Los Caballeros de Magnus

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Dark RS, 20 Marzo 2012.

  1.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1390
    Capítulo 28. Verde, Rosa Y Azul.

    Miran a la chica impresionados por sus habilidades.
    —Dime, ¿De donde vienes? —Pregunta Merlín curioso.
    —No lo se. Déjenme pensar un poco. —Hace una pausa, acaricia la camisa que trae puesta mientras recuerda. —Lo primero que recuerdo es muy extraño, estoy inmóvil y alguien me saca sangre y me inyecta algo. —Hace una pausa. —Eso sucedió muchas veces durante mucho tiempo, en algún momento pude “sentir” mis alrededores, el lugar era muy raro. Pude sentir que quién me sacaba las muestras era mala persona. —Tiembla un poco al recordar la energía oscura del que le sacaba las muestras. —Un día de repente me levantan y me arrojan a un lugar húmedo, y floto durante mucho tiempo, recuerdo el hambre, la soledad y la desesperación. —Otra pausa más larga que las anteriores, comienza a hiperventilar. —Alguien me recogió, me vistió, me alimentó y pude sentir que se preocupaba por mí, su energía era muy parecida a la tuya Merlín. —Sonríe un momento al recordar. —Estuve con él durante un largo tiempo, aprendí a sentir mejor mis alrededores y se que quién me recogió me podía entender y se preocupaba por mí.
    — ¿Sabes como se llamaba? —Le pregunta Merlín casi sabiendo la respuesta.
    —Nicolás Bari Claus. —Dice sonriendo. —Se que era amable, generoso, muy fuerte y ayudaba a quien podía. —Casi comienza a llorar.
    —Continua. —Le dice el anciano casi seguro de que ella habla de un viejo amigo suyo.
    —Lo asesinaron hace mucho. —Rompe en llanto. Se tira al suelo, Magnus se sienta junto a ella y la abraza.
    —Ya lo sabias ¿cierto? —Le pregunta Magnus a Merlín.
    —Desafortunadamente si. Nicolás el Fuerte; el segundo sabio y guardián de El Ojo. Murió de “causas misteriosas” hace dos años y su espada nunca apareció. —Vuelve la mirada a Elfina, ella se queda en silencio.
    — ¡Fue asesinado! —Grita el vertaler. —Por tres energías oscuras como la suya. —Señala a Elfina con temor. —Él me envió lejos con una extraña magia y cuando finalmente pude regresar, lo encontré en… —Llora con todas sus fuerzas dejando salir lamento casi inaudibles.
    —No te preocupes, ya todo está bien. —Magnus la abraza con fuerza. —Se lo difícil que debe haber sido. —Hace una pausa. — ¿Y has estado sola todo este tiempo?
    Se calma un poco. —Si, sobreviví robando comida y luchando por mi vida. No estoy orgullosa de lo que hice, pero no tenía otra opción.
    —Perdóname por hacerte pasar por esto, sube y descansa, más tarde te presentaré con el resto del grupo. —Magnus la acompaña a la habitación en la que estaba descansando.

    Solo quedan Elfina y Merlín en la sala.
    Merlín observa a la chica elfo detenidamente, estudiando su reacción ante lo que acaba de contar la chica de piel verde. —Dime, ¿Cómo pudieron matar al más fuerte de los tres sabios?
    El corazón de Elfina late rápidamente debido a la culpa. —Te odio. —Se levanta y sigue a Magnus.

    Al día siguiente Magnus regresó junto con Alice y Mana. Las presentó con la nueva integrante del grupo, quien nunca tuvo un nombre y accedió a que le eligieran uno. Magnus entrena con la chica, Alice y Elfina los observan.

    —Odio admitirlo, pero esa rebelde es buena. —Dice Elfina alabando las habilidades de la chica.
    —Cierto. —Alice luce pensativa.
    — ¿Y ahora a ti que te pasa?
    —Es solo que… —Hace una pausa. —Creo que estoy preocupada.
    — ¿Por qué?
    —Bueno todos en este grupo con excepción mía, son fuertes o inteligentes y siento como que soy la que sobra. —Comenta decaída.
    —En mi opinión todos ustedes sobran. —Le contesta casi de inmediato.
    —Es solo… que no aporto nada al grupo. —Añade decaída.
    —Mira enana, no eres exactamente mi persona favorita, pero no creo que seas una completa inútil. Controlas dos elementos y si alguna vez entrenaras tal vez te volverías más fuerte.
    —Tengo miedo. —Pone sus manos juntas jugueteando con sus dedos nerviosa. —Miedo de lastimar a alguien.
    —Nutzlos. —Mira a la chica de cabello verde conectar varios golpes. —Esa híbrida realmente sabe pelear, es rápida, fuerte y silenciosa. —Piensa un momento. —Hay algo en lo que quizás seas buena.
    — ¿Huh? —Alice la mira confundida.

