Yamanashi Kai

Suzuhī/Masuyo
Me guíe por el canto y... dioses, ¿había escuchado alguna vez voz tan linda? Ese tono, esa tranquilidad, en cuanto pude visualizar todo el panorama, las mujeres y Murai, simple y llanamente una sonrisa amplia a boca abierta iluminó mi cara; mis ojos de seguro se perlaron por mera alegría, con un suspiro hondo de pura emoción. ¡Aparte, había usado mí apodo como le pedí!

Corrí a pasos sonoros, pero amortiguados, sacándome las sandalias antes de hacerlo. Entonces me aferré sin demora a su brazo, empujándolo un poco en el proceso; dudo que le importara demasiado.
—Jijije —solté casi como la ardilla de Kohaku, pero sin perder mi melodiosa voz grave; el Kitsune estafador que era. Luego miré con una sonrisa amplia y con lentitud a cada una de las señoras presentes, alegre a labios cerrados, con los ojos entornados de puro jubilo. Los volví a cerrar mientras hablaba, siempre aferrada al brazo de Murai—, ¡¿Te lo había comentado, hermano?! ¡Amo cantar! —exclamé con fuerza y energía, pero mi voz se mantenía monócorde y melodiosa; muy lejos de estridente.
Me separé entonces de su brazo, tomando distancia y me distancie hasta quedar en la zona más amplia del sector; pues deseaba no solo cantar, sí no que bailar. Cabe recalcar, que todo ese último acto lo había hecho a ojos cerrados, manos entrelazadas tras mi espalda, y cabizbaja.

Alcé entonces el rostro, encarando a mi público con una sonrisa apacible.
—De acuerdo, damas y señor hermano; ahora mismo yo deseo saber cuál es su canción lenta favorita, la preferida del sector— Hice una reverencia de 90°, formal—, ¡haré mi mejor esfuerzo para improvisar un baile, y una letra sí es musica sin canto!

 

Fuera del Shukusha
[Mao]

Las mujeres aplaudieron ante la propuesta de Mao mientras Murai sonreía tranquilamente. Las mujeres empezaron a soltar nombres de canciones, hubo una pequeña pelea mientras se decidían cual canción debía ser interpretada.

—Calma señoritas— mencionó Murai con una sonrisa conciliadora, poco común en él; al parecer estaba desempeñando bien su papel del hermano ciego, amable y tranquilo —Si me permiten recomendar; Kojo no Tsuki es una canción por demás hermosa, es lenta y seguro mi pequeña hermana la interpretará como es debido

Una de las mujeres se acercó a Murai —Será una lástima que no puedas ver la interpretación, pero yo estaré aquí para describírtela.

Murai afirmó para después esperar por la voz de Mao.

Contenido oculto

Mori

 

Suzuhii

Masuyo​

Contenido oculto: Kojo no Tsuki

Solté una risa enternecida a labios y ojos cerrados, apenas musitada, manos entrelazadas con calma tras mi espalda; ver tanta gente animada... era en verdad bello. Era lo... que estaba destinada a hacer, ¿no? Vaya despiadados eran los Taira.

Volví a hacer una reverencia, cuando eligieron por fin la canción.
—¡Espero que acompañen mi baile con sus lindas voces, las que se animen, claro!— Y en cuanto alcé la vista, recta y fina como cualquier abedul, les brindé una última sonrisa sutil y apacible.

Había... que ver; hasta me sentaba algo cruel esa en especifico. ¿Murai sabría sobre mi pasado, cuantas dagas significaban para mí una canción como esa? Ignoré el pensamiento, cabizbaja y arrodillada, manos sobre mi regazo en una postura firme, simétrica y destensada. Esperé a que la música hiciera presencia, y apenas llegó la estrofa esperada mi voz más grave vibró en el ambiente; a ojos cerrados me fui moviendo con lentitud: Las manos, la cabeza, los sutiles movimientos de hombros, brazos y espalda alta. A medida de que el relato avanzaba, mi figura se alzaba poco a poco, como sí levantarse sin perder la postura fuera tan fácil como comerse un bocado de bollo hervido en la mañana.

Tarareé despacio, moviéndome por todo el sector con pasos gráciles y precisos; ninguna parte mía se quedaba quieta, cada movimiento predecía al próximo y se conectaba con el anterior. Mi voz imitaba sin dificultad a las cuerdas, contrastando el tono natural del instrumento sin mayor dificultad; al fin y al cabo, cantaba desde que tenía memoria, y era obligación perfeccionarse en cada clase de alguna u otra manera.

