(...) Luego de lanzarse a su kodachi pudo recuperarla, su enemigo se había distraído por tan solo un segundo con un movimiento de Keitaro que resultó en un engaño que Hideyoshi entendió, para arremeterse a recuperar su "gemela". Sin una gran vitalidad, pero impulsado por la adrenalina, se lanzó contra el enemigo, sabiendo que si sobrevivía al próximo movimiento conservando sus dos kodachis optaría por la huida.
En el bosque [Hideyoshi; Yuta y Keitaro] El ataque de su rival fue dirigido al joven Keitaro; la naginata se movió con tal velocidad que sólo se podía seguir por los hilos de sangre que dejaba con cada movimiento; fue una carnicería que culminó con Keitaro cayendo de espaldas mirando al cielo nocturno, después miró a Hideyoshi quien recuperaba su kodachi —¿Por qué? Sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras la vida se le escapaba con cada respiro; mientras que el hombre de la naginata avanzaba lentamente hacia él —¿Por qué no huyó cuando pudo? Mi señor... —la naginata atravesó su cuello, dejándolo gorgorear con su sangre; ahogándose lentamente. —Fue un error que no lo hicieras— mencionó el hombre preparando su naginata para el ataque. Mientras aquello sucedía; Yuta había podido bloquear el ataque de su rival y este logró esquivar el de Yuta —Así van a caer ustedes, y cada muerte irá con mayor agonía. Hideyoshi Yuta Keitaro Nivel= 2 PV= 24 Fuerza= 7 Protección= 2 Reputación= +1 suerte Kodachi derecha= +16 (DESARMADO) Kodachi izquierda= +16 Koodachi ventaja= +5 de ataque por velocidad (LO RESTE A TUS ATRIBUTOS, ESTA VENTAJA SÓLO ES CON DOS KODACHIS) Hanshi= Podrás intercambiar valores en tus resultados de suerte y esquive; si sacas 5 en suerte y 1 en esquive puedes cambiar a que sea 1 en suerte y 5 en esquive (una vez por día) Nivel: 4 PV= 90 Fuerza= 15 Protección= 15 Katana= +4 Nivel: 3 PV= MUERTO Fuerza= 5 Protección= 10 Arco= +8 Mujer misteriosa Soldado 1 Soldado 2 Nivel= 5 Fuerza= 20 Protección= 10 + 10 yoroi Katana= +20 Escuela= ??? Técnica secreta= ??? Habilidad secreta= ??? Nivel 5 PV= 100 Fuerza= 18 Protección= 12 + 10 yoroi Katana= +15 Escuela= ??? Técnica secreta= ??? Habilidad secreta= ??? Nivel 4 PV= 85 Fuerza= 15 Protección= 15 + 10 yoroi Naginata= +10 Escuela= ??? Técnica secreta= ??? Habilidad secreta= ??? Contenido oculto John Whitelocke no me vuelvas a borrar post cuando se está tirando dados, porfis
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Mito: en el bosque Esas últimas palabras traumaron su consciencia. No lo dejaron reaccionar. Todo ese episodio fue su muerte en vida. Lo destruyó. Lo cercenó. Lo mató. Su alma ya no iba a sentir igual, y su cerebro no iba a procesar las cosas de la misma manera. Solo atinó a huir. —Yuta, vamos. No hay nada más que podamos hacer—dijo con la voz monótona e inmutable. Como un autómata.
En el bosque [Hideyoshi; Yuta y Keitaro] Yuta observó a Hideyoshi; su enemigo lo había alcanzado mientras su señor intentaba escapar pronunciando aquellas palabras; pero su enemigo lo alcanzó jalándolo del cabello para después desarmarlo con facilidad y obligarlo a caer de rodillas. —¡Hey, tú! —gritó aquel hombre a Yuta mientras este giraba para ver a su señor en el suelo; logrando esquivar el ataque de su oponente quien hizo exactamente lo mismo. —Un movimiento mas y lo mato frente a ti — el hombre que sostenía a Hideyoshi apuntó el filo de su katana al cuello de éste —Suelta las armas. Yuta cerró los ojos y dejó caer su katana; sabía que si peleaba lo matarían frente a él; en cambio, si se rendía podía Hideyoshi buscar una manera de escapar. El enemigo que luchaba contra Yuta pateó por detrás de sus rodillas para que cayera de rodillas a un lado de Hideyoshi. —Mi señor—susurró Yuta hacia Hideyoshi —Usted tiene un arma mas filosa que sus kodachis; su lengua es tan mortal como hábil; recuerde eso. Y sobre todo recuerde que nos dio una segunda vida; esto que hemos vivido junto a usted ha sido un regalo; yo le estoy...— La katana traspasó la espalda hasta el estómago, saliendo de frente de Yuta quien comenzó a agonizar. —Idiotas... en verdad creyeron que tenían una oportunidad...— rio el de la naginata. El hombre de la katana simplemente sacó su katana de Yuta para que este terminara de desangrarse en el suelo; sin evitarle la agonía de esa muerte; después miró a Hideyoshi —Recuerda en tu mente la muerte de tus hombres; y espero que cuando mueras bajo la katana de mi señora; tengas esos rostros quemando tu consciencia. El hombre de la naginata volvió a reír; para después amarrar los brazos de Hideyoshi; despojándolo de cualquier objeto de valor. Y arrastrándolo iniciaron su recorrido hacia el santuario; dejando atrás los cuerpos de Yuta y Keitaro. Hideyoshi Yuta Keitaro Nivel= 2 PV= 24 Fuerza= 7 Protección= 2 Reputación= +1 suerte Kodachi derecha= +16 (DESARMADO) Kodachi izquierda= +16 Koodachi ventaja= +5 de ataque por velocidad (LO RESTE A TUS ATRIBUTOS, ESTA VENTAJA SÓLO ES CON DOS KODACHIS) Hanshi= Podrás intercambiar valores en tus resultados de suerte y esquive; si sacas 5 en suerte y 1 en esquive puedes cambiar a que sea 1 en suerte y 5 en esquive (una vez por día) Nivel: 4 PV= 90 Fuerza= 15 Protección= 15 Katana= +4 Nivel: 3 PV= MUERTO Fuerza= 5 Protección= 10 Arco= +8 Mujer misteriosa Soldado 1 Soldado 2 Nivel= 5 Fuerza= 20 Protección= 10 + 10 yoroi Katana= +20 Escuela= ??? Técnica secreta= ??? Habilidad secreta= ??? Nivel 5 PV= 100 Fuerza= 18 Protección= 12 + 10 yoroi Katana= +15 Escuela= ??? Técnica secreta= ??? Habilidad secreta= ??? Nivel 4 PV= 85 Fuerza= 15 Protección= 15 + 10 yoroi Naginata= +10 Escuela= ??? Técnica secreta= ??? Habilidad secreta= ??? Contenido oculto John Whitelocke suframos
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Mito: en el bosque Sus dos montañas yacían en el suelo, con su sangre regando las raíces de los árboles del bosque. Había sobrevivido, por ahora, ¿pero para qué? Moriría pronto, en una acción que solo trajo pérdidas, humillación, dolor y frustración. Mientras era arrastrado, sin fuerzas para caminar, casi sin alma, iba sintiendo el peso de sus decisiones. Su cabeza cabizbaja por poco no la enterraba, su pelo desmarañado era testigo de la desazón. Su silencio y su mirada inerte delataban un cambio. El mundo había cambiado. Su corazón había cambiado. Y aún así, era posible que su muerte llegara en esas condiciones.