    Más tarde ese día. Magnus busca por toda la mansión, como si buscara a alguien. Se encuentra con Caelum en la sala.
    — ¿Sabes donde están las chicas? —Pregunta extrañado de que ninguna de las chicas se encuentren en casa al mismo tiempo.
    —Salieron. —Responde el niño dragón que come una pieza de pan dulce. —Fueron de compras.
    — ¿De compras? —Contesta sorprendido.
    —Sip. —Da un enorme bocado al pan.
    — ¿Elfina salió de compras? —Dice sin poder creerlo.
    —Si, Elfina, Alice, Mana, la chica verde y los cachorros salieron.
    — ¿Se llevaron a los cachorros?, ¿Sabes a que salieron?
    —Me parece que iban a comprar algo de ropa para la señorita verde. —Contesta con la boca llena.
    — ¿Y porque no fuiste con ellas?
    —Bueno, si quería ir, pero Elfina me miró muy seria y me dio miedo. —Contesta recordando el rostro de Elfina.
    —Eso si puedo creerlo. —Dice riendo.
    —Si. —El niño ríe.

    Pasaron algunas horas. Y las chicas regresaron a la mansión.

    Elfina entra a la sala y se sienta. Trae unas bolsas de piel llenas de ropa y otros objetos. —Eso fue divertido. —Con expresión de alegría.
    Magnus que estaba en la sala algo aburrido le contesta. —Y, ¿Cómo les fue?
    —Oh, no te había visto. —Dice sorprendida.
    Alice entra. —Hola. —Saludando a Magnus.
    — ¿Se divirtieron?
    —Si. —Contesta Alice con una sonrisa.
    —No mucho. —Contesta Elfina.
    Los cachorros entran ladrando contentos.
    De atrás del sillón en el que está Magnus aparece Alpha que estaba preocupada por sus cachorros. Se acerca a ellos, los olfatea y les nota algo en la espalda.
    — ¿Qué les hicieron? —Pregunta Magnus al verles la espalda.
    —Pensamos que se verían bien con algún tipo de adorno. —Dice sonriendo Alice.
    Los tres cachorros tienen la mancha de la espalda teñida de un color diferente al blanco original; Gamma de verde, Delta de Rosa y Épsilon de Azul. —Ahora si los puedo diferenciar. —Comenta Elfina.
    Magnus se dirige hacia Alpha. —No las lastimes mucho.
    Alpha se acerca a Elfina y lanza un intimidante ladrido.
    Los cachorros ladran felices moviendo sus colas. La gran loba mira a sus cachorros durante un momento, luego mira a Elfina y se va a dormir sobre la alfombra.
     
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    Definitivamente esto va a ayudar a no confundirlos :) Aparte se han de ver bien lindos.
    En cuanto a Elfina ¿en serio mato al protector de la chica verde? Esto me intriga aún más en el pasado de Elfina, y la verdad se me hizo muy raro imaginarmela de compras, je,je.
    Continuo siguiendo esta historia con ansias.
    Sayo, Dark
     
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    Dark RS

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    73
     
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    Capítulo 29. La Niña Y El Lacerta.

    —Solo por curiosidad, ¿Por que les tiñeron la espalda a Gamma, Delta y Épsilon? —Pregunta Magnus que se sienta en un sillón resignado.
    —Para distinguirlos. —Le contesta Elfina como si fuera algo obvio.
    —Pero si son muy distintos entre ellos. —Le reclama él.
    —No, para mi se ven exactamente iguales, solo que ahora los distingo por los colores.
    —Si puedo intervenir. —Interrumpe Alice. —A mi me parecen muy diferentes.
    — ¿Cómo? —Le pregunta la elfa que no ve diferencia entre los cachorros.
    —Bueno. —Se queda mirando a los cachorros, estos se sientan y mueven sus colas felices, esperando a oír lo que dice de ellos. —Gamma tiene cortes en las orejas y es el más alto de los tres.
    Gamma ladra orgulloso de ser más alto que sus hermanos.
    —Delta, es hembra, tiene las orejas puntiagudas y colmillos muy filosos.
    Gama da un leve ladrido.
    —Épsilon, tiene un mechón de cabello, y está algo gordito.
    Épsilon aúlla confundido por el comentario.

    Los cachorros corren hacia la cocina para ver si pueden saquear el refirgerador. En ese momento entra la chica de piel verde que usa un nuevo conjunto; overol azul de mezclilla, camiseta blanca, zapatos tenis blancos, enormes audífonos negros con líneas doradas que le cubren los oídos y una venda alrededor de sus ojos con el símbolo de magia que representa la vista.

