Colección A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Amane, 26 Febrero 2021.

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  1. Threadmarks: XVII. She's so magnetic, pulls you in every time [Alisha, Joey & Jack]
     
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
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    Escritora
    Título:
    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    19
     
    Palabras:
    1669
    n/a: tengo como otros cinco fics empezados que quiero acabar, pero estoy super atorada en todos y me frustra muchísimo JAJAJ ahora se me ha presentado esta oportunidad, la he pillado con muchas ganas y genuinamente necesitaba acabar algo para no deprimirme (?) also, que llevaba sin publicar aquí desde MARZO, wth

    Reual Nathan Onyrian Gigi Blanche la salida de los nenes <3 esto sería canon para el día 51 por la noche y el sábado siguiente por la mañana uwu7





    Can't tame her magic energy
    She's so magnetic, pulls you in every time
    But she don't care, she gonna do what she wants
    Because she never needed any reason


    .alisha welsh.
    .joey wickham.
    .jack atkinson.

    La idea de salir por la noche con Jackie-chan me resultó bastante atractiva, especialmente porque cuanta más gente hubiese alrededor para vigilarme, mejor iba a ser la salida para todos. El muchacho aceptó nuestra oferta, por supuesto, y dada la situación, decidimos que incluso podía servir de celebración por haberle conseguido una cita a su crush; fue, de hecho, honestamente adorable lo nervioso que se puso cuando mencionamos la posibilidad de que ciertamente fuese una cita.

    Decidimos ir de nuevo al Villa, más que nada por ser un sitio que el muchacho ya conocía y en el que, posiblemente, se sentiría más cómodo. A nosotros, de todos modos, nos daba bastante igual en tanto tuviese alcohol y buena música, algo que aquella discoteca cumplía bastante de sobra. Llegamos un poco justos de tiempo al lugar, entre que tuvimos que ir a comprarle la sorpresa la muchacho y dejar la misma en el piso de Joey, pero al final conseguimos hacerlo con tan solo un par de minutos de retraso. Como cualquier otro viernes por la noche, había un montón de cola y, una vez conseguimos entrar, la disco nos recibió con el mismo nivel de apabullamiento.

    Entrar acompañada de dos muchachotes como Joey y Jackie no iba a ayudar para nada a mi bodycount, pero la verdad era que lo único que quería meterme en el cuerpo aquella noche era una cantidad indecente de bebidas alcohólicas, así que no podía sentirme menos preocupada por el detalle. Además, no nos podíamos olvidar de que era yo la que había entrado junto a dos chicos bien guapos, así que en definitiva ya había ganado en ese sentido.

    La primera fue una ronda de chupitos entre todos, para inaugurar la noche, y luego cada uno fue bebiendo a su ritmo. Ninguno de los tres parecía tener mucho límite, pero, a decir verdad, tampoco le presté demasiada atención a lo que ellos decidieran o no beber, pues bastante ocupada estaba con mis propias copas.

    Arrastré a Joey a la pista de baile, hice lo mismo con Jackie a pesar de su pierna, seguí tirándole los trastos a ambos sin ninguna clase de reparo, y ni siquiera procesé del todo cómo rayos acabé liándome con Jack. Había acabado con tanta cantidad de alcohol en la sangre que primero asumí que era Joey, a decir verdad, luego me di cuenta de que aquel no era para nada su estilo y al final… la verdad, no hice nada. Mi flirteo hacia el muchacho se había vuelto bastante suave desde hacía un buen tiempo, pues ya había pasado la etapa de considerarlo como un tío más al que tirarme, pero a ver, era de mí de quién hablábamos y ni de coña iba a dejar pasar la oportunidad si se me presentaba; porque el cabrón me correspondió, eh, y con ganas.

    Así que acabamos en mi casa, ¿qué más íbamos a hacer? No solía llevar a ligues a mi casa, era una regla autoimpuesta que siempre había cumplido a rajatabla, ¿pero tenía tan siquiera sentido considerar a Jack un ligue? Más bien diría que calificaba ya de follamigo, lo que le daba cierto privilegio por, al menos, ver mi casa por dentro. No es que le hubiera dado mucha oportunidad de verla tampoco, vaya, pero se entendía el punto.

    A la mañana siguiente me desperté con un dolor de cabeza impresionante, un Joey entrando en mi cuarto como si nada y un Jack que, ni idea, parecía algo estresado, la verdad.

    —¡Buenos días, mis polluelos! —entró el primero gritando, haciéndome gruñir con obvia molestia mientras me echaba la sábana por encima de la cabeza—. ¡Os traigo el desayuno, que seguro estáis sin energías! Por cierto, más os vale haber usado protección, que todavía no quiero ser tío.

    —Tranquilo, mi primer embarazo no deseado probablemente será contigo —murmuré, todavía protegida por la capa de tela, y quizás con un tono de voz un poquitín más animado tras haber escuchado que había comida disponible para mi querido estómago.

    —But daddy Joey sounds so much better! Right, Jackie-chan?

    No llegué a escuchar si Jack le respondió algo o no, pues apenas terminé de procesar sus palabras, salí de mi escondite y le tiré un cojín a la cabeza; o lo intenté, al menos, porque el idiota ya me conocía lo suficiente como para haberse anticipado a mis intenciones, habiéndose refugiado en el umbral de la puerta de antemano.

