Ciencia ficción La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 22 Febrero 2020.

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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos. Si has estado pasándote por la zona de Novelas en algún momento desde el año 2017, habrás notado que yo he llevado la publicación de una historia llamada La Gran Catástrofe. A día de hoy, esta historia tiene cuatro partes. Tres ya finalizadas y una cuarta en proceso.

    Esta no es una parte cinco ni nada por el estilo. Esta es una colección de capítulos, hecha con un objetivo que es profundizar un poco más sobre ciertos hechos y personajes que en la historia principal no se han explorado mucho.

    En la historia principal pasan muchas cosas, y no siempre me detengo a narrar del todo dichos eventos ni tampoco la forma en la que los personajes los enfrentan. Hay veces que estos son mencionados y se cuenta un poco de esto en la historia, que me parece que es lo correcto, ya que no es que quiera detener la trama principal cada vez que ocurre algo. Sin embargo, considero que hay algunas cosas más importantes que otras y que deben ser narradas, todo esto para que se comprenda mejor la forma en la que los personajes afrontan esas situaciones. Es por eso que hice esta historia, que además funciona para relajarme un poco más respecto a la principal.

    Creo que aclarar que leerse la historia principal antes de esto es altamente recomendable, no solo para que estos capítulos se entiendan mejor, sino también por el hecho de que podría contener spoiler de la principal.

    Para cualquiera que lea esto, ya sea lector de la historia principal o no, quiero decir que es muy probable que los capítulos no sean auto conclusivos. Como he dicho, esto explora algunos hechos de la historia y como los personajes los enfrentaron, pero ninguno tendrá su resolución aquí, sino que la resolución será en la misma historia. Si llegara a pasar que un capítulo fuera auto conclusivo, sería más por una casualidad que otra cosa, puesto a que esa no es la intención de estos capítulos.

    Hago esta aclaración en un comentario a parte porque es bastante larga y no quiero espantar a la gente con un texto de introducción tan grande antes del texto del primer capítulo. Además, aprovecho para decir a los que lean esta historia que los capítulos serán publicados cuando estén terminados. Es decir, cuando tenga un capítulo, simplemente lo revisaré y luego lo publicaré cuando note que esté bien.

    Eso es todo para concluir con esta introducción tan larga. Suerte, y gracias por leer.
     
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    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    15
     
    Palabras:
    6450
    La Gran Catástrofe – Un Soldado Recuerda

    Morris – Adoptando una esperanza

    Un hombre sollozaba de rodillas en medio de una calle. Frente a él, una enorme cantidad de escombros. Todo un vecindario estaba en ruinas. Algunas de las casas fueron aplastadas por meteoritos, mientras que otras explotaron como consecuencia de la liberación de gas a la atmósfera. No quedó ni un solo objeto o persona allí dentro con vida. Si se levantaba la vista, se podía ver una porción enorme del meteorito, por encima de lo que quedó de la estructura más alta en pie. Excepto por el hombre que se encontraba allí, el lugar estuvo completamente desértico hasta que un vehículo de cuatro puertas se aproximó hasta dicha escena.

    De dicho vehículo bajaron dos hombres, uniformados con un traje de color negro con una letra ‘A’ en el pecho. Uno de ellos de pelo negro bastante corto, ojos negros, sin vello facial y una altura no mayor al metro setenta y cinco, y el otro de ellos con una apariencia similar, pero más fornido y alto, con una barba de pocos días. Estos dos se acercaron al hombre que estaba de rodillas en el suelo.

    — Lo lamento mucho, Morris — decía el primero de ellos tocando su hombro en señal de pésame — Lamento mucho su pérdida. Yo veía la forma en que la mirabas, y se notaba que estabas enamorado de ella.

    — Debí haber estado aquí — se lamentaba el hombre que respondía al nombre de Morris — Debí haber muerto con ella. ¡Maldición! — comenzó a levantar la voz — ¡Maldita sea toda esta mierda! ¡¿Por qué tengo que seguir con vida?!

    — Tranquilo, no te alteres así — el otro hombre decidió meterse a la conversación — Yo sé que todo esto debe ser duro para ti. Pero tú sabías que esto era un riesgo en el momento en el que decidiste empezar una relación con ella.

    — ¡¿Estás diciendo que yo tengo la culpa de esto?! — preguntó Morris con una gran furia, malinterpretando las palabras de aquel hombre.

    — Frans no quiso decir eso — intercedió el primero en hablar — Y estoy seguro de que se disculpará por su comentario… Yo… — no sabía cómo continuar — No te enfades, Morris, pero no creo que haya forma de recuperar los cuerpos de ninguna de las personas de este vecindario.

    — ¿Eso significa que la vas a dejar bajo los escombros? — Morris se cubrió la cara para luego iniciar con un llanto más agudo — ¿Y qué su cuerpo se quedará sepultado ahí?

    — Mira a tu alrededor, todo el lugar está en ruinas — le decía el hombre, intentando hacerlo entender — Por obra y arte de Zenith, una gran cantidad de recursos se han perdido. Ascendency no está en su mejor momento después de la guerra, y mucho menos después de la Gran Catástrofe. Lo lamento, Morris, pero tengo que destinar los recursos que le quedan al país en ayudar a la gente que ha permanecido con vida.

    Morris respiró profundo tres veces antes de volver a hablar con su amigo. Una vez su rutina de respiración terminó, este miró fijamente a su compañero.

    — ¿Entonces tú te harás cargo de Ascendency a partir de ahora, Abel? — fue la pregunta de Morris, que continuaba con lágrimas en los ojos.

    — Nadie se ofreció a hacerlo, y cuando yo lo hice, nadie mostró objeción — respondió Abel a su camarada — Todos quieren el poder cuando las cosas van bien. Pocos lo quieren cuando hay una crisis. Y casi nadie lo quiere cuando ocurre una catástrofe.

    — Hemos venido a aquí para hacerte saber una cosa — le dijo Frans a su compañero — Entendemos que el proceso del duelo pueda ser difícil para alguien en tus condiciones. Te daremos el tiempo que necesites para que te recuperes emocionalmente, pero tienes que saber que ese tiempo no será infinito, sobre todo si notamos que las cosas no mejoran.

    — Lo que Frans quiere decir es que, con las cosas como están, necesitaremos de la ayuda de todos los habitantes para poder llevarlas de vuelta a la normalidad — añadió Abel a lo que dijo su amigo.

    — Abel, deja de re interpretar mis palabras — Frans se quejó de esa actitud — Yo fui muy claro con lo que dije. Él tiene su derecho a luto, pero también tiene la obligación de ayudar con el bienestar del país. Y lo sabe. Solamente vinimos a recordárselo.

    — No hace falta que se preocupen por mí — Morris estaba harto de la presencia de ellos dos — Yo lo entiendo muy bien. Denme dos días para estar solo, y luego yo iré a la base para ayudar en lo que necesiten.

    — Mientras tanto, te iré buscando una nueva casa — le contestó Abel, hablándole con delicadeza — No será difícil, teniendo en cuenta todo lo que acaba de pasar.

    — Gracias, Abel — Morris se mostraba agradecido con él — Ahora, si me lo permiten, quisiera estar yo solo. Por favor. Se los pido desde lo más profundo de mi alma.

    Abel y Frans comprendieron el estado tan delicado en el que se encontraba Morris, por lo que ambos decidieron retirarse de allí. Aclarado el asunto que les preocupaba, los dos hombres se subieron al vehículo y se marcharon del lugar. Morris, nuevamente quedó solo, y una vez que notó que sus compañeros ya no estaban, rompió en llanto nuevamente. Bajo esa pila de escombros se encontraba la mujer que amó, y que también lo había amado. Aceptar su muerte era muy difícil para él, y el saber que no podría sepultar su cuerpo en un cementerio de forma apropiada solo complicaba más las cosas. A pesar de ser un soldado, el hombre se veía muy frágil. Lo único que podía hacer en ese momento era llorar.

    La impotencia y la tristeza eran su única compañía. Durante todo el tiempo que estuvo llorando, en su mente solamente estaba el deseo de haber perdido la vida junto con su amada.

    […]

    — ¿Qué era lo que querías mostrarme? — preguntó Morris a su compañero Abel.

    — Lo verás en cuanto lleguemos — le contestó su amigo.

    Los dos hombres iban en un vehículo. Abel se encontraba sentado en el asiento del conductor, mientras que Morris ocupaba el del acompañante. El auto iba en dirección a uno de los puertos y bases marítimas del país, algo que Morris no notó porque tenía la mirada perdida en el cielo, mientras lo miraba a través de la ventanilla.

    — ¿Han sido once meses muy difíciles para ti, Abel? — Morris se sentía incómodo por el silencio que había — ¿Te has acostumbrado a estar al mando?

    — Lo he hecho, aunque no lo creas — respondió — Pronto verás algo que te sorprenderá. Será un nuevo comienzo para todos.

    — ¿Quieres dejar el pasado atrás? — Morris quería saber cómo le respondería esa pregunta.

    — El pasado nos hizo quienes somos — contestó Abel a su compañero — Olvidarlo sería olvidar nuestra identidad. Eso es inaceptable para mí.

    Sin duda alguna, Morris se sorprendió por la respuesta tan poética que le dio su compañero. Sentía una gran curiosidad por saber qué era lo que Abel estaba tan entusiasmado por mostrarle, y para su fortuna, no tuvo que esperar demasiado. El auto llegó finalmente a una base marítima del lugar, en donde había varios barcos y submarinos en la superficie del agua. El lugar estaba rodeado de gente, tanto civil como militar, siendo estos últimos los que patrullaban los alrededores. Al ver a Abel llegar, todos lo saludaron con felicidad.

    — Ciertamente, te has convertido en un emblema para ellos — le decía Morris mientras miraba por la ventanilla del auto.

    — Sí, las decisiones que yo tomé respaldan ese comportamiento — le contestó su amigo mientras seguía conduciendo — Hemos llegado.

    Abel detuvo el vehículo en frente de uno de los muelles, por el cual podrían subirse a uno de los tantos submarinos que se encontraban en el lugar. Los dos bajaron del vehículo, y comenzaron su camino hacia su destino. Al llegar, un hombre y una mujer los saludaron a ambos. Una vez finalizó el saludo, los cuatro subieron al submarino. Cuando todo estaba preparado, el vehículo marítimo comenzó su descenso hacia las profundidades del mar. Morris estaba bastante confundido sobre todo lo que estaba ocurriendo.

    — ¿Qué significa esto? — preguntó el militar — Yo ya he viajado en submarino, y he recorrido el océano profundo antes.

    — No te impacientes, amigo — le contestó Abel — Dame unos minutos.

    Morris comenzó a caminar por todo el lugar, en señal de que estaba de los nervios. Desde que se había encontrado con Abel hasta ese momento, lo único que había recibido de su parte habían sido respuestas evasivas, cosas que no le agradaban en lo más mínimo. Sin embargo, la espera terminó antes de que él se diera cuenta.

    — Llegamos — le dijo Abel, haciendo un gesto para que Morris se moviera del lugar.

    Luego de que Abel dijera esas palabras, una bocina muy potente se escuchó en el lugar, causando un ligero sobresalto en Morris. Este, al ver que Abel se movía, decidió acompañarlo. Ciertamente, sus dudas se habían incrementado aún más. Si bien había viajado en submarino antes, nunca había salido de él al estar bajo el agua. Supo que debían estar en una base submarina, o de lo contrario, tanto él como los demás tripulantes del submarino terminarían ahogándose.

    Abel salió del submarino, seguido de Morris, quien veía con asombro el lugar en el que estaban. Era una sala la cual contenía una escotilla por la cual se filtraba el agua que se había metido al interior al momento de que se abrió una ligera entrada para darle paso al submarino. El lugar estaba iluminado por una pequeña cantidad de luces azules, las cuales permitían ver una puerta y nada más. Abel invitó a Morris a que lo acompañara, y ambos avanzaron a través de la puerta. Al pasar por ella, Morris se quedó estupefacto al ver un pasillo que daba entrada a varias habitaciones y salas de equipos, totalmente iluminadas por luces blancas. Tal y como lo imaginó, se trataba de una base submarina, algo que nunca había visto en su vida.

    — ¿De dónde salió esto? — Morris quería saber sobre su origen — Es una maravilla.

    — Era un proyecto de Ascendency de mucho tiempo antes de la Catástrofe — le contestó Abel, contándole la verdad a su compañero — Cuando tomé el mando, accedí a los archivos de todos los proyectos. Este estaba a punto de concretarse, y decidí destinar una parte de los recursos para finalizarlo de una vez.

    — Asumo que esta será tu nueva base, desde la cual vas a tomar las riendas de Ascendency — comentó Morris.

    — Asumes bien, excepto por una sola cosa — le contestó Abel — Ascendency ya no existe más. A partir de ahora, somos Black Meteor.

    — ¿Black Meteor? — preguntó Morris, muy confundido con el cambio de nombre — ¿Por qué ese nombre?

    — Esta base está situada encima de un meteoro que cayó al mar — le contestó Abel — Sé que no es el mejor nombre, pero le da un sentido nuevo a nuestra organización y país.

    — ¿No habías dicho que no querías perder tu identidad? — preguntó Morris, recordando la conversación de hace unos minutos.

    — Y no la hemos perdido — contestó Abel de forma severa — Hemos obtenido una nueva, y vamos a usarla para empezar de nuevo. Las cosas han cambiado mucho con la Gran Catástrofe, y encuentro apropiado que nosotros también debemos de cambiar, sin olvidar nunca de dónde venimos. Es por eso que realicé una pequeña inversión para promover este cambio. Ahora, seremos nosotros los que escribiremos la historia.

    — Suena bien, pero no me trajiste aquí solamente para hablar de esto, ¿verdad? — Morris supo que Abel no haría jamás algo así.

    — En mi oficina hablaremos con más intimidad.

    Los dos hombres continuaron el camino hasta que ambos lograron llegar hasta una de las últimas habitaciones del lugar. Al entrar, Morris pudo ver que se trataba de una oficina equipada con tecnología de lo más moderno. Varias pantallas controladas por un único tablero de control adornaban una pared completa, y unas luces que, pese a ser pequeñas, iluminaban el lugar completo. Lo más obsoleto que había en dicha oficina era el escritorio de madera de Abel. Este, siendo el líder del, ahora nuevo país Black Meteor, tomó asiento de un lado, mientras que Morris quedó frente a frente a él en otro. Supo que lo más importante que Abel le diría iba a venir a continuación.

    — Pudiste contarme todo esto en la superficie — Morris colocó sus codos sobre el escritorio, para luego apoyar su cabeza sobre sus manos — Hubo una razón para que me trajeras aquí.

    — Podía contártelo, pero quería mostrártelo — le respondió Abel a su amigo — Sé que tú comprenderías el concepto de un nuevo comienzo. Pero quería que también lo asimilaras.

    — No te estoy entendiendo, Abel.

    — Te he estado viendo en las reuniones, Morris — contestó su amigo — Has hecho a un lado el dolor, pero sigue siendo parte de ti. Quiero que todos nosotros podamos empezar otra vez. Una nueva vida después de la Catástrofe. Una mejor. Y ese “todos nosotros” te incluye.

    — ¿Cuál es tu idea?

    — Sientes la ausencia de una persona querida, y eso te está destrozando. Quizá, la única forma de que puedas superar todo este dolor sea encontrando a otra persona querida.

    — No volveré a emparejarme con nadie nunca más.

    — Lo sé. Te escuché hablar muchas veces sobre como tu novia era la mujer más hermosa de la Tierra. Jamás podría pedirte que reemplazaras a alguien como ella. Por eso tengo otra idea en mente.

    — ¿Cuál es exactamente tu idea?

    — Adopta a un niño o a una niña.

    Las palabras que dijo Abel causaron un leve impacto en Morris, que no estaba esperando una respuesta así de su parte.

    — ¿Adoptar? — Morris quería saber si Abel hablaba en serio.

    — Black Meteor no tiene niños en adopción — Abel explicaba el contexto del país, utilizando el nuevo nombre — Pero otros países no tienen esa misma suerte. Estoy seguro de que debe haber varios niños y niñas pequeños que han quedado sin familia. Si tú sientes dolor, imagina lo que deben sentir ellos. Estoy pidiéndote que adoptes a uno de esos chicos, y que lo entrenes para que sea un soldado, como tú. Eres un comandante militar, después de todo. Eso beneficiaría a todos.

    — ¿A qué te refieres con todos?

    — Le estarías dando un hogar a un niño o niña que lo perdió todo. El entrenamiento y su crianza te mantendrían ocupado y te ayudarían a llenar el vacío de la ausencia de un ser querido. Y cuando tu hijo o hija cumpla mayoría de edad, el país tendrá un soldado que destaque por encima de los demás. Alguien que podría convertirse en un líder, para cuando llegue el momento de partir al espacio.

    — ¿Partir al espacio? — Morris quiso saber a qué se refería con esas palabras.

    — Tal y como lo escuchaste, Morris — contestó Abel — La Gran Catástrofe no fue un hecho casual, y cualquier tonto lo sabe. Algo la provocó, y si vuelve a ocurrir, la Tierra no sobrevivirá. Es por eso que voy a dedicar todo lo que quede de mi vida a preparar una generación de soldados que sea capaz de recorrer el espacio en busca de respuestas. Lo quiero saber todo. Si no lo hago, todos los esfuerzos que puse y seguiré poniendo en estabilizar el país serán en vano. Mi decisión está tomada y no la discutiré. No importa cuántos sean, pero los soldados de Black Meteor encontrarán la respuesta a todo esto. Y te estoy pidiendo que entrenes a uno de ellos.

    — Yo…

    Para Morris fue demasiado. La situación lo abrumó y no le dio la oportunidad de pensar en una respuesta. Comprendía la lógica de Abel, pero su pedido era muy difícil. El comandante del país ahora rebautizado como Black Meteor tenía sus dudas sobre todo esto. Entrenar a alguien en las artes militares era algo que podría hacer, y cualquier niño podría aprender grandes cosas si pudiera llevarlo a una academia. Pero la crianza era algo para lo que no se sentía preparado, y para lo que creería que jamás estaría listo.

    — Te comprendo, Abel, pero…

    — No me malentiendas — Abel lo interrumpió — Te hice este pedido porque creo que podría ayudarte a superar el dolor. Como he dicho, lo que más me importa es que cada uno de nosotros pueda empezar de nuevo. Pero si no estás de acuerdo, solamente dilo, y lo entenderé. No te obligaré a nada. No me sirve que críes a un niño si no te crees capaz de hacerlo.

    — Agradezco lo que has hecho por mí, Abel — contestó Morris, sabiendo que todo eso era un deseo desinteresado — Pero no es algo que pueda responder de inmediato. Necesitaré tiempo para pensar todo esto. Traer a un niño a mi vida, y hacerme responsable por él es algo que creo que está más allá de mí. Al menos, el día de hoy. Pero sé que tuviste la mejor de las intenciones al traerme aquí, y al ilustrar tu punto.

    — Es algo que creí que podría ayudarte — fue la respuesta de Abel — Después de todo, tú y yo somos amigos.

    […]

    Una noche, tres meses después de aquella conversación que Morris había tenido con su amigo, el comandante de Black Meteor despertó sobresaltado de su cama. Había tenido una pesadilla que se había vuelto bastante recurrente en esos últimos días para él. Se habían cumplido un año y doce meses aproximadamente desde aquel acontecimiento en el que los meteoritos cayeron del espacio, arrebatando las vidas de una gran cantidad de seres humanos. Aunque, al comandante únicamente le importaba uno. Cada noche desde el aniversario, el comandante soñaba con su amada mujer, pero el sueño en esa ocasión fue diferente. En su sueño, él se estaba acercando corriendo hacia su casa, gritándole a su esposa para que saliera del lugar mientras el meteorito se acercaba cada vez más. En dicho sueño, su novia no era capaz de escucharlo, y terminó con un meteorito aplastando todo el lugar mientras el corría con todas sus fuerzas intentando llegar hasta ella.

    Eso fue el límite para el comandante, quien, sin darse cuenta, había comenzado a soltar un par lágrimas de sus ojos. Creyó que, habiendo pasado tanto tiempo, el dolor se iría eventualmente, pero no era así. El recuerdo de la mujer que más amaba era doloroso, mucho más al recordar que su cuerpo probablemente se habría descompuesto debajo de los escombros. Supo que eso era todo lo que podía soportar. En un intento de superar esa horrible experiencia, había acudido a varios psicólogos profesionales, pero el trauma seguía ahí. Fue entonces que decidió reconsiderar la propuesta que le hizo Abel. Si no podía encontrar la forma de que su mente dejara atrás el dolor, entonces debía mantenerla distraída con algo que lo mantuviera bastante ocupado.

    […]

    Luego de horas conduciendo un vehículo de solamente dos puertas, que era de su propiedad, el comandante se detuvo en una pequeña ciudad perteneciente a uno de los países que limitaban con Black Meteor. El comandante estuvo investigando las direcciones de varios orfanatos del lugar, y ese era el más cercano. No le costó más de unas pocas horas el llegar hasta el lugar.

    El comandante echó un vistazo al lugar, y pudo ver que los edificios se encontraban en perfecto estado. La Gran Catástrofe no había golpeado esa zona, de lo contrario, varios edificios deberían estar en un estado deplorable. El comandante se acercó a la puerta del orfanato, detuvo el vehículo lejos de la calle, aunque la calle sobre la que se encontraba dicho orfanato no era muy transitada, al margen de que la población mundial se había visto considerablemente reducida debido al acontecimiento tan trágico que sufrió el planeta.

    — “El hogar antes del hogar” — Morris leía el nombre del orfanato.

    El comandante bajó de su vehículo y tomó un bolso en el cual tenía cosas de interés para llevar a cabo una actividad dentro del lugar. Morris caminó hacia la puerta, la abrió y vio como una mujer anciana y otra más joven se encontraban utilizando una computadora cada una, sobre el escritorio de la recepción. Más allá de una puerta, eso era todo lo que había allí dentro. Cuando las dos mujeres vieron a Morris, se alegraron demasiado.

    — Señor — la mujer anciana se acercó hacia el comandante con una sonrisa en su rostro — ¿Ha venido aquí a adoptar a un niño? ¿O acaso desea apadrinar el lugar?

    — Vaya modales — Morris se disgustó un poco con la forma de hablar de la anciana — Buenos días, señora, y señorita. He venido aquí para adoptar a uno de los niños o niñas que haya aquí.

    — Lamento mucho mi descortesía — contestó la anciana, sabiendo que el hombre la estaba regañado — Es solo que me emocioné al verlo. Llevamos meses sin que nadie viniera a este lugar. Y más allá de un pequeño subsidio del gobierno, no tenemos nada más. Sepa disculparme.

    — Eso no importa — Morris supo que, una vez terminado el trámite y el procedimiento, no debería volver a lidiar con alguien así — Entiendo que es difícil llevar un lugar así. ¿Podría ir a ver a los niños?

    — Primero debería entregarnos esa bolsa para que la inspeccionemos — dijo la mujer más joven en el lugar — No está permitido traer comida ni bebida a los niños. Y si ha traído juguetes, debemos asegurarnos de que sean seguros.

    — Son unas cosas que he traído para jugar con ellos — Morris se quitó la bolsa con tranquilidad y la abrió.

    Las dos mujeres tomaron uno por uno todos los objetos que se encontraban en dicha bolsa, y pudieron comprobar de primera mano que el hombre no les había mentido respecto a lo que había traído consigo. Una vez que verificaron que todo estuviera en orden, la mujer más joven le abrió la puerta que daba al interior y le indicó cómo llegar hasta el patio en donde se encontrarían los niños. El comandante avanzó y llegó hasta el lugar. Al salir al patio, se encontró con un espectáculo algo triste. En total había unos ocho niños. Cinco de ellos eran varones y tres eran mujeres. Algunos estaban sentados charlando mientras que otros simplemente se quedaban sentados contemplando el muro o el cielo, dado a que en el patio no había techo.

    — La saqué barata — pensaba Morris al recordar que Abel le proporcionó una casa luego de que él perdió la suya — Estos niños tienen que aguantarse el estar aquí, y, además, no tienen nada ni a nadie. Ya veo por qué esa anciana se emocionó tanto al verme entrar.

    Era una vista muy deprimente para el comandante, que se sentía apenado por todos esos niños, y algo más afortunado a pesar de las desgracias que a él le había tocado vivir. Aunque sentía pena por los ocho, solamente iba a poder llevarse a uno. En el momento en el que entró, los niños notaron su presencia y todos ellos se quedaron mirándolo.

    — Hola — saludó el comandante a los infantes — Me llamo Morris. He venido aquí para jugar con ustedes — eso último lo dijo señalando su bolso — Díganme, ¿les gustaría participar de estos juegos?

    Los niños, algo tímidos puesto a que hacía meses que no veían a un nuevo adulto en el lugar más allá de las dos mujeres que atendían el orfanato, se acercaron poco a poco hacia donde estaba el comandante. Morris aprovechó el momento para verlos mejor, y notó que el mayor de todos ellos no superaría los seis años de edad, cosa que lo entristeció aún más.

    — Sé que ustedes deben sentirse muy solos aquí, y es por eso que quiero que hagamos una pequeña competencia para animarlos — Morris forzó una sonrisa en su cara para alegrar a los niños, pero el recuerdo del sueño que tuvo durante la noche anterior, y el observar la forma en la que vivían los niños le impedían sonreír de forma genuina.

    — Sí.

    — Está bien.

    Los niños contestaban tímidamente, cosa que Morris comprendía bien. El comandante entonces decidió formarlos a todos en una fila y les hizo una seña para que se quedaran quietos. Se alejó unos metros, y de su bolso sacó una pequeña mesa desplegable, unas diez botellas de vidrio, unos trapos y almohadones viejos que servirían para evitar que se rompieran al caer, y, por último, una pelota roja. Luego de colocar las botellas en una hilera, se acercó a los niños con la pelota y con el celular listo para realizar anotaciones.

    — Muy bien, así vamos a jugar — decía ante la mirada de los niños — Cada uno de ustedes se parará detrás de mí, y tendrá que tirar la pelota hacia las botellas que acabo de apilar. Quien tire la mayor cantidad de botellas ganará este pequeño juego. Solo un tiro por cada uno, y no vale adelantarse. ¿Alguna duda?

    Al ver que los niños no respondían a su pregunta, Morris le entregó la pelota a una de las niñas. Ella se paró detrás de él y lanzó el objeto hacia el objetivo. Su lanzamiento logró derribar dos botellas. El comandante la felicitó, para luego acomodar las botellas. Era el turno de uno de los niños. Este lanzó la pelota y logró derribar solamente una de las botellas. Morris lo felicitó por el intento, y luego repitió el proceso. El tercero en lanzar era un niño. Este tomó la pelota, se movió un poco hacia la derecha, manteniéndose siempre detrás de la posición que Morris le había indicado, y con un lanzamiento fuerte y preciso, logró derribar las diez botellas de un solo tiro, dejando impresionados a todos los niños, y también al comandante.

    — ¡Lo hice, lo hice! — festejaba, puesto que sabía que había ganado el mini juego.

    — Impresionante, niño — Morris lo felicitaba, y también estaba decidido a anotar su nombre en su teléfono, para registrarlo como ganador del primer juego — ¿Cómo te llamas?

    — Me llamo Ace — contestó el niño, mirando al comandante con una sonrisa en el rostro.

    Morris anotó su nombre, y luego de acomodar las botellas, repitió el proceso para todos los otros niños. Ninguno fue capaz de tirar todas las botellas, siendo Ace el único en lograrlo. El comandante decidió pasar al segundo juego.

    — Mientras guardo mis cosas, quiero que todos se paren contra esa pared — decía mientras señalaba la misma — Esperen a que yo termine, y luego les explicaré.

    Una vez Morris guardó todas las botellas y la pelota, dejando la mesa desplegable en el patio, este se acercó a los niños.

    — Lo siguiente es una carrera — explicaba el comandante — Cuando yo lo diga, saldrán de la pared, correrán hacia la pared que está al frente, y luego volverán. Deben tocarla, o de lo contrario, quedan descalificados — como el ejercicio era muy simple, los niños no tuvieron problemas en entenderlo — Listos… ¡ahora!

    Tras el grito del comandante, los ocho infantes salieron corriendo hacia la primera pared. Tocarla y volver era el objetivo. El comandante vio como Ace, el niño que había ganado la primera competencia, se adelantó a todos ellos y se acercó hacia la pared. Otro de los niños, enojado porque no quería perder, hizo trampa, dándose la vuelta sin tocar la pared, empezando a correr de vuelta a la salida. Sin embargo, pese a eso, Ace lo superó en velocidad y llegó antes que él y que todos los demás a la meta.

    — ¡Gané! — el niño estaba muy feliz de ser el primero — ¿Me vio, señor Morris? — preguntó con entusiasmo.

    — Lo vi, ciertamente — Morris se asombraba por la destreza del chico — Ahora, quiero que todos se sienten separados.

    El comandante buscó en su bolso y de allí sacó unas cajas pequeñas de cartón. En esas cajas se podía ver la foto de tres animales: un león de color rojo, un tigre de color azul y un puma de color amarillo, estando sobre un fondo verde. El comandante se acercó y entregó una a cada niño.

    — Esto es un juego viejo, llamado rompecabezas — les contaba a los niños — Dentro de cada caja, hay varias piezas pequeñas. Lo que deben hacer es sacarlas de allí dentro, y luego recrear la imagen que está en la portada. Tienen que hacerlo sin que les falte o sobre ninguna pieza, y tienen que levantar la mano al terminar. No deben ni ayudar ni meterse en el trabajo de los demás. Cada uno debe hacer su propio rompecabezas.

