Ciudad colindante con Fukui a las faldas de monte Haku el cual comparten ambas prefecturas. Una de de las montañas sagradas de Japón. Se dice que en esta ciudad nació Taicho; el primer hombre en escalar la montaña y descubrir que era un viejo volcán inactivo. Gobierno: El señor feudal de Ishikawa es un hábil comerciante; un viejo soldado del antiguo Emperador Haruki Yamato. Responden al clan Imagawa. Locales: Santuario: Sintoísta. Se le conoce como Shirayama Hime y está a las faldas de la montaña Shukusha: El hostal está fuera del área urbana, pues prefiere que sus huéspedes disfruten el sonido del océano. Casa de Armamento: Su herrero de alto nivel llegó a Hakusan siguiendo a su líder; quién ahora reside como General en el Cuartel. Dojo: Enfocado al Kyudo. Comercios: Se especializa por su comida de mar. Clínica: Por su proximidad con Toyama; es un sitió bien surtido de remedios. Herbolaria: Su herbolaria no destaca demasiado. Cuartel militar: Son hombres retirados que siguieron al señor de Ishikawa para defender Hakusan; el sitio dónde pasa sus veranos. Casa feudal: Allí vive la familia del diplomático Seto Atsumori; quién es confidente del señor de Ishikawa: Imagawa no Ujiyasu
El rol proviene de: Shima Islas oki Nagano Eiji había vuelto a las islas Oki para ayudarles a movilizarse Xiao y Torii fueron los únicos que decidieron quedarse en la isla; después de su arribo, Rei se encaminó nuevamente con Eiji hacia dónde había dejado a Kohaku y los demás, debía entregarles la nueva información y ayudarlos en lo posible. Todo el grupo Taira había llegado en un día hacia Ishikawa, dónde fueron recibidos con alegría, principalmente Inagaki, Tomoe y Shino. Quienes rápidamente fueron guiados a la casa feudal dónde estaba la familia del diplomático de la prefectura de Ishikawa. Allí esperaron y disfrutaron de buenas atenciones, mientras el resto comenzaban a acomodarse en el shukusha local. [Casa Feudal: Inagaki; Tomoe; Shino] [Shukusha: Aki; Yume; Midori; Hiro; Hajime; Murai; Genichi; Masaharu; Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo; Kojiro; Riku; Aoi; Ryoshi; Dozan; Tsubaki; Seikanji; Noishi; Mako; Konan; Haku; Kushina] [Clínica: Ginko] [Casa de armamento: Takano; Hashimoto] [Cuartel: Kirara; Ukita] [Hideyoshi; Shinrin; Takeda; Misato; Yin; Matsuda; Yamagata] [Yurei: Kenzaburo; Ayame; Keitaro; Aoshi] Al parecer, Midori, Mako y los niños se quedarían en aquella ciudad por el momento, pues era un territorio seguro. Los demás comenzaban a organizarse, mientras esperaban al resto. La ciudad también poseía yurei; pero ninguno se notaba agresivo, tal vez por la cercanía a la montaña sagrada. Ginko ya estaba en la ciudad, había llegado a Gifu y al no encontrar rostros conocidos decidió seguirse a Ishikawa a recomendación de su tío, quién le recomendó la gastronomía de aquella ciudad. Así que había topado al grupo Taira de vez en cuando; pero al único que reconocía era a Murai. Fue cuando pudo ver de nuevo a Togashi, Rengo, Riku y Yuzuki y decidieron conversar nuevamente, explicando un poco todo lo complejo que estaba resultando todo, y hablando del cambio de tonalidad en el cabello de Rengo, de un negro profundo a un blanco como el de los Harutomo. Mientras tanto, Murai seguía conversando con los suyos. —La misión de Matahachi ha tardado más de lo que me gustaría — reclamó Noishi —Sabía que debía ir con ellos. Murai no respondió, también se notaba preocupado. Yume se había acercado brevemente a Yuzuki quién cuidaba de Hayato quién se dio tiempo de nadar en un estanque — Yo dediqué mis estudios y conocimiento esperando obtener lo que ahora usted posee en ese pequeño frasco —suspiró —He hablado severamente con mi padre; y si esos son sus deseos yo no me opondré a él. Pero si en algún momento de su vida llega a obtener otro de esos frascos, le ruego que me lo de a mí. Pasaron varios