    >>Por cierto, granny está abajo.

    Joey soltó la bomba y se fue como si nada, por supuesto, lo que provocó que yo tardase un buen rato en procesar toda la información. Cuando lo hice, eso sí, casi que olvidé la existencia de Jack con tal de pillar algo de comida, echarme algo de ropa por encima y querer salir corriendo hacia la planta baja; de puro milagro lo miré antes de hacer la última parte, ladeando ligeramente la cabeza con el ceño algo fruncido.

    What’s wrong with you?

    —Seguimos siendo amigos, ¿cierto?

    ‘Course! —exclamé con incredulidad, a medio camino de la risa, y aunque lo intenté, al final no pude evitar soltar una carcajada ligera por toda la situación—. ¿Quieres conocer a mi abuela?

    La respuesta fue afirmativa, aunque creo que ambos fuimos conscientes de que realmente no tenía otra opción, y le indiqué que bajara cuando estuviera preparado sin problema, como si estuviera en su casa. Cualquier persona decente lo hubiera esperado, pero 1) yo no era una persona decente y 2) tenía muchísimas ganas de ver a granny, así que no tuve ninguna vergüenza por irme de mi cuarto y dejarlo solo con tal de cumplir mi objetivo.

    La abuela estaba en la cocina con Joey, ambos tomándose un té y hablando como las dos chismosas que eran, y ambos notaron mi presencia antes de que me tirara encima de la mujer para abrazarla y llenarle la cara de besos. Teníamos una relación bastante independiente, en la que ella se podía ir a hacer sus cosas sin preocuparse demasiado por dejarme sola y yo hacía un poco lo que me venía en gana, pero coño si no la echaba de menos cuando no estaba, aun así.

    Jack apareció no mucho después, bastante más presentable, y las presentaciones estuvieron a la orden del día. Supuse que la abuela querría saber más sobre el muchacho, pero desgraciadamente no le dimos demasiado espacio para curiosear porque teníamos que prepararlo para su cita. Al fin y al cabo, el principal motivo por el que Joey había venido aquella mañana había sido, seguramente, para traer lo que le habíamos preparado; lo del desayuno había sido un añadido porque, en el fondo, sabía que le gustaba mimarme.

    Arrastramos a Jack de vuelta en mi cuarto y le presentamos la sorpresa en cuestión, que no era ni más ni menos que un conjunto que le habíamos comprado entre ambos. La ropa no era para nada su estilo —de hecho, lo habíamos comprado en la tienda donde Joey normalmente iba—, pero creíamos que, si quería conquistar a su crush, más le valía hacer uso de todas sus armas de seducción. Se le notó algo avergonzado por todo el asunto, especialmente cuando empecé a chillarle como si fuera un modelo de pasarela, pero al final pareció aceptar su destino (tampoco tenía muchas más opciones, era eso o lo que había llevado la noche anterior) y, eventualmente, pudimos sacarlo de casa para despedirlo y dejar que se fuera con su querida.

    Suponía que era un poco raro, ¿no? Habernos acostado la noche anterior de la tan famosa cita, pero honestamente, aquello no sonaba como si fuese mi problema a resolver, así que no me preocupé por dedicarle ni un mínimo de pensamiento.

    Una vez volvimos a entrar en casa, arrastré a Joey hasta el sofá para acurrucarme en sus brazos, pues la jaqueca había vuelto a asolarme la cabeza y, por cheesy que pudiera sonar, cuddling with him almost always helped. Granny se había metido en la ducha y, de todos modos, era casi seguro que el chico se quedaría a comer con nosotras aquel mediodía, así que no me preocupó demasiado tenerlo secuestrado de enfermero personal.

    So… daddy Joey sounds good to you? —le solté después de un rato, con clara intención de molestarlo.

    It does sound good, doesn’t it? —me contestó, no sin antes haber soltado una carcajada divertida por mi propia pregunta, y yo me encogí de hombros antes de alzar la cabeza para mirarlo—. Maybe someday.

    Asentí con la cabeza, volviendo a mi posición anterior justo después, y extendí el brazo para coger el mando de la televisión y encender la misma.




    no es mucho, pero es trabajo honesto, and like i said, llevo tanto tiempo medio estancada en todo que me siento orgullosa solo de haber acabado algo JAJAJ also, quizás se note que no le he puesto apenas diálogo a Jackie o que quizás no sale tanto, pero pues no me siento tan cómoda manejándolo a él como a los otros pendejos, so yeah, perdón por eso unu
     
    Última edición: 13 Noviembre 2023
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Ganador Ganador x 1
  2. Threadmarks: XVIII. You look so broken when you cry, one more and then I say goodbye [Aiden Carter]
     
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,866
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    19
     
    Palabras:
    3689
    n/a: baia baia, no será que necesitaba acabar la cantidad de un (1) fic para dejar de estar tan estancada en los otros cinco (5) (?) welp, ni os voy a decir desde cuando tengo empezado este fic ni desde cuando lo tengo planeado, porque ya me da hasta vergüenza JAJAJA solo diré que tenía muchas ganas de hacerlo and here we are finally, i'm so proud of it even tho no fue el viaje que había planeado inicialmente uwu

    TW: no hay nada escrito explícitamente, but still, sí que se mencionan cosas de dudosa moralidad y, bueno, cuando se conocen Ali tiene unos 13 años y Aiden unos 17, lo que quizás pueda llegar a ser incómodo de leer para algunas personas; ¡avisados quedáis, pues! anyway, esto es canon.





