[Versión "beta"] Nuestros destinos se re-enlazan (Advanceshipping y otros)

¡Hola, hola estimados lectores! :D ¿Cómo va todo? Espero que genial. ¡Yo al fin estoy de vacaciones! Sí... es por eso que me había tardado tanto en subir la continuación. Estuve ocupadísimo con el colegio, pero ahora que estoy libre pude realizar la tan añorada continuación

Espero que les guste y me dejen un bonito comentario :'D

*Sonido de trompetas para marcar entrada triunfal*
Damas y caballeros, aquí viene el capítulo:

Capítulo 18: Esto apenas es el primer round…
​

Nicolette se levantó lenta y cuidadosamente, sin emitir ni una sola clase de sonido.
Aquella escena la había dejado completamente fría; era la primera vez en su vida que había tenido que presenciar un evento tan extraño… ¿qué acababa de ver?, ¿habrá sido real o fue tan sólo su imaginación?

La chica se mantuvo en transe mientras Solana llegaba a toda velocidad. Dicha tutora había escuchado el golpe de la caída de su estudiante, por lo que fue apurada a ver qué había ocurrido.

—¡Nicolette! —exclamó—. ¿Estás bien?

La pelirroja ranger en un principio sólo miró a su profesora, estaba completamente impactada.

Pasaron unos segundos, que dieron lugar para que se escuchara una enigmática brisa, y entonces Nicolette sacudió su cabeza y reaccionó…

—¡Profesora Solana! —respondió—. S-sí, estoy bien no se preocupe…
—Ya veo… —La tutora ranger comenzó a observar su entorno; Nicolette se había adentrado demasiado en la caverna—. Pero, ¿por qué llegaste hasta acá?
—…tengo que contarle algo.

Solana se dispuso a prestar mucha atención. Entendió que algo debió haber pasado para que su alumna llegara hasta donde estaba.

—Estaba caminando cuando una extraña figura blanca, brillante y flotante apareció en el aire —explicó Nicolette—. Estoy segurísima que era un pokémon; pero justo cuando me acerqué a él… desapareció.

La ranger de cabellos celestes abrió los ojos como platos al escuchar a su estudiante. Era notable como se comenzaba a mostrar un tanto tensa e inquieta…

—Vaya, que raro… —dijo rápidamente la tutora ranger—. No sé qué pudo haber sido; pero deberíamos irnos ya.

La chica de mejillas coloradas miró extrañada a su profesora; parece que andaba algo nerviosa… Sin embargo, decidió no cuestionar nada para evitar problemas, saliendo ambas de aquella parte de la cueva.

No fue sino nada más que alumna y tutora se fueran para que de un pequeño destello, la misteriosa silueta hiciera su aparición.

—¡Iiiih! —vociferó la criatura.

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Regresando a la Poké-academia, las actividades se estaban realizando con normalidad, sin nada distinto… aparentemente.

Iremos a la sesión de actividades de los entrenadores; donde comenzarían una nueva temática, luego de haber finalizado la Conferencia de batallas dúo.

Varios de los entrenadores estaban murmurando cosas, pero no eran precisamente de batallas ni de la temática que iban a ver, sino de Ash Ketchum y el escándalo por el que tuvo que pasar en el desayuno.
“¿Ya se besó con otra chica?”, “¡dejó a Dawn por otra!” eran la clase de comentarios que se escuchaban rondar por el estadio.

—Esto no puede ser cierto… —susurró exasperado el azabache.
—Relájate, hombre. Estos rumores de pasillo desaparecen de aquí a mañana —le dijo Jimmy dándole una palmada en la espalda.
—Pika, Pikachu… —musitó el pokémon eléctrico imitando la acción de Jimmy.

Unos minutos después todos guardaron silencio al percatarse que los tutores y supervisores ya habían llegado, y por ende, la clase iba a dar inicio.

Curiosamente, ninguno de ellos saludó.

Lance y Lucy se sentaron en una banca con la mirada fija al campo de batalla, mientras que Misty y Norman se fueron corriendo cada uno hacia un extremo de la arena.
Ambos asintieron con una sonrisa de confianza, y sacaron una pokébola de sus bolsillos…

—¡Adelante, Politoed! —exclamó la pelirroja.
—¡A luchar, Vigoroth! —vociferó el padre de la familia Balance.

Tanto el pokémon rana como el pokémon mono feroz hicieron su entrada en la arena, dispuestos a iniciar un combate.
Esto les resultó muy llamativo a los espectadores, pues había sido una forma muy espontánea de empezar una batalla.

—¡Usa Ventisca! —ordenó Misty.

Politoed abrió su hocico, expulsando una corriente de aire helada con bolas de nieve incluidas.

—¡Lanzallamas! —exclamó Norman.

Vigoroth no tardó en reaccionar. Rápidamente contratacó con una ráfaga de llamas, derritiendo la ventisca sin problema alguno...

—¡Hidrobomba!

Misty no se iba a quedar atrás. Apenas vio el Lanzallamas acercarse, Politoed contratacó con un potente chorro de agua, apagando esa ráfaga de fuego en un abrir y cerrar de ojos.

—¡Onda certera!

Vigoroth rápidamente disparó una esfera de energía color turquesa para defenderse; y a decir verdad el resultado le salió bastante bien.
Apenas la Onda certera hizo contacto con la Hidrobomba, se produjo un gran estallido que dio un lugar a una gigante ola que dividió al campo de batalla en dos.

—¡Rayo de hielo!

La rana trató de sacar provecho de la situación del combate, congelando el agua que había salido disparada hacia todos lados, creando un muro de hielo sólido…

—¡Puño certero! —ordenó el líder de gimnasio Petalburgo.

El mono feroz pegó un salto ágilmente, y empuñó su mano mientras la misma iba siendo rodeada por un fulgor color azul.
Al almacenar la suficiente cantidad de energía, Vigoroth, decidido, prosiguió a golpear la muralla de hielo… y ¡¡Prumm!! Con una fuerza descomunal, el témpano se rompió y un sinnúmero de pedazos de hielo salieron volando por los aires.

Sin embargo, Misty no parecía preocupada en lo absoluto como todos pensaban que estaría; más bien se veía satisfecha…

—¡Eco voz! —gritó la pelirroja.

La rana, alegre, pegó un fuerte alarido, reflejado en grandes ondas sónicas que se propagaron a gran velocidad por todo el campo de batalla.
Cómo sería la potencia del ataque, que todos los espectadores tuvieron que taparse los oídos, aturdidos.

Vigoroth, aún en el aire, abrió los ojos grandemente al verse pillado completamente desprevenido. Y una vez que fue alcanzado por las ondas sónicas retrocedió bruscamente varios metros hacia atrás… ¡y cayó directo al suelo!

El lugar quedó completamente en silencio, observando atentamente el estado del pokémon.

El susodicho abrió los ojos lentamente y se levantó, pero…

—¡Priiiiiiiiii! —Fue el sonido de un silbato soplado por la reina de la Serpie de batalla, para dar por concluida la batalla.

Algunos entrenadores llegaron a pegar un salto; pues de lo concentrados que estaban en la batalla no habían ni siquiera sospechado que eso iba a pasar.

Confundidos, varios de los estudiantes comenzaron a murmurar, preguntándose por qué la batalla había concluido si ningún pokémon estaba debilitado, y además: ¿Por qué Misty y Norman comenzaron a combatir así sin más?

—¡Y con esto daremos comienzo a lo que se llama la Neutralización! —anunció Misty.
—Como pueden ver, en gran parte de la batalla estuvimos bloqueando los ataques del otro; y es eso en lo que consiste la temática que veremos ahora, en neutralizar los ataques del oponente —continuó Norman.
—De seguro algunos conocen una táctica similar por los concursos pokémon. Pero aquí la idea no es en crear combinaciones elegantes, sino en defenderse de los ataques del enemigo, ya que eso es muy importante al momento de crear estrategias para combatir —agregó Misty.

Ahora que ya iban entendiendo poco a poco lo que estaba ocurriendo, varios de los entrenadores comenzaban a mostrarse más animados. Para algunos, era una actividad bastante novedosa y original.

—Bien… Distribúyanse en parejas y comiencen a hacer pequeños combates —dijo la tutora—. Tienen todo el campo de batalla a su disposición.
—Traten de idear tácticas de neutralización, que en el transcurso iremos observándolos y les daremos alguna sugerencia por si los vemos muy complicados con ello —concluyó Norman.

Esas palabras fueron más que suficientes para generar una ola de ánimo en el alumnado. Luego de mirarse unos a otros e intercambiar un par de palabras, los entrenadores fueron corriendo al campo de batalla.

—¡Vamos con todo, Pikachu! —exclamó el azabache.
—¡Pika, Pika! —respondió el ratón eléctrico con determinación.

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Mientras tanto, los coordinadores se encontraban con una sesión de actividades mucho más relajada… Tanto, que el ratoncito eléctrico dormía plácidamente sobre las piernas de su castaña entrenadora.

Mientras el grupo inicial pasaba por una clase teórica de las cosas básicas de los concursos, los del grupo avanzando hablaban sobre cierto tema de gran importancia para todo aquel que quisiera ser coordinador de élite.

—Quien haya tenido la oportunidad de ganar un Gran Festival, ya obtuvo la posibilidad de postular a lo que se llama el Sindicato de Listones —dijo Solidad.
—¡Ups! Entonces ya sabemos quién no puede postular —susurró Dawn mirando a May.

La castaña, fastidiada, le dirigió una mirada enojada a la chica de cabellos azules, a lo que ésta respondió con una sonrisa odiosa.

—No dejes que te afecte… —murmuró Marina a su amiga.

A continuación, la tutora de cabellos rosados continuó con su explicación:

—El Sindicato de Listones es la agrupación de los mejores coordinadores del mundo. Su sede principal se encuentra en la región Sinnoh, en un lujoso lugar llamado la Zona descanso.

>>Sin embargo, ser miembro de aquel gremio no es como comer pan con mantequilla.

>>Al momento de postular como nuevo integrante, el coordinador tiene que derrotar a tres expertos coordinadores consecutivamente, sumado a una previa realización de una presentación rotatoria.

—¿Rotatoria? —preguntaron algunos
—Es un tipo de presentación especial, tan sólo efectuada ahí… pero eso cambiará pronto. Por eso, nosotros le enseñaremos como funciona más adelante.

Varios sonidos de asombro y curiosidad fueron emitidos por muchos de los coordinadores. ¿Habían más tipos de presentaciones que no conocían? Qué emocionante sonaba eso…
Sin embargo, no todos estaban igual de fascinados. En medio de todos los entusiastas coordinadores, se encontraba una chica de ojos color lapislázuli jugando con su cabello un tanto mosqueada…

—¿Pasa algo, Dawn? —preguntó Brianna.
—¡Uish! —gimió la coordinadora de Sinnoh—. No me aguanto la idea de que esa loser hubiera intentado besar a Ash.
—Pero no pasó nada, tranquila…
—Por ahora… —repuso Dawn—. May Balance no estaba tan quieta como muchos pensaban, Brianna… Pero si cree que puede burlarse de mí sin que le pase nada, ya puede ir haciendo las maletas y decir “Au Revoir!” a la Poké-academia.

Brianna tan sólo suspiró y luego se echó a reír silenciosamente. Lo que acababa de escuchar ya era “típico de su amiga”, por lo que protestar sería inútil.

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Regresando con los rangers, los alumnos esperaban a su tutora afuera de la caverna por orden de la susodicha, esperando que apareciera para poder volver a la academia.
“¿Por qué demorará tanto?” se preguntaban varios estudiantes con impaciencia por irse pronto del lugar.

Solana se encontraba sentada sobre una roca al interior de la Cueva Frondosa, con cierta expresión ansiosa.

Repentinamente, un fulgor apareció al frente de ella, y en consecuencia, la silueta resplandeciente hizo su aparición.

—¡Ahí estás! —exclamó Solana—. Estuviste cerca de que te descubrieran…

La figura brillante emitió uno de sus característicos sonidos, como queriendo decir “sí…” a lo que le había dicho la tutora ranger.