En el bosque [Hideyoshi] —Nuestras órdenes fueron claras; debemos eliminarlo—mencionó el hombre que había estado peleando con Yuta mientras preparaba su katana aun ensangrentada para realizar su tarea; pero el hombre de la naginata lo frenó. —Tu siempre tan impaciente; Iori —mencionó el de la naginata con un tono burlón lo que provocó que Iori lo empujara levemente en agresión directa. —Sonoda; este tipo de juegos son los que hacen que cometamos errores— amenazó Iori levantando la katana —Nuestra señora fue clara, si. Pero... sé que el Emperador apreciará un rehén con vida ¿No crees? Este hombre responde a los Minamoto; ya estaría muerto si hubiera permanecido en el Castillo junto a los demás — Sonoda jaló la cuerda que ataba las muñecas de Hideyoshi para que siguiera avanzando —Qué imbécil eres —el rostro de Iori demostraba fastidio. —Ambos lo son —una voz femenina se hizo presente; era la misma mujer de antes; pero esta vez no portaba su yoroi, en cambio usaba un simple kimono completamente blanco, como el que su usaba en rituales de purificación o en suicidios. —Son tan imbéciles que tienen a ese hombre atado y no en el suelo desangrándose con el resto—les recriminó a sus hombres. —Ese hombre no es como ustedes; sabrá usar cuanto le queda para escapar. —Mi señora —mencionó Iori con una reverencia. —Mi señora —dijo Sonoda — No podrá escapar; de eso puedo asegurarme yo; porque no se necesita demasiado para mantener al canario en la jaula; haré que su libertad se evapore en cada segundo, le cortaré sus alas—sonrió. La mujer clavó la mirada en Sonoda —¿Y cómo planeas hacer eso? Sonoda borró la sonrisa y justo cuando trató de expresar algo después de unos segundos de silencio, la mujer levantó la mano para que no hablara, para después negar y volver su mirada al frente —Oír cantar a una persona ronca o ver bailar a un tullido es penoso; pero presenciar cómo filosofa una mente estrecha es insoportable —su voz era fría; pero tenía un tono dulce, tan ameno que parecía estar conversando en lugar de estar amenazando. Iori sonrió mientras Sonoda agachó la frente. —Soga, Hideyoshi —mencionó sin ninguna clase de respeto — Prometo que morirás en mis manos en no más de cinco días; y lo harás sin saber el destino de tus hombres y tu señor. Morirás carente de información, en una soledad que no podrás soportar. Haré cada uno de tus días restantes un entretenimiento para mi ocio; porque este es tu destino de ahora en adelante, servirme para cumplir mis deseos por humillarte— se acercó a él —Quiero que tengas presente que la lucha contra el destino es una noción ridícula, implica un combate contra un oponente invisible, entre más quieras pelear, más caerás en su poder. Tu destino es la muerte, si además tomas en cuenta la omnipresencia del destino en tu predicamento, se puede concluir que intentar combatirlo es la más absurda de las pretensiones —desenvainó su katana. —¿Prefieres someterte a mi tortura? O deseas que aquí y ahora termine tu sufrimiento. Hideyoshi Nivel= 2 PV= 24 [INMOVILIZADO] Fuerza= 7 Protección= 2 Reputación= +1 suerte Kodachi derecha= +16 (DESARMADO) Kodachi izquierda= +16 (DESARMADO) Koodachi ventaja= +5 de ataque por velocidad (LO RESTE A TUS ATRIBUTOS, ESTA VENTAJA SÓLO ES CON DOS KODACHIS) Hanshi= Podrás intercambiar valores en tus resultados de suerte y esquive; si sacas 5 en suerte y 1 en esquive puedes cambiar a que sea 1 en suerte y 5 en esquive (una vez por día) Mujer misteriosa Soldado 1 Soldado 2 Nivel= 5 Fuerza= 20 Protección= 10 + 10 yoroi Katana= +20 Escuela= ??? Técnica secreta= ??? Habilidad secreta= ??? Nivel 5 PV= 100 Fuerza= 18 Protección= 12 + 10 yoroi Katana= +15 Escuela= ??? Técnica secreta= ??? Habilidad secreta= ??? Nivel 4 PV= 85 Fuerza= 15 Protección= 15 + 10 yoroi Naginata= +10 Escuela= ??? Técnica secreta= ??? Habilidad secreta= ??? Contenido oculto John Whitelocke
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Mito: en el bosque Por un momento la melancolía y depresión en la que estaba sumido por la muerte de sus Montañas lo abandonaron, al oír la irritante voz de esa mujer. Era una voz aguda, sus oídos apenas toleraban ese timbre, que le taladraba el cerebro, como si fuera el peor zumbido posible para asegurar una jaqueca feroz. La mujer desenvainó y Hideyoshi levantó la mirada, con el rostro sudado y ensangrentado, el pelo enmarañado y húmedo. —Hablas demasiado, y tu voz es intolerable. No creo que pueda ser sometido a una tortura mayor que el escucharte tararear tantas estupideces en un tiempo tan breve. En cierta forma esas palabras eran una respuesta, y una desafiante. A Hideyoshi no le importaba ser torturado. Por el momento la causa Minamoto había desaparecido. Solo quería esperar la oportunidad para poder escapar y tomar venganza.
