Romántico Enamorandose del Demonio [Terminado]

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Milmel, 17 Mayo 2011.

  1.  
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Yeap, aquí yo xD ¡Primerita en comentar! :'D Hacía rato que no lo era; ¡estoy feliz! *u*

    Oh, Mel, jamás no decepcionas a los lectores ¿eh? Jajajaja, bien, me dio risa la parte en la que Lenard descubre cómo es que Melina le metió a su cajita negra ese gusano para enterarse absolutamente de toda su información y más gracia me dio imaginármela a ella sonriendo con tanta satisfacción al ver su plan en marcha, jojojo. Tienen al rubio pero bien vigilado. No es por nada, pero me encanta ella >,< Y me gustaría más si hiciera un poco de lo que Kato dijo al final de que use sus encantos para hacer que Lenard hable (? xD Oh, vamos, que si se sonrojó al recordar aquel beso no fue por nada, aunque mejor no le sigo que capaz sale de la pantalla y me da semejante golpazo como a Kato :P

    Hm, pero bueno. Ahora sabemos que es ese odioso alemán el que estuvo detrás del desorden del departamento del detective antes de que Dorothy hiciera acto de presencia. Ala, las cosas se ponen interesantes y la actitud de esos tres, tan frívolos y sádicos es, ufff, de cuidado. Ah, por cierto, extrañaba a Ian, ¿qué quieres? Es alguien a quien aprecio mucho :) Y bueno, Melina está en peligro con esa foto rondando por allí, eso es seguro así que ella y su familia deben ser extremadamente precavidos que si le pasa algo a ella compañía, me da la sensación de que la mayor parte de la culpa será de Lenard y de alguna manera seré yo quien se introduzca a la historia para matarlo ¬¬ Ok no, la verdad estoy deseando ver un poco más de desgracia (? Ah, ando media trágica estos días xD En fin, espero con ansias la próxima actualización y sin más que añadir, me despido deseándote bien.

    Hasta otra.
     
  2.  
    Unimar

    Unimar Un alma sana reside en un cuerpo sano y mente sana

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    Hola Mel, disculpa si no pude leer y comentar antes, esta un poco ocupada pero hoy es día de descanso y me paso por aquí xD

    Pobre Lenard, todo el mundo lo vigila. Mira que descargarse todos esos gigas. Hasta tuve que volver a leer porque pensé que había sido un error mio. Eso tardaría más de media hora, creo que sería sin exagerar un día completo.

    Dorothy, Dorothy... no me parece que sea una loca, o por lo menos creo que soy la única que piensa eso. No lo sé, tal vez sus inteciones al final sean buenas. O quizás sea así porque esta cumpliendo con su trabajo.

    ¿Mel? ¿Kat? prefiero seguir dicéndole Mel. Mira que supo como infiltrarse hasta la computadora y la caja negra de Lenard, ahora si que esta en problemas tendrá que ver otra forma para guardar todos sus archivos. Y ser más precavido de ahora en adelante.

    Sin más espero el siguiente capítulo, nos vemos. xD
     
    Última edición: 1 Enero 2014
  3.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

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    Enamorandose del Demonio [Terminado]
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    en serio que cuando me pierdo, me pierdo... bueno, a los que aun siguen este fic les agradezco la enoooorme paciencia que le tienen, sin mas, aqui otro cap:

    Cap 53: Retorno al mundo real

    Lenard estaba hecho un caos, habían infectado su computadora, quien sabe qué cosa más hicieron allí, o que motivos ocultos tuvieron para hacerlo, y además de todo, ¿qué fue lo que hiso su diosa en su habitación durante el tiempo que tapó las cámaras de seguridad?

    Había visto a Melina en su despacho, había visto como introdujo algo en su portátil, para luego dejarla en el mismo lugar. ¿Un virus? No estaba seguro, pero pensaba averiguarlo, lo llevaría ante Amir, el tipo era un genio, de seguro que él podría encontrar lo que sea que le hicieron a su máquina y limpiarlo.

    ¿Pero qué es lo que hacia ella aquí? ¿Qué buscaba? ¿Quién la envió? ¿Por qué vino? Un rubor cubrió sus mejillas al imaginarla besándolo.

    ―¡Imposible! ―se dijo ―ella no haría algo como eso.

    Y sus pensamientos quedaron nuevamente atrapados allí, en la chica misteriosa, la chica de mirada asesina, peligrosa, pero a la vez, hermosa, su salvadora. Aun tenia leves recuerdos de cuando lo rescató. Un olor a rosas. El tacto de una suave piel. Él siendo cargado de caballito por ella. El aroma de su pelo y la suavidad de su piel. Si cerraba los ojos, aun podía recordar de manera vívida a esa mujer, a esa hechicera que lo embrujó para siempre.

    ―¿Que voy a hacer contigo preciosa? ¿Qué hiciste conmigo?―preguntó a la nada mientras volvía a rememorar esos ojos, y sin querer, esos labios rojos que había probado aquella vez, ese beso, ese sabor, como ansiaba poder volver a probar de ese delicioso néctar. Lenard estaría dispuesto a arriesgarlo todo por volverla a encontrar ―“creo que voy a volverme loco” ―pensó ―¡Piensa con la cabeza Lenard! ―se recriminó ―¡esa mujer puede matarte! ―y volviendo a abrir los ojos una sonrisa boba se formó en sus labios ―aunque si fuera en sus brazos moriría gustoso.

    Y recordó los últimos sucesos, la mirada loca, los disparos certeros que lograron herirlo y alejarlo de ese tipo al cual ella llamo hermano.

    De manera inconsciente llevo la mano a la herida del brazo, estaba vendado y tenía claras muestras de haber sangrado recientemente.

    Miro su estado físico, estaba hecho un desastre y casi destrozado por completo.

    ―Grandioso ―dijo.

    Mareado y atontado se recostó en su sillón nuevamente pensando, analizando, recordando, buscando lazos, razones, circunstancias.

    ―¡Adler! ―dijo al fin incorporándose con violencia generándose una punzada en la sien ―“ellos parecían estar muy interesados en él, si sigo su rastro, lo más seguro es que pueda volver a verla y averiguar qué fue lo que realmente le pasó”.

    Esa misma mañana se dispuso a regresar al trabajo, se hizo una idea mental del caos que ocasionaría su retorno, pero lo que sucedió fue más de lo que esperaba. Philip al verlo entrar por la puerta principal cayó de su silla en la cual estaba reclinado, Loren siguió llenando su taza de café hasta que rebalsara y aun así parecía no notarlo, estaba mirándolo como si fuera un fantasma.

    Una de las recepcionistas se desmayó al verlo acercarse a ella y como era su costumbre guiñarle el ojo y mandarle un beso al aire. Al parecer todos lo daban por muerto y nadie esperaba verlo ingresar allí por su propio pie, vivo, y con muchas ganas de trabajar.

    Después que el caos haya menguado, tanto Philip como Loren prácticamente se mudaron a su despacho atosigándolo con preguntas acerca de su paradero. Las cuales el simplemente evadía indicando que no recordaba casi nada al respecto, no quería dar datos innecesarios que involucraran a terceros.

    ―Lo único que recuerdo es una bodega a las orillas de la bahía norte ―dijo.

    ―¿Bodega? ―preguntaron a unísono, tanto Loren como Philip se miraron intrigados.

    ―El día de tu desaparición hubo un atentado en la bahía norte, alguien voló una bodega.

    ―No quedaron ni las fundaciones ―completó Philip.

    ―Ese día los vecinos se comunicaron con los bomberos y éstos nos llamaron para hacer un levantamiento criminal ―dijo Loren hojeando unos papeles cualquiera ―los testigos dijeron haber visto un Ferrari rojo salir disparado haciendo patinar las llantas arrollando por poco a una pareja que andaba de paseo por allí.

    ―Un par de horas después el lugar voló en pedazos ―dijo Philip haciendo señas de explosión con las manos de manera exagerada.

    ―Un Ferrari rojo ―Lenard pensativo ―esa es una gran pista, no hay muchos en la ciudad con el bolsillo lo suficientemente grande como para pagarse un lujo como ese ―analizó ― “además recuerdo que alguien hablo acerca de un auto y el desastre que ocasionaría las reacciones locas de Adler”

    ―¿Qué encontraron? ―les preguntó a sus colegas intrigado.

    Ambos cruzaron miradas.

    ―¿En serio quieres ponerte a trabajar en el estado en el que te encuentras? ―preguntó Loren. Él era una persona callada, un tanto reservado pero ese día se veía muy hablador.

    ―Hay un caso pendiente, y necesitamos resolverlo lo más antes posible.

    ―¿Porque la prisa? ―volvió a preguntar.

    Lenard tuvo que morderse la lengua para no soltar información demás, ahora desconfiaba de todo, ¿sus amigos no serían igual que Dodo? ¿Aún eran sus amigos? Ante esa absurda pregunta casi se golpea mentalmente, el los conocía prácticamente desde que ingreso en ese rubro, mucho más a Philip quien fue su mentor, su maestro, su mejor amigo y ahora su colega y mano derecha.

    No podía desconfiar de ellos, pero tampoco quería ponerlos en peligro, por eso mismo él fue a la bodega por su propia cuenta sin informar a nadie, no quería arriesgarlos, de todas formas solo era para saciar su curiosidad, aunque nada salió como el esperaba.

    ―Había un narcotraficante al que estaba siguiendo el rastro, un alemán, y estaba en esa bodega, sospecho que él es el dueño del Ferrari.

    Loren y Philip volvieron a cruzar miradas preocupadas.

    ―Lenard… ―comenzó a decir Philip, pero antes que continuara Lenard se le adelantó.

    ―Si me consigues la información de los ferraris prometo irme temprano a casa a descansar, de lo contrario me tendrás aquí 24/7 ―le dijo sonriente.

    ―¿Me amenazas mocoso? ―pregunto Philip divertido ―¿sino te cumplo el capricho te quedaras toda la semana las veinticuatro horas atosigándome? ―una carcajada ligera se escuchó en el despacho ―de acuerdo, pero ni bien los tengas te me iras como niño bueno directamente a la cama, ¿te quedo claro?

    ―Si papi ―respondió serio.

    El silencio fue roto por tres enormes y sonoras carcajadas.

    ―Ya te extrañaba muchacho, ―dijo Philip dando leves palmaditas al hombro de Lenard ―no vuelvas a asustarme de esa manera, que la próxima te puedo asegurar que solicitare un guardaespaldas para ti.

    ―Ya no será necesario ―respondió mirando por la ventana hacia lo que parecía un punto cualquiera ―“ya tengo una sombra tras mío”

    El tiempo fue pasando lento para Lenard, volvió a sentirse observado, ellos lo seguían donde iba, pero no le importó. Ellos necesitaban algo, algo que él podía conseguir, y si lo querían tendrían que negociar.

    El alemán, era el punto de partida, ellos lo querían, y él sabía cómo encontrarlo, tenía los medios y las formas, quizá menos severas que las suyas, pero sus formas además si él lo encontraba primero era más que seguro que ellos lo buscarían y ella vendría por añadidura.

    Un día a mitad de semana mientras analizaba los informes del saqueo a una bodega de tóxicos peligrosos del día anterior un hombre alto, fornido, muy bien parecido y con un marcado acento ruso entro a su despacho solicitando sus servicios.

    El había dejado casi de lado la investigación particular por su obsesión de encontrar al alemán.

    ―Necesito que encuentre a alguien por mí ―dijo al ingresar a su despacho arrastrando las r’s al hablar.

    ―Por el momento ando ocupado, ―respondió Lenard tratando de no sonar tan cortante ―puedo desviarlo a alguno de mis colegas para…

    ―No ―cortó tajante ―tiene que ser usted, usted es el mejor, no importa cuánto cueste, pero debo encontrarla ―la fiereza de su respuesta sorprendió a Lenard, alguien que buscaba a otra persona con tanto fervor era admirable ―me dijeron que por el momento anda metido en un caso de vital importancia, pero necesito hallarla ―dijo mirándolo fijamente ―sé que usted encontró a personas que se daban por muertas o perdidas y que todos los casos que llegan a sus manos aunque lleguen a demorar hallan solución.

    El ego se le hincho en el pecho a Lenard, no lo habían halagado tanto en mucho tiempo, pero había una espinita de incomodidad que no lo dejaba tranquilo, un mal presentimiento.

    ―No me interesa que tan altos sean sus honorarios, pagaré la suma que sea ―dijo al fin arrojándole sobre la mesa un fajo de billetes enorme.

    Los ojos de Lenard se abrieron en sorpresa, ese tipo no se iba con juegos, no era la primera vez que atendía un caso como ese, le hizo recuerdo a ese multimillonario que lo busco para hallar a su nieta, a la cual lastimosamente no encontró con vida, había sido asesinada por sus mismos seguidores. El también vino a solicitar sus servicios ofreciéndole una maleta cargada de billetes gordos.

    ―Quiero resultados positivos, y sé que estando usted a cargo los tendré.

    ―¿A quién busca? ―preguntó Lenard intrigado.

