estaba cabizbajo.

Kaji los observó notando la ausencia de los otros dos, inmediatamente llevó su mano a los ojos para cubrirlos, se mantuvo así unos momentos antes de separar la mano y erguir su espalda.

—¡¿LOS RECIBO COMO SI FUESEN HIJOS MÍOS Y ASÍ LO PAGAN?!— el enojo del señor de Shiga era mas que evidente.

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Nekita Hygge

 

Akihito Shishio
Castillo

Se mantuvo en silencio todo el recorrido luego de que se toparon con los guardias, manteniendo su atención casi por completo en la flor para distraerse de los escenarios que estaban en su cabeza, tan solo al acercarse a su destino final fue que empezó a centrarse en su alrededor, inclusive llegándole a dar un toque con las yemas de sus dedos en la espalda de Fureku cuando llegó a su lado, muy probablemente ya los había escuchado venir, pero no estaba demás anunciarse.

Cuando la ausencia de sus otros dos compañeros fue notada bajó su cabeza esperando el obvio comentario que se tenía que hacer con respecto a eso. Y ahora que estaba allí, se daba cuenta que en realidad nunca había tenido la necesidad de hablar por alguien más, pero dado que dos no estaban para aprobar o desaprobar nada, se podía hacer el intento.

—Lo sentimos mi señor... —Mantuvo su cabeza baja unos momentos más antes de mirarlo, lo bueno era que, su preocupación y/o arrepentimiento era real —, la intención de probarnos entre nosotros la llevamos demasiado lejos y me temo que hemos también arrastrado al joven Ikeda en el proceso metiéndolo en apuros, y aunque no es algo excusable...en el proceso nos hemos encontrado con el señor Sugita...

Dio un paso al frente solo para entregarle la flor, tal como se le había pedido bajando su mirada nuevamente para que fuera un poco más respetuoso. Cuando la flor no estuvo en sus manos, volvió a su lugar, llevando las manos tras su espalda.

—Quiere que sepa que está satisfecho al no solo probar nuestras habilidades y determinación ante él, y eso hizo que nos diera una invitación a adelantar el entrenamiento a su lado ya que también adelantamos nuestro encuentro —De allí suponía que podía intuir qué pasó ya que le estaba contando toda la historia. Tomó aire y con lentitud lo fue sacando por su nariz hasta volver a imitar la posición de Fureku —...eso es todo, de nuevo, lo sentimos.

 

Junpei Ikeda [Castillo]

Los eventos desde su salida hacia la casa de armamentos se sucedieron con presteza, pero ello no suponía un verdadero problema para Junpei. Consideraba que había entrado en un bucle tedioso y rutinario, y la presencia de aquella repentina fuga era todo un soplo de aire fresco para él. Aquellos jóvenes a diferencia de él contaban con una inusitada energía y ganas de perfeccionarse, de modo que advirtió que permanecería como un mero observador, realizando bosquejos en un pergamino viejo, a un lado de la tarima vieja y polvorienta.

De vez en cuando su mirada se posaba en la estructura y en sus quejidos y lamentos, para regresar de nuevo al papel. Casi parecía que estaba allí para vigilarlos, como si sintiese que eran su responsabilida ahora que Fureku ya no estaba. Y, en parte, no estaba demasiado lejos de la realidad.

Lo que no esperó fue la presencia de alguien más. Sus cuencas vacias y su voz penetrante captaron su atención y le encendieron las alarmas, pero no hizo amago de seguirle a diferencia de los dos jóvenes. Tampoco buscó hacerles cambiar de idea; cada uno era libre de escoger su camino, y el destino había decidido que el suyo se separaría entonces. Asintió hacia Akihito, asegurándole que no cargaría él solo con sus palabras, y se dirigieron de nuevo hacia el castillo.

Su mirada silente se cruzó con la de su primo, y terminó posándola en el señor Shiga. Su enojo era justificado y solo les quedaba cargar con el peso de sus compañeros y de su propia huida.

—Debí haber evitado incitar la salida hacia la casa de armamentos; de no ser por ello el señor Sugita no habría provocado esta abrupta separación —Imitó con rectitud la posición de ambos jóvenes, honesto en sus palabras y en sus gestos. Pretendía desviar la culpa de su primo, pues ya tuvieron que reprenderle tras haberle atrapado durante la huída—. Si en alguien debe recaer la responsabilidad es en mí, señor. Lo siento.

