Toyama Tateyama

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 4 Septiembre 2022.

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    Amelie

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    Aguas termales; cima de la montaña.
    [Kohaku]

    Kohaku habló y Amonozako jugueteaba con el tanto en su mano mientras hacía una mueca de aburrimiento —Esa pregunta debes hacérsela a quien busca venganza, y el por qué las otorgo sólo es de mí saberlo —lo miró con desaprobación —¿Qué esperaba? Si eres el bendecido de Ebisu; obviamente serías igual a él, aburrido soltó una risa seca — Prefiero a las personas que me responden con seguridad, porque para querer una venganza, se debe tener seguridad.

    Amonazako soltó el tanto, el cuál cayó al agua; pero no pareció hacerlo realmente, como si el tanto desapareciera antes de que pudiera tocar el agua. Pero cuando este desapareció; todos los monos comenzaron a gritar sin control; histéricos. Pero antes de que comenzaran a moverse; Seiryu exhaló con fuerza, fue tal que calmó a los monos. O más bien, los asustó.

    —Debes irte —dijo Amanozako —O van a empezar a culparse unos a los otros por tu muerte. Aquí el tiempo pasa lento — dijo mirando a Seiryu —Ya lo saludaste, ahora llévalo de regreso —miró a Kohaku y sonrió —Antes de que te vayas... diles a todos que se alejen de las aguas termales —negó —Los monos son más listos que el hombre —volvió a reír — Si no salen de allí morirán hervidos; y nadie quiere eso —negó mientras seguía riendo —están nadando en un Kanketsusen; idiotas.

    Un Geiser.

    Seiryu tomó a Kohaku con las patas delanteras las cuales eran pequeñitas; ¿Iba a sumergirlo nuevamente?









    El rol de Yuzuki proviene de Toyama






    [Yuzuki; Takano; Hayato; Fuji; Yamagata; Yume]

    Llegaron a Tateyama por la noche; la nieve era muy densa y no los dejaba ver nada; Hayato trató de guiarlos, pero ultimadamente Yume tomó el mando a espalda de Yamagata; ella no estaba cansada porque Yoamagata la había llevado en el camino, en cambio el estaba agotado. Ella le insistió en avanzar más, así podrían descansar en la posada en lugar de pasar la noche en el exterior.
    [​IMG]
    Shukusha
    [Yoshio; Rokujou; Yuzuki; Takano; Hayato; Fuji; Yamagata; Yume]


    Un hombre los recibió impactado; había estado recibiendo a muchas personas últimamente; pero al notar que Yume los acompañaba, los dejó pasar rápidamente. Allí, notaron que Rokujou dormía plácidamente; lo que indicaba que Ukita ya se había adelantado a la montaña. Yume al instante preguntó por Tamura y el hombre llamado Yoshio, de mala gana contó que había subido a la montaña con un joven llamado Kohaku; y que ya era noche para que bajaran, por lo que sabía que dormirían allá arriba con terrible ventisca.

    Takano reaccionó al oír de Kokahu; indagó más y el hombre mencionó que Ukita y otros dos hombres los habían alcanzado. Takano se preparó para salir pero Yoshio lo detuvo; mencionando que nadie podía subir la montaña de noche y con terrible clima. A regañadientes tuvieron que esperar al siguiente día.

    [​IMG]
    Lograron descansar; y estaban preparados para subir la montaña; Yamagata había preparado el desayuno; y podían ver que el día era hermoso; ya no había más ventisca.

    Yáahl técnicamente llegaron en la noche del día 50 pero para adelantar el proceso, nos vamos directo al día 51
     
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    Gigi Blanche

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    Monte Tateyama

    Con lo poco que sabía del carácter de Amanozako, una parte de mí no había esperado que me tomara en serio. Lo supe al ver su expresión. No me molestó, sin embargo. Era una entidad divina, igual a Ebisu y a Mara. Sus voluntades me excedían, así como la mía era reducida a una mota de polvo ante sus ojos. Esbocé una pequeña sonrisa y agaché la mirada, asintiendo ligeramente. Sí, solía ser un aburrido; en eso llevaba razón.

    —Mi seguridad estaba implícita —murmuré, tranquilo, y regresé a sus ojos—. Jamás dudé, sólo buscaba comprender. La venganza carece de propósito o utilidad a mis ojos, por ello prefiero conservarlos. Ver el mundo y discernir con claridad, ¿no es eso más importante?

    Tampoco me jugaría el pellejo provocando a una diosa conocida por su temperamento inestable, así que decidí no agregar más nada. La vi soltar el tanto, éste se desvaneció en el aire y, en ese instante, los monos se enfurecieron. Fue repentino, me asustaron y miré a Seiryu, quien exhaló y pareció mantenerlos a raya. Amanozako dijo que me fuera, y sus próximas palabras me congelaron el corazón en el pecho por un segundo. ¿Culparse por mi muerte?

    ¿Acaso existía la posibilidad de que...?

    Pasé saliva y asentí, atendiendo a sus precauciones. ¿Qué clase de beneficio veía ella en advertirme sobre las aguas termales? Aún me resultaba prácticamente imposible comprender a los dioses.

    —Gracias. —Incliné la cabeza en señal de respeto y volví a erguirme—. Hotaru dijo que el niño de ayer se encontraba bien. Si tuvo que ver con ello, también se lo agradezco.

    Seiryu, entonces, se acercó y me sostuvo con sus patas delanteras, las cuales eran pequeñitas y, para ser un dragón milenario y todo, me resultaron bastante tiernas. El sentimiento se me filtró en la sonrisa y giré el cuerpo entero hacia él.

    —¿Hay algo que pueda hacer por ti? —susurré cerca suyo, en tono suave—. Me crucé a Byakko en la caverna, al pie de la montaña; salió en una misión. Si existe alguna forma en que pueda ayudarlos, por favor... sólo házmelo saber, ¿de acuerdo?

    Dioses, no quería irme. Era inexplicable, pero no quería tener que despedirme de Seiryu. Siquiera había tenido el valor para preguntarle si podría volver a verlo, lo consideraba un acto egoísta. Shiryu había dicho que él aquí se encontraba bien, eso era lo importante. Tomé aire y volví a acariciar su hocico, en movimientos lentos y llenos de cariño.

    —Por favor, cuídate. Cuídate mucho. —Bajé la mano y le dediqué una sonrisa sosegada—. Gracias por haberme traído para saludarme, estoy muy contento de haber vuelto a verte. Estoy seguro que así ocurrirá de nuevo, cuando sea el momento adecuado.

    quiero adoptar a este bebé gigante y me parte el corazoncito no poder hacerlo
     
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    Zireael

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    Shukusha

    Era egoísta, ¿cierto? La manera en que quería hacer bien con Hayato lo que no había podido hacer con Rengo o con mis propias hermanas, lo hacía por miedo como tantas otras cosas, pero a pesar de eso sabía que no le estaba mintiendo al niño: lo quería. Haría todo lo que estuviese en mi poder para que supiera que tenía personas en las que confiar y en las que refugiarse, incluso si estaba en medio del fuego cruzado de dos fuerzas.

    No pudo responder, noté que estaba conteniendo las lágrimas pero entendí que no era tristeza lo que sentía, por lo que solo seguí prestándole mi mano para que se aferrara a ella mientras nos acercábamos al castillo. Si en algún momento no lograba escapar de la muerte que llevaba persiguiéndome desde que los Minami se mataron frente a Kato, la verdad es que esperaba poder llevarme estos recuerdos. Esos donde peinaba a Rengo, cuando Takano decía no pretender cambiarme y cuando le decía a Hayato que amar era igual de importante que saber empuñar un arma.

    Al llegar con los demás Yamagata nos saludó y preguntó si nos íbamos, a lo que asentí. Yume estaba revisando sus cosas, pero luego se nos acercó para darnos algunas capas de piel de ciervo, alegando que podrían ayudarnos a resistir un poco el frío de Tateyama, así que recibí la mía sin ponerle ninguna pega, la verdad no se me apetecía pasar frío.

    A Tateyama llegamos de noche y la nieve no mejoraba mucho la situación, así que aunque Hayato quiso guiarnos al final Yume lo relevó e insistió que avanzáramos hasta el shukusha. No creía que a Yamagata, que la traía en la espalda, le gustara mucho la idea de seguir caminando pero no era que tuviéramos mucha opción.

    Ya allí cuando nos recibieron nos hicieron pasar al reconocer a Yume; adentro estaba Rokujou durmiendo de lo lindo, así que Ukita debía haberse adelantado. Yume preguntó por Tamura, el hombre que nos recibió respondió y con eso nos dimos cuenta que Kohaku estaba arriba, en la cima de la montaña, y de inmediato me angustié al recordar la densidad de la nieve afuera. Takano pretendió salir, pero el hombre lo detuvo y se lo agradecí, porque si al idiota se le ocurría salir así no me quedaba más que ir con él.

