Mie Shima

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 2 Julio 2023.

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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Escuché las palabras temerosas de Ayame que ni el mismo Kaze pudo en un combate individual contra Gendo, era tal como describían los veteranos de batallas acerca de el y su poder...un poder temible. Saber que ni el legendario Kaze pudo vencerlo creo un sentimiento de impotencia.

    Estaba casi tan atemorizada como Ayame pero las palabras de la señora Tachibana nos recordó que huir o bajar la cabeza no era una opción, sería una deshonra simplemente no hacer nada.

    —Lo cierto es que ahora el clan Taira no representa el problema, se trató siempre de un clan cautivo que obedecía a los mandatos del clan Mori—puntualizo a Ayame quien estuvo inconsciente y lejos de nosotros durante la charla con Matahachi.

    Para Ayame debía ser demasiada información también, pensaba que tampoco debía ser fácil considerar en colaborar incluso con shinobis Taira. Pero la realidad era ineludible existía un enemigo peor.
     
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    Amelie

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    Clínica

    [Kohaku; Matahachi]

    Kohaku había entendido a la perfección su habilidad, el respeto que esta implicaba con aquella proximidad. Y también lo silencioso que era aquel pacto, pues a diferencia de los sellos de sangre que dejaban marcado a el receptor con una cicatriz rojiza, el sello de luz era invisible, no era un constante recordatorio de dolor.

    —Esperaba algún dolor o algo más...— mencionó Matahachi confundido mientras abría los ojos — Pensé que al besarme algo más pasa...

    [​IMG]

    La puerta de la clínica había sido abierta y Kato lo había escuchado. En su hombro llevaba a un inconsciente y mal herido Yin. Y él también estaba en malas condiciones

    Vergonzoso.

    Tal vez la clínica había sido una pésima idea para hablar en privado.

    —Nosotros...

    Kato interrumpió a Matahachi levantando la mano para que guardara silencio —El médico.

    —¿No estaban afuera? — preguntó Matahachi tragándose la incomodidad de la situación.

    Kato no respondió. Si hubiera estado Sora o alguien afuera, él no se hubiera molestado en entrar a la clínica.

    —Maldita sea...— dijo Matahachi pensando en Rei "Debías protegerme esperando afuera..." Vayamos al shukusha.

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    Shukusha salón principal
    [Kohaku; Yin; Yume; Rei; Inagaki; Matahachi; Hotaru; Tamura; Kato]

    Matahachi entró al shukusha y al instante comenzó a reclamarle a Rei su ausencia. Este iba a burlarse de él hasa que vio entrando a Kato y entendió la desesperación de Matahachi y afirmó, para luego revisarlo, cerciorándose que se encontrara bien.

    Yume se levantó al instante al ver la condición de ambos y comenzó a atender a Yin sin reparar en Kato. Este simplemente dejó a Yin en manos de la médica y fue en búsqueda de Sora.

    Tamura tenía una naturaleza curiosa, así que se acercó a Yin y observó ambas armas que ahora portaba — Este sujeto es fuere; espero se recupere pronto para poder entrenar con él si es posible.

    Shukusha habitaciones
    [Kawa; Byakko; Soreku; Reijiro; Misato; Sora; Ayame]

    Ayame apretó sus manos con fuerza —Kenzo, el también perteneció al clan Taira alguna vez... no sería la primera ocasión en la que colaboro con ellos. Aun así... —negó en frustración.

    —Debemos ser juiciosos, entender cada fragmento de información y confiar en nosotros, los que siempre hemos estado unidos. Cualquier descorazonada debe ser informada, así siempre mantendremos nuestras espaldas cubiertas — miró hacia Misato — Esta noche descansaremos aquí, y partiremos al amanecer.

    —¿Planean acompañarlos? —
    preguntó Ayame hacia Misato —Yo debo reunirme con los míos, debo darles toda esta información. Yo partiré hacia Niigata.

    Fue en ese momento que Kato irrumpió en el lugar, estaba cubierto de sangre, tanto propia como de Yin. Miró a Misato —Él es ahora maestro de la escuela Niten Ichiryu. Si yo no estoy presente en tu evolución; él podrá enseñarte a usar la escuela en su totalidad —A diferencia del resto de personas en aquel sitio, Kato si prestaba atención a sus discípulos.

     
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    Gigi Blanche

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    Clínica -> Shukusha

    Estaba por decirle a Matahachi que no, que esta clase de energía era delicada e indolora, cuando la puerta se abrió de golpe y apareció... Kato. Estuve de pie incluso antes de ser consciente y contuve de milagro el impulso de anteponer parte de mi cuerpo entre el hombre y el muchacho. Cargaba a alguien, uno de los acompañantes de Misato, y cuando comprendí que no había peligro y que sólo estaba buscando un médico... El corazón me martilleó con fuerza y sentí, inevitablemente, la sangre agolparse en mi rostro. Las... Matahachi justo había dicho que...

    Dioses.

    El camino hasta el shukusha fue terriblemente incómodo, al menos para mí, y no fui capaz de mirar ni hablarle a ninguno de los dos. Una vez allí, Yume se encargó al instante del chico herido y me desplomé junto a Hotaru sin reparar en nadie más, como caballo con anteojeras. Además de la vergüenza también estaba el día que habíamos pasado y la energía que me consumía esta clase de cosas. Estaba cansado.

    Mientras Tamura se acercaba a husmear el trabajo de Yume y yo me tranquilizaba, comencé a pensar en nuestros próximos pasos. Byakko y Hotaru estaban aquí, Seiryu se encontraba a salvo, y Genbu, al parecer, había muerto. Tendríamos que acceder a su espejo para tener un punto de partida, pero estando bajo posesión del clan Mori... Por otro lado, Kato y Sora se movilizarían hacia Takeda. ¿Debíamos ir con ellos? ¿O tal vez...?

    Me rasqué el cabello de la nuca, algo frustrado, y exhalé con pesadez. Bueno, pasos pequeños. Miré a Hotaru de soslayo y luego busqué su atención girando el rostro hacia él. No poseía la más mínima intención de exponerlo a los peligros de la guerra, pero seguíamos inmersos en ella y era importante que aprendiera a defenderse.

    —Deberíamos empezar a entrenar a partir de mañana —sugerí, y pestañeé con fuerza, tallándome un ojo luego; los sentía algo secos—. Hablaré con Tamura, conociéndolo... seguramente se sume al plan.


    no sé si a Kuno le quedan cosas para hacer, por mi lado ya podemos ir cambiando de día <3
     
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    Las palabras de Ayame fueron más que comprensibles para mí con respecto a la sola idea de colaborar con un clan que si bien fue una herramienta de los Mori también entre ellos hubo quienes provocaron dolor por sus actos.

    —Lo se Ayame...aún no puedo olvidar lo que intentaron hacer en Shingu y lo que lograron hacer en Iga ahora en cenizas —dije con seguridad, guiada por aquel sueño en Kamakura—Pero a veces es necesario sepultar ciertas emociones al menos de momento y centrarnos en el verdadero peligro.

    Ayame aclaro que muy pronto ella debía reunirse con su grupo Shinobi en Niigata mientras nosotros iriamos con Takeda.

    —Si debo ir a ver a Takeda pues también supimos que fue capturado en Nagoya y llevado a Kioto para una boda, pero fue rescatado por Matsuda y la boda que serviría para una falsa paz fue arruinada... además.

    Bajo la mirada y suspiro aún pensando en nuestra más reciente perdida, una lealtad perdida.

    —debo saber si de casualidad Takeda pudo ver a Kuroki que ahora está con...—aprete los puños—Gendo Mori como su nuevo integrante—observe a Kawa quien podría reaccionar a lo que acababa de mencionar.

    Pero antes de eso vi con sorpresa la llegada de Kato Harima cubierto de sangre lo cual me alarmó.

    —Maestro...—musite para luego atender las noticias de Harima anunciando el título de maestro que Yin había ganado, la verdad sentí alivio con que todo estuviera bien para el, sobre todo que ya podía contar con Yin para mejorar mi entrenamiento en la escuela.

    —Entendido—digo con una reverencia para Kato. Solo faltaría escuchar la respuesta de Ayame o de alguien más para ir luego con Yin para acompañarlo en su reposo.
     
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    Amelie

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    Shukusha salón principal
    [Kohaku; Yin; Yume; Rei; Inagaki; Matahachi; Hotaru; Tamura; Kato]

    Hotaru le sonrió a Kohaku; veía en él en cansancio y había notado la incomodidad de él y Matahachi al entrar al lugar; pero no preguntó, el cuerpo cansado siempre era necesario mantenerlo alejado de una mente igual de agotada. Escuchó la idea del entrenamiento, él estaba de acuerdo pero no dijo nada. Acercó el dorso de su mano a la frente de Kohaku —Primero debes descansar, ha sido demasiado... — dijo retirando su mano; pero la tibia caricia permaneció en el tacto — Es necesario.

    A su alrededor había mucho ruido; Rei parecía sacudir a Matahachi quien se mostraba completamente disperso. Yume atendía a Yin mientras Tamura observaba nuevamente como Kato salía de aquella habitación seguido de Sora, al parecer ellos no descansarían allí.