    — ¿Qué te parece? —Pregunta Alice a Magnus al ver a la chica entrar.
    Magnus se acerca a la chica. —Te queda muy bien. —Las mejillas de la chica se ponen de un color verde oscuro. Se vuelve hacia Alice. —Esas ropas son humanas, ¿Cierto?
    —Si, Elfina nos llevó a un mercado en el que venden de todo. Había tantas cosas bonitas.
    Alice seguía hablando sobre lo que encontró en el mercado con mucha emoción. Magnus se acerca a Elfina y le susurra al oído. — ¿La llevaste al mercado negro?
    —Claro, en ningún otro lugar encuentras cosas humanas. —Ve a Alice que sigue hablando emocionada. —Tariert, y ya decidimos un nombre para la híbrida.
    —No me dejes en suspenso. —Dice él.
    —Susurro.
    De la nada Alice deja de hablar y comienza a mirar por todas partes preocupada. — ¿Mana? —Se dirige a Elfina y Magnus. — ¿Han visto a Mana?
    —No me parece haberla visto entrar. —Contesta él.
    Elfina niega con la cabeza. Comienzan a buscar por toda la mansión.

    En la ciudad Mana se había separado de los demás y estaba caminado por su cuenta.
    En algún lugar a las afueras de Montem Flavos se encuentra Glsrk, luce nervioso y parece estar hablando solo. De un momento a otro se encuentra con Mana.

    —Me asustaste. —Dice al ver a Mana que se le apareció de pronto. — ¿Qué haces en un lugar tan peligroso? —Ella no le contesta. — ¿Estás perdida? —Al ver que no le contesta decidió ignorarla y siguió su camino.
    Después de recorrer un largo trecho, nota que la niña lo está siguiendo. — ¿Qué quieres? —Pero ni lo vuelve a ver. —Que problema, ¿Eres humana? —Hace una pausa aterrado. — ¿O una banshee? —La niña lo mira a los ojos y su mirada vacía le heló la sangre.
    Se arrastra lo más rápido que puede para huir de la niña, hasta que llegó a un claro a la mitad de un bosque de árboles petrificados. Miró atrás y no vio a la niña. Suspiró aliviado hasta que la vio junto a él. — ¿Qué quieres? —Él la mira detenidamente a los ojos. —Solo eres una humana. Una muy aterradora, pero una humana. —Glsrk se preocupó de nuevo cuando recordó con quien iba a reunirse.
    Frente a él apareció una figura. —Me sorprende que dieras la cara Lacerta cobarde.

    Se queda mirando petrificado al dueño de la voz. Su nombre es Mor, un vampiro y líder del Consejo de Magos; piel blanca como la nieve, cabello plateado, grandes colmillos, usa un traje oscuro, uñas largas casi como garras pintadas de negro, aparenta tener más de veinte años.
    —Yo… yo… no… —Dice el Lacerta sin poder terminar la oración.
    —Debes pagar por nuestra pérdida. —Le dice el vampiro amenazante.
    —Pero… yo no…
    — ¡Nada de excusas, esos lobos nos costaron años de experimentación! —Le grita furioso.
    —Yo les pagaré… no se como pero lo haré. —Le dice intentando negociar una salida.

    En la mansión deciden salir en grupos y buscar a Mana por toda la ciudad.

    El Lacerta se coloca frente a la niña para ocultarla de la vista de Mor. —Puedo intentar recuperar a los lobos. —Dice con la voz temblorosa.
    —Ya es muy tarde para eso, nos encargaremos personalmente de recuperar esos lobos de nieve y eliminaremos a esos metiches que nos los robaron. —Mana se mueve un poco para ver mejor al vampiro que acaba de amenazar a Alice. —Ya no nos eres útil.
    Mor levanta su mano y lanza un rayo directamente hacia Glsrk. Este al ver que ya no hay escapatoria decide enroscarse alrededor de la niña para intentar salvarla del poderoso ataque eléctrico de Mor. El rayo da un golpe directo y levanta una cortina de humo.
    —Aquí estabas testvér. —Dice una voz desde atrás del vampiro.
    Mor voltea hacia la voz. —Oh, Ram, ¿Me buscabas?