    Luego de explicarles como era el armado, el comandante les indicó a los niños que comenzaran. Estos abrieron la caja, quitaron las piezas, y luego se pusieron la imagen de la caja en frente para poder continuar con el armado de las piezas. El comandante observó cómo los niños continuaban con el juego, usando cada uno una táctica diferente. Siendo tan pequeños, ese reto fue muy difícil para ellos, dado a que era la primera vez que participaban. Eso le serviría a Morris para poder evaluar su conducta ante el desafío de reconocimiento de patrones y agrupación de colores, luego de comprobar puntería y fuerza de lanzamiento con la primera cueva y velocidad en la segunda.

    Pasó más de media hora y el comandante se decepcionó un poco al ver que ninguno de ellos lo había logrado todavía, pero entendió que eso se debía a la falta de preparación de los chicos ante un reto así. Sin embargo, no tardó mucho en tener un ganador. Uno de los niños levantó la mano y se puso de pie.

    — ¡Terminé, señor Morris, venga a verlo! — decía con entusiasmo el niño.

    Morris se asombró nuevamente al ver que se trataba de Ace. El chico que había ganado las primeras dos pruebas lo había conseguido nuevamente. El comandante se acercó y se agachó para verificar que el niño no hubiera hecho trampas, y pudo ver muy satisfecho que el rompecabezas estaba totalmente armado.

    — ¿Cómo lo lograste, Ace? — preguntó una de las niñas.

    — Increíble — dijo otro de los niños, al verlo — Yo no llegué ni a mitad.

    — Está completo — Morris terminó de verificar y notó que el niño lo había logrado — Lo conseguiste, Ace. Ganaste los tres juegos que traje para que jueguen. Felicitaciones.

    — Gracias — Ace se acercó al comandante y le dio un abrazo con bastante cariño — Y gracias por jugar con nosotros. Me he divertido mucho.

    Morris no pudo evitar sentirse contagiado por esa alegría, así que devolvió el abrazo al niño, que no dejaba de sonreír, ante la mirada del niño. Una vez el abrazo terminó, Morris tomó sus cosas y las guardó en el bolso. Luego saludó a los niños y volvió a entrar al orfanato, para dirigirse a las oficinas para hablar con las mujeres a cargo.

    — ¿Se divirtió? — preguntó la más joven.

    — Lo he hecho, ha sido entretenido — comentó el comandante dejando el bolso sobre el escritorio.

    — ¿Va a adoptar a uno de los niños? — la anciana deseaba que Morris dijera que sí.

    — Así es — la respuesta de Morris alegró a las mujeres — Quiero llevarme al niño que se llama Ace.

    — Ace… — decía la mujer joven mientras buscaba en la computadora — Aquí está. Ace Lakor. Sus padres murieron, pero él sobrevivió de milagro a la destrucción de su casa. Una vecina lo trajo aquí. Estuvo semanas enteras llorando mientras esperaba a que sus padres volvieran a buscarlo. Es un niño que ha sufrido mucho. Tiene suerte de que usted haya decidido venir.

    — ¿Cuánto demorará el papeleo y todo lo demás? — Morris no quería esperar demasiado.

    — Es un proceso muy sencillo en estos días — la mujer anciana manejaba varios programas de la computadora — El proceso de adopción ya no es tan complejo como antes. Los niños sufren mientras esperan que algún alma gentil se los lleve. No tiene sentido hacerlos esperar más. Si nos da tiempo, en una hora y media habremos terminado todo.

    — Imagino que debo colaborar — decía Morris — Mi nombre completo es Morris Grant. Soy comandante de Black Meteor. Y enviudé el día que ocurrió la Gran Catástrofe. Vivo solo en una residencia, y mi salario me lo otorga el hombre de más autoridad del país. Cuento con cobertura médica gratuita y descuentos en equipo tecnológico cuyo coste sea superior a un cuarto de mi salario. Si adopto a un niño, puedo hacer una solicitud para una beca en la academia científico-militar que yo elija. A Ace no le faltará nada mientras yo esté para cuidarlo. Supongo que esos datos agilizarán el trámite.

    — Lo harán — la mujer joven se mostraba agradecida con la información proporcionada.

    — Me gustaría donarles todo lo que traje, para que los niños puedan jugar si así lo desean.

    — Es muy gentil, pero solo podemos aceptar el rompecabezas — la mujer anciana rechazó la pelota y las botellas de vidrio — Siendo siete, se pelearán por la pelota. Y se podrían lastimar si los dejamos sin supervisión con las botellas.

    Morris comprendió, y decidió sacar los rompecabezas que trajo, dejando uno para llevarse con él, junto con las botellas y la pelota que había traído. Sabiendo que podría tardar un tiempo, el militar salió del edificio durante unos minutos. Al regresar, lo hizo con tres vasos descartables con café, uno para él y dos para las dos mujeres, que agradecieron el gesto del comandante. Al cabo de unos minutos, todo estaba terminado.

    — Ya está todo listo — la joven encargada del lugar imprimió unos papeles para que el comandante los tuviera — Debe presentar esto en el registro de ciudadanos de su país, para que le den una identificación válida. Pero desde este momento, Ace Lakor pasará a llamarse Ace Grant. Muchas gracias por lo que ha hecho por nosotras, y por ese niño, Morris. Él estará feliz de irse con usted.

    Morris agradeció y decidió irse al patio a ver a los niños. Al verlo atravesar la puerta, estos se sintieron muy felices. El comandante vio que Ace estaba sentado junto a otro niño, y decidió acercarse a los dos.

    — Ace, quiero que vengas conmigo — le decía el comandante al niño.

    — ¿A dónde voy a ir? — preguntó el pequeño, algo curioso.

    — A mi casa, conmigo — Morris lo tomó en sus brazos y lo levantó — He decidido adoptarte. A partir de ahora, tú serás mi hijo.

    Una sonrisa se formó en el rostro del pequeño niño, que estaba muy feliz de haber sido adoptado. Había escuchado historias de lo que era la adopción por parte de las dos encargadas del lugar, e incluso había visto como otros chicos se marchaban.

    — ¿Cuándo nos vamos? — Ace tenía deseos de saberlo.

    — Ahora mismo — decía Morris dejándolo en el suelo — Tenemos un viaje largo, y quiero que, al anochecer, puedas dormir en casa.

    — ¿Puedo despedirme de mi amigo? — Ace miró al niño que estaba con él, haciendo el pedido con una voz dulce e inocente.

    — Seguro, salúdalo, y luego ven a buscarme adentro— Morris iba a regresar a la oficina por sus cosas mientras esperaba a Ace.

    El niño se acercó a Ace, y le dio un abrazo, sintiéndose muy contento de que su amigo se iría del orfanato. Ace correspondió el abrazo, puesto a que tenía una gran amistad con ese niño.

    — Adiós, Lathan — Ace se sentía muy triste por tener que separarse de él.

    — ¿Vas a venir a visitarme? — Lathan también compartía el sentimiento de Ace.

    — Le pediré a Morris que me deje venir aquí — contestó Ace, sonriéndole a su amigo — Él es una buena persona, y estoy seguro de que me dejará. Yo también quiero volver a jugar contigo.

    — Gracias, Ace — le contestó mientras le daba otro abrazo — ¿Es una promesa?

    — Es una promesa.

    Luego de esas palabras, los niños se saludaron con otro abrazo, y acto seguido, Ace entró al edificio para buscar a Morris. Al llegar a la oficina, el comandante lo estaba esperando, junto con las dos encargadas del lugar, quienes saludaron al niño, despidiéndose de él, sabiendo que ahora podría tener una segunda oportunidad para una vida mejor. Ace se despidió de ambas, y luego salió del orfanato. Morris lo hizo subir en uno de los asientos de atrás, y tras ponerle el cinturón, se subió al asiento del conductor y emprendió el viaje hacia Black Meteor, ahora con su nuevo hijo acompañándolo.

    […]

    — Ace — Morris le llamó la atención al ver como el niño miraba la carretera por la ventanilla — Falta una hora y algunos minutos más para llegar a casa. Y quiero preguntarte algo.

    — ¿Qué es, señor Morris? — preguntó el niño, con respeto y dispuesto a escucharlo.

    — Hay algo muy importante que tiene que hacerse — Morris se puso serio, cosa que llamó la atención en el niño — No tiene sentido que lo explique ahora, porque eres un niño y te costará entenderlo. Pero con el tiempo lo vas a entender. Y quiero saber si quieres formar parte de eso.

    — ¿Formar parte de qué? — Ace sentía mucha curiosidad al oírlo hablar.

    — Hay un misterio que resolver, uno muy grande — Morris intentaba omitir lo más posible de la Gran Catástrofe — Y para resolver ese misterio vamos a necesitar a gente talentosa. Gente como tú. Tú eres un talento joven, que tiene el potencial para crecer y convertirse en un hombre grande, inteligente y fuerte. Un hombre que sea capaz de hacer lo que se proponga.

    — ¿Un hombre como usted? — preguntó el niño, muy intrigado al respecto.

    — Podríamos decir que sí, en parte… Pero este es un misterio muy complicado, y cuya respuesta requiere que todos aquellos que lo quieran resolver tengan que hacer un esfuerzo gigantesco, al mismo tiempo que estén dispuestos a realizar un viaje muy largo. Yo quiero que tú participes en esto, pero no quiero que te sientas obligado a hacer algo que no quieras. Por eso quiero saber, ¿te gustaría que yo te entrene como un soldado para que puedas emprender este viaje y resolver este gran misterio?

    — Claro que sí, eso es lo que deseo — Ace contestó muy entusiasmado con la idea, dado a que Morris logró hacerla pasar como una aventura muy divertida — Quiero entrenar para ser alguien como usted, y quiero superar esa prueba y resolver ese misterio. ¿Cuál será el premio? Si lograra resolverlo, ¿qué recibiría?

    — Recibirías algo que no puede comprarse, ni ganarse de otra forma — Morris se puso serio — El reconocimiento y cariño de la gente. Todos ellos te verán y pensarán en ti con cariño y gratitud. Les harías un favor muy grande a todo el mundo, y el mundo estaría eternamente agradecido contigo.

    — ¡Entonces lo haré! — Ace levantó su mano derecha mientras se tocaba el corazón con la izquierda — Haré lo que tú me digas para convertirme en alguien inteligente y fuerte. Y podré resolver ese misterio. Te prometo que lo haré. Sé que lo haré.

    — Yo también… — el comandante Morris sonreía al ver que la respuesta de Ace era positiva — Sé que lo harás. Tú serás quien logre traerle a Black Meteor y a toda la humanidad las respuestas sobre la Gran Catástrofe. Yo me aseguraré de prepararte bien para que lo consigas… pequeño.
     
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  3.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Amazing! Este capítulo de LGC Collector's Edition ha sido muy entretenido. Me gusta que haya empezado con Morris, sabía que hiba a ser así XD. No me preguntes cómo, pero lo sabía XD.

    Hay varios puntos que me gustaron de este capítulo dedicado a Morris. Lo primero es que me sorprendió que BM tuviera otro nombre. Lo que no me queda claro es que Ascendency suena más el nombre de una organización que el de un país. ¿Ascendency es una organización que abarcó y unificó a todo el país, o solo es una organización más del montón?

    Después esta lo de Ace, es curioso, sé que no tiene nada que ver, pero Ace me recuerda mucho a Zelig antes del final de LY. De un modo inexplicable veo en a Ace a Zelig reflejado. Sabía que Ace hiba a formar parte de este capítulo especial.

    Otra cosa que me agrada y preocupa a la vez es el amigo de Ace en el orfanato; Lathan. Algo me suena que Lathan aparecerá en un futuro en LGC y será enemigo de Ace. Si es así sería como ver la pelea y el conflicto de Gundam Seed entre Kira y Asran. Me muero por ver a Lethan luchando contra Ace. Si no has visto la serie de Gundam Seed busca las peleas de ambos personajes en youtube.

    Fue un placer leer este capítulo dedicado a Morris, es lamentable sabe que el propio Ace fue quien lo mató años después en la historia principal de LGC, pero bueno, así es este unirverso. Nos vemos (leemos) en la próxima oportunidad. Saludos.
     
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  4.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, ha sido un grandísimo capítulo de principio a fin y muy informativo. Es genial conocer situaciones previas a sucesos de la historia y he visto a Morris, Frans y Abel al mismo nivel e incluso he empatizado con ellos en algún momento debido a que los siento más humanos aquí que en la historia, dónde los veía cómo villanos aunque no sea como tal. Si que es cierto que el nombre anterior a BM suena a organización tecnológica XD pero es un nombre interesante la verdad, inicialmente pensaba que era otro país. Ha estado genial también el hecho de que Morris hiciera ciertos juegos para descubrir las habilidades de cada niño, es muy inteligente. Pensar en todo lo que aconteció mucho después... da nostalgia. Esto refuerza más mi pensamiento de que la primera parte de LGC, hasta el momento, es la mejor y probablemente nunca sea superada, porque son las primeras partes las que impactan para que la historia tenga más continuación. Sin más que añadir, espero ansioso el próximo capítulo "especial".
     
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  5. Threadmarks: Stuart - Obsesión por el enemigo
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
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    Ciencia Ficción
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    15
     
    Palabras:
    4300
    Hola. Toca publicar el segundo capítulo especial. Me gustaría poder decirles cuantos capítulos de este tipo podría publicar, pero eso es algo que ni yo sé XD.

    Algo que quiero avisar es que los capítulos no seguirán un orden cronológico. Esto quiere decir que un día podría publicar un capítulo que transcurra en el año 15, y que el siguiente podría ser un capítulo que transcurra varios años antes que el anterior. Mi idea era seguir un orden cronológico en esta historia, pero he decidido simplemente descartar dicha y hacer los capítulos en el orden en que me venga la inspiración para los mismos.

    Con esa aclaración hecha, los dejo para que disfruten de este segundo capítulo.


    Stuart – Obsesión por el enemigo

    — ¿Qué estás haciendo? — preguntó una chica.

    — Conseguir pruebas, el comandante va a quererlas — Stuart, uno de los soldados de Black Meteor, tomó su dispositivo móvil, el cual le permitía tomar fotografías al mismo tiempo que podía servir para comunicarse con sus compañeros — Además, creo que un recuerdo de esta victoria me vendría muy bien. Después de todo, por fin lo conseguí.

    Stuart se acercó al cuerpo de un soldado que portaba el uniforme del Zenith, el cual se encontraba tirado en una calle de una ciudad compuesta en parte por edificios abandonados, rodeado por un charco de sangre y con varias heridas y cortadas en su cuerpo. Con su dispositivo, logró hacer un buen enfoque al cuerpo del soldado, consiguiendo sacarle una foto que creyó que sería apropiada. Una vez que la revisó y verificó que no se viera borrosa, lo cual pudo comprobar con mucha facilidad, guardó el dispositivo y se agachó cerca del cuerpo del soldado muerto, su víctima.

    Stuart sonreía mientras ponía su mano alrededor de su cuello. Hacía un poco de presión en la zona, y podía notar como se sentía más blando que antes.

    — ¿Qué quieres comprobar ahora? — le preguntó la chica.

    — Simplemente quiero ver como lo dejé — contestó Stuart muy satisfecho con su trabajo — Está totalmente destrozado — luego de decir eso, miró el rostro del soldado fallecido — Fuiste duro de matar, Harold, pero finalmente cediste.

    Tras decir esas palabras, Stuart se puso de pie y se acercó a la chica.

    — Ya terminé, podemos irnos.

    — Bien, entonces en marcha — contestó la chica, con una sonrisa en su rostro — Reunámonos con los demás.

    — Voy detrás de ti, Julie — contestó Stuart, con una sonrisa.

    Fue así que Julie comenzó a alejarse del lugar, mientras que Stuart la seguía desde atrás. Antes de apartarse de la zona, el soldado de Black Meteor miró el cuerpo de Harold por una última vez. La sonrisa seguía presente en su rostro, alimentada por la felicidad de haber logrado asesinar a uno de sus enemigos.

    — No sé si tu alma se habrá ido a algún lugar tras tu muerte — pensaba Stuart mientras perdía de vista el cuerpo al caminar — Pero si así fue, más te vale que veas lo que haremos Julie y yo esta noche. Adiós, y hasta nunca, bastardo del Zenith.

    Con su mente aclarada, Stuart continuó su camino poniéndose al lado de su compañera, Julie. El soldado, posó su mano alrededor de la cintura de la chica, gesto que a ella no le molestó, e incluso imitó esa acción. Ambos caminaban juntos como si llevaran mucho tiempo compartiendo misiones en equipo, algo que Stuart gozaba, conociendo las circunstancias que involucraron a Julie en Black Meteor.

    […]

    Stuart y Julie llegaron al lugar en donde se habían separado de su equipo, siendo los últimos en llegar a la zona. Sus tres compañeros que los habían acompañado Ace, Natasha y Shun ya los estaban esperando, aunque la espera no duró mucho tiempo. Ace, el líder del equipo, se acercó a ambos soldados, al tiempo que Shun fijó la vista en la zona de donde habían venido sus compañeros para verificar que no les estuvieran siguiendo.

    — ¿Lo lograron? — preguntó Ace, contagiado por la tranquilidad que mostraban sus compañeros en sus rostros.

    — Querías a Harold muerto — decía Stuart mientras tomaba su dispositivo móvil para buscar la foto — Aquí está, para ti.

    Ace se acercó a ver la foto, y pudo verificar de primera mano que Harold, el soldado del Zenith que él fijó como objetivo, se encontraba muerto. Stuart y Julie cumplieron con su cometido a la perfección, cosa que alegró bastante al líder del equipo.

    — Felicidades a los dos por el trabajo bien hecho — Ace centró su vista en Stuart — Cuando volvamos a la base, le darás los detalles a mi padre — le decía el líder del equipo, haciendo referencia a un tema que todos excepto Julie conocían.

    — ¿Cómo les fue a ustedes? — preguntó Julie, queriendo saber cómo les había ido a sus compañeros.

    — Pude derrotar a Thomas, pero desafortunadamente, se me escapó — fue la respuesta de Ace, haciendo referencia al enemigo que tuvo que enfrentar.

    — A ti nada te detiene, ¿verdad? — preguntó Julie con una sonrisa gentil hacia su compañero para felicitarlo por su hazaña.

    Natasha se paró detrás de él y miró fijamente a Julie luego de que ella dijera ese comentario. Julie pudo notar su mirada y decidió apartarla, puesto a que recordó una conversación que había tenido con su compañera el día anterior.

    — ¿Y ustedes dos qué novedades tienen? — Stuart le preguntó a Natasha y a Shun, quienes parecían estar muy cómodos sin decir nada.

    — Erin y Gwyn se nos escaparon luego de que Thomas dio el aviso — Shun declaró con poco entusiasmo — Pero el objetivo era que pudieran matar a Harold, y ellas no los molestaron.

    — Supongo que ya no hay nada más que hacer aquí, ¿verdad Ace? — preguntó Natasha acercándose más a su compañero — El objetivo de hoy está cumplido, y en esta ciudad no hay recursos útiles que podamos tomar.

    — No, por hoy hemos terminado — Ace tomó la decisión — Es el momento de marcharnos de aquí.

    Los cinco soldados de Black Meteor decidieron subirse a las motos con las que solían transportarse en el interior del país en el que se encontraban, para luego encenderlas y marcharse del lugar. El grupo completo se marchó al mismo tiempo, con Ace a la cabeza, seguido por Natasha detrás. Stuart y Julie iban en el medio, mientras que Shun quedaba en el final, algo más distanciado del resto.

    Tras haber abandonado la ciudad, y en el camino de vuelta a la base, Shun se acercó hacia Stuart y pudo ver bien su rostro. El soldado estaba sonriendo sin cesar, algo que llamaba mucho la atención para alguien como Shun. Su sonrisa no parecía expresar solo felicidad, sino también un deseo que estuviera por cumplirse.

    Esto le llamó mucho la atención, por lo que no pudo evitar preguntarle al respecto.

    — Stuart, ¿por qué sonríes? — preguntó Shun, que, por alguna razón, se sentía incómodo.

    — Shun, no tienes idea de lo feliz que me sentí cuando finalmente pude asesinarlo — contestó Stuart, mirando fijamente a su compañero — Desde nuestro primer encuentro que he deseado asesinar a uno de ellos. Tenía a una chica, creo que Gwyn, a punto de romperle el cuello, pero su novio intervino en la pelea. Ahora he podido matar a Harold, y te puedo asegurar que me dio una gran satisfacción.

    — Déjame adivinar, le rompiste el cuello — Shun sacó la conclusión correcta.

    — No era tan difícil de predecir — Stuart soltó una pequeña risa después de decir eso.

    — ¿Realmente te sientes tan feliz por haberlo matado? Quiero decir, yo también odio al Zenith por todo lo que nos quitó en el pasado, y también los quiero muertos. Pero creo que te estás emocionando demasiado con su muerte.

    — En realidad, hay algo más que me emociona aparte de esto — Stuart pensó en el momento en el que le quitó la vida.

    Stuart se acercó a Harold para acabar con su vida de una buena vez, harto de verlo sobrevivir a todo el daño que le había causado en la pelea.

    Julie… — Harold apenas podía hablar del dolor.

    ¿Te gusta, verdad? — Stuart sabía que Harold sentía algo por Julie, dado a que se había mostrado muy alterado durante el combate, por lo que se aseguró de que su compañera no lo escuchara — No te preocupes, yo la voy a proteger.

    Una vez dichas esas palabras, Stuart se agachó y dirigió un rodillazo potente al cuello del soldado del Zenith, logrando fracturarle el cuello de un solo golpe. Eso fue lo último que Harold logró sentir, dado a que el dolor potente se desvaneció en el momento en el que su cuello se rompió, perdiendo la vida en ese instante.

    — Puedo darte los detalles en la base — Stuart miró a Shun fijamente.

    — Gracias, pero yo paso — Shun supo que no iba a escuchar un relato agradable — Me quiero poner a entrenar cuando lleguemos.

    — Como quieras, no me voy a morir por no contártelo — fue la respuesta del soldado quien siguió con su camino.

    […]

    El equipo completo de Black Meteor ya se encontraba en la base. Stuart y Ace estaban informándole al comandante designado para la misión, Morris Grant, sobre el éxito de la misma. Dado a que Ace fue quien dio la orden de asesinar a uno de los soldados del Zenith para probar la lealtad de Julie a Black Meteor, y a que fue Stuart quien se encontraba con ella en el momento en el que la hazaña fue realizada, les tocaba a los dos darles la explicación.

    — ¿Cómo se comportó Julie? — preguntó Morris a sus soldados — ¿Hubo alguna conducta rara que deba conocer?

    — No, ella luchó como se esperaba — respondió Stuart recordando la pelea — El soldado Harold la intentó convencer de que ella formaba parte del Zenith, pero ella ignoró todos sus avisos. No se levantaron sospechas. Ella recuerda que vino aquí como parte de nuestro equipo, y nunca levantó sospechas que pudieran complicarnos.

    — Eso es un alivio — respondió el comandante sabiendo que tomó la decisión correcta al utilizar la máquina.

    Stuart se desconectó de la conversación una vez que había podido contar todo lo ocurrido alrededor de la misión. La conversación entre el comandante Morris y su hijo Ace acerca de la misión y la máquina que permitía modificar los recuerdos de la gente continuaba, pero él solamente tenía en mente una sola cosa: poder encontrarse con Julie para hacer que pasara la noche junto a él.

    Julie no llevaba ni dos días formando parte del equipo de Black Meteor, pero gracias a la máquina que utilizaron para poder modificar sus recuerdos, ella no tenía idea de eso. Stuart había sabido encontrar ventaja en esa situación, logrando que Julie creyera que él la había estado protegiendo a lo largo de la misión, teniendo en mente que ella tuvo una vida en Black Meteor antes de la misma.

    — Pueden irse a descansar ahora — Stuart escuchó esas palabras proviniendo del comandante Morris, y supo que era su oportunidad para poder irse a buscar a Julie.

    Ace se fue directamente a su habitación para poder descansar tras la pelea que había tenido en el día, mientras que él empezó a recorrer la base militar en la que se alojaba Black Meteor en la misión de saqueo de recursos en el país. No fue muy difícil para él poder encontrarla. Julie se encontraba camino a las duchas de la base cuando fue interceptada por su compañero.

    — Julie, te he estado buscando — le decía Stuart a su compañera — Ven a mi habitación, hay algo de lo que quiero hablar.

    — De acuerdo, pero ¿podrías darme algo de tiempo para que pueda ducharme? — Julie quería hacerlo antes de ir con su compañero — Una vez que yo termine, iré a buscarte.

    — Te esperaré, entonces — contestó Stuart, dejando que ella se marchara.

    Julie continuó su camino, mientras que Stuart se dio la vuelta para poder mirarla desde atrás al caminar. Stuart mordió sus labios al ver la forma en la que Julie caminaba alejándose de él.

    — El rostro de un ángel, el cuerpo de una súper modelo — pensaba al verla por completo — Y sabe moverse bien. Ya veo porqué Harold estaba tan desesperado en tenerla de regreso.

    Cuando Julie desapareció de su vista, el soldado se dirigió a su habitación para esperarla. Tenía el deseo de poder espiarla mientras se duchaba, pero supo que, si llegaba a ser descubierto, ella podría enojarse.

    — No tengo que impacientarme — pensaba mientras se tomaba la cabeza con la mano izquierda — Cuando ella venga a mi habitación la desnudaré yo mismo.

    El soldado continuó el camino hacia su habitación. Al llegar, lo primero que hizo fue recostarse sobre su cama a esperarla. Con el correr de los minutos, Stuart se empezaba a poner un poco nervioso.

    — Más de diez minutos — pensaba el soldado — No puede estar tardando demasiado si sólo fue a darse una ducha.

    Stuart empezó a pensar que Julie, o bien había olvidado lo que él le había dicho, o que no quería ir a verlo en el momento. Incluso se alteró por un momento al pensar en que pudo haber cometido algún error en las cosas que le había dicho a su compañera. Esperaba que ese no fuera el caso, dado a que había podido engañar a Julie respecto a sus recuerdos falsos, y lo que menos quería era haber echado a perder su oportunidad con ella.

    Sin embargo, las cosas no fueron así, dado a que la soldado no tardó en entrar a su habitación. Cuando Stuart vio que Julie había entrado, se puso de pie para poder hablar con ella. La alegría lo invadió al ver que ella estaba justo donde él la quería.

    — ¿Querías verme? — preguntó Julie con una voz que le provocaba ternura a su compañero.

    — Así es — contestó Stuart de forma muy cortante.

    Sabiendo que no podía ir demasiado rápido desde el comienzo, Stuart se limitó a simplemente darle un abrazo a Julie. La tomó en sus brazos con suavidad y ternura, y se aseguró de tenerla así por un tiempo. Julie se sentía a gusto con su compañero, por lo que, para gratitud del chico, ella devolvió el abrazo, quedando ambos bastante cerca. Sintiendo que ya estaba por lograr convencerla, Stuart la miró fijamente con una sonrisa. Julie le devolvió el gesto, y tras esto, los dos fundieron sus labios en un beso.

    Eso era todo lo que necesitaba Stuart para saber cómo debía proceder desde ese momento. Gracias a la máquina, su mentira había dado resultado y Julie se encontraba perdida por él. Al menos, así era como él lo veía. El soldado disfrutaba del beso, dado a que sentía que su objetivo para tener a Julie con él estaba cumplido, pero no se quería conformar solamente con eso. Stuart colocó sus manos en el uniforme de Julie, para poder quitárselo. Una vez que lo hiciera, el soldado tenía pensado quitarse la ropa y luego subirse a la cama. Sin embargo, su acción fue detenida por Julie, cosa que lo dejó algo sorprendido.

    — Aún no — Julie sonaba bastante seria al decirlo — No estoy lista para eso, Stuart. Tal vez más adelante.

    — Entiendo, entiendo — Stuart estaba invadido por una ligera confusión y un enorme enfado, teniendo que luchar para que este no fuera visible — Pero el día de hoy matamos a uno de los soldados del Zenith, y creo que merece la pena celebrarlo — por más que no pudiera hacer lo que tenía planeado, Stuart quería que ella lo comprendiera.

    — Tienes razón.

    Luego de esa pequeña interrupción, ambos continuaron con su beso. El chico se había hecho la idea de que podría tener relaciones con ella, y el saber que no iba a ser así lo frustró bastante. No podía forzarla, porque eso no le traería ningún beneficio al equipo, incluso podría terminar por perjudicarlo. Aun así, tenía mucha curiosidad por saber hasta dónde podía llegar con ella sin que se molestara, y no estaba dispuesto a terminar con solo unos cuantos besos. El soldado le tocó el culo a su compañera en medio del beso, y se sorprendió de que esta no le dijera nada ni tampoco hiciera nada por impedírselo. Stuart continuó tocándola hasta que el beso terminó, y ambos se separaron. Julie lo miró a los ojos, y su compañero no notaba enfado en su mirada.

    — Estoy algo cansada. ¿Terminamos por hoy?

    — Ya casi.

    Stuart estaba conforme con haber podido tocarla, pero no del todo satisfecho dado a que quería continuar. Colocó sus manos sobre los pechos de su compañera, y pudo ver que, al igual que antes, parecía no molestarle.