—Yo confío en mis estudiantes, pero creo que aún no es tiempo de que sepan que estás aquí —prosiguió la guardiana pokémon—. Y como bien me quisiste decir antes, es mejor que no muchos te descubran; así que trata de andar con más cuidado… por favor.

La silueta resplandeciente asintió, y le envió una Baya Frambu a Solana, a través de lo que parecía ser una Fuerza Psíquica, para darle las gracias por su preocupación.
La tutora ranger sonrió y se despidió del pokémon, para luego salir de la cueva, para alivio de sus estudiantes.

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“¡Riing!” El glorioso sonido para algunos ya había hecho su entrada… Era la campana que indicaba el fin de las actividades, pero lo más importante, marcaba el inicio de la hora del almuerzo.

Luego de la interesante charla sobre el Sindicato de Listones, los coordinadores se prepararon para irse del lugar directo al comedor.

Salieron del salón, y caminaron por los pasillos… a punto de llegar a su destino. Pero no todos pudieron lograrlo —específicamente May y Marina—, ya que alguien les bloqueó el paso.
Era Dawn, quien andaba acompañada de una silenciosa Brianna.

—¡Piiiiiiichu! —se quejó el ratoncito. Tenía muchas ganas de comer.
—Queremos pasar —dijo Marina con cierto fastidio.

Antes de que alguna de las recién llegadas respondiera, se escucharon un par de saltitos junto a un “¡Dane!, ¡Brianna!”. Como todas suponían, era Lyra, quien llegó al pasillo para reunirse con sus amigas.
Las chicas de la 21D se saludaron y luego voltearon a ver a May y Marina.

—Quiero que me resuelvas una duda importantísima —dijo la chica originaria de Pueblo Hojas Gemelas.
—¿Qué quieres? —dijo como respuesta May, cruzándose de brazos.
—Querías besarte con Ash: ¿sí o no?

May y Marina intercambiaron una mirada de impresión mientras que Pichu quedó mirando a la coordinadora de Sinnoh con la boca abierta. La chica no perdía el tiempo en rodeos…

—¿Disculpa? —dijo la chica de ojos zafiro.
—El papel de digna no te combina para nada y menos ahora —dijo robustamente lachica de ojos lapislázuli—. Te hice una pregunta, responde.
—¡Uy, uy, uy! Esto se pone feo… —musitó Lyra.

La coordinadora de Hoenn se molestó de manera notable ante la imperativa actitud de su rival. Al darse cuenta de cómo se sentía, la chica de ojos zafiro respiró hondamente…

—No me voy a quedar aquí escuchando tus insultos —afirmó la castaña a punto de irse.
—Te ofende porque te llegan —contestó la chica de cabellos azules impidiéndole el paso—, porque todo lo que digo es verdad, ¿o no?

Esa fue la gota que derramó el vaso. May sentía que Dawn se hacía cada vez más y más insoportable; ya la había ofendido lo suficiente, y no estaba dispuesta a dejar eso así.

—Lo único que es verdad es que estás muy sentida porque Ash no te quiere —dijo May con firmeza—. Eso sí es una realidad, y eso sí te llega.

Dawn miró impresionada a su “contrincante” y no encontró palabra alguna para defenderse o siquiera contradecirla. Le estaba devolviendo el golpe con mucha potencia…

—¿Y sabes qué otra cosa es verdad y también te va a ofender? —continuó la castaña furiosa—: Ash y yo sí estuvimos a punto de besarnos, y fue él el que me quiso besar a mí.

Dawn tensó la mandíbula mientras respiraba rápidamente. La situación se volteó por completo, pues ahora la ofensora pasó a ser la ofendida y viceversa.

También cabe destacar que gente que pasaba por ahí escuchó esa parte de la conversación.

—¡Te resolvieron la duda, Dawn! Ahora déjanos pasar —dijo Marina, llevándose a May y a Pichu para evitar que la situación pasara a problemas mayores; aunque no puede negar que se divirtió bastante con lo último.

Una vez que vieron al par de amigas alejarse, Lyra y Brianna voltearon a ver a Dawn y no se encontraron con algo muy bonito…
La chica de cabellos azules estaba respirando acelerada y fuertemente, mientras empuñaba sus manos con mucha tensión.

—…Dane, ¿estás bien? —preguntó Lyra.
—¡¡Ese par está muy equivocado si creen que esto se quedará así!! —gritó la coordinadora de Sinnoh llena de ira.

Dichas estas palabras, Dawn comenzó a caminar, pero no en dirección al comedor…

—¿A dónde vas? —preguntó Brianna.
—A mi habitación; y no me busquen —respondió a secas la joven de ojos lapislázuli.

Brianna y Lyra intercambiaron una mirada de preocupación ante esa respuesta, pero sabían que debían hacerle caso o la chica o sino la situación se pondría peor…

Resignadas, las amigas de Dawn se dirigieron al comedor para almorzar.

(…)

En el comedor de la Poké-academia se encontraba una pensativa Nicolette que apenas tocaba su plato, mientras miraba a cualquier lado sin estar consciente de lo que sucedía en su exterior.

—‘En esa cueva hay un secreto, estoy segura… ¿Qué podrá ser esa silueta flotante?’ —pensó la estudiante ranger.

La chica de mejillas rosadas comenzó a divagar y a descartar posibilidades, pero en medio de sus reflexiones…

—¡Hola, Nicolette! —exclamaron May y Marina al unísono.
—¡Yo no sé nada! —respondió Nicolette rápidamente, hasta que volvió al planeta Tierra—. ¡Oh!, ¡ch-chicas!, ¿qué tal todo?

May y Marina intercambiaron una mirada de confusión.

—¿Ocurre algo? —preguntó la castaña.
—¿Qué? —dijo la ranger de cabellos revueltos fingiendo estar relajada—. No, nada…
—Es que estabas como silenciosa y pensativa —comentó Marina.
—Oh, no. No es como si hubiera pasado algo extraño esta mañana que dé para pensar. Sólo estaba pensando en una posible pre-evolución de Tauros.
—¿Ah sí? —cuestionaron el par de amigas estupefactas.
—¡S-sí! Hay rumores de que se llama Ternerous; y con una piedra especial puede evolucionar a otro pokémon llamado Vacaus.

Sin ánimos de responder más preguntas, Nicolette comenzó a tragar como Snorlax y se fue de lugar sin darle tiempo a May y a Marina de reaccionar.

—¿No te parece que andaba como rara? —preguntó la chica de cabello cerúleo—. ¿Vacaus?, ¿de dónde sacó eso?
—Ni idea, pero no creo que “Ternerous” sea capaz de tener a una persona tan intrigada... —La castaña hizo una pausa, y se dio media vuelta y luego dirigió la mirada hacia los extremos y posteriormente volvió a ver a su amiga—. Marina, ¿por qué todos me están mirando?

Marina volteó a ver a sus alrededores, y efectivamente la gente miraba de re-ojo a la castaña por unos segundos, susurraban algo y luego seguían como si nada…

(…)

En una de las tantas mesas, estaban Drew y Timmy almorzando silenciosamente. Ninguno quería hablar con el otro, cada uno por sus propias razones.

—¡Hey, hey! —exclamó Vincent haciendo su aparición—. En los pasillos dicen que May le echó en cara a Dawn su casi beso con Ash.

Al escuchar a su compañero, Drew dejó el tenedor en la mesa con brusquedad para luego cruzarse brazos con una expresión de fastidio en su rostro…

—‘Estoy harto de escuchar cosas de May con ese inepto. Tengo que quitar a Ketchum de en medio de alguna forma…’ —pensó el muchacho de ojos verdes.
—Ah no, Vincent. Si te vas a poner con polémicas yo me largo… —alegó Timmy incómodo, yéndose de la mesa sin darle tiempo de respuesta al castaño.
—¿Y a éste que le pasa? —preguntó Vincent—. No sé por qué se ofende tanto; esa foto no le afecta en nada…

Drew miró a Vincent con una expresión de triunfo en su rostro… se le había ocurrido una idea.

—Ya sé quién me puede ayudar…
—¿Eh?

(…)

Un rato después, May y Marina se encontraban dejando las bandejas de sus almuerzos en el pasaplatos, y cuando se dieron vuelta para irse del lugar, un muy sonriente castaño apareció frente a ellas.

—¡Qué hay, Marina! —dijo Vincent.

El par de amigas intercambiaron una mirada de ironía al ver al chico en frente de ellas como si nada hubiese pasado…

—Aquí siento como tornados de hipocresía, así que te espero afuera, Marina… —dijo May cortante.
—¡Pi, chu chu! —exclamó Pichu, sacándole la lengua al entrenador con peinado de cresta.

Marina asintió y volteó a mirar muy seria al chico. Vincent, sintiéndose algo nervioso, se rascó la nuca con incomodidad.

—¿Acaso May está enojada?
—¡Pero obvio! —vociferó la ídolo pokémon—. ¡Le sobran razones, Vincent! Y a mí también…

El muchacho de peinado de cresta llegó a pegar un salto al escuchar el grito de Marina.

—No puedo creer que hayas sido capaz de tomarle una foto polémica con Ash y aún estés así de tranquilo… —prosiguió la chica de cabello cerúleo—. ¡Eres capaz de hacerle daño al que sea y ni siquiera te importa!
—P-pero…
—Pero nada, Vincent. —En ese momento, la expresión de Marina cambio de molestia a una de decepción— No quiero volver a hablar más contigo, por favor déjame tranquila.
—P-pero, pero yo… ¡y-yo…! —balbuceó el chico nerviosísimo.
—Adiós Vincent —concluyó Marina la conversación, cerrando los ojos con tristeza y yéndose del lugar.

Paralelamente, Jimmy pasaba cerca del mostrador en silencio, con un semblante de seriedad melancólica, dispuesto a irse del comedor.

—¡Jimmisito!, ¿qué cuentas de bueno? —exclamó Lyra, apareciendo de quién sabe dónde.

Sin embargo, el entrenador de largo flequillo ni siquiera se inmutó al ver a Lyra aparecérsele repentinamente, a diferencia de otras veces. Esto le llamó mucho la atención a la susodicha.

—Bah… no mucho —fue lo único que dijo Jimmy, encogiéndose de hombros.
—¿…estás bien?
—No es algo de lo que me interese hablar en estos momentos.

Pero cuando Jimmy estaba a punto de dejar a la entrenadora de Johto, ésta lo detuvo rápidamente agarrándole del brazo.

—¡Pero a mí sí me importa! Tú no estás bien…

El entrenador de pueblo Primavera pegó un suspiro.

—Pues estoy así porque tuve un problema con Marina… ¿contenta?
—¿Qué? —preguntó Lyra estupefacta—. Pero, ¿qué pasó?
—Vio una foto donde salíamos tú y yo abrazados y decidió que era mejor alejarnos para no tener ningún tipo de problemas. Eso es lo que te puedo decir, hasta luego.

Lyra, luego de observar a Jimmy alejarse, se puso a pensar en esas palabras: “una foto donde salíamos tú y yo abrazados”. Pero, ¿de dónde pudo haber salido una fotografía así?
Sin embargo, un recuerdo se le vino a la cabeza que le aclaró todas sus dudas…

—¡Pero claro! —exclamó—, ¡Vincent tenía una cámara instantánea para sacar fotografías de la batalla!

La chica sonrió grandemente y pegó unos pequeños saltitos en el lugar, para luego volver a su mesa.

Brianna, al verla llegar, notó su curiosa alegría, por lo que no pudo evitar preguntar qué había ocurrido.

—¡Vincent es un genio! Nos fotografió a mí y a Jimmy abrazados y le mostró la foto a Marina.

Brianna se cubrió la boca con las manos de la impresión.

—¡No lo creo! —exclamó la chica de capul—. ¡Esa cámara de Vincent no ha hecho sino ocasionar problemas!
—Ehh…. sí, problemas. Claro… —dijo Lyra haciéndose la preocupada.

Brianna simplemente soltó una risa irónica al saber que su compañera de habitación no estaba tan “triste” por lo sucedido, sino todo lo contrario. Pero bueno, ahí se veían reflejados los intereses personales de cada uno.