En el bosque [Hideyoshi] Iori desenvainó su katana, dispuesto a matar a Hideyoshi en aquel momento por su impertinencia hacia su señora; ella no tuvo la más mínima intensión de detenerlo; igualmente ofendida con las palabras de Hideyoshi; pero fue Sonoda quien se interpuso —Calma; este hombre no representa una amenaza en estas condiciones; llevémosle al santuario, que allí decidan su destino ¿Sí? La mujer guardó su arma, e Iori reflejó el mismo movimiento. Santuario [Hideyoshi] Capítulo II 菊の花びら Kiku no hanabira - Pétalos de crisantemo Se adentraron de nuevo al santuario; repleto de guerreros de yoroi dorado; avanzaron hacia el jardín dónde varios hombres estaban arrodillados a los pies del viejo hombre con el cual Hideyoshi había conversado; Takechi estaba a su lado, mientras que fue Eiji quién los recibió con emoción al ver nuevamente a Hideyoshi; pero ahora en esas condiciones. —Sus hombres y el señor Shinomori han caído —mencionó Eiji con una sonrisa burlona — Uno al parecer llegó corriendo al palacio y antes de que que pudiera hablar con los suyos; una flecha atravesó su corazón. "No vayan al castillo..." La voz de Tadao resonó en la memoria de Hideyoshi. Iori empujó con asco a Eiji para dar paso hacia el hombre al centro de aquella comitiva; ese anciano con porte imponente; al ver que se acercaban, clavó su mirada en Hideyoshi. —Te di la oportunidad de volver con tu señor; y regresas a mi humillado ¿Este fue el vuelo que me prometiste mostrar? —negó decepcionado para después mirar a la mujer que los acompañaba. —Sayuri— dijo el anciano con voz fuerte sin necesidad de gritar. —Mi señor Akishino— dijo aquella mujer que respondía al nombre de Sayuri; la cual hizo una reverencia ante el Señor Imperial —Lo he traído aquí para que usted decida su destino; si bajo mi filo o ante las cadenas del Imperio. Akishino se acercó a Hideyoshi —Aun quiero ver cuan alto levantas a Takeda; veré de que madera está hecho, calaré su ímpetu y su claridad de mente— miró hacia Takechi —¿Aun no hay noticias de Yon? —Aun no; mi señor—mencionó Takechi —Entonces enviaré a mi halcón a Kamakura; le dejaré una pequeña muestra de mi compasión al verdadero señor de Kanagawa —la voz de Akishino era calmada — Le propondré un trato, veremos que tan valioso es este hombre para él —miró nuevamente a Hideyoshi —Tal vez terminemos con esta insensatez de guerras si simplemente agacha la cabeza ante mi. Hideyoshi Nivel= 2 PV= 24 [INMOVILIZADO] Fuerza= 7 Protección= 2 Reputación= +1 suerte Kodachi derecha= +16 (DESARMADO) Kodachi izquierda= +16 (DESARMADO) Koodachi ventaja= +5 de ataque por velocidad (LO RESTE A TUS ATRIBUTOS, ESTA VENTAJA SÓLO ES CON DOS KODACHIS) Hanshi= Podrás intercambiar valores en tus resultados de suerte y esquive; si sacas 5 en suerte y 1 en esquive puedes cambiar a que sea 1 en suerte y 5 en esquive (una vez por día) Contenido oculto John Whitelocke
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Mito: santuario El señor imperial se hallaba parado frente a él, con tono solemne y sin más ironía que un breve reproche. No se tomó la molestia de humillarlo más de la cuenta, sino que como político nato pasó directamente a la praxis. Todo apuntaba a que buscaría un intercambio entre la lealtad de Takeda por la vida de él. —Sobrestimas la importancia de mi vida si piensas que Takeda se expondrá a un truco de esa característica. No soy más que un peón y puedo ser reemplazado. Si las alianzas que obtuve al servicio de Takeda se ven agrietadas por el transcurrir de los hechos de la política y la guerra, entonces otro diplomático aparecerá para revitalizar esos vínculos. Resopló en medio del dolor y la frustración. —La guerra nunca es insensata, señor Akishino. No hay buenos ni malos en la guerra. Por como lo veo yo es tan insensato el que Takeda quiera recuperar su lugar, como la tenacidad con la que ustedes intentan conservar su sitio.
