Shimane Islas Oki

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Par de islas alejadas de los asentamientos en Shimane; han habido exploraciones pero en su gran mayoría acabaron en desastre; el choque de mareas entre ambas islas hace muy peligroso el viaje, por lo que sólo expertos marinos podrían cruzarla.

Corren varias leyendas de aquellos lugares. Se dice que en la isla oeste, el choque de las olas arrasa de pies a cabeza el montículo de roca, erosionándola. También hay actividad volcánica a nivel marítimo.
En la isla este, la tierra se ve más habitable; pero se dice que una vez, un grupo de monjes budistas lograron llegar a la isla pero murieron en ella; se dice que sus espíritus se volvieron malignos a causa de una muerte dolorosa a manos de un depredador. Desde entonces, nadie busca adentrarse en aquellas islas.

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Gobierno:

Es territorio de Shimane; pero nadie pisa esas tierras.

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Santuario: Abandonado.

 

Akihito Shishio

Si bien todo le seguía pareciendo algo demasiado arriesgado que podría terminar en solo haciendo de un ejemplo a Murai, lo único que podía fuera de no estorbar en el camino era pedir que todo saliera tal y como lo hubieran planeado, que hicieran lo que creyeran necesarios sin ser descubiertos o en su defecto, en serio huyeran si terminaban siendo descubiertos para no ponerse en peligro.

Porque por mucho que considerara poéticas las palabras de Murai, estaba seguro que nada detendría a una familia con un amor tan intenso si algo le pasaba, lo cual inevitablemente terminaría poniéndolos en peligro, contradiciendo de alguna forma todo lo que Murai quería para ellos. Cuando tuvieron que partir los despidió con una reverencia y el propio viaje lo hizo en cierto silencio, checando como iban los demás cada cierto tiempo para que el viaje no se complicara demasiado.

Y si bien no esperó el repentino giro de acontecimientos a la hora de conseguir un barco, estaba gratamente sorprendido con todo el mar que los rodeaba y entretenido con las respuestas de Ryoshi que fluían como el mar mismo. Claro que, esa fascinación duró hasta que vio las grandes olas que se presentaban a lo lejos.

Vaya manera de viajar en el mar por primera vez...

Si había hecho las cosas como debían ser o no permanecería como un misterio para él, pero tan siquiera sabía que se había esforzado y tratado de seguir todas aquellas indicaciones que Dozan y Ryoshi les decían para llegar con bien a tierra a la cual ya deseaba llegar para no estar a merced del agua.

Al bajar del barco caminó un par de pasos por la arena viendo en todas las clases de direcciones posibles, no sabía si sentirse abrumado por saber que muy probablemente estarían solos allí y todo dependería de ellos, sentir alguna clase de esperanza por tener una infinidad de posibilidades frente a ellos o sentirse culpable de estar en un lugar tranquilo cuando los demás pudieran estar experimentando algo extremadamente tenso y peligroso.

—¿Un polizón? —Preguntó mirando hacia Dozan, claramente no había salido como él había planeado —Nos encontramos en una isla, y lamentablemente no va a poder llegar a Omori en un...tiempo, señor. ¿Quién es usted? ¿Por qué se escondía en este barco?

 

Seikanji Yamagawa

Desde lejos, el Kinmaru ofrecía una bella imagen. Con las velas hinchadas al viento matinal, escorada algunos grados, veloz, surcaba el agua azul y clara. Sin embargo, a bordo, estaban incómodos y estrechos. Seikanji tocó su koto durante muchas horas, con una de sus cuerdas rotas intentaba que suene afinado, tarea difícil pero no imposible, ya no podía tocar sus canciones favoritas, solo le quedaba improvisar ritmos armoniosos con una cuerda menos. El koto le recordaba a su hermano Jiro y siempre que pudiera hacer música con él su recuerdo viviría junto al arte que le había enseñado.

Los vientos eran imprevisibles y el mar agitado, pero el Kinmaru avanzaba a buena velocidad, comandado por Ryoshi y segudo por Dozan, era casi un arte el verlos manejar aquél barco con tanta maestría, algo que hablaba de años de experiencia; fluían como la marea misma. Era tan armonioso que resultaba grato verles moverse como uno mismo, como si pertenecieran a la embarcación.

