Toyama Toyama

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 17 Septiembre 2022.

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    Amelie

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    [Yuzuki; Hayato; Takano]

    El joven esperó con paciencia; entrelazó sus dedos delante de él y se balanceó mientras miraba a Takano y Yuzuki mirarse uno al otro. Hayato también los miraba con curiosidad.

    —Me molesta que no me lo dijeras antes — el rostro de Takano no cambiaba de enojo —Guardar información no nos es útil —esa palabra era una que la habían inculcado a él y a sus hermanos; incluso Yuzuki sabía lo que venía detrás de ella al verse inmersa en las consecuencias —Pudimos haber hablado de ese veneno con Misato —no quería dar más detalles frente a un extraño; pero sabían que Misato era una shinobi y se había movido con destreza descubriendo detalles, incluyendo de venenos —La familia de Ginko también pudo habernos ayudado. ¿Por qué con un extraño? —dijo señalando al joven.

    —Kumo —respondió el joven acercándose a ellos —Ya no soy más un extraño. Me he presentado.

    —Dudo que sea tu verdadero nombre—reclamó Takano mirando a la telaraña que él mismo había tejido; nadie nombraba a sus hijos "araña"

    —Yo me puse ese nombre; me gusta, me queda —dijo mirando a su telaraña, después miró a su búho —No me podía llamar búho; ese nombre es de Fukuro —presentó a su búho como "búho"

    Takano volvió a mirar a Yuzuki —Estamos arriesgando mucho aquí; pero tal vez no tengamos otra oportunidad. Así que hazlo.

    —No son muy confiados; puedo entenderlo —interrumpió Kumo — Pero necesito información si es que voy a ver un nuevo veneno —Extendió la mano para recibir el veneno; pero Takano golpeó su brazo obligándolo a bajarlo; Kumo inmediatamente lo pegó a su pecho y comenzó a sobarlo —¿En serio crees que sólo viéndolo voy a poder identificarlo? Necesito saber su consistencia; olerlo, ver su color....

    —¿Probarlo en alguien? — Atajó Takano con entera desconfianza.

    Kumo miró a Takano con fastidio; después volvió su vista a Yuzuki —Puedes contarme la historia sin mostrarme el veneno. Dices que casi te arrebata a alguien, dime cómo fue; cómo llegó el veneno a su sistema, cuánto tiempo tardó en afectarle, el color, la textura... y si esa persona sigue con vida, debió haber un tratamiento —observó a Takano —¿Te dolió? —extendió sus manos al frente esperando cubrirse de un golpe que nunca llegó, Takano no le atacó.

    —Pudo ser en cualquiera — le reclamó el pequeño Hayato —Tal vez el veneno fue en mi, o en alguien más.

    Kumo negó —Ella le preguntó y es de ella el veneno; él no tendría que darle permiso a algo que es sólo de ella; esto es de ambos. Y no se debe ser un genio para darse cuenta; pero... —señaló a Takano — Tu padre aquí está hablando con miedo disfrazado de enojo, esa desconfianza viene del conocimiento; sabe lo que ese veneno hace, y no quiere que nadie lo pruebe...—miró a Yuzuki —Así que cuéntame; seguro es una historia interesante.

    Hayato miró a Takano quién se había cruzado de brazos nuevamente; pero esta vez era diferente, no era una amenaza siendo detenida. Hayato no podía concebir que Takano tuviera miedo a algo.

     
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    Lo primero que dijo Takano me regresó el miedo al cuerpo, lo sentí de inmediato, pero el usó de palabras me lanzó al extremo opuesto y lo sustituí con enojo, casi como si estuviera imitando el suyo. Me quedé callada, claro, y me mordí la lengua mientras lo escuchaba hablar, pero fruncí el ceño. No quería revolver a todo el clan en esto, en algo que no era más que mi deseo personal de venganza, ya había revuelto a Shinrin.

