Danielle Abbadie. Miré un momento por la ventana de la cabaña, el cielo estaba oscuro y podía apostar que la hora de dormir había pasado, si alguien no viese vagando por el castillo a estas horas estaríamos en problemas, cambie mi mirada a Hagrid, el parecía tan fascinado con su huevo de Dragón que no daba indicios de notar lo tarde que era. Me levanté de la silla y caminé con paso tranquilo hasta el resto de mis compañeros, estaba por sugerir que nos fuéramos, pero al ver a todos mis compañeros atentos al huevo, como si esperasen que algo magnifico pasase me trague la idea, no estaba dispuesta a volver sola al castillo, si iba en grupo podría ahorrarme las esplicaciones. Así que decidí quedarme, a la espera de que el resto decidiera era momento de irnos.
Hagrid parecía emocionado ante la ternura y amabilidad de aquellos jóvenes, aunque también, una parte muy dentro de él, compartía las preocupaciones que reflejaban los semblantes de Victoria y Melinda. Sin embargo, al parecer la emoción del nacimiento de esa hermosa criatura parecía haber nublado temporalmente su buen juicio. —¿Crees que le quede mucho para que rompa el huevo, Hagrid? ¿Sabes qué clase de dragón podrá ser? —Hmm, no lo sé, Kara, aquel sujeto no parecía saberlo tampoco, lo sabremos cuando ec… ¡oh, hagan lugar en la mesa, ya está a punto de eclosionar! Los chicos se apresuraron a quitar las tazas y comida de la mesa para hacer lugar como había pedido Hagrid. En el exterior, ya el sol había caído, y la luna se había apoderado del cielo. En aquella noche sin estrellas, la luna brillaba intensamente, y su luz se filtraba por las ventanas de la cabaña del guardabosques. El dueño de dicha cabaña se apresuró en colocarse dos grandes guantes de cocina, tomó el huevo del caldero, y lo colocó sobre un almohadón que alguno de los estudiantes había puesto sobre la mesa mientras sacaban las cosas. Era completamente negro, y desprendía un calor casi sofocante. Y de repente… Crack El cascarón se rasgó. Algo estaba luchando por salir de su interior… algo con vida. Y de repente, la cáscara superior del huevo fue empujada hacia fuera, y de su interior emergió una especie de lagartija con escamas negras. A simple vista, no parecía para nada un dragón; en verdad, se asemejaba más a un pequeño paraguas arrugado. Su cuerpo era delgado y sus ojos anaranjados, tenía un largo hocico con grandes orificios nasales, y dos largas y puntiagudas alas que nacían en su espalda. El recién nacido tosio y al hacerlo soltó humo de su boca; Hagrid parecía a punto de llorar de la emoción. —¿No es bellísimo? —dijo el guardabosques—. Necesita un nombre… creo que lo llamaré Norbert. Sé que te gustaba Salamander, Andrew, pero creo que a una criatura orgullosa como un dragón no le gustaría que lo confundieran con una salamandra…
Melinda Hagrid nos pidió que despejásemos el especio de la mesa bajo el aviso de que la eclosión estaba a punto de tener lugar, petición que no tardé en realizar. La inquietud por el futuro del dragón en el colegio seguía prevaleciendo a la par de la curiosidad. Pero no sólo el de la criatura: también el Guardabosques me preocupaba. Apenas pude conocerlo mejor en el transcurso de su cumpleaños, pero supe que esto sólo significaría una tensión emocional para él. Estar entre abandonar a su dragón o enfrentar una posible sanción por poseer una criatura peligrosa en Hogwarts, poniendo a los estudiantes en riesgo. Aunque no me llevaba bien con mi padre, era consciente de que armaría un escándalo si llegaba a sus oídos la noticia de un dragón conviviendo junto a su hija pequeña. Y mucho me temía que podía no ser el único en reclamar su cabeza. Llevando las razas a la cocina, pude notar a través de las ventanas que las nubes nocturnas habían caído sobre nosotros, sumiéndonos en las sombras. Se ve que la conversación con Hagrid resultó entretenida, pues el tiempo avanzó con rapidez. Yo… la había pasado bien con él, y más con las presencias cercanas de Kara y Andrew (Fue una lástima que Parker arruinara el momento con su evidentemente forzada cara de piedra). Pero una vez más, estaba enfrentando las reglas, al ser cómplice de la tenencia no permitida de un dragón. A decir verdad, desde que llegué al Hogwarts me vi envuelta en escándalos similares. Principalmente, el del Club clandestino de Duelo. Siempre imaginé que tendría una vida de estudiante ejemplar. Pero, de algún modo, caía en actos de rebeldía antes las normas del orden. Tampoco estaba tan mal así. Estos momentos en mi primer año de estudios me entregaron dos buenos amigos y un formidable rival… Tan testarudo y antipático como Parker. En realidad, lo era mucho más que él, porque de otro modo estaría aquí, en el cumpleaños de Hagrid… Y hablando de él, lo escuché hablar, diciendo que le pondría “Norbert”. Giré sobre mis talones y me aproximé a la mesa con paso calmado pero firme para verlo con mis propios ojos. Siendo bebés, no eran tan magníficos como en la adultez. Norbert parecía una lagartija arrugada. Sólo las alas puntiagudas y el humo que escupía daban cuenta de que se trataba de un auténtico dragón. Y sus ojos. Su mirada del color del intenso fuego sí que me resultó impresionante. Aparté la bufanda de mi rostro para poder apreciar mejor a la criatura, mientras me preguntaba cómo se vería de grande… Y si llegaría a verlo de grande. —¿Cómo se cría un dragón? —pregunté dirigiéndome al Guardabosques, quien a mi lado parecía una montaña.
