Gifu Gifu

Casa (Este/Patio)
[Seikanji; Bokuso; Saito; Manzo; Aki]

Aki escuchó a Seikanji y comenzó a apretar la herida junto a él; después asistió en cuanto pudo mientras Bokuso y Saito se mantenían de pie a su lado; observando lo que sucedía con preocupación.

Manzo se retorcía de dolor; pero ya no tenía energía para gritar. A pesar de ello; el color volvía lentamente a él, la sangre volvía a fluir con normalidad. Seikanji había evitado que aquello fuera una tragedia.

Saito cayó de rodillas; peinó el cabello de Manzo y le sonrió. Después miró hacia Aki y Seikanji —He sido... soy un imbécil... —hizo una reverencia de disculpa; su frente llegando al suelo — ¡Perdónenme!

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rapuma +50 exp

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Casa (Oeste)
[Toshiko; Kirara; Yami; Shinko; Riku; Yato; Kuro/Taro; Kumiko; Dazai]
[Matahachi; Akihito; Aoi; Rei]

Kumiko notó la incomodidad de todo el grupo; Yami observó a Riku, también se notaba algo confundido, al parecer él tampoco sabía todo lo relacionado con esa reunión. Tal vez... las cosas no estaban saliendo como se había planeado.

—El crisantemo negro; ha un grupo de shinobis al servicio del Emperador. Antes, tanto los shinobis de Iga como de Koga eran libres de elegir; eso cambió, y ambas facciones se pusieron bajo un dueño, uno al que servirían — mencionaba Kumiko con calma — Los shinobis de Iga no parecían estar molestos con este intercambio; pero los hinobis de Koga comenzaron a buscar nuevamente su libertad, guiados por el hijo de una de las shinobis del crisantemo negro... Ogen Sugita.

Era un nombre que varios de los presentes conocían.

—Murai buscaba deslindar a los clanes del Imperio; recuperar la libertad que siempre le ha pertenecido a un shinobi. Pero lo sujetaron, amenazaron la vida de su hermano y con ello, el Imperio se hizo poseedor del poder de los shinobis de Iga. Un poder que la misma Ogen les otorgó al develar la identidad de Murai.

—El crisantemo negro... — respondió Yato — Pensaba que aquello sería un rumor, o un simple acertijo.

—Kaze buscó eliminar esta facción desde adentro; y por ello... las manipulaciones iniciaron. —continuó Kumiko — Los presentes somos víctimas de estas manipulaciones; así que permítanme explicarles a detalle; con la calma requerida, no quiero que las emociones se descontrolen por ofrecer la información desordenada y...

Las puertas volvieron a abrirse. Mas detalles inesperados; un desastre, un evento... peligroso.

Un lobo entró a la habitación y detrás de él...

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—¡Por fin! Necesito un buen baño y...

Era Rengo; quién escrutó a los presentes con una sonrisa —Quién diría que los Sugita y los Fujiwara estarían tan tranquilos en la misma habitación; eso me tranquiliza, comenzaba a preocuparme cómo explicarles a los Minamoto que ustedes ya me caían bien — dijo hacia Aoi y Akihito.

Rengo se veía más alegre, estaba sucio; pero algo en su interior ya no estaba roto. A su cintura tenía un arma, una que mostraba un rojo carmesí.

No fue su culpa ser tan estúpido. Su alegría lo hacía bajar la guardia, y su complicidad con varios de los presentes lo hacía sentir en paz, libre de cualquier miedo.

Detrás de él esperaron dos mujeres; ambas mirando aquella reunión con precaución. Una de ellas mostraba su rostro. La otra portaba una máscara blanca, así como Aoi.

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Monpoke
Nekita
Ayeah

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[Kohaku; Yume; Tamura; Hotaru; Soreku; Reijiro]

Tamura guio a Kohaku a un campo de corteza de árboles de cerezo; le dijo que si fuera especialista en veneno lo llevaría por los arbustos de la nuez vómica; luego Tamura los llevó a otro campo; dijo que era de algo llamado pinellia; allí fue Yume quién hizo una gran recolección.

Después de la recolección; partieron pero no sin ser observados.

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Gigi BlancheTamura tiene una habilidad especial en el rol; y es la búsqueda de especias. Tiro un d25 por cada elemento y este se lo entrega a quién busque la especia. Sirve en ambas áreas de herbolaria y en la médica especialista.

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El rol de Kohaku continúa en Shima​

 

Fujiwara no Riku
(Hora de matar...)

Tantas opciones, tantas preguntas surgidas en pocas palabras. Tal vez, está debería ser una hora de respuestas, y de no haber sido por un escenario tan imperfecto...

Tal vez... tal vez...

Pero eso sería mentira. NUNCA.

La llegada de Rengo no fue planeada, y menos lo fueron las palabras descuidadas que salieron de su boca. Pero esa era toda la confirmación que necesitaba... las dudas se fueron.

Dejé de lado la rigidez, la sensación incómoda de esta reunicion y no lo dude. Descenfunde a Hinode de un rápido movimiento, y en unos pocos pasos ya me posicionaba para atacar.

Ahora. Ahora. ¡AHORA!

Perdía los estribos, el control de mí mismo y lo sabía. No me importaba...

...

Pero... Que escenario imperfecto es este... Un momento, solo un momento, considere.

Mire hacía la puerta, a Rengo y quines le acompañaban. Hacia atrás, sin mirarlos, sabía que estaba la presencia de Kumiko, Toshiko... Dazai... ¿Que bando tomarían?

Sentí la agitación en mí corazón, en mis manos apretadas con fiereza en la empuñadura de la katana.

¿Por qué no podía simplemente matarlos? ¿Por qué debemos ser nosotros los que nos ponemos en riesgo? ...

Está vez de verdad, voltee levemente y mire a Kumiko. Apreté los dientes, no a gusto en mis siguientes acciones... pero quizas las más apropiadas.

"Están en desventaja... y aún así tienen suerte". Dije con todas las emociones contenida en mí voz, pero apunte la katana a los dos Sugita confirmados. Los otros dos, más Rengo, seguro les protegerían...

"Hay una verdad que estomos dispuestos a escuchar... y si eso significa no atacar". Lástima, esa opción no la puedo considerar. No así. "Estamos dispuestos a escuchar, pero les tocará a ustedes elegir...". Seguí mirando, afirmando que hablaba totalmente en serio. "Elijan, morir o ser rehenes". Hablen, rompan su silencio y dejen salir sus intenciones.

Cambie, y mire a aquellos cuya acción es una inconigta. "Es lo mejor, es lo único que evitara nos matemos uno otros. De poner vidas al azar, ¿Correrán tal riesgo?". Afirme esto último, por qué lo juro, aún me cueste la vida, mataré a uno.

"Prometo honrar el no matar a nadie". Rio levemente. "Y quién sabe, quizás salgamos todos amigos luego de escuchar la historia". Sonreí, una sonrisa media maniaca con dientes al descubierto, vaya pensamiento...

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Pos, ahora si se armó...

 

Casa (Oeste)
[Toshiko; Kirara; Yami; Shinko; Riku; Yato; Kuro/Taro; Kumiko; Dazai]
[Matahachi; Akihito; Aoi; Rei]

Kirara y Shinko rápidamente se posicionaron a un lado de Riku; ambos tenían la misma mirada que Riku. Habían sido atacados, habían sido engañados, les habían quitado a su padre, a Taiyo. Era demasiado como para poder contenerlo en diplomacia; no habría clemencia.