    Pero Sora se detuvo, miró al instante a Kohaku y se acercó a él, ignorando el andar de Kato al exterior. Sora saludó nuevamente con la mano y después sonrió tranquila —Cargas contigo algo especial; creo que es lo que he sentido antes... —dijo señalando la ropa de Kohaku, justamente dónde él había guardado al oso de madera — No es una mala energía; pero es poderosa. Ten cuidado —dijo cerrando los ojos.


    Shukusha habitaciones
    [Kawa; Byakko; Soreku; Reijiro; Misato; Ayame]

    Kato salió de la habitación después de escuchar lo sucedido con Kuroki, dejando a los presentes con sus pesquisas. Kawa escuchó a Misato, y sólo pudo notar tristeza en la mirada de Kawa; pero no dijo nada con respecto a Kuroki, enfocó su fuerza en cuidar de Byakko.

    —Tu maestro...— le dijo Ayame a Misato para llamar su atención —... tengo entendido que no se toma muy bien las traiciones —le advirtió al saber que ahora Kato poseía dicha información.

    Después de la conversación; Misato pudo reunirse con Yin. Este ya reaccionaba pero estaba agotado; así que decidió ir a una habitación a descansar y recobrar energía.




    La noche venció a los cuerpos cansados y las almas atormentadas. El lugar prácticamente era de ellos; se separaron en varias habitaciones para poder descansar en su mayoría en parejas debido a que el establecimiento tampoco era tan amplio; pero aquello les permitió mayor privacidad.

    Kawa se mantuvo con Byakko y Ayame; Soreku y Reijiro en otra; Mistao y Yin en la propia; Yume y Tamura; Kohaku y Hotaru; Matahachi, Rei e Inagaki en otra. Kato y Sora no estaban en aquel lugar; pero sabían que descansarían en Shima.

    El lugar tenía las habitaciones una junto a la otra; por ello Misato despertó ante los silenciosos pasos que se escuchaban en la habitación contigua. Podía mirar a Yin quién ni se inmuto del ruido y continuó descansando. Misato sabía que junto a ellos estaba la habitación de Matahachi. Pudo recargar su espalda en la pared para poder escuchar las silenciosas voces, para alguien normal podrían pasar como el susurro del viento nocturno; pero Misato había desarrollado sus habilidades y pudo escuchar la conversación, aunque no desde el principio.

    —No digas nombres; el águila de Kamakura está cerca — dijo Matahachi casi como un susurro.

    —Al parecer sólo él iba a Nara— dijo una nueva voz para Misato; el hombre pausó su voz esperando no tener oído enemigo cerca, titubeó por unos instantes mientras Misato se mantenía sin movimiento alguno —Pero el señor... — se detuvo, no podía decir aquel nombre — Él lo sigue con la ayuda de mi búho. No pude negarme.

    —Nadie puede negarle algo — le respondió Inagaki.

    —Hablando de búhos, el nuestro iba en camino a Kioto, seguramente descubrirá que los nuestros escaparon— intervino Matahachi — Y entonces nuestra alianza con los Minamoto se acerca de manera oficial.

    —Si es que no optan por matarlos allí mismo — reclamó el joven de la voz desconocida. No era el mismo de la mañana, de eso no quedaba duda.

    —He escuchado de Takeda; creo que podrá mantener su odio en resguardo y cotejará mejor la situación en la que ambos clanes nos encontramos — asumió Matahachi —Y si deciden no unirse; no creo que eliminen a ambos, creo que por ello el señor fue allá. Para asegurarse de que corriera la menos sangre posible —Entonces el clan Minamoto se movilizaría a Nara ¿Eh?

    Hubo un silencio prolongado; Misato no podía ver sus rostros pero podía imaginar la incertidumbre que seguramente mostraban entre sí.

    —Debemos despertar a los Minamoto en este lugar y avisarles —mencionó Rei.

    —¿Qué dices? — preguntó la voz nueva pero como un reclamo más que una duda —No piensan llevarlos con nosotros ¿Cierto?

    —No tengo la autoridad de tomar esa decisión pero... —Matahachi se detuvo.

    —Yo si la tengo, eso es lo que quieres decir. ¿No es así? — una voz femenina, se escuchaba cansada; melancólica.

    —No necesitamos llevarlos con nosotros; sólo avisarles para que ellos se reúnan con los suyos —intervino Inagaki.

    —Podemos darles esa opción —mencionó Matahachi — Creo que tal vez sea buena idea reunir a Rengo y Hoshi con Kohaku.

    —Últimamente no has pensado con claridad —
    dijo Rei con preocupación — ¿No crees que el águila se pregunte por él y decida buscarlo?

    —¿En verdad crees que a ese hombre le importa la vida de alguien más? —
    recriminó la voz femenina, algo de esa voz apagada se activó en ese momento

    —Pero creo que la idea de Matahachi es adecuada; tendríamos una vida que ofrecer a cambio si es que capturan a uno de los nuestros en lugar de matarlo al momento —intervino Inagaki— Vida por vida siempre es un cambio justo.

    —Esa no era mi intensión, yo lo digo con genuino interés de esta futura alianza, no como moneda de cambio —la voz de Matahachi se escuchó temerosa.

    —Te autorizo avisarles Matahachi; y si ellos deciden acompañarnos la responsabilidad será mía —nuevamente la voz femenina

    —Fracturaríamos eternamente esa posible alianza, incluso si la alianza se consolida en Nara y descubren que teníamos a Kohaku como rehén —recriminó Matahachi.

    —No planeo dañar a nadie de los Minamoto, jamás. No mantendremos a Kohaku como un rehén; se le tratará de la misma manera que se ha hecho con Rengo —la voz de la mujer parecía romperse, pero se contuvo a pesar de que se notaba un dolor constante en ella— Nadie saldrá lastimado mucho menos después de ver el honor de Takeda; por lo tanto le devuelvo ese mismo honor, diles todo... no les ocultes nada.

    —Aun podrían prevenir la reunión en Nara si saben todo —intervino el hombre desconocido —Podrías arruinar SU plan.

    —No debemos escondernos más. Si queremos que sean nuestros aliados debemos comenzar tratándolos como tal, sin ocultarles nuestros planes.


    Hubo silencio después de las últimas palabras de la mujer.

    —Nos veremos fuera de la ciudad por la mañana, tendremos listo el plan de escape; de allí partiremos. Debemos movilizarnos a prisa — mencionó el hombre desconocido.

    —Yo me quedaré con Rei, Gendo está detrás de mí, no debemos guiarlo a...

    —Iremos todos, y esa es una orden —
    la voz de la mujer culminó aquella reunión.

    Tres pares de pasos salieron del shukusha.

    —No te ha dejado opción — era la voz de Rei.

    —Pero Gendo... —aquella era la voz de Matahachi; por lo tanto la mujer, el hombre e Inagaki habían salido del shukusha.

    Se escuchó una palmada, seguramente de Rei a la espalda de Matahachi —Si Gendo va por ti, nos encontrará a todos.

    —¿Quisiste sonar inspirador? Porque sólo fuiste redundante en algo que justamente estoy tratando de evitar.

    —Escucha niño. ¿De que sirve enfrentarse aquí a Gendo? Imagínate que ni siquiera venga acompañado de Saizo, todo sería en vano. Mejor irnos; que desgaste a sus hombres buscando a un niño inválido y débil como tú. Y que termine encontrándose con todo un ejército. Sería mucho mejor... en eso de las posibilidades y eso...

    —Probabilidades —
    le corrigió Matahachi —Y si, tienes razón. Rei, gracias. —pausó — ¿Crees que deba decírselos ahora o esperar a la madrugada?

    Rei bufó —Déjalos descansar. Pensar cansado es difícil.

    Misato escuchó como ambos se acomodaron nuevamente; dispuestos a dormir. Ella debía hacer lo mismo, pues ya no podía seguir a los que salieron del shukusha.
     
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    Amelie

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    Shukusha salón principal
    [Kohaku; Yin; Yume; Rei; Inagaki; Matahachi; Hotaru; Tamura; Kawa; Byakko; Soreku; Reijiro; Misato; Ayame]

    El día inició desde que una pequeña franja de luz se asomó por el horizonte. Rei y Matahachi buscaron a Kohaku y a Misato únicamente para llevarlos a su habitación; no querían hacer aquella reunión más grande de lo que se necesitaba.

    Explicaron lo sucedido la noche anterior sin revelar las identidades de sus compañeros.

    —Todo está en constante cambio últimamente —mencionó Matahachi — Pero sé que Yume y Tamura se unirán a nuestros colegas en el puerto. Pero también sería bueno que Kohaku los acompañe; sé que Rengo es su compañero, y tal vez sea mejor que comencemos a movilizarnos a pesar de que la reunión de Nara no se ha llevado a cabo.

    —Sería llevarse al joven Kohaku como un rehén por si las conversaciones en Nara no salen como lo esperado — interrumpió Reijiro deslizando la puerta y entrando a la habitación sin ser invitado; después volvió a deslizar la puerta detrás suyo. Su misión fue clara, y cuidaría de Kohaku con su vida si era necesario —No usen a Rengo como cebo para llevarse a Kohaku. Sean honestos una vez en su vida...— Era evidente que Reijiro ya entendía a grandes rasgos lo que sucedía y la facción de Rei y Matahachi.

    Rei suspiró — Si; sin una alianza de manera oficial, llevarnos a Kohaku sería como llevarlo de rehén.

    Matahachi miró a Rei con desesperación pues él iba a desarrollar mejor sus oraciones para que justamente entendieran que esa no era su intensión — Yo les prometo que no le sucedería nada. Me han obligado a ir con ellos, así que puedo asegurarles que no dejaré que nada le suceda.