    — No le molesta que la toque, pero ella no hace lo mismo conmigo — pensaba mientras continuaba tocándola.

    Tras unos segundos, el soldado decidió soltar a su compañera, que, a diferencia de él, se mantuvo aferrada a este. Los dos se dieron un último beso, para que luego Julie pasara a hacerle una propuesta a Stuart.

    — ¿Qué te parece si lo hacemos por primera vez cuando terminemos la misión? Cuando hayamos matado a todos los demás soldados del Zenith.

    — Me leíste el pensamiento. Creo que será el mejor momento para que lo hagamos.

    Stuart se emocionó bastante al saber que Julie compartía su emoción y su deseo de matar a los soldados del Zenith, una prueba más de que la máquina para modificar sus recuerdos había hecho su trabajo a la perfección. Julie le había dicho algo antes de soltarlo, pero estaba tan distraído pensando en otra cosa que no pudo escuchar qué fue.

    Tras verla retirarse, el soldado se acostó en su cama, sin poder evitar pensar en la oportunidad que había perdido para ver a Julie desnuda y mantener relaciones junto con ella. Tenía ese deseo desde que la había visto en el momento en el que tuvieron que capturarla.

    Dios mío. Ace, ¿ella es nuestro objetivo? — preguntó Stuart observando a Julie de pies a cabeza — Es hermosa.

    Stuart, tú ya la conoces, la has visto el día de ayer — le respondió Ace sin poder creer las palabras de Stuart en el momento.

    Nunca la había observado detenidamente — le decía Stuart mientras la seguía mirando — Realmente es una chica hermosa.

    ¿Quieres que yo me encargue de atacarla? — preguntaba Natasha, que estaba cansada de escuchar a su compañero hablar así.

    Claro que no — le respondió Stuart algo serio — Ella es mía.

    Después de haber contemplado su belleza en ese momento, no tenía la intención de dejar que alguien le arrebatara la oportunidad de ser él quien la lograra capturar. A Stuart le parecía bastante irónica aquella situación. Odiaba profundamente a los soldados del Zenith, y lo que más quería aparte de ganar la misión era poder eliminarlos a todos, sin embargo, terminó siendo una soldado del equipo enemigo quien terminó ganándose su atención. El soldado de Black Meteor se preparaba para cumplir su objetivo, y la motivación para hacerlo no le faltaba.

    El pensar constantemente en Julie evitaban que Stuart pudiera quedarse dormido, a pesar del cansancio provocado por la misión, el viaje a la ciudad y la pelea en contra de Harold. Los deseos que tenía el soldado por pasar la noche junto a su compañera eran imposibles de apartar de su mente. No lo pudo resistir más, por lo que el soldado se levantó y abandonó su habitación, dejando la puerta abierta.

    Fue caminando en silencio hasta la habitación de Julie, abriendo la puerta despacio y con mucho cuidado. Ya había pasado más de una hora desde que había tenido una charla con ella. Julie dormía plácidamente boca arriba sobre su cama, cosa que a Stuart le provocaba ternura al mismo tiempo que se sentía tentado por la chica.

    — No debe haber nadie despierto. Cuando mucho, solo estará el comandante — pensaba mientras se acercaba a la cama de Julie.

    El soldado se puso de pie al costado de la cama y le quitó a Julie el cobertor que usaba para taparse, con mucho cuidado de no despertarla. Una vez que logró destaparla, el soldado comenzó a bajar el cierre de la chaqueta que Julie estaba usando, siendo en esa ocasión, más cuidadoso que en la anterior. Stuart observó a pesar de la poca iluminación que había en la habitación que Julie tenía una camisa abotonada debajo de su chaqueta, algo que sintió que le facilitaría lo que quería.

    Con mucho cuidado, desabrochó el botón que se encontraba más próximo a su pecho, y logró ver el color del sujetador que llevaba puesto.

    — El blanco te sienta bien, aunque cualquier color funcionaría en alguien tan hermosa como tú — decía Stuart mientras se preparaba para tocarle los pechos de la misma forma que en su habitación.

    Supo que era en esta ocasión que tendría que ser más cuidadoso que nunca, dado a que un movimiento brusco podría despertarla. Corría el riesgo de arruinar todo lo que había logrado hacer en el tiempo que Julie estaba formando parte del grupo, pero viendo que estaba dormida, sintió que podría satisfacer sus deseos sin problemas.

    Aunque antes de que pudiera poner sus manos encima, el soldado escuchó un grito que vino desde fuera de la habitación.

    — ¡¿Stuart?! — uno de sus compañeros lo llamaba.

    El soldado se vio invadido por la ansiedad, por lo que decidió apresurarse a salir del lugar en el que se encontraba. Abrochó el botón de la camisa que Julie usaba para dormir, esta vez sin tener tanto cuidado como cuando lo desabrochó, y de forma muy rápida, pero a la vez silenciosa, subió el cierre de la chaqueta que usaba su compañera.

    — ¡¿Stuart, dónde estás?! — la voz de uno de sus compañeros sonaba más fuerte.

    Una vez Stuart tapó a Julie de la misma forma en la que estaba antes de que él entrara a la habitación, el soldado salió rápido antes de que los gritos de su compañero fueran capaces de despertarla.

    Al cruzar la puerta y cerrarla, Stuart se cruzó con su compañero Geoff, quien se veía algo intrigado tras verlo salir de la habitación que usaba Julie.

    — Stuart, ¿qué demonios estabas haciendo? — preguntó Geoff con algo de seriedad en su rostro — Iba a buscarme algo para comer y vi que la puerta de tu habitación estaba abierta. Creí que habías ido al baño o al comedor, pero no vi las luces del baño encendidas, ni tampoco te encontré en el comedor. ¿Qué hacías aquí?

    — Creí haber escuchado a Julie llamándome, así que vine para ver si necesitaba algo — Stuart tuvo que mentirle a su compañero — Resulta que no fue así, y que simplemente se trató de un sueño. Pero Julie se encontraba durmiendo destapada, así que me quedé para buscarle una sábana para que pudiera dormir sin pasar frío.

    — Ya veo — Geoff sonaba convencido por lo que escuchó, cosa que alivió a Stuart — Al no verte en tu habitación, ni en el comedor, ni en el baño, creí que habrías intentado salir de la base para explorar el país.

    — ¿Por qué haría algo como eso? — Stuart no entendía porque Geoff pensaba así de él — Jamás lo hice desde que llegamos.

    — He visto tu cara cuando volviste de la misión de hoy — su compañero lo encaró con seriedad — Te veías demasiado feliz tras haber logrado asesinar a uno de los soldados del Zenith. Lo noté, y parecía que estuvieras impaciente por volver a matar. Puedo notar ahora mismo que tienes la necesidad de satisfacer un deseo, Stuart. Te estoy viendo y parece que estuvieras impaciente por volver a salir a matar. Temí que hubieras tenido una idea loca y que pudieras haber salido a explorar solo de noche.

    — Puede que quiera que los soldados del Zenith mueran, Geoff — Stuart se alivió por el hecho de que Geoff hubiera interpretado erróneamente sus intenciones actuales — Pero no cometeré una imprudencia así. Llegará el momento en el que pueda matar a los soldados enemigos y pueda volver a sentir la alegría que sentí en el día de hoy al asesinar a Harold. Pero puedo esperar.

    — Parecería que no pudieras, Stuart — Geoff estaba por irse a acostar — Se nota en tu cara que estás emocionado por hacer algo y a la vez que te encuentras frustrado por otra cosa que no has podido hacer.

    — Créeme, yo me encuentro bien.

    — Si tú lo dices, entonces no veo motivos para no creerte. Te aconsejo que te vayas a dormir si no tienes nada más que hacer ahora.

    Luego de decir esas palabras, Geoff se empezó a alejar de Stuart para irse a su habitación respectiva. Su compañero sintió una de las frustraciones más grandes de su vida tras haber sido interrumpido justo cuando por fin iba a poder tener un momento íntimo con Julie, aunque no fuera como lo tuviera planeado.

    — No puedo hacer nada con ellos aquí — Stuart contuvo las ganas de darle un golpe de puño a las paredes de la base — Será mejor que me olvide de esto hasta que esta puta misión termine — luego de ver que la puerta de la habitación de Julie estuviera bien cerrada, Stuart emprendió el camino de vuelta a su habitación — Por el bien de Geoff, será mejor que no hable de esto con nadie.

    Habiendo perdido las dos oportunidades de hacer lo que quería con Julie, Stuart se recostó en su cama a mirar el techo, esperando que la molestia se le pasara para poder dormir tranquilamente. Ahora mismo, su mayor deseo era poder eliminar a todos los demás soldados del Zenith, para que la misión del robo de recursos pudiera cumplirse sin problemas. Solo así podría tener su momento de intimidad junto a Julie.

    — Hoy no será, pero te haré mía muy pronto, Julie — Stuart solo podía pensar en eso en aquel momento — Puedes considerarlo una promesa.

    De esa forma, el soldado decidió cerrar los ojos, esperando a que el sueño pudiera superar la frustración que sentía para poder quedarse dormido de una vez. Mañana sería otro día para seguir adelante con la misión, y para llevar a cabo su objetivo.
     
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  6.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    De todos los personajes, jamás imaginé que el segundo especial estuviera dedicado a Stuart. El capítulo estuvo bien, te mete un poco más en la piel de Stuart y te hace ver como se siente y la frustración que invade su ser al no poder obtener a Julie, pero no es y nunca fue un personaje que me agradara en absoluto.

    En una cosa si tuviste razón. No me hiba a gustar el capítulo, no por el capítulo en sí, sino por el personaje que lo interpreta. Aun así respeto tu decisión y entiendo que hayas querido explorar o explotar un poco más el punto de vista de los personajes que conforman LGC, y más tratándose de un personaje como Stuart que murió en la parte I.

    Pasando al tema cronológico, no es difícil para quienes hemos leído la primera parte de LGC saber que este capítulo se ubica durante la misión de saqueo de recursos, más precisamente donde se le ordena al equipo de BM asesinar sí o sí a uno de los miembros del Zenith para comprobar la lealtad de Julie tras borrarle los recuerdos.

    Teniendo en cuenta este especial, me pregunto si tienes pensado hacer un especial dedicado a Julie, explorando un poco cómo se sentía al comienzo de la misión de saqueo, y después de que le borraron los recuerdos.

    No tengo más nada que decir. El capítulo estuvo bien, pese a que no es uno de mis favoritos. Esperaré el próximo especial. Saludos y hasta la próxima.
     
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  7.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    No me esperaba un capítulo especial de Stuart sino más bien otro capítulo informativo y explicativo cómo el primero, que además añadía conexiones importantes; aún así, no me ha desagradado. Revivir la muerte de Harold ha sido extraño (ya sabes que para mí ese personaje tenía mucho potencial) pero más asco me ha dado ponerme en el lugar de Stuart... ese tipo era un retorcido pero éste capítulo especial lo confirma. Pobre Julie, en ese entonces fue un títere.

    Espero el siguiente capítulo especial, un saludo.
     
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  8. Threadmarks: Julie - Gratitud y aprecio
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    15
     
    Palabras:
    5199
    Saludos, llegó el momento para la publicación del siguiente capítulo especial. En respuesta a sus comentarios, quiero aclarar que no todos los capítulos van a ser informativos como sí lo ha sido el primero. Esta historia es para darle mayor profundidad y explicación a ciertos eventos que vivieron los personajes, y que en la historia principal no me detuve a contar en su momento. Dio la casualidad de que el primer capítulo sí fue informativo dado a que contaba un suceso ocurrido en el principio del acontecimiento principal de la historia debido al personaje que protagonizaba el capítulo.

    Aun así, yo entiendo que un capítulo que revela más información es mucho más interesante que un capítulo donde solamente se muestra más de un hecho pasado, y les diré que no se preocupen por eso, ya que habrá más capítulos informativos en el futuro. Nuevamente, esta historia no está hecha con ese objetivo, y los capítulos que sean así lo serán más por el tema y personaje que abarcan que por intensión mía.

    Con eso aclarado, les dejaré el siguiente capítulo especial.


    Julie – Gratitud y aprecio

    Una chica iba corriendo por las calles de una ciudad. Su respiración estaba algo agitada, y su cabello oscuro y algo largo se sacudía mientras se movía. Ella portaba un uniforme militar de color blanco y azul, característico del Zenith, mientras que quien la estaba siguiendo de cerca, una chica de cabellos rubios casi del mismo largo que el suyo, con un uniforme negro y rojo, característico de Black Meteor, estaba acercándose cada vez más.

    — Creo que separarme de Harold no fue una buena idea — pensaba la chica de cabellos negros, de nombre Julie, mientras veía como su perseguidora se le acercaba cada vez más a su posición y lo mucho que le costaba sacarle ventaja.

    En un intento por escapar de ella, Julie se metió en una zona llena de callejones, creyendo que le serviría para despistarla hasta finalmente poder quitársela de encima. Sin embargo, su idea, aunque parecía ser la correcta, no lo fue. Al entrar a uno de esos callejones, un soldado con el mismo uniforme que la chica que estaba persiguiéndola salió de su escondite, situado en un punto ciego para Julie, logrando interceptarla, y tomarla con ambos brazos.

    Sabiendo que dos enemigos serían mucho para ella, Julie intentó quitarse de encima a su atacante mediante forcejeos, antes de que su perseguidora llegara hasta ese lugar. Lamentablemente para ella, no fue capaz de hacerlo a tiempo. El soldado enemigo tomó una jeringuilla y se la inyectó con dificultad en el cuello, algo que ella no pudo evitar. Sintió un leve dolor producto del pinchazo que había recibido en el cuello, cosa que la llevó a pensar que le habían hecho algo.

    — ¿Qué… me hiciste? — preguntó comenzando a sentirse débil de repente.

    — Dulces sueños — contestó aquel soldado.

    Una anestesia muy fuerte y muy efectiva, capaz de dormir a alguien en segundos fue el elemento usado por el enemigo en esa ocasión. Julie comenzaba a ver borroso, intentando todo lo posible por resistir, pero no fue capaz de lograrlo. No tardó más de diez segundos en perder el conocimiento, yaciendo en los brazos del enemigo, que comenzó a sujetarla fuerte.

    La chica que estaba siguiéndola llegó hasta el lugar, y pudo ver que su compañero tuvo éxito sin necesidad de que ella lo ayudara. Una sonrisa se formó en su rostro al ver que habían logrado cumplir con éxito el objetivo que tenían.

    — Avisaré al resto — comentó la chica mientras tomaba un dispositivo móvil con el cual podría informar a sus compañeros sobre el estado de la misión — Logramos cumplir con el objetivo, comenzaremos la retirada cuando tengamos la orden — decía mientras escribía el mensaje y lo enviaba a sus otros compañeros — Buen trabajo, Stuart, pensé que no lo podrías manejar.

    — No fue tarea difícil, Natasha — contestó el soldado sin dejar de mirar a la chica que tenía en sus brazos — Nunca permitiría que alguien tan guapa se escapara de mí.

    — Tenemos la orden de Ace — Natasha miró su dispositivo, encontrándose con el mensaje que esperaban — Nos reuniremos con los demás y la sacaremos de aquí para llevarla a la base — tras decir esas palabras, Natasha se acercó a Stuart para ayudarle a cargar con la soldado enemiga.

    — Duerme como un angelito — Stuart contemplaba el rostro de la chica mientras Natasha le ayudaba a moverse por la ciudad — Me pregunto con qué estará soñando. Desearía que fuera conmigo.

    […]

    Sin ser consciente del tiempo que transcurrió, Julie comenzaba a abrir sus ojos lentamente. La chica experimentaba un cansancio verdaderamente considerable en su cuerpo, como si hubiera estado peleando por un largo tiempo. Cuando recordó que se encontraba en manos de Stuart antes de perder el conocimiento, un pánico pequeño se adueñó de ella, pero se desvaneció enseguida cuando pudo ver que dos soldados físicamente idénticos, parientes de seguro, estaban parados frente a ella.

    — ¿Michael, Devlin? — Julie fue capaz de reconocer a sus primos al verlos frente suyo, también notó que había más gente detrás de ellos — Chicos, ¿qué fue lo que me pasó?

    Sin saber todo lo que había transcurrido entre el momento en el que perdió la conciencia hasta su reciente despertar, la chica deseaba una respuesta para aclarar su confusión, la cual aumentó cuando sus dos primos la abrazaron con gran cariño, como si no la hubieran visto en un largo tiempo.

    — ¿Qué fue lo que me pasó? — Julie no comprendía casi nada de lo que ocurría — Recuerdo que estaba en la ciudad con Harold y Thomas, y luego fui atacada por sorpresa por Stuart.

    — Ellos te secuestraron — la respuesta de Thomas dejó anonadada a Julie, quien no tenía recuerdos de lo ocurrido — Stuart te atacó con la misma sustancia con la que atacaron a Devlin. Te llevaron a su base y luego te modificaron los recuerdos con una máquina especial. Gracias a eso, te pusieron en nuestra contra y te hicieron luchar contra nosotros.

    — ¿Eso es verdad? — para la chica, ese relato era una total pesadilla, y solo imaginárselo la hacía sentir aterrada.

    Julie miró alrededor para ver las caras de todos sus compañeros de equipo, incluido el comandante de la misión, que estaba junto a ellos. Pudo ver que Thomas, Zoey, Agustina, Gwyn y Erin tenían un semblante muy serio, confirmando que lo que su compañero había dicho era cierto. Pero algo que le llamó la atención a Julie fue no ver a Harold entre ellos.

    — ¿En dónde está Harold? — Julie recordaba que él había ido con ella, y al no verlo presente, consideró la posibilidad de que hubiera corrido su mismo destino.

    — Black Meteor lo mató — las palabras de su primo Devlin fueron un golpe demoledor para Julie, quien no estaba preparada para escuchar esa noticia de forma tan brusca — Harold fue quien nos avisó que tú estabas luchando para ellos cuando nosotros creímos que habías sido secuestrada. Se aprovecharon de su ventaja y lo mataron.

    — No… — Julie se sentía culpable por eso, a pesar de no recordar nada — No puedo creerlo… Es probable que yo lo haya matado.

    — No, no fuiste tú — respondió Gwyn tratando de tranquilizarla — Fue Stuart. Él lo admitió ayer cuando peleábamos. Tú no tuviste que ver en eso.

    — Aun así, no puedo estar tranquila, fue por mi culpa — respondía Julie muy apenada por la muerte de su compañero — Quiero que Stuart muera — luego de escuchar ese relato, y recordar que fue él quien la atacó por sorpresa para permitir que Black Meteor la secuestrara, ese deseo nació en Julie de forma espontánea — Usemos las bacterias para matar a Ace y a Brandon, y luego vayamos tras él.

    — Eso no será posible. Perdimos las bacterias mientras te rescatábamos — las palabras del comandante Richard, quien finalmente se decidió a tomar la palabra, hicieron que el sentimiento de culpa de Julie aumentara.

    — Julie, esto no fue tu culpa — la chica miró a Michael, creyendo que él estaba diciendo eso solamente para hacerla sentir mejor, pero por su tono de voz, Julie creyó que él no estaba convencido de sus palabras — Secuestramos a Ace y lo atacamos con una de las bacterias para obligar a Morris a intercambiarlo, pero él se negó. Tuvimos que hacer equipo con él, y luego darle la otra bacteria a cambio de que nos ayudara a traerte de vuelta. De lo contrario, habría sido imposible.

    — ¿Ace los ayudó? — a Julie le costaba mucho creer que el soldado enemigo, que se suponía que era el hijo del comandante del equipo al que enfrentaban, la hubiera ayudado.

    — Exactamente — le respondió Devlin — Se enojó cuando su padre no quiso hacer el intercambio, así que hizo equipo con nosotros para vengarse de él. Lo bueno es que Ace se fue. Abandonó a su equipo después de que te rescatamos, lo que quiere decir que logramos nuestro objetivo.

    — Aunque no hayamos logrado eliminar a Brandon, Ace ya no está — explicaba Erin — Él era alguien a quien no podíamos derrotar, pero el resto de sus compañeros no son tan fuertes como él. Nos arreglaremos como podamos.

    — Escuchen, lo mejor será que descansemos — Richard se dirigió a todos — Ha sido un largo día y ninguno de nosotros ha podido dormir bien desde que te capturaron. Deberíamos descansar lo más que podamos.

    A pesar de la felicidad que sentía en ese momento, Julie creyó que descansar le sería imposible. Eran demasiadas cosas que procesar para ella en tan poco tiempo, teniendo en cuenta que ella sentía que habían pasado apenas unos pocos segundos desde que perdió el conocimiento en un callejón de una ciudad abandonada hasta su despertar. No solo habían pasado varios días, sino que el panorama de la misión había cambiado por completo. Uno de sus compañeros había muerto, y el líder enemigo que les causaba tantos problemas en sus misiones ya no se encontraba presente, e incluso tuvo su parte en el rescate.

    Michael y Devlin tomaron a su prima y la llevaron a su habitación para que pudiera descansar apropiadamente. Julie tenía muchas ganas de hablar con ellos a solas, sin que el resto la escuchara, cosa que sería sencilla puesto a que el comandante les dio la orden para descansar. Una vez que los tres se encontraban en la habitación de la chica, Julie aprovechó ese momento para quitarse sus dudas.

    — ¿Cómo pasó lo del rescate? — Julie estaba intrigada por saberlo — ¿Cómo fueron capaces de capturar a Ace y convencerlo de que los ayudara? — sin poder pensar en algo así siendo posible, la chica llevó su mano izquierda a su cabeza, comenzando a sufrir una ligera jaqueca — No estoy entendiendo nada.

    — Aislamos a Ace de los demás gracias a un plan elaborado y un trabajo en equipo — contestó Devlin ante la pregunta de su prima — Lo trajimos aquí y le inyectamos una de las bacterias. El plan era intercambiarlo con Morris por ti, pero sin darle la otra bacteria para que se curara. Nuestra idea era recuperarte, y luego, que Ace terminara muerto.

    — ¿Por qué perdieron la otra bacteria? — Julie seguía sin comprender las cosas del todo — Es decir, ¿cómo fue que la perdieron?

    — Resulta que Morris no es el padre biológico de Ace, sino su padre adoptivo — Julie se sentía más abrumada ante las noticias que Michael le contaba, era algo inesperado para ella — Y estuvo dispuesto a dejarlo morir para evitar perder su ventaja sobre nosotros. Claro que esto no lo sabíamos en su momento, y Ace tampoco. Él se enojó cuando escuchó a Morris negando ser su padre, e incluso dejándolo para que muera. Eso nos dejaba complicados, y yo quería tenerte de vuelta a como diera lugar, incluso aunque eso significara perder la otra bacteria. Así que se me ocurrió pactar una alianza temporal con él. Nos ayudaría a recuperarte tal y como estabas, con tu memoria intacta desde antes de que ellos te manipularan, a cambio de que lo ayudáramos a aclarar las cosas con Morris y que lo dejáramos vivir.

    — Pudieron elegir no darle la bacteria, o darle algún medicamento falso para engañarlo — Julie se sentía muy confundida al respecto — Él estaría muerto ahora mismo, si el informe que leímos sobre el funcionamiento de las bacterias es correcto. ¿Por qué elegiste dejarlo con vida?

    — Porque Ace cumplió su palabra — Michael fue totalmente sincero al respecto — Él nos ayudó a recuperarte, Julie. No lo viste, pero yo sí. Es una persona de honor, a pesar de que proviene de Black Meteor, y si él fue fiel a su palabra, me correspondía hacer lo mismo. Perdíamos la bacteria, pero te recuperábamos a ti, que era lo más importante para mí. Eres nuestra prima, pero para Devlin y para mí eres una hermana más. Ace nos ayudó a luchar, se enfrentó a sus compañeros para ayudarnos. Aunque pudo habernos traicionado, y regresar triunfante a su equipo al provocar nuestra muerte, no lo hizo. Mi decisión quedó clara desde ese momento.

    Julie estaba asombrada por el relato de Michael. Por la forma de hablar, podía sentir el respeto con el que él se refería a quien era su enemigo, algo que Michael no haría si Ace no lo mereciera. Eso le hizo pensar a Julie que Ace fue clave para poder ayudarlo a regresar con su familia. Después de todo, si sus recuerdos fueron modificados, solamente él sabría cómo restaurarlos para que fueran como antes.

    Había alguien más en los pensamientos de Julie en ese momento, alguien que no estaba junto a ellos.

    — ¿Y qué fue lo que pasó con Harold? — Julie se entristeció al recordarlo, puesto a que él iba con ella en la misión antes de ser capturada — Sé que él murió, pero ¿saben cómo ocurrió?

    — Harold vino a verme — Michael apretó los puños en señal de frustración — Me dijo que él haría lo que fuera para poder traerte de vuelta a nosotros. Y al día siguiente… el bastardo de Stuart lo asesinó. Thomas, Erin y Gwyn lo vieron. Nos contaron que su cuerpo tenía heridas y cortadas por todas partes. Yo no estuve presente, ni tampoco lo vi, pero sé que Stuart lo torturó hasta la muerte.

    — Ese hijo de puta — Julie recordó el momento en el que fue atacada por él, con una mezcla de ira, tristeza y frustración — Él fue el responsable de todo. Él tendría que haber muerto, y no Harold.

    — Lo quiero muerto tanto como tú, Julie — Michael se acercó a ella para tomar su mano — Ese malnacido también se metió con Gwyn, y trató de matarla mientras se reía. Más allá de que sea de un país enemigo, lo odio. Lo que hizo no se puede perdonar.

    — Lo mataremos, lo prometo — Devlin supo que sus dos familiares tenían sus razones para pensar en eso — Pero no volvamos a hablar más de él por hoy. Nos está quitando el sueño sin estar presente, y eso no nos lo podemos permitir. Tenemos que descansar, todos juntos. Fue un día de peleas muy largo, y la misión todavía no terminó.

    — No, pero sin Ace en Black Meteor, terminará muy pronto — Michael suspiraba aliviado luego de un día estresante — Pero tienes razón en que debemos dormir, Devlin — tras decir esas palabras, el soldado miró a su prima — Avísanos si necesitas algo. Estaremos para ti.

    — Gracias — Julie les dio un abrazo a sus dos primos, expresando la felicidad que sentía por estar junto a ellos otra vez, incluso aunque no pudiera recordar estar lejos de él.

    Debido al cansancio por la misión del día, el gesto de cariño entre los tres soldados Umcali no duró más de treinta segundos, pero la alegría de reencontrarse, principalmente la que sentían Michael y Devlin no desaparecería tan fácilmente.

    Una vez el abrazo terminó, los dos hermanos se retiraron, dejando a Julie sola en su habitación. La chica se recostó en su cama y se tapó con sus sábanas, y al momento de hacerlo, sintió una sensación extraña que el parecía inexplicable. Su cuerpo empezó a temblar sin siquiera tener frío, como si estuviera asustada por algún motivo incierto. Julie se sentó para ver si así podía controlarse, pero no podía.

    — ¿Qué pasó conmigo? — la chica comenzó a tocarse el cuerpo para que este dejara de temblar, pero era algo que no podía lograr — No recuerdo nada, pero es como si alguien me hubiera hecho algo…

    La chica estuvo así durante cuatro minutos, totalmente dubitativa acerca de llamar a sus compañeros para que la observaran para ver si ellos sabrían algo sobre eso. Una vez que se tranquilizó, ella supo que había sido algo temporal, y esperaba que así fuera. Cuando pudo recostarse con tranquilidad, la chica recordó lo que su primo le había dicho respecto a la misión.

    — Harold… Ace… — pensaba la chica mientras intentaba imaginar el escenario descrito por Michael — No lo puedo recordar, pero Michael no me mentiría — una pequeña mueca de tristeza se adueñó del rostro de la soldado — Estoy aquí gracias a ustedes, y no tengo forma de agradecérselos… Ambos se han ido…

    Tener esa idea en la mente le complicó el sueño a la chica, pero no fue hasta que no transcurrieron quince minutos que pudo quedarse dormida.

    […]

    Durante una noche, luego de transcurridos un par de días tras el regreso de Julie a Zenith, la chica y todos los demás miembros del equipo se encontraban muy sorprendidos cuando vieron como Ace, el anterior líder del equipo con el que estaban luchando, se presentó en su base, solo y sin ninguna clase de protección. Era algo repentino que ninguno de ellos estaba esperando, pero era real, y tendrían que encontrar la forma de creerlo.

    — ¿Ace? ¿Eres tú? — el asombro de Michael fue compartido por todos.

    — Hola, Michael. Así es, soy yo — quien una vez fue el líder de Black Meteor contestó la pregunta del soldado con una gran tranquilidad.

    Julie quedó impactada al verlo, tanto que su mente no siguió el resto de la conversación que el soldado estaba teniendo con sus compañeros. Ace estaba totalmente cambiado desde la última vez que la chica lo vio. Ya no llevaba puesto su uniforme de Black Meteor, y su cabello que antes solía ser largo, ahora era bastante corto. Era diferente, pero se trataba de él. Julie lo reconocía a pesar de los cambios que él presentaba. Era el soldado que su primo Michael llegó a respetar en un momento por cumplir su palabra, por enfrentarse a sus compañeros y por ayudar a que ella pudiera regresar.

    Julie sentía deseos de agradecerle lo que hizo desde que sus primos contaron su historia, y ahora, se encontraba frente a ella. A pesar de estar con su mente a la deriva, pudo escuchar algo de la conversación.

    — Quiero unirme al Zenith — esas palabras salieron de la boca del soldado.