    ―Mi prima desapareció hace cerca de un año ―dijo sacando su billetera y rebuscando entre los papeles hasta que hallo una foto observándola ―no la he vuelto a ver desde la navidad pasada, me dijeron que había muerto, pero sé que es mentira, estaba con un tipo italiano ―dijo mirando la foto con odio ―sé que la tienen secuestrada en algún lugar, los investigadores italianos que contrate me dijeron que la trajeron aquí, a Grecia, por eso vine a buscarlo, usted es el mejor detective e investigador.

    Y mirándolo con rostro serio le entregó la fotografía que había estado observando mientras hablaba. Lenard la tomó intrigado y al observarla casi sufre un colapso nervioso.

    Era la foto de Melina que él solía llevar encima todo el tiempo, era una copia exacta de la misma, de la antigua Melina, con su antigua sonrisa, y su hermoso cabello rizado. El ruso miro los actos de Lenard con sospecha.

    ―¿La conoce?

    ―No ―negó Lenard creíblemente ―pero me sorprende que alguien tan joven esté en esta situación, últimamente casos como estos se han vuelto muy comunes ―dijo dejando de lado la fotografía para revisar la bolsa con billetes fingiendo notorio interés, cuando en realidad solo quería buscar una distracción que alejara sus pensamientos de la razón de esa foto en manos de ese sujeto.

    ―No creo que esté muerta, ―volvió a repetir ―alguien la tiene secuestrada.

    ―¿Alguna pista para poder buscar? ―preguntó buscando apegarse más a la rutina por el bien de su cordura.

    ―¿Tomará el caso? ―preguntó el ruso.

    ―La propuesta es atrayente ―respondió burlonamente fingiendo prepotencia ―pero necesito datos, información, y todo lo que usted sepa al respecto de su prima.

    El ruso lo miro desconfiado, pero al final asintiendo con la cabeza aceptó. No quería aceptarlo, pero ya no tenía donde más recurrir, se le habían agotado las pistas para encontrar a esa mujer, y necesitaba hallarla con vida sea como fuere, él tenía la certeza que estaba viva, pero el desgraciado de Damián desapareció junto a los últimos rastros de esa mujerzuela.

    Ese detective era el más recomendado en todo el país, el más buscado, más cotizado, más egocéntrico y mujeriego como no había otro. Tenía unos métodos peculiares para conseguir lo que quería, así que no dudo en buscarlo, al fin de cuentas, una vez tuviera a Melina en sus manos, las ganancias serían mucho más lustrosas para él.

    ―Su nombre es Melina Villarroel, vivía en otro país, pero su novio la trajo a Italia, lo mataron, y ahora ella desapareció misteriosamente.

    Lenard absorbía la información como esponja, eran datos extra que el desconocía, pero también cabía la posibilidad de que fueran mentiras. El había visto a Melina, ella era otra, estaba tan cambiada, no era ni la sombra de lo que fue, aunque él nunca la hubiera visto antes. Ella no estaba secuestrada, pero estaba escondida, ¿de quién?

    Volvió a mirar al ruso, ¿sería acaso de él?

    ―¿Qué relación tiene usted con la implicada? ― preguntó curioso aun revisando el dinero.

    ―Es mi prima lejana ―respondió tajante.

    Lenard lo miro dudoso.

    ―No se ven muy semejantes.

    ―Nuestros padres eran primos, el mío vive en la madre Rusia, y el suyo se quedó en un país mediocre ―dijo con repugnancia.

    Lenard tuvo que morderse la legua para no decir nada indebido, era típico que algunos rusos menosprecien a otras personas y otros países, pero siempre le chocaba ver cuando lo hacían delante suyo.

    ―Ya veo ―fue todo lo que logro decir ―bien, con los datos que me proporciono veré que puedo hacer, lo mantendré informado si tengo algún avance o si me hiciera falta alguna otra información o… monto de dinero ―dijo volviendo su vista al fajo.

    El ruso sonrió complacido, Lenard mostró la típica imagen de un tipo interesado en el dinero, y que podría ser comprado por grandes sumas, lo que en su actual situación le convenía de la mejor manera.

    ―Creo que me gustará hacer negocios con usted detective ―dijo sonriente.

    ―Lo mismo digo yo señor…

    ―Dragón, mis amigos me dicen Dragón.

    ―Dragón.

    Y sellaron un pacto que una de las partes jamás llegaría a cumplir.

    Continuara…
     
    Última edición: 19 Enero 2014
  4.  
    Syel

    Syel Extraña

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    Hola
    Gracias por la invitación y discúlpame por no comentar antes (falta de tiempo)
    Bueno ¿Qué decir? Han sido fantásticos estos últimos capítulos, te enteras de pequeños detalles que pasan desapercibidos antes. Por ejemplo, has manejad más el comportamiento de Lenard, tanto sus situaciones como sus pensamientos y para ser sincera creo que Melina le ha calado hondo, es más, siento que es amor del bueno (lástima que Mel sea tan malvada con él). Me dio risa la parte en la que todos se le quedaron viendo en la oficina como diciendo "¿qué hace él aquí?"
    Por un momento pensé lo mismo que él, ¿en quién podría confiar si su mejor personal (dodo) lo había traicionado? Supongo les dará una oportunidad, más si dices que se conocen desde mucho antes.
    Ese ruso...no te mentiré, por un momento creí que era Kai (si así se llamaba el chico) hasta que leí "ruso" y recordé que el primer capítulo hablaba de un italiano (casi lloré) me decepcioné y después me dio coraje (casi rompo mi compu :D) Lo sé, las chicas somos bipolares.
    Bueno, maldito ruso ¿Jamás se va a rendir? espero que Lenard no sea tan iluso y le crea a ese tipejo "Dragón" de que Mel es su prima, ojala lo exprima para sacarle información y se vengué a nombre de Mel, su familia y el adorado Kai (creo que si era así)
    Noté la falta de unas tildes pero no me quejo mucho por que estoy peor X'D.
    Espero el próximo capítulo.
    Nos vemos ^^
     
  5.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

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    hey hola..

    Odio a ese ruso, aparte de creido y asesino a sangre fría. simplemente no me puede cariño bien.

    Yo no creo que este muerto, no pudiste haber matado a mi personaje favorito yp sigo diciendo que está escondido en algún lugar llorando la muerte segura de melina

    Nos has hecho esperar mucho y este capitulo es muy corto así que espero pronto saber más de ti.
     
  6.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

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    Hm... Dragón... ya lo escuché, estoy segura de que tiene relación con el alemán. O quizá a esté delirando.

    ¡Hola! Pff, tiempo sin comentar por aquí, jeje, lamento eso.

    Bueno, ahora que por fin me puse al día con los cientos de capítulos que te me adelantaste (?), puedo comentar en paz.
    Primero, te hacen falta algunas comas, no sé, tal vez te ayude releer el capítulo luego de unos minutos. Eso sí, a la trama que tienes no le quita nada, es fantástica y muy envolvente.

    Me gusta el rumbo, aunque aún guardo la esperanza de que Kai esté con vida, la tendré hasta que se tenga certeza de que el cuerpo encontrado sea el suyo xD, porque bueno, en las buenas historias siempre hay giros impactantes.
    Además, imagínalo en este sentido, Kai reaparece, y Lenard muere de celos, ¿puedes creer la bomba que se generaría? Digo, uno de ellos con mucha influencia en la mafia, y el otro con mucha influencia en la policía. ¡Sería tan emocionante! Claro que Melina no le corresponde al Francés, pero se nota que él no es de los que se rinde >w<

    En fin, como va me va gustando mucho, y aun no veo un final ni cercano, lo que me gusta siendo honesta *u*

    Bla, bla, me gustó mucho, bla, bla. -Parezco cotorra-.

    ¡Avísame cuando esté la conti! ;)
     
    Última edición: 21 Enero 2014
  7.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

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    Muchas gracias a todos aquellos que siguen y gustan de mi loca historia, es agradable ver a los que no veía hace un tiempo, y me agrada saber que aun mi trama logra atraparlos, @Kohome , @Ana inukk bienvenidas otra vez, y @Syel gracias por tu comentario.

    Sin más, aquí les dejo la continuación:

    Cap 54: Atando cabos

    Lenard sentía que tenía el corazón en la boca, nunca se hubiera siquiera imaginado encontrarse en una situación semejante, aun sentía que las manos le sudaban por los nervios.

    “Solo espero haber dado la impresión correcta” ―pensó ―“de lo contrario, creo que ya podría ir contando los peces en el río” ―miró la bolsa de papel con el dinero ―“ése tipo esconde algo, y estoy seguro que sabe más de lo que aparenta.”

    Decidido tomó el teléfono y llamó a Loren a su despacho, era obvio que el ruso no esperaba que lo investiguen a él, o al menos, eso es lo que Lenard esperaba.

    ―Necesito una huella, ―dijo ni bien lo tuvo delante ―la más fresca, una que no sea la mía ―especificó entregándole el sobre.

    Intrigado Loren abrió la bolsa y casi se le salen los ojos de las orbitas al verificar el contenido.

    ―Esto es…

    ―Un soborno directo ―aclaró Lenard ―necesito saber de dónde lo consiguió, quien se lo dio y de donde lo obtuvo, para ello necesito huellas. Verifica el sobre, los billetes, cada uno de ser posible, necesito huellas, las más frescas, y algo más ―añadió al ver como Loren no dejaba de babear mirando la bolsa ―ten cuidado con tus propias huellas ―le advirtió sonriente ―tienes tres horas.

    Loren lo miro con cara de loco, las huellas serian millones ¡¿y solo le daba tres horas?!

    ―Tendrás las que pueda hallar hasta el final del día, no antes, ―respondió molesto, odiaba cuando Lenard le daba tareas pesadas con corto tiempo de elaboración, ¡como si no tuviera nada mejor que hacer! ―Y ―advirtió ―me quedare con un pedazo de este dinero.

    Lenard sonrió y Loren desapareció tras la puerta de su despacho escondiendo muy bien su tesoro.

    Casi al finalizar la tarde, tal como lo había dicho, Loren entró al despacho de Lenard con el registro de doce huellas dactilares; más de la mitad de ellas tenían antecedentes penales, salvo la última, que parecía más limpia que las alas de un ángel.

    ―Dragonel Kozlov ―leyó.

    ―Más limpio que ropa recién lavada ―dijo Loren.

    “Sospechoso” ―pensó Lenard ― “aquí hay gato encerrado.

    ―Según los informes, es el encargado de una tienda de artesanías, bisuterías y otros artículos parecidos. No hay datos de su familia, al parecer hijo único, pero su registro de familia comienza hace seis años, antes no hay nada. Como si no hubiera existido.

    ― ¿Registros de estudios? ¿Colegios? ¿Universidades?

    ―Nada. Salvo que sea de ese tipo de alumnos que estudiaron en casa con profesores particulares todo el tiempo.

    ―El no parece ser alguien así.

    ―Es todo lo que hay ―dijo al final ―o al menos lo que nuestros registros, bancos de datos e información previa y preliminar registraron. Si quieres información más detallada, nos tomara un tiempo investigarlo.

    “No hay rastros de línea familiar” ―pensó Lenard ― “entonces… ¿Por qué busca a Melina?, no me creo el cuento de que es su prima, no hay lazos de ningún estilo, ¡nada! ¿De dónde sacó esa foto? Si fuera en verdad su prima, llevaría encima otra foto, una más ligera, no tan de carnet, una en la que quizá, el estuviera a su lado sonriente.”

    ―¿Algo más? ―preguntó Loren sacándolo de sus pensamientos.

    ―No. Por el momento. Puedes retirarte, ―dijo ―gracias. ―Loren solo asintió y se dirigió a la salida ―Un cosa más ― él se volteó ―ni una palabra a nadie ―añadió con rostro serio.

    ―No necesitas recordármelo. Sabes que nunca diría nada.

    Lenard lo miro con una sonrisa, nunca podría dudar ni desconfiar de ellos, aunque lo mismo pensó de Dorothy, y mira lo que pasó.

    ―“Ella es otro cuento” ―se recordó ― “otras circunstancias”

    Una vez solo volvió a revisar los documentos, algo no cuadraba, esos nombres, tenían antecedentes de robo agravado, secuestro, extorción y narcotráfico.

    ¿Con que tipo de personas se involucraba ese ruso? ¿Quién era en realidad ese falso pariente de su amada?

    Cada vez que analizaba la situación más preguntas sin respuestas aparecían. El ruso tenía algo que ver con el amor de su vida, la pregunta era ¿Qué?

    Melina se escondía, negaba su nombre, y también buscaba algo, ¿Qué buscaba? ¿A quién buscaba? ¿De quién se escondía? ¿Qué tenía que ver ese ruso en todo eso? El tipo le había dado información que él desconocía.

    Un novio.

    La decepción se hizo presente causándole una punzada de celos. Él no sabía que ella tenía novio ¡Lo primero que debía averiguar y lo pasó por alto! ¿Qué clase de pretendiente era él? ¿Dónde quedaron sus rutinas y normas de conquista?

    “Bueno, al menos mi competencia está muerta” ―pensó con alivio ―“¡no te alegres de desgracias ajenas!” ―se recriminó.

