Baño de chicas (3° piso)

Levanté las cejas, ciertamente sorprendida, cuando dijo aquello de las cámaras y tardé un poco en reaccionar para retomar la caminata hacia arriba, aunque cuando lo hice recuperé la chispa divertida en mi expresión.

—¿En serio? Eso nos hubiese venido bien la semana pasada~ —solté, acelerando un poco el paso hasta estar a su altura—. De todas formas, he llegado a la conclusión de que las cámaras están para asustar más que otra cosa porque no parece que hagan mucho caso a lo que graban.

Claro que nunca me quejaría por ello, no era tan tonta.

Prácticamente habíamos alcanzado el segundo piso cuando escuché su voz de nuevo, haciéndome girar el rostro para mirarlo, la diversión impresa por todo mi rostro. Venga, joder, ese chico me estaba cayendo jodidamente bien.

Levanté la vista hacia el techo, pensativa mientras seguía subiendo hasta el tercer piso, y después de un rato chasqueé los dedos, como si hubiese recordado algo.

>>¡Ah, sí! Tiene razón, caballero~ —respondí, con un claro tono formal fingido—. El contrato dice que si está usted satisfecho con la guía y su trabajo, puede ofrecerle una cerveza, un dulce o... ¡un cigarro! Parece que es el día de suerte de esta guía turística~

Le guiñé el ojo cuando terminé de hablar y le hice una seña con la cabeza en cuanto llegamos al tercer piso. Pocos alumnos quedaban en el pasillo y parecían demasiado inmersos en sus propios mundos para prestarnos atención... aunque, a decir verdad, ya nadie le prestaba atención a las estupideces que hacía por ahí. Comprobé que, efectivamente, tampoco había ya nadie en los baños de chicas y, con el mayor disimulo posible, invité al chico a entrar cerrando la puerta principal a mis espaldas.

Bueno, ninguna japonesita iba a salir del aula para ir al baño con las clases a punto de empezar, ¿verdad?

>>La azotea suele ser el mejor sitio para fumar —expliqué, dirigiendo mis pasos hasta la última cabina del baño, abriéndola para dejarle entrar primero—. Pero cuando llueve o hay más gente ahí tomando el almuerzo... tenemos este pequeño rincón secreto.

Volví a cerrar la puerta después de entrar, decidida a aprovechar el poco espacio que el cubículo nos proporcionaba. Así pues, coloqué las manos sobre sus hombros y lo empujé sin demasiada fuerza hasta hacer que se sentase sobre la tapa del váter, dejándome caer después yo sobre su regazo.

>>¿Ves? —murmuré, señalando hacia arriba—. Nuestro baño tiene ventanas, el vuestro no~ Y casi nunca usan ya este baño para otra cosa.

Contenido oculto

Hitori IM SO SEEING IT

estaba entre la azotea y los baños, pero mejor no al aire libre porque la cosa se está poniendo steamy, so excusas pendejas incoming (??????)

 

¿Cámaras de adorno? Qué gracia, aunque ciertamente con lo que estaba contándome la jodida de todos los sitios que servían para hacer el trabajo y las mierdas que intuía de Sonnen ni siquiera me sorprendía. Mira que para ser una escuela de niños pijos tenían un personal administrativo de mierda, sin siquiera mencionar el hecho de que Tomoya se les estaba colando en las putas narices.

¿Funcionaban como un panóptico? Los idiotas no sabían cuándo los vigilaban y cuándo no, pero si era el caso había dejado de surtir efecto porque no aplicaban castigos de forma regular para mantenerlo siquiera.

Y un montón de estos hijos de perra debían ser voyeurs de por sí.

Solté una risa floja cuando me siguió el rollo. Al menos la barbie sabía divertirse, no como otros que me conocía. Continué siguiéndole los pasos, como si yo mismo me los supiera de memoria, y entré al baño sin siquiera molestarme demasiado en el hecho de que alguien me hubiese visto. No creía que las tradiciones para joder la escuela cambiaran mucho de un instituto a otro, de forma que obviamente el último cubículo debía ser el puto cubículo de la desgracia.

De nuevo, otra risa cuando la cabrona me empujó para que me sentara y sin esperar una mierda se me echó en el regazo. Me puse a esculcar en los bolsillos, saqué el mechero, la hierba y la pipa de vidrio.
Me las arreglé para acomodar las mierdas en el reducido espacio, entre que esos cuadrantes no eran demasiado grandes y tenía a la chica encima, una vez hecho me coloqué la pipa en los labios, accioné el mechero y pegué un jalonazo profundo sin quitarle los ojos de encima a la otra. Le extendí ambas cosas después, un poco por protocolo qué sé yo y le tiré encima una de las sonrisas de mierda.

—Olvidé que las damas iban primero y eso~

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JUJUJUJU

 

El chico no puso ninguna queja al respecto del lugar y tampoco cuando me tiré encima, y ahí vino de nuevo la sonrisa felina. Que, a decir verdad, ya era bastante obvio que no me iba a rechazar a esas alturas pero de que igualmente me sentí satisfecha con el resultado, pues me sentía.

Afilé la mirada en cuanto el chico comenzó a moverse, sin ninguna intención de apartarme para facilitarle el trabajo, y no aparté la vista en ningún momento de sus ojos mientras preparaba lo que fuese, así como él me la estaba manteniendo a mí. Observé con cierto encanto como le daba la primera calada a la pipa y no tardé en aceptar la misma una vez me la extendió.