Santuario [Hideyoshi] Akishino dejó escapar una ligera sonrisa mientras miraba a Hideyoshi; el rostro de aquel hombre era cambiante; Hideyoshi entendía perfectamente esos rostros como un intercambio político; había cortesía pero detrás de esa pasividad había una mente elaborando un plan, una mejor respuesta, o simplemente una burla disfrazada de amabilidad. —Eso lo sabemos usted y yo —afirmó Akishino mientras un sirviente se acercaba sin levantar su frente para entregarle tinte y papel sobre una charola de madera; Akishino comenzó a entintar el pincel — Pero Takeda es un idealista. Quiero provocarlo, eso es evidente; puedo quitarle todo, ya lo he hecho antes. Podría cortar tu cabeza y clavarla en una estaca a la entrada a Kamakura para reafirmarle mi poder; pero eso no me mostrará su ímpetu; en cambio, es mejor obligarlo a revelarse para descubrir sus puntos vulnerables, necesito conocerlo ahora que es adulto, sólo conozco al niño. Este es el arte de estudiar los estados de ánimo. La disciplina y la calma para esperar la aparición del desorden y el alboroto del enemigo. Este es el arte de controlarse a sí mismo. Akishino escribió en el papel por unos momentos mientras todos esperaban en silencio; al terminar, dejó el pincel y tomó el papel en sus manos para doblarlo, extender su brazo izquierdo dónde en unos instantes se posó un halcón —Takeda tiene una gran debilidad, y esa es venerar a los suyos; por lo tanto puede ser fácilmente atormentado —colocó el papel en la pata del halcón para luego impulsarlo al vuelo. —La guerra es estrategia—sonrió mirando al halcón —a veces no se necesitan ejércitos para demoler ciudades. Contenido oculto John Whitelocke puedes contestar o simplemente dejar que cierre este día; si es la segunda avísame por whats
Hideyoshi fue llevado hacia el castillo en la madrugada junto a varios de los prisioneros; esperaban ver sangre y destrucción a su paso; pero no fue así. La ciudad parecía funcionar al igual que el día anterior; los establecimientos abiertos, la gente en sus calles; la única diferencia es que al ver la comitiva del Emperador, se hacía a un lado. Akishino iba montado a caballo blanco al frente; no portaba ningún yoroi, sólo un haori y kimono finos, tenía algunos detalles en hilo de oro; a su lado cabalgaba Sayuri, detrás de ella iban los hombres con los que había peleado el día anterior. Al otro costado de Akishino se encontraba otro hombre quien no portaba tampoco ninguna clase de yoroi. Contenido oculto No había conversación entre ninguno de ellos; permanecían solemnes en su camino por las calles; seguidos de mas hombres a caballo, incluyendo a los diplomáticos Eiji y Takechi; detrás de ellos seguían los prisioneros a pie, siendo jalados por guardias quienes si iban a caballo. Al llegar al castillo, los portones fueron abiertos sin ningún tipo de resistencia. Castillo [Hideyoshi] No iba a haber resistencia; pues en interior ya había un ejército esperando a su Emperador; los cuales al verlo entrar vitorearon. Ninguno de ellos parecía estar manchado de sangre; no se les notaba cansado, no había nada en ellos que reflejaran un arduo combate. Ya no existía el emblema Miura; sólo se veía el emblema del Emperador por cada rincón de aquel sitio. Los estudiantes que antes recorrían aquellos sitios ya no se encontraban mas. Algunos ahora eran prisioneros. Al entrar; la comitiva se dividió; algunos prisioneros fueron arrastrados hacia otro lado distinto al cual Hideyoshi era dirigido, al parecer este era llevado al jardín trasero... y allí estaba la sangre. Un grupo de soldados rodeaban a un joven que se veía exhausto mientras los gritos de una mujer se escuchaban tan fuertes que parecían retumbar en cada rincón; en los árboles no había pájaros, y las hojas ondeaban paulatinamente, como temiendo a caer en el pasto manchado de rojo. —¡POR FAVOR! ¡PAREN!— La voz era de Shoko; quién fuese líder de la casa Miura; era sometida por dos hombres; obligándola a mirar aquel enfrentamiento; Hiruma era lanzado de un lado para otro; mientras este trataba de sostener el sable; era tan lento que no alcanzaba a rozar a nadie. El joven peleando era Hiruma; hijo de Shoko. Se notaba que aquella arma no era suya; una kodachi, una que Hideyoshi logró reconocer de inmediato, era de su maestro. Al buscarlo con la mirada lo encontró; se encontraba atado a uno de los árboles; amordazado y tratando de moverse; a su alrededor también había hombres quienes a cada movimiento perforaban levemente alguna parte de su cuerpo. —Señor Soga—mencionó Akishino mirándolo mientras dos hombres arrastraban a Hideyoshi junto al Emperador —En el camino a distinguir lo que es distinguir rectitud de especulación consiste en aclarar la distinción entre lo que es correcto y lo que es ventajoso. Y es así porque a la gente le resulta atractivo el lucrarse y todos se obsesionan con ello. Así que en cuestiones de vida y muerte les gusta la vida y odian la muerte; en asuntos de ganancia o pérdida corren hacia los beneficios y huyen de las pérdidas; en cuestiones de labor y holganza, les desagrada la labor y se dedican a la holganza —hablaba con tranquilidad; como si Hideyoshi fuera un conocido, uno al que quería educar, mostrarle su pensar —La enseñanza de los sabios y los nobles no es despreciar la vida y lanzarse a la muerte, o correr hacia las pérdidas y evitar las ganancias, ni laborar sin holganza. La importancia relativa significa que señores; padres; hermanos mayores y esposos son más importantes que súbditos, hijos, hermanos pequeños y esposas— El hombre que acompañaba a Akishino junto con Sayuri afirmó suavemente —La nación es más importante que el individuo. Mirar, escuchar, hablar y actuar es menos importante que la mente. Akishino pausó para mirar al jardín y a los eventos que se llevaban a cabo. —Por lo tanto se deben evitar deseos ilimitados; no puede distinguirse la verdad absoluta y uno se olvida de lo más serio y valora lo más frívolo, descuidando al final los deberes para con su señor y súbditos; padre e hijo; hermano mayor y menor; maestros; compañeros; esposo y esposa, haciendo sólo lo que uno quiere, dando paso a consecuencias desagradables. Ello se debe a que el abandono de los deberes propios implica la violación de las leyes naturales —sonrió —Tú ya las has violado al permanecer aquí y no correr con tu señor; pues cuando investigas y razonas a fondo la cuestión de importancia relativa, la confusión debería cesar. Y es así porque en una situación de vida y muerte, si existe peligro inminente de dañar a personas importantes, como a tu señor Takeda o el pueblo, uno no debe dudar en morir sin pensarlo dos veces; aunque si esas personas importantes para ti no corren peligro alguno, entonces lo correcto es que conserves la vida. Eso también puede aplicarse a ganar y perder, laborar y holgar. Akishino miró a Hiruma, después a Aoshi —Ya has fallado una vez; ahora dime... ¿Quién de ellos debe vivir? Dame un nombre; y yo otorgaré piedad. Una pequeña risa salió de la boca de Sayuri mientras sonreía al ver a ambos pelear por su vida; a su vez, porque Hideyoshi era quién tenía la palabra sobre esas vidas. Contenido oculto John Whitelocke
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Mito: castillo El espectáculo que se había montado en el castillo era un verdadero circo al servicio de los Taira. La humillación del vencido se hacía presente, y todo lo que sobraba era la posibilidad de entenderse en ese escenario de depravación moral y goce de las bestias. Mientras oía a Akishino observaba a Hiruma, debatirse entre la vida y la muerte, sin la posibilidad de tolerar su humillación lo suficiente porque estaba muy ocupado blandiendo su espada. —"Evitar los deseos ilimitados"—repitió las palabras de Akishino sin mirarlo—. Todo deseo es la presencia de la ausencia. No se puede carecer aquello que no se desea. Mi error fue desear demasiado. Nunca tuve muchos deseos en la vida, excepto en el último tiempo. Creo que es hora de volver a lo que fui, no tendré más deseos... luego del próximo y último que volveré a expresar—en relación a la opción que Akishino le daba—. Volveré a ser un mero instrumento, que cumplirá deberes y obligaciones, misiones y mandatos. Sin deseos, sin carencias. "Lo lamento mucho, señor Hiruma", pensó. —Perdona la vida de Aoshi, señor Emperador. Este será mi último deseo, y a cambio de ello, dejaré los deseos a un lado. Seré un simple instrumento de ahora en más, para ser utilizado para la diplomacia y la política, o para lo que sea necesario. Takeda me permitió el ser un hombre de deseos, y nunca debí haberlo permitido. Ya no hay más de eso para mí, en esta tierra... ni en esta vida. Hideyoshi ya no era el mismo. Los episodios vividos en Miura lo habían afectado psicológicamente. No había vuelta atrás.