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Mientras May, Marina y Pichu iban caminando por el vestíbulo, la chica de cabello cerúleo sintió el impulso de voltear a mirar hacia atrás, y vio a Jimmy a unos cuantos pasos de distancia.
Con algo de ansiedad, la ídolo pokémon tomó del brazo a su amiga para que dejara de caminar.

—May… ahí está —susurró Marina.
—¡Pues anda! —le aconsejó May—. Ahora es el momento…
—¡Pichu Pi! —añadió Pichu, dándole apoyos a la coordinadora de Johto.

Marina tragó saliva un tanto nerviosa. Respiró hondamente y se dirigió a donde estaba el chico, mientras May le susurraba un “¡suerte!”.

Cuando Jimmy vio que la coordinadora de Johto llegó hacia él, la miró un poco indiferente.

—…hola —dijo Marina tímidamente.

Jimmy no respondió. Se quedó mirando a la chica por unos leves segundos, y dio un paso para irse, pero la chica no le permitió irse.

—¡Jimmy! Necesito hablar contigo…
—¡Qué loco! —exclamó Jimmy con sarcasmo—. Nada más ayer me dijiste que no volviéramos a hablar y hoy dices que necesitas hablar conmigo… ¿no te parece absurdo?

Marina se mordió el labio de los nervios al ver como el chico andaba con una actitud totalmente repelente.

—Pero lo estuve pensando y yo…
—Yo también lo estuve pensando y llegué a la conclusión de que esto no vale la pena —respondió el entrenador de largo flequilo, cortando duramente la conversación.

Con neta frialdad, Jimmy no le dio tiempo a su “ex-amiga” de responder, y se fue rápidamente al patio de recreos.

A Marina, impactada con la respuesta del chico de sus sueños, le comenzó a temblar la mandíbula y sus ojos empezaron a humedecerse.
Apenas sintió la primera lágrima caer en su mejilla, la chica cerró sus ojos con dolor y echó a correr hacia su habitación.

—¡Marina…! —vociferó May preocupada—. Ay, no…

La castaña sabía que si su amiga había reaccionado así, era precisamente porque las cosas no habían salido nada bien.
Luego de soltar un breve suspiro, May dio un paso para ir a acompañar a su amiga, pero escuchó que alguien la llamó, por lo que se detuvo rápidamente.

—¡Drew…! —exclamó la coordinadora de Hoenn, no muy contenta, al ver de quien se trataba. Y para completar el menú, venía acompañado de Vincent.

El coordinador de cabellera verde, llegó velozmente donde la chica de ojos zafiro, pasó su brazo sobre los hombros de la chica —en otras palabras, le dio un abrazo de costado—, sonrió mirando a Vincent, y… ¡Flash! El castaño rápidamente les tomó una fotografía.

—¡D-Drew!, ¿qué estás haciendo?

El joven coordinador, luego de soltar a la castaña, sonrió presumidamente e hizo su movimiento de flequillo, para luego responder:

—Una fotografía…. ¿Te molesta?
—Emmm… bueno, no. Pero fue algo improvisto.
—¿Y? No es algo malo, en realidad. Sabes que muchas chicas aquí darían lo que fuera por tener una foto conmigo.

May frunció el ceño ante esa respuesta.

—Ahh no… Si te vas a poner así de irritante, yo mejor me voy.
—¡Pero si la foto quedó bonita! —intervino Vincent inocentemente, mostrándole la fotografía recién impresa.

La castaña miró indignada al chico con peinado de cresta. Percibía como una especie de cinismo por parte del polémico fotógrafo.

—¿Sabes? Definitivamente me voy ya, que tú con esa cámara provocas un montón de tragedias.

Vincent estiró el cuello de su camiseta con algo de incomodidad. Drew arqueó una ceja al ver como la joven de ojos zafiro se retiraba del vestíbulo sin decir nada más.
“Ya se le pasará…” pensó el joven de apellido Larousse despreocupado.

—Buen trabajo, Vincent —dijo Drew agarrando la foto.

Vincent simplemente asintió, aún se sentía bastante incómodo por la situación con May, además del incidente con Marina.

—…voy a tomar un poco de aire —dijo Vincent.
—Oh, de acuerdo. Nos vemos luego…
—Ajá…
—Estás bien, ¿no?
—Sí… sólo voy a otra parte por un momento —concluyó Vincent, yéndose de inmediato.

Drew se encogió de hombros y volteó a mirar la foto con mucha satisfacción. Algo tenía en mente…

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Mientras tanto, la directora Helen se encontraba escribiendo en unos papeles, y cuando terminó, se levantó de su asiento y miró por la ventana. La dama pegó un suspiro y tomó su teléfono celular y dijo:

—Edward, creo que ya es hora de dejar este juego… Los alumnos merecen que la dirección sea totalmente transparente, ¿no te parece? —dijo la directora.

Desde el parlante del teléfono se lograba escuchar un suspiro de resignación.

—De acuerdo, de acuerdo… —respondió el receptor de la llamada—. Hablaré con Scott para que en un par de días puedas “ser tú”; al fin y al cabo, la prensa ya debe estar más calmada, aunque deberías tener cuidado con los periodistas que andan ahí.
—¡Oh, no seas ridículo! Ellos son de total confianza, ya he hablado bastante con ellos como para saber que son gente muy profesional y civilizada.
—Espero que sepas de lo que hablas…
—Lo sé muy bien, así que cuando se efectúe todo, volveré a mi color de pelo natural y me quitaré todo este relleno que me hace ver como una papa rellena… ¡No sabes las ganas de bailar que me he aguantado!
—Ya, relájate. Me encargaré de que en un par de días todo esté listo.
—Te lo agradezco, Edward. Me alegra ver que eres un mánager empático. —Y con esa frase, la llamada fue finalizada.

No fue sino que esa conversación concluyera para que alguien tocara la puerta. Al ver la hora, la directora tenía muy en claro de quienes se trataban…

—¡Adelante! Es bueno ver que llegaron a las tres en punto, justo a la hora que fueron citados.

Por la puerta pasaron Max, Vivi y Landis, cada uno con los grandes libros de “Los peligros de hacer bromas”, para hablar sobre que moraleja les dejó el primer tomo.

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Dirigiéndonos a la habitación 10D, nos encontramos a la joven Marina, sollozando silenciosamente mientras observaba el paisaje a través de la ventana…

—¿Por qué?, ¿por qué deje manipularme por Vincent? —musitó la chica de cabellos cerúleos.

Esta era de las pocas veces que la ídolo pokémon había tenido una pelea con aquel chico al que tanto cariño le guardaba, pero vaya que era la primera vez en la que él había sido tan esquivo… Sentía que lo había perdido para siempre, que ya no había vuelta atrás, y todo porque no fue capaz de reaccionar a tiempo, de darse cuenta de lo que pasaba.

—Ahora Lyra debe estar como un chicle pegada a él… —se lamentó Marina, cerrando sus ojos desanimada.

La joven proveniente de Pueblo Primavera siguió sollozando por un largo rato hasta que logró calmarse, y sacó una pequeña botella de agua que tenía guardada en el mini-refrigerador de la habitación y bebió un poco de ella.

—‘Alguna salida debe haber… ¿pero cuál?’ —pensó.

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Regresando con la castaña, la chica se encontraba sentada en una banca un poco aturdida por todo lo que acaba de ocurrir, acompañada de Pichu, quién estaba sentado al lado de ella…

¿Qué hay con esa foto repentina? Si la cámara de Vincent estaba incluida en el asunto, de seguro no se trataba de nada bueno… o al menos eso podía afirmar por los sucesos recientes.

—Espero que Vincent no ocasione más problemas…
—Chu, Pichu.. —musitó Pichu

La chica respiró hondamente para conservar la calma, mientras un joven con “z” en las mejillas salía al patio y la observó a lo lejos.

—‘¡Ahí está! Mejor hablo con ella ahora mismo…’ —dijo el entrenador de cabellos azabaches en sus pensamientos.

El chico originario de pueblo Paleta mientras miraba fijamente a la chica de la pañoleta, iba a dar un paso cuando una extraña sensación lo hizo detenerse rápidamente. Parece que provenía de su estómago, pues el joven entrenador llevó sus manos al área mencionada.

—¿Pika? —preguntó Pikachu, extrañado al ver el repentino freno de su dueño.
—Qué raro, Pikachu… siento unas cosas extrañas en la panza. Imposible que sea hambre, pues acabo de almorzar con postre y todo incluido…
—¿Pika Pikachu?
—Son como… “cosquillas”. Jamás había sentido algo así —murmuró el azabache con una leve sonrisa.

En ese momento Pichu sintió la presencia del entrenador y pokémon recién llegados. Al ver a su evolución nuevamente, el ratoncito se alegró de gran manera y saltó de la banca.
Pikachu, sonrió de manera entusiasta y bajó de los hombros de su entrenador…

Cuando ambos pokémon se encontraron, chocaron las colas como forma de saludo, liberando una pequeña chispita.

La castaña, curiosa, volteó a mirar y no pudo evitar sonreír al ver a Ash Ketchum a unos pocos metros de distancia…

—¡Ash!, ¿cómo estás?

El azabache sintiendo aún más intensas las cosquillas en su estómago al escuchar la voz de la chica de ojos zafiro, tomó aire y respondió:

—Emm… bien, ¿tú?
—Sí, bien… procurando no ser fotografiada una vez más por Vincent… —dijo con ironía la coordinadora de Hoenn, acompañado de una suave risa.
—Oye, hablando de las fotos de Vincent, hay algo de lo que debo hablarte —dijo el azabache un tanto serio.
—Oh, bueno. Te escucho, Ash…
—He estado escuchando en los pasillos que le dijiste a Dawn que yo te quise besar… ¿es eso cierto?

May, sorprendidísima, abrió la boca sin saber que decir… Por eso era que todos la miraban a cada rato en el almuerzo.

—Ash, yo…
—Quiero la verdad, May.
—Bueno… —La castaña hizo una pausa, lanzó un suspiro de resignación y tomó aire para seguir—…sí, sí se lo dije.
—¡May…! —exclamó Ash atónito.
—Pero no quería causarte problemas ni nada de eso. Yo… sólo perdí el control, porque ella empezó a hacerme un interrogatorio y luego a insultarme, y yo le dije eso. Pero sé que no estuvo bien y te pido disculpas por si te hice pasar un mal rato, de verdad.

Ash cerró sus ojos con tranquilidad y rio a lo bajo. Luego volvió a abrir sus ojos y se acercó lentamente a la castaña, poniéndole una mano en su hombro y dijo:

—No me hiciste pasar un mal rato, tranquila. Tú jamás me traerías cosas malas, sino todo lo contrario…

May abrió su boca de la impresión, fascinada por escuchar las tiernas palabras del azabache… De verdad que el chico se empezaba a comportar cada vez más y más dulce con ella.

—Ash… —susurró la chica de ojos zafiro tímidamente.

Mientras eso ocurría, Pichu le dio un suave codazo a Pikachu y le hizo una pregunta en su idioma que en el español se traduciría como: “¿Tienes palomitas de maíz?”
Pero su evolución le hizo un ademán de “Todavía no… Hay que esperar un poco”.

La castaña se quedó observando fijamente a los ojos del azabache con dulzura, ¡qué momento tan mágico era ese! Pero un pensamiento se le vino a la cabeza que la hizo volver al planeta Tierra…

—¡Ash! Necesito hablar con Jimmy urgentemente.
—¿Con Jimmy? —preguntó el joven con “z” en las mejillas—. ¿Y para qué?
—Es sobre Marina… Pelearon ayer y ella está muy afectada.

El entrenador de pueblo Paleta quedó pensativo…

—Hmm… la verdad es que Jimmy también ha estado un poco más serio de lo habitual. Creo que andaba por aquí.

May y Ash voltearon a mirar por todos lados, cuando a lo lejos lograron pillar a un chico de largo flequillo con un semblante serio, apoyado sobre el tronco de un árbol.

—¡Allí está! —dijeron ambos, yendo en dirección al chico.

Justo cuando ambos se dirigían hacia Jimmy, alguien apareció por la puerta que conecta con el vestíbulo y logró verlos, y era precisamente alguien que no le agradaba mucho la idea de verlos juntos.

—¿¡Y estos dos a dónde creen que van!? —dijo en voz baja Dawn Berlitz, para luego seguirlos de manera discreta.