Solté una risilla.

—Vaya, parece que voy a tener que quitarte un par de puntos por haber olvidado ser un caballero~

Me llevé la pipa a los labios después, imitando los pasos que el chico había hecho para el proceso; encendí el mechero y le di una calada profunda, dejando que el humo dentro de mi cuerpo hasta que me sentí lo suficientemente satisfecha y lo deje salir, lentamente, en una nube blanquecina.

¿Dónde había quedado eso de la mañana de dejar de fumar excepto para cuando salía de fiesta? Bueno, aquello no era tabaco así que cumplía el vacío legal. Y venga, ¿qué estúpida iba a rechazar hierba gratis de un chico guapo?

Le extendí la pipa de nuevo.

>>Si quieres recuperarlos... se me ocurren un par de cosas qué hacer —murmuré, deslizando un par de dos por el cuello de su camisa y con la mirada entornada, fija en la piel descubierta de su cuello—. ¿Interesado, Ara-kun~?

A ver, si es que encima llevaba unos cuatro días a dos velas, ¿qué más iba a hacer?

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Pero bueno jujuju

 

Todos los círculos terminaban de cerrarse, ¿o no? Claro que sí, el idiota de Altan le había salvado el culo y sin saberlo la había salvado de un polvo de mierda por estar más intoxicada que pagada a hacer, pero allí estaba, sobre mi regazo y al menos en sus cinco sentidos.

Venga, que las cosas tenían su forma de ser.

Nunca me paré a preguntarme qué demonios hacía esa chica en Bunkyo y entre que en todo el corazón de Tokyo había un montón de hijos de puta capaces de drogar barbies de aquella manera, pues tampoco le iba a lanzar la mierda a Tolvaj por solo hacer dos más dos de puro gusto. Eso sí, lo que estaba viendo es que la jodida estúpida no le decía que no a casi nada y, si me lo preguntaban, eso era un puto peligro para su integridad. Quiero decir, así como aceptaba hierba la cabrona podía aceptar cualquier otra mierda que la dejara con el cerebro derretido, incapaz de formular palabra siquiera.

Como si no me supiera yo las costumbres de las bestias.

Yako había puesto de patas en la calle a varios por ese tipo de mierdas.

Tomé la pipa de nuevas cuentas, otro jalonazo, otra risa floja y hasta después me regresé las cosas al bolsillo sin mayor complicación. Dejé caer la mano izquierda sobre su muslo, sin nada remotamente parecido al pudor y eché la espalda hacia atrás. ¿Qué si me las daba un poco de rey de la montaña? Pues sí.

—¿Me ves realmente cara de querer recuperarlos? —Colé la mano bajo la falda. La vi clavar la mirada en la piel de cuello, donde también llevaba tinta. Parte de una de las serpientes que tenía tatuadas en el brazo me alcanzaba esa zona. El puto krait—. Más ganas me dan de seguirlos perdiendo, blondie.

Esta vez la voz me salió como un ronroneo. Llevé la mano derecha a su cabello, tomé una hebra y la deslicé entre mis dedos, cuando la solté deslicé la mano a su cuello, la anclé a su nuca y prácticamente la empujé hacia mí, atajando su boca al vuelo.

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birgen zantisima Shimi-kun ten piedad

 

A simple vista, mi cuerpo no reaccionó cuando sentí su mano cayendo sobre mi muslo, como si fuese lo más casual del mundo; al fin y al cabo, era más bien la reacción que esperaba. Aun así, noté un ligero ronroneo apoderándose de mi interior, muestra de pura satisfacción.

Solté el aire por la nariz, en una especie de risa floja, cuando dijo lo de perder los puntos en lugar de ganarlos. Ah, de verdad que era todo un rebelde, qué remedio.

Sea como fuere, no me dio la cabeza para responderle nada. Supe que las piernas se me abrieron un poco más por pura inercia cuando coló la mano dentro de la falda y los ojos siguieron el recorrido de la tinta hasta donde me fue posible, hasta que sentí como se hacía con un mechón de pelo y tuve que levantar finalmente la vista.

Le dediqué otra de aquellas sonrisas ladeadas, entrecerrando los ojos, y simplemente esperé a ver su siguiente paso que, para fortuna de todos, cumplió con las expectativas puestas. Me dejé atraer, correspondiendo al beso con la naturalidad de quien había hecho eso miles de veces, y no tardé demasiado en colar la lengua en su boca con cierto aire tentativo. No había ninguna prisa, al fin y al cabo, y quería disfrutarlo el mayor tiempo posible.

Dirigí las manos hacia el interior de su camisa, en un movimiento suave, y tampoco pensé demasiado cuando los dedos tantearon la piel de su espalda, hasta donde les fuese posibles llegar, en busca de otros posibles tatuajes. Y se quedaron ahí cuando me separé finalmente de sus labios, soltando un suspiro pesado.

No me había dado cuenta hasta ese momento, pero había comenzado a mover las caderas para buscar el roce de su mano e intentar convertirlo en algo de fricción.

—Nada mal, gangster boy~ —susurré, a apenas unos milímetros de su boca porque, venga, tampoco tenía ganas de separarme tanto de él—. Pero si quieres seguir perdiendo puntos... vas a tener que ser un poquito más brusco, creo yo.

