Patio frontal

Recibí la resina dorada de sus ojos, lucía pulcra y fresca. Las luces amoratadas del atardecer comenzaban a pintar el cielo con ahínco, arrancándole destellos aquí y allá a la mirada de la niña. Asentí para reafirmar la cuestión al pronunciar ella el nombre de Shawn, y fui haciéndome una idea de lo que me contaba. Bueno, si lo había visto por la mañana tendría que aparecerse ahora, ¿verdad? Siempre había sido, después de todo, un gran deportista. Aunque quizá se hubiera retirado del establecimiento, por indisposición o lo que fuese.

Su presentación fue de lo más amigable, lo pensé aunque no reflejé su gesto ni nada similar. En mi rostro se mantuvo constante la sonrisa modesta, educada y suave de siempre. No la calificaría de hipócrita, en verdad, no era una persona que de plano fingiera emociones que no sentía. Sólo había sido criada para desenvolverme con soltura y presteza en cualquier cantidad de situaciones sociales.

Era parte de ser una Middel, aunque podía llevarme el crédito de las sonrisas.

Mi familia no sabía hacer eso.

—Middel, Bleke —correspondí, inclinando la cabeza un par de segundos. Al enderezarme regresé a sus ojos, de donde difícilmente me había corrido; no tendía a distraerme con nimiedades del ambiente, tampoco lo necesitaba—. Voy a segundo año, el gusto es mío. ¿Eres una kohai, Kobayashi-san? No recuerdo haberte visto años anteriores.

 

Pasé el almuerzo en la Biblioteca, como ya venía siendo costumbre, y lo cierto es que lo único que perturbó toda la paz del momento fue el hecho de que Jez tuvo que mirar el móvil para lo que parecían ser unos mensajes. No me molestó en sí, quizás solo porque se trataba de Jezebel y ella nunca había irrumpido antes en la tranquilidad del lugar, todo lo contrario, había contribuido en ello.

No iba a mentir diciendo que no tuve algo de curiosidad por su reacción y todo eso pero lo cierto es que no era algo que fuese a preguntar directamente ni a intentar averiguar, así que ahí se quedó la cosa.

De todas formas, tenía el presentimiento de saber por dónde iban los tiros.

Sea como fuere, volví a la lectura de mi libro en cuanto ella también lo hizo y el resto del almuerzo pasó sin mayor percance. Las clases pasaron de igual manera, con el mismo ritmo de siempre y atendí igual que todos los días. Y...

Ni modo, por mucho que miré por la ventana con la esperanza de que una nueva nube negra apareciese y hubiese una tormenta de por días, nada de eso sucedió y las pruebas físicas siguieron su curso.

Suspiré de manera imperceptible mientras me levantaba de mi asiento y me dirigía a realizar el cambio de uniforme, yendo hacia el patio frontal junto a Bleke aprovechando que salíamos de la misma clase y todo lo demás. Bueno, cuanto antes empezasen, antes acabarían.

Como siempre, el camino fue silencioso y tranquilo. Sin embargo, al alcanzar el patio, Blee se dirigió hacia una chica morena y yo... pues la seguí, porque Emily aun no había llegado y era lo único que se me ocurría hacer. Hubiese sido raro quedarme apartada, ¿no? No lo sabía, en realidad.

Observé el intercambio con curiosidad, aunque seguramente mi rostro no dejase ver nada de aquello, y seguí en silencio desde mi posición, un poco detrás de la rubia, porque no pensé que fuese educado interrumpir para presentarme cuando la conversación no era conmigo.



Para mi desgracia, estar ahí sentada con el solecito dándome de lleno en la cara (porque el árbol que había escogido pues mucha sombra no daba, qué cosas) sumado al cansancio general estaba consiguiendo dejarme completamente K.O. y, sinceramente, no sabía muy bien por qué estaba siendo tan estúpida de no aprovecharlo pero conseguí sacar fuerzas de no sé muy dónde, y abrí los ojos para evitar quedarme dormida de una.