    Quién habló es la hermana menor de Mor; de piel pálida, cabello blanco, con pecas en sus mejillas, ojos purpura, pequeños colmillos, uñas afiladas y largas pintadas de negro y púrpura, aparenta unos dieciséis años.
    — ¿Es verdad que se van a enfrentar a los Seis Asesinos del Consejero Oscuro? —Pregunta la joven vampira preocupada.
    —No te preocupes por pequeñeces kicsi, no nos vencerán. —Le dice tranquilizándola.
    —Pero tú sabes que… —Mor coloca su dedo sobre los labios de la joven vampira.
    —Shh, es de mala suerte hablar de esas cosas. —Le susurra para calmarla.
    Ella da unos pasos hacia atrás. —Prométeme que regresarás a salvo.
    —Te lo prometo kicsi, ahora vamos a casa.
    Ella sonríe. —De acuerdo. —Caminan en dirección al bosque. — ¿Y que hacías aquí?
    —Me deshacía de la basura. —Y ambos desaparecen.
     
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    Sheccid

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    Esto no me da buena espina, ójala todo este bien con Alice y Mana, que Magnus trate de ordenar sus sentimientos, y que pongas un poco más acerca de Susurro, ya me cayó bien.
    La ortografía es totalmente correcta y la narración extraordinaria como siempre.
    Hasta la próxima, Mr. Dark
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Capítulo 30. La Calma Antes De La Tormenta.

    El humo comienza a disiparse y Glsrk nota que no tiene ningún daño. — ¿Pero cómo? —Se dice desenrollándose para dejar salir a Mana.
    Alrededor de ellos se nota el daño que ocasionó el rayo, pero en el lugar que están ellos no había ni un rasguño.
    Aún confundido ve a Mana. — ¿Me equivoqué?, ¿No eres humana? —Mana mira hacia atrás de Glsrk, él voltea y no ve a nadie.

    Atrás de Glsrk está Ghoul, mira a Mana y ésta lo mira a sus tenebrosos ojos blancos.

    Unos segundos después. —Mana, gracias a Dios te encontré. —Dice Alice que había estado buscando cerca, corre hacia Mana, la abraza con todas sus fuerzas llorando. —No te volveré a perder de vista, te lo prometo.
    —Así que ahora te dedicas a secuestrar niñas, maldito lagarto. —Dijo Elfina llegando al lugar.
    —No fue así. —Contesta nervioso el Lacerta.
    —Tienes un segundo para darme una explicación convincente antes de convertirte en un bolso de piel. —Amenaza la elfa.
    —Bueno… yo… me encontré a la niña a las afueras de la ciudad…
    —Y decidiste traerla a mitad de un bosque solitario, maldita lagartija pervertida. —Elfina saca su daga y se la acerca al cuello del Lacerta.
    — ¡No fue así! —Grita desesperado. —Ella me siguió y luego apareció Mor, y nos atacó y no se porqué sigo vivo.
    —Espero no nos mientas. —Dice Magnus que había llegado al mismo tiempo que Elfina.
    Él está muy interesado en el daño que presenta el suelo alrededor de ellos.
    —No lo hago, lo juro.
    —Elfina córtalo. —Dice Magnus. Este comentario dejó a Elfina y Alice confundidas.
    —Si eso quieres. —Elfina intenta cortarle el cuello a Glsrk. Este cierra los ojos y se da por muerto.
    — ¡No! —Grita Alice intentando detener a Elfina.
    — ¿Pero que…? —Dice confundida Elfina. — ¿Una barrera? —La daga había rebotado y no hizo ningún daño.
    —Te creo. —Dice Magnus. —Si le hubieras hecho algo a Mana no te habría salvado.
    —Ya ven… —Dice el Lacerta con un tono agudo y llorando. —No les mentiría.
    —Dime exactamente que sucedió. —Le dice con tono amenazante.

    Glsrk les cuenta sobre el incidente con Mor, la amenaza hacia ellos y como el rayo no los impactó.

    —No me convences, pero te dejaré ir, por ahora. —Le dice Elfina al Lacerta, quien en unos segundos se pierde de vista.
    Magnus se inclina a la altura de Mana. — ¿Realmente estás bien? —La niña asiente ligeramente y trata de soltarse de Alice quien no la ha soltado desde que se reunieron.
    Van de regreso a casa. El espectro aparece junto a Magnus.
    —Cuando llegamos escuchamos algo interesante, amo. —Él mira al espectro. —Parece que el Consejo de Magos se va a enfrentar a los Seis Asesinos del Consejero Oscuro.
    —Interesante. —Dice en voz baja.

    Unas horas después Alice, Mana y Magnus regresan a su mundo. De camino a casa.

