Aichi Nagoya

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 6 Septiembre 2020.

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    Slam

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    Ginko Harutomo

    Cuando el demonio hizo acto de presencia, su sangre pareció helarse y su cuerpo petrificarse del asombro. No podía asegurar que fuera el verdadero Mara, pero ya había visto suficientes cosas sobrenaturales como para dar su voto de confianza. Además, el enemigo portaba la espada maldita y ésta era inconfundible para alguien que alguna vez la había sostenido, más allá de lo breve del contacto. La experiencia había sido igual intensa y horrorosa, tanto como el demonio que ahora se erguía frente a él.

    Por suerte, Takeda logró jalarlo para que reaccionara del transe que lo tenía boquiabierto, pensando aún en las palabras de quienes le advirtieron que no se metiera con aquello que escapaba de su entendimiento.

    Una vez afuera, el lugar se incendió y colapsó, pero de su interior salieron Sora y Kato, por lo que Ginko se apresuró a preguntar por Shi —¿Y la espada? ¿Lograron lidiar con ella?

    Gracias ame por sacarme al pj, no llegué a contestar a tiempo esta vez :s
     
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    Amelie

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    Afuera del Castillo
    [Kato; Sora; Sachi; Kuroki; Ginko; Takeda; Tsubaki; Benkei; Kawa; Shiori]

    Sora se enfocó en curar las heridas de los presentes; parecía que su cabeza le dolía pero no le dio demasiada importancia; Kato permanecía de pie, aun ciego.

    Ginko se acercó a Sora y preguntó por shi; ella lo miró —Está conmigo ahora —dijo con preocupación. Tanto ella como Kato y Ginko sabían lo que era la influencia de esa arma en la mente.

    —Tú y yo regresaremos a Kamakura —alegó Kato ante Sora. Ella asintió, no sabían que más hacer.

    Takeda; Tsubaki; Benkei y Kawa escucharon atentamente a Kuroki.

    —Yo iré contigo; Kuroki —dijo con seguridad Benkei uniéndose a la voz de Shiori quién también mencionó que lo acompañaría. Kawa se mantenía confundida, no sabía si aquello era adecuado; pero al escuchar a Benkei decidió acercarse a ambos.

    —Yo también iré —dijo con voz baja; y se notó el por qué de su incomodidad cuando su mirada se desvió a Sora, quién cargaba a shi.

    —Yo más que nadie entiendo el por qué tu apellido mueve tus acciones —la voz de Takeda se levantó con seguridad — Pero nuestro mayor temor es aquella espada —dijo también mirando a Sora con preocupación —Debemos encontrar un sitio para esa arma... — trató de contener su emocionalidad —Natsu fue el primero en caer siguiendo eso... debemos ayudar en la misión de Kohaku entendiendo como detener a Mara.

    Con aquellas palabras; Kawa miró al suelo. Él era Takeda; y ella había sido un arma para el plan de matar a su madre.

    —Kuroki —continuó Takeda — No creo que sea seguro ir a esa nueva misión que te has impuesto; no quiero que vuelva a suceder lo mismo de Natsu o Mao —Takeda tragó saliva, aun le costaba trabajo pronunciar aquellos nombres —El camino sin un objetivo claro puede nublar tu pensamiento; pero no cometeré el mismo error, no irás solo.

    —Acabarás al igual que tu padre— interrumpió Tsubaki interponiéndose entre Kuroki y Takeda — Buscar algo sin saber que es lo que encontrarás, ese es el camino de los incautos— dijo lo mismo que Takeda pero sin sutileza alguna —Y no dejaré que involucres a nuestro líder en esas patrañas.

    —Tsubaki...— dijo Takeda con calma, colocando su mano al hombro de su amigo.

    Tsubaki se giró ante Takeda —Todos aquí ignoran que usted... —bajó la mirada y antes de que Takeda pudiera contestar volvió a hablar —Usted tiene un deber en Kioto; una boda que desmentir, pueblos que defender. Una falsa boda que irrumpir.

    —Tsubaki, esa arma puede causar más daños que...— Antes de que Takeda pudiera terminar su oración; sintió como unos brazos lo aprisionaban, y un olor familiar lo obligó a sonreír.

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    Shinrin había logrado irrumpir hacia el grupo; esta vez lo había logrado encontrar con facilidad, esta vez, Takeda le había dado lo necesario para que ella siempre pudiera encontrarlo.

    —Lo he logrado —mencionó Shinrin interrumpiendo lo que sucedía entre el resto de los presentes. Shinrin se separó de Takeda y miró al horizonte. Allí se encontraba Oboro y a su lado había una silueta que conocían.

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    Rengo escuchaba el viento recorrer su cabello suelto mientras miraba al cielo. Sabía perfectamente quienes estaban frente a él, y sin embargo, el fuego era lo que entretenía la mirada del joven. Su ropa estaba sucia, y al igual que Shinrin y Oboro, se notaba cansado.

    —El fuego, el agua y los gobiernos no conocen la misericordia...—Dijo Rengo; una frase que parecía estar repitiendo de alguien más.

    Oboro lo miró sorprendida; no por la frase pronunciada, sino porque esas habían sido sus primeras palabras en todo el viaje.

    Se me olvidó etiquetarlos! ya no les llegará la alerta pero espero vean el tema
    Slam Gigavehl madarauchiha
     
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    Ginko Harutomo

    —Permítanme volver con ustedes a Kamakura— se dirigió a Kato y Sora —Si hay algo en lo que pueda ser de ayuda para destruir o sellar la espada de alguna manera, no duden en pedírmeloademás, así no fuera de ayuda, asistir al proceso de neutralización de la espada lo dejaría tranquilo a nivel personal.

    Luego Takeda discutió con los demás respecto a si debía continuar con la misión de neutralizar a Shi o atender de inmediato sus obligaciones como líder Minamoto. Ginko prefería que no se siguiera arriesgando con todo este tema de Mara y la espada maldita, pero decidió reservarse su opinión; no era quién para decir a Takeda Minamoto lo que debía hacer. De hecho, era al revés y Takeda había sido en ocasiones quien acertaba precisos consejos para el médico Harutomo.

    Finalmente, con la llegada de Rengo y los demás, esas cavilaciones se vieron interrumpidas y el Asakura permaneció en silencio al lado de Kato y Sora.
     
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    Kuroki Fusatada

    Miré a Ginko cuando decidió preguntar otra cosa clave, Shi, honestamente no había preguntado porque sentía no era un buen momento teniendo en cuenta mi propia tribulación, pero Sora se dedicó a responder que era ella quien la portaba, a la par que atendía las heridas del resto.

    Suspiré, aún aturdido por todo, cuando acabó conmigo, tomé con cuidado su hombro, buscando que me mirase.
    —Sé fuerte, por favor... Gracias por todo, Sora—. Comenté, sonriéndole, para después dejarla seguir a lo suyo, jamás había tenido a Shi en mis manos y aun así, no me quería imaginar la severidad de carga que era portarlo...

    Como intuí, Kato y Sora volverían a Kamakura, yo habría hecho lo mismo, la verdad, el problema era sellar la katana... Sin Rengo o alguien quien pudiese hacerlo adecuadamente, sería muy difícil...

    Pronto, al pasar todo mi discurso, miré a Shiori, a quién le sonreí cansado, estaba más que nunca lleno de vendajes... el último combate había sido atronador en todo sentido.
    —Gracias, amiga mía—. Comenté profundamente agradecido, para ver y escuchar a Benkei, reverenciándole un momento, agradecido por su firmeza, pese que en el fondo me dolía por el asunto de tener que dejar Nagoya así...
    Sin embargo, mi hermana se veía muy preocupada, al escuchar a Benkei lo secundó, reverenciándole agradecido también, aunque entendía su miedo...

    Pronto, fue otra voz la que decidió hablar más a detalle, y ese, por supuesto era Takeda, diciendo entender el por qué mi apellido movían mis acciones, y todo lo que decía era muy acertado, tanto por mis razones como lo que se veía era una muy mala idea...
    Lo dejé expresarse, escuchando con atención y aun dudando si debía insistir... Sin embargo, me sorprendió escuchar que iría conmigo, pero Tsubaki lo detuvo, interponiéndose para encararme y decirme sin filtro lo mismo, por lo que suspiré triste.
    —Bueno... mi padre pudo decirme muchas cosas... y sin embargo, su silencio, su secretismo me están llevando a una trampa, ¿no es así? No sé si eso de igual manera me convierta en alguien incauto—. Respondí, tranquilo pese a todo, después de todo, si me hallaba así, ahora, era porque nunca se atrevieron a decirme la verdad de los Fusatada.

    Tal vez era incluso algo cruel de mi parte, pero era la verdad, y sabiendo lo que pasaba, el hecho que hubiese querido usar nuestra promesa pues no dejaba de calar a su modo, y aun así, se lo perdoné, pues era igualmente cruel darle la espalda cuando evidentemente estaba desesperado...

    —Aun así, no quiero obligar a nadie, tampoco quiero que arriesguen demasiado por mí, no sería justo, en efecto—. Afirmé en lo último, antes de ver lo de la boda...

    No evité pensar no solo en Rengo, si no en lo que había visto hace tiempo lo que me hizo conocer todo eso... Sin embargo, cuando Takeda iba a decir que Shi sería más peligroso, alguien más vino de sorpresa, y no evité mostrar lo mismo.

    ¿Shinrin?

    No solo eso, si no que al voltear al horizonte, además de presentarse una mujer que no pude reconocer, la otra figura sí que lo hizo de sobra, y una puñalada me asoló... ahí estaba...

    Rengo...

    Gemí, mientras de nuevo me venía el impulso de llorar, pero pude contenerme pese que una lágrima se me escapó, desvié la mirada de él y llevé mi mano derecha a la altura del labio superior, siendo tocado por el dedo indice casi cerrando la mano en un puño.

    De todo, jamás creí verlo ahora mismo, en este contexto...

    Mucho menos, sintiéndome tan... mal.

    Simplemente me sentía muy mal.


    Cerré los ojos mientras suspiraba con dificultad, y me secaba las lágrimas, menudo día tan cargado estaba siendo, sin dudas...

    Miré un instante a Kawa, por nada en específico en realidad, si no por recordar la promesa que nos habíamos hecho involuntariamente, incluyendo al mismo Shiryu y Kibo... Luego miré hacia las llamas un momento, recordando el infierno en mi hogar, para acabar viendo al mismo Rengo, quien terminó por decir algo que no alcancé a oír, pero fue algo que hizo a la mujer observarlo sorprendida.