    Julie sintió una sensación extraña al oírlo decir eso. Ella quería tener, aunque sea la oportunidad de darle las gracias por lo que hizo, y no solo podría hacerlo, sino que, si el comandante lo permitía, él podría formar parte de su equipo.

    — ¡Este tipo intentó matarme la primera vez que me vio! — Julie, sin darse cuenta, se había perdido gran parte de la conversación, pero pudo reconocer el grito de su primo Devlin, el cual la devolvió a la realidad.

    — Así es, lo hice, y no tiene sentido negarlo — Ace se defendió ante la acusación recibida — Y ustedes me atacaron con una bacteria muy peligrosa para recuperar a su prima. Y a pesar de eso, yo los ayudé a traerla de vuelta, y decidí venir hacia aquí a pedirles su ayuda. No pido que me perdonen, o que olviden lo que hice. Lo único que quiero es vivir una vida tranquila haciendo lo único que sé… y también asegurarme de que el comandante Grant se arrepienta de haberme despreciado.

    Para Julie, esas palabras eran totalmente sinceras, mucho más proviniendo de alguien como él. Si bien, ella creyó todo lo que Michael le contó, el relato de Ace coincidía totalmente con lo que su primo decía, lo que quería decir que ninguno de los dos había mentido u ocultado información importante. La chica recordó todo lo que ella escuchó de Ace respecto a su padre adoptivo, y de la manera en la que él luchó para ayudar a que pudiera regresar de vuelta a donde pertenecía. Al ver las caras de sus compañeros y de su comandante, la chica notó que nadie estaba convencido de aceptarlo en sus filas, por lo que decidió expresarse en un intento de cambiar eso.

    — Sepan una cosa — les decía Julie a todos los demás — De no ser por Ace, yo seguiría en Black Meteor. Es más, probablemente ya habríamos perdido la misión si no los hubiera ayudado a recuperarme.

    — …Eso es verdad — respondió Michael a su prima.

    — ¡Michael! — gritó Devlin algo furioso.

    — ¡Ya sé que estás enojado, Devlin! — le contestó Michael — ¡Pero es la verdad! ¡No teníamos ni idea de que una máquina para modificar recuerdos pudiera existir, y si no fuera por Ace, nunca habríamos recuperado a Julie! Creo que se ha ganado un voto de confianza.

    Julie supo que Michael apoyaría sus palabras, sobre todo después del relato que él había contado sobre la forma en la que Ace participó en su rescate. Sabía que Devlin tenía sus motivos para odiar a Ace, dado a que intentó asesinarlo en el pasado, pero eso era algo que no estaba relacionado a la forma de ser de Ace, sino a la forma en la que lo obligaron a actuar. Al menos, así lo consideró ella.

    El comandante Richard fue quien dio su palabra final al respecto.

    — Todos nosotros obedeceremos a lo que Magnus tenga que decirnos — tras informarles a todos sobre la postura que tomó respecto a Ace, Richard les explicó el procedimiento a partir de ese momento.

    Julie supo que ahora todo quedaba en manos de su líder. Sería Magnus quien elegiría si Ace formaría parte del Zenith o si ese acercamiento a su base sería su última acción antes de morir. Julie rogaba porque Magnus fuera comprensivo y pensara en las ventajas con las que contaría si alguien de Black Meteor formara parte de su país. Deseaba que le permitieran quedarse, puesto a que sentía la necesidad de acercarse a él y darle las gracias en persona por haber contribuido en su rescate.

    Antes de que pudiera darse cuenta, todo el equipo, exceptuando al comandante, se encontraba en el pasillo fuera de la sala de comunicaciones de la base que el Zenith utilizaba en el país. Richard y Ace hablarían con Magnus, y ellos tendrían que obedecer sean cuales fueran las órdenes de su líder. Julie comenzó a impacientarse, y sintió una enorme sensación de alegría cuando Richard y Ace salieron de la sala y cuando su comandante les informó que él pasaría a formar parte del equipo.

    Julie sonreía plenamente, y no podía esperar para tener la oportunidad de hablar con Ace para mostrarle su gratitud por todo lo que hizo, a pesar de no ser capaz de recordarlo. Al mirarlo atentamente, ella no pudo evitar una distracción luego de observar lo atractivo que era ahora que su apariencia había cambiado. Julie ya había manifestado en el pasado su opinión respecto a Ace, pero ahora le parecía mucho más apuesto que antes. Se sentía mucho más agradecida porque Magnus hubiera aceptado tenerlo en el equipo. Nuevamente, su pequeña distracción la llevó a desconectarse de la conversación.

    — Me pregunto quién será el nuevo líder de Black Meteor — Ace sentía deseos de saberlo.

    — Es Shun. Él mismo nos lo ha dicho — Agustina contestó la pregunta de Ace.

    — ¿Shun? — preguntaba Ace sin creerse lo que le decían — ¿En serio logró convertirse en el líder de Black Meteor?

    — Ha mejorado mucho en sus maneras de pelear — le informaba Gwyn — Se volvió más fuerte y mejor, de hecho, no lo hemos podido derrotar a él en una pelea desde que se convirtió en líder.

    — Me gustaría enfrentarme a él — Ace tenía ganas de una segunda lucha contra Shun — Pero si ha mejorado tanto, será mejor que me ponga a entrenar.

    A pesar de que era muy tarde, Ace no dudó ni un solo segundo en ponerse a entrenar para recuperar el tiempo que perdió mientras estaba siendo perseguido por Black Meteor. Aunque hubiera querido acompañarlo, ella se fue a dormir, sabiendo que Ace apreciaría más su compañía si ella respetaba su deseo de dejarlo entrenar.

    Sin embargo, el plan de Julie no dio resultado, y no pudo conciliar el sueño luego de reflexionar acerca de la forma en la que había transcurrido la misión. Pronto acabaría, dado a que únicamente les quedaba un solo componente. Un recurso más y ya no les sería necesario saquear nada más, y serían libres de abandonar el país para regresar al Zenith. Pero dentro de eso había algo que no le gustaba, y eso era que no había podido cumplir con su objetivo de matar a Stuart. El soldado, que abusó bastante de ella, algo que se había enterado en su último encuentro, seguía vivo, y si tenían que marcharse del país, así iba a seguir. El solo pensar en que alguien como él conservaría su vida, la llenaba de muchas emociones negativas, entre ellas el miedo.

    Creyendo que tomando algo de agua se calmaría, Julie se levantó para buscarse algo de beber. Por arte del destino, ella pasó cerca de la puerta que daba entrada a la sala de entrenamiento. Un ruido de llamó la atención, y al asomarse para ver, pudo ver a Ace, el recién incorporado al equipo, trabajando para mantener su cuerpo en forma.

    La chica continuó observándolo, hasta que notó que él se había cansado de su entrenamiento y se disponía a salir de allí. Fue entonces que decidió darle una sorpresa agradable como regalo de bienvenida, además de que podría aprovechar esa oportunidad para finalmente mostrarle su gratitud por lo que él hizo por ella.

    Julie se fue rápidamente hacia la habitación que Ace usaría en la base, y se dispuso a esperarlo hasta que regresara. Supo que antes de irse a dormir, pasaría por las duchas, por lo que estuvo aprovechando todo ese tiempo para pensar bien en todo lo que iba a decirle cuando lo tuviera cara a cara. Tras una espera de siete minutos, su nuevo compañero se presentó. Ciertamente, a esa hora de la noche no estaba esperando visitas en su habitación, por lo que se confundió bastante al verla.

    — Julie, ¿qué estás haciendo?

    La chica lo miraba con una sonrisa, dado a que, visto de cerca, Ace se veía muy bien ante sus ojos.

    — Realmente es una auténtica belleza — pensaba Julie, sabiendo que Ace querría una respuesta, por lo que decidió dársela.

    Julie se acercó hacia Ace para darle un abrazo, cosa que causó una confusión aún mayor en el soldado, que ya no podía comprender nada.

    — Te vi cuando entrenabas — comenzó — Eres muy atractivo. Sé que tal vez no me creas, pero cuando mis primos me contaron que tú ayudaste a salvarme, yo tenía ganas de darte las gracias. Me sentí un poco mal de que no podría agradecerte cuando tú ayudaste a que regrese con ellos. Por eso quería darte las gracias ahora.

    — No creo que me merezca tu agradecimiento — Ace se sentía bien por esas palabras, aunque creía que no las merecía — Yo no hice esto ni por ti no por ellos, lo hice por mí.

    — Aun así, lo hiciste. Amo a mi familia, y gracias a ti estoy con ellos.

    — ¿Y tenías que esperar hasta ahora para agradecerme? Podrías haberlo hecho en cualquier otro momento.

    — Quería preguntarte algo. Dime, Ace… te gustaría… que tú y yo… ¿te gustaría que pudiéramos ser algo más que solo compañeros en el futuro? Sé que tú no me conoces del todo todavía, pero yo sé que eres una buena persona. Solamente estabas en Black Meteor porque el destino lo quiso así, pero eres alguien bueno. Alguien con quien me gustaría mucho estar. E incluso aunque me digas que no, puedes quedarte en mi casa sin problemas. Para que no tengas que vivir en una base militar.

    — Julie… — Ace estaba impresionado por las palabras que su compañera le había dicho — Eres una chica muy amable. Michael y Devlin son muy afortunados de tener a un familiar como tú.

    — ¿Qué es lo que dices? — preguntó Julie mirando a los ojos a Ace.

    — No puedo aceptar eso, Julie — Ace, a pesar de negarse, no podía negar que su compañera era realmente muy atractiva — Eres una chica muy hermosa, pero yo sigo teniendo sentimientos por alguien más. Estoy seguro de que sabes de quien hablo. Después de ver la forma en la que mi padre adoptivo me trató, me di cuenta de que Natasha fue la primera persona que me quiso de verdad. Y a pesar de todo lo que pasó, yo sigo pensando en ella. Una chica como tú merece a alguien que solo piense en ti, no en alguien que sigue recordando a otra persona. Por eso no puedo aceptarlo.

    Julie enseguida se dio cuenta de qué era lo que estaba ocurriendo en la mente de Ace en ese momento, y se desanimó un poco cuando lo escuchó hablar así. Su compañero era una buena persona, y se notaba a simple vista, por las palabras que él decía, que algo lo estaba desconcentrando. Tenía una idea de qué era lo que debía hacer por él, dado a que no le agradaba lo que escuchó. No por las palabras de Ace, sino por lo que él hacía notar con las mismas. No estaba mal que él pensara en Black Meteor, o en sus compañeros, pero no se trataba de pensamientos positivos, y no parecía que fueran a ser pasajeros.

    Con eso en mente, Julie decidió despedirse de él por la noche para dejarlo en paz.

    — Buenas noches — antes de irse a dormir, le dio a Ace un beso en la mejilla — Bienvenido al Zenith.

    Tras ese beso de bienvenida al grupo y de buenas noches, la chica abandonó la habitación de Ace para dejarlo descansar con tranquilidad, puesto a que la necesitaba. Sin más motivos para permanecer despierta, Julie decidió irse a dormir para poder estar lista en el próximo día.

    — Estás con nosotros en Zenith, pero tu mente sigue en Black Meteor — pensaba Julie, reflexionando acerca de lo que había escuchado de Ace desde su llegada a la base — Sigues pensando en Natasha, y tienes deseos de enfrentarte a Shun… Es una pena que alguien como tú esté sufriendo por eso. No mereces esa clase de cosas — la chica estaba dispuesta a ayudarlo a superar toda esa situación — No está mal pensar en ellos como enemigos, pero tú no lo haces así, tú dejas que tomen más importancia de la que deben. Necesitas ayuda, Ace. Y yo te voy a ayudar. Es lo que me corresponde por la ayuda que tú le diste a mi familia.

    Una vez que la chica ya se encontraba en su cama, en lo único en lo que podía pensar era en la forma en la que se acercaría a su nuevo compañero para poder ayudarlo a que pueda centrar su mente en el presente, y no en el pasado. Desde ese momento, su objetivo ya estaba decidido.
     
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  9.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola. Paso a comentar el especial.

    Ha sido un capítulo muy interesante y esperado por mí. Fue extraño leer el capítulo de Julie, teniendo en cuenta que fue uno de mis personajes preferidos y que me dolió su muerte a manos de Grant.

    Los saltos temporales están bien ubicados, se nota que te has releído los capítulo de LGC. El capítulo estuvo bien porque se centra en cómo se sentía Julie al principio y después de que le borraron los recuerdos. Es una lástima que muriera al final de la primera parte a manos del comandante de BM.

    Antes de terminar quiero recalcare un pequeño error de diálogo/narración. Aquí te lo contaré:
    Nótese que al principio olvidaste separar la intervención del narrador del diálogo del personaje. Revisalo cuidadosamente. Sin mas nada que decir me despido. Saludos y hasta el siguiente especial de LGC.
     
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  10.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    No esperaba que el siguiente capítulo fuera de Julie, y más viniendo de uno de Stuart. Al igual que Harold, a Julie le veía mucho potencial también y acabó muerta... es interesante saber más de ciertos momentos, aunque ya sabes que prefiero los capítulos informativos y/o directos e indirectos de la historia principal, como varias partes que se hilan y demás, ya me entiendes. Aún así, no me desagradan este tipo de capítulos.

    Stuart me sigue dando asco y es una alegría que esté muerto, su forma de hablar es repugnante. No recuerdo que Julie fuera tan precipitada respecto a pedirle salir a Ace, pero aquí fue un poco abrupto todo. Al margen de eso, lo demás lo vi bien y como con los otros capítulos especiales, la nostalgia de la primera parte me invade XD. Hasta el próximo.
     
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  11. Threadmarks: Thomas - El peso de una decisión
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
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    15
     
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    4573
    Hola. Bien, voy a publicar el cuarto capítulo de esta colección. Este, tal y como ha ocurrido con los dos anteriores, tampoco se podría considerar un capítulo informativo, dado a que no se muestra demasiado aquí. Sin embargo, este capítulo especial sí que me ha gustado mucho, ya que se muestran algunos eventos que no tuvieron su atención debida en la historia principal, y que considero que podrían haberlo tenido cuando lo veo en retrospectiva.

    Sin más que decir, les dejaré el capítulo.


    Thomas – El peso de una decisión

    Un soldado de estatura media y cabellos rubios se encontraba de rodillas en el suelo, golpeándolo constantemente sin parar. Sus golpes eran acompañados por gritos de negación muy potentes. Mientras hacía esto, dos compañeras suyas, una con cabellos rubios y otra con cabello negro, lloraban tristemente a unos pocos pasos de distancia de él. En frente de los tres había un cuerpo, y ese cuerpo era de uno de sus compañeros, asesinado en combate. Desde lejos se podía ver una gran cantidad de heridas en su cuerpo, producto de una batalla brutal cuerpo a cuerpo en contra de los enemigos.

    La escena se prolongó durante un tiempo, hasta que una de las chicas, la de cabellos negros se acercó hacia él para convencerlo de que se detuviera.

    — Thomas… — su voz era muy baja al momento de apoyar su mano en el hombro de su amigo — Tenemos que volver.

    — Dios — Thomas se cubrió la cara con sus manos — No pudo haber pasado esto.

    Las dos chicas, al verlo, creyeron que él quería apartar las lágrimas de los ojos, pero en realidad, lo que sucedía era que su compañero intentaba ocultar la vergüenza que sentía en ese momento. Se daba asco a sí mismo, y no era para menos, puesto a que sus pensamientos lo atormentaban demasiado.

    — Yo… — pensó sin decir una palabra — Yo causé esto… Yo te hice esto, Harold.

    Luego de apartar sus pensamientos, el soldado se acercó hasta el cuerpo de quien era su compañero. Tocó las heridas y los cortes con sus manos, manchándose los dedos con la sangre que brotaba al tacto. En todo sentido posible, la sangre de su compañero se encontraba en sus manos. Al ver su cuerpo sin respirar y una triste e inalterable expresión en su rostro, Thomas se vio invadido por el recuerdo de lo que hizo, y una culpa mucho mayor a su pena.

    Thomas avanzaba por las calles de una ciudad abandonada junto a un chico de cabellos rojos y a otra chica de cabellos negros. Los dos se encontraban en la búsqueda de un elemento similar a un microondas, debido a que necesitaban una fuente de calor que pudieran controlar con facilidad. Su recorrido terminó al toparse frente a un paredón de gran tamaño que les frenaba el paso. La única opción era moverse a la izquierda o a la derecha, y el soldado quiso tener voz en esa decisión.

    Escuchen chicos, si seguimos así no terminaremos más — fueron las palabras de Thomas hacia sus compañeros, Harold y Julie — Vayan ustedes por ese lado — decía mientras señalaba a la izquierda — Y yo me iré por el otro, ¿les parece bien?

    Por supuesto — por alguna razón, Harold sonreía al aceptar el plan de su compañero.

    Ten cuidado si vas a ir solo — fueron las palabras de Julie, quien expresaba su preocupación por su compañero.

    Lo tendré, no se preocupen — Thomas supo que no le haría falta tener cuidado.

    El soldado había visto movimientos extraños en la exploración de la ciudad, y todos esos movimientos provenían de la dirección a la que irían sus dos compañeros tras su orden. Él permanecería a salvo al avanzar en una dirección en la que no había enemigos.

    Todo esto fue parte de tu plan, Michael — pensaba Thomas mientras empezaba a caminar y a separarse de sus compañeros — La misión será un fracaso porque tú decidiste esto. Finalmente, Richard te quitará del puesto de líder y me pondrá a mí en él. Hasta que eso no pase, solamente viviremos derrota tras derrota.

    El soldado sabía que era solo cuestión de tiempo hasta que la misión del día fracasara y que su deseo se cumpliera, por lo que simplemente, se mantuvo concentrado en su objetivo.

    En ese momento, creyó que su plan para poder quitar a Michael del puesto que él quería, era perfecto. Pero al ver a Harold muerto, y tras enterarse que Julie se encontraba luchando para los enemigos, se percató de que todo lo que hizo no fue más que un error. Harold y Julie eran buenas personas, buenos soldados y buenos compañeros ante sus ojos, y el simple deseo de querer superar a Michael, lo llevó a tomar una decisión que les arruinó las vidas a ambos.

    El soldado no quería ni pensar en lo que dirían sus familiares tras enterarse de esto. Habían muerto en un conflicto militar, cosa que un soldado sabe que puede ocurrir, pero todo fue a causa de lo que hizo. De haber hecho que se mantuvieran juntos, el enemigo no habría podido capturar a Julie, y Harold no habría sido asesinado como si no fuera nada.

    — Thomas, sé cómo te sientes, pero no podemos quedarnos aquí — Gwyn se aproximó a él tras ver que las palabras de su compañera Erin no funcionaban — Ahora sabemos en dónde está Julie, y tenemos que encontrar una forma de ayudarla. Black Meteor la tiene, y la usaron en nuestra contra para matar a Harold. Es por eso que tenemos que recuperarla… Además, ella es familia de Michael y Devlin. Cuando se enteren de esto, van a estar destrozados. Hay que volver a la base y planear un rescate. A mí también me duele la muerte de Harold, pero si nos quedamos aquí no estaremos ayudando a nada, y eso no nos lo podemos permitir. Tenemos que hacer algo… para honrar a Harold, para salvar a Julie, y para tranquilizar a Michael y a Devlin.

    — Sí… entiendo bien, Gwyn — Thomas no cesaba su llanto, ya que sabía que ese sería el último adiós a su amigo y compañero — Lo lamento, Harold. Black Meteor va a pagar por esto… te lo prometo.

    Los tres soldados el Zenith que quedaban con vida se marcharon de la ciudad, puesto a que no tenían nada más que hacer allí. Sus enemigos los habían derrotado, y uno de los suyos había muerto. Todo fue una derrota absoluta para ellos. Lo que correspondía era viajar hacia la base para poder poner al tanto a su equipo sobre lo ocurrido allí.

    En el viaje de vuelta, los pensamientos de Thomas solamente lo atormentaban más. Él supo, desde que escuchó que Julie estaba con Black Meteor, que tenía que disculparse con ella y con Harold también, dado a que fue a causa de él que ellos terminaron siendo atacados por el enemigo. Les debía una disculpa sincera, y estaba listo para dárselas una vez que lograra devolver todo a la normalidad. Pero tras lo que hizo, eso ya no podría ser. Harold se encontraba muerto, y Thomas nunca tendría la oportunidad para pedirle perdón por eso.

    — ¿Qué clase de soldado hace esto? — reflexionaba mientras emprendía el viaje de regreso a su base — ¿Qué clase de soldado entrega a sus compañeros al enemigo?

    No tenía idea de cómo lo iba a explicar todo a Richard, ni a Michael, ni a Devlin. Sabía que, si llegaba a decir algo, lo expulsarían del equipo o bien podrían incluso lastimarlo. Él sentía miedo de la reacción de ellos, y de las consecuencias que terminaría por sufrir, y es por eso que decidió que lo iba a callar.

    — No puedo decirles eso. No ahora… Pero no me puedo llevar esto conmigo a la tumba. Ellos tienen que saber qué es lo que hice.

    Para Thomas, el día no podía empeorar mucho más.

    […]

    En el medio de la noche, mientras se encontraba en la base que su equipo había tomado, el soldado se vio invadido por la tristeza y el llanto cuando veía el sufrimiento de sus compañeros nuevamente. Michael y Devlin se encontraban de rodillas frente al cadáver de Julie, quien tenía el cuello roto. Tal y como el comandante enemigo les había dicho, ella fue asesinada por él. Michael y Devlin reaccionaron con furia al enterarse, pero no derramaron lágrimas hasta no haberla visto.

    Thomas miró a su alrededor y vio las expresiones de todos los que lo acompañaban. Michael y Devlin lloraban sin consuelo al ver que su prima les había sido arrebatada. Gwyn y Erin, sus parejas, además del sufrimiento que les causaba verlos a ellos en ese estado, se veían invadidas por la tristeza por haber perdido a una amiga tan buena como Julie. Zoey y Agustina, por otro lado, intentaban encontrar algún consuelo para la pérdida de su amiga. Thomas recordó que ellas tres habían ido a la misma academia, y que eso habría hecho que formaran un vínculo de amistad. Todos sus compañeros apreciaban a Julie, y él no era la excepción. Y a causa de su decisión, ahora ella ya no estaba.

    La muerte de Harold dejó a Zenith con un soldado menos, lo cual solamente debilitó al equipo. Si su compañero hubiera estado con vida al momento del ataque, Black Meteor no le habría quitado la vida a alguien más. Y en el peor de los casos, en los que ese desenlace hubiera ocurrido, no sentiría una responsabilidad y una culpa tan grande.

    — ¡Debemos irnos, ahora! — el comandante Richard, quien no se veía afectado por la pérdida de una de sus soldados, o al menos, no lo dejaba ver, ordenó al equipo retirarse — ¡Hay que llevarnos los recursos antes de que los explosivos que colocaron exploten y el edificio se nos venga abajo!

    Thomas supo que era el momento de que hiciera algo, por lo que ayudó al comandante a preparar todos los vehículos para la huida de la base, para luego pasar a ayudar a los demás a continuar y moverse. El soldado se acercó a Michael y a Devlin y les dijo algo para poder hacerlos reaccionar.

    — Chicos… — Thomas se sentía terrible por lo que iba a decir — Tenemos que mover a Julie de aquí rápido. O de lo contrario, su cuerpo será sepultado bajo los escombros. Yo los ayudaré a moverla.

    — ¿De verdad harías eso por nosotros? — Devlin no apartaba la vista del cuerpo de su prima.

    — Si morimos aquí, su muerte no tendrá sentido — Thomas nunca en su vida se imaginó diciendo esa clase de cosas — Sé que esto no hará que se sientan mejor, pero es lo único que puedo decir por ahora.

    — De acuerdo, ayúdanos a apartarla de aquí — fue la contestación de Michael.

    El soldado apoyó a sus compañeros en una tarea que era muy difícil para ellos. Entre los tres, tomaron con delicadeza el cuerpo de su compañera fallecida en manos del comandante y se la llevaron de la base para ponerla a salvo de las explosiones que la terminarían derrumbando. Mientras lo hacía, él soldado vio la expresión del rostro de su compañera y pudo notar que era la misma que Harold tuvo en el momento en el que lo encontró.

    El recuerdo tan horrible de ver morir a alguien que formaba parte de su mismo equipo revivió, y ahora era mucho más difícil de afrontar que antes. En el momento en el que el soldado y los hermanos Umcali colocaron el cuerpo de la chica en el suelo, Thomas sentía que su corazón se quebraba. Él iba a volver a casa, pero Julie y Harold no. Sus familiares y amigos no los volverían a ver, y solamente tendrían fotos para recordarlos. Jamás en su vida se había sentido tan miserable como antes.

    Su mente quedó en blanco, y empezaba a moverse sin pensar en lo que hacía, y sin darle atención a sus alrededores, como si se encontrara en alguna especie de trance. Para cuando se dio cuenta, él se encontraba arriba de uno de los vehículos, abandonando la zona. El soldado se encontraba junto al comandante Richard, algo que lo sorprendió, dado a que no recordó haberse subido al mismo vehículo que él.

    Antes de que su mente pudiera reaccionar por completo, se escuchó el ruido de una explosión muy fuerte, cosa que lo sorprendió, puesto a que no creyó que serían tan estruendosas.

    — La base se derrumbará por completo, lo que quiere decir que no quedará evidencia de que estuvimos allí — comentó Richard al soldado que lo acompañaba — Si podemos salir rápido de aquí, no seremos descubiertos. Black Meteor no tendrá esa misma suerte.

    — Perdimos a otro soldado — Thomas pensaba con tristeza en Ace, quién se quedó allí para luchar junto a Morris Grant, el comandante a cargo del equipo de Black Meteor — No hay manera de que Ace haya sobrevivido a la pelea… — el soldado entonces se dio cuenta de algo en lo que no pensó al momento en el que se separaron de él — Debí haberme quedado yo ahí, para poder morir en vez de él… Al menos, esta vez no fue culpa mía.

    Si bien, Thomas y Ace no habían llegado a estrechar una relación muy cercana debido al poco tiempo que este último estuvo en Zenith, lo cierto era que tener un compañero muerto más le resultaba muy desalentador. Sin embargo, antes de que pudiera pensar en él por más tiempo, el soldado sintió una sensación horrible al percatarse de algo.

    — Espere un momento — Thomas quería que Richard considerara algo importante — El comandante Morris debe seguir con vida.

    — Honestamente, Thomas, no creo que ninguno de los dos haya sobrevivido — Richard contestó con pesimismo — Ambos deben estar bajo los escombros ahora mismo.

    — Pero piense en lo que pasará si Morris no ha muerto — Thomas se lo quería hacer entender — Escapará de vuelta a Black Meteor.

    — La misión terminó, y nosotros tenemos los recursos — comentó el comandante ante lo que su soldado decía — Morris puede estar vivo o muerto y eso no hace ninguna diferencia.

    — Ahora, pero ¿qué pasará en el futuro? — Richard lo miró de reojo mientras conducía — Si Black Meteor obtiene los recursos que necesita para partir al espacio en algún momento, ellos podrían encontrarse con nosotros. Si tenemos la oportunidad de eliminar a su comandante para debilitarlos más, tenemos que usarla.

    — ¿Qué es lo que quieres hacer? — preguntó Richard — ¿Quieres enfrentarte directamente al comandante de Black Meteor?

    — Luché contra Ace en el pasado, y perdí — contestó Thomas con sinceridad — No tengo oportunidad de pelear contra Morris y ganar. Pero no necesito pelear. Me llevaré un vehículo y lo atropellaré, y si sigue con vida después de eso, lo aplastaré.

    El comandante se vio impresionado por la forma de pensar de Thomas. No solamente en la forma que podría usar para asesinar a su enemigo, sino también en lo considerado que era en la posibilidad de que este hubiera sobrevivido al encuentro con Ace. Viendo que los argumentos de Thomas parecían ser bastante sólidos, y considerando mejor la posibilidad de que Morris hubiera escapado del edificio tras matar a Ace, el comandante le dio el visto bueno al soldado para hacer lo que quisiera.

    Richard encendió las balizas de su vehículo y obligó a todos a que se detuvieran. El resto de soldados se detuvo creyendo que algo malo pudo haber pasado, y se empezaron a preocupar. Una vez que su comandante les explicó todo a la perfección, se dieron cuenta de que el plan de Thomas tenía bastante sentido. Su comandante decidió darle un vehículo a Thomas, por lo que tomaron el vehículo con menos recursos y los movieron al vehículo que Richard estaba usando. De esa forma, Thomas tendría pocos recursos en el vehículo que iba a utilizar.

    Antes de subirse a él y marchar de vuelta a la base, el comandante Richard le dijo algo en su oído.

    — No te arriesgues a perseguir a los demás soldados que escaparon — susurró Richard — Solo acaba con el comandante. Y si ves que está rodeado por otros soldados, retírate de inmediato. No podemos perder estos recursos.

    Thomas asintió sin decir una sola palabra y subió de inmediato a su vehículo, para luego ponerlo en marcha y emprender su camino hacia la base. La noche era bastante oscura, pero las luces del auto se encargaban perfectamente de la iluminación. El soldado continuó su reflexión en silencio por unos minutos hasta que llegó hasta la base militar que habían tomado como su centro de operaciones en la misión de saqueo del país. Con la luz de su vehículo pudo ver perfectamente los escombros restantes de la estructura, y se asombró al ver que una gran parte del lugar se había derrumbado.