días dónde varios decidieron entrenar un poco, revisar los perímetros de la ciudad para asegurarla; algunos otros sólo decidieron que aquellos días serían como vacaciones, descansando por completo. Los siguientes rostros conocidos que volvieron a ver fue el de Takano y Hashimoto; quienes había asegurado Toyama asegurando que el ejército estaba preparado, sólo necesitaban asegurarse que la prefectura de Ishikawa también fuera una aliada en su próximo ataque a Gifu. Después no tardó en llegar Kirara en representación de los Shingen. Shinko no venía con ella. Ukita fue el siguiente en aparecer. Por último, Takeda llegó con los demás de Nagano, la ciudad se llenaba de encuentros pero pocas bienvenidas. Los líderes de cada bando se comenzaban a organizar para ver como actuarían en Gifu; pero el tiempo pasaba de manera extraña, sin el sol no había noción de las horas, siempre se sentían cansados pero no podían detenerse. Contenido oculto ¡Bienvenidos! En este momento andamos en un punto dónde pueden hablar con quién quieran en el momento que deseen, hacer sus compras pertinentes y disfrutarse antes de entrar a la guerra final. Habrá más yurei seguramente; pero dependerá de los posts, cualquier duda o comentario avísenme :3 Zireael Monpoke Bruno TDF Ayeah rapuma Nekita Slam rapuma Ikoma-kun John Whitelocke Fichas actualizadas
Yuzuki Minami El tiempo en las islas se nos había terminado, lo pensé con más claridad al ver a Hayato lanzarse sobre la espalda de Rengo y como él, a pesar de lo adolorido que estaba, no se lo quitó de encima. Me senté junto a ellos para vigilar su descanso y aunque procuré dormir yo también, no logré la gran cosa. Me limité a absorber los recuerdos complejos que había conseguido en esta tierra y con estas personas. Los que batallaban con un resentimiento que a veces merecían y a veces no. De todas formas, pronto tuvimos que subir al barco y partimos a Hakusan. Los nervios empezaron a ganarme la pulseada en el camino, pensaba en Takano y Hashimoto, en Takeda y Shinrin y en todos los demás. Pensaba en la misión de Kohaku y los demás, en este eclipse, lo que implicaba y la perla que el pequeño mensajero de Inari me había entregado. Mi intención había sido hacerles saber de ello a Togashi y Rengo, pero todo sucedía muy rápido. Al llegar a la ciudad pronto encontramos a Ginko, al que Togashi, Rengo, Riku y yo le explicamos las cosas lo mejor que pudimos. No fue mucho después que Yume se acercó a mí mientras vigilaba a Hayato, que había decidido meterse a un estanque. Miré a la muchacha, a la espera de lo que tenía para decirme, y una sonrisa algo culpable me alcanzó el rostro. —No habría hecho falta que me lo pidieras. Los buenos gestos, con buenos gestos se responden —dije hacia ella, desviando la vista a Hayato un momento—. Tu padre es un viejo sentimental y yo sigo el mismo camino así que, Yume, si la fortuna me permite encontrar otro igual... Lo llevaré contigo, puedes contar con ello. Con esa suerte de promesa sellada, le dediqué una sonrisa y le agradecí por respetar la decisión de su padre a pesar de lo que implicaba para ellos como familia. Los siguientes días serían la calma previa a la tormenta, lo sabía, así que esperaba aprovecharlos. Llamé a Hayato diciéndole que iríamos a ver a Takano, le avisé a Rengo por si quería acompañarnos y luego busqué a Togashi por lo mismo. También quería hablar con Takeda, pero no podía hacer todo a la vez, así que lo mejor era ir por partes, sobre todo porque seguíamos con el eclipse encima. Me ponía nerviosa, sin duda, no me permitía leer bien el paso del tiempo. Por otro lado, si pescaba a Hashimoto también quizás pudiera conversar con él sobre lo que había pasado en la misión. De perro a perro. Contenido oculto me voy a buscar a mi marido duh Bruno TDF me dijo que Togashi venía conmigo a ver a su amor no correspondido (??