    —No pensaba dárselo —dije hacia Takano, brusca, bajando el brazo con el veneno luego de que él apartara a Kumo de un manotazo. Aunque en sí no le di mucha importancia a su intercambio—. Era tu oportunidad de quitármelo. ¿Querías que les dijera que andaba como loca armando las piezas de algo remotamente parecido a la venganza? ¿Es eso? Puedo hacerlo, pero no quiero. Te responderé las preguntas que quieras después, puedes seguir con el regaño entonces si lo consideras necesario.

    Rodé el frasco de veneno entre los dedos mientras Hayato pretendió salvarle el cuello a Takano de las suposiciones del muchacho, pero no era tonto y lo atajó al vuelo. El enojo de Takano estaba disfrazando otra cosa, para variar, y tenía razón en que el veneno no era mío, era de ambos por las circunstancias.

    Di un par de pasos hacia Hayato, posé la mano libre en su cabeza y le dediqué una sonrisa como agradecimiento por su intervención, aunque fuese fallida. Me di cuenta que el joven se había referido a Takano como el padre del niño y aunque en otro momento lo habría molestado ahora lo dejé correr en medio de mi propio fastidio.

    Regresé la atención a Kumo, a su búho y su telaraña. Era extraño en muchos sentidos, pero estaba aquí y no era momento de desperdiciar las oportunidades.

    —Te responderé contándote lo que has pedido directamente, ni más ni menos. Hay detalles que no tengo porque no estuve allí, no hasta que ya estuvo fuera de peligro —dije mientras guardaba el frasco de veneno para levantar las katanas del suelo, al regresarlas a mí recorrí la saya del colmillo con la mano derecha —. La saya contiene el veneno, el arma lo envía a la sangre al abrir la piel con el filo. Dos zonas de contacto amplias en el ataque.

    Despegué la mano de la saya de mi colmillo y la llevé a la altura de mis costillas, tracé el recorrido que la katana de Murai había seguido en el cuerpo de Takano. De las costillas al hombro, luego el rostro, y dejé caer la mano al costado de mi cuerpo.

    —Hizo efecto rápidamente, lo debilitó y no mucho después lo dejó paralizado. Estuvo perdiendo sangre un buen rato, el flujo no se detenía. Cerraron las heridas con calor. —Había seguido explicándole sin dar detalles de por qué, con quiénes ni cuándo, pero se notaba que solo hablar de eso me había hecho un nudo en la garganta. La voz estaba a nada de quebrárseme—. Permaneció inmóvil hasta entrada la noche, hasta que su cuerpo expulsó las toxinas restantes luego de haberlo estabilizado. Creí que se iba a morir... y entonces pensé que la única manera de exterminar a un animal que se dedica a cazar a otros es convirtiéndose uno mismo en un depredador lo bastante poderoso para poder transformar al otro en la presa.

    Lo había dicho seria, totalmente convencida de semejante certeza y tuve que tragar grueso para controlar el nudo que tenía en la garganta, fue complicado y tuve que callarme un momento antes de seguir. No era agradable tener que contar todo eso, incluso si era por fragmentos.

    —No corresponde a las recetas que conozco, la violencia de sus efectos por lo menos. El frasco es lo que pudimos extraer de la saya, una buena parte se perdió al desamar al atacante así que lo que ves es lo que hay.

    Volví a sacar el frasco y lo alcé frente a mí para mirarlo de cerca, suficiente para poder describirle más o menos las características del contenido.


    Técnicamente creo que nunca se me explicó qué características tiene el contenido del frasco como tal, por eso no lo escribí, pero asumo que puede medio verse así que si es el caso asume que Yuzu lo describió como puse ahí (?
     
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    [Yuzuki; Hayato; Takano]

    Takano quería responder a lo que Yuzuki le dijo; se notaba en sus facciones; pero se contuvo y desvió la mirada, una que era transparente cuando de Yuzuki se trataba; esa situación no le agradaba, le incomodaba.

    Kumo escuchó atentamente a lo que Yuzuki decía y cuando mencionó las funciones de su katana pareció que le joven palideció; el búho aleteó al instante, notando la tensión de su amo. Después la explicación se enfocó al veneno, y Kumo mostraba un poco de confusión.