En menos de dos minutos May y Ash se encontraban frente al entrenador de pueblo Primavera, sorprendiéndolo, puesto que estaba totalmente distraído.

—Chicos… ¿qué los trae por acá? —preguntó Jimmy.
—Yo sólo vine a acompañarla, pero ya me voy —dijo Ash señalando a la castaña—. ¡Hasta luego!
—¡Pikachu! —exclamó el ratón eléctrico, voleando la mano.

Una vez que May, Jimmy y Pichu estaban “solos”, o al menos eso creían, la castaña se dispuso a hablar…

—Jimmy, necesito hablarte sobre Marina…
—May, de verdad no quiero parecer grosero, pero ahora no tengo ganas de hablar de eso.

La coordinadora de ojos zafiro lanzó un suspiro con una leve frustración presente.

—De acuerdo, pero de verdad hay algo que tiene que aclararse —insistió la castaña.
—Hagamos algo. Mañana, en esta misma hora, nos encontramos aquí y hablamos de esto, ¿te parece? Quizá ahí me sienta más calmado para poder hablar del asunto… —propuso el entrenador de largo flequillo.
—¡Trato hecho! —exclamó la castaña extendiendo su mano.

Jimmy sonrió y estrechó su mano…
—Pero no quiero que Marina se entere de esto… —dijo el chico proveniente de Johto.
—¿Eh?, ¿por qué?
—Porque en una de esas se pone ansiosa. Y prefiero andar sin tener que pensar que va a andar mirándome con cara de súplica a cada minuto.

La castaña no pudo evitar reírse por el comentario del chico.

—De acuerdo… yo no le diré nada.
—¡Bien! Entonces hablaremos mañana.

Con el acuerdo realizado, ambos chicos decidieron irse de ahí y volver a entrar al vestíbulo, pues la conversación “privada” ya había finalizado.

Y así como dicho dialogo había concluido, la coordinadora de cabellos azules, que había estado detrás del árbol durante la conversación, había terminado de escucharlos.

—‘¡Vaya, vaya! De aquí voy a sacar muuuy buen material…’ —dijo la coordinadora de Sinnoh en sus pensamientos.

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Mientras tanto, Drew se encontraba caminando no muy tranquilamente con la foto en sus manos, debido a que tenía mucha compañía detrás suyo…

—¡Oye Drew!, ¿por qué estabas tan molesto esta mañana? —preguntó una fanática.
—¡Sí, estamos super preocupadas! —dijo otra.
—Trágame tierra… —murmuró el joven de ojos verdes abochornado.
—¡Nosotras podemos hacer lo que sea para que te sientas mejor! —afirmó una admiradora—. Si necesitas que nos encarguemos de alguien, lo hacemos ya mismo.

Terminadas esas palabras, todo el club de fans de Drew sacó de quién sabe dónde unas pistolas de agua con forma de Gorebyss. Les llamaban los “Goredisparadores”.

Drew volteó a mirarlas pensativo, y posteriormente sonrió…

—¿Ustedes recuerdan al chico con el que tuve una batalla la otra vez?

Las admiradoras de Drew asintieron con odio al recordar a Ash.

—Bueno, él fue el que me hizo pasar un mal rato esta mañana con esa famosa foto…
—¡Oh, Dios! —exclamaron las fanáticas.
—Pero esperen… estar en contra de él sería estar a favor de que Drew esté con May, ¿no? —dijo una idólatra.

Al joven coordinador se le esfumó el aire de triunfo al ver como el resto de las fans decían “¡Sí!, es cierto” y posteriormente iban tirando la toalla, hasta que se le ocurrió una idea…

—Pero la que logre desquitarse de Ketchum se ganará una rosa y una foto conmigo… ¿no les interesa?

Con esa frase, el club de fans completo comenzó a cambiar de parecer. Rápidamente alistaron sus Goredispardores y salieron corriendo en busca del azabache.

Drew, al ver que había logrado parte de su objetivo, sonrió con satisfacción e hizo su típico movimiento de flequillo.

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Paralelamente, un aburrido Vincent se encontraba en el restaurante apoyando la cabeza con las manos. No le apetecía hacer alguna cosa para distraerse, pues la discusión con Marina lo dejó totalmente desganado…

—¡Vincent! —dijo Lyra, sentándose frente a él con una gran sonrisa.
—Ah. Hola, Lyra…
—¡Te tengo que dar las gracias! —exclamó la entrenadora de ojos marrones—. ¡Eres un genio!
—¿Eh?
—¡Jimmy y Marina se pelearon! Ahora los dos tenemos el camino libre.
—Oh, vaya… —fue lo único que dijo el desanimado chico.

Lyra, al ver que el chico de peinado de cresta no estaba tan entusiasmado con la idea como lo estaría normalmente, se extrañó un poco…

—¿Pasa algo? —preguntó ella.
—Pues… Marina no sólo se peleó con Jimmy, sino también conmigo por lo que ocurrió con May y Ash esta mañana.
—¡Ouch…! Ya veo. —Lyra quedó pensativa en ese momento; se encontraba tan agradecida con su compañero que no se sentía del todo bien al verlo así—. Pues si quieres yo te ayudo a salir de ésta…
—¿Y cómo? —preguntó Vincent intrigado.
—No lo sé. Pero algo se me ocurrirá —afirmó la chica de sombrero con lazo naranja, guiñándole el ojo.

Vincent sonrió conmovido y le dio las gracias.

—¡Oh, mira! Aquí tengo un cupón para pedir por encargo una de estas mismas cámaras, no sé si te interese… —dijo Vincent mostrándole un bono del producto.
—¡Wow, gracias! —exclamó Lyra recibiendo el cupón.

La chica sonrió, se levantó de su asiento, y le sacudió el cabello al castaño como muestra de cariño, para luego irse a entrenar un poco para la Neutralización.

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Mientras tanto, un joven azabache se encontraba saliendo tranquilamente de una cabina telefónica, luego de haber llamado a su hogar. Tenía propuesto seguir disfrutando de la tarde, pero…

—¡Pikapi! —gritó Pikachu alarmado.
—¿Eh?, ¿qué pasa Pikachu?

Pikachu señaló en dirección a la entrada de la sala telefónica con mucho apuro. Confundido, el entrenador con “z” en las mejillas hizo caso y volteó a ver, cuando vio a un grupo de chicas con cascos, gafas y unas pistolas de agua con forma de Gorebyss…

—Esto no es cierto… —murmuró exasperado el joven entrenador, golpeándose el rostro con la mano al reconocer a las fanáticas de Drew.
—¡Allí está! —vociferó una de las fanáticas, y a continuación todas comenzaron a disparar agua en dirección al azabache.

Ash, alarmado, tomó a Pikachu en brazos y comenzó a correr a toda velocidad, saliendo rápidamente de la sala telefónica, logrando esquivar todos los chorros de agua.

—¡Jovencitas!, ¿qué creen que están haciendo? —dijo la recepcionista del lugar.
—Tranquila, dama. Aquí nadie saldrá herido, buscamos solamente a ese sujeto —aseguró una de las idólatras imitando a una voz de agente de policía.

Terminadas esas palabras, la fan hizo una seña a sus compañeras y rápidamente abandonaron el lugar para no perder rastro del joven Ketchum.

(…)

En unos minutos llegó Ash al vestíbulo, deteniéndose para tomar un poco de aire. Escapar de un grupo de chicas obsesionadas con una especie de adversario no es nada fácil…

—¡Lo encontré, chicas! —exclamó una muchacha, perteneciente a otro grupo de las fanáticas que se encontraba vigilando la entrada de los pasillos.
—Oh… ¡vamos! —dijo Ash con estrés.

Viendo como el grupo de niñas no estaba dispuesto al diálogo, ya que de inmediato empezaron a correr y a disparar chorros de agua, Ash respiró profundamente y comenzó a correr nuevamente.

A unos pocos metros, se encontraban la reina del Serpie de batalla, y al frente suyo, un arrodillado Brock con uno de sus intentos de seducción.

—¡Oh, mi bella Lucy! Ya que eres reina del Serpie, ¿no quisieras ser la reina de mi corazón? —preguntó Brock tomándole la mano.
—Emmm…
—¡Cuidado! —gritó Ash, corriendo en medio de ellos e interrumpiendo uno de los intentos de Brock de ganarse el corazón de aquella dama.

Como si fuera poco, tanto Brock como Lucy tuvieron que separarse aún más para esquivar los disparos de agua de las admiradoras de Drew, quienes seguían al entrenador con “z” en las mejillas sin piedad alguna, y cada vez aparecían más y más fanáticas de todas las puertas de la Poké-academia.

—‘Ash, niñitas dementes… no saben cuánto los detesto en este momento’ —pensó Brock con una notable frustración.

Sin embargo, aquellos aires de derrota desaparecieron rápidamente al sentir como una suave mano tocaba su rostro. No era nada más ni nada menos que la de Lucy…

—Mañana almorcemos juntos, quizás ahí me puedas decir todo lo que quieras sin tener que sufrir este tipo de interrupciones, ¿te parece? —propuso Lucy con una dulce sonrisa.
—D-de-de… —tartamudeaba el criador pokémon, intentando responder.
—¿…sí?
—¡D-de-de acuerdo…!

Lucy soltó una ligera risa, y le dio un pequeño beso en la mejilla para despedirse del tutor de aprendices.
Brock, por su parte, se tocó la mejilla y quedó ahí… congelado.

(…)

—¡Corran por sus vidas! —gritó Ash corriendo por el patio de recreos.
—¡A un lado gente!, ¡estamos persiguiendo al enemigo del galán de la Poké-academia! —exclamó la fanática “líder” de ese momento, mientras seguían intentando atacar al joven de pueblo Paleta con disparos de agua.

El azabache comenzaba a cansarse, pero lamentablemente el club de fans de Drew aún tenía energía de sobra. Así lo verificó Ash cuando las volteó a mirar para ver cuanta era la distancia que los separaba…

Pero fue ese movimiento el que lo traicionó por completo, ya que no pudo ver una piedra que estaba frente a su pie y… ¡Cataplum! El chico cayó al suelo.

—¡Lo tenemos! —anunció una seguidora de Drew.

Las fanáticas rodearon al azabache y comenzaron a preparar sus Goredisparadores…

—¡Pika, Pikachu! —gruñó Pikachu comenzando a liberar chispas de sus mejillas.

Sin embargo, hasta ahí llegó la intervención de Pikachu, pues rápidamente una admiradora lo encerró en una cubeta de goma para que no pudiera efectuar sus ataques eléctricos, y por consiguiente, no interrumpiera su misión.

—¡Chu, Pikachu, Pika Pika! —aulló Pikachu, que se traduciría en el idioma humano como “¡Esta situación es demasiado ridícula!, ¡póngale un alto a este grupo de locas!”.

Ahora que ya no había más obstáculos y el azabache estaba inmovilizado, las idólatras comenzaron a lanzar agua sin piedad, mientras contaban los disparos en su mente para ver quien lograba lanzarle más agua al joven Ketchum.

—¡Alto ahí! —exclamó una voz.


Las fanáticas voltearon a ver quién las había interrumpido, y se encontraron con una muy enojada Brianna Wuscovi.

—¡Brianna!, ¡llegas justo a tiempo! —afirmó una fanática.
—¿Quién les dijo que hicieran todo este desastre? —cuestionó la chica de capul.

Las admiradoras de Drew intercambiaron una mirada de vergüenza.

—Bueno… Drew nos dijo que la chica que lograra dispararle más agua a Ash se ganaba una foto y una rosa —explicó una de las integrantes del club de fans.
—¡Pues esto termina ahora! —ordenó Brianna—. ¿Qué no saben que él lo hace para poder tener el camino libre para estar con May? ¡Eso significa que ninguna de nosotras podrá ser novia de Drew!
—Sí, pero…
—¡Pero nada! Como líder oficial del club de fans, les ordeno terminar con esto en este mismo instante.

Las fanáticas se quitaron los cascos y las gafas resignadas, y se alejaron del azabache arrastrando los pies…

—Yo llegué a los treinta disparos… —murmuró una admiradora.
—¿¡Qué!?, ¡yo sólo llegué a los veinte? —dijo otra.
—Un momento… —dijo la que efectuó los treinta disparos de agua—. ¿Nadie me superó?