Rengo se interpuso inmediatamente al ver cómo había cometido un grave error.

Pero antes de que este pudiera decir algo; una patada irrumpió nuevamente, rompiendo las puertas corredizas de la entrada.

Las dos mujeres junto a Rengo lo protegieron de inmediato.

El primero en entrar fue Ryoshi; quién tenía el rostro tan colérico como el del mismo Riku; detrás de él iba Dozan, quién intentó calmarlo.

—Matarnos todos aquí va a ser un gran desperdicio —mencionó Dozan empujando a Ryoshi hacia Aoi — perdonen por la puerta, la repararemos después.

—Yo no pertenezco a ningún estúpido grupo, sólo respondo a mi parvada —dijo con molestia Ryoshi, quién sujetaba la mano de Aoi; después la miró a través de la máscara, iba a decirle nuevamente que huyeran; pero ya sabía lo que Aoi le diría.

—Ha sido culpa mía —mencionó Kumiko — Debí haberlos preparado; nadie aquí está listo para entender la verdad.

—Los Fujiwara tienen todo el derecho de exigir sangre — reclamó Rei, un tanto burlón — De hecho... — dijo avanzando hacia ellos —Yo les apoyaría.

—¡Rei!— reclamó Matahachi.

—No contra ti, niño. Pero sabes bien que no aprecio a los shinobis — dijo Rei con desinterés.

—Esto va más allá de venganzas — alegó Matahachi — ¿Qué no lo entienden? El Imperio nos ha manipulado a todos; nos a acondicionado a actuar así.

—Yo he estado en ambos bandos; creo genuinamente que en la raíz nadie actúa con maldad — intervino Rengo

—¿Lo dice el niño demonio? — recriminó Shinko con sus ojos empapados en lágrimas — ¡No escuchaste las risas de Murai cuando me obligó a matar a mi padre!

—Te están manipulando, Rengo; ¡Recuerda bien el veneno que casi mata a tu propio hermano!— La voz de Kirara estaba llena de rabia, señaló a los Sugita —Vino de esas ratas.

—Sé quienes mataron a Natsu; quiénes lo alejaron a pesar de justamente salvar la vida de mi hermano. Y no por sus acciones de rabia o ignorancia los juzgo por maldad —respondió Rengo

—Fue el hijo de Murai quién asesinaría a Taiyo — dijo Yato colocándose a un lado de Shinko

—Y fue culpa de Sumitomo proporcionar información que llevaría a la cacería de los Fujiwara — reclamó Yami — Y allí deberíamos empezar, quién engañó a quién para obtener información para que llegara a manos de un asesino cómo lo es Murai.

—Y después de todo, fue Murai mismo quién asesinó a Kodoku, su propio hijo. Por una traición... creo que estoy entendiendo poco a poco — intervino Dozan — Tal vez necesitamos escuchar antes de usar las armas y las palabras tan crudas. Y después de ello, impartir juicio. ¿Qué dicen?

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Monpoke
Nekita
Ayeah

 

Akihito Shishio

Estaba completamente atento a la explicación que le estaban dando, poco a poco acomodándolas en su cabeza de una manera en que finalmente ciertas cosas comenzaban a hacer más y más sentido para todas los acontecimientos que los habían perseguido esos últimos días sin realmente darles un espacio a tregua o paz.

Finalmente el causante de todo tenía un nombre oficial y con suerte, si seguía escuchando una motivación mucho más clara de las que sus suposiciones lo conducían.

—¿Rengo?

El alivio mezclado con confusión por su inesperada llegada le duró poco. Al momento en que mencionó el apellido de los otros "invitados", la desesperanza golpeó de nuevo, si aquel chico era el quien le alimentaba más su propia tensión solo por la forma en la que no paraba de mirarlos desde que llegaron, aquella confirmación de identidades sabía que iba a ponerlos oficialmente en peligro.

Dejó de prestar atención a Rengo para estar atento al chico y de inmediato retrocedió hasta estar al lado de Umi por su propia seguridad antes de extender una de sus manos frente a ella, no lo suficientemente alto como para entorpecerle su tiro o impedir que desenvainara sus katanas y por unos cuantos segundos negó con suavidad su cabeza.

Defenderse era una cosa, pero dar el primer ataque...

—...Se supone que no son nuestra responsabilidad...—murmuró lo más bajo posible hacia ella antes de seguir mirando a los presentes, eso les había dicho en su momento y todavía estaban cerca de la puerta en caso de que todo siguiera escalando, ¿no? Mientras no se lanzara hacia ellos podían simplemente salir de allí y llevarlos a otra dirección... ¿los presentes que no eran Fujiwara les ayudarían mínimo a retrasarlos?

Miró hacia Umi de nuevo y luego hacia la puerta, esperando que ella entendiera que lo que debían hacer era correr hasta que otro golpe en la puerta le hizo dar un pequeño salto en su lugar al no esperarlo en lo absoluto, pero al ver de quien se trataba rápidamente dio un paso hacia un lado para darle algo de distancia a su compañera.

No iba a darle más motivos a Ryoshi de estar enfadado en ese momento, no cuando no quería que las cosas escalaran.

—¿¡Podrían simplemente callarse un segundo, todos?! —Gritó desesperado, odiaba cada segundo de esa situación, odiaba que no dejaran a hablar aquella mujer para simplemente tener todo lo que debían escuchar y odiaba que se actuara como si hubieran provocado la situación cuando creía que habían hecho un magnífico trabajo al solo escuchar, tratar de no contribuir a la tensión de los Fujiwara cuando entraron a esa casa.

—¡La información que se niegan a dejar que expongan es sumamente importante! Ellos se están moviendo cada vez más rápido para lograr su objetivo, nos están pisando los talones y venir a amenazarnos no les hará ningún favor como dice nuestro compañero, ¡todo lo contrario! Les estarían ayudando a tomar ventaja sobre ustedes también...

—No llegamos siendo hostiles y nuestra única intención era escuchar lo que sea que ella está dispuesta a compartir para entender mejor todo lo que hemos estado viviendo... tú —dirigió su mirada a Riku —, tú eres quien en este momento está poniendo a todos en peligro porque no estas dispuesto a escuchar y mantener la calma.

—Nosotros no tenemos que ver con las acciones del Señor Sugita y no tenemos ningún asunto en contra de ustedes, tanto que ni siquiera Murai aprobó las acciones de su propio hijo contra Taiyo, porque el conflicto no involucra a nadie más que a él, ¿entienden? La venganza en este momento no debe ser más grande que el enemigo en común que tenemos...

Ya tenía ambas manos alzadas frente a él, en un gesto de que no quería realmente problemas. Todavía mantenía distancia de los Fujiwara para no llevarse un tajo en caso de que todo explotara, pero necesitaba probar de algún modo que no quería participar en aumentar el conflicto.

—No permitan que el plan de los crisantemos funcione exactamente como debieron haberlo planeado, no sean los ejecutores del Imperio y les faciliten la tarea de afectarlos con más facilidad más adelante. Por favor...escuchemos...

 

Aoi Nobunaga

Escuchaba en un educado silencio, con atención, cada una de las palabras de aquellas personas con el objetivo de repetirlas más tarde punto por punto ante sus aliados... Pero la puerta se abrió de golpe obligándola a apartarse con un grácil movimiento de su trayectoria.
El ligero alivio por la entrada de Rengo y no de un ejército de enemigos se vio pronto nublado por el exabrupto del hombre al fondo de la sala.