    —¿Parálisis? Esos efectos pueden ser por bufotoxina...

    —No podía respirar bien— mencionó Takano — Si intentaba hablar, el dolor en el pecho me llevaba a desmayarme. No recuerdo más.

    —Oh —mencionó Kumo; ese detalle dado por Takano cambió por completo las cosas — Sigues vivo, eres el primero que conozco que sobrevive a la tetrodotoxina —dijo señalando el frasco —Y que alguien consiguiera tanta cantidad...— miró el frasco, eran sólo unas cuantas gotas después clavó la vista en Yuzuki — Entonces usaron la escama para curarle; vaya suerte de tener a un herborista capaz y con los ingredientes correctos. Esa escama es muy difícil de conseguir — Kumo miró hacia la cicatriz de Takano — El veneno se controla; con esa escama; pero no se cura por completo, aun llevas el veneno en tu sangre; y si ese veneno vuelve a entrar a tu sistema, ningún herborista llegará a tiempo para salvarte. En la segunda exposición a la tetrodotoxina no sentirás el dolor al respirar, no sentirás dolor alguno de hecho... morirás al instante, una muerte amable.

    —¿Muerte amable? — preguntó Hayato con sarcasmo

    —No es una tortura; cómo lo es en su primera exposición —Kumo miró a Takano —¿No es cierto? Un dolor en cada fibra de tu cuerpo, ligero e interminable; una tortura —miró a Hayato —Como tu ojo—mencionó Kumo —Todos los guerreros tienen heridas de guerra. Puede que las heridas causen dolor, pero sanan, y el guerrero vuelve a combatir; tal vez algunos con miedo a la muerte pero no a la herida misma. Pero tu ojo es distinto; igual que Fukuro; igual que la tetrodotoxina en su primera exposición. Normalmente la ausencia de ojos no implica una pelea... —miró a Hayato —... sino una tortura. Y allí no es sólo agonía... también es un trauma mental —dijo señalando la cabeza — eso mismo hacen los venenos; porque el veneno nació de la tortura — sonrió y miró a Takano.

     
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    Sabía que Takano no estaba cómodo con la situación general por muchos motivos, entre esos que era él quien había sufrido realmente los efectos del veneno, el dolor que significaba. Mi reacción era emocional, me dolía revivir el momento porque era su vida, porque era mi familia y lo amaba, pero yo ni siquiera podía imaginar el dolor que había pasado.

    Las cicatrices eran suyas, no mías.

    Cuando mencioné el funcionamiento de la katana Fukuro me alertó de la tensión en su amo al que de por sí se le había ido el color del rostro. Fuese lo que fuese, se veía que la experiencia o el conocimiento no eran lo que se dicen agradables, ni siquiera dijo algo al respecto y siguió enfocado en el veneno.

    Negué cuando mencionó la bufotoxina y Takano añadió más información a lo que yo había dicho. El nudo en la garganta solo se volvió más fuerte, me obligó a pasar saliva para contener mis propias reacciones, pero aún así me ardían los ojos y solo pesqué el nombre del veneno al vuelo, incapaz de hacer nada más. Por ahora tener un nombre era mucho más de lo que había tenido hasta entonces, porque si de por sí Shinrin ya me había dicho que carecía de la habilidad para imitarlo.

    Tetrodotoxina.

    No, fácil no era.

    No sabía con qué había tratado Shinrin a Takano, pero el muchacho mencionó una escama y con eso bastó por lo menos para que uniera los fragmentos faltantes, pero siguió hablando y el nudo en mi garganta estuvo por romperse. Había sobrevivido a una toxina letal, pero tendría el veneno en la sangre el resto de su vida, si volvía a entrar en su sistema acabaría con él... Ni siquiera lo sentiría.

    Comprimí los gestos al escuchar la pregunta de Hayato, el sarcasmo en su voz era comprensible, pero la respuesta de Kumo no tanto. Retrocedí algunos pasos, puse cierta distancia y zambullí el frasco entre mis cosas antes de obligarme a cambiar el ritmo de mi respiración, porque tenía el corazón revuelto en el pecho. Nunca había sido buena para retener lo que sentía, se me notaba en todo el cuerpo, y ese primer contacto con las respuestas que había buscado desde entonces era, por demás, violento.

