Interior del barco [Kohaku; Reijiro; Yume; Inagaki; Matahachi; Rei; Konan] [Shino; Noishi] Reijiro no pudo contenerse, debía seguir a Kohaku. Matahachi y Rei también lo siguieron dejando al resto en el barco Contenido oculto Gigi Blanche Puerto [Yuzuki; Riku; Eiji; Hayato] [Togashi; Kojiro] Eiji afirmó a Riku con evidente impaciencia; era evidente que el joven no podía estar quieto por mucho tiempo; sería un pésimo shinobi. Después pudieron ver de reojo a alguien bajando a velocidad del barco; no pudieron distinguirlo bien; pero después de este un grupo de tres personas también bajó del barco persiguiendo al primero. Cuatro menos en el barco, Tsubaki perdido, y faltaban las compras. Tardarían en zarpar nuevamente. —Necesitamos comida —respondió Kojiro a Yuzuki — La pesca ha sido buena; pero el preparado no ha sido el mejor por las condiciones en las que viajamos. Pero mi hermano insistió en venir a este sitio a buscar a... —se acercó a ellos para susurrarles el nombre del herrero; pero Eiji se acercó demasiado y al no conocerlo tan bien prefirió mentir — Un baño. Eiji soltó una carcajada y señaló el mar. Kojiro también soltó una risa para después mirar a Riku con seriedad —He descubierto que la técnica Ganryu debe ser mejorada... — esas palabras se sintieron secas, difíciles de externar — Maldito Kato... otra vez me venció —dijo frustrado — Si quiero superar su escuela debo deconstruir mi técnica —hizo una reverencia ante Riku —Lamento haberte enseñado un técnica llena de fallas. Kojiro se irguió para después mirar a Yuzuki — Conocí Kamakura; un sitio muy... especial —después miró a Riku — Cuéntenme de esas islas. Contenido oculto Bruno TDF Zireael Monpoke Santuario [Kohaku] Taiki redireccionó su vista al oso, ahora agrietado —Yo tampoco lo entiendo del todo —se sinceró — En vida creí que lo entendía todo acerca de la energía de luz; pero tarde me doy cuenta de que aun no sabía todo...— observó la grieta con minuciosidad — Yo tallé ese oso cuando era joven debajo de nuestro árbol sagrado; se volvió como un amuleto de la suerte pues sentía que me salvaba siempre... —volvió la vista a Kohaku; la duda que había en él también se vio reflejada en su rostro mientras observaba sus manos, esperando ver como se disipaban... efectivamente lo hacían. Era inevitable. Así como la última pregunta de Kohaku; Taiki buscó en las lagunas que había en sus recuerdos, confundido. —Hace dos años... No... no lo recuerdo del todo, sólo cuando desperté... Contenido oculto: Flashback Daidoji y Kira llegaron hasta donde se encontraba el cuerpo de Taiki en la nieve; este tenía una grave herida. Contenido oculto: Daidoji y Kira Daidoji se hincó para recoger el cuerpo; pero se detuvo al escuchar un quejido, mientras observaba cómo la herida de gravedad se iba cerrando lentamente. —¿Qué ha sucedido, Daidoji? — le preguntó Taiki a Daidoji, su rostro aun pálido, no recordaba nada de lo sucedido. — Llegamos tarde, Taiki. Los hombre enviados por Akishino no fuimos suficientes — dijo alejándose de Taiki — Es un castigo de Tamano no Mae; por contener a sus hijos dentro de Ine-no-Ki. Los ancianos de tu villa los han liberado... —No... —En nombre de Akishino acudimos a ayudar; pero nuestra fuerza no fue suficiente para detenerlos, eran demasiados y se han desperdigado. Yokai maldiciendo tu apellido... Taiki recordaba vagamente los rostros de los zorros rondando por la aldea, estaba confundido. ¿Cómo había podido liberarlos? —Maestro Ishikawa —dijo Kira —Kira, mi familia; ellos... Kira negó. —Será mejor que lo saquemos de aquí antes de que vuelvan los yokai — le indicó Daidoji a Kira; ella afirmó. —No —Taiki se separó de Kira —Llévame con mi familia yo creo saber como poder ayudarlos... yo...—Taiki se desmayó sobre Kira. —Yo había sellado el árbol sagrado después de descubrir a los ancianos hablando con yokai; engañados por Tamano-no-Mae en disfraz de Inari... los zorros, son los yokai que más engañan al ser humano...—miró al oso nuevamente y lo señaló— Usé la madera del árbol para tallarlo cuando era joven, recuerdo que me corté con el filo de la gubia e impregnó la pieza; tal vez... mi esencia permanecía en él. Tal vez... —dijo llevándose su mano a la cabeza; recordando cada espacio en blanco en su memoria, esos momentos dónde despertaba sin recordar nada... Contenido oculto: Flashback del oso Kohaku podía ver desde el suelo en la nieve teñida de rojo. —Eliminamos a todos cómo indicó Katsunaga— respondió Daidoji a Kira mientras se quitaban las máscaras de zorros. Después sacudía la sangre de su katana. Era el hombre que vio en Shimotsuke; y al que se enfrentó en Shima. —A todos menos a uno—indicó Kira —El de la máscara. Se le dejó escapar a órdenes de Katsunaga. —Entonces es el que tiene energía espiritual; Tamano no Mae dijo que era el castigo perfecto —miró a Kira y después al suelo dónde Kohaku podía verlo directamente— ¿Ha muerto? —Katsunaga se encargó de él — mencionó Kira. —Vaya... — dijo acercándose a Kohaku — ¿Crees que con esto Tamano por fin se encargue de Akishino? —Es el trato ¿No es cierto?...— intervino Katsunaga Contenido oculto: Katsunaga —Y cuando se cumplan los dos inviernos el sacrificio se llevará a cabo — sonrió levantando a Kohaku; pudo notar que observaba aquella visión desde un objeto pequeño, era el oso de madera de Taiki —A final del invierno se atrapará la cría del oso y se enjaulará en el kotan de Tamano no Mae. Durante estos dos inviernos el cachorro vivirá en libertad, podrá buscar reconstruir su vida. Y llegado ese tiempo la cría será sacrificada y la venganza se completará. Katsunaga aventó el oso nuevamente a la nieve, junto al cuerpo inerte de Taiki. —¿Van a buscar al niño en dos inviernos ? ¿Matar al padre no ha sido suficiente para Tamano no Mae? Me parece ridículo —preguntó Kira — Sabía que los yokai eran rencorosos ¿Pero a este nivel? Katsunaga negó —Tal vez busque ella al niño personalmente para encargarse de él por tener el mismo apellido, no sé. No me importa. Levanten eso para explicarle a Akishino que llegamos tarde a ayudarle...—dijo señalando el cuerpo de Taiki — yo debo ir a matar a más de los guerreros de Shino Taira, o no nos van a creer la historia si llegamos con tantos hombres de regreso a Kioto—dijo al retirarse, dejando huellas de sangre en la nieve. Daidoji se hincó para recoger el cuerpo; pero se detuvo al escuchar un quejido... Aquella visión era lo que su padre le había narrado a Kohaku momentos atrás; lo que sucedió cuando el despertó en aquel baño de sangre, su propia sangre. Cuando Taiki les pidió que lo llevaran con su familia, él recordaba haberse desmayado; pero fue nuevamente Katsunaga, quien al ver el movimiento se acercó clavado en Taiki agujas para inmovilizarlo — Entonces lo que dijeron esos ancianos era cierto; Taiki es un demonio... —dijo con seguridad —Juro que le había matado— miró a los presentes con temor — Los ancianos me lo advirtieron y no les creía; me contaron una historia... —No, no pueden hacer esto. ¡Es una locura!— mencionó un joven Taiki mientras intentaba liberarse de las ataduras que lo obligaban a permanecer en el árbol sagrado. Uno de los ancianos se acercó a Taiki y depositó junto a sus pies el oso de madera. —Haremos contigo el ritual— mencionó el anciano — Tu espíritu debe ahora ir a descansar, debe proveernos de alimentos, pieles, buena cosecha... Los demás ancianos preparaban las flechas en sus arcos y los tensaban. —Este año no encontramos al oso indicado para el sacrificio; pero uno de nuestros ancestros nos envió una señal — dijo señalando el oso de madera a pies de Taiki. —¡Lo he tallado! No es una señal, no es un presagio; lo tallaba mientras buscaba al oso para traerlo a la villa. Lo he hecho por aburrimiento... no pueden estar hablando en serio. Los arcos se tensaron ante la incredulidad de Taiki; algunos tomaron rocas en sus manos dispuestos a lanzarlas; y así inició la tortura... Taiki abrió los ojos; aun atado al árbol pero sin recordar el por qué estaba allí. Miró el oso tallado a sus pies, al oso lo recordaba; lo había tallado. Y con ello recordó el filo que llevaba en sus ropas; tardó demasiado por logró liberarse. Cuando volvió a la aldea saludó a todos con normalidad. Los ancianos lo atraparon y lo interrogaron, dándose cuenta que no recordaba nada. Desde entonces, Taiki Ishikawa fue tratado como un yokai, y el ritual de sacrificio se sustituyó por miedo al demonio frente a ellos. Taiki dormía debajo del árbol sagrado hasta que fue interrumpido por un grupo de zorros quienes lo rodearon. Él los observó maravillado; pero estos se tornaron hostiles y le atacaron. Nuevamente, despertó tiempo después; miraba a las ramas del árbol sobre de él. Su ropa estaba hecha jirones; pero él se encontraba bien. Taiki pensó que seguramente había caído del árbol y ahora no recordaba nada. Pero se alegró de estar bien. Al tener su ropa destruida, buscó su oso de madera. No lo encontró muy lejos de dónde estaba. Taiki sonrió —Eres mi amuleto de la suerte. Contenido oculto Gigi Blanche
Fujiwara no Riku Lamento haberte enseñado un técnica llena de fallas Negué con paciencia. Compresivo ante sus sentimientos, volviendo a ser derrotado, llevado a decir palabra que en otra situación no abría dicho. "Ha sido durante todo este tiempo entre lo mejor a lo cual he tenido para recurrir, y nunca pensé tuviera fallas. Si no las he visto, eso habla de mí incapacidad durante este tiempo". Le dije sinceramente. "Si estás admitiendo las tiene, te creeré. Si dices que debes mejorarla, te apoyaré. Estamos dando un paso más cerca del horizonte". Trate de trasmitirle mí apoyo de la mejor manera que pude. Cuéntenme de esas islas. "Podrías preguntarle a quien sería nuestro navegante". Señalé al inquieto de Eiji. "Estábamos por salir a por algunas compras. Podrían acompañarnos, hablar de ello y de lo que tienes planeado con la Escuela. Abasteserse de comida y encontrar...". Mire por unos momentos a Togashi. "Un baño". Tal vez las razones de su viaje se mantenga oculto. Pero no por eso debemos girar únicamente al rededor de todos esos temas complicados de compartir.