Castillo [Hideyoshi] Akishino afirmó sin mirar a Hideyoshi —Esa es la decisión correcta —mencionó levantando su mano frente a los guerreros que peleaban con Hiruma; cerrando el puño haciendo que los soldados a su mando atacaran al unísono a un joven que no sabía defenderse. No lo torturaron mas; fue una muerte rápida. El grito de Shoko inundó cada rincón del Castillo; mientras que los guardias atacando a Aoshi cesaban; dejando al hombre mirando aquel asesinato sin la posibilidad de intervenir; su misión de protección había fallado. Sayuri reía ante aquel escenario mientras Akishino se mantenía tranquilo; no reía, ni siquiera mostraba una sonrisa —Has entendido, Hideyoshi. Este error que has cometido no sólo recae en tus decisiones; este es un error de tu señor. Takeda es joven e idealista; un Imperio no se construye así, es un error dejar viva una semilla sin rumbo. Shoko cayó desmayada a brazos de los guardias que la sostenían mientras Aoshi miraba con furia hacia la dirección de Akishino. ¿A quién veía así? ¿Al Emperador, o a su alumno? —Haber dejado con vida a Hiruma hubiese creado a un joven lleno de odio, que al crecer se volvería un idealista al creer que matándome solucionaría todos los problemas de nuestra nación —miró a Hideyoshi —Hoy has tomado una decisión correcta, una que yo no tomé; yo bajé mi arco aquel día... y ahora Takeda cree que su supervivencia fue el destino —negó —Los errores se pagan con sangre —separó la vista de Hideyoshi —Hoy con esto, has evitado que en el futuro más muertes a tu nombre. Contenido oculto John Whitelocke Cierro día y etiqueto al nuevo día.
El rol de Kuroki; Momoka y Shiori proviene de Yamato Castillo/Mazmorras [Hideyoshi; Aoshi; Kuroki; Shoko; Momoka; Shiori] La noche había llegado a Ibaraki; Hideyoshi fue llevado a las mazmorras; el fue lanzado a unas sin nada en el suelo; sólo algo de paja. Aoshi también fue llevado allí después de que sus heridas fueron atendidas. Ambos guardaron silencio. Frente a ellos, otras rejas funcionaban como prisión; pero allí había mayores comodidades; futones y algunos pergaminos para lectura ligera. Fue allí dónde llevaron a Shoko después de que ella recuperara la conciencia. Ella se dejó caer cuando los guardias la dejaron en el futón; se mantuvo allí inerte a pesar de tener los ojos abiertos. —Shoko— mencionó Aoshi corriendo a colgarse de los barrotes, intentando acercarse lo más posible a ella. Pero Shoko seguía sin respuesta. Después de un rato, los pasos de los guardias se volvieron a escuchar; esta vez un hombre de un parche y un joven entraron arrastrando a dos rostros conocidos para Hideyoshi. Eran Kuroki y Shiori; acompañados de otros tres prisioneros; una mujer de cabello castaño; un joven y una niña que al parecer era ciega. Kuroki, Shiori y el joven fueron arrojados en la misma celda que Hideyoshi y Aoshi; mientras que las otras dos mujeres fueron arrojadas en la celda con mejores comodidades. Matahachi no dijo nada; saliendo de las mazmorras; fue Rei quien se despidió burlón para después seguir a Matahachi Contenido oculto: personajes Rei= Matahachi= Hina= Aoshi= Shoko= Sho= Contenido oculto John Whitelocke Gigavehl madarauchiha Mori
Momoka Ashikaga Yamato, Kanagawa. —Yo no le tengo respeto a los Taira, porque no comparto variedad de sus formas de actuar —hablé con seriedad a penas hubo un momento de silencio entre su intercambio, pues quería ser escuchada y parecía que sí tenían oídos para mi persona, independiente sí se mofaran de mi luego— ¿Qué los lleva a matar? ¿Qué los lleva a destruir? Yo no mataría, porque no me corresponde, pero tampoco me he visto excusada de hacerlo. No estoy cerca de la pureza, pues no soy agua cristalina, potable y trasparente. He matado, me parece lógico creer que todos excepto la niña lo hemos hecho o estado cerca de hacerlo, aun con eso: ¿Qué los lleva a matar, qué los lleva a destruir? Y claro, debería guardar respeto por quienes tienen mi vida en sus manos, pero ustedes no tienen eso de mí: Lo único que podría tenerles es temor, recelo y confundir eso con respeto, pero la admiración no existe en este momento y respeto es una palabra demasiado grande para gastarla en cualquiera. A pesar de todo, señor, tengo respeto por la vida, así que podría asegurarle que entre mis planes no suelen haber derramamientos de sangre. Cabizbaja sonreí. >>Siempre hay excepciones, claro, pero ustedes no tienen por qué serlo. Era más que clara la relación entre ellos dos, me agradaba que el chico no fuera un despistado, se veía que al menos aun poseía voluntad propia y la capacidad de poner en juicio las palabras de sus superiores. Los escuché genuinamente curiosa, sin ánimos de interrumpirles de momento. No era momento para estar tranquila o bajar la guardia, pero sí no teníamos escapatoria qué era mejor que sobrellevar el momento con tranquilidad. Entonces empezó a explicar el plan que nos llevó a esto, abrí los ojos como platos y la sorpresa me impidió sentir el miedo que podría significar un plan tan elaborado. Era asombroso, no podía encontrar palabras que explicaran mi emoción en ese momento, miré a Matahachi con cierta ilusión, pues enemigo o aliado, los conocimientos eran algo que perseguía y