Aoi Nobunaga El viaje fue largo pero Aoi disfrutó nuevamente de la sensación de surcar las aguas. Hacía descubierto que le gustaba mucho aquello y no la perspectiva de pasar el resto de su vida haciéndolo junto a su nueva familia resultaba encantadora. Había aprovechado el viaje para descansar y, a pesar del libro cansancio acumulado de los días anteriores, no se sentía capaz de mantenerse quieta con la perspectiva de la batalla en un horizonte no tan lejano. Descansó un rato con todos en aquel Shukusha junto al océano y, finalmente, decidió que no quería seguir perdiendo el tiempo allí. Se puso en pie y se estiró como una gata, haciendo crujir algunos de sus huesos en el proceso. Reprimió un bostezo y se volvió hacia Ryoshi y Dozan. — Voy a ver qué tiene que ofrecer está ciudad antes de que se llene demasiado. — Sonrió con avaricia y se encaminó hacía la casa de armamento en primer lugar. Iban a la guerra, necesitaba tantas flechas como pudiera conseguir... Y hasta que no les devolvieran su katana Ryoshi necesitaba un arma. Cuervo revoloteó a su alrededor hasta pasarse en su cabeza por lo que Aoi asumió que la acompañaría. — Veamos si podemos encontrar algo bonito para ti también. — Rió, aunque no tenía ni idea de qué podía darle al ave como recompensa por su gran trabajo en las islas. Abrió la puerta con decisión al llegar y dió los buenos días al aire a la espera de ser atendida.
Soga no Hideyoshi 曽我秀吉 Hakusan: santuario El paso montañoso en medio de la oscuridad era sencillamente un tanto exigente, pero por suerte para él no había de recorrer mucho, ya que si bien estaba edificado en las afueras, se hallaba a pocos pasos de la urbe. La antorcha que había tomado prestada de uno de los guardias le permitía ayudar con la iluminación, el viento soplaba con levedad, así que podría resistir. Llegó en un tiempo breve, colocó la antorcha junto a una columna, posicionada estratégicamente para que su reflejo impactara sobre los elementos sagrados, aquellos que necesitaba ver y sentir. Comenzó a meditar, y a orar. Había pasado un largo tiempo, y hacía rato que ya no era un fiel devoto del budismo como lo fue de joven. Había integrado en su cosmovisión al panteón sintoísta, y respetaba la pluralidad religiosa. Comprendía que había más fuerzas que las que había solido admitir. Pensaba incluso, recordando las clases impartidas hace muchos años, en lo que su maestro le había contado, acerca de lo mucho que había oído. Es que su maestro era una persona muy formada, y con amplios contactos de viajantes clandestinos, que le habían traído todo tipo de relatos. Esos relatos hablaban de un dios al norte que hacía sonar un pesado martillo de metal en las noches de tormenta. También hablaban de un dios misericordioso alabado en mares de arena, que no tuvo hijos ni hijas, dueño del origen y del destino del hombre. Entre otros relatos, su maestro había escuchado sobre el hijo de un dios crucificado por adoradores de otros dioses, en un acto de abnegación que permitió salvar a todos en el mundo, incluidos los japoneses. Y en un relato incluso aún más inverosímil, de otro explorador japonés que se animó a navegar al este, le contaron sobre un pájaro y una serpiente, deidad del viento y la ciencia, la agricultura; creador del todo, y garante de su orden. En su momento le había parecido ridículo, pero quedó sorprendido cuando entendió que se trataba de una serpiente con plumas esmeralda. Y más le costó aún creer cuando el mismo explorador contó que al sur de esa tierra del fin del mundo al este de nuestra tierra del sol naciente, rendían pleitesía al hijo de otro dios, hijo caprichoso, que era también una deidad, el dios sol, y que todos los humanos eran hijos del sol por ende, y que en señal de desaprobación, cuando no recibía la adoración que consideraba merecida, le daba la espalda al mundo, lo que generaba que el sol se fuera y la luz con él. Un eclipse. —¿Qué piensas Amaterasu? Kami-sama, ¿conoces a semejante kami al este de nuestra tierra que se parezca a ti? ¿entre ustedes se ponen de acuerdo para enviarnos estos eclipses? ¿nos castigan con esto? ¿somos acaso, nosotros y esos hijos del sol, hermanos de la unión de ustedes dos? Sus plegarias no obtuvieron respuesta. Decidió seguir un rato más, de rodillas y doblado casi en dos, por un largo rato. Meditaba. Oraba.