Pensaba en sus hermanos, en Saito y Manzo, sobre todo en Bokuso; ¿dónde estarían? ¿cuál sería su siguiente movimiento? Empezaba a creer que quizá debiera de haberse quedado con ellos; eran enemigos del Imperio luego de su accionar y los había dejado en tierra, sin explicar su siguiente movimiento. Sentado en la proa justo unos metros más atrás de Hoshi y Rengo, con su koto entre sus piernas, pensaba mientras observaba la espalda de los Harima, quienes observaban el mar, que quizá su decisión de zarpar a las islas Okki sin su familia había sido otro error. ¿Qué harían sin ellos? ¿Cómo se moverían sin la tutela de Murai?

Avistaron tierra y Seikanji se preparó, guardando con cariño el koto que ya mostraba ciertos golpes a los costados, con la madera rayada. Lo guardó con un cariño casi ceremonial y se alistó para bajar. Buscó a la médica y le dió la mano mientras bajaban de la embarcación.
Pisar tierra luego de unos días fue un poco extraño, sobre todo sin saber el futuro que les esperaría en aquél lugar del que no sabían nada.

Le sonrió a Akihito cuando le vio y esperó al resto de sus compañeros hasta que Dozan empujaba al polizón que estaba escondido en la bodega. Seikanji alzó las cejas con sorpresa al verle.

—Es el herrero Kyuzo, lo encontramos con el shihan cuando partimos de Otsu, hace mucho tiempo atrás. —y era cierto, cuando Murai los reclutó parecía haber sido una vida distinta, cuando Seikanji era un joven alegre y de risa fácil. —Parece que estará atrapado con nosotros en este lugar.

 

Aoi Nobunaga

No pudo reprimir un sonrisa cuando escuchó los gritos de aquel hombre y Ryoshi los instó a apresurar su partida tras aquel guiño cómplice. Estaba más que preparada para algo así y ya se había ocupado de soltar un par de amarras en previsión cuando los gritos llegaron desde el muelle.

Se apresuró a cumplir con sus órdenes dejando que su indiferencia habitual fuese sustituída por un extraño sentimiento de calidez al saberse finalmente en casa.

Observaba a Ryoshi y Dozan volar sobre la cubierta con la elegancia de las aves cuyos nombres portaban y simplemente lo supo. Aquel era su lugar.

No las islas ni las misiones que los aguardaban en tierra firme... No.

El mar.

Aquella inmensidad azul cambiante nunca había resultado tan atractiva. El viento revolvía su cabello y Aoi se retiró la máscara por primera vez para dejar que la brisa marina acariciara su rostro.

Poco importaba lo que dejaba atrás, un mundo de posibilidades se abría ante ellos y todas y cada una de ellas incluía a su nueva familia.

Llegaron a la isla antes de lo que a la shinobi le hubiera gustado. Posar los pies en la arena la hizo volver a la realidad... Antes de ser libres por completo aun había una deuda que debían saldar.

Dejó escapar un suspiro y, mientras los demás se ocupaban del polizón, fijó su vista en las aguas cristalinas en busca de algo útil. ¿Qué clase de criaturas vivirían allí?

 

Islas Oki
[Seikanji; Aki; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Fureku; Hoshi; Mako; Hiro; Hajime; Akihito; Aoi; Ryoshi; Dozan; Rengo]

Ryoshi se acercó a Aoi, sin importarle en lo más mínimo lo que había dicho Seikanji —Te gusta ¿Cierto? — dijo cerrando los ojos y escuchando la brisa, el mar, las aves de aquel lugar —El mar oculta tantas cosas; y sólo podemos conocer su superficie. Una pena.

—¿Dijiste Kyuzo? — preguntó Dozan mientras veía al anciano ante él.

—¿Atrapado? —preguntó Kyuzo a Seikanji.

—Así es; mire la marea a la distancia — señaló Aki.