No le sorprendió el estallido de aquel desconocido, pocos hombres eran capaces de mantener su ira bajo control por lo que no dejó que su amenaza la afectara, se limitó a llevar la mano a uno de sus muchos kunai de forma sutil y aguardar. No sería ella quien iniciara la disputa pero estaba más que dispuesta a defenderse.

En aquel breve lapso de tiempo sus ojos estudiaron el entorno con la frialdad de un mero espectador, vio claros los bandos, la situación de desventaja le haría tener que llevar acabo algun subterfugio que guardaba para ocasiones más especiales pero tenía claro que no moriría allí.


Asintió hacia Akihito cuando éste le señaló la puerta y, muy sutilmente, cambió la posición de su mano del kunai a un objeto mucho más pequeño y discreto que escondía en su bolsillo interior. Sólo por si acaso.


En ese momento la puerta volvió a abrirse y su corazón latió con fuerza anunciando antes que sus sentidos, rápidos de por sí, la llegada de su parvada para unirse a la fiesta.

Y muy probablemente para arruinarla total e irremediablemente.

Suspiró al escuchar a Dozan y tomó a Ryoshi del brazo para atraerlo hacia así entrelazando sus manos y evitar que éste rompiera la fragil tregua que apenas se sostenía entre los presentes.

— Estamos bien.— Susurró, para que sólo él lo escuchara. — Si la cosa se pone fea... Nos vamos. — Añadió, para tranquilizarlo.

No se dirigió a nadie más, confiaba en la capacidad de diálogo de Akihito y Dozan mucho más que en la propia pues, por muchas habilidades físicas que tuviera Aoi, era consciente de que carecía por completo de habilidades sociales.

 

Fujiwara no Riku

¿Por qué no podían dejar que algo sea sencillo? Que Dios conspira contra nosotros para hacernos acorralar de esta manera...

No quite los ojos del frente, aún cuando más de sus aliados llegaban, ni baje la katana, pero todavía no ataque. No todavía.

¿Qué no lo entienden? El Imperio nos ha manipulado a todos; nos a acondicionado a actuar así.

Asentí y negue, correcto... y a la vez incorrecto. Lo entendía, pero hay una parte de todo que no podía aceptar. "Somos víctimas de esas manipulaciones, no éramos conscientes de lo que se llevaba acabo en las sombras y fuimos atacados sin entender la razón, pero ¿Y Murai? ¿Vamos a decir que no se sabía que estaba siendo manipulado?".

Yo he estado en ambos bandos; creo genuinamente que en la raíz nadie actúa con maldad

No hiban a entendernos a nosotros, así como nosotros no podríamos entenderlos. Diferentes perspectivas de una misma persona.

"Sea maldad o no, Murai tomo su postura al casarnos. Pudo haber actuado de muchas maneras, pudo iniciar una alianza con Moromichi y oponerse a un mismo enemigo. En su lugar eligió atraparlo y hacer que su propio hijo lo matará..."

"Es la decisión que tomo. Protegerse a si mismo y a los suyos a cambio de que corra nuestra sangre. Tal vez no seamos sus verdaderos enemigos, sino los del Crisantemo negro lo son, y nosotros solo somos un estorbo en su verdadero objetivo. Y por ello, busca eliminarnos por ser una piedra en sus planes".

Y si... ¿Y si Murai fue engañado por el Crisantemo negro como nosotros fuimos engaños por él? Si no hubiera sido conciente de esa manipulación...

Entonces... es un completo imbecil. Sea manipulación o su intención, esto a llegado a un grado en el cual no podemos estrechar manos y dejarlo ir simplemente porque si.

Y allí deberíamos empezar, quién engañó a quién para obtener información para que llegara a manos de un asesino cómo lo es Murai

"Los Sawayama". Otro grupo que nos quiere muertos. "Ellos le dieron información a Murai, y él se dejó utilizar al realizar el trabajo sucio del que ellos eran incapaces de hacer. Porque le beneficiaba, porque era lo mejor para él".

No llegamos siendo hostiles

"Tal vez sea verdad, ¿Cómo saberlo realmente? No cuesta nada desfundar y atacar por la espalda". Respondí.

Nuestra única intención era escuchar lo que sea que ella está dispuesta a compartir para entender mejor todo lo que hemos estado viviendo

Reí. "Pero que fácil lo de ustedes, llegar y simplemente tropezarse con aquellas respuestas que tanto quieren saber". Casi podría ser una burla, vaya recibimiento en bandeja de plata.

tú eres quien en este momento está poniendo a todos en peligro porque no estas dispuesto a escuchar y mantener la calma.

Resople al verme señalado. "Estoy dispuesto a eso que dices, si no fuera capaz los habría atacado apenas hubieran cruzado esa puerta". Negué. "Pero no lo entiendes, es peligroso librar una batalla, obviamente, pero para nosotros también es un riesgo dejarlos andar a sus anchas. ¿Acaso has olvidado mí oferta anterior? Tal vez no muestre estar calmado, pero alguien más precipitado no estaría hablando ahora mismo".

La venganza en este momento no debe ser más grande que el enemigo en común que tenemos...

"Es fácil decirlo así, no nos consideras enemigos porque no te hemos echo nada... porque no hemos podido". ¿El enemigo de mí enemigo es mí amigo? ¿Cómo puede ser eso cuando ambos son causantes de nuestras tragedias?

"Cuando finalmente tenemos la oportunidad de ser quienes ataca a un Sugita, ¿Pero que es lo que pasa? Tenemos que hablar y llegar a una tregua, por qué si, solo ustedes vienen con ese derecho cuando se encuentran en una situación que podría superarlos. Mientras, nosotros debimos ver morir a los nuestros a sus manos...".

Eso es injusto. Tan injusto. Solo hace que sienta más odio, más deseo de acabar con ellos.

No tenemos ningún asunto en contra de ustedes

"Eso dices, pero ¿Y si Murai les da la misión de atacarnos? ¿La van cumplir o desistirian? De seguro ya han matado a su nombre y no han cuestionado". Negué. "Por esto es difícil confiar, que el mayor riesgo es dejarlos ser, porque son más capaces de asesinar de lo que nosotros somos".

Suspiré. Ya cansado de tantas vueltas. "Si Murai estuviera aquí, no habría espacio para hablar, pero tienen la suerte de ser solo una pieza que ese hombre dirije y sean menos importantes que descubrir la verdad...". Apreté lo dientes, no confirme realmente. Pero hay que discernir entre una cosa u otra.

"Habla Kumiko, habla y descubramos en que terminara este encuentro...". Pero no baje mí la katana ni aparte la mirada de ellos, no lo haría.

Casi podría llamarse postergar lo invitable.

 

Seikanji Yamagawa

—No hay nada que perdonar, Saito-san. —le sonrió con tristeza, sabedor del odio que insufló su hermano hacia él pero que ya nada podía hacerse. Sus ojos volvieron al cuerpo de Manzo. —Necesitará hacer reposo... Saito, ¿podrías encargarte de él, por favor? Nuestro hermano necesita más que nunca de nuestro cuidado.

Y de esa forma, Seikanji podía desligarse de Saito para poder enfocar su energía en Bokuso. ¿Por qué aquél hombre estaba tan interesado en Gendo Mori al punto de enfocar su agresividad en una hija del mismo?. ¿Podría confiar en él ahora que conservaba aquella información consigo?

Se reincorporó lentamente y sólo despegó su mirada de la de Bokuso para poder tener la atención en Aki.