¿Acaso era masoquista? Es decir, qué pregunta, si ya sabía la respuesta a eso. Solo era un poco estúpido, en realidad. Si hasta había conseguido recuperar un poco de la chispa de alegría que siempre cargaba conmigo... ¿por qué seguía intentando exigirme demás?

Bah, no pensaba darle demasiadas vueltas al asunto. Nunca lo hacía y, sinceramente, no tenía sentido intentar encontrarle un motivo y joderlo todo por el camino. ¡Mejor aprovechar lo bueno mientras siguiese ahí!

Que uno nunca sabía cuando podía volver a desaparecer.

Levanté los brazos hacia arriba, estirándome por completo para desperezarme, y me puse en pie de un salto. Me limpié la parte trasera del pantaloncillo, que seguramente se había manchado un poco de tierra, y me llevé las manos hacia a cintura para observar el panorama. Mientras las pruebas empezasen, pues lo mejor sería entretenerme, y así no me dormiría por el camino.

Tardé un buen rato, pero al fin distinguí una cabellera conocida entre la multitud que comenzaba a congregarse y lo cierto es que el descubrimiento me sacó una sonrisa satisfecha. Venga, con ese hacía mucho que no me hablaba así que parecía la mejor opción de lejos.

Me acerqué con paso sigiloso hasta su posición, que tampoco estaba demasiado lejos, y cuando estuve a una distancia más o menos prudencial, pegué otro saltito para darme impulso y rodeé su cuello con los brazos, enganchándome en una especie de abrazo improvisado o algo así.

—Ma-ze~ —canturreé, cerca de su oído al apoyar la barbilla sobre su hombro—. Buenas tardes, hombre~ Long time no see, huh~

Ladeé un poco la cabeza, pasando a dejar la mejilla apoyada en lugar de la barbilla, y le dediqué una sonrisa alegre, sin ninguna intención extraña detrás ni nada, sin soltarle el cuello en ningún momento.

¿Y esas confianzas? Pues las que me pegaba siempre con todo mundo, sobre todo si sabía que eran extranjeros como yo, nada nuevo bajo el sol.

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Vaya pedazo de cambio de mood JAJAJ
bueno Hitori bb me tomé unas licencias creativas, espero no te importe /\

 

El resto del almuerzo había pasado con tranquilidad y al volver arriba Sasha me había dado los famosos rollitos de pescado y qué iba a hacer yo, ¿rechazarlos? Ni que fuese tan estúpido la verdad. Le agradecí antes de irme y el resto de las clases me las pasé como un imbécil pensando en llegar a casa a comerme los rollitos, para luego no sé, aparecerme y decirle que en efecto había tenido la mejor cena del mundo con los rollitos.

No, es que cuando me patinaba el mood de esa manera podía ser un jodido crío.

Pero bueno el caso es que estaban las condenadas pruebas, por un momento pensé en irme a casa directo y pasar de ellas porque no era yo ningún genio deportivo pero ni de coña, aunque al final cedí a, no sé, el diablillo de la responsabilidad, me cambié y acudí al patio, donde ya la multitud se había comenzado a congregar. No mucho después sentí el peso de alguien encima, que me había lanzado los brazos al cuello, cuando me habló prácticamente la reconocí al vuelo, aunque no había hablado más con ella.

—Ah, Ali —respondí entonces, dejando que una sonrisa me alcanzara los labios—. Indeed, darling. ¿Cómo estás?

Me las arreglé para rodearla con los brazos y levantarla un poco del suelo unos segundos, que de por sí la jodida tenía casi mi altura, pero bueno me había salido hacerlo no sé ni de dónde. Si la otra era una confianzuda, pues yo también.

Puto zorro.

En cualquier caso no me duró mucho el teatro ni nada porque la profesora apareció en modo sargento anunciando la primera prueba, puse atención a medias y supongo que atajé lo suficiente o eso esperaba, porque doñas "Estamos en la escuela militar" llamó a mi nombre y tuve que aflojar el agarre en torno al cuerpo de la rubia.