 

Castillo
[Junpei; Fureku; Akihito; Kaji]

El señor Akamatsu recibió la flor de parte de Akihito, una clara señal de que aquello fue un plan de Murai. Tosió ligeramente para después levantarse y acercarse a los tres involucrados, todos con la mirada baja —Si les hubiera dado mas libertades, no habrían recurrido a hacer esto deliberadamente —dijo con una voz más suave —Levanten la vista, no tienen nada de que avergonzarse; hoy los pondría a prueba en este dojo ante la presencia de ese hombre, mi idea era demostrarle que eran capaces de defenderse a si mismos, que podían representar bien al clan Akamatsu; y han sido ustedes mismos quienes sin pensarlo, crearon una mejor demostración... a pesar de perder un monumento importante de esta ciudad.

Colocó su mano al hombro de Fureku —Tú debes permanecer aquí, en Otsu. Pero prometo que no te sentirás enjaulado, eres libre de caminar por las calles; ha sido un error mío creer que no eras capaz de defenderte solo, te daré esa ventaja, te doy mi confianza; en retribución quiero la tuya.

Fureku levantó el rostro y afirmó ante el señor Akamatsu —Prometo confiar en usted, de ahora en adelante.

Kaji dejó caer la flor de Murai — Nuevamente, Murai se ha burlado de los protocolos de cortesía —dijo con molestia — Aun así no puedo negarme a su propuesta. Podrán ir a Koga; pero no se irán sin antes un pequeño presente — su voz era amable —Es un regalo de mi parte, simplemente por volver aquí y enfrentarme —los miró —Para mi, eso demuestra su valor. Y eso siempre será más importante que cualquier habilidad; así que levanten sus frentes y véanme a los ojos. Porque ustedes dos se han ganado mi respeto.

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Nekita Hygge

 

Akihito Shishio
Castillo

Había sido sorpresivo para él escuchar de pronto la voz de Junpei, lo había visto asentir ante su comentario antes de regresar al castillo, sí, pero lo había imaginado casi como un apoyo por mera presencia, no adjudicándose de una mejor manera la culpa de toda la situación de la separación por no haberlos detenido en ningún momento.

Aunque la mayor sorpresa vino cuando el señor de Shiga no mantuvo aquel tono enojado cuando se acercó a ellos, hablándoles de una manera más comprensiva y amable pese a sus acciones que fueron en contra de sus órdenes. Fuera de eso, aunque ya había tomado una postura más recta, su vista se mantenía baja para poder terminar de escucharlo de una manera más despreocupada, inclusive por unos momentos prefirió mantener la vista en la flor que ahora posaba en el suelo asimilando todo hasta que lo miró finalmente con una sonrisa agradecida y probablemente con bastante ilusión en la mirada.

—Gracias por las palabras y consideración, mi señor —Sonrió un poco más —, aunque ya en sí su respeto ya tiene demasiado valor por su propia cuenta. —Confesó descansando ahora sus manos en el regazo, se sentía finalmente más tranquilo, no lo había visto venir en lo absoluto, pero le gustaba el resultado. Aquello y aparte un obsequio... un escenario bastante agradable.

 

Castillo/Dojo
[Junpei; Fureku; Akihito; Kaji]

El señor Akamatsu sonrió —Siempre han dicho que soy débil, nunca he podido imponer grandes castigos, y he llorado en público al ver a mis hijas partir a la capital. Soy débil —afirmó —Pero por ello quiero hacer fuertes a los hijos que me confieren —dijo mientras los obligaba a levantarse para que lo siguieran por el dojo, llegando a una de las puertas corredizas.

—Se nos recuerda por los regalos que dejamos a los nuestros —dijo mientras abría las puertas frente a él, no eran puertas a otra habitación; eran puertas a un armario; mostrando el contenido.

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—Son yoroi simples; pero con el tiempo podrán ser mejorados —mencionó Kaji mientras recargaba un poco su peso en una de las paredes —Me han demostrado su valentía, y esto es la muestra física de ello— dijo para separarse de la pared —Debo irme... descansen hoy en Otsu; mañana serán escoltados a Koga para que inicien sus entrenamientos.

Sin mas, el señor Akamatsu se retiró; dejándolos en el dojo.

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Nekita Hygge Han obtenido yoroi simple. Esta es una armadura. No se preocupen; no afectará su estética de personajes xD sólo sus valores en defensa

Fureku los observó impresionado —Han impresionado a nuestro señor —dijo con una sonrisa —Y yo que creía que era una persona sin sentimientos.