    —Me he estado preguntando algo desde hace tiempo. —Dice Magnus repentinamente.
    — ¿Qué? —Pregunta Alice.
    —Es sobre Mana. —La niña sigue caminando sin prestarles atención. — ¿Cómo era antes del incidente?
    —Bueno… —Mira a Mana. —Recuerdo que desde que ella era muy pequeña siempre se la pasaba conmigo, siempre fue muy alegre y fuerte. Y aunque me cuesta admitirlo ella siempre me cuidó a pesar de ser ocho años menor que yo. —Dice apenada.
    — ¿Te cuidaba? —Pregunta él sonriendo.
    —Si, siempre he sido torpe. —Ríe nerviosa. —Hacía más de un año que no la veía.
    — ¿Por qué?
    —Mis tíos no volvieron a la ciudad.
    —Cuéntame de tus tíos.
    —A decir verdad no me agradaban mucho. —Magnus la mira interesado. —Trataban muy mal a Mana, era como si ella no les importara. —Mana recuerda algo horrible, pero nadie notó el miedo en sus vacíos ojos negros.
    Él se da cuenta de que Alice se ve triste. — ¿Mañana vamos a regresar con Elfina y los demás?
    —A decir verdad, mañana tengo que ir a la biblioteca a hacer un trabajo de historia.
    Llegan frente a la casa de Alice. —Nos vemos mañana en el almuerzo. —Propone Magnus.
    —Claro. —Responde ella sonriendo.

    Al día siguiente a la salida de clases; Magnus se fue directamente al portal y Alice a la biblioteca del instituto, pero como el cielo está nublado, decidió sacar los libros y hacer el trabajo en casa.

    Magnus llega a la mansión, y como es costumbre Elfina se abalanza sobre él. —Te extrañé.
    —Y yo a ti. —Ella sonríe al escuchar esto.
    — ¿Sabes que en un par de horas van a pelear los Seis Asesinos? —Le comenta ella sabiendo que le interesaría la noticia.
    —Si. —Contesta él. —Contra el Consejo de Magos.

    Dentro de la mansión, Elfina coloca un enorme cristal de vidrio plano que se queda estático levitando a metro y medio el suelo. Comienza a recitar un conjuro que hizo que el cristal se opacara. Unos momentos después en el cristal se ven las imágenes del coliseo en el que se va a llevar a cabo la pelea del Consejo de Magos.

    —Esta pelea va a ser muy emocionante. —Dice Elfina sentándose en el sofá junto a Magnus.
     
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    Me imagino que debe ser la pelea del siglo , muero por conocer los resultados del encuentro.
    Me intrigo bastante eso de que los padres de Mana fueran malos con ella
    ¿Acaso es lo que pienso? No, no lo creo, mejor lo olvido.
    Me pregunto si esta pelea vaya a tener un efecto malo en los caballeros de Magnus, espero que no :)
    Hasta luego, Mr. Dark
     
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  7.  
    Dark RS

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    1521
    Capítulo 31. La Noche Más Oscura.


    Alice se dirige sola a casa desde el instituto. El cielo se oscurece y los relámpagos en la distancia la asustan.

    En la mansión; todos se sientan en la sala a observar la pelea entre los dos grupos de nivel Royal; El Consejo de Magos que según los rumores dirigen la mayoría de los negocios turbios del continente, y Los Seis Asesinos del Consejero Oscuro, este grupo está conformado por seres pertenecientes a razas desconocidas. Ambos equipos se encuentran invictos.

    En un coliseo en el lejano país de Klanje, se preparan dos grupos para la lucha más esperada de todo el año. Los tres jueces que estarán a cargo de hacer cumplir las reglas de la pelea son el juez Minotauro, la jueza Hidra y el juez Caballero Fénix.

    —Esta vez tenemos a dos equipos de nivel Royal. —Dice el Fénix emocionado.
    —Del Consejo de Magos se han presentado los veinte miembros. —Comenta la Hidra. —Pero en contraste los Seis Asesinos son solo seis luchadores, nos preguntamos si esta desventaja numérica será un problema para los asesinos. —Hace una pausa. — Y no solo eso, acabo de notar que en los palcos se encuentra la consejera híbrida y parece que ha venido sin escoltas.
    —Del lado del Consejo de Magos se encuentran los ya familiares… —El juez Minotauro presenta a los veinte luchadores.

    En los palcos. — ¿No tenías que ir a otra parte? —Dice la consejera casi aburrida.
    Junto a ella está una sombra familiar. —Si, pero aún no es el momento. Me quedaré hasta el final y luego me iré.

    —Del lado de los Seis Asesinos. —Sigue el Minotauro. —Su líder Red apodado el Inmortal, y su equipo conformado por Gold, Black, Pink, Blue y White.
    —Extraños nombres si me preguntan. —Añade el Fénix.

    —Yo debería estar ahí abajo. —Reclama la consejera Híbrida a su acompañante.
    La sombra se acerca a la luz, es un joven de cabello negro que usa traje y lentes oscuros. —No seas impaciente Purple.
    —Pero quería pelear. —Comienza a hacer pucheros.
    Él la ignora y se acerca al borde del palco, aparte de los Seis Asesinos nadie más en todo el coliseo lo puede ver.