Kohaku Ishikawa Santuario La memoria de mi padre aparecía confusa e incompleta, dispersa, como un puñado de semillas lanzado sobre la tierra labrada. Me contó lo que recordaba de hace dos años, de cuando despertó en la nieve y le dijeron que los zorros habían invadido la Villa. Era lo que él me había mencionado en Shima. En ese momento, sin embargo, sentí una energía distante, apenas una vibración emanar del oso de madera, y al mirarlo aparecieron... recuerdos ante mí. Fue similar a cuando toqué a Kusanagi. No eran zorros. Fue el Imperio. Engañaron a mi padre. El hombre de Shima, quien asesinó a Byakko y portaba el espejo de Genbu, junto a otras dos personas que no reconocí. Inmovilizaron a mi padre y juraron haberlo matado, pero entonces... él... ¿Un demonio? ¿Acaso había... revivido? Los ecos se disolvieron y el escenario frente a mí cambió. Reconocí la densidad del bosque Nakajimadai, las acacias rosadas y, detrás de mi padre, joven como nunca lo había visto, Ine-no-Ki. Sentí mi piel erizarse al comprender lo que ocurría, al ver los arcos tensarse, y cuando la primera piedra cruzó el aire deseé gritar. No pude moverme, ningún sonido salió de mi garganta, estaba atado a esa ilusión del pasado y tuve que ver cómo lo mataban lentamente. Otra vez. El mundo se fue a negro y mi padre despertó, confundido y desorientado. Una laguna en su memoria, honda, lo protegía de la aberración que acababa de ocurrir. El tiempo transcurrió, el escenario volvió a parpadear, y ahora fue el ataque de unos zorros. Otra vez. Al regresar a Omori parpadeé con fuerza, respiraba agitado y me sequé el rostro, empapado en lágrimas. Resollé como un animal herido y me tapé la boca, acuclillándome. No quería esto, no quería estas imágenes en mi cabeza. La dureza de las piedras, la sangre salpicada, los colmillos desgarrando la carne, todo se repetía una y otra vez en un ciclo infinito y el estómago se me dobló en dos. Cerré los ojos con fuerza. No quería esto. —Reviviste... una y otra vez... —farfullé, atónito y desconectado—. ¿Cómo es posible? ¿Cómo...? Lo había enterrado. Lo recordé de golpe, alcé el rostro casi con violencia y busqué sus ojos, genuinamente desesperado. Era... ¿Kuroki no lo había...? Le di vueltas y vueltas en mi cabeza sin cesar, hasta que logré encontrar a... —Byakko. —Me erguí lentamente, intentando conectar los puntos y no perder la maldita cabeza—. Le diste tu energía a Byakko para salvarlo, ¿eso significa que...? Dioses, no lo sé. No tengo idea, pero... tiene que serlo, ¿verdad? No... no puedo... No puedo haberlo enterrado vivo. Volví la vista al oso y chasqueé la lengua, en una repentina oleada de frustración. Mi padre había dicho que Akishino lo salvó y, al parecer, el Emperador tampoco estaba al tanto de las acciones de sus subordinados. Daidoji, Kira. Katsunaga. ¿La venganza de Tamano no Mae? ¿Sería porque mi padre había frustrado sus planes? ¿Asesinaron a todos en la Villa para...? El de la máscara. Se le dejó escapar a órdenes de Katsunaga. Lo recordé de golpe. Durante estos dos inviernos el cachorro vivirá en libertad, podrá buscar reconstruir su vida. Y llegado ese tiempo, la cría será sacrificada y la venganza se completará. Miré al zorro muerto en el suelo, Kinko, y un escalofrío me recorrió la espalda. Había buscado engañarme, ¿con qué objetivo? Mi padre dijo que pretendía recuperar la energía que Tamano no Mae había repartido, pero ahora... —La mataste —analicé, aún agitado, mirando a mi padre; intentaba razonar con claridad pero, Dioses, había muchísimo ruido—. Mataste a Tamano no Mae, ¿verdad? Por eso engañaste a Kuroki, para acceder a ella. ¿Puede...? ¿Puede que sus zorros aún busquen cumplir su voluntad? ¿Vengarse de ti? Y esos sujetos del Imperio... ¿habían firmado un pacto con ella? Pero el Emperador no murió, de hecho, te convertiste en su Onmyoji. Entonces ¿qué ocurrió? ¿Los engañó? ¿No cumplieron su parte al no poder matarte? Me llevé una mano a la cabeza y la hundí en mi cabello, exasperado, intentando recordar lo ocurrido en Shima. Algo... Tenía que haber una pista en alguna parte... —¿Qué está pasando? —sollocé, apretando los dientes. Las piedras. Los colmillos—. ¿Qué demonios es todo esto? Contenido oculto
Puerto [Yuzuki; Riku; Eiji; Hayato] [Togashi; Kojiro] Kojiro observó a Eiji y este le sonrió —Vamos a las islas Oki, pero como bien dijo Riku primero iremos a recolectar vi... —Sólo un experto marinero puede hacer ese recorrido y no asegura la vida de nadie a bordo — mencionó hacia Eiji quien afirmaba orgulloso, pensando que Kojiro le tiraba halagos. Después Kojiro miró a Riku —Cómo tu maestro, te prohíbo suicidarte al mando de un desconocido. El siempre bien encarado Eiji cambió sus facciones a odio; alguien ponía a duda sus habilidades navales y aquello era una terrible ofensa, tanto para él como para su apellido —Nadie con un navío como... como esa mierda —dijo señalando el barquito que estaba a un lado de Togashi —puede juzgarme. Tu amigo no necesita ir al baño, está en él. ¡Hasta lo decoraría! haciéndole un favor... Kojiro comenzó a reírse —¿Juzgas al marinero por el barco que utiliza? —miró el barco del que parecía ser el dueño —Un barco bonito no hace al navegante. ¿De qué sirve buena madera si vas a ir a estrellarla a las rocas? Eiji lo tomó del cuello de su ropa amenazantemente; algo que provocó más la risa de Kojiro —¿Quieres un duelo? Eso es aun más estúpido que zarpar con mi estudiante —le recriminó Kojiro —O me sueltas o terminarás en el fondo de este mar —volvió a reírse — Sería acelerar la muerte que ya de por sí obtendrás al intentar ir a esas islas. Contenido oculto Bruno TDF Zireael Monpoke Un d25 de convencimiento por favor; o este par se va a agarrar a golpes. 15 o superior es exitoso. Santuario [Kohaku] —Kohaku... calma — Taiki trató de tranquilizarlo primero; sin demostrar que él estaba igual de confundido que él —Mi espíritu está aquí; permaneció en la madera y no en mi cuerpo; y tal vez eso si pueda explicar... Taiki miró la confusión en el rostro de Kohaku y se lamentó; le había dejado más carga de la que él buscaba alejar de él. Tal vez nunca debió—No tomé la madera del árbol sagrado sin saber lo que hacía —inició —La conexión con aquel árbol siempre fue especial — dijo con tristeza — El oso creó mi conexión a Ebisu... — Así como la la escama lo era para Kohaku ¿Pero por qué? — En él recolectaba la energía maligna que Ebisu me enseñó a encerrar... —negó —... tal vez, todo este tiempo usé la energía de los demás para... volver... sin darme cuenta — se notaba la frustración y tristeza en su rostro, sus cejas se inclinaron mientras su boca permanecía ligeramente abierta intentando dilucidar — Si bien Tamano no Mae era una yokai maligna... en mi juventud no creía que era adecuado eliminarla... fue esa decisión la que rompió mi conexión a Ebisu; pero aun podía guardar la energía en el oso —miró a Kohaku — Dediqué mi vida a eliminar a Tamano no Mae a deseos de un kami que me había abandonado... y al eliminarla; seguí sin oír su voz, no puedo oírlo. Si sobrepones una sola vida sobre el resto; perderás mi voz. Así como lo hizo tu padre antes que tú... Kohaku recordó la voz de Ebisu. —Pensaba que si yo hubiera eliminado a Tamano no Mae desde que me fue ordenado, nuestra villa no hubiera sufrido —negó en frustración; las emociones se igualaban en ambos Ishikawa — Pero ahora sé que fue mentira; no fueron los zorros de Tamano no Mae... fue el hombre. Yo estaré observando; mas no juzgaré tu decisión. Eres mortal, puedo verlo. ¿Ebisu había juzgado a Taiki... y lo había abandonado? —Entonces... —miró sus traslúcidas manos —... por eso estoy aquí... he consumido energía oscura para sobrevivir — sus ojos se llenaron de lágrimas; lagrimas que jamás llegaban al suelo, transparentes... —Jamás iré al Tengoku. El oso en manos de Kohaku se craquelaba aun más. —Esto no es culpa de Tamano no Mae... es mi castigo por desafiar a un Dios. Debe serlo... Su espíritu no se desvanecía; seguía allí. Contenido oculto Gigi Blanche
Yuzuki Minami Puerto Lo de que habíamos dejado la enemistad era un poco ambiguo, había que poner a Murai frente a Togashi para empezar y luego dar todas las explicaciones que no podíamos brindar en este momento, pero fue un paso hacia alguna parte. En ese lapso relativamente breve, varias personas descendieron del barco de Eiji, pero no pudimos distinguir bien a ninguna, aunque la repentina urgencia me preocupó. Igual ahora con cuatro personas fuera, las provisiones pendientes y Tsubaki en solo él sabría dónde íbamos a estar un rato aquí. Kojiro dijo lo del baño y cualquiera podía entender que había otra cosa, pero no podía decirse, eso y el comentario de Kamakura me hicieron dejar la atención en él. Igual solté una risa baja, encogiéndome de hombros. —Kamakura es bastante peculiar. Quizás demasiado. Como fuese, Riku le pasó a Eiji la responsabilidad de hablar de las islas y cuando quise darme cuenta estaban por irse a los golpes. Suspiré con evidente hastío, me llevé la mano al rostro y me enjuagué los ojos con cierta fuerza, sabía que no tenía mucho caso pretender detenerlos, pero el peor intento era el que no se hacía. —¿No acaban de reprenderte por algo parecido hace un rato? Frente a una mujer y un niño —hablé hacia Eiji, echándole un vistazo a Riku por si hacían falta refuerzos. Luego miré a Kojiro—. No creo que sea necesario defender el honor de tu barco con tanta fiereza, ya llegaste hasta aquí.