Me relamí los labios con la punta de la lengua, ladeando ligeramente la cabeza en el proceso, y volví a acortar las distancias entre ambos. Para ese segundo beso ya no hubo movimientos tentativos ni nada de esa mierda, que de todas formas la lengua ya estaba a medio camino, y me pegué también por completo, hasta hacer chocar mis pechos contra su cuerpo.

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Aber Shimi-kun, ten tantito respeto por mi bragas que no me quedan muchas

 

Contenido oculto

I embraced the waters and I drank the sun.
.
She wants to set me free,
she wants to fuel the fire
that lives inside of me,
that wants to take me higher.
.
And I sat beside her in the noonday sun,
sweet agave nectar dripping from my tongue.
Every memory a part of me.
You know who you are to me?

Ya lo había pensado, la maldita reproducción, el molde de plástico, las diferencias imperceptibles en las muñecas de las vitrinas. ¿Fallos de fábrica, versiones beta? Qué sé yo, tampoco interesaba, la cosa es que existían y existíamos nosotros, los jodidos cabrones que las elegíamos como quien se mete al McDonald's a pedir lo de siempre.

También estábamos hechos todos con el mismo molde.

Lástima que no era el de los Ken.​

Solo el de montón de perros desgraciados sin demasiados estándares, famélicos.

La sentí colar la lengua en mi boca, luego las manos bajo la camisa y la camiseta, y se me escapó una sonrisa contra su boca. Para la gracia la cabrona había estado moviendo las caderas, buscando el roce, la fricción, pero venga, ¿qué gracia había en dejar tantísimas cosas puestas en bandeja?

Gangster boy.​

Joder, chica, si tuvieras idea de la cantidad de mimados de la yakuza que hay metidos aquí.

Solté una risa de nuevo, bastante más ronca que las anteriores eso sí, que vibró contra su pecho ahora pegado al mío y la mano que había colado bajo la falda seguía sin llegar a ninguna parte realmente. Rocé el interior de sus muslos, los costados, y volví a recibir su boca de lleno. No había delicadeza, preparativos ni una mierda.

La mano que había anclado a su nuca viajó a la melena rubia, enredé los dedos con maña y tiré hacia atrás, separándola de mí casi de golpe, dejando el cuello expuesto. Deslicé los labios por su mentón, hasta bajar a su cuello, dejé un reguero de besos húmedos, más de una mordida y seguí bajando hasta el escote, donde le eché el aliento encima en la piel descubierta.

Separé la mano de sus muslos, me las arreglé para colarla y deshacer los botones que quedaban con la misma maña con la que le tenía sujeto el cabello. Rocé la piel con los labios, deslicé la lengua y anduve por el borde de la tela del sujetador. Hablé desde allí, solo por la gracia de seguir echándole el aliento caliente encima.

—Venga, blondie. Mueve un poco el culo.

 

Contenido oculto: que me copie y ponga una rolita con lyrics dise

Oh, baby, look what you started
the temperature's rising in here.
.
So baby, come light me up
and maybe I'll let you on it.
A little bit dangerous,
but baby, that's how I want it.
A little less conversation, and
a little more touch my body.

El cabrón no me lo iba a poner nada fácil, ¿eh? El movimiento de mis caderas no llegó a nada y, como respuesta, su mano se dedicó a tantear toda la zona perimetral, lo que solo hizo acrecentar más el cosquilleo de mi entrepierna. Bueno, no era yo la que le hacía ascos a un poco de teasing tampoco, así que simplemente lo dejé hacer sin mucha resistencia.

Un gemido quejumbroso salió de mis labios cuando sentí el tirón del pelo, más por haber interrumpido el beso que otra cosa, pero pronto lo único que podía escucharse de mi parte eran suspiros placenteros con cada beso y mordida que el chico iba dejando sobre mi piel. Entreabrí los ojos cuando sentí el aliento húmedo sobre el escote, mirándolo desde ahí con una ligera sonrisa, y acabé por separarme un poco de su cuerpo.

No hice ademán de liberarme del agarre, si acaso moví un poco la cabeza para poder mirarlo mejor a los ojos, y saqué entonces las manos de su camiseta para llevarlas a mi propia espalda. Deshice el cierre del sujetador y me lo quité, junto a la camisa, dejando caer ambas prendas por ahí sin importarme demasiado. Me hice después con la mano que tenía libre y se la subí, rozándome la piel por el camino, hasta que la coloqué sobre uno de mis pechos, sacándome un suspiro pesado.

En cuanto aseguré ese contacto, mis manos bajaron entonces a sus pantalones, desabrochándolos con dedos algo torpes por la prisa, para colar después una de ellas en su ropa interior y comenzar a estimularlo con movimientos pausados. Me incliné de nuevo entonces, hasta rozar su oreja con mis labios.

—¿Cuántos tatuajes puedo esperar encontrarme si te quito la camiseta, Shimizu? —susurré, jadeante, para instantes después morderle el lóbulo.

Contenido oculto

Aber ali-chan

 

Contenido oculto: +18 hola I wasn't expecting this but juju

El quejido que conseguí arrancarle con la movida de agarrarle el pelo fue más que bien recibido, sin duda, y al ver que ni siquiera hizo a zafarse para quitarse la ropa la sonrisa solo se me acentuó.