—Sólo ese hombre lo podrá sacar de la isla — mencionó Rengo con admiración — ¡Destruye todas las olas a su paso! ¡Impresionante!

—Cómo le ha mencionado este joven — interrumpió Hoshi —No verá Omori por un tiempo; no nos iremos de esta isla por un tiempo.

Kyuzo levantó la vista y buscó algo de civilización; no veía nada —Pero... no hay nada aquí. Yo debo....

—Si me paga lo regresó a la costa— intervino Ryoshi —Fue culpa suya después de todo.

—Este barco se dirigía a Omori. No fue mi culpa —reclamó Kyuzo

—Fue su culpa por no querer pagar un viaje comercial; usted decidió colarse en el barco de un traficante. Fue culpa suya — reafirmó Dozan, cruzándose de brazos.

—No fue por no pagar; fue porque no quiero que la gente vea mi rostro y...

—Aquí todos sabemos quién es. Falló en esa misión también —mencionó Fureku mientras dejaba caer el color de su cabello; después tomó un poco del agua salada para limpiar su rostro.

Rengo la señaló con asombro —¡Era una niña todo este tiempo!— buscó entre sus pertenencias y sacó el dibujo de Seikanji — ¡Es ella!

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Sólo Kyuzo y Rengo mostraron sorpresa ante aquella noticia. Ni siquiera Ryoshi o Dozan se mostraban interesados.

—Nos perdimos nuestra boda, ¿No es cierto, Rengo?

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Nekita rapuma Ayeah

 

Akihito Shishio

¿Kyuzo como el herrero de la casa de armamento que habían colapsado en su primera salida en Otsu?

Lo miró con grata sorpresa por unos momentos, el destino tenia formas muy curiosas de cruzar caminos como para interrumpir tan abruptamente el del herrero y forzarlo a tomar una...gran pausa a nuestro lado.

—No hay nada aquí, aún, señor Kyuzo o quizás todavía no lo vemos, pero seguro encontrará algo con lo cual entretenerse en este lugar, deberá tener algo de paciencia si el dinero es escaso a fin de cuentas, la compañía mutua podría ser entretenida mientras espera. —Dijo de manera tranquila, viendo que ya el herrero había recibido demasiadas malas noticas sin mucho tacto.

Aunque ninguno de esos comentarios estaba equivocado.

Luego, al ver como Fureku comenzaba a deshacerse de su disfraz, se acercó hacia donde estaba para recoger la peluca y sacudirla de la arena, así mínimo la podía poner en el barco después y que todo se mantuviera un poco más ordenado mientras descifraban los arreglos. Una vez hecho eso, sacó un pañuelo del interior de su kimono para entregárselo para que pudiera secarse el rostro y así, ya finalmente dirigirse al barco para dejar lo que habia recogido en el suelo del mismo.

—...No creo que necesiten presentaciones, ¿no? —Preguntó en dirección a Kyuzo y Rengo con una pequeña sonrisa aunque ese movimiento de Tomoe lo pusiera un poco nervioso.

No podían arriesgarse que eso se supiera y eso implicaría que el herrero no dejara la isla, también...no tenía idea de cómo pudiera empeorar la relación entre ella y Rengo cuando ya como Fureku era mala.

 

Seikanji Yamagawa

Sonrió con un deje de nostalgia cuando Rengo sacó el dibujo que le había dado en Koga; también había perdido sus pinceles y el papel donde podía dibujar o pintar. Apenas cargaba el koto, a duras penas, que le mantenía en un hilo con su lado artístico.

Suspiró con pesar.

Hizo una reverencia muy formal ante, ahora sí, Tomoe, hermana menor de Shino Taira. El disfraz de Fureku quedaba atrás y debía de ser tratada con el trato imperial al que debería estar acostumbrada. Eran circunstancias muy extrañas las que habían hilado para que todos terminaran en aquella isla, al amparo de la ley. Tomoe, una niña que debería andar entre nobleza ahora caminaba al amparo de las sombras, escapando de las garras de un Imperio que no hacía mas que manchar el clan Taira y el nombre de su hermana mayor.