    I don't wanna be alone
    You know it hurts me too
    You look so broken when you cry
    One more and then I say goodbye


    .aiden carter.

    june.2015

    Haber conocido a Alisha nunca había estado entre mis planes, pero era bastante probable que no fuera a vivir el tiempo suficiente para agradecerle al destino por haberla puesto en mi camino.

    Fue una noche a principios de junio, cuando el húmedo calor del verano empezaba a ser tan insoportable que hasta los colegios tenían que cerrar para darle vacaciones a los niños. Para mí esos días significaban más trabajo del normal, así que había salido bastante temprano de casa para dirigirme a una de las tantas discotecas con las que solía hacer negocios.

    Vi a Alisha de puro milagro; justo cuando yo me estaba acercando a la entrada, la chica, que parecía haber estado hablando con el guarda hasta el momento, se dio la vuelta para alejarse del lugar a paso apresurado, y tuve la sensación de haber conectado con su mirada apenas un instante antes de verla desaparecer.

    —¿Por qué no la has dejado entrar? —le pregunté al hombre en cuanto llegué a su lado, chocándole el puño como todo saludo antes de ver como se llevaba un cigarrillo a la boca.

    —Apenas tiene trece años.

    —¿Y?

    —Significa que es menor.

    —No recuerdo la última vez que eso fue importante, sobre todo para una chica —comenté, con un tono realmente ligero a pesar de poder parecer que le estaba reprochando por ello, y moví la mano a modo de negación en cuanto el hombre me ofreció un cigarro después, mirándome en el proceso con una leve chispa de diversión en los ojos.

    —No es cualquier chica, es la hija de Welsh.

    —¿Welsh?

    —General Welsh… no tienes ni idea de quién es, ¿verdad? —negué con la cabeza, sonriendo con algo de culpa, y el hombre soltó el humo en una carcajada breve—. Deberías saberlo, fue un alto rango del ejército y es bastante conocido por el barrio. Ya está retirado, de todas formas, y ahora trabaja en seguridad privada… En resumen, mi jefe le come la polla al padre de esa niña —acabó por aclarar en cuanto vio por el rabillo del ojo que seguía con la confusión clavada en el rostro—. Si se entera de que la he dejado entrar sin más, que solo me despidan sería el mejor de los escenarios posibles.

    Dejé salir el aire por la nariz, en una especie de risa a media camino de ser un resoplido, y deslicé la mirada por el paisaje que tenía delante. Grande fue mi sorpresa al distinguir la rubia melena de antes en un banco no muy lejano a nuestra posición, y el impulso de acercarme ya se había apoderado de mi cuerpo antes de que la idea siquiera tomase forma en mi cabeza; supongo que nunca hubo escenario posible en el que no le hubiese ido a hablar.

    >>No te metas en ese lío, rubito —escuché decir al guarda, haciéndome girar el rostro para mirarlo de nuevo y acabar dando con la mirada de advertencia que me dedicó mientras tiraba la colilla al suelo—. No merece la pena.

    No respondí nada, aunque me dio la sensación que el brillo de mis ojos me delató delante de él, pues dejó escapar un suspiro resignado mientras negaba con la cabeza, antes de adentrarse al club. No me importaba demasiado lo que aquel tipo me dijese, así como tampoco me preocupaba demasiado que el padre de la niña fuese un alto rango militar, porque la chiquilla ya había logrado despertar mi interés y, como con todo, haría lo que fuera por conseguir que fuese mutuo. Me pasé la mano por el cabello, pues, despeinándolo apenas, y me dirigí a paso ligero hacia el banco en cuestión.

    La niña prácticamente se había apoderado del banco, echándose a sus anchas por toda la extensión del mismo y jugueteando con la lata de un refresco entre sus manos. No sabría decir con exactitud si se trataba de una chica demasiado perspicaz que me había sentido de antemano, o si más bien, había predicho que el breve encontronazo de antes conseguiría despertar lo suficiente mi curiosidad como para acercarme a ella; sea como fuere, la cuestión es que se dio cuenta de mi presencia antes de que terminase de caminar hacia el banco, y no pude evitar repasarle minuciosamente con la mirada en cuanto se irguió, probablemente para permitir que me sentase a su lado.

    El segurata había dicho que apenas tenía trece años, e iba a creerlo simplemente porque parecía saber demasiadas cosas del señor general aquel, pero dudaba que en cualquier otro contexto le hubiese adjudicado menos de quince, porque la niña no estaba nada mal. La repasé con la mirada desde los pies hasta la cabeza, pausando concienzudamente en un par de zonas que llamaron mi atención, y di de lleno con su sonrisa satisfecha cuando terminé el recorrido en su rostro.