    Ambos grupos se preparan a luchar. De vuelta en la mansión todos por excepción de Beta parecen muy interesados en esta pelea.

    Alice continúa su camino a casa, la tarde se pone fría, estaba pensando en su tarea cuando alguien se le acerca por detrás, le cubre la boca y la arrastra a un callejón. Ella está aterrada, trata de gritar pero no puede, lucha con todas sus fuerzas, pero no es rival para su captor. Es arrojada al suelo sobre un montón de basura, ve a los responsables de haberla arrastrado al callejón; los tres chicos del equipo de basquetbol que la habían acosado antes, comienza a llorar, grita con todas sus fuerzas, pero nadie llega a salvarla.

    En la mansión, Magnus y los demás observan con emoción mientras esperan el inicio de la pelea, cuando finalmente los jueces anuncian el comienzo la emoción se convierte en repulsión, lo que vieron a través de la superficie del cristal los deja impactados y asqueados. Alpha y Elfina quedaron literalmente boquiabiertas, Magnus apartó la mirada a unos segundos de haber comenzado la pelea, los cachorros huyeron de la habitación aterrados, Merlín y Ghoul miraban en silencio, Beta se levantó para ver cual era la conmoción, pero no le impresionó y volvió a dormir, y Caelum hundió su cabeza entre los cojines para no seguir mirando.

    En el coliseo; la consejera mira sin emoción al campo de batalla.
    —Aburrido. —Dice sin parpadear.
    — ¿Sigues enojada, porque no te dejé pelear? —Le dice él con una expresión seria.
    —Claro. Mira sus caras. —Refiriéndose a los jueces. —No lo pueden creer. —Sonríe de forma maliciosa.
    Voltea a mirar hacia su acompañante, pero ya se había ido.

    Los jueces quedaron estupefactos, no habían podido hacer ningún comentario. En el campo de batalla solo seis luchadores quedan en pie, y a sus pies los cuerpos inertes de sus victimas que jamás tuvieron oportunidad. Son transportados de regreso.

    —Eso era innecesario. —Dice una chica de color rosa, usa una armadura celeste y un báculo.
    — ¿Cuestionas órdenes? —Le reprocha otra chica, de piel blanca, más baja, vestida con pantalón militar, camisa blanca y un rifle aún humeante; se parece a una humana.
    —Yo me divertí, espero poder hacerlo de nuevo y de nuevo. —Dice con tono psicótico otro de los seis con apariencia casi de demonio, de color azul y grandes colmillos; usa una armadura azul oscuro con varios explosivos alrededor de su cuerpo y en sus manos.
    Dos de los que no habían dicho nada, solo salieron del coliseo.
    El líder de los seis voltea hacia los jueces y se les queda mirando muy seriamente, los jueces reaccionan a su mirada.

    —Los ganadores… son los seis asesinos… —Dice con voz temblorosa la jueza Hidra.

    De vuelta en la mansión.
    —No es posible. —Dice aún en shock Elfina.
    Alpha se dirige a calmar a sus cachorros, Caelum llora sobre el regazo de Magnus. —Tranquilo, nadie te lastimará. —Dice tratando de tranquilizarlo.
    Elfina mira a Magnus. —No puede ser, eliminaron a todo el Consejo de Magos como si fueran basura. —Él la mira a los ojos, nunca había visto temor en los ojos de Elfina hasta ahora.

    La situación de Alice es desesperante, dos de los jugadores la sostienen de brazos y piernas inmovilizándola en el suelo, las nubes cubrieron la poca luz que el sol a duras penas aún daba; comienza a llover, el fétido aroma del callejón es insoportable. Uno de los sujetos se sienta sobre ella.

    —Miren como tiembla, es tan divertido. —Dice riéndose de ella.
    Le rasga la camisa del uniforme, y le quita el sostén. —Está tan plana como una tabla. —Alice intenta soltarse con todas su fuerzas, llora desesperada.
    —Tal vez es lo que le gusta al capi. —Dice otro de ellos riendo.
    —Ya sabía yo que él era rarito. —Dice el que está sobre Alice burlándose de Magnus.
    Uno de los que le sostenían los brazos se acerca al oído de la chica que está a punto de vomitar.
    —Cuando acabemos contigo no le gustarás más.
    — ¿Por qué me hacen esto? —Les dice llorando. —Déjenme ir, por favor. —Desea morir antes de que le hagan algo.
    Pero los tres en lugar de sentir algo de compasión por ella, solo se ríen como si fuera una broma.
    De repente las risas se apagan; la temperatura baja drásticamente, el olor del callejón desaparece, el miedo se apodera de todos, una ligera neblina comienza a cubrir el callejón.