 

Akihito Shishio
Castillo/Dojo

Sabía que de manera muy personal él no podía considerarlo como débil por ver a sus hijas partir, como muncho, eso solo lo ayudaba a identificar la unión tan fuerte que pudiera tener con ellas pero para un público general...entendía porqué se le pudiera considerar de esa forma pero era algo bastante triste en realidad.

Luego le siguió en silencio pero con bastante curiosidad, sin ocultar en lo absoluto la sorpresa de su rostro cuando vio de lo que se trataba, incluso aunque fueran simples era un obsequio bastante generoso —Muchas gracias por el gran detalle mi señor —Agradeció con una sonrisa bastante amable—, tenga una buena noche.

Se despidió con una reverencia cuando se alejó y solo volvió a su posición cuando finalmente quedaron solos, girándose hacia Fureku con una pequeña sonrisa —Me parece que todos nos hemos llevado cierta sorpresa, ¿no? Pero ha sido bueno para todos al final del día, incluso aunque probablemente tuviste que aguantar un regaño solo. —Se acercó hacia la flor que había sido desechada para guardarla dentro de sus vestimentas, quizás había sido rechazada por Kaji pero, todavía podía ser de utilidad.

Estaba seguro que tendrían un buen descanso.

 

Castillo/Dojo
[Junpei; Fureku; Akihito; Kaji]

Fureku abrió su abanico para abanicarse el rostro a velocidad —Me regañaba por haber salido sin escolta, y gran parte del tiempo fue él tratando de sacarme información sobre ustedes; pero no dije nada —soltó una risa —Hubieran visto su rostro cuando llegaron las noticias del misterioso derrumbe de la vieja casa de armamento. Pero creo que se relajó cuando supo que Murai estaba con ustedes, podían haber muerto debajo de los escombros, y eso le preocupaba mucho mas que la edificación.

Cerró su abanico con un fuerte golpe —Lo he juzgado mal, pensé que era alguien que nos trataría como objetos mas que como parte de su familia; y pues como está casi todo el tiempo en su habitación o en el archivo, no creí que le importara relacionarse con nadie en el palacio —bajó la mirada con un dejo de tristeza —Pensé que compartiría mas tiempo con ustedes; pero veo que fue un tiempo mas corto del esperado —señaló los yoroi —Yo nunca he entrenado para guerrero, soy cortesano desde mi nacimiento, y ahora volveré a mis estudios en solitario —hizo una mueca de decepción —Pero me alegra que puedan viajar a Koga, seguramente ahí podrán mejorar sus habilidades —su rostro se tornó en preocupación —Pero tengan cuidado, Murai no es muy conocido por cuidar de sus alumnos.

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Hygge Nekita si ya no desean indagar mas por Otsu y si no desean hacer preguntas a Fureku, los mandaré a descansar ya para avanzar al día de su traslado a Koga

 

Akihito Shishio
Castillo/Dojo

—Gracias por cuidarnos de esa forma—Probablemente le habría ido mejor en su regaño si hubiera dicho algo, pero que hubiera decidido no hacerlo era quizás algo bastante noble de su parte —, que no nos quedáramos debajo de los escombros se debe solo a que parece ser que le agradamos también a Murai, lo seguimos antes de que cayera, fue una fortuna sin lugar a dudas.

Compartía la opinión de Fureku sobre el señor de Shiga, se había equivocado bastante con la clase de persona que era, pero como había mencionado, fue una agradable sorpresa ver su error y también le daba algo más de pena no poder conocerlo o a Fureku un poco más de la cuenta, en especial porque ya sabía que debían haber hecho "algo más" allí en Otsu.

—El tiempo ha sido muy corto, sí, pero aún así fue suficiente para ver tu amabilidad y lo agradezco, es agradable —Sonrió contrario a la expresión de tristeza de Fureku, guardaría esa interacción en su memoria —, quizás puedas encontrar algo que hacer aquí en Otsu para que no sean muy tediosos tus estudios o en un movimiento más arriesgado, ¿conocer más al señor Akamatsu? —No sabía que tantas opciones de socialización hubieran donde se encontraban —. Y...bueno, procuraremos cuidarnos lo mejor posible.

—Por ahora, vayamos a descansar...—Se animó a darle una pequeña caricia en el hombro señalando la salida del Dojo para que ambos pudieran guiarlo. No se habrían podido quedar más días, pero, tenían la oportunidad de acompañarlo una noche.