¿Cómo era? ¿La mierda esa de los perros y la saliva? Qué coño iba a saber yo, pero tenía la boca hecha agua eso sin duda. Mira qué pedazo de bienvenida me estaba dando la idiota a esa escuela de putos empollones y consentidos de todas las mafias de Japón.

Solté una risa floja al verla guiar mi mano a su pecho y la dejé hacer, ahuecando la palma en cuanto dejó mi mano encima. Lo presioné y si lo liberé fue para darle atención al pezón, que de por sí la pedía a gritos, y la mano en su cabello recuperó algo del terreno que había perdido.

Un suspiro pesado me dejó el pecho en cuanto la rubia puso manos a la obra. Su pregunta me vino bastante en gracia porque ya me estaba viendo que a la cabrona la tinta la ponía o algo.

¿Qué? Nada más llevaba todo el puto tablero del corazón de Tokyo encima.
El zorro plateado de Yako, el Krait de Fujiwara en el hombro, que me alcanzaba el cuello, la mariposa cola de golondrina de Dunn, el chacal dorado de nuestra extinta pandilla, el perro-lobo del imbécil de Usui y la hiena de Tomoya, el perro salvaje de Yuzu, el tejón melero de Ratel, mi propio indicador en el dorso de la mano izquierda.

Honeyguide.

Los espacios en blanco se llenaban con otras cosas, hasta no dejar trozo de piel sin tinta en los brazos.

La espalda andaba por el mismo camino, con la clelia negra del hermano del Krait, la araña de la chica Dubois. Si Sonnen seguía jugando sus putas cartas, pronto sería bautizado también, lo que resultaría en más tinta.

—¿Hmh? ¿Quieres llevar la cuenta? Te vas a cansar, Barbie.

Busqué de nuevo sus labios, me estampé en ellos sin delicadeza alguna y colé la lengua de inmediato, recorriendo su boca un poco como me diera la gana.
Me separé solo para detener su mano, hacerla levantarse y girarse. No le di tiempo de mayor cosa, me enredé a ella como una maldita serpiente, pegándola a la puerta del cubículo, y volví a llevar la mano a sus piernas, a la cara interna de los muslos. Tenté un rato nada más, hasta que alcancé su intimidad por fin por encima de la tela antes de hacerla a un lado y deslizar los dedos sobre ella.
La otra mano volvió a sus pechos, más por buscar agarre en algo que por nada más.

Le solté una risa en el oído y le hablé en un ronroneo.

—Qué linda, dándome una bienvenida tan cálida~ —Era un puto cabrón—. Buena chica, Ali-chan.

 

Contenido oculto: alisha "tours calientes" welsh

Llegados a ese punto estaba tan jodidamente necesitada ya que fue cuestión de sentir la presión de su dedo sobre mi pezón para sacarme un gemido bastante agudo. En mi defensa, eso de estar colocándome a primera hora de la mañana tampoco ayudaba mucho al asunto de, no sé, disimular o lo que fuese. Tampoco es que me importase, a decir verdad.

Logré soltar una risa baja al escuchar su respuesta pero no me dio tiempo a quejarme porque sentí de nuevo como se colaba dentro de mi boca y poco me interesaba ya cualquiera otra cosa que no fuese corresponderle y dejar que la recorriese como le viniese en gana. ¿Que me iba a cansar había dicho? Bueno, ya tenía el objetivo de conseguir saber el número exacto cuando acabásemos, fuese de la manera que fuese.

Lo siguiente que supe fue que me había acorralado contra la puerta de la cabina y lo único que pude hacer fue sonreír ligeramente, echando la cabeza un poco hacia atrás hasta dar con su hombro. Otro suspiro cuando alcanzó mis piernas, otros gemido cuando al final se dignó a atenderme dónde estaba tan claramente necesitada de atención y los mismos solo aumentaron en cantidad con cada roce en aquella zona.

Su aliento contra mi oído me lanzó un chispazo a lo largo de la espalda y aquello pareció ser suficiente también para despertar las neuronas justo a tiempo y escuchar sus palabras.

"Buena chica, Ali-chan."
​

Ah.
​

Tuve que buscar apoyo en algo y lo primero que mi mano encontró fue el brazo que enganchó a mis pechos de nuevo, así que no dudé demasiado en en hundir los dedos en el mismo para asegurarme que no me iba a ir a la mierda en algún momento. Acabé por ladear ligeramente la cabeza también, de manera inconsciente, volviendo a darle completo acceso a mi cuello y, no sé, esperando que captase el mensaje quizás.

—¿Qué puedo decir? Me doy a los demás.

No sé de donde saqué la entereza para decir aquello de manera coherente, pero poco importó porque los gemidos volvieron a mezclarse con los jadeos y más o menos volví a desconectar.

Así y todo, moví un poco las caderas hasta lograr rozar su entrepierna con el trasero, volviendo a colar la mano libre justo después. En aquella ocasión solo lo rocé, como si estuviese en posición de jugar con él o algo así.

>>¿Y? ¿Este es mi premio?

 

Contenido oculto: Arata "cuchillos locos" Shimizu more like mañaneros locos

Bueno bueno, pero qué niña más ruidosa. No era que me molestara, venga, había que ser puto imbécil para quejarse de los gemidos de una muñequita que hacían las veces de gasolina para el motor.
Tuvo que sujetarse a mi brazo, al parecer había dado directo en un fetiche de lo más bonito o qué sé yo.