    Solté otro suspiro antes de, simplemente, sentarme en el suelo un momento mientras bajaba la mirada... Me quedé así, unos instantes, bueno, ahora tenía las dos cosas que más me impactaban... Kawa y la verdad, así como ver a Rengo de vuelta y con bien.

    Que patético era yo sin saber siquiera qué hacer ahora...

    Pronto fruncí un momento el ceño, ¿Era yo, o Rengo estaba expresándose bastante? Volví a mirarlo, si, definitivamente se veía muy expresivo, no era la mirada de Kato...

    ¿Qué había pasado?

    Di otro suspiro más, antes de optar por levantarme de nuevo, mientras miraba a Tsubaki.
    —No pienses que tus palabras me han golpeado bajo... Ya casi no me queda nada, y aun así, sé que no está bien lo que hago, sin embargo... Takeda sabe perfectamente la lealtad que le tengo al Clan, ya lo he demostrado. La información es poder, por ello me muestro tan dispuesto a correr el riesgo—. Dije, antes de ver al resto.

    >>Ya vengo—. Finalicé, escuchando a Ginko decir que iría con Kato, a lo que, al ver que no haría algo más, decidí simplemente caminar, con inseguridad y culpa hacia las dos figuras restantes.

    Sentí que había tardado una eternidad, y aun así, estaba igual de bloqueado como antes, sin embargo, saludé brevemente a la mujer, para mirar a Rengo, contemplando las llamas.

    Me quedé ahí, unos segundos, unos que se me hicieron muy incómodos, simplemente me le quedé mirando, hasta podría parecer que anhelaba hacerle algo, cuando no era la intención, simplemente, estaba bloqueado, pues las visiones de Kamakura me asolaron antes de tener que ir a Yamato, y después de tragar saliva, por fin hablé:
    —Hola, Rengo... Cuánto tiempo—. Inicié, con cierta voz temerosa, no era miedo de él, era más bien vergüenza.

    Cerré los ojos un instante.
    —Antes que nada... te debo una disculpa. —iba a decirle amigo, pero... me contuve—. Yo te metí en todo esto... perdóname—. Dije, con seriedad, inconscientemente, había repetido justo sus palabras para conmigo, en lo referente a la primera muerte de Kyogi.

    Recordé los días previos a todo ello, y suspiré desolado, por los dioses, me desmayaría a este paso.
    Al final abrí los ojos, y lo miré directamente.
    —Me alegra ver que estás bien, de corazón, me había asustado mucho verte como lo hiciste ese día. Te debo tanto, Rengo—. Añadí, para bajar la mirada ligeramente.
    >>Y... bueno, no quiero ser pesado. Pero también te debo otra disculpa, y es por lo de... Kamakura y ese lugar. Nunca debí sacar el látigo, yo... solo quería hacer lo que tanto me determiné a hacer desde que abandoné mi desolado hogar... demostrar que muchas cosas podían cambiarse a base de la firmeza de las acciones para tragisversarlos... Así como podías redimir a una persona, quería hacer lo mismo con los objetos. Pero, bueno... el karma me pagó donde me viste con los demás...—. Añadí, y si bien estaba ignorante que el verdadero responsable que Rengo hubiese acabado donde estuvo fue por Hideyoshi, yo sentía que por nuestra captura, él había ido a rescatarnos.

    >>Sabes... Desde entonces, en Kamakura, irónicamente me sentía más perdido que nunca, quiero decir, todo había acabado bien en cierto grado, aún habían muchas cosas que hacer y... sin embargo, nunca pude dar lo que hizo falta para que todo fuese a mejor puerto. Al contrario, siento que solo lo estropeé todo a su modo... y tuve que acabar de madurar por las malas. —luego de eso, miré hacia el Castillo en llamas.

    >>No soy elegido de nadie, y aun así, pude entender cómo te sentías, pues yo también siento que lo que toco o intento hacer... solo lo estropeo, es increíble que siga con vida. —y suspiré, para verlo directamente de nuevo, percibí la ausencia de su listón rojo... ¿Qué le había sucedido? A él nunca le agradó tener el pelo suelto.

    —... Ren, estoy por tomar una misión personal muy complicada y... bueno, no quería partir sin antes decir todo esto, tal vez no hacía falta, pero no quería quedarme con la carga y... bueno, aceptar que fui un idiota, parece que volví a caerme de las rocas para acabar encima tuyo—. Bromeé un instante, referente a lo de Chiryu, riendo de la misma manera, pero pronto desistí.

    —Espero tan solo... bueno—. Añadí, pero no supe cómo acabar la frase, quería darle a entender de darnos otra oportunidad, porque la realidad es que sentía que parte de culpa tenía y... simplemente, todo por... solo... querer mantener mi convicción viva.

    —Espero verte pronto—. Finalicé, para después dar media vuelta y mantenerme ahí unos momentos, tal vez estaba siendo dramático pero, bueno... si al final tomaba el viaje, quien sabe si sería el último lugar al que iría... seamos honestos, tenía un mal presentimiento, pero a base de teorías nunca podría saber si en verdad mereció o no la pena.

    Al final, hice ademán de regresar.
     
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    Amelie

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    Afuera del Castillo
    [Kato; Sora; Sachi; Kuroki; Ginko; Takeda; Tsubaki; Benkei; Kawa; Shiori]

    Sora escuchó a Kuroki y le dedicó una leve sonrisa, se notaba cansada; después miró a Ginko mientras Kuroki dirigía su atención a Shiori; Ginko podía notar en ella un mareo, sus ojos entrenados a las aflicciones físicas podían notarlo fácilmente, Sora no se encontraba bien; pero tampoco parecía estar a punto de caer desmayada —Joven Harutomo —respondió Sora —Toda la ayuda que se nos pueda otorgar será apreciada. No creo que nadie sepa lidiar con esto, aunque tal vez... —levantó la vista hacia dónde se encontraba Rengo.

    Tsubaki aun escuchaba a Kuroki con una expresión severa; pero Takeda afirmó ante Tsubaki —Sé de la lealtad de Kuroki; tendré que confiar en que está haciendo lo correcto para su camino; y volverá a nosotros con respuestas —dijo tranquilizando a Tsubaki pues insinuaba que Takeda no acompañaría a Kuroki. Fue allí dónde Kuroki se dirigió hacia dónde estaba Rengo.

    —Pueden contar con que protegeré a Kuroki; si es necesario con mi vida misma —mencionó Benkei a Takeda y Tsubaki mientras Kawa lo observaba temerosa.

    Mientras tanto, Rengo bajaba su mirada cuando escuchó la voz de Kuroki. Lo observó atento, mientras le pedía una disculpa; Rengo se notó incómodo al instante, allí estaban sus sentimientos nuevamente. Pero su incomodidad incrementó cuando habló del látigo; pero no lo detuvo, debía oírlo.

    —No eres el elegido de ningún Dios; pero eres elegido por todos los que te rodean, eso debería bastarte, siempre. Las personas confían en ti simplemente por lo que eres, te concentras demasiado en pensar en aquellos pocos que te desprecian; en mis padres, por ejemplo. Pero ellos desprecian todo, supongo —habló con cierta inocencia, y también bromeó ligeramente, intentando romper la tensión; pero no por ello dejaba de ser un tema serio, y se notaba en su voz.

    —No debes disculparte por meterme en líos, he vivido en ellos toda mi vida. No debes disculparte por lo del látigo, entiendo por qué lo hiciste, no lo apruebo, y me dolió —dijo llevando su mano a su hombro, sobándolo ligeramente —pero aquello era un recuerdo, olvidaría mi miedo y te perdonaría. Eventualmente.

    Bajó sus brazos y dejó escapar un suspiro pesado —Soy demasiado cobarde para afrontar muchas cosas, no me gusta el confrontamiento, lo sabes — dijo para por fin tomarlo del hombro y acercarse a su oído — Puedo perdonarte todo lo que has dicho; pero de ti sólo esperaba una disculpa, una que no llegó—soltó el hombro de Kuroki —Me separaste de Natsu.

    La voz de Rengo por primera vez sonaba distinta, no era graciosa, no era temerosa; era severa, una inflexión que jamás había tenido.

    Kuroki había separado a Rengo de Natsu; Mara se lo había confirmado.​

    —No te culpo de su muerte; esa no es tu carga —Avanzó junto a él y siguió avanzando — Como siempre, alguien decidió lo que era mejor para mi —se giró hacia él, mirándolo directamente, le escurrían algunas lágrimas —Soy un cobarde, lloro por todo; pero soy capaz de decidir por mí mismo; no necesito que tomen las decisiones por mi, al menos... —limpió sus lágrimas —al menos podrías haberme consultado —miró su mano, allí la cicatriz de su pacto con Kuroki — Yo lo hice...—dijo en voz baja, haciendo referencia al pacto; él le había preguntado a Kuroki y él había aceptado —Yo... yo podría someter a cualquiera si quisiera —Rengo miró a Kuroki, en su voz escuchó rencor — Es muy sencillo someterlos... —Rengo negó.

    —Es sencillo someterme —Corrigió —En Koga pudieron hacerlo y no lo hicieron. Me alimentaron y cuidaron de mi; a pesar de mis negativas, a pesar de mis palabras y acciones. Y ellos me dejaron decidir —cerró los ojos, haciendo un espejo a cómo Kuroki había iniciado su conversación — Por eso estoy aquí. Porque alguien me dejó decidir. Porque alguien ha confiado ciegamente en mi.

    Rengo abrió los ojos —Y no voy a fallar a esa confianza —Hizo una reverencia ligera ante Kuroki, un acto muy formal para alguien como Rengo —Prometo que no busco el mal, no podría ser capaz de dañar a las personas que amo — Rengo volvió a erguirse — Y sé que demostrándoselos, podrán aprender a confiar en mi. Porque les mostraré a un Rengo digno de confianza. Uno que ha dejado de huir —miró hacia Kato — E iniciaré con uno de mis mayores temores.


     
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    Kuroki Fusatada

    Sabiendo que Takeda me conocía perfectamente en mi lado leal, pude estar un poco más tranquilo al respecto, y sí, era un poco, porque mi mayor carga de todas estaba aún pendiente, y ese era Rengo.