    El cielo de sus ojos chispeó con aire travieso.

    Y en ese instante ambos supimos que había logrado atraparme.

    —Señorita Welsh~ —canturreé, sin pretender esconder mi propia satisfacción ante todo el asunto, y me acomodé en el sitio que me había dejado en el banco, ocupándolo sin ninguna vergüenza.

    —Oh, tú también conoces a mi padre.

    Su voz sonó entre harta y decepcionada, lo que me hizo soltar una carcajada divertida que logró llamar su atención; me di cuenta de ello porque giró la cabeza con algo de brusquedad, mirándome con el ceño fruncido y los labios en una mueca de, supuse, molestia, aunque a mí me pareció francamente adorable.

    —Qué va, soy un negado social —admití, con cierto aire de derrota impostado, y hasta me encogí de hombros mientras negaba con la cabeza antes de relajar el cuerpo contra el respaldar del banco—. El tipo de la entrada me lo ha dicho, tan buen samaritano que es…

    —¿Lo conoces?

    —Supongo —contesté, encogiéndome de hombros una vez más, y deslicé la vista hasta mirarla de reojo, dando de lleno con la expresión de curiosidad que había esperado encontrar—. Cambian de guarda cada fin de semana, y a estas alturas ya solo los saludo a todos como si fuéramos colegas de toda la vida. Total, creo que todos comparten la misma neurona.

    La chiquilla dejó escapar una carcajada bastante sonora y, aprovechando nuestra posición, seguí mirándola disimuladamente, lo que me permitió descubrir que ni siquiera ella misma había esperado reírse de aquella manera por mi comentario. La tontería me sacó una sonrisa divertida, salpicada con algo de orgullo, y solté algo de aire por la nariz, acoplándome a su reacción con otra risa más suave. Ya se le notaba mucho más relajada ante mi presencia, así que también me permití echar un brazo por detrás de su espalda, acortando así un poco más la distancia entre nosotros.

    —Eso explicaría que haya dicho tantas tonterías.

    —Mhm.

    Suspiró entonces, echando la cabeza hacia atrás en el banco, y su pelo me cosquilleó la piel en el movimiento, haciéndome girar la cabeza para mirarla, en aquella ocasión con los ojos directamente puestos sobre su rostro. Era completamente absurda la manera en la que mi atención seguía virando hacia ella con tanta insistencia, pero en aquel momento no se me ocurrió darle la relevancia que merecía; solo consideré que era lo lógico al estar antes una chica tan bonita.

    >>¿Quieres venir a mi casa?

    Apenas fui consciente de que había sido yo quién había soltado eso, solo empezando a asimilarlo cuando la muchacha se giró con cierta brusquedad para mirarme, una vez más, con el ceño extremadamente fruncido. Me arrepentí al instante, notando una oleada de nerviosismo bastante impropia de mí apoderándose de mi cuerpo, y me pareció que la chica se dio cuenta, a pesar de todos mis intentos de disimularlo.

    >>Quiero decir, podemos poner mejor música que este antro y también tengo mejor alcohol. Y supongo que tu padre te habrá enseñado a no irte con desconocidos, algo que es muy lógico, pero como comprenderás, no planeo hacerte nada malo sabiendo que tu padre ha sido general del jodido ejército, no soy suicida.

    La chica estaba haciendo un esfuerzo titánico por no partirse el culo en mi cara, no había que ser ningún genio para percatarse de ello, pero tenía que admitir que, en ese mismo instante, aquella era la última de mis preocupaciones. Ella se levantó, dejándome con una sensación fría de lo más desagradable, y estuve a punto de sacarme un cigarro de los bolsillos cuando escuché de nuevo su voz colándose en mis oídos.

    —¿Y bien? ¿Dónde vives?

    Pestañeé un par de veces, levantando la cabeza para mirarla, y no tardé ni dos segundos en prácticamente saltar del banco, liderando la marcha hasta mi apartamento antes de darle oportunidad de arrepentirse de su decisión.

    >>Me llamo Alisha, por cierto.

    —Yo soy Aiden.

    august.2017

    Era verdaderamente vergonzoso, y probablemente nunca lo admitiría en voz alta, pero si tenía que ser completamente honesto conmigo mismo, me encontraba bastante nervioso, e igualmente emocionado, por la llegada de Alisha. Había pasado casi un año desde que se había mudado a Japón y, por lo tanto, había pasado casi un año desde la última vez que la había visto en persona. No era la primera vez que pasaba un periodo largo de tiempo sin vernos, pero sí que era la primera vez que no era por decisión mía si no por circunstancias de ella; era jodido a cagar, para ser franco, y durante mucho tiempo me pregunté si ella también se había sentido así de mal cada vez que yo desaparecía sin previo aviso. La conclusión a la que llegué no importaba, de todos modos, porque sabía que no había nada que pudiese hacerme actuar de manera diferente; todo lo que había hecho y seguía haciendo era buscando protegerla, al fin y al cabo.

    Sea como fuere, nunca estuvo entre mis planes que ella supiese lo absurdamente nervioso que estaba, así que me mantuve realizando mi rutina como si nada. De todos modos, sabía que ella vendría a buscarme en cuanto tuviera la oportunidad, y si tenía que ser completamente sincero, una parte de mí quería reafirmarse en aquella idea.