Ginko Harutomo Arribó a Hakusan, seguido del fantasma de Ujihisa, aún pensando cómo le estaría yendo a Kato en estos momentos. Sin embargo, la visión del volcán inactivo distrajo su ya de por sí dispersa atención y le comentó a su tío que con todo lo que estaba pasando con el eclipse y tal, temía que se reactivara. No obstante, una vez en la zona urbana, otra distracción llamó su atención. —Conozco a esa mujer del parche, es una Taira— le comentó a su tío al divisar a Aoi ingresando a un local —Y ese sujeto me debe dinero, una vez me lo crucé en un fumadero y apostamos, pero luego de perder no me reconoció la apuesta— agregó al ver también a Sei que pasaba caminando un poco más lejos —Este lugar se ha llenado de gente con mala reputación...— sentenció encendiendo su opio. Entonces llegaron caras conocidas y más confiables, como Riku, Togashi, Yuzuki y Rengo que traía un nuevo estilo. Ellos lo pusieron al día, explicándole que los Taira eran aliados y que la gran guerra se avecinaba. Ginko se dirigió entonces a la clínica para ver los recursos y personal médico con los que contaban, pues deberían organizarse para el conflicto. Contenido oculto: ACCIONES Voy a la clínica, pero también quiero comprar remedios que no sé si se compran acá o en la herbolaria. Y si ya tengo listo al búho, quiero mandarlo a buscar una madreselva.
Togashi Durante el viaje a Hakusan, meditaba alrededor de las intenciones de Mara tras su última intervención en las islas, cuando lo detuvo en su intención de tratar de romper Shi a pedido de Rengo. Su voz fue firme y agresiva, así como la claridad de sus palabras. Togashi reconocía cierta confusión en su fuero interno, ante lo cual no le quedó otra opción que aceptar su responsabilidad de proteger la espada de shirogami que había forjado. Una vez se hallaron en su destino, se mantuvo cerca de Riku, Yuzuki, Hayato y Rengo, con los que había establecido algo más de confianza durante los días en las Islas Oki. En la ciudad se reencontró con Ginko, a quien habría recibido con una sonrisa de no ser por el yurei con el que mantenía una charla como si nada. Otro suspiro resignado fue lo que brotó de su pecho, en el que se preguntó si acaso era este el nuevo mundo en el que debería tratar de sobrevivir. Con sus voces, dioses, energías etéreas y fantasmas. Y el eclipse que lo ennegrecía todo. En un momento dado, mientras contemplada a la ciudad y sus habitantes, le llegó el llamado de Yuzuki. Su compañera avisó que buscaría a Takano y adujo que podía acompañarlo si era su deseo. El herrero lo observó unos segundos, que fueron necesarios para que meditara su respuesta, ya que no le había mencionado el incidente del puñetazo en las afueras de Nagoya. Tampoco estaba seguro del modo en qué Takano lo recibiría, cosa que en realidad no lo preocupaba lo suficiente. Togashi seguía seguro de su acción, convencido de que había impedido que se arrojara a una muerte inútil. Lo recibiría como correspondía. De guerrero a guerrero. Con esta seguridad siguió a Yuzuki, caminando unos pasos detrás de ella y de quienes la acompañaba.