    Por mucho que no quisiéramos y que siguiera preocupada por la ventisca sabiendo que Kohaku estaba en la cima, incluso si estaba acompañado, tuvimos que quedarnos. Con eso pudimos descansar, aunque fuese un poco a la fuerza.

    El día que nos recibió nada tenía que ver con la nevada de anoche, la venticas había cesado y estábamos preparados para comenzar el ascenso a la montaña, con el cuerpo descansado y el estómago lleno, claro.

    —Podría acostumbrarme a esto de Yamagata preparando el desayuno —dije hacia nadie en particular, pero luego estiré los brazos para desperezarme y busqué a Takano con la vista—. Dos peleas a muerte y una nevada después estoy como nueva. Ya verá esa montaña lo que le espera, vamos por Kohaku.
     
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    Amelie

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    Aguas termales; cima de la montaña.
    [Kohaku]

    Seiryu recargó su gran nariz en él; no podía hablar, no lo hacía como cuando fue niño; y tampoco lo hacía como Byakko podía; pero a veces, los ojos son suficientes y podía bastarle a Kohaku ver en su mirada la tranquilidad. Seiryu lo sujetó firmemente, y se sumergieron con gran velocidad; pero a diferencia de cuando cayó, Kohaku no escuchaba el burbujeo del agua; esta vez una voz lo acompañó. Amanozako.

    —No dudas de tus convicciones; lo sé. Pero yo no puse en duda tus convicciones, dije que no estabas seguro acerca de la venganza, y esto se aleja de tu propia justicia; esto evoca a tus deseos, por lo tanto, a tus emociones. No cargas con un fuerte deseo de venganza, alégrate por ello si eso te hace sentir mejor. Cuando alguien tiene el deseo de venganza no duda en el momento que la oportunidad se le ofrece, la toma, la ejecuta. Si tienes deseos; no te estoy diciendo que careces de ellos, pero esos no se empapan del deseo de venganza, por eso digo que no estás seguro, y yo no doy armas a quién no las va a sujetar con seguridad—
    se escuchó su risa —Dudar de la tarea de matar no está mal, niño. Diviértete un poco... —su risa era juguetona, no burlona, ella sabía perfectamente como reír para evocar cada una de sus emociones —... hay agua dulce como agua salada; hay agua podrida como agua fresca; es importante saber cual se bebe; cual se usa para afilar; cual se usa para lavar; cual se tira; cual se usa para sembrar; cual se usa para bañarse... pero todas son naturales —su voz te acompañó en todo el trayecto, fue un tanto agradable, no estar en el vació en silencio —No agradezcas; hay cosas que hago simplemente porque me apetece, cuidar niños tontos es una. Así que ten por seguro que a mi lado este dragón seguirá brillando azul, porque me gusta verlo brillar, nada más.

    Kohaku salió del "otro lado" dónde un grupo de rostros preocupados y asombrados lo miraron. Fue Hotaru el primero en acercarse —¡Estás con vida! Dejé de sentirte por unos momentos... pensé que...

    —¡KOHAKU! —Gritó Tamura que ya estaba con sus ojos completamente enrojecidos; sus lágrimas y mocos ya congelados en él, al igual que la punta de su pelo y todas sus pestañas. Tamura permanecía en el agua, al igual que Ukita e Inukawa quienes al parecer habían estado nadando al fondo para buscarlo.

    Hashimoto se encontraba hincado; mirándolo con incredulidad. Mientras Tamura lo abrazaba —¡GRACIAS MONTAÑA! —Gritaba Kohaku —¡También lo has traído de entre los muertos!

    Reijiro se acercó a Kohaku, lo tomó de las axilas para sacarlo; iba a decirle que se quitara la ropa mojada para que tomara la suya; pero al instante de salir; su ropa comenzó a generar calor; era Hotaru. El vapor comenzó a salir de Kohaku, como si de una tetera se tratara. Chiasa lo pudo observar desde el hombro de Reijiro.

    Inuzuka no estaba a la vista.



    [​IMG]
    Shukusha
    [Yoshio; Rokujou; Yuzuki; Takano; Hayato; Fuji; Yamagata; Yume]


    Yamagata le sonrió mientras le servía un poco más de arroz a Fuji; quién lo recibió con gusto —Este sería tu vida todas las mañanas si me hubieras conocido antes a mi que a ese —dijo señalando a Takano con una cuchara; quién seguía amodorrado, despeinado y con muy mal genio debido a la broma de Yamagata —Así que no te acostumbres —dijo juguetón mirando a Yuzuki. Al parecer, Yamagata nunca perdía el momento para molestar a Takano, notando que aquello seguro fue el día a día cuando ellos vivían en Nara.

    Takano bufó y comió a velocidad como era su costumbre.

    —Vamos por Kohaku —interrumpió Yume —No lo conozco pero está con Tamura, así que vamos — dijo apresurando a Yamagata porque él sería su transporte. Yamagata sonrió; pero esta vez fue una sonrisa forzada, le dolían los brazos y no podía imaginar cargar con peso extra cuesta arriba.

    —Te hace falta; tus piernas son muy delgadas —dijo Takano a Yamagata —Yume, no lo dejes descansar; es parte de su entrenamiento; se ha hecho débil —Takano señaló a Hayato — Hayato le ganaría en cualquier duelo.

    Hayato afirmó, luego miró a Yuzuki, para esperar a que ella también afirmara. Porque él era más fuerte.

    Yoshio; el dueño de aquel sitio los escuchaba sin hablar demasiado; pero su ojo se enfocaba más en Hayato, quién sintió esa mirada y volteó hacia él — He visto a muchos sin un ojo en estos soles. Ginko, Fukuro, y ahora tú —lo señaló sin nada de tacto.

    —Y espérate... allá arriba verás a otro; es la tendencia en Tateyama — dijo sarcásticamente Yoshio, para después servirse té —No deberían subir la montaña —mencionó para después beber de una el té en su taza — Ellos deben bajar, y si no lo hacen el día de hoy; pueden acompañarme mañana a recoger los cuerpos.

    Yume soltó una risa sincera ante el sarcasmo del hombre lleno de cicatrices; Fuji miró a Yume sorprendida, pensando que ella reaccionaría mal porque uno de sus conocidos estaba con el grupo de Kohaku.

    —¿No te molestó ese comentario? —le reclamó Fuji a Yume, antes que a Yoshio, a quién después miró —No debería hacer esas bromas, señor.

    —Yo confió en la fuerza de Tamura; una ventisca no lo va a matar —
    aclaró Yume.

    Yoshio miró su taza vacía; se notaba triste por el reclamo de Fuji Yo no bromeaba dijo en voz baja; Yoshio estaba triste, pero porque ya no había té.

     
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    Zireael

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    A Yamagata mi comentario le vino en gracia y lo aprovechó para molestar a Takano, señalándolo con una cuchara mientras hablaba, así que yo desvié la mirada a él y me tragué una risa. Estiré la mano en su dirección para medio acomodarle el cabello, lo hice con delicadeza y ya había regresado la atención a Hidetoshi cuando éste me miró; escuché a Takano bufar antes de proceder a atragantarse, como era normal.

    —Puedes ser solo mi queridísimo cómplice que me prepara arroz por las mañanas, a mí me suena posible —añadí a las tonterías que dijo y si no busqué algo más que decir, fue porque escuché a Yume decir que fuéramos por Kohaku.

    Le puso prisa a Yamagata, pero el pobre desgraciado ya había tenido que cargarla todo el camino y seguro prefería que alguno de nosotros lo noqueara a tener que repetir la experiencia tan pronto. En cualquier caso, estaba por comerme un bocado de arroz cuando Takano soltó lo de que a Yamagata le hacía la falta diciéndole que Hayato le ganaría en cualquier combate y tuve que controlar la risa para que la comida no se me fuese por el lado incorrecto.

    El niño me miró buscando que afirmara también y yo asentí con la cabeza, luego de haber pasado la comida. Muy cómplice de Hidetoshi y lo que quisieras, pero el niño que había detenido a la gente fuera del castillo en Toyama apuntándole a una sola persona mientras que Yamagata y Takano estaban teniendo conflictos matrimoniales.

    —¡Pues claro! Si es el mejor arquero que conozco —dije entonces bastante animada.

    Yoshio fue el siguiente en hablar haciendo referencia al ojo de Hayato, pero mencionó también a Fukuro y me quedé con el siguiente bocado de arroz en el aire, escuchando. Que fuera la tendencia de Tateyama me dio cierta mala sensación, pero tampoco quería meterme tanto en eso, así que lo dejé correr, aunque sí que fruncí el ceño cuando dijo que si no bajaban habría que subir, pero a buscar sus cuerpos.