Ryder Parker Y de repente, comenzaron a formarse grietas alrededor de todo el huevo y... ¡Pum! El cascarón superior salió disparado, haciéndome pegar un brinco del susto. Debo admitir que tenía algo de susto, porque bueno... es un dragón, y hasta donde sé, no son muy seguros. Y que estén prohibidos en este colegio no ayuda en lo absoluto a mitigar la sensación de inseguridad. Entrecerré los ojos un poco asustado apenas esa criatura levantó cabeza, pero lo que vino a continuación cambió toda mi percepción. El recién nacido le dio como una pequeña tos, y con eso le salió como humo de la boca, lo cual me hizo reír. Era como adorable... Y luego, alcé la mirada y vi a Hagrid muy emocionado, con los ojos aguadísimos. Y con eso, sentí como una agitación interior. Era raro para mí, todo tan genuino... creo que, me sentía feliz por Hagrid. —Así que por este tipo de cosas es que los cumpleaños son especiales... —susurré a muy bajo volumen. Volteé a ver a Kara, que estaba al lado mío como toda una leal amiga, pues sabía que me sentía incómodo con la inesperada presencia de la mayoría—. Creo que definitivamente fue una buena idea. Gracias, amiga. Volteé a ver a Hagrid de nuevo y suspiré enormemente. El ver a un hombre tan livianito de sangre recibir felicidad me daba como... no sé, emoción. Sentía que él tenía más que merecido estar así de contento, luego de tanto estrés que tuvo que pasar según lo que nos contó.
Kara Willson Poco a poco el huevo de dragón comenzó a moverse más y más hasta el punto en el que estalló de forma repentina, dejándo que pudieramos observar al nuevo integrante de la familia de Hagrid, un pequeño y muy muy lindo dragón que miraba con gran sorpresa a todos los implicados. —¡Jamás creí poder observar el nacimiento de un dragón! —estaba realmente emocionada, lo máximo que había logrado observar a un dragón era por medio de fotografías y ahora... tenía uno real frente a mí. —¡Es muy muy bello Hagrid! —me acerqué para abrazarlo rápidamente, en un modo de felicitación por su nuevo "bebé" antes de volver a mi lugar y poder escuchar con atención lo que Ry ry me decía. —Nadie debería perderse un cumpleaños, Ry ry, no agradezcas. —Rápidamente pasé mis brazos por su cuello y lo abracé entre pequeñas risas, todo esto había valido la pena.
Victoria Stone Todos, al final, acabamos quedándonos. Por un motivo o por otro, nos sentimos obligados o en la necesidad de hacerlo. Y me alegraba, porque al menos no dejaríamos a Hagrid solo en esto. No se lo merecía. Los alumnos dejamos el espacio necesario para que el huevo eclosionara nada más escuchar el aviso del Guardabosques. Y todos nos quedamos observando como el mismo se abría para finalmente dejar paso al bebé dragón. No parecía imponente, no por el momento. Pero sabía que lo sería en algún momento, un momento no muy lejano, seguramente. Sería un enorme e imponente dragón que no cabría en aquella cabaña y que descubrirían pronto. El Ministerio lo haría. —¿Ahora qué? Deberíamos darle de comer, ¿quizás? ¿Los dragones beben leche?
