Shiga Koga

Seinkanji Yamagawa

Se cruzó de brazos e intercambió varias miradas entre Akihito y Kodoku; el herrero parecía ignorarlos deliberadamente aunque claramente en ningún momento se habían despedido de él para dejarle hacer el trabajo. Aunque todo el proceso de blanqueo de los materiales, la limpieza y la dedicación de las manos de Hoshi hicieron de la experiencia algo gratificante. Seinkanji nunca había visto trabajar a un herrero (y mucho menos a uno rodeado de rollos de pergaminos) y la experiencia le pareció enriquecedora. Se tomó el atrevimiento incluso de retratar a Hoshi mientras mejoraba el filo de la espada de Shishio. Lo dibujo con las ojeras marcadas, que le daba un aspecto de molestia mas que de cansado; o quizá era lo mismo, Seinkanji dejó que sea a libre opinión. El retrato era muy vivo y lo dejó a un lado del exhibidor donde descansaba la katana de Akihito.

—¡Tendré que probarlas para que merezcan un nombre! La primer sangre que prueben serán bautizadas. —sonrió, como si lo que hubiera dicho no fuera más que un comentario sin más; había asesinado en el pasado, era algo que no le molestaba. —Creo que es hora de irnos a descansar. —bostezó y alzó ambas manos para reprimir un escalofrío. —Será lo mejor para mañana estar frescos.

 

Akihito Shishio

Asintió ante las palabras de Hoshi, llevando sus manos tras su espalda para poder esperar en absoluto silencio, observando con genuina curiosidad las acciones del hombre con su arma a la cual, quizás realmente nunca le había prestado tanta atención como hasta ahora tan solo porque de pronto era interesante ver aquel proceso que se estaba realizando. Él como tal llegaba a hacer lo básico en casa cuando era necesario o se lo recordaba algún miembro de su familia, lo suficiente para que realmente no entorpeciera su propósito, pero definitivamente nada comparado con lo que estaba viendo.

De pronto, le parecía un arma completamente distinta mientras el proceso se iba realizando de una manera bastante hipnótica, tampoco es que le hubiera prestado mucha atención a los otros presentes hasta que Hoshi volvió a darse cuenta de su presencia y sonrió casi como saludo silencioso que otra cosa.

—Es realmente magnífico —Dijo con impresión una vez que dejó el arma en el exhibidor, contemplando con atención su arma —, deberé pensar en un nombre adecuado, los nombres y sus caminos son únicos. —Sonrió y de manera bastante cuidadosa tomó su arma para guardarla en su saya con el mismo cuidado y tranquilidad luego de verla nuevamente más de cerca.

—Muchas gracias señor Hoshi, por ahora debemos retirarnos, espero que pase una buena noche —Hizo una pequeña reverencia para despedirse y miró a sus otros acompañantes —, vamos a descansar entonces.

Asearse y dormir era una buena idea luego de todo aquel día.

 

Casa de Armamento
[Kodoku; Akihito; Seikanji]

Hoshi observó el dibujo sin tomarlo, después clavó su dura mirada en ustedes, no dijo nada.

—Bueno...—interrumpió Kodoku aquel silencio impuesto por el herrero, ya lo conocía y sabía que no diría nada mas y esperaría a que los presentes captaran la indirecta de que estaban incomodando su espacio personal —...Es hora de irnos; como dice Seikanji, deben descansar, los llevaré a su nuevo hogar.

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Casa de Armamento
[Kodoku; Akihito; Seikanji]

Kodoku los guio en la aldea hasta una pequeña casa que se encontraba deshabitada, abrió sus puertas y entró extendiendo sus manos —Esta es su casa de ahora en adelante —dijo con una gran sonrisa —Mi padre jamás dejará sin un techo digno a aquellos que están en sus filas; es una casa con tres habitaciones; dos en cada una.

Junpei había llegado a aquella casa y ahora dormía en una de esas tres habitaciones. Kaien también había sido guiado y ya descansaba junto a Junpei.

—Descansen; que mañana les espera un día... pesado —sonrió para después salir de la casa.