    No había alcanzado a escuchar las palabras de Benkei porque ya me había alejado para entonces, pero de seguro habría actuado temeroso, no por él, sino porque de repente parecía que era un especie de pieza crucial para todo esto.

    De cualquier modo, Rengo no dudó en voltearme a ver cuando le hablé, cosa que me consoló en cierto grado, pude ver sus reacciones, sus sentimientos, e, irónicamente, eso hacía un poco más sencillo las cosas, porque podría resentir la honestidad, la culpa y el peso de lo que había hecho.

    Yo sabía que no estaba solo en esto, sabía perfectamente que tenía no solo aliados, si no verdaderos amigos. Sabía que algunos entendían la importancia que ya tenía encima y yo no era capaz de darme cuenta por completo, y aun así, había una fuerte razón por la que no terminaba de fiarme, nunca... una que el mismo Rengo me haría terminar de entender.

    Reí un instante por la broma de vuelta, sin haber podido evitar que una lágrima se me escapase, no era por la broma, si no la esencia... había... extrañado tanto una interacción tan sencilla como esa.

    Opinó acerca del látigo, y era algo que me dolía bastante decirlo, y aunque entendía por qué le dolía, también me consolaba un poco saber que, tarde o temprano, lo dejaría pasar, y entendía el porqué había hecho lo que hice. ¿Entonces qué era? ¿Aún podía llamarlo amigo? No es que desconfiara o yo terminase la amistad, era el simple hecho de haber visto el resultado de todo el asunto... Pero como él, callé, era lo mejor, era lo correcto. Solo callar y escuchar, con respeto y en silencio.

    Por mi parte me masajeé por mero reflejo el recuerdo de la flecha de Matahachi, aunque no dije ni hice nadamas al respecto.

    Y... sí, por esto es que también no me gustaba confesarle cosas, no por desconfianza, sino porque sabía que Rengo odiaba profundamente las confrontaciones, llámalo cobardía o simple miedo, pero era verdad, aunque... viendo las consecuencias de la falta de comunicación y cómo estuve a un hilo de morir o acabar peor, sentía que... simplemente, era necesario, especialmente si estaba por entrar a la boca del lobo, por así decir.

    Rengo se me acercó, por lo que lo miré, y me tocó el hombro, no me resistí en lo absoluto, pero si me confundió que se acercase a mi oído, y mi corazón empezó a palpitar más rápido, pues el tono de voz repentinamente había cambiado a una seriedad... anormal para alguien como él, ¿una disculpa de mi parte? ¿Una que nunca llegó?

    Genuinamente no entendía muy bien, pero pronto la respuesta vino, y me dejó helado en mi lugar.

    "Me separaste de Natsu"

    La voz se me entrecortó, y no supe qué decir, porque me había tomado completamente desprevenido, intenté recordar a velocidad, buscar el fallo o en qué momento había tomado esa determinación, porque genuinamente esperaba que Natsu llegase a las mismas cuevas en Tsu... ¿Debí haber vuelto? ¿Debí haberme quedado cuando Kyogi se había aparecido? Pero...

    No hubo más tiempo, solo empecé a avanzar por mero reflejo, profundamente descolocado, y me impresionó ver que Rengo decidía avanzar a mi lado, agradecía el momento de privacidad que el resto nos había dado, pues ahora más que nunca lo necesitaba.

    Al menos... Rengo reconocía que su muerte no era una carga que me correspondía, y de nuevo intenté pensar el porqué, y ahora era yo el que no sabía cómo reaccionar, Rengo se frenó, y volteó a verme, por lo que correspondí, lágrimas ya corrían por su rostro y solo sentía que me atravesaban el pecho, también sentí el impulso de llorar, aunque me contuve, no por mi determinación desde Ibaraki, sino porque no quería despegar mi vista de sus ojos, debía confrontarlo, debía afrontar las consecuencias.

    Me mantuve en silencio, no me moví, no dije nada, no hice nada. Solo le puse toda la atención, y llegó a una parte que tenía toda la razón... debí haberlo consultado con él, era lo menos que podía hacer, sabiendo que me consideraba como un amigo y confió ciegamente en mí cuando incluso yo le había dicho que Kyogi buscaba matarme, anteponiendo su confianza a las palabras de su propia madre, aunque en esos momentos no lo sabía...

    Miré mi mano cicatrizada, allí donde desde la primera visita a Kamakura me lo había hecho, donde hicimos el pacto de sangre ahora rota. Volví la vista, serio y en silencio hacia Rengo, aunque sin abandonar una expresión de profunda culpa y tristeza. Y, aunque en cierto grado sus palabras de someter me hicieron sentir escalofríos, sumado al cierto rencor que lo había expresado, pronto se corrigió, aunque tampoco lo culpaba por expresarse así.

    Mencionó después muy por encima lo que hicieron con él en Koga... Lo que me hizo ahora sentido algo que había recibido de información hace mucho tiempo, pero no dije nada tampoco, mencionó que los que lo dejaron, lo cuidaron, alimentaron y hasta le dejaron el poder de decidir, uno sobre todo confió tanto en él que por ello estaba ahí, lo que me hizo bajar ligeramente la mirada, soltando al fin las lágrimas, pero tampoco dije nada, al menos no aún.

    Fue su breve reverencia lo que me tomó desprevenido, era algo que jamás le había visto hacer antes, pero tampoco lo detuve, me prometió que no buscaba hacer el mal, que no sería capaz de hacerle daño a las personas que amaba, y se irguió, para dejarme en claro que al fin, demostraría que sería el Rengo digno de confianza, y que haría lo imposible por alcanzarlo, mirando hacia allá, no tuve que voltear para entenderlo... Se refería a Kato, y entendía porqué decía que era lo más dificil de todo.

    Y con ello, pareció ser todo, no le quité la mirada de encima, mientras ahora yo me limpiaba las lágrimas, ambos, a su manera, estábamos haciendo un espejo de nuestras reacciones, a lo que me hizo suspirar pesado, por mera tristeza, en realidad.

    Una vez terminé, relajé mi postura y miré a Rengo, quería decir tantas cosas, pero a la vez entendía todo... y ahora tenía el panorama claro, la carga que tanto recaía era por lo de Natsu, y aunque no entendía del todo en qué momento lo separé de una forma tan explícita, tampoco quise indagar, porque no tenía las energías de discutirlo, y porque al final de cuentas había otra cosa que lo frenaba, y es que había estado decidiendo por él; era cierto.

    Y al final de cuentas... no era justo.

    —Yo jamás puse en duda que le quisieras hacer algún daño a los tuyos, Rengo. —inicié, por fin, mirándolo—. Lo supe desde el pacto, desde que me contaste la historia de tu vida. Siempre supe que no eras alguien malo, ni que buscabas hacer daño adrede, tal vez lo de Hana fué distinto, pero tú mismo me lo dijiste, fue indirecto, a pesar que sabes que no eres inocente del todo. —asentí, bajando ligeramente los párpados de tristeza.

    >>Incluso tal vez ya sea tarde, no lo negaré... tarde a admitir lo que te hice con Natsu. Solo... quiero decir en mi defensa que estaba demasiado perdido, Kyogi me había descolocado demasiado y todo lo que devino hasta que llegamos aquí, no tuve ni la menor idea de lo que hacía, incluso... en cierto grado, escapamos de nuestra realidad hasta que... bueno, nevó—. Continué, serio, aunque la voz me flaqueaba en instantes, no es que no quisiera mostrarme débil, era simplemente que anhelaba demostrarle que no quería ocultar nada, nunca fue mi intención, quería decirle muchas cosas, porque debía ser así, por eso había relatado mi historia también, tarde, sí, pero lo hice porque así confiaba tanto en Rengo, pero había cometido otro error, y ese fue posponerlo, por la sencilla razón de respetar lo frágil que era ante una confrontación, y simplemente... no quería incomodarlo, no más, de lo que de por sí estábamos esos días.

    Me llevé una mano al pecho, acariciando el haori negro, decorado por las hermanas de Yuzuki, recordé aquellos dos días aquí mismo en Nagoya, la broma que le había hecho al propio Rengo y a Kibo, y volví a llorar con cierto ímpetu, porque, a diferencia suya, para mí eran recuerdos felices, pero ahora se tornaban tristes y dolorosos, ya que, a pesar de todo, de verdad creí que Natsu nos alcanzaría, no sabía que Kibo era el causante del corte de comunicación, no sabía que Natsu llegaría pronto a las cuevas de Tsu, no sabía que Itami moriría, no sabía que Misato pensaría que era parte de algo oscuro... no sabía nada, estaba desesperado, y demasiado.

    Simplemente... estaba superado a un grado horriblemente brutal.


    Apreté mi agarre en el haori, antes de volver la vista a Rengo, tal vez no entendería el gesto y no era mi intención, realmente había sido un reflejo. Y debía controlarme, aunque sentía que este estaba siendo, irónicamente, el duelo más duro de todos...

    —Perdóname, Rengo. Te debo, efectivamente, una disculpa por todo eso... Literalmente me viste, no sabía qué hacer, no sabía lo que pasaba... Incluso todos estaban muy molestos conmigo con justa razón, y... por una vez me sentí tan... sólo... Sólo y rodeado de tanto que, me quebré, simplemente me quebré, Rengo. Y sin querer pasé a dañarte de un modo horrible, de un modo del que ni siquiera me di cuenta... Vivo ahora gracias a él, a Natsu. Y no fui capaz de corresponder como merecía, como también le he fallado a muchos otros, como a mi padre—. Sollocé, para llevarme una mano a la boca y cerrar los ojos, un par de lágrimas cayeron y me limpié, para hacer el esfuerzo de ver al chico de nuevo.

    >>No digo esto para excusarme, porque lo que no se puede perdonar también es eso mismo... que decidí por ti, ¿qué clase de amigo es alguien quien decide por ti? De qué sirve que no busque nada de ti, no necesite nada si... sometía tu voluntad. Eso es completamente verdad, y eso si no merece ningún perdón. —asentí, con un pesar que no había expresado, solo equiparándose al asesinato de mi padre... ahora veía que este era el mayor problema de todos, y el porqué siempre me sentía incompleto. Le había fallado a mi principal objetivo a ayudar y demostrar mis acciones, y por ello... había costado todo lo que había costado.