—Pedazo de suerte la mía —murmuré antes de estirar la mano y revolverle el flequillo a Alisha—. Don't miss me~

Me acerqué, tomé posición y pues, no sé, que pasara lo que tuviese que pasar.

 

La chica nos recibió con una soltura que, al menos, ayudó a relajarme. Pude darme cuenta que nuestra presencia no la asustaría y bueno, al menos no debería preocuparme por la idea de Morgan queriendo jugar con un conejillo asustadizo.

Había asumido que éramos mayores que ella y mira, razón no le faltaba así que no había nada que acotar. ¿Sería de primero o segundo? Intuía lo segundo. Catherine, ¿huh? Más extranjeros. Asentí, animado, y le correspondí el gesto.

—Ishikawa, Kohaku. Es un gusto, Whitman-san.

—Morgan por aquí —dijo la chica—. Un placer conocerte, Cathy~ Qué apodo tan lindo. ¿Has vivido aquí o llegaste hace poco?

Le eché un vistazo de reojo, sin modificar nada en mi semblante. Bueno, al menos estaba manteniendo las manos quietecitas.



Había pretendido esperar a la presentación de Kashya, pero de un momento a otro la profesora llegó y fui de las primeras convocadas. No demostré molestia, hastío ni nada similar, tampoco me detuve en despedidas sin sentido. Giré sobre mis talones y me dirigí a la pista con calma, advirtiendo que prácticamente a mi lado se acercaba un muchacho de cabello castaño y ojos miel. Parecía de tercero, no sé. Lo habrían llamado también.

No intercambiamos una sola palabra, nos limitamos a cumplir lo que se nos pedía y ya. Si pretendía pensarlo más de un par de segundos, puede que nuestras expresiones incluso se parecieran más de lo que aparentaba en un primer vistazo.

El silbato sonó y largamos. Dios, sólo esperaba no volver a caerme como en las primeras pruebas.

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Lanzaré juntos los dados de Bleke y Kou, la primera hilera es de Bleke y la segunda, pos de Kou(?

EDIT: y la tercera es de Sasha jsjs

 

La conversación siguió fluyendo pero pasó poco tiempo hasta que la chica de primero se percató finalmente de mi presencia también y me habló. Me había quedado pensando en sus palabras, en eso de que el colegio era bastante variado, porque lo cierto es que a mí no me lo parecía. Si uno se paraba a analizarlo, se podía dividir a todo el mundo en diferentes categorías, y en esa Academia había, como mucho, tres grupos: los depredadores, las presas y los que pasaban de todo ese rollo.

Claro que una niña nueva de primero no podía tener idea de aquello.

Noté entonces que Bleke también se había parado para mirarme y supuse que no me quedaba más que responder.

—Sí.

Me quedé unos segundos en silencio, mirando a la morena, y no fue hasta que deslicé la vista de nuevo hacia mi amiga que me di cuenta que lo lógico sería decirle también mi nombre.

>>Kashya Thornton, un placer.

Ahí quedó la cosa por mi parte. O por lo menos, claro, hasta que la profesora apareció para dar finalmente inicio a las pruebas y se dio la suerte de que Bleke fuese de las primeras en participar.

>>Suerte, Blee —le murmuré antes de verla alejándose hacia la pista.

Centré mi vista ahí, además, porque también le tocaba a Emily y realmente quería ver cómo lo hacía. Si fallaba de alguna manera, sabía que le afectaría especialmente, así que realmente esperaba que superase la prueba sin percances.

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Dios adoro a esta niña JAJAJA

El chico aceptó la invitación y eso me sacó una sonrisa de genuina alegría, porque lo cierto es que al final del día disfrutaba mucho de su compañía. Y, bueno, Kurosawa había dicho que podía ayudarme a limpiar y todo eso pero lo cierto es que no quería ponerle aquella presión encima también, la de tener que ayudarme y actuar con normalidad si a lo mejor no le apetecía. ¡Que podía encargarme sola, eh! Pero no iba a negar otro par de manos tampoco.