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rapuma
Nekita
Insane Hygge

En mi siguiente post abro el nuevo día no necesitan postear, lo voy a abrir de una buena vez

 

Aoi Nobunaga

Sentía la respiración agitada de su caballo al borde del colapso cuando, al fin, la silueta de la gran muralla de Koga se alzó en el horizonte.

Azuzó a su montura una última vez para salvar la distancia que restaba, adelantando a Ryoshi a su paso con una sonrisa traviesa.

Finalmente, llegaron al pie de la gran muralla y Aoi observó las cuerdas descolgarse sintiendo flaquear su confianza.

Nunca había hecho algo así pero odiaba reconocerlo por lo que, tragó saliva y comenzó un ascenso lento e inseguro sólo para tropezar a medio camino y caer estrepitosamente al suelo. Se levantó rápidamente a pesar del dolor, sacudiendo sus ropas como si no hubiera ocurrido nada y tratando de ignorar sus lesiones miró a Ryoshi con gravedad.

– Ni se te ocurra burlarte.– susurró con toda la dignidad que pudo reunir, antes de dejarse caer nuevamente al suelo para respirar profundamente y ahogar un gemido.

Dolía, y mucho.

 

Akihito Shishio

No haber recibido ninguna clase de instrucción o cosa que hacer en particular luego de despertar había sido bastante extraño, como si ver que faltaban muchas personas no fuera suficiente, lo hacían sentir como si realmente se hubieran perdido de algo o que en la noche ignoraron alguna clase de señal o algo por haber descansado quizás de una forma un poco más profunda, no lo sabía con exactitud.

De igual forma, trató de seguir su día lo más normal posible hasta llegar la noche, donde quiso acercarse a la muralla con intención de buscar a Haku y preguntarle qué era lo que sucedía hasta que para su suerte o desgracia pudo observar un peculiar descenso, uno que había sido su miedo cuando a él mismo le tocó escalar.

Se acercó en silencio, llegando al lado suyo notando que también bajaría, imaginaba que su acompañante. —Bienvenida a Koga... —Comentó con tranquilidad, extendiendo su mano hacia ella por si necesitaba ayuda para levantarse.

 

Kaien Sabaku

Todo lo hablado el día anterior me habia pasado como si lo hubiese soñado despierto, si el viejo nunca me había mencionado que sería a tal paso esta vida con los Taira, pero no me veía para nada mal servido en realidad, estaba aprendiendo bastante por ahí derecho así que quejas, ninguna~ Me sobé los ojos en lo que bostezaba, notando a Akihito divagar a lo que ni corto ni perezoso lo seguí.

—ínvitame al menos a acompañarte a caminar~ —solté en lo que elevaba apenas las cejas hacia la muralla, viendo a una mujer caer de tal forma que sino se había fractura un hueso sería de milagro—. ¿Desde cuándo llueven hermosas señoritas del cielo? ¿eh?~

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volví ;_;

 

Aoi Nobunaga

Antes de que tuviera tiempo de recuperarse tras la dura caída un hombre joven se acercó a ella y le dió la bienvenida.
Aoi miró la mano tendida frente a ella un par de segundos e, ignorándola por completo, se puso en pie apretando los dientes. Dedicó al recién llegado un asentimiento a modo de respuesta y comenzó a sacudir sus ropas tratando de salvar un poco de dignidad.

En ese momento, notó la presencia de un segundo joven. Aoi enarcó una ceja ante su comentario y se contuvo para no fulminarlo con la mirada.

– Qué chistoso el comité de bienvenida.– Bufó, dejando su atuendo por imposible y pasando a asegurarse de que su katana no había sufrido daños.

 

Akihito Shishio

Al ver que ignoraba aquella ayuda llevó sus manos tras su espalda, retrocediendo un paso para darle más oportunidad a levantarse por su cuenta entonces, ignorando el comentario de Kaien sobre "la lluvia de señoritas" pero le quedaba claro por el comentario de la chica que no había sido muy bien recibido con justas razones.

—Se sigue trabajando en eso —Sonrió con tranquilidad volviendo a mirar hacia la muralla por unos breves momentos, si habían llegado asumía que era por un asunto similar al de ellos pero, de nuevo, la situación que estaban teniendo en ese momento lo hacía ver todo un poco más extraño —, ¿alguien mas les acompaña?