    Rengo y el caos de Kamakura, Takano y el veneno, Hayato y su ojo.

    Todos y cada uno.

    No eran más que formas de tortura diferentes y yo, desde muy joven, me había enfocado en una de ellas. Mentiría al decir que no era consciente de la naturaleza del conocimiento que portaba, no era tonta incluso si podía llegar a parecerlo, pero desde el ascenso a Kamakura muchas cosas habían cambiado y ahora algunos de mis cimientos amenazaban con ceder ante el peso al que los estaba sometiendo.

    —Las mías son heridas de la primera naturaleza —resolví cuando conseguí regular mi cuerpo, lo dije al aire aunque era más que todo para Hayato. Me refería a las heridas que había recibido recién, a las anteriores del bosque, a las que cargaba cuando topamos con él en Fujimi e incluso antes de eso—. Al mirarlas no hay nada en ellas más que un error de cálculo o un tropiezo en el camino. Lo que hay en sus cicatrices es capaz de morder cuando la noche cae, lo ven ustedes y los que estamos a su alrededor solo vemos una parte, pero está allí. Justamente por eso terminaron aquí conmigo.

    Busqué a Kumo con la mirada, tomé aire y lo solté por la nariz lo más despacio que pude.

    —No hay más remedio —dije absolutamente resignada—. Más que pasarnos la vida lejos del maldito veneno, lo que sería natural de por sí. Las escamas son escasas y la toxina queda en la sangre, es la definición de un caso perdido. Pero portar semejante cantidad de un veneno así de potente... suficiente para impregnar un arma.

    ¿No iba a sacarme la estupidez de la cabeza? Era posible que no. Era difícil cuando estaba allí, con la sombra del colmillo que había dejado a Takano envenado de por vida en resumidas cuentas.

    —Sería comprensible de venenos con ingredientes relativamente comunes, pero este no es el caso, ¿cierto? —Me llevé la mano al rostro y me enjuagué los ojos con algo de fuerza—. Ahí tienes tu historia, Kumo. ¿Algo más que necesite saber de la tetrodotoxina? Digo, ya que no haces negocios con guerreros.


    en este episodio de tochoposts-
     
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    [Yuzuki; Hayato; Takano]

    Kumo miró a Yuzuki y negó —Si buscas saber de qué está hecha; no te diré —se cruzó de brazos

    —¿Si no haces negocios con guerreros, con quién si los haces? —preguntó Takano

    Kumo subió y bajó los hombros —Con quién yo crea que es interesante. Y no se molesten, creo que son interesantes. No cualquiera sobrevive de un ataque de Murai... —dijo comprimiéndose en un abrazo, cómo si tuviera frío — ... y por eso prefiero alejarme; nada que tenga que ver con ese hombre trae buena suerte.

    Takano miró a Yuzuki; Kumo sabía mucho más de lo que parecía, pues sin darle la información completa, logró completar la historia.

    Yáahl Si quieres sacarle info debes tirar un d20 y sacar un dado superior al de él.
     
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    —Ya lo sé —concedí cuando el muchacho soltó que no me diría de qué estaba hecha—. Estaría tensando demasiado la telaraña si pretendiera que me dijeras qué lleva, ¿no?

    No esperaba que cambiara de opinión sin más, ya me parecía mucho de su parte que hubiese dicho el nombre del veneno y se le hubiese aflojado un poco la lengua hablando de tortura, así que no pensaba forzarlo, no de forma directa por lo menos. Takano fue el que preguntó con quién compartía información entonces y yo regresé la atención al joven, esperando su respuesta.

    Me permití una risa floja cuando mencionó el nombre de Murai, delatando que sabía más de lo que parecía y observé la forma en que se abrazó a sí mismo, así como cuando el búho había delatado su tensión. Era entendible que prefiriera apartarse, si en algo llevaba razón era en que todo lo que tuviese que ver con la serpiente traía mala suerte y es que desde ese momento, desde que el colmillo original encontró a Takano, todo se había caído detrás de él.