Me acompañó hasta el segundo piso y ahí nos despedimos finalmente. De nuevo, no me dio tiempo a buscar a Anna pero seguramente la vería en las pruebas, ¿verdad? Era un poco tonto, porque había pasado el anterior almuerzo con ella y todo, así que no hacía tanto tiempo desde la última vez que la vi pero... la estaba echando un poco de menos.

Como sea, no le di muchas más vueltas al asunto. Atendí a las clases, recuperando el ritmo de nuevo, y me preparé después para las pruebas, cambiándome al uniforme antes de bajar al patio junto a Dante. Le dediqué una sonrisa al chico cuando alcanzamos nuestro objetivo, habiéndome recogido el pelo mientras me hacía la pregunta, y asentí con la cabeza un par de veces.

—Muy bien, me gusta pasar el tiempo con él~ —respondí, totalmente sincera—. Es una pena que no vinieseis también.

Bueno, aquello era cierto en cierta medida. Si hubiesen venido seguramente la conversación tan interesante que tuvimos pues no hubiese pasado y hubiese sido una verdadera pena, la verdad~

>>¿Al final almorzaste con Sonnen-senpai? Da mucho miedo pero en el fondo es un cachito de pan, ¿sabes?

Y seguramente me mataría con la mirada y diría algo como "¿qué mierdas dices?" si me escuchase decir aquello, pero era la verdad, al fin y al cabo. Si no lo fuese, ni Jezebel ni Shiori ni la misma Anna confiarían tan plenamente en él, ¿no? Claro que sí.

No me dio tiempo a escuchar su respuesta porque justo en ese momento apareció Yoshida-sensei y, ¿en serio? Tuve la mala suerte de caer en el primer grupo. Uf... Bueno, venga, al menos me lo podía quitar cuanto antes de encima.

>>Deséame suerte~

La iba a necesitar para no romperme un tobillo o algo.

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Anna-chan mira lo que haces(????

Se me escapó una carcajada fresca, llena de diversión, cuando el chico me agarró y me levantó un poco del suelo. Me sorprendió un poco que lo consiguiese porque entre que teníamos casi la misma altura y que tampoco él parecía especialmente fuerte, pues mira; pero lo cierto es que yo tampoco pesaba demasiado así que that's that.

Sea como fuere, comencé a balancearme de un lado a otro en cuanto volví a tocar el suelo, en ese momento realmente ya sin ningún motivo para soltar los brazos, y estaba dispuesta a responderle cuando la voz de la profesora irrumpió en al patio. Es decir, me hubiese importado bastante poco y hubiese seguido a lo mío, pero la cabrona justo nombró a David para el primer grupo y nada que pudiésemos hacer.

Hice una mueca de puro berrinche infantil en cuanto nos tuvimos que separar, dirigiéndole una mirada de ceño fruncido a la profesora, como si fuese a servir de algo. Al final solté el aire en un suspiro al sentir al chico revolviéndome el flequillo y recuperé el ánimo.

—Good luck, darling~ —canturreé, levantando la mano y moviéndola de un lado a otro.

Miré después a mi alrededor con cierta cuota de curiosidad y, no sé, ¿expectación? La general aquí había llamado también a Sasha y, venga, a ella sí que quería verla con el uniforme aquel tan estúpido.

 

Volví al aula bastante satisfecha después de todo y gracias a ellos las clases se me hicieron bastante más amenas de lo esperado. Las pruebas físicas me eran bastante indiferentes, a decir verdad, no hubiese tenido mayor percance en saltármelas y quedarme durmiendo en la enfermería o algo por el estilo. Pero bueno, Alethea apareció en mi aula para arrastrarme y evitar justamente eso así que me tocó ponerme el uniforme de gimnasia y bajar junto a ella.