Akihito Shishio El resultado de la charla con Tomoe había sido bastante favorable, terminó sintiéndose más tranquilo de verla liberarse de algún modo de las cosas que creía para simplemente intentar vivir de otra manera y agradeció la intervención de Tsubaki con una sonrisa. En su última noche en la isla también tuvo la oportunidad de hablar con Rei luego de haber acomodado un poco sus pensamientos, si bien fue algo conciso, quería que él supiera que si aquella maldición fuera a acabarlo como decía que iba a pasar, podría transferírsela si se encontraban en el mismo lugar de batalla para evitar ese destino. Le preocupaba, sí, pero bajo la idea de que si sobrevivían a eso no planeaba seguir en ninguna clase de pelea...no debían preocuparse de que aquella maldición pudiera matarlo, ¿no? Al llegar a su nuevo destino pudo sentir los nervios de saber lo que se aproximaba: El fin. Una guerra que con suerte, si todos podían aliarse de una manera estratégica lograría que todo volviera a la normalidad, o eso era lo que quería creer en realidad. Había entrenado un poco con Konan para evitarse cortes innecesarios y también había tratado de descansar para alejar esa sensación de nervios por la guerra hasta que definió para sí mismo que gran parte de ellos no eran por esa sensación inminente de un gran combate. Viendo la movilización que había entre las personas que conocía hacia esos rostros (vivos y muertos) que desconocía lo impulsó a moverse hacia uno de aquellos rostros conocidos para evitar que la última oportunidad de hablar se escapara. Así pudo aprisionar la mano la mano de Rengo antes de que partiera más lejos junto con Yuzuki y se mantuviera cerca de donde estaba, tan solo lo pudo soltar cuando se dio cuenta que había sido una manera quizás un poco desconsiderada de llamar su atención. —Lo siento, pude haberte llamado en vez de detenerte así...—Dijo un tanto avergonzado antes de aclarar su voz un poco, volviendo a un estado más controlado, un poco más tranquilo —No se lo que deparará la guerra en la que nos veremos implicados, deseo confiar en que todos los que estamos aquí reunidos y todos los que seguramente están más cerca de esa batalla harán que todo resulte y se pueda salir victoriosos de todo esto... pero, también es válido pensar que hay cosas que pueden salir mal y eso es lo que me preocupa. Lo había hablado ya con él y con Rei, era más fuerte que antes, sí... pero podía no ser suficiente en una situación así. No era un guerrero hecho y derecho, pero lo estaba intentando. —Así que, creo que prefiero entrar a ese terreno sabiendo que hice todo lo que quería, sin arrepentimientos que cargar.—Dio un paso al frente para acortar cercanías entre ambos, cosa que lo ponía también nervioso porque solía ser al revés —Me disculpo si esto que deseo hacer termina siendo demasiado egoísta, pero creo que este será genuinamente la posible última oportunidad... Como cuando besó su frente en la isla, posó una de sus manos sobre la mejilla de Rengo con delicadeza y terminó por romper la distancia entre ambos, tan solo que esta vez fue a besar sus labios con ese nerviosismo del cual no se pudo deshacer desde que llegaron, pero aun así con bastante cariño y dulzura. Si había una posibilidad de que cayera en lo que tenían que hacer, sabía que iba a poder recordar ese momento, donde nada más importó mas que hacer lo que su corazón le pedía para sentirse tranquilo y pleno. Y si bien para él fue eterno, no duró demasiado porque no quería robarle más tiempo de lo que seguro tenía que hacer con su familia, pero al momento de separarse se mantuvo unos momentos cerca suya. Contenido oculto —Necesito comprar unas cosas que probablemente necesitaré, éxito con lo que necesites hacer. —Sonrió una vez más, sintiendo el retumbar de su corazón en su pecho con fiereza antes de simplemente retirarse. Si quería sobrevivir, estaba seguro que comprar algo de defensa extra sería necesario.