Obviamente te das a los demás, blondie.

Ni modo, qué más haría aquí si no.

En cualquier caso, ¿qué edad tenía? ¿Diecisiete? ¿Habría cumplido ya dieciocho? Vete a saber, pero de que era putamente complaciente, lo era.

Recorrí la piel de su cuello con la lengua, le eché el aliento encima de nuevo y la mordí con algo más de fuerza, ahogando otro suspiro contra su cuello cuando la sentí mover las caderas y luego volver a colar la mano.

—Es lo que se llevan las guías tan dedicadas. —Volví a hablar en su oído, antes de morderle el lóbulo—. ¿Vas a reclamar el premio o voy a tener que buscar otra señorita interesada?

No le di tiempo de responder en realidad, me apreté contra ella y la mano en su intimidad hizo lo mismo, no mucho después deslicé dos dedos en su interior.

Hablando de cálidas bienvenidas.

Comencé a mover los dedos entonces, si acaso el primer movimiento no fue brusco, el resto aunque tampoco lo fueron del todo sí tenían más velocidad.

Más mordidas en el cuello, más besos húmedos.

Retiré los dedos de su interior sin demasiada delicadeza, desocupé la mano que había mantenido en sus pechos y bajé su ropa interior sin preocuparme mucho por nada más. Me llevé los dedos húmedos a la boca, pues porque me daba un poco la gana y se me escapó otra risa ronca.

No, si es que me estaba divirtiendo de lo lindo.

La liberé del todo para escarbar en los bolsillos del pantalón, sacar el paquetillo plateado y balancearlo frente a sus ojos.

—Vamos, muñeca. Ya sabes qué hacer, no tenemos todo el día~

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Nadie:
Absolutamente nadie:
Shimizu en su primer día en el Sakura a las 8 am: huh, smells like hormones here

 

Contenido oculto: se lo está sedusiendo para que luego le enseñe a usar los cuchillitos

¿Buscarse a otra señorita interesada? Qué cabrón. Obviamente no iba a hacerlo, pero no iba a tener mucho problema en encontrar a otra dispuesta a completar el trabajo, eso lo sabía yo mejor que nadie.

Tampoco me dio mucho espacio a contestar, si es que hubiese sido capaz de pensar una respuesta coherente.

Mi cuerpo recibió los dedos con familiaridad y ya poco más me quedaba más que disfrutar como lo estaba haciendo de la intromisión, el movimiento cada vez más rápido y las jodidas mordidas. Lo estaba haciendo con ganas eso, ¿eh? Nos iba a acabar delatando~

Solté un suspiro de pura decepción cuando al fin sacó los dedos, pero estúpida no era y no tardé en moverme de manera que le facilitase la tarea de quitarme la ropa interior. Lo miré después de reojo, los ojos brillando con pura expectación, y una especie de risa ronca se me escapó al verlo llevarse los dedos a la boca. Venga, que se me ocurrían mejores maneras de probarme pero ya que.

Me giré sobre mi eje en cuanto estuve completamente libre y me incliné, haciéndome con el paquete usando los dientes. Tuve, por supuesto, el suficiente cuidado de agarrarlo por un borde y eso me facilitó también la tarea de romper el envoltorio después, colocándole el preservativo con movimientos precisos en cuanto lo tuve entre mis manos.

Con eso asegurado, me eché hacia atrás hasta chocar mi espalda con la puerta y extendí una mano para agarrar la tela de su camiseta y así poder tirar de ella hasta pegarlo de nuevo a mí.

—Venga, handsome, reclamo mi premio. Fóllame ya —prácticamente demandé antes de comerle la boca de nuevo.

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Yo, al principio de la semana: bueno, se presentarán, se reirán un poco de altan y listo
Yo, ahora: not in the plans but boy am i enjoying it huh

 

Contenido oculto: Shimi-kun have mercy of my soul

Hubiéramos dejado un rótulo fuera del baño de fuera de servicio o algo, ¿no? Solo por la puta gracia ciertamente.

A la otra alguien tenía que decirle que no agarrara esas mierdas con los dientes, pero lo hecho hecho estaba. No puso peros, obviamente, y digamos que superó las expectativas después con esa mierda de pedirlo de forma directa.

Otra sonrisa de mierda.

Le correspondí el beso ya con algo de ansiedad impresa, de necesidad si se quiere, y le devoré la boca de nuevas cuentas como me diese la gana. Cuando me separé bajé a su cuello, continué hasta sus pechos y una vez allí, rodeé uno con la mano y el otro recibió atención de mi boca, introduje el pezón, lo presioné con la lengua, lo mordí y jugué con él un rato sin desatender el pecho que mantenía en mi mano.

De nuevo la dejé ir, solo para volver a girar su cuerpo, y esta vez sí me saqué la camisa y la camiseta, dejándolas caer en cualquier parte del espacio. Enredé la mano en la melena rubia otra vez, pegué a la chica a la puerta y ajusté un poco su postura, total no había demasiado espacio allí.

—Buena decisión, blondie.

Deslicé los dedos por su intimidad una vez más antes de darle la primera embestida. Los primeros movimientos fueron pausados pero profundos, no tardaron en ganar velocidad volviéndose bruscos.