 

Aoi Nobunaga

Aquel desde luego estaba siendo un viaje ajetreado, el paso lento y fatigado del grupo hacía que sus párpados pesaran.
Reprimió un bostezo y sacudió la cabeza para mantenerse alerta cuando, finalmente, llegaron a una ciudad.

— Al fin. — Murmuró, frotando sus músculo doloridos tras tanta batalla. — Deberíamos comer algo y descansar antes de continuar.

Tal y como estaban en aquel momento se encontrarían en desventaja clara ante un nuevo enemigo.

 

Seikanji Yamagawa

Con la mirada vacía y sin su peculiar felicidad rodeándolo, Seikanji se quedó allí de pie, afirmando levemente a las palabras de Aoi, mostrándose presente pero en realidad su mente estaba lejos de allí.

Reiko rodeó a Seikanji y gimió lastimeramente para llamar la atención de su amo pero apenas recibió una caricia en la cabeza por su parte.

 

Akihito Shishio

Decir en voz alta el destino final de los Yamagawa sentía que era solo una forma más de hundir más la situación en la que estaban, perturbar más a Seikanji con la realidad de la situación que formó de manera inconsciente cuando se hizo enemigo de ese hombre, y ahora, lamentablemente solo podrían quedar rastros de cenizas de lo que una vez fueron si genuinamente no pudieron salvarse.

Y como la mala suerte los seguía, claro que tampoco hubo mucho descanso en su trayecto hasta...¿Otsu?

—Otsu...aquí deberíamos tranquilos de momento —Se sentía bastante cansado pero, tenía una prioridad clara —, deberíamos ir a la clínica primero a tratar las heridas, antes de que puedan escalar a algo peor...—Miró al señor Hoshi, ya llevaba bastante en ese estado y tampoco creía que fuera de lo más sano del mundo —, de allí podríamos ver si seguimos directo a Koga o descansamos en el Shukusha...no se...cual pudiera ser la situación en el castillo.

Él se había quedado aquel día extra para aclarar todo con el señor Akamatsu, pero no sabía como pudiera ser la situación para Seikanji, si ya estaba todo bien o no o si preguntaría sobre el estado de Fureku, y hubiera que maquillar un poco las cosas y pretender que no hubo un ataque donde pudo peligrar su bienestar...

 

Hoshi miró a Akihito quién sugería ir a la clínica; él negó, estaban cerca de llegar a Koga. Podía soportarlo un poco más.

Para cualquier acción, debían de entrar a la muralla; la gran mayoría de ellos podía hacerlo de manera discreta pero se podía delatar al entrar si alguno fallaba. Los alrededores de Otsu permanecían llanos, debidos al gran incendio que exterminó sus bosques, no había sitio para esconderse de aquellos ojos...

​

—Señor herrero, es un desastre —mencionó la mujer que se acercó a ustedes sin que pudiesen escucharla.

—Señorita Kushina; ¿A vuelvo a Otsu?— la miró con detenimiento, llevaba una vende en el rostro —¿No debería estar en Shimane?

La mujer sonrió —El imbécil de mi esposo no me dejaba venir a ver a mi padre. Tuve que encargarme de él

Hoshi consiguió la suficiente fuerza para erguirse por completo y mirarla con desaprobación —Causarás más problemas a tu padre por esto.

La mujer negó y pasó su mano por su cabello corto, después por la venda en su rostro; quitándola para descubrir una gran cicatriz, la cual recorría desde el nacimiento del cabello; hasta la mitad de su pómulo —Soy irreconocible ahora; no he dejado ni un cabo suelto. Créame; aprendí bien.

Hoshi miró a todos —Ella es Kushina Akamatsu; la hija mayor de Kaji.

La mujer sonrió y los saludó con entusiasmo —Deberían entrar a la ciudad; esas heridas no se ven muy bien —dijo mirando a cada uno; enfocándose en cada rostro —Entonces, esta es la nueva generación de Koga —sonrió —¿Qué gracia tiene cada uno?

—No es el momento; Kushina— interrumpió Hoshi.

—Lo sé; primero debemos atenderte —dijo burlona — Quién lo diría, si sangras.

Y antes de que pudieran avanzar o hacer algo; Hoshi cayó desmayado.