—Me alegro volver a verla, señora. —dijo aún con la cabeza gacha, tomándose unos momentos para volver a levantar la vista. —Ahora sí, sin duda, ya no tendremos margen de error. —afirmó hacia Akihito con fuerza, encontrando en él una fuerza que le ayudaba a no quebrar su espíritu. —Tenemos que explorar la isla, asegurarla, esas fueron nuestras órdenes. —miró hacia el mar entonces, viendo las espaldas de Aoi y Ryoshi, tan ajenos a todo lo que sucedía a su alrededor, como dos pájaros libres, lejos de las intrigas y la tristeza. Sonrió levemente, sintiendo una pequeña envidia a su forma de ver el mundo. —Y esperar. Tenemos que esperar.

 

Islas Oki
[Seikanji; Aki; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Fureku; Hoshi; Mako; Hiro; Hajime; Akihito; Aoi; Ryoshi; Dozan; Rengo]

—¿Entretenerme? —preguntó Kyuzo con burla —Tengo las monedas para pagarte si es necesario — dijo hacia Ryoshi quien sonrió con suma alegría. Desde que se unió al grupo de shinobis, sus ganancias habían bajado porque no le podía negar nada a Aoi.

—Pero no será en este momento, anciano — dijo Ryoshi —La marea se toma cuando esta está preparada. En este momento no quiere más barcos cerca —mintió. Podía llevarlo de regreso; pero no quería hacerlo, no en ese momento. Por fin estaba en las islas que tanto deseó para su parvada.

Ryoshi suspiró y miró a Aoi; después buscó entre sus cosas el listón que ella recuperó de las pertenencias de Kaori —Iré a la cima— mencionó mirando el listón.

Tomoe sonrió ante las palabras de Akihito y Seikanji —Kyuzo, el herrero. Las coincidencias no existen; esto ha sido el destino.

Rengo se notó muy emocionado por las palabras de Seikanji —¡Si! Exploremos; podemos ver todo desde...—señaló la parte más alta de la isla — ¡Allí!

Haku se acercó a Seikanji y afirmó —Será bueno revisar desde el punto más alto, así sabremos que podemos utilizar. Que vaya un equipo competente.

—Umi y yo iremos en ese equipo —mencionó Ryoshi.

—¡Akihito y yo también! —mencionó con emoción Rengo, ignorando por completo el asunto de Fureku/Tomoe.

Del resto, nadie más se ofreció.

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Nekita rapuma Ayeah
En su siguiente post, todos un dadito de 20 porfis

 

Aoi Nobunaga

Enlazó sus dedos con los de Ryoshi y asintió en silencio, disfrutando de la paz que le brindaba el sonido de las olas al romper bajo sus pies y el canto de las aves cuyo nombre ahora portaba.

Aquel sería su hogar. El primero que jamás y había tenido y esperaba que también el último.

— Tendremos tiempo para descubrirlo.— Respondió con una sonrisa antes de seguirlo hacia el grupo de nuevo.

Dejó que Ryoshi tomara la decisión por ella y asintió conforme. Estaba emocionada por conocer más de aquel lugar. No podía esperar para ver los alrededores y sabía que el pirata tenía algo que hacer ahí arriba para encontrar la misma paz que ella sentía en aquel momento.

Estrechó sus dedos con fuerza y comenzó a caminar lentamente en dirección a la colina esperando que el resto la siguiera.

 

Akihito Shishio

Asintió hacia Kyuzo de manera segura y con sonrisa amable, entendía porqué podría verlo como si fuera alguna clase de broma pero, desde su punto de vista era una sugerencia válida. Aunque tuviera el dinero para irse, ya Ryoshi confirmaba que no podría irse hasta que la marea estuviera dispuesta a recibir barcos de nuevo.

¿Iba a ignorar a todos hasta que tuviera que irse?

Pero en vez de responder en el momento, prefirió centrar su atención en Seikanji y afirmar a sus palabras, necesitaban preparar todo lo que pudiera ser necesario para la llegada de más personas, un lugar donde dormir donde estuvieran mas resguardados del mar, comida, cualquier cosa útil en realidad y también, era quizás en lo único en lo que podía ayudar a toda esta situación.