    — Pudieron habernos sepultado a todos si no hubieran tenido que robarnos los recursos — pensó Thomas, horrorizado ante la idea de que esa noche pudo haber sido la última de sus vidas para él y sus compañeros.

    Sin deseos de perder más tiempo en eso, Thomas prosiguió con su búsqueda. Decidió rodear la base con su vehículo para ver si podía encontrar algún indicio de la dirección que pudo haber tomado el comandante enemigo. Sin embargo, la búsqueda que él quería hacer se vio interrumpida cuando vio a alguien tirado fuera de la base. El soldado acercó su vehículo al lugar y gracias a las luces de los faroles pudo ver que quién estaba tirado allí era Ace.

    El soldado bajó de su vehículo y se acercó a él, y tras tomarle el pulso, se dio cuenta de que su compañero continuaba con vida. Eso lo dejó bastante asombrado, al mismo tiempo que le dio más esperanza.

    — El comandante Morris nunca se iría sin matarte después de lo que le hiciste — pensó Ace al verlo — Y si tú estás vivo… ya lo comprendo.

    Tragó saliva tras darse cuenta de todo lo que había ocurrido.

    — Pudiste matar a un comandante de Black Meteor — Thomas no dejaba de asombrarse por eso — Te vi luchando junto a Devlin y Erin, pero no creí que estaría tan débil como para que pudieras matarlo tras eso.

    Sabiendo que no tenía que quedarse quieto en ese lugar, Thomas tomó a su compañero y lo subió al vehículo, en el asiento del copiloto. Para mayor precaución, le puso el cinturón de seguridad a Ace. Los caminos estaban bastante desiertos debido a la reducción que hubo de la población tras la Catástrofe, pero mejor era prevenir que lamentar. Thomas puso su vehículo en marcha y se puso en camino a reencontrarse con sus compañeros. Por el espejo de la izquierda miró por última vez los sombríos escombros de su base, recordando las cosas que hizo durante la misión.

    […]

    Una noche, Thomas despertó en su casa sobresaltado, dejando salir un grito de horror como muestra de eso. Ese grito fue bastante fuerte, por lo que terminó despertando a todas las personas de la casa.

    — Cariño, ¿estás bien? — Thomas escuchó la voz de su madre detrás de la puerta de su habitación.

    — Sí, mamá — contestó Thomas, algo desanimado — Solo fue una… pesadilla…

    — Duerme bien, cariño — saludó su madre antes de marcharse.

    Thomas se recostó de nuevo, y quiso cerrar los ojos para volver a dormir, pero le era imposible. Habían pasado dos días desde que la misión había terminado, y uno desde el funeral de sus compañeros para honrarlos por haber entregado sus vidas por el país.

    Thomas no dejaba de pensar en ellos. Él ahora estaba en su casa con sus padres, mientras que Harold y Julie se encontraban bajo tierra, en un cementerio, mientras que sus familias de seguro estarían llorando por su pérdida. Thomas no podía vivir con eso. Si él se sentía destrozado, no podía imaginar lo que debían estar atravesando los demás amigos y familiares de ellos. Él vio en primera persona como Michael y Devlin sufrían el haber perdido a su prima, y todo porque él tomó una decisión fatal.

    Las lágrimas salieron de sus ojos, y no cesaron hasta que el soldado se quedó dormido.

    […]

    De golpe, Thomas se encontró frente a un gran paredón que dividía el camino en solo dos posibilidades: la izquierda o la derecha. El soldado no sabía lo que estaba pasando, y se confundió aún más al ver a Harold y a Julie con vida, acompañándolo. No sabía que era lo que estaba pasando, pero pudo notar que estaba en el momento en el que su decisión egoísta lo había arruinado todo, y tenía la oportunidad de arreglarlo.

    Harold, Julie, escuchen — Thomas estaba decidido — Ustedes vayan por ese lado — el soldado señaló a la derecha — Yo me iré por aquí — apuntó a la izquierda — ¿Les parece bien?

    Por supuesto — contestó Harold.

    Ten cuidado si vas a ir solo — contestó Julie.

    Thomas emprendió su camino hacia la dirección contraria a la que había marchado originalmente. Esta vez, sería él quién se encontraría en una emboscada de parte de los enemigos, y sus compañeros estarían a salvo. Thomas supo que no tendría oportunidad, dado a que recordó por relatos de Harold y Julie que Ace, Natasha y Stuart los habían atacado. No había forma de que él pudiera sobrevivir a una pelea de tres contra uno, y menos si Ace era uno de los enemigos que debía enfrentar.

    Yo moriré, pero ustedes vivirán — Thomas se sentía angustiado, pero a la vez, bastante alegre — Mi error me matará, pero solamente a mí. Así es cómo debió haber sido, y así está perfecto.

    Sus piernas se movían al frente sin parar. Prestaba atención a todos los muros que lo rodeaban, dado a que sabía que sería atacado en cualquier momento. Si iba a morir, al menos intentaría dar pelea, y para eso, no se debía dejar capturar.

    La caminata continuaba, pero nadie se le aparecía, cosa que le parecía extraña.

    ¿Dónde están? — Thomas no sabía qué era lo que estaba ocurriendo — ¿Tanto tardaron en atacarlos? ¿O acaso me están ignorando? ¿Será que, al no ser su objetivo, decidieron dejarme pasar?

    Invadido por el miedo de pensar que sus enemigos pudieron haberse escabullido de él para perseguir a Harold y a Julie, Thomas se dio la vuelta y decidió correr de vuelta por dónde había venido. La velocidad de sus piernas era bastante más rápida de a lo que estaba acostumbrado. El miedo le daba un motivo para avanzar mucho más rápido, y ciertamente, lo estaba aprovechando.

    Al llegar al paredón en donde los tres se dividieron, Thomas pudo ver, con horror, que los cuerpos de Harold y Julie se encontraban allí. Luego de que un escalofrío recorriera su cuerpo de arriba abajo, el soldado avanzó hacia ellos para revisar que se encontraran bien, y claramente, no era así. Sus dos compañeros yacían muertos delante de él. Sus cuerpos se encontraban de la misma forma en la que Thomas los había encontrado cuando lo hizo antes. Al acercarse, notó que Harold tenía su cuerpo lleno de heridas, de las cuales brotaba mucha sangre. Julie, por su parte, tenía el cuello roto. Y los dos tenían la misma expresión. Nuevamente, sus compañeros habían muerto.

    ¡No! — Thomas no lo comprendía — ¡Yo fui a la izquierda! ¡Yo fui hacia la emboscada! ¡¿Por qué ellos están muertos?!

    Cometiste un error — desde detrás de él, Thomas escuchó una voz y sintió un miedo terrible.

    El soldado del Zenith pudo ver una silueta oscura al momento en el que se dio vuelta.

    ¿Qué error cometí? — Thomas no sabía de quién era esa silueta, pero no le importaba — Ace, Stuart y Natasha estaban a la izquierda. Yo fui en esa dirección. Yo debí haber muerto.

    No dijiste lo que sabías — la silueta contestó fríamente al acercarse a él.

    ¿De qué estás hablando? — Thomas no quiso moverse, a pesar del miedo que sentía al ver una silueta extraña acercarse a él — Yo sabía que Black Meteor se encontraba en la dirección izquierda. Les dije a Harold y a Julie que se fueran por la derecha para que me emboscaran a mí.

    No puedo creerlo, realmente eres un estúpido — dicha silueta se paró frente a él, causando pavor en el soldado — Black Meteor iba a emboscar a Julie para poder modificar su memoria y así obligarla a matar a Harold. Ellos no iban a emboscar al soldado que fuera en la dirección izquierda. ¿Acaso no te diste cuenta de eso? Te vieron avanzar, y te pasaron de largo. No tenías que enviarlos en la dirección contraria, tenías que advertirles que ellos iban a ser atacados. Lo sabías, y no dijiste nada al respecto. Volviste a enviarlos a su muerte.

    ¡No! — Thomas cayó de rodillas al suelo — ¡Maldición! — tras ese grito, el soldado comenzó a golpear el suelo — ¡Maldición! — repitió su acción — ¡No puedo creerlo! ¡¿Qué hice?! ¡¿Qué mierda hice?!

    Arruinar tu segunda y última oportunidad de corregir tu equivocación — contestó la silueta, comenzando a desvanecerse ante la vista de Thomas — Eso hiciste.

    Espera… — Thomas comenzó a asustarse al ver como esa silueta misteriosa se estaba desvaneciendo.

    No se volverá a repetir, Thomas. Tuviste tu oportunidad, y la dejaste pasar. Ahora tendrás que vivir con esto.

    ¡No, espera! — Thomas quiso hablar antes de quedarse solo — ¡Cambia las cosas! ¡Has que Black Meteor me mate a mí, y que ellos dos estén vivos! ¡Yo soy quién merece morir, y no ellos! ¡Ellos merecen estar vivos, respirando, con los pies sobre la tierra y ser felices! ¡Yo soy el que merece pudrirse en un cementerio!

    Eras el único que podía corregir este error, Thomas. Y no lo hiciste. Si no quieres que esto vuelva a pasar, entonces hazte responsable de las decisiones que vayas a tomar a partir de ahora. Piensa bien antes de actuar. Y si no eres capaz de hacerlo, entonces deja que otros lo hagan.

    Ante la vista de Thomas, la silueta finalmente terminó de desvanecerse por completo.

    […]

    Thomas abrió los ojos, solo para darse cuenta de que todo lo que había vivido no había sido más que otra pesadilla. Nunca tuvo una oportunidad para traer de regreso a Harold y a Julie, y lo único que había recibido era un recordatorio del grave error que había cometido. A pesar de que no supo nunca de quién era esa silueta extraña, supo que todo lo que había escuchado de ella era verdad.

    — Si no quiero que vuelva a pasar… — Thomas recitaba de memoria esa frase particular — Me haré responsable de las decisiones que voy a tomar. Y si no soy capaz de hacerlo, entonces debo dejar que otros lo hagan…

    […]

    — Ace debería ser nuestro líder — Thomas miró fijamente al comandante Richard al momento de decir eso.

    Sus palabras tomaron por sorpresa a todos los presentes en la sala, sobre todo porque Michael, quién había competido por Thomas por el puesto de líder, había opinado lo mismo que él.

    La misión para explorar el espacio exterior había dado inicio, y nada más comenzar, el comandante Richard decidió poner una votación para que se decidiera quién de todos ellos sería el líder del equipo, para que fueran los soldados quienes pudieran elegir. Apenas tuvo la oportunidad, Thomas dio su voto a su compañero, sabiendo que él era la mejor opción para el puesto.

    — Si no soy capaz de tomar decisiones, entonces debo dejar que otros lo hagan — esas palabras continuaban presentes en la mente del soldado.
     
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola. Paso a comentar este nuevo especial.

    Debo felicitarte, Rey. Este es el mejor especial y es el que más me ha gustado hasta el momento. Me encantó los cambios de escena, el punto de vista de Thomas y las emociones que presentó a lo largo del capítulo en los distintos eventos.

    En la historia principal se nos da una pequeña probada de lo arrepentido que está Thomas por la muerte de sus compañeros, pero en especial por la mal decisión que tomó. Pero en este capítulo se profundizar mucho más dentro de su mente y nos hace ver las cosas como él las ve. Sintiéndose mal, arrepentido, deseando su propia muerte y queriendo cambiar sus decisiones.

    Thomas es uno de los personajes que más ha evolucionado a lo largo de LGC. Y es esta decisión egoísta la que lo ha marcado hasta el día de hoy, y probablemente hasta su muerte. Puedo decir con toda seguridad que Thomas es el soldado que más ha sufrido en toda la historia, porque debe ser terrible ver a tus propios amigos muertos por culpa de una decisión egoísta solo por querer ser la persona que da las órdenes.

    Este capítulo ha hecho que Thomas forme parte de mi lista de personajes favoritos. Te enviaré el top actualizado para que lo tengas en cuenta en tu investigación XD.

    Esto es todo por el momento. Solo me queda volver a felicitarte y decirte que espero el próximo especial. Veremos si el próximo logra superar este capítulo. Saludos.
     
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  13.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Saludos amigo, al margen de que haya sido informativo o no, ha sido un gran capítulo. Creo que Thomas tuvo una gran trama y el peso de lo que hizo, ahora mejor explicado aquí, lo corrabora. Se siente la angustia del personaje y cómo ello lo consume, por lo que te aplaudo por eso. Podría explayarme más pero cómo sabes, comento desde el móvil y con datos XD así que no serán comentarios largos ls que veas de mí. Te felicito por el capítulo, hasta el próximo.
     
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  14. Threadmarks: Ace - Pasado, presente y promesa
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Ciencia Ficción
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    15
     
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    Saludos. Voy a publicar el siguiente capítulo especial. Zurel Resistance , agradezco bastante los comentarios que hacen a estos capítulos. Estoy seguro de que les va a encantar este capítulo. Es de mis capítulos favoritos, y espero que también sea favorito de ustedes. Con todo esto, ya se deben estar imaginando de quién es este capítulo XD. Para no distraerlos más, los dejaré leer en paz. Ya luego ustedes serán los jueces.


    Ace – Pasado, presente y promesa

    — Su niño tiene un corazón sano — un doctor analizaba los estudios que tenía en frente, mientras miraba a un hombre, el cual se encontraba sentado en una silla mientras cargaba a un niño de cinco años de edad encima — Con este, sus estudios ya están completos. Puede inscribirlo en una academia militar sin problemas.

    — Gracias, doctor — Morris, comandante de Black Meteor recibió en mano los análisis que el doctor le estaba entregando — Esto ya es lo último que necesitaba. Ya no lo molestaremos más a partir de ahora.

    — No ha sido una molestia, comandante, créame — contestó el doctor, estrechando la mano del hombre — Hizo bien en traer al niño con nosotros antes de inscribirlo a una academia militar. Muchos padres no lo hacen, y aunque no haya habido casos de chicos que hayan sufrido de algún problema por no hacerse los estudios correspondientes, no es conveniente tentar a la suerte.

    — Esto será todo de mi parte, doctor, buena suerte en su trabajo — contestó el comandante, que, tras estrechar la mano del profesional de la salud, se puso de pie y comenzó a caminar junto a su hijo para salir del consultorio.

    Morris y Ace caminaban hacia la salida del complejo, con el niño tomando las manos del comandante mientras caminaba feliz a su lado. Morris miraba de reojo a Ace, como si algo lo preocupara. Tenía que mirar al frente para no chocar en contra de nadie, puesto a que el consultorio estaba lleno de profesionales y pacientes que iban de un lado a otro, pero a pesar de eso, no podía ni quería apartar la vista de su hijo.

    Finalmente, el hombre y el niño salieron del lugar, para emprender camino al estacionamiento amplio, lleno de autos, pero con bastantes plazas vacías para poder estacionar. El comandante abrió las puertas de su vehículo, y luego él y Ace se subieron a él. Ace se sentó en los asientos de atrás, mientras que Morris tendría que conducir el vehículo. El auto que tenía ahora contaba con piloto automático, pero el comandante disfrutaba mucho de conducir, por lo que no lo activaba casi nunca. Al emprender el rumbo de vuelta a casa, Morris supo que tendría que llenar todos los papeles para poder enviar a Ace a alguna academia militar.

    El niño se quedó viendo por la ventana mientras su padre conducía el auto, hasta que eventualmente, le quiso hacer una pregunta.

    — ¿Papá? — el chico quería saber si el comandante estaba atento.

    — Dime, cariño — Morris contestó con un tono amable — ¿Te duele algo? Podemos volver al consultorio si es así.

    — No, no me duele nada — contestó el niño, mostrándole una sonrisa para demostrarle que se encontraba bien — Quiero saber algo. ¿Qué es una academia militar? Escuché que el médico dijo algo de eso.

    — Es un lugar en donde aprenderás muchas cosas — contestó su padre.

    — Creí que tú me ibas a enseñar a mí — el niño no se sentía cómodo con esa respuesta — ¿Me van a tratar bien en esa academia militar?

    — Claro que te van a tratar bien — Morris trató de sonar tranquilo con su respuesta — Y yo también voy a enseñarte más cosas en casa. Es solo que las academias están a cargo de instructores, y yo no soy un instructor, soy un comandante. Es por eso que debes ir.

    — Ya entiendo — Ace se tranquilizó un poco por escucharlo — ¿Tú vas a tener tiempo para enseñarme las cosas que me dijiste?

    — Si no lo tengo, lo crearé — le contestó Morris, mostrándole una sonrisa al niño — No te dejaré solo, Ace.

    — Extraño a mamá… — esa frase dejó paralizado a Morris.

    Ace notó que su padre no contestó al instante luego de que él dijera esa frase, y eso le llamó mucho la atención. Morris, por su parte, no sabía cómo reaccionar ante aquella frase recibida. Al principio, algo dentro de él ocasionó que se sintiera mal por las palabras de Ace, pero luego respiró aliviado.

    — Yo también la extraño — Morris no dejaba de pensar en esas palabras, pero sabía que tenía que responder — Pero estoy seguro de que ella estaría feliz de verte convertido en un soldado sobresaliente. Su hijo liderará a Black Meteor a descubrir el misterio que la humanidad desea resolver. Esté donde esté, estaría orgullosa de eso.

    — ¿Tú vas a estar orgulloso cuando yo regrese con las respuestas a…? — Ace se quedó pensando por un momento — La Gran Catástrofe, ¿verdad?

    — Así es, ese es el nombre — contestó Morris a lo dicho por Ace — Y no es necesario que lo preguntes. Cuando eso pase, yo voy a estar muy orgulloso de ti.

    […]

    Ace había conducido con su motocicleta hasta un callejón, en medio de una ciudad abandonada en plena noche. No había ni una sola luz en el lugar, más allá de la que producía su vehículo, la cual era suficiente para lo que él quería hacer. El soldado se quitó la chaqueta de Black Meteor que formaba parte de su uniforme en la misión. Debajo de dicha chaqueta solamente tenía una pequeña camisa negra de mangas cortas, pero que no tenía ni una sola marca o escrito que identificara que fuera de Black Meteor.

    — Orgulloso de mí… — Ace pensaba mientras miraba la chaqueta que se había quitado — ¡Me abandonaste, maldito bastardo de mierda! — sabiendo que nadie lo escucharía, comenzó a gritar para desahogarse — ¡Jugaste con mi mente, y solo me usaste como si fuera una basura! ¡Ni siquiera sé mi verdadero nombre!

    Harto de toda esa situación, Ace decidió tirar su uniforme cerca de un pequeño contenedor de basura que había cerca. Una vez que lo había hecho, el soldado apagó el motor de su motocicleta, para así no tener que desperdiciar más combustible al tenerla encendida.

    El soldado se sentó en el suelo, recargando su espalda contra la pared, sin tener la más mínima idea de lo que debía hacer después de eso. Pensamientos y recuerdos de sus compañeros empezaban a llegar a su mente, principalmente de una conversación que había tenido con una de sus compañeras.

    Eres un buen líder — le decía Natasha, mientras se mantenía aferrada a él — Pero quiero que seas algo más. Que ambos seamos algo más.

    Lo seremos, pero tenemos que esperar a que la misión termine — Ace le contestó.

    El ahora ex soldado de Black Meteor sentía lástima por lo que acababa de pasar. Desde que le explicó a Natasha la situación en la que estaba, ella había sido muy comprensiva con él. Manifestó los sentimientos que tenía, pero siempre estuvo dispuesta a respetar su deseo de esperar a que la misión termine antes de que pasaran a tener una relación oficial.

    Debido a que había hecho un trato con el enemigo para garantizar su supervivencia, Black Meteor lo consideraría un traidor, y claramente, ya no tendría forma de regresar para explicarle lo sucedido a Natasha. Ace no podía evitar sentir un mal sabor de boca al pensar en cosas como esa.

    — Morris Grant solo me usó como una herramienta — pensaba el soldado recordando a Natasha — Eso quiere decir que tú fuiste la primera persona que me quiso de verdad, sin ninguna intención oculta… Prometí que estaría contigo cuando esta misión terminara, pero para mí ya se terminó — un par de lágrimas empezaron a caer por el rostro de Ace mientras su mente no podía encontrar la forma de olvidarse de su compañera — Natasha, lo siento.

    El soldado se quedó en ese lugar, en la misma posición durante un largo rato. Su llanto no duró mucho tiempo, y fue bastante más breve de lo que él creyó que sería. Pero no podía negar que, más allá de un pequeño desahogo, no había servido para nada más. Fue así que Ace recordó algo que él mismo había dicho antes de deshacerse de su uniforme.

    — Ni siquiera sé mi verdadero nombre — repetía para sí mismo — Supongo que ese sería un buen punto de partida…

    […]

    Ace avanzó con su motocicleta por las calles de una ciudad totalmente desierta. No se veía nadie caminar en los alrededores, y los edificios tenían una suciedad muy notoria encima. Al mirar a los alrededores, podía ver como algunas ratas y palomas transitaban por los costados del lugar, trasladando basura en sus bocas, como si fueran dueñas del lugar. El recorrido duró hasta que se topó con un edificio que tenía un nombre que llamaba mucho su atención.

    — “El hogar antes del hogar” — recitaba en voz alta al leer el nombre — Si no es aquí, no me quedará otra opción más que seguir buscando.

    El soldado detuvo su vehículo para luego apagar el motor. Quería cruzar la puerta que daba entrada a ese edificio en particular junto a su motocicleta, para así prevenir su robo en el caso de que la ciudad no estuviera tan desierta como parecía estarlo. Desafortunadamente para él, la puerta estaba cerrada, y no quería tener que forzarla para abrirla, dado a que no quería llamar la atención de nada ni nadie.

    Recorrió los alrededores del lugar en busca de una forma de entrar al edificio por una ventana o algún hueco, y se sintió muy afortunado al ver que un muro rodeaba el lugar, y que no había techo. Acercó su moto hacia la pared, y la utilizó para poder trepar el lugar. Finalmente, se encontraba dentro. Al acercarse a una puerta que daba entrada a las paredes interiores, el soldado notó que estaba abierta.

    — Se ve que solamente cerraron la puerta de entrada — pensaba mientras buscaba una oficina.

    Tras unos minutos buscando, el soldado logró llegar hasta la habitación que más se parecía una oficina, la cual era la recepción del lugar. Quiso encender las computadoras, pero no había electricidad en el lugar, llegando a la conclusión de que había estado cerrado por mucho tiempo ya. Antes de rendirse, se dispuso a buscar entre los papeles impresos para ver si encontraba algo que pudiera probar si él había estado alguna vez en ese orfanato.

    La búsqueda no le llevó mucho tiempo, puesto a que el primer papel que encontró correspondía a su registro. Él vio que el papel del frente tenía el nombre de Ace escrito encima, y aunque eso no confirmaba nada, sabía que era un comienzo.

    — Ace Lakor — leía en voz alta, intentando ver bien pese a la falta de luz — Edad que tenía al ingresar: cuatro años. Edad que tenía al marcharse: cinco años. Adulto o adultos encargados de la adopción: Morris Grant, de Black Meteor.

    El soldado sintió una alegría inmensa al haber dado con ese orfanato y que su primer intento fuera el correcto. Tras haber estado días sin saber siquiera cuál era su nombre real, mientras soportaba el tener que llevar el apellido de un hombre que solamente lo utilizó para beneficio propio como si él no fuera nada más que basura desechable, el soldado finalmente llegó a la verdad que buscaba, sin que le quitara mucho tiempo.

    — Mi nombre es Ace Lakor — pensaba mientras procedía a dejar el papel en el lugar donde lo había encontrado — Ya no tengo por qué seguir llevando el apellido de Grant. Mi verdadero apellido… la identidad que Morris me quitó… por fin lo tengo de vuelta…

    Satisfecho por haber hallado todo lo que necesitaba, al menos en ese momento, Ace regresó al patio del orfanato en el que había pasado un año de su vida, de acuerdo a los papeles encontrados allí. Para volver a saltar el muro y salir al exterior, tomó una silla que aún se encontraba tirada allí, y sin problema alguno, logró trepar por encima y abandonar el lugar.

    Con su moto a su alcance, el soldado la encendió para luego subirse a ella. El conflicto de su identidad se encontraba resuelto, por lo que lo único que le quedaba por hacer era pensar en qué debería hacer a partir de ese momento.

    — Pero por culpa suya, no soy nada más que un soldado — pensaba mientras comenzaba a recorrer las calles de la ciudad desierta — No tengo conocimiento para ser otra cosa. No tengo casa, ni trabajo, ni familia… mi nombre es lo único que tengo.

    Pero tan pronto como pensó en eso, una pequeña idea llegó a su cabeza, junto con el recuerdo de lo que vivió en los últimos días.

    — Mi nombre es lo único que tengo, y lo tengo gracias a ellos — Ace recordó el momento en el que Michael y Devlin hicieron un trato con él — Dijeron que me perdonarían la vida, y que me ayudarían a que yo pudiera aclarar las cosas con mi padre… y aunque yo era su enemigo, lo cumplieron.

    Al hacer un balance de la situación, el soldado llegó a la conclusión de que los soldados de Zenith, sus enemigos, a pesar de las hostilidades y de los motivos ocultos tras sus acciones, siempre fueron sinceros con él. Y que cuando llegó el momento de hacer valer su palabra, ellos lo hicieron.

    — Aunque fuera por conveniencia, ellos me trataron mejor que la persona que se suponía que era mi padre — el resentimiento en contra del comandante Grant invadió por completo a Ace — Ellos sí cumplieron con su palabra… Ellos fueron honestos conmigo — Ace sabía que si tomaba la decisión que tenía en mente, no habría vuelta atrás — Yo soy un soldado… y eso es lo que ellos necesitan si quieren enfrentarse al comandante Grant.

    Sin dudarlo por más tiempo, y sabiendo que sus opciones no eran tan numerosas como para darse el lujo de continuar con esa reflexión, Ace ya tenía en mente su próximo objetivo.

    — Si me aceptan, podré luchar para seguir siendo lo que soy. Al mismo tiempo que evito que el comandante Grant cumpla con su objetivo. Nada me podría hacer más feliz que arruinar todo el progreso que él logró hasta ahora, y obligarlo a regresar a Black Meteor llevando el fracaso a sus espaldas.

    Tentado totalmente por la idea de unirse al Zenith y así conseguir una nueva oportunidad para vivir luego de haber traicionado al país que lo había formado como militar, Ace ya supo cuál debía ser su próxima parada.

    […]

    La misión de saqueo de recursos había terminado. Tras una lucha de vida o muerte en contra de Morris Grant, Ace logró salir victorioso y ganarse la posibilidad de seguir respirando y ejerciendo su profesión, pero en lugar de luchar para Black Meteor, lucharía para Zenith.

    Debido a que era alguien que se acababa de unir hace muy poco, Magnus, líder del Zenith no le entregó una casa propia para él. Cosa que terminó llevando a Ace a vivir en una base militar junto al comandante Richard y algunos otros soldados que habían optado dejar sus hogares para poder estar cerca del lugar.

    En esos días que Ace llevaba en la base, había intentado acercarse a otras personas para poder formar algún vínculo con ellos. Sin embargo, las cosas no resultaron tan sencillas como él creía. Cada vez que se acercaba a alguien para entablar una conversación, lo único que recibía era una respuesta cortante de parte de los demás soldados, si es que ellos se quedaban en lugar de levantarse e irse a otro lugar apenas llegara.

    En el salón comedor de la base, había un total de tres chicos y dos chicas que parecían tener su misma edad, y a lo sumo serían un año mayor que él. Ace, quién tenía ganas de conocerlos mejor, decidió acercarse a la mesa en donde los cinco soldados estaban conversando al mismo tiempo que almorzaban. El recién llegado al Zenith se acercó a la mesa y los saludó a todos con cortesía.

    Hola — Ace levantaba la mano tímidamente — ¿Puedo sentarme a comer con ustedes?

    No veo que tengas algo para comer — contestó uno de los chicos, con un tono muy serio al responderle — ¿Acaso comes aire?

    Quiero asegurarme de que no tienen problema antes de ir a buscar algo de comer, no quiero estar paseando con la comida en la mano — contestó Ace, sintiéndose algo despreciado por la forma en la que le habían hablado.

    Supongo que no hay problema — otro de los chicos no lo miró al contestar — Pero apenas terminemos de comer, nos levantaremos y nos iremos. Tenemos pensado ir a comprar algunas cosas y luego ir a visitar a nuestras familias.

    Podría acompañarlos, hoy Richard me ha dado el día libre para descansar — Ace no quería ir con ellos, pero tampoco deseaba quedarse solo mientras sus compañeros se iban a sus casas.

    Mira, Ace, no queremos apresurarte para que comas — una de las chicas lo miró a los ojos, pero, aun así, sonaba muy fría — Nosotros pronto vamos a terminar de comer, y cuando terminemos nos iremos. Tú aún no tienes comida, y te podría caer mal si comes muy rápido.

    Está bien, entiendo — Ace supo que ellos no lo querían tener cerca, y se sentía mal por no haberse dado cuenta de eso tras la primera respuesta recibida — No los molestaré más.

    Algo apenado porque sabía que todos desconfiaban de él a causa de un pasado que no quería ni siquiera recordar, Ace tuvo que alejarse de ellos para no generarles más incomodidad. No se sentía con ganas de comer después de eso, por lo que empezó a caminar para salir del comedor.

    ¡Oye, ¿no tienes pensado comer nada?! — le gritó uno de los chicos que estaba sentado en la mesa.

    Realmente no tenía apetito — contestó Ace, sin levantar mucho la voz.