    Que seguía teniendo ese poder sobre ella a pesar de la distancia.

    Tenía alguna que otra duda al respecto y me preparé para que, como mínimo, la chica se presentase uno o dos días después de su llegada. Grande fue mi sorpresa cuando, esa misma noche, me la encontré plantada en la puerta de mi apartamento. Se veía más linda que cuando se fue, bastante más madura, pero lo que realmente llamó más mi atención, por absurdo que pudiera sonar, era lo estúpidamente pálida que se veía sin el moreno con el que me había acostumbrado a verla.

    —¿Puedo pasar o qué? —me espetó, pretendiendo sonar enfadada a pesar de la diversión que tenía plasmada en el rostro, y apenas entonces me di cuenta de que me había quedado estaqueado en el umbral de la puerta como idiota—. Gracias~ —murmuró al entrar, una vez me aparté para dejarle espacio a ello.

    La recorrí con la mirada mientras caminaba hacia el interior, sin escatimar en ningún detalle de su cuerpo, y cerré la puerta a mi espalda antes de seguir su camino. Alisha siempre había sido una chica muy segura de sí misma, incluso aquella noche en la que nos conocimos hacía ya un par de años atrás, pero ahora se le notaba que había llegado a otro nivel, uno en el que de verdad creía ser mejor que la mayoría de la gente. O al menos esa era la imagen que quería vender, claro, porque en realidad…

    —Estás triste.

    Lo solté sin pensar, justo al mismo tiempo en el que llegué a sentarme a su lado en el sofá, y le extendí la cerveza sin empezar que había dejado en la mesilla del centro. La aceptó sin dudar, soltando una risa nasal a medida que iba quitándole la chapa a la botella, y me repasó con la mirada al darle el primer trago, frunciendo el ceño al mismo tiempo.

    —No sabía que te habías sacado el título de psicólogo en mi ausencia —soltó, haciendo que me encogiera de hombros, y al ver que no añadía nada más, suspiró antes de volver a hablar—. He estado saliendo con alguien y hemos tenido que cortar poco antes de irme. Estoy bien, seguimos siendo amigos, pero… no sé, es extraño. También hay una chica… se supone que es mi amiga, pero bueno, que anda intentando animarme a pesar de que le he dicho que no hace falta. Sé que tiene buenas intenciones, pero es un poco agobiante, honestamente…

    Tenía que ser absolutamente sincero conmigo mismo, porque aquello había sido lo último que había esperado escuchar después de meses sin verla y la mierda dolió como una jodida bala en medio del pecho. Nunca había esperado que la chiquilla no se liase con alguien más estando allá, la conocía lo suficiente y no era ningún estúpido, pero… ¿salir con alguien y tan pronto después de haberse ido? Eso no había estado en lo absoluto entre mis planes.

    —Tengo algo que quizás pueda animarte.

    Alisha se giró para mirarme con una ceja alzada, el botellín de cerveza empinado en medio de otro de los tragos que le estaba dando, y me encogí ligeramente de hombros mientras me levantaba para ir a mi cuarto. No era la respuesta que ella había anticipado escuchar de mi parte y, a decir verdad, ni siquiera podía culparla por ello, porque yo tampoco sabía de donde había salido el impulso. Volví un par de minutos después, con una bolsita de plástico entre las manos, y la tanteé zarandeando la misma bajo su mirada, haciendo que los cristales bailaran en su interior. Logré llamar su atención, lo noté por el brillo de su mirada, y me mojé el dedo índice mientras recuperaba el sitio que había dejado libre, extendiéndolo hacia sus labios tras haberme impregnado el mismo con la droga; ella no dudó en aceptarlo y me sonreí, satisfecho con el desenlace.

    Los cristales no tardaron en hacerle efecto y, a pesar de pecar de masoquista, no pude desaprovechar la oportunidad para preguntarle más detalles sobre lo que me acaba de contar. Me enteré que el chico en cuestión se llamaba Joey, que su amiga era Konoe, y de todo el asunto que había pasado entre medias; lo hice para almacenar la información, incluso antes de saber lo absurdamente recurrente que iba a acabar siendo el nombre del primero.

    Después nos fuimos de fiesta, por petición de ella, y acabamos pasando el resto de la noche en mi apartamento, como en los viejos tiempos. A decir verdad, toda aquella semana se estaba sintiendo como los viejos tiempos. Quizás todo fuera gracias a los cristales, ni idea, pues Ali siguió pidiéndome cada noche y yo, por supuesto, no dudé en proporcionárselos. ¿Importaba el motivo acaso? Bebíamos, bailábamos, nos acostábamos y vuelta a empezar; ambos nos los estábamos pasando bien, así que era completamente indiferente.

    Estaba tan convencido de ello que ni siquiera fui capaz de entender por qué Ali pasó a dejarme de responderme a los mensajes después de los mejores cinco días de nuestra vida.