    Fuji reclamó, me contuve de hacerlo yo y seguí comiendo un poco de mala gana, confiaba en Kohaku así como Yume decía confiar en Tamura, pero no por ello el comentario me hacía gracia. Suponía que debía dejar de tomarme esas cosas tan en serio, pero dudaba poder hacerlo.

    —Podemos esperar a que desciendan, supongo —concedí un poco después y miré a Hidetoshi de refilón—. Y seguir entrenando a Yamagata mientras tanto.
     
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    Gigi Blanche

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    Monte Tateyama (Cima)

    Seiryu no era capaz de hablar nuestro idioma, al menos no en esta forma, pero la calidez de su mirada bastó para dejar atracados mis miedos. Empujó el rostro en mi dirección, arrancándome una risa suave, y el gesto me cerró los ojos un instante. No sentí tener el tiempo suficiente junto a él, pero su promesa de tranquilidad me bastaba. Con eso en mente lo seguí hacia la profundidad del agua; pero esta vez no hubo silencio y burbujeo, fue Amanozako, su voz, la que me acompañó hasta la superficie.

    Parecía ser orgullosa, testaruda y vanidosa, pero cuidaría de él, ¿cierto?

    Como había cuidado del niño.

    Antes de abandonar el agua, cerré los ojos y sonreí, despidiéndome también de su voz. ¿Que me divirtiera un poco? Dioses, si me hubiera conocido hace algunos meses me habría destrozado. El comentario rebotó en mi mente y me arrancó una risa nasal, si es que tenía sentido estando hundido. Al final, me prometió que seguiría cuidando de Seiryu y sentí algo muy cálido y agradable en el corazón. Irónico, considerando que se trataba de Amanozako.

    Pero ¿qué sabíamos de los dioses, realmente?

    La luz del sol, mucho más brillante por el reflejo de la nieve, me rodeó repentinamente. Parpadeé, viendo las caras preocupadas de todos, y el primero que conseguí enfocar con claridad fue a Hotaru. Se había acercado a mí y sus palabras evocaron al instante lo que acababa de ocurrir; como si, de cierta forma, el recuerdo hubiera pertenecido a otra porción de mi memoria. Seiryu, Amanozako, los monos. Esbocé una pequeña sonrisa, subiendo a sus ojos, y estuve por responderle cuando otra persona se me lanzó encima.

    Tamura, por supuesto.

    Dioses, estaba genuinamente congelado. Su impulso me hizo reír y lo envolví con mis brazos de pura inercia, detallando después sus ojos enrojecidos y todo lo demás. Di con Hashimoto, a quien miré con una cuota extra de intención y Reijiro me jaló de repente, sacándome del agua. Ukita e Inukawa también habían estado buscándome.

    —Lamento mucho haberlos preocupado, pero estoy bien —murmuré, extendiendo la mano para ayudar a salir a Tamura. Miré a Reijiro—. Gracias, Reijiro-san. ¿Podrías ayudar a Ukita e Inukawa, también? Estas aguas son peligrosas.

    Mi ropa había empezado a emitir calor lentamente, lo hizo mientras detallaba hasta las pestañas congeladas de Tamura y soltaba una risa nasal, entre resignada y enternecida. Apoyé una mano en su cabello endurecido, esperando que el regalo de Hotaru me ayudara a que el pobre niño no se me muriera de hipotermia.

    —Fue Seiryu quien me llevó y trajo de regreso. —Lo dije mirando a Tamura, pero entonces busqué a Hotaru y le sonreí—. Está con Amanozako y se encuentra a salvo.

    ¿Realmente había muerto y regresado a la vida? ¿O la superstición había deformado las historias de la montaña? Habiendo nombrado a la Opositora de los cielos, esta vez miré a Hashimoto.

    —Me ofreció venganza a cambio de un ojo, también me negué. —Sonreí—. Y también se burló de mí. Es bastante temperamental, ¿cierto?

    Habiendo derretido bastante el cabello congelado de Tamura, volví a reírme y le estampé las palmas en las mejillas. Me quedé así un rato, mientras pensaba. Este episodio me había distraído considerablemente, pero en verdad seguíamos sin tener idea dónde llevar a Kusanagi. Tampoco había podido preguntarle a Amanozako.

    —¿Hmm? —Parpadeé algunos minutos más tarde, quitándome la piel de lobo para, otra vez, envolver a Tamura con ella—. ¿E Inuzuka?


    arribita habías puesto que Inukawa estaba en el agua con Ukita y Tamura, así que no estoy segura si la versión real es esa o en la que no está (? Por las dudas asumí lo primero, pero en cualquier caso, Kohaku simplemente pregunta por los ausentes del grupo
     
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    Amelie

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    [Kohaku]

    Tamura se fue descongelando lentamente gracias a la ayuda de Kohaku. Mientras Reijiro ayudaba a Ukita e Inukawa a salir del agua, todos comenzaban a moverse para quitarse el frío, secándose con una de las pieles la cual se pasaban entre ellos. Ukita e Inukawa hablaban entre ellos, sorprendidos porque Kohaku había aparecido, siendo que ellos habían nadado muy profundo para buscarle, miraron el agua ante la advertencia de Kohaku sin entender demasiado.

    Fue cuando Kohaku explicó quién se lo había llevado cuando todos comenzaron a entender, gracias a lo que Kohaku les había contado en el camino y también gracias a la historia compartida de Hashimoto.

    Hashimoto sonrió para después acercarse a él y tomarlo del hombro con fuerza, no era agresión; era un movimiento de alguien que se alegraba de verlo. Hashimoto afirmó —Recuerdo su risa siempre que cometo un error; espero no suceda lo mismo contigo —soltó su hombro y con la misma mano le dio un par de palmadas a su cachete —Me alegra que no cedieras a sus caprichos.

    Kohaku envolvió a Tamura en la piel de lobo mientras este agradecía limpiándose los mocos con su mano para después lavarse las manos en el agua, dejando sus mocos flotando allí sin vergüenza alguna.

    —Inuzuka fue a buscar a Inue —mencionó Soreku —mencionó que tal vez ella podría ayudarnos.

    —Oigan, miren —dijo Tamura señalando el gran agujero, pues este había crecido en tamaño debido al hielo roto.

    —Si, tus... fluidos nasales flotan allí, no nos parece entretenido — respondió Reijiro con enojo.

    Tamura soltó una risa y negó —No hablo de eso, señor Reijiro. Mire bien... —volvió a señalar.

    Hotaru fue quién lo tomó en serio —El agua... se mueve.

    El agua comenzó a emanar más vapor del que ya mostraba; el agua comenzó a burbujear, y el sonido comenzó a alertarlos mientras el hielo en las orillas caía alimentando el agua, la cual derretía el hielo a gran velocidad.

    El piso que antes generaba frío, comenzaba a generar calor; haciendo que todos retrocedieran al ver como el hielo seguía quebrándose. La nieve se derretía al instante, y el agua seguía burbujeando, cada vez más explosivamente.

    —Una... — mencionó Ukita, pero fue interrumpido por una fuerte exposición de agua ardiente hacia el cielo; la cual no paraba de brotar.

    [​IMG]

    —Una fuente termal —terminó de decir Ukita.

    —¡Estamos sobre un volcán! Uno chiquito tal vez— gritó Tamura llevándose las manos a la cabeza —Eso explica por que los monos no nadan aquí... —miró a Kohaku y sonrió y se llevó sus manos a la cintura, en una posición relajada —Si te tardabas más en salir, nos morimos hervidos.

    Y por desgracia. Kohaku recordó la risa de Amanozako. Ella se lo había advertido

    "...están nadando en un Kanketsusen; idiotas."

    Hotaru miró a Kohaku, no dijo nada; no tenía que hacerlo. Sus ojos se iluminaron. El geiser. ¿Sería el calor suficiente?


    Gigi Blanche Siii me equivoqué con Inukawa; malditos Inus, me confunden xD ya lo edité en el post anterior. Gracias!


    [​IMG]
    Shukusha
    [Yoshio; Rokujou; Yuzuki; Takano; Hayato; Fuji; Yamagata; Yume]


    Yume suspiró algo decepcionada; pero sabía que si ellos no subirían la montaña, ella tampoco podría hacerlo. Así que decidió esperar junto con Yoshio.

    —Fuji, Yamagata —Dijo Takano con seriedad —Afuera, van a entrenar contra nosotros —después miró a Hayato — Quiero que observes el entrenamiento, y conforme a lo que veas quiero que al terminar digas cuales fueron los errores de cada uno —se giró a Yuzuki — Vamos.