    Reijiro se cruzó de brazos —No dejaré que vaya con el enemigo.

    —Entonces nos lo llevaremos a la fuerza —le reclamó Rei para después mirar a Misato —Ella sabe que ustedes no podrían derrotarme.

    —Calma — pidió Matahachi — Nosotros estamos siendo honestos. No fallaría a mi palabra.

    —A menos que el señor Takeda decida ejecutar a uno de los suyos ¿No es cierto? Seguramente tu lealtad se convertiría en odio y deseo de venganza —
    Reijiro recriminaba con dureza; pensando que su señor Soga estaría de acuerdo con sus palabras.

    —Si, la vida de Kohaku podría ser de gran valor si es que deciden aprisionar a alguno de los nuestros; pero... —suspiró con fuerza — Taira no Shino ha dado su palabra, Kohaku no será lastimado de ninguna forma. Ninguno de los Minamoto.

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    Kohaku Ishikawa
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    El instante en que la mano de Hotaru alcanzó mi frente cerré los ojos, exhalando profundamente, y me concentré en la sensación cálida que se propagó desde el punto de contacto. Fue breve, su voz se acompasó con suavidad a la somnolencia pesándome en los huesos y, cuando retiró su mano, parpadeé con lentitud. Busqué sus ojos para asentir una única vez, en silencio. Ya había tenido demasiada vergüenza por un día, así que me mordí la lengua y contuve el pequeño impulso de volver a buscar su mano. Sentía que podría descansar mejor así.

    Una vez nos acomodamos en nuestras habitaciones, alineé mis pertenencias y sostuve durante un rato el oso de madera que había pertenecido a mi padre. La voz de Sora rebotó, sembrando una duda en mi mente, y tras ponderarlo algunos minutos lo deposité junto a todo lo demás, suspirando. Tras acostarme, le eché un vistazo a la espalda de Hotaru y finalmente cerré los ojos, buscando conciliar el sueño. Por suerte, fue una noche tranquila.

    A primera hora de la mañana oí nuestra puerta deslizarse y me desperté con cierto apremio, el cual se disolvió tras comprobar de quiénes se trataba. Me moví con cuidado de no interrumpir el sueño de Hotaru y seguí a Rei y Matahachi hasta su habitación. Aquellos segundos me permitieron espabilarme. Había descansado bien y ahora, al menos, las preocupaciones que me perseguían ayer ya no parecían tan terribles.

    Fue una reunión entre nosotros tres y Misato. La información que nos brindaron se precipitó en direcciones que no creía comprender del todo, y no fue hasta la intervención forzosa de Reijiro que comprendí las posibles intenciones de los Taira. ¿Llevarme... de rehén? Parpadeé, intentando adecuarme al ritmo de la conversación, y seguí alternando la mirada conforme hablaban. Nuestro clan se encontraba en Nara, o al menos allí estarían, y ocurrirían... ¿unas negociaciones? Con el clan Taira, intuía. Rehén... Mis ojos se fijaron en Matahachi, intentando encontrar una respuesta en él. Habíamos depositado nuestra confianza el uno en el otro, pero ¿había sido una decisión prudente? ¿O me había dejado llevar por su historia y los sentimientos del señor Yoshio?

    Nuestros objetivos se alineaban, pero eso era todo. ¿Qué ocurriría si la reunión en Nara fallaba y yo me encontraba en el seno del clan Taira?

    —No somos enemigos, pero tampoco somos aliados —recapitulé, ordenando mis ideas conforme hablaba—. Nuestros clanes deben conciliar heridas antiguas, muchas de ellas, para avanzar en la misma dirección. Me pregunto si hay tiempo de sanarlas todas.

    La perspectiva de Reijiro no estaba errada. Aún si no eran las intenciones de Matahachi, incluso si su señora daba su palabra, ya había visto a demasiados individuos actuar según los caprichos y las tentaciones de sus propios corazones. La orden de un superior no garantizaría mi seguridad, y si tomaba la decisión de reencontrarme con Rengo necesitaba comprender claramente la situación.

    —¿Qué miembros del clan Taira se encontrarán en Nara con los nuestros? —indagué, y miré directamente a Matahachi—. ¿Por qué piensas que debería reunirme con Rengo?

    Tenía la sensación de que había un motivo concreto detrás de sus temores. Había heridas antiguas, sí, y otras muy recientes ardiendo en la piel de nuestros aliados.


    antes de que me olvide, Chiasa se escapa por una ventana y sale a robar :D
     
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    Amelie

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    Shukusha habitación
    [Kohaku; Rei; Matahachi; Misato; Reijiro]

    Rei pareció incómodo con la pregunta de Kohaku; pero Matahachi se notaba más tranquilo — Tal vez sea difícil de creerlo, ustedes conocieron a Murai como enemigo; pero para todos los aliados del clan Taira ese hombre ha sido la persona que nos mantenido con vida. Su inteligencia es algo que admiro personalmente y deseo imitar.

    —Pero no tienes su suerte —intervino Rei con una risa — Vaya que no...

    Rei bajó la mirada avergonzado, se sacudió un poco. Este joven podría desviar aquellas preguntas con facilidad; plantar la información de manera sutil. Levantó la vista —En el exterminio del clan Minamoto también cayeron varios del clan Taira; entre ellos nuestro señor Sakurai. Ustedes no le conocieron; yo sólo lo conocí a voz de Tomoe y en verdad creo que fue un gran hombre... y bajo sus órdenes, Murai sabía controlarse.

    Rei honró la memoria de Sakurai con bajar su mirada al suelo.

    —No estoy desviándome de tus preguntas — le aseguró a Kohaku — Pero creo que es importante que sepan algunos detalles de este clan. Él por que confiamos en Murai, un hombre que para muchos es despreciable; conocemos sus grandes defectos y es él mismo quien nos impide seguirlos —sonrió — Sakurai se enfrentó a Noishi Minamoto; nuestro señor Sakurai ya en esos momentos no se podía considerar un hábil guerrero, había engordado por su confianza a la era Heian, la era de paz... ese día...



    —Guarda... silencio — dijo Sakurai mientras Noishi intentaba quitarlo de encima de él; era tan pesado como un caballo, le era imposible moverlo. Su fuerza también se disipaba —Calma...— Sakurai sostenía la herida al cuello que el mismo Noishi había provocado, su rostro ya era pálido pero aun conservaba algo de energía.

    Los gritos a su alrededor eran desgarradores; el choque de espadas, los frenéticos pasos a su alrededor. Sakurai fue pisado varias veces pero Noishi no sentía el impacto... Sakurai lo estaba protegiendo y aquel acto dejó a Noishi petrificado. No entendía nada.

    —Sakurai— aquella era la voz de Murai.

    —Déjame; llévalo a él— ordenó Sakurai a Murai; haciéndose a un lado y mostrado el rostro ensangrentado de Noishi.

    —No podrás cargarme, es culpa mía; por haber engordado tanto — Sakurai soltó una risa que rápidamente se ahogo en su propia sangre.

    —Maldita sea... Sakurai...— maldijo Murai revisando la mirada agónica de su viejo amigo —Me engañaron —dijo mientras intentaba cubrir la herida en el cuello. Sakurai le quitó la mano.

    —Tie.. nes... prome...sas... cumple...— escupió Sakurai con dificultad — Noishi... mi hija... lo apruebo...— fueron esas sus últimas palabras.

    Murai golpeó el pecho de su difunto amigo —maldita sea...— dijo arrancando el haori con el balsón Taira.

    Noishi dejó escapar lágrimas mientras Murai lo levantaba y envolvía con el haori de Sakurai.




    Noishi despertó por un dolor en todo el cuerpo; llevó sus manos al rostro el cual estaba repleto de vendas. Intentó gritar pero la voz no pudo salir, su garganta ardía. Su visión estaba limitada a la abertura de las vendas de su ojo izquierdo. Allí pudo ver un rostro familiar, uno que lo miraba con profunda tristeza.

    [​IMG]
    —Sobreviviste... mi amor.

    Él levantó la mirada hacia ella, intentó limpiar sus lágrimas, alcanzar su rostro y besarla; pero su cuerpo se lo impidió.

    —Calma— dijo ella acercándose para ayudarlo — Aun no.

    Él notó que no estaban en el mismo techo de siempre; no era su hogar, no era el de ella.

    —Murai ha verificado tu muerte ante el Emperador— dijo ella con calma —Has muerto para el Imperio; Minamoto Noishi fue aniquilado junto a su familia...

    —Mi... familia — respondió Noishi con dificultad.

    —Takeda escapó con el viejo Obata.

    Noishi llevó sus mano al pecho, no podía con el sentimiento que comprimía su pecho; comenzó a respirar con dificultad; pero ella tomó su mano y la resguardó entre las suyas.

    —Shino... — pronunció Noishi con profunda tristeza —Y nosotros...

    —Debes irte de Kyoto. Murai se encargará de ti en secreto.

    —Ven conmigo —
    rogó Noishi

    Shino negó —Si no estoy aquí... toda recaerá en Tomoe.

    —Volveré por ti... te lo...— Shino interrumpió las palabras de Noishi con su mano.

    —No prometas nada. No me debes nada... —bajó la mirada —Has hecho que mi desgracia tenga un poco de dicha. Guarda tu nombre y sigue a Murai. Él es el que me debe una promesa, no tú.