    Takano me miró, me di cuenta, así que giré apenas el rostro en su dirección y le dediqué una sonrisa que aunque parecía de las de siempre, delataba algo de culpa o vergüenza. No era culpa mía que Kumo hubiese unido los hilos.

    —Podría decirse que somos la mala y la buena suerte concentradas en tres cuerpos, si te soy sincera —sopesé con calma, como si no pretendiese nada en realidad y cuando volví a mirar al muchacho también le sonreí aprovechando que me sentía un poco más tranquila—. Como sea, parece que tuviste la desdicha de conocer a la serpiente.

    Relajé los gestos, repasé al joven con la mirada y luego detuve los ojos en su búho. No supe si esperaba que volviese a delatarlo o no, pero tampoco lo pensé mucho y solo dejé la frase al aire, estaba en él si me respondía algo más o no.

    —En fin, te agradezco por ayudarme. —Se lo dije con toda sinceridad, así que aproveché para hacer una reverencia ligera—. Me agradas. Elegiste un buen nombre para ti mismo.

    Medio volteé el cuerpo hacia Takano y Hayato, como indicándoles que podíamos retirarnos, pero no me moví mucho más. Todavía esperaba por si se le ocurría soltar otra cosa movida por mis comentarios que parecían no conectar con nada.

    tiro el d20 esperando un milagrito como siempre

    No pues está difícil que saque menos de 6 JAJAJA nos fuimos por donde vinimos, most likely
     
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    [Yuzuki; Hayato; Takano]

    Kumo mantuvo la sonrisa hacia Yuzuki; no iba a decirle más; así que esquivó su pregunta, una técnica que el mismo Rengo también solía usar en su contra —Tú también me agradas —miró a Takano y a Hayato —Todos. Y creo que a Fukuro también —el búho ululó.

    —Pero, estás muy solo. ¿No quieres acompañarnos?—mencionó Hayato.

    Kumo negó — Soy un cazador; prefiero mi vida así, entre los árboles y los animales. No necesito de las personas para ser feliz.

    —Lo dices porque seguramente has estado mucho tiempo solo, puedes acompañarnos; incluso yo he aprendido de la compañía —intentó Takano un acercamiento más amable; el joven comenzaba a recordarle a su hermano menor, estaba esquivando demasiado. Era otro ciervo, uno que con el movimiento equivocado saldría corriendo.

    Kumo volvió a negar —Creo que muchos consideran la soledad como algo malo; que las personas solas deben estar acompañadas o nunca serán plenas. No es así con personas cómo yo, me gusta mi soledad; me da la libertad que pocos pueden poseer

    —Necesitas confiar en alguien, eso te da más fuerza— dijo Hayato hacia Kumo quién le sonrió y de su ropa sacó una tela la cual ató a sus ojos.

    Kumo estiró sus brazos mientras Furkuro volaba para pasarle una de las cuerdas de los árboles; Kumo la tomó y tiró de ella; prácticamente ese movimiento lo catapultó a las ramas de los árboles cercanos. Se recargó en una de ellas con entera confianza.

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    —¿Quién dice que no confío en nadie? Confío en Fukuro... a ojos cerrados —dijo riendo para después desaparecer entre las ramas con Fukuro guiándolo.

     
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    Yuzumi Minami
    Casa del Protector de Toyama —> Castillo supongo

    El muchacho era esquivo, sabía que Takano también habría encontrado la similitud con Rengo y esa sensación solo le imprimió cierta amargura a la sonrisa, sutil. Iba a esquivarme, ¿no? A los tres de hecho. Admitió que le agradábamos, también a su búho, y luego Hayato le soltó que estaba muy solo, que si quería acompañarnos y a eso le siguió el comentario sorprendentemente más amable de Takano.

    Déjalo, va a regresar a su red y será como si nunca lo hubiésemos visto.

    Justo como al niño que ya perdimos.