—Tú salvaste a Manzo a través de mis manos. Tu me impartiste el conocimiento necesario para poder entregar una segunda oportunidad a los míos. Y por eso, te agradezco con mi vida. —hizo una reverencia ante ella antes de tenderle la mano para que pudiera tomarla e impulsarse a su lado. Sin despegar su mano de la de ella, se giró hacia Bokuso.

—¿Cuál es su misión aquí , Bokuso-sensei? ¿Puedo confiar en usted? —el silencio lo invadió unos instantes antes de rectificar. —¿Podemos confiar en usted?

Y entrelazó sus dedos con los de la arquera, como si fuera una suerte de talismán, acentuando su protección.

 

Casa (Oeste)
[Toshiko; Kirara; Yami; Shinko; Riku; Yato; Kuro/Taro; Kumiko; Dazai]
[Matahachi; Akihito; Aoi; Rei; Ryoshi; Dozan]
[Rengo; Shinrin; ]

Rengo aprovechó el momento en el que Akihito habló para colocarse junto a él; mientras que las dos mujeres que lo acompañaban avanzaron junto a los Fujiwara. ¿Sería una elección de bando? O simplemente una repartición estratégica.

Ryoshi se dejó llevar por Aoi, calmándose un poco al sentir su tacto, afirmó al escucharla. Dozan permanecía analizando la situación.

Matahachi observó cómo todos comenzaban a ceder; sin bajar su precaución y agudeza en sus sentidos.

—Mientras dejen de destruir mi casa...yo me sentiré conforme— reclamó Dazai ajustando las puertas; sin importarle el peligro que representaba el enojo colectivo que se vivía allí dentro. Dozan comenzó a ayudarlo pues sabía que Ryoshi no haría nada.

—Bien...— dijo Kumiko observando a los presentes — ...El crisantemo negro, fue un grupo de shinobis al servicio del actual Emperador Akishino; pero el grupo dejó de servir al Imperio, en su lugar decidió utilizarlo sin que este se diera cuenta. Nuestra líder, Ogen, lo decidió así —Kumiko se notaba tensa al decir aquel nombre, levantó la manga de su kimono y mostró un tatuaje en su antebrazo.

Un crisantemo negro oculto en las sombras.​

—Éramos un clan que buscaba los misterios de la naturaleza; buscábamos la perfección. Éramos aquellos que se decían sombras hasta de sus propios sentidos. Sin apellido. Sin clan. A pesar de alguna vez haber tenido uno. Nos guiaba el conocimiento y podíamos llegar a cualquier sitio para adquirirlo. No servíamos a ningún señor, sólo nos guiaba la sabiduría —negó con tristeza — Pero nadie puede permanecer tan ciego por tanto tiempo... En búsqueda de todo saber, nos hicimos ajenos al mundo; pero cuando decidimos voltear brevemente hacia atrás... vimos todo el sufrimiento, el dolor...La gran mayoría de nosotros no podíamos permanecer sin hacer nada ante la injusticia, teníamos el conocimiento para impedirla; otros decidieron jamás girar su rostro y seguir avanzando en el camino de la perfección. Nos descarriamos, volvimos a tener sentimientos, volvimos a vivir...

Dazai junto con Dozan lograron ajustar las puertas que habían sido tiradas; el papel estaba dañado pero la madera aun resistía. Kumiko lo miró y por un breve instante sonrió, olvidando un poco la fragilidad de aquella reunión. Borró su sonrisa de inmediato —El crisantemo negro continuó con algunos de sus miembros; pero los que se separaron de esta facción volvieron a sus prefecturas, volviendo a ser los shinobis de Iga y Koga. Los shinobis con sentimientos, les decíamos. Cómo he mencionado, los shinobis de Koga no pudieron recuperar su libertad; pues Murai fue detenido con manipulaciones. Y los shinobis de Iga, a pesar de tener una supuesta libertad; se sometieron a cuidar a las familias conocidas como los clanes de las flores.

—Minamoto; Harima; Asakura; Minami y Fujiwara— respondió Yami —Esto causaría un revuelo político entre los clanes shinobis de Iga y Koga; los cuales creerían que el crisantemo negro se había desintegrado por completo. Creando una rivalidad por poder político que nunca fue intencionada. Pero al elegir bandos, los shinobis se volvieron enemigos; pues los shinobis de Koga optarían por apoyar al clan Taira cuando inició la disputa interna en Kioto entre los Minamoto y Taira.

—Pero el crisantemo negro utilizaría esto para ocultarse aun detrás del Emperador, maquinando artimañas para eliminar a los cabos sueltos... —intervino Kumiko —... Eliminar a todos los clanes shinobis de Koga e Iga, haciendo creer que con ello ya no existirían escuelas de las sombras. El crisantemo negro sabía que Iga y Koga se encargarían de aniquilarse entre ellos; pero necesitaban eliminar a los crisantemos que aun estaban con vida... —llevó su mano a dónde mostró el tatuaje con anterioridad, esta vez sin exponerlo.

​

—Esta es la marca de todos los que pertenecimos al crisantemo negro — miró a Matahachi — Todos los que tenemos esta marca y ya no pertenecemos al actual crisantemo negro, hemos sido asechados toda la vida. Han logrado eliminar a la mayoría —dijo volviendo a ocultar el tatuaje

—Hama Kamino fue una de ellas —intervino Yami mirando a Kirara —Tú la conociste; ella sería la mujer de Taiyo, natal de la ciudad de Yamato en Kanagawa.

—Ogen usaba las piezas cómo ella creía conveniente; pero no pudo controlar a todas, a su hijo menor entre ellas. Por lo mismo, usaría a una de las familias más poderosas para manipularlo, hacerlo caer...

—Pero nadie puede contra ese hombre; he escuchado y visto varias ocasiones dónde alguien busca matarlo y falla —interrumpió Rei a Kumiko.

—Y Murai no fue el único que ha logrado escapar de Ogen —Kumiko miró Riku — Cree una nueva organización, uno que ayudaría a quién no podía ayudarse a sí mismo. Cree el clan oculto llamado Shirogami; un clan shinobi que busca ayudar a todos los prisioneros de guerra, refugiados o afectados por las acciones bélicas. Y lo cree basándose en la valentía de su maestro herrero, Keisho. Un herrero que no creaba armas para aquellos que sólo buscaban sangre con ellas —observó a una las mujeres que acompañaban a Rengo — Obata fue otro. Kaze... fue otro.

Miró a los presentes.

—Ogen sabía que Murai y Obata no se podían alcanzar con simples ataques ocultos; así que creó planes complejos para destruirlos de otras maneras. Sabía que Obata era afín a los Minamoto... y sabía que Murai amaba más a su clan que a sí mismo —bajó la mirada — Sólo debían atacar lo que estas personas amaban para lentamente irlos eliminando.

—¿Los... Minamoto?— preguntó Kirara.

—¿Cómo lastimaría a ambos al mismo tiempo? —firmó Kumiko — Se necesitaba que los Minamoto y los Taira estuvieran en guerra para que estos dos estuvieran los suficientemente vulnerables para atacarlos de todos los flancos posibles.

—¿Todas las guerras simplemente por el capricho de querer eliminar a un par de personas?— reclamó Kirara con molestia.

Kumiko negó — No, eso es sólo lo que vemos. Lo que está sucediendo es un reacomodo del poder en Japón. Son todas las facciones usando a otras. Mientras el crisantemo negro buscaba eliminar los cabos sueltos para seguir en búsqueda del conocimiento; otros clanes aprovechan esta situación para tergiversar la situación. Entre ellos, una mujer del crisantemo negro buscaba algo más que simple conocimiento. Al ver el poder que manejaba Ogen, le resultó sencillo atacarla también a ella...—miró a Akihito y Aoi — Esa mujer usó a Kodoku, le prometió tantas cosas a un simple niño que buscaba obtener más poder; le implantó la idea a Ogen de que en Koga ocultaban algo; que podrían usar a Kodoku para obtener esa información.