El resto de las fanáticas se quedó en silencio…

—¡Sí!, ¡me gané una rosa y una foto con Drew! —celebró la idólatra, pegando un salto, mientras las otras la miraban de mala gana.

En ese momento, Brianna se acercó al joven con “z” en las mejillas y lo ayudó a levantarse, y luego sacó a Pikachu de la cubeta.

El ratón eléctrico miró con furia a las chicas que habían atacado a su entrenador, soltó chispas de sus mejillas y… ¡Bzzzzzzzzzzzzt! Les lanzó una buena descarga eléctrica. Como era de esperar, las fanáticas gritaron de la forma más escandalosa posible.

—¡Nooo! —gritaron todas, al ver sus cabellos erizados luego de recibir el Impactrueno, corriendo hacia los baños de la academia para arreglarse.
—Lamento todo esto, Ash… —se disculpó Brianna, apenada, pasándole una toalla para que se secara el cabello.

Ash iba a responder, pero en lugar de eso, soltó un fuerte estornudo.

—Pikapi… —murmuró Pikachu divertido, dándole pequeñas palmaditas de apoyo a su entrenador.
—Ugh… Bueno, al menos tú no me atacaste como las otras —dijo Ash.
—Es que eso era demasiado injusto contigo, además de que iba en contra de los ideales del club de fans —aseguró la coordinadora de Isla Crisantemo.

Ash se echó a reir con el comentario de Brianna, más que todo con la parte de “Ideales del club de fans”.

—Bueno, yo ya me voy, que en una de esas llega Dawn y me mata al ver que estoy siendo buena contigo…
—¿Les tiene prohibido ser buena onda conmigo? —preguntó Ash estupefacto.
—No… pero ha andado un poco temperamental en este último rato, así que prefiero andar prevenida —respondió Brianna riendo nerviosamente.

Ash asintió, y posteriormente se despidió de la chica de capul, quien se fue en dirección al vestíbulo.

—Bueno, amigo, creo que mejor voy a mi habitación a cambiarme de ropa antes de pescar un resfriado…
—¡Pikachu! —asintió el ratón eléctrico, saltando al hombro de su entrenador.

Pero antes de que llegaran a la entrada del vestíbulo, una extraña foto apareció en frente de Ash.
El joven entrenador, curioso, revisó la foto y se dio cuenta que era la foto de Drew y May.

—¡Hey, Ketchum! —exclamó Drew a lo lejos—. ¿Te gusta? Creo que salimos mejor en esa foto que en la tuya de esta mañana.

En ese momento Ash sintió una furia incontrolable. Miró la foto, la arrugó con dureza, y la lanzó en dirección a Drew.

—¡Se acabó, De Larousse! —gritó el joven Ketchum—. En vez de andar mandándome mensajitos con tu ejército de zafadas, por qué no mejor das cara.

Drew frunció el ceño al ver como Ash le daba frente.

—Mañana mismo… vamos a terminar esa batalla que quedó inconclusa —propuso de manera desafiante el joven de pueblo Paleta.
—Bien. Prepárate para morder el polvo —dijo arrogantemente el coordinador de ciudad Larousse, alejándose del entrenador y del ratón eléctrico.

Pikachu le lanzó una mirada de desprecio al joven de ojos verdes, y con su oreja, imitó de forma burlesca el típico movimiento de flequillo del chico.
Ash, luego de soltar una carcajada con la acción de su pokémon, chocó las palmas con su fiel compañero y prosiguieron entrar al vestíbulo.

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En el resto de la tarde sólo ocurrieron sesiones de entrenamiento, conversaciones, y otras cosas que no salían de lo usual.

Antes de que todos fueran a sus habitaciones, la directora Helen anunció por el parlante que en la noche habría un boletín especial que sería emitido por todos los televisores de la región, traído por Gabby y Ty.

Así que, algunos se quedaron en el vestíbulo y otros en el restaurante para ver la transmisión en grupo; mientras que el resto prefirió verlo en la privacidad de sus habitaciones, en compañía de sus compañeros de dormitorio.
Casos así eran de los de la habitación 10D y de la 21D…

—¿Cuánto falta? —preguntó Nicolette.
—Deben quedar como treinta segundos… —respondió Marina revisando su Poké-gear.

May tan sólo miraba al televisor, tenía una especie de corazonada…

Paralelamente en la 21D, Lyra y Brianna conversaban con Dawn para ver cómo se sentía, y esta última aseguraba estar mucho mejor.

—¡Miren! Ya va a empezar —anunció Lyra.

Las chicas fijaron su mirada en el televisor, y reconocieron a Gabby, la reportera oficial de la Poké-academia.

—¡La Poké-academia es un lugar lleno de entrenadores y coordinadores sorprendentes! —afirmó la reportera—. Entre todos ellos, está May Balance, una coordinadora que paralizó por completo a ciudad Viridian este fin de semana con una fabulosa presentación…

A continuación, se reprodujo una grabación de la presentación de May en el Viridian Plaza:

—¡Beautifly, sal a escena!

Luego de salir de su cápsula esférica, el pokémon mariposa extendió sus alas con gracia para marcar su entrada.

—¡Usa Viento plateado!

Beautifly se dispuso a dar aleteos parar liberar ráfagas de viento con crecientes plateadas.

—¡Fuerza Psíquica!

La mariposa usó el ataque mencionado, y logró tomar el control del Viento plateado, llevándolo a una dirección determinada a su alrededor.
Después de unos segundos, el público pudo ver que Beautifly estaba rodeado por un corazón formado por dicho movimiento.

—¡Mantenlo y usa Golpe aéreo!

Lo que vino dejó a todos totalmente impresionados.
Con una increíble velocidad, Beautifly embistió el corazón sin perder el control de la Fuerza psíquica.

Una vez que regresó a su posición, el corazón se pulverizó y se esparció un polvo brillante de tonalidad azul y plateada.

—¡Simplemente fantástico!, ¿no les parece?

>>Queridos televidentes, ustedes han tenido el placer de ver con sus propios ojos a la denominada por sus propios maestros la “alumna de la semana”. Así que estén pendientes, porque la próxima semana, a esta misma hora y en este mismo canal podrán ver quién será el nuevo alumno de la semana… ¡Hasta luego!

Y con esa última frase, la transmisión se dio por concluida, volviendo a mostrar noticias de otra índole.

Al ver aquello, Lyra y Brianna intercambiaron una mirada de pánico. Rápidamente sacaron las orejeras y se escondieron debajo de sus almohadas para protegerse de los posibles gritos de su compañera…

—¡Pff! Definitivamente tienen un concepto muy equivocado de ser cool y glamourosa. Digo, ¿en serio pierden tiempo y cámara en eso? —comentó la chica de ojos lapislázuli con arrogancia.

Al darse cuenta que la reacción de la coordinadora de Sinnoh fue mucho más “tranquila” de lo que esperaban, Lyra y Brianna se quitaron lentamente las orejeras.

—¿…no estás enojada, Dane? —preguntó Lyra.
—¡No! —respondió Dawn acompañado de una corta risa—, ¿por qué habría de estarlo?
—Pues pensábamos que ibas a estallar en furia al ver a May en TV… —dijo Brianna.

Dawn lanzó una risa irónica al escuchar la suposición de la chica de capul.

—Nah, la felicidad de May Balance ya está llegando a su tiempo límite…

Lyra y Brianna intercambiaron una mirada de intriga.

—¿Ya se te ocurrió una idea? —preguntó Lyra.
—Exactly, my friends! —afirmó Dawn con aire de triunfo—. Digamos que esta tarde salí a tomar aire, y la idea creció de los árboles.

Las compañeras de la coordinadora de Sinnoh se quedaron pensativas con esa frase, ¿a qué se refería exactamente?

—Hemos estado muy inactivas en estos últimos días, chicas. Y ya May Balance y Marina Kristalli descansaron lo suficiente, así que será mejor que esas dos se sujeten bien fuerte, porque tengo un plan que matará a dos Spearows de un tiro.

(…)

Mientras tanto en la habitación 10D, May, Marina y Nicolette saltaban de alegría, celebrando el logro de la castaña.

—¡Felicidades, May! —dijo Nicolette.
—Me alegro que al menos a ti te estén saliendo bien las cosas… —musitó Marina.

May miró a su amiga y le puso a su hombro.

—Marina, tranquila. Te prometo que todo va a estar bien, yo sé porque te lo digo.

La ídolo pokémon miró a su amiga enternecida, y le dio un fuerte abrazo.

—¡Estoy muy agradecida de que seamos amigas!

La chica de ojos zafiro sonrió y le correspondió el abrazo.

—También yo. Ten por seguro que siempre podremos contar una con la otra.
—¿Y dónde quedo yo? —dijo Nicolette sintiéndose excluída.
—¡Aww, ven aquí! —dijeron May y Marina al unísono.

Y así, Nicolette se unió al abrazo amistoso, dando lugar a uno de los tantos momentos memorables para las tres…

————————————————————————————————————————

Unas horas más tarde, Solidad salió apurada hacia el restaurante vestida de una manera muy elegante.
Iba con un vestido plateado, tacones blancos, un peinado de gala y moderado maquillaje.

—¡Lance! —exclamó apurada la coordinadora de élite—. Ya estoy aquí… ¿dónde está el señor Charles Goodshow?

Sin embargo, no vio por ningún lado al presidente de la liga pokémon…

En vez de eso se encontró una mesa con un par de velas, dos platos de camarones bañados en mostaza, una montañita de arroz con una hoja de cilantro en la punta, una ensalada de tomate en filas y unas copas de champaña.

A continuación, apareció el pelirrojo vestido con un elegante esmoquin, y luego de correr la silla, hizo un ademán para que la coordinadora se sentara.

—¿…qué ocurre aquí? —pregunto Solidad con una leve sonrisa.
—El señor Charles Goodshow no está aquí —afirmó Lance—. La persona homenajeada es alguien que tengo al frente mío.

Solidad se sonrojó levemente con las palabras del campeón de la liga Kanto, ¿acaso esto era lo que ella pensaba? Sin embargo, en vez de preguntarlo directamente, prefirió dejarse llevar por el momento para confirmar sospechas.
Entonces, la tutora de los coordinadores fue a sentarse y luego Lance se sentó en frente de ella.

Comenzaron a comer a la luz de las velas, mientras conversaban y sonreían constantemente.

Finalizada la cena, el chef Eduardo, vestido elegantemente también, retiró los platos y dejó solos a Lance y Solidad…

—Solidad, supongo que te estarás preguntando a qué se debe todo esto…

La coordinadora de élite no dijo palabra alguna. Sólo quedó mirando fijamente al pelirrojo con algo de intriga.
Lance se levantó de su asiento, y le ofreció la mano a Solidad para que se también se pusiera de pie.

Una vez que los dos estaban parados, uno frente al otro, Lance tomó ambas manos de Solidad y le dijo:

—Solidad, quiero que seamos novios oficialmente… ¿qué dices?

La coordinadora de élite se cubrió la boca con su mano muy emocionada… ¡Al fin había llegado ese momento!

Sólo faltaba la respuesta de la tutora para que poder saber si serán novios oficiales.

Por otro lado, las luchas amorosas de los jóvenes apenas van en el primer round, puesto que Dawn y Drew aún estaban dispuestos a seguir luchando por sus propios objetivos, y Lyra y Vincent tenían “el campo libre”, aunque Vincent estaba un poco en desventaja… ¿Qué responderá Solidad ante la propuesta de Lance?, ¿May podrá convencer a Jimmy de hacer las paces con Marina?, ¿quién saldrá victorioso en la batalla de Ash VS. Drew?, ¿cuál será el plan de Dawn para desquitarse de May y Marina? ¡Estén atentos al próximo capítulo!

 

¡Hola hola, amigos lectores! :D ¿Cómo va todo? Espero que súper bien.
Aquí les traigo el capítulo 19 de este fanfiction. A decir verdad me quedé un tanto sorprendido de que éste me quedó "no tan largo" en comparación a los otros más recientes xD Pero si les soy sincero, estoy conforme debido a que todas las ideas que tenía para este capítulo fueron plasmadas en el escrito :)
Así que... eso, jajaja. Disfruten del capítulo y espero que me dejen un comentario bonito para saber que piensan de este.