Al menos no era de esas a las que les molestaban los pantaloncillos y todo ese rollo. Lo cierto es que lo disfrutaba bastante, tenía ropa en mi armario mucho más reveladora, y tenía el cuerpo para poder lucir algo así sin ninguna clase de pudor.

Una vez en el patio, la profesora no tardó en aparecer y lo cierto es que, mierda, sí que eran exigentes en la escuela esa de pijos, ¿eh? Parecía una sargento o algo, creepy.

Bah, como fuese, no me tocó en el primer grupo y Alethea parecía demasiado ocupada mirando la carrera con esos ojos llenos de curiosidad, pero yo no tenía muchas ganas de quedarme parada viendo a gente correr porque sí, así que busqué con la mirada a lo largo del patio hasta encontrar algo con lo que entretenerme.

Y para mi fortuna, una de las pocas figuras conocidas de ese lugar llamó mi atención; algo alejada de toda la muchedumbre pero era bastante difícil pasarla desapercibida, si me preguntaban.

—Pheli-chan~ —canturreé, acercándome con una sonrisa plasmada en los labios—. ¿Volviste a comer más patatas fritas? Traigo una bolsa para después de las pruebas, si quieres~

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Es que me parece una falta de respeto no estar interactuando contigo directamente, ¿sabes? Gigi Blanche *c la trepa* no puedes escapar de mí

Ah bueno, de nuevo me tomé licencias creativas, pero pues cualquier cosa edito o no sé (?)

 

Una chispa de sorpresa cruzó por los ojos de Catherine, no sabía exactamente por qué, pero lo dejé correr. Era una niña simpática, amable y, al parecer, bastante educada. No tardaría en hacer amigos si se mantenía así, aunque pobre muchacha, habiendo topado con Morgan en primer lugar de entre todas las posibilidades.

—Ah, ¿tienes nuestra edad? —pregunté, bastante animado, y Morgan entonó una risa suave a mi lado.

—Mira nomás, lass, eres toda una viajera. ¿De dónde eres? Este de aquí es japonés de cepa, pero yo llegué el año pasado. Vengo de Escocia.

—Te atrasaste por los viajes y tal, ¿verdad? —agregué, cruzándome de brazos al soltar un suspiro—. Debe haber sido difícil.

Ah, la vida estudiantil seguía siendo... aburrida. Asistía a clases, tomaba apuntes, observaba mis alrededores y durante los recesos dibujaba. Dibujaba y dibujaba, llenaba mi cuaderno de bocetos y mis dedos de carboncillo, pues era mi vía directa para intentar comprender la realidad. Había llegado aquí con tantas ilusiones y expectativas, luego de una vida entera con tutorías hogareñas, que quizá... cometí un craso error.

Me estaba desencantando.

Pero ¡no perdería la esperanza! Sólo llevaba una semana de clases y la paciencia es una noble, compleja virtud. Debía aguardar, aguardar y aguardar. Sabía hacerlo.

Estaba de pie debajo de un árbol, con el uniforme puesto y atenta a los movimientos de la muchedumbre, cuando oí una voz llamándome. Una chispa de emoción cruzó mis ojos de tormenta al dar con toda la algarabía de colores de Yumemi-senpai y mis dedos apretaron con un poco más de fuerza el cuaderno que llevaba encima.

—Yumemi-senpai, buenos días —saludé, en el tono grave y elegante usual, inclinando la cabeza un par de centímetros—. Qué sorpresa, no esperaba hablar aquí contigo.

La brisa olía a primavera y era cálida. Agitó mi pronunciada cascada de cabello en dirección al gentío y alcé una mano para contenerla brevemente, alzando las cejas al recibir su pregunta. La procesé, pestañeando, y de inmediato meneé la cabeza junto a una sonrisa animada.

—No, no realmente. Me encantaría volver a probarlas, aún sueño con ese sabor de tanto en tanto.