    —Ya escucharon a la señorita, déjenla ir. —Dice una voz detrás de los malhechores.

    Todos voltean al unísono para ver quién había aparecido, el dueño de la voz era un chico más joven que ellos, usa un traje estilo cola de pingüino y lentes oscuros, luce pálido y la neblina hace parecer que brilla como un fantasma.

    — ¿Quién diablos eres tú? —Pregunta furioso uno de los jugadores, pero el chico no contesta.
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1959
    Capítulo 32. Pacto.


    Alice aprovecha la distracción que había provocado el chico para levantarse y huir, pasa junto a él sin siquiera mirarlo. Corre con todas sus fuerzas cubriéndose su desnudo pecho con ambas manos. Cuando llega a su casa, cierra la puerta de golpe y le pasa llave, la gira con tanta fuerza que casi la quiebra; se apoya contra la puerta, y cae al suelo a llorar.
    Repentinamente frente a ella aparece el chico. Alice jamás había estado tan asustada en toda su vida, lo mira con lágrimas en sus ojos.
    Él blande una espada, una extraña pieza sin forma, rodeada por un aura de oscuridad que distorsiona la luz a su alrededor. Alice intenta gritar pero no logra pronunciar palabra alguna, se acerca a ella y coloca su espada sobre la frente de la aterrada chica, quien se desmaya de la impresión.
    Él voltea a ver hacia la puerta de la habitación que comparten Alice y Mana, la pequeña niña abre la puerta silenciosamente y se acerca al chico, mira a Alice inconsciente y luego se le queda mirando fijamente al extraño sujeto de traje negro, como si se comunicaran con la mirada.

    — ¿Realmente quieres saberlo? —Mana sigue inmutable, el chico le cuenta a la niña lo que planea hacer.
    Mana baja la mirada y después de un largo momento lo mira nuevamente.
    — ¿Y qué gano yo? —Contesta el chico, la niña lo mira con tristeza en sus ojos. —No me interesa, pero tengo una propuesta distinta…

    Casi media hora después Alice despierta en su cama, sus útiles se encuentran sobre la mesa de su habitación y su ropa está intacta, se siente confundida, le duele la cabeza y le parece recordar una terrible pesadilla. Mana se encuentra en la sala haciendo su tarea, el televisor está encendido y tiene puesto el noticiero, un presentador narra sobre tres chicos de secundaria desaparecidos.

    Magnus finalmente regresa a su mundo después de lograr calmar a Caelum y Elfina, camina a casa pensando en la masacre que presenció, el espectro lo sigue de cerca.
    — ¿Qué piensa amo? —Magnus mira al espectro y luego hacia el frente.
    —Esa fue una masacre demasiado exagerada. —Se queda pensativo. — ¿Los Seis Asesinos en realidad trabajan para el consejero oscuro?
    —Si, estamos seguros de eso. —Desaparece y reaparece del lado contrario.

    Sigue su camino a casa en silencio, pensativo como si intentara resolver un acertijo.
    Al día siguiente a la hora de almuerzo, Alice ya había olvidado lo que cree que fue una pesadilla.

    — ¿Qué tal estuvo la pelea? —Pregunta Alice de forma inocente.
    —Es mejor que no lo sepas. —Y las imágenes de la masacre volvieron a pasar frente a sus ojos.
    Al ver el rostro de Magnus ella sabía que en verdad no quería saber la repuesta.
    — ¿Y que vas a hacer hoy? —Pregunta cambiando el tema.
    —Tengo que hacer pruebas para reclutar nuevos jugadores para el equipo.
    — ¿Por qué? —Pregunta extrañada.
    —Supongo que no lo sabes, esta mañana encontraron a… —Se frenó, no solo para no asustarla con la noticia de que encontraron los restos de tres jugadores en un callejón, sino también porque le pareció una extraña coincidencia que los que más molestan a Alice murieran el mismo día que el Consejo de Magos fue erradicado.

    — ¿Qué pasa? —Pregunta preocupada al ver su rostro pensativo.
    —Los tres chicos que te molestan murieron ayer. —Dijo decidiendo que no había manera de ocultárselo.
    Alice se conmociona, le entristece la noticia, pero a la vez se siente aliviada. —No se que decir, yo solo... —Siente como si un recuerdo intentara salir, su cabeza comienza a dolerle.
    Al verla en ese estado cambió el tema. — ¿Quieres acompañarme un rato?
    — ¿Qué te acompañe a hacer las pruebas? —Se sintió feliz de que le preguntara. —Pero no quiero estorbar, además tengo que ir a preparar la comida para Mana que sale temprano y…
    —Tráela, le hará bien salir y si logramos que se ejercite mejor. —Le propone al ver que ponía excusas.
    —Está bien. —Le dice no muy segura.