Capítulo 19: ¡Interpretación manipulada!​

Solidad se quedó sin palabras. Había anhelado ese momento por tanto tiempo, pero jamás pensó que iba a llegar esa misma noche… Simplemente no lo asimilaba.
Sin saber que decir, la muchacha de cabellos rosados se llevó la boca a su mano, emocionada, y miró al pelirrojo con sus vidriosos ojos.

—¿…y qué dices? —preguntó Lance un tanto inquieto.

Solidad, luego de pegar un emotivo suspiro, prosiguió a abrazar fuertemente al especialista en dragones y le susurró:

—¡Sí! Estoy más que encantada de ser tu novia, Lance.

Lance se emocionó al escuchar la respuesta, y luego de finalizar el abrazo, miró a su ahora oficialmente novia, enfocándose en aquellos fulgurantes ojos esmeralda. Sonrió conmovido, y entonces pasó su mano por uno de esos hermosos cabellos rosados, y luego se fue acercando lentamente…
Solidad, fascinada por un momento simplemente perfecto para ella, se fue acercando al chico también, con la vista fija en aquellos intensos ojos rubí; y en cuanto los párpados de ambos ocultaron sus miradas, sus labios hicieron contacto, lo que fue el sello oficial para la nueva relación amorosa.

En el transcurso, Solidad puso sus manos sobre los hombros de su novio, y Lance posó las suyas cuidadosamente sobre las caderas de su chica.
Fue simplemente mágico. Durante los segundos que duró aquel beso, se olvidaron de donde estaban, de qué hora era y de todo su entorno. Para ellos sólo existía el otro y nada más.

Cuando llegó el momento de finalizar el apasionante gesto, la pareja intercambió una mirada de ternura, y luego compartieron un dulce abrazo para dar término a la gran noche que acababan de vivir, y pronto cada uno iría a dormir para empezar un nuevo día de actividades en la Poké-academia, con felicidad de sobra.

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Al día siguiente, un joven entrenador de cabellos azabaches se levantó un poco más temprano de lo habitual. Daba la sensación que andaba con alguna motivación, porque no se demoró mucho en la ducha, y lo mismo sucedió al momento de vestirse en su habitación.

—¡Hoy es el día, Pikachu! —fueron las palabras de Ash Ketchum luego de ponerse la gorra de la Poké-academia, listo para llegar a clases.

Paul no pudo evitar sentir curiosidad al escuchar las palabras de su compañero de su habitación, pero por orgullo, decidió omitir toda clase de pregunta, aunque tampoco fue necesario que preguntara…

—¿Qué ocurre hoy? —preguntó Jimmy.
—¡Le patearemos el trasero al cabeza de lechuga! —dijo Ash empuñando su mano.
—¡Pika, Pikachu!
—¡Vaya, tenemos un chico rudo por aquí! —dijo Jimmy un tanto divertido.

Y a decir verdad, la broma de Jimmy fue bastante acertada, porque sí había oído a su amigo decir que ganaría una batalla con mucho entusiasmo, pero jamás le había escuchado usar unos términos tan… rudos.

—‘Así que habrá una batalla entre Don Quiero Ser Maestro Pokémon y el Mister Popular, ¿eh? Veamos que se puede hacer…’ —pensó Paul con cierto aire de interés.

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Un par de horas más tarde, todas las sesiones de actividades dieron inicio.

En la clase de coordinadores, Marina se encontraba pensativa mientras Solidad seguía dando un par de explicaciones sobre el Sindicato de Listones…

—Marina, ¿qué ocurre? —preguntó May.

La chica de cabello cerúleo pegó un suspiro.

—Es Jimmy… siento que no hay vuelta atrás.

La castaña sonrió pacíficamente y luego miró a su amiga fijamente.

—Relájate, ¿sí? ¡Entiende que no tienes de qué preocuparte!
—¡Pichu, Pichu! —exclamó el ratoncito, dándole ánimos a la coordinadora de Johto.

Unos asientos más atrás, se encontraba una chica que jugaba con sus cabellos azulinos mientras escuchaba toda la conversación…

—‘¡Uhh…! Yo solía decir “no tienes de que preocuparte”, y justamente ahí llegaba una situación para preocuparse muchísimo. ¡Es hora de que esa ley se les aplique, nenas!’ —dijo la coordinadora de Sinnoh en sus pensamientos.
—Aquí tienes, Dawn… —dijo Brianna pasándole una hoja con algo escrito—. Lo traté de hacer con una letra lo más irreconocible posible.
—Está perfecto —afirmó la joven de ojos lapislázuli con satisfacción—. Ahora sólo queda doblarlo un poco para que el mensaje vuele…

Paralelamente, Marina miraba a May no muy convencida…

—¿Y por qué estás tan segura? Él andaba súper cerrado; y en todos estos años que lo he conocido, nunca lo había visto así…
—Este… ¡Intuición Balance! —dijo May rápidamente—. Oye, mejor sigamos escuchando a Solidad, está entregando información súper importante.

Marina miró a su amiga con algo de confusión, y lentamente volteó a mirar a la tutora de cabellos rosados que en esos momentos sonreía sin cesar…

—Y bueno, chicos, si no logran quedar en el Sindicato de listones en su primer intento, no se rindan, que la vida es bella y hermosa, y cuando menos lo esperen, el sol estará más radiante que nunca, los vientos estarán frescos y agradables, y el resto de la naturaleza, hermosa y resplandeciente…

El par de amigas de la habitación 10D intercambiaron una mirada de extrañeza. Solidad era sabia para sus cosas, pero nunca había llegado a esos niveles de poeta. Quizá se había enamorado... y es que literalmente había pasado eso.

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Mientras tanto, los entrenadores comenzaban a buscar compañeros para practicar en la temática de la Neutralización.
Entre esos, estaba Ash Ketchum, quien no pudo ser con Jimmy porque Lyra lo hizo su compañero contra su propia voluntad…

—¡Oye, Ketchum! —exclamó Paul—. ¿Te falta compañero?
—Este… sí —dijo Ash un tanto desconfiado. Paul había estado muy distante con él en los últimos días, por lo que le parecía algo raro ese repentino acercamiento.
—Bien, muévete—dijo el entrenador de cabellera morada sacando una pokébola y dirigiéndose al campo de batalla.
—Claro… —musito Ash confundido, rascándose la cabeza.
—Pikachu… —suspiró Pikachu. Él tampoco entendía al chico proveniente de Sinnoh.

Cuando ambos chicos estaban en el campo de batalla, Paul le hizo un ademán al azabache para que sacara su pokémon.

—Bien. Si quiero entrenar para poder vencer a Drew, tengo que usar al pokémon que se lucirá en esa batalla… ¡Vamos, Pikachu!

Pikachu asintió, para posteriormente pegar un salto del hombro de su entrenador, y pisó firmemente el suelo liberando pequeñas chispas de sus rojas mejillas.

—Oye, niño, ¿qué hay con eso de la batalla con De Larousse? —preguntó Paul—. ¿Quieres terminar en la enfermería de nuevo?
—Nada de eso —contestó Ash un poco irritado—, sólo quiero bajarle los humos a ese tipo de una vez por todas.
—¿Y con qué motivación?
—La misma que te acabo de decir…
—¿No tendrá que ver algo la famosa May Balance? —preguntó Paul con una burlona sonrisa.
—¡D-de dónde sacaste eso! —exclamó Ash, sonrojándose levemente de manera inconsciente.

Paul cerró sus ojos con ironía y luego arrojó la pokébola que tenía en la mano…

—¡Enséñale, Torterra! —exclamó durante el lanzamiento de la cápsula esférica.

Como bien había dicho, de la pokébola salió la colosal tortuga tipo planta-tierra, pegando un feroz rugido para hacer su entrada.
Pikachu, pequeñamente asustado, perdió el equilibrio y cayó al suelo.

—¡¡Groaaaar!! —gruñó el inicial de Sinnoh.
—Veo que esto de la batalla va muy en serio, ¿eh? —susurró Ash—. Pero nosotros también vamos en serio, sobre todo si queremos derrotar a Drew… ¡Cola de hierro, Pikachu!

Pikachu pegó un salto y su cola fue adoptando un brillo metálico. Con toda la energía necesaria ya almacenada, el ratón eléctrico dio un giro para golpear a Torterra con su cola…

—¡Bloquéalo con Roca Afilada! —ordenó Paul.

Los ojos de Torterra emitieron un brillo verde, y a continuación, la gran tortuga liberó un montón de piedras en dirección a Pikachu.

—Es hora de poner la neutralización en práctica… —dijo el entrenador con “z” en las mejillas—. ¡Deshazte de las rocas!

Al ver que las rocas se les acercaban, Pikachu usó su Cola de hierro para triturarlas a todas, teniendo el camino libre para dirigirse a su oponente.

—¡Planta Feroz!

A pocos metros de llegar a Torterra, un gran tallo café salió del suelo repentinamente, atizando a Pikachu con una fuerza considerable.
El ratón cayó desplomado al suelo, liberando una pequeña cortina de humo…

—¡Pikachu!, ¿estás bien? —preguntó el azabache preocupado.
—¡…Pika! —exclamó el ratón eléctrico, levantándose lentamente.
—‘¿Qué puedo hacer ahora? Los ataques eléctricos no sirven en esta batalla…’ —pensó Ash frustrado.

Mientras tanto, Torterra se quedó quieto. El efecto secundario de Planta Feroz era dejar inmovilizado al usuario por un turno para recargar energía; y quizá Ash podía sacar provecho de esto.

—¡Ataque rápido, Pikachu!

Pikachu tomó impulso y corrió a una velocidad que lo hacía casi invisible, y en menos de unos dos segundos, le dio una fuerte tacleada a Torterra, haciéndolo retroceder unos cuántos pasos.

—A desquitarnos… ¡Gigadrenado! —sentenció Paul.

Las montañas de Torterra adoptaron un fulgor verde, y de ellas, se liberaron numerosos rayos de la tonalidad mencionada, atrapando a Pikachu y succionando toda su energía.
A medida que Torterra se iba recuperando, en el cuerpo de Pikachu iban apareciendo rasguños, y una vez que el ataque concluyó, los rayos desaparecieron y Pikachu cayó al suelo con dificultad.

—¡Pikachu! —gritó Ash preocupadísimo.

Pikachu comenzó a tambalearse de un lado a otro y… ¡Plaff! Cayó debilitado.
Ash fue corriendo rápidamente a donde su fiel inicial y lo tomó en brazos, agradeciéndole sus esfuerzos.

—Pff… El ídolo de la Poké-academia te va a hacer añicos esta tarde —afirmó Paul robustamente.

Ash volteó a mirar a Paul fastidiado y gruñó a lo bajo.

—Torterra posee el tipo tierra, por lo que usar los mejores ataques de Pikachu, que son los tipo eléctrico, sería inútil…
—¿Y? —cuestionó el joven de cabellera morada—. Drew puede usar a Flygon, ¿qué no pensaste en eso?

Ash se quedó en silencio. Tanto era el entusiasmo por la batalla que tendría contra el coordinador en esa tarde, que se le había olvidado por completo el considerar las posibilidades y calcular fríamente algunas estrategias. Era como si se fuera a lanzar dando la vida.

Paul regresó a su inicial a la pokébola, y luego miró a Ash con indiferencia.

—Estás dejando mucho que desear, Ash… —dijo Paul dándose media vuelta.
—¡Alto! —exclamó Ash.

Ante eso, Paul se detuvo y volteó a mirar al azabache de mala gana, ¿qué más podría decir después de todo eso?

—¿Qué es lo que te pasa, Paul? —preguntó Ash indignado—. Desde hace unos días has sido muy mala onda conmigo, y realmente no entiendo por qué.

Paul tensó su mandíbula con furia, y luego prosiguió a decir:

—¡Me dio mucho coraje que hayas tratado a Dawn como basura! —vociferó Paul con rabia.