Fujiwara no Riku Cómo tu maestro, te prohíbo suicidarte al mando de un desconocido. Di unos pasos hacia adelante, con cuidado de entrometerme en estr asunto. "Maestro. No voy a dudar de tu conocimiento de esas isla. Y agradezco la apreciación de recibir esta advertencia, pero tengo la misión de ir ahí. Los Sugita, hasta donde se, lo han logrado. Entonces debe ser posible". "De verdad puede, todavía, ser un desconocido para mí, pero no lo es...". Suspiré, resignado por aquello que iba a decir. "No lo es para Murai. Y no creo él arriesgue unas vidas...". No las nuestras. "Dejando está tarea a alguien que no crea capaz". "¿Que debe demostrar para que confíes en su habilidad?". Le pregunté, a un sabiendo que solo podría alargar el tiempo para esto. Pero es mejor ello que tener un navegante en varias piezas. "O al menos vas a poder mostrar sos mejor navegante, a pesar del barco". Mire hacía otro lado al terminar. Seguro de lo que podría estar ocasionando. Pero quizas sea mejor si ambos se motivan en resolver este asunto.
Kohaku Ishikawa Santuario La mención de Ebisu detuvo el río turbulento de pensamientos y miré a mi padre, evocando las conversaciones que yo mismo había mantenido con el dios. El oso de madera, tallado de Ine-no-Ki, había sembrado la conexión que mantuvieron hasta que se negó a matar a Tamano no Mae. Perdió su voz, dedicó su vida a cumplir su misión, y luego de todo eso... aquí estaba. Su expresión se deformó en preocupación, en agobio, y no pude más que observarlo, impotente. Sus lágrimas desaparecían antes de tocar el suelo y me regulé a mí mismo cuando él empezó a desesperarse. Jamás iré al Tengoku. Arrugué el ceño, esforzándome por poner mis ideas en orden. Sorbí la nariz, parpadeé con fuerza para barrer las últimas lágrimas, y pensé. ¿Podía ser un castigo de Ebisu? ¿Tenía sentido la idea? Bajé la vista al oso, cada vez más agrietado. En este pequeño objeto mi padre se había dedicado a encerrar energía oscura, energía que, estaba seguro, no poseía de forma natural la maldad que Taiki le adjudicaba. Luz y oscuridad debían equilibrarse, no eliminarse. Sora lo había sentido, los shugenjas podían hacer eso, y Soreku... él... Abe-ra-un kamuy, aquellos que moran cerca de la hoguera. Tus tatuajes, no son irezumi... son nuye. Como los míos. Tus tatuajes enmarcan tu mirada. Fue idea de tu madre. Debes romper todo esto, libera su espíritu. Evita que alguno de estos objetos persiga el espíritu de tu padre. —¿Es porque no lo rompí? —musité, con la vista aún en el oso—. ¿Tu espíritu quedó atrapado en el oso porque no lo rompí? Sólo era una idea, como las tantas otras que se me enterraban en el cuerpo. Presioné la madera entre mis dedos, frustrado, y exhalé con pesadez. Había crecido en el sintoísmo que los Ancianos me enseñaron, ¿qué significaba todo esto? ¿Por qué había retazos de la cultura emishi en nuestras creencias? ¿Cuánto me habían mentido? —Hablé con Ebisu. —Miré a Taiki; había mucho que no había podido contarle—. Tras la batalla de Shizuoka, viajé a Kamakura y Rengo me ayudó a desbloquear mi Qi. Gracias a una escama del cuerpo de Seiryu establecí conexión con Ebisu y me habló... de una misión. Dijo que la energía de luz y la de oscuridad debían equilibrarse y que shi, la espada maldita, debía ser purificada con la ayuda de los cuatro Shijin. Sólo así Amaterasu podría liberarse de Tsukuyomi. Inhalé hondo, intentando calmarme. —Pero inmediatamente después, Rengo selló sus emociones y se entregó a los Taira. O más bien al Imperio, ahora puedo verlo. Allí fuiste tú quien le regresó sus emociones, ¿verdad? Matahachi mencionó el pacto que Rengo estableció entre él y el Emperador, y cómo tú detuviste a todos de matarlo. Ebisu me dijo que debía matar a Rengo, pues se había desviado de la misión, y que si anteponía su vida sobre la del resto, perdería su voz. Tal y como te ocurrió a ti. Todo este tiempo había creído que Ebisu me había asignado la misma misión que a mi padre, pero que su obsesión por erradicar la energía oscura lo hizo perder su voz. Ahora entendía que sus acciones provenían de aquello que Ebisu le había susurrado al oído. —¿Fue Ebisu quien te encargó eliminar a Tamano no Mae? ¿O de él provino la orden de erradicar toda la energía oscura? Volví a tomar aire. —Abe-ra-un kamuy. Así te llamó Soreku, el emishi con quien viajaba en Shima. Dijo que mis tatuajes provenían de sus tradiciones, y tú, que fueron idea de madre. ¿Sabes algo de todo eso?
Togashi Puerto Al escuchar la respuesta de Yuzuki, dejó escapar el aire por las fosas nasales, lentamente. Si bien sus facciones no perdieron la expresión relajada, aparentemente calma, su pecho pareció encogerse un poco cuando liberó la tensión que, sin saberlo, había acumulado desde los incidentes de Nagoya. En Wakayama había sabido del destino de Yuzuki, Takeda y Shinrin, pero apenas se habló de sus otros camaradas, y agradeció internamente que todo estuvieran a salvo. En su muñeca derecha seguía portando el Mala que Benkei le había hecho, por lo que su agradecimiento también fue extendido a Buda. Cerró los ojos y asintió para hacerle saber a Yuzuki que comprendía, y que se sentía aliviado. Eso sí el añadido de Riku lo dejó desconcertado: habían dejado atrás la enemistad. Se había quedado mirándolo, como invitándolo a detallar más al respecto, pero la conversación pronto derivó hacia el motivo por el que ellos se encontraban en Omori, que consistía en un viaje por las aguas, hacia un sitio conocido como las Islas Oki. Ni él ni Kojiro pudieron ofrecer una información más clara sobre por qué ellos estaban allí, su hermano intervino para decir que habían ido a buscar un baño y Togashi se rascó la nuca, encogiéndose un poco de hombros. Eiji encarnaba una figura desconocida sobre la que no podían actuar con tanta soltura, así que esperó que sus camaradas entendieran que había algo más de fondo. Prestó atención cuando Kojiro y Riku hablaron sobre la escuela Ganryu, porque era un asunto que también lo interpelaba a él. En Nagano había fallado al utilizar el Tsubame Gaeshi y su hermano lo castigó por ello, por lo que su deber de no volver a decepcionarlo era incluso más apremiante, debía volcar mayor esfuerzo en honrar su escuela. No dijo nada y se limitó a colocarse a un lado de Yuzuki mientras los observaba, tratando de ubicar alguna distracción de Eiji para poder hablarle con más claridad. No sólo no la encontró, sino que tanto éste como Kojiro empezaron a amenazarse por puro orgullo. Para colmo, Eiji volvió a traer a colación la supuesta historia de su necesidad de un baño, usándolo para menospreciar al barco en que habían viajado. Negó levemente con la cabeza, el ceño ligeramente fruncido. Yuzu intervino para evitar la inminente confrontación; sin embargo, Riku apostó a una resolución por la fuerza, y llegaba a entender su punto. ¿Pero hasta qué punto era conveniente este gasto de energía? —Hermano, no voy a detenerte —dijo hacia Kojiro—, pero debes saber que no estoy de acuerdo con una pelea. Como dice Yuzuki, que estemos aquí ya es clara muestra de sus habilidades como navegantes. Así como sucede con las armas, no importa qué calidad tengan: son las manos del portador las que sacan su máximo potencial, no el material del que están hechos —los miró—. Y si aun así insisten con su resolución, pido que luchen con las espadas guardadas en sus sayas. Así, por lo menos, evitarían a Yuzuki el incordio de pasarse el día suturándolos.