    Noishi se irguió como pudo para mirar a Shino; su cuerpo dolía y sus vendajes mostraron el carmesí de heridas nuevamente abiertas; aun así, ninguno se inmutó en el color rojo. Sus labios se unieron en un beso amargo, una despedida.

    —Siempre he de amarte.

    —Siempre he de corresponderte





    Murai estaba sentado junto a dos de los suyos: Kaji Akamatsu, el señor de Shiga. Y Kozaemon, un fiel guerrero al servicio de los Taira.

    —¿Qué planeas hacer ahora que te has recuperado?— preguntó Murai a Noishi

    —Debo reunirme con mi hermano; tú y Obata eran cercanos, seguro tienes la manera de encontrarlos y....

    Murai lo detuvo en seco —Somos cercanos; pero no por amistad o buena fe — dijo molesto — Créeme que tu hermano estará seguro con él. Y si es inteligente como yo creo que es, lo mantendrá alejado de todo; le dará una mejor vida en el anonimato.

    —¿Y crees que Takeda se olvidará de todo? —
    negó Noishi — Yo crecí con él, si no le ayudo crecerá destruido creyendo que todos han muerto. Yo puedo cuidarlo; yo junto a él puedo darle ese anonimato y...

    —¿Y te vas a desprender de tus responsabilidades así de fácil?—
    lo interrogó Murai.

    —El Imperio cree que hemos muerto. Y así es mejor. Incluso para los Taira. ¿Quieres que tome venganza por Sakurai y mi padre? ¿O es venganza personal por el castigo impuesto a tu hermano?

    Murai comenzó a reírse —Niño estúpido, vives por el perdón de Sakurai. No lo olvides — dijo saliendo de aquel sitio

    —Es más sencillo; si. Sería muy sencillo dejar todo como está, que Shino cargue con todo lo que los Taira y Minamoto deben. Porque ella aprendió a soportarlo...— era la voz del señor de Shiga; Kaji Akamatsu.

    —¡Basta!— lo detuvo Noishi —A ella también la liberaré. También a Tomoe, están en la misma condición que mi hermano.

    Kaji sonrió con burla —Y todos van a vivir felices en el anonimato; nadie los encontrará jamás. Y desde su casita otoñal verán a todo Japón a manos de gente estúpida y sádica que buscará a Shino hasta el final de sus días, y así expondrías a Takeda también—Kaji sacudió a Noishi — Al morir nuestro señor, los shinobis de Koga responden nuevamente sólo a ellos. Los Sugita podrían huir; pero no lo hacen. Murai prometió a Sakurai que salvaría a sus hijas de destino que Akishino y los Mori quieren para ellas. ¿Crees que es tan sencillo esconderlas? Son mujeres de una familia poderosa, una está prometida con el Emperador y la otra seguramente tratarán de eliminarla, someterla o forzarla a una relación política. No compares a Takeda con ellas; tu hermano ya fue rescatado; ellas siguen siendo prisioneras —soltó a Noishi.

    —Puedes irte con tu hermano —mencionó Kozaemon.

    —Kozaemon...—Kaji miró a su camarada.

    — Conviértete un shinobi de Iga y vivan tranquilos libres de responsabilidades —Continuó Kozaemon —Pero si sales de Otsu esta noche... jamás podrás volver. Jamás te dejaremos ver a Shino.

    —¡Eso no es justo!—
    Noishi aun era joven aun con diecisiete primaveras — No pueden separarnos.

    —Tú la estás abandonando
    —le recriminó Kaji

    Murai entró nuevamente a la habitación y le entregó a Noishi un mapa para llegar a Nara sin contratiempos — Si no peleas por el amor que le tienes a Shino; no mereces volver a verla.

    Noishi bajó la vista —Tal vez sería mejor... si tú no hubieras peleado por el amor de Mako se hubieran evitado muchas tragedias

    —Si... eso es cierto; muchas tragedias se desatan por amor
    —respondió Murai — Si tu padre hubiera evitado pelear por amor tú no existirías; y me evitaría esta conversación.

    —Podrían utilizar al pupilo de Kozaemon en mi lugar; hay mejores candidatos... lo único que quieren de mí es usarme por mi apellido—les recriminó Noishi.

    —Noishi, nosotros...

    —Si, planeamos usarte
    —Murai interrumpió a Kaji — Recuerda que vives por Sakurai. Él jamás te atacó...

    —¡Soy un niño! Reaccioné, no piensen culparme por la muerte de alguien que creí como enemigo.

    —Y desde que tomaste esa vida dejaste de ser un niño —
    le recriminó Kozaemon —Deja de excusarte y asume tu error como el adulto que ya eres. Cómo el líder de un clan.

    Noishi tapó su rostro al sentir aquel peso encima. No había tenido tiempo para procesar nada; sus heridas aun ardían como en el primer instante de ser infringidas.

    —Tú mataste a nuestro señor; y estás aquí con nosotros, nadie tomará tu vida justamente porque creemos lo mismo que tú. La muerte de Sakurai fue un error —mencionaba Murai — Tú error y el mío —clavó su mirada en Noishi — Y por eso te doy esta oportunidad de enmendarlo a mi lado. Ayúdame a eliminar al clan Taira...

    Noishi destapó su rostro mostrando el asombro que habían causado esas palabras —No entiendo... ¿no se supone que íbamos a ayudar a Shino y Tomoe? ¡Yo jamás les haré daño!

    —Nadie se los hará. Haremos creer al Imperio y a los perros de Mori y los Sawayama que se han extinto, liberándolas de sus garras —
    Murai señaló a Noishi — Te usaremos a ti como líder insurgente, el único Minamoto con vida. Y al terminar con todo... le darás paso a Tomoe como Emperatriz.

    —Pero... yo... Si voy a pelear, yo debería mantenerme como el nuevo Emperador.


    —Tú podrás ser libre con Shino; tendrán la vida que siempre quisieron; bajo la bendición del mismo Sakurai —respondió Murai —Pero la historia recordará que ambos se sacrificaron por Tomoe.

    Noishi sonrió al instante y sus ojos se llenaron de lágrimas —Lo haré —levantó la vista —Sólo si prometen que jamás involucrarán a mi hermano en esto.

    Los tres afirmaron —Es una promesa.




    Pasaron los años; el entrenamiento de Noishi inició en Koga junto con el de Inagaki. A ambos se les conocío como "Daremoinai" (Los nadie). Un par de niños que no tenían nombre o clan. Ideales guerreros que no estaban apegados a sentimientos ni morales. O al menos así se hicieron pasar a ojos del Imperio.

    Fueron rápidamente reconocidos y deseados por distintos clanes los cuales buscaron adquirirlos como mercancía. Gendo compró a Inagaki y Ogen adquirió a Noishi. Murai discutió por ello, no iba a vender a sus mejores alumnos; pero Akishino lo obligó a hacerlo. O al menos así lo hicieron creer a ojos del Imperio.

    Noishi se destacó con Ogen; obteniendo el nombre de "Iemoto" el mejor alumno; allí conoció a Tsubaki y este se convirtió su alumno, convirtiéndose los hombres más leales de Ogen. Inagaki fue enviado a asesinar a Yume y Tamura; quienes habían escapado de Kioto; Inagaki cumplió la misión. Ambos cumplían con sus obligaciones o al menos así lo hicieron creer a ojos del Imperio.

    Pero el Imperio era ciego.

    Hubo una reunión en Koga antes de que Murai fuera a encontrarse con uno de sus alumnos. En ella estaban Kozaemon; Kaji y un joven llamado Matahachi.

    —El clan de los cuatro rombos...— dijo Kaji revisando el mon que Kozaemon repartía a nombre de Murai.

    —Pero maestro, yo aun debo aprender muchas cosas de usted, no estoy listo— respondió Matahachi al recibir el mon

    —Te separarán de mi, órdenes de Gendo —mencionó Matahachi —Irás a eliminar a una aldea inocente. Matarás a quienes no merecen morir. Y lo harás.

    —No puedo hacerlo —
    dijo extendiendo el brazo para que Kozaemon volviera a tomar el mon. Kozamon lo tomó de regreso.

    —Este camino no será sencillo Matahachi; tendrás que matar a gente inocente, tendrás que hacer cosas que irán en contra de tu código como guerrero; pero si tu deseas ascender y poder desatar no sólo tu venganza, sino la de los Taira; deberás bajar la frente y obedecer.

    Matahachi negaba, no quería convertirse en un monstruo.

    —Kyogi es el enemigo, es parte de lo que ustedes buscan destruir —mencionó Matahachi hacia Kozaemon; quien lo golpeó directamente en el rostro.

    —Si no lo haces, alguien más en tu lugar lo hará. Y tú permanecerás siempre estancado, y toda tu lucha será insignificante. Perderás todo lo que has construido — Kozaemon siempre había sido un maestro estricto, jamás sentía compasión por Matahachi, aunque este se desmayara de dolor, lo obligaba a volverse a poner de pie —Yo no voy a solucionarte la vida; no eres mi hijo, no te colgarás de lo que yo he hecho para ascender a dónde estoy —sujetó a Matahachi del cuello de su kimono y lo sacudió —Tu subirás con tus propios pies, todos te conocen como Matahachi Tanobu; pero tu sabes que ese no es tu legado — lo soltó — ¡Eres hijo de Seiji y Kumiko! Debes recordárselo a tu enemigo

    Kozaemon señaló uno de los rombos del mon en su mano —Los Tachibana. Tú los representas en esta alianza.