La canción llegaba a su fin y no lo sabía solo por conocerla; era como respirar, como pelear en sincronía: Cantar y bailar, igual o más difícil que cortarle la garganta a un desvalido cualquiera. Volví a estar de rodillas, inclinada casi como sí le agradeciera algo a alguien, justo cuando el instrumento finalizó la última nota: Había terminado el espectáculo, y yo no alzaría la cabeza hasta escuchar los aplausos, regaños...

o abucheos sí era necesario.​

 

Shukusha
[Mao; Murai]

Mao fue ovacionada entre lágrimas y aplausos. Murai se levantó y aplaudió fuertemente haciendo que las mujeres lo siguieran

—Esta ciudad se ha llenado de música y risas nuevamente gracias a ustedes—mencionó una mujer anciana.

—Habíamos estado pasando por una racha de desgracias, ahora nos iluminan un poco el panorama —mencionó una mujer joven.

—Deberían quedarse indefinidamente, si es que no tienen a dónde volver —mencionó otra mujer joven mientras miraba a Murai.

—Podrían vivir aquí, este es mi negocio junto a mi esposo, dos bocas extra que alimentar nunca dañan los bolsillos —mencionó la anciana.

Murai no dijo nada, la decisión era de Mao.

Contenido oculto

Ya tiré el dado de movimiento porque salió Murai, pero debes indicarme a dónde se van a mover.
Mori

 

Suzuhī/MAO/Masuyo

Amé cuando supe que Kokia hizo unas cuantas canciones para los Tale of jsjsjsjs <3[/spoiler]

—Jeje —musite suave y melódica, apenas audible, en cuanto las ovaciones y aplausos llegaron juntos a los de Murai. Me sorprendía poder identificar quién hacia qué a pesar de no verlos a la cara aún. Me levanté con la ligereza de una flor y el estoicismo de un gran árbol, para luego sonreírle de oreja a oreja, cordial, a todos los presentes pribándome de la vista.

—¡Muchas gracias a todas ustedes! —exclamé con suavidad, haciendo una considerable reverencia. Me quedé así, tranquila para hablar desde esa posición de agradecimiento—; y admiro tanto como aprecio sus ofertas, pero...

Me ergui, ladeando al completo la cabeza, mirando hacia mi lado derecho, fijando la vista en la nada.
>>Tenemos que irnos.

Y luego las miré, manteniendo la sonrisa leve y apacible, pero el resto de mi expresión era pura y dura sobriedad. Casi una máscara más.
—Yamanashi no es mi hogar—. Mis cejas se arquearón con pena, no demoré en cerrar los ojos, pero mi voz nunca tembló ni cambió su carácter monocorde—. Y mi hermano al parecer no ha tenido uno en mucho tiempo.

Entonces abrí los ojos, frunciendo el ceño con fuerza, pero también sonriendo ladina: Con determinación.
>>¡Pero estoy segura que podremos encontrar un lugar ideal para nosotros, si que si!

Y luego ladee un poco la cabeza, sonriendoles risueña a ojos cerrados.
—¡Kai va a ser un hermoso recuerdo, que nos motivará en nuestros tiempos de hambruna o desespero, ténganlo por seguro!

Contenido oculto: Sigue al risueñor

Amé cuando me enteré que Kokia hacia canciones para Tale of

Volví a hacer una reverencia de 90°, agradeciendo otra vez de corazón el amor y hospitalidad que brindaban. Luego de eso, con permiso del resto, me llevé a Miurai a uno de los baños, ayudándolo a asearse mientras yo hacía lo mismo, aproveché también de susurrarle sin acercarme nuestros próximos movimientos.

—En Nagano hay alguien que aprecio un montón —musite con mi voz grave y monocorde, centrada en mi labor—, sí algo malo nos pasará, y eso nos siguiera, encontrándonos por causalidades de la vida con él... No quiero meterlo en una encrucijada tan grande pronto.

Me eché agua para eliminar cualquier rastro de jabón, hice lo mismo con Murai, solo que de manera más cuidadosa.
>>Aparte, vamos a pasar por territorio Taira y...

Me callé un momento, deteniendo todos mis movimientos, para luego suspirar tan abatida como hastiada. El carácter de mi voz no cambio tras eso.
>>No tengo ganas ni fuerzas para enfrentarlos sola; porque como bien dijiste, tú eres un Taira y yo una chica sin esencia.

Le terminé de desenredar su lindo cabello con mis manos finas, paciente de no hacerle demasiado daño en lo posible.
—Vamos a Saitama, porque Gunma conecta con Nagano, e ir para allá significaría estar cerca de territorio...