    No lo entendí en lo más mínimo, aunque eso no significó que hiciera nada al respecto. ¿Qué iba a hacer? ¿Buscarla en su casa, con su padre odiándome incluso sin haberme visto la cara? Todo lo que podía hacer era mandarle mensajes, de hecho, y si eso no funcionaba… bueno, eventualmente volvería a buscarme.

    Porque siempre volvía.

    april.2020

    Nunca supe que Alisha había acabado teniendo una jodida sobredosis por mi culpa, aunque probablemente solo Dios supiera en que podría haber afectado eso a mis futuras decisiones. Ella intentó recuperar el contacto conmigo después de verano, y aunque yo no estaba realmente molesto, preferí ir cortando nuestra comunicación hasta ser inexistente. Dudaba ser capaz de olvidarme de ella alguna vez, pero joder, tenerla presente constantemente dolía un huevo y no ayudaba con nada, ¿así que para que insistir con el sufrimiento?

    Debía admitir que la primera vez que volvió a Chicago después de haber estado meses sin comunicarnos, me sentí bastante ansioso, y mentiría si dijese que, con el tiempo, no me arrepentí de lo que hice. No me malinterpretéis, el polvo que echamos fue espectacular, y todo habría sido bastante más fácil de sobrellevar si no hubiese recibido la llamada de aquel jodido inglés, pues fue estúpidamente efectivo recordándome que echaba de menos verla así de feliz todos los días. ¿Habría sido así de feliz alguna vez conmigo? Quería creer que sí, aunque quizás me estaba engañando a mi mismo. La dura y vergonzosa realidad era que me había puesto celoso, y por eso había pretendido meter a la chica en problemas para que no pudiese volver a Japón. ¿Tenía siquiera alguna clase de sentido? Lo dudaba, pero obviamente no estaba pensando con mucha claridad.

    Suponía que debía agradecer que Ali no volviese a Chicago después de aquello, así como también que hubiese dejado de intentar contactarme, pero no era yo del tipo de pedir perdón ni dar las gracias. Me jodía, la verdad sea dicha, y ni siquiera importaba las tías con las que me acostase ni el alcohol que me metiese en las venas. Intentaba no darle demasiado pensamiento al asunto, pero eso no quitaba que se hubiera ido acumulando hasta que en algún momento tuvo que explotar; que hubiera sido dándole un puñetazo al maldito cabrón que me vendía armas no había estado entre los planes, pero, ¿qué se suponía que podía haber hecho? ¿Dejarlo pasar mientras insultaba a Alisha en mi cara, mientras la trataba como si fuera poco más que una zorra de turno? Ni de puta coña.

    Y así es como acabé teniendo que irme del país.

    A ver, eso era un poco dramático hasta para mí; posiblemente hubiese valido con haber mantenido el perfil bajo durante el suficiente tiempo y ya. La cosa era que se me había presentado la oportunidad de irme, y el hecho de que Alisha hubiera querido contactarme después de tanto tiempo, justo en ese momento, pareció casi una señal para tomar dicha oportunidad.

    Sabía que la chiquilla no estaría nada contenta de verme en la puerta de su casa, pero también sabía que, bien en el fondo, seguiría siendo incapaz de rechazarme. Así que le regalé un móvil, suponiendo que algo le había pasado al suyo cuando no me contestó a los mensajes, y saqué la carta del pobre extranjero perdido para convencerla de pasar tiempo conmigo. Todo era una paripé absurdo, y estaba plenamente convencido de que la bondad se le pasaría en cuanto se diera cuenta que el móvil que le había dado tenía truco; no me importó demasiado cuando se deshizo de él, pues su reacción al verme con otra chica en la discoteca me dijo todo lo que quería saber. Por supuesto, acabó tan absurdamente borracha aquel domingo que ni siquiera se me pasó por la cabeza cualquier cosa que no fuera meterla en la cama para dormir, y realmente nunca había sido mi intención mentirle al respecto, pero ni siquiera lo pensé cuando la escuché nombrar al jodido inglés nada más despertar.

    Los putos celos.

    Me arrepentí al día siguiente, por eso la llamé para decirle la verdad, pero suponía que todas las cartas ya estaban sobre la mesa. Podía haber entendido aquello como una señal para volver a Chicago y dejarla en paz, pero lo cierto era que los celos seguían cegándome, así que lo que hice en su lugar fue llamar a Frank para aceptar su oferta de trabajo. Lo había conocido el sábado por la noche cuando, por algún motivo desconocido, ambos acabamos escapando de una pelea que puede o puede que no hubiéramos creado juntos; el asunto fue hilarante y, ni idea, el tipo era extraño a cagar, pero me había caído bien. Me ofreció trabajo y le dije que me lo pensaría, a pesar de que lo tuve bastante claro desde ese momento; aceptarlo implicaba empezar desde cero, pero…

    …joder, y lo bien que finalmente me lo estaba pasando.




    por si a alguien le interesa la timeline, que ahora mismo es un poco messy con este fic, la cosa sería algo así:
    1. Primera entrada de este fic
    2. Got me up so high I'm barely breathing
    3. Segunda entrada de este fic
    4. Please tell me I'm your one and only
    5. Ehwaz
    6. Tercera entrada de este fic (en la que se mencionan eventos que suceden en otros fics, pero ya todo es actual so i think it's clearer (?)
     