El grito fue realmente potente, como si le hubiera salido del alma. Por suerte, el resto de los entrenadores gritaban comandos a sus pokémon en medio de sus propias batallas, por lo que dicha frase pasó totalmente desapercibida para el resto.

—¿…qué? —dijo el azabache atónito—. ¿De qué estás hablando?
—¡Oh, por favor! La estuviste ilusionando todo este tiempo, y esa chica era capaz de hacer cualquier cosa por ti.
—¡Bájale a los humos, Verity! —contestó el entrenador de pueblo Paleta empezando a molestarse—. Ese es un asunto entre ella y yo. Habré tenido mis razones para haber terminado con ella, y si cometí algún error, es problema mío.
—Pues ojalá te hagan morder el polvo a ver si aterrizas, porque tú no has sido consciente de lo que le has hecho —afirmó el joven originario de Veilstone—; así como tú me reprochabas todo el tiempo que trataba mal a mis pokémon, ahora los roles se invirtieron y tú no supiste tratar a una chica.
—No deberías hablar sin saber bien como fueron las cosas.

El chico con "z" en las mejillas pronunció esas últimas palabras con mucha seguridad, y así lo notó Paul. Sin saber que más decir, el chico de cabellera morada se dio media vuelta y se alejó del chico de cabellos puntiagudos, en búsqueda de algún otro oponente libre para practicar.
El joven apellidado Ketchum se quedó mirando con cierta molestia a su antiguo rival, hasta que Pikachu, recobrando fuerzas, le dio una lamida para calmarlo, a lo que el entrenador sonrió.

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Unas horas más tarde, sonó la campana indicando el fin de las sesiones de actividades y el inicio de la hora de almuerzo.

Los coordinadores, entonces, se levantaron de sus asientos y se prepararon para irse a almorzar.

May decidió tomar la delantera y se dirigió a los pasillos, confiando en que Marina la seguiría como de costumbre. Y así sería, pero en el transcurso a la joven ídolo pokémon le llegó un extraño avión de papel con una etiqueta que indicaba que había un mensaje adentro.
Un poco confundida, la chica de cabello cerúleo desdobló el avión de papel, y se encontró con un mensaje muy extraño:

“Alguien te está jugando sucio… ¡Cuidado!”

Marina, un tanto inquieta y desconcertada, volteó a mirar a todos lados pero solo vio a una masa de coordinadores dirigiéndose al comedor… ¿quién le pudo haber mandado esa carta?

—¡Marina! —exclamó May llegando hacia ella—, te me habías perdido. Ven vamos.
—Oh, claro… —susurró Marina, guardando el papel en uno de sus bolsillos.

(…)

Luego de un rato, May y Marina se encontraron con Nicolette, y luego de hacer la fila, se sentaron en una mesa y comenzaron a almorzar.

Chicos y chicas salían de la fila y se dirigían a sus asientos, sin que nada variara, hasta que un par de chicas pegaron un grito…

—¡¡Waah!! —gritaron ambas—. ¡Ofertas en el Viridian Plaza este fin de semana!
—¡Sacrebleu! —las regañó la directora desde la fila de maestros—. No griten que nos asustan a todos aquí…

Ante la primera palabra de la directora Helen, todo el comedor quedó mirándola con perplejidad… ¿Desde cuándo la directora habla francés?

—Vaya, no sabía que usted hablaba francés, directora —dijo Misty, quien se encontraba detrás de ella en la fila de maestros.
—¿¡Francés!? ¡Excuse-moi! —La dirigente de la academia se cubrió la boca al darse cuenta de que había vuelto a hablar en otro idioma—. D-disculpen, se me salió por accidente.

Todos se miraron unos a otros con algo de confusión… ¿La directora hablaba francés?, ¿y por qué pareciera que quería ocultarlo? Era un tanto curioso, a decir verdad. Algunos incluso les dio la sensación de haber escuchado ese hablado en otra persona alguna vez…

La siguiente media hora siguió todo como de costumbre; cada grupo de personas comiendo y conversando entre ellos, sin que nada fuera de lo común ocurriera, o bueno, si hubo un par de excepciones, como fue el caso de Ash Ketchum y Drew De Larousse, quienes se habían sentado en mesas cercanas, pudiendo verse a una cierta distancia. Obviamente la mirada no era para nada amistosa, sino todo lo contrario, era una mirada de rivalidad y amenaza.

—Engreído… —murmuró Ash.
—Baboso… —susurró Drew.

A continuación, tanto Ash como Drew empezaron a subir gradualmente la velocidad de comer y tragar, iniciando inconscientemente una carrera.
Masticaban, tragaban, tomaban jugo… todo rapidísimo.

—¡Ánimo, Ash! —susurró Jimmy.
—¡Tú puedes, Drew! —musitó Vincent.
—‘Patético…’ —pensó Paul con disgusto.
—‘No puede ser…’ —pensó Timmy con vergüenza ajena.

Llegó el punto en que Drew no pudo más, y se terminó atragantando con la comida, en cambio Ash no paraba, ¡y resultó ser el ganador de la competencia espontánea de comida!

—¡Eso es trampa! —protestó Vincent—. Ash tuvo que haber esperado a que Drew se recuperara…
—Cierra la boca, Vincent —dijo Jimmy.
—Perdiste, Drew. Pero esto no es nada comparado con la derrota que se te viene ahora —afirmó Ash desafiante, levantándose de su asiento.
—¡Ya veremos, Ketchup expirado! —contestó Drew, parándose también de su silla.
—Será un placer vencerte, cabeza de lechuga.
—…suerte, Ash —dijo Paul con algo de dificultad, pero definitivamente fue sincero.

Al escuchar a su compañero de habitación, Ash sonrió.

—Gracias, Paul.
—¡Suerte, amigo! No podré acompañarte por ya sabes qué… —dijo Jimmy.
—Claro, suerte para ti también —le dijo Ash.
—¡Puedes vencerlo, Drew! —exclamó Vincent.
—Y va a cerrar la boca de una vez por todas… —dijo Drew.
—Bueno, yo me voy a hacer tarea… —dijo Timmy algo incómodo, yéndose del lugar.

A continuación, Ash y Drew se miraron con rivalidad, y salieron del restaurante, seguido por Vincent. Jimmy convenció a Paul para darle apoyo a Ash, tomando en cuenta de que él no podía ir por sus propias razones.
Pero el grupo de personas que abandonaba el restaurante no terminaba ahí, porque como era de suponer, las fanáticas de Drew estaban al tanto, por lo que siguieron a los chicos al darse cuenta que salían del lugar.

—¡Ya va a empezar el combate, chicas! Después me cuentan como salió todo —dijo Brianna.
—¡Ok! Nos vemos… —dijo Dawn.
—Tenemos que estar atentas, Dane —afirmó Lyra.

Misty notó que Ash y Drew salieron, siendo seguidos por Paul, Vincent, y las fanáticas, y en consecuencia, la tutora de cabellos anaranjados tuvo una corazonada…

—‘No estarán metidos en el mismo rollo de nuevo, ¿o sí? Será mejor que termine de almorzar rápido para ver qué ocurre…’ —dijo Misty en sus pensamientos.

Y paralelamente, las chicas de la habitación 10D terminaron de almorzar.
Nicolette decidió ir a la biblioteca para investigar sobre el pokémon que vio el día anterior, puesto que aún andaba con la intriga.
May, por su parte, volteó a mirar a Jimmy y vio que este le hizo una seña bastante discreta y luego se fue del restaurante.

—¡Ya vuelvo, Marina! —dijo May—. Tengo que hacer algo importante…
—¡Oh!, ¿qué cosa?
—Emm… ¡luego te cuento! Cuida de Pichu, por favor.

Y sin decir más, May salió corriendo del lugar. Marina la siguió con la mirada un tanto extrañada, estaba convencida de que su amiga estaba actuando un poco diferente.
Cuando volvió a darse vuelta, la chica vio como otro avión de papel aterrizó sobre la mesa…

—¿Y esto? —preguntó Marina un tanto intranquila.

La ídolo pokémon prosiguió a abrir el avión de papel y se encontró con el siguiente mensaje:

“Los farsantes acaban de salir, ¡es hora de que los descubras!
Están en el patio, cerca de un árbol pintado en el mapa de abajo… ¡Apúrate! Es hora de que dejen de jugar contigo.”

—¿…qué? —dijo la coordinadora de Johto luego de leer esas palabras.

La chica miró a todos lados pero no se encontró con alguien que la estuviera mirando, así que aún no tenía pistas del remitente de ese mensaje.

La joven Kristalli tomó aire. Justo en esos momentos vio que Caty estaba pasando a su lado, así que le pidió que cuidara de Pichu mientras ella regresaba, y luego se fue del restaurante un tanto ansiosa.

—Primera fase lista —murmuró Dawn a Lyra, luego de que ambas siguieran a Marina con la mirada.

(…)

May llegó la patio de recreos y vio a lo lejos a un paciente y silencioso Jimmy esperando en el lugar donde habían acordado. La castaña, entonces, tomó aire y caminó rumbo al entrenador de pueblo Primavera mientras susurraba un “Aquí vamos…”.

—¡Bastante puntual!, ¿eh? —comentó Jimmy.
—Claro. Se trataba de algo importante —respondió May sonriendo.
—Bueno, te escucho, May.

La castaña respiró hondamente. Era sólo una conversación, pero era un posible momento decisivo… O convencía a Jimmy, o Marina se daba por vencida.

—Jimmy, yo sé que Marina te pidió que no le hablaras, pero fue por mero impulso —le explicó la chica de ojos zafiro.
—Pues debería pensar antes de hablar, ¿no te parece?
—Sí, te entiendo… pero hay un detalle muy importante que no conoces: Vincent está detrás de todo esto.
—¿…Vincent?
—Sí. Él ha hecho lo posible para hacerle creer en todo este tiempo que entre tú y Lyra pasa algo, y bueno, ella ha tratado de pensar que no es así pero…
—Pero le cree más a él que a mí… Así que, ¿qué sentido tiene? Creo que es mejor dejar las cosas como están.

May miró a Jimmy fijamente. Lo agarró fuertemente de los hombros y lo empezó a agitar para hacerlo entrar en razón…

—¡Reacciona, Jimmy! Estás haciendo justo lo que Vincent y Lyra quieren…
—¿C-cómo?
—¡Todas esas cosan que hacen esos dos es para separarlos! Yo sé que a ti no te gustaría ver a Vincent con Marina…
—¿…y por qué crees eso? —preguntó Jimmy un tanto sonrojado.
—¡Por favor, Jimmy!, ¿acaso crees que estás hablando con Ash? —dijo la castaña con algo de ironía—. Con el simple hecho de ver como miras a Marina yo sé que sientes algo por ella…
—¡Oh! B-bueno…
—¡No la dejes ir, Jimmy! —dijo la coordinadora de Hoenn sacudiendo al chico, pero un poco más suave esta vez—. Ella estaría muy feliz si ustedes vuelven a ser amigos, y yo sé que a ti también te alegraría…

En esos momentos, Marina salió al patio de recreos y miró el mapa que traía adjunto la carta anónima. Según las indicaciones, el árbol estaba al frente de ella, a algunos metros de distancia.
La chica de cabello cerúleo alzó la vista, y vio cerca del árbol a su amiga May Balance sosteniendo a Jimmy de los hombros…

—¿Q-qué? —dijo Marina desconcertada—. ¿Qué hace May con Jimmy? B-bueno… no creo que sean ellos de los que hablaban en la carta, debe haber algún error.

La ídolo pokémon volvió a ojear el mapa, pero según el dibujo no había equivocación alguna. May y Jimmy se encontraban donde los supuestos impostores se reunirían.

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Mientras tanto, los tutores se encontraban charlando una vez que la directora Helen se fue a su oficina. Hablaban de cómo fue su día de trabajo, de asuntos personales, en fin… de temas variados.

—Y entonces me tomó de las manos, y a la luz de las velas me dijo: “Solidad, ¿quieres ser mi novia?”

Misty y Solana pegaron un leve grito de emoción junto al comentario: “¡Qué romántico!”; mientras que Lucy sonreía con tranquilidad.

