Colección A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Amane, 26 Febrero 2021.

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  1. Threadmarks: I. I swear on my life that I've been a good girl [Emily Hodges]
     
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Título:
    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
    Palabras:
    2756
    n/a: HOLA. So rápidamente, ya sé que tengo la colección Futhorc abierta aun y eso, pero lo cierto es que esa colección es muy limitada pues en cuanto se acaben las runas, se acaban los fics. Bueno, en resumen, que voy a copiar a Pau y Belu para hacer una colección indefinida para aventar fics que no me peguen ahí y ya, que tampoco tengo que justificarme tbh pero (?)

    Also, te copio el formato Belu, i love you uwu <3 y os presento el anthem de Emi desde que Belu me la pasó, SO I LOVE YOU x2

    Este fic es canon para la tarde del día nueve.





    I swear on my life that I've been a good girl.
    Tonight, I don't wanna be her.

    ***

    | Emily Hodges |

    ***
    El club de cocina me había proporcionado una burbuja de protección bastante agradable, pero como todo lo bueno en la vida, la misma explotó cuando la campana sonó anunciado el final del receso.

    Hubiese adorado quedarme ahí encerrada el resto de la tarde, quizás el resto del día, en la seguridad falsa de aquellas cuatro paredes, pero la triste realidad es que no podía permitírmelo. Estaba estudiando en el Sakura con una beca y no sería del todo un problema si mi hermano no hubiese dejado detrás un expediente casi impecable, obligándome a seguir sus pasos para permitirle a Alice tener la misma facilidad para entrar que tuve yo gracias a ello.

    Entré en piloto automático y antes de poder darme cuenta, las clases habían acabado y me encontraba ya entrando en casa. ¿Había vuelto con Kashya? ¿Con Dante? ¿Quizás sola? No tenía ni puñetera idea.

    Me encerré en mi habitación y me aboqué de lleno en mis apuntes, como si en aquel momento fuese aquello lo único en lo que podía pensar.

    Quizás lo fuese.

    Quizás era lo que tenía que haber hecho desde el principio y olvidarme de todo aquello. Haberme conformado con mi círculo de amistades y seguir centrándome en los estudios como había hecho siempre.

    ¿Tener más amigos? ¿Para qué?

    ¿Para tener más gente a la que decepcionar?

    No me di cuenta de cuando la puerta del cuarto se abrió ni de la presencia de mi hermano hasta que noté su brazo pasar por delante de mis ojos. Pestañeé un par de veces, volviendo en mí, y dirigí la vista hacia su rostro con algo de pereza.

    —¿Y esto?

    Miré lo que me estaba señalando y tardé un par de segundos demás en relacionar que me había robado la invitación a la mascarada de la cartera y que me estaba preguntando por eso mismo.

    —Una fiesta que van a hacer el sábado —respondí, sin más, volviendo a girarme hacia el escritorio.

    —No parece una fiesta cualquiera~

    —Es una mascarada. Se supone que hay que ir con ropa formal, máscara y todo el rollo.

    —¿En serio? —no lo miré, pero no me hizo falta para saber que se había tirado a la cama a sus anchas como siempre hacía—. Cuando yo iba no había tanto nivel~ ¿Tienes algún vestido apropiado?

    —No sé si iré.

    Había estado muy emocionada aquella mañana, ¿verdad? Y en realidad me sentía en la obligación de ir y darle un regalo a Katrina, aunque también podría dárselo el lunes sin más y ya, ¿no? Dudaba que le fuese a importar tanto como para notar mi ausencia y no tendría problema en conseguir lo único que quería de mí de cualquier otra persona.

    >>Además, ni siquiera sé si mis ahorros me llegarían para un vestido decente y se supone que lo tengo guardado para cuando vaya a la universidad. Sería un gasto muy tonto.

    Esperé alguna especie de respuesta, a decir verdad, porque conocía a mi hermano. Me preparé para que me regañase por preocuparme demasiado en cosas que no me correspondían en ese momento, que seguro que podríamos encontrar alguna solución y que era una estupidez que no fuese cuando claramente me estaba gustando todo aquello.

    Nada de eso llegó.

    En su lugar, sentí como después de un par de minutos se levantaba de la cama y se acercaba a mi armario. Observé de reojo como sacaba un conjunto cualquiera para salir a la calle y fruncí el ceño. ¿Qué pretendía?

    —Si en cinco minutos no estás vestida, vendré a hacerlo yo mismo —dijo, después de dejarlo todo sobre el colchón—. Y sabes que soy capaz~

    Me dejó un beso sobre la coronilla y salió sin más.

    Miré la hora en el reloj que tenía sobre el escritorio y suspiré, levantándome de la silla. No tenía caso llevarle la contrario, sabía muy bien que era capaz de vestirme a traición si le apetecía y realmente tampoco tenía ganas de que se pusiese más pesado con el asunto. Sea lo que fuese que estuviese planeando, lo rechazaría sobre la marcha y ya.

    A los cinco minutos estaba lista como me había dicho, con una camiseta rosa y una falda blanca, y Fred abrió de nuevo con la puntualidad que se cargaba cuando le daba la gana.

    Me dejé llevar sin oponer ninguna resistencia, aunque tampoco estaba especialmente emocionada. Él tampoco intentó animarme y en cierta medida lo agradecía, porque quizás ambos sabíamos que solo necesitaba un poco de tiempo.

    El viaje en tren fue bastante largo, se acercó a la hora de duración, y lo cierto es que en ningún momento me imaginé que nuestro destino sería Ginza.

    Le dirigí una mirada de circunstancias cuando nos bajamos, pero él solo se dignó a guiñarme el ojo y seguir caminando hasta salir a las bulliciosas calles del barrio.

    ¿Qué rayos pretendía llevándome a uno de los barrios más ricos de todo Tokio? De verdad que a veces no lo entendía.

    Aunque tenía que admitirlo, había logrado despertar mi curiosidad.

    Llegamos a un edificio residencial y le abrieron sin más cuando llamó a uno de los pisos. Y cuando llegamos al mismo, en la última planta del edificio, sentí el corazón golpeteando con violencia en el pecho.

    ¿Íbamos a ver a alguien con dinero y yo con esas pintas? ¿En qué demonios pensaba Fred?

    Tragué saliva con fuerza al acercarnos a la puerta y…

    —¡Freddie! ¡Cuantísimo tiempo!

    Una chica salió prácticamente disparada del interior de la casa sin ni siquiera habernos dado tiempo a tocar el timbre, lanzándose a los brazos de mi hermano con una energía que me dejó anonadada.

    Pestañeé un par de veces y, cuando la joven soltó finalmente a mi hermano y se giró para encararme, sentí cómo el nudo en la garganta se deshacía como si nada.

    >>¡Emi-chii! ¡Pero bueno, has crecido muchísimo!

    No me dio tiempo a reaccionar, con la misma energía o puede que incluso más se lanzó a por mí, abrazándome con tanto ímpetu que tuve que echar un pie hacia atrás para frenar el impulso.

    —Sadashi-senpai…

    La chica se separó con velocidad, como si se hubiese quemado, y la miré contrariada. No me devolvió la mirada porque había vuelto a centrarse por completo en Fred.

    —¡Has visto eso, Freddie! Hace tanto que no me ve que ya se ha olvidado que me tiene que llamar Dashi-chan. Y es to-do-tu-cul-pa.

    Fred levantó los brazos para demostrar su inocencia mientras la chica le iba dando golpes rítmicos en el pecho y, por primera vez en aquella tarde, dejé escapar una risilla divertida.

    —Dashi-chan… —murmuré, llevándome las manos tras la espalda—. Se siente un poco raro después de tanto tiempo.

    —¡Tonterías! ¡Sigue sonando igual de dulce que antes si lo dices tú! Venga, no os quedéis ahí, entrad~

    La seguimos hacia el interior de la casa y posteriormente hacia su habitación, justo después de que le encargase al servicio que nos trajese algo para merendar.

    >>Emi-chan, me tienes que contar muchas cosas, ¿sí? Tu hermano es un egocéntrico, siempre que me visita solo habla de él y nunca me dice cómo te va a ti~ —la chica me tomó del brazo en cuanto entramos a la habitación y me hizo sentarme a su lado en la cama—. O quizás está envidioso de lo bien que te va y por eso no quiere contarme~

    Sonreí algo avergonzada, negando con la cabeza, y observé de reojo como Fred se paseaba por el cuarto como Pedro por su casa sin prestarnos atención.

    —Nada de eso. Realmente no hay mucho que contar, mi vida no es muy emocionante.

    —¿Ah, no~? ¿Y cómo es que este sábado tienes una mascarada? ¿Acaso no es eso emocionante~?

    —Ah, eso…

    Todo el ánimo volvió a perderse al escucharlo y comencé a juguetear con el borde de mi falda, algo nerviosa. Ni siquiera me pregunté cómo demonios sabía eso, aun cuando la respuesta era más que obvia.

    >>Supongo que sí, pero no creo que pueda ir. Es en Chiyoda y tú más que nadie sabes la clase de gene que vive ahí. No puedo estar a la altura del evento. Pero está bien, tengo mucho que estudiar~

    Noté entonces como colaba un dedo bajo mi barbilla para obligarme a mirarla y me encontré de lleno con una chispa en sus ojos que me resultó hasta amenazante.

    —Emily, creo que recuerdas lo poco que me gusta que me mientas —habló, en un tono bajo y grave—. No está bien y lo sabes. Además, ¿no estar a la altura? Emi, por dios, si siempre fuiste una princesa. Y yo me voy a encargar de que vistas como una~

    —Dashi-chan, no puedo ace-

    —Sh. Esto es un favor que me ha pedido tu hermano.

    No añadió nada más y supuse que no necesitaba hacerlo, porque sabía muy bien que no había nada que pudiese hacer. Sadashi… siempre había cumplido los favores que Fred le pedía, sin cuestionar nada, sin dudar nunca, y aquella ocasión no sería diferente.

    Recuperó la sonrisa alegre de antes y me soltó, justo a tiempo para permitirme ver la figura masculina aparecer por un costado.

    —Voy a darme una vuelta por ahí, así os dejo en paz~

    —Ah, tan típico de Freddie. Huir de las situaciones que requieran tomar una decisión.

    —Eh, hablando de tomar decisiones, ¿vas a decidir tú el vestido o vas a llamar a alguien para que lo haga por ti?

    Si hubo algo de resentimiento en el intercambio de los dos era algo que no podía asegurar, porque habían sabido disimularlo bien, pero lo que era seguro es que la tensión casi se podía cortar con un cuchillo en aquel momento.

    Eso me hizo fruncir el ceño porque… ¿qué mierdas había pasado con ellos dos? Hacía unos años eran inseparables, Sadashi pasaba día sí y día también en nuestra casa, y realmente pensé que acabarían juntos. Estaban hecho el uno para el otro y era obvio que se querían, pero repentinamente un día dejó de aparecer. ¿No fue justo al entrar a la universidad? Fred nunca me contó nada al respecto. ¿Y quizás fuese muy arriesgado asumir que se mudó a Ginza por esa época también?

    Vi a mi hermano alejarse no mucho después y de reojo pude apreciar a Sadashi haciendo lo mismo. Fue un pensamiento fugaz que me cruzó la mente al ver su expresión, pero de repente tuve la certeza de que esos dos se habían visto en los últimos años y no precisamente para hablar.

    ¿A eso se había reducido el cariño que se tenían? ¿A polvos ocasionales? ¿O quizás había algo que se me escapaba?

    Mi tren de pensamiento fue interrumpido por el servicio de la chica trayendo los dulces y el té. Noté que ella también se había quedado embobada así que cuando volvimos a mirarnos, simplemente nos sonreímos y seguimos como si nada.

    Merendamos sin ninguna prisa, hablando con una naturalidad que no pensé que sería tan fácil de recuperar. Ella había estudiado también en el Sakura, por supuesto, así que me preguntó un montón de cosas al respecto de la institución, y yo intenté evitar de la mejor manera posible el tema de la mudanza, así que me centré en preguntarle sobre la universidad.

    Pasó un buen rato hasta que al final terminamos y decidimos ponernos manos a la obra. No podía negarme así que decidí que lo mejor sería aprovecharlo, disfrutarlo y ya.

    Sadashi me guió hasta su vestidor y me indicó donde colocarme mientras ella iba sacando vestidos y vestidos de las interminables perchas que tenía en el lugar. ¿Se había puesto toda esa ropa de verdad? Era… impresionante.

    Estuvimos un buen rato encerradas ahí, me puso todos los vestidos que había sacado y me hizo pasear una y otra vez con ellos, pero ninguno pareció convencerle. Lo cierto es que tenía razón, ninguno logró convencerme a mí tampoco.

    —Dashi-chan… ¿y este?

    Había comenzado a pasear por la habitación para mirar las perchas, en busca de algo que pudiese servir, cuando un precioso vestido lila llamó mi atención. Me giré con curiosidad para mirarla mientras lo señalaba con el dedo y pude ver a la perfección el chispazo de desconcierto que le cruzó el rostro en ese momento.

    —¡Emily! ¿Cómo he podido olvidarme de ese?

    Se acercó corriendo y lo quitó de la percha, instándome a vestirme con él casi al instante. Lo vi dibujado por todo su rostro cuando acabé de colocármelo y lo vi después en el mío propio cuando me miré en el espejo.

    Era el vestido. Ese era.

    —Sadashi… es perfecto. Me encanta. Prometo cuidarlo para devolvértelo sin ninguna arruga.

    Ella había colocado sus manos sobre mis hombros y vi a través del espejo como negaba con la cabeza.

    —Quédatelo, cariño. Este vestido está hecho para ti y yo no lo voy a usar más.

    —¿Estás segura?

    —Completamente.

    Le sonreí a través del reflejo, una sonrisa sincera, y nos tomamos un par de segundos así antes de que finalmente me soltase para poder volver a mi conjunto normal.

    Cuando acabé, la chica volvió después de haber salido un par de minutos, extendiéndome una bolsa y un trozo de papel.

    >>Dile a tu hermano que te lleve a esta tienda. Hablaré con el dueño de la tienda para que sepan que vas de mi parte. Elige lo que necesites de ahí, ¿vale? La máscara, accesorios, zapatos… no te cortes. Quiero que vayas deslumbrante, ¿sí?

    Asentí con la cabeza, algo apenada, pero acepté lo que me ofrecía. Una vez más, simplemente no podía negarle algo a Sadashi.

    >>Pero a cambio tienes que venir un día y contarme qué tal fue. Y espero que estés radiante, ¿entiendes? Quiero que me lo cuentes con esos ojos ilusionados que siempre he adorado.

    Tuve que pestañear un par de veces para reprimir las lágrimas, aunque no me contuve de las ganas de abrazarla y enterré el rostro en su pecho.

    >>Emi, siempre fuiste como una hermana para mí, ¿sabes? Así que soy muy feliz de poder mimarte un poco al fin~

    Solté una risa floja.

    —Dashi… Fred y tú…

    Me separó cuando dije aquello, después de unos segundos abrazadas en silencio, y me miró a los ojos. Tuve miedo de molestarla, de verdad que sí, pero lo único que pude distinguir en su mirada fue… ¿melancolía?

    —Fred y yo tomamos malas decisiones, Emily. Pero estamos bien, no te preocupes por nosotros.

    Parecía sincero y ella nunca me había mentido, no tenía motivos para hacerlo en ese momento tampoco así que decidí creerla.

    >>Además, lo que ese tonto haga o deje de hacer no va a afectarnos. No te vas a librar de mí tan fácilmente, Emi-chii~

    Otra risa se me escapó de los labios y me encogí de hombros.

    Qué va, no querría librarme de ella ni en un millón de años.

    Aquella idea me rayó la cabeza con fuerza porque me di cuenta que no era la única. Le tenía un cariño estúpido a pesar de llevar dos años sin verla, y era el mismo cariño estúpido que sentía por Anna incluso habiéndola conocido de tan solo una semana.

    Era una imbécil, ¿verdad?

    ¿Tener más amigos significaba más gente a la que decepcionar? Puede. Pero también más gente a la que querer, a la que cuidar y a la que entregarle todo aquel cariño que me desbordaba.

    Y eso era lo verdaderamente bonito.
     
    Última edición: 12 Julio 2022
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  2.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Ahhhh, a sido muy lindo de leer ;w;
    La lectura amena y muy curiosa, más que nada por que creo que al ser nosotras de países con acentos distintos, hay ciertas partes/palabras que nunca hubiera imagino escritas de tal forma. ¡Me mantuvo entretenida! A veces me cuesta leer de corrido escritos de más de 1000 palabras, pero definitivamente en esta ocasión no se me dificultó tanto, así que nada, feliz por mi parte de haber podido disfrutarlo de corrido uwu

    Y nada, que me pareció muy linda la relación de Emy con Dashi-san ;w; Espero que su relación con el hermano de Emi vaya más bien que mal, pero como bien se narra; parece que entre ellas no se traen mentiras, y sí de por sí ese asunto no influye en la amistad entre ellas, supongo que no habrá demasiado de lo cual preocuparse uwu

    Sin mucho más que agregar, espero que podamos ver a Emily radiante con su vestidito en la fiesta >:3

    Esuuuu, bye~ uwu
     
    Última edición: 28 Febrero 2021
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  3. Threadmarks: II. Touch me, tease me, feel me up [Joey x Alisha]
     
    Amane

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    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
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    1375
    me: belu, quizás te tenga que preguntar cosas, no sé qué
    also me: *c torettiza y publica sin preguntar ni verga*

    anyways, si a mi bbsita Gigi Blanche le parece bien y perfectamente puede no ser el caso, no te cortes, esto sería canon después del receso del día diez.





    Call me when it's after dark
    Something in the way you wanna talk
    Touch me tease me feel me up
    Touch me tease me feel me up


    ***

    | Alisha Welsh |
    | Joey Wickham |


    ***
    Había desconectado todas las neuronas por completo mientras Joey seguía follándome cómo el jodido hijo de puta que sabía ser.

    Y así era exactamente como conseguía volverme loca.

    El cuartucho ya hacía un buen rato que se había llenado exclusivamente del sonido de nuestros cuerpos chocando, las respiraciones agitadas e improperios en inglés, en británico y americano mezclado indiscriminadamente.

    El rojo comenzó a verse borroso, la voz se me congeló en la garganta y juraría que el cuerpo se me tensó incluso más que hacía unos minutos atrás. Joey había acabado casi al mismo tiempo que yo y pude saberlo porque aumentó la presión de sus dedos alrededor de mi cuello y mejillas, provocando que mis propias oleadas de placer fuesen aún más intensas.

    Me dejé caer sobre la mesa en cuanto aflojó el agarre, con la respiración entrecortada, y apenas un segundo después sentí a Joey salir de mí. Un poquito cabrón sí que seguía siendo, eso sí, porque se tomó todo su tiempo para vestirse y arreglarse antes de dignarse a soltar el nudo de la corbata.

    Igual estaba demasiado cansada como para importarme, la verdad, y la gracia era que, de hecho, hasta podría agradecerlo. El tiempo extra que me proporcionó me sirvió para acomodar algunas neuronas y logré así incorporarme sin mayor problema al tener libertad de movimiento.

    Lo primero que hice fue mover las muñecas y estirar los dedos hasta que dejé de sentir el entumecimiento general de la zona, así sin importarme mucho el desastre que estaba hecha en general. Recién después de sentir que podía mover las manos de forma decente fue que comencé a adecentarme.

    Me giré sobre mis talones después de colocarme el sujetador, abrochándome los botones de la camisa en el proceso, y busqué la mirada de Joey con una sonrisa ligera. No había esperado que se quedase, pero digamos que tampoco había esperado que se fuese, en realidad. Hacíamos lo que nos venía en gana y, como tal, realmente no merecía la pena esperar nada el uno del otro.

    Busqué las bragas en el suelo, me las coloqué y justo después, sin previo aviso ni nada, me dejé caer hacia delante hasta chocar con el cuerpo del chico. Me recibió con relativa facilidad y noté como me rodeaba con los brazos en lo que yo acomodaba la mejilla sobre su hombro.

    I’m so sleepy… —murmuré, enterrando el rostro en la curvatura de su cuello justo después.

    La risa ronca que vibró en su pecho me alcanzó ahí y se me formó una sonrisa en los labios a modo de respuesta.

    —¿Una siesta?

    I thought you’d never ask~

    Dijimos eso, sí, pero lo cierto es que pasé los brazos por detrás de su cuello y me quedé un rato más ahí, con la nariz enterrada en su piel. ¿Joey había olido siempre tan bien?

    Me costó un rato darme cuenta, pero en algún momento Joey había apoyado la mejilla sobre mi cabello y habíamos empezado a mecernos ligeramente de un lado para otro, en algo así como una especie de baile silencioso.

    Separé la cabeza después de un rato y volví a buscar sus ojos, sin aparentes intenciones de soltarnos en algún momento próximo.

    >>¿Practicando para mañana, Lord Wickham?

    Maybe. No quiero decepcionar a todas las señoritas que van a querer bailar conmigo, ¿sabes~?

    Solté una risa por la nariz, negando con la cabeza, y volví a apoyar la mejilla sobre su hombro.

    El rojo oscuro que nos rodeaba me estaba rayando la mente con intensidad, me recordaba que era una cabrona que destrozaba todo lo que tocaba y me hacía pensar que siempre estaría sola.

    Pero Joey estaba ahí. Siempre estaba ahí, incluso cuando no me lo merecía. Su tacto y su aroma me resultaban familiares y de alguna extraña manera conseguía que la luz roja fuese menos oscura.

    Un poco irónico, siendo que era la oscuridad del mundo de las sombras la que nos mantenía unidos. ¿O no?

    Bostecé después de un rato y me di cuenta que había obligado al chico a pararse porque me estaba empezando a quedar dormida ahí mismo, encima de él.

    Me separó por completo de su cuerpo y capté a medias su sonrisa divertida, con los párpados caídos como los tenía. Prácticamente me tuvo que arrastrar por toda la academia y a aquellas alturas de nuestra amistad, diría que tampoco era algo demasiado extraño de ver.

    Paramos en el primer piso y me quedé estaqueada en mitad del pasillo cuando me soltó para asomarse a la puerta de la enfermería. No se me había ocurrido que hubiese alguien más en el lugar, y aun si era el caso, no pensaba que fuese lo suficientemente relevante para impedirnos entrar también.

    Joey no parecía pensar igual.

    Volvió sobre sus pasos para volver a engancharme y me obligué a pestañear un par de veces para volver un poco en mí.

    —¿Pasa algo? —pregunté, con la voz pastosa.

    Algo pasaba, eso seguro. No lograba definir todos los matices de la expresión que había adoptado, que me parecía una extraña mezcla entre su mood cagado y la eterna diversión, pero lo conocía lo suficiente para captarlo de manera superficial.

    Some love-dovey couple I don’t wanna disturb~

    —Uhm, fair enough.

    No me interesaba lo suficiente como para preguntar, la verdad, aunque seguramente me hubiese jodido bastante si hubiese sabido después que se trataba de Anna y Altan.

    Tocaba el plan B, entonces. Qué coñazo, eso significaba recorrer todo el camino hacia el gimnasio que estaba en la otra punta de la academia. Damn you, principal, such a terrible organization.

    Cuando finalmente llegamos al armario de enseres, los papales cambiaron por completo y fui yo la que acabó arrastrando a Joey hacia las colchonetas. No eran tan cómodas como las camillas de la enfermería, cierto, pero por otro lado el sitio era mucho más tranquilo y no había cámaras incordiando.

    Me acomodé al lado de Joey en cuestión de segundos, como si nuestros cuerpos prácticamente supiesen encajar sin ningún problema en cualquier situación. Pasé el brazo por encima de su torso apoyando la cabeza sobre su pecho y noté como llevaba una mano hacia mi cabello para acariciarlo de manera distraída.

    >>So… tengo muchas ganas de verte en traje, cariño —murmuré, notando como los párpados ya comenzaban a pesarme.

    Una vez más, la risa que soltó por la nariz le vibró en el pecho y pude notarla a la perfección.

    —Eso si me reconoces, honey~

    —Cierto. Entonces simplemente me quedaré con el que me parezca más guapo y asumiré que eres tú~

    Como si no pudiese reconocerlo así se pusiese una bolsa en la cabeza o algo por el estilo.

    —Entonces seguro que aciertas.

    —Mhm.

    El sueño acabó venciéndome y poco más tardé en acompasar la respiración al caer dormida. No tuve manera de saberlo, y quizás nunca sería de mi conocimiento, pero Joey me apartó con cuidado el pelo de la frente y me dejó un beso sobre la misma antes de cerrar los ojos también.

    Podía parecer que nuestra relación era superficial, que solo nos buscábamos para follar como animales en cualquier lado cuando estábamos necesitados. Pero lo cierto era que también podíamos dormir acurrucados en cualquier esquina, también nos preocupábamos el uno por el otro, aunque no lo demostrásemos como tal.

    Y quizás no fuésemos aun del todo conscientes de ello, pero nos guardábamos un cariño mutuo estúpido del que posiblemente nos sería imposible librarnos alguna vez.
     
    Última edición: 12 Julio 2022
    • Adorable Adorable x 4
    • Ganador Ganador x 1
  4. Threadmarks: III. And if you wanna go to heaven you should fuck me tonight [Joey x Riamu]
     
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    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
    Palabras:
    4179
    n/a: so i have zero self-control as we already know (?)
    Gigi Blanche holi ily (?)

    Este fic es canon para el domingo después de la mascarada <3
    Contenido explícito, escenas de sexo heterosexual y todo el rollo.





    He says, "Oh, baby girl, don't get cut on my edges
    I'm the king of everything and oh, my tongue is a weapon
    There's a light in the crack that's separating your thighs

    And if you wanna go to heaven you should fuck me tonight"

    ***


    | Riamu Yumemi |
    | Joey Wickham |


    ***

    Digamos que llamar a Joey un día después de la fiesta no había sido lo más digno que había hecho aquella semana. La cuestión era que no había nadie en casa, me estaba aburriendo mucho y tampoco pretendía esperar una semana para quitarme las ganas con las que me había dejado o algo parecido.

    Igual aceptó con una rapidez absurda así que supuse que eso de la dignidad nos quedaba bien lejos a los dos.

    No es que estuviese emocionada en sí por la visita, pero lo cierto es que sí que lo estaba por tener algo mejor que hacer que tragarme otra serie entera en una tarde. Además, al final nos lo habíamos pasado bien y todo en la fiesta, ¿verdad? Así que podía ser divertido~

    En lo que el chico llegaba, que realmente no sabía cuánto sería, decidí hacer algo decente para prepararme o algo así. Es decir, al menos podría cambiarme para no recibirlo en pijama, ya que estaba.

    Al final me puse una sudadera de esas que me compraba dos tallas por encima y unos pantalones cortos, y me dirigí a la cocina para ver las provisiones que tenía porque, a decir verdad, ni siquiera yo sabía muy bien eso y para organizar algunas cosas. En eso estaba, de hecho, cuando escuché el interfono sonar.

    Le eché un vistazo al reloj de pared de la cocina, con cierta sorpresa, y me acerqué a paso ligero hacia el telefonillo para responder.

    —Señorita Yumemi, hay un joven preguntando por usted.

    —Sí, déjelo pasar. Gracias~

    Me giré sobre mis talones y me dejé caer sobre la pared, esperando pacientemente hasta que la puerta del ascensor se abrió al fin.

    No iba a mentir, tenía mucha curiosidad por ver su reacción, principal motivo por el que me separé de la pared para acercarme y poder ver mejor el rostro que ponía. La cosa fue que… bueno, de alguna manera consiguió darle la vuelta a la situación.

    Joey había cumplido cada parte de su promesa y ahí estaba, saliendo del ascensor con una pipa en su mano, un monóculo y un overol a conjunto con el gorro que llevaba sobre la cabeza.

    Me llevé la mano hacia la boca para taparla e intentar evitar la carcajada que amenazó con salirme de los labios, aunque no hubo mucha manera de disimular la expresión de pura incredulidad que se me había plasmado en el rostro.

    Si él mismo se había sorprendido con el salón de mi casa, lo cierto es que logró disimularlo bastante bien y lo suficientemente rápido para que no me diese cuenta.

    Abrí la boca con intenciones de preguntarle algo, cualquier cosa de todas las cuestiones que se me estaban acumulado, pero las palabras se me quedaron atoradas en la garganta cuando sentí un peso sobre mi cabeza.

    La puerta del ascensor aun no se había cerrado del todo y me dio tiempo a girarme para mirarme en el espejo del mismo, ya sin poder evitar la risa divertida. No sabía muy bien de dónde ni cómo, pero había logrado colocarme un sombrero abombado y capté al instante sus intenciones.

    —¡Pero bueno, mi querida Watson! —habló al fin, cuando volví a centrarme en él—. Me han comunicado que este apartamento es la escena del crimen, espero que estés preparada para enseñarme cada recoveco y poder resolver este misterio.

    Solté una risilla breve, porque sinceramente lo necesitaba, antes de sacar a relucir todas mis dotes de actuación e impostarme una seriedad de los más convincente en apenas un par de segundos.

    —Así es, señor Holmes. Sígame, por favor.

    Hundida como estaba en todo el teatro, lo cierto es que no esperé que se tomase mis palabras como una invitación a engancharse a mi cintura para el tan ansiado tour, y si bien en un principio me tomó algo desprevenida, no lo rechacé en ningún momento.

    La verdad es que no tendría derecho a quejarse después, porque le hice un tour por la casa de lo más completo. Le enseñé el salón, la cocina, la sala de proyecciones y la terraza, que la mayoría de las ocasiones hacía las veces de comedor; muy mal tiempo tendría que hacer para que no me tomase mis comidas ahí afuera. Luego pasamos al piso superior donde estaban todas las habitaciones, un cuarto lleno de todas las estupideces de las que me había encaprichado a lo largo de mi vida, incluida una cantidad exagerada de consolas con sus respectivos juegos, y finalmente…

    —El… ¿despacho de mi padre? —anuncié, abriendo la última puerta del lugar—. Es más bien una especie de filmoteca, pero es donde trabaja cuando está en casa. Y…

    Caminé hasta el escritorio y me dejé caer sobre la silla de piel, llevando un pie hacia delante para empujar un poquito una de las puertas inferiores que respondió abriéndose por completo al segundo.

    >>La famosa caja fuerte~

    Joey se había mantenido bastante entretenido con la cantidad de películas que había guardadas en los estantes, pero tan pronto escuchó mis últimas palabras se acercó a mi posición, con una clara expresión de incredulidad por todo su rostro que me sacó una sonrisa divertida.

    ¿Acaso creía que le había mentido? Eso hubiese sido muy feo de mi parte~

    La incredulidad le duró bastante poco, de todas formas, porque no tardó en sentarse en el suelo y a inspeccionar de la mejor posible el compartimento. No había mucho que ver tampoco, la verdad, así que poco después llevó la mano hacia la rueda de combinaciones.

    —Ri-chan, ¿cuándo es tu cumple?

    —Veinticuatro de mayo~

    Lo intentó, claro, de todas las maneras posibles, pero ninguna combinación que tuviese que ver con mi cumpleaños era la respuesta correcta. Qué va, dudaba que mi padre tuviese mi cumpleaños de forma tan presente como para poder usarlo para algo tan importante.

    El chico siguió intentándolo, con las fechas de los cumpleaños de mi padre y mi madre, con la fecha de todos sus aniversarios importantes… pero nada encajaba hasta hacer ‘clic’.

    Pasaron varios minutos que se sintieron eternos, Joey tirado en el suelo en toda su extensión y yo dando vueltas con la silla mientras jugaba con un lápiz que había cogido prestado, hasta que el moreno se levantó de repente con lo que parecía haber sido una idea y llamó mi atención por completo.

    —¡Ri-chan! ¿De qué trabaja tu padre?

    —Es actor, aunque lo que realmente le gusta es ser director.

    —¡Tiene que ser algo de eso! No sé, la fecha de algún premio importante o quizás de alguna película que le marcó.

    —Oh~ Prueba entonces veintiséis de agosto —me miró con genuina curiosidad al escucharme y le sonreí—. Es cuando se estrenó la primera película que dirigió.