    Pero la idea de otro hombre en la vida de su amada no dejaba de provocarle incomodidad ¿Cómo sería ese tipo? ¿Qué aspecto tenía? ¿Era acaso más apuesto que él? ¿Más joven? ¿Más alto? ¿Con más físico?

    ―Necesito saber quién era ese tipo ―se dijo pensativo, la imagen mental que se formó de Melina abrazando a otro tipo lo puso celoso. ―no puede ser, estoy celoso de un fantasma, ¡de una sombra! ―rió sin ganas ―demonios, estoy mal, realmente mal ¿Qué me hiciste preciosa? ―preguntó a la foto que volvía a tener entre sus manos ―aun no te conozco y estoy perdida y locamente enamorado de ti. ―recorrió la fotografía con el dedo deteniéndose en sus labios ―un italiano… ―recordó ―un italiano no es mejor que un francés ―dijo con orgullo ―nosotros aún llevamos el titulo de los mejores besadores del mundo. Y un difunto no me hará competencia, ¡me ganaré tu corazón a como dé lugar!

    Decidido volvió a mirar los documentos que le facilitó Loren dejando de lado la foto de Melina por un momento, pero sus pensamientos volvieron nuevamente a ella, miró la foto con cariño y nostalgia.

    ―Ahora eres otra ―dijo recordando su aspecto actual, su cambio radical.

    ―«Su novio la trajo a Italia, lo mataron, y ahora ella desapareció misteriosamente» ―las palabras de Dragón aun rondaban su cabeza.

    ―Lo mataron ―puntualizó ―debió ser muy doloroso para ti, un trauma demasiado fuerte, muchos pueden caer en la locura, y mucho más si en verdad lo amabas.

    ―«Este maldito infeliz, casi… tú también no…» ―Lenard recordó sus lágrimas, su desesperación y su llanto cuando estuvo a punto de matar a ese sujeto al que ella llamó hermano.

    ―“Ella debió de estar presente cuando lo mataron, y debido a eso lleva un trauma demasiado grande”

    Poco a poco Lenard fue enlazando palabras, frases, hechos.

    ―«Ese nombre acarrea muerte detective, así que nunca más lo vuelva a mencionar»

    Alguien estaba tras ella, y muy probable era que éste ruso sea uno de sus perseguidores, pero ¿cómo advertirle? ¿Cómo decirle? ¡¿cómo encontrarla?!

    ―«Es un pasado, y algo que no quiero recordar» ―la voz de Melina seguía resonando en su memoria.

    Y pudo armar una parte de su rompecabezas, Melina había presenciado la muerte de su novio, y debido a ello acarreaba un trauma severo, algo debió de haber pasado para que mataran a su pareja, y ella debió ser testigo y quizá ver lo que no debía, por eso la buscan, para silenciarla, por eso se esconde, ¿pero quiénes son esos tipos con los que está ahora?

    ―«Ella es libre de irse, pero no lo hará» «La salvamos» «Ella está a salvo aquí» «perdió la memoria»

    Lenard recordaba las palabras de esos sujetos que lo tuvieron prisionero para sacarle información.

    Melina estaba con ellos por protección, debido al trauma ella perdió la memoria ¿pero porque cambio tanto?

    No debía ser descubierta, y con el aspecto actual que tiene es casi imposible reconocerla.

    Volvió a mirar la foto de la antigua Melina, su sonrisa sincera, sus hermosos ojos, su agradable expresión. Comparándola nuevamente con la Melina de sus actuales recuerdos eran como el día y la noche. ¿Ella ahora era qué? ¿Una espía? ¿Para quién trabajaba? ¿Qué buscaba? Ella sabe quién es, pero lo niega, ya recuperó la memoria, así que ¿Qué busca?

    Y con esas preguntas, la respuesta la vio más clara que el agua.

    ―Venganza...

    La simple mención de esa palabra le causo escalofríos, no podía imaginarse a su amada cobrando venganza. Actuando sanguinariamente, matando a personas por vengar a quien ella amaba.

    Perosu familia también está muerta recordó.

    ¿Quién los mató? ¿Fueron los mismos? ¿Qué pasaba allí en realidad? ¿Cuál era la verdadera razón tras de todo eso? Esas y mil preguntas más no paraban de dar vueltas dentro de su mente. ¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Para qué?

    Pero todos parecían tener relación con algo, ella buscaba a Adler el alemán, y ahora Dragón, el ruso la busca a ella. ¿Acaso sería un triángulo? ¿Habría alguna relación entre Adler y el ruso? A simple vista parecían no tener relación aparente, pero Lenard presentía que existía un pequeño lazo de unión, necesitaba descubrirlo. ¿Acaso habría alguna pequeña pista que pasó por alto?

    Intrigado decidió revisar el folio de Melina nuevamente, pero misteriosamente todo registro suyo desapareció por completo de los archivos de la policía, ningún rastro, ninguna evidencia, nada, ella simplemente desapareció como si nunca hubiera existido. El tipo que lo hizo debía ser un maestro con las computadoras, porque burlar las protecciones de Amir no era fácil, y menos entrar sin ser detectados.

    Recordó el folio de su casa, él aún tenía una copia propia gracias a Dorothy, debía revisarla, ver si había algún registro de parientes en el extranjero, quizá y el tipo era en realidad algún familiar, aunque lo dudaba. Se dirigió a su departamento lo más rápido que pudo, y una vez allí registró toda su oficina.

    Nada.

    No había absolutamente nada, el registro desapareció, se lo habían llevado, al igual que el registro de la policía.

    ― ¡Maldición! ―rugió furioso dando un golpe a la mesa, estaba atado de manos como al principio.

    Un movimiento de las cortinas tras suyo llamó su atención y recordó a la sombra que lo seguía a todas partes desde que regresó al mundo real.

    ―Sé que estas aquí ―dijo a la nada, no hubo respuesta ― “estoy volviéndome loco, pero no tengo otra alternativa” ―pensó ―sé que estas con ellos, diles que están tras ella, necesito verla, advertirle. Búscala, infórmale, y si puedes avísame, no diré más, si quieren más información vengan por mí.

    Continuará…
     
  8.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

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    OH MY GAH!

    Ya, me encantó asdf.

    Bueno, hubo una que otra palabra que en realidad no me encajó con el contexto y también muchas que repetías muy seguido, ojo con eso, como te dije antes, revisa de nuevo tu texto antes de publicarlo.

    Em... por lo demás me gustó, en serio que sabes manejar las tramas y las actitudes de los personajes. Creo que la pregunta clave de Lenard es "¿Qué me hiciste preciosa?". xD, siempre lo dice. Además de que ahora va a descubrir todo de Mel, TODO. Llegará a saber sobre Kai, sobre su llegada a Italia como bailarina, sobre sus padres. Ay dios, que emoción.

    Aún no puedo relacionar nada con nada, solo me queda esperar a que publiques.

    En fin, nos vemos en el próximo capítulo.

    PD: ¡Hazlo pronto!

    xD Suerte.
     
  9.  
    Syel

    Syel Extraña

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    Hola!
    Me sorprende la inteligencia de Lenar, de verdad, aunque sea un poco tonto por la fase de enamoramiento en la que esta. Aún así, ser capaz de atar tantos cabos sueltos es increíble.
    Lo que más me gusto fueron sus celos (Sí, soy loca-maniática de los celos) más porque los sentía a un fantasma T_T a Kai que era un hermosura de hombre y aunque me duela admitirlo debo decir que me gustaba más Kai que Lenard, así que "Juzga detective, juzga"
    La verdad me encantó este capítulo, aunque creo que debió haberse llamado "preguntas" por que se paso el capítulo completo haciendocelas, de cada 5 contestaba una jeje pero aún así no deja de sorprenderme. Incluso en su intuición (y eso que no es mujer) que es perfecta ya que no confió en el Ruso ni en todo el dinero que le entregó, por un momento le sentí lástima a Loren pero tan pronto vio el dinero me desilusiono :(
    Y claro esta, yo tengo una pregunta para completar el capítulo ¿Quién es la sombra? Lo siento si ya lo dijiste antes pero es que soy muuuy curiosa y no quiero regresarme a buscarlo porque me perderé el hilo de la trama. Bueno en fallas técnicas, vi ligeras faltas de comas y unas palabras juntas a la que les falto separación.

    Gracias por el capítulo, seguiré leyéndote en el próximo ^^
    Chao Chao
     
  10.  
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Alala, que me perdí dos capítulos que bueno, no estuvieron tan largos afortunadamente o habría tardado más en leer, jajajajaja ¡ay! En serio perdona, Mel ;_; Pero bueno, a la historia.

    Increíble, como siempre. Lenard es todo un gallo en eso de las deducciones y suposiciones, ¿eh? El Sherlock Holmes de la época y me gusta que sea tan dedicado a su trabajo, a pesar de que gran parte de su impulso y determinación se deban a Melina, pero ya, él tiene razón, algo le ha hecho porque lo tiene bien embrujado xD Hm, confesaré que me pasó lo mismo que a Syel cuando leí que Dragón entraba a donde Lenard; también creí que sería Kay (no preguntes por qué si sé que está muerto y lo acepto... creo), pero luego me acordé que ya había leído su nombre por allí en otro lado. ¿Dragón también estuvo involucrado en el atentado contra la casa de Kay? Es allí donde recuerdo haberlo visto. ¿O fue después cuando Melina se unió a Ian y la mafia de Haddadrimon? No estoy tan segura. Pero menos mal que Lenard no creyó eso de que Mel era su familiar ni nada; su intuición es muy grande y bien acertada; debe ser el instinto detectivesco adjunto al del chico súper enamorado, jajaja. Creo que ahora sí habrá una alianza con Cerberos y Lenard porque ya él se lo dijo a esta sombra que también me preguntaba "¿quién demonios es?", hasta que recordé que Ian le pidió a Kushina que lo mantuviera bien vigilado, así que debe tratarse de él.

    Ahora, comprendo que Melina busque venganza, pero a quienes quiere aplicársela también la buscan, eso es bastante complicado. ¿Tiene que ver todavía con lo que guarda en su interior? ¿El desarrollo del anticuerpo por la enfermedad que le pusieron aquella vez? ¿O es también más venganza por lo que le hizo a los compañeros de Damián aquella vez que se volvió loca? ¿O ambas? ¿O algo mucho peor todavía? ¿Ves? Yo también tengo mis preguntas xD Bueno, Mel, no sé qué más decir, así que despido deseándote bien, pidiéndote que te cuides y que espero ansiosa la próxima actualización en la que procuraré no tardarme taaaanto ^^

    Hasta otra.
     
  11.  
    Yiemvi Shiraiwa

    Yiemvi Shiraiwa Iniciado

    Acuario
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    hola milmel, finalmente pude dejar un comentario.
    Tu fanfic es uno de mis favoritos y espero que actualices pronto extraño leer sobre Mel.
    algo que me gusto mucho fueron los celos de lenard es epico.
    en resumen amo tu historia y espero ansiosa la conti nos vemos
     
  12.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

    Capricornio
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    Perdón, me perdi siglos enteros, ando con nuevo trabajo y casi cero inspiración, pero no se preocupen, ya volví, y aqui les traigo una nueva actualización!

    Cap 55: Invitación

    Kushina se sorprendió por la reacción de Lenard, él había sido muy precavido y cuidadoso, pero aun así había sido descubierto. Tenía que admitirlo, ese detective no solo era astuto e inteligente, también era alguien muy intuitivo y de cuidado, con esos actos lo había probado y había ganado su respeto.

    Con el sigilo de un gato se alejó del departamento del detective y se dirigió a su propio centro de operaciones a informar de las novedades curiosas y de por seguro nada gratas para sus jefes.

    Ni bien hubo llegado a la mansión de Haddadrimon se dirigió al despacho de Ian donde Kato y él discutían muy amenamente acerca de los resultados de la nueva droga que estaban investigando los científicos secuestrados de Adler.

    Al parecer habían logrado un gran avance acerca del suero que inyectaron en Melina. Ese era un veneno altamente letal, los niveles de toxinas presentes en las pruebas eran alarmantes, y de casi imposible sobrevivencia, ahora podían entender parcialmente porque deseaban tanto encontrarla. Ningún humano normal podría resistir y salir victorioso a semejante veneno.

    ―Ahora es cuando más debemos protegerla ―dijo Kato.

    ―Informaré al jefe acerca de estos avances, pero lo más seguro es que no esté muy tranquilo al respecto.

    El rostro serio y preocupado de ambos no era para pasar por alto. Un leve golpe en la puerta llamó la atención de ese par.

    ―Señor, ―dijo Kushina ingresando a la habitación.

    ―¿Qué novedades traes? ―preguntó sin preámbulos.

    ―El detective ha descubierto algo― explicó ―pero no hablará hasta que vea a la señorita.

    ―Maldito desgraciado, como se atreve a siquiera pensar en eso. ― gruñó Kato furioso.

    ―Al parecer logró descubrir algo de notorio interés para nosotros pero no lo compartirá con nadie salvo que vea a la señorita Katniss.