[Casa Feudal: Inagaki; Tomoe; Shino] [Shukusha: Aki; Yume; Midori; Hiro; Hajime; Murai; Genichi; Masaharu; Yuzuki; Hayato; Togashi; Akihito; Rengo; Kyuzo; Kojiro; Riku; Aoi; Ryoshi; Dozan; Tsubaki; Seikanji; Noishi; Mako; Konan; Haku; Kushina] [Clínica: Ginko] [Casa de armamento: Takano; Hashimoto] [Cuartel: Kirara; Ukita] [Hideyoshi; Shinrin; Takeda; Misato; Yin; Matsuda; Yamagata] [Yurei: Kenzaburo; Ayame] Yume sonrió ante las palabras de Yuzuki, se le notaba un poco triste a pesar de ello no intentó nada para ganar o recuperar dicho frasco; respetaba las decisiones de su padre y sobre todo creía que el frasco estaba dónde debía de estar. Ambas se separaron y Yume se reunió con su familia mientras Yuzuki continuaba sus diligencias para después ir a buscar a Takano. Togashi se unió a él grupo de Yuzuki, siguiendo a Hayato y a Rengo quién al final fue detenido por Akihito. Takano y Hashimoto estaban en la casa de armamento; el herrero era un hombre muy fuerte y ya de años entrados, cómo lo era Yamamoto o el mismo Hashimoto; de hecho el herrero parecía conocer a Hashimoto y conversaban como buenos amigos. Casa de Armamento [Takano; Hashimoto; Yuzuki; Hayato; Togashi] —...eran otros tiempos amigo mío —mencionó el herrero. Este levantó la vista y saludó a los recién llegados. Takano se giró antes que Hashimoto y sonrió al ver a Yuzuki y Hayato; por último posó la vista encolerizada en Togashi y se acercó a este con velocidad. Pero el herrero había ganado fuerza y velocidad; supo reaccionar al posible impacto de Takano como cuando esquivaba las llamas de la fragua. Togashi esquivó de tal modo la tacleada que pretendía Takano que éste casi tropieza; pero en la buena naturaleza de Togashi logró sujetar a su amigo y terminaron en un abrazo que no estuvo planeado. Takano quedó inmóvil allí unos segundos antes de separarse empujando a Togashi levemente. —No sabía que ya tenías amigos —dijo Hashimoto hacia Takano —Buena elección; Togashi es un herrero. Entiendo por que lo veas como un gran amigo como para abrazarlo. Takano miró encolerizado a Hashimoto —¿Y Rengo? —preguntó hacia Yuzuki para desviar su vergüenza al haber caído a brazos de Togashi. Takano quién ya estaba sonrojado miró a Yuzuki y después a Hayato —Estoy feliz de verlos con bien. —Yo también me alegro por lo mismo —agregó Hashimoto No tardaron en ser interrumpidos mientras Aoi entraba a la armería seguido de Ryoshi y Dozan. Contenido oculto @Togashi Zireael Nekita Ayeah Clínica [Ginko] [Yurei: Ujihisa] —Yo era un hombre de mala reputación —dijo Ujihisa mientras varios médicos lo miraba con extrañeza —No por ello era mala persona —saludó a una mujer que pasaba a su lado, asustada de ver espíritus por todos lados. —Buenas tardes señor — se acercó un joven que no parecía ser un médico experimentado —¿Está en busca de remedios? Tenemos muy buenos precios aquí. Contenido oculto: remedios Remedio para enfermedad: quita la desventaja de "enfermo" por un día (20 monedas) Remedio para insomnio: quita la desventaja de "mal descansado" (60 monedas) Remedio para fatiga: agrega bonificación de +3 de defensa por un día (300 monedas) Remedio para resaca: quita la desventaja de "borracho" por un día (200 monedas) Agujas para acupuntura o inyección de bufotoxina (50 monedas por 25 agujas) Contenido oculto Slam Santuario [Hedeyoshi] [Yurei: Keitaro; Aoshi] El santuario estaba repleto; la gente oraba por que aquel eclipse