respetaba, no así cómo llegaran a usaralo los individuos. Exacto, el chico tenía mente de cazador, me había tocado cumplir ese rol una que otra vez, pero nunca había ideado un plan por mi cuenta, solo seguía ordenes ya preestablecidas o métodos practicados por generaciones. Para sorpresa de los presentes, o tal vez no, secuencié la risa de Rei de manera dulce solo porque así era mi voz, la realidad pecaba de tener en ese momento una expresión zorruna. Que no me sintiera a gusto, decía, con lo que me encantaba estar cómoda... pero la inseguridad... Claro, que amable, me pedía no confiar en ellos, porque estaba seguro de que el chiquillo no los traicionaría. Cerré los ojos, pensando con calma y una sutil sonrisa. Poco a poco la seriedad volvió a mi ser, podría reírme y compartir con el enemigo, solamente porque sabía distinguir situaciones de complicaciones. La verdad, cada que veía a la chica noqueada o al dúo mal herido se me estrujaba el corazón y se notaba la preocupación en mis facciones, nunca fui buena enmascarando emociones, así que mejor era ser sincera antes de ser una mala mentirosa. Quería darles la atención que necesitaban, pero de momento no era capaz de exigir nada, sabía que no tenía el derecho de eso. Entonces llegamos a un barco, pocas veces había estado sobre uno y nunca había zarpado como tal. Miré todo con ojo critico y los tipos se volvieron algo más bruscos, bufé y los miré con clara disconformidad cada que me trataban con demasiado descuido. ¡Vamos! Ser enemigos no nos quitaba merecer respeto, pero claro, una vez estando en la celda y escuchando las palabras de Matahachi y Rei solo quedaba expresar mi desagrado y hastío con una mueca en la boca y una frunsión en mi ceño. —Es muy pronto para cantar victoria y tratarnos de ratas, pensar que ganaron solo por tener ventaja trae mala suerte —comenté seria sin sonar en verdad dura, una voz bastante tranquila, pero que pecaba de altanería, aunque estuviera arrodillada y encerrada. Entonces sonreí suave, tranquila y casi servicial, una de las pocas máscaras que podía poner sobre mí—. Espero que tengan la dignidad y el orgullo suficientes como para tratar a sus rehenes tan bien como eliminan pueblos y acribillan gente—. Entonces los miré directo a los ojos, centrando mi vista en Rei, porque en verdad era más interesante que hablarle al corderito de Matahachi—, no hay hombre más desagradable que el que solo sabe esparcir sangre—. Cerré los ojos y fruncí el ceño con una sonrisa de pena resignada, todo alrededor de una actitud de mofa—, terminan siendo de las peores escorias, los seres más irrelevantes. Miré el suelo húmedo de la celda, con una sonrisa suave y una mirada que se debatía entre la melancolía y la nostalgia. >>Solo serán recordados por la mayoría por el gran desprecio que generaron —musité. Eso no era agradable y, en el fondo, deseaba que todos comprendieran mi punto. Que cambiaran, pero sería imposible, al menos que lograra superar este gran reto que los kami pusieron en mi camino, a pesar de que a veces sentía que solo dedicaban a mandarnos desgracias e ignorarnos. ¿Qué mal habíamos hecho para merecer todo este sufrimiento? Como fuera, me quedé callada esperando a que nos dieran algo de privacidad. Una vez entendí que no nos dirigirían más la palabra, otra vez volteé a ver preocupada al resto de los presentes. Posé primero me vista sobre la niña, aun inconsciente, luego miré al albino y a su amiga, toda la preocupación estaba palpable en mi expresión, pero no debía mostrarme débil, así que les sonreí compasiva. —¿Cómo se encuentran, chicos? ¿Les duele mucho?— Miré entonces al joven encerrado en la celda y mi rostro se apeno aún más, aun sonreía, pero mis ojos estaban cristalizados. Suspiré y miré el suelo resignada, tranquila, aunque abatida—. Perdón... —hablé con dificultad, pues mi voz sonó algo quebradiza. Di otro suspiró que opacó mi mirada y borró mi sonrisa, podían verlo con claridad sí se tomaban la molestia de mirarme, estar cabizbaja impedía verme con claridad. Y yo no me veía capaz de verle a los ojos. >>No fui capaz de hacer mucho, pero...— Apreté los labios y tensé mis manos en dos puños, sintiendo como el mar de tristeza fluía desde mi cabeza hasta el centro de mi pecho, pero no, no podía permitirme flaquear. Un suspiro pesado más—, no pude hacer nada en realidad. Y entonces alcé la cabeza, sonriendo con vergüenza al ladear el rostro. >>Jiji... al menos puedo intentar revisar sus heridas, soy aprendiz de médico —pasé de la vergüenza a sonreír más apacible y confiada, pero había perdido cualquier brillo en el reflejo de mis ojos castaños. Momoka Mito, Ibaraki Desde Kanagawa a Ibaraki, mis pensamientos y preocupaciones me hacían sudar frío y en parte sentía fortuna de no ser... alguien tan especial. Un rostro podía delatar cosas, palabras poner en evidencia esas sospechas y ahora tenía que cuidar cada uno de mis pasos. Cada movimiento, palabra, mirada y voz... era agotador de solo pensarlo. Era atemorizante pensar en todo lo que podían hacer estos sujetos, pero no podía rendirme ante la adversidad. Para eso mejor morir primero, y eso sería de cobardes... Yo no quería rendirme, no me críe para dejar mis ideales atrás y abandonar