Fujiwara no Riku Y si aun así insisten con su resolución, pido que luchen con las espadas guardadas en sus sayas. Voltee, con cierto pavor al escuchar la interpretación de Togashi. "No me estaba refiriendo a eso...". Tosi en mí puño. "¿Hay una manera de resolver esto sin la necesidad de lastimarse uno a otro?". Mire ha Kojiro. "Darse una paliza no demostrará la habilidad como navegante de ninguno de los dos". Y me refería de Kojiro golpeando a Eiji... "Maestro, tenemos que llegar a esas islas".
Puerto [Yuzuki; Riku; Eiji; Hayato] [Togashi; Kojiro] Eiji soltó a Kojiro con las palabras de Yuzuki; notándose algo avergonzado. Kojiro no insistió pero se le notaba preparado para regresar un golpe si este llegaba; después se enfocó en las palabras de Riku, las cuales le confundieron enormemente al escuchar de él cómo hablaba con tal normalidad de Murai —¿Entonces es un recomendado de Murai? —sonrió y afirmó con fuerza —Vaya, ahora me siento máaaas tranquilo—su sarcasmo era evidente; pero Kojiro cruzó los brazos en señal de que no haría nada. Después las palabras de Togashi tranquilizaron más a Kojiro y por último las palabras finales de Riku. Kojiro no tuvo más remedio que dejar ir un suspiro en derrota —Sólo no me siento seguro, y menos ahora que dicen confiar en las palabras de Murai. —Murai también va a bordo; y muchos de su familia, y la última esperanza de los Taira —aseguró Eiji demostrando que ese hombre no era un shinobi, dejando ir información con tal facilidad —No pondría tantas vidas en riesgo si no confiara en mi. Kojiro miró a Riku —Esperaremos aquí a que regresen a salvo de esas islas. Contenido oculto Bruno TDF Si quieres minar; puedes reclutar a los presentes para que te ayuden. Sólo en compañía de un herrero los demás personajes podrían obtener materia prima. Zireael Si minan no te preocupes; Takeda minó con un brazo también :D y sacó mucho oro! Monpoke Si Togashi los lleva a minar, después narramos que pasas a la herbolaria para pasarle lo que le debe a Yuzuki. Santuario [Kohaku] Taiki volvió a dirigir su mirada al oso —No lo sé, no sé si eso retenga mi espíritu. Creo que nunca entendí nada realmente...—después concentró sus pensamientos en las palabras que Kohaku le decía sobre Ebisu y su misión encomendada. Dijo que la energía de luz y la de oscuridad debían equilibrarse y que shi, la espada maldita, debía ser purificada con la ayuda de los cuatro Shijin. Sólo así Amaterasu podría liberarse de Tsukuyomi. —¿Tsukuyomi? Eso... no tiene sentido. Amaterasu sigue aun a los Yamato... —dijo confundido, sin saber que Akishino había muerto, los Yamato habían sido erradicados. Kohaku habló de aquel encuentro con Rengo y Taiki afirmó —Ese niño... sus movimientos fueron demasiado rápidos. Matahachi apuntó a Rengo quien en su momento se ocultaba en un disfraz burdo de Takeda; pero eso bastó para engañarnos el tiempo suficiente— miró a Kohaku — Akishino fue el primero en ordenar que nadie atacara; pero ahora conoces la mortalidad de los ataques del cazador —dijo refiriéndose a Matahachi — Yo me interpuse para que no disparara e insté en que nadie hiciera nada arriesgado, pues vi como unía su sangre con la de Akishino ... si no hubiera sellado su destino al del Emperador tal vez yo le hubiera matado allí, sin importarme nada más que la seguridad del Emperador —se sinceró —Cuando Rengo dio sus instrucciones de no dañar a nadie a cambio de que él se quedara, Akishino dio las órdenes de someterlo y de que Matahachi se llevara a los rehenes, Kuroki entre ellos. Matahachi cumplió y se alejó con Rei y los rehenes y yo me acerqué a Rengo, fui yo quién lo golpeó para que cayera, lo hice por frustración al ser incapaz de proteger a Akishino. Taiki se notaba aun confundido; no mostraba arrepentimiento ni orgullo. Junto a Kohaku comenzaba a entender muchas cosas, entendía que Rengo había ayudado a Kohaku a desbloquear su Qi, algo que le permitió hablar con Ebisu. ¿Pero cómo alguien con energía oscura podría ayudar a alguien con energía luminosa? —Cuando sometí a Rengo, noté que llevaba un talismán; con él bloqueó su energía de mí, por eso no pude distinguir que se acercaba y eso me frustró aun más... y le amenacé con torturarle —dijo bajando la mirada, esta vez si había arrepentimiento —Yo miré a aquel niño a los ojos y no vi nada, había sellado sus emociones... yo sabía que no podría revertir el sello de sangre; pero sabía lo que debía hacer con él... podía arrancarle la oscuridad. Contenido oculto Taiki descubrió la frente de Rengo; esté se sacudió un poco para alejarse de Taiki; pero el acto fue irrumpido por un ataque sorpresa, una kusarigama golpeó la mano de Taiki haciéndolo sangrar levemente; el arma regresó inmediatamente a la mano de su dueño. Hoshi recuperó la kusarigama y la tomó por el filo sangrante; se le notaba cansado, y sus ropajes estaban sucios, seguramente debido a un viaje forzado. —Calma, Hoshi. No hagas nada imprudente—mencionó Taiki dejando a Rengo Hoshi no miró a Taiki mientras este hablaba, simplemente se dedicó a observar a Rengo; después de ver la falta de emoción alguna en los ojos del joven; clavó la mirada en Taiki—Desbloquea sus emociones, hazlo; entrega tu voz a cambio de la suya. Y si dices las palabras incorrectas; yo decidiré tu futuro —dijo levantando la kusarigama sangrante. Taiki lo miró con odio —Energía como la suya debería ser erradicada. —No puedes eliminar aquello que no entiendes; Taiki —aclaró Hoshi —Mara es maldad pura; eres un ignorante si crees que podrá controlarlo —Bueno y malo son conceptos hechos por nosotros los humanos; algo que no es humano no puede ser clasificado como bueno o malo— la voz de Rengo se escuchó, agotada pero firme. —¡Cállate, niño! —gritó Taiki desesperado —Eres tú quien debe callar —aclaró con tranquilidad Hoshi Taiki se giró ante Rengo quien seguía atado y en el suelo —Yo; entrego mi voz para que tú puedas recuperar tus emociones —mencionó Taiki para después besar su frente. Se irguió con dificultad, miró a Hoshi quién limpió su arma y mano. Tras esto, Taiki se dirigió al castillo, en su mirada sólo se podía ver el odio. No puede sacrificarse de ese modo...Debes detenerlo... decirle que no es prudente lo que hace. Se ha hecho un daño enorme al bloquear sus sentimientos para romper ese sello de luz... A veces... es necesario pensar con el alma Kohaku recordó la voz de Mara. Taiki volvió a hablar —Ese día fui obligado a liberar energía oscura con mi propia voz, besé la frente de Rengo y lo escuché... Contenido oculto —Taiki Ishikawa... Era la voz de Mara. —Jamás creí que te agradecería de algo en esta vida. Te lo agradezco desde lo más profundo de todo el odio que pueda abarcar. La voz de Mara retumbó en la mente de Taiki revitalizando el odio en la mirada de Taiki; quién rápidamente se alejó de Rengo para evitar aquella conexión; pero le era imposible, había creado el vínculo que sólo Mara soltaría. —Escucha Taiki; te daré un pequeño obsequio ya que has liberado a Rengo. ¿Recuerdas a Satou Fusatada? seguro que si... —dijo con ironía —Ese hombre puede abrir la puerta en Shima. Podrás matar a Tamano no Mae y liberar de una maldición a Akishino. Un intercambio justo por lo que acaba de hacer Rengo con su sangre. —¡Sal de mi mente! —gritó Taiki, alertando a Akishino quién se sorprendió de verle sin Rengo bajo custodia. Akishino ordenó a varios hombres a salir mientras él cargaba a Taiki al interior mientras perdía la consciencia física. Pero su mente seguía allí. —¿Por qué me entregas esta información?—inquirió Taiki desde su subconsciente. —Mantendré el camino de la pureza —No puedo creer que tú entre todos los espiritistas te creas el más impoluto cuando en verdad eres el que más sangre ajena ha usado para vivir —se burló. —Lo que dices no es cierto, buscas manipularme. —Con tu voz has liberado a Rengo—se burló — Considera mi ayuda una respuesta a tus acciones. No te estoy pidiendo que hagas nada por mí, sólo te he dado información que te es útil, a mi no me importa su vive o muere tu Emperador. Tú decides que hacer con la vida de Satou y Tamano... pero Taiki. ¿Al final del camino que importa tomar otra vida? Yo sé que tú podrás sacarle provecho a cada una de ellas... tu eres mi peor enemigo esquivando de tal modo a la muerte. —Mara lo sabía — dijo ante Kohaku dándose cuenta ya muy tarde —Él sabía que había estado consumiendo energía oscura y se burló de mí sin que yo supiera lo que estaba haciendo. Y sobre todo, él sabía que eliminar a Tamano no Mae era mi misión encomendada por Ebisu... ¿Por qué me ayudó? Pudo haberse burlado de mí sin darme nada a cambio... Taiki trató de tranquilizarse con la última pregunta que Kohaku le había hecho; sonrió ligeramente sin poder ocultar que aun se encontraba nervioso de todo lo que estaban descubriendo juntos, como debió haber sido, padre e hijo. La revelación de las palabras de Soreku hizo que Taiki afirmara señalando los tatuajes de Kohaku —Creados con hollín... —sonrió — Aoi... —el nombre de su madre resonó en el interior de Kohaku — Ella insistió en que volviéramos a aquella tradición del fuego, los tatuajes de hollín. Una tradición que se perdió desde la generación de Kaji Ishikawa, la daga de obsidiana que ahora guardas le pertenecía a él— Kohaku recordó las palabras de Hotaru; y al instante el rostro de Taiki se rompió en lágrimas que no tocaban el suelo; haciendo que el oso se quebrara más y más, haciendo que una sección cayera —Shimotsuke Ohara fue otra alma que usé...¿No es cierto? A un hombre que maté sólo por portar energía oscura... y ni siquiera la había desarrollado. Intenté arrebatarla pero él peleó creyendo que buscaba obtener la información de algún Shijin... no era así... yo no buscaba matarle... yo no... —negó —... soy culpable —dijo sin excusa alguna —Hice tanto daño... no merezco el perdón. No puedes salvar a nadie sin salvarte a ti mismo primero. Rompe esa máscara, y aprende a ver tu reflejo en el río. Aquellos que no rompen la máscara a tiempo... terminan abandonándose a si mismos... La voz que no se oye es fácil de opacar... Contenido oculto Gigi Blanche
Fujiwara no Riku Sólo no me siento seguro, y menos ahora que dicen confiar en las palabras de Murai. Apreté la mandíbula y enduresco mí expresión a esas palabras, a un si entendía porque lo decía, apenas puede evitar querer decir tantas cosas a ese hombre. Voltee la mirada en cuanto me miró, pero esperando comprenda no lo atacó a él. "... Por algún lado se debe iniciar". Dije forzando cada palabra a salir, ronco e intercortada. Esperaremos aquí a que regresen a salvo de esas islas. "Volveré, siempre pienso en que debo volver...". Respondí en voz baja, ya más tranquilo, aunque sombrío, manteniendo mí mirada a lo lejos. "A un si debo ir hacia el infierno en el mar, retrasare".
