Kohaku Ishikawa Shukusha Permanecí quieto cuando Hotaru buscó mi mano, cedí a sus intenciones y agaché la mirada hacia el puntos de contacto. Era cálido, lo había sido siempre. Desde que toqué a Kusanagi y el filo de Kyogi me perforó el torso, hasta la tibieza al resguardo de la tormenta de nieve que me ayudó a dormir, en lo alto de la montaña. Pensé en lo que acababa de narrarle a Takeda en la carta, los colores chispeantes del ave bermellón surcando el cielo como una estrella de fuego. Era... un milagro que este muchacho estuviera aquí conmigo. Era un milagro. Me tallé el ojo con la mano libre mientras lo escuchaba, apesadumbrado. No se trataba de generar preocupaciones adicionales, sólo quería que estuviera a salvo de... de muchas cosas. De la Kyogi de sus recuerdos, que, aún muerta, no dudaba que hubiera más como ella; de Daidoji, sosteniendo el espejo de Genbu y matando a Byakko. Incluso de personas como mi padre, cegadas por sus creencias. No lo interrumpí, sin embargo, y conforme hablaba de Ebisu y de Rengo comprendí... que Hotaru había cambiado. Ya no era el muchacho confundido y perdido que había conocido en Shimotsuke. Seguía siendo él, y al mismo tiempo no. A veces la muerte no es el final de las cosas. Parpadeé, pensando en las convicciones de Soreku y el señalamiento de la señora Tachibana sobre el oso de madera que portaba de mi padre. Miré a Hotaru hacia el final de sus palabras y mi expresión se transformó en absoluta confusión al notar que su boca no se movía. ¿Acaso...? Percibí las sutiles diferencias. El sonido de su voz se replicaba de forma envolvente y uniforme, provenía de todas partes y de ninguna; me recordó a las conversaciones con Ebisu y Mara. Volví a parpadear, asimilando la situación, y una sonrisa incrédula danzó en mis labios. ¿Me seguía sorprendiendo de estas cosas? Tenía frente a mí un ave resucitada, por los dioses. Fue... extraño. Reconfortante y nostálgico al mismo tiempo. ¿Si él podía hablar conmigo eso significaba que yo...? "¿Puedes... oírme?", formulé el pensamiento en mi mente, quizá con demasiada intensidad o una claridad forzada. Era bastante increíble de creer, pero si sería capaz de permanecer conectado a él, eso era una gran noticia. Podría conservar la tranquilidad de que él y Byakko se encontraran bien en Kamakura. Su mano retrocedió, con ella lo hizo la sensación cálida, y utilizó su voz. Asentí ante su pedido, sonriendo levemente, y con calma me incliné en su dirección. Cerré los ojos al sentir que mi frente encontraba la suya. —Lo prometo —susurré. Había hecho lo mismo con Seiryu, en la morada de Amanozako. Mantuve el contacto un par de segundos y retrocedí, para sonreírle y darle la espalda. Organicé los papeles y la tinta sobre la mesilla. —Tendré que pedirte un par de cosas —murmuré, empezando a escribir—. Primero, te daré una carta que deberás entregarle a Kato; es para Takeda. Segundo, tendrás que... incordiar a Tamura. —Sonreí, los párpados me pesaron y me deslicé a una segunda hoja—. No le revelaré tu identidad ni la de Byakko a la señora Tachibana; tú podrás conocerla mejor durante el viaje. Dejaré en tus manos la decisión de confiar o no en ella. Puedes contarle que conocimos a su discípula en Shimotsuke, que la señorita Utsunomiya se encuentra bien. Exhalé con pesadez, deposité el pincel y regresé frente a Hotaru, extendiéndole las tres cosas: una carta y dos pergaminos. —Son talismanes de protección, para ti y para Byakko —expliqué, luchando contra el agotamiento que me aplastaba el cuerpo y la mente—. Por favor, llevenlos con ustedes. Evitarán que otros usuarios de energía espiritual los detecten y también los resguardarán de yōkai y yurei malignos. —Lo miré, detallé sus ojos y me despedí de él en silencio. Sonreí—. Lo de Tamura... tendrás que pedirle que me ayude. No creo... llegar a... La densidad acabó de engullirme y el mundo se fue a negro, por completo. Contenido oculto hice un wrapped up de varias cosas para ya ir moviendonos si te parece bien, fer <3