    El soldado pronto se dio cuenta de la intención de esa pregunta. Una de las chicas le dijo que ellos pronto se irían y que la razón por la que no querían que Ace comiera en la misma mesa era para que no se apresurara al comer para poder ir con ellos. De seguro, ellos vieron que él no iba a comer y se habrían preocupado de que el soldado decidiera esperarlos para irse con ellos. Temiendo que pudiera tener problemas por eso, decidió no irse del comedor y buscarse algo para comer en una mesa lejana a la que ellos compartían. Así estarían tranquilos de que él no los molestaría.

    Mientras se encontraba comiendo, Ace vio como los chicos y las chicas a los que se acercó, quienes se apresuraron a terminar de comer, se levantaron rápido sin siquiera limpiar la mesa y se fueron.

    No entiendo por qué desconfían así de mí — Ace se sentía excluido al observar esa actitud — Asesiné a un comandante enemigo… ¿No es suficiente para que me gane su confianza?

    Ace se encontraba recostado en la cama de su habitación, recordando ese momento vivido con los soldados de su misma edad, así como también la decisión de unirse al Zenith.

    — No imaginé esto — Ace levantó su mano derecha y la extendió, como si quisiera alcanzar algo — No esperaba ser recibido como un héroe o una estrella, pero al menos esperaba un trato más amable…

    De pronto, otro recuerdo más llegó a su mente. Uno que había tenido el mismo día que la misión terminó.

    Ace — el soldado salió de sus pensamientos cuando Julie le habló de forma tierna — Dime que vendrás a mi casa conmigo.

    El soldado supo que su compañera sentía gratitud hacia él por haber sido quien le restauró sus recuerdos para permitirle regresar con su familia, pero no sabía que ella realmente deseara tanto estar a su lado. Al verla, Ace se sentía cautivado por la belleza de Julie, sin mencionar la forma tan amable y dulce en la que ella le hablaba. El soldado supo que para una propuesta así solamente había una respuesta posible.

    Está bien — contestó con amabilidad — Lo haré. Lo prometo. Cuando entreguemos los recursos, quiero que me lleves a tu casa.

    El haber recordado eso provocó una nueva cadena de pensamientos en el soldado.

    — Natasha y Julie fueron buenas conmigo… — Ace recordaba con tristeza a sus ex compañeras — Y a ambas les hice una promesa que no pude cumplir. Ni siquiera tuve la oportunidad de explicarle todo a Natasha. Y tampoco pude proteger a Julie… Quizá es por eso que terminé en este lugar, y no recibo nada más que indiferencia de los demás. Las promesas son un compromiso importante, y yo no cumplí las mías con las dos personas que me trataron bien. Debería tener más cuidado con las cosas que prometo.

    […]

    Varios meses después, las cosas para Ace cambiaron. Magnus lo había elegido a él para formar parte de la misión de exploración espacial, y él formaría parte del grupo de Richard. En dicho grupo iban a estar todos los demás compañeros que estaban en la misión de saqueo de recursos: Michael, Devlin, Gwyn, Erin, Thomas, Agustina y Zoey.

    Cuando finalmente los vio de nuevo, Ace sintió alegría. Pese a que, cuando se unió a ellos, había varios que lo miraban en desconfianza, lo cierto era que, tras haber luchado junto a ellos, estos tenían cierto nivel de confianza para tratar con él.

    En el comienzo de la misión, cuando la nave se encontraba en órbita en el espacio exterior, poco tiempo después de haber salido del planeta Tierra, el comandante Richard llamó a todos los soldados para que realizaran una votación. El comandante quería un líder para el equipo en caso de que él sufriera de algún destino trágico, y para sorpresa de Ace, sus compañeros votaban por él, depositando su confianza en sus manos. El cambio de gente le trajo una buena sensación al soldado, quien pudo pasar de ser rechazado o ignorado por varias personas en su base a ser elegido como una persona confiable por el resto del equipo con el que pasaría la misión de exploración.

    Ace no solo se sentía querido, sino que también notaba un ambiente más animado. No era de extrañar que eso pasara, puesto a que ellos estaban en el espacio exterior, mirando las estrellas y recorriendo el universo en busca de las respuestas a la Gran Catástrofe. Un destino como ese era algo que estaba reservado a un porcentaje ampliamente menor al 0,5% de la humanidad, que ni siquiera podría soñar con despegar y dar la vuelta al mundo solamente.

    Aunque la alegría no fue tan duradera, puesto a que el grupo se encontró con un conflicto muy grande al momento en el que aterrizaron en el primer planeta para explorar en busca de respuestas. Un grupo de bestias hostiles que no respondían a palabras, con las que no se podía razonar, y que eran demasiado violentas y poderosas, los habían atacado. Una combinación de aspectos negativos en la forma de vivir de esas criaturas bestiales llevó al grupo a tener que huir hacia el interior de una cueva para refugiarse.

    Y tristemente para todos ellos, no todos pudieron salir con vida. Zoey, una de sus compañeras, no tuvo la suerte de poder sobrevivir junto a ellos, y su aventura junto a sus compañeros acabó cuando fue devorada por completo por las criaturas. El grupo entero sufría la pérdida, dado a que no solo era un evento triste, sino que también habían perdido a alguien para que pudiera ayudarlos a pelear más adelante en contra de estas bestias de gran tamaño.

    Ace no se veía muy afectado por el suceso. Pese a que Zoey era una chica simpática, y que no tenía nada en contra de él, el soldado ciertamente no llegó a formar una relación de amistad muy fuerte por ella. Le daba lástima su partida, pero no estaba tan desalentado ni apenado por eso. Sin embargo, cuando el grupo finalmente estuvo tras refugiarse en una cueva, Ace miró a su alrededor y notó que había alguien que sí se veía muy mal y se sentía aun peor por la muerte de Zoey.

    Al dirigirse hacia el hueco por el cual lograron escapar de las criaturas, el soldado pudo ver a una de sus compañeras, Agustina, mirando fijamente a través de dicho hueco. Al acercarse más, vio que ella tenía varias lágrimas en los ojos, claramente por la muerte de su amiga. Ace se acercó para intentar ayudarla.

    — Agustina, tenemos que ir con los demás — le decía el soldado, tratando de ser delicado puesto a que entendía que la chica debía sentirse asustada y entristecida por la muerte de su amiga.

    La chica no respondió a las palabras de su compañero, y se mantenía con la vista puesta en el hueco. Ace se acercó a ella y colocó su mano sobre su hombro.

    — Escucha, tenemos que seguir moviéndonos — le dijo Ace mirándola fijamente — No hay que separarnos de los demás — el resto del equipo se encontraba buscando una forma para poder salir de la cueva sin tener que cruzarse con las criaturas, y Ace no quería quedarse sin colaborar en esa tarea.

    — …Está bien — el soldado vio como la chica se quitó las lágrimas de sus ojos.

    La chica comenzó a caminar en dirección hacia donde sus compañeros se habían ido, mientras que Ace decidió asomarse por el agujero y ver a las criaturas, quienes no lo cruzaron, para asegurarse de que todo eso no era una trampa. Efectivamente, no lo era. Las criaturas ya no estaban ahí. Se habían alejado y habían desaparecido de la vista del soldado. Ace no sabía si sentirse aliviado de que sus perseguidores se habían alejado, o aterrado de pensar que el motivo para alejarse era porque en dicho lugar pudiera residir algo más peligroso. Sin intenciones de quedarse alejado del resto del grupo, Ace se acercó a sus compañeros. El soldado no podía dejar de ver a Agustina. Su compañera tenía la mirada perdida, y avanzaba a paso lento y con la cabeza baja.

    — ¿Necesitas ayuda? — Ace se sentía con obligación de preguntar.

    — Zoey era mi mejor amiga — respondió Agustina, recordando todas las veces que hizo equipo con ella — Esas bestias la mataron, como si no fuera nada… nuestras armas no fueron suficientes para detenerlas. No quiero quedarme aquí para ver cómo nos matan al resto de nosotros — tras decir esas palabras, algunas lágrimas empezaron a correr de sus ojos, pero eran lágrimas de miedo, y no de tristeza — Lo único que quiero ahora mismo es salir de aquí.

    — ¿Quieres regresar a la Tierra y dejar la misión? — preguntó Ace muy curioso por las palabras de su compañera.

    — No, no quiero abandonar la misión — Agustina se sentía un poco ofendida por la pregunta de Ace — Pero este lugar no es seguro. Solo quiero regresar a la nave y salir de aquí… Pero esas criaturas no nos van a dejar…son demasiado fuertes, y nos van a matar a todos nosotros.

    — Eso no va a ocurrir — Ace dijo esas palabras intentando tranquilizarla — Escucha, te prometo que voy a buscar una forma de llevarte a la nave con vida. Esas criaturas no van a lastimarte.

    Sin haberse dado cuenta, dado a que se encontraba abrumado por todas las cosas que estaban ocurriendo al mismo tiempo entre la llegada al planeta, el ataque de las criaturas y esa cueva extraña a las que las bestias tan temibles que los atacaron no se atrevían a entrar; Ace terminó haciendo una promesa. No había reparado en las palabras que había dicho, hasta que estas dejaron sus labios.

    Sentía que lo único que había hecho al decir eso fue nada más que volver a cometer un error. Ace pronto recordó algo que Agustina había dicho hace unos días atrás, un día después de que la votación con la cual se elegiría a un líder, la cual terminó con victoria para Ace, se había llevado a cabo.

    Dime, hay algo que quiero preguntarte — le decía el soldado a su compañera.

    ¿Qué es?

    Ayer, cuando elegían al líder del equipo, tú fuiste la tercera en votar, y decidiste votar por mí — explicaba Ace, dejando en claro a dónde quería llegar con eso — Creo saber por qué Thomas, Michael, y Devlin decidieron votar por mí. Pero no tengo idea de por qué tú lo hiciste.

    Te elegí porque eres la mejor opción — le respondió Agustina llamando la atención de Ace — Cuando Julie desapareció y fue capturada por ustedes, Thomas y Michael empezaron a pelear. Esa conducta no me gustó para nada, en ninguno de los dos. No recuerdo quien empezó la pelea, pero era obvio que era por el liderazgo. Verlos a ellos pelear por algo así cuando una compañera estaba desaparecida me dio malas impresiones de ambos. No son malas personas ni malos soldados, pero creo que el puesto de líder les queda fuera de alcance.

    ¿Pero por qué yo? — Ace entendía una parte de lo que ella narraba, pero aún había algo que debía entender — Apenas me conoces como para elegirme como líder.

    Devlin nunca ha demostrado la personalidad suficiente como para ser el líder — le explicaba su compañera — Y las otras chicas tampoco lo han hecho. Aún recuerdo el día en que tú, Natasha y Stuart nos ganaron a mí, a Michael, a Devlin y a Julie. Eran tres contra cuatro, y nosotros perdimos. Creo que eso habla muy bien de tu capacidad de liderazgo. Además, cuando te nos uniste, nunca pediste ser el líder del equipo, demostrando que no te pasará lo mismo que a Thomas o a Michael si no te eligen para eso.

    Vaya, no tenía idea que pensaras de esa forma — respondió Ace muy asombrado, dado a que no se dio cuenta de que había actuado de esa manera — Intentaré demostrarte que puedo ser confiable.

    Ya lo has demostrado — le respondió Agustina sonriéndole a su compañero — Confío en ti más que en cualquiera.

    Su compañera había sido sincera con él al momento de elegirlo, y era responsabilidad de Ace dar sustento a esa confianza. Pese a lo que ella pudiera decir en el momento en el que viajaban a bordo de la nave, Ace supo que tenía que demostrar las cosas en el momento en que se pusieran difíciles. Pero no quería, ni tampoco tenía la intención, de realizar una promesa a su compañera.

    Al igual que Natasha y Julie, Agustina había tenido una buena actitud con él, siendo totalmente sincera y resaltando buenas cualidades con él cuando Richard les dio la oportunidad de elegir a un líder para la misión. Y el soldado, al igual que las dos veces anteriores, hizo una promesa con ella. La única diferencia es que esta promesa no involucraba un momento de calma al culminar la misión, sino que se trataba de una situación crítica con la misión en proceso. Recordar que las dos promesas que había hecho con anterioridad no las había podido cumplir, pese a que eran bastante sencillas, hicieron que Ace considerara que sus palabras con su compañera habían sido un completo error.

    Pero él mismo se dijo en el pasado que tenía que tener más cuidado con las cosas que prometía, y ya no tenía forma de volver atrás.

    — ¿Cómo piensas hacer eso? — Agustina sacó a Ace de sus pensamientos con esa pregunta, haciendo que el soldado regrese a la realidad.

    Ace sabía que ella quería que él dijera algo que la tranquilizara, pero que no fuera completamente irreal como una solución. Él había prometido ayudarla cuando ella se mostraba decaída y aterrada por la muerte de su compañera, y era lógico que buscara una respuesta en él, puesto a que él mismo fue quien hizo la promesa.

    — Vigía aún sigue ahí afuera — Ace supo que el dron les podría dar una esperanza — Solo tenemos que hacer que él nos trace un camino, y así podremos escapar. Pero primero tenemos que averiguar en donde estamos.

    — Eso es verdad — le respondió Agustina caminando más rápido para alcanzar al grupo — Gracias.

    Ace supo que sus palabras habían tenido un efecto positivo en su compañera, y que era el momento de hacerlas valer. No solo para ayudarla a ella, sino también para poder saldar una deuda que sentía que tenía consigo mismo.

    — Escucha, lo que dije no fue una mentira solo para tranquilizarte— Ace hablaba con seriedad y determinación — Te prometí que te llevaría de vuelta a la nave con vida, y eso es lo que pienso hacer. No te preocupes por las criaturas, ayudaré a Richard a encontrar como vencerlas.
     
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  15.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola, es momento de comentar el nuevo capítulo especial.

    Ya era hora de que le tocara a Ace tener su capítulo, te habias tardado XD. Me gusta mucho haber podido explorar un poco sobre lo que hizo Ace, después de que ayudara a Julie a regresar con el Zenith. Hace tiempo tenía ese cabo suelto de ¿cómo llegó Ace a la conclusión de que su apellido es Lakor y no Grant? Y por fin he logrado atar las cosas como deben ir.

    Aunque Ace es mi personaje favorito número uno de LGC. Este capítulo no ha superado el capítulo de Thomas. Por el momento mi top 3 de especiales favoritos es el siguiente:

    1°. Thomas – El peso de una decisión
    2°. Ace – Pasado, presente y promesa
    3°. Morris – Adoptando una esperanza

    Eso no quiere decir que sea un capítulo malo, solo que por ser lector mi percepción cambia del tuyo, ya sabes a lo que me refiero XD. Ahora que Ace tuvo su especial, me pregunto cuándo le toca a Alicia. Nos vemos la próxima oportunidad. Saludos.
     
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  16.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Interesante capítulo, cómo bien sabes, me encantan los capítulos del pasado de algunos personajes o de algún evento importante en la historia principal. Y cómo bien sabes, Ace es mí personaje favorito XD así que el capítulo tiene un plus más para que me agrade. Es curioso porque en éste capítulo se han visto distintos momentos de las tramas de Ace, cosa que lo ha hecho mucho más interesante que haberse centrado en uno solo. Sin embargo, has hecho que cada parte de distinta trama converja en lo mismo: Ace y las promesas. Has logrado hilarlo todo de una forma muy buena, por lo que solo me queda decirte que ha sido un gran capítulo del pasado de Ace. Espero que no sea el último XD hasta el próximo y un saludo.
     
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  17. Threadmarks: Agustina - El deseo de ser fuerte
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    15
     
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    5109
    Bueno, es hora de publicar el siguiente capítulo especial. No voy a esperar al sábado, ya que ese día quiero publicar el capítulo 13 de la otra historia. Agradezco mucho a Zurel y a Resistance por los comentarios en cada uno de los capítulos, además de que les informo (y a todos los que lean esto en algún futuro) que por un largo tiempo, este será el último especial que publicaré. La razón es sencilla: no tengo más capítulos escritos, así que hasta que no vuelva a escribir (que sería hasta fines de julio o quizá agosto) no publicaré más.

    No se desanimen, me quedan varios capítulos especiales por hacer. Tengo otros 13 planeados, y no sé si en el futuro no habrá más. Pero por ahora y un largo tiempo, esto es todo. Ojalá lo disfruten. Este especial va bastante ligado al anterior teniendo en cuenta de quién se trata.



    Agustina – El deseo de ser fuerte

    En una calle peatonal bastante transitada en el centro de una ciudad cercana a un puerto, una chica se encontraba de pie frente a una cafetería, donde se podía ver entrar y salir gente. Parecía estar esperando por la llegada de alguien, y cuando se encontraba distraída, esa persona llegó.

    — Hola — una chica le tocó los hombros desde atrás, al tiempo que la saludaba — Lo siento, ¿te hice esperar demasiado?

    — No, yo acabo de llegar hace unos siete minutos, Zoey — contestó alegre por verla — ¿Quieres ir a caminar y luego entrar a tomar algo? ¿O prefieres entrar ahora, pedir algo y luego salir a caminar?

    — Pidamos algo ahora, así tendremos algo de beber — contestó Zoey, acercándose a la entrada del edificio.

    Las dos chicas entraron a la cafetería, donde había mucha gente ocupando las mesas. Había personas que utilizaban las terminales electrónicas del lugar para hacer sus pedidos, mientras que otras personas se acercaban al mostrador para pedirlo en persona. Agustina y Zoey decidieron hacer sus respectivos pedidos en la terminal electrónica, de esa forma, no tendrían que hacer la fila para pedirlo en persona; debido a que consideraban que la cafetería estaba muy llena de gente, pese a que incluso había lugares disponibles para sentarse.

    Luego de hacer sus pedidos, las dos chicas se acercaron a retirarlos al mostrador. Cada una de ellas pidió un café con tostadas untadas de una pasta de chocolate. Al recibir el pedido, las dos fueron a sentarse a una mesa que se encontraba alejada del centro del establecimiento, en donde no pasaba demasiada gente.

    Tras haberse sentado, Agustina fue la que comenzó con la conversación.

    — ¿Cómo te sientes? — preguntó la chica, sin tocar ni su bebida o su comida — A mí todavía me cuesta un poco dormir.

    — Te entiendo, yo sigo pensando con tristeza en Julie — le contestó Zoey a su compañera — Muchas veces salimos a lugares como este junto a ella… y ahora, pensar que no la volveremos a ver, me deja algo triste.

    — Era una buena amiga — contestó Agustina, mirando hacia abajo al recordarla — Lo que le pasó es injusto. Ella tendría que estar aquí, junto a nosotras.

    — La vida no es justa, y la guerra tampoco lo es — Zoey pensó acerca del conflicto — Esto es a lo que nos arriesgamos cuando pedimos entrar a la academia militar y unirnos al ejército.

    — Pero pudimos haber hecho algo más — le contestó Agustina — Piensa en las veces que pudimos aprovechar el tiempo para entrenar y volvernos más fuertes y no lo hicimos. Si hubiéramos sido más fuertes, habríamos eliminado rápido a los soldados de Black Meteor, y eso nos habría dado algo más de tiempo para bajar a ayudar a los demás y evitar que la mataran.

    — ¿Quieres que nos pongamos a entrenar más ahora que podemos? — le preguntó su amiga — ¿Con qué objeto? La misión ya terminó. Y no hay señales ni noticias de la misión del espacio, ni de cómo están siendo utilizados los recursos que obtuvimos.

    — Para ser más fuertes, y así evitar que esto pase otra vez — Agustina finalmente empezó con su bebida — Cuando el peligro esté frente a nosotras, tendremos que hacernos cargo de todo. No podemos esperar compasión del enemigo. Si nos terminan enviando al espacio, quién sabe qué cosas podríamos encontrar.

    — Al menos sabemos que Black Meteor no volverá a aparecer — Zoey imitó la acción de su compañera — Pero estoy de acuerdo contigo. Quizá debamos ponernos en forma ahora que tenemos mucho tiempo libre.

    — Somos de las mejores soldados del país, si ocurre una emergencia, seremos las primeras en ser llamadas — Agustina le habló muy directamente a Zoey.

    — Eso es cierto — su compañera pensó bien en esas palabras, para luego agachar la mirada — Quizá debamos dejar de hablar de esto, al menos por ahora. Creí que charlarlo haría que me sienta mejor, pero no es así.

    — Estoy de acuerdo contigo.

    Las dos chicas, algo desanimadas y desilusionadas al darse cuenta que el encuentro que tuvieron para hablar acerca de la misión de saqueo de recursos no resultara tan des estresante como lo habían creído en primer lugar, decidieron olvidarse del tema y buscar algún otro. Si la conversación no iba a ayudarlas, entonces pretendían que no las pusiera peor de lo que ya se encontraban.

    Al no encontrar nada de lo qué poder hablar, las dos chicas terminaron su bebida y su comida en silencio. Una vez finalizaron, decidieron salir del lugar y comenzar a caminar por la ciudad. A su alrededor se movía una gran cantidad de gente, y a dónde sea que miraran, todo lo que podían ver eran grupos de gente de como mínimo cinco personas. Ya sea que estuvieran trabajando o relajándose con amigos, no había nadie solo en el lugar.

    Al ver eso, Agustina empezó a creer que le gustaría mucho estar con sus compañeros en ese momento.

    — Es una lástima que no les hayamos preguntado en dónde vivían en su momento, o, aunque sea pedirles sus teléfonos — la chica expresaba su tristeza por eso — Me gustaría verlos otra vez.

    — ¿A alguien en particular? — preguntó Zoey ante lo dicho por su amiga — Michael, Devlin, Gwyn y Erin probablemente estén en citas por su cuenta. Thomas quizá tenga algún amigo con quien reunirse. Y si no me equivoco, Ace debería estar con Richard.

    — Me gustaría verlos a todos, y saber qué están bien — comentó la chica — Desde el funeral no hemos sabido nada sobre ellos.

    — Quizá podamos empezar a buscarlos y organizar algún tipo de reunión — le contestó Zoey — Aunque eso sería muy difícil. Pero si no empezamos, nunca lo lograremos.

    — Suena como una buena idea — la chica estaba de acuerdo con ella — Realmente me gustaría mucho saber cómo están.

    El paseo entre las dos amigas siguió durante unas cuantas horas, en las cuales aprovecharon el tiempo para ir a ver varios lugares. Debido a que su idea era simplemente tomar algo juntas, no llevaron dinero para comprar nada, además de que no estaban tan atraídas con la idea de tener que regresar con varias cosas a su casa.

    […]

    Varios días después, Agustina recibió un correo electrónico, en el cual le confirmaban su participación en lo que sería uno de los varios equipos que Magnus enviaría al espacio para dar inicio a la misión de exploración espacial. En dicho correo se informaba tanto la fecha de salida como el lugar de reunión. Agustina no sabía que podría sentirse tan bien por recibir un correo así. Tenía la idea de que Zenith enviaría a los mejores soldados al espacio, y que ella podría ir eventualmente, pero no que sería parte de uno de los primeros equipos en salir a explorar el espacio.

    Al enterarse de la noticia, ella tomó su celular y le escribió a Zoey, queriendo saber si ella había recibido el mismo correo que ella. Su compañera le contestó con una afirmación, cosa que la alegró aún más. No tenía idea de contactar con los demás, pero supuso que, si ellas dos estaban en los planes de Magnus para partir al espacio, el resto de sus compañeros también podría ir.

    […]

    Llegado el día y la hora, el comandante Richard reunió a los soldados de su equipo que participaron en la misión de exploración de recursos. Esta noticia alegró mucho más a la chica, que supo que era afortunada, ya que iba a compartir equipo con los compañeros con los que se había llevado bien. Finalmente, la nave partió, y no se requirió mucho tiempo hasta que salió de la órbita de la Tierra.

    Una de las primeras cosas que su comandante sugirió hacer, y que le llamó mucho la atención a la chica era un asunto bastante importante que creyó que no se volvería a tratar: la elección de un líder para el equipo. Una persona que se encargaría de dar las órdenes en caso de que Richard no fuera capaz de hacerlo. Esto puso nerviosa a la chica, puesto a que recordó una discusión que hubo entre Michael y Thomas en el pasado debido a ese tema. Cuando se necesitaba que el equipo estuviera unido, los dos soldados se pusieron a discutir y a intercambiarse insultos, cosa que no llevó a nada productivo.

    Pero en esa ocasión sería diferente, dado a que Richard no elegiría a un líder de forma arbitraria, sino que sería el equipo entero quienes formarían una votación respecto a ese tema. Ella lo vio como la oportunidad perfecta para expresar su opinión, y no se iba a quedar callada. Mirando a todos sus compañeros, ella supo quién de todos ellos debía tomar el liderazgo.

    Una vez Richard finalizó la charla, le dio la palabra al grupo. Solamente quedaba que ellos se pusieran de acuerdo para la elección. Ella estaba por hablar cuando dos de sus compañeros se le adelantaron.

    — Ace debería ser nuestro líder — expresó Thomas — Él es el indicado para esto.

    — Yo estoy de acuerdo con Thomas — rápidamente, Michael apoyó la idea de su compañero — Ace es el mejor soldado que tenemos, y ya tiene experiencia en estas cosas. Él es perfecto para eso.

    La chica se asombró bastante al ver que los dos que tanto habían deseado aquel puesto estuvieran de acuerdo en elegir a alguien más para que ocupara dicho puesto. Ciertamente, al haberlos escuchado, la opinión que tenía de ambos había cambiado luego de escuchar eso. Si bien, era demasiado pronto para juzgar si ellos serían soldados diferentes, podía ver que los dos meses que transcurrieron desde que la misión de recursos terminó hasta que la nueva comenzó había hecho que sus compañeros reflexionaran mejor sobre sus errores.

    Al no haber podido contactarlos antes, la chica no vio ese cambio hasta ese momento, y fue por eso que la tomó por sorpresa. Sin dudas, las pérdidas de dos de sus compañeros en el enfrentamiento contra Black Meteor había cambiado mucho las cosas.

    — Son dos votos para Ace hasta el momento — las palabras de Richard le recordaron que estaban en medio de una votación para elegir al líder, por lo que ella decidió ser la siguiente en hablar.

    — Tres — se expresó la chica, siendo la primera de las mujeres del grupo en tomar la palabra — Yo también creo que él debería ser el líder.

    Nadie cuestionó ni rebatió su decisión, cosa que dejó bastante satisfecha a su compañera. Tras haber visto la conducta de Ace cuando este se había unido al Zenith, y ver qué ser líder era algo para lo que estaba capacitado pero que no se volvería loco por no serlo, creyó que él era la mejor opción comparado con todos los demás.

    La conversación continuó su curso, y Ace fue quien terminó tomando el puesto de líder. Si bien, no había sido la primera en expresarse, se sintió bastante contenta de haberlo hecho.

    […]

    Unos días después de esa conversación, y demostrando que era fiel a las palabras que había tenido con Zoey, Agustina se encontraba en la sala de entrenamiento de la nave. La chica se encontraba sola en ese momento, dado a que se había levantado temprano para poder llegar antes que los demás. Aunque en un principio le pareció una buena idea, al cabo de cuarenta minutos, comenzó a aburrirse, y a creer que quizá debió haber esperado a que alguien más despertara para poder tener compañía.

    Sin embargo, su deseo de estar acompañada no tardó mucho en cumplirse, ya que su amiga Zoey no tardó en aparecer en la sala. Al verla, ella se sintió feliz, puesto a que sabría que podría pasar los minutos que le quedaban de entrenamiento con su amiga. Zoey se acercó hacia ella para poder hablar a solas.

    — ¿Despertaste temprano? — preguntó aun sabiendo que era obvio — ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

    — Creo que media hora o un poco más — respondió la chica, sin tener idea del tiempo que llevaba en la sala — ¿Quieres unirte? Después de todo, acordamos que tendríamos que volvernos más fuertes para poder protegernos.

    — Claro que me quiero unir a ti — Zoey se acercó a ella — Disfruto mucho de tu compañía.

    Las dos tomaron una barra y la empezaron a cargar con peso, para así comenzar a realizar una rutina de ejercicios para la espalda y para sus piernas. Agustina se encontraba muy concentrada en el momento en el que Zoey decidió hacerle otra pregunta.

    — Dime, ¿Cuándo piensas decirle? — preguntó la soldado, confundiendo a su amiga.

    — ¿Decirle qué cosa a quién? — no tenía idea de a qué se refería.

    Zoey dejó salir una pequeña risa, teniendo cuidado de no excederse para así no lastimarse el cuerpo en el entrenamiento.

    — ¿De qué te ríes? — esa conducta molestó un poco a Agustina.

    — Por eso me gustas tanto — Zoey le sonreía al tiempo que recordaba la vez en la que se confesó ante ella en el pasado — Eres una chica muy hermosa y también inocente.

    — Sigo sin saber de qué hablas — Agustina seguía sin saber a qué se refería.

    — Seré más explícita — contestó la chica — ¿Cuándo piensas decirle a Ace que te vuelves loca por él?

    — ¿De dónde salió esa idea tuya? — contestó con una pregunta.

    — Lo sabía. No lo negaste — Zoey le sonrió de forma pícara — Ahora contesta, ¿cuándo se lo vas a decir?

    — No hay nada que decir — quería evitarlo, pero no pudo hacerlo, y un leve sonrojo se mostró en su cara.

    — ¿Y por qué te sonrojas? — Zoey sabía que la tenía atrapada — Actúas como si eso fuera malo. ¿Qué tiene de malo que te guste?