    Alright, let’s see… ¡Bingo!

    Me eché de nuevo hacia atrás en la silla, subiendo las piernas a la misma y recogiéndolas contra mi pecho, y tuve que morderme el labio inferior mientras lo miraba por encima de las rodillas.

    Se giró a cámara lenta, la confusión cruzándole por todo el rostro, y vi como en la palma de su mano reposaban un par de envoltorios de caramelos de diferentes colores.

    —Uh, ¿y eso~? —canturreé, abriendo los ojos con una sorpresa fingida de lo más realista.

    —¿Estás jugando conmigo, Ri-chan?

    —Eh~ —me quejé, bajando las piernas y echándome hacia delante—. ¿Sabes lo valiosos que son esos caramelos? ¡Valen una pasta!

    Mientras intentaba excusarme, controlando la risa no sé muy bien cómo, logré captar de puro milagro sus intenciones al ponerse de pie. Me bajé de la silla de golpe, empujándola hacia atrás, e intenté escapar del chico lo más rápido posible. Lo hice demasiado tarde y, para cuando me quise dar cuenta, estaba atrapada entre el suelo y su cuerpo, y sus dedos se habían dirigido a mis costados para hacerme cosquillas.

    Me retorcí de todas las maneras posibles intentando escapar de su agarre, pidiéndole que parase por favor entre las carcajadas, pero no fue hasta que él mismo decidió que era suficiente que no pude al fin respirar con libertad.

    —Eh, Joey —dije después de un rato, cuando al fin conseguí recuperar el aliento lo suficiente para poder hablar con normalidad—. Sí que he jugado contigo~

    —No me digas —soltó, y aunque intentó sonar molesto o algo, la verdad es que la risa que soltó antes de hablar le quitó toda la posible credibilidad.

    —Mi padre dejó de utilizar esa caja fuerte hace unos diez años, que descubrí la contraseña y decidí gastar la mitad de lo que tenía guardado en chocolate y juguetes.

    —Eh~ So you were a naughty little girl?

    —Nunca dejé de serlo~

    Y para la gracia, sí, seguíamos tirados en el suelo, con él encima de mí y yo… sin muchas intenciones de moverme por el momento.

    Bajé la vista de sus ojos durante un segundo y pude notar como se inclinaba hacia delante, siendo su objetivo bastante obvio.

    >>¿Quieres darte un baño?

    —¿Huh?

    La pregunta se la hice cuando estuvo a apenas unos milímetros de mis labios y le pilló lo suficientemente de sorpresa como pararse en seco y buscar mi mirada, recibiendo una sonrisa de los más inocentona al encontrarla.

    —Ven~

    Logré zafarme de su agarre sin mayor problema, pues él mismo me lo permitió, y me hice con la gorra que se me había caído con todo el forcejeo antes de ponerme de pie e indicarle que me siguiese hacia el exterior del cuarto.

    Mis pasos se dirigieron hacia mi propia habitación y dejé el sombrero sobre el escritorio antes de abrir la puerta del baño. Ni siquiera me digné a comprobar en algún momento si el chico me estaba siguiendo, simplemente asumí que era el caso y, bueno, tuve razón.

    —Espero que te guste la Corona, porque es la única cerveza que tengo a mano.

    Me acerqué al jacuzzi para dejar el móvil sobre la madera de alrededor y comencé a desvestirme con toda la normalidad del mundo, hasta quedarme con la ropa interior. Lo busqué con la mirada por encima del hombro y le dediqué una sonrisa sedosa antes de introducirme en el agua, en una invitación más que clara a que me acompañase.

    Corona is fine~

    Me sonreí satisfecha cuando, al escuchar su voz, giré la cabeza para mirarlo y lo vi deshaciéndose de su ropa como había esperado. Mientras venía, me hice con un par de botellines que había dejado enfriando y le extendí uno en cuanto entró a hacerme compañía. El repiqueteo de los cristales chocando resonó por todo el baño y le sonreí antes de darle el primer trago.

    >>So… no he podido conocer a tu madre, Ri-chan, such a pity~

    Aparté la mirada de los ventanales al escucharlo y solté una risa nasal cuando encontré sus pozos oscuros de nuevo.

    —Vaya, qué mala suerte. Supongo que podría llamarte la próxima vez que esté en la ciudad, pero entonces voy a tener que presentarte como… huh, no sé, ¿el chico que me ayudó a integrarme en la academia? ¿Suena bien?

    —Suena muy bien.

    Me acabé la cerveza no mucho después, dejé la botella vacía por ahí y, sin previo aviso ni nada, me giré levantando una pierna para poder sentarme sobre su regazo. Estaba tomándose un trago de su propia bebida y no se inmutó en ningún momento ante mi repentino movimiento, si acaso se le formó una sonrisa socarrona en los labios al verme y noté como su mano libre se deslizaba alrededor de mi espalda baja.

    —Mientras tanto… —murmuré, inclinándome hasta alcanzar su oreja—. Yo puedo entretenerte~

    Así como había pasado en la fiesta, el primer beso fue brusco y me pilló desprevenida. No tanto como el sábado, al menos, porque ya sabía sus intenciones, pero siguió siendo más rápido de lo que esperé y tuve que retroceder un poco al recibirlo. Había dejado la cerveza a un lado y su nueva mano libre se afianzó a mi nuca para impedir que me alejase demasiado.

    Ni que quisiese alejarme.

    Me adapté al instante y no tardé en notar su lengua presionándose contra la mía con insistencia, aunque en aquella ocasión me apeteció oponer un poco de resistencia e intenté ser yo la que se colase en su boca para recorrerla como me viniese en gana.

    Ninguno cedió en ningún momento y después de un rato nos tuvimos que superar en busca de oxígeno, mismo instante en el que el cabrón decidió presionar los dedos de mi espalda para empujarme hacia delante y hacer que un suspiro se me escapase de los labios al rozar su entrepierna.

    —Acepto~

    Llevé ambas manos a sus mejillas y volví a buscar su boca, dejándole algo más de libertad para que hiciese lo que quisiese. Se dedicó después a dejar un reguero de besos sobre mi cuello, sus manos clavándose en mis glúteos desde hacía un buen rato, y ahí sí que no hubo intención alguna de oponer resistencia.

    Giré la cabeza para darle mejor acceso y, por casualidades del destino, la posición me permitió ver como la pantalla de mi móvil brilló en ese instante, avisándome de que me había llegado un nuevo mensaje.

    La idea me cruzó el cerebro a la velocidad de la luz. No había avisado a Hitoshi de que estaría ocupada esa tarde, ¿verdad? Ups, qué fallo el mío.

    —¿Salimos? —murmuré, entre jadeos, y lo único que recibí fue un asentimiento de cabeza fugaz.

    Dicho y hecho, en apenas unos segundos estábamos fuera del agua con un par de toallas alrededor de nuestros cuerpos.

    >>Eh, Joey~ —canturreé, melosa, acercándome un poco más a su posición para llevar la mano hacia la suya—. Mis recuerdos de anoche están un poco difusos, ¿crees que podríamos recrear lo que hicimos en la habitación para poder retomarlo desde donde lo dejamos~?

    Se le formó una sonrisa ladina ante mi petición y utilizó los dedos de su mano libre para juguetear un poco con mi pelo.

    —¿Tan mala memoria, Ri-chan~?

    —Ah, ya sé, es la edad.

    —O el alcohol.

    —Puede que un poco de ambas.

    Dejé caer la toalla en el suelo, sin poder evitar la carcajada divertida, y noté como la mano del chico se afianzaba entre las hebras para hacerme erguir la cabeza y recibir sus labios de nuevo. Tuve que ponerme un poco de puntillas, pero él acabó presionándose tanto contra mi cuerpo que terminó por hacerme bajar los talones de nuevo.

    Comencé a caminar no mucho después, llevándomelo en banda porque a ninguno nos apeteció separarnos del beso, y llegamos a la cama no sin algo de dificultad por el camino. Lo empujé a la misma, obligándonos a cortar la unión al fin, y me senté en el borde.

    >>Aquí es cuando intentaste robarme mis dulces, ¡eso lo recuerdo! —solté, con un claro tono quejumbroso que le provocó una risa al chico.

    —Pero al final no lo hice, linda.

    —Es verdad. Me mentiste, que es aún peor.

    Y volvió a hacerme la misma jugada, el cabrón. Aprovechando que estaba lo suficientemente distraída respondiéndole e intentando fingir indignación, se irguió y me atrapó como lo había hecho la noche anterior. Le correspondí con la misma intensidad también, y volví a deslizar mis manos sobre su pecho para empujarlo contra el colchón.

    —Peor aun es lo que hiciste con la cerveza, desperdiciándola de esa manera, Ri-chan.

    Noté como sus dedos se deslizaban por la piel de mi espalda, haciendo dibujos aleatorios, y solté una risa baja encogiéndome de hombros.

    —Hombre, es que no estaba preparada.

    Completely worth it~ —se quedó unos segundos en silencio, mirándome expectante, y ladeé la cabeza claramente sin comprender qué quería—. Ahora es cuando me das el caramelo de menta.

    Volví a reírme y negué con la cabeza, levantando un brazo para llevar el dedo índice hacia su nariz, golpeteándolo un par de veces.

    —¿Y te crees que tengo caramelos en la ropa interior o cómo va?

    —Eso sería digno de ver.

    Busqué de nuevo sus labios y me presioné con insistencia dentro de su boca, aprovechando el momento para pasar una pierna por encima de su cuerpo y anclar así las rodillas a ambos lados.

    —Ya sé, ya sé. Primero me puse debajo para provocarte y luego me puse de nuevo encima porque soy una indecisa, no pasa nada si acortamos un poco~

    No le di mucho tiempo a que rechistase, si es que hubiese querido hacerlo, porque me incliné hacia delante y volví a dejar un reguero de besos húmedos por su cuello y, aprovechando que ya no había traje molestando, parte de los pectorales.

    Sí que volvió a reírse, pero me dejó hacer con una docilidad ridícula. Tampoco me iba a quejar, si de todas formas sus manos estaban bastante entretenidas paseándose por mis muslos y todo el asunto. Volví a hacerme con su boca, me presioné contra su entrepierna, en aquella ocasión con toda la intención del mundo, y un chispazo me recorrió toda la espalda cuando me correspondió con un choque de cadera.

    Me sonreí contra sus labios y aprovechó el momento para subir las manos a mi cintura, girándome hasta dejarme sobre la cama y él encima. Una de sus manos viajó de nuevo hasta mi pierna, y los dedos se le afianzaron sobre la piel, instándome a levantarla un poco porque sí.

    Dejé salir un quejido ligero cuando se separó del beso, pero poco tardó en dirigirse a mi cuello y mi voz pronto se moduló hasta dejar escapar una especie de gemido bajo. Sus toques fueron tentativos, hasta yo podía notar eso sin conocerlo demasiado; parecía querer aprenderse mis puntos sensibles en base a mis reacciones y, no sé, me pareció hasta lindo y todo. Tanto así, que no reprimí ninguna de mis respuestas, permitiéndole así hacerse la idea que le pareciese más adecuada.

    Sus dedos acabaron tentando mi entrepierna, por encima de la ropa interior, haciéndome arquear levemente la espalda ante el repentino chispazo, mismo momento en el que su lengua había decidido lamer parte de mi pecho. Busqué su mirada, ya opacada desde hacía un buen rato, y bien no podía tener idea alguna del demonio que dormitaba en su interior y que en ese instante quería despertar, que igual empezaba a hacerme a la idea de que Wickham fácilmente calificaba como un hijo de puta.

    Y yo me adaptaba con una facilidad estúpida, sin importar quién fuese.

    El camino de besos volvió sobre sus pasos hasta mi hombro y, después de un par de segundos, volvió a atajar mis labios al vuelo, cuando giré la cabeza para seguir sus movimientos. Si su objetivo fue distraerme con el beso, la verdad es que lo consiguió bastante, porque no fui consciente de que me había dado la vuelta hasta que… bueno, me quedé dándole la espalda.

    Deshizo el cierre del sujetador con la facilidad de quien había hecho eso mismo demasiadas veces y deslizó la lengua a lo largo de toda mi espalda, lanzándome un escalofrío por todo el cuerpo. La mano que había estado tentando cerca de las bragas acabó adentrándose en la tela y el contacto directo ahí abajo me arrancó un suspiro pesado directo del pecho.

    Well, well. Already so wet, darling~?

    Tampoco había que tener un doctorado en inglés para saber a qué mierdas se refería, así como tampoco había que conocerme desde hacía más tiempo para adivinar que no me importaba lo más mínimo.

    Me removí, deslizando las caderas para buscar más contacto, y prácticamente pude sentir la sonrisa de depredador que se le formó al chico aun si solo podía verlo de reojo. No se hizo de rogar, de todas formas, y sentí uno, dos dedos en mi interior, más un tercero que me estimuló el clítoris. Se inclinó de nuevo y buscó la curvatura del cuello para dejar algunos mordiscos; seguramente para escuchar mis gemidos aún mejor también.

    Tendría que estar satisfecho, porque me estaba sacando sonidos de los más placenteros, y es el que el cabrón sabía muy bien lo que hacía.

    Yo tampoco quería quedarme atrás, a decir verdad, y extendí el brazo a mis espaldas para colar la mano en su ropa interior y buscar también su miembro, comenzando a masturbarlo nada más encontrarlo. El aliento húmedo me chocó cerca del cuello cuando se rio, y sin embargo no paró sus movimientos en ningún momento.

    —Ri-chan —me susurró cerca del oído después de un rato, haciéndome algo de cosquillas—. Sé una buena chica y dime que tienes condones a mano.

    Asentí con la cabeza en un movimiento rápido y logré captar un “nice” bajo antes de sentir como me mordía el lóbulo con suavidad.

    Tuvimos que parar nuestras manos y Joey hasta se irguió para dejarme algo de libertad de movimiento, cosa que aproveché para volver a darme la vuelta una vez conseguido el preservativo de la mesilla de noche y todo.

    >>¿Sabor a fresa?

    —¿Qué pasa? ¿No puedo añadirle un poco de diversión al asunto? ¿O es que querías otro sabor?

    No dijo nada más, supuse que las ganas de follar acabaron superando a las de molestarme por el momento, y se quitó finalmente la prenda que aun le quedaba para colocarse la protección. Aproveché el momento para deshacerme también de mis propias bragas y, en una idea repentina que tuve, me hice con su mano justo después.

    Me miró con algo de curiosidad y casi pude sentir el ronroneo que le vibró en el pecho cuando al fin captó mis intenciones. Deslicé la lengua a lo largo de sus dedos índice y corazón, y entorné la mirada cuando me llevé el pulgar hacia el interior de la boca, mismo instante en el que él comenzó a penetrarme.

    Ni siquiera con el pulgar entre mis labios pude disimular muy bien el gemido bajo que me sacó la intromisión, que vibró con fuerza desde lo profundo de mi garganta.

    Se tomó su tiempo para acostumbrarse y empezó con embestidas lentas, aun permitiéndole a mi cuerpo a adaptarse a las mismas. Fue cuando al fin sacó el dedo y pude pedirle que fuese más rápido y fuerte que dejó de controlarse, aumentando la velocidad y la intensidad de sus embestidas, así como le había pedido.

    Volvió a enredar los dedos en mi cabello y tiró de los mismos con fuerza, echándome la cabeza hacia atrás para poder seguir mordiendo la zona del cuello entre las maldiciones que había empezado a soltar en inglés. En ningún momento volvió a mi boca, pudiendo así escuchar en totalidad las palabras inconexas que yo misma solté en japonés, entre los jadeos y gemidos.

    La habitación se llenó de nuestras voces y del sonido de nuestros cuerpos chocando, hasta que sentí como todo se paraba al alcanzar el orgasmo, haciéndome clavar las uñas con fuerza en la espalda del moreno. No pareció molestarle porque él mismo se había detenido al acabar no mucho después.

    Me tomé mi tiempo para regular la respiración, así como el resto de mi cuerpo, y cuando volví en mí, vi que Joey ya se había hasta desecho del preservativo usado y todo. Y, aun así, por algún extraño motivo que no logré discernir, había vuelto a tumbarse en la cama tras colocarse su ropa interior de nuevo.

    Hice lo mismo, y mientras tanto tuve una idea de lo más estúpida que, por supuesto, decidí seguir de todas formas.

    —Vale —dije de primeras, llamando su atención—. Se te da bien hacer fotos, se te da bien follar… ¿por algún casual también se te da bien matar zombies?

    Alzó una ceja ante mi pregunta y dejé salir una risa divertida ante la reacción. Me bajé de la cama para ir hacia el televisor, encendiéndolo, y me giré con un par de mandos de la Play en cada mano.

    —No se me da mal~

    —Por supuesto que no.

    Solté una risa irónica, rodando los ojos, y le lancé uno de los mandos sobre la cama antes de volver a subirme en la misma.

    —¿Qué juego tienes?

    —Tengo varios, pero mi favorito es el COD.

    Nice one.

    Escuché como mi teléfono comenzaba a sonar desde el baño, algo lejano pero inconfundible, y subí el volumen de la televisión para camuflar el sonido.

    Qué va, estaba demasiado a gusto, que lo intentasen más tarde~
     
    Última edición: 12 Julio 2022
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    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
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    Drama
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    1924
    n/a: pero gabi, vas a dejar de escribir alguna vez de estos pendejos? well, no mi gente cuz son mis niños consentidos so roll with it :D
    Gigi Blanche anyways, this is all your fault (?)






    Blow that smoke and let me love that fire
    I don't need no memories
    Bed is broken now I'm floating higher
    This madness so good for me

    ***


    | Alisha Welsh |
    | Joey Wickham |

    ***

    Si había algo que nos caracterizase a Joey y a mí por encima de cualquier cosa, eso tenía que ser el hecho de que siempre nos acabábamos apuntando a todo. No solos nos subíamos a cualquier estupidez que al otro se le ocurriese con una facilidad ridícula, también nos acoplábamos a cualquier plan que surgiese por el camino.

    Era por ese motivo, de hecho, que habíamos acabado llegando a la casa del novio de una conocida de un primo de un ligue mío que me había hecho saber que estaba organizando una fiesta. No fue muy difícil sonsacarle la información necesaria, aunque puede que le hubiese hecho creer que iría con él a la misma cuando mi intención había sido arrastrarme a Joey desde el minuto uno. Todo eso sin querer, claro~

    Como cabía esperar, el moreno aceptó sin mayor complicación, y nos colamos en la fiesta sin ninguna clase de problema. Eso fue un poco aburrido, a decir verdad, porque hasta nos habíamos montado un plan de infiltración en caso de que no nos dejasen entrar por no reconocernos, pero ni modo~

    Estuvimos un rato juntos, haciendo una inspección rápida del panorama —lo que venía significando criticar el aspecto de la presente en inglés like two old bitches—, pero siendo los culos inquietos que éramos y con nuestra facilidad para socializar con cualquier alma, no tardamos en acabar dividiéndonos. Dejé a Joey ligando con la segunda señorita más linda del lugar —siendo yo la primera, duh— mientras yo iba de acá para allá tonteando y, por encima de todo, arrasando con la reserva de alcohol del pobre tipo que había organizado aquello.

    Solía hacer el idiota con bastante frecuencia, ya fuese borracha o no, pero lo cierto era que a veces el alcohol me hacía cometer estupideces que podían poner en peligro mi integridad física.

    Aquella ocasión fue una de ellas.

    No sé con qué motivación decidí hacerlo, pero por alguna razón misteriosa que nunca sabremos, estaba más que dispuesta a subirme al respaldo de un sillón para demostrar que se podía hacer un mortal desde ahí y sobrevivir en el proceso.

    El sillón se veía algo borroso desde mi posición y pensé que estaba mucho más lejos de lo que realmente estaba, pero me dirigí hacia él con paso decidido, aun cuando me tambaleé un poco al ponerme en pie.

    —¿Huh?

    Más o menos a medio camino, noté de repente como el sillón comenzaba a elevarse, como si estuviese flotando, y mis pies dejaban de tocar el suelo. Mi primer pensamiento fue que había comenzado a volar, claro, pero por mucho que seguí dando pasos en el aire, no lograba avanzar ni un centímetro hasta mi objetivo.

    Me tomó un tiempo conectar las neuronas para comprender la situación, pero al hacerlo realmente no necesité ni comprobar la figura que me había atajado para saber con seguridad de quién se trataba.

    >>Joey~ Suéltame~

    Pataleé y comencé a darle puñetazos suaves en la espalda, pero nada de mi reclamo infantil logró moverlo en lo más mínimo.

    —Venga, Ali-chan, creo que va siendo hora de renunciar al circo.

    Y ya podía tener más alcohol que sangre en el cuerpo, que sabía perfectamente que Joey no me iba a soltar a menos que se asegurase de que no iba a seguir con la tontería y que, por algún extraño motivo, tenía la suficiente fuerza para tenerme ahí sobre su hombro todo el tiempo que hiciese falta.

    —Eres un aguafiestas, ¿lo sabías? —me quejé, cruzándome de brazos.

    —Guilty as charged~

    Supongo que era plenamente consciente del poder que tenía sobre mí, aunque realmente nunca había tenido reparo en que se notase con nuestras acciones, pero que acabase mi pataleta pareció ser motivo más que suficiente para confiar en mí y noté como se agachaba para permitirme finalmente tocar el suelo.

    Recibir su expresión completamente divertida me hizo fruncir el ceño y el mismo solo se acentuó más cuando sentí como acercaba su mano libre hasta mi rostro y me apretaba las mejillas.

    >>Don’t pout.

    —I’m not pouting.

    —Yes you are~

    Estuvimos un rato así hasta que finalmente el chico se dignó a soltarme, no sin antes soltar una risa por mi actitud, y vi cómo le daba un trago bastante largo a la cerveza que llevaba con clara intenciones de acabársela, todo eso mientras yo me masajeaba las mejillas.

    Claro que habíamos acabado siendo el centro de atención de toda la fiesta con nuestro teatro, pero de ahí a que nos importase lo más mínimo había todo un mundo la verdad.

    No dijo nada más. Dejó el botellín sobre una mesa, se alejó hacia no sé muy bien dónde y volvió con mi chaqueta en las manos, echándomela por encima en cuanto se acercó de nuevo a mi posición.

    >>Creo que va siendo hora de irnos.

    —Eh~ Pero si la fiesta acaba de empezar.

    Dije eso, pero la verdad es que tampoco hice ningún amago por quitarme la chaqueta o resistirme a que me la ajustase como estaba haciendo.

    —Linda, llevamos aquí ya más de cinco horas.

    —¡Ah! ¿Y qué pasa con la chica… aquella que te estabas ligando?

    Decidí girarme a mitad de frase, para poder buscar con la vista a la muchacha a la que me estaba refiriendo, y señalarla así cuando la tuve en mi campo visual.

    —Eso es una lámpara, Ali-chan —su voz sonó terriblemente cerca de mi oído y no tendría que haber sucedido, pero sentí un ligero escalofrío recorrerme la espalda por ello—. La chica está… ahí~

    Había apoyado sus dos manos sobre mis hombros y me hizo girar un par de centímetros hacia la derecha, hasta que pude realmente ver a la muchacha en cuestión.

    >>Y está solucionado. Anda, vámonos.

    No se me ocurrió ninguna otra excusa estúpida para convencerlo de que nos quedásemos un rato más así que acabé por simplemente suspirar y lo seguí hasta la puerta de salida.

    ¡Eso sí! No pudo evitar que, antes de irnos, le diese un abrazo de lo más cariñoso al anfitrión (o al que creía que era el anfitrión) a modo de agradecimiento por una fiesta tan divertida. Joey me tuvo que separar un poco a la fuerza, pero lo consiguió después de un rato.

    Nos recibió el aire frío del exterior y, no es que hiciese realmente falta, pero igual me pegué un poco más al chico con la excusa de buscar calor en cuanto estuvimos fuera. No se quejó mucho al respecto y acabó echándome un brazo por encima de los hombros, comenzando a caminar no mucho después. Por suerte había decidido no llevar tacones aquella noche.

    Noté por el rabillo del ojo como Joey intentaba sacarse el paquete de cigarros de su propia chaqueta para encenderse uno, pero lo detuve a medio camino al extender el brazo delante de su rostro y enseñarle un paquetito de plástico colgando de mis dedos.

    —¿Cuándo ha sido? No te he visto comprándola.

    Ignoré deliberadamente el hecho de que su frase implicase que me había estado vigilando toda la noche y le dediqué una sonrisa de lo más orgullosa mientras abría el paquete.

    —No la he comprado~

    No pareció entenderlo de primeras, pero cuando lo hizo sus labios formaron una sonrisa lobuna, aunque no pudo esconder del todo la sorpresa que sentía.

    —¿Para eso abrazaste al tipo ese? ¿Para robarle? Incredible, Ali-chan.

    Busqué su mirada mientras pasaba la lengua por el papel de tabaco, con un deje divertido en mi expresión.

    —Así conseguía algo de dinero extra de mis padres, las llaves del coche, y alguna que otra cosa~

    Le extendí el porro ya hecho y vi como se lo llevaba a los labios para encenderlo y darle la primera calada. Nos habíamos parado en mitad de la calle y realmente ni siquiera hacía falta decir nada al respecto.

    Sentí su mano deslizándose hasta alcanzarme la nuca, ancló los dedos ahí entre la melena y se inclinó lo suficiente para quedarse a apenas unos milímetros de mis labios. Ladeé ligeramente la cabeza y recibí el humo que expulsó, alzando la vista apenas para buscar la suya.

    Dios, cómo adoraba perderme en la oscuridad de sus ojos.

    Me soltó no mucho después, recibí el cigarro que me extendió y reanudamos la marcha.

    No me lo cuestioné en ningún momento, tampoco sabría decir por qué lo asumí sin más, pero nuestra caminata terminó en su piso. Podía haberme llevado a casa, quedarse o irse después; podía haberlo hecho perfectamente, pero simple y llanamente pintaba acabar en su apartamento.

    Entró sin mucho cuidado, sin importarle demasiado el ruido que hiciésemos, y encendió las luces sin más, así que pude asumir que Matty no estaba en casa.

    De repente me asoló un hambre inexplicable y no dudé ni un segundo en encaminarme hacia la cocina, comportándome como si estuviese en mi casa o algo así. Cuestión de que parecía que Joey le había pillado el gusto a joderme los planes y sentí cómo me agarraba de la cintura para levantarme del suelo y cambiar la ruta.

    Forcejeé en un intento de librarme, pero no hubo realmente manera, y para cuando me quise dar cuenta, habíamos acabado en el baño.

    —A ducharse, missy.

    Wait!

    Vi como se disponía a salir del cuarto y lo enganché de la muñeca para pararlo, recibiendo su mirada escéptica al darse cuenta de que le estaba haciendo ojitos.

    >>Dúchate conmigo~ ¡Prometo comportarme! Pinky promise~

    Pareció dudar un par de segundos, pero acabó por soltar un suspiro y volvió a acercarse para hacerme saber que aceptaba. Di un par de palmaditas emocionada y comencé a desvestirme justo después.

    En realidad, sabía más que nadie que su duda había sido puro teatro. Igual que yo supe que no tenía sentido rechistarle cuando me cargó como saco de patatas, él sabía que no tenía sentido rechistarme en aquella situación. Y por mucho que se hiciese, en absoluto le molestaba.

    ¿Me comporté como había prometido? Claramente no. Pero bueno, que tampoco era mi culpa si Joey no conseguía controlar las reacciones de su cuerpo solo por andar molestándolo un poquillo~

    Entre una cosa y otra, nos dieron las siete de la mañana para cuando salimos de la ducha y acabamos en la cocina intentando desayunar sin caer dormidos en el proceso. ¿Salió bien? Más o menos.

    En definitiva, ni siquiera nos dio la vida para llegar a la habitación de Joey y acabamos cayendo prácticamente noqueados en el sofá. No era lo más espacioso ni cómodo, pero teniendo en cuenta que siempre acababa durmiendo prácticamente encima suya, era casi como si fuese una persona, así que podíamos sobrevivir a ello.

    Esa había acabado siendo nuestra rutina y, si me preguntaban, no la cambiaría por nada.
     
    Última edición: 12 Julio 2022
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  6. Threadmarks: V. Cause I feel like I'm the worst so I always act like I'm the best [Riamu Yumemi]
     
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
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    n/a: ¿Era esto completamente necesario? No, pero como digo, sometimes i got bored and i was sick y en lugar de estudiar pues hago ficazos, ¿qué pasa? (?)

    Anyways, algo cortito y canon para el día 12 uwu





    One track mind, one track heart
    If I fail, I'll fall apart
    Maybe it is all a test
    Cause I feel like I'm the worst
    So I always act like I'm the best


    ***

    | Riamu Yumemi |

    ***
    Por sorprendente que pudiese parecer, también sabía cuando una situación requería que relajase el culo, y fue por eso que después de responderle a Kou acabé por bajarme de la mesa y me comí el resto de dulces en silencio mientras él acababa su almuerzo.

    Me acompañó hasta la puerta de mi clase, por supuesto, y se montó todo el teatro de besarme el dorso de la mano incluso, sacándome una carcajada suave en el proceso. Mira que le estaba gustando montarse todo aquello, ¿eh?

    Me lo estaba empezando a preguntar, a decir verdad, las motivaciones para todo eso. Me parecía bastante obvio que lo del beso en la fiesta había sido por la situación y que en realidad no le gustaba para nada de esa manera, así que realmente no entendía por qué había acabado almorzando conmigo si casi parecía drenarle las energías.

    Tampoco me iba a quejar, que tonta no era.

    Llegué a casa bastante risueña y es que, aunque el día había empezado algo pesado con todo lo de Hitoshi, había acabado siendo bastante más productivo de lo que habría esperado. Es decir, ¿tontear con Arata por la mañana, encontrarse a Joey en la cafetería y almorzar con Kou? Que se atreviesen a decirme que aquello no era tremendo pleno.

    De nuevo, Nana había decidido quedarse a esperarme aún cuando tenía que haber vuelto a su casa hacía horas y, aunque me recibió con toda la normalidad del mundo, noté al instante que algo no iba del todo bien.

    —¿Qué pasa? —le pregunté, quitándome el blazer para dejarlo sobre el sofá.

    Intenté no sonar demasiado demandante, pero lo cierto es que no pude evitar que algo de ansiedad se me colase en la voz y que prácticamente sonase como una exigencia.

    —Tu madre, ha llamado para pedirme que te preparase la maleta para un par de días.

    Me giré para mirarla, frunciendo el ceño en una expresión contrariada, y la única respuesta que recibí fue un encogimiento de hombros.

    >>No lo sé, pensé que te habría llamado también. Pero ya sabes que no me gusta revolver en tus cosas, así que no he hecho nada.

    Suspiré y asentí con la cabeza, algo distraída. ¿Llamarme y avisarme de las cosas antes de decidirlas por su propia cuenta? Que poco propio de mi madre era aquello.

    —Está bien, gracias. Ya me encargo yo, así que puedes irte~

    No pareció muy convencida de dejarme sola, pero tampoco tenía muchas más opciones así que acabó por cumplir lo que le decía y apenas un segundo después de que se fuese, saqué el móvil para marcar el número de mi madre.

    >>¿Para qué me necesitas en Shanghái, mamá?

    La escuché suspirar con fuerza al otro lado de la línea, todo acompañado por el bullicio de fondo que casi opacaba todo lo demás.

    —No tengo tiempo para explicarte nada, Riamu, solo coge la maleta y ve al aeropuerto.

    Me dejé caer en el sofá y dirigí la mirada hacia algún punto de la pared, recogiendo las piernas hasta apoyar la barbilla sobre las rodillas. Siendo la fashion week de ahí, lo cierto es que sí me imaginaba para lo que me necesitaba.

    No le había contado toda la verdad a Joey aquella noche, ¿verdad? No era solo herencia lo de saber posar, ya había tenido que posar varias veces para mi madre.

    Solo se acordaba de mí cuando le fallaba alguna modelo, claro.

    —Al menos dime cuanto tiempo quieres que esté ahí, no puedo saltarme muchas clases.

    —Dile a tu tutor que recupere las clases otro día y ya.