    >>Entiendo que sientas rencor, entiendo que lo digas tan fríamente... entiendo, que tal vez no hacía falta decir lo que dije, pero no quiero ocultarte ya nada, Rengo, lo mereces, si en teoría somos amigos, es lo que debí haber hecho hace tanto... y fallé. Solo... Te pido perdón, y lo repetiré las veces que haga falta. Yo-
    Y solté un quejido, de nuevo me trababa y no sabía cómo acabar. Tampoco había mucho qué decir al respecto... ¿No?

    —No soy un santo, Rengo. Esta guerra me ha cambiado demasiado, nos ha cambiado, —corregí—, me ha hecho ver cosas horribles, me ha hecho perder incalculables amistades y cosas, me ha hecho ver lo cruel que pueden ser las personas, e incluso uno mismo sin que se dé cuenta a veces... Pero también me ha hecho ver que no hay peor error que no hablar, no sincerarse y no ser comunicativo. Me hizo ver incluso lo cruel que fui, tal vez incluso lo hipócrita, y no lo niego, porque no fui capaz de confiar en Natsu lo que él sí pudo hacerlo en mí a pesar de todo... Y será una carga que llevaré incluso hasta la tumba, será algo que jamás podré quitarme de encima—. Continué, temblando ligeramente del agotamiento y del dolor, solo... quería que viera que estaba arrepentido, y mucho, y que no negaba la culpa.

    —Sé lo tanto que te incomoda este tipo de cosas, y por ello nunca vi la oportunidad de sincerarme y disculparme, yo también era un cobarde, Rengo. Era un niño que hasta se quedó día y noche en su aldea natal, hecha ruinas y cenizas pensando que, si salía, acabaría muerto de inmediato, sin mi padre, sin Shiori... Todo era tan difícil. Me puse una máscara en forma de energía y optimismo, una que fingía una determinación férrea y al final de cuentas, una alegría que cualquier niño de nuestra edad aún puede expresar, porque en el fondo era mi forma de huir de mi realidad, del verdadero peso... estaba huyendo de mi propia sombra, cuando no entendía que la misma nunca deja de estar con nosotros, todos somos luz y oscuridad, todos tenemos un lado benevolente y maligno, y rechazar una parte u otra, solo nos autodestruirá; antes que empiece a destruir al resto... Y lamentablemente, tanto quise aferrarme, tanto quise mantener esa máscara que... no solo cuando cayó se rompió en pedazos, si no que pasó a dañarte, de un modo que genuinamente creí te había perdido para siempre, cuando no debió ser así...—. Relaté, sollozante en cierto grado.

    >>Por eso es que aún hoy en día estoy tan arrepentido, s-si tan solo hubiese sido más paciente, y haberme detenido a tiempo a ver esas fallas, haberlo entendido. Pudo haber sido distinto... Pude haberle dado a los Minamoto una imagen más correcta desde el primer día, pude haber ayudado a más personas, tal vez... hasta pude haber salvado a mi padre y enterarme antes de la verdad de mi propio clan. Pudimos habernos ahorrado tantas cosas, y por mi parte haber logrado entender a Natsu y... tal vez, ayudarlo. Porque también aprendí que no solo hay personas que no solo nunca quieren cambiar, sino que simplemente se niegan a ser ayudados, y si en primera instancia no están dispuestos a escuchar ni a entender, entonces... de nada serviría demostrarles todo lo que yo estaba decidido a hacer, porque ellos estaban bien como estaban, y fue por ello que me destrozó lo que sucedió en Kamakura, ver que ni ante Yuzuki había pasado nada fué... Devastador para mí, y aún pese a lo de Mito, bajé la mirada, porque sabía que yo ya no podía hacer nada... y más que nunca, indirectamente, sabía que esa sí era mi culpa, porque no pude al menos solo decir... lo siento—. Dije para volver a limpiarme las lágrimas, suspirar y volver la vista a Rengo.

    —Fui un mal amigo, Rengo. Fui egoísta, y tanto quería protegerte que solo terminé por dañarte... ni yo me lo perdono. Espero que alguna vez puedas hacerlo, y si ese día nunca llega, no te culparé... es lo correcto. —afirmé, con pesar—. Y aun así... antes de ello quise dar mi vida por ti, Kawa estuvo a punto de matarme si no era por Natsu, Kyogi me había dicho que te abandonara, que te diera la espalda y dejase de dirigirte la palabra con tal de que yo siguiese viviendo. Y mi respuesta fue seguir peleando, porque eso habría sido cruel, y definitivamente, habría sido una carga insuperable para mí. Y sin embargo, solo cambié una carga por otra, pero... aún tengo fé que este lo puedo redimir, y sabes que daría todo por ello, me importas, Rengo. Aun sabiendo lo que planeaban contigo, quería hallar el modo de verte y ayudarte, yo te lo juré, no te dejaría solo, ¿no te lo dije ese día..? Eres la clase de amigo que me habría gustado tener en mis tiempos más oscuros y deprimentes... Y ahora; no solo por esto, si no por ver así Nagoya, lo que era para mí, mi lugar seguro, perder de nuevo el sentido de pertenencia, y... lo que ha venido pasando los últimos días, te juro que me siento de nuevo como en un inicio, Rengo. No necesito un abrazo, una compañía o buenas palabras solo... que entiendan que esto es demasiado, no sé por dónde ir o qué hacer, y necesito a la persona correcta para que me haga ver con claridad lo que tengo que hacer. No somos perfectos, Rengo, y sin embargo, pareciese que el destino aún quiere vernos luchar. Estoy cansado, Rengo... A veces, solo quisiera volver a pasar esas tardes y noches que hace mucho tuvimos aquí mismo. Porque desde entonces sentí que estaba en casa, con justo las personas con las que quería estar. Y... sé que, más allá de perder eso, he perdido a la persona más importante para mí. Ahora entiendo por qué me siento así, y creo que no hay nada peor como hacer daño sin darte cuenta—. Continué, solo para arrodillarme, producto del cansancio, simplemente la presión por todo ya me estaba superando. Se lo dije, me sinceraría con él, y esos eran mis verdaderos deseos y sentimientos... Sí, quería salvar Japón, hacer pagar a los Taira, confrontar lo que hiciese falta...

    Que ideas tan ridículas...

    Sabía que no podía solo dar media vuelta e irme, sabía que era muy tarde para eso, sabía que, aunque no quisiera, no podría tener una verdadera casa, ni familia, ni un lugar seguro hasta que todo acabase. Pero si de verdad quería saber mi opinión más real e inmediata, era esa.

    >>Lo siento tanto... Solo... No quiero imponerte nada, Rengo, nunca quise hacerlo, es la verdad, pero no lo empleé correctamente, debimos hablar, debí ser fuerte y no un cobarde... debí... pensarlo mejor, solo... hice lo que creí era lo correcto, y evidentemente fallé—. Añadí, a ojos cerrados, ya no podía verlo, las fuerzas se me habían agotado, era mi límite.

    Suspiré como pude, y abrí los ojos, para alzar la vista, y verlo, devastado.
    —No quiero irme sin antes pedirte solo una última cosa, Rengo. Antes de que ambos tomemos nuestros caminos definitivos; los más difíciles—. Dije, para extenderle la mano, quería levantarme, pero no pude, las piernas simplemente no me respondían.

    >>Dame una última oportunidad, déjame empezar de cero, hagamos borrón y cuenta nueva, honestamente, lo necesito, —y una última lágrima escurrió—, no niego que sea pronto y que hice muy mal pero... Tú también sabes perfectamente que no sería capaz de dañar a los que quiero. Por asustado o perdido que esté, jamás lo haría a conciencia, y aún si no me crees, no estoy negando que lo que hice estuvo muy mal, porque lo hizo. Pero por favor, al menos... déjame saber si aún tendré posibilidad de redimir mis errores, te juro que es algo que me carcome, y entenderé si no es suficiente. Pero no quiero irme sin antes conocer la respuesta. Rengo... —y me interrumpí un momento, solo para cerrar los ojos.

    >>Solo... hazlo con el corazón... júzgalo, sin miedo. Aún si se trata de mí, eso es lo que debes hacer con todos Rengo. Solo así aprendí a saber que Kyogi buscaba sus intereses, y que Kawa era una víctima. Solo así entendí que lo que necesitabas era comprensión, paciencia y que te tomasen en serio. Júzgalo, hazlo en serio. Pero hazlo como Rengo, y no porque alguien hable por ti, exactamente. No confíes en nadie solo porque te habla o te trata bonito, ya que incluso yo te fallé... Pero ya lo veo, has mejorado, Rengo, y mucho. —bajé los párpados, apenado, no por él, si no por mi propia situación.

    —Dime si merezco una segunda oportunidad de tu parte, y actuaré en consecuencia... Si lo rechazas yo... bueno, tal vez sea cuestión de solo dejarlo ir ya. También he entendido que insistir demasiado en una cosa... tampoco vale la pena, pues solo se podría estropear aún más—. Finalicé por fin, mirándolo, si, estaba completamente derrotado; me tenía, pese que genuinamente no había sido mi intención al final, había invadido de forma injusta, había hecho un enorme daño haciendo lo que consideraba lo correcto... cuando yo solo intentaba ayudarlos a ambos.

    Tal vez en verdad sea un verdadero Árbol Negro... Un árbol es fuerte, enorme, florece, puedes refugiarte en él, cubrirte del abrazador sol. Pero también, en una tormenta, no cubrirte del todo bien, e incluso atraer un rayo hacia ti. Además de ser un árbol negro... ¿de verdad podías fiarte por completo de algo así?

    Después de todo... el negro se asociaba no solo a la oscuridad, si no al misterio. Y a veces, hay verdades muy dolorosas, y esta, era una de ellas.
     
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    Ginko Harutomo

    —Ya veo...— mencionó simplemente al entender que Rengo estaba entre los recién llegados y por fin alguien con la experiencia suficiente los ayudaría con esa espada maldita, la cual nunca debió haber desenterrado en un primer lugar y lo sabía; había metido la pata.

    Sin embargo, Rengo parecía tener cuestiones pendientes con Kuroki, quien enseguida lo abordó. Ginko esperó a que se pusieran al día y después se acercó a Rengo.

    —Perdón por interrumpir— reverenció —Mi nombre es Ginko Harutomo y cometí el error de desenterrar accidentalmente a Shi le reconoció primero que nada —Ahora la recuperamos, pero Sora no podrá resistirla mucho más, está hecha una pena y parece que se fuera a morir mencionó como si nada, sin aplicar drama en absoluto a sus palabras como era su costumbre en estos casos —Tengo entendido que eres el único con la capacidad de volver a sellar esta maldición y... ¿Puedo sugerir que sea en algún lugar donde yo no llegue a meter la pata esta vez? se encogió de hombros —O al menos cavar un pozo más profundo...
     