Así como que un maestro de las folladas con cariño no era.

Aumenté la fuerza del agarre en su cabello por puro reflejo, haciéndola arquea la espalda y me las arreglé para volver a alcanzarle el cuello con los dientes.

Vamos, barbie. Déjame oírte.

No debe ser la primera vez que te escucha toda la puta escuela allí afuera o algo parecido.

 

Contenido oculto: ojalá torettizarme así con otras cosas

Un poquito de gracia me hizo sentir la ansiedad casi impresa cuando me correspondió al beso, pero tampoco podía decir nada teniendo en cuenta que yo estaba actuando de la misma manera ya.

La respiración se me volvió a acelerar cuando se centró de nuevo en los pechos, en aquella ocasión poniéndoles más atención, y fui yo la que acabó enredando los dedos en su cabello, incitándolo a ir atendiéndome cómo más me gustaba.

Volvió a darme la vuelta y lo dejé hacer, porque ya no podía importarme menos la posición que quisiese tomar. El ruido de la ropa deslizándose por la piel me hizo querer girar la cabeza, repentinamente curiosa, pero su mano fue más rápida y no pude esconder el gruñido que brotó de mi garganta cuando lo sentí volver a engancharse a mi pelo.

Tal como vino la molestia, sin embargo, también se fue yendo.

Las primeras embestidas fueron lentas, profundas, y me hicieron recuperar los suspiros placenteros. Y por supuesto, al mismo tiempo que sus movimientos se volvieron más bruscos, los gemidos se volvió más aguda y hacía ya un tiempo que la mente se me había nublado hasta el punto de ni siquiera intentar pretender que quería bajar la voz.

Arqueé la espalda en cuanto afianzó más el agarre y una de mis manos tanteó hacia atrás hasta volver a hacerme con su cabello también, buscando algo a lo que atenerme porque los dedos sobre la puerta poco agarre tenían, la verdad.

Ya no sabría asegurar qué fue lo que dije. Como siempre, llegado a ese punto, lo único que hacía era soltar pedidos inconexos en inglés que no filtraba y que, a decir verdad, tampoco sabría decir si me los cumplían o no.

No sé cuanto pasó, diría que no mucho tiempo en realidad, hasta que sentí la voz congelándoseme en la garganta y el cuerpo tensándose a causa del orgasmo, haciéndome saborear las oleadas de placer hasta que finalmente logré relajarme después de un rato.

Holy shit, esa era una buena manera de empezar la mañana, desde luego.

 

Contenido oculto: Sha el último spoiler por ahora (?

¿Eh? Seguro la señorita "cuántos tatuajes puedo esperar encontrarme" había querido mirar y no la había dejado, ¿no? Qué jodida gracia pero mira había prioridades.

De nuevo buscó asirse de algo y su mano terminó en mi cabello de nuevas cuentas, cosa que no iba a negarle realmente. La mano que yo tenía libre fue parar a su cadera, enterrando los dedos allí, que total por demás ya había quedado en piloto automático.

Escuchaba su voz, los pedidos sin sentido en inglés, y ataja a alguno que otro, si los cumplí vete a saber, pero mira que el desastre que estaba hecha me ponía.

Cómo si no fuese a ponerlo a alguien terminar de joder a las muñequitas producidas en serie, arrancarles los gemidos de la garganta y toda la mierda.

Mi respiración acelerada y pesada había comenzado a mezclarse con su voz y la eché contra su oído tantas veces ni Satanás debía llevar la cuenta.
No tardó demasiado, la voz se le congeló en la garganta, el cuerpo se le tensó y la sentí apretarse a mi alrededor antes de deshacerse. Otro reflejo, apenas unos segundos que tiré con más fuerza del cabello, que apreté más su cadera con la mano y la embestí como si no hubiese un mañana o algo.

No tardé demasiado en seguir el mismo camino que ella, volví a enredarme a su cuerpo cual puta serpiente y me apreté contra sus caderas cuando finalmente me liberé.

De verdad, había que calificarle los servicios a la mocosa y darle reconocimientos por un trabajo bien hecho, qué sé yo.

La solté después de que pude regular un poco la respiración, saliendo de ella, y me dejé caer sobre la tapa del sanitario luego de haber tirado el preservativo a la papelera y haberme subido los pantalones.

Ups. No me había molestado en quitarle la falda.

La recorrí con la vista con cierta cuota de diversión impresa mientras sacaba la cajetilla de cigarrillos para colocarme uno entre los labios, todavía respirando algo fuerte.
Sentía algunas gotas de sudor deslizándose por mi nuca.

—Bueno, barbie. Siempre te llevaste el polvo que perdiste el otro día~

¿No podía dejar de ser un imbécil por dos segundos? No.

 

Suspiré ligeramente en cuanto el chico finalmente salió de mí, tras haber acabado también, y me quedé ahí un par de segundos, regulando la respiración y todo lo demás mientras él se dejaba caer sobre el váter de nuevo y no sé qué más. Supuse que me estaría recorriendo con la mirada otra vez, que al caso, tenía que ser lo más interesante que se podía ver en el espacio, ¿y qué más iba a hacer salvo dejarlo disfrutar de las vistas~?