    No fallaba.
    —Mamá, me apuntasteis al Sakura hace unas semanas, ¿te acuerdas? Ya no puedo cambiar las horas según me dé la gana.

    —Bueno, qué más da. No pasa nada porque faltes un par de días.

    —Tengo que entregar un proyecto el jueves.

    —Ay, está bien. Vienes esta noche, mañana por la mañana me ayudas con una sesión de fotos, por la tarde te puedes quedar en el hotel, por la noche vuelves y el miércoles estás en Tokio para preparar el bendito proyecto, ¿está bien?

    —Mhm…

    —Pues venga, que el jet no va a esperar todo el día.

    Me colgó antes de que pudiese despedirme y me quedé mirando la pantalla apagada del móvil como una estúpida. Podía intentar justificarla y achacar todas sus reacciones al estrés de estar organizando el desfile; podía hacerlo para convencerme, ¿pero acaso vivía estresada todos los jodidos días?

    Cerré los ojos durante un minuto, soltando un suspiro pesado para poder controlar mi respiración después, y cuando volví a abrir los ojos, me bajé del sofá mientras encendía el teléfono de vuelta.

    Le escribí el mensaje a Alethea para que no me esperase mañana y subí a mi habitación para preparar el equipaje, que por suerte no sería mucho. Tenía que pensar en la parte positiva de todo aquello, ¡podría comprarles regalos a mis amigos! O, bueno, lo que sea que fuesen los tipos con los que me estaba juntando en el Sakura.

    Y, no sé, al menos los hoteles que mamá contrataba siempre eran de bastantes estrellas así que al menos podría aprovechar la tarde de descanso para desconectar de verdad durante un par de horas.

    Solo… olvidarlo todo por un rato para poder continuar como si nada después.
     
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  7. Threadmarks: VI. Tonight we're gonna dance in the moonlight and then we're gonna do it some more [Joey x Alisha]
     
    Amane

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    n/a: heyo. ¿que si tengo tres ficazos abiertos con cosas de backgrounds? sí. ¿que si las he dejado de lado para hacer el esto? también. ¿que si sigo siendo una pesada con ellos? pues obviamente.

    Escenas de contenido explícito, bc guarras se nace no se hace; canon para la noche del miércoles día 14.

    Gigi Blanche HO-LA





    All this spicy melts my icy edges, baby, for sure
    Tonight we're gonna dance in the moonlight
    And then we're gonna do it some more

    ***


    | Alisha Welsh |
    | Joey Wickham |


    ***

    La noche ya había caído sobre la ciudad cuando Joey y yo salimos del restaurante, ligeramente achispados por la botella de vino que nos habíamos acabado devorando entre los dos. La temperatura también había bajado de manera considerable y Joey, como el buen caballero que estaba siendo, me dejó su chaqueta para no helarme de camino a su piso.

    Eh, se estaba portando tan bien, me daban ganas de comérmelo~

    No sabría decir muy bien por qué no nos dignamos a coger un taxi para llegar a nuestro destino, pero es que realmente habíamos llegado a un punto de nuestra vida en el que habíamos decidido dejar de cuestionarnos la mitad de las cosas que hacíamos y simplemente fluíamos con ello.

    Habíamos quedado para cenar tan pronto que, en realidad, ni siquiera había dado la medianoche para cuando alcanzamos finalmente el apartamento del chico. Le di a Joey la caja que había estado llevando conmigo toda la ruta y me acerqué a una de las puertas cerradas del pasillo en lo que él iba a la cocina.

    —¿Matty~?

    No esperaba que el chico estuviese despierto o que me fuese a hacer caso, por eso mismo lo había llamado en un susurro imperceptible, y por eso mismo di un respingo cuando me di cuenta de que la puerta se abría para dejar ver su figura.

    —¿Ya habéis llegado?

    —¡Síp! ¡Y hemos traído tarta!

    Me recompuse en apenas unos segundos, por supuesto, y ni siquiera le di tiempo al muchacho a reaccionar antes de hacerme con su muñeca y llevármelo en banda hacia la cocina. Una vez ahí los chicos se saludaron y en realidad no solté al mayor hasta que me aseguré de que estuviese sentado en una silla y con un trozo de pastel delante, para que no pudiese escaparse.

    Es decir, Matty también era ya prácticamente familia para mí.

    —¿Os lo habéis pasado bien entonces?

    —¡Mhm! —exclamé, emocionada, llevándome una porción del postre a la boca—. It’s been nice~

    Miré entonces a Joey, aun comiendo, y tomó el relevo de la conversación para explicarle a su hermano qué tal había ido la velada. Bastante bien, ¿eh? No habíamos esperado que los niños pijos comiesen tan bien, pero realmente los platos no habían sido ni especialmente pequeños ni mal hechos. ¡Qué suerte tener dinero, oye!

    Seguimos hablando un buen rato, sin dejar de devorar la tarta aquella tan rica, y al final Matty se despidió revolviéndonos un poco el pelo a ambos y pidiéndonos que no nos acostásemos muy tarde antes de volver a su habitación.

    Le eché un vistazo a Joey con la cucharita en la boca, recorriéndolo con la mirada, y noté como se me formaba una sonrisa al pillarlo haciendo lo mismo.

    Bastante más fácil decir que hacerlo, I guess~

    Dejé al chico recogiendo las cosas en lo que iba a su habitación, quitándome los tacones en el proceso para dejarlos por ahí en el sofá, y me entretuve cotilleando su escritorio hasta que se dignase a aparecer. Tenía fotos colgadas aquí y allá; no solía cambiarlas así que me las conocía bastante bien, y aun así siempre me quedaba mirándolas con una intensidad estúpida.

    No lo escuché al entrar, pero no era como si lo necesitase para saber que estaba ahí, y no me inmuté demasiado cuando sentí su respiración cerca del cuello. Solté una risa floja, eso sí, cuando noté que levantaba las manos para hacerse con la melena y pasarla por el hombro contrario. Fue gracioso porque intentó ser lo más suave posible, pero me lo había alisado para la ocasión y un par de mechones se le escaparon entre los dedos, haciendo que tuviese que pasarlos de nuevo.

    No pareció molestarle lo suficiente para dejar de lado el acto y no tardó en hundirse en la curvatura del cuello para comenzar a dejar un par de besos castos por la zona. Comenzaron siendo así, pero ladeé la cabeza para darle mejor acceso y los besos no tardaron en volverse algo húmedos.

    Podía estar montándose todo el teatro o lo que sea que estuviese pasando por la cabeza, pero era obvio que había algunas cosas que no iban a cambiar. Una de sus manos viajó por mi piel hasta alcanzar la cremallera del vestido y se dedicó a bajarla en un movimiento suave y terriblemente lento; la otra, sin embargo, se había aferrado a mi cabello y apretó con algo de fuerza para dirigir la inclinación de cabeza según le viniese mejor.

    So gentle all of a sudden, honey? —murmuré, en mitad de un suspiro, y extendí un poco los brazos para poder apoyar las manos sobre el escritorio.

    Well, I’m a gentleman, right? —me respondió en un susurro, acercando los labios al lóbulo de la oreja y dándole un ligero mordisco al mismo.

    Solté otra risa floja, que acabó transformándose en un jadeo contenido con el mordisco, y por muy caballero que se suponía que estaba siendo, su cuerpo reaccionó solo cuando eché las caderas hacia atrás para encontrar su entrepierna, presionándose con fuerza a modo de respuesta y atrapándome un poco más contra el escritorio.

    Right.

    No me hizo falta mirarlo para saber la sonrisa de mierda que se le había formado en los labios, justo un segundo antes de que decidiese deslizar la lengua a lo largo de mi cuello y de que la voz se me quedase atorada en la garganta como consecuencia.

    No sabía él, pero yo al menos llevaba sin estar con alguien desde el domingo y ya le tenía ganas al cabrón desde el espectáculo que nos montamos en la cafetería el lunes, así que digamos que tampoco tenía muchas intenciones de controlarme.

    Hacerlo contra su escritorio sonaba kinky and tempting as fuck, aunque tampoco podía asegurar si iba a ser la primera vez que lo hacíamos así o no. La cuestión fue que se me cruzó alguna especie de cable y, aunque noté su mano colándose por la abertura del vestido y el camino de besos húmedos que comenzó a dejar hacia mi espalda, no me incliné más sobre la mesa.

    Creo que lo había sabido desde el principio, con esa estúpida facilidad que teníamos para leernos las intenciones mejor que nadie, y por eso no se inmutó ni un poquito cuando conseguí girarme para poder encararlo.

    Me recibió con una sonrisa suave que no tardé en reflejar y sentí como sus dedos viajaban a lo largo de mi espalda, rozando la piel con una delicadeza estúpida que consiguió erizarme la misma a su paso. Mis manos se deslizaron por la tela de su camisa, hasta alcanzarle la nuca, y me impulsé lo suficiente para atraparle los labios.

    Me dejó colar la lengua en cuanto hice el mínimo amago de ello y noté las yemas de sus dedos presionándose contra la piel, instándome a pegarme más a su cuerpo, orden que desde luego no tuve problema en acatar. Lo besé cómo me vino en gana, recorriendo el interior de su boca con la lengua.

    No sabía cuánto tiempo pretendía seguir con el acto aquel, suponía que el máximo tiempo que le fuese posible, pero yo estaba dispuesta a seguirle el rollo todo el rato que él quisiese.

    …más o menos.

    Seguía bastante concentrada en mi tarea de comerle la boca como si no hubiese un mañana, aprovechando al máximo aquello de que me estuviese dejando hacer lo que me viniese en gana, y aun así noté como sus manos viajaban hasta mis caderas e intentaban subir la tela del vestido, que por primera vez en mi vida no era jodidamente corta y eso tenía que estar jodiéndole un poco en ese momento.

    Me sonreí a mitad de beso y rodeé sus muñecas con mis dedos, parando en seco todos sus intentos. Nos separamos y repasé su expresión con el deje de una sonrisa vaga, viendo cómo intentaba disimular lo más rápido posible la sorpresa de su rostro.

    —Sh~

    Busqué sus labios de nueva cuenta, y en aquella ocasión fui yo la que comenzó a moverse con una lentitud absurda, just for the sake of it. Dejé sus manos apoyadas en el borde del escritorio a mi espalda y, con las mías liberadas, pude dedicarme a desabrocharle los botones de la camisa. Deslicé después las uñas por su torso, marcando un camino serpenteante de color rojo al tenerlas ya bastante largas, y alcancé el límite de sus pantalones.

    Me separé de su boca una vez más y bajé los besos a lo largo de su cuello, mientras me dedicaba a desabrocharle el cinturón y los pantalones para poder sacar su miembro inmediatamente después. Comencé a estimularlo sin demora e imaginé que estaba entendiendo mi plan, así que no dijo nada y simplemente se dejó hacer sin oponer ninguna clase de resistencia.

    Levanté la vista hasta lograr chocar con su mirada, encontrándomela ya opacada exactamente cómo había esperado, y adquiriendo aquel tinte felino en mi sonrisa fue que finalmente comencé a bajar.

    Me agaché hasta acabar de rodillas y mantuve el contacto visual en todo momento, especialmente cuando acompañé el movimiento de la mano con mi lengua, deslizándola a lo largo de todo su miembro. Capté al vuelo la expectación en sus ojos y no me hice mucho más de rogar, introduciéndomelo por completo en la boca.

    Me concentré por completo en la tarea, acompañando el movimiento de cabeza y mano con el de la lengua, y ni siquiera me interrumpí cuando sentí que de repente se hacía con mi pelo entre sus dedos en una especie de coleta improvisada, no sabía muy bien si para facilitarme el trabajo o para poder ver mejor la escena.

    O quizás ambas.

    Por muy zorra que pudiese llegar a ser, lo cierto era que comer pollas no entraba entre mis planes la mayor parte del tiempo. Aun así, sabía muy bien cómo hacerlo para volver a Joey loco con ello y sus jadeos rebotando por toda la habitación solo confirmaban más la teoría, además de incentivarme a seguir haciéndolo exactamente así cómo le gustaba.

    Me obligué a separarme después de un buen rato, levantando de nuevo la vista desde mi posición mientras me limpiaba la comisura de los labios y sin hacer amago alguno de liberarme de su agarre, por muy flojo y superficial que el mismo estuviese siendo en ese momento.

    —¿Quién es el ruidoso ahora? —murmuré, con un claro tono burlón, y supe nada más abrir la boca que ya había pulsado los botones suficientes para querer hacerle cortar el teatrillo que se estaba montando.

    Afianzó el agarre en la cascada dorada, y no es que hubiese necesitado ninguna señal para ello, pero aun así no me levanté hasta que tiró un poco del pelo y me permití regodearme en la sensación ligeramente dolorosa del gesto.

    Prácticamente se abalanzó sobre mis labios y no me dejó tomar ni una pizca de control, dominando él el beso por completo. Le dejé hacer lo que le saliese del alma, obviamente, y me nubló tanto la mente con eso que apenas me di cuenta que me estaba empujando hacia la cama hasta que sentí el colchón rebotando bajo nuestro peso.

    Ahogué un gemido cuando sentí que se separaba para morderme el labio inferior y me estremecí como una completa estúpida cuando logró finalmente levantar la tela del vestido, presionándome la zona del clítoris apenas con el pulgar por encima de las bragas.

    You like me better like this, don’t you?

    Su voz ronca sonó jodidamente cerca y me tomó un tiempo darme cuenta que se había cernido hasta alcanzarme el oído, echándome el aliento encima y erizándome la piel con ello.

    I do —solté, prácticamente en un suspiro.

    Nasty~

    Eso dijo, como si fuese alguna especie de sorpresa o, peor aún, algo malo; pero apenas un segundo después se hundió en mi cuello para morder y lamer la piel como si la vida le fuera en ello.

    Colé las manos dentro de su camisa cuando tuve la oportunidad, deslizando la tela por sus brazos hasta que la misma cayó a sus pies, y aproveché el momento en el que tuvo que separarse para deshacerse de mi vestido para erguirme sobre la cama. Me lancé de nuevo a su boca, rodeando su cuello con los brazos y hundiendo las manos en su mata de pelo, y noté como me desabrochaba el sujetador con una facilidad ridícula en ese mismo momento.

    Sus manos viajaron después hasta mis glúteos, apretó con algo de fuerza, y yo me presioné contra su cuerpo, ahogando un gemido contra sus labios al notar el chispazo de electricidad por la presión en los pezones.

    No había querido pedirle nada aquella noche, en mi idea estúpida de que tenía que ser yo la que le cumpliese los pedidos por ser su cumpleaños, pero había desconectado los cables por completo y no había manera humana de que recordase ni qué día era en aquel momento.

    —Venga, Joey, fóllame de una buena vez.

    Igual sabía que le gustaba que le pidiese las cosas.

    Se sonrió como un auténtico depredador al escucharme y me separó el pelo en dos para pasármelo por los hombros hacia delante antes de indicarme que me diese la vuelta. Obedecí sin rechistar y me eché hacia delante sin necesidad de ninguna especificación, quedándome a cuatro, mientras lo escuchaba hacerse con un condón para colocárselo.

    Supe que se relamió como un jodido animal cuando me vio en aquella postura por voluntad propia, simplemente lo sentí con alguna especie de sexto sentido, y después hundí el rostro en el colchón cuando me alzó un poco más las caderas y apartó la tela de las bragas.

    Se metió sin ninguna clase de aviso, sin ninguna clase de cuidado tampoco, y tuve que hacer un esfuerzo titánico para lograr ahogar la voz contra las sábanas cuando comenzó a embestirme y que los gemidos no se saliesen de control.

    Creo que Joey intentó controlarlo, quizás porque no se fiaba de que pudiese disimular si no había algo acolchando mi voz, pero puede que el demonio fuese mucho más poderoso que él. La cascada dorada se había quedado desparramada por todos lados, los brillos pálidos que debía estar desprendiendo serían trémulos por el movimiento y llamarían su atención de manera insistente, haciendo así que al final se enganchase de nuevo a la misma y tirase de ella para erguirme de nuevas cuentas.

    Pensó rápido, o simplemente se dejó llevar por el momento, la cuestión es que me tapó la boca con la mano que tenía libre y yo eché la cabeza hacia atrás hasta apoyarla en su hombro. La movida no me hubiese molestado en ninguna situación, había que ser sinceros, pero en aquel momento estaba tan completamente ida que ni siquiera logré darle la suficiente importancia.

    Siguió aumentando el ritmo de las embestidas, me mordió la porción de piel que había dejado descubierta cerca de su boca y en algún momento dejó de agarrarme el pelo para bajar los dedos hasta el clítoris.

    Me deshice en apenas unos segundos, incapaz de soportar más todas las jodidas sensaciones, y Joey no tardó en seguir el mismo camino. Lo supe cuando aflojó la mano y mi respiración agitada adquirió algo más de sonoridad.

    Me arrastré hasta alcanzar la almohada en cuanto Joey se fue a tirar el preservativo y le hice ojitos cuando volvió a acercarse. Tenía que tener el maquillaje corrido por el sudor, pero eso no me iba a impedir intentar darle pena o algo.

    —¿Qué?

    Wanna spoon~ —pedí, con el tono demandante de una niña que quería el último juguete que hubiese salido.

    Rodó los ojos, haciéndose el interesante, pero aun así me hizo una señal con la cabeza y me sonreí, satisfecha, antes de girarme para darle la espalda. Noté como se metía en la cama y eché los brazos por encima de los suyos en cuanto me rodeó con los mismos.

    >>Felicidades, cariño… —murmuré, en mitad de un bostezo, y me acomodé un poco mejor entre sus brazos.

    No dijo nada, asumiendo que me había quedado dormida nada más terminar de hablar, pero lo cierto fue que sentí el beso que me dejó sobre el pelo antes de caer finalmente rendida.
     
    Última edición: 15 Abril 2023
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  8. Threadmarks: VII. I'm so tough to tame now, look at what you made me do [Alisha & Anna]
     
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    Título:
    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
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    2492
    n/a: jsjsjsjs Gigi Blanche sorry, te quiero (?) perdona si hice ooc con anna, sé que es casi como mi hija pero en verdad como solo la he relacionado más con emi pues me da inseguridad sacarla de ahí (?)





    Let out of the cage, took my chains away
    I'm so tough to tame now
    Look at what you made me
    Look at what you made me - do

    ***


    | Alisha Welsh |
    | Anna Hiradaira |


    ***
    Era una persona inherentemente inconsistente, esa era quizás una de las pocas verdades que podía soltar sin problema porque todo el mundo era consciente del hecho.

    Empezaba series y las dejaba a mitad, hasta que recordaba su existencia meses después y decidía acabármelas. Mi aburrimiento era tan grande cuando estaba en Chicago que hasta empezaba a leer, pero los libros corrían el mismo destino que las series, e incluso menos me duraba el interés.

    ¿Cuánto llevaba sin aparecerme por el gimnasio? Unos cuantos meses, probablemente.

    Solía ser así: me aparecía durante un par de semanas con una frecuencia absurda, prácticamente todos los días y durante toda la tarde, para luego desaparecerme durante una cantidad de meses indefinida hasta que me apeteciese volver.

    No había sido muy difícil convencer a mi padre de que me pagase la mensualidad del gimnasio, si él siempre había estado encantado con que al menos hubiese mostrado un mínimo interés en hacer ejercicio, así que me podía permitir hacer lo que me viniese en gana porque sabía que no me pondrían quejas.

    En mi defensa tenía que decir que tenía mi propia manera de quemar calorías en esos meses, igualmente efectiva.

    La cuestión es que había llegado a casa después de las clases y me había despertado con ganas de ir al mismo, así que ahí estaba plantada como si nada. ¿Por qué en ese momento y no en cualquier otro? Vete tú a saber.

    Quizás porque no sabía qué mierdas le había pasado a Aiden para que no diese ni la más mínima señal de vida. No era como si pudiese simplemente ignorarlo, al fin y al cabo, al cabrón lo había querido durante esos dos años y por mucho que me jodiese, siempre le tendría un mínimo de aprecio.

    Tenía que hacer algo para distraer mi mente, y por desgracia no me encontraba en la capacidad para salir a emborracharme como solía hacer. Para ser completamente sincera, no era tanto la capacidad para emborracharme si no el hecho de que me conocía lo suficiente para saber que, si hacía eso, seguramente la acabaría cagando de nuevo, terminaría involucrando a Joey de alguna manera y… no quería joderlo ahora que estábamos de nuevo en nuestro eje.

    Entre al edificio sin mayor complicación y me dirigí hacia la sala dónde siempre acababa, asomando la cabeza por la puerta para echarle un vistazo al interior, antes de nada. Distinguí la figura de uno de los trabajadores del lugar, suspiré aliviada al ver que estaba bastante entretenido con otras personas y entré finalmente.

    Los primeros golpes contra el saco fueron tentativos, lo cierto era que no sabía cuánto sería capaz de aguantar mi cuerpo después de tanto tiempo, pero después de un rato la cabeza se me fue por completo a blanco y simplemente me dejé llevar por lo que sentía que necesitaba en ese momento.

    Arranqué los cables por completo y de golpe, no necesitaba estar plenamente consciente para dar golpes y golpes contra un saco, pero quizás no había sido la idea tan excelente que me creía.

    Me servía para desconectar de todo lo que estuviese pasando en ese momento, que no era poco, pero también me lanzaba chispazos de recuerdos que creía haber conseguido encerrar mejor en la memoria.

    Recordaba las luces de neón brillando,

    el tacto frío del metal entre mis manos
    y el jodido olor a hierro de la sangre.
    —¡Alisha!

    La voz que se abrió paso entre todo ese caos fue femenina, no sabía cuanto tiempo llevaría ya llamándome, pero tenía que ser bastante teniendo en cuenta la urgencia del último intento, y tuve que pestañear un par de veces hasta lograr enfocar la figura menuda en mi campo visual.

    —¿Anna?

    Me desencajó por completo ver un rostro conocido de la academia en ese lugar, sobre todo la chiquilla esta, pero las neuronas se me conectaron lo suficientemente rápido para disimular todo y mostrarle una sonrisa suave que me caracterizaba bastante más.

    >>¿Qué haces tú aquí, bubbly~?

    Me pareció haber distinguido un deje de su preocupación en su rostro, pero desapareció tan rápido que supuse que había sido fruto de mi imaginación. ¿Qué sentido tenía que la niña se preocupase por mí, de todas formas?

    —Trabajo aquí. ¿Y tú?

    Me había centrado en quitarme los guantes de boxeo, usando los dientes para desabrochar el primero, así que no la estaba realmente mirando, aunque sí la estuviese escuchando, pero levanté la vista para echarle una mirada de pura incredulidad.

    >>Ya, ya —soltó, después de una risa bastante breve—. Digo, no te había visto hasta ahora.

    —No he tenido mucho tiempo de venir, esto me pilla bastante lejos.

    Acabé por quitarme el segundo guante apenas después del primero y los dejé caer por ahí antes de mirar a Anna con una sonrisa divertida. No parecía que fuese a preguntar, aunque se me hacía prácticamente impensable que no estuviese pensando el porqué.

    Eché la mirada hacia atrás, por encima del hombro, para comprobar que el encargado que había visto al entrar seguía dando vueltas por ahí y lo señalé con un gesto de cabeza cuando volví a centrarme en la morena.

    >>Lo conocí por ahí, me dijo que trabajaba en un gimnasio y bueno, aquí estamos. No tengo descuento, pero al menos es un polvo asegurado.

    Cuando me apetecía echárselo, claro, y no lo evitaba como estaba haciendo en ese momento porque mucho, mucho no me apetecía lidiar con él.

    >>¿Así que trabajas aquí? What were the fucking odds?

    Cambié de tema, así como si nada, igual tampoco pensaba que la chica tuviese mucho que comentar al respecto de lo otro, y aproveché el momento para quitarle la botella que traía de las manos y darle un buen trago a la bebida.

    ¿Así como si nada? Pues sí.

    —¡Síp! ¡También hago kickboxing! ¡Así que como vuelvas a quitarme la botella, te pego!

    —Cuidado con el tanuki, so scary~

    Estuve a punto de devolverle la botella, pero fue escuchar su comentario y levanté el brazo en su máxima extensión, sin pretender disimular la carcajada de pura diversión que se me escapó de los labios.

    En realidad, conocía entre poco y nada a Anna, y aun así hubo algo dentro de mí que supo que me seguiría la estupidez sin hacerse mucho de rogar, así cómo también tuve la seguridad de que su amenaza anterior no tenía mucho peso.

    Tampoco iba a pararme a comprobarlo, la verdad, que seguro el tanuki metía buenas hostias.

    En fin, que se puso a dar saltitos para intentar alcanzar la botella y yo estiré más el brazo para evitarlo, hasta que al final me cansé y le deposité la bebida sobre la cabeza.

    >>Oye, ¿tienes algo que hacer cuando salgas de aquí? —pregunté, de nuevo como si nada, mientras me giraba para recoger mi móvil de por ahí.

    La había visto refunfuñando después de mi movida, pero no le di mayor importancia, y cuando volví a encararla había recuperado la chispa alegre de antes.

    —Depende, ¿para qué~?

    I was just thinking… aún me debes una bebida, ¿cierto?

    Recordaba solo lo que me apetecía, eso estaba claro, y sinceramente no esperé que la chica lo pillase al instante, o que lo pillase directamente, pero su sonrisa adoptó un tinte ligeramente diferente al original y tenía que admitir que el gesto me había sorprendido para bien.

    —Cierto~

    Supongo que no hizo falta decir mucho más. Ella se despidió porque tenía que encargarse de lo que fuese y yo pues seguí a lo mío después de comprobar que no tenía ningún mensaje ni nada por el estilo.

    ¿Para qué exactamente quería salir a tomar algo con Anna? Sinceramente, es que ni idea. Quizás era que, al final del día, simplemente no podía pasar mucho tiempo sola.

    Sea el motivo que fuere, daba igual en ese momento, lo importante era que me había conseguido un plan que parecía lo suficientemente entretenido como para distraerme otro buen rato más.

    No me había traído, así como quien dice, el conjunto más slutty de mi armario para cambiarme después de la ducha —hasta juraría que la camiseta que llevaba era una de las que le había robado a Joey en algún momento de nuestras vidas, fíjate tú—, pero aun así pude notar como algunas miradas nos caían encima cuando entramos al bar al que Anna me había llevado.

    Es que había cosas que simplemente no se podían esconder~

    Por otro lado… ¿Bar Psy? No había entrado ahí en mi vida, y eso que me había recorrido pubs, bares y discotecas hasta decir basta. Igual el sitio no parecía especialmente grande y tampoco me sorprendía que me hubiese pasado desapercibido teniendo en cuenta el estado en el que solía estar cuando salía.

    Seguí a Anna hasta la barra, la chiquilla parecía como Pedro por su casa, y no sabría decir muy bien por qué, pero lo último que había esperado había sido… aquello.

    Joder, las bragas como que perdidas por mi casa en Chicago o algo, ¿o no?

    Anna me lo presentó como el Krait y solo atiné a hacerle un gesto con la cabeza a modo de saludo, instantes antes de pedirle una cerveza porque ahora sí que iba a ir necesitando el alcohol.

    —Menudo bombón tenías escondido, bubbles —solté, sin poder esconder el tono incrédulo, ya cuando el tipo desapareció de nuestras vistas para traer las bebidas.

    —Te ha gustado, ¿eh? ¿Cuántas copas hasta que intentes algo?

    La miré sin perder la sonrisa en ningún momento, aunque había ya un deje felino en el brillo de mis ojos. Se lo estaba pasando bien a mi costa la cabrona, ¿verdad? Qué graciosa.

    —Venga, linda, I’m self-conscious. Ni al borde del coma etílico, he’s waaay out of my league.

    Mi respuesta pareció estar a la altura de sus expectativas, o qué sé yo, porque acabó riéndose y no le dio más bombo al asunto.

    ¿Qué había pensado antes? Que no era una buena idea que saliese a beber porque se me iba a salir de las manos o algo así, ¿verdad? Bueno, pensé que estando acompañada lograría controlarme de alguna manera, pero ni de coña.

    Le pregunté a la chica de dónde conocía este sitio y al tipo este que estaba para comérselo, y entre que ella me contaba la historia de manera algo superficial me empiné el botellín hasta prácticamente bajarme la mitad de golpe.

    >>¿No eres como muy pequeña para andar teniendo un exnovio? —le pregunté, después de dejar el cristal sobre la barra y antes de que le diese por cuestionarme ella a mí sobre cualquier cosa.

    —¿Pequeña? Mira quién fue a hablar.

    Bueno, definitivamente tenía un punto, aunque tampoco era como si ella supiese hasta qué punto tenía razón.

    —Por eso mismo —le di otro trago a la cerveza y aproveché para recorrerla con la mirada, sin una pizca de disimulo realmente—. ¿Y ahora estás liada con el alemán? Vaya historial~

    —De nuevo, mira quién fue a hablar.

    Al final me acabó sacando una carcajada sonora con el comentario, si es que la niña tenía chispa, y me encogí de hombros sin perder la sonrisa divertida.

    —Besa bien, ¿eh?

    La miré de soslayo, a la espera de cualquier reacción visible, pero no mostró ninguna señal de sorpresa o molestia; mantuvo la serenidad aquella tan liviana en todo momento.

    Ah, ¿se lo había contado? Qué chico más diligente~

    —Mhm —asintió con la cabeza y se giró en la silla para poder mirarme mejor—. Y cada día mejor~

    Solté el aire por la nariz, en una risa casi incrédula, y negué ligeramente con la cabeza antes de acercar el botellín hacia su copa.

    A toast, then, por los buenos besadores~

    —Chinchín.

    ¿Ni al borde del coma etílico, había dicho? A veces me sorprendía lo falsa que podía llegar a ser, incluso conmigo misma.

    Me había bajado ya tres botellines de cerveza enteros mientras Anna seguía aun con su primera copa, y eso fue más que suficiente para que empezase a tontear con Hayato como si fuese cualquier otro estúpido que hubiese pillado por banda en la discoteca.

    Me siguió el rollo, no sé muy bien por qué, pero al final Anna tuvo que pararme cuando estuve a punto de pedirme otra bebida y decidió que era hora de irnos ya a casa. Sorprendentemente, no opuse mucha resistencia, aunque estúpida de mí le dejé el número al chico antes de irnos para que me llamase si necesitaba alguna camarera sexy para el verano o algo por el estilo.

    Dios, la vergüenza que me iba a dar al día siguiente iba a ser digna de recordar.

    Anna quiso llamar un Uber para que nos llevase, pero le aseguré que estaba perfectamente estable para coger el tren hasta mi casa y digamos que tampoco pudo hacer mucho cuando saqué toda la fuerza que me fue posible para arrastrarla hasta la estación.

    Me despedí de ella con un beso en la mejilla, no me apeteció hacer ninguna movida rara en ese momento, y moví la mano de lado a lado mientras la veía alejarse en la línea que ella usaba, que había llegado antes que la mía. Llegó no mucho después y fue ya una vez acomodada en un asiento que saqué el móvil para mirarlo de nuevo desde la última vez en el gimnasio.

    Muchos mensajes, pero ninguno el que estaba esperando.

    Tampoco tenía llamadas perdidas.

    Resoplé, dirigiendo la mirada hacia la ventanilla mientras bloqueaba el móvil.

    Al menos había conseguido mi objetivo de aquel día: cansarme lo suficiente como para caer rendida en cuanto pusiese un pie dentro de la cama y como para, a ser posible, tener una noche sin sueños que me la jodiesen.
     
    Última edición: 11 Febrero 2023
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Título:
    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
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    Drama
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    18
     
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    n/a: algún día dejaré de escribir de estos pendejos pero hoy no será ese día :D bueno, como no pude rolear con ella el jueves bc la cita y encima ese día tuvieron que llegar a la escuela juntos cuz se quedó a dormir en casa de Joey, pues pensé que sería diver hacer un fic de cómo sería esa mañana y ponerlos bickering and domestic like the ol' married couple they are (? also tenía muchas ganas de escribir algo y como ando medio bloqueada con los otros, toca intentar desbloquearme con los pendejos, bad luck (?)

    So es canon para el jueves día 15 :D

    Gigi Blanche, no te iba a etiquetar porque me daba vergüenza ya, pero estoy demasiado contenta de la vida so (?)