    La molestia que causó esa respuesta era palpable, tanto Kato como Ian no estaban ni de por mas complacidos con el accionar de ese loco detective, primero casi hace que lo maten, segundo casi se hace matar por Melina, ¿y ahora quiere morir definitivamente?

    ―La obsesión de ese detective de quinta me está llegando hasta la coronilla ―gruñó Kato molesto incapaz de guardar por más tiempo su irritación ―¿Qué se trae ese tipo que la busca tanto? ¿Qué no entiende que a ella no le interesa? ―preguntó en voz alta sumamente molesto.

    ―No creo que a ella le interese en lo absoluto ―señaló Ian, ―pero estoy seguro que a nosotros sí.

    Kato lo miró con cara de molestia, le irritaba saber que otros tenían la razón, pero no le quedaba más que aceptarlo si es que quería ver a su hermana sana y salva, y el sabia por demás que para conseguirlo el francesito se había convertido en un mal necesario.

    ―Señor ―llamó Kushina ―esta mañana el detective tuvo la visita de un hombre sospechoso, alto, buen porte y extranjero. He mandado a dos de mis hombres a seguirlo y averiguar de quien se trata.

    ―Bien.

    ―Estos últimos días el detective ha estado haciendo muchas investigaciones acerca de narcotráfico y al parecer tiene buenos e interesantes avances.

    ―No creo que mejores que las nuestras ―respondió agresivo.

    ―No lo sabemos Kato, el detective resultó ser muy perspicaz cuando se lo propone, no conocernos el alcance de sus investigaciones ―respondió Ian pensativo ―y hasta no saberlo, lo mejor será seguirle el juego. Kushina, ―lo llamó ―irás a su departamento y le dejarás un teléfono celular, el cual solo servirá para comunicarse con nosotros, necesitamos saber qué es lo que sabe y que rayos es lo que descubrió. Y para eso necesitamos estar informados. ―Kushina asintió ante la orden que le era encomendada ―ve con Xian, dile que te facilite un celular explícale para qué lo necesitamos y antes de dejarlo con el detective lo traes conmigo para inspeccionar.

    ―Afirmativo ―respondió y salió de allí en busca de Xian, el experto en armamentos y tecnología bajo el mando de Ian a obtener lo que su jefe le encargó.

    Una vez con el celular en mano, y luego que Ian le hubiera hecho unos cuantos ajustes extra, Kushina se dirigió al departamento del detective, consiente que en esos momentos el francés no se hallaba en su morada.

    Tal como lo ordenó Ian, Kushina dejo en la mesa de su departamento un sobre cerrado, a la espera que el dueño de casa descubra su contenido. Escondiéndose en un lugar donde podía observar sin ser observado. Lenard llegó a su departamento como siempre, a la misma hora desde que había sido devuelto a la realidad.

    A pesar de haber vuelto a su rutina laboral, no se sentía tranquilo y menos conforme, aun le pesaba no saber mucho más acerca de su amada, por lo que generalmente su mente se hallaba distraída y sus intereses menguados, ya no tenía muchos motivos para seguir algunos casos irrelevantes según él, temas que antes le causaban interés, pasión y diversión, ahora los despachaba a sus amigos y gente de confianza. Sólo cuando los casos tuvieran alguna relación, por mínima que sea con lo referente a narcotráfico, al alemán, o simplemente a algún tipo que llevara un tatuaje de dragón, se metía a investigarlo.

    A petición suya Dragón había venido en un par de ocasiones y Lenard aprovechó lo más que pudo para sacarle información, aunque no le fue de mucha ayuda, el tipo no sabía más que él, y día con día comprobaba que el ruso no tenía ni punto de parentesco con la ladrona de sus sueños.

    Los días iban pasando lentos y agobiantes para Lenard sin saber de ella, ansiaba saber cómo estaba, verla, al menos una vez más, aún no podía borrar de su mente la expresión dolida y demencial que la embargó cuando estuvo a punto de matar a ese sujeto del cual no recordaba el nombre y no podía evitar sentirse culpable por haber causado semejante daño en su amada. No podía recordar muy bien a esos sujetos, pero sí la recordaba a ella, se había autonombrado Katniss, y eso era todo lo que sabía, pensaba que al ser un nombre poco común sería posible hallar algo referente a ella, pero no tuvo tanta suerte, había investigado, incidentes, accidentes, todo lo relacionado, pero no había encontrado nada.

    Necesitaba más datos, más información, y no se detendría hasta encontrarla, hasta conseguir siquiera un punto de relación. Bajo el nombre de Katniss había encontrado a un millar de chicas, pero ninguna se asemejaba a ella, ni en edad, estatura, color o nacionalidad.

    ¿Nacionalidad? Esa esa una absurdez que debía pasar por alto, ella era originalmente Boliviana, pero su nueva identidad, la nueva Melina, era de un lugar que el desconocía. Debía averiguar más al respecto, ¿pero que punto tenia de partida? ¿Buscar una chica joven menor de veinte que haya sufrido algún percance? ¿Caso locura? ¿Demencia? ¿Asesinato? ¿Accidente? ¡¿Algo?! No tenía ni idea, tenía tantas cosas en la cabeza que ya le dolía, muchas preguntas, ninguna respuesta, por momentos se preguntaba si había hecho bien en escoger esa profesión, terminaría viejo antes de tiempo o quizá muerto.

    Había perdido rastro de su querida, información, toda su base de datos había desaparecido como si ella jamás hubiera existido, estaba realmente tentado a viajar a Bolivia, y registrar según sus propios ojos que todo rastro suyo hubiera desaparecido. Y andaba en esos planes hasta que apareció el misterioso primo, ese tipo gigantesco y con acento ruso pidiendo encontrarla a como de lugar.

    ¿Quién era ese sujeto en realidad? ¿Qué relación tendría con todo esto? ¿Sería acaso que Adler lo mandó? ¿Porque lo haría? La foto de Melina que el alemán le arrebató, ¿Dónde había quedado? ¿Adler la habría tirado? ¿se la habría llevado? ¡¿Dónde estaba esa fotografía?! Solo esperaba y rezaba de manera consiente que la haya tirado y se hubiera quemado junto a los restos de la bodega en la bahía. Pero tenía el mal presentimiento que no fue así en la realidad.

    Agobiado y estresado llegó a su departamento con la esperanza de poder hallar algo de paz. La sensación de ser observado dejó de ponerlo tan nervioso como al principio, ahora sentía que tenía un gato en la casa que no tenía necesidad de alimentar.

    ― “Bueno al menos no estoy solo” ―pensó con ironía.

    Al dirigirse a su despacho un bulto sobre su escritorio llamó su atención, con prisa encendió la luz encontrando efectivamente un sobre allí. Al acercarse había una nota pegada a el.

    ―«Esperemos que la información valga la pena»

    Su corazón latía con ansiedad inmensurable, no le importó si era una trampa o hubiese sido una bomba. Tomó el sobre y vació su contenido sobre la mesa encontrándose con algo inesperado. Un celular y un bluetooth. Llevado por la curiosidad encendió el celular, y ni bien lo hubo hecho recibió una llamada.

    Casi grita del susto, pero se contuvo y con los nervios a flor de piel contestó.

    ―¿Hola? ―preguntó inquieto.

    «Buenas noches detective, no puedo decir que es un gusto hablar con usted» ―dijo una voz metálica al otro lado de la línea, una voz robotizada, camuflada y distorsionada para que no pudiera ser reconocida ― «Iremos directamente al grano, ¿Qué fue lo que descubriste?»

    ―¿Quién eres? ―preguntó Lenard, nunca estaba de más pecar de precavidos.

    «Quien hace las preguntas no eres tú detective, así que no me hagas perder el tiempo, tengo cosas más importantes que hacer que escucharte»

    La respuesta ruda y falta de tacto le dio una vaga idea, debía jugar bien sus cartas, quizá tentar a su suerte.

    ―¿Mel?

    Hubo un silencio al otro lado de la línea seguido de un sonido que Lenard pudo identificar como un leve gruñido.

    «¿Qué información tienes para nosotros detective?» ―preguntó la voz, a pesar de la distorsión se escuchaba irritada.

    ―Creo que fui lo suficientemente claro referente a soltar mi información ―respondió arrogante ―si quieres que hable, ya sabes con quien tienes que comunicarme.

    «Desgraciado malnacido, ¿Cómo te atrev…?» ―para espanto y desesperación de Lenard la señal fue cortada, aun con el teléfono en mano deseo internamente no haber metido la pata.

    Espero y esperó, contó los minutos y los segundos y se dedicó a hacer algo que jamás haría de estar en estado consiente… limpiar su departamento, lo hizo simplemente por tener algo que hacer esperando impaciente que volvieran a llamar.

    Y su espera valió la pena, al cabo de lo que fuera más de una hora el celular volvía a sonar, contó diez segundos antes de contestar, no quería que supieran que estaba desesperado por la respuesta.

    ―¿Hola? ―preguntó esperanzado.

    «¿Qué diablos quieres?» ―preguntó la voz robotizado pero con un leve timbre agudo, supuso que era ella.

    ―¿Mel?

    El claro tono de molestia y agresividad en las palabras fue su respuesta.

    ―«¿Quieres morir? ¿Eso es lo que buscas?»

    Claramente esa era Melina, por más que la voz fuera robotizada el timbre se oyó un poco distinto y con ese comentario supo que era ella. Su corazón comenzó a palpitar de alegría. Era ella. Aunque no era esa falsa voz la que quería escuchar, pero era ella, y se oía tan molesta como la recordaba. Aunque no sabía exactamente porque escucharla recriminarle y amenazar con matarlo le saco una sonrisa.

    ―Hola preciosa ―dijo sin poder evitarlo.

    ―«¡Cállate! ¡¿Qué es lo que quieres?!»

    ―Tengo algo que decirte, pero no lo hare por este medio, necesito verte, de frente y cara a cara. Solo allí hablaré. Y ―dijo cortando las protestas que estaba seguro escucharía ― ten por seguro que es algo de vital importancia para ti.

    ―«No me interesa»

    ―Oh si, claro que te interesa preciosa, alguien esta tras tuyo, tengo la información, pero quiero verte. Te daré los datos de ese sujeto, lo que averigüe hasta ahora, pero solo si vienes tú en persona a recolectarlos.

    Hubo un silencio prolongado al otro lado de la línea.

    ―«¡¿Qué?! Alguien está… ¿quién?» ―pregunto con voz temerosa.

    Por un momento Lenard estuvo tentado a decirle y contarle todo lo que sabía sobre el ruso, pero se contuvo, su meta era verla y usaría cualquier medio para lograrlo, sin importar si para ello tuviera que recurrir al chantaje.

    ―Lo sabrás en cuanto te reúnas conmigo.

    Lenard contó los segundos que pasaban esperando la respuesta que ansiaba, pero por el otro lado solo se oía un tortuoso silencio que ya estaba por volverlo loco.

    «Bien» ―se oyó y Lenard estaba seguro que ese ya no era Melina ―«se hará como dices, te informaremos del punto de reunión»

    ―«Y más te vale que sea algo importante, porque si te atreves a algo más, te mataré, lo juro» ―dijo otra voz.

    Lenard supuso que esos eran los hermanos de su amor, sus guardianes, a los que debía sobrepasar si es que quería verse con ella, y a los cuales debería agradar si quería algo con ella.

    ―“Creo que los cuñados me serán una piedra en el zapato” ―pensó con una sonrisa.

    A pesar de todo se sentía feliz, había hablado con ella, no como lo esperaba, pero al fin y al cabo había logrado comunicarse con ella, y había aceptado su trato. Se verían. Ahora los nervios y la ansiedad volvían a invadirlo con mayor ímpetu.

    “Demonios creí que ya había crecido” ―decía mientras se lavaba la cara para tener algo que hacer ―“¿porque me siento tan ansioso? No es la primera vez que la veo. Demonios me siento como chiquillo de primaria esperando su primera cita” ―sorprendido por sus propias palabras sonrió embobado ―cita… ―repitió ―será como una cita… me pregunto ¿dónde harán la reunión? Dudo que sea en algún restaurante lujoso a la luz de las velas.

    Lenard se quedó perdido imaginando su cita, todas las cuales terminaban con un beso de su amada.

    ―Eso ya es pedir demasiado ―se dijo con un suspiro ―bastará pedir con que no me mate a la primera oportunidad. ―y recordando la sombra que lo rondaba siempre procuró mantener sus pensamientos en silencio ―“debo poner mis documentos en orden por si me llaman en cualquier momento”

    Al día siguiente al volver a casa después del trabajo, para dicha suya encontró otro sobre en su encimera, sus ojos no podían creer lo que allí había. Un sobre dorado con relieves en plata y zafiro hermosamente adornado. Cuando abrió su contenido era una invitación a una fiesta de gala, por el cumpleaños de la nieta de un gran magnate japonés, cuya fecha era este mismo fin de semana.

    Pegado a la invitación había una nota.

    «Ven con traje de gala, no nos busques, nosotros te encontraremos.

    Lleva contigo el celular encendido y el bluetooth en la oreja, llega alrededor de las nueve.

    No llames la atención.»