Todo el asunto pareció mejorar los ánimos de la chica y eso me alegró mucho. Su risa me resultó hasta curiosa y solté una como reflejo, que realmente no fue burlona ni nada; estaba, si se quiere, más cerca de la ternura. Descansé la espalda en los casilleros mientras se cambiaba, distrayéndome con el móvil, hasta que noté su presencia por el rabillo del ojo. Me devolví el aparato al bolsillo, girándome hacia ella, y le eché un vistazo de arriba abajo. Asentí, satisfecha, y le indiqué con la mano que me siguiera.

—¡Genial! Ahora ya vamos, que vi pasar a Yoshida-sensei y créeme, no quieres retrasarte con ese sargento~

Estábamos mezclándonos entre la multitud del patio frontal cuando recordé, en una suerte de epifanía, que jamás le había preguntado su nombre. Me giré hacia ella bastante de golpe, el cabello rebotó y acompañó el movimiento, pero no pude abrir la boca cuando oí la voz de una chica de mi clase.

—¡Pierce-san, Yoshida-sensei te ha llamado para correr!

Fuck.

Todo el cuerpo se me tensó y empecé a cambiar mi peso de un pie a otro, lista para salir trotando. Le concedí una sonrisa avergonzada a la rubia.

—Ah, sorry~ ¡Cuando vuelva me dices tu nombre, ¿va?! Bye!

Cuando llegué a la línea de largada, Yoshida-sensei me estaba mirando con tanta cara de sabueso enojado que temí por, no lo sé, mi vida. Solté el aire de golpe, haciéndome una coleta improvisada, y le eché un vistazo a los demás. ¡Eh, ahí estaba Maze!

---

Yoshida-sensei aguardó poco pacientemente a que los seis estudiantes estuvieran alineados en la línea de largada y su silbato vibró en todo el patio y más allá. Fue una salida perfecta, sin demoras ni sobresaltos, y la carrera se desarrolló sin imperfecciones. Los seis corrieron a su máxima capacidad, fue bastante intenso e interesante de ver, y en cuestión de veinte segundos ya habían acabado. La profesora volvió a sonar su silbato y giró el bolígrafo en su mano para posicionarlo y descartarlos de la lista.

—¡Muy bien, así me gusta, mocosos! ¡Siguiente carrera, atentos! ¡Morgan O'Connor, Hiroshi Koizumi, Arata Shimizu, Catherine Whitman, Eris Tolvaj, Kashya Thornton!

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Lancé los dados de Sasha en este post, es la tercera hilera.

Ranking de la primera carrera:
1. David Mason: 11,48 segundos
2. Bleke Middel: 13,48 segundos
3. Sasha Pierce: 13,64 segundos
4. Kou Shinomiya: 14,53 segundos
5. Emily Hodges: 15,37 segundos
6. Masuyo Kobayashi: 18,90 segundos

 

La niña era un poco rara, eso más o menos había quedado claro. Lo que no lograba discernir del todo era por donde podía llegar a salir esa actitud tan errática, hacia qué categoría acabaría cediendo. La actitud felina de la nada, el aparente cansancio después, aquella mezcla extraña de vergüenza pero firmeza al final. ¿Tan siquiera alguien podía sentir y demostrar tantas cosas en tan poco espacio de tiempo?

Qué sabía yo, en realidad, si nunca mostraba nada.

Me despedí de ella con la mano, ya que también le había tocado correr, y observé el intercambio que pareció tener con un chico definitivamente mucho mayor que ella y diría que mayor que yo, así que seguramente de tercero. Ladeé la cabeza ligeramente y luego la carrera comenzó.

Sí, definitivamente era una niña algo rara, sobre todo teniendo en cuenta su edad.

No hubo ningún percance con ningún alumno y Emily había conseguido una marca bastante buena, sabía que estaría lo suficientemente satisfecha para no darle demasiadas vueltas al asunto así que me quedaba bastante aliviada.