    I love you, baby
    And if it's quite alright
    I need you, baby
    To warm these lonely nights
    I love you, baby
    Trust in me when I say

    ***

    | Alisha Welsh |
    | Joey Wickham |


    ***
    Sabía mejor que nadie que el jueves por la mañana iba a ser la primera en arrepentirme por habernos bajado tres botellas de vino como si hubiese sido aquello jugo de frutas, pero si tenía que ser sincera, Joey tampoco estaba ayudando mucho a la tarea de hacerlo llevadero.

    Por supuesto el cabrón se levantó como a las seis de la mañana, fresco como una rosa y, por supuesto, no quiso dejarme dormir y faltar a las clases aun cuando claramente yo estaba hecha completamente mierda.

    Comenzó a canturrear una canción mientras me soplaba cerca del oído, como si fuese una radio versión empeorada, y no importó que le diese golpes en la cabeza para intentar apagarlo ni que le tirase una almohada a la cara, que el chico no se rindió en ningún momento.

    Al final no tuve más remedio que ceder, no podía superar a Joey en cuanto a darme el coñazo y también estaba segura que no me iba a dejar disfrutar de su cama mientras él estuviese en clases, así que no tenía más opciones.

    —Voy a hacer el desayuno~ —me avisó, inclinándose para darme un beso en la mejilla, y aunque lo recibí, no tardé mucho en mover la mano para quitarlo de encima.

    Bostecé, estirando los brazos hacia arriba, en lo que él se iba, y fue escuchar la puerta cerrarse para dejarme caer de nuevo sobre la almohada. Solo serían… cinco… minutos… más…

    >>¡No te duermas de nuevo, Ali-chan!

    El jodido hijo de puta entró casi a grito pelado, abriendo la puerta de golpe, y consiguió por supuesto su objetivo de asustarme con tanta fuerza que se me fuese el sueño ya por completo.

    Fuck off —mascullé, ya erguida sobre la cama, y cogí una almohada para tirársela a la cara, aunque logró cerrar la puerta ya tiempo y protegerse del impacto.

    Lo escuché carcajearse mientras se alejaba hacia la cocina y bufé, frotándome los ojos con los nudillos de los dedos antes de arrastrarme fuera de la cama. Comprobé la hora en el móvil, soltando un suspiro pesado, y me estiré lo suficiente para hacerme con la camisa que Joey había llevado la noche anterior y que había dejado tirada por ahí. Me la eché por encima y salí del cuarto arrastrando los pies, bostezando y estirándome de nuevo en lo que llegaba a la cocina.

    A ver, era la historia de siempre en realidad, si yo me paseaba por ese piso casi como si estuviese en mi casa, así que vergüenza alguna por si aparecía Matty de repente y me veía con esas pintas pues no tenía. De todas formas, era jodidamente temprano hasta para que él estuviese despierto, y pues que envidia me estaba dando en ese instante.

    Al menos tenía que admitirle una cosa a Joey y es que la comida olía super bien, además de que uno de sus desayunos siempre entraba bien una mañana de resaca, incluso cuando no tenía muchas ganas de comer. Encima al llegar vi que me había dejado una pastilla y un vaso de agua sobre la mesa, a lo que tuve que soltar una risa floja por la nariz al darme cuenta.

    A veces era hasta un poquito tierno.

    Gosh, you’re such a wife… —murmuré, notando otra sonrisa algo más ligera asomarme por los labios al ver que justamente llevaba el delantal que le había regalado, y me llevé la pastilla a la boca para disimular en cuanto vi que se iba a girar.

    —Ya te vale, Ali, burlándote de mí cuando te trato tan bien.

    —Eh, que no me he burlado~

    Me pareció que tuvo intenciones de seguir recriminándome, pero al darse finalmente la vuelta se distrajo recorriéndome con la mirada y sus neuronas parecieron desconectar por completo de la charla que estábamos teniendo.

    >>Joey, focus —ataje, chasqueando los dedos delante de sus ojos… ya después de haberme regodeado un rato de su atención, claro.

    Mira que yo más que nadie quería pillarlo, arrastrarlo de vuelta a su cuarto y, a ser posible, no salir de la cama en todo el día, pero sinceramente no se lo merecía después de haberme obligado a madrugar así que, ah, le tocaba volver al mundo real.

    Me dejé caer en la silla inmediatamente después, quedándome bien quietecita y mirándolo con unos ojos inocentones mientras servía el desayuno. El teatro de niña buena no se lo creía ni Dios, pero igual lo hice por la pura gracia.

    Joey se había hecho un full English breakfast de los suyos y de verdad que no entendía cómo podía meterse toda esa comida en el cuerpo desde tan temprano y es que, encima, tampoco me parecía a mi una combinación tan apetecible en general. Pero bueno, se lo dejaba pasar porque a mí siempre me hacía unas tortitas riquísimas, con nata y hasta frutas por encima. A veces me hacía tostadas también, a veces le robaba un huevo de su plato, y siempre, siempre, había una taza de café humeante al lado.

    So domestic, I know~

    Normalmente no importaba que hubiésemos pasado la noche juntos, que aun así por la mañana siempre acabábamos hablando como cotorras… igual que siempre, vaya. Pero nada de eso ocurrió aquella mañana, si apenas la pastilla empezaba a hacer efecto y el vino me había dejado lo suficientemente K.O para no poder seguirle la conversación.

    Fue extraño, pero tampoco fue incómodo, y como siempre pasaba, acabé de desayunar bastante antes que él así que fui la primera en levantarme para avisarle de que me iría a duchar.

    De nuevo, la cantidad de tiempo que pasaba en aquel piso en comparación a la casa de mi abuela era… bueno, diría que no habría una gran diferencia entre una y otra. Con el tiempo me había apoderado de pequeñas porciones del apartamento para mis propias cosas, aquellas que necesitaba por la mañana cuando me quedase a dormir, principalmente. No había otra explicación al hecho de que, en un baño dónde vivían solos dos chicos, hubiese repartido maquillaje, colonia femenina y hasta una caja de tampones por ahí perdida.

    La ducha terminó de ayudar con el efecto de la pastilla y, para cuando salí de la misma, más o menos la migraña ya había remitido. También tenía mejor aspecto en general, pero definitivamente iba a necesitar ayuda extra para disimular las ojeras y el cansancio.

    No lo pensé mucho tampoco, abrí la puerta del baño y me encontré a Joey a punto de hacer lo mismo desde el otro lado, sacándome una carcajada ligera una vez nos recuperamos de la sorpresa inicial. Que fuese a entrar sin siquiera dignarse a llamar a la puerta ni siquiera me sorprendió, si igual siempre hacía lo mismo porque “estoy en mi casa, Ali-chan, no pretenderás que cambie mis costumbres solo porque estés aquí”, citando textualmente.

    En fin, le extendí el maquillaje que llevaba en las manos con una sonrisa y entendió el mensaje al instante, claro, además de que aceptó la misma petición con la ilusión de un niño pequeño. ¿Qué podía decir? El chico no era ningún experto en el tema, pero siempre se emocionaba tanto cuando le dejaba hacerme el maquillaje que no podía resistirme, si la mayoría de las veces solo me hacía la dura por hacer. Igual había aprendido mucho desde la primera vez y lo de hoy era sencillo, así que cero problemas con ello.

    Me llevó hasta su cuarto y me sentó en la silla del escritorio, mientras revisaba los colores de la paleta con el ceño fruncido y hasta haciendo una mueca con los labios, totalmente concentrado en la tarea. No le dije nada y simplemente me quedé esperando como una buena chica, hasta que se decidió por lo que se fuese y se puso con ello.

    A ver, había quedado ya bastante claro, ¿o no? Que le tenía una confianza estúpida a Joey, sin importar el contexto.

    Le dejé todo el tiempo que necesitase, si de todas formas no se me había olvidado que habíamos madrugado demasiado, y me sonreí satisfecha cuando vi el resultado final en el espejo que me pasó.

    Good job~ Well, igual la modelo que te ha tocado es muy linda y ha facilitado la tarea, ¿verdad?

    —Sí, claro. La más linda de todas~

    Negué con la cabeza un par de veces, rodando un poco los ojos, y me eché un último vistazo en el espejo antes de devolvérselo al chico. No iba a admitirlo nunca, nunca en la vida, pero se me había atontado un poco la sonrisa al recibir su halago, como si no estuviese acostumbrada ya a que me comiese la oreja cuando le salía de repente de los cojones.

    Bueno, normalmente conseguía bastante bien su objetivo, ¿o no?

    Lo eché al baño ya para que se duchase, incluso si se hizo algo de rogar porque quería ayudarme a vestirme o no sé qué rollo de salido se montó, y me pude quitar al fin la toalla una vez me encontré sola.

    Ya había dicho antes que prácticamente me había apoderado del piso de los chicos con mis cosas, ¿no? Bueno, pues lo mismo venía siendo con el armario de Joey, porque de alguna manera había conseguido dejarme un montón de ropa en su cuarto y, ya de paso, me había llevado otro montón de sus camisetas a mi casa.

    Hacía ya un buen tiempo que le había pedido a mis padres dinero para comprarme un uniforme extra, alegando que era obligatorio tener siempre uno de repuesto según las reglas del colegio cuando la verdad era que iba necesitando dejar uno donde Joey, para todas las veces que me quedaba a dormir entre semana.

    El resto de la mañana fue bastante normal, a decir verdad. Me vestí, encontré un sujetador que llevaba buscando semanas y me lo metí en el maletín sin ninguna clase de pudor, hicimos un poco más el tonto mientras el chico se vestía y finalmente fuimos a la academia.

    Ya a aquellas alturas nadie se cuestionaba nada cuando llegábamos juntos día sí y día no, si nuestras rutinas al final habían acabado siendo conocimiento del bien común, y tampoco era como si nos importase demasiado lo que los demás pensasen, a decir verdad.

    En el receso me escabullí a la enfermería para echarme una siesta, y me hubiese quedado ahí el resto de las clases de tarde si no hubiese sido porque Joey me interceptó a tiempo y me sacó casi a rastras para llevarme de nuevo a la clase. De verdad que era un verdadero pain in the ass cuando le daba la gana, eh.

    Fue ya cuando llegué a casa, bien entrada la tarde, que finalmente me digné a revisar de verdad los mensajes que tuviese en el móvil; todo eso mientras disfrutaba de unas más que merecidas porciones de apple pie casero de la granny. Era un poco estúpido si me paraba a pensarlo, pero Joey siempre había tenido esa capacidad, al menos conmigo. La de hacerme olvidar el móvil y cualquier posible noticia que estuviese esperando; la de hacerme sentir que solo estábamos nosotros en nuestra pequeña burbuja, esa en la que nada me importaba lo suficiente salvo nosotros mismos.

    Lo hacía sin querer, eso estaba bastante claro, y lo cierto era que yo tampoco lo había pensado demasiado, porque nunca lo había buscado con intenciones de utilizarlo para hacerme sentir mejor ni nada remotamente parecido. Y, seguramente, fuese mejor que todo siguiese así, con ninguno dándose cuenta de ello, o me moriría de vergüenza en el mismo momento que lo hiciese.

    Es que, Dios, era tan estúpido lo feliz que me hacía.
     
    Última edición: 15 Abril 2023
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  10. Threadmarks: IX. I've had enough, but you're too hard to quit [Alisha Welsh]
     
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,773
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
    Palabras:
    1980
    n/a: long story short, tenía un pequeño mess con esto ya planeado pero hablando con Belu me incitó a que se me fuese de las manos y well, here we are (las quejas a ella, pues (?). Esto es canon para la tarde del día 19 uwu





    I've had enough, but you're too hard to quit
    We've had our fun, now your sugar makes me sick
    I've lied for you, and I liked it too
    But my makeup's ruined

    .
    .
    .

    The joke's on you​


    ***

    | Alisha Welsh |

    ***
    La puntería de la directora nunca fallaba, eso desde luego, porque anda que ponernos las pruebas físicas justo el día que venía de casa de Joey, lo que implicaba que andaba sleep deprived porque el cabrón siempre me hacía madrugar just for the sake of it, pues no tenía nombre.

    De por sí no era un problema, ya que lograba activarme con bastante facilidad cuando había ejercicio de por medio, pero eso no quitaba que hubiese acabado terriblemente agotada y lo único que me apeteciese fuese llegar a casa y echarme una siesta digna de recordar. Sobre todo, teniendo en cuenta que iba a estar sola y bien tranquilita. Que pobrecita mi abuela, si la mujer no hacía ningún ruido y nunca me molestaba… pero simplemente no era lo mismo y ya.

    La cosa es que llegué a casa y lo primero que hice fue dirigirme hacia la cocina, después de dejar las cosas tiradas por ahí como cabía esperar. Sabía que a la larga era peor, que eventualmente iba a tener que recoger todo lo que desordenase si no quería despertar la ira de la abuela, pero nunca había sido de pensar a largo plazo y obviamente todo aquello sería un problema de la Alisha del futuro.

    Fui a la cocina para aprovisionarme con porquerías para picar mientras me veía una peli y acababa por quedarme dormida, porque me conocía mejor que nadie y sabía que ese era el método infalible para cumplir con el cometido. Aunque realmente no necesitaba hacer nada especial para dormirme, si caía todas las veces en cinco segundos, pero por hacer un poco el paripé valía.

    En esas estaba cuando el timbre de la casa sonó, haciéndome sacar la cabeza de la nevera con el ceño ligeramente fruncido. Hombre, pero, ¿quién sería a aquellas horas? Mis únicas opciones eran Joey o alguna vecina que querría ver a la abuela, pues era sorprendentemente recelosa con mi dirección incluso para ser yo de quién hablábamos.

    La cuestión era que me iba a tener que tocar lidiar con quien fuese, aunque ilusa de mí se imaginaba que iba a ser algo rápido y sencillo de manejar… cuando resultaría que no iba a ser el caso en absoluto.

    ¿Cómo hubiese podido llegar a imaginármelo siquiera?

    Que me encontraría a Aiden al abrir la jodida puerta.
    Entré en una especie de cortocircuito nada más asumir de quien se trataba y él no se movió ni un milímetro, quedándose en el umbral de la puerta con una sonrisa deslumbrante, esperando pacientemente a que reaccionase.

    Me tomó un tiempo prudencial, por supuesto, y en un principio lo único que pude hacer fue pestañear un par de veces mientras buscaba sus ojos, aun incrédula.

    —¿Qué cojones haces aquí?

    —Darte una sorpresa, linda~

    Abrí la boca con clara intenciones de decir algo, pero las palabras se me quedaron atoradas en la garganta y al final desistí de tan siquiera intentarlo. Aiden aprovechó eso para entrar a la casa, pasando completamente del hecho de que estaba en mitad de la puerta, y lo escuché soltar un silbido de la impresión después de unos segundos.

    >>Se las ha apañado bien tu abuela, ¿eh? Nada mal la casa.

    Cerré la puerta con tanta fuerza que el sonido rebotó por todo el pasillo, haciendo que el chico se girase para mirarme, con la diversión plasmada por todo su rostro. Estaba claro que el cabrón había conseguido exactamente lo que quería y que lo estaba disfrutando como nadie, pero no me estaban dando las neuronas en ese momento para preocuparme por el detalle de que le estaba dando justo lo que pretendía.

    —Déjate de gilipolleces, Aiden —le solté, claramente de mala gana, antes de dirigirme de nuevo hacia la cocina—. Sé que me vas a decir para qué has venido, así que hazlo cuanto antes y ahórrame algo de tiempo, ¿quieres?

    —Esperaba un mejor recibimiento de tu parte, cariño, no te voy a mentir.

    —¿Y qué te hizo pensar eso?

    Había decidido no seguir dándole el gusto de mi confusión, así que recogí las patatas que había sacado antes y el refresco, dispuesta a seguir mi camino hacia mi habitación como había planeado. Me comí su sonrisa de suficiencia de lleno, y aunque tuve el impulso de rodar los ojos, acabé teniendo la entereza suficiente para controlarme.

    —Siete llamadas perdidas y quince mensajes el miércoles pasado —respondió, sin poder esconder el tono de satisfacción que le acabó cayendo al final de la frase, cuando terminé por apartar la mirada de la suya.

    El jodido era plenamente consciente de que todas esas llamadas significaban que me había preocupado por él y solo había que verle para darse cuenta que no cabía en sí de gozo por haberlo confirmado, quién sabe si porque pensaba que le seguía teniendo aprecio o por la simple satisfacción de saber que seguía teniendo efecto sobre mí.

    —Desde luego no pretendía que cogieses un puto vuelo hasta aquí para decirme que seguías vivo, me valía un mensaje.

    —Te mandé varios mensajes, de hecho. Hasta te llamé un par de veces, ¿sabes? Pero no dabas señales de vida.

    Si en ese mismo instante hubiese sabido que había sido Sasha la que me había robado el móvil y no lo había perdido como creía, seguramente me hubiesen llevado mil demonios por el jodido timing que había decidido tener la niñata. Pero no lo sabía, así que simplemente pasé de largo del chico y me dirigí hacia el salón.

    —Muy bonito —solté, con cierto tono irónico, justo antes de dejarme caer en el sofá y pasar a mirarlo con una ceja alzada—. ¿Me dejas ahora que te cuente lo que yo creo?

    Aiden me sonrió desde el marco de la puerta donde estaba, con aire curioso y un poco escéptico, y lo vi asentir con la cabeza lentamente antes de acomodarme mejor en el sofá y de encender la tele.

    >>Creo que te has vuelto a meter en un problema de los gordos, por eso tu móvil no daba señal. Vete a saber si estabas escondido en algún lado, en un jodido hospital o huyendo a algún lado. No me interesa —no lo miré en ningún momento, atenta como estaba a poner Netflix, pero escuché su risa nasal con una claridad estúpida—. También creo que no te ha valido con eso, que tenías que desaparecer del mapa por un tiempo, y que has decidido venir a Japón solo para aprovechar y tocarme los huevos con tu presencia.

    —Venga, Ali, no me digas que no te alegras ni un poquito de verme aquí.

    Sentí como caminaba hasta sentarse a mi lado, aunque seguí sin mirarle directamente a los ojos. ‘Alegría’ no era la palabra que hubiese usado para describirlo, pero tampoco podía mentir y decía que no había sentido algo de felicidad por verle la cara. Quizás solo era por saber que estaba bien, quizás sí que había sido aquello lo único que siempre había deseado por su parte: que fuese él el que me tuviese que buscar y que lo hiciese.

    Fuese el motivo que fuere, había aún muchas cosas que no se me habían olvidado y, por mucho que me pesase, su presencia ahí me jodía más que me aliviaba. Japón era mi sitio seguro, se suponía que aquí estaba protegida de mi padre y de Aiden, y que aquí nada exterior me jodería la pequeña, pequeñísima burbuja de genuina felicidad que había logrado construir.

    Que nada me recordaría constantemente que quizás ni eso merecía.

    Me había hundido tanto en el pensamiento que, para cuando me quise dar cuenta, Aiden había llevado su mano a mi mejilla y me había instado a girar la cabeza. Noté sus labios presionándose sobre los míos y mi primer instinto fue corresponderle, por supuesto, pero apenas hizo el amago de profundizar la unión, llevé mi mano a su hombro y lo empujé lo suficiente para separarlo.

    Aquella tuvo que ser la primera vez que le vi tal confusión cruzarle el rostro, aunque fui incapaz de sentir nada remotamente parecido a la satisfacción por ello. Que va, lo miré con algo más bien parecido a la lástima, porque no había manera de que pretendiese esconder que la sentía; que me daba verdadera pena tener que rechazarlo.

    Se alejó hasta reposar su espalda sobre el respaldar del sofá y suspiró, despeinándose el cabello con la mano.

    >>Al menos déjame visitarte de vez en cuando, Ali. Voy a estar un tiempo aquí y me vendría bien una cara conocida de vez en cuando. Por favor…

    Sinceramente, no supe que se me cruzó por la cabeza para aceptar su oferta. Supuse que había sido su carita de cordero degollado, que me la comí entera aun cuando sabía perfectamente que, a pesar de todo, podía estar montándose el teatro para manipularme y conseguir lo que quería. Y no quería caer, joder, pero recordé lo sola que me sentí mi primer año en Japón, más o menos hasta que conocía a Joey y comencé a sentirme en casa, y hubo algo que se movió dentro de mí.

    A veces era una jodida blanda de mierda.

    —Está bien.

    Su expresión cambió en un milisegundo, casi me pareció que la sornisa le apareció antes de que terminase de hablar, como si hubiese estado convencido de que aquella iba a ser mi respuesta, pero ya era demasiado tarde para echarme atrás así que suponía que solo me quedaba confiar en mi fuerza de voluntad para no caer en lo que sea que seguramente estuviese planeando.

    —¡Genial! Entonces mañana te acompaño a tu escuela, ¿sí? Y, ¡ah! Por cierto… —comenzó a rebuscar en los bolsillos de su chaqueta y, cuando encontró lo que había buscado, se hizo con mi mano para dejármelo—. Acéptalo como ofrenda de paz, ¿sí? Hasta mañana~

    Habló con tanta rapidez que apenas me dio tiempo a asimilar la información, y para cuando finalmente lo hice y me dispuse a reclamarle por ello, el muchacho ya había desaparecido por la puerta principal de la casa.

    Solté un suspiro pesado, dejándome caer sobre el respaldo sin mucho ánimo, y miré lo que me había dejado en la mano, dejando salir una risa nasal nada más distinguirlo.

    Un móvil nuevo.

    —Que imbécil —murmuré, recuperando repentinamente el japonés al hacerlo, y lancé el aparato al otro lado del sofá.

    Estaba estúpido si se pensaba que iba a aceptar un regalo de su parte tan a la ligera, especialmente algo que podía dejarme en una situación tan vulnerable. Y él lo sabía, por supuesto, que no iba a fiarme tan fácilmente de sus acciones después de tantos años.

    Pero… ¿no era un poco divertido de repente? Ver hasta que punto era capaz de extender el teatro para ganarse mi confianza. Y también lo había pensado antes, ¿verdad? Japón era mi casa, mi sitio seguro.

    La idea de aprovecharme de mi comodidad ahí para joderle me estaba resultando repentinamente tentadora.

    Me: creo que ali lo va a pasar mal si hago que Aiden venga
    Ali, actually: *living her best life screwing him over*
     
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    Amane

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    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
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    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
    Palabras:
    1706
    n/a: un escrito cortito y sin mucha importancia pero que necesitaba hacer <3 es canon para la tarde del día 18.





    She's just a kid, but she feels something weighing on her
    And sooner or later she'll break
    And people will say "she's worth nothing
    She can't even walk out of a miserable door"

    ***

    | Emily Hodges |

    ***

    Si tuviese que definir mis sentimientos en aquellos momentos, lo cierto es que sería algo terriblemente contradictorio. Por un lado, estaba feliz de que mi hermano me hubiese hecho retomar el contacto con Sadashi, al fin y al cabo, era una persona a la que había llegado a apreciar mucho desde pequeña; pero por el otro no podía evitar estar nerviosa. ¡Un par de horas de conversación no cambiaban años enteros sin saber de ella!

    Pero le había prometido que iría a visitarla después de la mascarada para contarle como me había ido, y lo último que pretendía hacer era romper una promesa de ese estilo.

    Así pues, me vestí con una camiseta de manga larga negra y por encima me eché un vestido tartán azul de tirantes. Me puse también unas medias, pues el cielo estaba encapotado y realmente hacía bastante fresco, y terminé con unos botines también negros.

    El trayecto en tren desde mi barrio hasta Ginza no era especialmente corto, pero por suerte había sido lo suficientemente previsora como para llevarme un libro de lectura y hacerme el viaje más llevadero.

    Para cuando me quise dar cuenta, pues, el tren había llegado a la parada correspondiente y yo había avanzado unos cuantos capítulos del libro. Me bajé del tren con cuidado e hice el camino de la última vez sin mayor problema, sorprendentemente acordándome del trayecto a pesar de solo haberlo hecho una vez. Fred me había confirmado el piso en el que Sadashi vivía, aunque era el último y no tenía mucho misterio, así que llamé al timbre en cuanto llegué a la puerta y me abrieron al instante.

    Sadashi me recibió con la misma energía que la última vez, solo quizás un poco más contenida para no ir a asustarme, pero en lugar de arrastrarme hacia el interior de la casa lo que hizo fue llevarme de nuevo hacia el ascensor.

    —¡Vamos a merendar en un algún sitio bonito! —anunció, pulsando el botón de la planta baja, y aun si hubiese querido, no tuve mucho espacio a otra cosa más allá de aceptar la oferta.

    Se sentía un poco extraño, a decir verdad, porque nos estaban esperando en un coche de última gama y cuando nos metimos en el mismo, Sadashi me dijo que podía elegir el sitio que más me apeteciese para ir, sin ningún límite por posible precio o algo por el estilo. Y me hubiese gustado responderle, ¿pero de dónde iba a saber yo sitios para merendar en Ginza? Si al único sitio que iba era la crepería que le dije a Anna la otra vez.

    Al final eligió ella y después de un rato en el coche, alcanzamos nuestro destino. Para mi sorpresa, lo que encontré al bajar de vehículo fue una cafetería de lo más normal, hasta un poco pequeña y bastante simple. Tampoco había que ser ningún genio para darse cuenta que Sadashi había elegido un sitio que fuese acorde a mi gusto y, bueno, ese simple detalle significaba un mundo para mí.

    Nos sentamos en una mesa cerca de un ventanal que daba a la calle, hicimos nuestros pedidos, y ya perfectamente acomodadas en los asientos, recibí la mirada llena de emoción de la mayor. En serio, juraría que las pupilas le brillaban por la expectativa o algo.

    —¿Y? ¿Qué tal estuvo la mascarada aquella? ¿Te lo pasaste bien? ¿Deslumbraste a todos con tu vestido? ¡Cuéntame todo, eh!

    Solté una risilla nerviosa después de recibir la seguidilla de preguntas, levantando las manos inmediatamente después en un gesto que pretendía indicarle que le iba a responder, pero sin prisas.

    —Estuvo muy bien, Dashi-chan, me lo pasé muy bien —contesté de primeras, con una sonrisa suave, y apoyé la cabeza sobre ambas manos para mirarla—. Aunque no pude deslumbrar a nadie porque llegué tarde~ —solté, con cierto dramatismo fingido, y hasta dejé salir un suspiro ligero.

    —¿Eh~? ¿Cómo así?

    —Te hablé de Anna cuando fuimos a tu casa, ¿verdad? La chica que llegó nueva y nos hicimos amigas aquella vez que nos colamos en el colegio… —ella asintió con la cabeza, sin inmutarse ni un poquito por saber que había hecho todo eso—. Pues quedamos para prepararnos juntas y nos distrajimos… bastante.

    Le conté como nos habíamos quedado viendo la película de Orgullo y Prejuicio, sin obviar el detalle de que fuimos lo suficientemente tontas de empezarla tan tarde que para cuando acabase ya iríamos tarde a la fiesta, y también le conté que Anna nos había empezado a meter alcohol en el cuerpo desde la cuatro de la tarde.

    Sabía que por regla general no eran el tipo de cosas que una contaría sin reparo, mucho menos alguien como yo, pero Sadashi siempre había sido como una hermana mayor para mí y había tenido con ella la relación que tenía con Fred, que era justamente la persona a la que no me importaba nunca contarle este tipo de cosas por igual.

    >>Y se veía muy linda, ¿sabes? Al principio le costó vestirse, creo que aun le daba miedo todo el asunto, ¡pero luego lo hizo! Y sé que esperaba escucharlo del chico que le gusta y que no tengo tanta influencia, pero realmente la vi muy bonita.

    —La quieres mucho, ¿no, Emi-chii?

    —¿Eh? Bueno, es mi amiga, así que…

    Mientras respondía, sin embargo, vi a Sadashi negar suavemente con la cabeza y me quedé callada, mirándola con la cabeza ligeramente ladeada.

    —¿Crees en las almas gemelas, Emily?

    —Sí, pero Anna y yo solo somos amigas.

    —¿Y? ¿Eso impediría que lo seáis? Las almas gemelas no son exclusivamente románticas, Em. No conozco a esa chica, pero la manera en la que hablas de ella… creo que podría ser la tuya.

    —Mhm, quizás lo sea… —murmuré, bajando la mirada con cierto aire tímido.

    Por suerte, justo en ese instante llegaron las bebidas que habíamos ordenado y me sirvió para recuperar el hilo de la conversación. Me daba un poco de vergüenza pensar en todo aquello, sobre todo porque yo creía firmemente que si Anna tenía un alma gemela ese tenía que ser Altan, y creer las palabras de Sadashi sería como entrometerme en algo que no debería.

    La muchacha debió darse cuenta de ello y siguió preguntándome por la fiesta, a lo que por supuesto seguí contándole cómo llegamos y nos metimos en el salón como dos torbellinos, especialmente alteradas por aquello de llevar ya bastante alcohol encima.

    La parte en la que le entregaba el regalo a Katrina fue bien hasta que, bueno, me vinieron encima los recuerdos de la biblioteca y me trabé hasta el punto de no ser capaz de formular una frase con sentido. Sadashi me picó un poco al respecto, como venía siendo costumbre por todo el mundo cuando me ponía nerviosa, pero por suerte lo dejó correr no mucho después.

    —Conozco a los Akaisa, ¿sabes? Bueno, de nombre, por supuesto. ¿Quién me iría a decir que mi pequeña Emi-chii se liaría con alguien de tal calibre~?

    —¡N-no es para tanto! Es decir… respeto mucho a Akaisa-senpai, pero realmente no soy la primera ni la última persona con la que se acuesta…

    —Aun así~

    —¡Cómo sea!

    Quise cambiar de asunto, pero a decir verdad no quedaba mucho que contar después de aquello. No volví a encontrarme con Anna, si no recordaba mal, pero vi a Kashya y volvimos juntas no mucho más tarde. Me quedé en casa de la albina a pasar la noche, también parte de la mañana por la resaca, y más o menos eso cerraba el arco de la mascarada.

    —¿Y ese chico…? ¿Cómo era que se llamaba? ¿Ishikawa o algo así?

    —Sí, ¿qué pasa con él? N-no lo vi aquella noche…

    —Mhm, qué pena~

    —Dashi-chan, debo decírtelo, Fred y tú sois una terrible influencia —me quejé, inflando las mejillas, provocándole una carcajada con ello.

    —Supongo que somos culpables~

    Al final, con todas las tonterías e interrupciones del relato, se nos pasó prácticamente toda la tarde, y por mucho que me hubiese gustado seguir hablando con ella… a la mañana siguiente me tocaba P.E. bien temprano, así que tendríamos que despedirnos ahí.

    Mientras recogía mis cosas, Sadashi se fue a pagar la consumición, y al levantar la vista no mucho después me di cuenta que había vuelto y que se había hecho con el libro que había traído para el viaje.

    —¿Pasa algo, Dashi-chan? —cuestioné, al ver que se quedaba mirando la portada con bastante más intensidad de lo que se consideraría normal.

    —Este libro…

    —¿Lo conoces? Se lo he cogido prestado a mi hermano. ¡Se lo ha leído tantas veces que me ha causado curiosidad!

    —¿En serio?

    Asentí con la cabeza, convencida, y podía prometer que le había visto el atisbo de una lágrima a la chica cuando extendió el libro para devolvérmelo. No iba a preguntar, sabía perfectamente cual era mi sitio en según qué situación, pero a pesar de todo pude sentir que su expresión no era la de alguien tiste.

    Nunca lo sabría, claro, que aquel libro se lo había regalado ella antes de mudarse y cortar el contacto; ni sabría que había esperado que él ni le prestase atención, pero en su lugar… bueno, lo había atesorado desde el primer minuto.

    Insistí en irme caminando a casa, pero no tuvo realmente caso, porque al final me convenció para entrar al coche y dejar que el mismo me llevase justo después de dejarla a ella en su edificio. Me despedí de ella ahí mismo, prometiendo que nos volveríamos a ver para seguir poniéndonos al día, y llegué a casa terriblemente contenta.

    Qué va, ni siquiera el hecho de tener que madrugar al día siguiente me importaba lo suficiente en ese momento.
     