¿Quizás alguien que habían conocido el día anterior que explicara su ausencia?

 

Calles de Koga
[Aoi; Ryoshi; Kaien; Akihito]
​

Ryoshi sabía escalar y nadar sin dificultad alguna; nació prácticamente haciéndolo, por lo que era hábil y aquello era tan natural en él que no entendía como alguien mas no era capaz de hacerlo como respirar. Llevó su mano a su boca para ocultar su sonrisa e iba a extenderle su otra mano para ayudarla; pero la voz de alguien mas lo interrumpió; y fue él quien le extendió su mano. Aoi lo ignoró, así como también al segundo comentario del otro chico; Ryoshi los miró —¿Y a mi no me extienden una mano o me dicen nada bonito? —comenzó a reírse— Qué horribles son la ciudades sin puerto— miraba alrededor colocando sus manos en la espalda baja mientras se inclinaba un poco hacia atrás para sentir el viento en su rostro.

—¡Oigan!— gritó alguien; para Akihito y Kaien era una voz conocida, era Kodoku; pero no parecía encontrarse cerca. Ryoshi comenzó a reírse fuertemente para después colocar su mano sobre el hombro de Aoi mientras señalaba hacia una de las ramas sobre la copa de un árbol; era un joven atado a las ramas.

—¡¿Me ayudarían a bajar?!— Era Kodoku, al parecer había sido castigado por algo.

—No lo ayudes—susurró Ryoshi a Aoi —No vayas a caerte de nuevo

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rapuma Nekita
Ayeah
Si quieren ayudar a Kodoku un dado de 20 caras
Insane puedes ayudarlo sin dado :3

 

Aoi Nobunaga

Negó con la cabeza ante la pregunta del chico y se tensó involuntariamente ante el contacto de Ryoshi sobre su hombro, que hizo que un latigazo de dolor recorriera hasta la punta de sus dedos.

Dejó escapar un siseo y apretó los dientes, llevándose una mano al mismo para comprobar que, en efecto, estaba luxado.

Podría haber sido peor, dada la caída, pero el dolor ahora resultaba difícil de soportar. Escuchó la burla de Ryoshi y siguió la dirección de su mirada.

Volvió a evaluar a los jóvenes, aprovechando la distracción y se inclinó suavemente en la dirección de su acompañante.

–No podría aunque quisiera.– Respondió con un hilo de voz. No quería que los recién llegados notaran que era un blanco sencillo pero había palidecido notablemente.

 

Kaien Sabaku

Pero si la chica parecía de mal humor, y bueno, con esa caída era hasta milagroso el que no se hubiese torcido el tobillo, perdía la oportunidad y todo de llevarla cargada al espacio médico de por acá~ o eso pensé hasta que denoté la tensión que le bañó el cuerpo, elevé apenas las cejas y relajé los hombros en lo que otra voz me llegaba a los oídos, deslicé las pupilas ligeramente divertido al verlo colgando del árbol.

—¿Me darás algo a cambio? Tengo los bolsillos vacíos y me vendría bien algo de dinero —solté en un tono jocoso.

Podía ser broma, pero si quería no era broma~

 

Akihito Shishio

Sonrió ligeramente divertido con el comentario de aquel chico, pero es que si parecía más oportuno decirle palabras algo más amables a alguien que su primera impresión del lugar era caerse de la muralla, ¿no? —Bienvenido a Koga también...—Estuvo a punto de preguntar de nuevo sobre la persona que posiblemente los había enviado allí o si esta las acompañaba para hacerse una idea más correcta de lo que estaba pasando hasta que escuchó aquella voz familiar.

Y al contrario del invitado lo que hizo primeramente fue preocuparse y vamos, sentir una culpabilidad al recordar sus palabras sobre aquel mismo tema advirtiéndoles sobre un castigo.

Se acercó al árbol y comenzó a buscar una forma de bajarlo hasta que escuchó a Kaien, empujándolo ligeramente con una mano —Debe llevar bastante tiempo allá arriba, luego negocias. —Fue más como un reproche que otra cosa, prácticamente más movido por sentir que estaba allá arriba por haberlos ayudado a distraer a Murai aunque pudiera ser por algo completamente distinto.