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Nekita rapuma Ayeah
Pueden viajar directamente a Koga si así deciden los tres; Hoshi no se morirá en el camino. Kushina no los acompañará.
Pueden ir a la clínica local; pero se sabrá de su presencia.

 

Akihito Shishio

Entendía perfectamente que ya estaban demasiado cerca de llegar a su destino y era importante llegar para informar la enorme cantidad de cosas que habían sucedido, pero, descuidar todavía más el estado de su salud con todas esas heridas que tenía le preocupaba, y en cierta forma comenzaba a frustrarle que ahora que tenían otro lugar aparentemente pacífico para tomar unos momentos en que cerraran sus heridas, también lo negara.

Mas cuando estuvo a punto de hablar, la sorpresa de ver de repente a otra persona lo mantuvo callado, observando la interacción con cierta cautela, en especial porque no había imaginado de esa manera a las hijas de Kaji, en su imaginario basado solo en lo poco que su padre le había dicho de él, las visualizaba enfocadas más en política y/o alguna clase de arte, escritura...no guerreras.

—Un placer, señorita Kushina.—Saludó con una corta reverencia cuando los presentó, ignorando a lo que pudiera referirse con las "gracias" de cada uno, pensando que en cualquier momento de su conversación, Hoshi de nuevo negaría la sugerencia de atender esas heridas, se despediría e iniciarían de nuevo su andar en la carreta, pero para su sorpresa eso no pasó.

—¡Señor Hoshi! —Se apresuró a sostenerlo para evitar que se golpeara contra la carreta de ser posible y con cuidado moverlo hacia el lado donde ellos se encontraban, era mejor a qué estuviera sobre paja a solo madera y luego suspiró con cierta preocupación y en parte frustración también.

—...Curemos sus heridas en la clínica, tampoco se deben descuidar ustedes...—Si después lo ponía de mal humor con la decisión y dudaba que los demás fueran a quejarse con esa decisión, mínimo lo haría en un estado más estable. Se pasó entonces al lado que ocupaba Hoshi para dirigir la carreta.

—Señorita Kushina, entremos para poder atenderlos de manera apropiada, lo necesitan, no es un camino largo pero si lo desea, hay espacio en la carreta.

Se hizo un lado para no abarcar todo el espacio de esa área, qué en ese momento consideraba la posible menos incómoda ahora con Hoshi detrás pero, dudaba qué no pudiera ponerse allí si así lo deseaba. Solo necesitaban entrar ya.

 

Seikanji Yamagawa

Aquél campo llano, seco como arcilla después de hornear, víctima del fuego, los dejaba a simple vista de los guardias de las murallas, los cuales seguro ya habían reparado en su presencia. Seikanji pensaba que las llamas del dolor le perseguían desde que Iga había ardido. Se quedó unos segundos en sus propios pensamientos, conmovido por lo poético que resultaba ahora que el karma había caído en él. La oscuridad que había propagado en la aldea shinobi ahora lo alcanzaba justo en el seno de su familia, en la cuna donde fue adiestrado, como un faro en las tinieblas, la justicia era inexorable.

Estaba tan absorto en sus cavilaciones que se sorprendió por la repentina figura femenina que hablaba a sus espaldas. No la había notado aproximarse a ellos, incluso lo logró sin necesidad de ocultarse ya que era imposible; aquél llano no dejaba sitio para escondites. Aún y así, aquella mujer...

Seikanji hizo una reverencia profunda en señal de respeto a lo que la figura femenina representaba, pero rápidamente alejó su mirada y la posó en la puerta de la muralla de Otsu. En otra ocasión hubiera respondido con la misma energía que Kushina pero ahora pájaros negros aleteaban en su mente, logrando crear una profunda y sombría máscara inexpresiva donde antes sólo había sonrisas y risas. Ni siquiera cuando Hoshi cayó derrotado por el cansancio y la sangre derramada se conmovió. Akihito le asistió y Seikanji se acercó a su amigo, aparentando que lo ayudaba. Akihito era el único de los presentes que tenía contacto directo en el castillo. Se acercó a su oído y susurró unas palabras mientras dedicaba una mirada furtiva a Rengo, con aquello debería bastar para que Shishio pudiera entender.

Saltó y caminó unos pasos más para estar por delante de la carreta. Reiko dejó de observar con atención a Kushina y rodeó la carreta mientras avanzaban, como si estuviera protegiendo al herrero sin necesidad de recibir la orden pertinente de su amo. Estaban unidos, así como Manzo una vez le enseñó.