se disipara. Que esa oscuridad que envolvía Japón ya por un tiempo que era casi imposible de cuantificar; pudiera desaparecer lo antes posible; pero algo debía suceder, algo mucho más mortal si es que los kamis aun permitían la ausencia de sol. Muchos se preguntaban que si era el fin del mundo; otros decían que tal vez la espada de fuego de Gendo Mori podía salvarlos. Nadie podía estar seguro de ello. Genichi y Masaharu se unieron a su señor, Genichi se preguntaba si el yurei de su hermano mayor también aparecería. Masaharu con su mudez trató de explicarle lo mejor posible a su señor lo sucedido en su ausencia, y dónde se encontraba Reijiro y Kohaku; pero eran explicaciones confusas, tal vez debía preguntarle mejor a Yuzuki o Riku. Contenido oculto John Whitelocke [Rengo; Akihito] Rengo observo a Akihito con atención al sentir cómo lo retenía; iba a decirle que no había necesidad de disculparse por haberlo alejado del resto, iba a decirle también que los acompañara para que conociera a su hermano y a Takeda; pero todo esos pensamientos se fueron cuando Akihito habló de la guerra. Akihito se acercó a él; no le importó hasta que habló de que haría una acción egoísta, esto lo obligó a apretar la mano de Akihito pensando que se despediría de él, que debía ir a otro lado, que debía atender asuntos más importantes. Pero no fue así. Sus labios se tocaron por vez primera; no se separó, se quedó allí aceptando aquel sentimiento. Por eso sintió tan abrupto el momento de separación y las palabras tan casuales que vinieron después de la boca de Akihito, esa misma que le había mantenido cálido por unos breves momentos. Akihito se fue, dejándolo allí. Akihito se iba a comprar algo para tener una mejor defensa en la guerra; pero había dejado allí a Rengo con todas sus defensas en el suelo. Rengo levantó la mano y se la llevó delicadamente a los labios. Cuando reaccionó, se dio cuenta que sus pasos comenzaron a seguir el rumbo que había tomado Akihito —A mi no me dejan así... Contenido oculto Monpoke rapuma Ikoma-kun
Yuzuki Minami Casa de Armamento Togashi accedió a acompañarnos, Rengo también venía con nosotros, pero Akihito lo pescó por la mano y luego de echarles un vistazo me permití una sonrisa ligeramente divertida y seguí andando. La conversación que Ren había tenido conmigo estaba fresca y esperaba que se permitiera sentir sus emociones, fueran las que fueran. Fuimos a la casa de armamento, Takano se giró y sonrió al vernos a mí y a Hayato, pero su mirada hacia el herrero fue hostil y se acercó a velocidad. Me preparé para separarlos, pero Togashi lo esquivó y el resultado final fue, bueno, una tontería que quiso darme risa y todo. Me quedé mirándolos, esperando la reacción de Takano que se congeló antes de apartarlo y lo que terminó de armar la escena me hizo soltar la risa por fin. Obvio el aludido desvió el tema, me preguntó por Rengo y me permití una sonrisa tranquila. Sólo por seguir el espectáculo le di un golpecito liviano en el hombro como si estuviera enviándolo a saludarlo. —Venía con nosotros, pero un amigo suyo lo retuvo. Te lo podemos presentar más tarde, es un buen chico —expliqué con calma, acercándome—. Está bien, no te preocupes aunque su cabello es blanco ahora. Te lo explicamos luego, si quieres, da igual a final de cuentas. Sigue siendo nuestro Rengo, aunque lo de Kuroki y lo de mi mano ya te imaginarás cómo le sentó. Conversamos bastante, así