    Salieron del Shukusha, tanto Fuji como Yamagata estaban preparados.

    • Nivel 3
      Pv=80
      Fuerza= 9
      Protección= 6
      Intuitivo= +3 suerte
      Débil= -1 defensa
      Katana colmillo = +17 ataque (+1 Kensei)

    • Nivel 5
      Pv=100
      Fuerza= 19
      Protección= 11
      Ken= dado de 20 cada turno

    • Nivel 3
      Pv=80
      Fuerza= 11
      Protección= 4
      Katana Yasei= +3 ataque

    • Nivel 1
      Pv=60
      Kodachi= +15 ataque


    Yáahl Iniciamos entrenamiento, puedes elegir a quién atacar.
     
    Amelie ha tirado dados de 17 caras para Yamagata Total: 15 $dice
    Amelie ha tirado dados de 10 caras para Yamagata Total: 1 $dice
    Amelie ha tirado dados de 5 caras para Yamagata s,e,b Total: 7 $dice $dice $dice
    Amelie ha tirado dados de 15 caras para Fuji Total: 6 $dice
    Amelie ha tirado dados de 10 caras para Fuji Total: 8 $dice
    Amelie ha tirado dados de 5 caras para Fuji s,e Total: 4 $dice $dice
    Amelie ha tirado dados de 20 caras para Takano Total: 1 $dice
    Amelie ha tirado dados de 20 caras para Ken Total: 5 $dice
    Amelie ha tirado dados de 10 caras para Ken Total: 5 $dice
    Amelie ha tirado dados de 5 caras para Takano s,e,b,d,r Total: 12 $dice $dice $dice $dice $dice
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    Zireael

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    Shukusha (Exterior)

    Sin más remedio que quedarnos a esperar a que los demás bajaran de la montaña fue que solté lo de entrenar a Yamagata, pero genuinamente lo había dicho como una broma y lo olvidé casi de inmediato, al distraerme tomando algo de té. Así que cuando Takano llamó a Fuji y Hidetoshi, diciéndoles que salieran para entrenar con nosotros casi se me va algo de té por el lado incorrecto.

    —¿Después de comer? Vamos a escupir el desayuno —dije con cierto tono de queja, pero me resigné porque le dijo a Hayato que observara.

    Con eso salimos del shukusha y ambos se prepararon. La verdad es que luego del desastre de Toyama, el viaje y todo lo demás no consideraba que estuviera lista para moverme como siempre, no esquivaba casi nunca, pero usaba la velocidad para añadirle fuerza a mis movimientos, a veces un poco a costa de dejar aberturas en mi defensa. ¿Ahora? Bueno, no sabía cómo iba a salir eso.

    —No te he contado de esa vez que limpié el piso con el hijo de Nagato Arima, ¿o sí? —pregunté hacia Yamagata todavía sin prepararme siquiera, como si solo estuviese conversando sin atender al supuesto entrenamiento—. Me derribó una vez, la siguiente quedó embarrado en el tatami al intentar repetirlo. Ignorando el desastre que hice por eso, la verdad es que tiene su gracia golpear hijos de señores importantes.

    Lo dije como si nada, hasta le dediqué una sonrisa antes de ajustar la postura y tomar aire. Podría haber elegido a Fuji, porque de por sí dejarla con Takano no sonaba demasiado prudente, pero confiaba en ambos y no era mentira lo último que acababa de decir.

    —Ah, pero no te preocupes. Me portaré bien contigo, creo —dije un instante antes de tomar impulso y dejarme ir en su dirección.


    algún día yuzu dejará de apalear gente importante, pero ese día no será hoy

    creo que lo de yuzu se nos quedó sin actualizar en las tablas porque subió de nivel en medio de los combates de Toyama xD en el MP que me mandaste de ascenso está la repartición que hice y todo, pero pues debería haber quedado con 20 de fuerza y 10 de defensa, le había salido el +3 de defensa en la nueva ventaja
     
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    Gigi Blanche

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    Hashimoto encontró mi hombro tras haberse acuclillado a mi altura, fue firme y se sintió, probablemente, como el apretón de un viejo amigo. No podía prometerle nada, era difícil desprenderse de la influencia de los dioses. Fuera el tono aterciopelado de Ebisu, la frialdad frenética de Mara o la soberbia de Amanozako, dudaba alejarme lo suficiente de ellos algún día. Era su poder, suponía.

    Con él nos guiaban y moldeaban.

    Sus cachetadas me arrancaron una risa breve y asentí, sin agregar nada más al asunto. Luego me aboqué a Tamura mientras los demás también se secaban con diversas pieles. El muchacho se sonó los mocos en el agua y tuve que contener otra risa al notar la desaprobación de los adultos, prestándole atención a la respuesta de Soreku. ¿Inuzuka había salido a buscar a Inue? Eso... Se suponía que Inue era su madre, ¿verdad? El señor Yoshio también nos había hablado de una mujer que subió y jamás bajó. ¿Amanozako había tomado su forma y apariencia? ¿Había sido ella siempre? Dioses, quizá debería haber indagado más al respecto.

    Repasé a los emishi con la vista y suspiré. Si Inuzuka no estaba presente era un buen momento para hablarlo, ¿cierto?

    —Sobre eso... —murmuré, algo incómodo—. "En piso humano soy Inue". Eso fue... lo que dijo Amanozako.

    Lamentablemente no poseía más información que brindarles y me avergonzaba un poco. Por suerte, Tamura llamó la atención de todos y señaló el agujero en el hielo por el cual habían accedido al agua. Ésta comenzó a emanar más y más vapor, a removerse inquieta, y la advertencia de Amanozako sonó en mi cabeza. Aguardé, pues, hasta que el géiser estalló. La gran columna de agua apuntó hacia el cielo, desdibujando la luz del sol, y empapó el aire de una cortina blanquecina. Sentí parte de su calor, lo hice pese a la distancia y busqué a Hotaru con la mirada. El muchacho permaneció en silencio, mas sus ojos brillaron y el corazón me golpeteó el pecho con insistencia. Había expectativa, incertidumbre, dudas. Y había miedo. ¿Suzaku seguiría siendo Hotaru si renacía? ¿Me recordaría, acaso? Sabía que era egoísta, pero no podía evitar pensar en ello.

    No quería que este muchacho desapareciera.

    Tomé mucho aire, dejando los miedos aparcados, y deshice lentamente el nudo que llevaba protegida a Kusanagi en mi espalda. La deposité sobre la nieve, la descubrí y exhalé por la nariz, observándola en silencio. Era una espada increíblemente poderosa y ni siquiera Hotaru poseía el deseo demandante de renacer. Podría haberla ofrecido a mi clan, a los Minamoto, pero no se sentía correcto. No cuando la vida, ya no de un shijin, sino del muchacho a mi lado dependía de ello. Quería ser ambicioso y servir a Takeda, y ansiaba hacerlo de forma justa y honrosa.

    Quizá perdiéramos a Kusanagi, pero confiaba en que obtendríamos un poder mayor.

    Los atajos eran para los cobardes y egoístas.

    Me incorporé, sosteniendo a Kusanagi en una mano, y me detuve frente a Hotaru. Le sonreí.

    —Si debo serte sincero, no tengo la menor idea de lo que estoy haciendo —reconocí en voz baja—. Sólo siento que es lo correcto. Esta espada... No, cualquier objeto carece de valor ante una vida. Tú me hablaste de la soledad de los yurei, ¿cierto? Te vi en el campo de luciérnagas, la alegría que sentiste al notar que podía verte y escucharte. Dices que ahora estoy contigo, pero las vidas mortales son... efímeras, cuanto menos. —Bajé la vista a Kusanagi—. Jamás me perdonaría condenarte a una eternidad de solitud.

    Cada vida era valiosa.

    Por eso no podía abandonar a Rengo.

    —Al menos prométeme que seguirás siendo Hotaru —bromeé sin mucha gracia, mi voz fue un hilillo y suspiré, volviendo a buscar sus ojos; tenía miedo, pero era lo correcto—. Y si no, no pasa nada. En Shimotsuke prometí acompañarte para que pudieras comprenderte a ti mismo, ¿lo recuerdas? Se lo dije a Hotaru, pero ahora también te lo digo a ti, Suzaku. —Llevé una mano a mi pecho, donde permanecía guardado el broche de luciérnaga—: Me quedaré a tu lado, pero lo haré para que puedas tocar el césped y sentir el sol, vivir cada luna y recorrer el mundo con tus propios pies. Ya no tendrás que sufrir la soledad de los yurei. Esa es mi promesa.