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  12. Threadmarks: XI. God save the prom queen [Alisha Welsh]
     
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    18
     
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    n/a: no creo que a nadie le interese pero bueno, seguramente los fics que haga del bakcground de ali por aquí o el two-shot que hice en su momento introduciendo a aiden se contradigan un poco con el primer fic que hice de ella, de las runas, donde ponía que la mandaban a japón en verano y todo el rollo, pasa que bueno... en esa época no tenía casi nada pensado de su bakground y ahora ya me lo ando montando más en serio, que hasta tengo un drive con cosas apuntadas porque es un lío so, eso. No que el otro fic vaya a dejar de ser canon, fue de lo primero que hice y es lo suficientemente superficial como para que tampoco sea un problema, pero estos son más específicos y accurates so yeah, el five me pedía que aclarase las cosas (?)

    Anyways, esto es canon para el background de Ali too. Es muy cortito pero me apetecía escribirlo y bueno, tenía ganas de usar esta canción desde hacía siglos so there's that.




    All the peasants bow down

    .
    .
    .

    God save the prom queen
    Teenage daydream
    Just another dressed up heartbreak
    God save the prom queen
    Only 18
    Turned her tears to diamonds in her crown

    ***

    | Alisha Welsh |

    ***

    Nunca había sido una persona que destacase por su inteligencia, y aunque me gustase hacer ejercicio, no tenía mucho interés en formar parte de un equipo deportivo que compitiese contra otras escuelas y requiriese tanto esfuerzo diario. Pero todo el mundo tenía alguna habilidad, ¿cierto? Y de alguna extraña manera, yo había encontrado mi sitio en el equipo de animadoras.

    No había planeado entrar en ninguna especie de club cuando entré a la escuela; contrario a lo que pudiera parecer, realmente no tenía ningún interés en llamar la atención de ninguna de las maneras. No pretendía ser popular, aunque eventualmente me di cuenta de que alguien como yo no podía huir de cierta fama, y lo cierto era que mucho podía considerarse si tan siquiera lograba pasar las clases así fuese por los pelos.

    Siempre había sido un poco rebelde, me había gustado escapar de casa para encontrarme con gente al azar y salir a sitios que no tenía permitidos, y si bien llevaba ya un tiempo recibiendo la nefasta influencia de Aiden, aun no había conseguido hacerme una completa cabrona en el colegio. Por eso mismo, aún no había aprendido que podía aprovecharme de la gente para que me hiciese los deberes, que podía conseguir más de lo que pensaba si sabía utilizar mi físico y que también podía ser bastante intimidante y que no me sería muy difícil joder a las personas que me llegasen a molestar.

    Una chica mayor se me acercó a principio de año, sin embargo, y me dijo que intentase apuntarme al equipo de animadoras, que tenía el físico y aspecto apropiado para ello y yo acepté, porque tampoco tenía nada mejor que hacer. No puse mi mayor esfuerzo en las pruebas y aun así logré entrar, lo cual se sintió como una especie de señal desde el principio. No empecé muy ilusionada, la idea de tener que seguir una rutina tan estricta me quitaba las ganas de vivir, pero por a poco le fui pillando el gusto a todo.

    Las chicas eran amables y, vaya, si había algún grupo de personas con el que relacionarme en la escuela, definitivamente el más apropiado para mí era el de las chicas bonitas y extrovertidas del que todo el mundo aspiraba a formar parte. La escuela nos daba muchas facilidades a la hora de los trabajos y los exámenes, prácticamente teníamos las mismas ventajas que el equipo de fútbol, y la excusa de las prácticas fuera de clase me permitían mucha libertad de movimiento con mis padres.

    La popularidad me sentaba muy bien también, para qué mentirnos. Había entrado a la escuela sin intenciones de llamar la atención y, apenas un par de meses después de entrar al club de animadoras, sentí que era incapaz de vivir con la atención que todo el mundo nos otorgaba. Era obvio que todo aquel boost de ego no me haría ningún bien de cara al futuro, pero bastante poco me importaba en esos momentos.

    Tampoco me importó mucho después, cuando me empecé a creer la reina del Sakura nada más poner un pie dentro.

    Aiden venía a recogerme bastante a menudo de las prácticas, me preguntaban qué tal habían ido y yo le respondía con todo lujo de detalles, porque seguía siendo una niña relativamente inocente y me ilusionaba contarle ese tipo de cosas al chico que me gustaba. Nunca llegamos a definir nuestra relación, a decir verdad, en gran medida porque la diferencia de edad hacía que fuese muy difícil presentarnos como novios o algo parecido. Pero él me gustaba mucho, y sabía que yo también le gustaba a él, y era más que suficiente para alguien como yo.

    Me llevaba a su piso, pasábamos el tiempo ahí o salíamos a dar un paseo, y luego me llevaba a casa (aunque no directamente a casa, porque mi padre era capaz de matarlo si lo veía). Yo hacía que me dormía caída la noche, todo para después escaparme de casa y buscarlo al pub de turno en el que le tocase hacer negocio. Solía enfadarse cuando me veía, porque decía que yo no tenía que estar en un sitio como ese, pero yo pasaba de su cara y me ponía a hablar con la gente que hubiese a mi disposición.

    Él nunca me había escondido que no era un chico lo que se dice muy legal, y yo tampoco había pretendido nunca hacerle creer que era un tipo de persona diferente a la que era. Sabía mejor que nadie que odiaba seguir órdenes, así que ni siquiera entendía porque perdía el tiempo intentando regañarme.

    Y menos sentido le encontraba teniendo en cuenta que había sido en una situación parecida que nos habíamos conocido.

    Al final desistía, obviamente, si de todas formas no tenía edad suficiente para entrar en aquellos sitios así que me quedaba esperando fuera, conociendo y hablando con quien se me pusiese por delante.

    Sabía que no era lo correcto, que una niña como yo no tenía que estar hablando con adultos desconocidos delante de un pub o una discoteca a las tantas de la noche. Seguí sabiendo que no estaba bien cuando acepté el primer botellín de cerveza que Aiden me dio y seguí sabiéndolo cuando me dio mi primer cigarro.

    Supe en todo momento que estaba mal, y lo supe porque el remordimiento vino acompañado de la adrenalina, aquella adrenalina que obviamente ganó en todo momento y me instó a seguir hundiéndome más y más en el mundo de las sombras, hasta que no hubo vuelta atrás.

    No tenía ni idea de donde me estaba metiendo, no sabía que aquellas nefastas decisiones me arrastrarían a ser el tipo de cabrona que seguramente nunca dejaría de ser, ni tampoco que serían las culpables de que acabase viviendo en la otra parte del planeta unos meses después.

    Qué va, no tenía ni idea. Lo único que sabía era que había encontrado a una persona que me dejaba romper las reglas sin tregua, que no me ponía límites, y que incluso me ayudaba a hacer toda estupidez que se me cruzase por la mente.

    Sabía todo eso, y también que me estaba enamorado de esa misma persona, a pesar de que algo dentro de mí gritaba que no lo hiciese, que solo nos traería problemas y que no estábamos hechos para el amor.

    Pero ignoré todas las advertencias, claro, porque era inexperta y me estaba enamorando.
     
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  13. Threadmarks: XII. So what if I'm such a sucker for pleasure? [Kou x Riamu]
     
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    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
    Palabras:
    4747
    n/a: so me vi la última peli de after y como siempre, lo único que saqué fueron las escenas de sexo y canciones nuevas que están bien nice. me entraron ganas de hacer un jolisha, como siempre, aunque luego me dije que no porque me prometí centrarme más en fics de background y dejar un poco de lado las ships, PERO LUEGO, claro, resulta que mi novia está un poquito ocupada estos días y pensé: why not hacerlo para animarla?

    so here i am, con un ficazo con la simple intención de animar a mi bebi, SIN EMBARGO, no es un jolisha si no un kouri. tenía ganas de escribir algo de ellos desde hace mucho y con la canción que me salió pensé que podría intentarlo, porque es así más lenta y les pega a ellos, even tho estoy un poco nerviosa porque aun no sé yo kou como me saldrá manejarlo.

    ANYWAYS, después de este n/a kilométrico que no one cares about, Gigi Blanche this is for you, espero que te guste uwu <3 y pues nada, escenas de contenido explícito, sepso bien rikou-lino 7u7





    So what if I'm fucked up, fallen in love?
    So what if I'm such a sucker for pleasure?
    So what if one night is never enough?
    Drive me insane

    ***

    | Riamu Yumemi |
    | Kou Shinomiya |


    ***

    No importaba las veces que hubiese quedado ya con Kou ni el tiempo que hubiésemos pasado juntos, lo cierto era que incluso a aquellas alturas me seguía resultando increíble que él y yo estuviésemos manteniendo alguna clase de relación.

    Al parecer los opuestos realmente se atraían.

    No pretendíamos ser nada y era justamente eso lo que nos daba la libertad de hacer lo que nos viniese en gana, quedar cuando nos apetecía y no necesariamente acabar en casa de alguno. Y no era yo una chica clasista ni nada por el estilo, pero tenía que admitir que los sitios a los que Kou me llevaba tenían un encanto especial.

    Así pues, tampoco me sorprendió demasiado cuando escuché el telefonillo de casa y al responder me dijeron que era el chófer de los Shinomiya, al que mi portero ya reconocía desde antes de bajarse del coche incluso. No me sorprendió porque le había comentado al chico, un poco a la pasada, que ese fin de semana no tenía ningún plan y la sonrisa que me dedicó en respuesta me hizo saber que eso no seguiría así por mucho tiempo.

    Me tuve que preparar a la velocidad de la luz, y como no tenía ni idea de a donde íbamos, encima estando a plena mañana, pues tuve que improvisar y llevar lo más neutral que tuviese en el armario. Acabé con unos vaqueros, una camiseta de manga corta y unos botines con un poquito de tacón.

    —Naga-chii —saludé al chófer, confianzuda como solo yo podía ser, y me enganché a su brazo en cuanto llegué a su lado—. ¿Esa corbata es nueva?

    —Así es, Yumemi-san, tan observadora como siempre —me respondió, sin cambiar ni un poquito su expresión o tono de voz de pura cortesía y seriedad—. E igual de guapa, también.

    —Ah, y tú siempre tan atento, Naga-kun. Tengo que decirle a Kou que te de una propina o algo, eh~

    No me respondió, en gran parte porque habíamos llegado ya al coche, y me hizo soltarle el brazo para abrirme la puerta del vehículo. Le dediqué una última sonrisa amistosa antes de entrar a la limusina, donde por supuesto me encontré a Kou de lleno y no dudé ni un segundo en plantarle un beso en los labios antes de acomodarme como debía en el asiento.

    —Buenos días, Ri-chan. ¿Qué tal amaneciste?

    —Buenos días, Kou-chii~ Amanecí bien, aunque no me ha dado tiempo a desayunar…

    Eso último no era del todo cierto, pero tampoco era relevante, me había acabado acostumbrando demasiado a andar pidiéndole cosas al chico por el simple gusto de hacerlo, sabiendo que en la mayoría de los casos me lo cumplía sin poner mucha queja.

    Le había puesto ojitos y había bajado el tono de voz, como siempre hacía, y recibí de su parte la sonrisa de suficiencia que acostumbraba a dejar ver antes de cumplirme el capricho en cuestión. Lo seguí con la mirada durante un par de segundos, que se giró para hacer no sé qué, y los ojos me brillaron de la emoción cuando vi que me estaba extendiendo un café que olía tan apetecible como lo parecía.

    >>Te adoro —sentencié, con toda la seriedad del mundo, antes de aceptarle la bebida y darle un trago—. Y bueno… ¿a dónde me llevas tan temprano?

    —Es una sorpresa~

    Por supuesto que me iba a responder eso, si hubiese querido que lo supiese me lo hubiese dicho desde el principio, pero igual no perdía nada por intentarlo, ¿verdad? El hecho de no saber a donde íbamos solo hacía que me hiciese más ilusión, y como tal, me tiré pegada a la ventana todo el viaje, para ver si intentaba adivinar a donde nos dirigíamos, y con Kou dejándome hacer porque cuando me ponía infantil no había quien me hiciese cambiar de opinión.

    Reconocí Minato en cuanto vi los primeros edificios de la zona y también distinguí el complejo de edificios de Tokyo Midtown en cuanto nos acercamos con claras intenciones de aparcar el coche. Prácticamente me bajé de un salto cuando el chófer abrió la puerta, mirando a mi alrededor con cierta emoción contenida, y cuando el castaño se acercó a preguntarme si me había gustado, no dudé en asentir con la cabeza un par de veces.

    Aun no sabía qué era lo que planeaba exactamente, pero lo que tenía claro era que en esos edificios había tiendas lujosas de ropa, buenos restaurantes y un hotel cinco estrellas de fama internacional. Ya podíamos solo darnos un paseo por las galerías de arte que también había y yo me daría por más que satisfecha, que ni las tiendas de Shibuya donde yo me iba a comprar mi ropa gritaban tanto la palabra ‘lujo’ como aquel lugar.

    Kou ya me conocía mejor de lo que pudiese parecer, o quizás solo estuviese dando palos de ciego, pero lo que importaba era que había anticipado que querría ver alguna de las exposiciones y nos consiguió entradas para la de Yokoo Tadanori, que era la que más interesante parecía de las que había.

    Eh, podía no parecerlo, pero yo era una chica de lo más culta cuando me apetecía~

    Entre la exposición, hacer el tonto por el camino y la visita a la tienda de regalos, prácticamente se nos fue la mañana. Comimos en un sitio normalito de por la zona y, de alguna manera, conseguí ser la que pagase la comida en aquella ocasión. Hombre, me gustaban todos los caprichos que Kou me cumplía, pero a veces me sentía un poco mal por ello, así que intentaba recompensarlo de vez en cuando.

    Fue después de comer que me di cuenta que todo lo que ya habíamos hecho había sido solo un relleno y que las verdaderas intenciones del chico se centraban en lo que haríamos después.

    Me dejé llevar hasta donde él quiso, y apenas después de unos minutos descubrí que era una de las tantas tiendas de ropa que había por la zona, ADEAM para ser más concretos. Estaba bastante dispuesta a recorrerme cada centímetro del establecimiento para llevarme todo lo que se me cruzase por delante, pero Kou me interrumpió a medio camino para decirme que ya lo tenía todo preparado.

    Anda que no me había topado con un chico atento~

    Una de las dependientas se nos acercó entonces y nos direccionó hacia una sala especial, donde me topé con un montón de ropa dispuesta en fila y lo que parecía ser un probador que había sido exclusivamente reservado para nosotros. Era increíble lo que conseguía una buena tarjeta de crédito, ¿eh?

    —¿Y todo esto, Shino-kun? —pregunté, acercándome a una de las perchas para mirar un vestido, justo después de que la dependienta se fuese para dejarnos tranquilos.

    —Quiero que te lo pruebes y elijas lo que más te guste, para esta noche y para las próximas veces que salgamos, Ri-chan~ —me contestó, con toda la naturalidad del mundo, en lo que se dejaba caer sobre un pequeño sofá que también había dispuesto.

    No le dije nada, solo lo miré de refilón mordiéndome el labio inferior y elegí una percha al azar, dando con un vestido corto bastante bonito, justo antes de guiñarle el ojo alejarme hacia el probador.

    Había un montón de prendas y yo en mi vida iba a desaprovechar una oportunidad como aquella para conseguir aún más conjuntos en mi vestidor, así que no tuve ningún reparo en probarme todo lo que llamase mi atención… que venía siendo casi todo, para ser sincera. Kou tampoco podía quejarse, vamos, si le estaba haciendo el espectáculo de su vida, y probándome un conjunto algo más nocturno se me ocurrió agradecerle de una forma un poquito más especial.

    Estaba formado por dos piezas: un top de tirantes con escote bastante pronunciado y una mini falda ajustada, con transparencias. Ambas prendas eran negras, con brillitos repartidos, y ambas me quedaban, sin pecar de exagerada, de puta madre. Los conjuntos que me había probado hasta el momento no eran tampoco recatados, las cosas como eran, pero solo había que ver la sonrisa de mierda que se le plantó a Kou al verme salir en esos instantes para saber que aquel tenía algo más.

    Me acerqué al sofá donde estaba situado y me senté en su regazo a horcajadas, sin ninguna clase de vergüenza. Solo estaba comprobando la elasticidad de la falda, eh~ Y hablando de la falda, noté prácticamente a los segundos la mano del chico colándose por debajo de la tela.

    —Me gusta este —comentó, con aire distraído, subiendo la otra mano hasta alcanzar a jugar con las puntas de mi cabello.

    —A mí también~ —respondí, sin pretender esconder el ronroneo bajo que se había apoderado de mi voz.

    Me lancé a besarlo sin ninguna clase de aviso previo, detalle que no importó demasiado, porque el chico se había olido mis intenciones posiblemente desde que estaba dentro del probador y me recibió sin ninguna complicación. La mano con la que había estado jugando con mi cabello se hundió aún más en el mismo, instándome a profundizar más en el beso, y yo busqué con las mías la tela de su camisa, enganchándome para atraerlo más contra mi cuerpo.

    Después de un buen rato a lo nuestro sentí como subía la otra mano, la que se había entretenido en la falda, y alcanzó la cremallera del top no sin antes haberme rozado las caderas y la piel descubierta de la espalda con claras intenciones de provocarme. No pensé que se le fuese a ir tanto la pinza, pero parecía que lo había subestimado, pues sentí como el aire se iba colando a medida que la cremallera bajaba.

    —Ups~ —soltó, sin ninguna piza de vergüenza, cuando me separé de sus labios y le inquirí con la mirada, alzando una ceja.

    Me sonreí, divertida, y me levanté del sofá sin más, dejando a Kou con cierta duda impresa en su rostro. Me quité el top, no sin antes haberme dado la vuelta, y lo lancé hacia atrás, esperando que mis cálculos no me hubiesen fallado y que la prenda le cayese al chico en el regazo.

    —Me lo quedo.

    La falda también me la quité de camino al probador, ya que estaba con la vena exhibicionista o algo, y le eché una última mirada al castaño antes de cerrar la cortina, con la expresión juguetona de siempre.

    Seguí probándome prendas aquí y allá, hasta que finalmente Kou me dijo que me probase un vestido que había algo más apartado y le hice caso, porque no tenía realmente motivo para no hacerlo. El vestido en cuestión era precioso, por cierto, de terciopelo y un color rojo vino de lo más bonito.

    >>Oye, Kou —lo llamé, asomando la cabeza por la cortina para buscarlo con la mirada—. Necesito ayuda con una cosa~

    Igual lo dije con un tono un poco más meloso del necesario, ni idea, pero lo importante es que sirvió para que me hiciese caso y entrase al probador conmigo. Tampoco hubiese tenido más opción, seguramente, pero iba a quedarme con la idea de que lo había conseguido por mi encanto natural.

    >>La cremallera, por fi~ —le dije, en cuanto vi su reflejo en el espejo, dándole la espalda.

    No se hizo nada de rogar, vaya, y en menos de un segundo noté el vestido ajustándose a mi cuerpo en lo que el chico subía la cremallera. Tenía que admitir que me había quedado un poco embobada con la imagen del vestido ya en su sitio, así que me pilló un poco desprevenida cuando de repente Kou se inclinó para dejarme un beso en la curvatura del cuello.

    —Estás muy guapa, Ri-chan —me susurró, cerca del oído, y yo solo atiné a asentir con la cabeza un par de veces, ignorando el chispazo que me recorrió la espalda como una campeona—. Pero falta una cosa.

    Lo seguí con la mirada a través del cristal, bastante curiosa, y acabé por ladear la cabeza cuando vi que volvía con una caja en las manos. La abrió, descubriendo un collar blanco precioso, y obviamente me quedé bien quietecita mientras me lo colocaba con todo el cuidado del mundo.

    Le planté otro beso profundo cuando terminó, y aunque me lo llevé un poco en banda por la sorpresa, rápidamente se amoldó a mis intenciones y apoyó sus manos en mi cintura, correspondiéndome como venía haciendo casi siempre que me lanzaba encima de él.

    >>No te emociones demasiado aún, Ri-chan.

    —Ah, ¿que hay más sorpresas para mí? Tampoco me he portado tan bien, ¿sabes~?

    No me contestó, simplemente me mostró aquella sonrisa de suficiencia que le encantaba, y salió del probador. Cuando seguí sus pasos me encontré con unos tacones del mismo tono que el vestido, dispuestos a la salida, y a un montón de chicas que, supuse, trabajaban ahí, recogiendo la ropa que me había estado probando.

    Me calcé los zapatos sin decir nada más y al salir de la sala aquella, Kou me indicó que llevase todas las bolsas que nos habían preparado al coche y que lo esperase ahí, que en un rato venía. Me di cuenta al salir que ya había caído la noche, aunque afortunadamente el tiempo estaba siendo benevolente y no parecía que fuese a pasar frío esperando. También me encontré a Nagamori en la entrada, esperando para coger las bolsas y llevarme hasta el coche, donde ya de paso aproveché para repasarme el maquillaje con lo que me había traído en el bolso en caso de emergencia.

    Kou se apareció no mucho después, así como había prometido, y prácticamente me lo comí con la mirada mientras se acercaba. El cabrón lo tenía que haber tenido preparado o algo, ni idea, pero se había cambiado en algún otro sitio y ahora estaba ahí, con un jersey blanco con algo de cuello alto —algo que sabía que me encanta como le quedaba— y un traje color borgoña que combinaba a la perfección con mi vestido.

    Me enganché a su brazo en cuanto me lo ofreció, como buen caballero que era, y no dudé en halagar su aspecto un par de veces mientras avanzábamos hacia nuestro nuevo destino. No tenía ni idea de a donde nos dirigíamos, o por lo menos no la tuve hasta que ingresamos en el edificio más alto de todo el complejo y pulsó el botón del último piso. De nuevo, no dije nada, porque tenía que comportarme como una señorita decente, pero por dentro estaba bastante emocionada con la expectativa de lo que iba a ser.

    —Oye, ¿no estaremos celebrando algo y yo no lo sé? —le comenté, en un susurro, cuando llegamos finalmente a la planta más alta y salimos del ascensor.

    —No especialmente, no —me contestó así sin más, justo antes de alcanzar la entrada del restaurante para preguntar por nuestra reserva.

    Joder, para no estar celebrando nada especial me había traído al mejor hotel de la ciudad para cenar. Tendría que empezar a pedirle regalos especiales por mi cumpleaños o algo, eh~

    Nos llevaron a nuestra mesa, que para la gracia quedaba al lado de una ventana y se veía prácticamente toda la ciudad desde ahí, y no tardaron en traer la carta, así como tampoco tardaron nada en traernos el vino en cuanto se lo pedimos.

    >>No hay ni punto de comparación con el servicio del último restaurante al que fuimos.

    Miré a Kou por encima de la carta cuando dijo aquello, con el ceño ligeramente fruncido, y después de un segundo acabé por soltar el aire en un suspiro.

    —Me siento super mal por eso, Kou, despidieron al camarero por nuestra culpa —le dije, bajando tanto la voz que prácticamente fue un murmullo, pero lo único que él hizo fue encogerse de hombros.

    Es cierto que yo tenía gran culpa de aquella decisión, porque me quejé de que no me habían traído exactamente lo que había pedido y de ahí la cosa simplemente escaló, especialmente con la ayuda de Kou. Luego me arrepentí un poco, lo dicho, porque igual que me ponía en modo exigente y niña malcriada… pues luego me entraba la culpa, ni modo.

    El tema murió ahí, de todas formas, porque no quería estropear la noche con algo que ya había escapado de nuestras manos.

    La velada fue maravillosamente, eso sí. Nos atendieron muy bien, la comida estaba riquísima, el vino aún más, y Kou estaba encantador, aunque eso, contrario a lo que pudiera parecer, era cierto todas las veces que quedábamos para hacer algo. Me trataba siempre tan bien que incluso a aquellas alturas me costaba asociarlo a los lobos de Shibuya, por mucho que sabía que tenía que ser cierto porque no había motivo para que me mintiese en algo como eso.

    —¿Vamos a algún sitio a tomarnos unas copas? —cuestioné, enganchándome de nuevo a su brazo mientras salíamos del restaurante.

    La botella nos la habíamos bebido entre los dos, sí, pero estaba bastante convencida que las porciones no habían sido exactamente igualadas. Y si ya de por sí el alcohol me subía estúpidamente rápido, pues no tenía mucha salvación cuando además me pasaba con las cantidades.

    Pareció como si Kou hubiese anticipado hasta eso, porque de nuevo le pillé la sonrisa de suficiencia y ladeé la cabeza con curiosidad cuando vi que rebuscaba algo en el bolsillo de su pantalón.

    —¿Qué tal si nos tomamos algo aquí? —me devolvió la pregunta, enseñándome una tarjeta con el número de una habitación.

    Estiré el brazo para hacerme con la misma, dándole un par de vueltas para observarla con mejor detalle, y no pude esconder la intención de mi sonrisa cuando se la devolví.

    —Qué pillín, Kou-chii~

    Pero venga, ¿iría a rechazar pasar la noche en una habitación del Ritz-Carlton? Ni que fuese estúpida.

    Bajamos un par de plantas en el ascensor y entré a la habitación sin desengancharme de Kou, más que nada porque capaz perdía el equilibrio de hacerlo, observándolo todo con la curiosidad de una niña. Me dejé caer sobre el colchón de la cama en cuanto lo alcanzamos, dejando que el chico se encargase de servirnos las bebidas, y aproveché el momento para quitarme los tacones y tirarlos por ahí.

    Kou me acercó una copa de champán que acepté con una sonrisa suave y que llevé hacia delante, buscando chocar con la suya en un brindis.

    >>Por nosotros y la tarjeta de tu padre~

    El chico soltó una risa floja por la nariz al escuchar el brindis, pero no me corrigió ni nada por el estilo y acabó dándole el impulso final a la copa para que ambas chocasen como era debido, dándole un sorbo a la bebida justo después. Yo hice lo mismo, ya de paso, aunque estando como estaba, acabé por tomarme todo el contenido de una.

    Me levanté de la cama después, llevando la copa vacía a un sitio seguro, y me dirigí hacia donde estaba Kou con paso tranquilo. Deslicé ambas manos por la tela de su jersey, con una delicadeza estúpida, y acabé por enredar los brazos detrás de su cuello, atrayéndolo hacia mí hasta dar con sus labios.

    Fue un beso profundo, lento, pues ahora nos habíamos asegurado de que tendríamos toda la noche para nosotros y no había motivo para acelerarse. Giré la cabeza al mismo tiempo que colaba la lengua en su interior y me pareció notar como él buscaba dejar la copa a un lado también para poder llevar de nuevo sus manos a mi cintura. Sentí como subió las mismas por mi espalda, en un movimiento suave, pero antes de que pudiese hacer nada más comencé a caminar hacia delante hasta dar de nuevo con la cama, separándome solo para darle un pequeño empujón y obligarlo a caer sobre el colchón.

    Me levanté un poco la falda del vestido, con el objetivo de facilitarme lo que iba a hacer después, y anclé las rodillas en el colchón, a ambos lados de sus piernas. Volví a lanzarme a sus labios, besándolo con bastantes más ganas que antes, y empecé a desvestirlo al colar las manos en la chaqueta del traje, deslizando la tela por sus brazos.

    —¿No tienes calor así vestido? —comenté, con un obvio tono de broma, cuando me separé.

    —¿Y tú no tienes frío? —dijo en respuesta, usando el mismo tono que yo, y noté como paseaba un dedo por la piel descubierta de mi hombro.

    —Un poco, ¿me ayudas con eso~?

    Se le escapó otra risa floja y asintió con la cabeza, justo antes de acercarse a mi cuello y comenzar a repartir besos húmedos por la zona. El primer roce me sacó un suspiro pesado, haciéndome repentinamente consciente de lo mucho que necesitaba aquello, y después los murmullos de placer solo fueron en aumento, siguiendo el camino descendente que el chico realizó hasta alcanzar la zona del escote.

    —Date la vuelta, Ri-chan —demandó, después de haber dejado un par de besos cerca de la tela.

    En algún momento había cerrado los ojos, ni idea de cuando fue, y empezaba a estar lo suficientemente espesa como para no cuestionarme gran cosa y simplemente cumplir lo que me pidiese. Así pues, entreabrí los ojos con cierta pesadez y me levanté para darme la vuelta, así como me había dicho.

    Deslizó la cremallera del vestido hacia abajo, permitiéndole al mismo caer contra el suelo, y sus manos se afianzaron de nuevo en mi cintura, atrayéndome de nuevo hasta quedarme sentada en su regazo, en aquella ocasión al revés, sin embargo. Iba a quejarme por eso, en realidad, pero Kou fue más rápido y acalló toda posible protesta cuando llevó las manos a mis pechos.

    Se notaba que el chico había mejorado desde la primera vez que follamos, especialmente a mí me había pillado casi todos los puntos débiles a aquellas alturas, y él lo sabía, así que no tenía mucho sentido intentar disimularlo.

    Eché la cabeza hacia delante, dándole incluso mejor acceso para los besos que comenzó a dejarme por la espalda, y en un algún momento no mucho después, cogí una de sus manos con la mía para guiarlo hasta mi entrepierna. Captó el mensaje de inmediato, de por sí era bastante explícito, y un gemido agudo rebotó por la habitación cuando comenzó a masturbarme, primero estimulándome el clítoris para después introducir un dedo en mi interior.

    Con el segundo eché la cabeza hacia atrás, buscando apoyo en su hombro, y recibí el mordisco que me dejó en el mío segundos antes de que lo obligase a sacar la mano de mis bragas y me llevase sus dedos a la boca, lamiéndolos como una zorra desvergonzada.

    Como sabía que le gustaba, en definitiva.

    Volví a darme la vuelta, le quité el jersey con algo de prisa, y lo tumbé sobre la cama para permitirme trazar mi propio camino de besos húmedos, desde la base del cuello a lo largo de su torso, hasta alcanzar el límite del pantalón. Me tomé mi tiempo, queriendo aumentar la expectativa, y de vez en cuando eché vistazos hacia arriba para captar la expresión de su rostro.

    Le desabroché el pantalón, arrodillándome en el suelo al hacerlo, y lo primero que hice al sacar su miembro de la ropa interior fue darle una lamida pronunciada, de arriba abajo, sin apartar la mirada de sus ojos. Se había portado tan bien ese día que me pareció justo darle un pequeño regalo especial por mi parte también~

    Empecé estimulándole con la mano durante un par de segundos, pero no quise hacerme demasiado de rogar, y no mucho después me llevé el miembro a la boca. Jugueteé con la lengua por el mismo sin parar en ningún momento el movimiento regular de mi cabeza, y aunque sabía que estaba manteniendo un buen ritmo, Kou acabó por enredar una de sus manos en mi pelo.

    No se lo tenía en cuenta, si por lo que estaba escuchando, era obvio que le estaba gustando bastante~

    Me separé cuando lo creí necesario, y Kou me atrajo hacia su boca en cuanto me erguí, aprovechando que seguía con la mano hundida en mi melena. Lo acepté gustosa y, aprovechando el momento, el chico nos giró hasta dejarme a mí tumbada sobre la cama y él encima.

    Volví a dejarle un par de besos, antes de dejar que se separase para coger un preservativo de entre sus cosas, y aproveché el momento para quitarme las bragas que ya andaban incordiando más que otra cosa.

    No me dio mucho tiempo a prepararme más, penetrándome casi de una estocada directa en cuanto terminó de colocarse la protección. Contrario a lo que pudiera parecer, sin embargo, me gustaba especialmente cuando era un poquito brusco, y el aire se me congeló en los pulmones el momento en el que lo sentí entrando tan de golpe.

    Encontramos nuestro ritmo con rapidez, acostumbrados como estábamos, y la habitación no tardó en llenarse del sonido de nuestros cuerpos chocando y nuestras peticiones entremezcladas, sin ignorar los gemidos y suspiros que lo acompañaban todo.

    Yo ya había aprendido que a Kou no le gustaba mucho que le clavase las uñas, así que siempre terminaba buscando la sábana para poder arrugarla entre mis dedos, y él ya había aprendido que a mí sí me gustaba sentir algo más cuando me follaba, así que tendía a apretar los dedos alrededor de mi piel con la suficiente fuerza como para dejar una marca rojiza visible.