Kohaku Ishikawa Santuario Ver a mi padre tan confundido era algo totalmente nuevo para mí. Frente a la Villa, frente a nosotros, siempre había sido la imagen de la rectitud y la seriedad. De pequeño lo había admirado, con el paso del tiempo empecé a cuestionarme sus principios y ahora... ahora parecía igual de ignorante que yo. ¿De dónde había nacido su obsesión con erradicar la energía oscura? ¿Era por su misión de matar a Tamano no Mae? ¿O había algo más? En los archivos de Kamakura habíamos encontrado un pergamino de su autoría, uno que afirmaba que el objetivo final era bloquear el Qi. ¿Eso era algo que diría el Onmyoji del Emperador? Le hablé de mi propio intercambio con Ebisu y su reacción fue, otra vez, de confusión. —¿Por qué no tendría sentido que Tsukuyomi obre contra Amaterasu? —indagué, con genuina curiosidad. ¿Podíamos, siquiera, intentar predecir las motivaciones de los dioses? El encuentro entre Rengo y mi padre se alineaba con la información que ya tenía. Hoshi, el abuelo de Rengo, lo forzó a devolverle las emociones, entregando su voz a cambio. ¿A qué se refería con "su voz"? Y en ese instante de conexión... escuchó la voz de Mara. Fue Mara quien le brindó la pista sobre Tamano no Mae y los Fusatada, ¿fue Mara quien le permitió cumplir finalmente con la misión de Ebisu? Ebisu... ¿Por qué? ¿Por qué un portador de luz era capaz de utilizar energía oscura para revivir? ¿Por qué Ebisu le había enseñado a sellar la oscuridad mientras que a mí me indicó que ambas energías debían equilibrarse? ¿Por qué la conexión se había establecido con su sangre? ¿Y por qué... fue gracias a la madera de Ine-no-Ki? Mi padre perdía los recuerdos de sus muertes, recuerdos que se almacenaban en el oso. Recordé, de repente, que Hana también había perdido su memoria cuando la encontramos en Tsu. Estaba intentando ordenar mis ideas cuando mi padre mencionó a Kaji Ishikawa, el mismo nombre que había surgido de Hotaru, en la cueva de Tateyama. El primer guardián de los Shijin, el creador del Onmyodo, que había sido borrado de los registros de la Villa. La tradición emishi de los tatuajes nuye se había perdido desde su generación y mi madre insistió en recuperarla. ¿Por qué? Según Hotaru, tanto los Ishikawa como los Ohara habían cuidado de Suzaku. ¿Qué ocasionó la escisión? ¿Por qué mi Villa se alejó de las obras de Kaji? ¿Por qué fingían que no existió nunca? Padre estaba roto, absolutamente destrozado, y el oso de madera se deshacía con cada segundo que pasaba. Verlo llorar de esa manera sin ser capaz de tocarlo me dolió en el pecho, fue hondo, acuciante, y me forcé a tomar mucho aire. No había nada que pudiera decirle. Se había equivocado, había perpetuado actos irreparables, yo no... no podía hacer nada. ¿Por qué, sin embargo? Me costaba creer que ese grado de obstinación proviniera del hombre que me había criado. Rompe esa máscara, me había dicho Mara a las afueras de Niigata. —Me dijeron que todos los primogénitos debían portar esta máscara hasta que sucedieran a sus padres. —Llevé las manos a mi cabello y me la quité, el montón de arcilla, para observarla—. Era mentira, ¿verdad? Me pusieron esto porque creían que eras un demonio, y yo era tu hijo. ¿Qué sentido había tenido? Todo este tiempo. —O quizás... —La presioné entre mis dedos con fuerza, también el oso—. ¿Tal vez haya algún otro motivo? Hotaru, Ebisu, Mara, mi padre, sus voces se arremolinaron en mi mente, los recuerdos de ellas, mientras intentaba darle un sentido a todo. Me tomó un momento comprender que a Hotaru realmente lo estaba escuchando y parpadeé, enfocándome en su sonido. Oírlo me ayudó a concentrarme, retrajo el ruido y una sonrisa floja bailó en mis labios. "¿No te enseñaron que es de mala educación oír conversaciones ajenas?", pensé, en un remedo inútil de broma. Me alegraba volver a oírlo en medio de este caos, era reconfortante. Hotaru me refrescó parte de la información y dijo que... Miré a mi padre, lo miré a los ojos, y hablé. —El oso te mostró todo lo que el enemigo te ocultó por años. "Estoy seguro que ese fue mi padre. Esas memorias perdidas son mi padre perdonando al tuyo con la verdad", es lo que dice Hotaru. —Le sonreí a mi padre, intenté hacerlo con la esperanza de aliviar sus terrores, y mantuve la voz suave—. Kaji Ishikawa... Hotaru me contó que fue el creador del Onmyodo, el primer guardián de los Shijin de nuestra familia. ¿Por qué su existencia se borró de la Villa? ¿Por qué madre quiso retomar tradiciones tan antiguas desde mi nacimiento? ¿Por qué... me parezco tanto a él? Rompe esa máscara. ¿Por qué la máscara? La voz que no se oye es fácil de opacar. ¿La voz de quién? Bajé la vista al zorro, aún a nuestros pies. Debería... Tendría que enterrarlo fuera del santuario. No podía dejarlo aquí, era indigno.