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    Afuera del Castillo
    [Kato; Sora; Sachi; Kuroki; Ginko; Takeda; Tsubaki; Benkei; Kawa; Shiori]

    Rengo afirmó ante las primeras palabras de Kuroki; él sabía que no era inocente del todo, también su falta de madurez lo llevaron a cometer errores, a pesar de que sus intensiones nunca fueron malvadas. Y el error más grande fue pensar que había algo mal en él, creerlo tanto que lo hizo alejarse de todos los que trataron de buscarlo; sabía que en ello le había fallado a sus hermanos y a Yuzuki; él también había cometido el error que le reprochaba a Kuroki. Los alejó para protegerlos, decidió por ellos. Esto lo obligó a bajar la mirada, dándose cuenta de el dolor que seguramente les causó, principalmente a Jiin y Yuzuki; quienes trataron de acercarse más a él, y él les ocultó tanto por miedo.



    ¿No era eso lo que sentía Yuzuki, Kuroki e incluso Kohaku? Miedo de que lo dañaran. Y ese miedo generaba inseguridad. No podían confiar en él. Porque él no les había confiado nada aun. A pesar del amor que sentía por ellos.

    El también estaba equivocado.

    Después Kuroki habló de Natsu, era una fibra tan sensible que al instante lloró. Había confiado en Natsu tan rápido, Natsu no hacía preguntas que él no quería responder, se sentía seguro porque con Natsu no era Rengo. Era una persona nueva, podía ser la persona que siempre quiso ser, libre de responsabilidades y ataduras. Libre de juicios. Natsu volvió a darle esa alegría de correr libre. E ingenuamente creyó que eso podía ser toda la vida, que su pasado ya no lo alcanzaría.

    Pura ingenuidad. Era momento de hacerse responsable. Y con ello, obtener otro tipo de libertad. Una que Akihito mencionó.

    Rengo bajó la mirada —Sólo quería escucharlo, saber que nada de lo que hiciste lo hiciste con malicia. No una hacia mi, sé que jamás buscarías eso. Pero quería escucharlo de ti, saber que no habías decidido juzgar a Natsu. Tú lo has dicho, gracias a él estás aquí. Gracias a él también lo estoy yo. Pero sé que Natsu tampoco era perfecto, aun así; fue gracias a él que volví con mi familia, gracias a él te conocí a ti —limpió su rostro; no por vergüenza al llanto, simplemente por comodidad.

    Kuroki se había disculpado, y al instante, Rengo bajó los hombros, liberando aquella tensión.

    —Yo también lo lamento. Debí haber explicado mis sentimientos; pero quiero que entiendas que no estaba listo para hacerlo; no sólo contigo, tampoco con Yuzu. Por eso funcionaba con Natsu, él no preguntaba nada. No me educaron para expresarme, todo lo contrario; no me era fácil hablar de lo que tenía dentro —dijo llevando su mano al pecho — Quería eso, paciencia. Pero tampoco lo dije, y debí hacerlo. Contigo, con Yuzuki, con Kohaku y los demás... tal vez así, no me hubieran rodeado a tal punto...— dijo recordando Kamakura —... ya no quería sentir. Y eso fue un error. Ahora entiendo, alguien me hizo entenderlo... primero debo abandonar las expectativas que los demás tienen en mi, antes que abandonarme a mí mismo.

    " Solo así entendí que lo que necesitabas era comprensión, paciencia y que te tomasen en serio...Dime si merezco una segunda oportunidad de tu parte, y actuaré en consecuencia."

    Rengo extendió su mano hacia Kuroki, para que este la tomara. Hasta que Kuroki la tomó, Rengo le sonrió, sus ojos enrojecidos — Es un placer, Kuroki —dijo como si respondiera a una presentación.

    Soltó la mano de Kuroki y dejó ir un suspiro —El mal que está en el mundo casi siempre proviene de la ignorancia, y las buenas intensiones pueden causar tanto daño como la malevolencia si carecen de comprensión. ¿No crees? —talló sus ojos para volver a ver las llamas —Un nuevo amigo me dijo que no debía buscar sitios seguros, sólo personas. Y creo que tiene razón —volvió a mirar a Kuroki y sonrió —¿En qué momento dejamos de ser niños?

    Justo en ese instante, Ginko los interrumpió; se presentó ante Rengo y explicó la situación —Era un pozo bastante profundo. Tenía un guardián antiguo. Y talismanes para que nadie con energía espiritual pudiera encontrarla—dijo para después mirar a Sora con preocupación, después volvió hacia Ginko — Tal vez deba cavar un hoy más profundo y guardarla en una vasija, con un papel que diga que contiene una placenta. Así nadie querría desenterrarla.

     
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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    A pesar del colosal peso que estaba resultando esto, de algún modo al menos sacaba las fuerzas suficientes para decirlo todo de una vez, y solo podía observar las reacciones de Rengo, los cuales iban desde aceptar el hecho de saber que no era inocente, hasta lo que era también una aceptación, tal vez, también se daba cuenta que él estaba equivocado justamente en lo que se me acusaba.

    La verdad... es que en sí todo esto era ridículamente complicado, tanto, que era natural equivocarse, incluso de forma grave...

    Entonces... ¿Dónde entraba la justificación por ignorancia y la verdadera culpa?


    No era alguien especial como ellos, para poder estudiar y hasta emplear lo que hiciera falta para todo esto, y aun así, resulté un dolor de cabeza incluso para Kyogi, por ello es que todo esto me tomaba tan desprevenido... ¿cómo era posible que pese a todo estuviese tan conectado a esto? ¿Y yo sin enterarme? Cuando se supone que nunca tuve que ver.

    Parecía que, pese a todo, el Destino me había puesto aquí, aún si había llegado al grado de renunciar a esto.

    Rengo lloró cuando lo de Natsu y lo entendía, por eso no quería tocar el tema, porque de verdad me dolía mucho lo que le sucedía, y repudiaba verlo llorar, pero, pese a todo, escuchó, y eso pareció al fin aliviarlo... Rengo no tenía idea de la clase de peso que me quitaba de encima escucharlo decir que sabía perfectamente que no me veía capaz de dañarlo del modo como pareció ni con el Látigo, ni siquiera con la separación de Natsu.
    La carga seguía a su modo, sí, pero no evité llorar otro poco de alivio saber que Rengo confiaba que no había sido adrede ni con malicia, ya que nunca había sido así, y lamentablemente, las cosas habían acabado como lo habían hecho...

    Aun así, sabía perfectamente la carga de importancia que era Natsu, por él, es que ahora estábamos hablando ahora mismo Rengo y yo, y quien sabe qué otras consecuencias más se evitaron por ello. Pero lo hecho, hecho estaba, tanto lo bueno como lo malo, y no se podía cambiar el pasado por mucho que nos gustaría.

    Me sinceró también no solo el peso que le impedía sincerarse no solo conmigo, sino incluso con Yuzuki y Kohaku; con todos los demás, sabía perfectamente que no estaba listo, porque sin darme cuenta yo estaba en las mismas con muchas cosas, pero admitió que debió hacerlo, admitió que ambos habíamos cometido el mismo error, y eso ayudaba a empatizar, y entender. Me apenó oír lo de sus emociones, incluso las fuertes palabras posteriores, pero... sepa dios cómo, estaba de vuelta, sus emociones estaban a flote de nuevo, y con ello, con las disculpas y, zanjado lo de Natsu... Dioses, dolía, dolía muchísimo, pero también sentía un alivio monumental.

    Solo quedaría refinar los detalles...

    Ni me había dado cuenta que había replicado de algún modo mi gesto para con Kawa en su día, Rengo no tardó en extender su mano hacia mí, a lo que solté una lágrima, no de tristeza ni pena, si no de sorpresa, pero sobre todo de una fuerte emoción de agradecimiento, para ir cerrando la mano y estrecharlo al fin, el gesto no era en vano, sabía perfectamente que algo tan simple como ello era un detalle importante para Rengo, y, sabía, que si en verdad le pedía una segunda oportunidad, no había mayor muestra de ello como que cediese algo así, pese a mis antecedentes. Cuando tomé su mano, Rengo me sonrió, lo cual poco después habló, como si en verdad nos acabáramos de conocer, a lo que no evité sonreír de vuelta y reír, entre gracia y alivio, llorando otro poco para asentir y afirmar mi agarre, buscando transmitirle seguridad, definitivamente, así debió ser desde Shizuoka...

    Una presentación... y todo lo demás debía fluir...

    —El placer es todo mío, Rengo—. Respondí, para soltar a la par su mano, a lo que suspiré de vuelta, aunque ahí intenté levantarme, cosa que conseguí con mucho esfuerzo para acto seguido limpiarme las lágrimas, no dejaba de estar harto de llorar, pero por una vez sentía este llanto distinto, era uno liberador, de alguna manera, y no sabía si decir que era la primera vez en mi vida que tenía una sensación así, y pese a lo duro que era esto, sentía que había valido la pena.

    Me sacudí las piernas como pude, para alzar la vista hacia Rengo y escucharlo, a lo que afirmé totalmente de acuerdo, ahora entendía sin dudas porqué decían que, hasta en las cosas más mundanas lo hicieras con cuidado, no por salud o bienestar, sino porque no sabíamos las consecuencias que podrían acarrear dichas acciones.

    —La vida... indudablemente es compleja y hasta dura, al menos, se hace más llevadero cuando tienes personas que te eligen y aprecian. ¿No es verdad?—. Respondí, sonriéndole.

    Vi que desvió su vista a las llamas, para decir que no debíamos buscar sitios seguros, solo personas. Algo que no sabía si estar del todo de acuerdo, digo, no me agradaba tampoco del todo la idea ser un viajero toda mi vida, pero cuando me miró, repliqué su sonrisa, y pronto reí con pena.
    —En el momento en el que aceptamos nuestros errores y virtudes, estoy seguro de ello. —y asentí, seguro de mis palabras...