Kumiko miró Rengo —Les habló de poder obtener el conocimiento que guarda celosamente el señor Hoshi —miró a Riku — le dijo que aquel hombre sabía cómo invocar a cierto shijin de la sabiduría —miró a los Fujiwara —Fue esta misma mujer la que usó a Sumitomo Fujiwara; a Tadashi también. Usó cada debilidad que cada una de estas personas tenía, y lo hizo para ponerlos a todos encontrados.

—¿Cómo es que sabes todo esto? — preguntó Dozan —Hablas cómo si tu fueras esta mujer, estás dando demasiada información sin entrar demasiado a detalles, miras a las personas que seguramente son o fueron afectadas por las personas en tu narrativa; sabes a quién decirle cada una de estos detalles. ¿No estás haciendo lo mismo que esta mujer en tu historia? Implantando ideas para desatar un caos con esta... información —Dozan se cruzó de brazos Además de que a ti, parece que no te han alcanzado las consecuencias de la casería del crisantemo negro.

—A nosotros también nos llegó ese ataque — intervino Matahachi — Nos costó demasiado...

—Yo lo sé porque conocí muy bien a esta mujer...— interrumpió con calma Kumiko a Matahachi — Es mi hermana. Kanon.

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Monpoke
Nekita
Ayeah

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Casa (Este/Patio)
[Seikanji; Bokuso; Saito; Manzo; Aki]

Saito afirmó y tomó a Manzo entre sus manos; escuchó las palabras de Seikanji hacia Aki y la miró — También te debo una disculpa; pero no espero que la tomes, aun no. Hasta que pueda reponer todo lo que he causado aquí.

Aki afirmó a Saito para después tomar la mano de Seikanji.

Bokuso escuchó todo y se mantuvo sereno —Dejé de tener misiones hace tiempo; la única que conservo es personal, y es contra Gendo —se cruzó de brazos —No diré la procedencia; no gano nada con ello para dar con Gendo —miró a Seikanji — Si tú consideras que el fruto está alejado del árbol, no tengo por qué causarle daño alguno. Pero si he de ser sincero; la mirada es la misma.

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rapuma

 

Seikanji Yamagawa

Sonrió con tristeza a las últimas palabras de Bokuso, pensando en los ojos celestes de su madre de sangre. Meneó la cabeza para alejar esos recuerdos que lo salpicaban como el rocío de la madrugada.

—Si se encuentra en contra de Gendo sus intereses coinciden con los nuestros. —hizo una leve reverencia ante su sensei. —Después de todo los reunidos en esta prefectura somos sobrevivientes de sus ataques.

Reiko pareció relajarse ante una tensión que se disipaba lentamente, pero no apartaba sus ojos amarillos de los de Bokuso. Se colocó junto a Aki.

Seikanji le brindó una sonrisa cálida a la arquera.

—¿Te encuentras bien? Tal parece que siempre me las arreglo para meternos en problemas. —movió el hombro ligeramente, el cual se encontraba vendado por la reciente curación. —¿Pudiste dormir? Porque fue imposible para mí. —Reiko empujó a Aki levemente con su cuerpo para recibir caricias. —El shihan... ¿cómo se encuentra?

 

Akihito Shishio

No entendía en lo absoluto cómo podía dar en el punto enfocándose en las acciones de Murai y Murai solamente, y en el mismo instante de nuevo apuntar su venganza hacia ellos también. Aunque tan siquiera agregaba algo de información extra de más nombre que agregaban un caos a la situación que estaban viviendo, más cosas que investigar y entender de una manera algo caótica.

"Tal vez sea verdad, ¿Cómo saberlo realmente? No cuesta nada desfundar y atacar por la espalda."

Frunció el ceño casi inmediatamente antes de mover sus manos alzadas nuevamente, porque los acusaba de algo que él había hecho primero y que prácticamente pudo haber planeado desde el inicio, cuando ellos tenían prácticamente todo que perder desde que entraron a esa casa con tantos invitados inesperados.

Luego su frustración no hizo más que crecer cuando apuntó que estar allí había sido fácil, o cuando mencionó lo peligroso que era un enfrentamiento pero allí estaba intentando iniciar uno, siendo claramente precipitado, o que simplemente decidiera ignorar sus palabras sobre realmente la única persona que les estaba haciendo daño, y cómo realmente los demás se estaban manteniendo fuera de ese asunto precisamente por el mismo Murai.

Ya era bastante sentir como les estaban pisando los talones para ahora ver que su vida estaba potencialmente en manos de alguien que no parecía querer escuchar del todo. Pero realmente no tenían otra opción, así que tan solo volvió a dar otro pasito hacia atrás, jalando la suavidad la manga de Rengo como su compañera había hecho con él antes de bajar sus manos para centrar su atención en lo que Kumiko tenía que decir finalmente.

Y aunque era demasiada información (que iba procesando poco a poco), seguía teniendo dudas de que tan efectiva era la idea de crear otra organización shinobi oculta, sabiendo que la otra no estaba disuelta del todo.

—Pero si tu hermana estuvo haciendo todo eso, ¿mantuviste tu cercanía a ella para enterarte? ¿Alguien más estuvo involucrado para darte tantos detalles de lo que estaba sucediendo? —A fin de cuentas, entendía que ella había sido parte del grupo que se separó hace ya tiempo, entonces, aunque fueran familia no entendía la forma en la que se podía mantener enterada de la situación.

 

Casa (Este/Patio)
[Seikanji; Bokuso; Saito; Manzo; Aki]

Bokuso se colocó a un lado de Saito, y juntos se llevaron a Manzo, dejando a Seikanji y a Aki. No dijeron más, Saito parecía absorto en la respiración de Manzo mientras Bokuso estaba concentrado en las reacciones de Saito, mostrando su interés por el bienestar del joven.

Aki miró a Seikanji y negó; tardó en contestar, por lo que hacía creer que no se encontraba bien —No he podido dormir bien, pienso en Konan, en lo que ha sufrido o está sufriendo —dijo apretando los labios —Quiero evitar hacerlo; pero no me será posible. La incertidumbre es el peor medio de tortura. Creo que no tendremos sueños reconciliadores en mucho tiempo, es lo que la guerra te quita; te hace fuerte pero te arranca la paz, cómo si esa fuera la moneda de cambio.

Aki suspiró —Murai-sensei... no está bien, ni físicamente ni mentalmente. Pero contendrá su mente, eso hace; siempre que aun tenga su misión por cumplir. Avanzará con el dolor, cómo todos tenemos que hacerlo. Quedarse estancados nos llevará a la destrucción —Talló sus ojos con fuerza — Tenemos que encontrar el modo de levantarnos.


Casa (Oeste)
[Toshiko; Kirara; Yami; Shinko; Riku; Yato; Kuro/Taro; Kumiko; Dazai]
[Matahachi; Akihito; Aoi; Rei; Ryoshi; Dozan]
[Rengo; Shinrin; ]

Kumiko se mantuvo estoica ante el silencio de los presentes; miraba las reacciones; las inconformidades; la confusión; la desconfianza. Nadie allí estaba por decisión propia realmente, había sido un accidente; un mal cálculo que podía costar una valiosa alianza. Causando otra guerra interna.