    —Pero...—
    Matahachi dudada.

    Noishi lo observó. Así debieron de haberlo visto hace algunos inviernos atrás en Otsu. Era injusto obligar a simples niños a crecer... a matar.

    —Los Minamoto... pueden tomar mi lugar — mencionó Matahachi con voz trémula, levantó la vista hacia Murai —Usted irá a hablar con ellos, a conocerlos... tal vez allí usted pueda convencerlos de unirse en lugar de realizar el plan que sugerí para desmantelarlos por dentro.

    Noishi detuvo a Matahachi colocando su mano en su hombro — Takeda aun puede liberarse de la guerra. Si no lo detenemos ahora, será un mayor problema más adelante; pueden arruinar todo lo que hemos construido.

    —¡O pueden ayudarnos a detener todo! ¿No lo ven?—
    mencionó Matahachi — No me necesitan a mi si consiguen a Takeda; su voz será más fuere que la mía.

    Murai; Kozaemon y Kaji miraron a Noishi.

    —El pequeño Hachi tiene razón —agregó Kaji.

    —Ustedes me prometieron que no involucrarían a Takeda. Yo he dedicado mi vida a este plan por esa simple razón. No necesitan a Takeda Minamoto —miró a Matahachi —Me tienen a mi, un miembro del clan Sugihara.

    Matahachi no sabía que el famoso Iemoto si poseía un clan; el clan de la segunda esposa de Sakurai Taira.

    —Mi señor Iemoto— dijo con una reverencia al enterarse de su linaje; exponiendo su espalda para una futura represalia por lo que estaba a punto de decir —Perdone mi impertinencia; pero su apellido aun no es más poderoso que el de un Minamoto

    Noishi suspiró —¿Y si te digo que en mi sangre también corre la de los Minamoto?

    Matahachi se irguió para confrontar la mirada de Iemoto —Eso... sería imposible.

    —No lo es —
    le aseguró Murai.

    Matahachi repasó con la vista a los presentes; ninguno desmentía aquella premisa.

    —Mi verdadero nombre es Minamoto no Noishi; primogénito de Minamoto no Sogo. Yo fui el responsable de la muerte de Taira no Sakurai, y por eso me encuentro aquí como representante de mis dos clanes, Sugihara y Minamoto —clavó la mirada en Matahachi — Si piensas alejarte de esta alianza nadie de los presentes te detendrá... —cerró los ojos; estaba haciendo lo mismo que le habían hecho a él con Shino —... pero si no lo haces, jamás podrás volver a ver a Tomoe y jamás tendrás la posibilidad de acercarte los suficiente a Saizo.

    A diferencia de Noishi; Matahachi se levantó de inmediato y arrebató el mon de manos de su maestro Kozaemon —Entonces seré un asesino.

    Murai suspiró apesadumbrado —Esta alianza secreta se consolidará por los Sugihara; Akamatsu; Tachibana y Sugita. Digan su único requisito para que esa alianza no se desintegre.

    —No tengo ningún requisito; mi clan se mueve abiertamente bajo esta alianza —aseguró Kaji.

    —Los Sugita tampoco agregaremos requisitos adicionales — respondió Murai.

    —Yo sólo pido que mantengan mi identidad secreta. Soy Matahachi Tanobu — mencionó Matahachi.

    —Y yo sólo pediré algo a cambio. Mi hermano. Si el plan para dispersar a los Minamoto falla y mi hermano se levanta en contra del Imperio, nadie hará nada en su contra. Yo hablaré con él. Bajo Juramente del clan de los cuatro rombos.

    Todos afirmaron.

    —Noishi Minamoto — respondió Matahachi hacia Kohaku — Él está con vida y fue él quién junto a Murai, Kaji y yo iniciamos el clan de los cuatro rombos — sacó el mon y lo mostró. Era un mon que Misato ya había visto antes, el la espalda de Hikari cuando la conoció en Tonami —Será Noishi quien se reúna en Nara con sus compañeros; y al parecer Murai lo ha seguido por prevención.

    [​IMG]

    Rei se sorprendió de aquella revelación; incluso él no conocía toda la historia que rodeaba a Noishi Minamoto.

    Reijiro también se veía perplejo, incapaz de dar una sola palabra.

    —Mi familia, los Tachibana fueron parte de los shinobis de Koga —miró a Misato — Somos especialistas en sabotaje. Mis planes han logrado detener varias conspiraciones del clan Mori; como la destrucción de la familia Kamino de Yamato.

    "Tienen un aliado poderoso en las sombras ¿No es así?"

    La voz de Hikari resonó en la memoria de Misato; pues un arquero extraño había estado ayudándolos todo ese tiempo en Tonami.

    —Yo soy quién ha guiado a los Fujibashi todo este tiempo — mencionó hacia Misato — Yo he suplantado a Kaze para alejar lo más posible a los Fujiwara de los Taira —dijo sacando un incienso de lavanda que Misato reconocía a la perfección —Alertando a los que he podido para detener las acciones de Murai ante los Fujiwara...—bajó la mirada —... no buscaba traicionar a Murai; sólo alejarlo de su venganza mientras yo investigaba a los Sawayama. Los verdaderos responsables de difundir todo este elaborado plan de Murai. Ahora sabemos que fue suerte que Murai e incluso Takeda salieran con vida de Kioto... Gendo y sus hombres sabían que algo se haría al respecto y aun así los vencieron... —miró a Misato y después a Kohaku —Confío que esta unión en verdad pueda vencer al Imperio, de una vez por todas.

    Pausó unos instantes. Se veía abrumado, había sido un arma poderosa para los Sugita por mucho tiempo. Y estaba envuelto en temas espirituales que ni él comprendía.

    —En Mito...—continuó Matahachi, esta vez con la segunda pregunta de Kohaku — apunté mi flecha hacia quién yo creí que era Takeda... pensé en Noishi y la promesa que hicimos aquel día y me contuve. Akishino me obligó a bajar el arco a palabras de tu padre, Taiki Ishikawa. Tu padre estaba asustado por las acciones de Takeda, quien resultó ser Rengo... ahora que me has explicado un poco, entiendo que Rengo forzó a un pacto de sangre a Akishino "Los míos son mi castillo. Déjalos ir, y yo permanezco, esa fue tu promesa. Y si no la cumples, cuando muera tú vendrás conmigo" —repitió las palabras de Rengo —Si yo hubiera disparado en aquel momento...Akishino también hubiera muerto con Rengo.


    Ikoma-kun
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    La mención de Murai me sorprendió un poco, al mismo tiempo sentí el revoltijo de recuerdos provenir de Kamakura y permanecí atento al relato que nos confiaron, una historia que se remontaba varios años en el pasado. La caída de los Minamoto, la muerte de Sakurai Taira y el verdadero destino del hermano de Takeda, Noishi Minamoto; la peculiar alianza que se formó en secreto con el objetivo de derrocar al Imperio y cómo, al parecer, nuestras acciones se convirtieron en el factor impredecible de su plan. Takeda se había alzado cuando Noishi había cooperado con tal de mantenerlo a salvo, y desde entonces...

    Había mucho que aún no comprendía. Desconocía, por ejemplo, los motivos que enfrentaban a Murai Sugita contra los Fujiwara. La voz de Hotaru rebotó en mi mente, de aquel día en las cavernas de Tateyama. "La vida no debe medirse con sólo un par de ojos". Desde entonces había regresado varias veces a sus palabras. La historia que Tamura nos había confiado, la realidad de que mi padre hubiese sido el Onmyoji de Akishino, que el cazador Taira frente a mí fuera el pequeño Hachi y la alianza que proclamaban ansiar. Pensé en Hashimoto, también. Las lealtades se entrecruzaban y los límites se desdibujaban, pero, paradójicamente, era en este caos donde comenzaba a ver el agua cristalina. Mucho más cristalina que nunca antes.

    Matahachi nos enseñó un mon compuesto por cuatro rombos y dijo que Noishi, junto a Murai, serían quienes irían a Nara. ¿Qué habría creído Takeda de su hermano todo este tiempo? Sabía que no me correspondía, pero de repente sentía que todos nuestros movimientos hasta ahora habían sido un estorbo en los planes de esta gente; también sentí que habían subestimado a Takeda. Quizá nos hubiésemos precipitado desde una dirección imprevista, pero quizá, también, era esta reacción en cadena la necesaria para conseguir el poder suficiente.

    De todos modos, ¿quién era yo para opinar?

    Una vez terminaron de hablar, intenté ordenar mis ideas. La historia que nos habían confiado era sólida y contundente, y entendía que quizá Takeda estuviese a salvo en tanto interviniera Noishi. Pero ¿qué era yo entre toda esta gente poderosa? Además, estábamos hablando de Murai. No creía imposible zanjar las diferencias, pero sí me parecería una decisión extremadamente difícil por parte de ciertos miembros de nuestro clan. Si Sugita se dirigía a Nara, no pondría una mano en el fuego por su supervivencia.

    Y eso, ¿dónde me dejaba?

    —Puedo acompañarlos —resolví por fin, luego de suspirar con pesadez, y alterné la mirada entre Rei y Matahachi—, pero con una condición: alguno de los dos sellará un pacto conmigo. Se comprometerá a garantizar mi seguridad frente a otros miembros del clan Taira y yo, a cambio, garantizaré no levantar mis armas contra ellos. Pueden elegir quién de los dos lo hará.
     