En todo lo demás se había quedado corto.

—Aprovechemos la luz del sol. —Inició a caminar junto con Rengo y al pasar al lado de Seikanji aprovechó para acariciar brevemente su cabello de manera cariñosa para invitarlo a andar también.

 

Seikanji Yamagawa

Sonrió como antes cuando Akihito le sacudió los cabellos con un ligero movimiento de muñeca; se sintió parte del grupo y empezó el lento pero interesante ascenso por aquella cima.

Pero antes de retirarse se giró y buscó la mirada de Aki, la médica. Fue fácil ubicarla y simplemente le miró en silencio, sonriendo. Era una forma de decirle que todo estaría bien... O al menos lo intentarían.

Reiko pasó por el lado de Seikanji, pasando entre sus piernas y echándose a correr por la espesura. La loba también se alegraba de estar en tierra firme una vez más.

 

Islas Oki/Camino a la cima
[Seikanji; Akihito; Aoi; Ryoshi; Rengo]

Era un equipo competente, era indudable. Pero aquella isla era un sitio inexplorado, todo sería distinto. Debían ser muy cautelosos.

Rengo decidió tomar la iniciativa e ir adelante; consideraba que cualquier desafío en tierras salvajes no se compararía con la inclemencia del monte Genji; el sitio dónde creció.

—Mi hermana está muy loca— decía Rengo con energía mientras miraba las hojas de cada árbol —Dejaba veneno en todos lados; no saben cuantas veces terminé enfermándome del estómago en medio de un bosque. No es cómodo, de verdad.

Se adentraron en la espesura de un bosque en la montaña; ya no podían ver la playa y el sonido de varios animales los mantenía alerta. Reiko también avanzaba con cautela revisando cada elemento botánico o aroma desconocido; todo era nuevo para ella.

—¡Vaya!—dijo Rengo mientras observaba cómo Reiko había encontrado un esqueleto de lo que seguramente era un jabalí

—Entonces hay un depredador — interpretó Ryoshi.

Siguieron avanzando; hasta que el sol comenzaba a ponerse en su cénit.

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—¿Señor Ryoshi, me enseñará a navegar cómo usted? —preguntó Rengo.

—No—respondió tajantemente Ryoshi.

—Sabe, las apuestas se me dan muy bien. Sobreviví mucho tiempo viajando solo y las apuestas me daban suficientes monedas para vivir.

Ryoshi sonrió, aquello si le interesaba — ¿Qué clase de...

El grupo jamás se dio cuenta que habían caído en una trampa; fue muy tarde cuando todos sintieron como el suelo se movía y caían al interior. La caída fue muy dolorosa, estaban sobre una cama de huesos, tierra y piedra.

Miraron hacia arriba; no había raíces de las cuales sostenerse y trepar. La tierra en las paredes era húmeda y se desquebrajaba al contacto con sus manos; no se podría escalar. Pero no parecía que aquella trampa los contendría demasiado tiempo; sólo les estaba quitando luz de día, un inconveniente al estar subiendo una montaña.

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Nekita rapuma Ayeah
Todos tienen -20 pv

 

Aoi Nobunaga

Avanzaba en silencio observando todo a su alrededor. Cada planta, cada animal escurridizo, cada ruido entre la maleza captaba su atención. Quizá pudieran encontrar algo útil.

Cuando encontraron el esqueleto se acuclilló para observarlo de cerca ¿Tenía signos de violencia? ¿Restos de metralla? ¿Marcas de dientes quizás? ¿O tal vez se trataba de una muerte natural?

Ignoraba la conversación frente a ella para centrarse en todos los detalles del entorno pero, aun así, no pudo evitar una exclamación de sorpresa cuando la tierra se derrumbó bajo sus pies.

Confundida analizó la estructura de aquella trampa que olía a humanos por los cuatro costados.
— Parece que no estamos solos después de todo. — Murmuró. — Al menos significa que la isla es habitable.

Sonrió abiertamente y alzó la vista al cielo ignorando el dolor de sus músculos tras haber golpeado el suelo. Ahora sólo era necesario encontrar el modo de salir de allí.