    Llegué al orgasmo apenas unos cuantos segundos antes que él, por lo que terminamos deshaciéndonos prácticamente al unísono, y lo único que se escuchó en la habitación una vez Kou salió de mi interior fueron nuestras respiraciones agitadas.

    Vi como se levantaba no mucho después, entrando al baño para seguramente tirar el preservativo a la papelera, y sacando fuerzas no sé muy bien de donde decidí imitarlo, recibiendo la imagen del cuarto con los ojos ligeramente abiertos.

    —Yo me quiero dar un baño aquí, ¿eh? —dije, acercándome a la bañera para comprobar que de verdad fuese tan grande como parecía—. ¿Me acompañas~? —pregunté, girando la cabeza para mirarlo por encima del hombro.

    Lo pillé recorriéndome con la mirada como un descarado y recibí la sonrisa de lobo de lleno, justo cuando su mirada chocó con la mía.

    —Claro~

    Desde luego, íbamos a aprovechar bien la noche que nos quedaba por delante.

    Todos los sitios que he mencionado existen en Tokio, porque mi five no me lo permitía de otra manera uwu
    Y pues, como me gusta mucho buscar estas cosas pues... el outfit de la escena del sofá de riri, el vestido para la cena de riri y el traje de kou, este último cortesía de Belu ofc <3
     
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  14.  
    Gigi Blanche

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    XII. So what if I'm such a sucker for pleasure?

    LA PUTA MADRE AL FIN PUDE LEERLO gosh i was fuckin craving I LOV HIM BUT!!! así que se fue y mE AVENTÉ DE CABEZA OFC Y MIRA, TENGO GANAS DE UN CAFECITO PERO ME LAS AGUANTO CUZ THIS DESERVES AND U DESERVE Y QUÉ PEDAZO DE ROLITA PARFAVAR

    HEAVEEEN IS IT AS BEAUTIFUUUUL AS YOU

    ya sabes que estaba jodidamente impaciente por leer esta wea y tE ESTABAS TARDANDO Y YO ASÍ DE *tick en el ojo*. And, then again, debería estar estudiando cuz hola exámenes pERO NO PUEDO CUANDO ME ECHÉ TODO EL RATO SONRIENDO COMO PELOTUDA LEYENDO ESTO POR FAVOR I SHIP THEM SO MUCH??? bueno a ver si dejo de gritar, vamo a calmarnos

    nO, NO PUEDO

    ya lo dije mil veces pero lmao, sigo sin superar que todo TODO esto haya surgido de tu momento de delirio cuando aventaste a Ri en pleno seven time a interrumpir el juego y pedirle un beso a Kou??? hABLAME DE DEVELOP, TÚ A MÍ ME PONES ESTO EN UNA SERIE Y CHILLO HASTA NAVIDAD. Y lo dicho, posiblemente nos olvidemos con más frecuencia de la que es sana(? el hijo de puta que Kou actually is, pero ni modo, como si fuera a no pillarle cariño y gusto a rolearlo metiéndolo al rol y eNCIMA CON ESTA SHIP NO PUEDE SER GABI NO PUEDE SEEEER aguante el kouri vieja no me importa nada, de una cita a la otra haciendo pleno parkour

    Y ES QUE ESTO ES PRECIOSO

    DIOS, QUÉ ROLITA

    lo que tira este niño de la tarjeta de crédito de su padre debería darle vergüenza, pero ni modo. They rich kids doing rich stuff y soy weak, qué te digo. Soy super weak a que disfrute de malcriarla y cumplirle los caprichos, y que acabe usando la neurona que Dios le regaló para planear citas de puta madre porque el jodido tiene la astucia, el carisma, los contactos y el dinero, like, cómo no va a conseguir lo que le salga de los cojones?? Y me encanta que use todo eso no sólo para los fines que benefician también a su familia y a los Lobos, sino para pillarse caprichos de la manga tan absurdos y superficiales como eso, sacar a comer a Ri, comprarle ropa y todo el rollo. Porque son cosas que en definitiva hace porque le salen de los huevos, y como surgen sólo de eso las acaba disfrutando cuz nadie se las impone, nadie lo obliga ni vigila. Además, qué va, su three y su one deben estar fuckin rodando de puro planear pedazos de citas que le salen bien y que dejan a la niña contenta. Es una cosa de lo más extraña pero ya a estas alturas lo siento totalmente natural en él y aH, SÍ, CIERTO, QUE LO MANEJASTE A LA PERFECCIÓN GABI-CHAN JURO QUE FUE COMO SI YO LO HUBIERA ESCRITO 10/10 *le regala a Kou con cintita y todo* there, ahí tienes a tu amante, TE LO GANASTE

    BUENO Y QUE TODA LA CITA ESTUVO PRECIOSA desde que le pinches da el café en el auto, porque este chico parece vidente o algo. Está en todas, for real, está en TODAS y lo adoro por eso JAJAJA y Riri también 7u7 Jodida pendeja, te marcaste pedazo de lotería eh *c para y aplaude* you go queen, exprímele la billetera a mi pendejo, MAKE ME PROUD

    ya lo dije veinte veces pero sigo adorando la canción, desde que vi que era de FINNEAS chillé, sabía que no iba a decepcionarme Y AHORA LA TENGO EN UN LOOP BIEN FURIOSO E INTENSO y sensual también

    also son las 3 am again, será mi hora de comentarle a gabi-chan???

    bueno no, deja, son casi las 4

    también quiero decir que fui buscando todos los lugares que mencionabas en el ficazo, al artista también teehee, y me encanta que te hayas clavado research uwu Ya lo sabes but i lov that kind of fivey shits osi osi. Y BUENO, QUE PASARON UN DÍA PRECIOSO Y LA ESCENA DE LA TIENDA DE ROPA I SEE YOU, GABI, I FUCKIN SEE YOU. SÉ EN QUÉ TE INSPIRASTE, LO SUPE DE INMEDIATO Y CHILLÉ COMO CERDA ABSURDA YA TE DIGO *sigue chillando* Siempre dijimos que esa escena les pegaba a ellos, por favor, y que la hayas puesto aquí me gustó un montón <33 Si no estaría Riri en su puta salsa probándose ropa de primera marca sin restricciones mientras Kou la mira muy regio y tranquilito desde su sillón dE SUGAR DADDY, CUZ IM SWEAR THATS A SUGAR DADDYS COUCH AND U CANT TELL ME OTHERWISE.

    also los outfits que elegiste juju, el primero negro con las transparencias pUES QUÉ ZORRA, RIRI. IM SO PROUD. Y la recompensa que recibió Kou, oh yas, ya eso valió la mañana entera. Sister cuando le cuela la mano debajo de la falda apenas recibirla i saw it so clearly, sabes, si este jodido cabrón lo descuidas cinco minutos y también se le afloja la pinza con facilidad si siente que así puede permitírselo, si siente que está en una zona controlada y no hay riesgos de aflojar las válvulas de escape. Al final kinda que siempre acaba analizando todo friamente, es su personalidad y no hay nada que hacerle, pero hey. Claramente también sabe divertirse y lo que mejor, sabe satisfacer a su chica 7u7

    SÍ, DIJE SU CHICA, ALGÚN PROBLEMA????

    uy no lo mencioné pero eso de que el portero de Ri ya se conozca la limo de Kou Y QUE TRATE AL CHOFER COMO SI FUERA SU LONG TIME FRIEND so fuckin accurate, si estos pendejos tienen que quedar mínimo cada fin de semana JAJAJA y no veas cuando sea verano y en vez de pillarle de sorpresa un recorrido por Minato LES PILLE UN VIAJE DE FIN DE SEMANA

    yes, im totally seeing it.

    eSPERA ACABO DE RECORDAR TU DADO EN DADOS EVERYWHERE AND NOW I GET IT??? cuz tengo Heaven en youtube y en el thumbnail me sale Free Animal, y cuando aventaste el dado estuve por preguntarte si conocías esa rolita cuz i do and i really like it, pero soy pendeja y me olvidé. AHORA VOY CONECTANDO LOS DOTS Y AAAAAAA pillina, siempre dejándome oblivious anyway A TI TE PARECE BONITO, A TI TE LO PARECE

    bueno retomo, que Kou le haya colado la mano bajo la falda ha sido super accurate, si el pendejo ya lo hizo varias veces y seguro le encanta JAJAJA. Y bueno, que aún era temprano pero igual se divirtieron un ratico 7u7 y ha estado bien pinche hot, te digo yo. QUE EL NIÑO SE ESTABA EMOCIONANDO Y TODO pero Ri lo dejó medio duro de la confusión y se fue quitándose la falda as well YES YOU GO QUEEN. Uy uy y luego cUANDO LE PIDE AYUDA CON LA CREMALLERA mira tú con nuestras ships te puedes aventar los cien clichés de manual de wattpad y yo voy a seguir chillando porque soy esa biased bitch. AND SO VOLVIERON A COMERSE LA BOCA SO HOT y dios, me ha encantado que al salir hubiera un montón de chicas recogiendo y ordenando la ropa. En plan, imaginé el CHAOS que tenía que ser eso luego de que Ri pasó por ahí y me meé JAJSJAJSA pobres señoritas, soportando los caprichos de dos pendejos con dinero que siquiera cumplen la mayoría de edad. AND THEN, EL RESTAURANTE PIJO

    chale yo también quiero que Koucito me lleve a citas, que mira hay niños pijos en el Sakura pero sugar daddy como él??? ninguno, señores, NINGUNO

    también me gustó que incluyeras lo que hablamos aquella vez, de que alguna vuelta se les podría aflojar un poco la pinza y ponerse kinda crueles con algún empleado. Ni modo, sabes, nunca dije que fueran una relación particularmente sana e inofensiva (??? Y Ri es más buena que Ali pero, well, Kou tampoco es la mejor influencia del mundo. Incluso tratando bien a la niña y relativamente bien a quienes los rodean en su presencia, pues sigue siendo Kou, sabes? Y entre los caprichos de Ri y su extraño kink por cumplírselos(? pues alguna vez puede salir mal, yes. También es accurate que Kou se encoja de hombros y no mucho más en cuanto Ri lo menciona porque, vaya, quizás ella sienta culpa al respecto pero te puedo asegurar que a él genuinamente le da igual xd

    BUENO Y QUE DESPUÉS SE LA HA LLEVADO A UNA HABITACIÓN DEL HOTEL y yo lo sabía, lo tenía escrito en toda la puta cara que no puedo verle pero sí imaginarla, yo lo sabía AND IM SO PROUD. Ah, paréntesis, también me encanta imaginar que Ri genuinamente le conoce ya la sonrisa que se echa el cabrón cuando está a punto de cumplir con sus expectativas JAJAJA y es que el hijo de puta lo sabe, sabe que nunca falla y que su culo perfeccionista va a seguir marcando la regla en lo que sea, en tanto le interese hacerlo. Lo sabe y te juro que le genera una satisfacción estúpida xd No, si es su kink, ya te digo yo.

    Venga, pensé que iban a beberse una copita y charlar de cosas profundas pERO NO, VEO QUE FUERON A LA ACC-mentira, jamás creí que no irían directamente al sin respeto. Que encima, venga, ya se echaron todo el día juntos, comiéndose la boca y con alcohol encima??? Venga, dude.

    Y EL SIN RESPETO AAAAAA IT WAS SO FUCKIN SEXY ya lo hablamos but then again, me encanta que el estilo de estos niños sea más lento y ¿apasionado? No tan rough ni kinky como el jolisha. Van a su tiempo, se comen con ganas y lo hacen todo super sensual, idk. Como esas clásicas escenas de deliciosos en las pelis donde pasan las tomas en slow motion y sUENA PRECISAMENTE UNA CANCIÓN COMO ESTA *vibing sensual hell* Joder, soy una cerda y me encantó cuando le pidió que se diera la vuelta, yO ESTABA FULL STARING RESPECTFULLY MODE AND OHGOSH. Uy uy, que es una tontería pero el beso que le dejó a Ri en el cuello when la escena del probador? Joder i felt that so much, i swear to god. PERO BUENO, REGRESANDO AL DELICIOSO

    NO TIENES CALOR?

    Y TÚ FRÍO?

    VEEEEENGA MAKE ME PROUD, U BITCHES

    y qué pinche cerdo, tocándola toda y comiéndole el cuello y bueno, no planeo entrar en tanto detalle o sí???? pero estuvo bien riko. Adoré el detalle de que hayan aprendido a conocerse, claro, luego de tanta follada(???). Y que Ri tenga en cuenta que no le gusta que le clave las uñas, o que Kou sepa que a la niña igual le pone algo de roughness, yo adoro. ADORO. Porque además yo sé que se respetan, joder, Kou será un cabrón pero juro que respeta a Ri en la cama like the queen she is. Y mira, me corto una mano antes que alguno de mis pendejos se sobrepase en ese ámbito, you know that, los tengo bien entrenados (???

    SO WHAT IF I'M A SUCKER FOR PLEASUREEEE

    Y BUENO RI-CHAN QUÉ CERDA, ESO ES TODO LO QUE DIRÉ. QUÉ CERDA Koucito is proud and highly satisfied teehee

    Y BUENO 2.0 QUE AL FINAL SE TOMAN UN BAÑO JUNTOS PERO LO ACABASTE AHÍ AND THEN A-FUCKING-GAIN QUIERO ESCRIBIRLO??? no me da la vida, no me da la pinches vida y yo así no puedo pERO TAMPOCO QUIERO QUE TE DETENGAS 7u7 joder que FINNEAS justo dijo dont stop, qué clase de mensaje satánico es este

    chale siento que el comentario me quedó medio cortito pERO LO HE DISFRUTADO UN MONTÓN LA PUTA MADRE, lo estaba esperando un montón y no me decepcionó para nada uwu Ya te he dicho mil veces lo mucho, mucho que disfruto cuando escribes con mis personajes, y qUE LO HAGAS PARA ANIMARME CUANDO ANDO OCUPADA LIKE??? HOW THE FUCK DO I DESERVE THIS??? I DONT KNOW BUT I WONT COMPLAIN *llena la cama de pétalos de rosas y la invita* ven, bebi, ven que te recompenso 7u7

    Y BUENO AAAAAAAA gosh los adoro, los shippeo tres mundos y los voy a adorar toda la vida *firma* gracias por escribirlo, gosh, que eres preciosa y te quiero con todo el corazón <333 AGUANTE EL KOURI VIEJA NO ME IMPORTA NADA

    te amo, bai uwuwuwuwu
     
    Última edición: 31 Octubre 2021
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  15. Threadmarks: XIII. Not gonna learn my lesson, am I running out of time? [Joey x Alisha]
     
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    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
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    Drama
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    n/a: siempre se me olvida decirlo pero muchísimas gracias a Neki por siempre leerme, eres mi lectora más fiel junto a Belu and that makes me happy uwu y bueno, a Belu ya le grito por whats siempre pero still, muchísimas gracias por leerme y el comentario tan bonito que me has dejado, te adoro <3

    now, yo planeaba hacer un fic de ali porque su messy life no para, pero ahora han pasado cosas y tengo que esperar antes de hacer nada; luego quería hacer otro fic pero al final, long story short, me vi las pelis de 50 sombras y me salieron hoe anthems y me apeteció hacer un fic bien dirty y quienes son los dirty por excelencia? exacto. so that's that (?) no sé si se me quedó lo suficientemente dirty, tho, pero bueno, igual disfruté mucho escribiéndolo porque son el jolisha y los amo so worth it.

    Contenido explícito, escenas de sexo heterosexual, and that would be it, esto es un pwp de manual (??

    Gigi Blanche will i ever let you alone????





    Don't wanna pay attention to the writing on the wall
    Painted with aggression, and dripping when you call
    Not gonna learn my lesson, am I running out of time?
    So, why, why, why?​


    ***

    | Alisha Welsh |
    | Joey Wickham |


    ***

    Si alguien me hubiese dicho, en aquella fiesta dos años atrás, que Joey no iba a ser un simple lío de una noche y que acabaría convirtiéndose en, posiblemente, una de las personas más especiales de mi vida, seguramente me hubiese descojonado de la risa hasta el punto de faltarme el aire o algo por el estilo.

    Qué va, jamás me lo hubiese imaginado, y sin embargo ahí estábamos, otro fin de semana en el que acabé invitando a Joey a pasar la noche porque mi abuela había desaparecido y, como venía siendo costumbre, siempre pensaba en él cuando me quedaba sola en casa.

    No tenía nada planeado, si por regla general nunca necesitábamos tener planes de antemano para pasárnoslo bien, pero al menos sí había un par de cosas que sabía que pasarían de antemano. Podrían considerarse nuestras pequeñas tradiciones, quizás~

    Lo recibí un par de horas después del mediodía, y me había pillado tan adormilada por la siesta que me estaba echando, que acabé arrastrándomelo al sofá para seguir durmiendo, solo que en aquella ocasión pegada a él como una lapa… lo que venía siendo bastante costumbre también.

    Cuando me desperté por completo, quién sabe cuánto tiempo después, me encontré en la misma posición que había adoptado al acaparar a Joey, la tele encendida y una taza de té con unos dulces sobre la mesilla que teníamos delante.

    No tenía idea de cómo el chico había logrado separarse de mí para preparar el té y volver luego a la misma posición, pero ya quedaba visto que tenía un sueño muy pesado. Tampoco entendía muy bien para qué había vuelto a tumbarse conmigo cuando había podido liberarse sin yo enterarme, pero tampoco me iría a quejar por aquella decisión.

    —Buenas tardes, sleeping beauty~ —le escuché decir, acompañando sus palabras de una sonrisa socarrona que no me pasó desapercibida—. ¿Sabías que roncabas?

    —¿Qué dices? Yo no ronco —me quejé, con un claro tono infantil, mientras me incorporaba sin poder controlar el bostezo durante el proceso.

    Yes, you do. Hasta la vecina ha venido a decirme que le temblaba la casa por tu culpa, te lo prometo.

    Shut up.

    Al final soltó la risa que había estado aguantando hasta el momento y yo decidí ignorarlo mientras me estiraba para coger unos pastelillos, sintiendo después como se acercaba para dejarme un beso sobre el cabello. La molestia había sido lo suficientemente suave como para que aquel gesto sirviese para tranquilizarme y decidí centrarme en la televisión mientras merendaba, asumiendo por la cara que lo que había preparado era para mí.

    Cuando por fin me recuperé de la somnolencia post-siesta e hice acopio de energías por la merienda, me tiré encime de Joey con ánimo renovado. Le sorprendió el movimiento, obviamente, porque el mismo fue muy repentino, pero acabó recibiéndome sin mayor problema.

    Le expliqué que la abuela había ido a Kioto, en un principio para arreglar unos papeles o algo por el estilo, pero que ya aprovechaba para visitar a su amiga, y ambos mostramos la misma sonrisa de conocimiento cuando dije aquello último. También le dije que la mujer me había dejado encargada hacer la compra de la semana y no había que ser ningún genio del por qué saqué aquello a colación.

    Normalmente tardaba en vestirme cinco minutos, diez como mucho, pero con Joey alrededor era imposible bajar de los veinte. No tenía problema en que entrase a mi cuarto mientras me desvestía, sería hasta estúpido teniendo en cuenta nuestra relación, pero que lo hiciese solo implicaba que se distrajese con cada pequeña cosa posible, me cambiase los outfits cuatro veces como mínimo, y acabásemos saliendo de casa mucho más tarde de lo previsto.

    —Deberías ponerte esa falda, Ali-chan, es la que mejor te queda~

    Le eché un vistazo a la falda en cuestión que me señalaba, con la cabeza ladeada, antes de encogerme de hombros y ponérmela sin mayor problema. Era una minifalda vaquera sin más, bastante ajustada pero que no se salía de mi repertorio normal.

    ¿Cómo iba a saber yo lo que Joey estaba planeando al pedírmelo?

    Estuvimos comprando bastante tranquilos, siguiendo la lista que la abuela me había dejado preparada de antemano, hasta que llegamos a un pasillo algo más apartado y Joey aprovechó para meterme mano mientras yo decidía entre dos detergentes.

    Me pilló desprevenida, por supuesto, pero tampoco iría a mentir y decir que me desagradó. Después de la sorpresa inicial, de hecho, le eché un vistazo de reojo con toda la intención y no lo interrumpí en ningún momento. O más bien, no lo interrumpí hasta que acabamos comiéndonos las bocas en ese mismo pasillo, sin poder controlarnos más las ganas.

    Terminamos las compras en tiempo récord y pedí que nos trajesen la misma a casa, sin importar que fuese al día siguiente, permitiéndonos así tener la tarde, casi noche, libre para salir antes de volver a casa. Y aprovechamos para ir a tomar unas copas, claro.

    No nos quedamos mucho, en realidad, pues no teníamos realmente muchas ganas de fiesta, pero estuvimos lo suficiente como para que, al volver a casa, el alcohol que habíamos tomado estuviese ya empañando el mundo a nuestro alrededor.

    Abrí la puerta de casa con algo de torpeza, no porque estuviese borracha sino por la expectación estúpida de llegar cuanto antes, y nada más poner un pie dentro, me lancé contra la boca del chico con el ímpetu de alguien que no lo había besado en semanas o incluso meses, aun cuando no era en absoluto el caso.

    Él me correspondió con prácticamente las mismas ganas, de todas formas, y noté como sus manos se enganchaban en mi cintura para poder empujarme aún más al interior del lugar. Escuché la puerta cerrándose no mucho después, asumí que Joey la habría empujado con el pie, y enredé los brazos en su nuca mientras avanzábamos.

    No me dio la neurona para pensar demasiado, y digamos que tampoco tenía mucho sentido en perder el tiempo subiendo las escaleras cuando toda la casa era para nosotros, así que arrastré a Joey hasta el salón, sin oponer él ninguna resistencia.

    —Ali-chan… —murmuró en cuanto nos separamos, con la chispa de diversión en su tono de voz, y noté como se hacía con un mechón de mi pelo entre sus dedos para jugar con él—. Pensé que me habías invitado para dormir, solamente~

    Solo nos habíamos separado porque habíamos alcanzado el sofá, donde yo me dejé caer sobre el reposabrazos y él se acomodó entre mis piernas, permitiéndome mirarlo desde abajo con una sonrisa inocentona.

    No dije nada, sin embargo, y bajé las manos para hacerme con la tela de mi sudadera, quitándomela al instante para dejarla caer por detrás del sofá. No me pasó en absoluto desapercibido como la vista de Joey bajaba hacia mi pecho, pero tampoco iba a negar que era exactamente eso lo que había esperado, ¿o sí? Claro que no~

    —Podemos dormir… —murmuré, aun con ese toque inocente en mi tono de voz.

    Me llevé las manos a la espalda, entonces, y deshice el broche del sujetador con toda la tranquilidad del mundo, deslizando los tirantes a lo largo de mis brazos hasta que la prenda cayó al suelo.

    >>…si quieres.

    No perdí de vista el rostro de Joey en ningún momento, la sonrisa traviesa atravesándome los labios, y recibí sus pozos oscurecidos con una chispa de expectación en los míos. Se mordió el labio, negó con la cabeza en un movimiento lento, y supe en ese momento que aquella batalla la había ganado yo.

    —Que hija de puta… —murmuró, antes de acortar de nuevo la distancia entre nosotros y besarme, empujándome hacia el sofá.

    Me sonreí en mitad del beso y no tardé nada en corresponderle, colando la lengua prácticamente al segundo de sentirlo contra mí. Enredé las manos en su melena y sentí no mucho después cómo se separaba, simplemente para dirigir su atención a mi cuello.

    Dejé salir un suspiro tembloroso ante el primer roce, con toda la tontería no me había dado cuenta de que estaba más caliente de lo que había pensado en un principio, y casi pude sentir la sonrisa de mierda del chico contra mi piel. Me importó bastante poco, a decir verdad, especialmente teniendo en cuenta que había deslizado la lengua por esa misma zona y que había bajado una mano para rozarme el muslo, logrando erizarme un poquito el cabello de la nuca.

    Joey fue bajando los besos por mi clavícula poco a poco, dejando un camino húmedo a su paso, y como cabía esperar, lo primero que hizo fue entretenerse con mis pechos. Besó, lamió y acarició la zona a su completo gusto, y no recibió ninguna otra cosa más que suspiros de satisfacción por mi parte, pues no había absolutamente ningún momento en el que el chico no supiese lo que estaba haciendo.

    Era posible que se supiese mi cuerpo y todas mis reacciones de memoria, de hecho.

    —Joey…

    Era plenamente consciente que el tono quejumbroso que me salió al llamarlo me estaba dejando bastante expuesta en cuanto a lo que le iba a pedir, pero, a decir verdad, no era algo que me preocupase mucho en esos instantes.

    Ni siquiera cuando vi la intención de su sonrisa al alzar el rostro y mirarme.

    —¿Mhm?

    —Si bajas, vas a encontrar cosas más interesantes~

    Soltó una risa floja por la nariz, haciendo que el aire rebotase directamente contra mi piel, y no pude evitar arquear un poco la espalda cuando retomó la trayectoria de besos por mi torso. Me di cuenta entonces que en ningún momento había dejado de aferrarme a su cabello y, a medida que bajaba, el agarre de mis dedos se fue afianzando también.

    Cuando llegó a mi falda, lo cierto es que pensé que ni se preocuparía demasiado por ella y simplemente la levantaría, pero mis expectativas se vieron frustradas al notar sus dedos tanteando los bordes de la prenda.

    A veces se me olvidaba lo cabrón que podía llegar a ser.

    Levanté las caderas cuando por fin se dignó a bajar la cremallera de la falda, permitiéndole una mayor facilidad a la hora de quitármela, y acabé entornando los ojos al observarlo, erguido después de dejar caer la prenda contra el suelo, casi devorándome con la mirada.

    La sonrisa de lobo se extendió por sus labios y seguí sus movimientos mientras se inclinaba de nuevo sobre mi cuerpo, alcanzándome el oído con los labios. Toda la expectativa que me había ido aumentando con la movida explotó en el gemido agudo que se me escapó al sentir cómo me introducía un dedo.

    —Ah, tenías razón… —susurró, lanzándome un chispazo a lo largo de la espalda—. Esto es interesante.

    Y mientras terminaba de hablar, sentí un segundo dedo, tensándome hasta el punto de clavarle las uñas en la nuca.

    Me dejó un beso en el lóbulo de la oreja, justo después de soltar una risa divertida, y siguió masturbándome solo durante un par de segundos, momento en el que noté como retiraba los dedos. No me dio tiempo a quejarme, sin embargo, porque inmediatamente después apartó la tela y fue su lengua la que sentí recorriéndome, haciendo que las palabras se me atorasen en la garganta y volviesen a convertirse en un gemido profundo

    Siguió comiéndome con ganas, el jodido, acelerándome la respiración con cada segundo que pasaba, y justo cuando supe que estaba a punto de correrme, el cabrón se separó. Abrí los ojos, pestañeando un par de veces rápidamente, y lo busqué con la mirada, confusa a cagar.

    —¿Qué coño hac-?

    No me dejó acabar (por segunda vez, para la gracia), porque de repente sentí sus labios contra los míos y, por supuesto, no estaba en una situación en la que le fuese a negar un beso. Me presioné contra su lengua y, aprovechando la nueva cercanía que habíamos adquirido, me deshice de su camiseta para unirla al montón que ya teníamos en el suelo.

    No era extraño que siempre fuese yo la que acabase antes sin ropa, pero eso no quitaba que intentase igualar las condiciones lo más pronto posible.

    Dejé salir una especie de quejido cuando se separó, pues el beso se me hizo realmente corto, y me topé de lleno con la sonrisa de suficiencia al abrir los ojos, haciéndome fruncir ligeramente el ceño.

    —Vengo en un rato… no te toques, eh~

    Se me tuvo que quedar una cara de estúpida digna de enmarcar, y la sonrisa de pura diversión que le vi al chico antes de que saliese del salón solo me lo confirmó más, pero, ¿cómo se suponía que tenía que reaccionar? Me estaba dejando con un calentón importante encima para irse a saber dónde y… ¿qué había dicho? ¿Que no me tocase?

    Yeah, sure.

    En mi defensa, lo cierto es que ni siquiera lo pensé demasiado y, para cuando me quise dar cuenta, mis manos habían bajado prácticamente por voluntad propia hacia mi entrepierna. De por sí las neuronas no me regaban nada bien, ¿se suponía que me iban a funcionar mejor más horny que la mierda? Pues ni de coña.

    Por un segundo olvidé la situación en la que estaba, solamente centrándome en la sensación de placer que fue cada vez a más, tanto que ni me di cuenta de la presencia de Joey en el salón hasta que el mismo se hizo con mi muñeca y me obligó a separar la mano por completo.

    Abrí la boca, con claras intenciones de dejarle claro que aquello de dejarme a punto ya no tenía gracia alguna, pero hubo un brillo en sus ojos que me impidió formular cualquier palabra con sentido.

    Deslicé la mirada desde sus ojos oscurecidos hasta sus labios, donde se había acercado mi mano y había decidido lamerme los dedos sin ninguna clase de pudor, incluso entreteniéndose demás en la tarea.

    >>Siempre tan desobediente, Ali-chan~ —murmuró, tras apenas separarse unos milímetros, y noté el atisbo de una sonrisa traviesa al escucharlo.

    Antes de que me diese cuenta, sin embargo, Joey hizo un movimiento rápido y algo brusco, dándome la vuelta sobre el sofá, con la excepción del brazo que seguía sujetándome y que lo sentí presionándolo contra mi espalda.

    —¿Y qué vas a hacer? ¿Castigarme? —solté, acompañando las palabras con una carcajada suave, casi como si estuviese tomándomelo a broma.

    Casi.

    La nalgada que me dio inmediatamente después de mi pregunta resonó por toda la habitación y logró atorarme la voz en la garganta, haciendo que solo una especie de gemido ahogado saliese mi boca.

    —¿Debería~? —preguntó, aunque sonó más una cuestión al aire que dirigida hacia mí, y volví a soltar una risa floja.

    Aflojó el agarre de mi muñeca, dejándome total libertad de movimiento, y aun así no hice amago alguno de moverme. Esperé, repentinamente paciente, hasta que sentí su mano enredándose en mi melena, incitándome a erguirme a la vez que recibía de nuevo sus labios.

    Me apoyó contra el respaldar del sofá, momento que aproveché para clavar bien las rodillas en los cojines para sentarse y, de repente, la poca luz que de por sí había en la habitación, desapareció por completo. Me llevé las manos hacia los ojos, dando de lleno con algo acolchado de tela, y supuse que se trataba de un antifaz, aunque no supe muy bien de dónde era que Joey se lo había sacado.

    Me distraje intentando descubrir aquello lo suficiente como para que los nuevos besos que el chico me dejó en el cuello me pillasen desprevenida, aunque eso no me impidió adaptarme y disfrutarlos en apenas un segundo.

    La mierda de tener los ojos tapados me permitió escuchar con mejor atención lo que estaba sucediendo, pudiendo así seguir a la perfección el sonido de la cremallera de su pantalón bajándose o el rasguido del envoltorio del preservativo antes de que se lo pusiese, cosa que también fui capaz de distinguir aun entre nuestras respiraciones entrecortadas.

    Sabía que sería brusco. Joder, si es que deseé con todas mis ganas que lo fuese, lo más jodidamente duro que pudiese ser, y aun con lo preparada que estuve, el cabrón logró desestabilizarme. Me embistió con incluso más fuerza de la que esperé, haciéndome clavar las uñas en la tela del mueble y hasta echar la cabeza hacia delante por la inercia.

    Hubo unos segundos de pausa de lo más extraños, en los que Joey no se movió a la espera de mi reacción y yo intenté recuperar el aliento de la mejor manera que me fue posible. Me pasé la lengua por los labios, alzando de nuevo la cabeza, y tragué saliva antes de dignarme a hablar finalmente.

    Go on.

    Fue terminar de pronunciar las palabras y sentí un escalofrío recorriéndome la espalda, como si mi cuerpo hubiese reaccionado a la mirada que Joey me estaría clavando. O la sonrisa de mierda que se le tenía que haber formado, esa que podía imaginarme a la perfección sin necesidad de verla.