a mi gente: Haría lo que estuviera en mis manos hasta mi último aliento. El problema es que no estaba con los míos, ¿Qué debía priorizar? Nunca me mandé sola como tema aparte, veía mis capacidades de liderazgo, pero nunca me habían llevado al frente, porque yo debía estar detrás. Ayudando, curando, tranquilizando... A veces debías agarrar el toro por los cuernos, imagino, no quedaba de otra y me sentía una pieza clave para que esto no terminara en tragedia absoluta. Y sí, me había reído con el enemigo, casi y les hablé como a un igual, pero era clara la diferencia y la actitud del tal Rei empezaba a colmarme la paciencia. Era mejor hacerle oídos sordos, esta gente parecía tener una facilidad para sacar de juicio a sus enemigos, no podía permitirme caer en sus juegos y por mucho que se notara la furia que me provocaba la burla de nuestro secuestrador tan solo me limitaba a apretar los dientes y gruñir un poco. Tampoco era cosa de privarle mis emociones, que él hiciera lo que quisiera con ellas luego. Di un suspiro pesado y abatido una vez todos se marcharon, sentada sobre mis piernas manteniendo cierta gracia femenina a pesar de mi agotamiento. Lo que hice acto seguido fue buscar a la niña, me acerqué con delicadeza y de la mima forma tomé sus manos, las apreté con cuidado en un intento de brindarle a sus extremidades el calor de las mías propias. —Cariño —hablé tranquila y con calidez en mi voz, aunque era probable que no pudiera ver la sonrisa en mi rostro esta reflejaba mi sentir—, estoy acá, soy Momoka, ¿vale? Puedes mantenerte a mi lado sí así lo quieres, ¿entendido? El resto de nuestros amigos está en otra celda, el lugar no es lo más alegre del mundo, pero al menos nosotras tenemos un poco más de comodidades—. Mis manos entonces se movieron solas, había terminado por acunar una de sus mejillas mientras que con la otra mano hice que su propia manita sintiera mi corazón, por algún motivo sentía que podía ser de utilidad. Cada movimiento fue suave y gentil, lo que menos deseaba era asustarla o incomodarla—. También puedes confiar en mí, no dejaría que nadie vuelva a tratarte como lo hicieron esos horribles hombres... Mi sonrisa se quebró un poco entonces, afligida. En verdad que no podía hacer mucho, ni siquiera para protegerla y no quería crearle falsas ilusiones, era difícil recuperarse de las ilusiones rotas, sobre todo cuando se es un pequeño. >>Pero la situación es complicada, tenemos que mantenernos fuertes y puede que no siempre podamos estar unidos... —continué con una voz menos gentil, pero más segura y monocorde. Luego recuperé mi sonrisa compasiva y le acaricié el cabello con suavidad—, pero intentaré que todos salgamos de esto con la mejor de las sonrisas, es mi objetivo, ¿vale? Tras eso dejé mis manos a su disposición posándolas sobre mi regazo, que ella las tomara sí en verdad lo deseaba. Observé la celda y vi a una señora recostada... La saludé con un leve inclinamiento de cabeza, no parecía estar en condiciones de hablar. Entonces miré alrededor... ¿Qué hacer? No podíamos quedarnos sin hacer nada, eso nos llevaría a la muerte más temprano que tarde. Di un suspiro pesado cerrando los ojos para mentalizarme y pode hablar con firmeza. —Estamos en aprietos, eso es claro, y tenemos las manos atadas independiente de qué tan intactos estemos. Desprovistos de armas y rodeados de enemigos la opción de luchar queda invalidada...— Posé mis ojos en cada uno, centrándome más en los que parecían ser los hombres de más edad en el lugar. Teníamos variedad de años aquí, eso complicaba algunas cosas y favorecía otras—, pero no podemos perder la esperanza: Rendirse o huir, les tocará elegir a cada uno lo que prefieren...— Cerré los ojos mentalizándome otra vez. Los abrí para mirar de nuevo cada reacción de los presentes, siempre trasmitiendo tranquilidad y seguridad, iba despacio en cada acción—, pero quiero recordarles que cuál sea la opción que tomen, no pueden soltar los ideales que les trajeron acá: No importa que tan desesperanzadora sea la situación, la verdadera derrota no será la muerte, será doblegarse ante estos tiranos y me enfadaría en verdad sí alguno se permite hacer eso... Y entonces perdí la concentración, giré de inmediato hacía la niña y toda mi actitud cambió de golpe, la seriedad se esfumó y solo había una gentil sonrisa en mi rostro cuando volví a acunar la mejilla de la niña por un momento. >>Menos tú, pequeña, cualquier error podría perdonártelo—. Y tras eso la dejé tranquila y volví a centrarme en los presentes—. ¿Cuántos días de vida creen que les quedan?— Cerré los ojos y agaché un poco la cabeza, pensando en la respuesta a mi propia pregunta, luego volví a mirarlos con seriedad—. Por mi parte, tengo oportunidades de sobrevivir, pero eso estará firmemente conectado a las acciones de cada uno de los presentes. Sonreí ladina, puede que demasiado confiada para mi propio bien. >>Soy solo una pequeña flor en un campo de shibazakuras, conozco mi valor a pesar de eso, mi simpleza me es una ventaja...— Y otra vez la seriedad absoluta, viajando entre cada una de las miradas—, pero imagino que acá hay un par de peces gordos que los Taira no se permitirán dejar con vida, ¿me equivoco?
