Amor imposible.

Esto es para la Actividad Amores disparejos, me disculpo por el retrazo, apenas mi compañera y yo nos comuniquemos ella dajara la segunda perspectiva de la historia (esta se basa en la canción Amores imposible de Ismael Serrano).





Mi cabello rojo saltaba por doquier mientras caminaba hacia el auto de uno de los muchachos, recuerdo que ese día como cualquier otro viernes, nos dirigimos hacia al bar en la tercera avenida a jugar billar y ver a algunas chicas; sí, chicas, si te lo preguntas yo también soy una.

Estuvimos ahí un par de horas ganando algunos billetes que se iban luego en tragos, mi madre se espantaría si se entera que yo pasaba tanto tiempo en ese lugar que ella tachaba de inmoral y si me hubiesen atrapado probablemente mi padre, el sindicalista, habria movido conexiones hasta dejar limpio mi expediente sin que ella se enterara.

Vi al otro lado de la barra, donde Andrew intentaba un movimiento con un par de chicas con cocteles caros, el muy idiota no vio un pequeño tatuaje detrás de su oreja derecha y en bares como este tienes que observar las señales para saber a qué lado batea.

Fue mi señal para actuar cuando vi las miradas que se traían entre ellas probablemente estaban pensando en hacerle pasar un mal rato al chico.

—Hey te he estado buscando, creo que Ángelo ya no puede con la faena— dije casual, aunque era muy cierto, nuestro amigo ya se había desvanecido entre alcohol —deberías llevarlo a casa— toque mi oreja e hice algunas muecas hacia las mujeres.

—Maldita sea— dijo él, no por el ebrio de nuestro compañero, sino por su entendimiento de lo significaba la seña.

Las chicas también lo entendieron echándose a reír, puse mis ojos en la morena hasta que me di cuenta que la más alta, la rubia, había desaparecido. Coqueteamos el resto de la noche, hubo un par de besos y manos fugases, pero ambas teníamos el mismo problema: éramos estudiantes que vivian con sus padres, no nos podíamos dar el lujo de desaparecer toda una noche así que hicimos lo que estaba a nuestro alcance intercambiando números y designando donde nos encontraríamos el día siguiente.

De esa noche paso mucho, nos seguimos viendo, ella estaba fuera del closet mientras que yo siempre estuve negada a salir, mi madre me condenaría a las pailas del infierno y la carrera política de mi padre seria erradicada. No podría hacerles eso.

Fui criada para ser una hija trofeo, mis padres eran eso: “Padre” y “Madre” jamás papá y mamá, el resto del mundo es Sr o Sra., uno de los socios de mi padre tiene un hijo que ha pedido mi mano cosa que mi padre le ha otorgado sin derecho a réplica.

Una de nuestras noches en la alcoba del hotel saque el tema a relucir, ella se molestó ciertamente y se negó a continuar una relación como amantes a escondidas. Estuve culpando a la suerte, a la suerte o hasta a las estrellas por ese triste desenlace pero todavía recuerdo sus palabras.

—Nunca dejes de buscarme, la excusa más cobarde es culpar al destino— su rostro de muñeca, dulce y casi angelical había desaparecido por unos instantes, hasta que con una caricia se despidió.

No pude detenerla, ni siquiera lo intente; ella se merecía una historia de amor, veranos en la playa, caricias soñadoras y yo jamás le podría dar eso.

Ahora salgo de mi casa besando a mi marido, arrastrando los pies con desgana, mirando al cielo recuerdo el olor de su pelo y espero que sea feliz.

El fin de semana como siempre corro el auto hasta llegar a un lugar lleno de luces neón y tequila, me tomo unos tragos para tomar la valentía de entregarme a personas iguales a mí o a alguna mujer cara que resista mis lagrimas mientras me complace.

En mi vida no ha habido cabida para almas gemelas, ni para días de los enamorados, mucho menos para romances de muchachos; ahora en mi vida solo cabe el rogar a las estrellas, como toda una cobarde, que cambien mi destino y porder cumplir este amor imposible.