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    Shukusha habitación
    [Kohaku; Rei; Matahachi; Misato; Reijiro]

    Rei miró a Kohaku —¿Tu peleas? Tienes pinta de pacifista.

    Matahachi lo golpeó y Rei al instante se disculpó.

    —¿Un pacto? — preguntó Rei.

    —Es como Taiki Ishikawa —le aclaró Matahachi a Rei.

    —Oh no, ¿De besitos?— se negó Rei y se cruzó de brazos.

    —Yo ya he hecho un pacto con Kohaku; creo que esta vez te corresponde... — mencionó Matahachi.

    —Bueno... si ustedes ya se besaron pues pueden volverlo a hacer — Rei miró a Matahachi — Tomoe no va a estar muy contenta.

    —Joven Kohaku... — habló Reijiro — ¿De qué están hablando?

    —Te lo estoy ordenando, Rei. Sella ese pacto —
    la pelea entre Rei y Matahachi no daba pauta a que alguien más hablara.

    —¡Es un niño! ¡No me va a besar un niño! ¡No me vas a obligar a besarlo!—gritó Rei. Seguramente despertando a los que aun dormían.

    Matahachi notó aquel volumen de voz y entendió que entre más peleara con Rei, este se alebrestaría más y haría que las cosas se tornaran aun más incómodas.

    —Ya cállate, Rei. Baja la voz. Yo lo haré entonces —dijo Matahachi avergonzado —Por la alianza.

     
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    Gigi Blanche

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    El primer apunte de Rei fue uno que no se relacionaba al tema que tratábamos, pero que no me resultó descabellado. Matahachi lo reprendió, el hombre se disculpó y yo le concedí una sonrisa serena. No pelearía de tener la opción, o al menos eso me decía por las noches para tranquilizar mi espíritu. Los cuerpos que había herido aún se aferraban a mi mente como sanguijuelas.

    —¿Pacifista? Ya perdí ese derecho —reconocí, con un dejo de tristeza—, pero no disfruto empuñar la espada y cada día me pesa más. La vida... es sagrada, y en tiempos como estos donde es tan sencillo arrebatarla, creo que debemos ser aún más precavidos de lo normal.

    La conversación profunda se fue río abajo en dos segundos, pues Matahachi le reveló la naturaleza de mis pactos y Rei se escandalizó. Comenzó a quejarse, a elevar la voz, y volví a tragarme los nervios a cucharadas. Para colmo, Reijiro intervino y sólo me avergonzó aún más. Alcé el rostro hacia él, pero las palabras no salieron y agaché la mirada, sonrojado. Al final, Matahachi tuvo que ceder y, como ayer, quise que la tierra me comiera de un bocado. Dioses, por poco no prefería haber sido un onmyoji de oscuridad.

    Habría sido mucho menos vergonzoso.

    —C-calma —pedí, dándome cuenta que mi voz se atropelló, y me maldije mentalmente; llevé las manos a mi cuello y comencé a retirarme uno de los collares—. No tiene que ser... así.

    Se lo había explicado a Matahachi la noche anterior y era consciente de que un beso, un contrato irrevocable, sería lo más sabio de mi parte en esta situación... pero... ¿volver a besarlo? No, no, no. Imposible. Me sentaba realmente mal la idea de incomodar tanto a otra persona y no sólo Rei, a Matahachi también parecía desagradarle mucho.

    Bajé la vista al collar y repasé sus cuentas con los dedos, dándole vueltas al asunto hasta exhalar por la nariz y ponerme manos a la obra. Era... especial para mí, pero confiaba en que algún día regresara a mi posesión. Sostuve el accesorio con ambas manos y empecé a hablar en un murmullo.

    —Velarás por mi seguridad frente a las acciones de cualquier miembro del clan Taira, y yo no alzaré mi arma contra ellos a menos que sea en defensa propia. Cualquier daño que un miembro del clan Taira inflija sobre mí, repercutirá también en ti.

    Como ayer, sentí la energía manar de la punta de mis dedos hacia el collar, cada cuenta. Alcé la mirada a Matahachi y le extendí el accesorio. Era una alternativa mucho más arriesgada, el muchacho podría quitarse el collar o incluso romperlo en cualquier momento.

    —Úsalo bajo la ropa, debe tocar tu piel. —Mantuve mis ojos en él y agregué, con seriedad—: Estoy depositando mi confianza en ti.


    for the record, el collar es el pequeño celestito:

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    Amelie

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    Shukusha habitación
    [Kohaku; Rei; Matahachi; Misato; Reijiro]

    Matahachi miró el collar y aceptó extendiendo las manos hacia él; pero algo en esas palabras hizo que Rei se interpusiera —¿Cualquier daño? —negó — Si el enemigo llega a enterarse de ese pacto pueden usarlo en contra tuya. Fue por eso que Hoshi pidió la seguridad de Rengo con Murai, un pacto de unión vuelve al portador en el rehén perfecto.

    —Pero nadie sabrá de este pacto, Rei—miró a los presentes — Sólo cinco personas sabrán de este pacto.

    —Ese fue el error de Murai. Y por ese error casi se erradica a todo un clan. Confiar ciegamente puede ser muy peligroso...

    Rei tenía razón; estaban confiando rápidamente.

    Matahachi sonrió —Es justo, Rei. Si Kohaku es un rehén para los Taira; yo seré el de los Minamoto si es necesario. Estas medidas son en base a haber sido traicionados, y es una medida que todos entendemos —se colocó el collar y lo ocultó entre su ropa para que estuviera en contacto con él.

    Rei bufó, pero no lo detuvo— Mírate, lleno de amuletos y elementos espirituales... y ni así tienes suerte.

    —¡Hey!— reclamó Matahachi. Pero era cierto; portaba las joyas, el collar de Kohaku y otra promesa con él; además del amuleto de sangre de Rengo e incluso una escama.

    —Tal vez significa que estás maldito —Rei se burló; pues era irónico que él lo dijera. Después miró a Kohaku —Entonces lo besaste antes siendo que podías darle no sé... un brazalete.

    Reijiro intervino colocándose frente a Kohaku —Deja de juzgar sus acciones; ya se cerró este tema.

    Rei sonrió —Cerrado queda.

    Ikoma-kun
    Gigi Blanche

    Si tienen alguna otra pregunta que hacer, o sugerencia etc. Para saber si ya moverlos. Kohaku ya tiene rumbo fijo, ¿Misato se mantiene unida a Kato y Sora cómo mencionó? ¿se mueve por cuenta propia a otro sitio?

    Pueden decirme por perfil o postear aquí y confirmarlo si lo ven necesario.
     
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    Gigi Blanche

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    Rei se interpuso, todo lo que dijo tenía gran sentido, pero Matahachi aceptó aún así y se colocó el collar. Lo más irracional de mi parte hubiese sido probablemente sellar el pacto en un objeto que el muchacho pudiera perder o quitarse, pero... Rei apuntó a que no tenía sentido haberlo besado ayer y la sangre se me agolpó en el rostro. Sentí el corazón martillearme en el pecho y, puede que por primera vez en mucho tiempo, hablé antes de pensar.

    —Descuiden, no volveré a hacerlo.

    Mi voz quedó a medio camino entre el apremio y la molestia, no fui del todo consciente y, con las emociones colmándome el cuerpo, me retiré de la habitación sin más. Me quedé de pie en el pasillo un par de segundos, la soledad de ese espacio me permitió calmarme, y bufé con pesadez al empezar a caminar. Entendía que fuera bochornoso, pero... ¿era tan desagradable? ¿Es que era muy feo o algo? Había usado una máscara toda mi vida, llevaba poco tiempo recibiendo reacciones de la gente por... bueno, por mi cara.

    Intenté dejar de pensar en eso, regresé a mi recámara y me alisté para empezar el día. Un rato después, cuando todos se fueron despertando, le recordé a Hotaru el entrenamiento del que habíamos hablado ayer e invité también a Tamura al exterior del establecimiento. La verdad, cualquier cosa que me alejara de Rei y Matahachi sería bienvenida. El pensamiento me cruzó la cabeza saliendo del shukusha y me sorprendió un poco. ¿Seguía tan molesto?

    —¿Cómo entrenamos? ¿Habrá aquí espadas de madera o algo?

    En eso vi aparecer a Chiasa, venía correteando y se trepó hasta la cabeza de Hotaru. Me acerqué para pillar la bolsita rutinaria que traía sujeta de los dientes y me la guardé en el bolsillo, generando un suave tintineo. Le concedí una sonrisa cómplice al chico. Bueno, iba a tener que ser nuestro secreto ahora.


    Training arc lets goooo

    Ataque: +6
    Defensa: +14


    Primera tanda
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    Segunda tanda
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    Defensa: 18
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    Defensa: 23
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    Shukusha habitación
    [Rei; Matahachi; Misato]

    Kohaku salió de la habitación; Reijiro les dedicó una mirada asesina para después salir detrás de él. No lo siguió; no creyó que debía hacerlo siempre que estuviera atento de sus acciones, no quería incordiar más al joven.

    —Por más que te digo que te calles nunca lo haces, Rei — dijo Matahachi mirando a la salida. Él entendía de emociones y le preocupó que hubieran ofendido a su nuevo aliado. Eso no podía quedarse así.