Más muertes.

Kumiko respiró profundamente, una palabra equivocada podía llevar a la destrucción total de un plan que podía ser prometedor.

Rengo se mantuvo cerca de Akihito mientras él lo jalaba hacia él, este se calmó pero sin desenfocar su vista al frente. Negó, no a la situación, seguramente estaba conversando con Mara en esos momentos, otro presente que no fue invitado.

Kumiko se giró hacia Akihito al oír su voz, y fue cómo tomar agua en el desierto, su participación suavizaría la siguiente respuesta.

—Tienes una mente rápida —afirmó Kumiko — Tengo a alguien que permaneció en el crisantemo negro hasta la muerte de Ogen. Un chico que ustedes conocieron cuando Ogen invadió Koga, dándole la oportunidad a Kodoku de atacar a Murai. Su nombre es Kumo — dijo para después mirar hacia los Fujiwara —Él participó activamente en esa invasión a Koga para eliminar a Kodoku. Kumo sólo tiene un fiel amigo en este mundo, su fiel búho. Este casi muere en un accidente varias estaciones atrás; pero Hama lo rescató, y enseñó a Kumo a cuidar de él. Hama Kamino, la mujer que sería esposa de Taiyo.

—Kumo aun es un miembro activo en el crisantemo negro — mencionó Toshiko — Pero es agente nuestro, constantemente se arriesga a ser descubierto — llamó a Taro, el gato negro que acudió al hombre —Él fue quién me ayudó a que Kuro llegara a ti, Yato. Y este mismo ayudó a guiarlos a ustedes —dijo hacia Kirara y Riku.

—También fue él quién regaló a Inosuke a Ikemoto —dijo Yami con una sonrisa — E Ikemoto dejaría ir a Inosuke con ustedes —dijo a los Fujiwara — Kumo es más cercano a los animales de lo que será con las personas; pero el cariño que entrega a cuidarlos es muy admirable. Pero es aun más admirable que los entrena a cumplir la misión de guardianes.

—Ahora mismo, Kumo tiene otra misión — dijo Kumiko a los presentes —Y será difícil que alguna vez esté en un sitio como este, rodeado de personas. Pero sus animales están con él, y por ello, siempre está presente —Kumiko sonrió —Kumo pertenece al crisantemo blanco, mi organización.

—Yo pertenezco al crisantemo blanco — respondió Yami.

—Yo pertenezco al crisantemo blanco — también habló Toshiko.

—También yo pertenezco a esa organización — respondió Matahachi.

—No todos son shinobis, la organización va más allá de un nuevo grupo de las sombras; por eso he decidido que el blanco es el color ideal para este grupo. No seremos la sombra de nadie, seremos la luz.

Ryoshi comenzó a reírse ligeramente ante las palabras de Kumiko —Muy bellas palabras. Pero sigo sin entender su objetivo. No entiendo su alineación.

—No buscamos ser libres como los shinobi; no buscamos honor como los bushi. Somos una organización destinada a proteger a Japón. A evitar que el poder del Imperio se vuelva opresivo — respondió Kumiko

—Los shinobis no son libres — recriminó Dozan— Los piratas lo somos —sonrió — Los bushi no buscan honor, buscan estatus. Ustedes no son más que un grupo que está en contra del Imperio y usa palabras de paz y luz para justificar el camino de sangre que están haciendo. Sólo hablen con la verdad, digan que quieren asesinar al Emperador. Eso me importa poco. Lo que si quiero saber es... ¿A quién buscan poner en su lugar? Eso es lo que le importa a la mayoría de los presentes. Taira... o Minamoto. A eso se limita todo últimamente.

Dozan hablaba con burla; pero sus puntos parecían ser bastante certeros, flechas disparadas a todos los presentes.

—Todos se mueven a su beneficio —respondió Rengo— No es sencillo saber quién está en lo correcto. Quién ejerce la verdadera justicia.

—La diferencia recae en quién quiere ser controlado, y quién quiere controlar. No hay un orden sin un caos —intervino Rei para después mirar a Akihito — Todos actuamos cómo creemos que es lo mejor. No importa si parece ser lo correcto para el débil.

—¿Alguien quiere un poco de té? — interrumpió Dazai con una sonrisa apacible

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Monpoke
Nekita
Ayeah

 

Seikanji Yamagawa

—Creo que deberíamos ver al shihan, comprobar su estado. Tenemos que tener un plan para volver a levantar vuelo, ya nos pisotearon demasiado... no se puede ir más abajo, solo queda subir poco a poco.

Y aunque era algo que no diría, las pesadillas de Seikanji eran acerca de una Aki que le recriminaba sobre Konan con lágrimas de sangre cayendo por sus mejillas. Por eso al oír lo que torturaba la mente de ella sintió un escalofrío por su cuerpo.

 

Akihito Shishio

El chico búho: Kumo.

En su experiencia vivida ese ataque de los crisantemos y Kodoku, no lo describiría como si el chico hubiera tenido la intención de eliminar a Kodoku, especialmente porque él había estado aislado con Murai, pero de nuevo, eran tan solo más datos que le servían para tener más contexto de las cosas que no entendía del todo.

También le parecía arriesgado, ¿qué le salvaran a su mascota era lo que lo hacía leal a ellos? ¿Qué pasaba si para cuidar a su mascota se le hacía más fácil brindarle información a Kanon de ellos? Podía ser protegido por ambos bandos si jugaba bien sus cartas, ¿no?

—Me parece que de momento siguen siendo una sombra... no me parece que se muestren como una luz que de alguna esperanza de protección—Sonrió ligeramente apenado, con lo que escuchaba en ese momento no le daba esa impresión —, pueden haber sufrido también las repercusiones de los crisantemos negros pero, y quizás sea una opinión meramente basada en el desconocimiento y por eso me disculpo, también parece que fueron dejando que esos malentendidos fueran creciendo para poder centrarse en lo suyo, estar ocultos, avanzar en...¿cosas? Y ahora...que están avanzando buscan ¿brillar?

Sabía que quizás podría sonar algo más recriminatorio como el comentario de Dozan o Ryoshi, así que, en pro de no hacer nada mas incómodo trató de que fuera un acercamiento más sutil, más enfocado en entender de alguna u otra forma.

Y luego vinieron las palabras de su padre, sentir su mirada hacia que tuviera toda su atención para tampoco verse irrespetuoso.

—...Pero si las acciones perjudican al débil, por mucho que se crea lo mejor, no lo convierte automáticamente en lo correcto. —Añadió con cuidado antes de tomar algo de aire, despejar su incomodidad —¿Formas parte también de ellos?

 

Fujiwara no Riku

"Lo aceptaré". Dije en un pequeño despiste a las palabras finales de Dazai, extendiendo mí mano libre hacía él. Baje un poco el filo de la katana y cambie mí postura, en total de poder tomar con mayor comodidad.

 

Casa (Este)
[Seikanji; Aki; Murai; Hannya; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Fureku; Hoshi; Mako; Hiro y Hajime]

Seikanji y Aki volvieron a la casa; allí estaban el resto de personas. Mako parecía estar distrayendo a Hiro y Hajime. Kushina y Midori dormían, completamente cansadas. Oshin y Haku permanecían abrazados en un rincón, no podían dormir.

Murai conversaba con Hannya, mientras Fureku escuchaba a un lado. Se les notaba cansados.

Hoshi los recibió, los revisó al ver que habían combatido y se alarmó. Pero antes de que preguntara algo, Aki lo tranquilizó —Todo ha sido un malentendido, todo está bien ahora.