    — No me gusta — Agustina estaba empezando a desear estar sola de nuevo en el momento en el que la chica le dijo esas cosas — No negaré que es bastante atractivo. Pero eso no quiere decir que me guste.

    — Si tú lo dices, no tengo por qué dudar de ti, aunque yo haya visto otra cosa — contestó Zoey, para luego empezar a reírse — Pero no hay nada de malo en admitir las cosas, o en decir lo que uno siente. Todo lo contrario, ocultarlo es mucho peor. Deberías pensar en eso.

    Si bien, no le gustó la forma tan repentina en la que su compañera la había increpado por ese tema, lo cierto es que consideró que tenía razón cuando le dijo que guardar lo que ella sentía no era algo bueno. Sin embargo, ella estaba completamente segura de que no sentía absolutamente nada por su compañero, por lo que hablar al respecto no tenía mucho sentido en ese momento.

    Pese a que algunas actitudes de Zoey no le agradaban, no podía negar que ella era una buena amiga. Agustina apreciaba bastante su compañía, dado a que se sentía como si tuviera una hermana de su misma edad y que siempre podría estar allí cuando la necesitara.

    […]

    Cuando Richard informó que habían detectado un planeta dónde podrían encontrar vida, Agustina sintió felicidad al saber que la misión estaba comenzando a progresar. Sin embargo, luego de presenciar cómo unas bestias hostiles, autóctonas del planeta desconocido al que habían aterrizado, habían asesinado a Zoey, dicha sensación desapareció por completo. Lo único que quedaba dentro de ella ahora era una mezcla de miedo y angustia, unido a la tristeza de haber perdido a su mejor amiga, a una hermana.

    El grupo logró huir y refugiarse en una cueva, lugar que los mantendría seguros de las bestias que los perseguían. Al momento de haber aterrizado, solo se habían encontrado con una, pero no tardaron en sumarse varias más; cosa que preocupó mucho más a la chica. Una vez que todos estuvieron a salvo de sus perseguidores, quienes por algún motivo los habían dejado de seguir al interior de dicha cueva; Agustina se acercó al pequeño hueco que dio entrada al refugio.

    Miró a través de él, y podía ver cómo las bestias, tras pasar un rato breve gruñéndoles, se alejaron del lugar. Todavía no podía procesar todo lo que había ocurrido recientemente.

    — Zoey… — pensaba mientras ignoraba las palabras de los demás — No lo entiendo… Estuve entrenando… Estuvimos entrenando juntas — las lágrimas no tardaron en brotar de sus ojos, aunque hacía su máximo esfuerzo por retenerlas — ¿Por qué pasó esto? Tú y yo entrenamos para volvernos más fuertes. Esto no tenía que pasar. ¿Por qué nuestro entrenamiento no sirvió? — el llanto se incrementó en el momento en el que recordó que había perdido a dos amigas con las que había compartido varios momentos en la academia militar — Julie… Zoey… ¿Por qué murieron? Si nosotras somos las mejores… Entrenamos para evitar esto… ¿Por qué están muertas?

    Sus pensamientos pronto se tornaron más grises y dolorosos, luego de llegar a una conclusión que para ella era bastante lógica después de todo lo que había pasado.

    — Yo voy a ser la siguiente — el pesimismo la invadió por completo — Todo mi entrenamiento no sirvió para nada. Yo sigo siendo débil. Eso es todo lo que soy. No entrené lo suficiente, y ahora me voy a morir aquí…

    Antes de que pudiera seguir pensando en eso, sintió como alguien le tocó el hombro.

    — Escucha, tenemos que seguir moviéndonos — al verlo, ella pudo ver que Ace estaba a su lado — No hay que separarnos de los demás.

    Al ver mejor el lugar, notó que el resto de sus compañeros se estaban alejando, claramente para explorar a fondo ese refugio, y garantizar que fuera seguro realmente. Estaba tan afligida y distraída por los pensamientos que tenía que no había notado en qué momento dieron la orden de hacer un rastreo y una observación del lugar. Pero sabía que era necesario ir con los demás.

    — … Está bien — contestó, para luego quitarse las lágrimas de los ojos y empezar a caminar junto a él.

    Ella miró atentamente a todos sus compañeros. Podía ver en sus rostros como ellos también estaban sufriendo la pérdida de Zoey. Quería que alguien se acercara a ella para consolarla, puesto a que no creyó que ella fuera capaz de hacer lo mismo con los demás; pero pronto reparó en que los demás también necesitaban el consuelo tanto como ella. No podía culparlos por tener su duelo a su manera, pero eso no quitaba el hecho de que quería que alguien hablara con ella.

    Sin embargo, en ese momento, hubo alguien quién sí se acercó para hacerlo.

    — ¿Necesitas ayuda? — le preguntó Ace, haciendo que ella sintiera un ligero alivio en medio de ese dolor. La oportunidad perfecta para desahogarse.

    — Zoey era mi mejor amiga — respondió Agustina, recordando todas las veces que hizo equipo con ella — Esas bestias la mataron, como si no fuera nada… nuestras armas no fueron suficientes para detenerlas. No quiero quedarme aquí para ver cómo nos matan al resto de nosotros — tras decir esas palabras, algunas lágrimas empezaron a correr de sus ojos, pero eran lágrimas de miedo, y no de tristeza — Lo único que quiero ahora mismo es salir de aquí.

    — ¿Quieres regresar a la Tierra y dejar la misión? — preguntó Ace muy curioso por las palabras de su compañera.

    — No, no quiero abandonar la misión — Agustina se sentía un poco ofendida por la pregunta de Ace — Pero este lugar no es seguro. Solo quiero regresar a la nave y salir de aquí… Pero esas criaturas no nos van a dejar…son demasiado fuertes, y nos van a matar a todos nosotros.

    — Eso no va a ocurrir — miró fijamente a sus compañeros luego de decir algo como eso — Escucha, te prometo que voy a buscar una forma de llevarte a la nave con vida. Esas criaturas no van a lastimarte.

    — ¿Cómo piensas hacer eso? — preguntó Agustina queriendo saber qué era lo que tenía en mente.

    — Vigía aún sigue ahí afuera — con todo el estrés de la situación, la chica se había olvidado del dron que utilizaban para explorar los terrenos — Solo tenemos que hacer que él nos trace un camino, y así podremos escapar. Pero primero tenemos que averiguar en donde estamos.

    — Es verdad — las palabras de su compañero le habían dado un poco más de esperanza — Gracias.

    — Escucha, lo que dije no fue una mentira solo para tranquilizarte — Ace sonó realmente serio al decirle esas palabras — Te prometí que te llevaría de vuelta a la nave con vida, y eso es lo que pienso hacer.

    […]

    La promesa que su compañero le había hecho fue cumplida. Horas después de aquel horrible acontecimiento, Agustina se encontraba segura en la nave. Ace había logrado cumplir con la promesa que le hizo; pero a cambio, tuvo que pagar un precio muy grande. Tanto él como Thomas, quién se encontraba más estable según revelaban los diagnósticos, estaban tumbados sobre unas camillas en la sala médica de la nave, siendo ella la encargada de cuidarlos. Poco tiempo después de haber regresado a salvo, su compañero se descompensó de una forma muy terrorífica frente a ella, lo cual la hizo entrar en pánico, que solo se intensificó mucho más cuando el comandante le reveló a todo el grupo que él estaba teniendo un infarto.

    Ese día fue sin dudas el peor para ella. Había perdido a una gran amiga, y la persona que se dispuso a ayudarla a superar sus miedos y que incluso había salvado su vida durante la pelea contra las bestias, estaba por sufrir el mismo destino. Si bien, las máquinas que mantenían controlados sus signos vitales no mostraban nada extraño, ella sentía un miedo terrible, puesto a que, más allá de llamar a Richard, no tenía idea de qué podría hacer por su compañero.

    En el medio de la noche, Michael entró a la sala médica, y Agustina supo que él estaba allí por una razón.

    — Vine a reemplazarte — le dijo Michael a su compañera.

    — No quiero irme aún — le respondió Agustina mientras las lágrimas le caían de los ojos — No hasta que se despierte.

    — Es una orden de Richard — Michael respondió con calma — Él nos ordenó cambiar de turnos cada hora y media para mantener las fuerzas. Tienes que descansar.

    — No quiero dejarlo — Agustina no dejaba de llorar.

    — Yo lo cuidaré — respondió Michael queriendo convencerla de que se fuera — Y te juro que serás la primera que se entere si algo le llega a ocurrir. Ahora ve a dormir. Te necesitaremos.

    — De acuerdo — respondió Agustina, que no quería dejar a Ace, pero supo que no tenía otra opción.

    Llorando sin consuelo, la chica dejó la sala médica. Supo que discutir con Michael no sería bueno para nadie, y que él solamente estaba cumpliendo las órdenes de Richard. Negarle el turno para cuidar de los demás sería una interferencia directa y una desobediencia al juicio de su comandante, por lo que no tuvo más opción que irse del lugar.

    Una vez estuvo de regreso en su habitación, más pensamientos amargos no tardaron en llegar.

    — Él está así por mí… — consideró la chica haciendo una retrospectiva — Él es el soldado más fuerte del equipo, y me fue a proteger porque yo soy la más débil… Ahora, él va a morir por mi culpa — intentando desahogarse de alguna forma, golpeó su almohada varias veces — No es justo. Él no merecía esto. ¿Por qué todos mis compañeros siguen muriendo? ¿Por qué yo sigo con vida si soy la más débil? ¿Por qué este universo tiene que ponernos las cosas tan difíciles? Entrené años para estar aquí, y no sirvió de nada… Quizá debí esforzarme menos y dejar que alguien más ocupara mi lugar… O quizá debí haberme esforzardo más y haber hecho algo para ellos… Harold, Julie, Zoey, Ace. Quiero que me perdonen… — las lágrimas no tardaron en intensificarse — Perdónenme, por favor. Perdónenme por ser débil, y por no haber podido hacer nada por ustedes.

    La noche para ella fue un verdadero infierno, en el que no dejó de lamentarse por las cosas que habían pasado desde el momento en el que la misión dio inicio.

    […]

    Pese a lo mal que se sentía por todo lo que había vivido, la chica sintió una emoción inimaginable cuando entró a la sala médica y vio que Ace, quién no había dado señales de despertar pronto, se encontraba sentado sobre su camilla. Vivo y aparentemente sano. Después de la sensación tan amarga que había tenido que pasar el día de ayer, ahora las lágrimas que iban a brotar de sus ojos eran de pura felicidad.

    La soldado se acercó a él y empezó a llorar sobre su hombro, luego de haberle dado un abrazo fuerte, pero teniendo cuidado de no lastimarlo. Fue entonces que escuchó la voz del chico decirle algo.

    — ¿Qué te ocurre? — Ace preguntó, puesto a que no entendía su comportamiento.

    — ¡Creí que me habías dejado! — no lo soltó al momento de contestarle — ¡Tuviste un infarto y casi te mueres! ¡Estaba muy asustada! ¡Pensé que habías muerto cuando quedaste inconsciente!

    — Está bien, está bien — un sentimiento de felicidad indescriptible la invadió cuando sentía cómo su compañero la abrazaba — Estoy aquí, y estoy bien.

    Sentía deseos de responderle. Después de todo, ella se consideraba en deuda con él por haberla ayudado, por haberle dado consuelo y también por haberla salvado de una muerte segura en manos de las criaturas del planeta. Sin embargo, el llanto de felicidad y alivio que tenía no le dejaba articular palabra. Fue entonces que simplemente se limitó a disfrutar de ese pequeño obsequio que estaba recibiendo.

    […]

    Varios días habían pasado desde aquel incidente que era solo un mal recuerdo. El grupo del Zenith, por orden del comandante Richard, regresó a la Tierra, interrumpiendo su misión para que todos ellos pudieran hacerse estudios para determinar que, luego de una nueva exposición a la radiación de los meteoritos que devastaron la Tierra hace varios años afectara sus cuerpos.

    Cuando se confirmó que todos se encontraban en un perfecto estado, y que más allá de ganar una nueva habilidad que les permitió escapar de las bestias hostiles del planeta que luego bautizaron como Fientlig; el grupo retomó la misión, puesto a que el conocimiento que habían logrado traer consigo de ese planeta era muy poco y estaba muy lejos de ser considerado valioso, más allá de lo que hubieran podido obtener con él.

    Varios soldados se encontraban en sus habitaciones, y Agustina lo supo bien por el gran silencio que se podía sentir en la nave. Era una situación que, dependiendo de qué pensamientos llegaran a tu mente, podía ser agradable o de lo peor del mundo.

    Una idea había estado rondando por su mente, y tras haberlo analizado por sí misma, llegó a la conclusión de que era lo mejor. La soldado del Zenith se paró frente a la puerta de Ace, para luego tocar su puerta esperando que él no se encontrara dormido en ese momento. Para su fortuna, él estaba despierto y no tardó en acudir a ella.

    — Hola, Agustina — el soldado sonreía de una forma que Agustina encontraba irresistible — ¿Necesitas algo?

    — ¿Puedo entrar? — la chica quería saber si él estaba dispuesto a hablar — Quiero hablar de algo contigo.

    — Claro, siéntate sobre la cama. Así no tendremos que estar de pie.

    La chica pasó al interior, y al hacerlo, se dirigió hacia la cama del soldado. Al sentarse, no pudo evitar centrar la vista sobre la mesita de luz que había al lado. Sobre ella no había nada, a excepción de una sola cosa: la foto de ellos dos que le había regalado hace tiempo.

    Recibí tu regalo — le dijo Ace sonriéndole a su compañera mientras se acercaba para abrazarla — Muchas gracias.

    No hay de que — le respondió Agustina aceptando el abrazo de su compañero — Te escuché hablar con Thomas una vez, y mencionaste que todas tus fotos estaban en tu casa en Black Meteor, y que te sentías mal por haberlas perdido y ya no tener ninguna. Fue por eso que quise regalártela. Para que así pudieras tener una foto nuestra.

    Gracias, de verdad — le decía Ace sin imaginar que su compañera haya pensado de esa forma en él — La próxima vez que regresemos a la Tierra, yo te regalaré algo.

    Tenerte a ti al lado mío es el mejor regalo que podría tener — Agustina apoyó su cabeza sobre el pecho de su compañero — Eso es lo único que quiero.

    Recordar eso la llenó de una alegría inconmensurable, cosa que hizo que la decisión que había tomado fuera irreversible.

    — ¿De qué querías hablar? — le preguntó el soldado mirándola a los ojos.

    — Quiero pedirte un favor — Agustina también lo miraba de esa forma, al tiempo que apoyaba su mano en su rostro — Quiero que cada día entrenemos juntos.

    — Eso ya podíamos hacerlo sin que me lo pidas — el soldado estaba algo confundido al respecto.

    — Creo que no lo dije correctamente — la chica se dio cuenta de que se expresó mal — Quiero que tú me entrenes a mí. Eres un soldado formidable con una técnica y reflejos que ni yo ni nadie más posee. Quiero que me enseñes todo lo que sepas, y que me ayudes a ser más fuerte.

    — Ya eres fuerte, eres una guerrera — le contestó Ace, queriendo animarla, pese a que entendía los motivos de su propuesta.

    — Pero no soy tan fuerte como tú — Agustina se acercó a él, resistiendo el impulso de besarlo — Y quiero serlo. Te veo y admiro la fuerza que tienes. No por nada eres el mejor de nuestro equipo — se tomó una pequeña pausa antes de seguir — Yo también quiero ser fuerte.

    — ¿Qué tan fuerte quieres ser? — Ace no se iba a negar, pero para poder entrenarla, necesitaba conocer el objetivo de la chica.

    — Lo suficientemente fuerte como para poder salvar tu vida — contestó, en esa ocasión, sin resistirse ni reprimir su impulso para darle un beso a Ace, el cuál fue bastante breve, pero eso no evitó que los soldados lo disfrutaran — Tú ya me salvaste a mí. Quiero ser capaz de devolverte el favor. Y ten por seguro que, algún día, si lo necesitas, yo te salvaré a ti.
     
    Última edición: 9 Abril 2020
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  18.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola. Paso a comentar el especial.

    Bien, bien, me gusta que este capítulo haya tenido como protagonista a Angustina. No hay duda que la chica era muy debil tanto física como metalmente. Creo que en este especial se ve mejor lo debil que era en comparación a como es ahora en la historia principal. Y debo decirte que por eso es que me gusta. Voy a ser sincero, en principio, Angustina era para mí un personaje "don nadie", pero se ha convertido en uno "popular" con todo el desarrollo que ha tenido y sus cambio de personalidad. Porque seamos honestos, a nadie le gusta un personaje combarde en comparación a uno valiente.

    Antes de irme encontré un pequeño error en uno de los diálogos de Angustina;

    Creo que la palabra "haberme" sobra en el diálogo. Es el único error que me parece haber encontrado. Eso es todo por el momento. Saludos y hasta la próxima.
     
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  19.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Ha estado bien conocer más sobre Agustina y comprender cómo fue cambiando tras darse cuenta de que no tenía mucho nivel de combate. Queda demostrado que la muerte de Zoey fue un golpe muy duro para ella pero con la ayuda de Ace supo reponerse y eso los unió hasta ser pareja, cosa que también se puede ver aquí. Si que es cierto también que Agustina no era un personaje importante hasta hace poco y que entrenar con Ace la ha hecho más fuerte y a la vez más importante en el grupo, cogiendo peso en el. Me agradan estos capítulos especiales en los que conoces los pensamientos de algunos personajes, así que te agradezco que arrojes algo de luz sobre su pasado o acontecimientos que fueron tocados por encima en la historia principal.

    Respecto a que sea el último especial hasta mucho tiempo, decirte que no te preocupes, cuando retomes esos trece que te quedan y tienes planeados, perfecto. Cuando se pueda. Es un placer, amigo. Un saludo.
     
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  20. Threadmarks: Natasha - Mi nueva fortaleza
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe - Un Soldado Recuerda
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    Ciencia Ficción
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    15
     
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    Hola. Si bien, ya prometí que no subiría más capítulos de esta historia hasta dentro de julio/agosto lo cierto es que en el transcurso de la semana pasada, la universidad no ha estado muy exigente, lo que me permitió trabajar durante el fin de semana en este capítulo.

    No sé si es porque estaba cansado por el estudio y el trabajo a lo largo de la semana, pero este ha sido el capítulo especial que más me ha costado escribir hasta el momento. Como consecuencia de eso, también ha sido el más largo. Pero estoy seguro de que les gustará, después de todo, el personaje que protagoniza este capítulo está en el top de ambos.

    Sin nada más que decir, además de darle las gracias a Zurel y Resistance por seguir tanto esta historia como la principal, los dejaré con el capítulo.



    Natasha – Mi nueva fortaleza

    Una chica de cabellos rubios estaba regresando a su casa tras una sesión de actividad física al aire libre. Llevaba puesta una camisa y un pantalón adecuados para correr, y eso era lo que había estado haciendo en la mayor parte del día. Tras dar varias vueltas corriendo por un vecindario, regresó a su casa poco antes del mediodía. Cuando entró, notó que no había nadie allí dentro, lo que indicaba que sus padres no habían vuelto de su trabajo, algo que no era demasiado poco común.

    Natasha decidió darse una ducha y cambiarse de ropa para luego iniciar a preparar una pequeña comida para ella y para sus padres en el momento en que llegaran. Había tomado algo de salsa que estaba en preparación para finalizar de ponerle condimentos, al tiempo que puso a hervir agua para calentar pasta. En un momento, su celular, el cual estaba sobre la mesa de la cocina, sonó haciendo ver que tenía una notificación.

    La chica tomó su celular y pudo ver que tenía un mail de una dirección desconocida. Creyendo que sería importante, lo abrió y lo empezó a leer.

    — Natasha Zafiro — decía mientras leía en su mente el correo — Sus altas calificaciones en la academia militar han sobresalido de la media, por lo cual, usted ha sido elegida para formar parte en una misión muy importante que será llevada a cabo de inmediato. Este aviso puede parecer repentino, pero la misión es urgente. Responda este mail de inmediato informando su ubicación para que un vehículo pueda pasar a buscarla. Sus familiares también serán avisados sobre esto, por lo que usted no deberá preocuparse por ellos. Le recordamos que, al haberse inscrito a una academia militar, usted y sus familiares estaban de acuerdo con incluirla en la participación de misiones importantes para el país, por lo que no puede rechazar o ignorar este aviso. Se le solicita una respuesta inmediata al momento de leer este mensaje. Atentamente, la secretaria de coordinación militar de Black Meteor.

    Ese aviso causó un impacto inmediato sobre la chica, que no esperaba recibir una notificación como esa de forma tan repentina. Desde que terminó su curso en la academia militar, no había recibido noticias ni avisos relacionados a esa clase de trabajos. Incluso llegó un momento en el que pensó que jamás sería solicitada para esa clase de misiones. Pero acababa de recibir un mensaje que le haría cambiar de parecer de forma inmediata. Entusiasmada, puesto a que sabía que su promedio en su academia había sido el más alto y que nunca había perdido una pelea en contra de sus compañeros, lo cual podría garantizarle un rol importante en la misión, la chica decidió responder a dicho mail de forma inmediata. Adjuntó su ubicación actual al mail que envió, y luego decidió redactar un mail para su familia para informarles que había intentado hacer una comida para ellos en el momento en el que recibió el aviso para partir a la misión.

    Con todo eso resuelto, lo único que le restaba era preparar algo de ropa para usar mientras esperaba a que un vehículo pasara a buscarla y la llevara a donde se suponía que debía ir.

    […]

    Al llegar la noche, un vehículo se detuvo en frente de una base militar que tenía lugar en Black Meteor. Natasha, que iba como pasajera, bajó del mismo, despidiéndose de la conductora que la había llevado hasta allá. Al momento de acercarse, pudo ver que otros soldados también estaban llegando en vehículos. Algunos llegaban en grupos de a dos, otros de a tres. Una vez que estuvo en la puerta de la base, Natasha logró ver que había otras dos chicas y un total de cuatro chicos. Asumió que serían sus compañeros, por lo que decidió presentarse con cortesía.

    — Hola — saludó amablemente — Parece que todos hemos llegado al mismo tiempo.

    — Debió ser a propósito, seguro — contestó uno de los chicos sin devolverle el saludo — Perdón, hola a ti también.

    — Creo que lo mejor será entrar, después de todo, seguro habrá alguien esperándonos — dijo una de las chicas — Ya nos presentaremos ahí dentro.

    Sabiendo que era lo mejor, Natasha y los otros seis soldados que estaban junto a ella entraron en el edificio. Nada más al entrar, pudieron ver que había tres personas más en el lugar. Un hombre adulto que era bastante mayor a los otros dos, que eran soldados que parecían tener la misma edad que todos ellos. Supusieron que el adulto sería el comandante a cargo de su equipo, así que lo miraron atentamente. Estuvieron en lo cierto, dado a que el comandante del lugar les ordenó que se formaran en una fila, para así poder nombrarlos y descubrir quiénes eran, sin mencionar que podría asegurarse de que los datos estuvieran correctos.

    — Natasha Zafiro — dijo el comandante, nombrando primero a la chica.

    — Soy yo — ya no era necesario que dijera su nombre a los demás, puesto a que su comandante lo había hecho por ella.

    Luego de nombrarla a ella, el comandante continuó con el resto de sus compañeros. Tras haber finalizado con ellos, Natasha y los demás miembros del equipo escucharon a su comandante presentar a los otros dos soldados que se encontraban ya en la base.

    — Él es Brandon Prayer — decía señalando al primero de ellos — Y él es Ace Grant. Mi hijo — nuevamente, el comandante señaló a su soldado correspondiente.

    Natasha los miró atentamente a ambos, y no se veía impresionada por ninguno. Si bien, Brandon era el más alto y el más fornido de ellos, no le parecía alguien demasiado fuerte. Sus otros compañeros le transmitían la misma sensación. Aparentemente, todo el equipo compartía características similares, al menos eso era así ante los ojos de ella. Estuvo algo distraída en su análisis, tanto que no se percató de que su comandante seguía hablando.

    — Yo preparé a mi hijo especialmente desde que era niño — comentaba Morris ante todos los soldados — Él va a estar a cargo de las misiones que vamos a realizar.

    Dicha noticia sí que desagradó bastante a la chica. La misión aún no había empezado, todavía no tuvo oportunidad de hablar con sus compañeros, y ya pudo presenciar como el comandante estaba tomando una decisión importante basada en el favoritismo, puesto a que había declarado que su hijo sería el líder del equipo durante las misiones. Si bien, ella entendía los motivos detrás de hacer algo así, no le agradaba casi nada. Siendo la mejor de su clase, ella tenía deseos de competir con los demás por un puesto así, pero terminó descubriendo que no habría ninguna competencia y que el puesto ya estaba reservado.

    Al igual que ella, alguien más se sentía así, y decidió hacer un reproche a su comandante.

    — ¿Él? — preguntaba uno de sus compañeros, un soldado llamado Shun, algo sorprendido — ¿Por qué él? Ni siquiera lo hemos visto luchar.

    — He tenido un buen desempeño en el colegio — respondió Ace algo serio ante la forma en que Shun lo encaró — Con eso debería ser suficiente.

    Natasha no podía creer que estaba escuchando esas palabras de Ace, su próximo líder, luego de que le dijeran algo así.

    — Tiene que estar de broma — Natasha no quería empezar una discusión dado a que no se encontraba muy contenta con las cosas como estaban, por lo que se guardó sus pensamientos — Todos nosotros hemos tenido un buen desempeño en la academia. No puedo creerlo.

    El poco tiempo que había transcurrido en esa misión ya había generado una ligera molestia en el grupo, al menos en varios de ellos, puesto a que no todos veían con buenos ojos que su comandante se decantara por su hijo como el líder del equipo sin haberlos puesto a prueba. Sin embargo, una frase que dijo el comandante, llenó a algunos de ellos con esperanza.

    — Yo soy el que decide quien va al mando — sentenció Morris ante la vista de todos — Si quieres ser tú, deberás demostrar mejor desempeño que él en las misiones. Por ahora, las cosas serán así.

    Natasha sonrió al escuchar esas palabras.

    — Entonces no será difícil y solo será cuestión de esperar un poco — la chica centró su mirada en Ace — Él solo es un niño de papá, y no tiene nada de especial.

    […]

    Poco tiempo después de que su misión en un país extranjero comenzara, el comandante Morris les dio un pequeño encargo inicial, el cuál consistía en que cada soldado tomaría una motocicleta y recorriera el país lo más que pudieran. El objetivo era encontrar lugares aislados en los cuales pudieran encontrar recursos para extraer, y de esa forma, trasladarlos hacia Black Meteor para poder terminar los preparativos para que las naves espaciales en construcción pudieran partir al espacio. Como sería el primer encargo, no les tomaría mucho tiempo.

    Para Natasha, su pequeña travesía fue bastante tranquila, puesto a que no logró divisar nada más que terreno vacío y áreas despobladas, de donde no podrían extraer ninguna clase de recurso. Por fortuna para ella, no se había encontrado con nadie más. Su preocupación era encontrarse con gente del país, debido a que eso podría comprometer la misión. De la misma forma, si se terminaba encontrando con soldados del Zenith, enemigos de Black Meteor y potenciales competidores en una misión como esa, sería un problema algo más serio, dado a que estos podrían intentar eliminarla.

    Regresó a la base sin haber cruzado caminos con absolutamente ningún soldado. Al llegar a la base, le encargaron quedarse esperando en la puerta del garaje, manteniendo la vigilancia hasta que un compañero llegara y pudiera pasarle el turno. Notó que en el mismo había ocho motos, incluida la suya, lo que quería decir que solamente debería esperar por alguien más. El último de sus compañeros que se encontraba afuera era Shun, y no tardó en regresar a la base, encontrándose con la chica.

    — ¿Me estabas esperando a mí? — preguntaba Shun algo emocionado de ver a su compañera ahí.

    — Claro que estaba esperando, fueron las órdenes de Morris — le respondió Natasha sonando algo molesta — Cuando alguien llega, debe quedarse en el garaje hasta que llegue el siguiente. Estuve esperándote por un largo tiempo, y me aburrí mucho aquí.

    — Quería explorar lo más que pudiera — le contestó Shun diciéndole su excusa — Si queremos ganarle a Zenith, cada punto de ventaja es importante.

    — Debemos ir a informarle a Morris — le respondió Natasha comenzando a caminar hacia el interior del lugar — Cierra el garaje.

    — Tal vez ahora podamos tener nuestra pelea — comentaba Shun algo entusiasmado, cerrando la puerta del garaje — Si nadie nos interrumpe esta vez.

    — Hoy no, pero no te preocupes, mañana tendrás tu pelea — contestó Natasha, quien tenía otra cosa en mente para ese momento.

    Los dos soldados entraron en la base luego de que el garaje se encontraba ya cerrado. Ambos acudieron hacia donde se encontraba su comandante y el resto de sus compañeros, esperando a que estos llegaran. Morris en persona les pidió que informaran de todo lo relevante que habían encontrado en la misión. Si bien, Natasha hubiera querido traer información importante para ser considerada por el comandante, no tenía nada de interés para el equipo en ese momento.

    — Por lo que ustedes me contaron, parece ser que nadie encontró a ningún soldado de Zenith explorando el lugar — decía Morris a sus soldados — Nadie a excepción de Ace.

    — ¿Te encontraste con enemigo enviado por el Zenith? — preguntó Casey algo intrigada por lo que su compañero había enfrentado.