Una vez algo más estabilizada, me agaché hasta alcanzar las bragas y me las subí hasta colocármelas de nuevo en su sitio, momento en el que se me escapó una risa baja por el pensamiento que se me cruzó por la cabeza. ¿Pero qué mierdas pasaba con eso de follarme con la falda puesta? Que no es que me molestase, pero era hasta cómico.

—Siempre consigo lo que quiero~ Mientras no haya alemanes molestando, that is —respondí, encogiéndome de hombros, antes de darme la vuelta y buscar con la mirada mi ropa—. Buen polvo, by the way~

Me tuve que volver a agachar porque el sujetador había acabado escondido debajo de todo lo demás y tuve que remover el resto de prendas hasta hacerme con él, incorporándome con una sonrisa orgullosa por, no sé, haberlo salvado. Como sea, me lo coloqué y abroché mientras recorría con la mirada el torso del chico, con una clara expresión interesada.

Eh~ Pues sí que tenía bastantes.

Cuando acabé de abrocharme el sujetador, y aun sin colocarme nada más, me incliné de nuevo sobre él, usando una mano de apoyo sobre su pierna y la otra para quitarle el cigarrillo de los labios y llevarlo a los míos. Volví a incorporarme justo después y llevé mi mano hacia el interior del dispensador de papel higiénico, sacando un mechero que utilicé para encender el cigarro antes de devolverlo a su sitio. Le di un calada bastante profunda y se lo volví a colocar a Arata en los labios, guiñándole el ojo.

>>Bienvenido al Sakura, guapo~ —dije, tras soltar el humo delante de él, y salí del cubículo después de recoger el resto de mi uniforme.

Me coloqué la camisa y el lazo con una tranquilidad impresionante, mirándome en el espejo, me adecenté un poco el pelo y, en un impulso algo extraño, lo usé para taparme el cuello con intenciones de esconder posibles marcas. Por regla general, no podía importarme menos que se me viesen, y tampoco es que me importase que al gente sumase dos más dos y supiese que había acabado de tirarme a alguien pero... no sé, simplemente lo hice, vete a saber por qué.

Un último vistazo rápido y salí de los baños, sin girarme en ningún momento.

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¿Es normal ser gay por el personaje de una? cuz damn (?)

 

Contenido oculto

Mira ese doble post rico que me voy a clavar for the sake of RELLENO

Also adjunto la canción que hay en el fondo de esta cinta just cuz I can

Eh, pues sí que se había molestado Sashie, qué cosas. Se había apartado con bastante brusquedad de mi mano y no me había dejado darle el beso que quise, a modo de agradecimiento por los rollitos~

Y la jodida carcajada se me escapó ya en el pasillo, cuando no pude aguantarla más.

Realmente tenía curiosidad por saber qué la había molestado tanto. ¿Habría sido por hablar de Daute y su relación, por los aparentes celos de este o quizás por hablar de ella en general, a sus espaldas? Oh well, tampoco era secreto de Estado. I mean, que cualquier podía ver que el tipo estaba faltando y todo eso, yo solo había dado algunos detalles subjetivos~

Whatever.

Aun quedaba un rato de receso así que tendría que ver como llenar el tiempo. Pensé en buscar a Joey, para sorpresa de nadie, pero la verdad es que me estaba cargando un mood bastante raro y no me apetecía arriesgar... ¿qué? Ni que nos hubiésemos dignado a hablar de verdad para arreglar lo que fuese. Pero bueno, estábamos hablando y habíamos follado, que venía siendo un poco el resumen de nuestra relación así que digamos que no querría arriesgar eso de nuevo.

Así que acabé por entrar a los baños, dirigiéndome al último cubículo como venía siendo costumbre. Cerré la puerta con cierta cuota de fuerza que no pude controlar y me dejé caer sobre la tapa del váter con un resoplido.

Menos mal que había sido precavida y había confiado cero en mi promesa de mierda.

Saqué un cigarrillo de la falda y lo encendí con el mechero que tenía escondido ahí, dándole una calada profunda casi al instante. Eché la cabeza hacia atrás al dejar salir el humo y levanté una pierna, clavándola en la puerta. Recorrí los dibujos que había sobre la misma con atención, como si no supiese de memoria todo lo que había ahí escrito de todas las veces que había acabado entrando.

Claramente Sasha no sabía que ni siquiera había sido capaz de dejar de ser una hija de puta con la única amiga que había conseguido ahí, tirándomela e ignorándola después de declararse, porque si lo hubiese sabido... dudaba mucho que hubiese decidido acercarse a mí. Se hubiese dado cuenta, claro, que tarde o temprano terminaba destrozándolo todo y nadie quiere pasar por eso concienzudamente, ¿verdad?

Claro que no.

Huh, ¿habría perdido el polvazo asegurado con Maze después de aquello?

Chasqueé la lengua tras llevarme el cigarro a los labios de nuevo.

—Silly me~

Contenido oculto

Para los que no lo sepan, quiero dejar claro que soy la primera que quiere darle un zape a esta hija de puta(?)

 

El cubículo final estaba vacío como siempre. Lo cierto es que a esas alturas de la vida la mayoría de chicas lo evitaban, principalmente por el olor a humo que se había acumulado con el tiempo, y no veía por dónde quejarme de ello siendo que era en ese mismo cubículo dónde solía meterme cuando no me apetecía lidiar con lo que fuese que tuviese que lidiar en el momento.