Hoshi acarició la cabeza de Aki, no se notaba convencido con sólo esas palabras pero no preguntó más; después miró las heridas de Seikanji — Puedo lavar tu ropa; también soy hábil en costura, dámela y podré remendarla.

Casa (Oeste)
[Toshiko; Kirara; Yami; Shinko; Riku; Yato; Kuro/Taro; Kumiko; Dazai]
[Matahachi; Akihito; Aoi; Rei; Ryoshi; Dozan]
[Rengo; Shinrin; ]

Dazai le extendió con tranquilidad un poco de té a Riku —Esto es más complejo de lo que creía; me he venido a enamorar de una mujer muy complicada —dijo sólo hacia Riku, esperando que sólo los Fujiwara pudiesen escucharlo — Al hijo ya le conocía; es buen niño. Un excelente arquero, es algo que le hace falta a los tuyos —dijo mirando a los Fujiwara — Creo que por eso son algo atrabancados, sólo pueden atacar de frente. Necesitan alguien que ataque de lejos, sin tanta palabrería —sonrió — Este no ha sido el día de Hachi; pero generalmente es muy listo.

—¿Formar parte de su grupo? — preguntó Rei con burla hacia Akihito — No, no, no. Yo sigo órdenes del maldito niño ese — dijo señalando a Matahachi — Aunque a veces me hace preguntarme por qué no lo he traicionado.

—Rei...— mencionó Matahachi — Deja de mentirle a Akihito —miró a Akihito — Es un hombre estúpido; pero ha entendido el daño que ha hecho sólo por querer escalar peldaños —Rei se cruzó de brazos — Sabe que a mi lado no tiene que comportarse como un imbécil; puede ser benévolo y subir peldaños a mi lado —sonrió — Me está usando, o eso hacía antes —miró a Rei —Ahora está a mi lado porque quiere ayudarme, quiere mejorar.

—Te sigo usando —reclamó Rei.

—Tu madre — dijo Kumiko hacia Akihito — Está a salvo, Rei fue quién me ayudó a reubicarla.

—¡Cállense! — gritó Rei, molesto.

—Les daré tiempo para entender lo que el crisantemo blanco busca hacer — retomó Kumilo — Ustedes podrán decidir que hacer con esta información. Pero he de advertirles que Gifu no será un sitio dónde les permitiremos enfrentarse unos a los otros a muerte. Me encargaré de ello.

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Aoi Nobunaga

Se había mantenido al margen de toda la conversación, tomaba notas mentales pero no iba a manifestar su opinión.
No servía para nada y tampoco iba a arrojar luz alguna a aquella situación.

Era una estatua enmascarada al fondo de la sala, junto a la puerta rota, con la cabeza ligeramente ladeada demostrando su escucha activa.

No tenía reproche alguno que hacer a nadie, pues ella nunca había pedido explicaciones cuando alguien le daba un objetivo. Era una asesina y era consciente de ello, pero nunca había matado por voluntad propia sino por encargo de otros y poco le importaban los bandos. Era simplemente su modo de ganarse la vida.

No sabía cómo se había visto arrastrada a aquel momento y lugar, pero ella no había perdido gran cosa en aquella guerra y no guardaba más sentimientos al respecto que el profundo amor que sentía hacia el hombre que tenía a su lado.

Se permitió una sonrisa tras la máscara cuando Dozan habló, pues le gustaba la idea de pasar de shinobi a pirata y ser libre. Ya había tomado una decisión tiempo atrás y ésta no cambiaría por muchos giros que dieran los acontecimientos: ella iría donde fuera Ryoshi.

Los ayudaría a saldar su deuda y serían realmente libres... Nada más importaba.

 

Akihito Shishio

Su cuerpo se relajó cuando el chico Fujiwara aceptó aquella taza de té que ofrecían, porque eso debía significar solamente que ya no se les iba a lanzar encima con el resto de su clan, ¿no?. Volvían a estar medianamente a salvo, podían pretender de nuevo que había una especie de paz mínimo para conversar y eso le daba más seguridad para mantenerse en aquella interacción con su padre.

Asintió lento a sus palabras, le hacía sentido esa versión y era lo único que esperaba recibir, pero no. Porque claramente ese día las cosas simplemente debían seguir siendo incómodas y ya directamente fue a cubrir parte de su rostro por unos largos segundos con una de sus manos cuando Matahachi soltó su nombre al aire y la mantuvo durante toda su explicación.

Lo merecía, todo por no querer tomar esa máscara para recolectar ingredientes en el bosque. Debía imitar a Umi mucho más.

—Espero que lo puedas mantener a tu lado, Matahachi —dijo hacia él, haciendo una corta reverencia respetuosa ante su inhabilidad de poder tratar de sonreír ante lo que escuchó —, que suba todos los peldaños que pueda contigo y se mantenga a tu lado. Así estará más tranquilo.

A la mención de su madre volvió a tensarse, sus brazos volvieron a cruzarse sobre su pecho y aunque su cuerpo apuntaba ahora hacia Kumiko porque habló, mantuvo su mirada en el suelo para solo asentir a sus palabras. ¿Por qué considerar una reunión de tantos extraños el lugar ideal para soltar todo eso?

—Gracias. —Añadió en voz baja dando otra reverencia hacia la mujer antes de girarse.

Luego, aprovechando la posición de sus manos, buscó dentro de su kimono el frasco donde había enrollado el listón de Rengo para sacarlo de manera cuidadosa y poder entregarlo —Supuse que esa sería la mejor forma de mantenerlo a salvo y limpio, y con todo lo que sucedió en el camino y tan siquiera no iba a volverse a manchar de sangre de un muerto. —Lo colocó en sus manos con el cuidado con lo que había visto que trataba esa pertenencia. —Me alegra que estés bien y nos encontraras...—Sonrió y con ese mandado listo, tuvo que volver a buscar a Matahachi con la mirada.

—¿Podemos retirarnos o...prefieres que aguardemos contigo hasta que sea más seguro?

 

Casa (Oeste)
[Toshiko; Kirara; Yami; Shinko; Riku; Yato; Kuro/Taro; Kumiko; Dazai]
[Matahachi; Akihito; Aoi; Rei; Ryoshi; Dozan]
[Rengo; Shinrin; ]

El grupo se mantuvo prácticamente en silencio; Kumiko reparó en cada uno para ver si había mayor intercambio, fue nulo. La única voz que se levantó fue la de Akihito, quién fue evidenciado por Matahachi.

Kumiko afirmó cuando escuchó el agradecimiento de Akihito. Rengo recibió con gran alegría su listón rojo, notó el cuidado con el que fue almacenado y por un momento no pareció que no quería desdoblarlo; pero terminó haciéndolo para amarrar nuevamente su cabello hacia atrás —Gracias por cuidarlo tanto; ha estado conmigo tanto tiempo que no puedo imaginar perderlo —bajó la mirada —Lamento haber sido tan torpe al entrar aquí... —dijo en voz baja para que sólo Akihito lo escuchara, en verdad estaba apenado por lo sucedido.

Akihito se dirigió a Matahachi nuevamente; él se mantenía allí. A veces sostenía su hombro, a veces miraba al techo. Algo no estaba bien en él. Matahachi miró a Akihito —Creo... que estoy...

El cuerpo de Matahachi no pudo más, al principio parecía que iba a hincarse cuando sus rodillas flaquearon; pero su cuerpo no reaccionó a tiempo. Fue Rei quién reaccionó más rápido y logró detener su caída para que no fuera a dar de bruces al tatami.