    Con la alegría de un quinceañero tomo la nota y casi la besa por la emoción. Dos días eran los faltantes para la fiesta, y con espanto recordó que su único traje de fiesta estaba completamente destrozado por el balazo que recibió al tratar de protegerla.

    ―Una excusa para estrenar traje nuevo ―se dijo.

    Como nunca el día siguiente salió a medio día indicando que no regresaría el resto del día.

    ―¿Donde el apuro? ― le preguntó.

    ―Tengo una fiesta de gala al cual fui invitado por una bella dama ―sonrió embobado.

    ―Ten cuidado casanova ―rio divertido ―no vaya a ser que el marido te pesque nuevamente.

    ― Es soltera.

    ―¿Seguro?

    ―Completamente… ―respondió con una sonrisa ―“¿o debería decir viuda?” ―y recriminándose el descortés pensamiento salió de su despacho.

    La sonrisa en su rostro era contagiosa, irradiaba felicidad por cada uno de sus poros, no era muy común verlo tan feliz, esa sonrisa solo duraba poco tiempo, como cuando solucionaba algún caso importante, o descubría pistas vitales. Pero ahora su dicha era otra.

    Tomando su mochila dejó la jefatura de policía en busca de las tiendas de ropa exclusiva, debía buscar un traje que resalte sus rasgos, que lo haga ver mucho más atractivo de lo que ya era. Le habían dicho que no llame la atención, pero el necesitaba llamar la atención de cierta dama.

    Continuara…
     
    Última edición: 1 Abril 2014
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  13.  
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Uju, excelente capítulo, Mel. La temática inicial sale a flote nuevamente gracias a las investigaciones de Ian y Kato, y aunque Lenard no sabe por qué Dragon está detrás de Mel, hey, tiene información sobre éste que concierne a Cerveros. ¿Será posible, por muy poco creíble que parezca, que alguna vez unan fuerzas por el bien común de Melina? Hm, sería interesante de algún modo, pero creo que perdería el respeto por ambos lados, jejeje.

    Me encantó el capítulo, la verdad; todas esas ironías que están envolviendo a la familia Haddadrimon son geniales. A fuerzas tendrán que involucrarse con un agente de la ley con tal de obtener la información que necesitan. Ay, el chantaje de Lenard también es un punto a favor; es decir, meh, sí es bajo y poco honorable, pero en la guerra y el amor todo se vale, ¿no? Y él ya ha demostrado lo decidido que está a volver a ver a su amada. Está loco, de amor, pero loco. Espero que esos sentimientos no le vayan a pasar factura de algún modo; al final, el amor es un cáncer; así de maligno, así de peligroso, así de difícil de lidiar. Jajaja, Lenard y todo su alboroto por arreglarse y verse bien para ella me recordó a un colegialo :P Insisto, el amor es terrible.

    Y nada, espero ansiosa la actualización de esta historia y tómate tu tiempo, la idea es terminarla, pero eso no quiere decir ahora o mañana o en tres años, ¿verdad? xD Okey, lo digo porque yo también tardo, pero bueno. Me despido y te cuidas mucho.

    Hasta otra.
     
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  14.  
    Sheccid

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    aquí estoy¡¡¡
    Oh, quiero que Ian y Cato unan fuerzas con Lenard, estaría bien.
    Me encanta como mezclas el romance entre Lenard y Melina y a la vez la acción de la trama, muero por saber que pasará en esa fiesta...y me gustaría una descripción detallada del traje del detective y de la ropa que usará Mel.
    No vi faltas de ortografía y me dio risa la conversación telefónica.
    Invitame por fa al siguiente capi....
    ¿Lenard será tan suicida como para besarla o no?
     
  15.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

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    Bueno a todos mis seguidores, amigos y fans, aquí les traigo una novedad, el primer cap de esta historia, ya tiene audio!! en la voz de @Aramiza, (gracias miles por darle voz a esto :') ). a todos aquellos que quieran escuchar como quedó, este es el link: https://fanficslandia.com/index.php?threads/fanfic-enamorándose-del-demonio.42697/#post-675163

    Sin más, aqui el cap:

    Cap56: Recepción

    El esperado día había llegado, Lenard estaba parado al ingreso de la gran mansión con el corazón en la boca y la invitación quemándole la mano. Respirando hondo y con paso firme ingresó al lugar.

    ―Su invitación por favor ―pidió educadamente el mozo a la entrada de la mansión. Lenard extrañado se lo enseñó, el joven lo tomó y abriéndolo lo pasó por un lector de código de barras.

    “Súper seguridad” ―pensó ―“¿y en qué parte estaba ese dichoso código que ni siquiera lo note?”

    ―¿Señor Nathan Vanderberg? ―preguntó el mozo al ver sus datos en la computadora, Lenard sorprendido por el cambio de nombre solo pudo asentir ―lo esperan en el salón principal ―dijo devolviéndole la invitación y entregándole una pequeña cajita negra que tomó mucho más intrigado.

    ¿Acaso sería un recuerdo de la recepción? ¿Un trato que daban a cada invitado? Curioso como siempre fue abrió la cajita, y se sorprendió de hallar allí un audífono muy parecido a los que usan los sordos, esos tan delgados que hasta parecen invisibles, pegado a una nota.

    «Póntelo»

    ―Pase por favor, el mozo lo guiará ―dijo el recepcionista sacándolo de sus pensamientos.

    ―Por aquí por favor ―dijo el aludido y comenzó a caminar.

    Lenard incapaz de hacer otra cosa más solo lo siguió y aprovechando un pasillo no tan iluminado como los demás se puso el audífono dejando de lado su Bluetooth. Una vez en el gran salón quedó maravillado, sus ojos no dejaban de sorprenderse por los lujos que se daban los ricos. Cuadros antiguos, muebles carísimos, y ni qué decir del lugar, bastaría con decir que se podía aspirar dinero por todo el ambiente.

    Ansioso comenzó a inspeccionar el lugar en busca de la mujer de sus sueños. Intentando disimular en algo su nerviosismo se puso a caminar entre la multitud buscando llegar a un punto en el que pudiera ver y pudiera ser visto, no quería que ella demorara en encontrarlo. Aunque la idea de Melina buscándolo le sacó una boba sonrisa.

    Caminado pasó por un espejo enorme pegado a la pared cerca de la salida a uno de los jardines laterales, no pudo evitar ver su reflejo y, porque no decirlo, admirar su propia belleza. Dando un vistazo, tuvo que admitir que se veía bien, las largas horas en las boutiques de ropa elegante valieron la pena.

    Había probado cuanto traje le habían ofrecido y se quedó con aquel que dejó embobadas a las muchachas que lo atendieron, un Hackett London negro de lino brillante, que le daba un porte impresionante. El traje negro destacaba muy bien sus rasgos y tono de piel. El chaleco a juego con el traje en tono rojo escarlata lo resaltaba aún más y la corbata negra con detalles rojos de corte simple y un solo nudo quedaba como anillo al dedo. Arregló su cabello lo mejor que pudo, compró perfume nuevo, zapatos, medias, ¡todo! Y había conseguido lo que buscaba, se veía moderno, elegante y sexy.

    A las nueve como era de esperarse no dejaba de girar como trompo por todo lado, llevaba el celular en el bolsillo con la mano metida en él sujetándolo a la espera de una llamada. Y la tan esperada llamada llegó. Y antes de que siquiera sacara el teléfono del bolsillo el audífono se activó y una voz metálica se oyó, la misma de hace unos días.

    ―«Veo que no hizo caso a lo que se le indicó detective»― dijo la voz ―«se le especificó que no llamara la atención»

    La sonrisa burlona de Lenard era notoria, pero no le importó.

    «¿Trajiste lo acordado?»

    ―¿Vino quien tenía? ―pregunto él en respuesta.

    Se oyó un gruñido y por la forma de accionar supuso que se podría tratar de uno de los hermanos, quizá al que estuvo a punto de matar, y por el cual Melina casi lo mató. Era increíble como llegaba a diferenciar a ese par.

    «Atrévete a intentar algo y juro que te mato»

    Lenard no pudo evitar sonreír, el ansiaba intentar algo, pero realmente dudaba que Melina le dejara siquiera tomarla de la mano. Ese par de guardianes realmente eran tremendos, pero cada uno se diferenciaba un poco del otro, al menos por el momento.

    “Creo que llamaré a este, hermano uno” ―dijo recordando vagamente a Kato y relacionándolo con la voz ―“Y al de voz un poco más profesional hermano dos, quizá pueda llevarme bien con dos, somos gente de negocios” ―Y sonriendo nuevamente recordó lo que pasó ― “Aunque dos es un zorro astuto, me sacó la información y yo como idiota se la di sin tener bien marcados mis puntos de negociación”

    Y sacando el teléfono del bolsillo se puso a jugar con él para tener algo que hacer mientras analizaba su siguiente paso.

    “Pero eso no volverá a pasar, al menos no una segunda vez, si quieren algo, esta vez será bajo mis reglas, ya no estoy dopado ni herido, estoy recuperado y con los cables en su lugar” ―se dijo ― “aunque por ella quizá entre en cortocircuito”

    Sin poder evitarlo rió levemente recordando el estado en el que termino por saber algo más. Su memoria había vuelto vagamente, recordaba algunos rostros, nombres, y… situaciones. Como cuando fue torturado por Bocar, aun podía recordar cada uno de los latigazos que recibió, y algunos aun le dolían al recordarlo. Pero también recordaba un aroma, un suave y delicioso aroma a rosas, la suave textura de una piel siendo frotada levemente con la punta de su nariz. Esa última era algo que jamás en toda su vida llegaría a olvidar.

    ―Si sigue riendo de esa forma pasará por loco ―dijo una suave y sensual voz que Lenard sería capaz de reconocer hasta en el mismo infierno, levantando la vista se encontró con un par de ojos color miel que lo miraban con astucia ―Buenas noches… detective, o deberé decir… ¿Nathan? ―preguntó con burla sonriendo levemente.

    Melina estaba frente a él sosteniendo una copa de champan en la mano izquierda mirándolo con burla. El asumió que se debía a la cara de idiota enamorado que llevaba encima, pero no podía evitarlo, al fin tenia frente a sus ojos a la mujer cuyo nombre su corazón gritaba.

    ―Me… ―pero un dedo detuvo sus palabras y una mirada cargada de odio silenciaron las demás.

    ―«Cuide sus palabras detective» ―fue la voz que resonaba por el auricular.

    Consciente del peligro Lenard simplemente asintió con la cabeza, y sin poder quitar la vista de Melina la admiró a complacencia.

    Una hermosa mujer casi de su estatura, pelo rojo levemente ondeado peinado de lado que dejaba ver parcialmente la curva de su cuello, ojos color avellana, labios pintados de un rojo intenso, y descendiendo la vista, se encontró con el paraíso, llevaba un vestido negro de tirantes tan pegado al cuerpo que no dejaba mucho a la imaginación. Un escote en V demostrando sus muy bien formadas curvas, y una apertura en la pierna que dejaba a la vista su muy bien torneada pierna.

    ¡¿Esa era Melina?! Se veía mucho mejor de lo que soñó. Y él no fue el único que lo notó, muchos ojos estaban volteados hacia ella y la imponencia de su figura.

    ―¿Alguien dijo algo de no llamar la atención? ―preguntó embobado. Era la primera vez de mucho tiempo que la veía de cerca, y se veía mucho más hermosa de lo que recordaba.

    Ella sonrió de lado dejándolo aún más atontado.

    ―Ese requerimiento no se aplica en mujeres Nathan ―respondió llamándolo por su falso y al parecer actual nombre ―¿tienes sed? ―preguntó con una sonrisa.

    Lenard estuvo por responder alguna estupidez pero se mordió la lengua antes de meter la pata y morir antes de lo planeado logrando simplemente asentir con la cabeza, aunque era evidente que sus ojos hablaban por si mismos porque Melina lo miro con ojos indescifrables antes de darse la vuelta y comenzar a andar siendo seguida por Lenard. Él la seguiría a donde ella fuera, así sea hasta el mismo infierno.

    Cuando la razón de sus suspiros se detuvo descubrió que estaban frente a la mesa de banquetes donde había absolutamente todo para satisfacer un exquisito y exigente paladar. Melina tomó un platillo y levantando un pequeño racimo de uvas se alejó de allí hacia una de las paredes cercanas, Lenard la miraba hacer, embobado, completamente hechizado devorar una a una las uvas de su platillo deseando ser él ese grano de uva para ser probado por esos labios y degustado en esa boca.

    Tragando en seco e incapaz de poder resistirse más, soltó lo que sus labios callaban y su corazón gritaba.

    ―Estas hermosa ―dijo, aunque estaba claro que no era necesario hablar, sus ojos ya gritaban por si solos.

    Melina lo miro de pies a cabeza con notorio desdén.

    ―Pues se podría decir que tú no estás del todo mal Nathan.

    Lenard no pudo evitar soltar una risa leve.

    ―Asumiré eso como un gran y enorme cumplido de parte suya bella dama ―respondió.

    La sonrisa de Lenard era contagiosa, y sin poder evitarlo Melina también sonrió con él. Tenía que admitirlo ese tipo podría llegar a ser agradable si se hubieran conocido en otros términos.