Chasqueó su lengua con cierta molestia cuando vio que no pudo subir al árbol siquiera, definitivamente odiaba escalar y volvió a dar otro toque a Kaien. —Mejor bájalo y luego cobras el rescate...

 

Kaien Sabaku

Mi sonrisa apenas y se estiró hacia la derecha, siendo empujado apenas de un toque suave por Akihito a lo que pestañeé con calma. Bostecé apenas, divertido aún por la situación al ver que el otro no pudo nisiquiera escalar un tramo del árbol, aprovechando entonces para inclinarme hacia su oído izquierdo.

—Si él no me paga me pagas tú~

Me alejé con ligereza, escalando como si se tratase de despertar en las mañanas, a fin de cuentas el cazar me obligó desde chico a arreglármelas para escapar de animales salvajes. Caminé por la rama en lo que miraba, estirando la mano para alcanzarlo del cuello del kimono, atraerlo hacia mi y hacerlo agarrarse de mi espalda, descendiendo por el tronco.

—Ya estás a salvo, cien monedas suenan a un trato justo~

 

​

 

Calles de Koga

[Aoi; Ryoshi; Kaien; Akihito]
​

Ryoshi escuchó a Aoi, estaba herida así que no bromeó mas —Vamos a una clínica, no puedes andar así por la aldea —dijo nuevamente susurrando ante Aoi, no quería lastimar su orgullo.

—¿Cien monedas? No, espera. Ten —dijo entregándole las ataduras que le quitó para safarlo de esa penosa situación —Amárrame nuevamente si quieres, no te voy a pagar —dijo esperando a ser atado nuevamente.

—¡Déjenlo donde está!— gritó una voz femenina, era Mako, la esposa de Murai.

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—Lo merece por robarle a su padre —mencionó volteando su vista hacia los presentes —Pero sobre todo, por ocultar el destino de aquello que robó. Ustedes, jóvenes ¿No saben dónde lo ha dejado?

Mako reparó en la presencia de Aoi y Ryoshi —Oh— se acercó a ellos —La única aprendiz con vida de Wu Yon; es un honor tenerte con nosotros. Estamos muy impresionados con lo que has hecho en Sakata —observó a Ryoshi —¿Traes un... sirviente?— preguntó hacia Aoi.

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rapuma Nekita
Ayeah
Insane ficha actualizada

 

Aoi Nobunaga

Asintió en silencio ante el consejo de Ryoshi con un levísimo rubor tiñendo sus avergonzadas mejillas. Odiaba mostrar debilidad ante otros, pues bien sabía que podrían aprovecharse de ello.

Pero apenas hizo amago de ponerse en movimiento una mujer de aspecto imponente hizo su aparición, dirigiéndose a ella tras ordenar a los jóvenes que no ayudasen al muchacho atado.

Inclinó la cabeza agradeciendo el cumplido, tratando de no mover el brazo que ahora descansaba contra su pecho en una postura algo antinatural pero que hacía el dolor más soportable.

Miró a Ryoshi alzando una ceja y no pudo ocultar una sonrisa maliciosa.

– Algo así.– Respondió, divertida con la idea.

 

Akihito Shishio

Puso sus ojos en blanco e inclinó su cuerpo ligeramente hacia a un lado para que Kaien no le hablara tan de cerca porque realmente no veía esa necesidad de que se lo dijera tan de cerca, menos cuando no era algo que planeara hacer porque tampoco es que tuviera el dinero en realidad, y para cuando pudiera conseguirlo, muy probablemente Kaien también conseguiría el propio.

Esperó de brazos cruzados hasta que escuchó a alguien más acercarse y cuando notó quien era, deshizo su postura para saludarla con una corta reverencia para enterarse de que en efecto Kodoku había terminado allí por el robo hacia Murai.

—Me temo que no... lo siento. —Negó con suavidad su cabeza antes de volver a prestar atención a lo que pasaba en el árbol al asumir que e chico ya debia de estar libre o en camino de serlo si es que decidía realmente no soltarlo como había indicado Mako, definitivamente no quería acabar allá tampoco por mucho que le pesara que él tomara la culpa.