    Comenzó a follarme con tanto ímpetu que por un segundo temí que ni siquiera la fuerza con la que me estaba agarrando al sofá me serviría para mantenerme en el mismo, y casi como si el chico me hubiese leído la mente en ese momento, sentí su brazo rodeándome el torso.

    También en ese instante, los dedos de su otra mano se afianzaron alrededor de mi cuello, aplicándome cierta presión que solo consiguió sacarme gemidos con más intensidad si es que era posible. Andaba ya más sensible que la mierda de las veces que me había cortado, y eso sumado al chocking que ya sabía cómo me ponía, hicieron que el orgasmo me alcanzase apenas unos segundos después.

    Pero Joey siguió, siguió hasta sacarme un segundo clímax, y siguió hasta el punto de que, cuando él mismo terminó, yo me estremecí una tercera vez a su mismo tiempo.

    Fue una suerte que decidiese mantener el brazo alrededor de mi cintura incluso después de terminar, porque acabé tan agotada que por un momento pensé que me iba a caer si me soltaba, y cuando volví a recuperar la vista, me di cuenta de que Joey me había dejado tumbada en el sofá.

    Lo seguí con la mirada en lo que desaparecía hasta la cocina y acabé por alzar una ceja, inquisitiva, cuando volvió para dejarme un último beso que fue hasta un chiste de lo suave que resultó en comparación a los otros.

    —No me mires así, fuiste tú la que me provocó para que no durmiésemos~ —contestó, con un aire tan risueño que cualquier se imaginaría que el polvo que acababa de echarme no había sido él ni de coña.

    —¿Uhm? No sabía que era tan fácil provocarte así. Tendré que hacerlo más a menudo~

    —Ya no te va a funcionar tan bien a la próxima, peach.

    Yeah, sure.
     
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  16.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master yes, and?

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    XIII. Not gonna learn my lesson, am I running out of time?

    YO TAMBIÉN TE ADORO

    Aún no supero el ficazo anterior y la rolita de god finneas Y ME AVIENTAS ESTO *llevaba esperándolo ages ago* A TI TE PARECE TRATARME ASÍ porque personalmente creo que está muy bien pls sigue malcriándome uwu

    bUENO, como te decía ayer, esto for sure tiene que haber sido la cuota de dopamina y cerdez(??? que me hacía falta para recuperar un poco los ánimos JAJSJA CUZ I SWEAR TO YOU sólo es un montón de cochinadas pero gosh how did i enjoy it HOW DID I tanto que ni siquiera sé si eso lo escribí bien, pero ya quedó and no regrets. Btw, pedazos de rolitas que se avientan After y 50shades, eh, para lo único que sirven pERO SIRVEN BIEN mis respetos cerdales. Igual sigo sin superar la de finneas, esa cosa es heavenly i swear ;) ;)

    Y COMO TE VENÍA DICIENDO TAMBIÉN PORQUE SIEMPRE YA TE DIJE TODO POR WHA y no importa cuándo leas esto, ya venía extrañando un montón a mis preciosuras cachondas así que aaaaaaAAAAA POR FAVOR son tan predecibles y aún así hermosos *les hace un altar*

    also creo es la primera vez ever que oigo a dua lipa, respect

    lo que decía recién de que son predecibles pues i am right, right. se echaron aquel polvo siendo unos críos and then pOR COSAS DE LA VIDA acabaron siendo so fuckin special el uno para el otro y quizá siempre acaben follando, sí(???, pero en definitiva disfrutan un montón el tiempo que comparten, lo hacen sin ataduras ni emociones complicadas en medio and honestly, goals. Se la pasan bien y punto, qué va, para eso nacieron sus seven asses. También me parece super cute que Ali vaya a quedarse sola un finde y lo primero en lo que piense sea en invitar a Joey cuz thats it, la naturalidad que manejan y que ni siquiera se cuestionan. Y el otro va, ofc, porque cómo decirle que no a su Ali-chan RITE. God sister JAJAJA que lo primero que haya hecho fue arrastrarlo pARA SEGUIR DURMIENDO this girl doesnt know shame at all, encima me la imagino super satisfecha tumbándolo en el sofá para pegársele como lapa y mimirse al instante.

    Me hace mucha gracia y aún más por hoy, que hablábamos del potencial que Joey tiene como niñera JAJAJA istg este tío ya tiene experiencia para dar y regalar cuidando el culo de Ali. Y MIRA, QUE LA DESPIERTA CON UN TÉ Y DULCES??? PERO SI NO SERÁ BOYFRIEND MATERIAL AS WELL SO DOMESTIC I WANNA EAT HIM ALONG THE PASTELITOS O LO QUE SEA QUE LE LLEVÓ *c lo come*

    ya que estamos, creo que es un buen momento para confesar que el otro día viendo Monte Carlo se me ocurrió también una cochinada jolisha MUY COCHINA. Al final no me puse a ello cuz *brillitos* life *brillitos* pERO NO ME LA OLVIDO EH a ver, hay que mantener el régimen estricto de dopamina para no volver a pits of darkness rite???

    Y LE DEJÓ UN BESITO EN EL PELO, PERO SI EL PASTELITO NO SERÁ ÉL hes such a cutie sometimes istg

    nO PUEDE SER QUE EL PASTELITO SEA EL MISMO CABRÓN QUE LE DICE DE LA FALDA SÓLO PARA METERLE MANO EN MEDIO DEL SUPERMERCADO PEDAZO DE CERDO im so proud of him. Sister tú ya sabes que estoy bien salida, nada nuevo bajo el sol, y realmente habría querido que la parte del super fuera más larga pORQUE CERDA Y KINKY SE NACE, NO SE HACE y qué te digo, horny af con sus culos... ah verga, se me fue la palabra memeo. Exposicionista? ni siquiera existe, ya la busqué, pero es la que siempre usamos? vivimos en una mentira?? BUENO, SUS CULOS Y YA you know what i mean.

    also metiéndose mano mientras ELIGEN DETERGENTES son tan domestic such a kinky married couple i stan very fiercely

    esto de releer las cochinadas para comentarte me parece muy sucio y como que debería ir a la iglesia a confesarme, but oh boy. How do i enjoy it AGAIN

    lets face it, cuando se fueron a beber unos tragos y volvieron a casa ya todos sabíamos lo que iba a pasar, ya lo sabíamos Y AÚN ASÍ lo disfrutamos cuz thats what we do in this household. Also Ali-chan pedazo de cerda TENTANDO ASÍ A UN CORDERO DE DIOS A TI TE PARECE ohboy Joey me poseyó bien fuerte y, a ver, nada nuevo bajo el sol, pero la forma en que este cñor se la tiene que comer con la mirada gets me everytime. Si es que se gustan un montón y lA COMPATIBILIDAD EN LA CAMA, SEÑORES, FUNDAMENTAL!!

    props al preciso momento en que Joey manda todo alv cuz i saw it in his eyes. no que planeara poner mucha resistencia, we been knew, pero es que se lo compró literalmente en dos segundos y yas you go queen

    y weno honestamente no sé qué decir de la cochinada aDEMÁS DE QUE OFC ESTÁ SUPER IDK CALIENTE Y OHBOY, sé que es mi personaje pero cada vez que leo sobre la sonrisa de mierda de Joey, o la diversión con la que tiene que haberla mirado cuando la escuchó llamándolo, istg se me afloja toda la ropa (? será mi sangre de latin lover conectando a niveles espirituales cON SUS ALTOS NIVELES DE HORNINESS y gosh pedazo de cabrón que es, nunca lo voy a superar.

    ah miren, le quitó la falda, eso sí fUE INESPERADO JA el jolisha siempre sorprendiendo somehow. Igual mira, igual entiendo que en lugares públicos y así no se pongan a DESNUDARSE pero cuando están solos y tienen todo el tiempo del mundo idk, igual sí siento que disfrutan de esas cosas también? no que sea precisamente el caso, digamos que no anduvieron con mucha paciencia, but lets see. Maybe not at school, pero si están en casa y nadie puede interrumpirlos creo que Joey sí disfrutaría mucho de genuinamente desnudarla, por ejemplo

    COMO HIZO AHORA

    más props a Joey comiéndosela con la mirada cuz i'll never get tired of it. Also idk sis, estoy yo loca o el besito que le dejó en la oreja mientras la pinches masturbaba fue cute af??? idk anymore i just lov em

    WOOO AND HE ATE HER YOU GO KING, YOU FUCKIN GO. Kinda que invirtió el orden pero mira, no wa quejarme y eSO DE QUE ERAN PREDECIBLES? I'LL SHUT MY MOUTH. Tampoco supero que el jodido hijo de puta la deje tantas veces al borde de acabar, pero bueno. Ya lo conocemos, tiene sus cosas, no podía ser perfecto, verdad? (???

    aquí me pasó algo super wholesome, cuando la interrumpió por segunda vez y la besó, cuz lo imaginé con una claridad absurda, like. Vi a Ali confundida y slightly bothered por el otro pelotudo, pero al mismo tiempo él ya se estaba acercando para besarla y entonces se miran, no dicen nada pero Joey la besa y Ali cede y le corresponde cuz de una forma u otra ya le vio en la cara que literalmente le estaba diciendo que no la dejaría así. I just- no sé si me expliqué bien pero lo vi así, super natural y ya, and i frickin loved it.

    BUENO Y YA DESPUÉS NOS FUIMOS AL CARAJO y ya dije que lo disfruté como cerda? cuando se desapareció i knew I JUST KNEW que iba a buscar un pinche antifaz, la jodida kinky whore. Vete a saber de dónde lo sacó, es muy capaz de haberlo visto en su habitación antes de salir hacia la casa de Ali and he just knew así que lo agarró Y EL RESTO FUE HISTORIA, PAJARITOS. No regrets, tho. No fuckin regrets. Esa nalgada goddamnit, Y EL CHOKING NOOOO STOP IT GABI-CHAN woah somos unas perras desvergonzadas. A veces me imagino que alguien que no sea nosotras se lea estas cosas o estos comentarios y que se preocupen por nosotras cuz i would, i guess (????

    pERO NO ME PUEDO IR SIN DESTACAR QUE. LE. DIJO. PEACH!!!! P E A C H im so fuckin dead fuck PEACH #PEACH la puta madre

    también sé que acabaron acurrucándose en el sofá para ver una serie o mimirse, no tengo pruebas y tampoco dudas, su señoría.

    bUENO YA TE LO DIJE MIL VECES pero lo disfruté un montón aaaaaa gracias por siempre escribir de nuestras ships, me malcrias un montón and honestly pls dont stop u-uwu I WOV U AND I WOV THEM, BELU OFF
     
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  17. Threadmarks: XIV. I promised myself not to slip back into old habit [Alisha Welsh]
     
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
    Palabras:
    2876
    n/a: como siempre, muchísimas gracias por el comentario, mi novia preciosa <3 y esto es canon dentro del rol, para los días 22 y 23.





    I promised
    I promised myself not to slip back into old habit
    'Cause heartbreak is savvy and love is a bitch

    ***

    | Alisha Welsh |

    ***

    Alisha ‘Malas decisiones’ Welsh. Ese era el nombre que mis padres me tenían que haber puesto al nacer, aunque para ser completamente honestos ni siquiera necesitaba tenerlo escrito en un papel para hacer honor a ello.

    El lunes me desperté con una resaca digna de recordar y un dolor de cabeza que seguramente me duraría todo el día; una excusa más que perfecta para no ir a clase, ya de paso. Los recuerdos a partir del quinto trago estaban bastante difusos y, como tal, no tenía ni idea de quién era la persona que sentía a mis espaldas, abrazándome.

    Fruncí el ceño al abrir los ojos, recibiendo la luz que se colaba por las cortinas con más intensidad de la que me gustaría, y pestañeé un par de veces con lentitud, distinguiendo mi cuarto en el proceso. Hacerlo me provocó una ligera sonrisa y me acomodé mejor en los brazos del chico, volviendo a cerrar los ojos y soltando un suspiro de satisfacción.

    —Joey… el desayuno… —murmuré, en una especie de tono quejumbroso, pero en lugar de darle espacio a levantarse, acabé pegándome aún más a su cuerpo.

    —¿Así que tienes al inglés de chef personal, Ali? Qué lista~

    Distinguir la voz de Aiden tan cerca de mi oído me lanzó encima una mezcla de emociones de lo más extraña, no supe definir cuál de todas ganó y acabé simplemente paralizada, con todo el cuerpo tenso y haciendo un esfuerzo mental enorme por intentar reaccionar y liberarme de su agarre.

    Me tomó un tiempo prudencial hacerlo y, para cuando lo conseguí, me bajé de la cama con tanta tranquilidad que casi podría parecer que no estaba maldiciendo todo el alcohol del mundo por la estupidez que claramente había hecho aquella noche. Pero lo estaba haciendo, y con ganas.

    —No tienes ni puta idea, Aiden —murmuré, claramente molesta, y me levanté de la cama inmediatamente después—. Y ahora, por favor, vete de aquí antes de que te eche yo.

    —No te recordaba con tan mal despertar, preciosa~

    —Y yo no te recordaba tan insoportable, pero supongo que de sorpresas se hace la vida.

    Escuché su risa rebotando por toda la habitación y bufé en respuesta, sacando una camiseta de mi armario para colocármela por encima. No había esperado en ningún momento que me hiciese caso, si no lo conocería bien, pero aun así no pude evitar rodar los ojos en exasperación al girarme y verlo acomodándose mejor en la cama.

    —¿Sabes qué otra cosa no recordaba? —preguntó, con la mirada clavada en el techo, y alcé las cejas de manera inquisitiva una vez giró la cabeza para mirarme—. Lo bien que siempre hemos follado juntos~

    Solté una risa floja por la nariz, irónica a cagar, y no respondí nada, simplemente empezando a recoger su ropa del suelo para tirársela con algo de fuerza añadida después.

    —¿Y recuerdas cómo irte a la mierda? Porque eso me haría muy feliz —le espeté, con una sonrisa sarcástica, antes de dirigirme hacia el exterior de la habitación.

    Entré al baño antes de darle oportunidad a que me siguiese y cerré de un portazo, deslizándome por la madera hasta dejarme caer contra el suelo. Me pareció escuchar como los pasos de Aiden se paraban al otro lado de la puerta, pero retomó la marcha después de unos segundos y solo reaccioné cuando estuve segura de que se había ido.

    >>Imbécil… —murmuré, echando la cabeza hacia atrás en un golpe ligero, y solté un suspiro tembloroso, acariciándome el puente de la nariz.

    Ganas de llorar no me faltaban, eso desde luego, ¿pero de qué iba a servir hacerlo? De absolutamente nada. Así que seguí aquella misma premisa como había hecho toda mi vida y me levanté, dispuesta a darme una ducha que me despertase.

    El agua caliente logró su objetivo, al menos momentáneamente, y me lanzó flashes de lo que había pasado la noche anterior. Después de haber visto aparecer a Aiden en el Villa el sábado, quise hacer mi propia pequeña investigación al respecto, y el domingo volví a salir a tomar algo, en aquella ocasión arrastrándome solamente a Joey.

    Acerté de lleno con mis suposiciones, porque el imbécil de Aiden se apareció también por aquel bar sin ninguna intención de disimularlo, y me pregunté si de verdad se creía que yo era tan estúpida como para no darme cuenta o genuinamente quería que lo notase. Ambas opciones me jodían enormemente.

    Creo que logré disimular bastante bien, porque al menos tenía claro que lo último que quería era meter a Joey en mis mierdas más de lo necesario, aunque, a decir verdad, dudaba que el chico no estuviese empezando a olerse algo.

    Por suerte o por desgracia, Joey se tuvo que ir antes a su casa y yo, borracha como ya empezaba a estar, me acerqué a Aiden para encararlo y, por mucho que odiase admitirlo, recriminarle por andar tonteando con chicas tan guapas.

    Salí de la ducha con un suspiro pesado, secándome el pelo con una toalla y sin atreverme a mirar mi reflejo en el espejo. Recordaba todo aquello con más o menos cierta claridad, pero era incapaz de distinguir en qué momento me había traído a Aiden a casa y me lo había tirado. Nunca me había pasado algo parecido, no importaba lo mucho que bebiese, pero no había otra opción posible, ¿verdad?

    Miré la hora en el móvil, frunciendo ligeramente el ceño al comprobar el par de llamadas perdidas que tenía, y fui hacia mi habitación para vestirme. Si me daba prisa, seguramente me diese tiempo para llegar a las clases de la tarde, pero lo cierto era que no tenía ningún interés en ir a las mismas. ¿Importaba, acaso? Estábamos a dos días de las vacaciones y no creía que nadie me fuese a echar de menos con esa perspectiva por delante.

    Me coloqué la ropa interior, sin dejar de intercalar miradas con el teléfono que había dejado tirado en la cama, y al final, después de un buen rato en un dilema que solo yo conocía, acabé por coger el aparato y marcar el número de Christian. Me respondió con una rapidez absurda y ni siquiera tuve ganas de darle muchas vueltas al asunto; le pregunté si quería quedar esa noche y él dijo que estaba libre.

    Christian era un tipo algo mayor, bastante si tenía que ser sincera, y lo había conocido un día que lo ayudé a coger el tren porque andaba más perdido que la mierda. Había venido a trabajar a Japón hacía poco y le estaba costando adaptarse al país, y aunque pudiese parecer que lo ayudé porque me podía haber sentido identificada, en realidad lo hice porque me pareció jodidamente guapo.

    Me invitó a cenar para agradecérmelo y me di cuenta al vuelo que le gustaban las chicas jóvenes, algo de lo que ya no lograba escandalizarme ni queriendo. Le dije que tenía veintipocos y se lo creyó, o quiso creérselo, así que esa misma noche decidió llevarme a la cama.

    No era ninguna máquina, la mayoría de las veces que quedábamos no lograba alcanzar el orgasmo, pero había seguido quedando con él porque me llevaba a comer a sitios caros y siempre tenía una facilidad absurda para robarle dinero antes de irme. Si genuinamente no se daba cuenta o no quería hacerlo, una vez más, no podía darme más igual.

    Así que me pasé el resto del día encerrada en mi cuarto, fumándome la poca hierba que me quedaba, y por la noche me dirigí hacia el restaurante donde normalmente quedábamos. Luego siempre me llevaba a algún hotel cercano y sabía mejor que nadie la imagen que dábamos, pero poco o nada me interesaba a aquellas alturas de la vida.

    Me desperté bien entrada la noche, cuando sabía con certeza que el tipo estaría durmiendo y no me pillaría con las manos en la masa, y repasé su billetera sin ninguna clase de pudor. Me daba la sensación de que cada vez que lo veía llevaba más dinero en efectivo encima y pensé, guardándome los billetes en el escote, que realmente tenía que gustarle mucho follarme para ser tan estúpido. Antes de salir, su móvil llamó mi atención desde la mesita de noche, y tan siquiera lo pensé más de dos segundos antes de llevármelo y salir corriendo de ahí.

    No me había dado cuenta hasta el momento, pero el hotel donde me había llevado estaba en Taito, y tras caminar un par de minutos, alcancé el parque Ueno. Por regla general, no hubiese pasado por ahí porque no tenía ningún motivo para hacerlo, pero me di cuenta de las preparaciones del festival que iban a hacer aquella semana y, viendo el panorama, pensé que al menos así podría verlo.

    Me senté en un banco cercano al estanque, donde me encargué de cambiar la tarjeta SIM de un móvil al otro, y una vez pude comprobar que todo estaba en su debido lugar, me acerqué a la orilla del estanque. Dejé caer al suelo el teléfono que Aiden me había dado y lo pisé con todas mis fuerzas, recogiendo los trozos que se crearon para tirarlos a una papelera cercana.

    Hice una llamada inmediatamente después, y me quedé esperando mientras admiraba la gran masa de agua que se extendía frente a mí, la punta de los dedos cosquilleándome por la falta de tabaco o, sinceramente, cualquier cosa que llevarse a los labios.

    La persona que estaba esperando llegó unos diez minutos después, mirándome con la expresión de alguien que estaba a punto de matarme, y yo la recibí con una sonrisa deslumbrante, como si no fuese consciente de eso mismo.

    —Tienes suerte de que te aprecio, porque podría tirarte al estanque ahora mismo por haberme sacado de la cama para venir a Taito.

    Sorry~ —murmuré, echándome encima una inocencia de lo más impostada, y saqué el fajo de billetes de mi escote para extenderle una gran parte del mismo—. ¿Esto quizás haga que te haya merecido la pena el viaje~?

    Fue imposible no notar el brillo de sus ojos y la vi asentir, antes de coger el dinero y extenderme a mí una bolsita a cambio.

    —Hacía mucho que no me llamabas, pensé que lo estarías dejando —comentó, guardándose los billetes en un bolsillo interior de su chaqueta, y le extendí un mechero cuando vi que se sacaba un cigarro de ahí mismo.

    —Qué va, es que ahora los niños pijos vienen con sus propios proveedores.

    —Ah, ¿así que me has cambiado por un camello de lujo?

    —Un poco, pero resultó no ser tan buena como la tuya.

    La muchacha dejó salir una risa floja por la nariz, acompañando el gesto con algo de humo, y me giré para recoger el mechero que me estaba devolviendo. Me incliné, dejándole un beso en la mejilla, y me despedí de ella antes de dirigirme hacia la colina donde estaba el cerezo.

    Me dejé caer sobre el columpio y empecé a balancearme en el mismo, admirando el paisaje que se extendía ante mí. Con la tontería, había pasado ya un buen rato desde que salí del hotel, y le sumé una buena cantidad de tiempo tonto ahí sentada, balanceándome, haciendo que al final fuese capaz de ver el amanecer desde esa misma colina.

    El teléfono comenzó a vibrar dentro de mi bolsillo y miré el contacto justo antes de dejar escapar un suspiro pesado. No quería hablar con él, pero a la vez necesitaba acallar de una vez los pensamientos que no me habían dejado dormir, así que no tuve más remedio que contestar, incluso cuando todo mi cuerpo me estaba gritando que era mala idea.

    —Ali, ¿tampoco vas a ir hoy a clase?

    —Aiden, ¿desde cuándo eres mi madre?

    —No es eso, es que… sabes que la otra noche no hicimos nada, ¿verdad?

    Sonaba estúpidamente serio, juraría que no lo había escuchado así en mi vida, y fruncí el ceño en respuesta, habiéndome sacado tanto de base ese solo detalle, que me costó bastante tiempo más del necesario procesar el significado de sus palabras.

    —¿A qué te refieres con si sé que no hicimos nada? ¿Cómo cojones quieres que lo sepa si tú me dijiste todo lo contrario? —solté, bastante de mala gana, y hasta entonces me di cuenta de que había dejado de balancear el columpio hacía un buen rato.

    —Joder, Alisha, estabas más borracha que la mierda. ¿De verdad te has creído que me iba a aprovechar de ti en ese estado?

    —Ah, claro, perdona, si eres todo un caballero —contesté, claramente irónica, y dejé salir un bufido antes de ponerme en pie—. Pero que yo recuerde no te importó tres mierdas estar aprovechándote de mí cuando me tenías comiéndote la polla por unos gramos de… la jodida porquería que me estuvieses dando.

    —Es diferente, Ali, entonces sabías lo que hacías.

    Solté el aire por la nariz de golpe, en una risa incrédula, y negué con la cabeza, levantando después la vista hacia el cielo mientras me mordía el labio inferior.

    —Así que eso es lo que te dices para dormir por las noches —murmuré, cerrando los ojos—. Que tengas un buen día, Aiden —me despedí, prácticamente en un susurro, y colgué antes de que pudiese decir nada más.

    Era perfectamente consciente de que no tenía motivos para creerle, poco me importaba que sonase tan serio o pretendiese dársela de caballero conmigo, pero sabía que podía confiar en mí misma, y mis recuerdos cobraban muchísimo más sentido si resultaba que no nos habíamos acostado, así que no iba a dudar en ir con aquella versión de la historia.

    Y así el ruido también pararía.
    Solté una carcajada fruto del más puro alivio y miré una vez más hacia el horizonte antes de comprobar la hora en el móvil, marchando después hacia la parte de la colina. Era jodidamente temprano aún, así que me daría tiempo a volver a casa para darme una ducha antes de volver a salir.

    Así lo hice pues, vistiéndome con unos simples vaqueros y un crop-top al acabar, para dirigirme hacia el Sakura, no sin antes pasar por el supermercado para comprar algunas cosas que consideré de primera necesidad.

    Esperé a que los alumnos saliesen de la Academia apoyada sobre el muro exterior, meneando la bolsa de la compra a mi espalda, hasta que distinguí la figura de Joey entre la marea de alumnos. Él me vio incluso antes de que intentase llamar su atención, y mentiría si dijese que no me hizo gracia el hecho, aun cuando ya nos habíamos acostumbrado a aquel sexto sentido nuestro exclusivo para el otro.

    —Se te han pegado las sábanas, Ali-chan~ —canturreó nada más alcanzar mi posición y no pude evitar soltar una risa baja, encogiéndome de hombros después.

    No le había dado señales de vida desde el domingo que nos despedimos y me daba por aparecer el martes por la tarde como si nada, pero estaba absurdamente tranquila al respecto, porque sabía que Joey no me preguntaría nada que yo no quisiese contarle y no había nada que me aliviase más.

    —¿Tienes planes para esta noche? —cuestioné, recibiendo un simple gesto de cabeza a modo de negación, y levanté la bolsa entre nosotros para mostrársela, sonriendo—. Nice, ‘cause I have delivery and all!

    El chico asomó la cabeza por sobre la bolsa con cierto reparo, como si no se fiase en absoluto de lo que hubiese llegado a comprar, y vi como una ligera cuota de tensión se le escapaba del cuerpo por medio de una risa.

    —¿Comida precalentada y palomitas? —preguntó, echándome un vistazo por encima de las asas, y fruncí el ceño con cierto aire infantil a modo de respuesta.

    —¡Oye! ¡Mejor esto a haber cocinado yo algo! —espeté, aunque parecía estar insultándome más a mí misma en lugar de estar salvándome el culo.

    Joey echó un paso hacia atrás y levantó las manos, como si la simple idea de una comida cocinada por mí fuese un arma que le estuviese apuntando. Bufé, en un berrinche infantil, pero acabé por relajarme en cuanto sentí que me echaba el brazo por encima del hombro y empezábamos a caminar después de que me dejase un beso en la coronilla.

    Quizás Joey si tuviese planes para aquella noche y estuviese cancelándolo por estar conmigo, era algo que no dudaba que podría llegar a hacer por mi beneficio, pero si tenía que ser sincera conmigo misma, ni siquiera llegaba a sentirme un poco culpable por ello de ser el caso. No podía, porque al verlo salir del Sakura supe que aquella noche no podría pasarla con nadie más que con él, ni siquiera conmigo misma, y no pensaba luchar contra aquel sentimiento tan fuerte ni en el peor de los casos.
     
    Última edición: 15 Abril 2023
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  18.  
    Kaisa Morinachi

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    Eso de empezar y que la letra ya sea bien rompe-corazones (?)
    Lloro y eso que ni siquiera recuerdo bien quien era Aiden, error mío por empezar a leer desde el final en vez del inicio sjjsjs. Lo que sea, sí a Ali no le da buen sentimiento, a mí menos.
    :eevee:

    jsjsjsjs interesting
    Lo interesante terminó en fatalidad. Olvidé por un momento que la pobre de Ali ronda sus 17-18, ¿sabes? Ayayay.

    Ya me dieron ternura.


    alsjdlasjkdlakjdas

    :anicry:

    Bueeeno (?) Para empezar, medio bruto de mi parte venir y que se me ocurra leer justo lo último publicado jsjsjs, pero siento que igual y no estoy tan perdida. ¿Qué decir? A nivel técnico, pues me encanta como logras escribir tantas situaciones en, lo que yo creería, pocas palabras teniendo en cuenta todo el panorama. Y aún así, las escenas se sienten con la duración justa y necesaria, lo dicho, ¡me agrada eso!

    Ahora, pasando a la trama en sí jsjs No quiero comentar mucho sobre la situación de Ali, porque no tengo todo el ~contexto~ pero sí que siento que puedo ver más facetas de lo super superficial que la tenía de momento, aunque estuviera segura que la chica no es plana como personaje, para nada. Por eso me parece interesante leerla, aparte de que se aleja mucho de cómo soy y, por ende, lo que podría crear uwu

    Bueno, al meollo jsjs. Que de todas formas se ve que es una situación difícil la de la pobre, independiente de si ella se haya metido solita en tanto problemón, lo dicho, aun tiene como 17 y 18, quiera o no admitirlo. Saltarse etapas y vivir cosas que, puede, no le correspondan, porque a su edad donde aun se está definiendo y auto-conociéndose, hace más difícil lidiar con esos líos amorosos o tan solo líos. Claro, yo no soy quién para juzgar, muchas veces ese "crecimiento rápido" se debe a factores que solo los que viven eso saben lo profundo y complejos que son.

    Así que nada, un gustazo leer tu fic, conocer más a Ali, y ponerme algo al día a pesar de que en general suelo leerla por encimita nomás uwu <3
     
    Última edición: 18 Enero 2022
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  19. Threadmarks: XV. Got me up so high I'm barely breathing [Alisha Welsh]
     
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    18
     
    Palabras:
    3400
    n/a: ufa, casi más de medio año desde que publiqué el anterior fic, casi nada JJAAJ well, para los que me leáis por aquí y no lo sepáis, el año pasado no pude terminar mi trabajo de fin de grado por una suma de razones y tuve que hacer un año extra solo para eso, y más o menos en eso he estado centrada estos últimos meses; es cierto que no se me complicó demasiado, tuve mucha suerte después del desastre del año pasado, pero entre eso, que he retomado un poco el hábito de leer a menudo y los posts de los roles per se, he estado en un bloqueo de escritor bastante importante, y especialmente con este fic, que lo tengo empezado desde hace meses y tenía ganas de escribirlo desde hace aun más.

    so anyways, después de este tocho que a absolutamente nadie le importa, procedo a decir que estoy realmente contenta de haber podido acabar algo (por habar acabado este fic en concreto aun más) y que quizás se nota que me ha costado un poquito y que prácticamente lo he hecho a trozos, pero igual lo disfruté y, como siempre, esto es canon.





    You got me hooked up on the feeling
    You got me hanging from the ceiling
    Got me up so high I'm barely breathing
    So don't let me, don't let me
    Don't let me, don't let me go

    ***

    | Alisha Welsh |

    ***
    Tomar malas decisiones y joder a mis padres tenían que ser dos de mis actividades predilectas, y ya cuando en una noche cumplía las dos al mismo tiempo… wow, such a beautiful disaster.

    Aquella noche no había sido muy diferente a cualquier otra, a decir verdad. Había vuelto a casa a una hora que a mi padre no le agradaba en absoluto, me había comido su charla de que estaba siendo una persona realmente irresponsable, me fui a mi cuarto “indignada” después de cenar y, bien entrada ya la noche, me escapé de casa como venía siendo costumbre.

    A veces me preguntaba hasta qué punto era capaz de consentirme mi madre todas aquellas imbecilidades que no paraba de montarme constantemente. No era ninguna tonta, sabía bien que me dejaba hacer lo que me diese la gana porque tenía la esperanza de que algún día pasaría algo que me hiciese darme cuenta de lo estúpido que era seguir por ese camino, así como suponía le había pasado a ella en su adolescencia.

    Yo no tenía tanta confianza en que eso fuese a pasar alguna vez.

    Pero tampoco sabía que aquella noche me haría dudar de mis palabras.
    Hice lo de siempre, pues, aunque en aquella ocasión tuve que hacer una parada adicional en la cartera de mi padre antes de salir por la ventana. Aiden me había dejado caer que necesitaba algo de dinero extra para sus negocios y yo, como la imbécil enamorada que era, siempre hacía lo posible por intentar salvarle el culo.

    Los doscientos dólares que logré sacarle no tendrían que hacer mucha diferencia, pero seguro que algo ayudaban a la causa.