 

Akihito Shishio

Escuchaba bastante entretenido las conversaciones qué estaban teniendo más adelante, mientras observaba con gran curiosidad los bosques a su alrededor, viendo cómo se iban haciendo más y más frondosos indicando que quizás si iban en el camino correcto.

—Con suerte eso no debería de pasar aquí... así que tu estómago estará a salvo, Rengo. —Dijo con tranquilidad antes de seguir avanzando al ritmo de los demás, preguntándose en su cabeza qué era lo que provocaba que alguien decidiera ir poniendo venenos por los bosques del lugar donde vivías, arriesgando quizás a gente a que también se enfermara.

Cuando encontraron el jabalí asintió ante las palabras de Ryoshi, había un depredador pero todavía tenía una pequeña esperanza para que se tratara de uno que fuese animal y no humano como ellos, hasta que claro, el suelo dejó de estar debajo de ellos y terminaron en un agujero.

—...Una trampa...—Dijo entre quejas, recuperando el aire por la caída —, por supuesto que es algo que nos pasaría a nosotros...—Se levantó del suelo y comenzó a sacudir su ropa, mirando las paredes de tierra a su alrededor y que tan alto estaba la salida.

—Podemos unos ser apoyo para que sea más fácil para los demás subir, ¿no?...

 

Islas Oki/Camino a la cima
[Seikanji; Akihito; Aoi; Ryoshi; Rengo]

La caída puso alerta a todos; pero Rengo no parecía que aquello le incomodara en absoluto, parecía que aquello le era normal —Ahora que estoy con ustedes... —inició Rengo para mirar a Seikanji —Me enseñarás a pintar ¿cierto? —después miró a Aoi que ya planeaba algo para salir de allí —Y usted puede enseñarme... —estiró el brazo e hizo un movimiento cómo de tensión de arco —arquería, ¡woosh!— soltó la "flecha" después miró a Akihito y sonrió — Y me dijo Hoshi que bailas muy bien, también podría aprender.

Ryoshi ya harto de Rengo, lo empujó a la pared de tierra y le indicó a Akihito que subiera a los hombros del chico, usando la sugerencia que el mismo Akihito había dado.

No era difícil salir de aquella trampa; era profunda para una simple persona, pero para un grupo aquello no sería tan complicado. Usar la idea de Akihito sería lo más adecuado.

Pero la visión de Aoi pudo enfocarse en los árboles, en una de las ramas había alguien observándoles. No estaba armado, pudo ver Aoi; pero también notó una musculatura que indicaba un arduo entrenamiento; era delgado pero fibroso. Y sus ojos mostraban genuina curiosidad.

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—Ni hao, ni shì zěnme dào nàli de? — mencionó aquel hombre; no podían entenderle.

Aun así, bajó y con una sonrisa les extendió la mano para ayudarlos a salir de allí.

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Akihito Shishio

Su cabeza trataba de pensar en diferentes posibilidades de habitantes que pudieran haberse quedado en esa isla y la necesidad que los llevaría a crear trampas tan profundas, porque se negaba creer que eso era solo para simples jabalíes que anduvieran por la isla. Estaba tan centrado en eso que las cosas que decía Rengo las había estado escuchando en segundo plano hasta que se encontró con su mirada y salió de sus pensamientos casi de forma inmediata.

—No bailo...seguido, quizás tenga que deberte eso —Había bailado en Ritto porque no quería repetir un instrumento y se vieran todavía más extraños en ese improvisado plan que tuvieron pero, casi no bailaba para otras personas...públicamente o tan abiertamente. —Pero quizás po-

No pudo decir mucho más porque Rengo ya había desaparecido de su rango de visión, Ryoshi ya le estaba ordenando que hacer y él tampoco le iba a llevar la contraria. Subió a los hombros de Rengo entre varias disculpas para poder escalar aquella pared de tierra y solo cuando sus brazos llegaron al suelo firme fue que notó la nueva presencia.

Y no tenía ni idea de lo que les estaba diciendo.