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Mito: castillo Paja, humedad, y poco más ocupaba aquella celda donde fue arrojado. Aoshi a su lado, permanecía en silencio. Su alma solo se vio perturbada al ver a Shoko, con la distancia de los barrotes de por medio. Lo había perdido todo, no le quedaba nada. No había otra forma de verlo para él. Había perdido a sus hombres, aquellos que habían hecho de sus nombres una leyenda en la Batalla de Shizuoka. Había perdido a su amigo, Kenzaburo. Quizás ni siquiera Togashi siguiera vivo a esta altura, su desesperanza se había transformado en un vacío total. Solo Aoshi, de sus afectos, permanecía vivo. La figura de Takeda aparecía para él ahora muy lejana, su causa, ajena, y su rostro no le evocaba nada. Puede que perdiera sus emociones, pero era algo más que un trauma. Era una herida profunda que no sanaba, y cuando parecía que dejaba de sangrar, volvía a gotear. "No hay forma de vencer a los Taira. Japón es con ellos, o no será Japón", pensaba. Poco después aparecieron ante sus ojos dos rostros identificables, pero parecían de un pasado lejano. Casi como de un sueño, de otro mundo. Kuroki y Shiori. Con el primero había tenido algo de relación en el pasado, más bien idas y venidas. Recordaba el conflicto con los Tao, parecía un milenio atrás. Cuando vio que los lanzaron en la celda, bajó la mirada, y agachó la cabeza. Su alma estaba hecha añicos. Dividida en tantos trozos como era posible. Y la herida... seguía sangrando
Shiori Iba a seguir cuando la chica nueva me pidió que no lo hiciera, primero pensé que lo hacía como reproche más su tono indicaba completamente lo contrario, mas bien parecía indicarme y también a juzgar por el cambio de rostro de Matatachi que estaba ocultando sus emociones ante su superior, pero, aun rota, sabía que eso era una fachada, aun había una posibilidad... debía aprovechar la próxima vez que se encontrara a solas y con menos testigos, si fuera estar a solas conmigo mejor, cierto es que cuanto mas intimidad mas sinceridad y realmente eso tenía sentido. Me sequé las lágrimas y traté de recuperar la compostura lo más rápidamente posible intentádnome centrar en la conversación tanto como el dolor me permitiera al menos hasta que la chica nos pidió que le confiáramos nuestras palabras y la dejáramos hablar por nosotros. Igualmente de perdidos al río, nos gustara o no teníamos que confiar en ella y no parecía una mala persona. — Es una larga historia. Esperaba que Matatachi me tuviera gran rencor pero no que hubiera realizado las acciones que ha realizado, podría decirse que aun creo que está roto por mi traición, pero aun hay posibilidad de racionalizar con él, eso lo sé—. Dije en voz baja a la chica, cerciorándome de que ella era la única junto con Kuro que me podía escuchar— Él piensa que los abandoné por Kuroki tras la masacre de los Futasada de la que formé parte, pero no pude matar a Kuroki. Luego abandoné al clan, pero Matatachi lo consintió y hasta me tapó, luego me estuvo buscando aparentemente para hablar de lo sucedido. Por eso creo que aun hay posibilidades de que vuelva a mi y cambie de opinión. Luego agudicé el oido logrando escuchar a Rei diciendo que las razones por las que dije eso eran para no morir y que no le hiciera dudar de su inteligencia, y en efecto su inteligencia era incuestionable, de lo que no estaba ya tan convencida es que él tuviera la misma noción del por qué de mis palabras. Matatachi no era blando y en efecto se había tornado alguien mas frio de lo que recordaba pero, al menos ya estaba medio convencida de que era de cara a la galería. A mi ya no me podía engañar... Sin embargo decidí seguirles la corriente. La chica habló defendiéndonos aunque si bien las palabras fueron elegidas al dedillo, no sé yo si hubiera optado por decirlas tan alegremente, más opté por quedarme en silencio y estudiar como se desarrollaría la situación, curioso como ella parecía entender perfectamente el peso de ésas palabras pero ese no fue el fin de su discurso para mi sorpresa sino que añadió que quizás quería crear a un ser completamente dependiente de una figura de autoridad, eso ya me hizo enarcar las cejas en un evidente gesto de sorpresa e instintivamente busqué a Kuroki con la mirada más esa sensación duró menos de un segundo para dirigir la vista de nuevo a Momoka. —"Por el amor de... esa chica tiene agallas"—. musité para mi misma sorprendida, claro que los otros dos no se sintieron para nada ofendidos, mas igualmente tal como nos ordenaron como condición de salvar mi vida nos empezamos a movilizar en lo que Rei explicaba el plan de Matatachi, desviar el rio cortando el suministro de agua, esperando a que Sho se diera cuenta y lo secuestraran, así que fueron ellos... los Taira, ¿Por que no me sorprende? Lo siguiente que noté fue un dolor en las cuerdas que rodeaban mis muñecas y nos encaminamos hacia el barco, el cual nos llevaría a... bueno, donde fuera que ellos quisieran llevarnos. Al fin y al cabo no nos quedaba de otra que obedecer, incluso se dirigieron a Kuroki como nuestro líder agradeciéndole que sacáramos a Hina de la protección de palacio, ay...lo tenían todo tan bien calculado que hasta me daba rabia, pero debía mantener la compostura, hasta ví como sacaban la nota que Rengo le otorgó y conociendo a Kuroki no sería algo que le sentara bien en absoluto. Al final, tras un viaje en silencio salvo por ciertos comentarios hirientes ocasionales provenientes de Rei, acabamos bajando en Mito y, de nuevo... encerrados en celdas, por suerte para mi, dentro de la mala suerte de estar encerrada es que estaba viva y compartia celda con Kuroki y Hideyoshi, además de que parecía estar mucho mas cómoda que las otras dos en las que estuve. Suspiré para mirarme, además de que caí al suelo mareada por las heridas y la tensión, opté por tumbarme y respirar, cerrando los ojos. Fuere lo que fuere lo que dijeran Rei o Matatachi o inclusive la chica nueva no acabé de entenderlo, no podía concentrarme.... Solo podía toser con fuerza