Kumiko se acercó de inmediato hacia Matahachi y Rei —Cuando me pediste amapola no creí que en verdad fuera tan grave —dijo llevando su mano a la frente de su hijo — ¿Cuánto tiempo lleva con fiebre?

—Un par de soles — dijo Rei desviando la mirada

—No debieron haber ocultado esto. Sabes perfectamente que no puede pelear constantemente en su condición — Kumiko le recriminó a Rei.

Dazai ya había llegado con el té que había usado en su infusión, estaba envuelto en un trapo para mantener el calor; rápidamente se inclinó hacia Matahachi y lo lo colocó por dentro de su ropa hasta llegar al hombro derecho.

—¿Ha usado mucho el arco? —preguntó Dazai mirando a su carcaj, en él había una cuerda de tensión rota.

—Usó el silbido de Shinatobe —respondió Rei. Mientras Kumiko y Dazai negaban simultáneamente.

Dozan reaccionó al instante —Shinatobe, el kami del viento —Dijo ante Ryoshi con naturalidad, al parecer Dozan siempre le explicaba a Ryoshi cuando se hablaba de algo de mitología.

Ryoshi miró a Dozan con preocupación, después miró a Matahachi — ¿No era el kami con el que se había obsesionado mi hermana?— Su voz fue baja, sólo Ryoshi y Aoi pudieron escucharlo.

—Y ni con eso pude ayudar en Otsu —respondió Matahachi con dificultad hacia Kumiko y Dazai —Peleamos con toda nuestra fuerza, y no pudimos salvar a Kaji. El enemigo nos ha rodeado, si tan sólo hubiera tomado el pacto sería su matagi y hubiera podido hacer algo...— Matahachi parecía decir incoherencias, posiblemente estaba delirando por la fiebre —... Si hubiera hecho algo distinto... ¿Para que guardé mi vista si sigo tan ciego?

—Tranquilízate, bajaremos esa fiebre —respondió a Kumiko.

—Perdóname, madre. Por mi culpa mi padre está muerto — La voz de Matahachi era trémula. Kumiko le tapó la boca de inmediato.

—Calla, su muerte no ha sido tu culpa —respondió Kumiko —Tampoco lo ha sido la muerte de Kaji o la caída de Koga.

Kumiko miró a los presentes —Es hora de irse, responderé preguntas después —dijo abrazando a Matahachi entre sus brazos.

Rei le indicó a Akihito, Ryoshi, Dozan, Aoi y Rengo que lo siguieran. Abandonando así aquel lugar, regresando a dónde estarían más seguros. Las dos mujeres que vinieron con Rengo no lo siguieron más, permanecieron con los Fujiwara.

Toshiko avanzó hacia los Fujiwara —Les mostraré dónde podrán descansar —dijo con tranquilidad — Debemos dejarlos solos unos momentos.

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Casa (Este)
[Seikanji; Aki; Murai; Hannya; Haku; Oshin; Midori; Kushina; Fureku; Hoshi; Mako; Hiro; Hajime; Rei; Akihito; Aoi; Ryoshi; Dozan; Rengo]

Rei avanzó hacia la casa dónde estaba el resto; lo hizo en completo silencio. Al entrar, pudieron reunirse con los demás.

Murai conversaba con Hannya y Fureku; mientras que Seikanji parecía haberse quedado frente a Hoshi, a su lado estaba Aki. Ambos tenían sangre fresca en sus ropas.

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rapuma
Nekita
Ayeah

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Oyaji
[Toshiko; Kirara; Yami; Shinko; Riku; Yato; Kuro/Taro; Shinrin; Oboro]

Avanzaron a la ciudad; Toshiko les proporcionó sombreros para ocultarse entre la gente y poder llegar al Oyaji; allí los recibieron con grandes atenciones y les fue asignado una gran estancia, un piso completo para todo el grupo. Toshiko los dejó, alegando que debía volver con su familia.

Allí, las mujeres que habían acompañado a Rengo se mostraron por completo. Era Shinrin, la hermana de Rengo, Jiin y Takano. Y la otra mujer era Oboro, la madre de Takano.

Kirara se sentó; pero todo su cuerpo temblaba con rabia —Entonces ese imbécil de Murai está cerca de nosotros, y no podemos hacer nada para dar con él.

—No dejaré que se acerque a ustedes —mencionó Shinrin — Están a salvo conmigo.

—Y conmigo — intervino Yato.

—Te recuerdo, Shinrin. Que los Minamoto nos deben esa muerte a los Fujiwara —reclamó Kirara.

—¿Quieres que salga de aquí y me lance a un ataque suicida por honor? —recriminó Shinrin —Puedo ir en búsqueda de Murai; pero sé que no saldré con vida.

—Estaríamos a mano... —el odio de Kirara sobrepasaba su razón.

—No es la manera correcta de moverse —recriminó Yami.

—Nos deben ese intento. ¿No crees? Por dejar escapar a Murai, perdimos a Taiyo.

—Murai me dejó con vida a mí... —aclaró Yami

—Hermana — Shinko habló con calma — Yo como tú, deseo la muerte de Murai. Pero mandar a alguien a buscarlo nos abrirá en guerra directa aquí en Gifu... y somos pocos. Por más que queramos... no es el momento.

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Monpoke

 

Fujiwara no Riku

No me hallaba menos contento que Kirara por situación, ni cómodo por estar compartiendo ciudad con el enemigo y tener que permanecer con las manos cruzadas.

Pero, sabía y aceptaba a regañadientes, que ir y atacar sería un intento que podría acabar en desperdicio.

Nos deben ese intento

"Lo han intentado, partieron a ello en el primer momento en que se dio la traición. Él se escapó". Dije, no en reproche a Kirara, pero para hacerla ver qué están de nuestro lado." Además, estoy seguro que entre los Minamoto también habría quines quieren su cabeza tanto como nosotros. Llegará el día en que ataquemos, y entonces serán necesario todos los refuerzos".

Por más que queramos... no es el momento.

"Al menos, tenemos la información de que esta siendo atacado". Sonreí, a la idea de que no se encontraría tranquilo. Que se encuentra presionado y permanentemente alerta de sus enemigos. Pero la quite a los pocos segundos, cambiando a una de pensamiento y consideración a esa información. "Pero esos enemigos suyos también son los nuestros, no desisitire fácilmente de cazar a ese hombre, aunque hay que procuparnos de no caer en la manipulación de otro titiritero y caer en una trampa".

"Hay pocas opciones agradables, esto merece una mayor consideración o podremos vernos abrumados por todos los lados. Son muchos enemigos a tener en cuenta". Y ninguno dispuesto a lanzarse de frente, no, todos tramando planes en las sombras.

Tampoco me refería únicamente a los Sugita o el Crisantemo negro.

Murai me dejó con vida a mí

Me volví hacia Yami a sus palabras, las cuales apuntaban a pasar desapercibidas, pero he estado esperando el momento para hablar de ese tema. "He querido preguntar sobre eso. Envenarte y dejarte enterrado no suenan a formas para preservar una vida, ¿Hay algo que todavía no nos has contado de ese evento?"

"Pero, primero, puede te estés confundiendo. Que te haya dejado vivir no es lo mismo que decir que es tu salvador. Recuerda, fue él quien te atacó para luego suplantarte en nuestro camino a Kamakura. Decidió dejarte vivir, no dudo tendría sus motivos, pero no creamos que haya sido por querer hacer una buena acción".