—Gracias...—Dijo algo inseguro no solo por su aparición, pero su capacidad de entender que le estaba agradeciendo. Sin mucha otra opción aceptó su ayuda para salir de allí y después comenzó a imitarlo para ayudar a sacar a los demás.

 

Aoi Nobunaga

Entrecerró los ojos con desconfianza en cuanto su mirada se cruzó con la de aquel desconocido, pero relajó momentáneamente su postura al notar que no iba armado y parecía más curioso que agresivo.

A pesar de todo su carácter naturalmente desconfiado no le permitió tomar la mano que les tendía y, en su lugar, tomó la de Akihito lo que le parecía la opción más segura.

Escuchó aquel idioma extraño cuyo acento le recordaba remotamente a su maestro Wu e inclinó la cabeza con la misma curiosidad que reflejaban los ojos del joven.

— Soy Umineko — Se presentó, señalándose a sí misma.— ¿Y tú quién eres? — Inquirió acompañado su pregunta con gestos.

Algo le decía que aquella trampa no estaba destinada a cazar personas precisamente. Quizá le habían fastidiado la cena.

 

Seikanji Yamagawa

Intentó mantener la calma innata del shinobi en aquél agujero bajo tierra; levantó la vista, calculando los metros que alguien tendría que haber cavado para crear aquella trampa. No estaba destinada a animales, de lo contrario podría haber estacas de madera debajo que los hubieran empalado al segundo de caer. Era una trampa hecha por una mente que intentaba demorar o atrapar a intrusos.

No estaban solos.

Parpadeó lentamente cuando Rengo se dirigió hacia él.

—Lo siento Rengo-san, mis pinceles se perdieron en Koga. —suspiró pero se animó a sonreírle. —Pero algo se me ocurrirá para poder enseñarte...

Se quedó en silencio cuando el extraño apareció por entre los árboles y habló en un idioma que le hizo abrir la boca. Por alguna razón le resultó conocido, como el chino que su hermano Jiro le enseñaba a escribir pero no estaba seguro; pero sabía que las primeras dos palabras habían significado hola.

Contenido oculto: Seikanji

No sé si realmente Sei pueda entender, pero en su historia (lo fui a corroborar por si acaso) aprendió en algún momento a escribir en chino. De ahí a hablarlo probablemente sea muy distinto pero quise jugar con eso. Si está mal me dices y lo edito xD

 

Islas Oki/Camino a la cima
[Seikanji; Akihito; Aoi; Ryoshi; Rengo]

Aquel hombre ayudó primero a Akihito; y así lentamente fueron saliendo de aquella trampa. Miró hacia Aoi, parecía entender un poco pero se le notaba confundido, él colocó su mano en el pecho —Xiao— dijo mientras sacudía su ropa para quitarse algo del polvo por hincarse a ayudar.

—Sabía que debía haber escuchado las enseñanzas de Itami para hablar chino; pero sé algo de la escritura. La uso en los sellos; pero... —comenzó a reírse —la verdad no sé que dicen, sólo me los aprendí —dijo sacando uno de sus papeles doblados.

El tal Xiao dio varios pasos hacia atrás al leerlo. Seikanji se acercó y lo leyó con algo de dificultad:

"Maleficio" decía.

Y sin darse cuenta; Xiao hizo un movimiento veloz hacia Rengo. Ligeros golpes en diferentes partes de su cuerpo. Xiao le sonrió —Bù zài yu zzhòu

Rengo miró sus manos —Mmm creo que bloqueó mi energía espiritual —Llevó sus mano a shi en su obi —Si, no escucho a Mara — Lo dijo con tranquilidad, y tardó un momento en entender —¿No es permanente, cierto? — preguntó hacia Xiao.

Xiao sonreía amablemente. Negando con sus manos, algo que tranquilizó a Rengo. La verdad es que Xiao no le entendía del todo; pero pensó que Rengo le estaba agradeciendo y le preguntaba si quería algo a cambio, a lo que Xiao negaba.

Sería una interacción difícil. Pero al parecer Xiao confiaba en el grupo, tal vez... por mera suerte.

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Nekita rapuma Ayeah