    Mucho momento wholesome pero no tengo idea qué chuchas hay que hacer, so si quieres asume que Kohaku pone la espada en el agua or something JAJAJA
     
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    Amelie

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    [Kohaku]

    Todos se miraron confundidos cuando mencionó lo de Amanozako siendo Inue; pero mientras el resto se preguntaba aquello, Kohaku avanzaba hacia el geiser lentamente; Reijiro lo iba a detener pero Tamura lo sujetó con delicadeza negando. Reijiro confió.

    Hotaru afirmó con seguridad — No temas; sólo arrójala allí. Si Kusanagi existe, yo no puedo hacerlo a su lado — miró a Kohaku y sonrió— Gracias por elegir una vida sobre poder y beneficio — avanzó hacia el el agua hirviendo separándose de Kohaku



    Kohaku avanzó con cuidado mientras los demás miraban preocupados, cada paso lo hizo con precaución; pero había algo en aquel calor que no parecía afectarle, seguía sintiéndose como las aguas termales.

    Kohaku se colocó a un lado de Hotaru; ambos se miraron, afirmaron.

    Kusanagi fue lanzada a la pared de agua y esta desapareció; Hotaru avanzó siguiéndola. El agua estalló más vigorosamente, su color blancusco se volvió bermellón; como si fuera fuego líquido envolviendo el cielo. Y por unos momentos, Hotaru se detuvo frente a frente con aquella explosión —No seré el mismo; nunca soy el mismo cada vez que renazco.

    [​IMG]

    Y antes de entrar volvió a mirar a Kohaku con una sonrisa — No tengas miedo, volveré — dijo extendiendo sus brazos y avanzando hacia atrás; perdiéndose en la danza de colores que seguía estallando detrás de él.

    Pareció una eternidad; todos contemplaron el geiser hasta que este fue recobrando su color natural, lentamente se redujo en tamaño hasta volver al suelo; y cuando ya no parecía que sucedería nada, un disparo volvió a surgir del agua; esta vez no fue explosivo, fue un golpe de agua de adentro hacia afuera; y de aquel agujero salió un ave bermellón.

    [​IMG]
    Voló en la montaña; repartiendo un calor que hizo que los presentes dejaran de sentir frío alguno; sus ropas se secaron. A sorpresa de los presentes; aquella ave no era enorme, era del tamaño de una lechuza; el ave aterrizó y lentamente parecía evaporarse, convirtiéndose en algo distinto; varias luciérnagas se levantaron del suelo; cómo si siempre hubieran estado allí; brillaron alrededor de esta figura, recibiéndolo con su luz bermellón.

    [​IMG]
    Al centro estaba Hotaru, sonreía mientras recibía a las luciérnagas que lentamente fueron impactándose en su cuerpo; y al hacerlo, cada una le daba su luz, lo hacía brillar. No sólo Kohaku podía ver a Hotaru, por cada luciérnaga que impactaba delicadamente, era como una pequeña gota de pintura, la cual ayudaba a los espectadores a ver la obra de arte mostrarse lentamente; gota a gota, luciérnaga a luciérnaga; el cuadro estaba completo.

    [​IMG]
    — Lamento la demora — dijo con una sonrisa que Kohaku pudo sentir al instante. Y entendió a lo que se refería antes; él ya no era el mismo, la tristeza que solía emanar ya no estaba; pero su esencia permanecía, era Hotaru. ​



    [​IMG]
    Shukusha
    [Yoshio; Rokujou; Yuzuki; Takano; Hayato; Fuji; Yamagata; Yume]


    Yamagata miró a Yuzuki con genuino miedo —Oye no, no me vayas a... —Yuzuki atacó con tal fuerza que dobló a Yamagata de tal manera por el dolor que su ataque pudo ser fácilmente esquivado por Yuzuki; al recuperar el aliento, Yamagta miró a Yuzuki —¿Qué les dan de comer en Kamakura? —se escuchó un quejido mientras sobaba su estómago, intentando contener el desayuno dónde pertenecía.

    Takano sonrió orgulloso; para después atacar a Fuji. Y para sorpresa de los presentes, contuvo su fuerza. Aun así, lastimó a Fuji quién lo miró con preocupación —No me vayas a matar por accidente —dijo ella mientras Hayato observaba con atención.


    • Nivel 4
      Pv=90
      Fuerza= 20
      Protección= 10
      Intuitivo= +3 suerte
      Débil= -1 defensa

    • Nivel 5
      Pv=100
      Fuerza= 19
      Protección= 11
      Ken= dado de 20 cada turno

    • Nivel 3
      Pv=51
      Fuerza= 11
      Protección= 4

    • Nivel 1
      Pv=43


    Yáahl Ficha corregida! Yo creo que el entrenamiento se acaba en el siguiente post xD
     
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  11.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Kohaku Ishikawa
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    Pedirme que no temiera era casi ridículo, incluso si comprendía el sentimiento. Puede que llevara temiendo la vida entera o puede que lo hiciera desde aquella noche, cuando fui forzado a despedirme de todo lo que había conocido. Sin importar la razón, el miedo latía. Permanecía. Mi familia, Chiasa, incluso Mao y Natsu. Kenzaburo. Hana. Take. No quería verlo así, pero ¿cómo alejarse del miedo cuando se empeñaba en respirarte en la nuca?

    Suponía que eso era la guerra.

    Hotaru me agradeció y asentí, acercándome al geiser hasta llegar a lanzar la espada dentro. El muchacho avanzó, yo retrocedí y, por sobre el rugido incesante del agua, creí oírlo hablar. "No seré el mismo", dijo. "Nunca soy el mismo cada vez que renazco". Sus palabras se clavaron en mi pecho, temí y sin embargo sonreí; llevaba haciéndolo la vida entera, pero esta vez fue genuino. Mi miedo no importaba, no si a cambio obtenía una nueva vida para Hotaru, así como tampoco importaría si lograba apoyar a Takeda y luchar en su causa.

    Eso también era la guerra.

    El agua se tiñó de un rojo carmesí, fue hermoso y me quitó el aliento. Hotaru buscó mis ojos justo antes de desaparecer, volvió a pedirme que no tuviera miedo y esta vez... esta vez algo dentro de mí le creyó. Su figura se perdió entre la bruma ardiente y aguardamos lo que pareció una eternidad. Dudé, dudé y creí hasta que el agua se calmó y de ella surgió un ave bermellón. Era pequeñita pero, Dioses, no podía quitarle la vista de encima.

    Era un Shijin.

    Era la resurrección de Suzaku.

    Lo había logrado.

    Surcó el cielo, descendiendo sobre nosotros un halo cálido que secó nuestras ropas, hasta que regresó al suelo y comenzó a evaporarse. Un montón de luciérnagas brotaron de la nieve, justo como había ocurrido en Shimotsuke, y se fueron uniendo lentamente a lo que, poco a poco, se convirtió en Hotaru. Era Hotaru. Había dicho la verdad.

    Había regresado.

    Su sonrisa se adhirió a mi corazón, fundiéndose con él, hasta que la última luciérnaga desapareció y una oleada de emoción me barrió el cuerpo. Caminé hacia él, estiré los brazos y no pude creerlo al tocar sus hombros. La risa que brotó de mi pecho aflojó las lágrimas que llevaba acumuladas en los ojos y busqué su mirada color miel.

    —Bienvenido —murmuré, mi sonrisa fue amplia y lo atraje hacia mí para darle un fuerte abrazo—. Bienvenido de vuelta, Hotaru.


    *inhales* MY PRECIOUS BABY IMMA SQUEEZE HIM SO HARD POR TODA LA ETERNIDAD
     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Shukusha (Exterior)

    El miedo que le cruzó por el rostro me estiró la sonrisa, tampoco pretendía hacerle daño de verdad, eso tenía que saberlo, pero quizás no me contuve tanto como esperaba. No había terminado su frase cuando el impacto encontró su estómago, el pobre se dobló inmediatamente y yo retrocedí librándome de su alcance. Cuando logró recuperar el aliento soltó lo de Kamakura y se me aflojó una risa.

    —Metal y al menos tres disgustos antes de que el sol esté en su punto más alto —respondí ajustando la postura—. Espabila, que si devuelves el desayuno me voy a sentir culpable.

    No estaba mirando a Takano y a Fuji, pero sí que la escuché en el breve instante que le di a Yamagata para recuperar algo de su dignidad del suelo. Lo dicho, sabía que no iba a lastimarla de verdad, pero tampoco creía que uno pudiese relajarse del todo si estaba allí pretendiendo hacerle frente a Takano. Podía haberse suavizado, pero era el mismo que rompía armas a puño limpio.