    —O puede que haya sido en el momento en el que fuimos sanguijuelas para sacar todo el mal de otros y luego vomitarlo en forma de llanto y drama—. Respondí, no evitando reír conforma acababa, sí, definitivamente era mi intento de quitar ya la tensión de por medio, ya lo habíamos dicho todo, sentía que perfectamente podíamos dejar el asunto ya, me alegraba de corazón escuchar a Rengo decir tener a un nuevo amigo, solo esperaba no fuese un Taira, aunque, solo por ser de él, le daría el beneficio de la duda aún sin conocerlo.

    Al menos, con ello también quería dejar entender que no había porqué dejar de ser "infantiles" cada tanto, recordé la historia de Matsuda, cuando Takano quiso dormir cómodo una noche y entre él y Chikusa se provocaron una paliza para estar en una clínica y, precisamente, dormir a gusto.

    Matsuda...

    En ese momento, Ginko interrumpió, aunque en el fondo agradecí ello, el hombre tenía suerte de confesar que por él, Shi estaba de vuelta, porque de haber sido antes de ver a Rengo seguramente mi reacción habría sido radicalmente distinta. Aunque no evité suspirar pesadamente a la par de que le dedicaba una mirada de desaprobación, aunque posteriormente reí un momento.
    —Parece que no soy el único con una curiosidad abismal—. Comenté antes de escuchar a Rengo, por lo que reí por lo último.

    Definitivamente, ahí estaba mi amigo.

    —Lo siento Ginko, admito que tenía que hablar con él, es mejor ver eso de una vez, antes de que algo muy malo suceda—. Afirmé, para mirar a Rengo, y sonreírle.
    >>¿Gustas te acompañe? Es mejor sellar esa espada nuevamente, no sé qué tengas que hacer, Rengo, pero yo debo viajar a Shime, debo ver un asunto personal. Bueno, resulta que mi clan ha estado conectado a todo esto... gracioso, ¿verdad? Así que... si puedo conocer al menos por una bendita vez lo que puedo hacer, creo que allí me daré cuenta—. Comenté, para reverenciarle.

    >>Muchas gracias por la plática, ¿no se siente bien? Es duro, pero yo me siento mejor al menos. Oh, por cierto...

    Me interrumpí, para acabar sacando el otro Yoroi simple que tenía, y se lo extendí a Rengo, para ver si lo aceptaba.
    —Me topé con el armero errante, quien se hace llamar Mokuzai... Te seré honesto, no me creo que ese sea su nombre, pero en fin, no quise incordiarlo. ¿Recuerdas la promesa que nos dio si sobrevivíamos a Shizuoka? Bueno, aquí está, recién se destruyó el mío, me vino más que perfecto. Pero bueno, este Yoroi está nuevo, así... tendrás algo de protección—. Añadí, sonriéndole.

    —Rengo... Sé fuerte, a veces es muy difícil, ya lo hemos visto, pero sabes perfectamente que ya no estás solo, ni yo tampoco. Sigamos adelante, verás que valdrá la pena, estoy seguro de ello—. Finalicé, mirándolo con seguridad, pese que se notaban rojos mis ojos por tanto llorar.

    >>Vamos, es mejor reunirnos y ponernos al día, aún tengo que hablar con alguien más—. Añadí para ahora mirar a Kawa desde lejos, a lo que suspiré, bueno, al menos la plática me había servido para estar un poco más tranquilo, esperaba que ayudase a transmitir lo que tenía que hacer con mayor fluidez y comodidad, al menos, dentro de lo que cabía.
     
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    Ginko Harutomo

    —¡Suena perfecto!
    — exclamó sumándose a la propuesta de Kuroki y a la vez respondiendo a Rengo con la misma frase.

    —Sé que sin quererlo ocasioné problemas, pero me gustaría acompañarlos también, como ya le expresé a Sora— comentó después —Además, no tengo tantas obligaciones como ustedes, podría incluso ofrecerme para quedarme cerca de la espada y vigilarla por un tiempo. Así habría un factor humano además del guardián antiguo... tal vez faltó eso en un caso tan imprevisible como el mío
     
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    No fui la única que deseó acompañar a Kuroki en su viaje más si la primera en expresar ese anhelo, más Benkei, Takeda y otros cuantos, me sentia dichosa y sin embargo, recordar como todo lo que había conseguido le había causado a la vez tanto sufrimiento me despertaba una tristeza inconmensurable en mi interior.

    Me mantuve callada mirando el ambiente y escuchando lo que todos le decían a Kuroki, yo era así, callada en muchos aspectos, prefería escuchar lo que se decía y ver lo que había en el desolado ambiente ¿Que decir? Estaba deseando por encima de todo que acabara de una vez la guerra, el odio sinsentido y, pese a todo ya no había retorno en nuestro camino.

    Contra todo pronóstico una voz que se me hacía familiar me hizo regresar a la realidad y me erizó todos los vellos del cuerpo, Rengo….

    Mi mirada regresó a Kuroki de manera instintiva y, lo ví, en el fondo de sus ojos, esas ganas de llorar pese a que no lo hizo y, en lo personal necesitaba saber como iba a acabar esto y, de qué manera, las palabras de Rengo así como la actitud de Kuroki se habían forjado en el dolor pero… lo que de ambos sabía significaba que tampoco parecían la clase de personas que pudieran dejarse llevar por el odio, ambos conocían el significado de ambas palabras, a mi ver, Kuroki, con lo cercano que era no iba a dejar pasar la oportunidad de intentar reconociliarse con él y yo estaría encantada de verlo así que me quedé quieta, escuchando atenta lo que ambos tenían que decirse y, pese a lo dramático y aun el dolor que ambos sentían, pude empezar a vislumbrar algo de luz entre ellos, cerrando con la reverencia que Rengo le hizo a Kuroki.

    — Al menos, podemos sacar algo positivo de esta masacre que ha sido Nagoya Kuro, me siento al menos algo dichosa por ello.
     
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    Amelie

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    Rengo negó ante Kuroki —Es mejor que esto lo haga por mi cuenta, debo ayudarle a Sora antes que pase algo más grave. E irás a Shima entonces... ¿Por qué? No irás solo ¿Cierto? — negó y sonrió —Por supuesto que no, las sanguijuelas no van solas —también volvió a tomar aquella broma y hacerla suya.

    Y antes de que pudiera responder, le dijo sobre el yoroi. Lo contempló unos momentos y lo empujó nuevamente hacia Kuroki — Me hará más pesado, quédatelo — dijo sin realmente sentir aquello; pensó en todos los peligros y pormenores; pero por un momento pensó a dónde debía regresar y aquello lo hizo sentir seguro. En cambio, Kuroki iría a una nueva misión, y acababa de destruir el suyo. Además, el ya sabía soportar las heridas —Así evitas morirte.

    Rengo se giró a Ginko y afirmó —De hecho, agradecería si lo hicieras; no podré llevármela a dónde voy; pero después volveré por ella — dijo mirando a Ginko con detenimiento, había conocido a demasiados peliblancos —Es curioso el cabello completamente blanco, al igual que las hojas en blanco... puede mancharse con facilidad. Lo recuerdo bien, dejé un tintero cerca de un documento importante, estaba harto de leerlo porque no lo entendía, hasta lo mordí por frustración —soltó una ligera risa — Después mancillé más el documento cuando se me cayó el tintero y se perdieron todas las letras; pero curiosamente no se manchó tanto la esquina dónde lo había mordido —sacudió su cabeza — Bueno, lo que quería decirte es que todos nos equivocamos, ahora sólo queda enmendar.

    Shiori también habló y Rengo afirmó melancólico —Nada bueno o malo en su totalidad, eso es cierto —después volvió a mirar a Kuroki — Iré por shi, por favor; no hagas nada imprudente en Shima.

    Slam Ginko permanecerá a salvo hasta que regreses, podrás postear si lo deseas pero no esperaré por una respuesta, suerte con todo!!
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    Kuroki Fusatada

    Afirmé, estando de acuerdo con sus palabras, si no anhelaba compañía, le dejaría su espacio entonces, ya se lo había dicho, Rengo había madurado también, incluso él mismo lo había dicho, no teníamos ya nada más que decir.

    Reí enérgico por su broma, por lo que afirmé.
    —Exactamente, que bien me conoces—. Respondí, riendo otro poco, obviamente no iría solo allí.

    Pese a mi ofrecimiento para con el Yoroi, Rengo lo rechazó, lo que me hizo expresar un deje preocupado, pero aunque sus últimas palabras no presagiaban algo bueno, entendía la razón, por como veía el asunto, intuí que iría a Kamakura también, así que por ahora estaría tranquilo.

    —¿A donde vas?—. Comenté, no era una pregunta como tal, por saber a dónde iba, era más bien una duda por curiosidad por el modo como se había expresado, aun así, sonreí por su breve anécdota, de igual manera, decidí guardar el Yoroi mientras terminaba de hablar, miré a Shiori, a lo que suspiré un poco inconforme con sus palabras, honestamente, sentía que aquí había perdido una colosal cantidad de cosas antes que siquiera ganar algo a comparación.

    De cualquier modo, miré a Rengo y reí, afirmando.
    —Claro... no lo haré, ya lo sabes—. Comenté, guiñándole, él ya sabía que era un imán para los problemas.

    >>Y no enloquezcas portando a Shi, o no des esa imagen, ya sabes cómo es la gente—. Comenté de vuelta como "recomendación" aunque evidentemente solo seguía molestándolo.

    —Bueno... Antes quiero poner en práctica algo, luego iré a prepararme con otra cosa, necesito ver a Yamamoto antes, le mandaré saludos de tu parte, si quieres. Rengo... Ten mucho cuidado tú también, ¿sí? Y esta vez lo digo en serio, últimamente están siendo días mucho más peligrosos y pesados de lo usual—. Finalicé, para dedicarle una última sonrisa.

    >>Nos vemos pronto—. Dije para empezar a caminar un poco alejado de todos ellos, saqué a Nozomu y empecé a practicar un poco, me sentía capaz de desarrollar algo en especial, pero debía hacer un intento de comprenderlo.

    No me tomé mucho tiempo en realidad, era una mera idea, pasado los minutos, desistí, enfundé la katana y me acerqué al grupo, principalmente a Benkei, Kawa, Tsubaki y Takeda.
    —Aún no saldré de Nagoya, debo ver a Yamamoto, quiero comprar un arma en específico. Maestro, Tsubaki, les deseo lo mejor, les prometo que regresaré con noticias, es una promesa—. Comenté para reverenciarles, y luego miré a Benkei y a Kawa.
    >>Como les dije, no me iré de Nagoya aún, quiero ver a Yamamoto antes... ¿Vienen o se quedan? Si se quedan los esperaré en la salida de Nagoya, me gustaría partir cuanto antes—. Comenté, para después desviar la vista un momento hacia Sachi.