    Mi aproximación había sido bastante ambigua, como lo eran casi siempre, mientras que las de Takano y Hayato sonaban más a vocecillas que hablan por experiencia. Takano era difícil de carácter, no implicaba que quisiera estar solo siempre, pero suponía que ahora la compañía tenía una connotación diferente, mientras tanto al pequeño Sugawara tratábamos de enseñarle que si se rodeaba de personas en las que confiaba estaría seguro. Éramos el ojo que se le había arrebatado en Fujimi.

    Sin embargo, así como Rengo nos había esquivado por muchísimo tiempo, Kumo no dejaría la soledad que le agradaba. No tan fácil.

    El chico se cubrió los ojos y entonces Fukuro lo guió, pronto estuvo de nuevo en su red y como había pensado, desapareció de forma que dio la sensación de que nunca había existido. Aún así alcé la mano y lo despedí, incluso si ya ni siquiera estaba allí.

    —Hayato, hora de irnos —dije hacia el niño—. Deberíamos volver con los demás, supongo.

    Cuando inicié la marcha me acerqué a Takano, alcancé su antebrazo y deslicé el tacto hacia su mano, ateniéndome demasiado a que no se apartaría. Presioné suavemente, acaricié el dorso y lo insté a caminar.

    —Perdóname —murmuré con la vista puesta al frente, todavía dedicándole caricias livianas en la mano—. Sé que no hice las cosas como hubieras querido o cómo era más prudente.
     
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    [Yuzuki; Hayato; Takano]

    Hayato mostró frustración al ver a Kumo marcharse; pero siguió la voz de Yuzuki sin siquiera cuestionarse nada; no buscaría ir tras de él, confiaba en Yuzuki. Y si ella decía que era momento de irse, el obedecería.

    Takano sintió el tacto de Yuzuki mientras avanzaban, giró un poco el rostro y le dedicó un beso rápido en su frente, volvió la vista hacia el camino sin detener su avance —Si hicieras las cosas como yo quisiera, no serías tú. No quiero eso —bufó —Me exalté —Dijo con dificultad —Sé que no harías algo así sin una razón; sabes que confío en ti. Pero no debes ocultarme nada; si no tengo toda la información necesaria no puedo planear una estrategia que también te ayude —Talló su rostro con fuerza — Sé que no conozco nada de venenos; pero soy yo quien mejor conoce las habilidades de cada miembro del clan. Puedo ayudarte. Somos una manada...

    —Está bien tener miedo — interrumpió Hayato jalando levemente a Takano del pantalón— Lo importante es que no te paralice. Eso decía mi padre.

    —Tuviste buen padre...— la voz de Takano era seca; pero le dio una pequeña palmada en la cabeza a Hayato.

    —¿También... soy parte de la manada? —la voz de Hayato fue baja, no levantó la vista a ninguno; se aferró al pantalón de Takano y buscó la mano de Yuzuki.

    —Pensé que era evidente —mencionó Takano dejando su mano sobre la cabeza del niño para después mirar a Yuzuki; no dijo nada, sólo la observó, y en esa mirada había amor.

    El castillo estaba cerca; podían reunirse con el resto. Al parecer; Yamagata, Yume y Fuji ya los esperaban fuera del castillo.

     
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    Yuzuki Minami
    Casa del Protector de Toyama —> Castillo

    Al pequeño Sugawara se le notaba la frustración por el hecho de que Kumo se fuese, pero reaccionó a mi voz de inmediato y hubo algo en eso, en ese gesto automático, que me resultó sorprendentemente cálido. Me hubiese gustado que el muchacho viniera con nosotros, no iba a mentir, pero tampoco era la idea forzarlo a dejar la vida que lo hacía sentir cómodo.

    El movimiento de Takano me tomó desprevenida, cuando quise darme cuenta apareció en mi campo de visión y me dejó un beso en la frente, fue rápido pero no por ello surtió menos efecto. Lo que me dijo después me hizo tomar aire con cierta fuerza, puede que la sentencia de Kato tuviese mucho que ver con la forma en que me movía a su alrededor todavía, pero él se encargaba de recordarme que me había aceptado por lo que era. Incluso si eso significaba tener un torbellino de fuego al lado.