    En cualquier caso, inhalé despacio y retomé la ofensiva hacia Yamagata. A este paso se nos iba a acabar el entrenamiento en un parpadeo, pero la verdad era que también me preocupaba el hecho de que mucha de la fuerza que poseíamos para defendernos comenzara a acumularse en dos cuerpos. Hayato nos iba detrás, Yamagata también, pero llevaba preocupándome por Fuji desde que la dejamos en Iwakura.


    takano: vamos a entrenar
    el entrenamiento en cuestión: dos golpes porque pueden, in fact, matar a alguien accidentalmente
     
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    Amelie

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    Aguas termales; cima de la montaña.
    [Kohaku; Hotaru; Tamura; Ukita; Hashimoto; Inukawa; Soreku]

    Hotaru se quedó un momento inerte ante el abrazo; por primera vez en mucho tiempo pudo volver a sentir, correspondió el abrazo cerrando sus ojos; dejando que sus sentidos se deleitaran de aquel momento. El sentimiento de calor en su cuerpo; la respiración tibia cerca de su oído; el frío en sus piernas; el olor a flores de Kohaku. Hotaru abrazó con más fuerza a Kohaku —Gracias, había olvidado lo que era un abrazo.

    Lentamente se fue separando de Kohaku; miró sus propias manos —Ahora yo también podré ayudarte.

    Tamura se acercó lentamente a ellos —¡Eras un ave! ¡Y luego humano! —Tamura se encontraba muy emocionado como era su estado natural —Sigo y seguiré sin entender que está pasando aquí; pero me da gusto verlos contentos — les sonrió para después señalarles el piso que nuevamente se resquebrajaba a sus pies —Lo aprendimos a la mala, caernos de nuevo allí sería necedad —dijo jalándolos de los brazos con fuerza.

    —Entonces, el fénix —sonrió Tamura emocionado hacia Hotaru —El símbolo de la emperatriz; un buen augurio ¿No creen?

    Gigi Blanche +300 EXP


    [​IMG]
    Shukusha
    [Yoshio; Rokujou; Yuzuki; Takano; Hayato; Fuji; Yamagata; Yume]


    Yamagata atacó; pero su fuerza no logró romper la defensa de Yuzuki; quién después le acomodó un golpe tan fuerte; que Yamagata al recibirlo se llevó la mano a la boca y se alejó negando; pudo contener el vómito para después señalar a Yuzuki, tan pálido como la misma nieve —Tú, señorita; eres un monstruo. Igual a ese —dijo después señalando a Takano — Ya no puedo más; un golpe más y me mandas a cenar con mis antepasados.

    Fuji atacó a Takano; pero su propia inercia hizo que se estrellara directamente en él; causándose más daño a si misma que a Takano; este bufó, y contuvo su ataque, no tenía sentido alguno lastimarla más de lo que ella se hacía a su misma —Hayato.

    —El señor Yamagata tiene buena técnica; pero se enfoca más a su fuerza, debería trabajar más sus movimientos defensivos; es más rápido que fuerte. La señorita Fuji... ella es rápida creando armas; pero muy lenta en combate —Dijo Hayato para después hacer una leve reverencia en disculpa a los aludidos.

    Yamagata se sacudió el cabello; mientras Fuji bajaba la mirada.

    —Mejorarán, el entrenamiento será a diario; hasta que sus piernas y brazos se cansen y no puedan más —aclaró Takano, después miró a Yuzuki y afirmó

    —Yuzuki posee muchas más ventajas en combate; desde su arma hasta su velocidad de ataque, su desventaja va mayormente enfocada a la suerte, creo yo —Hayato aun no terminaba de analizar —Takano tiene un área de ataque reducido por sólo usar puños; se deberá siempre cuidar del enemigo a distancia pues estará muy expuesto; y el enemigo preferirá romper sus huesos para frenarlo, dejándolo inútil por una temporada.

    Yamagata rio —Inútil — repitió por debajo.


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    Zireael

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    El siguiente ataque de Yamagata tampoco logró conectar del todo, me alcanzó sin éxito y reaccioné de inmediato. Fue instintivo, lo hice con tal velocidad que estimé la fuerza que llevaba el golpe en realidad y la preocupación me cruzó las facciones en el momento en que el impacto encontró el cuerpo ajeno, porque era demasiado tarde para retroceder.

    Ni siquiera tuvo que decirme que ya no podía más, para cuando estaba diciendo que era un monstruo como Takano ya me había acercado a él y colé el cuerpo para darle algo de soporte al ver que el pobre estaba casi tan blanco como la nieve. Me di cuenta que había logrado retener el vómito a pura fuerza de voluntad y suspiré, dándole una palmada suave en la espalda.

    —Piénsalo así, es mejor amigarse con ciertos monstruos que enemistarse con ellos —dije suavizando bastante el tono, porque también era esa clase de tonta y genuinamente me preocupaba haberle hecho daño—. Aunque sí que te volteé el estómago por la gracia. Perdona, fue instintivo.

    Regresé la atención al resto cuando escuché a Takano llamar a Hayato, luego de detenerse también pues Fuji iba a hacerse más daño ella sola que del que pretendía hacerle él. El pequeño Sugawara atendió a lo que se le había pedido de inmediato, diciendo lo que había notado en Yamagata y Fuji, dio en el punto, pero también se disculpó por verse en la obligación de criticarlos, lo que me hizo sonreír discretamente.

    Takano anunció que el entrenamiento sería diario, me miró y afirmó, ante lo que no me quedó más que imitarlo. Iba a decir algo cuando la voz de Hayato me hizo mirarlo de nuevo, había dicho mi nombre y seguido con su análisis. Parpadeé un par de veces en lo que seguía con Takano y me permití una sonrisa, fue tranquila, pero también cargaba el orgullo que comenzaba a sentir por este niño.

    Escuché la risa de Yamagata, eso sí, y cómo repitió lo último que dijo Hayato así que le dejé ir un codazo que no fue más que una advertencia. Acto seguido crucé los brazos, miré a Fuji, luego a Hidetoshi de refilón y luego volví a mirar al frente.

    —Justamente por nuestro poco alcance es que comenzamos a depender de ti, Hayato —añadí entonces—. Puedo cubrir parte del área que Takano no alcanza, pero mi colmillo también tiene un rango limitado a pesar de lo peligroso que puede ser y mucho, como bien dices, depende de mi suerte. No suele ser la mejor, si te has fijado. Un arquero cubre los huecos que quedan, al menos una parte de ellos, y para llegar a ti se ven forzados a traspasar dos murallas. Es un buen equilibrio para las flaquezas naturales que poseemos.

    Suspiré, inclinando la cabeza hacia un lado y miré al par que por poco matamos sin querer.

    —Que Fuji se acostumbre a mi velocidad y Yamagata a los golpes de Takano. Para frenarme tendrás que moverte igual o más rápido —indiqué dirigiéndome directamente a la muchacha, luego volví a Hidetoshi—. Y el resto ya te lo sabes, para recibir un golpe de tu susodicho monstruo tienes que pulir tu defensa o te parte las costillas de un estornudo y te quedas inútil una temporada en su lugar.

    Me permití una sonrisa que no correspondió con lo que estaba diciendo, que era un poco escalofriante en sí mismo, y relajé la postura para acercarme a Hayato. Ni le di un aviso, al pobre niño nada más le eché los brazos encima y lo apretujé.

    —Y a ti te toca seguir observando hasta que nos salga bien, claro.
     
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    Gigi Blanche

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    Hotaru se quedó un momento inmóvil, hasta que pareció procesar la información y lentamente me correspondió el abrazo. Sabía que era impropio de mí, incluso si el muchacho lo desconocía, pero el contacto tampoco me desagradó en absoluto. Quizás estuviera canalizando más de lo debido en el gesto, quizá fuera el alivio y el agradecimiento por haberlo traído de vuelta a la vida. Quizá se tratara, también, de las personas a las que jamás podría ya salvar. Había cerrado los ojos, su aroma se asemejaba al de las flamas de oro y cuando finalmente me correspondió, sentí el deseo de llorar como un crío.

    No recordaba la última vez que alguien me había abrazado.

    Sus palabras alcanzaron mi oído, pero más que nada vibraron en su pecho y se proyectaron hacia mi cuerpo. Meneé la cabeza suavemente y, poco después, nos separamos. La sonrisa me rasgó la mirada al buscar sus ojos, aunque él estuviera detallando sus manos.

    —Algunos dicen que el olvido es la única verdadera muerte —murmuré, y una risa liviana se me coló en la voz—, así que ahora comienza la misión para que hagas todo lo que desees y que no recuerdes.

    Debía ser avasallante volver a sentir el mundo a tu alrededor luego de tantos años, y por ello estuve dispuesto a dejarle su espacio. En eso apareció Tamura, genuinamente emocionado, y lo dejé jalarme lejos del hielo mientras repasaba a los demás con la vista. ¿El símbolo de la emperatriz era un buen augurio? No estaba seguro de ello, pero tampoco me apetecía discutirlo.