Le devolví el saludo que me dedicó mientras se dirigía de vuelta al lado de Dante y, en ese momento, la profesora llamó al siguiente grupo en el que me incluyó, así que me tocó dirigirme a la pista aquella vez.

Ah, por supuesto, Morgan y yo estaríamos destinadas a ir en el mismo grupo, ¿verdad?

Como siempre, había sido aceptable. No tenía manera alguna de asegurarme de tener buenas marcas en las pruebas físicas como lo hacía estudiando hasta conseguir tener buenas notas, pero al menos me aseguraba de mantenerme lo suficiente en forma para que no fuesen un desastre.

Así había sido el caso.

Y mientras fuese lo suficientemente decente para llevarlo a casa, me contentaba con ello.

Saludé a Kashya de camino, no queriendo molestarla por estar ya en compañía de Bleke, y volví junto a Dante con una sonrisa orgullosa plasmada en los labios.

—Bueno, no me he caído, ¡así que estoy satisfecha! —sentencié, llevándome las manos a la cintura en una pose bastante cómica—. Ah, bueno. ¿Qué decías? ¿Que te ha comprado dulces? Eh, yo quiero~ A la próxima invita, hmpf.

Le devolví el saludo de manera parecida, pero ciertamente el movimiento de mi cabeza fue más casual y, venga, hasta parecía un saludo a cualquier persona por la calle. Pero en fin, no se me daba eso de ser tan educada con todo el mundo.

Me llevé las manos tras la nuca mientras hablaba, encogiéndome de hombros con una ligera sonrisa divertida en los labios. Yo tampoco había bajado con intenciones de hablar con ella directamente ni nada así pero bueno, así eran las cosas a veces, desorganizadas y sorprendentes.

—¿En serio? —cuestioné, alzando una ceja con bastante incredulidad—. Eh, oye, ¿no estarás preparándote para ser modelo o algo así? Con lo alta y linda que eres. Ah, bueno, pero no pasa nada por saltarse la dieta de vez en cuando, no te preocupes.

Bueno, que le había soltado eso un poco de la nada porque qué sé yo, bien podría simplemente no gustarle la comida basura y ya. Sea como fuere, pecando de ser mala influencia como era, me di la vuelta para rebuscar en mi camiseta, y al volver a girarme para encararle, lo hice con la mano extendida sujetando un caramelo entre dos dedos.

>>Toma, un poco de azúcar para superar mejor las pruebas~

 

Venga, ¿con qué entidad precisamente había hecho un pacto para que me saliera así la carrera? Si acaso esperaba solo no irme de boca al suelo, pero al final había terminado llegando primero y toda la cosa, claro, escupiendo los putos pulmones en el proceso pero esos eran detalles.

Luego de recuperar el aliento me desvié para tomar agua en los grifos esos de afuera y me humedecí en cabello por encima para finalmente buscar a Alisha entre la gente de nuevo, hasta que logré ubicar la melena rubia y me dirigí hacia ella.

—I'm back~ —Le eché el brazo sobre los hombros y la atraje hacia mí—. ¿Has visto, Ali? Creí que me iría de boca but surprise.

La vista se me desvió al nuevo grupo de pobres miserables que había llamado la profesora, entre ellos estaba el mechón albino de Eris Tolvaj.


Qué putísima pereza esa mierda de las pruebas, quería decir, por su objetivo real más que por cualquier otra cosa porque si había ido era solo para seguir haciendo de vigilante más que para nada más. Además, de lo que había podido escanear por encima, Sonnen no estaba por ninguna parte así que tampoco era que fuese a poder putearlo un rato ni nada.

Un poco me jodía, eso sí, porque básicamente nos había dejado todo el puto trabajo sucio a mí y a Dunn, al que había visto apartado de la multitud pero con la vista puesta en toda la gente, como un maldito escáner. Había sido siempre así, al menos desde que Yako lo presentó, no se desenvolvía con el grupo como tal pero siempre lo veía todo, lo clasificaba y organizaba.