No eran mis enemigos.
>>Contrincante, estar cerca de una piedra en el zapato: Iremos a Saitama, allá te explicaré nuestros siguientes pasos.

Tras decir eso ya había terminado de vestirme y desenredar mi propio cabello, miré a Sugita no Murai una última vez por el hombro, siempre hablando en voz baja.
>>Aparte, para llegar a Aichi hay que cruzar Gifu, y Mie queda demasiado cerca de mi lugar de entrenamiento.

Observé al frente entonces, con una actitud aún calmada.
—No estoy lista para volver a enfrentar esas ciudades, por ende, aún no soy lo suficientemente fuerte y digna de aprender tus habilidades.

Lo miré por sobre el hombro.
>>Y yo no aprenderé de un ciego idiota, que aún no ha entendido su ceguera etérea —musite sin perder mi voz baja y monocorde.
>>Eso es todo, vámonos —hablé un poco más fuerte y demandante, solo saliendo del baño cuando Murai lo hizo.

No había tiempo que perder...

¿nos estarían persiguiendo?
​

Takeda se dedicaba a matar Tairas sin cuestionarlo dos veces,
El pasatiempo de los Fujiwara era cobrar venganza con Miurai...
​

Era definitivo que a salvo no estaba:

como siempre.

​

Contenido oculto

Nos vamos pa Saitama y que se mueran los caballitos uwu/;w;

​

 

Shukusha/ Baños
[Mao; Murai]

Murai soltó un quejido al escuchar el plan de Mao —Bien, entiendo — se levantó para salir del baño con cuidado, se le notaba muy desganado, no se entendía si era por la decisión de ruta; por abandonar Kai, o por otra razón específica.

Contenido oculto

Mori

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El rol de Mao continúa en Saitama​

 

Todos afirmaron ante las palabras de Yuzuki; avanzaron hacia el Shukusha.



Shukusha
[Kato; Yuzuki; Takeda; Shinrin; Kiba; Matsuda]

Entraron a aquel sitio; allí había dos hombres jugando shogi, uno anciano y otro hombre maduro, los miraron extrañados; pero al ver el emblema en el pecho de Kato no tardaron en colocarse en una reverencia completa, colocando su frente en el suelo.

—El emblema Minamoto siempre es bienvenido en Kai; ciudad que ha ocultado a todos aquellos exiliados del ataque hace ya quince años —mencionó el anciano.

Takeda los miró extrañado; mientras que Kiba entraba olfateando alarmando a los presentes.

—No deben preocuparse; el lobo viene con nosotros, estamos rastreando a dos fugitivos, criminales que han dañado al clan Minamoto — mencionó Shinrin mientras los hombres los observaban.

Kiba entró al shukusha y los gritos de varias mujeres alertaron a los presentes. Takeda avanzó hacia donde se dirigía Kiba, una habitación con mujeres que parecían estar reunidas mientras escuchaban música, allí Kiba mantuvo el nuevo rastro, mirando hacia el exterior. Takeda se notaba frustrado, era evidente que ya no estaban mas allí. Shinrin lo siguió y acarició a Kiba quien ya había captado el nuevo rastro, miró a Takeda.

—Tarde o temprano los alcanzaremos — mencionó Shinrin. Takeda afirmó apretando sus puños.

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Hitori

 

Shukusha
[Kato; Yuzuki; Takeda; Shinrin; Kiba; Matsuda]

Takeda observó a Yuzuki —Puedes hablar con Shinrin por ahora; yo debo hablar con Matsuda, quiero saber si ha conseguido la información que requiero —Takeda avanzó para volver a la habitación donde se encontraban Kato y Matsuda. Shinrin se mantuvo allí con Yuzuki.

—¿Qué sucede?— preguntó mientras Kiba se recostaba a un lado suyo; las mujeres en el fondo de la habitación siguieron con sus asuntos, afinando sus instrumentos sin emitir melodía coherente, sólo practicaban acordes.

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Hitori

 

Shukusha
[Kato; Yuzuki; Takeda; Shinrin; Kiba; Matsuda]

Shinrin escuchó a Yuzuki, bajó la mirada al suelo; pues ella también estaba avergonzada de su comportamiento en esos momentos —Si no hubiera sido por Kohaku, yo también hubiera dicho cosas horribles; estaba muy molesta. Incluso cuando me enteré que Mao había sido la traidora terminé desquitándome con Kohaku; pero me disculpé de inmediato —levantó la mirada para verla —Yo también lo siento Yuzu; debería haber confiado en sus acciones a pesar de no haber escuchado sus palabras; a final de todo son las personas en las que mas confío.