Togashi Puerto —Ah, ¿no? —dijo hacia Riku con una mano en el mentón, tras escuchar su aclaración. De cualquier manera, era complicado encontrar una alternativa que dejara contento a Kojiro. Además de ser un poeta, hablaba a través del filo de su arma y por ella estaba dispuesto a resolver cuestiones de toda índole, incluida aquella discusión esporádica. Respetaba su ansía guerrera, y de igual manera mantenía firme su pedido de que no se abrieran las carnes para terminar aquellas diferencias con Eiji. Nada de eso hizo falta, los navegantes dejaron a tras sus intenciones, alcanzados por la contundencia en las palabras del grupo, nadie estaba a dispuesto a permitir la más mínima herida. Togashi dejó ir aire por la nariz e intercambió una mirada con Yuzuki, pensativo. Kojiro había remarcado la confianza que Riku parecía depositar Murai, algo que también había notado, pero sobre lo que no pudo indagar a causa de la discusión sobre los barcos. El asunto lo tenía confundido en extremo, ya que sabía del conflicto entre el Sugita y los Fujiwara, clan al que su compañero de Escuela seguía con fidelidad. Y, para colmo, Eiji soltó una cantidad de información que le hizo arrugar la cejas, girándose en su dirección. ¿Murai a bordo y… la última esperanza de los Taira? ¿Qué demonios era todo esto? Lo atravesó una fuerte duda. No cuestionaba las decisiones de sus compañeros, en verdad le daba curiosidad, y por otra parte sus instintos se negaban a confiar en Murai a causa de las vivencias en Kamakura. A Togashi lo había afectado el hecho de que el shinobi aprovechó un descuido suyo, en el Monte Genji, para atacar a Takano con una herida mortal. Dejándole esa cicatriz en el rostro… Mientras trataba de ordenar sus pensamientos, notó a unas personas que pasaban cerca de la zona y, tal vez para darse tiempo de pensar, se aproximó a ellas para preguntar por Iwami Ginzan. Se enteró así que se trataba de una gran mina donde extraían plata. Entendió que Kyuzo debía estar por esa zona. Si Kojiro se negaba a ir a las Islas Oki, él también permanecería en Omori y, a falta de otras opciones, seguiría con aquella misión. También tuvo una idea: una mina era un sitio mejor que el puerto para discutir asuntos delicados. Además, serviría para no fragmentar el grupo. —Podemos seguir discutiendo en otro lado —dijo alzando ligeramente la voz, para que todos lo escucharan—. Hasta que una decisión sea tomada, aprovecharé para extraer minerales necesarios para herrería. Pueden acompañarme si así lo quieren. Golpear las rocas quizá sea de ayuda para ordenar nuestras ideas. Él también necesitaba procesar las suyas. Contenido oculto Lo dicho, quedan todos invitados a la excursión por Iwami Ginzan o donde sea que vayamos a minar uvu
Yuzuki Minami Puerto —> Iwami Ginzan Sabía que no podía jugar demasiado con mis pedidos, por eso al reprender a Eiji lo hice desde las palabras de Murai y surtió efecto, luego intervinieron tanto Riku como Togashi, pero lo que no esperaba era que Eiji soltara tantísimo la lengua. Suspiré, hastiada, pues ese era su argumento para defender sus habilidades marítimas una vez más. —Tal vez este tipo de cosas no deberían hablarse en un puerto, ¿no crees, capitán? —dije sin alzar demasiado la voz—. Además, ¿no tenías algo que hacer? Iré a buscarlo si no partes pronto. Me refería a Murai, ni modo, aunque no era que un ciego pudiera hacer mucho. En todo caso, solo lo dije para genuinamente recordarle su tarea, pero también esperando que no se fuera de la lengua tan fácilmente. Poco después de haber hablado regresé la vista a Togashi, no dije nada, solo pretendí que entendiera que se lo explicaríamos apenas pudiéramos. Él habló con algunas personas y al volver entendí que había tenido una idea, algo así. Volví a suspirar, preguntándome realmente si podría hacer algo con una mano menos, pero si Takeda seguía adelante sin todo el brazo tampoco tenía mucho derecho a quejarme. Incluso si no servía de mucho, la mina quizás nos permitiera poner a Togashi al día antes de volver y partir hacia las islas. —Voy contigo, tratemos de no demorarnos demasiado —respondí finalmente y busqué a Hayato con la vista—. Tú decides, puedes quedarte en el barco, acompañar a Eiji o seguirnos. Aunque si acompañas a Eiji procura taparte los oídos y encájale una flecha a alguien si se les ocurre irse sin nosotros. Contenido oculto luego tiro los dados, pero para ir a avanzando con el post (? Edit: Carbono como dije en el grupo Edit 2: te falta odio, Yuzu, pero es que te quitaron la mitad con la mano (?
Fujiwara no Riku Hasta que una decisión sea tomada, aprovecharé para extraer minerales necesarios para herrería Asentí en silencio, aceptando su ofrecimiento de cambiar de sitio. "Suena bien". Imaginar que golpeó alguna cabezas podrá ser agradable. Guarde un poco de silencio, pensando en Togashi y aquello poco que sabía de él. "¿Un herrero? ¿No?". Pregunte aún sabiendo la respuesta. "Puedo tener algo que te interese ver".
Puerto [Yuzuki; Riku; Eiji; Hayato] [Togashi; Kojiro] Eiji se sintió avergonzado tras las palabras de Yuzuki; así que asintió en silencio. Hayato decidió seguir al resto por lo que Eiji se separó para hacer sus compras. Genichi y Masaharu salieron también del barco de Kojiro y Togashi para seguir al grupo, algo cansados por dormir todo el viaje debido al olvido de su existencia. Iwami Ginzan [Yuzuki; Riku; Hayato; Togashi; Kojiro; Tamura; Tsubaki; Genichi; Masaharu] Siguieron las indicaciones que un buen hombre le dio a Togashi para dirigirse a la mina a las afueras de la ciudad; entraron y notaron a un pequeño grupo de trabajadores y entre ellos a uno que dirigía el movimiento de los demás; al verlos los inspeccionó; su rostro ya demostraba la negativa que iba a darles, pero antes de poder hablar fue interrumpido. —¡Vienen conmigo, Giro-san!—gritó un joven que agitaba sus manos en alto con un pico de minería entre ellas. Su rostro era familiar para Yuzuki; lo había conocido en Tateyama brevemente con Yume y Kohaku. Pero fue extraño verlo junto a Tsubaki quien parecía que lo estaba amenazando con un pico de minería rodeando delicadamente el cuello del joven. Lentamente se fueron acercando, junto al señor Giro; un hombre ya mayor que avanzaba tosiendo. Al llegar junto a ellos pudieron ver el rostro de Tamura más cerca. Contenido oculto —Sabes que no deberían estar aquí —dijo Giro mirando al enorme grupo dispuesto a minar —Es... robar... Tamura le sonrió —El Emperador tiene demasiadas cosas, no se dará cuenta si le faltan unos cuantos minerales... Giro miró a su alrededor, temeroso — Tamura... niño... El Emperador ha sido asesinado... Varios de los presentes reaccionaron con sorpresa; todos menos Tamura quién sonrió —Entonces menos se darán cuenta. El Imperio tiene asuntos más importantes que resolver —dijo extendiéndole a Giro una bolsita — Te durará hasta el invierno. El anciano sonrió y los dejó ingresar sin mayores preguntas. Allí pudieron minar, al principio en silencio, la noticia de la muerte del Emperador era un nuevo movimiento que podría complicar aun más las cosas a manos de Takeda; por lo mismo Tsubaki se notaba preocupado, no estaba a su lado. Tamura en cambio se notaba tranquilo, incluso feliz. Masaharu y Genichi se miraron entre ellos, preocupados por su señor Hideyoshi. Lograron extraer diversos minerales; Kojiro le pasó las piezas de jade que logró extraer, aun crudas. Contenido oculto Ya en el siguiente post subimos al barco. Bruno TDF Zireael Monpoke Togashi= Hierro: 10 Cromo: 10 Carbono= 5 Plata= 15 Oro= 5 Jade= 5 Yuzu= Carbono: 5 Riku= Hierro: 10 Hayato= Plata: 10 Kojiro= Jade: 5 Tsubaki= Oro: 10 Tamura= Plata: 5 Genichi= Oro: 5 Masaharu= Jade: 5 Santuario [Kohaku] Taiki negó ante la pregunta de Kohaku ante Tsukuyomi y Amaterasu; su confusión se disipó unos momentos de sus nublados ojos —Eso no puede suceder mientras el Emperador y Seiryu sigan con vida... ya se ha perdido Genbu, con esto el espejo está en manos mortales. Mientras no se elimine al Emperador... la energía conectada con Seiryu no se perderá. Es por ello que Rengo no puede ejecutar su sello de sangre... —observó a Kohaku, aquellas palabras dichas por su hijo volvían a revolver sus pensamientos — Amaterasu no está oculta en el eclipse... al menos no aún. Guiados por el eclipse... Porque se necesitan de ambas energías para poder liberar a Amaterasu de Tsukuyomi, y es por ello que la energía oscura también debe ser liberada Sin ambas energías; Amaterasu jamás podrá regresar a bendecir este mundo. No eres tu apellido. No eres la máscara. Debes descubrir quién eres, nadie podrá ayudarte a encontrar esa respuesta mas que tú. Porque yo no elegí a los Ishikawa... te elegí a ti. También eligió a Taiki... ¿Ebisu estaba mintiéndole? —Debí haber sido mucho más severo con esos ancianos... pero eran superiores en edad y sabiduría, no podía...