    La música suave de fondo llamo la atención de ambos. Melina intentaba reconocer la melodía que se le hacía tan familiar, la había escuchado antes, ¿pero dónde? Y mientras intentaba recordar, apenas y si cayó en cuenta en la mano que se abría frente a sus ojos.

    ―¿Me concede esta pieza bella dama? ―preguntó Lenard caballerosamente ofreciéndole la mano esperando impaciente que ella aceptara.

    Melina lo miró con cara de loco, NADIE estaba bailando ¿y él le ofrecía la pieza? ¿De dónde había salido ese loco?

    ―Demente ―lo llamó ella e ignorándolo siguió comiendo, pero cuando estaba por llevarse la última uva a la boca, unos labios encontraron su camino y le robaron el grano de los dedos. Melina sin poder créelo lo miró sorprendida.

    ―Si quieres recuperar tu grano de uva, puedo dártelo con gusto ―dijo Lenard sensualmente mostrando el dulce manjar entre sus dientes ―pero tendrás que hacerlo con un boca a boca.

    Melina no pudo evitar sonreír y de allí a reír.

    ―Si piensas que lo recuperaré de esa forma, puedo asegurarte que hay otras maneras menos incomodas que esas detective ―respondió elevando el vestido un poco más mostrando la punta de una daga allí.

    ―¿Acaso piensas partirme la boca con tal de recuperar lo que era tuyo? ―preguntó burlón obteniendo una sonrisa como respuesta ―en ese caso ―dijo y se la comió ―haré que valga la pena si de todas formas vas a matarme.

    Y sin pedirle autorización, la tomó de la cintura y acercándose un poco al centro donde había un poco más de espacio la hizo girar y dar vueltas en un evidente estilo de vals vienés. Melina se quedó estupefacta cuando él la tomaba de la cintura y la hacía girar, moverse de aquí para allá y bailar.

    Bailar.

    Casi había olvidado ese sentimiento. Estaba tan metida en su actual mundo que casi había olvidado por completo lo que era disfrutar de un baile, la libertad, la tranquilidad y la dicha de bailar. Y con Lenard guiándola se sintió tan cómoda y confortable como no lo había estado en muchísimo tiempo. Como no lo había estado desde la última vez que bailó con Kay.

    “Kay” ―lo llamó de manera inconsciente, y por una pequeña fracción de tiempo se vio bailando con él, recordó sus brazos haciéndola girar y bailar en ese salón en la lejana tierra de Italia, la bella Italia. Su corazón confundido se aferró a esa imagen, a ese recuerdo e inconsciente se abrazó al muchacho que ahora la tenía en brazos.

    Lenard se sorprendido por su accionar, no esperaba verla así, bueno, era cierto que había soñado con eso, con que la dueña de sus suspiros lo abrazara de manera tan posesiva pero nunca pensó que llegaría a suceder. Pero algo andaba mal, lo presentía.

    ―¿Mel? ―la llamó suavemente susurrándole al oído ―¿estás bien preciosa?

    La mención de su nombre, la despertó y ansiosa miró al muchacho que tenía frente a ella desilusionándose en ese mismo instante, el joven que la sostenía la miraba preocupado, pero los ojos que ella buscaba no se parecían en nada con los ojos claros de este joven que la miraba, y este pelo rubio no concordaba con ese color chocolate que ella añoraba.

    ¿Cómo pudo confundirlos? Ambos eran como el agua y el aceite, no se parecían en absolutamente nada, ni siquiera en las ideologías, uno seguía la ley; él, al igual que ella ahora, solo buscaba infringirlas. Y era cierto, ella no era esa muchacha, nunca más volvería a serlo, ella murió el mismo día que lo mataron a él. Se fue con él y nunca más volvería.

    ―¿Mel? ―la volvió a llamar.

    Su gélida mirada lo dejo impactado, el cambio drástico en ella lo dejo helado, ¿qué había pasado por la mente de esta joven? Por un momento la sintió tan cálida, tan feliz, pero ahora, era como si fuera completamente otra.

    ―Ya te dije que dejes de usar ese nombre ―dijo cortante ―¿acaso quieres morir? ―escupió palabra a palabra.

    ―«Discreción» ― se oyó por el auricular, y al parecer Melina también lo oyó porque lo tomó del brazo y se alejaron del lugar hasta uno mucho más privado y escondido.

    Lenard se dejó guiar, aunque no podía quitar la vista de ella ¿Por qué ese cambio radical? Estaban tan bien hasta hace unos segundos y de repente ¡plaf! Cambio de escenario y parecía que hasta de personajes. ¿Con quién estaba bailando hasta hace un momento? ¿Sería acaso que esa joven que sonreía fuese la antigua Melina? ¿Un rastro casi extinto de ella?

    Lenard no cayó en cuenta del momento en que salieron del gran salón hasta un pequeño corredor que daba visual a la fiesta. Un empujón contra la pared lo devolvió a la vida real y lo puso con los pies en la tierra.

    ―Muy bien, ―dijo Melina cambiando drásticamente de humor ―se acabó la fiesta, ahora a lo nuestro ―su gélida mirada lo dejo impactado ―tienes algo que me interesa, ¡entrégamelo! Ya me viste, aquí estoy, ¡ahora dámelo!

    Lenard estaba sorprendido, intrigado, dolido y ni el mismo sabía exactamente como más, pero no estaba dispuesto a terminar con eso tan rápidamente, él quería respuestas al igual que ella, y esta vez no se dejaría chantajear, quien llevaba las riendas esta vez no serían ellos, esta vez, él llevaría las riendas de la situación.

    Y haciendo uso de todo su autocontrol y entrando en el plan detectivesco entró en su papel, procurando por todos los medios no sonar tan brusco ni tan herido como se sentía.

    ―¿Por qué el apuro? ―preguntó sobradoramente ―es una velada fantástica y aun no partieron el pastel ―dijo alejándose un poco de ella.

    ―No me vengas con esos trucos detective, aquí me querías, aquí estoy, ahora cumple con el trato.

    ―No te confundas preciosa ―dijo ―pero el trato era hablar contigo, no entregarte el botín para que luego huyas de mí.

    ―No estoy para juegos Lenard, dame la inf…

    ―¡Sabes mi nombre! ―respondió irritantemente cortando sus palabras y sacándola de casillas ―yo también sé el tuyo ―dijo acercándose a ella peligrosamente ―aunque tú sigas negándolo ―le susurró al oído procurando evitar que oídos curiosos oigan lo que no deban.

    ― ¿Qué es lo que quieres? ―preguntó molesta.

    ―Podría comenzar a decirte que me muero por un beso tuyo, pero sé que no me lo darás, así que me conformaré con información.

    ―Tramposo.

    ―En la guerra y el amor todo vale, ¿verdad?

    ―¿Acaso me estas declarando la guerra detective? ―preguntó intrigada.

    ―Llámame Lenard, ―respondió sonriente ―suena genial y no, no te declaro la guerra preciosa, pero si busco tu amor.

    ―Imbécil. Sabes que estas pateando oxígeno, ¿verdad?

    ―Puede ser, pero si el oxígeno adquiere una densidad tan fuerte puede llegar a ser palpable ¿no te parece? ―preguntó juguetón.

    Esa respuesta descolocó a Melina, sacándole una sonrisa, obviamente ella no se esperaba semejante salida. Tenía que admitir que ese tipo podía llegar a ser muy ocurrente.

    ―Pero ―dijo ―si me concedes una pieza de baile puede ser que te vaya soltando la información que tengo ―agregó sonriente ―haremos esto ―dijo ―una pieza de baile una respuesta, la que tu gustes, así sea la talla de mi bóxer ―sonrió de manera sensual.

    «Si te ayudo a conseguir los diez auspiciadores que quieres me concederás una pieza, ¿de acuerdo?» ―la voz de Kay comenzó a resonar en su cabeza.

    ―¿Una… pieza? ―preguntó con la mirada vacía mirando el salón.

    ―Así es, una pieza, una respuesta ―respondió Lenard alegre ―¿Qué dices?

    «Ese es el trato Mel... ¿lo tomas o lo dejas?» «¿qué me dices Mel? ¿Qué te parece mi apuesta?» «Créeme que te conseguiré más de diez auspiciadores y entonces tendrás que bailar más de una pieza conmigo querida»

    ―Auspi… ciado… res… ―dijo recordando las palabras de Kay, la apuesta que hicieron, los bailes que bailaron, sus ojos, su carisma, todo de él, y sin poder evitarlo una lagrima rodó por su mejilla.

    ―¿Qué pasa Mel? ―preguntó preocupado sin poder evitar el nombre.

    Con dolor en la mirada Melina le dio la espalda y se alejó de él. No quería recordar, le dolía recordar, y esa velada parecía que no hacía nada más que eso.

    «Katniss ¿Qué sucede?» ―preguntó Ian por el auricular.

    Ella no respondió, no podía hacerlo, sentía que iba a explotar, sentía que su pecho se oprimía y que no había suficiente aire, salió de allí, directo al balcón.

    ― ¡Hey! ¡Espera! ―la llamó.

    «Su nombre es Katniss detective, que no se te olvide» ―dijo Ian por el auricular.

    Pero Lenard se negaba a usar ese nombre para con ella, era como negar su pasado, el pasado de ella.

    ―Por el amor al cielo, ¡que te detengas mujer! ―la sujetó del brazo para detener su carrera. Melina molesta lo miro con ojos de serpiente, estaba a punto de brincarle a la yugular cuando algo inesperado llamo su atención, una cabecita, para ser más exactos fueron un par de cabecitas aquellas que llamaron su atención dejándola helada por un instante.

    ―«¿Qué sucede?» ―volvió a preguntar Ian por el auricular. Al ser Melina incapaz de responder, se dirigió directamente a Lenard ―«¿Qué pasa allí Lenard?» ―sobresaltado por la mención de su nombre miro alrededor buscando que pudo haber sido aquello que llamara la atención de Melina hasta el extremo de empalidecer.

    Pero al mirar la dirección que ella veía no podía encontrar nada, porque sinceramente no sabía que es lo que estaba buscando, veía personas, hombres mujeres, todos en traje de coctel conversando amenamente los unos con los otros, pero no había absolutamente nada que fuera llamativo hasta que lo vio.

    Al fondo del pasillo, apoyado en la pared con una pierna levantada y mirando ferozmente en su dirección había un joven, pelo rubio buen porte, enorme estatura, una cabeza más alta que él. ¿Adler? No, no era él, aunque se asemejaba bastante, este muchacho parecía tener un toque más americano, quizá por lo rizado de su cabello, Lenard no podía estar seguro, pero lo que si llamo su atención fue el muchacho, el pequeño tipo asiático que estaba con él hablando de quien sabe que cosas, que salió de allí molesto porque al parecer el rubio estaba ignorándolo.

    El asiático no percato de su presencia, y Lenard impactado lo vio dirigirse a la puerta de salida, el reconocía al enano, lo había visto una vez, y podía recordarlo dolorosamente bien. Él estaba presente cuando el mastodonte Bocar estaba con las claras intenciones de matarlo lentamente.

    Pero no conocía al rubio, no lo conocía de nada, pero parecía que Melina sí, porque cuando el diminuto desapareció ella ni se inmutó, sus desorbitados ojos seguían en el mismo lugar, y solo un susurro salió de su boca antes de salir disparada en esa dirección.

    ―Zafrán…

    Continuara…
     
    Última edición: 8 Abril 2014
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    Syel

    Syel Extraña

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    Hola!
    Perdón por no haber comentado la vez pasada...se me paso XD
    Bueno, directo al grano: Primero, fui hacia la audiohistoria y la voz del chico me fascino. Me hizo acordarme de Kai y casi lloró. Luego, regreso a este capítulo, me encuentro con un Lenard enamoradisimo y eso me pone feliz, el saber que quiere verla con tantas ganas me hace sentir un sentimiento tan especial. Quererla tanto hasta el punto de saber que ella era la que hablaba por teléfono (aunque la voz estuviera alterada) y más que eso, exigir verla a cambio de la información que podría brindarles y como siempre los fabulosos Kato e Ian que son más que hermanos para ella....Son como su sombra, la cuidan como su vida.
    Incluso hasta pensar en como iba vestido Lenard me hizo pensar: "eso no es desapercibido" y mira, Mel tampoco iba tan discreta que digamos.
    Pero ¿sabes que fue lo que más me mato? Saber que las palabras del detective le recordaran a Kai, fue como un golpe directo al corazón, me hizo llorar (literalmente), de hecho sigo llorando por él. Fue un detalle lindo que lo volvieras a mencionar para que no lo olvidarámos pero me dolió mucho, eso me gusta de tu narración y de la historia, que le das el sentimiento T_T
    Ojala que una vez que acaba de ver a Zafran y ese asiático feo, pueda comenzar a armar su venganza, más por Kai (sé que su familia cuenta pero para mí, es mas importante Kai) que fue su primer amor, por así decirlo...Lo siento Lenard, sé que eres lindo pero...Yo prefiero al italiano aunque este muerto X_X
    Gracias por el aviso y por favor avísame del próximo.
     