    —Bueno, ya iba siendo hora. —Me cargué el pecho de aire y lo solté, muy sonriente—. Cada que me vieron hablando solo como un loco estaba conversando con este muchacho. Hotaru, ellos son miembros o aliados del clan Minamoto. Bueno, y este es Tamura, claro.

    No dudaba que Tamura se hubiera sumado a la expedición por puro entretenimiento personal, pero eso no quitaba que nos hubiera ayudado siempre que lo necesitamos. Con ello en mente, me giré hacia el muchacho e incliné ligeramente la cabeza.

    —Ahora que lo dije, me di cuenta que no nos debías nada y aún así nos ayudaste. Muchas gracias, Tamura.

    Chiasa saltó del hombro de Reijiro en algún punto y se trepó al mío, desde donde chilló emocionada y observó con sumo interés a Hotaru. Me preguntaba si tendríamos tiempo de regresar a Shimotsuke, realmente me hacía ilusión que las mujeres y la señora Ohara pudieran ver de regreso a su shijin. De momento, sin embargo, tocaba bajar la montaña y honrar la promesa que le había hecho al señor Yoshio. Habíamos encontrado el arco de Seiji y su cuerpo, pero no había rastro de su hijo.

    —¿Alguno sabe hacia dónde fue Inuzuka? —pregunté, girando el torso hacia el Sur—. En esa dirección es donde se perdió en la ventisca, ¿cierto, señor Hashimoto? Hoy hace buen clima, quizá tengamos mejor suerte.


    >> De Aguas Termales (7) a ??? (4)
     
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    Amelie

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    Cima de la montaña hacia el sur de la montaña
    [Kohaku; Hotaru; Tamura; Ukita; Hashimoto; Inukawa; Soreku]

    Kohaku presentó a Hotaru con el resto, mencionando que eran del clan Minamoto; y también presentó a Tamura; quién enmudeció por completo, mirando a Hotaru, después mostró una sonrisa algo apagada en comparación a la que siempre mostraba —Entonces, eres tú quién se reía de mis chistes. Me caes bien —mencionó a Hotaru para después volver a mirar a Kohaku —No agradezcas, no fue nada —dijo algo disperso.

    Kohaku guio al grupo hacia dónde el mapa marcaba un sitio desconocido; Soreku se adelantó —Inuzuka fue en busca de Inue, su madre. Seguramente regresó a la vieja cabaña; pensó que ella podría ayudarnos para sacarte del agua. No debes preocuparte, nos encontrará.

    Siguieron avanzando hasta dirigirse al sur; Reijiro platicaba con Hotaru; quién le contaba cómo él había logrado que Nyanko ayudara en el combate de Shimotsuke. Reijiro parecía muy entrenenido escuchando al joven el cual ahora sentía el frío que todos sentían; y de repente, les brindaba un calor grupal para soportar el frío. Algo que les hubiera servido el día anterior.

    Tamura avanzaba callado, demasiado para sus estándares, Ukita lo notó extraño, preguntándole si estaba herido. A final de cuentas había soportado una gran caída, tal vez le seguía doliendo algo. Tamura negó; pero se detuvo en seco, haciendo que el resto lo hiciera y lo mirara.

    —Entonces es cierto... son ustedes del clan Minamoto ¿Incluso usted? —dijo señalando a Hashimoto —Kohaku mencionó el apellido en la cueva del protector; pero en ese momento no decidí preguntar, no me sentía en derecho al escuchar lo que hizo mi padre —Tamura dio un paso hacia atrás —¿Por qué siguen a ese clan?

    Habían llegado a una gran planicie de nieve.

    [​IMG]

    Era un sitio enorme y sin algo para que sirviera de guía a una persona perdida, sólo sus huellas en la nieve y el horizonte podrían ayudarlo si el clima se lo permitía.


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    Shukusha
    [Yoshio; Rokujou; Yuzuki; Takano; Hayato; Fuji; Yamagata; Yume]


    Yamagata calló al instante de recibir el codazo; esta vez no fue un golpe fuerte, fue una advertencia. Yamagata miró a Yuzuki como un niño regañado; pero guardó silencio mientras Fuji seguía en silencio.

    Hayato afirmó ante las palabras de Yuzuki—Creo que no tienen a ningún arquero especializado

    Takano afirmó.

    —Aprendí de mi padre; él creaba los mejores arcos que puedes imaginar —dijo mostrándoles sus arco —Yo puedo ser su arquero especializado; también la señorita Arima es una gran arquera; aunque he de admitir que el mejor ha sido el señor Kimura —miró a Fuji —Tal vez, usted también podría ser arquera —le sonrió— o al menos ser especialista en creación de arcos, se le da muy bien el manejo de tallar madera.

    Takano sonrió mirando a Yuzuki; al igual que ella, sentía orgullo de aquel niño, no sólo era buen guerrero, al ser arquero, se había vuelto muy detallista en sus análisis de observación

    Yuzuki también dio sus acotaciones y tanto Fuji como Yamagata afirmaron; la primera de mejor modo que el segundo, quién no sostenía la vista de Yuzuki, luego Yuzuki abrazó a Hayato quién sonrió al instante correspondiendo el abrazo

    —Y puedo entrenar a algunos arqueros y tal vez regresar después con el señor Kimura a aprender su escuela —dijo emocionado — el señor Yamagata me ha contado que es increíble —miró a Takano —debieron haberlo invitado a seguirnos.

    —Kintaro puede ser un gran elemento —dijo Takano hacia Hayato —Pero será igual de problemático que Tetsuo; son los últimos de sus clanes, señores de sus respectivas ciudades; perderlos ante una guerra sería perder dos prefecturas. —Se agachó para mirar a Hayato mientras seguía en brazos de Yuzuki —Entiendes bien de estrategias de combate; pero no de política; yo puedo enseñarte. Aunque para ser diplomático... —miró a Yamagata — Tal vez tengas que aprender de alguien más que no sea Yuzuki o de mi.

    —¡Si! Pregúntale a tu tío Yamagata — sonrió Yamagata muy orgulloso. Era bueno recibir un pseudo alago de parte de Takano. Aunque en la mente de Takano, estaba imaginando a Takeda.


     
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    Zireael

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    Yamagata se calló luego del codazo, entendiendo el mensaje, y Hayato afirmó ante lo que le dije señalando que no teníamos un arquero especializado, cosa que le confirmó Takano. La verdad es que para habernos movidos sin arqueros de verdad hasta ahora, más bien podíamos decir que la suerte nos había sobrado. El niño dijo que aprendió de su padre y recordé la cabeza que había tenido que sacar de la pica en Fujimi, el peso que sentí en las manos al hacerlo, y algo se me atoró en la garganta.

    A pesar de eso, observé el arco que nos estaba enseñando tan orgulloso y sonreí sin darme cuenta al escucharlo decir que podía ser nuestro arquero. No dudaba de su capacidad, era bueno con el arma que cargaba y si seguía entrenando, no haría más que mejorar, como pasaba con todos nosotros. Le dijo a Fuji que también podía ser arquera luego de mencionar a la hermana de Tsuna y eso me sacó una risilla.

    —Fuji es muy hábil —concedí, mirando a la chica con una sonrisa—. Gracias a ella conseguí una katana cuando más la necesitaba, la que le di a Takano. Le mostró al herrero de lo que era capaz.

    Noté a Takano sonreírme y atajé el significado del gesto, era orgullo por el pequeño Sugawara como había dicho yo en Toyama. Puede que no lo dijera, pero estaba verdaderamente orgulloso de Hayato y yo, quien era la que lo había traído con nosotros, me sentía aliviada al saberlo. Quizás no estuviese bien, puede que en algún momento me lo recriminara a mí misma, pero estaba tratando de no cometer los mismos errores.

    No creía ser capaz de soportar que otro niño se me escapara entre los dedos.

    Con mis acotaciones noté que Yamagata no me sostenía la mirada y suspiré, prestándole atención a Hayato por el momento, ya que de por sí me había correspondido al abrazo y me quedé allí, mimándolo. Todavía no me sentía capaz de dejarlo regresar con Kintaro sin más, primero que entrenara algunos arqueros como decía y luego veríamos; a pesar de que estaba pensando en eso cuando dijo que debíamos haber invitado a Kintaro a venir con nosotros se me escapó una risa, porque recordé que insistió con Kumo y me recordó un poco a mí misma.

    —Todos tenemos funciones, por desgracia —dije apoyando el mentón en la coronilla del niño luego de que Takano le habló—. Nosotros, los que podemos movernos, debemos hacerlo para seguir estableciendo conexiones entre los que no. Necesitamos a las prefecturas fuertes, después de todo. Takano es muy inteligente, ya lo sabes, así que escúchalo siempre que puedas.