    Sea como fuere, diez minutos después de haberme guardado los billetes en el escote estaba ya fuera, notando como la suave brisa nocturna mecía mi melena mientras esperaba que Aiden apareciese. Mis pobres padres lo habían intentado, de verdad que sí, pero no podían bloquear de ninguna manera la salida a la escalera de incendios, y a partir de ahí era pan comido para mí.

    Reconocí el motor del coche de Aiden un par de minutos después, lo que hizo que mi rostro se iluminara de manera bastante perceptible, y di unos cuantos botes nerviosos sobre mis talones hasta que finalmente paró delante de mí para permitirme subir.

    —Buenas noches, preciosa~

    Me incliné para darle un beso antes de acomodarme en el asiento del copiloto, sacando el fajo de billetes inmediatamente después para extendérselo, y sentí un cosquilleo de satisfacción de lo más estúpido cuando me acarició la mejilla con sus nudillos.

    >>Buena chica~ —murmuró, y yo prácticamente me derretí contra su mano.

    Nunca me di cuenta de ello, pero nuestra dinámica prácticamente se resumió en eso desde el primer momento: nunca me pedía nada directamente, pero sabía que yo buscaría su validación e intentar cumplir todo lo que dijese, fuese o no directamente hacia mí; luego me halagaba por conseguirlo y yo reaccionaba como si eso fuese todo lo que necesitase para poder vivir.

    Pero me di cuenta de lo fucked up que era todo demasiado tarde.

    Después de la escenita, el coche emprendió de nuevo la marcha hacia el frente, y decidí sacar un brazo por la ya bajada ventanilla una vez me abroché el cinturón. Era bien entrada la noche y el final del verano empezaba a notarse en el ambiente, permitiéndome sentir la brisa del frío otoñal colándose entre mis dedos.

    >>¿Cuándo empiezas las clases, cielo?

    Giré la cabeza para mirarlo en cuanto escuché su voz, alzando las cejas con obvia sorpresa, y acabé por dejar salir una risa nasal al volver la vista hacia la carretera.

    —La semana que viene. ¿Por qué el interés tan repentino?

    —¿Qué pasa? ¿Acaso no puedo interesarme por la vida de mi chica favorita~?

    Me hundí ligeramente en el asiento, notando como un leve rubor pretendía apoderarse de mis mejillas, y acabé por simplemente encogerme de hombros, intentando hacerme la indiferente a pesar de que mi reacción inicial ya había gritado de todo menos indiferencia.

    No comentó nada al respecto de eso, pero apenas un segundo después escuché cómo dejaba salir una risa nasal y lo busqué de reojo, curiosa, logrando delinear una sonrisa socarrona en sus labios. Sabía que no iba a dejar pasar el tema tan fácilmente, al fin y al cabo.

    >>Sin ánimo de ofender, baby, aún me cuesta asimilar que hayas entrado en ese instituto tan prestigioso. ¿Estás segura que no has utilizado algún truquillo que yo te haya enseñado~?

    —¿Estás insinuando que soy tan tonta como para no pasar una mísera prueba de admisión? —resoplé, bastante más ofendida de lo que hubiese estimado que estaría, y metí el brazo dentro del coche para poder apoyar la mejilla sobre los nudillos, fijando la vista en la carretera.

    —En absoluto, cariño —sentenció, con una especie de sinceridad colándose en sus palabras que consiguió suavizarme un poco las facciones—. Pero tú funcionas muy bien hacia un objetivo cuando te da un beneficio que merezca la pena, y no entiendo qué ganas de eso, la verdad.

    Tenía razón en absolutamente todo, si el cabrón me conocía mejor que nadie a aquellas alturas, y no tenía ningún sentido pretender negarlo. Volví a echarle un vistazo de reojo, pero no percibí demasiado cambio en su expresión de pura concentración por la conducción, y volví a encogerme de hombros mientras jugueteaba con el borde de mis shorts.

    —Mi padre está convencido de que entrar en un buen instituto va a hacer que asiente un poco la cabeza —comencé a explicar, sin necesidad de alzar la voz en ningún momento—. Y yo estoy convencida de que entrar en un buen instituto va a hacer que me deje un poco en paz. Haz tú las matemáticas con eso.

    Tampoco era completamente mentira el hecho de que no había entrado solo por mis méritos académicos; aunque, si me preguntaban, hacer trampas en unos exámenes tan importantes deberían contar como méritos propios, aun así. ¡Y eran de mi propia cosecha!

    Mi respuesta pareció satisfacer a Aiden, y estaba convencida que en el fondo también sabía que mi aprobado no había sido del todo honesto, pero todo eso importó bastante poco porque no volvimos a sacar el tema a lo largo de todo el viaje.

    Estuvimos hablando de un montón de otras cosas, eso sí, y la travesía se me hizo mucho más llevadera gracias a ello. Y no fue precisamente corto, para variar, porque teníamos que llegar a un edificio abandonado en las afueras de la ciudad, y si bien era cierto que no había casi nada de tráfico a aquellas horas, los casi tres cuartos de hora de viaje no nos lo quitaban nadie.

    Aiden aparcó cerca de, lo que supuse, sería la entrada y, por mi parte, me desabroché el cinturón y dispuse a salir del coche en cuanto el motor del mismo dejó de escucharse. Mis intenciones, claro, fueron interrumpidas por la férrea mano del chico alrededor de mi muñeca, lo que consiguió que lo mirase con el ceño fruncido al girarme.

    —Dije que te traería conmigo al sitio, pero no que ibas a entrar ahí dentro —sentenció, serio como pocas veces lo había visto, y fruncí aún más mi expresión, a punto de abrir la boca para protestar—. Ali, es muy peligroso, ¿vale? Quédate aquí y no salgas.

    Resoplé, sin pretender esconder mi molestia en ningún momento, pero acabé por ceder y acomodarme de nuevo en el asiento, cruzándome de brazos en cuanto él me dejó libre.

    >>No tardo nada, ¿sí? —murmuró, inclinándose para dejarme un beso en la mejilla antes de finalmente salir del vehículo.

    Noté como cogía algo del maletero y lo vi después internándose en el edificio en cuestión, apoyando de nuevo la mejilla sobre la mano para seguir su camino hasta que desapareciese de mi vista. La cuestión fue que… no acabó de hacerlo del todo.

    Distinguí la sorpresa de su rostro al tener que pararse en seco, siendo que el hombre estaba esperándolo bastante cerca de la “puerta”, y supuse que no le hacía toda la gracia del mundo que pudiese comerme el espectáculo incluso desde el asiento del copiloto; yo estaba en mi salsa, por otro lado.

    Aun así, ni siquiera fue para tanto. Estuvieron hablando un rato de nada, intercambiaron sus correspondientes maletines/bolsas/lo que fuera, y Aiden se dispuso a volver al coche para irnos a algún pub desde ahí. Ese era el plan, claro, pero una vez más se nos truncó cuando el señor en cuestión se dio cuenta de mi presencia dentro del vehículo.

    La sonrisa que se le formó en los labios no auguraba nada bueno y, honestamente, me causó repulsión, lo que era decir bastante de alguien como yo.

    Aiden pareció notar las posibles intenciones del hombre también y aceleró el paso, intentando sacarnos de ahí lo antes posible. Sus intentos se quedaron en nada, por desgracia, y no pude evitar tensarme en mi sitio cuando vi que lo interceptaban antes de poder entrar al coche.

    Escuché cómo el tipo le preguntaba por mí y Aiden se inventaba que era su hermana, quizás con la esperanza de que eso le parase los pies de alguna manera, pero su excusa fracasaba y el hombre seguía intentando abrirse paso hasta la puerta que seguía protegiéndome.

    Aiden continuó con su intento de cortarle el paso a toda costa, pero las intenciones le jugaron completamente en contra cuando el otro, claramente molesto por tanto impedimento, aprovechó su tamaño mucho mayor para propinarle un rodillazo en el estómago que lo dejó en el suelo.

    Di un respingo ante la escena, sintiendo un impulso tan grande por ir a ayudarlo que hasta olvidé el inminente peligro en el que me estaba poniendo al abrir la puerta, y me lancé hacia donde él estaba sin dudar. Al alcanzarlo, sin embargo, sus ojos reflejaron el pánico más puro que jamás le había visto y entendí entonces porque siempre se había opuesto tanto a mis peticiones de acompañarlo a este tipo de cosas.

    Sentí como alguien me agarraba del brazo y me obligaba a levantarme, incluso a pesar de mi forcejeo e intentos por librarme del mismo, y antes de poder darme cuenta por mí misma que no podía ser nadie más que aquel hombre asqueroso, su sonrisa apareció en mi campo visual sin previo aviso.

    —Vaya, sí que eres bonita~ —canturreó, y noté cómo se hacía con un mechón de pelo entre sus dedos por apenas un segundo antes de que apartase la cabeza bruscamente para evitarlo.

    Por desgracia, en consecuencia a esa movida, el hombre afianzó más el agarre alrededor de mi brazo y tuve que hacer un esfuerzo enorme por controlar el gemido de dolor que pugnó por salir de mis labios. Aprovechó, también, la cercanía para darle una patada a Aiden, lo que hizo que nos mirase de nuevo y yo sintiese como el alma se me caía a los pies una vez más.

    >>Bastante feo por tu parte haberte guardado esta joyita tanto tiempo, rubito —susurró, su tono alzándose amenazante en medio del silencio desolador de aquel lugar abandonado—. Pero me la voy a quedar, así que te perdonaré.

    Y una mierda.

    No pensé nada de lo que sucedió a continuación, y si tenía que ser completamente honesta, tampoco era algo que recordase con completa exactitud. Me moví por impulsos, al fin y al cabo, y es que lo único que quería en esos momentos era sacarnos a los dos de aquella situación de mierda, con el menor número de lesiones posibles.

    Distinguí el movimiento de algo que el hombre tenía colgado a un lado de la cadera, y rápidamente reconocí que se trataba de una pistola; me liberé de la presión de sus dedos aprovechando que se había distraído con Aiden y me hice con el arma sin un atisbo de duda en mis movimientos.

    Me pareció escuchar el inicio de una carcajada irónica por parte del hombre, pero no estaba dispuesta a darle ninguna oportunidad que nos volviese a poner en desventaja, así que disparé antes de que su voz fuese capaz de formular algún sonido más. Intenté apuntar a su pie, pero papá apenas había empezado a enseñarme cómo disparar y el tiro se me fue un poco más arriba de lo que había previsto.

    No fui capaz de mirar la sangre que estaba saliéndole de la herida por más de dos segundos, por lo que giré rápidamente la cabeza en busca de los ojos cobrizos de Aiden, esperando encontrar… bueno, a decir verdad, no tenía ni idea de lo que esperaba encontrar. Obviamente, estaba la impresión de haberme visto hacer algo como aquello; también quedaban resquicios del temor que había sentido segundos atrás, pero lo que más logró llamar mi atención fue el atisbo de… ¿orgullo?

    Orgullo por lo que era capaz de hacer por él, quizás.

    Tampoco tuve mucho tiempo de pensar o procesar aquella información, claro, y seguí moviéndome de manera mecánica mientras le quitaba el cartucho a la pistola y lanzaba ambas cosas lo más lejos posible de nuestra posición. Me agaché para poder ayudar a Aiden a levantarse y le eché un último vistazo fugaz al otro hombre, que se había quedado en el suelo maldiciéndome de todas las maneras posibles mientras intentaba parar el reguero de sangre de su herida.

    Me convencí de que sobreviviría mientras metía a Aiden en el coche y me dirigía hacia el asiento del piloto, siendo perfectamente consciente de que iba a tener que sacarnos de ahí incluso si mis dotes de conducción eran prácticamente nulas. Conduje sin pensar demasiado, hasta que varios minutos después Aiden me indicó que parase cerca de un descampado.

    No me di cuenta de ello, pero el chico había aprovechado la ruta para tomarse alguna especie de calmante que remitiese el dolor de los golpes que había recibido, y diría que fue mejor que no lo supiese, porque no sabría decir qué tan buena idea era dejar que fuese él quien condujese teniendo en cuenta que esas pastillas solían dejarlo a uno bastante atontado.

    No intercambios palabra alguna; ni cuando salí del coche para dirigirme hacia el asiento del copiloto, ni durante el trayecto de vuelta. Joder, casi que ni nos dirigimos la palabra cuando me dejó de nuevo en la parte trasera de mi edificio.

    Aiden se inclinó para dejarme un beso antes de permitirme salir del coche y yo me quedé parada en el lugar, observando como arrancaba y se alejaba hasta desaparecer de mi vista como si nada… como si lo que acababa de pasar hubiese sido alguna especie de sueño.

    Más bien una pesadilla.

    Y ojalá hubiese sido eso en lugar de la realidad.
    Me colé de vuelta en casa después de un buen rato, en silencio y con el sigilo de siempre, y me metí en la cama con la intención de dormir y el deseo de despertarme al día siguiente sabiendo que nada de esto había sucedido.

    Conciliar el sueño fue misión imposible, sin embargo, y al llegar la mañana estaba más convencida que nunca que todo había pasado y que había sido bien real.

    Aiden no dio señales de vida aquel día ni la mayoría de los siguientes, lo que no me llegó a sorprender del todo y, aun así, logró decepcionarme de alguna manera. No era la primera vez que el muchacho desaparecía días enteros sin dar señales de vida, me había acostumbrado que ese fuese el caso cada tantos meses, pero nunca había pasado después de algo en lo que yo me había visto involucrada y, honestamente, una parte de mí hubiese querido que se hubiese arriesgado un poco con tal de asegurarse que me encontraba bien… o tan siquiera avisarme de algo.

    Sabía, sin embargo, que lo que más le gustaba a Aiden de mí era la tendencia que tenía a meterme en problemas y a la facilidad que tenía de pasar de largo cuando algo salía mal, sin importarme demasiado quién o qué caía en el proceso, y aquella situación no era muy diferente a cualquier otra en ese aspecto. Los mundos bajos por los que Aiden se movía para hacer negocios no me conocían en absoluto, así que solo tenía que seguir con mi vida normal hasta que todo se calmase y él apareciese de nuevo, intentando por todos los medios olvidar los acontecimientos sucedidos aquella noche.

    No fue fácil, pero a base de seguir huyendo de casa cada noche y empezar a beber bastante más de lo que había hecho nunca hasta entonces, el recuerdo acabó enterrándose en lo más profundo de mi memoria. Y no era alguien que se preocupase mucho por sus estudios, pero el hecho de que mi primer día de instituto se acercase de manera inexorable también empezaba a ocupar gran parte de mi pensamientos.

    Después del mismo, de hecho, casi parecía que había logrado controlar la ansiedad que sentía al ver que pasaba otro día sin saber de Aiden. Casi siendo la palabra clave, porque la sentí reptando nuevamente por mi cuerpo cuando creí distinguir su melena pajiza en la puerta del edificio, y solo supe que había desaparecido de verdad cuando me acerqué corriendo y comprobé que, efectivamente, era él.

    Sonriente, como si nada, y con una bolsa de regalo colgando de su mano.

    —Felicidades atrasadas, linda —soltó, extendiéndome la bolsa en cuestión, y pestañeé un par de veces antes de finalmente aceptarlo, momento en el que también sentí que echaba su brazo sobre mis hombros para comenzar a caminar hacia su coche—. Te voy a llevar a cenar a un sitio que te va a encantar, y luego podemos salir por dónde a ti te apetezca. ¿Qué te parece~?

    Sabía que en aquel momento aún tenía la posibilidad de alejarme de ahí, de recriminarle por lo que había sucedida y cortar toda relación con él antes de que fuese demasiado tarde.

    —Suena a planazo~

    Lo sabía, y aun así decidí quedarme. Decidí ignorar todo lo sucedido así cómo estaba haciendo él, pretendiendo seguir nuestras vidas como si nada malo hubiese pasado nunca, y en lugar de alejarme, acabé acercándome aún más a su mundo.

    Aquella noche me acerqué más que nunca a él, de hecho, y marcamos así el momento en el que nuestra unión se hizo más fuerte que nunca… pero también más difícil de escapar de la misma.

    Pero nunca se me ocurriría querer separarme de él a partir de entonces, ¿verdad?
     
    Última edición: 28 Junio 2023
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    Amane

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    A house made of cards, and us, inside [Gakkou Roleplay | Explícito]
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    Drama
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    18
     
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    n/a: este fic ha sufrido mucho, pobrecito (?) no me extenderé demasiado porque ya a belu le dije en su momento qué pasó, pero sí diré que estas últimas semanas he ido avanzado poco a poco en este fic y ya me obligué a acabarlo hoy, que quería dejarlo de regalo para mi bebita preciosa. Y no es mucho, al final me quedó cortito, pero está hecho con amor y espero que te guste uwu <3

    also, todo este fic surgió porque quería usar una canción de este cantante, que no era exactamente esta pero al final la otra no me venía tan bien y aquí estamos, probando a escribir con otra ship nueva porque una nunca se aburre (?) no sé si controlé muy bien a Ko, la verdad, que es un personaje algo complicadillo porque es muy despegado pero a veces hace cosas que no nos esperamos y bueno, no es mi personaje al final y al cabo, pero yo lo manejé con todo el cariño que tengo por él. Quién sabe si alguna vez esto sucedería, o si sucedería así como lo he descrito yo, pero mira, para eso están los fanfics SO NO QUIERO QUEJAS CUZ YO HE SIDO FELIZ ESCRIBIÉNDOLO AND THAT'S THAT (?




    He encendido nuestra habitación
    Como un faro por si vuelas lejos
    He marcado mis costados con tu voz
    He sentido fuerte la explosión

    ***

    | Emily Hodges |
    | Kohaku Ishikawa |


    ***

    A veces la vida realmente daba vueltas curiosas, y es que definitivamente nunca imaginé que me encontraría en la situación en la que me hallaba en esos instantes. Pero una simplemente no podía ir en contra de los caprichos del destino… ¿verdad?

    En fin, ya estaba ahí y huir no era una opción, así que me llené los pulmones de aire, me los vacié de un suspiro y entré al aula de Kohaku, apretando ligeramente la bolsita llena de galletas de limón que llevaba conmigo.



    Fue una dura negociación de la que conseguí salir victoriosa, aunque honestamente, me daba la sensación de que el chico solo se estaba haciendo el duro para burlarse de mí y había planeado aceptar desde el principio. Poco importaba, de todas formas, porque al final había cedido y era lo único que me interesaba.

    Así que, por supuesto, dediqué toda la mañana del sábado siguiente para limpiar a fondo mi cuarto, habiéndole encargado a Fred que hiciese lo mismo con el salón —a pesar de que sabía que no me iba a hacer mucho caso—. ¡Pero no importaba, no importaba! Contra todo pronóstico, el estado del salón no iba a ser mucho problema.

    El timbre de casa sonó exactamente a las cinco en punto, que era cuando había quedado con el chico, y bajé correteando desde mi cuarto para abrirle. No pude esconder la sorpresa que sentí al ver lo extremadamente puntual que había llegado, aunque, una vez reparé realmente en su aspecto, aquella misma sorpresa se acabó transformando en otra cosa que… la verdad, no supe definir, pero sabía que era algo que me daría demasiada vergüenza admitir en voz alta.

    La ropa casual le quedaba muy bien, ni modo.

    —Buenas tardes, Emi-chan~ —saludó, con el tono tranquilo que tanto le caracterizaba, y acabé por dar un respingo al darme cuenta que me había quedado mirándolo embobada.

    La sonrisa que se le plantó en el rostro mientras le devolvía el saludo de manera apresurada indicó que se había dado cuenta, posiblemente hasta habría sido capaz de leerme los pensamientos solo por la cara, y noté la sangre subiéndose a mi rostro mientras me apartaba para dejarlo entrar, intentando así disimular un poco todo aquel espectáculo.

    Me obligué a tranquilizarme antes de tener que avisar a Fred de que Kohaku ya estaba ahí, porque suficientemente mal lo iba a pasar sin necesidad de darle material extra para que me molestase, y creí conseguirlo bastante bien para cuando abrí la puerta del salón.

    —Fred, estamos en mi cuarto, ¿vale? —solté, lo más bajo y rápido posible, y tuve la enorme suerte de que estuviese demasiado concentrado en la pantalla de la televisión como para prestarme demasiada atención.

    Suspiré de manera imperceptible, volviendo rápidamente al pasillo, y no pude evitar sentir una nueva oleada de calor al dar de lleno con la sonrisa de Kohaku. Pretendía ser la sonrisa de niño bueno que siempre se ponía, pero ya había aprendido que justamente era con esas que tenía que prepararme para lo peor.

    >>¡Es que Fred se ha empeñado en jugar a la consola en el salón, porque estamos solos y esa pantalla es más grande! Y nos iba a molestar con tanto ruido, por eso vamos a estar en mi habitación. Espero que no te importe…

    Obviamente, me di cuenta demasiado tarde de que estaba justificándome sin motivo real y que, a pesar de que tenía buena razón para hacerlo, lo único que estaba consiguiendo era darle más motivos a Ko para que se burlase de mí.

    No dijo nada, sin embargo; solo negó ligeramente con la cabeza, sin perder la sonrisa en ningún momento, y me siguió hacia el piso superior cuando le indiqué que lo hiciese. Lo dejé pasar a mi cuarto, pidiéndole que se acomodase en la mesilla central que había, y me disculpé antes de volver a dirigirme al piso inferior.

    Cuando subí de nuevo a mi cuarto, en aquella ocasión con una bandeja entre las manos, encontré a Kohaku ya sentado y con sus apuntes colocados en la mesa; no pude evitar escanear la habitación con la mirada, no tanto porque no me fiase de él como persona, sino más bien porque la sonrisa que llevaba encima siempre había sido indicativa de algo no del todo bueno.

    —¿Qué traes, Emi-chan~?

    Su canturreo logró sacarme de mis pensamientos, y decidí que no tenía mucho sentido pensar en la posibilidad de Kohaku cotilleándome el cuarto porque ni siquiera había nada que pudiese interesarle. Le correspondí a la sonrisa, pues, y dejé la bandeja sobre la mesa mientras me sentaba en el lado opuesto al de él.

    —Algo de té y un bizcocho de limón —contesté, y no pude evitar rascarme la mejilla con algo de timidez al percibir la curiosidad de su mirada—. He cambiado un poco la receta que normalmente hago, espero que te guste…

    Ko pareció entender el mensaje implícito de mis palabras y me sonrió antes de servirse un poco del postre, probando el mismo bajo el escrutinio de mi mirada. El cabrón sabía disimular muy bien sus expresiones, eso lo sabía yo mejor que nadie, y como tal, no pude sacar una deducción válida de lo que le pareció hasta que él mismo me lo dijo.

    —Tan rico como siempre, Emi-chan~

    Suspiré aliviada al recibir su aprobación, sin siquiera ser consciente del momento en el que me había tensado tanto por aquella tontería, y procedí a probar el otro trozo que había traído conmigo. Comprobé que el chico tenía razón, el bizcocho sabía bien y había conseguido hacerlo con la textura algo más esponjosa, que había sido mi principal objetivo con lo cambios que había hecho, y disfruté del postre con una sonrisa satisfecha, dándole un sorbo al té un par de segundos después.

    Tras ese pequeño idilio, ya no había más motivos para atrasar el verdadero motivo por el que Kohaku había venido a mi casa, así que, con una ligera sonrisa de disculpa por tener que romper el ambiente tan agradable que teníamos, me levanté para recoger mi maletín, con todos los apuntes que tenía hasta el momento dentro del mismo, y volví a mi sitio para empezar a repartirlos por la mesa junto a los suyos.

    —Bueno, con el inglés me van a ayudar Joey y Alisha… —expliqué, recogiéndome el pelo con las manos para hacerme una coleta alta que me permitiese estudiar más fácilmente—. Así que necesitaría ayuda con todo lo demás… especialmente con las matemáticas. No se me dan muy bien, la verdad…

    Efectivamente, había invitado a Kohaku a mi casa un sábado por la tarde para que me ayudase a estudiar.

    Por regla general, era Kashya a quién acudía para que me ayudase con cualquier cosa del ambiente académico, pero resultaba que aquella semana se había ido de viaje con su hermano y mis opciones se habían reducido de manera considerable. Bleke me caía bien, pero me daba vergüenza pedirle un favor de ese estilo, y tras sopesar las posibilidades, finalmente decidí que Kohaku era la persona que más me podría ayudar al mismo tiempo que me permitiría estar cómoda en su presencia.

    —Uhm… quizás tengas que pagarme con algo más que galletas y bizcocho después de esto, Emi-chan~ —soltó tan pancho, apoyando la mejilla sobre su mano para mirarme con la cabeza ligeramente ladeada.

    —Veré que se me ocurre… —murmuré, apartando la mirada para intentar disimular el sonrojo que, aunque más ligero de lo que pudiese caber esperar, se hizo presente.

    No hizo falta decir nada más, y después nos pusimos a trabajar. Por suerte, me tomaba mis estudios realmente en serio, a pesar de no ser lo que se dice una estudiante estrella, por lo que no me fue especialmente difícil concentrarme en la… extensiva tarea que teníamos por delante. Y, para algo de mi sorpresa, Kohaku también se lo tomó bastante en serio; de hecho, una vez terminamos con todo lo que teníamos entre manos, me dio la sensación de que lo había entendido todo incluso mejor que cuando me lo explicaba Kashya.

    Y la posibilidad de que aquella cita de estudio se repitiese me hizo querer esforzarme incluso más en ello.

    Fred apareció un par de horas más tarde, cuando ya nos estábamos preparando para recoger todo lo que había repartido por la mesa, y fue imposible no notar el vistazo general que le echó a la habitación antes de centrarse en mí para decirme lo que tenía que decir.

    —Em, tengo que salir un rato —avisó, y no pude evitar alzar las cejas con algo de sorpresa—. Portaos bien~

    Mi hermano tuvo mucha suerte de que no tuviese a mano un almohada para poder tirársela, porque la sonrisa que nos mostró antes de salir corriendo definitivamente se merecía un almohadazo; ni siquiera me hubiese importado demasiado que Kohaku lo hubiese presenciado.

    —N-no le hagas caso —murmuré, volviendo la vista hacia el muchacho—. Le encanta burlarse de mí.

    Kohaku simplemente negó con la cabeza, como si toda la interacción no le hubiese molestado en lo más mínimo, y después de un segundo de reflexión me di cuenta de que posiblemente ese era el caso. Le sonreí, algo más relajada, y eché un vistazo fugaz hacia el escritorio, donde tenía el ordenador.

    >>¿Te gustaría ver una película? —propuse, señalando hacia el lugar con la cabeza.

    Podía haberme despedido de él, pues ya era bastante tarde y quizás estuviese cansado después de tanto estudio; también podía haberle propuesto bajar al salón ahora que estaba disponible, ya que, a pesar de seguir estando solo nosotros dos, al menos no se sentiría tan íntimo como mi cuarto. No hice nada de eso, sin embargo, y a él no pareció incomodarle en lo más mínimo.

    —Sí, claro. ¿Tenías alguna en mente?

    —Uhm… —murmuré, levantándome para ir a por el ordenador—. ¿Qué te parece El jardín de las palabras? Hace un tiempo que quiero verla y, no sé, tiene pinta de que sería algo que a ti también te gustaría.

    —De hecho, yo también la tengo en pendientes —fue toda su respuesta, con una sonrisa mezcla de diversión y… ¿timidez? que me resultó terriblemente adorable.

    —¡Perfecto! El jardín de las palabras será, entonces.

    Coloqué el portátil sobre la mesilla para poder encenderlo y, al volver a colocarme en posición de asiento, me di cuenta que el chico se había acercado hasta prácticamente quedarse a mi lado. Era perfectamente consciente de que lo había hecho para poder ver ambos la pantalla, pero eso no significó que mi corazón hubiese estado preparado para ello, y el mismo me dio un vuelco en el pecho tras haber rozado a Kohaku en mi camino al suelo.

    Intenté disimular los nervios con un par de tosidos suaves, al mismo tiempo que procuré entretener mis manos al teclear el título de la película en el buscador de Netflix, y pensé que una vez estaríamos viendo la misma, lograría tranquilizarme… pero nada más lejos de la realidad.

    Era absolutamente estúpido que estuviese tan nerviosa por aquello, pero los Dioses sabían que realmente lo estaba. Estábamos tan absurdamente cerca el uno del otro que prácticamente podía escuchar su respiración; estaba bastante convencida, de hecho, de que él podía escuchar los latidos desbocados de mi corazón sin ningún problema.

    No sabría decir en qué momento exacto la cosa se nos fue de mano, pues en un momento estábamos el final de la película, y en el siguiente… bueno, nos estábamos besando. Quizás había sido culpa del halo de la luna colándose por mi ventana, o quizás había sido la música suavizada del final de la película.

    O quizás solo era lo que tenía que pasar.

    Nuestras miradas conectaron en el momento en el que nos giramos al aparecer los créditos finales en la pantalla del portátil, y la conexión fue tan fuerte que no hizo falta nada más para que ambos acabásemos inclinándonos hacia el otro. Fue un algo más caótico que otra veces, a decir verdad, pues de repente sentí su mano presionando sobre mi espalda baja y, antes de poder darme cuenta, habíamos acabado tumbados sobre el suelo conmigo encima de él.

    —Ko… —solté en un suspiro una vez nos separamos para recuperar algo de aire.

    No recordaba la última vez que había estado tan cerca de su rostro, o si tan siquiera alguna vez lo había estado, y no pude evitar repasar sus facciones con la mirada aprovechando esa misma cercanía, hasta terminar en sus ojos ambarinos que brillaban como nunca antes los había visto brillar.

    Sentí el roce de sus dedos subiéndome por la espalda y vi como abría los labios con clara intención de decir algo, pero justo en ese mismo instante el silencio del momento nos permitió escuchar cómo la puerta principal de la casa se abría, haciendo que el corazón se me parase completamente durante un instante, antes de reaccionar y separarme del chico como si fuese un resorte.

    >>Y-ya es tarde… —solté, claramente nerviosa, y cerré la tapa del portátil para devolverlo al escritorio—. Deberías irte, no quiero que tu familia se preocupe.

    Por suerte o por desgracia, era Kohaku de quién hablábamos, y si él también se sentía de alguna manera nervioso o acelerado, la verdad es que no tuve manera de saberlo. Se puso en pie sin mayor problema y asintió con la cabeza, volviendo a colocarse el pelo en su sitio gracias al mismo movimiento; lo repasé con la mirada y ni siquiera supe definir con exactitud por qué, pero sentí una especie de decepción al darme cuenta de que la imagen del chico no indicaba en lo más mínimo que algo había pasado apenas unos segundos antes.

    Deseché esa idea lo más rápido que pude de mi cabeza, aparté la mirada de sus ojos, y ambos salimos de la habitación como si nada. Abajo estaba Fred, que nos echó una mirada inquisitiva para nada disimulada y yo, antes de que tuviese el valor de preguntar algo al respecto, salí hacia la cocina para preparar algo del bizcocho para llevar. Para cuando volví junto a ellos, Fred parecía haber desechado cualquier posible idea extraña de su cabeza y se ofreció a llevar al chico a su casa, ya que mamá no se había llevado el coche y lo tenía disponible.

    Acompañé a Ko hasta la puerta, donde íbamos a esperar a que mi hermano sacase el coche del garaje, y jugueteé nerviosamente con los dedos tras la espalda mientras sopesaba como demonios iba a despedirme del chico ahora.

    Al final, tanto pensamiento al respecto no sirvió para nada, pues en el momento en el que Fred apareció con el coche y supe que tenía que despedirme de Kohaku, ni siquiera lo pensé antes de ponerme de puntillas para dejarle un beso sobre la mejilla.

    —Gracias… por todo —susurré, aprovechando la cercanía de nuestros rostros.

    —Nos vemos, Emi-chan~ —canturreó, sonriendo con esa inocencia que tan bien le salía, y moví la mano a modo de despedida mientras los veía alejarse en el vehículo.

    Me mordí ligeramente el labio inferior, girándome sobre mis talones para volver al interior de la casa, y ni siquiera me preocupé demasiado por el hecho de que Fred y él iban a estar a solas en el coche durante todo el trayecto hacia su casa, porque el brillo de sus ojos no era el de alguien que se arrepentía de lo que había sucedido.

    Y yo me sentía en una nube de felicidad.
     
    Última edición: 9 Marzo 2023
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