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    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    ¡¡¡Queeeé!!! Oh, Mel, casi que me ocasionas un infarto y de los buenos xD

    Oh, cielos, me da la sensación de que esto empieza a complicarse mucho. Bueno, inicio con el comportamiento de Lenard. Jeje, me dio risa que continuara con su actuación de bobo enamorado... ah, no, no es actuación; en verdad está tremendamente enamorado. Hm, ¿deseoso por tomar las riendas de la relación? Se vale, aunque Mel no estaba tan dispuesta a dejárselas, ¿eh? Lo que sí me ocasionó controversia interior fue que las vivencias de ese presente le recordaran experiencias pasadas con su amado Key T_T De alguna manera me gustó porque el hombre vive de recuerdos y hasta ahora Mel no se había concentrado en recordar a Key como se debe. De hecho, siempre parecía renuente a hacerlo; técnicamente huía de su pasado al desviar las memorias tristes y recordar sólo las que lo provocan ira para continuar su venganza. Sin embargo, también me dio pesar verla tan ofuscada por tantas sensaciones; la incertidumbre de no ser quien eras; de permitir que un pedacito de tu yo anterior vuelva al yo actual; el vacío infinito e irremplazable de perder a un ser querido.

    Y eso, capítulo sentimental y lleno de sorpresas O.o ¡Zafrán! Su anterior sensei; quien la empezaba a capacitar en el arte de la defensa propia. Él, ¿con el asiático que estaba con Adler y compañía? ¡Por Dios! ¿Por qué están juntos? Creí que toda la familia Key junto con empleados habían muerto en el atentado... Es obvio que no todos, pero no pensé que Zafrán estuviera vivo... ¿Áscar puede estar vivo también? Pero la cuestión más grande es la que ya dije: ¿por qué está con ese asiático que trabaja para Adler? ¿Es su nuevo trabajo de ahora que ya no está Kay? ¿O de alguna manera Kay tenía negocios con Adler? ¿Eran conocidos de algo? ¿Está involucrado con la búsqueda de Melina? o.o Vaya, sinfín de preguntas que hacen que me duela el estómago. Así que nada, espero ansiosa la próxima actualización y nos estamos leyendo. Te cuidas mucho.

    Hasta otra.
     
  18.  
    Milmel

    Milmel Con un sueño en el pecho que pronto florecerá

    Capricornio
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    Título:
    Enamorandose del Demonio [Terminado]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    68
     
    Palabras:
    3335
    Cap 57: Alianza

    Como si de un imán se tratara sin mirar a nadie caminó con paso presuroso en dirección del muchacho.

    ―¡Zafrán! ―gritó llamando al aludido, pero este pareció no escucharla ―¡Zafrán! ―volvió a llamarlo, intentando desesperadamente llegar a él, pero el bullicio alrededor y la cantidad de gente que se le interponía demoraban su llegaba e incrementaban su desesperación.

    Ése era su mentor. Su maestro. El mejor amigo de Kay. Si él estaba allí, implicaría algo ¿verdad? Eso podía significar alguna pista de Kay, algo de él, alguna información, alguna noticia verdadera, necesitaba llegar a él. Saber, y él era el único que podría decírselo.

    Su mente era un caos, su enfoque era solo un punto, sus oídos estaban sordos, no escuchaba nada, no escuchaba a nadie, solo intentaba llegar a él, debía llegar a él.

    ―«¿Qué es lo que pasa?» ― preguntó Ian.

    ―No lo sé, M… tu hermana parece atraída por ese americano ―dijo Lenard sorprendido siguiéndola de cerca incapaz de poder hacer algo más.

    «¡¿Americano?!» ―preguntó más que intrigado.

    Ian no se explicaba quién podría llegar a ser ese sujeto que llamaba la atención de su hermana al punto de negarse a escucharlo. No lo sabía, pero no pensaba arriesgarse.

    «¡Sácala de allí!» ―ordenó por el interlocutor ―«llévala a cualquier lugar de lejos de la fiesta, nosotros los seguiremos»

    ―De acuerdo ―dijo Lenard no muy convencido y logrando alcanzar a Melina la tomó del brazo deteniendo su carrera jalándola hacia atrás ― ¡Detente mujer!

    Melina lo miró sin ver, con un grácil movimiento se liberó de su agarre y siguió su camino. El joven al cual intentaba alcanzar pareció percatarse de las intenciones de la muchacha y mirando a ambos lados se dirigió a la salida más cercana, que daba con el jardín lateral.

    ―¡No! ―casi gritó Melina apresurando su carrera ― ¡Espera! ―gritó corriendo hacia el final del pasillo.

    «¡¿Katniss que te pasa?!» ―preguntó alguien por el auricular ― «¡Reacciona!» ― pero ella no escuchaba razones.

    ―Espera, espera… no te vayas… ―susurraba empujando a todo aquel que se interpusiera en su camino.

    «¡Lenard detenla! ¡No debe salir de la mansión!»

    ―¿Por qué? ¿Qué pasará si sale? ―preguntó en su carrera por alcanzarla nuevamente.

    «¡Tú solo hazlo!»

    Intrigado por la orden la tomó del brazo nuevamente y la arrastró en contra de su voluntad hacia uno de los corredores que parecía estar vacío. Un par de ojos curiosos siguió su camino.

    ―¡Carmelia basta! ―gritó inventando un nombre ―sé que parece ser tu hermano, pero no lo es, entiende que él está muerto, falleció hace más de un año mi amor, ¡por favor entiéndelo!

    Melina sintió un baldazo de agua fría, sus palabras le habían dado donde más le dolía, tenía los recuerdos del pasado tan frescos que dolía, la fiesta había sido simplemente un recordatorio de sus días con él. De los momentos con él, un recordatorio de él, de Kay, de su ausencia… y de su muerte.

    ―¡NO! ―lloró. Ella se negaba a aceptar esa verdad, ella no quería aceptar, aunque todo apuntaba a que era cierto, ella se negaba a creer que Kay estuviera muerto― ¡no es cierto! ―gritó tapándose los oídos en un afán desesperado ―¡No está muerto! ¡CALLATE! ―gritó.

    Lenard estaba impactado, las frases que él dijo al azar, simplemente fueron dichas por tener algo que decir que justificara el accionar loco y desesperado de Melina por alcanzar a ese sujeto, pero su respuesta lo dejó helado. Los ojos curiosos parecían comprender el hecho de la histeria de la joven y siguieron su camino dejando a ese par arreglar sus propios líos.

    ―¡Suéltame! Él no está muerto, ¡NO! ―gritó volviendo a retomar su carrera en la dirección que vio tomar al americano, pero un agarre de acero la tenía fija en su mismo sitio.

    Lenard miró sin ver la dirección que se perdió el americano volviendo su vista a ella. ¿Acaso había visto un fantasma? ¿Acaso aquel joven se parecería tanto a su difunto novio? ¿Verdaderamente ese sujeto estaba muerto? ¿Quién era ese sujeto? Eran preguntas que daban vueltas y vueltas en su mente mientras miraba a Melina luchar contra su agarre intentado librarse.

    ―¡Suéltame!

    ―No…―dijo aun en estado de shock, mirándola completamente confundido, devolviendo la vista de ella hacia el lugar vacío que dejó el americano ¿tanto era el parecido? ¿Acaso esa ilusión termino por desenterrar recuerdos en su memoria olvidada? ¿Acaso Melina estaba recuperando la memoria? ¿Acaso recordó a ese italiano que terminaron matando cuya muerte ella presencio? ―No… ―volvió a repetir. Al verla a los ojos pudo comprobar en ellos dolor y desesperación ―… no te soltaré ― no la soltaría, ahora que la veía así no la soltaría jamás, se quedaría con ella, la protegería aunque ella no se lo pidiera. Aunque ella lo matara, él la protegería a costa de todo. ―No te soltaré ―volvió a repetir de manera más férrea abrazándola con fuerza. Melina intentó deshacerse, pero Lenard solo la aprisionaba más.

    ―Suéltame… ―decía ―necesito saber… él sabe, debe saber. ―pero Lenard no aminoraba el agarre ―¡Suéltame!

    Y en un brusco movimiento, lo empujó hacia atrás echándose a correr en dirección del americano, Lenard quería gritar su nombre, pero no podía, no podía mencionar el otro por seguridad, y era estúpido llamarla Carmelia porque simplemente no lo escucharía.

    Aprovechando su agilidad, y la flexibilidad de su traje le brindaba a diferencia del de Melina logró alcanzarla, y tomándola del brazo la jaló hacia él. Ella parecía esperarse esa reacción, y tomando la navaja que llevaba en la pierna buscó deshacerse de él de una buena vez por todas, ya después se preocuparía por las represalias, pero ahora lo único que le importaba era llegar a Zafrán, necesitaba verlo, preguntarle. Saber.

    Así que con una agilidad asesina busco asestar la navaja directo en el corazón para acabar con su víctima de un solo golpe. Pero la agilidad de Lenard logró salvarle el pellejo recibiendo simplemente un rasguño en el brazo. Aprovechando la posición de Melina y su falta de coordinación, se abalanzó hacia ella y con todo el dolor de su corazón le asestó un golpe en el estómago que le quitó el aire dejándola inconsciente.

    Angustiado tomó a Melina en brazos e hizo lo que Ian le ordenó, se alejó lo más que pudo de la fiesta buscando un lugar apartado, oscuro y escondido. Una vez se hubo sentido a salvo se apoyó en la pared y fue recostándose hasta quedar sentado con ella entre sus piernas. Solo allí se permitió respirar y descansar. Aún estaba confundido, aún su mente estaba hecha un desastre, pero estaba inquietamente tranquilo.

    Miró a la mujer que tenía en brazos y se permitió admirarla. Sus parpados cerrados pintados con un leve tono dorado y negro, sus gruesas pestañas, su blanca tez y sus endiabladamente sensuales labios rojos carmesí. Sin poder evitarlo, se inclinó y rozó con los suyos aquellos labios que se habían convertido en su perdición. Aspirando levemente el aroma a mujer que emanaba por cada uno de sus poros y que lo dejaba embobado.

    Una lagrima llamó su atención, allí, al costado de su ojo derecho una pequeña lagrimilla fue rodando y estuvo a punto de caer al suelo si Lenard no frenaba su camino.

    ― ¿Qué ocurre preciosa? ―le preguntó al oído ―¿qué es lo que te trae tan angustiada? ¿Quién era ese hombre? ―preguntó mirando hacia el pasillo donde minutos atrás desapareció el americano.

    ―¿Donde… está…? ―preguntaba Melina en sueños.

    Los ojos de Lenard se abrieron como platos, no era la respuesta que esperaba, pero sabía muy bien, que era posible obtener información realmente valida de gente semiconciente.

    ―¿De quién hablas preciosa?

    No hubo respuesta, la sensación de que algo desagradable ocurriría pronto comenzó a embargarlo, ¿Qué era ese mal presentimiento? Cada vez que sentía algo como eso nunca ocurría nada bueno. Intentando alejar ese horrible malestar se dedicó a disfrutar de la vista, admirando a Melina como nunca lo había hecho y quizá como nunca más volvería a hacerlo, robándole de tanto en cuanto uno que otro beso.

    Al cabo de a lo que Lenard le pareció unos pocos minutos, Ian y Kato aparecieron por los laterales que momentos atrás habían desaparecido al americano. Presurosos y un poco agitados ambos llegaron al lado de su hermana soltando de manera inconsciente un suspiro al saberla a salvo. Por primera vez él pudo verlos cara a cara y frente a frente, estando consciente y en sus cinco sentidos, eran casi de su estatura, y como ya pudo comprobar con Kato eran dignos de una verdadera pelea cuerpo a cuerpo, aunque ahora no se sentía con ganas de pelear con nadie, tenía un tesoro muy valioso en sus brazos y estaba seguro que era un tesoro que todos atesoraban.

    Al contrario de lo que supuso seria al tenerlos frente suyo, Lenard no se sintió agresivo frente a ellos, seguía alerta, pero no se sentía amenazado, la sensación de inquietud y de peligro que aun presentía no provenía de ellos, a pesar de que ambos parecían tener evidentes intenciones de querer freírlo en aceite caliente.

    ―¿Qué paso? ―preguntó Ian. Lenard desde el piso sólo lo miró con expresión vacía.

    ―No sabría decirlo con seguridad, ―respondió volviendo su vista a ella ―empalideció por completo al ver al americano―dijo ―e intentó desesperadamente seguirlo ―completó intrigado ―¿quién era ese sujeto? ―les preguntó directamente con la esperanza de obtener respuestas.

    ―¡¿Americano?! ― preguntaron ambos al unísono mirándose intrigados.

    ―Descríbelo ―demandó Ian.

    ―Alto. Buen porte. Pelo rubio. Ojos claros, grises quizá. En cuanto ella lo vió, se olvidó del resto, parecía ciega y solo buscó llegar a él.

    ―¿Rubio? ―pregunto intrigado Kato ―¿Adler?

    ―No ―aseguró Lenard ―conozco bien a Adler, llevo siguiéndole el rastro lo suficiente como para poder diferenciarlo, ese tipo no era él.

    ―¿Entonces quién?