    No sabía si estaba al alcance, pero aunque quería hablarle, no quería interrumpirle, la verdad, no me quería imaginar el horrendo vórtice de emociones que debía pasar ahora, y honestamente, estaba demasiado agotado... No daría para más discusiones.

    Suspiré, para emprender mi rumbo hacia la herrería...
     
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    Ginko Harutomo

    —Gracias por la oportunidad, lo entiendo— respondió a Rengo —Aunque no gracias a la analogía... Deberías trabajar en eso, tal vez Takeda pueda ayudarte, sus metáforas y aforismos son muy buenos se puso a conversar, mientras encendía su pipa y se disponía a seguir a Rengo en su nueva misión...

    Gracias ame!

    Lo dejo ahí, andaré medio ausente un tiempo, pero i'll be back xd
     
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    Afuera del Castillo
    [Kato; Sora; Sachi; Kuroki; Ginko; Takeda; Tsubaki; Benkei; Kawa; Shiori]

    Rengo sonrió al ver a Kuroki alejarse; no dijo nada más, aprovechando que el siguió hablando. No quería decirle su nuevo camino, y no era por desconfianza; una pereza lo embargó, le costaba trabajo hilvanar sus ideas las cuales sentía sumamente complejas, no quería pensar demasiado, tenía mucho que trabajar y no quería detenerse a pensar en cada detalle. No era nada parecido a Takano.

    —Nos veremos pronto — dijo despidiéndose como si aquello fuese una promesa más que una despedida. Después miró a a Ginko y le pidió que lo acompañara entre risas — Takeda es muy creativo, tal vez debió dedicarse a las artes en lugar de a la guerra ¿No sientes que no encaja en ese mundo? — dijo hacia Ginko pero sin esperar una respuesta.




    Kuroki se acercó a Takeda; Tsubaki; Benkei y Kawa.

    —Yo permaneceré en dirección a Wakayama, continuando con el plan; soy el punto de encuentro para todos los miembros del clan, así como también contigo —mencionó Takeda mientras Tsubaki no decía nada.

    —Nosotros te alcanzaremos fuera de Nagoya entonces —Dijo Benkei para después mirar a Kawa —Volvamos al santuario; tenemos que hablar con el pueblo, lo sucedido aquí traerá mucho dolor, debemos dejar sus corazones iluminados.

    —Puedo ayudarlos con eso —mencionó Takeda a Benkei. Ambos hicieron una leve reverencia.

    Kuroki se alejó del grupo; después se acercó Rengo y Ginko, al cual recibieron con sonrisas.

    —Dice Ginko que tienes mejores analogías que las mías —atajó Rengo cruzando los brazos en broma.

    Takeda soltó una risa sincera. Rengo destensó la posición, después extendió su brazo para liberarse del mala de Takeda, entregándoselo, esperando que lo recibiera — Ingenioso —sonrió Rengo —Con esto me rastreó Shinrin.

    Takeda afirmó —Pero no te lo di por ello; no soy tan ingenioso como Takano —dijo levantando su mano para recibir el mala; fue allí dónde Rengo reparó en la ausencia del brazo de Takeda, y su sonrisa se borró al instante.

    —¿Quién te...

    —No importa quién —
    interrumpió Takeda a la pregunta de Rengo — Estoy bien, estoy con vida. ¿Entonces tú has vuelto....

    —No— Ahora fue Rengo quién interrumpió a Takeda —Pero estaré bien a dónde voy.

    —¿Planeas seguir con el plan que te han obligado a cumplir? —
    Takeda preguntó negando al mismo tiempo — No podré permitírtelo.

    —Escucha...—
    mencionó Rengo, mientras Tsubaki parecía estarse preparando para noquear al joven si era necesario — Te dije la última vez que nos vimos que deberías ser la persona a la que más debería odiar ¿Lo recuerdas?

    Takeda afirmó.

    —Siempre me pregunté cómo alguien podía dar algo por una persona que desconocía...— miró el mala, apretado en mano de Takeda —Ahora sé por qué —miró a TakedaY tenías razón, encontré la respuesta cuando dejé de estar solo

    Rengo sonrió ante Takeda —Había una persona que dio todo sin siquiera conocerme — dijo algo incrédulo; pero alegre — Lo entiendo ahora.

    Takeda le sonrió y miró el mala. Rengo había tomado su consejo, y ahora que devolvía el mala, era porque había entendido todo, ya no necesitaba la guía de Takeda.

    Takeda lo miró — Me alegra saber que no estás solo.

    —Nunca lo estuve, tardé en entenderlo —sonrió —¿Podrías decirle eso a Yuzu? —dijo arremolinando su cabello con sus manos, algo avergonzado —Dile que volveré a verla; pero antes, debo cumplir con una promesa que he hecho. Y ni tú ni nadie puede detenerme, porque es una promesa, ¿No?. De eso se tratan, ¿Cierto?. Debo cumplirla.

    —Permite al menos que alguien te acompañe —mencionó Takeda.

    —Lo he hablado con Shinrin, ella y Oboro me acompañarán — dijo Rengo mirando a la distancia a ambas, Shinrin conversaba alegre con Oboro, mientras esta no separaba la vista de Kato, alerta; por fortuna, Kato estaba ciego.

    Por favor, cuida también de Shinrin —mencionó Takeda con preocupación.

    —Lo haré —dijo mientras se separaba, avanznado hacia dónde Kato y Sora se encontraban, seguido de Ginko.

    —Un hermoso mala —
    mencionó Benkei observando el fino tallado en mano de Takeda

    —Lo talló un gran amigo, uno muy cercano

    —Y lo entregaste a Rengo en un momento de necesidad—
    añadió Benkei

    —En su momento, también lo creía así. Rengo me dio la fuerza para desapegarme de algo con valor pues creí que él lo necesitaría más; pero me he dado cuenta que no fue genuinamente así, también lo necesitaba yo. Yo necesitaba desprenderme de aquello que me pesaba.... Si quieres volar, renuncia a todo lo que te pesa

    —Buda


    Takeda afirmó.

    —Me parece extraño que un Minamoto sea devoto a Buda ¿Quién te iluminó?

    Takeda levantó el mala —Mi amigo; se llamaba Chikusa.

    —Chikusa... —
    repitió Benkei




    Rengo y Ginko llegaron hasta dónde se encontraba Sora y Kato. Rengo le extendió sus manos a Sora —Puedes dármela

    Rengo a su vez, miró a Kato; preocupado. No por las heridas recientes en su padre, o su mirada cerrada; aun le tenía miedo, aun sentía que podía disponer de su vida en un instante.

    Sora le extendió a Shi. Pero Kato se interpuso y al instante, un alivio se notó en Sora.

    Rengo amarró un nuevo talismán en aquella arma, y después la extendió nuevamente a Sora —Pueden llevarla a Kamakura; la podrán enterrar nuevamente allí, estará segura con ustedes como sus guardianes, Ginko también quiere ayudar en ello.

    Sora la aceptó con mirada cansada; pero no se negó.

    —Hiciste un pacto en Ibaraki con el Emperador ¿Es cierto? —Kato interrumpió aquel momento.

    Rengo afirmó; pero Kato no lo veía así que se forzó a hablar —Si

    —¿A Dónde irás después?
    —inquirió Kato

    —Volveré a atender mi palabra; en Kioto — el miedo obligaba a Rengo a hablar con la verdad al hombre al que más temía. Este analizó rápidamente y desenvainó su katana con velocidad infernal; Rengo logró defenderse con shi, la cual arrebató de Sora, y responder al ataque con un tajo al pecho de Kato, suficiente para mantenerlo alejado.

    Todos los presentes se alertaron; al parecer Kato buscaba cortar el brazo derecho de Rengo. En un último desapego hacia su propio hijo.

    Rengo sonrió aun con shi apuntando hacia Kato—Ahora eres más lento; o yo más rápido —dijo volviendo a envainar a shi —No debes preocuparte; me haré útil. A diferencia de ti.

    Miró hacia Sora y sonrió afable —Creo que entonces tendré que llevármela; pero hay algo que necesito cuiden en Kamakura; Yoro, por favor; cuiden de él —dijo ante Sora y Ginko.

    Cuando Rengo se alejó, Sora comenzaba a trazar una ruta para dirigirse a Kamakura; pero Kato la detuvo y primero se dirigió hacia Takeda; conversaron un poco y Kato decidió tomar un nuevo rumbo con Sora, y también se llevó a Ginko con ellos.







    El rol de Ginko se pausará un tiempo; y continuará en Batalla en Wakayama.






    Los dados de Rengo y Kato están en el post anterior y estoy de que no me la creo.
    Rengo sube a nivel 4




    [​IMG]
    Casa de Armamento
    [Yamamto; Kuroki]

    Kuroki miró a Yamamoto en la entrada de su herrería; los guardias usuales no se encontraban presentes, él estaba allí, de pie; parecía esperar algo. AL ver a Kuroki no sonrió como de costumbre, avanzó hacia él mirándolo empolvado y con sangre seca y sudor mezclados.

    —Kuroki— dijo con preocupación, no gritaba. Detrás de Kuroki lo seguía Shiori y Sachi, y Yamamoto se alertó.

     
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    Kuroki Fusatada

    Rengo no me detuvo en lo absoluto ni dijo nada más, solo me dejó ir y yo no me opuse, sentía que ya lo había dicho todo y ya había dejado en claro que podía confiar en mí tanto como yo confiaba en él. Lo había visto cuando hablamos con Hana, él estaba decidido, y ahora más que nunca confiaba en que sabría llevar ya su propio camino sin necesidad de depender de nadie más, sabiendo que no estaba solo por mucho que la tormenta fuese brutal, era lo primordial para poder afrontar las cosas, eso, era lo que yo había estado aprendiendo...

    Al final Takeda me respondió, y afirmé estando de acuerdo, así que Wakayama... sería indudablemente mi siguiente destino suponiendo que no hubiese problema en mi rumbo... de alguna manera, podía sentir que todo empezaba a cerrar y el mayor impacto de todos se aproximaba, la mayor tormenta y tempestad. Pero podría ser solo una suposición, así que no dije nada, Benkei me confirmó que nos veríamos en las afueras, no sin antes ir al Santuario con Kawa para hablar con la gente, a lo que Takeda decidió respaldar.