—Oh, y eso me recuerda… Yo también tengo que atender un asunto de ese estilo, ¡ahora vuelvo! —dijo el As del Serpie batalla, levantándose de su silla.
—Yo igual debo irme, parece que esos chicos van a tener una batalla de nuevo y puede ser peligroso, así que me encargaré de eso. Nos vemos chicas, ¡y felicidades Solidad!

Solidad le dio las gracias a Misty, y luego, junto a Solana, se despidieron de la tutora y de la supervisora de entrenadores.
Posteriormente, Lucy llegó hacia donde estaba Brock y le tocó suavemente el hombro.

—Creo que tú y yo tenemos una conversación pendiente… —le susurró la reina del Serpie.
—¡Cierto! —exclamó el tutor de aprendices—. ¡Fuera, muchachos! Debo atender a la dama.
—De acuerdo… —dijo Lance con una sonrisa nerviosa.
—Como diga, don Juan —añadió Tracey.
—Buena suerte, campeón —dijo Norman.

Los tutores y el supervisor se levantaron de sus asientos, dejando solos a Brock y Lucy.
El entrenador proviente de ciudad Pewter le hizo un ademán para que tomara asiento, a lo que ésta aceptó gustosa, sentándose frente a él.
Entonces, Brock le tomó ambas manos y le dijo:

—¡Lucy! Desde que te conocí lograste moverme el piso, y sería capaz de enfrentarme a los mismísimos Groudon y Kyogre con tal de obtener tu bello corazoncito.

Lucy rio sutilmente y luego miró a su pretendiente para decirle:

—Brock, eres realmente tierno, y si quieres que te sea sincera, también siento cosas por ti… pero quiero que vayamos lento.
—¿…lento? —preguntó Brock.
—Sí. Demos tiempo para conocernos, charlar, salir, y cosas de ese tipo, ¿me comprendes?
—Hmmm… eso creo.
—Escucha, si te estuve evadiendo es porque acabo de salir de una relación complicada; y yo sé que eres todo un caballero, pero necesito tiempo para estar del todo segura.

Brock, conmovido ante la confesión de su admirada chica, asintió.

—No te preocupes, Lucy, te esperaré pacientemente.

Lucy sonrió grandemente. Agradecida por su comprensión, se acercó lentamente a Brock y le dio un pequeño beso en los labios.
Brock, que no se esperaba eso, quedó inmovilizado una vez más, mientras que su cara comenzaba a enrojecerse notablemente.

—¡Lo logró! —exclamó Tracey, que observaba a los tórtolos a una distancia prudente.

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Volviendo al patio de recreos, Jimmy lanzó un largo suspiro y luego sonrió levemente.

—De acuerdo… haré las paces con Marina —dijo él.
—¡Wooow!, ¡gracias, Jimmy! —May, emocionadísima, se abalanzó sobre el chico de largo flequillo para darle un fuerte abrazo. ¡Al fin logró convencerlo!

Sin embargo, esto no fue muy bien visto por Marina Kristalli, quien seguía observando la escena a lo lejos…

—¿…qué está pasando?, ¿acaso están abrazados? —preguntó Marina comenzando a inquietarse—. D-de acuerdo… puede ser por cualquier cosa, mejor me acerco para ver qué ocurre.

Marina, entonces, comenzó a caminar lentamente. Sin embargo, en la posición que estaba no podía ser vista ni por May ni por Jimmy. Es como si el mapa hubiera sido dibujado estratégicamente para que eso ocurriera.

—¡De verdad me alegras que hayas tomado esa decisión! —exclamó May—. Quería escuchar esa respuesta desde que conversamos ayer…
—Bueno, ya la tienes. Esperemos que Marina se tranquilice... —dijo Jimmy riendo.

La castaña también llegó a reírse un poco con el comentario del chico. Paralelamente, Marina se detuvo al escuchar que la mencionaron, y se quedó escuchando la conversación, escondida detrás de un arbusto cercano.

—¿Te imaginas su cara cuando se entere? —preguntó el joven de largo flequillo entre risas.
—¡Seguro! Es probable que se quede congelada… —comentó la castaña mientras reía.

Los ojos de Marina reflejaron una gran incertidumbre. Para ella, esa conversación estaba demasiado extraña…

—Aunque no quiero que le digas nada a Marina sobre esto… —dijo Jimmy.
—¡No puedo escuchar más esto!, ¡hay algo muy raro aquí! —susurró Marina angustiada, yéndose del patio rápidamente.

May miró confundida al joven originario de Johto, pero antes de que pudiera preguntar algo, Jimmy continuó:

—La verdad me gustaría ser yo quién le diga todo, porque creo que ella se merece una disculpa por cómo la traté…

La castaña sonrió enternecida y luego dijo:

—Me parece bien, Jimmy. De verdad, muchas gracias.

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Mientras tanto, en el campo de batalla de césped se encontraban Ash y Drew mirándose de manera desafiante, en tanto que Paul, Vincent y el club de fans de Drew se encontraban en las gradas. Ahí también estaba Pikachu, por lo que se podía decir que Ash había cambiado de estrategia.

—¡Y como dice...! —exclamó Vincent con voz de hincha.
—¡D-R-E-W! —respondieron todas.
—¡Drew es un ganador! —dijeron Vincent y las fanáticas al unísono.
—¿…y a ti que te dio por apoyar a Drew? —cuestionó Paul frunciendo el ceño.
—No es en contra de Ash —afirmó el castaño entrenador—. Pero Drew y yo somos amigos, así que lo apoyaré en esta ocasión.
—Como digas… —murmuró el joven de cabellera morada.
—Pika, Pikachu... —susurró Pikachu un tanto abochornado.

En el campo de batalla, estaban Ash y Drew, cada uno con una pokébola en mano, dispuestos a iniciar el combate…

—Te desearía suerte, pero no te servirá de nada… —dijo Ash.
—Exacto, yo no la necesito. En cambio tú estás frito con o sin ella, Ketchum —afirmó Drew con arrogancia.
—Sigue parloteando, De Larousse… —contestó el azabache con cierto tono irónico.

El par de chicos intercambió una mirada de desprecio, y se prepararon para lanzar las pokébolas…

—¡Vamos a empezar…! —exclamaron ambos al unísono.
—¡Ni se les ocurra! —los interrumpió una voz.

Confundidos, Ash y Drew voltearon la mirada en dirección a dónde provino la voz, y se encontraron a Misty Waterflower mirándolos de manera juzgadora.

—¿Acaso piensan volver a hacer esta locura después de que hubo heridos? —cuestionó la tutora.
—B-bueno… —balbucearon ambos.

Pero no pudieron decir ni una cosa más, porque en ese mismo instante la líder de gimnasio Cerulean les tiró fuertemente de la oreja y se los llevó a rastras.

—¡Están en muchos problemas…! —afirmó Misty.
—Pero Misty…
—¡Profesora Misty mientras estudies en este instituto, Ash Ketchum! —corrigió ella.

Las fans y Vincent quedaron observando aquella escena con la boca abierta, ¡ya no habría batalla por ver!
Paul, por su parte, observó lo ocurrido con algo de ironía y se fue del lugar con aburrimiento, mientras que Pikachu partió a correr para seguir a su entrenador.

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En esos momentos, Max, Vivi y Landis se encontraban en la oficina de la directora, cumpliendo su segundo día de castigo.

—¿Y entonces que aprendieron del tomo 2 de “Los peligros de hacer bromas”? —preguntó la dirigente del instituto.
—Resulta que hay algunas bromas que pueden llegar ser muy pesadas para la víctima, por lo que puede dañar la vida en conveniencia… —contestó Vivi.
—¿Conveniencia?, ¿no querrás decir convivencia?
—¡Eso mismo! —exclamó la pequeña pelirroja.

La directora Helen asintió un tanto confundida. Luego, les indicó a los infantes que tomarían un breve descanso mientras ella se preparaba un café.

—¡Rayos! Anoté mal esa palabra… —susurró Vivi frustrada, revisándose la mano que estaba llena de notitas y torpedos.
—Oigan, ustedes también escucharon a la directora hablar en francés, ¿no? —preguntó Landis en voz baja.

Max y Vivi asintieron.

—Y cuando le preguntaron por qué sabía hablar así se puso muy nerviosa, ¿no creen que nos está ocultando algo? —prosiguió el hijo del presidente de Poké-reloj S.A
—Sí, puede ser… —comentó Max—. ¿Pero qué hay con eso?
—Sería interesante realizar una investigación, ¿no creen? —propuso Landis.

Max y Vivi asintieron un tanto convencidos. Quizá sería divertido averiguar la causa de la extraña reacción de la dirigente de la Poké-academia.

Instantes después, la puerta se abrió, entrando Misty con Ash y Drew, seguidos Pikachu, estando el par de chicos aún tirados de sus orejas.

—Directora, aquí le traigo a dos chicos problema —afirmó Misty.

La directora Helen se separó de su cafetera por un momento y volteó a mirar a los chicos con algo de sorpresa… ¿qué habrá pasado ahora?

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Marina se encontraba en el vestíbulo, caminando de un lado a otro con bastante angustia. Las cartas anónimas, el extraño comportamiento de May, la conversación que acaba de escuchar entre su amiga y Jimmy… era todo muy confuso.

—‘Vamos, tiene que haber un malentendido… yo sé que sí. Si May es mi amiga me contará lo que ocurrió’ —dijo la chica de cabello cerúleo en sus pensamientos.

En eso, May entra en el vestíbulo, pero retrocede un paso atrás al encontrarse inesperadamente con su amiga.

—¡Marina…! —exclamó la castaña—, ¿qué haces aquí? ¿Y dónde está Pichu?
—Pichu está en el restaurante, lo dejé a cargo de Caty.
—Oh, de acuerdo… ¡vamos!
—¡Espera! —la detuvo la coordinadora de Johto—. Tengo que preguntarte algo…

May, un poco confundida, miró a su amiga en espera de la pregunta.

—¿Por qué tuviste que irte tan rápido del almuerzo?
—Oh, es que tenía que hablar con mi papá…
—Con tu papá… —dijo Marina no muy convencida—. ¿Y no hiciste nada más?
—¡No, nada más!
—¿Nada de nada?, ¿no hablaste con alguien más?

La castaña miró a su amiga algo extrañada. Ese cuestionario llegaba a llamar la atención.

—No, no hablé con nadie más, Marina.

Una cierta decepción comenzaba a verse reflejada en los ojos de la chica de cabellos cerúleos.

—…no puedo creerlo —dijo ella.
—¿Eh? Marina, ¿qué ocurre?
—¡Dijiste que no hablaste con nadie más, pero yo te vi hace un rato conversando y abrazándote con Jimmy!

May abrió los ojos y la boca grandemente al escuchar las palabras de la ídolo pokémon. Ahora comenzaba a comprender el interrogatorio, pero en ese momento se quedó muda…

—¡Y hablaron de mí! Que me iba a quedar congelada, ¿no?
—¡M-Marina, déjame explicarte!
—¡No, May! Ya te di la oportunidad y me defraudaste. Quizá desde hace cuanto tiempo me estás mintiendo.

May, impresionada por las palabras de su amiga, no supo que decir. Para ella era obvio que había malinterpretado las cosas.

—No sé qué te pasó, porque cuando te conocí tú no eras así. Pero esto se acabó… —dijo la ídolo pokémon.

Un par de lágrimas salieron de los ojos de la coordinadora de Johto, aunque ésta hizo un esfuerzo de contenerlas…

—No quiero ser más tu amiga, May. A partir de hoy se acaba nuestra amistad.

May sintió una punzada fuerte en el pecho al escuchar esa horrible frase. Esto no podía ser verdad…

—¡M-Marina, por favor…!
—Basta.

Marina miró con cierta desilusión por unos momentos a su ahora ex-amiga, y se marchó en una dirección totalmente opuesta a la de la chica de ojos zafiro.
May, llena de angustia, se sentó lentamente sobre uno de los sillones del vestíbulo, mientras cubría su boca con ambas manos… ¿qué podía hacer ahora?

Justo cuando las cosas se iban a arreglar, aparece otro problema igual de grave… ¿Qué hará May para recuperar la amistad de Marina?, ¿Ash y Drew serán sancionados?, ¿cuál será el secreto de la directora Helen? ¡Atentos al próximo capítulo!