que ya balanceamos todas las cosas complejas que había que sentir o al menos lo intentamos. Mi sonrisa se amplió al oír que estaba feliz de vernos, además tenía el rostro sonrojado y me dio algo de ternura, a ese recibimiento se sumó Hashimoto y también le sonreí. Los había echado de menos a todos, muchísimo. —Te amo —le dije a Takano en voz baja. Fue en ese momento que corté el resto de distancia en su dirección, alcancé sus hombros con la mano derecha y le eché el otro brazo encima también, envolviéndolo. Al abrazarlo respiré profundamente y me sentí tranquila por poder estar con él. Aproveché ese momento para explicarle en voz baja lo que traía conmigo, el frasco que me había entregado Murai y por qué, fue una breve confidencia. Al separarme lentamente besé su mejilla con cariño, volví a mi lugar y escarbé en mis cosas. Le entregué el frasco y al depositarlo sobre su mano lo miré a los ojos. —La decisión final es tuya, mi vida —murmuré, paciente—. Fui a las islas por Rengo, pero también por nosotros. La serpiente y yo podemos llegar a acuerdos, pues al final somos un par de sentimentales y ambos actuamos en defensa de los nuestros. Y con Togashi no sé qué pasó, pero compórtate, ¿sí? Al decirlo se me escapó una risa, fue por molestarlo más que nada, y renuncié al tema cuando noté que más personas ingresaron a la armería, así que le sonreí a Takano de nuevo y me excusé un momento con él para acercarme al viejo Hashimoto. —En las islas aprendí a extrañarte, eres de mis cascarrabias favoritos —bromeé sin mucho problema—. Hice entrega de lo que me diste y también lo leí ya que me dijiste que no había problema. ¿Podemos hablar, Inugami? De perro a perro esta vez. Fue un mensaje un poco extraño, pero daba igual.
Ginko Harutomo —Pues ya somos dos— le respondió a su tío, teniendo que apagar la pipa para ingresar al recinto. —Vaya, no parece que tengas mucha experiencia con esto...— se dirigió al joven que atendía —...pero estás de suerte porque el mejor médico que haya vivido está aquí por cortesía de este bello eclipse y puedes acceder a todo su conocimiento a cambio de un descuento ¿Qué te parece? Deberías aprovechar, es por tiempo limitado— intentó regatear con unas clases particulares de Ujihisa, aunque ni le había consultado —Si rechazas el conocimiento, igualmente nos quedaremos para brindar toda nuestra ayuda en la guerra que se avecina, pero este hombre se llevará todo lo que sabe de vuelta al más allá... y yo compraré medicamentos al precio estándar, esa es la parte que menos me gusta— revoleó su ojo con los brazos en jarra.
Misato Aoyama Todo el camino fue una experiencia muy diferente al resto, sobre todo ahora que el cielo antes iluminado por el sol permanece en un eclipse permanente, como si la misma diosa Amaterasu nos hubiese abandonado a nuestra suerte, solo podía recordar como la señora Tachibana nos recordaba que detrás de esta guerra existía un elemento del mundo de los kami. Algo que evidentemente es innegable ahora. A mi lado tenía a la Yurei de Ayame aún siguiendo mis pasos, Tojomaru aun tiene las pupilas dilatadas que hacen juego con el eclipse, Shizune decía la verdad cuando menciono la capacidad de los gatos para percibir lo oculto...al menos parece más calmado que antes. —Iremos a la herbolaria quiero saber si puedo conseguir venenos cerca de aqui—avisé para ir, debía saber si podía obtener algo que sirva de apoyo en próximas batallas.