Vi la melena de Alisha en algún punto, pero como no era la información que buscaba ya pasé de ella como un campeón y presté atención a los que llamó la general militar que tenía esa escuela como profesora.
El castaño... ¿Shibuya?

Fruncí apenas el ceño, un jodido reflejo nada más, y la carrera terminó en cosa de veinte segundos o menos. Yoshida no tardó en llamar a otra selección de estudiantes, incluidos Tolvaj y yo, de forma que no me quedó más que acercarme a línea de meta.

—Pero qué sorpresa, Shimi-kun. ¿Qué hace tu culo repitente en el Sakura, guapo? Deberías estar en Shinjuku que yo sepa —preguntó Tolvaj apenas verme la cara. Llevaba la mata de cabello castaña atada en una coleta alta y el tatuaje de la serpiente marina se veía con claridad en su cuello. La hija de puta estaba de un humor que hasta que daba gusto.

—Negocios, digamos —contesté dedicándole una sonrisa torcida.

En cualquier caso un mocoso de segundo no tardó en aparecer, atolondrado como él solo, y casi se lleva a varios en banda para llegar a la línea. Me sonaba de cara, ¿había estado en el otro instituto también, en el que había conocido a Sonnen? En fin.

Que empezara la masacre.

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Haré las de Belu y tiraré los dados corridos en este orden:
1. Arata
2. Eris
3. Hiroshi

 

Decidí no darle mayor importancia al asunto de sus aplausos, aun cuando lo cierto es que me sacó un sonrojo bastante evidente el que lo hiciese. Venga, tampoco había sido para tanto; de hecho, visto desde cierto punto de vista estaba más cerca de ser una mala marca y no tan buena.

Pero bueno, a veces simplemente me exigía demasiado.

Lo siguiente ya me sacó una risa de genuina diversión. ¿Altan y yo, siendo buenos amigos? Bueno, ¿qué? ¿Tan descabellado era? Había supuesto que no le caía bien después de lo de la azotea, pero luego comiendo con los demás parecía que le caía algo mejor así que... quizás fuese posible, mientras no me viese haciendo cosas como lo de la otra noche.

¿Y quería yo ser su amiga? Pues... claro, ¿por qué no? Al fin y al cabo, hasta a Katrina me había acercado con intenciones de ser su amiga o algo así, ¿qué podría tener de diferente Altan? O, más bien, ¿qué me haría a mí actuar diferente? Absolutamente nada, era esa clase de estúpida con todo el mundo.

—Eh~ Eso suena bien, quizás tenga que usarte~ —le dije al final, algo distraída, mientras me colocaba de nuevo a su lado para observar mejor la pista—. ¡Ah, por cierto! Me ha parecido verte esta mañana con Anna. ¿Qué con eso~?

Recibí a David con unas palmaditas y una expresión de genuina sorpresa, dedicándole una sonrisa suave en cuanto estuvo finalmente a mi lado de nuevo. Lo dejé hacer sin mucha queja y como respuesta pasé mis brazos alrededor de su cintura, en una especie de abrazo improvisado, a lo que giré un poco el rostro para mirarlo sin perder la sonrisa.

Lo cierto es que me quedé embobada mirando los reflejos del sol en las gotas de agua que se iban deslizando por su cabello, Joder, ¿qué culpa tenía yo de que los pelirrojos fuesen tan guapos, a ver?

—Eh, mira eso~ Pero si no tendremos aquí al campeón de carrera de velocidad del Sakura~ —solté, con claro tono de broma, y mis dedos se movieron un poco para picarle el costado con aire juguetón—. Oye, fírmame luego un autógrafo, ¿quieres?

Sin perder la actitud de tonteo ni tampoco dejar de prestarle atención realmente, deslicé entonces la mirada hacia el nuevo grupo de la pista. Venga, qué gracia, ¿Morgan, Arata y Eris? Pero qué buen panorama~

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El panorama de ali ahora mismo así de: a esa me la quiero tirar, a ese me lo he tirado, a esa me la he tirado... (??