Me encerré en el mismo y me dejé caer sobre la tapa del váter, sacando el cigarro de la falda mientras rebuscaba en el escondite de siempre hasta dar con el mechero. Lo encendí y, tras esconder el mechero de nuevo, saqué mi móvil mientras le daba una calada profunda al porro.

Sabía mejor que nadie que lo que estaba a punto de hacer era, desde cualquier punto de vista, una mala idea. Ni siquiera tenía motivo alguno para ello, si todo estaba relativamente bien, pero parecía que hoy la cosa iba de corazonadas y, qué decir, era una chica que se movía por impulsos. Así pues, marqué el número de Aiden y esperé un buen rato a que contestase, mientras seguía fumando.

Esperé tanto que al final la llamada acabó cortándose sola y me quedé mirando la pantalla con el ceño fruncido, completamente contrariada. Una cosa era que no me respondiese a los mensajes que le mandaba cuando estaba wasted y otra era que no me respondiese a una llamada; eso último no lo había hecho nunca. Lo intenté otro par de veces con el mismo resultado y al final acabé desistiendo, soltando un suspiro.

El estúpido seguro estaba metido otra vez en chanchullos que no le correspondían y vete tú a saber cómo estaría, sin tenerme a mí para salvarle el culo como había acabado haciendo siempre. Cualquier diría que él era el mayor, en serio.

Eché la cabeza hacia atrás, dejando salir más humo, y me quedé prendada del techo y dándole pataditas a la puerta casi sin darme cuenta. Eh, ¿no había sido en ese cubículo que me había traído a Ara-kun? Hacía mucho que no lo veía, me preguntaba cómo estaría~

Contenido oculto

Lmao, mira ese triple post porque este es su refugio or something (?) Also no, no sé estar más de dos días sin hacer drama cuz es de lo que me alimento (?)

 

Contenido oculto: el golpe bajo

Otra vez, ¿adónde se suponía que redirigiera el desastre? Cuando mi cuerpo era el jodido epicentro y las corrientes de aire, ya fuera por mala suerte o por karma, me habían traicionado. Usualmente el viento se había encargado siempre de magnificar el incendio, de expandirlo y devorar cualquier pobre alma que hubiera contado con la desgracia de estar en el lugar incorrecto, en el momento inadecuado. No atendía a detalles, no era nada tan precavido ni inteligente como el puto diablo. Era una fuerza destructiva y ya. El arma, si acaso, de alguien con cerebro para sembrar el caos.

Era una puta arma.

No mucho más.​

Pero esta vez, el viento se había arremolinado justo en el cañón del arma. Lo hizo con una maña increíble, tozudo a cagar, y el tiempo se ralentizó a la frecuencia justa para volverme malditamente consciente de todo. Para que jalar del gatillo me resultara inevitable pero aún así me bastara para pensar, con toda la maldita claridad del mundo, que lo que estaba haciendo iba a volarme la mano.

Y estalló.

Ni Kurosawa, ni el payaso este, ni Shinomiya. Mucho menos Shimizu o Sugawara. Busqué, busqué entre todos los rostros posibles por una víctima, un objetivo, lo que fuera, y no encontré nada. El fuego no se detuvo, reptó por mi cuerpo y me alcanzó la garganta. Ardía, ardía un montón y de repente, sin saber muy bien por qué, se sintió helado. La voz de Tomoya me susurró cerca del oído, me acarició la nuca y me zambullí en los baños, justo como había hecho esa vez. La respiración ya me iba bastante como la mierda pero de momento no le di importancia, no pude. No cuando cientos de voces me rayaban el cerebro.

Y no paraban de insistir.

Que todo era mi culpa.​

Me quedé de pie dentro del cubículo, encorvada, y arrastré ambas manos por mi cabello. Me aferré con fuerza, apreté los dientes y solté algo, no sabía qué. Me desgarró la garganta así hubiera sido breve, me llenó los putos ojos de lágrimas y miré alrededor, en todas direcciones. No había más que cuatro paredes, eran demasiado estrechas y volví a tensar la mandíbula, dejándome caer sobre el retrete. Los pulmones me ardían, exigían aire pero me concentré en sacudir la puerta a patadas. Una, dos, tres, cuatro patadas. Mis piernas cedieron en peso muerto y estampé la palma en la pared, resollando. Tragué saliva, tenía los labios secos y pensé, vaya, que no respiraba.

Menuda novedad.

Sólo necesitaba hacer algo con toda la maldita furia, lo que fuera, porque no podía guardarla dentro. No sabía si me destruiría, si me reduciría a cenizas o si lograría controlarla, pero me daba demasiado miedo como para averiguarlo. Insistí e insistí, estampando la mano contra la pared hasta que empezaron a fallarme las fuerzas, hasta que algunos parchones negros aparecieron aquí y allá y recién entonces, al puto borde del abismo, rebusqué en mi bolsillo y me llevé el inhalador a la boca, echando la cabeza contra la pared. Mi silueta debió asemejarse a la que encontré de Kakeru, recortada entre las penumbras de su habitación.

Cuando cerré los ojos corrieron las primeras lágrimas.

No tenía remedio, ¿verdad?

Era un puto desastre e iba a morirme así.

Quemada, ahogada, asfixiada, qué sabía yo.

Pero iba a morirme así.

Por mi culpa.​