    Última edición: 13 Abril 2024
    • Ganador Ganador x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  3. Threadmarks: XIX. Well, if you wanna leave, there ain't nobody stopping you [Aiden & Alisha]
     
    Amane

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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    19
     
    Palabras:
    1758
    n/a: después del speedrun que me metí con la colección de san valentín, yo me dije que no iba a escribir nada más hasta acabar el TFM, BUT ALAS, such is life and yet, here i am once again. No tengo excusa, recordé que había mencionado esto en un post de Ali y sé que quería desarrollarlo un poquito más, so that's that. Es un fic muy cortito, anyway, so tampoco es que haya perdido mucho tiempo, ¿vale? No me juzguéis (????)

    Está dividido en dos partes, pero todo el fic es canon: la primera parte ocurre el día 44 in rol (3 de junio) y la segunda parte ocurre el día 57 in rol (22 de junio).





    What you thinking?
    You think that you could be better off with somebody new
    You say you're leaving
    Well, if you wanna leave, there ain't nobody stopping you


    .aiden carter.

    —Aria-chan, bienvenida a mi humilde hogar~

    La muchacha dejó salir una risa nasal estúpidamente irónica ante mi recibimiento, aunque no supe definir muy bien cuál era la parte que tanta gracia le había hecho de la misma. No pareció querer comentar nada al respecto, de todos modos, así que no me quedó más remedio que dejarla pasar sin más. Ella se dio un paseo por la habitación, como si fuera la primera vez que pusiese un pie dentro, y yo me quedé mirándola con una sonrisilla divertida, con la espalda apoyada en la puerta que ya había cerrado a su paso.

    —¿Hasta cuando te vas a quedar viviendo aquí? —me soltó, con esa indiferencia que tantas veces mostraba por fuera de sus actividades del club.

    —Hasta que encuentre un piso decente donde quedarme, reina. No es tarea fácil, ¿sabes? —contesté, sin llegar a inmutarme por su tono de voz tan plano, y le dediqué una sonrisa encantadora mientras pasaba a su lado.

    —Ah, ¿no? Quizás no has mirado por la mejor zona. ¿Dónde has estado buscando?

    —Bueno… tampoco he buscado tanto…

    Intenté sonar lo más inocente posible al admitir aquello, pero fue bastante difícil mantener el teatro cuando vi a Aria rodar los ojos con una obvia expresión de desesperación, pues cada vez me hacía más gracia intentar buscar una nueva manera de tentar su paciencia; lo más efectivo era mostrarse incompetente, por lo que iba a tener material para aburrir. Solté una carcajada, pues, y me dejé caer en la cama mientras ella desbloqueaba su móvil y empezaba a teclear algo en el mismo.

    —Te voy a enviar la dirección del piso en el que me quedé cuando vine a Tokio. Si le dices al casero que vienes de mi parte, seguramente te lo alquile a buen precio.

    Me causaba algo de curiosidad esa bondad tan repentina por su parte, así que no me quedó más remedio que revisar su mensaje y comprobar la dirección del piso en cuestión. Mientras yo me distraía con la aplicación del mapa, ella se alejó hacia el minibar para coger algo de beber y, después de un rato, sentí el colchón cediendo bajo su paso a mi lado.

    —Está un poco lejos de Minato, ¿no? —murmuré, claramente no muy convencido con la localización.

    —Está mucho más cerca del club. Y está al lado de Minato, en realidad —especificó, aunque el asunto seguía sin convencerme demasiado, y mi rostro me delató más de lo que habría sido inteligente—. Cierto que queda lejos de esta parte de Minato, pero eso debería darte igual… ¿no?

    —Sí, sí. Era porque ya había empezado a conocerme bien esta zona, ¿sabes? Pero tienes razón: está más cerca del club y eso es importante. Me pasaré a verlo un día de estos, te lo prometo. Y gracias, preciosa~

    Estaba convencido de que mi desliz no le había pasado para nada desapercibido a la chica, por mucho que me estuviera esforzando en esconderlo al responderle como si nada, pero ella no pareció querer indagar más de lo necesario en el asunto y yo me permití relajarme gracias a aquella tregua.

    >>Bueno, ¿empezamos con esas clases o qué?

    Efectivamente, señoras y señores, Aria Everleigh había venido a mi habitación de hotel para darme clases de japonés; lo había estado haciendo desde hacía un par de semanas ya, de hecho. Había mejorado mucho en este par de meses, simple y llanamente porque no me quedaba más que escucharlo a cada rato, pero sabía que iba a necesitar toda la ayuda que pudiese recibir si quería apañármelas de verdad en el trabajo; le pedí ayuda a Aria, pues, y ella había aceptado (ante mi sorpresa inicial, cabía aclarar).

    Estuvimos buena parte del día con eso, hasta que Aria se fijó en la hora que marcaba su móvil y dejó salir una grosería que no le pegaba nada de nada a esa boquita bonita. Solté una risa nasal en consecuencia, dejándome caer hacia atrás en la cama, y me quedé viendo de reojo como empezaba a recoger sus cosas con bastante apuro encima.