— mencionó mientras miraba la máscara; dándose cuenta de tantos errores que cometió. ¿Desde qué momento le falló a su familia? —Tal vez si yo hubiera —negó, ya no podía hacer nada —Lo siento, no tengo respuestas. El adoctrinamiento se arraigaba por generaciones. Dejando a la verdad oculta; posiblemente ya no había respuestas certeras, sólo especulativas entre dos mentes, dos hombres, dos mortales. Y cuando Kohaku mencionó lo que Hotaru le dijo, Taiki relajó ligeramente los hombros —Recibo la bondad de alguien a quién dañé profundamente en mi obstinación — Taiki se mostraba completamente perdido, frustrado al no poder contestar ninguna de las preguntas de Kohaku. Parecía que su mirada se perdía lentamente en una vorágine mental; pero se ancló al mirar a Kohaku, aquellos ojos... El oso volvió a quebrarse... y con él, la imagen de Taiki frente a él comenzaba a tornarse mucho más difusa. —Actué creyendo que tenía la verdad, nunca me detuve a hacer las preguntas que tu haces ahora... tal vez si lo hubiera hecho no hubiera cometido tantos errores. Nunca tuve miedo hasta ahora que ya no puedo hacer nada para cambiar —soltó una risa — Creí en lo que me hicieron creer, y con ello avancé pensando que la verdad estaba en mis ojos —negó — No sé por qué te pareces a él, tal vez sólo sea una coincidencia... aun así, naciste con ojos distintos. Y espero que con ellos puedas ver muchas más verdades que sólo una... Contenido oculto: Flashback —¿Un demonio? —preguntó Aoi hacia Taiki mientras sonreía al ver a Kohaku. —No hay energía oscura en Kohaku; no es un demonio —respondió Taiki. —Es un regalo del fuego —agregó Aoi —Del sol...—corrigió Taiki para mirar a su mujer y sonreír. Aoi sonrió —La llama siempre se mantendrá avivada, pondré hollín debajo de sus ojos para que jamás se apaguen —miró a Taiki —Lo siento, yo... —Está bien; honraremos su pasado — Taiki hablaba con seguridad. —Para preservar su futuro —Aoi agregó para después sonreír ampliamente al escuchar que Taiki no se lo impediría a pesar de sus muy arraigadas creencias. —No habrá fuego más grande que el de sus ojos —La voz de Taiki fue dulce, serena. —No apagues esa mirada... —la voz de Taiki era trémula, cómo una cuerda de koto recién golpeada, una que lentamente distribuía un sonido. Taiki se inclinó después a mirar al zorro — Los zorros... algunos deben ser enviados de Inari; y otros como este han de ser obra de Tamano no Mae... —miró sus manos que se comenzaban a desvanecer y se preguntó internamente el destino de su espíritu... negó para concentrarse nuevamente en el zorro que imitó la mirada de su hijo — Pueden tomar formas que nos confunden, que nos hacen dudar... juegan con nuestra mortalidad. Pero no son Dioses, recuerda eso. Contenido oculto Ya en el siguiente post subimos al barco. Gigi Blanche
Kohaku Ishikawa Santuario → Comercio → Puerto → Iwami Ginzan :D Mi padre me explicó que el bienestar de Amaterasu lo garantizaba la conexión entre Seiryu y el Emperador, también me habló de un sello de sangre de Rengo, y aunque no supe a qué se refería exactamente... El oso se quebró una vez más, su silueta comenzó a desdibujarse, y comprendí que no le quedaba demasiado tiempo. Quizá hubiese sido egoísta de mi parte utilizar estos escasos momentos con él para hacerle tantas preguntas, pero había demasiado que no entendía y... quería obrar bien. De ahora en más, quería conseguir la mayor cantidad de información posible para obrar bien. Hotaru lo había dicho. Incluso las buenas intenciones ejecutadas desde la ignorancia podían ser dañinas. Una nueva imagen apareció ante mis ojos, yo era extremadamente pequeño y permanecía en brazos de mi padre. La voz de madre me removió de pies a cabeza, fue un disparo directo al corazón. No creí... jamás habría creído volver a escucharla. Parpadeé, volviendo a la realidad, y bajé la vista a las manos de mi padre. Se evaporaban. Asentí, despacio, y pensé en sus palabras en su lecho de muerte, en aquello que prometí frente a su tumba. ¿Qué sería de su espíritu ahora? No... no tenía idea. —Gracias, padre —murmuré, mirándolo a los ojos, con una sonrisa genuina—. Lamento... que hayas descubierto tantas cosas ahora, y lamento no poder hacer nada para ayudarte, pero... quiero que sepas que no estoy solo. No me has dejado solo. Hay personas que confían en mí, personas a las que quiero servir, con quienes puedo hablar y aliviar mis preocupaciones. Viví dos años con el corazón congelado, pero ahora... el hielo lentamente se derrite. Siento la calidez en mi pecho. Llevé una mano allí, entre mis costillas, y cerré los ojos un instante. —No estoy solo. No me has dejado solo. Y me aseguraré de sobrevivir, me aseguraré de que nuestro legado no desaparezca. Y un día, cuando todo esto acabe, regresaré a buscarte a Shima, así podrás descansar junto a la mujer que amaste, los hijos que criaste, en la tierra que protegiste. Te llevaré a Nikaho, construiré un altar apropiado, encenderé inciensos y los honraré a todos. —Intenté mantenerme compuesto, pero la voz se me quebró—. A ti, a madre, a Chiasa, Hinata e Itsuki. No podía tocarlo, y de todas formas nuestra relación siempre había sido... distante. Severa. Con la máscara y el oso en cada mano, pegué los brazos a los costados de mi cuerpo e incliné el torso frente a él. En aquel resguardo, lejos de su mirada, vi las lágrimas caer al suelo. —Yo, como hijo, te prometo eso. Me erguí lentamente, tomé mucho aire y le sonreí. Ni siquiera supe cómo fui capaz de hacerlo con el dolor que me estrujaba el corazón. —Intenta descansar, padre. Hasta el día que volvamos a vernos. Otra grieta, profunda, y el oso finalmente se deshizo en mi mano. Con él, la figura frente a mí desapareció. Sorbí por la nariz, recorrí los alrededores con la vista y deparé en el cuerpo del zorro. Hundí los restos del oso en mi bolsillo, regresé la máscara al costado de mi cabeza y me agaché para alzar al yokai. Era muy pesado, sin embargo, y tuve que enganchar las manos bajo sus axilas para arrastrarlo lejos del santuario, dentro del bosque. Busqué, busqué y busqué, siendo incapaz de encontrar una maldita pala, y la frustración se me escapó del cuerpo en un sollozo extraño. Se estaba haciendo tarde, ¿verdad? Tenía que volver al barco. Observé el cuerpo del zorro, junto al tronco de un árbol, y al menos intenté juntar un montón de hojarasca para taparlo. Eso no lo alejaría de los animales y la carroña, pero no podía hacer mucho más. Me arrodillé a su lado, cerré los ojos y recé brevemente por su alma. Intenté no pensar en Tamano no Mae, en sus ojos al momento que se abalanzó sobre mí, ni en que, por su culpa, Matahachi había tenido que disparar su arco. Intenté no pensar en mi padre y en el camino oscuro que había seguido por culpa de su misión. Sentí el cuerpo extraño, frío y vacío al abandonar aquel santuario. Caminé hasta los comercios, conseguí una cesta llena de pescado y la cargué a la espalda. Mientras andaba, me pregunté si debería conseguir ropas nuevas; comenzaba a sentirlas algo cortas. Regresé al puerto, sonreí y no pensé en nada. Nada en absoluto. —Traje la cena —bromeé, dejando la cesta, y entonces oí que miembros del clan Minamoto se habían dirigido a las minas—. ¿De verdad? ¿En qué dirección quedan? Ahora que lo pensaba, la presencia de Murai aquí indicaba que... las negociaciones en Nara habían resultado exitosas, ¿cierto? Recorrí a los presentes con la vista, ubiqué a Matahachi y me acerqué a él. A mitad de camino había comenzado a desanudar la piel de lobo de mi espalda y se la eché sobre los hombros, como había hecho con Rengo en su momento, con cuidado de no ejercer presión sobre el herido. Quería hablar con él, pero ahora mismo prefería no tener que decir nada referido a lo que acababa de ocurrir. —Gracias —murmuré, y le sonreí—. Por si tienes frío. Con todo finalizado, me bajé del barco y me dirigí a las minas. Me hizo algo de gracia ver a Tamura, ¿qué rayos hacía ahí? También estaban Riku y Togashi. Al ver a Yuzuki recordé instantáneamente el agobio que había sentido en Shima, al recibir las noticias de Kioto. Le sonreí a todos, acercándome con calma, y al llegar frente a la chica envolví sus hombros con suavidad en un abrazo respetuoso. Cerré los ojos un instante, respiré y, al devolverle su espacio, la miré con una sonrisa un poquito más amplia. —Me alegra volver a verlos, pero ¿qué hacen en Omori? Contenido oculto el speedrun del siglo fue esto
Yuzuki Minami Iwami Ginzan Hayato se decidió a acompañarme junto a los demás y a Eiji conseguí avergonzarlo lo suficiente para que se limitara a asentir y cumplir con lo encomendado, así que seguimos a Togashi hacia las minas, donde había un grupo de trabajadores y el que los dirigía tuvo la intención de detenernos, algo que no pudo hacer porque... ¿Tamura? Dioses, había que ver nada más, ¿y qué pasaba con esa amenaza de Tsubaki? En fin, que nadie nos pudo decir que nos regresáramos por donde habíamos venido. Suspiré, guardé silencio y esperé por ver cómo se desenvolvía este asunto. Que no debíamos estar aquí porque era robar, que al Emperador no iba a importarle y mucho menos ahora que estaba muerto, vaya, alcé apenas las cejas. El caso fue que nos dejaron entrar, ni modo y minamos en silencio, sabía que al menos Tsubaki y yo debíamos estar pensando en lo que implicaba la muerte del Emperador para Takeda, pues ninguno estaba a su lado, pero tampoco podíamos hacer mucho aquí donde estábamos. Me mantuve a cierta distancia del grupo, donde pude disimular hasta cierto punto la mano faltante, pero me cansé relativamente rápido y pronto dejé el pico a un lado, para tomar aire. Me dediqué a observar a los demás, noté la aparente felicidad de Tamura, las miradas entre Genichi y Masaharu y la preocupación de Tsubaki. Al final todos colaboramos, pero todos estamos pensando en otras cosas, yo luego de ver que no podría hacer mucho estaba buscando el momento para poner a Togashi