Recordó a las hermanas gemelas; aquel par inquieto que rondaban siempre a un lado de Yuzuki —Yuzu; he querido preguntarte ¿Dónde están tus hermanas y tu madre? Están a salvo, ¿Cierto?—

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Hitori

 

Shukusha
[Kato; Yuzuki; Takeda; Shinrin; Kiba; Matsuda]

Shinrin se acercó un poco a Yuzuki, algo temerosa; pues no era algo que solía hacer. Extendió sus brazos y la sostuvo con fuerza en ellos, lentamente aquella acción rígida de sus movimientos se suavizó, era un abrazo sincero, uno que sabía que Yuzuki necesitaba —Son Minami —mencionó Shinrin sin separarse de ella — Seguro que se mantendrán firmes ante todo esto. Sus raíces son fuertes, siempre lo han demostrado.

Shinrin sonrió, algo que Yuzuki no podía ver —Takano y tú son muy parecidos; cuando Jiin las ayudó a escapar pensó que era lo mejor para ustedes, pues decía que era mejor que se mantuvieran lejos, que pudieran tener una vida más tranquila, alejadas de la guerra que creíamos caería en Kamakura — no se separó de ella, no hasta que Yuzuki lo hiciera, además, no sabía como hacerlo.

—Pero no eres un perro enfermo, eres el rabioso —soltó una pequeña risa —Ese que esta dispuesto a morir pero no sin dar pelea.

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Hitori

 

Shukusha
[Kato; Yuzuki; Takeda; Shinrin; Kiba; Matsuda]

Shinrin la observó con una mirada melancólica cuando ella se separó —Yuzu...—sus palabras eran claras, era el cariño, la preocupación y el amor hablando atreves de ella —Mi padre se mete demasiado en nuestras relaciones porque nos sigue viendo como herramientas útiles, ahora que ha vuelto a ver a Tskano como imprescindible, no quiere verlo morir pues consideraría que eso es un desperdicio de potencial, Kato habla con la mente. Podrá tener razón en muchas cosas pero en asuntos del corazón no sabe nada, por eso está solo —sonrió aun melancólica —Y las pesadillas, muestran inseguridades nuestras mas que eventos premonitorios, yo soñaba con la muerte de Takeda; pero son solo sueños, no debes guiarte por ellos, somos nosotros los que tomamos las riendas de nuestras vidas. No importa lo que los demás digan, importa lo que uno piensa, en este caso importa lo que tú y Takano crean correcto.

Observó a Kato, quien esperaba recargado en la salida con los brazos cruzados, sin interactuar con nadie, a pesar de que los hombres del shukusha se acercaban a saludarlo y reverenciarlo—Es una misión visceral. Es por eso que Kato decidió tomarla, es por eso que trajo a Takeda. Busca enseñarle lo que sucede cuando no se es asertivo, le mostrará los errores de su benevolencia y falta de decisión, el como esos errores ponen en un peligro mayor a los suyos y a Japón—Miró hacia atrás tratando de ver a Takeda; quien hablaba con Matsuda — Y es por eso que yo también necesitaba venir, debo ver en lo que Takeda se convertirá —Volvió la vista a Yuzuki — Y seguramente es por lo que Takano te ha enviado, en ti ve a alguien en quien puede confiar; sabe que harás lo correcto. No necesitas saber que es lo que haría tu madre, necesitas saber lo que harás tú. Porque esa es la opinión que él valora —sonrió —Yuzu, te envió sin un plan fijo. Takano no hace eso, porque "nadie hace un mejor trabajo que él", sus palabras exactas.— dijo entre risas para después señalar a Yuzu — A ti te ha dejado la misión abierta, porque sabe que tú la trazarás.

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Hitori

 

Shukusha
[Kato; Yuzuki; Takeda; Shinrin; Kiba; Matsuda]

Kiba levantó la cabeza al tacto de Yuzuki, cerró sus ojos y dejó que las caricias continuaran.

La conversación siguió, Shinrin apretó también con fuerza su mano, desviando un poco la mirada, observando a Kato quien no reparaba en aquella interacción; era mejor así. Volvió a mirar a Yuzuki —No hay nada que agradecer; para eso está la familia —dijo con sinceridad —Debemos seguir el rastro, creo —dijo mirando a Kiba. Después miró a su alrededor mientras sacaba un pequeño frasco de su ropa, entregándoselo a Yuzuki.

—Es lo que pudo extraer de la katana de Murai —dijo en voz baja —No sólo Takano confía en ti.

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