    —No era por que no supieras de venenos, me callé porque era el veneno que casi te mata —admití casi en un murmuro—. Creo que hay una diferencia en que viva dándome de golpes con cualquiera por la manada, a lo que decidí al pedirle ayuda a Shinrin. Es... no lo sé, es algo mucho más agresivo, no me siento cómoda con que lo vea todo el mundo. Me daba miedo decírtelo incluso a ti, no me creía capaz de decírselo a alguien más, aunque confíe en ellos

    Sentía que si los demás veían esto que Takano, Shinrin y Hayato conocían, no sería nunca la misma.

    Mi venganza podía ponerlos en riesgo a todos.

    La voz de Hayato me hizo buscarlo con la mirada, solo para darme cuenta que había jalado ligeramente a Takano de la ropa y le dijo algo que le decía su padre, una cosa en la que llevaba razón. Sonreí para mí misma al escuchar el intercambio, lo que le dijo al niño y cómo le dio una palmada en la cabeza. La pregunta del pequeño Sugawara me hizo reír por lo bajo, no nos estaba mirando, pero recibí un mano con naturalidad y la rodeé suavemente.

    —Lo eres desde que te traje conmigo —secundé a lo dicho por Takano, sentí que me estaba mirando y sonreí para mí misma una vez más dándole un apretón suave a la manita de Hayato—. No se lo digas a Takano, pero sé que te aprecia también, ¡aunque yo le gano, claro, si es que te quiero un montón! Además, desde que estamos pequeños le he ganado cuando se trata de querer a los otros.

    Le dediqué una sonrisa amplia al niño incluso si no me miraba, luego volví a ver a Takano porque había soltado el "secreto" a viva voz y se me escapó una risa liviana, cristalina. Era mentira, solo lo estaba molestando porque sabía que me amaba con la misma fuerza que lo hacía yo, a su extraña manera, no me atrevería a ponerlo en duda.

    —Somos una manada un poco rara y nunca podremos sustituir a la familia que tuviste que dejar atrás a la fuerza, pero tampoco es lo que pretendemos. Sabes que siempre te vamos a cuidar como a uno de los nuestros y tú has demostrado hacer lo mismo, algo que haría orgulloso a tu padre y nos enorgullece a nosotros ahora. Eres muy valiente, cariño, pero también amable, no olvides eso. El amor es tan importante como el arco que tensas, que nadie te diga lo contrario.


    llorando ando porque Yuzu con Takano y Hayato es todo lo que está bien en este mundo y nadie me dirá lo contrario

    Anyhow, nos podemos reunir ya con los demás y avanzar si hace falta <3 gracias por esta escena, llevaba rato esperando algo así y fue precioso
     
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    Amelie

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    [​IMG]
    Casa del protector de Toyama
    [Yuzuki; Hayato; Takano]

    Hayato se aferró a ambos; no pudo responder, el pequeño contenía las lágrimas mientras avanzaban; pero no eran las lágrimas de tristeza, su sonrisa iluminaba su rostro, lloraba de alegría.

    Avanzaron juntos hacia el castillo dónde ya los esperaban fuera.

    Yamagata los saludó a distancia —¿Nos vamos? —preguntó Yamagata mientras Yume revisaba un pequeño saquito que había armado para su viaje; muchos frascos y algo de ropa. Le extendió unas capas hechas de piel de ciervo a cada uno —Te tengo muchas; pero creo que nos ayudaran aunque sea un poco en el frío de Tateyama.

    Yáahl Tiraré seguramente yo el dado de movimiento; pero si sale Yuzuki lo puedes tirar en tu último post.







    El rol de Yuzuki continúa en Tateyama
     
    Amelie ha tirado dados de 10 caras para movimiento Total: 1 $dice
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Yuzuki
    • Takano
    • Yamagata
    • Fuji
    • Hayato
    • Yume

    Ha salido: Hayato

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