—Ah, ¡es una gran pregunta, Melinda! —sonrió Hagrid, dándose la vuelta para ir a su cocina—. Por suerte está todo en el libro que he conseguido. Crianza de dragones para placer y provecho, un libro genial que obtuve en la biblioteca de la escuela. Veamos… ¿qué decía? >> ¡Ah, sí! Las crías de dragón beben un poco de brandy mezclado con sangre de gallina. Por suerte ya preparé un poco… a ver, ¿dónde lo dejé? Ah, aquí está… El guardabosques sacó lo que parecía ser un cubo playero; uno de esos baldes pequeños con los que los niños muggle jugaban cuando iban a la playa. Estaba relleno con un líquido espeso de un oscuro color escarlata. Lo colocó sobre la mesa y Norbert comenzó a beber; Hagrid miraba orgulloso como el pequeño se alimentaba, como si fuese una mamá que veía a su bebé tomar leche por primera vez. —¿Verdad que está deliciosa, Norbert? —dijo él con voz maternal—. Será un poco problemático alimentarlo, ya que según el libro debe beber esto cada media hora durante sus primeras semanas de vida, pero creo que me las arreglaré… tengo suficiente para ese tiemp… ey, ¿y ese quién es? Hagrid señaló a una de las ventanas de su cabaña, y todos volvieron su atención hacia allí. Bajo la luz de la luna se veía, no mucho más adelante, la figura de Wolfgang Zeller quien regresaba corriendo hacia el castillo. ¿Había estado espiando todo este tiempo? ¿Qué tanto había visto? El semblante de Hagrid se volvió serio repentinamente. —Esto es malo… ¡pueden llegar a castigarlos por verlos junto a mi en esto! Oh no, esto es malo, muy malo… no quiero que los castiguen por mi culpa. Esto es malo… y además ya es demasiado tarde, no se puede andar fuera del castillo tan de noche, no me di cuenta de la hora… rápido, rápido, deben volver al castillo antes de que ese chico encuentre a algún profesor. ¡Rápido, vayan! El guardabosques los guió hasta la puerta, y una vez la abrió miró en todas las direcciones. Parecían no haber moros en la costa pero… ¿lograrían llegar al castillo sin que los viera nadie? ¿Y llegar a sus salas comunes antes de que Wolfgang delatara donde se encontraban a estas horas de la noche? ¡Debían apresurarse! Contenido oculto Actividad continúa en el Hall de Entrada. Explicaré más cuando posteen que llegan allí. ¡Deben apresurarse! ;) Amane Bruno EVF Nekita Steve Yops LuKe EliLover Hey Miguel
Mientras avanzaban camino a la Cabaña del Guardabosques bajo la luz de la luna, nadie decía ni una palabra. Todos andaban preguntándose que castigo sería el que les tenían preparado… aunque, bueno, si iban a ir con Hagrid no podía ser nada malo. ¿Verdad? Se encontraron con el guardabosques en la entrada de su cabaña. Éste estaba afilando… ¿una ballesta? Sí, tenía una ballesta en sus enormes manos y estaba afilando una de sus flechas a la luz de un farol encendido. Su paraguas rosado, el cual habían visto en acción la noche que llegaron al castillo a través del lago negro, reposaba contra la pared de la cabaña. Su rostro era triste y melancólico, pero intentando mantenerse serio. —Son todos tuyos, Hagrid —dijo Filch en cuanto llegaron—. En otra época me los hubieran dado a mi, para que los colgara de los pulgares y los hiciera gritar y chillar… ah, que hermosos días aquellos… pero nuestro director es demasiado blando… —Ah, sí, ya veo… —musitó Hagrid, sin interrumpir su tarea. —Oh, no me digas que sigues lamentándote por lo del dragón —soltó Filch, mirándolo como si fuese de lo más ridículo. —Se llevaron a Norbert —se lamentó Hagrid, levantando la mirada para ver a los estudiantes; sus ojos estaban rojos, se notaba que había derramado algunas lágrimas recientemente—. Es cierto que quizás no era el lugar más apto para que creciera… y que intentó quemar mi cabaña dos veces… pero era mi pequeño, ¿saben? Al menos… al menos Dumbledore y McGonagall le consiguieron un buen lugar para crecer en Rumania… junto con otros dragones… Hagrid sollozó y bajó la vista, limpiándose con el dorso de su abrigo. Filch lo miró con desprecio, como contemplando como alguien tan grande podía ser tan sensible… y sin una palabra más, se marchó de regreso hacia el castillo, dejando a los estudiantes allí. Y ahora… ¿qué debían hacer? Contenido oculto Steve Yops EliLover Bruno EVF Nekita LuKe Hey Miguel Amane