    Rei miró a Misato —¿Y tú?

    Matachachi se cubrió el rostro de vergüenza debido a que Rei nunca entendía.

    —Lo siento; se refiere a ¿Qué hará ahora usted con esta información? — le preguntó Matahachi a Misato.




    Lentamente se fueron despertando y Hotaru y Tamura siguieron a Kohaku al exterior para entrenar. Tomaron buenas ramas para evitar lastimarse de gravedad, Hotaru se colocó junto a Kohaku dispuesto a aliarse para el ataque hacia Tamura.

    Tamura aun bostezaba, pero en el instante en el que tomó aquella rama su mirada se enfocó —No tendré piedad — dijo imitando una voz más grave a la usual seguido de una risa estridente.

    El primer ataque de Tamura cayó sobre el hombro de Hotaru después de que este pudiera tocarlo son la punta de su arma improvisada; seguido de un ataque de Kohaku que pareció no afectarlo demasiado.

    El siguiente ataque fue esquivado por Tamura; y Hotaru esquivó el impacto de Tamura; obligando a ambos a sonreír ante tal suceso. Pero ni tiempo le dio a Hotaru a celebrar pues le conectó un golpe en el cuello el cual lo desmayó. Tamura miró a Kohaku y esquivó su ataque.

    —Siempre debes eliminar la desventaja numérica —sonrió ante Kohaku — Vamos, ataca otra vez. Esta vez te mostraré toda mi fuerza. Ah... por cierto....— dijo con su voz usual — Iré con Yume, no quiero separarme de ella.


    • Nivel=3
      PV=80
      Fuerza= 6
      Protección= 9
      Agilidad= +2 defensa
      Avaricia= -2 suerte

    • Nivel 5
      PV= 91
      Fuerza= 25
      Protección= 5

    • Nivel: 1
      Pv: K.O.


    Ikoma-kun
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    Shukusha

    La planificada sesión de entrenamiento acabó en lo que duraba un pestañeo, pues Tamura había concentrado todos sus ataques sobre Hotaru y la pobre criatura no fue capaz de resistir. No pensé que la situación fuese tan... apremiante. Verlo caer al suelo me deformó el gesto y solté la rama para agacharme junto a él, comprobando que se había desvanecido. Solté el aire de golpe, un poco frustrado, y no quise canalizar mis emociones sobre Tamura. Me pregunté, sin embargo, si esto había sido una buena idea. El chico era fuerte, más de lo que había anticipado.

    Alcé la vista a Tamura en cuanto me habló y sus palabras me confundieron un poco, hasta que recordé que no tenía idea de los planes que acabábamos de trazar con sus aliados. Le sonreí, intentando quitarme la desazón del cuerpo, y recogí a Hotaru del suelo con cuidado; era extraño, pesaba lo que una pluma. ¿Por qué estaba tan débil?

    —Supuse que dirías eso —murmuré, divertido y hasta enternecido por la transparencia de sus sentimientos, y mi sonrisa se ensanchó; puede que lo único que realmente me alegrara de ir con los Taira era no tener que separarme de Yume y de Tamura—. Y descuida, iré con ustedes. No te desharás de mí tan fácilmente. ¿Volvemos adentro?

    No creía que Hotaru tuviera nada, pero ante la duda prefería que Yume lo revisara rápidamente mientras le preparaba un té. Además, en vistas de la situación, tendría que escribirle una nueva misiva a Takeda en vez de poder hablar con él en persona. ¿Cuándo había sido la última vez que pude verlo? Se sentía como una eternidad.

    Una vez adentro, deposité a Hotaru en uno de los asientos con extremo cuidado y, en vez de erguirme, hinqué una rodilla en el suelo, exhalando profundamente. Tenía que pensar todo esto con extrema precaución. No sabía si podría hacer algo por Genbu, pero Seiryu se encontraba a salvo y quería que Byakko y Suzaku también lo estuvieran. El lugar al que íbamos ahora... no lo conocía ni a las personas que lo habitaban, y Rengo volvía a estar en posesión de Shi; eso significaba que Mara estaría cerca. Podía confiar en el muchacho, pero jamás en su dios. Observé el rostro de Hotaru mientras pensaba, paseé la vista por su cabello y finalmente me incorporé, sintiendo una pesadez en el corazón que creía olvidada. Sabía la respuesta.

    Sólo tenía que hacerlo.

    —Yume —llamé a la chica, concediéndole una sonrisa serena que selló todo lo demás—, ¿podrías echarle un vistazo? Tamura le dio muy fuerte y lo dejó noqueado, pobre. Le prepararé un té para cuando vuelva en sí.
     
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    Ikoma-kun

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    Misato Aoyama

    Cuando vi partir al maestro Harima solo suspire y recordé la suerte de todos nuestros traidores, todos consiguieron un final violento, no me sentí muy optimista al respecto y con eso en mente fui a descansar al lado de Yin...desde la noche hasta la mañana escuché aún más información que daba un giro a todo lo que conocía previamente...pero nada como lo que escuche después...

    Matahachi era el suplente de Kaze.

    Y el mismo que me cubrió durante el festival en Toyama...yo recibí ayuda de un shinobi de Koga.

    Mordí mi labio por la incomodidad que eso me suponía, aún debía limar asperezas y mi relación con los Taira no iba a ser amistad de un día para otro.

    Permanecí callada durante todo aquel momento sin embargo la charla con Kohaku tomo un giro muy particular en cuanto tocaron el tema de los "pactos"

    —¿Besos? ¿Se besaron?—susurre al ver la reacción de Rei, el tema despertó una curiosidad por saber cómo fue ese pacto...

    No...era mejor no pensar en eso.

    Sacudí mi cabeza para darme cuenta que dicho pacto fue resuelto con la entrega de un collar. Todo había terminado de forma...algo tensa...ese hombre... Rei no inspiraba un ambiente diplomático.

    Ni mucho menos educado...

    —Como estuve pensando es mejor concentrarnos en el peligro mayor ya en un futuro veremos cómo el clan Taira encuentra un lugar en el nuevo Japón—dije con una expresión seria, dando a entender mi preferencia a mantener cierta distancia con los Taira.

    >>Por ahora veré si aún puedo reunirme con el resto de mi clan.
     
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    Amelie

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    Shukusha habitación
    [Rei; Matahachi; Misato]

    Rei iba a responder a la pregunta de Misato sobre el primer pacto que Kohaku y Matahachi habían sellado; a pesar de que él desconocía los detalles de los mismos. Pero no dijo nada puesto que había sido un susurro de Misato y sus palabras ya habían incomodado a Kohaku a tal grado de que este saliera de la habitación.

    Matahachi afirmó a las palabras de Misato; la delicadeza con la que esa mujer se desempeñaba en todo ámbito lo sorprendía demasiado, dejaba abierta una discusión dónde era más sencillo dar una afirmación o una negativa.

    —Takeda se ha rodeado de personas muy valiosas; eso me queda claro con lo poco que sé de ustedes. Me mantendré en contacto con usted por medio de los Fujibashi; a los cuales revelaré mi identidad comenzando por Ayame — aclaró al ver que Misato no se lo exigía, su diplomacia iba más allá de apuntar rencores. Matahachi hizo una reverencia a Misato — Lamento haber ocultado mi identidad todo este tiempo; traté a toda costa que los Minamoto se alejaran de Kioto y no pude lograrlo. Su convicción es férrea, si la confianza en estos dos clanes no hubiera estado tan fracturada, les hubiera buscado con la verdad de hace ya varios soles. Lamento que esa confianza no se ha restaurado, y lo entiendo.

    Con esas palabras, Matahachi salió de la habitación. Después Rei y Misato hicieron lo mismo dando por terminada la reunión.



    Shukusha exterior
    [Kohaku; Tamura; Hotaru]

    Tamura se disculpó por noquear a Hotaru mientras observaba como Kohaku lo cargaba, rápidamente se acercó a ayudarlo pero vio como Kohaku podía él solo —¡Qué bien que vengas con nosotros! Es raro... pero va a ser entretenido tenerte con nosotros. Yo conozco a pocos de ese bando, me separé de ellos desde muy pequeño con Yume.



    Shukusha exterior
    [Kohaku; Tamura; Hotaru; Yume; Kawa; Byakko; Soreku; Reijiro; Ayame; Yin]

    Al entrar al shukusha pudieron ver a todos despiertos, preparándose para continuar sus viajes.

    Ayame estaba recuperada; pero su rostro mostraba incredulidad mientras miraba a Matahachi —Toda una organización engañada por un niño —dijo Ayame para después sacudirlo un poco —Uno frágil. Y otro alumno de Kozaemon ¿Eh? Supongo que ver a Kato no te ha de traer buenos recuerdos.

    —Prefiero no pensar demasiado en ese hombre —
    dijo Matahachi hacia Ayame.

    Yin también ya se encontraba mucho mejor, estaba junto a Misato mostrándole el regalo que el mismo Kato le había dejado. Una de sus katanas, la cual reposaba junto a la suya, estaba emocionado al grado de no preocuparse por sus recientes heridas.

    Hotaru recobraba la consciencia al cuidado de Yume; quién había aceptado encargarse ante las palabras de Kohaku —Tiene poca energía, lo entiendo muy bien.

    Hotaru sobaba su cuello mientras reía.

    Sora volvió a entrar al shukusha; esta vez se acercó a Misato y Yin —Avanzaré a Kamakura; Kato irá hacia Nara. Al parecer la gran mayoría del clan se reunirá por allá.