    Al final asentí hacia ellos.
    —Mucha suerte y confío en que darán lo necesario para mantener la moral, Takeda, te veré allá entonces cuando tenga las respuestas—. Dije con bastante seguridad, dedicándole una pacífica sonrisa, me refería claro a verlo en Wakayama cuando terminase con mi asunto, si decía que sería el punto de reunión absoluto del clan, entonces ahí deberían estar todos los demás, incluyendo a Kohaku... Ese debía ser entonces el momento de vernos e informarnos, ya tenía lo que buscaba de Rengo, y era conocer su estado actual y lo que quería hacer...

    No me dijo qué es lo que haría ni el cómo, pero la última plática me había otorgado otro tipo de respuestas, respuestas que indudablemente tomaría en cuenta.

    Me alejé por fin, sin percatarme al momento que Shiori y Sachi me seguían, por mi parte seguí el rumbo hacia la casa de armamento en silencio, reflexivo por los últimos acontecimientos, aún intrigado por ese hombre que por alguna razón me mandaba a Shima, la razón por la que esto no se sentía como una victoria tal cual y todo lo que ha venido aconteciendo, cuando al final pude llegar al sitio.

    Di un suspiro mientras ingresaba con calma, ahí, pude ver a Yamamoto, parado en su entrada, como esperando algo...

    Por un momento me llegó el recuerdo de Shiryu, pero pronto me deshice de esa visión...

    Shiryu...

    Maldita sea... si tan solo tuviese la conexión ahora mismo...


    Al final percibí cómo Benkei se me aproximaba para cuando me notó, no sonrió, estaba serio, y preocupado, ya debía saberlo seguramente...

    Me llamó por mi nombre, percibí cómo me observaba a detalle y suspiré triste.
    —Lo siento, Yamamoto... dimos todo lo que pudimos dar a nuestro alcance—. Inicié, con tono derrotado, a qué mentir, la pérdida había sido colosal para la gente de aquí, y después de todo, tampoco sabía cómo llevar el asunto.

    >>Por ello estoy así—y extendí ligeramente mis brazos a los costados, en señal de mostrar el estado físico y de la ropa—, fue un combate brutal y demasiado desgastante, al menos estoy con vida... estamos con vida—. Corregí en lo último, para rascarme tras la nuca, ahora que la adrenalina había pasado por completo, los dolores y el agotamiento empezaron a invadir, hasta ese momento no me había dado cuenta que había dado mucho más de mis capacidades.

    —... Dime, ¿estás esperando a alguien?—. Pregunté, antes de ver cómo el hombre alzaba la mirada y se alertaba, por lo que volteé y se trataban de Shiori... incluso de Sachi, cosa que me sorprendió.

    —Sachi...—. Murmuré, apenado, solo para acabar avanzando un poco hacia él.
    >>¿Qué necesitas, compañero? ¿Gustas que haga algo por ti?—. Pregunté al mismo, también preocupado, yo aún podía levantarme con demasiado esfuerzo de todo esto... pero la realidad es que no me quería imaginar su estado, conociendo lo orgullosos que eran los Yoshioka, su historia y la razón de ser... Dioses.

    Ni siquiera sabía cómo ayudarlo exactamente, sin mencionar que estaba demasiado cansado física y mentalmente, pero si el chico había decidido venir, debía ser por una buena razón, ni siquiera había percibido que me había seguido junto con Shiori...

    Sé que en ningún lado Amelie dijo que Sachi había venido hasta acá, pero conversando recordó este detalle; así que, eso, que no es ninguna conveniencia jaja
     
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    madarauchiha

    madarauchiha Gracias Andy!!! TWT Orientador Game Master

    Aries
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    Vaya que Rengo tenía mucho que decir, no solo a Kuro, sinó al resto de personas que nos hallábamos cerca de él y, me atrevería a decir que a parte le hablaba a todos los que habíamos optado por acompañarle aunque indudablemente de mejor humor que la última vez que nos vimos e, indudablemente más maduro aunque con resquicios de su aún presente inocencia. Para mi sorpresa incluso me habló a mí de entre toda la gente, aunque su tono era evidentemente del todo menos feliz.

    — Lo decía porque al menos veo que de a poco, Rengo, te estás arreglando con Kuro y, eso me hace feliz, porque aun con todo yo también te considero un amigo
    —. Comenté con una también triste sonrisa, quizás no me respondiera.

    Igualmente no parecía que la salida de Kuro de Nagoya fuera inminente, antes quería ver a Yamamoto, aunque también decía ir a querer comprar un arma, algo que me llamaba la atención, quería ver si podía ver cualquier armadura o algo que me ayudara a tener una mayor defensa, así que le miré. Tal como había comentado, acertadamente, últimamente los problemas estaban por doquier, y ahora existía la constante tensión de no saber cuando se podía ser atacado y, si Kuro había quedado en este estado tras esta batalla entonces o me ponía las pilas o no iba a sobrevivir cuando las cosas acabaran por desatarse y, esconderme cobardemente y no dar la cara no iba a funcionar eternamente, incluso Matatachi se avergonzaría tanto o más que yo de lo que me he convertido si se enterase.

    Así que sin dudarlo decidí seguirle y esperar a que Kuro acabara de hablar.

    — Hola, necesitaría saber si entre sus pertenencias tiene alguna armadura o elemento de protección, Yamamoto-san
    —. Comenté reverenciando intentando no interrumpir demasiado a Kuroki.
     
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    Amelie

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    [Yamamto; Kuroki]

    Yamamoto negó ante Kuroki y Shiori—No espero a nadie; he hecho que mis trabajadores huyan en el último barco en puerto hacia Shizuoka. Cuando supimos de la invasión al castillo; rompimos todos nuestros trabajos; temíamos una invasión por mar, no fue así. Mis hombres y yo hemos destruido una vida de esfuerzo y sacrificio —dijo acongojado — estaba fuera de la herrería; porque no puedo volver al interior a ver lo que hemos hecho —miró hacia el humo que se levantaba sobre el castillo — Mi señor... él...

    —Ha muerto —Mencionó Sachi con voz casi ronca.

    Yamamoto bajó la mirada y apretó los ojos con fuerza —Maldita sea... ¿Cómo han podido entrar al castillo pasando desapercibidos? —levantó la mirada — Aichi ha caído sin su señor; deben irse... el nuevo gobierno no tardará en llegar.

    Sachi miró a Kuroki —Somos lo que queda de los Yoshioka... ninguno de los dos es maestro; la técnica final ha muerto con nuestro maestro. Pero hubo una persona que lo derrotó, no reclamó el dojo como suyo como hubiese sido su derecho; pero podemos responder ahora a él... su nombre es Sasaki Kojiro.

    —El hijo de Jinrai; hermano de palabra de mi alumno Togashi — respondió Yamamoto — Vinieron a buscarlos; fueron a Nagano con otro herrero llamado Masamune, tal vez allí puedan conseguir aceros.

     
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    —Vaya... Menuda tragedia—. Comenté alicaido ante la situación que relataba Yamamoto con los suyos. Si, esto pronto sería tomado por los Taira, lo cual me hervía la sangre y ya estaba harto de no poder plantarles cara como era debido.

    Escuché ahora a Sachi, me apenó profundamente el asunto, la técnica había muerto, y aunque en el fondo me molestó un poco que pudiésemos "responder" ante un tal Kojiro, no dije nada, no hacía falta y sentía que simplemente no valía la pena señalarlo.

    Escuché sorprendido a Yamamoto... ¿Hermano de palabra de Togashi? ¿Se fueron con Masamune? Está bien, eso sonaba interesante, pero no evité mostrar cierto grado de decepción ante lo último... Así que no tenían aceros... No pues... Tendría que tragarme el disgusto.
    —Sachi, entonces ve allá, a Nagano, ve, infórmale lo sucedido aquí a ese tal Kojiro, y por favor, dile a Togashi que si se presenta la oportunidad pronto, quiero verlo para hablar con él. Yo tengo un asunto personal que resolver, no puedo desviar mi camino ahora mismo—. Dije con determinación y firmeza, ya lo había dicho, no tenía miedo, pero si estaba terriblemente cansado.

    —Iré a alcanzar a Benkei y a Takeda entonces, quiero estar presente ante lo que anhelen decir antes de que todos tomemos nuestro rumbo... Yamamoto, ¿Vas a quedarte? La verdad preferiría que salieses de aquí también, especialmente tomando en cuenta tu nexo con Kato—. Propuse al hombre, para después rascarme tras la nuca... ¿Porqué siempre tenía que verme interrumpido de este modo?

    —Bueno, muchas gracias, les agradezco profundamente la atención—. Finalicé, reverenciando a ambos.

    No pues jaja con que Slam me haya interrumpido algo tan importante como esta compra xD

    Pero weno, Amelie, asume lo que quieras con esto, la gracia es que si es posible, Kuroki irá a ver a Takeda y a Benkei lo que tengan para decir, y si no lo puedes ya mandar a las afueras de Nagoya, iré a Shime anyway

    Edit: IT'S TIME... TO STOP! (???
     
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    Última edición: 21 Mayo 2023
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    Amelie

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    [Yamamto; Kuroki]

    Yamamoto estaba destrozado, al igual que sus sables; se podía notar en su mirada —Iré a Kamakura... o a Shizuoka.. o Nagano; no sé —dijo con desgana —Ahora que mi taller a muerto, y mi señor con él... no sé que más hacer... tal vez... —afirmó mirando hacia el horizonte — Tal vez debo viajar...

    Sachi afirmó a Kuroki —Eso haré; emprenderé camino hacia Nagano — bajó la mirada, dejaba todo lo que había conocido atrás. Había perdido todo en un sólo día.




    De esa manera; Kuroki se dirigió a la salida de Nagoya; el humo negro se alzaba cada vez más lejos, como un viento que transportaba las malas noticias a sus habitantes. Nagoya había caído, y ahora Aichi se levantaba sin señor.

    Benkei; Takeda; Tsubaki y Kawa los esperaban allí.

    —Viajen con cuidado —mencionó Takeda al grupo —No arriesgues demasiado por conocer una verdad; recuerda que la vida es más valiosa. No la dejes ir con facilidad —Takeda sonrió; se notaba cansado, triste por aquella despedida, aun así, no dijo nada más, no detendría más a Kuroki.








    El rol de Kuroki y Shiori continúa en armero errante.
     
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