Victoria Stone ¿Cómo pudimos habernos fiado de alguien tan... repugnante como Wolfgang? Normalmente yo no era una persona agresiva, ni mucho menos, pero pensar que alguien puede tener esa clase de mentalidad tan... clasicista y problemática. Y por supuesto, nada tenía que ver con que fuese un Slytherin, pues había gente de esa casa no tan... no así. Afortunadamente, nada más allá ocurrió pues Filch apareció a tiempo para interrumpir el percance, indicándonos después que debíamos ir a la cabaña de Hagrid para el castillo. El hombre nos recibió cabizbajo y, cuando supe, lo sucedido, solo pude suspirar. Sabía que el dragón no podría estar escondido y viviendo con el guardabosques por mucho tiempo, pero también sabía que le afectaría mucho cuando algo de este estilo sucediese. Me acerqué cuando Filch se fue y deposité mi mano cálidamente sobre su cintura, que era más o menos lo más alto que podía llegar. —No te preocupes Hagrid, al menos piensa que está en un sitio seguro y apropiado. Además, seguro que te recordará como su padre y estarás en su pensamiento, no te pongas triste por él... -dije en un intento de calmarlo. Contenido oculto No lo dejemos morir chicos <3 Bruno EVF EliLover Steve Yops Nekita LuKe Hey Miguel
Andrew Aldridge Salimos del castillo siguiendo a Filch por el campo que llevaba a la cabaña de Hagrid. Al llegar pudimos ver al barbudo fuera de su casa afilando las flechas de una ballesta. Una pequeño farol servía para iluminar tenuemente el rostro melancólico del guardabosques, el cual trataba de mostrarse fuerte aunque le costase. Tan repelente como era, Filch le recriminó a Hagrid su lamento y sin más se retiró, dejándonos a cuidado del grandote. Victoria apuró en consolar un poco al guardabosques y los demás seguimos su ejemplo tratando de hacerle sentir mejor (exceptuando a Wolfgang, claro). Una vez conseguimos tranquilizar un poco a Hagrid, me acerqué a Kara y tomé su mano, depositando algo en ella. —La estaba guardando para después de la cena —le dije casi susurrando—. Pero quería agradecerte lo que hiciste por mí en la conserjería. Dejé la rana de chocolate en manos de Kara y le ofrecí una sonrisa amigable. No era la primera vez que alguien se dirigía con términos despectivos hacia mí por alguna razón estúpida, ya me había ocurrido antes por querer juntarme a jugar con niños de "familias más pudientes" y otras situaciones similares de diferencias sociales, por lo que el ataque de Wolfgang no era nada nuevo para mí. Sin embargo, nadie más aparte de mí me había defendido antes. El gesto de Kara hizo que me diera cuenta de que ya no tendría que preocuparme de cuidarme solo las espaldas, sino que ahora tenía a alguien más en quien confiar. Ya dejando de lado lo ocurrido en la conserjería, me giré para dirigirme a Hagrid y le pregunté curioso: —¿Para qué la ballesta, Hagrid? ¿qué es lo que haremos?
Hagrid sonrió ante las palabras amables de Victoria, las cuales parecieron animarlo un poco, y recuperó la compostura. Pero ante la pregunta de Andrew, su cuerpo entero se tensó. —Verán, su castigo… deberán acompañarme a investigar algo —explicó Hagrid—. Al Bosque Prohibido. —¿Al Bosque Prohibido? —repitió Wolfgang, estupefacto—. Creí que estaba prohibido para los estudiantes bajo toda circunstancia, por ser demasiado peligroso… —No nos internaremos mucho dentro, claro, pero es el castigo que ha decidido la escuela, al fin y al cabo… —suspiró Hagrid, poniéndose de pie y agarrando su ballesta—. Todos tienen sus varitas, ¿verdad? Realmente preferiría que no tuvieran que usarlas… pero nunca se sabe, ¿verdad? Por las dudas… >> En fin, lo que debemos investigar es lo siguiente. Al parecer, alguna criatura ha estado atacando a los unicornios… he encontrado el cuerpo sin vida de uno de ellos hace unos días, y realmente es algo preocupante. Ningún depredador del bosque es fuerte como para atacar a una criatura tan mágica como el unicornio… mucho menos matar a uno. Nuestra misión es investigar si ha estado ocurriendo algo raro en el bosque. ¡En marcha! Contenido oculto Continúa en el tema: "Bosque Prohibido" ;)