    —¿Ya tienes que irte…? —cuestioné, echándome encima un tono de completa decepción, y hasta hice un mohín con los labios para remarcar todavía más mi punto.

    —Sí, Teruaki-san reservó en un restaurante que acaban de abrir. Tengo que cambiarme y… —empezó a explicarme, aunque a medio camino se paró en seco, haciendo que me levantase un poco por la curiosidad.

    Ella me clavó la mirada con intensidad, tanto que por un segundo sentí que me mataría ahí mismo, y mentiría si dijese que no me quedé paralizado en el lugar cuando la vi acercándose a mi posición. Al final resultó que me había echado encima de su chaqueta y solo quería cogerla de ahí, but boy was I scared.

    La acompañé hasta el exterior, como todo el caballero que realmente era, y una vez en la puerta, la chica se despidió dejándome un beso en la mejilla. Me tuvo que quitar algo de labial con el pulgar después del mismo, provocando así que toda la tontería me hiciese más gracia de la debida y se me formara una sonrisa bastante divertida; sonrisa que mantuve mientras la veía alejarse, antes de volver a subir a mi habitación.

    .

    .

    .

    I never cheated
    Deleted everyone 'cause they made you uncomfortable
    These accusations
    I can't apologize for something that I didn't do


    .alisha welsh.

    ¿Era buena idea salir a tomar algo recién empezada la semana? Hombre, casi todo el mundo coincidiría en decir que no, pero siempre me había gustado ser un poco rebelde, así que ahí estábamos. ¡Además! Había prometido portarme bien y no pasarme con las bebidas; I did a pinky promise with Joey, and I would never, ever, ever break a pinky promise with him.

    Me junté con Ri-chan después de clases, pues, y decidimos ir a un bar que quedaba a medio camino entre su casa y la mía… and it was really funny, honestly. La niña era muy simpática y me contó un montón de chismes interesantes: que si efectivamente andaba liada con el señorito estirado, que si Abby había sido su amiga cuando eran más pequeñas, que si se había liado con algún actor famoso, y también me contó más en detalle lo que había hecho con Joey cuando lo invitó a su casa. Me cayó bien, en definitiva, y le di mi bendición una vez nos despedimos en las puertas del bar. ¿Bendición para qué? ¡Ni idea! Yo solo sabía que se la había dado.

    La chiquilla se ofreció, muy amablemente, a pagarme un Uber que me llevara a casa, y yo por supuesto que acepté, que tonta no era. No habíamos bebido mucho, pero sí que estaba un poco achispada, y por ello mismo me costó un tiempo extra darme cuenta que el tío que había parado al lado de la puerta de mi casa era, ni más ni menos, que Aiden. Solo lo procesé cuando, después de haber estado un rato para sacar las llaves del maletín, giré la cabeza para repasar su cara con la mirada.

    —¿Qué coño quieres, Aiden? —solté de mala gana, no sin antes haber soltado un bufido de hastío, y apenas me dio tiempo a distinguir la sonrisa que se le plantó en los labios antes de girarme para abrir la puerta.

    —Ver esa carita bonita que hace mucho que no veo~ —contestó como si nada, siendo completamente indiferente a mi molestia, y no pude hacer más que soltar otro resoplido para remarcar el punto—. Aunque, vaya, no esperaba encontrarte borracha. Y un lunes, such a baddie~

    —No estoy borracha. Desgraciadamente, porque si lo estuviera, sería más fácil aguantarte.

    —¿Sabes por qué sigo buscándote, Ali? —soltó de repente, cruzándose brazos mientras se apoyaba de lado en la pared que teníamos delante.

    —Ilumíname.

    —Actúas como que te molesta verme, pero ni una sola vez me has ignorado de verdad, siempre acabas hablando conmigo. Si tanto te molestan mis mensajes, ¿por qué no me has bloqueado? Because you love this little banter of ours. Crees que, si eres borde conmigo durante el tiempo suficiente, acabaré dejando de importante, but honey, tú y yo sabemos que eso es imposible.

    Leave me the fuck alone, Aiden, I’m serious —murmuré, de mucha peor gana que al principio, y finalmente abrí la puerta para colarme dentro de casa.

    —Lo haré cuando me demuestres que no tengo razón~ —le escuché, a través de la puerta, antes de oír sus pasos alejándose a ritmo ligero.

    Saqué mi móvil de la cartera, busqué su contacto y pulsé en la opción de bloquear… pero acabé tirando el aparato en el sofá antes de realmente atreverme a pulsar en la confirmación. Me jodía tanto que tuviera razón, porque el cabrón la tenía; no era capaz de bloquear su número, igual que no era capaz de ignorarlo cuando lo veía, y si tenía que ser completamente sincera, a veces ni siquiera sabía cómo tenía la voluntad de no mandarlo todo a la mierda para echarle un polvo.

    Por eso me había molestado tanto verlo con otra chica a las puertas de un hotel.

    Por eso me había molestado tanto verlo ligando con otras chicas en mis narices cuando me lo crucé en la discoteca de turno.

    Fuck this.

    Un par de chupitos extra antes de dormir no podían hacerme mal, ¿cierto? Who cared, anyway.
     
    Última edición: 13 Abril 2024
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