Pero aprovechando ligeramente que se había desviado con los nuevos miembros de Koga para tratar de que la conversación no se centrara en la gente del arbol —Disculpe Señorita Mako...¿sabe dónde se encuentran los demás? No nos hemos topado con nadie y ahora que hay nuevas personas aquí sería bueno presentarlos...

 

Seinkanji Yamagawa

Descansó un par de horas al llegar a la casa donde Kodoku les había guiado; las suficientes para reparar el cuerpo y la mente de los últimos acontecimientos. Su loba se había echado sobre él, dándole un cálido confort a su cuerpo que permanecía acostado con una gran sensación de calor y paz. Abrió un ojo y bostezó, refregándose los labios por dónde había caído su baba mientras dormía. No encontró a Akihito allí como tampoco a Kaien, solo a Junpei, quién seguía durmiendo. Le movió por un hombro esperando una reacción, pero al ver que no respondía se encogió de hombros y se levantó.

—Si sigues durmiendo echarás raíces. —le dijo en un tono jocoso, con la voz un poco ronca tras despertar. Caminó por la casa, buscando qué hacer, siempre con Reiko, su loba, como su sombra guardiana. La casa era simple, una más de las que había en aquella ciudad. Nada extravagante, ningún misterio a descubrir. Pensó por unos momentos si esa casa le había pertenecido a alguno de esos aprendices que les había dicho Murai, los que murieron...

Reiko alzó las orejas y movió la cabeza con dirección al sur. Seinkanji era receptivo para los movimientos de su rastreadora profesional, que era su loba, por lo que su cabeza siempre trazada un mapa mental de cada sitio, cada recoveco de cada ciudad. Movió la cabeza también a dirección sur. ¿Qué había ahí? Claro, las cuerdas por dónde habían descendido junto al señor Sabaku. Y posteriormente el señor Shishio. ¿Alguien más estaba entrando a la ciudad? Eso podría explicar el extraño silencio que sobrecogía cada centímetro de esa casa.

—Buena chica. —dijo con alegría, acariciando la cabeza de Reiko, justo entre las orejas. —Lástima que tengo esto roto. —se miró la rasgadura en su kimono, producto del entrenamiento con Oshin. Sonrió a ojos cerrados. —¡Vamos!

No tardó mucho en llegar a la escena, permaneciendo escondido sobre un árbol cerca a ellos. No vio que la nueva mujer había caído como un fardo, simplemente cuando llegó ella ya se encontraba dentro de la ciudad junto a otro hombre. También localizó a sus dos compañeros y a Kodoku. Todo le parecía intrigante hasta que la voz autoritaria de Mako hizo que Reiko gimiera levemente al pie del árbol. Seinkanji miró hacia abajo y se llevó un dedo a los labios, un gesto que creía que su loba podía interpretar. Se quedó observando todo en silencio, pero decidió que lo mejor era poner fin al castigo de Kodoku. Eran los mejores ninjas del Imperio, tarde o temprano se darían cuenta de quién había sido.

—Fui yo. —gritó con alegría, elevando el brazo y moviéndolo para que le vieran. Su sonrisa eterna estaba grabada en su rostro. Se encontraba sentado sobre una rama gorda de un árbol próximo a ellos. —¡Fui yo, señorita Mako! —movió los pies, que le colgaban en el aire. —¡El señor Sugita dijo que debíamos de velar por nuestros propios intereses! Nos dio información útil y decidí usarla a mi favor. —eran casi las mismas palabras que Murai les había dicho en el viaje a Koga, cuando se toparon con el armero errante. No esperaba un castigo por ello, por lo que se encontraba feliz, mirando ahora a los recién llegados con curiosidad.

 

Kaien Sabaku

Me quedé con las ataduras en la palma de mi mano a lo que ladeaba la cabeza. No lo ataría ni mucho menos, ya el que me debía era el otro por no querer dejarlo colgado, pese a que al rato lo hubiese bajado. Las dejé caer al suelo en lo que la voz femenina se abría paso. Era Mako. Elevé apenas las cejas enterrando las manos en las bolsas del kimono.

Me había perdido de algo al parecer importante.

Guardé silencio entonces, a ver si me ubicaba mejor con lo que estaba pasando~