Shukusha habitación de Kohaku [Kohaku; Hotaru] Hotaru tomó la carta que iba dirigida a Kato y la guardó para después recibir los talismanes, la energía de Kohaku era débil y ambos lo sabían. Kohaku se desvaneció y Hotaru pudo contenerlo para que no cayera a la mesa, sonrió al saber que esta vez si pudo sostenerlo a diferencia de Tateyama. —Descansa —susurró para después llamar a Tamura. Hotaru adelantó su paso para alcanzar a Misato, Yin y Kato y entregarle la misiva a Kato de parte de Kohaku. Kato no puso objeción, la guardó y continuó con su viaje seguido de sus alumnos. Tamura cargó a Kohaku y los presentes se despidieron de ellos, le encargaron a Reijiro cuidar mucho de Kohaku, algo que haría sin que se lo pidieran. Barco en puerto [Kohaku; Reijiro; Tamura; Yume; Inagaki; Matahachi; Rei] [Kawa; Byakko; Soreku; Sora; Ayame; Hotaru] En puerto, Matahachi conversaba con Ayame; ella también tomaría su propio recorrido hacia dónde los demás Fujibashi se encontraban, Rei nuevamente se disculpó por las heridas que le causó en aquella confusión. Tamura cargaba a Kohaku mientras Reijiro cargaba sus armas y objetos personales. Hotaru y Byakko ya tenían sus amuletos puestos; aquello tranquilizó a Sora y Kawa quienes se despedían de los que subían al barco. Yume avanzaba junto a Inagaki hacia el barco dónde los esperaba alguien en el interior. Pero en la parte superior del barco los observaba alguien recargado en la barandilla. —Llevo demasiado tiempo esperando, Inagaki — le reclamó para después avanzar al interior del barco y perderse en él. Reijiro se acercó a Inagaki para que le explicara — Ese es nuestro capitán... y allí dentro nos esperan otras dos personas, tendrán tiempo para presentarse en el viaje. Contenido oculto Gigi Blanche Tremenda transición me has facilitado, muchas gracias El rol de Kohaku continúa en Viajes por el mar.
El rol proviene de Mito El barco los llevó a la costa; dónde se notaban bastante preocupados por la ausencia de sol; ya era evidente que aquello no era normal. Los marineros no atracaron en puerto; simplemente se despidieron de ambos y los dejaron en una ciudad que parecía haber sido abandonada. Kato bufó molestó mientras subía a su caballo, guiando a Ginko quién no se le despegó desde que salieron de Mito. Salieron de la ciudad dónde pudieron ver el santuario. Varios zorros se les acercaron y les entregaron amuletos de protección; para un buen camino. —Los kitsune son vengativos y mentirosos; probablemente sea una maldición en lugar de una protección — mencionó Kato avanzando ignorando a los zorros los cuales bajaron las orejas y su cola respondiendo con tristeza al comentario con poco tacto del Harima. Contenido oculto Slam ¿Aceptas el amuleto?
Ginko Harutomo Tras subir al barco, Ginko vio al ave mensajera de su dealer posada sobre un borde de la cubierta y decidió hacer un pedido de madreselva, una hierba que podría serles útil en esta travesía. Envolvió la suma necesaria de monedas y las adjuntó al búho, esperando que al llegar a Yoshino éste ya estuviera ahí esperándolo con su pedido. Una vez desembarcaron, los recibieron un montón de zorros extraños en un santuario. Según Kato se trataban de kitsune y no eran de fíar, aunque él no solía confiar en nadie. —He tenido tantos encuentros paranormales este año que ya perdí la cuenta— le comentó a Kato, mientras los kitsune les pretendían obsequiar unos amuletos que su compañero rechazó de inmediato. —No lo tomen personal, él no suele confiar en nadie— se disculpó con los zorritos cabizbajos, aunque tampoco aceptó amuletos, cuando se trataba de esa clase de cosas prefería no tocar nada por si acaso.
Afueras de Shima [Kato; Ginko] Los zorros se irguieron adoptando una pose de andar humano y se guardaron sus amuletos. Uno de esos zorros ya había robado una papa de la bolsa de viaje de Ginko; al parecer era de los zorros más pequeños quien se incorporó con sus compañeros a los cuales les negaron el amuleto. El zorro más alto le dio un manotazo al pequeño zorro; parecía que lo reprendía por haberle robado a Ginko; pero este levantó la vista a Kato —No, los humanos son vengativos y mentirosos; probablemente sea caca de caballo —aquella voz fue muy gutural, extraña; para nada humana. Los zorros se retiraron muy ofendidos hacia el santuario dedicado a Inari. Kato bufó y siguió su camino hacia Yoshino. Contenido oculto Slam El rol continúa en Yoshino
Ginko Harutomo —Ya veo que vamos a hacer muchos amigos por aquí— mencionó, mientras Kato hacía avanzar el caballo y seguían su camino —¡Adiós!— se despidió de los kitsune —Que tengan un buen día...— recapacitó mirando el cielo eclipsado —Bueno, que disfruten la papa que no me la devolvieron, se las recomiendo frita—