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    • Kato; Misato
    • Misato; Yin

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    Al regresar con la taza de té, noté que Hotaru ya había recobrado el conocimiento y estaba riéndose, sobándose el cuello. La imagen me arrancó una pequeña sonrisa y dejé la bebida frente a él, buscando entonces sus ojos.

    —¿Podrías regresar a la habitación en... quince minutos? Tengo que hablarte de algo. Estaré escribiendo una carta.

    Justo antes de irme, logré escuchar a Sora informando a Misato de sus movimientos y los de Kato. Mastiqué la información en lo que atravesaba el pasillo y, una vez en mi destino, me dispuse a redactar la misiva para Takeda. La primera vez que lo hice me inundó una sensación similar; recapitular lo ocurrido me forzaba a volver al pasado, escuchar ciertas voces, ver ciertas imágenes, sólo que esta vez... todo era más fuerte. Tomé aire por la nariz y me sequé la superficie de la nariz un par de veces, intentando contener las lágrimas; algunas, sin embargo, acabaron deslizándose por mis mejillas. Había enterrado a mi padre, la cabeza de Byakko había rodado a mis pies y Kuroki... me preocupaba su paradero. Me preocupaba, era la verdad.

    No podía odiarlo, aún si lo intentaba.

    Releí la misiva un par de veces, hasta que la puerta se deslizó tras mi espalda y doblé el papel sobre sí en dos pliegues superpuestos. La intromisión me forzó a regresar al presente, comprobé que mi rostro estuviera seco y me volví, sonriéndole a Hotaru. Lo invité a sentarse frente a mí.

    —Estaba escribiéndole una carta a Takeda, el líder de nuestro clan. No te he hablado mucho de él, ¿cierto? —Una mezcla de nostalgia y alegría me permeó la voz—. Es un gran hombre, probablemente más joven de lo que cualquiera estimaría. Llegué a él luego de vagar durante dos años, sin un rumbo ni un propósito verdadero. Ocurrieron... cosas, y cuando quise acordar había acabado envuelto en un lío político que no comprendía del todo. Ha sido así desde entonces. —Reí con suavidad y me desinflé el pecho—. Hay mucho que no entiendo, pero hubo una noche que nos reunió a todos en un dojo y... no he olvidado sus palabras. La benevolencia, la convicción y la honestidad en su mirada. "Ahora tienen mi apellido. Su bagaje está en mis hombros". Esa noche decidí seguirlo, y fue la primer decisión importante que tuve la libertad de tomar.

    Deslicé la mirada a la carta que seguía entre mis dedos. Tenía el brazo apoyado en la mesilla y golpeteé suavemente el papel contra ella. No sabía si Hotaru ya habría empezado a cuestionarse la intención de mis palabras o de mis acciones, y quizás intenté hallar la respuesta en sus ojos. Quizá busqué algo, cualquier cosa, que hiciera esto más fácil.

    —Llevo mucho tiempo sin poder encontrarme con él, nuestros caminos se empeñan en mantenerse paralelos. Me gustaría que lo conocieras, que... conozcas a todos. Quizá lo veas antes que yo. —Escruté sus ojos y seguí hablando, aún con suavidad, aún con una sonrisa—. Sora Tachibana fue la maestra de la señorita Utsunomiya, creo que podemos confiar en ella. Me gustaría que tú y Byakko viajen con ella a Kamakura, Hotaru. Estarán más seguros allí, más de lo que podría garantizar en cualquier otro lugar... en especial al lugar que voy yo.

    Verbalizarlo fue agobiante y liberador a partes iguales. No me costó tanto como había pensado, pero creía reconocer una concentración de nubes a lo lejos. Densas, oscuras, aproximándose lentamente. ¿Qué ocurriría si Hotaru aceptaba? ¿Cómo sería cuando dejara de ver su silueta en el horizonte? La realización me había golpeado el estómago al ver su rostro inconsciente. No podía ir conmigo, no podía hacerlo y entonces... estaría solo otra vez. Aún si me rodeaba de gente, aún si me movía, y hablaba, y sonreía, y reía. En verdad me callaría.

    Me callaría y no le diría nada a nadie.

    —Hoy por la mañana hablé con Rei y Matahachi. Viajaré con ellos para poder reencontrarme con Rengo, el muchacho que desbloqueó mi Qi y me enseñó a ser onmyoji. Él... heredó una espada, una espada maldita que contiene la esencia de Mara. Ebisu me dijo que es este arma la que debemos purificar, pero en tanto Rengo se apegue a ella y Genbu esté muerto... me temo que no tiene mucho sentido. —Bajé la vista y me aferré al borde de mi ropa con la mano libre—. Dijo que debía matar a Rengo, que él debía perder la vida para que otro tomara su lugar, pero... no quiero hacerlo. No le quitaré la vida a un muchacho inocente por poseer energía oscura, por haberse refugiado en la voz que creyó segura.

    ¿Eso no me convertiría en mi padre?

    Me di cuenta que había muchas, muchas cosas que no había podido hablar con Hotaru. Hechos y verdades que me pesaban en el corazón y que había sellado a cal y canto. Ahora... tendría que esperar un poco más. Regresé a sus ojos, pensé en mi padre, en el olor de su sangre, y me dio miedo. Me daba miedo, pero era lo correcto.

    —¿Qué opinas? —busqué saber, concediéndole una sonrisa—. ¿Quieres ir a Kamakura con la señora Tachibana? Allí podrás entrenar y recuperar tu fuerza con calma.


    no me pregunten si esto me duele CUZ IT DOES
     
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    Ya todos estaban listos para partir y lo primero que hice fue buscar a Yin, entonces el me mostró su nueva katana que había sido un obsequio de Kato por aprender la técnica.

    —Es un muy buen regalo Yin—lo felicité por su logro—¡eso quiere decir que estaré en buenas manos si llega el momento de aprender la técnica de tu parte!—dije algo animada pues nunca estuve muy cómoda con el maestro Harima, aunque era innegable que sus métodos permitieron a Kamukura resistir un ataque. Kato en lo personal siempre me inspiró respeto más no un aprecio como lo tendría por Obata o Takeda.

    La señora Tachibana se acercó para avisar sobre su viaje a Kamukura, lo cual quería decir que debíamos seguir a Kato a Nara.

    —Espero encontrarlos y saber más sobre los eventos en la capital imperial, espero usted tenga un buen viaje.
     
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    Amelie

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    Shukusha habitación de Kohaku
    [Kohaku; Hotaru]

    Hotaru tomó la mano que Kohaku había puesto sobre la mesa; se notaba sereno, su tacto fue tibio y reconfortante; cómo si una manta hubiera abrazado a Kohaku en aquel instante. Hotaru le sonreía.

    [​IMG]

    —Viajar con la señora Tachibana será un honor y tal vez conocer a Takeda —dijo con una serenidad que transmitió a Kohaku —No debes preocuparte por mí, no haré locuras. No sé por qué he reencarnado con suma debilidad física, trataré de comprenderlo y mejorar para no causarte preocupaciones adicionales.

    Hotaru no lloraba; miraba a Kohaku con profundidad —Seguramente en el pragmatismo de Ebisu, es mejor la muerte de Rengo; pero Mara también es un kami; uno al que un mortal no podrá matar a diferencia de nosotros los shijin, quienes si morimos a manos humanas. Podrán contener a Mara en shi eternamente, y matar al portador se convertirá en una misión que trascienda de generación en generación; es mitigar el problema por poco tiempo pero no erradicarlo... a veces la muerte no es el final de las cosas. Yo soy experto en ello. Y creo que Mara también...

    Fue entonces cuando Kohaku lo comprendió; Hotaru no había separados sus labios en ningún instante de aquella conversación. Hotaru dejó escapar una ligera risa al ver el rostro de Kohaku al entender que la comunicación se llevaba a cabo en sus mentes.

    —Nuestros espíritus y mentes estarán conectados siempre que tus ideales se mantengan unidos a los míos; es parte de nuestro lazo, uno que yo he permitido tener contigo gracias a la confianza que he depositado en ti, un lazo que no se romperá con facilidad — su voz se escuchaba nítida.

    —La memoria de la voz es lo primero que alguien suele olvidar al separarse de alguien; pero es irónico que sea el oído de los últimos sentidos en perderse cuando se está en el umbral de la muerte. La voz es una unión poderosa que lleva a los recuerdos más profundos; las palabras correctas en oídos heridos siempre pueden traer de vuelta lo que se cree perdido — decía atreves de la mente mientras dejaba ir la mano de Kohaku.

    —No necesitamos vernos para mantenernos cerca — afirmó —Siempre me vas a tener a tu lado.

    Hotaru suspiró — Prométeme que cuidarás de ti, que no pasarás frío ni hambre; que no caminarás en soledad pues yo siempre te estaré escuchando — en esta ocasión, sus labios si se movieron; hablaba.



    Shukusha interior
    [Sora; Misato; Yin]

    Sora afirmó ante las palabras de Misato —Kato los espera fuera del shukusha; tengan cuidado, el cielo indica una fuerte tormenta —Sora se despidió de ambos mientras ellos salían y se reunían con Kato en el exterior. Él no dijo nada, sólo comenzó a avanzar mientras su águila surcaba los cielos frente a ustedes.







    El rol de Misato continúa en Comerciantes ambulantes
     
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