y Kojiro al día. —Ten cuidado, Hayato —dije hacia el pequeño Sugawara en algún momento que me acerqué a él, todavía dándole vueltas a mis opciones. Seguía en eso cuando otra persona apareció en las minas y abrí un montón los ojos al reconocer a Kohaku, agradeciendo haber mantenido el muñón oculto de la vista hasta ahora. Pobre chico, lo miré como si fuese un fantasma aunque sabía que nos reuniríamos con él según lo dicho en Nara, pero verlo antes de lo anticipado era tanto un alivio como una preocupación. Sonrió para todos, se acercó con la calma que había mostrado casi siempre y no esperé el abrazo, por más respetuoso que fuese. Usé la mano para corresponder el gesto, la afirmé alrededor de él y respiré, tomé muchísimo aire. Era nuestro Kohaku, ese en el que confiábamos, sabía que Takeda habría sentido lo mismo que yo de poder verlo, era una lástima que todos nuestros caminos se hubiesen bifurcado así. —Si te enteraste de Kioto, él está bien. Estamos bien —murmuré antes de que me regresara mi espacio, refiriéndome a Takeda—, y si no lo sabías la respuesta es la misma. Me alegra mucho verte. Cuando me regresó el espacio lo miré, pude sonreírle por fin y le acaricié el brazo con suavidad. —Las negociaciones en Nara, pero Togashi y los demás aparecieron de repente —respondí aunque la sonrisa se me tiñó de algo parecido a la resignación, luego suspiré—. Ven, aprovecharé para contarles a todos. No quisimos hablar en el puerto. Tomé aire, traté de escarbar en mis recuerdos por las partes clave y me posicioné en una suerte de punto intermedio entre todos. Sabía que habrían fracciones donde la memoria iba a fallarme, espesa como la había sentido desde que salimos de Kioto, pero cualquier detalle podría corregirse después. —Nuestro Señor estaba en Nagoya, Ukita y yo pudimos entrar, Ukita salió y yo opté por quedarme, desde allí nos movilizaron y apresaron en Kioto. Tuvimos algunos encuentros... problemáticos, con el mismo Akishino y con Gendo Mori. Iba a llevarse a cabo la boda, esa era la idea, pero al momento de la ceremonia todo se descontroló, pudimos salir al final y también logramos dar con Matsuda, que llevaba ya un período desaparecido. Allí Murai, que apareció con un tercer bando para decir algo, me dejó la llave con que pude salir de las mazmorras para salir de Kioto y con ella el mon de los Cuatro Rombos. Al decirlo recordé que Takano me había colocado el mon en el haori en aquel momento, no lo había quitado desde entonces. >>Una oferta tras otra nos llevaron de Tsu a Nara, donde tres acudimos como portavoces. Una persona se presentó, proponiendo una alianza, los que estábamos presentes nos mostramos recelosos ante la idea, éramos Riku, Kirara y yo. Nos negábamos a colaborar con alguien relacionado a Murai, con un clan relacionado a él, hasta que apareció ofreciendo su vida, dispuesto a que con su ejecución pudiéramos pensar con más claridad. Esta nación... ¿A quién pertenece en verdad y quién posee derechos sobre ella? Quizás ninguno de nosotros, pero todos concordamos en algo y es por eso que somos familia. Tuvimos que aceptar que solo nosotros no podríamos... y aceptamos la alianza, perdonando la vida de la serpiente a pesar del daño que provocó. Ahora mismo está a bordo del barco que nos llevará a las islas Oki, a los que decidimos viajar con él para prepararnos para lo que se avecina. —Respiré con pesadez, miré a Togashi, a Kojiro y a Kohaku. Me había reservado mencionar que el contacto había sido Noishi, el hermano mayor de Takeda, porque recordé que él no decía su nombre—. No les pido que acepten la decisión que tomamos de principio a fin, pero sé que algunos han debido tomar decisiones similares, sin dejar de lado a su familia. Sin dejarnos de lado. Hemos tomado la decisión que necesitábamos para sobrevivir y nos hacemos responsables por ella, esperando que puedan seguir prestándonos su fuerza como hasta ahora. Contenido oculto bro hice un resumen SUPER RESUMIDO Y CONCENTRADO de la cosa, pero para no dejar a Togashi en cero y para no matar a Ko con más información de la que ya recibió el pobre niño cualquier cosa que Riku me haga back-up si me salté algo de vital importancia, yo procedo a morirme
Santuario [Kohaku] Cada palabra, cada movimiento y facción de Kohaku hacia Taiki fueron recibidas con una sonrisa y lágrimas. Hubo tanto tiempo perdido entre ellos debido a la rigidez; pero aquel breve encuentro los había dejado con una calidez con la que se despidieron en un silencio lleno de dolor pero con una ligera brisa que recordaba la serenidad. Taiki levantó la vista, dispuesto a enfrentar lo que debía ahora como un espíritu. —Sigue creciendo... yo estaré observando... No era algo que podía asegurar; pero lo dijo porque lo creía desde lo más profundo de él. Sonrió al ver cómo su hijo había madurado, ya no tenía a un niño frente a él. Kohaku comenzaba a abrir los ojos, y caminaría sin su guía. Aquello lo tranquilizó al saber que sus pasos no fueron siempre los adecuados, verlo caminar fuera de ellos le permitió dar un último suspiro de alivio. Su hijo no estaba solo. Kohaku intentó ocultar al yokai; ahora con los párpados cubriendo aquellos ojos tan parecidos a los de él. Cuando lo cargó para al menos darle un poco de honor a su cuerpo, algo se cayó de sus ropas...Kohaku lo tomó era una simple pincel de cerdas doradas, parecía que nunca había usado con tinturas negras o rojas. Interior del barco [Kohaku; Reijiro; Yume; Inagaki; Matahachi; Rei; Konan] [Shino; Noishi] Yume atendía a Matahachi cuando Kohaku llegó con la cena; algo que fue muy elogiado por Reijiro y Rei quienes le dieron palmadas al hombro. Matahachi no se veía tan mal como en Shima, seguramente por la pronta atención de Yume. Recibió la piel de lobo sin rezongar; pues vaya que tenía frío con el tratamiento que Yume le había administrado, sólo se permitió sonreír para después ser nuevamente atacado con el frío tacto de las manos de Yume y su pieza metálica con punta redonda sobre su hombro. Iwami Ginzan [Yuzuki; Riku; Hayato; Togashi; Kojiro; Tamura; Tsubaki; Genichi; Masaharu; Kohaku] Al llegar a la mina, Kohaku no tuvo obstáculos. Tamura lo saludó con alegría mientras se limpiaba el sudor del trabajo. Hayato parecía estar disfrutando la minería a un lado de Yuzuki y casi todos pararon para escuchar las palabras de Yuzuki, Tsubaki afirmó ante aquella información —Se han iniciado los movimientos y se cree que el primer encuentro será en Ibaraki —agregó hacia Kohaku. Tsubaki y él se conocían muy poco; pero Takeda lo había estado manteniendo al tanto, y conocía un poco de la misión de Kohaku puesto que Takeda le encomendó protegerlo a él y a los que viajaban a las islas —Al parecer que estés aquí también era parte del plan de los Taira —dijo calmado mientras seguía extrajendo materíal de las rocas a su lado —Murai mencionó que les encargó un tal Hoshi tu seguridad hacia las islas para que te reúnas con Rengo, entonces eso significaría que el tal Matahachi y Rei se encuentran en puerto, junto a la Emperatriz —dijo mirando hacia Tamura. —Entonces si sabías toda esa información ¿Por qué me andabas amenazando con sacarme la tripas por no decirte nada? —dijo Tamura entre risas —No porque aparezcas diciendo que eres un Sugita te voy a soltar información. Tu cara no me era familiar así que no diría nada —volvió a reírse —menos mal llegaron; creo que nos hubiéramos matado si no intervenían. Kojiro los miró intrigado; después mostró lo obtenido a Togashi —Yo no veo a tu... amigo por acá —dijo entre susurros —Creo que debemos acompañar a los demás, me preocupa que suban con desconocidos, si los acompañamos al menos seremos más si algo se torna hostil. Además, después podremos regresar; creo que tu amigo... no ha llegado, o lo habríamos sabido. Contenido oculto Bruno TDF Zireael Monpoke Todos los materiales los subiré al inventario de Togashi; gracias por su noble esfuerzo minando. Fichas actualizadas Togashi= Hierro: 10 Cromo: 10 Carbono= 5 Plata= 15 Oro= 5 Jade= 5 Yuzu= Carbono: 5 Riku= Hierro: 10 Hayato= Plata: 10 Kojiro= Jade: 5 Tsubaki= Oro: 10 Tamura= Plata: 5 Genichi= Oro: 5 Masaharu= Jade: 5 Kohaku= Cromo: 5 Puerto [Yuzuki; Riku; Hayato; Togashi; Kojiro; Tamura; Tsubaki; Genichi; Masaharu; Kohaku; Eiji] Volvieron al puerto dónde se encontraron con Eiji cargando barriles y cajas al barco. Le explicaron que también abordarían cuatro hombres más, esto no le pareció mal, el barco era suficientemente grande. —¿Quieres que amarremos tu barco? No me hago responsable si se deshace en el camino —preguntó Eiji a Kojiro. —¿Acaso tienes miedo que el tuyo se hunda y tengamos que recurrir al mío?— se burló Kojiro. —Bueno, entonces déjalo amarrado a puerto; seguro cuando regreses será madera cagada por gaviotas— culminó Eiji subiendo a su navío. Kojiro mencionó a Togashi que sería mejor amarrar el barco para no dejarlo a merced del robo discriminado. Nadie se robaría ese barco; pero Kojiro si lo creía. Con la ayuda de Masaharu y Genichi lo amarraron al exterior del barco de Eiji, el cual era al menos veinte veces más grande, podían haberlo subido a bordo pero Eiji no lo permitió. Todos ayudaron a subir las diversas compras tanto de Eiji como de Tamura; eran demasiadas, una buena dotación de comida; instrumentos; ingredientes y diversos objetos que harían su estancia en las islas Oki mucho más placenteras. Continúa en Viajes por el mar