    — En realidad, fueron tres enemigos — respondió Ace poniéndose serio.

    — ¿Lograste probar la jeringuilla, o te obligaron a huir? — preguntaba Shun en un tono que parecía ser agresivo.

    — La probé después de darle una paliza a los tres — respondió Ace sorprendiendo a todos sus compañeros — Pero pidieron refuerzos, y tuve que escapar.

    — ¿Y cómo eran los soldados? — preguntó Brandon queriendo saber la apariencia de sus enemigos.

    — Eran dos chicos y una chica — les dijo Ace — Los chicos deben ser hermanos gemelos, porque son exactamente iguales, cambiando solo el color de sus cabellos. Inyecté a uno de los chicos, que aparentemente se llama Devlin.

    El relato de su compañero y líder realmente tenía asombrada a Natasha. Si lo que él decía era verdad, quería decir que Ace había logrado sobrevivir, e incluso salir victorioso de un encuentro en el que tenía desventaja. Una pelea de uno contra uno contra un soldado del Zenith no sería poca cosa, pero él estaba hablando sobre haber podido derrotar sin problema alguno a tres de los enemigos. Entre más lo pensaba, más incrementaba su sensación de asombro.

    — Quizá sí tengas algo de especial, Ace — pensaba Natasha, nuevamente, sin revelar sus pensamientos a los demás — Pero yo también tengo mi propia fuerza. Supongo que ya está claro lo que hay que hacer.

    En el momento en el que el comandante Morris se marchó del lugar, Natasha quiso aprovechar la ocasión para retar a su líder a una pelea, sabiendo que podría quitarle el liderazgo si lo vencía, además de que serviría para mostrarle su fuerza a todos los demás.

    — Ace, quiero pelear contigo — dijo la chica obteniendo la atención de todos sus compañeros — Si voy a recibir órdenes tuyas, quiero ver si eres más fuerte que yo al menos.

    — Acepto la pelea — respondió Ace sabiendo que de negarse a pelear contra una de sus compañeras no generaría una buena imagen en los demás — Ya vencí a tres soldados el día de hoy. Dos hombres y una mujer. Ampliaré mi racha y equilibraré la balanza.

    Esas palabras provocaron una sonrisa en la chica. Su compañero había respondido de forma soberbia, pero era una respuesta apropiada para alguien cuyas capacidades estaban siendo cuestionadas. Comparada con la respuesta que le dio a Shun cuando él hizo lo mismo, esta era más atrevida, y eso le gustaba a Natasha.

    — Veo que no te dejarás pisotear por nadie de forma verbal — su forma de ser, hasta ese momento, le estaba agradando — Pero esto no será una charla.

    La pelea tuvo lugar, y todos sus compañeros lo vieron. Siguiendo una serie de reglas inventadas por su compañero Brandon, quién fue el encargado de hacer de árbitro de su encuentro, terminó siendo Ace quién terminó llevándose la victoria.

    Al finalizar, Natasha se encontraba en el suelo, con el pie de Ace encima suyo, evitando que pudiera levantarse, siendo esa la condición necesaria para ganar la pelea. El resultado llegó a molestar un poco a Natasha en el principio, dado a que ella no había perdido contra ningún compañero cuando se encontraba en la academia militar. El privilegio de vencerla solo les pertenecía a los instructores que había ido teniendo, pero eso acababa de desaparecer en aquel momento. No quedaba dudas de que su compañero era superior a ella, y que tenía bien merecido su puesto de líder. Derrotar a tres soldados de Zenith y luego de eso, vencerla a ella cuando ella no había peleado previamente eran una clara prueba de que Morris tenía motivos para elegirlo.

    — Está claro que mereces ser el líder — Natasha se puso de pie con la ayuda de Ace — Hacía tiempo que no perdía en una pelea.

    Con el combate finalizado, el equipo se marchó a descansar para prepararse para una misión que tendría lugar al día siguiente. Un lugar estaba a la espera de que ellos fueran a explorarlo y también a retirar todos los recursos posibles. Sin embargo, pese a que esa era la idea, a Natasha le costó un poco más conciliar el sueño en la noche. Por más que lo intentaba, solo tenía en mente la pelea que acaba de tener, y la victoria de su compañero en la misma.

    — No entiendo por qué — Natasha pensaba para sí misma mientras daba vueltas sobre su cama — No me siento molesta con Ace por haberme vencido… — en ese momento, un pequeño rubor se empezó a formar en sus mejillas — Me equivoqué respecto a él, eso es seguro. No es ningún niño de papá. Es un soldado fuerte como ningún otro… y es bastante lindo, sin dudas.

    […]

    La primera misión que habían tenido fue un éxito absoluto para ellos. Era cierto que tuvieron un encuentro con soldados de Zenith, y que no habían podido eliminar a ninguno de ellos, pero los recursos que habían ido a buscar fueron recolectados con éxito. Zenith se vio obligado a escapar del lugar, sin nada más que una derrota de su parte, cosa que motivó a los soldados de Black Meteor. Ellos eran superiores, y no había forma de que sintieran lo contrario al respecto. Su país se había adelantado al Zenith en la búsqueda de recursos, y de seguir así, pese a que una victoria sola no era una victoria final, los podrían terminar venciendo.

    Natasha estaba por irse a su habitación, cuando de pronto, tuvo una idea para poder demostrarle a Ace como se sentía respecto a él. En la pelea del día, ella y él lucharon codo a codo en contra de un par de soldados del Zenith. La victoria de la misión le hacía pensar a Natasha que ambos formaban una buena dupla en el campo de batalla, y en cierta forma, le agradaba luchar a su lado. La chica cambió su rumbo para dirigirse a la habitación de Ace para hablarle, pero al llegar y ver que no estaba, decidió esperarlo y sorprenderlo cuando entrara. No tuvo que esperar demasiado, y no pudo evitar sonreír al verlo entrar.

    — Natasha, es algo tarde a esta hora, ¿qué es lo que ocurre? — preguntaba Ace algo confundido.

    — Solo quería decirte que tú y yo hacemos un buen equipo — le respondió la chica acercándose a él — Hicimos que el mellizo de Devlin se acobardara, y además te cubrí las espaldas cuando la otra chica te atacó por sorpresa.

    — Tienes razón, tú y yo hacemos una buena dupla en el campo — contestó Ace — Y gracias por cubrirme las espaldas.

    — Por nada, cuando quieras — contestó Natasha.

    Viendo que su compañero no le había pedido que se retirara, consideró que él disfrutaba de su compañía, por lo cual, Natasha decidió no dar marcha atrás con lo que quería. Ella se acercó hacia Ace para darle un beso y demostrar que se encontraba contenta con compartir el equipo con él. Sin embargo, una sorpresa poco agradable fue la que se terminó llevando cuando Ace colocó su mano para evitar que ella pudiera acercarse más a él.

    — Lo siento, Natasha — le decía Ace deteniendo a la chica — Pero soy el líder del equipo y por lo tanto el responsable del rendimiento del mismo. No puedo perder el tiempo con una relación contigo, lo lamento.

    Esas palabras le dolieron, y claramente, la pusieron furiosa. Natasha estaba allí para nada más que demostrarle su aprecio con un gesto romántico, y pese a eso, la respuesta que recibió de Ace fue bastante seria y la hizo sentir despreciada.

    — ¡Idiota! — Natasha le levantó la voz sin importarle que fuera el líder e hijo de Morris — ¡¿Te crees mejor que yo solo por qué me venciste en una pelea?! ¡Vete a la mierda!

    Natasha abandonó la habitación del chico antes de darle una oportunidad para responder o defenderse de esa pequeña agresión. Ciertamente, dejar salir sus sentimientos para recibir esa respuesta no le cayó para nada bien.

    — Parece que me volví a equivocar respecto a él — Natasha se sentía molesta, y una pequeña tristeza estaba llegando hasta ella — Es un tonto sin remedio. Soy mala para juzgar a las personas, y esto lo demuestra. No puedo creer que me gustara alguien así…

    […]

    Al día siguiente, mientras avanzaba por los pasillos de la base provisional de Black Meteor en el país, la chica se cruzó en el camino de Ace, llevándose una pequeña sensación de desagrado al verlo, puesto a que no había olvidado, ni olvidaría jamás, lo que había acontecido ayer con él. Lo que más deseaba en ese momento era que el soldado no le hablara y la dejara pasar.

    — Natasha — Ace la detuvo, haciendo que una pequeña sensación de molestia se formara en ella.

    — No quiero hablar contigo — contestó, haciéndole saber que su molestia no se había ido.

    — Lo siento, pero tengo que insistir — la respuesta de Ace no le agradó a la chica, pero no tuvo más opción que escucharlo — Mi papá siempre me ha exigido mucho desde que era niño — a Natasha no le importaba esa excusa — Me dijo que su deseo era que me convirtiera en el mejor soldado que Black Meteor habría tenido, y me dio todo en mi niñez y adolescencia para asegurarse de que lo pudiera lograr. Ahora estoy en una misión en donde tengo que justificar todo el entrenamiento que él me ha dado desde que tengo memoria. No puedo decepcionarlo, porque si decepciono a mi padre, Abel se decepcionará de nosotros dos. De todos los miembros de Black Meteor, la misión es más importante para mí que para cualquier otro — esas palabras hicieron que Natasha recordara y también considerara lo difícil que sería tener como padre o madre a un comandante del país, más que nada teniendo en cuenta lo exigentes que pueden ser en las academias con alguien que es hijo de uno — Lo que dije ayer fue que no podía estar en una relación contigo porque eso me distraería. Nunca he estado en una relación antes por todas las exigencias de mi padre, y no sabría cómo manejar una ahora. No estaba despreciándote en ningún momento. Tampoco dudaba de tus capacidades de pelea. Pero tal vez no utilicé las palabras correctas ayer.

    Dichas palabras causaron un impacto distinto en Natasha. Podía darse cuenta de que Ace no sabía cómo expresar correctamente la forma en la que se sentía, y claramente, se debía a la forma en la que su padre lo habría educado. Por lo que escuchaba, se notaba que Ace jamás había tenido una relación antes, e incluso no daba la impresión de haber tenido la oportunidad de sentir algo por alguien durante su adolescencia.

    Lo único que pudo hacer fue recapacitar, y darse cuenta de que, si bien, él no había usado palabras agradables para rechazarla, ella no se detuvo a pensar desde su posición.

    — Lo entiendo, y te pido perdón — Natasha se mostraba muy apenada con su compañero — Creo que mi reacción fue algo exagerada. Pero yo no tenía forma de saber que tú tuvieras que cargar con todo eso. Y tienes razón cuando dijiste que las palabras que usaste no fueron las correctas.

    — Sí, lo sé — Ace agachó un poco la cabeza — No he tenido demasiados amigos — Natasha sintió algo de lástima al escucharlo decir eso — No es que mi padre me lo prohibiera, pero al ver la forma en la que me entrenó para impresionar a Abel me hace sentir que es muy importante para él. Y ya que me lo ha dado todo, quiero justificar su fe en mí. Mi mamá murió en la gran catástrofe. Soy todo lo que le queda, y lo único que quiero es que se sienta orgulloso de mí. De su único hijo.

    Esas últimas palabras que oyó de él fueron las que hicieron que Natasha se arrepintiera aún más sobre la forma en la que había respondido luego del rechazo de su compañero. Ciertamente, ser el hijo del comandante de una misión que es bastante importante debía ser una presión adicional para Ace, partiendo desde el hecho de que fracasar los dejaría en desventaja contra el Zenith, viendo que ambos se encuentran compitiendo por los recursos del país.

    — La única tonta en todo esto soy yo — Natasha sentía una pequeña tristeza por él — Me he vuelto a equivocar con él, y eso pasa porque sigo concentrada en juzgarlo sin conocerlo antes. Él no lo ha tenido fácil, y yo no me di la oportunidad de conocerlo mejor — pronto, la chica comenzó a hablarle — No podría imaginarme una vida así.

    — Esta misión es para lo que fui entrenado — Ace hablaba muy serio ahora — Debo asegurarme de que sea exitosa. Una vez que termine, habré cumplido mi objetivo al cien por ciento, y ellos ya no estarán tan pendientes de mí. Entonces podremos empezar una relación si es lo que deseas.

    — ¿Me prometes que será como dices? — preguntaba la chica, algo feliz de lo que estaba escuchando.

    — Te lo prometo — le respondió Ace.

    […]

    Pero con el paso de los días, la chica terminó descubriendo que esa era una promesa que no se cumpliría. Shun, Brandon, Stuart, Geoff, Paul, Casey, Grace y Natasha habían comenzado a despertarse luego de una pelea en contra de Michael, Devlin, dos soldados enemigos pertenecientes al equipo del Zenith, y Ace.

    Su propio líder, quién había desaparecido en medio de una misión de reconocimiento de terreno, había acudido a la base en compañía de dos soldados del bando enemigo, y los había enfrentado junto a ellos. Los ocho miembros del equipo habían quedado inconscientes al mismo tiempo, dado a que todos habían recibido una inyección de una sustancia muy extraña, la cual los había dejado fuera de combate debido a sus características.

    Una vez que despertaron, los soldados pudieron ver a su comandante en la sala, bastante molesto y con una mirada seria que causaba algo de miedo en ellos.

    — ¿Comandante? — preguntó Brandon, algo temeroso por verlo así — ¿Qué ocurrió?

    — ¿Dónde está Julie? — Stuart no estaba viendo con ellos a la soldado del Zenith a la que habían logrado modificar sus recuerdos para poder reclutarla en su equipo.

    — ¿Y dónde está Ace? — Natasha tampoco podía verlo presente.

    — Ace nos traicionó — contestó Morris, sin levantar la voz, dado a que él también había sido vencido en una pelea y no se sentía con el derecho a hacerlo — Él colaboró con los soldados del Zenith para atacar la base por sorpresa, y a nosotros.

    — ¿Y qué ocurrió con Julie? — preguntó Shun, quién no podía creer lo que escuchaba.

    — Por eso fue que Ace vino aquí con los enemigos — respondió Morris, bastante serio — Él restauró los recuerdos de Julie, y le permitió escapar para regresar con el Zenith.

    — Pero, ¿por qué haría eso? — Geoff no comprendía lo que estaba ocurriendo — Reclutar a Julie fue su idea.

    — Imagino que él decidió hacerlo luego de que yo decidiera no hacer el intercambio con Zenith — Morris recordaba a todos los soldados la conversación que habían tenido hace varias horas — No puedo creer que él nos traicionara así. Reconozco que les dije a Zenith que no haríamos el intercambio, pero él podría deducir que eso fue porque lo íbamos a rescatar por nuestra propia cuenta. Malinterpretó mis palabras, y creyó que lo había abandonado. Es un inútil, y un bastardo desagradecido.

    — Comandante — a Paul le invadía la curiosidad en ese momento — ¿Qué es lo que va a pasar ahora? Si Zenith tiene a Ace con ellos…

    — No lo tiene — Morris les daba esa información a sus soldados — No logré salir a tiempo para detenerlos, pero pude ver como Ace iba en una dirección y Zenith se iba en la otra. No se ha unido a ellos, solamente formó una alianza temporal con el enemigo — el comandante tomó una pequeña pausa tras decir esas palabras — Quiero que me expliquen una cosa. A mí me tomaron por sorpresa, pero ustedes eran muchos más que ellos. ¿Cómo fue posible que no los derrotaran? ¿Tuvieron un enfrentamiento con el Zenith durante el día?

    — Sí comandante — contestó Shun, sintiendo que tenía la responsabilidad de hacerlo, y la oportunidad de ganarse el favor de su comandante — Nos enfrentamos a cinco soldados suyos. Le explicaré cómo sucedió el encuentro.

    De esa forma, su compañero comenzó a explicarle al comandante la forma en la que ellos tuvieron que luchar contra los enemigos del Zenith antes de acudir a la base junto con él. Sin embargo, Natasha no estaba prestando atención a esa conversación. Ella solamente tenía en mente una cosa, y era el motivo por el cual su compañero, con quien tenía una relación bastante cercana desde los últimos días, había decidido traicionarlos. Hizo memoria y logró visualizar el momento en el que le habló por última vez.

    ¡Ace! — le gritó Natasha — ¡¿Qué estás haciendo con el Zenith?

    Natasha, espera… tengo que decirte algo — el soldado estaba en calma al momento de hablar con ella.

    Sin embargo, antes de que ella pudiera escuchar algo de su boca, Michael la atacó por sorpresa dándole una patada en el tobillo, la cual la derribó al suelo. Después de eso, no logró recordar nada más, claramente por haber sido adormecida con las jeringas que los soldados enemigos usaron para dejarlos fuera de combate.

    La chica supo que Ace tenía algo muy importante para decirle en ese momento, y los soldados del Zenith no se lo habían permitido. Tristemente, él ya no estaba, y la duda la iba a atormentar por el resto de su vida. Supo que Ace le iba a explicar los motivos para lo que hacía, pero no tenía forma de probárselo a su comandante. Ni siquiera ella estaba segura de lo que debía pensar en ese momento, aunque le hubiera gustado haber podido escuchar la explicación de Ace. El pensamiento de que él era un traidor no le encajaba, y sabía que alguien como él no actuaría así sin motivo.

    Pronto, la chica regresó a su realidad cuando la conversación se reanudó.

    — ¿Así que eso fue lo que pasó? — preguntó el comandante de Black Meteor.

    — Así es — respondió Shun después de haber contado la historia — Lamentamos que no pudimos derrotarlos.

    — Shun, en vista de tu buen rendimiento en las últimas misiones, te nombro como nuevo líder de Black Meteor en las misiones — fueron las palabras del comandante, tomando a todo el grupo por sorpresa.

    — Agradezco esto — respondió Shun muy satisfecho con la decisión del comandante — Prometo que no lo voy a decepcionar. No haré lo mismo que Ace. Me quedaré junto a mi equipo hasta el fin de la misión.

    — Eso espero, porque la misión podría concluir muy pronto y es fundamental que tengamos una victoria total sobre el Zenith — respondió Morris esperando haber tomado la decisión correcta.

    En ese momento, a Natasha no le interesaba quien tuviera el rol del líder del equipo. Sus pensamientos estaban centrados en una sola cosa.

    — ¿Qué es lo que va a ocurrir con Ace? — preguntó Natasha queriendo saber qué era lo que le esperaba.

    — Ace ha traicionado a Black Meteor — respondió Morris muy seriamente — Hizo un trato con nuestros enemigos, destruyó todas las sustancias que podrían servirnos de utilidad al luchar contra Zenith, dejó inservible la máquina para modificar los recuerdos de la gente, guio a dos soldados de Zenith directamente a la base revelando nuestra ubicación, los atacó a ustedes y también desobedeció y atacó a su propio comandante. Cada una de ellas es una falta grave, y Ace las ha cometido a todas. Eso es más que suficiente para que Ace sea considerado un traidor a Black Meteor. Le informé a Abel sobre lo ocurrido, y él me dijo que ha enviado a varios soldados para que lo busquen y lo encuentren.

    — ¿Qué es lo que harán cuando lo encuentren? — preguntaba Brandon con algo de curiosidad.

    — Abel me dijo que piensa capturar a Ace y dejarlo encerrado hasta el día en que Black Meteor parta al espacio exterior — respondía el comandante — Ace será ejecutado por traición en frente de una gran multitud de gente del país con el objetivo de dar un mensaje de que la traición a Black Meteor se paga muy caro, seas quien seas.

    De repente, Natasha sentía como el peso entero del mundo se le caía encima. El comandante parecía ir en serio con sus palabras, y sonaba bastante molesto al hablar. Estaba claro que no mentía, y que, en el momento en el que Ace fuera encontrado por soldados de Black Meteor, lo iban a apresar, para luego esperar el momento exacto para ejecutarlo. Ya no podría volverlo a ver, ni a compartir tiempo con él, ni tampoco iba a tener la oportunidad de escuchar sus motivos para haber hecho lo que hizo.

    Los recuerdos que había vivido junto a él, pese a no ser tan numerosos, eran especiales, y tras oír lo que el comandante había dicho, todos ellos empezaron a invadir su mente casi al mismo tiempo.

    Gracias por el apoyo que me das. De verdad me da gusto tenerte conmigo en las misiones.

    Natasha, quiero decirte algo importante. Realmente me gusta tenerte conmigo en las misiones. Eres una buena compañera, pero después de todo lo que hemos estado pasando, estoy empezando a verte como algo más que eso. Y quiero que tú y yo seamos algo más que simplemente compañeros

    No permitiré que me separen de ti.

    Natasha… No deberías preocuparte por eso. Yo ya te dije que quería estar contigo cuando la misión termine, y eso no ha cambiado.

    Aprecio mucho tu compañía. ¿Qué dices si nos vamos a dormir ahora?

    Espero que esta sea la primera de muchas noches.

    Una a una, cada frase que Ace le había dicho se apoderó de una porción de sus pensamientos. El trato que recibía de su parte era algo que la hacía sentir muy especial, y pensar que ahora él ya no estaba y que no tendría la oportunidad de hablar con él, la estaba destrozando. Quería buscar la forma de resistirlo, pero no podía, y pronto ella empezaría a derrumbarse.

    — No puedo creer que haya terminado así — aún se encontraba de pie junto a sus compañeros en la sala, y no quería derramar lágrimas en público — Esto no es justo. Tú no merecías esto… Solo quisiera saber qué fue lo que ocurrió…

    Por más difícil que fuera, lo único que le quedaba era aceptar que tendría que continuar la misión sin la compañía del chico al que más cariño le había tomado desde que empezó. El vínculo que formó con él era algo que Natasha apreciaba, dado a que las experiencias que compartió con él la habían llevado a desarrollar sentimientos que no sabía cómo controlar en ese momento.

    […]

    Días habían pasado, y Black Meteor había perdido la misión. En un último intento por arrebatarle al Zenith todos sus recursos, ellos tuvieron que escapar, permitiendo que ellos se marcharan con los recursos obtenidos. Su país enemigo les sacó una ventaja bastante considerable al haberlos derrotado, puesto a que también, habían quedado expuestos ante el mundo como saqueadores. Como si no fuera suficiente, el comandante Morris y uno de los soldados, Geoff, habían caído como víctimas del Zenith en el conflicto.

    Natasha se encontraba sentada en un banco en una plaza repleta de árboles, juegos infantiles, y mucha gente de todas las edades caminando por el lugar. La chica estaba allí en un intento de despejar su mente de todo lo que había ocurrido hace días, mientras esperaba la llegada de cierta persona. Ya no vestía su uniforme militar, sino ropa más casual para estar en un lugar tan tranquilo como aquel.

    Su mirada se había perdido en los árboles, el cielo y los edificios que rodeaban el lugar, cuando oyó una voz que la llamaba.

    — Natasha — la chica volteó y pudo ver a Shun acercándose a ella — Hola.

    — Hola, Shun — ella no se levantó de la banca, y en su lugar, fue el soldado el que se acercó a ella.

    — Al final, sí viniste — contestó Shun, satisfecho por verla en el lugar que habían acordado.

    — Tenía que hacerlo, después de todo, yo accedí a esa apuesta y la perdí — Natasha lo miraba con algo de tristeza.

    — Escucha, sé que esta no es la mejor forma de empezar una relación — Shun tomó la mano de la chica al momento de decirle eso — Pero te garantizo que mis sentimientos hacia ti son reales. Quizá no los expresé de la forma correcta, pero es verdad. Tú a mí me gustas mucho, y cada día de mi vida desde ahora yo te lo voy a demostrar.

    — Aprecio eso, Shun — Natasha se sentía feliz de ser apreciada — Creo que te he juzgado mal.

    Luego de su último encuentro con Ace, Natasha ya se dio la idea de que encontrarse con él sería improbable. Pero las palabras que Shun le estaba diciendo la estaban llenando de esperanza. Sentía sinceridad en lo que escuchaba, y supo que Shun podría tratarla de forma especial si le daba la oportunidad de demostrarlo. Después de todo, si las cosas no funcionaban bien, solo era cuestión de hablarlo con él.

    — Natasha, quiero que me respondas una pregunta — Shun rompió el breve silencio que quedó entre ambos — ¿Es cierto que viste a Ace cuando atacamos la base del Zenith?

    — Así es — le respondió la chica, esperando no tener que recordarlo por más tiempo — Él estaba ahí. Con un uniforme del Zenith, luchando para ellos.

    — Se ve que nada lo detuvo para unirse a los enemigos — contestó Shun, sintiendo una gran rabia en su interior por haberse perdido la oportunidad de enfrentarlo — ¿Y te dijo algo?

    — Me pidió que me fuera con él — Natasha recordó aquel momento con mucha claridad.

    — Un completo traidor, que incluso intentó llevarte a ti con él — el enojo de Shun no hizo más que ir en aumento tras oír esas palabras — Hiciste bien en no dejar que te arrastrara contigo. Eres demasiado buena para terminar con alguien como él. Piensa en lo que le hizo a su propio padre adoptivo. Gracias al comandante, él no tuvo que tener una vida miserable en un orfanato, ¿y cómo le agradeció? Uniéndose al enemigo y ocasionando la muerte del hombre que lo educó y le dio todo lo que tuvo — Shun observaba bien como la mirada de Natasha se entristecía, pero sabía que necesitaba embarrar a Ace para hacer que ella le tomara desprecio — Black Meteor era demasiado para alguien como él. Una escoria de su calaña pertenece al Zenith. No tiene lugar en ningún otro lado, y menos junto a nosotros.

    — Shun, ¿podría pedirte que ya no habláramos más de Ace? — Natasha empezaba a sentirse incómoda con esas palabras — Él es un elemento del pasado, que creo que conviene dejar atrás.

    — Tienes toda la razón, hermosa — contestó Shun acercándose a ella, pero sin presionarla — El pasado está en el pasado. Pero a nosotros solo nos queda mirar hacia el futuro. Y te prometo que yo te daré un futuro en el que serás tratada de la forma en la que de verdad te lo mereces — el soldado ya no podía resistirse, por lo que le dio un beso a su compañera en la boca antes de continuar — Natasha, a partir del día de hoy, ya no volverás a sufrir por culpa de nadie más. Es una promesa.

    […]

    Pero con el transcurso del tiempo, esa promesa se rompió. Natasha se encontraba adolorida, tanto física como emocionalmente. Luego de un malentendido relacionado a las palabras que había dicho, Shun le levantó la mano en un intento de dañarla. Los golpes fueron bastante contundentes, pero el hecho de que fuera Shun, su propia pareja quien se los hubiera dado, le dolía todavía más.

    — Deja de provocarme, Natasha — Shun sonaba bastante furioso — Solo estás haciendo que me enfurezca.

    Luego de escucharlo decir eso, ella supo que su relación con Shun ya no tenía un rumbo posible, y que debía terminarla en ese momento.

    Poco a poco, todos los miembros del equipo, atraídos por el escándalo de los gritos y los golpes, empezaban a acercarse a ver que estaba sucediendo, pero ella no quería quedarse más tiempo. Por el daño que recibió, las lágrimas empezaron a brotar de ella, mientras salía del lugar para encaminarse a su habitación situada en la nave espacial que el equipo estaba utilizando para recorrer el espacio.

    Al llegar, una serie de recuerdos volvían a invadir su mente. Los mismos que ya lo habían hecho una vez.

    Gracias por el apoyo que me das. De verdad me da gusto tenerte conmigo en las misiones.

    Natasha, quiero decirte algo importante. Realmente me gusta tenerte conmigo en las misiones. Eres una buena compañera, pero después de todo lo que hemos estado pasando, estoy empezando a verte como algo más que eso. Y quiero que tú y yo seamos algo más que simplemente compañeros

    No permitiré que me separen de ti.

    Natasha… No deberías preocuparte por eso. Yo ya te dije que quería estar contigo cuando la misión termine, y eso no ha cambiado.

    Aprecio mucho tu compañía. ¿Qué dices si nos vamos a dormir ahora?

    Espero que esta sea la primera de muchas noches.

    Natasha recordó lo bien que Ace la había tratado, incluso recordó que él, en las dos ocasiones en las que estaba en compañía de los soldados del Zenith, jamás se atrevió a golpearla, o incluso enfrentarla. Fueron dos ocasiones en las que Ace tendría que haberla enfrentado por encontrarse luchando en el bando contrario, pero pese a eso, el soldado evitó acciones hostiles en su contra.

    — No puedo creer lo bajo que he caído — Natasha no dejaba de atormentarse al pensar en eso — Esta no soy yo… Es lamentable. Yo puedo ser mejor que esto… No era así antes — el recuerdo del soldado del que se había enamorado en el comienzo de la primera misión no se iba de su cabeza — Junto a ti me sentía segura — pensó las veces en las que ella enfrentó a soldados del Zenith junto a Ace y salía victoriosa — Me sentía querida — sus pensamientos cambiaron a las veces en las que Ace la besaba con cariño — Y me sentía especial — el último pensamiento que la invadió era del momento en el que Ace prometió que ambos estarían juntos al terminar con la misión.

    Con esas cosas en mente, Natasha ya había tomado una decisión respecto a su futuro. Aunque más que una decisión, era un deseo por una meta que tenía pensado alcanzar.

    — Volveré a verte algún día, Ace — pensó la chica, escuchando como alguien se acercaba a su habitación, probablemente para hablar con ella sobre lo ocurrido — Y cuando eso suceda, tú y yo estaremos juntos, tal y como debió haber sido desde el principio. Sé que eso pasará. No sé cuándo, pero pasará. Juro que haré todo lo que esté a mi alcance para que nos volvamos a ver.
     
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