    Eso lo había dicho sin despegarme de él, todavía con el mentón reposando en su cabeza, e iba a decir algo más cuando Takano soltó que si quería ser diplomático tenía que aprender de alguien que no fuésemos nosotros dos. Yamagata se dio por aludido, aunque a mí no me sonaba a que fuese la idea, pero separé el mentón de la cabeza de Hayato y lo volví a apretujar contra mí.

    —¿Perdona? —le dije a Takano con molestia fingida—. ¿Estás diciendo que no puedo mantener una conversación civilizada? ¡Puedo si quiero!

    Luego deslicé la vista hacia Yamagata un instante, que había sonreído con orgullo por lo que había entendido como una suerte de halago, y me incliné para susurrarle algo a Hayato aprovechando que todavía no lo soltaba.

    —Le hace mucha ilusión, pregúntale algo de vez en cuando —le dije en secreto—. Y luego hablas con Takeda cuando volvamos a verlo.


    hacerle bullying a yamagata es mi nuevo pasatiempo, por si no se notaba
     
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    Gigi Blanche

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    Solía ser bastante perceptivo, incluso muy a mi pesar, de modo que el cambio tan abrupto en el ánimo de Tamura no me pasó desapercibido. Intentó disimularlo, fue evidente, y por ello no quise indagar en un impulso. Aproveché el camino hacia el Sur para darle vueltas a la situación y seguir prestándole atención, por si había sido simplemente un altibajo pasajero. En mi tarea, acabé cruzando miradas con Ukita un par de veces.

    Reijiro y Hotaru conversaron casi todo el camino, y llegando a nuestro destino Ukita por fin le preguntó a Tamura. El muchacho se detuvo de repente y supe, incluso antes de que hablara, que no sería liviano. Arrugué ligeramente el ceño ante sus palabras, confundido. ¿Por qué seguíamos a los Minamoto? De un momento al otro lo pensé, más bien lo recordé.

    Que este muchacho era hijo de Saizo Honda.

    —¿Por qué no habríamos de hacerlo? —inquirí, precavido.

    Frente a nosotros se alzaba una inmensa planicie que imposibilitaba discernir lo que yaciera más allá. Cruzarla, al parecer, era casi un delirio de fiebre.
     
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    Amelie

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    [Kohaku; Hotaru; Tamura; Ukita; Hashimoto; Inukawa; Soreku]

    Tamura bajó la mirada — Vaya... es algo incómodo hablar al respecto —dijo tallando su nuca; su voz era la misma, con un dejo de broma entre cada sílaba; pero su mirada aun permanecía esquiva, no era la mirada segura de sí — Con todo lo sucedido con Sogo Minamoto y Mika Sugihara... —aquel nombre era nuevo para casi todos los oídos presentes; pero el apellido resonó en la memoria de Ukita quién se apresuró a interrumpir.

    —¿Mika Sugihara? —al parecer Ukita tampoco conocía a aquella mujer.

    —Usted —Tamura se dirigió a Hashimoto — ¿Por qué sigue a los Minamoto? Si Sogo Minamoto tuvo un amorío con la mujer de su señor —negó — Todo mundo sabe que esa fue la razón por la que Kato mandó a los demonios carmesí por Mika; causándole la gran depresión a Sakurai, lo que lo llevó a descuidar su entrenamiento y su propia vida—Tamura los miraba, no con odio; se le notaba asustado —Y esa fue la razón por la que Sogo retaría estaciones más adelante a Sakurai. ¡Todavía después de haberle quitado a su mujer, lo desafía a muerte para sustituirlo como mano derecha del Emperador! —sacudió su cabeza; no quería sonar grosera gritando — Kato Harima es un asesino; y Sogo Minamoto recibió la muerte que merecía.

    —¡Cómo puedes decir eso! No murió en una pelea justa —
    reclamó Ukita.

    —Sogo merecía morir —intervino Hashimoto con voz tranquila; Tamura lo observó y afirmó levemente. Hashimoto observó a Tamura —Y Kato Harima debe morir por sus acciones.

    —¿Entonces.... por qué está siguiendo a los Minamoto?

    —Porque sigo a Takeda Minamoto; siendo un hombre distinto al que fue Sogo. Y confío en Takano Harima; porque no heredó la mirada de Kato. Ninguno es como su padre —
    habló Hashimoto con seguridad

    —Entonces es verdad... eres un traidor.

    Las palabras de Tamura dejaban claro al referirse a Hashimoto como un traidor. Tamura posiblemente estaba inclinado al clan Taira.

    Gigi Blanche Sea lo que Kohaku diga; tendrás que tirar un d20


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    Shukusha
    [Yoshio; Rokujou; Yuzuki; Takano; Hayato; Fuji; Yamagata; Yume]


    Fuji agradeció las palabras de Yuzuki con una leve reverencia; se le notaba apenada pero sonrió con orgullo, recordando cómo se había plantado ante Masamune y sus alumnos.

    Después Takano bufó ante la discusión de ser político —Yo sé que podrías; pero nunca lo haces, puedes recordarlo con Tsuna por ejemplo.

    Hayato afirmó ante las palabras de Yuzuki y sonrió.

    Yoshio salió del shukusha junto a Yume; a sorpresa de los presentes, el hombre lleno de cicatrices cargó a Yume a su espalda quién les hacía señas para que se acercaran a ellos —He logrado convencer al señor Yoshio de que nos guie por la montaña —mencionó alegre.

    Yamagata no pudo evitar sonreír al notar que ya no tendría que cargar a Yume; pero al instante su sonrisa se borró al notar como para aquel hombre, cargar a Yume no parecía ser ninguna especie de desafío. Yoshio tenía a Yume recargada sobre su espalda, y sujetaba sus piernas con ambos brazos mientras que con uno tallaba sus ojos, demostrando que no requería mucha de su energía todo ese movimiento.

    —Vivir en las montañas te hace fuerte —mencionó Yamagata —Ahora me queda más que claro.

    Yáahl Avanzarán a la entrada del monte. Yuzuki puede decidir si todos suben a la montaña o no.
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    Gigi Blanche

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    La repentina afrenta que se desarrolló ante mí me dejó a medio camino entre la sorpresa y el desentendimiento. Nombres que rara vez había escuchado, otros desconocidos, conflictos pasados y heridas sin sanar. Eso era, en resumidas cuentas, a lo que se aferraban los argumentos de Tamura. ¿Había sido ingenuo de mi parte pensar que por repudiar los actos de su padre vería con el mismo cristal a todos los Taira? Ahora que lo pensaba era, en efecto, ridículo. Nada era absoluto y ninguno de los dos clanes, perfecto. Había visto la compasión y benevolencia en los ojos de Takeda y a Kato atacar a su propio hijo sin mediar palabra. Hashimoto lo había dicho, sin embargo.

    Takeda no era Sogo.

    Takano no era Kato.

    Él no era Saizo.

    Ni yo, Taiki.
    —Nadie es su padre —reiteré, en tono tranquilo, mirando directamente a Tamura. Esbocé una sonrisa algo entristecida—. Lo sabemos, ¿cierto?

    No poseía argumentos para defender a los muertos ni sus acciones, y definitivamente no defendería a Kato Harima. El miedo que estaba percibiendo de Tamura se me clavó en el pecho y solté el aire por la nariz, bajando la mirada. Si el muchacho era Taira y repentinamente se sabía aquí, en medio de un páramo helado, rodeado por el clan enemigo... Debía ser aterrador, ¿verdad?

    Aterradora había sido aquella noche de invierno.

    Pero Tamura tampoco era su padre, ¿no es verdad?

    —No vamos a hacerte daño —murmuré, apenas con un hilo de voz, y volví a mirarlo—. Te juro por mi vida que aquí nadie te hará daño. ¿Confiarías en mí? Creo que todos tenemos razones suficientes para hacer lo que hacemos, pensar lo que pensamos. Desde que llegamos aquí no has hecho más que ayudarnos y eso es lo único que veo frente a mí.

    Lo oí quebrarse, el hilo, y fue algo doloroso. El muchacho realmente me caía bien y no quería... no quería que nos mirara así. Comprendía, sin embargo. Era la primera vez que topaba con un seguidor de los Taira sin el filo de las espadas de por medio, sin llevar el estandarte pegado a la cara. ¿Había sido iluso de mi parte? ¿Pretender hacer amigos en medio de una guerra?

    Seguía siendo un niño.

    —Si quieres regresar puedes hacerlo, pero me gustaría aún así hablar contigo. Abajo, en el Shukusha, quizá. ¿Me lo concederías, Tamura?


    *prays*

    edit: bueno se me agotó la bendición, dónde le hago refill?
     
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