    ―¿Un fantasma? ―tanteó Lenard ―¿se parece a su novio fallecido quizá?

    Ian lo miró molesto. Kato ni que decir. Pero no le importó, él mantuvo su posición, sabía que estaba jugando con fuego, pero se arriesgaría a quemarse para obtener la información que buscaba.

    ―Si ese americano es como lo describes―dijo Ian ―entonces se parece tanto a él como tú te le parecerías si siguiera con vida. Ni en la punta del cabello ―completó.

    “No se parecían en nada…”―pensó ― “eso es algo extraño…”―intrigado por los hechos volvió a preguntar no muy convencido de la respuesta ―si ese tipo no se parece su ex novio entonces ¿quién era ese sujeto? ―preguntó molesto.

    ―Eso no te interesa ―respondió Kato agresivo.

    Lenard lo miró molesto, definitivamente nunca se llevaría bien con él, podía llegar a ser tan irritante que ganas de partirle la cara no le faltaban, es más, ¡le sobraban! Si tan solo no fuera el hermano de la mujer de sus sueños… No quería darle a Melina otro motivo más para odiarlo, así que tragándose sus palabrotas respondió lo más cortésmente que pudo.

    ―Claro que me interesa mocoso ―respondió agresivo― cualquier cosa que tenga que ver con ella es mucho más que mi incumbencia.

    ―¡Ya basta los dos! ―ordenó Ian ―tenemos cosas más importantes que atender. Esta no es una pelea por la paternidad, ¡así que compórtense!

    Lenard lo miro sorprendido, dos podía llegar a ser muy objetivo. Realmente ese zorro astuto podría llegar a caerle muy bien.

    ―De acuerdo―dijo Ian retomando el dialogo inicial―dinos que fue lo que pasó.

    Lenard asintió, necesitaban estar informados, y estas eran informaciones que no había caso esconder, lo que había en juego era de interés común.

    ―Ese americano estaba con otro tipo, un asiático a quien llegué a conocer en un doloroso encuentro ―dijo burlón.

    ―¿Asiático? ―preguntó Kato intrigado.

    ―Nada que relacionarse contigo niño, ―respondió menospreciándolo ―ese si parecía un verdadero asiático, no como tú, mestizo.

    Kato estuvo a punto de propinarle menuda paliza si Ian no lo detenía.

    ―No juegues con tu vida detective, nos eres de utilidad, pero ten por seguro que tenemos otras formas mucho más eficaces de obtener información.

    ―Lo sé, ―respondió sobradoramente ―pero también ten en cuenta que si me matas, me detienes, o hagas lo que tengas en mente, no podrás obtener ayuda extra en ese asunto ¿no te parece? ―pregunto mirando a Melina dormida entre sus brazos ―Digamos que soy tu mal necesario ―sonrió.

    Ian realmente tuvo que contener sus ganas de meterle una bala entre las cejas, nunca le gustaron los prepotentes y arrogantes, y ese detective era uno que estaba desquiciándolo por completo.

    ―Muy bien, tú ganas ―dijo ― ¿qué fue lo que obtuviste?

    ―¿No te interesa saber a quién más vi? ―Ian lo miró intrigado, la mirada arrogante de Lenard estaba exasperándolo ―Estoy más que seguro que inspeccionaste mi cámara de seguridad al robar la información de mi caja negra. ―dijo. Kato lo miró con odio ―Ella siempre está contigo así que la mandaste a robarme, pero cambiaremos la palabra robo por otra más amena, llamémoslo compartir.

    ―Maldito…

    ―¡Kato! ―reprochó Ian ordenando al joven que se mantuviera a raya.

    ―Pues bien ―continuó Lenard ―el tipo que ahora vimos al que llamaremos americano, no lo conozco de nada, y parece ser que ustedes tampoco, la única persona que parece conocerlo es ella. Lo llamo Afran, Zafrán, o algo que terminaba con fran, ¿les suena de algo?

    Ambos se miraron intrigados, era obvio que era la primera vez que escuchaban ese nombre, era cierto que Melina les había contado sus vivencias con Kay, pero nunca había levantado otro nombre que no fuera el suyo. Así que estaban en tinieblas, ella no quería recordar así que ellos no le exigían más de lo que ella podía dar.

    ―Bien, entonces hasta que ella recupere la conciencia estaremos en punto muerto.

    ―Dijiste que eran dos ―recordó Ian.

    ―En efecto cerebrito ―dijo burlón, Ian lo miró con odio, pero Lenard continuó con su informe ignorándolo ―el otro era como te dije, un asiático bajito, no recuerdo muy bien el nombre del tipo, pero estaba hablando de algo con el americano siendo olímpicamente ignorado por éste. Muy bien, ahora esto es lo que tenemos que hacer, atrapemos al enano, porque es el único rostro que todos conocemos.

    ―¡¿Quién te puso al mando bastardo?! ―preguntó Kato irritado a más no poder ―¿qué te hace pensar que trabajaras con nosotros?

    ―Nadie, pero ¿sabes? ―sonrió ―nos necesitamos mutuamente si queremos tenerla a salvo.

    Por unos minutos nadie dijo nada, las miradas estudiadas entre ellos eran asesinas, parecían dagas siendo lanzadas hacia el oponente que tenían frente, pero un leve movimiento en los brazos del francés, desvió las miradas a un solo punto en común.

    ―¿Porque al enano? ―preguntó Ian.

    ―Porque él trabaja para Adler, y ese es tu objetivo ¿o no dos?

    ―¿Dos? ―preguntó Ian intrigado.

    ―No sé tu nombre y como no sabía cómo llamarte, te puse dos y al mestizo uno, aunque creo que a ese lo dejaré con mestizo.

    ―En ese caso yo te llamare imbécil ―respondió Kato ―suena excelente para ti y te cae como anillo al dedo.

    Lenard lo miro irritado, si alguien llegaría a caerle mal de esa familia, obviamente seria ese mocoso mestizo.

    ―Basta los dos―ordeno Ian, tenemos otras prioridades por ahora.

    Y separándose de los dos se alejó un poco del lugar, llamó a Kushina y le ordenó inspeccionar toda la mansión en busca del asiático menudo o del americano.

    ―Camúflense, no levanten sospechas, saben que no estamos en nuestro territorio. ―dijo y cortó la comunicación.

    ―¿A qué te refieres con no estar en tu territorio cerebrito? ―pregunto Lenard, pensé que al ser tu invitación esta fiesta era organizada por ustedes. ―Ian no le respondió, pero ya cansado saco su arma y le apuntó en la frente. ―adelante, dispara ―incitó burlón ―y la información que tengo conmigo, conmigo morirá.

    El odio y aborrecimiento por ese detective iba creciendo a cada momento, no podía esperar hasta poder deshacerse de él. Adoraba a su hermana y la quería a salvo y ese tipo, aunque pedante, odioso, engreído, malcriado, un completo desgraciado, podía ayudarlos a protegerla. Él había descubierto algo interesante, y ellos necesitaban esa información, además debía admitir que teniéndolo de su lado por voluntad propia sería mucho más fácil conseguir lo que querían. Ya luego vería la mejor manera de deshacerse de él, y de preferencia sería una en la que el aludido dejara de respirar.

    ―Juguemos igual que al principio ―dijo Lenard ―pero esta vez sin trucos sucios ―dijo mirando a Melina ―ahora la tengo conmigo, no puedes usarla para chantajearme y sacarme información. Te guste o no estamos en esto juntos cerebrito y ambos tenemos un mismo fin. Así que comencemos por abrir nuestros folios y compartir información.

    ―¿Que te hace pensar que nosotros te la daremos? ―pregunto Kato molesto.

    La mirada de Lenard era más que suficiente, en ellos había escrito «¿hablas en serio?»

    ―Bien, pero no será aquí, vamos a una habitación.

    Lenard se levantó, le ardía el brazo donde Melina había intentado apuñalarlo, la miró inconsciente en brazos, había vuelto a arruinar un traje nuevo pero no le importó. Kato intentó quitársela pero se puso lo suficientemente terco como para no soltarla.

    ―No pienso pelear contigo ahora, pero si me obligas te mataré, ¡devuélveme a mi hermana!

    ―¡No quiero! ―respondió con terquedad ― así que no demoremos más y ¡manos a la obra!

    A regañadientes los tres se dirigieron a una alcoba vacía, colocaron a Melina en una de las camas y la dejaron descansar. Por orden de Ian, Kato se quedó a vigilar la puerta. Dentro la disputa era fatal, ambas miradas asesinas no daban el brazo a torcer. Ian soltó información vaga sobre el descubrimiento de las gentes de Adler, Lenard hizo lo mismo con el descubrimiento del ruso.

    ―¡Con un demonio cerebrito! esto no ira a ninguna parte si seguimos en ese plan, necesitamos ponernos las pilas y te guste o no… bueno, nos guste o no― corrigió ― trabajar en esto juntos. Rayos ya con esto voy en contra de muchos de mis principios, pero no me queda de otra, estoy preocupado por Mel, realmente preocupado y las cosas tengo el presentimiento que se nos irán de las manos si no actuamos pronto.

    Ian reflexionó sobre lo que dijo el francés, estaba en lo cierto, no podían seguirse con medias tintas, había demostrado en más de una ocasión su preferencia con la seguridad de su hermana, pero esa desconfianza aún no se la quitaban.

    ―Bien, en primer lugar, ―dijo sentándose al otro lado de la cama ―deja de llamarme cerebrito, es irritante, mi nombre es Ian, y deja de llamarla Mel, su nombre es Katniss, o Kat, como prefieras, pero si quieres ayudarnos deberás respetar esas reglas básicas francesito.

    ―Bien ―respondió Lenard, ―entonces Ian―dijo haciendo énfasis en el nombre ― estamos en esto juntos ¿verdad?

    ―Un pacto momentáneo, un acuerdo de paz y cese al fuego entre nosotros. Pero, no por mucho tiempo, si metes la pata o fallas en algo, me aseguraré de volarte los sesos y no dejar un mísero rastro de tu existencia, ¿me entendiste?

    ―¿Trabajaremos con este imbécil Ian? ―preguntó Kato que en ese momento acababa de entrar ―¿Es que acaso te has vuelto loco? ―preguntó sumamente irritado.

    ―¡Cállate mestizo! que esto es charla de mayores.

    ―Su nombre es Kato, y deberás trabajar con él si quieres que nuestro acuerdo sea completamente valedero. Aquí lo importante es mantenerla salvo y necesitamos saber quién está detrás de todo este embrollo. Así que ustedes dos comenzaran por llevarse bien, pero te lo repetiré detective, si metes la pata, tendrás una bala en el cerebro.

    Lenard sonrió, él mismo no podía creerlo. Estaba trabajando en conjunto con la mafia, porque esa debía ser la mafia, no se podía dar otra explicación. Miró a Melina inconsciente descansar tranquila en esa enorme cama.

    “Las cosas que se hacen por amor” ―pensó con nostalgia ―“solo espero que esto no me cueste la placa”

    Continuara…
     
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    Borealis Spiral

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    Jejeje, me late que perderás más que sólo la placa, Lenard xD

    Como siempre, un gran capítulo, Mel y vaya, me llegó el deseo que tan intenso que tiene de recopilar información acerca de lo que pasó ya tanto tiempo y sinceramente no la culpo; todos allí necesitan informarse bien de las cosas: al fin y al cabo todo está tan relacionado. Zafrán le huyó, o esa fue la impresión que me quedó y mi hipótesis es que tras el incidente y sobrevivir, decidió borrar todo de él, su pasado y su nombre; y ahora que alguien lo llame por antiguo nombre no puede ser bueno para lo que sea en lo que esté trabajando ahora. No sé si lo considera una amenaza completa o no, pero creo que sí tomará sus precauciones. Además, Mel puede resultarle una completa desconocida ahora; después de todo ahora Katniss, así que sería muy sospechoso. Oh, pero esa reacción precavida ha ocasionado un momento de locura en Mel y no sólo eso, logró que Lenard la golpeara, aunque fue por el bien de ella, él y los mismos Ian y Kato.

    xDD Por cierto, para mí que esa alianza será de las pocas, ¿eh? Sí, tendrán que trabajar juntos, pero qué tensión se formará. Ninguno de ellos se soporta y mucho menos Kato y Lenard xD Ian siempre procura ser más centrado (ay, me encanta :'D), pero no se queda atrás. Me pregunto cuánto durará la unión de fuerzas y cómo. Me imagino y ya me estoy riendo, jajaja. Y nada, espero ansiosa el próximo capítulo, Mel. Sin más que agregar, me despido y te me cuidas mucho.

    Hasta otra.
     
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    Yiemvi Shiraiwa

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    Pobre Lenard si quiere acercarse mas a Mel tendrá que llevarse mejor con ellos dos, y eso se ve difícil y estoy completamente segura que perderá mas que si placa. La ama tanto que seguro haría cualquier cosa por ella. Es tan tierno.
    Se ve muy interesante la alianza que han echo. Ya quiero saber que pasa después tomando en cuenta que ni Kato ni Ian soportan a Lenard y viceversa. Espero ansiosa el siguiente capitulo.
    Adios.
     
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