    Después de clases Alice fue por Mana y la llevó al gimnasio de su secundaria, habían decenas de estudiantes que habían llegado para hacer las pruebas, ya que los jugadores del equipo de basquetbol son los más populares de todo el instituto, a casi todos les gustaría pertenecer al equipo. Ambas chicas llevan ropa estilo deportiva; Alice con la sudadera que usa en educación física, y Mana una sudadera con capucha color rosa con orejas de conejo.

    —Veo que decidiste venir, me alegra. —Le dice Magnus al ver a ambas llegar.
    —Si, pero solo por un rato. —Dice seria Alice.
    —Te queda muy bien esa sudadera. —Le dice muy divertido al ver que la sudadera le queda muy grande.
    —No es cierto. —Contesta apenada.

    Mana toma uno de los balones y se le queda mirando como si intentara descifrar para que sirve, luego ve el aro y parece confundida.
    —Debes tirarlo en medio del aro. —Le dice Alice al verla tan interesada en el balón.

    La pequeña niña tira el balón, pero no lo logra elevar ni un metro sobre su cabeza.
    Ambas chicas juegan en un lado de la cancha, mientras Magnus y otros dos miembros del equipo hacen las pruebas a los presentes del otro lado.
    Pasó el tiempo y cayó la noche, Alice y Magnus regresan a casa, Magnus lleva cargada a Mana quien se había quedado dormida desde hace un par horas.

    —Me divertí mucho. —Dice Alice algo cansada.
    —Me alegra, y creo que ella también la pasó bien.
    —Si, se ve tan linda cuando duerme. —Ver el rostro pacífico de la niña la hace preguntarse por que su pequeña prima no habla.

    Al día siguiente en la mansión; se oyen a los cachorros ladrarle a la puerta.
    Fuera de la mansión un joven elfo golpea desesperadamente la puerta, mira hacia atrás constantemente como si creyera que lo vienen siguiendo, finalmente Elfina abre.
    Queda sorprendida al ver de quién se trata.

    — ¿Qué pasa? —Le pregunta preocupada al ver a Erwin tan asustado.
    —No sabía a quien mas acudir. —Respira intentando recuperar el aliento. —Me están culpando de conspirar para asesinar al consejero elfo.
    — ¿Qué?, pero eso es ridículo. —Le contesta confundida.

    Lo invita a pasar y espera a que se calme. Se reúnen en la sala con Magnus, Alpha, Caelum y Susurro. Ésta última reconoce la energía del elfo y se pone en alerta, como si esperara luchar en cualquier momento. Unos instantes después llega Alice con café para todos y se sienta junto a Magnus.
    — ¿Dime exactamente que sucedió? —Le pregunta preocupada Elfina.
    Erwin se siente incomodo de hablar frente a tanta gente, pero no tenía otra opción. —Creo que debo comenzar presentándome, soy Erwin Rommel, teniente de los cazadores, pero creo que ya algunos lo sabían.

    Ve a Magnus y la rebelde frente a él, le parece que el humano luce muy tranquilo con su presencia, pero la chica de piel verde se nota muy inquieta. No sabe si lo ayudarán por el incidente de hace días.
    —Esta mañana me contactó uno de mis cazadores y me informó que el Capitán Freud me está acusando de conspirar para asesinar al consejero elfo.
    — ¿A quién más acusaron? —Pregunta Magnus.
    —Al teniente Oran, pero les juro por el gran Consejo de Seres, que somos inocentes.
    —Yo te creo. —Le dice Elfina sabiendo que Erwin no intentaría algo semejante.
    — ¿Puedes darnos un minuto? —Le dice Magnus para que se retire y discutir la situación.

    El elfo se retira al área de entrenamiento, el vertaler llega y se posa sobre Susurro, Merlín que escuchó todo desde el pasillo entra.
    — ¿Qué opinan? —Les pregunta Magnus antes de decidir si ayudarlo.
    —Yo voy a ayudarlo. —Les dice decidida Elfina.
    —Yo no lo haré. —Dice el vertaler sobre el hombro de Susurro.
    La chica sube a su habitación enojada.
    —Me niego a participar. —Les dice Merlín pensando que debe ser una trampa.
    — ¿Y ustedes? —Les pregunta Elfina a Alpha y al niño dragón.
    —Yo haré lo que decida Magnus. —Le contesta Caelum serio.
    Alpha asiente a esa idea.

    Todos lo miran detenidamente. El espectro aparece detrás de Magnus.
    — ¿Qué piensa hacer amo?
    —Lo haré. —Contesta Magnus.
    Elfina se abalanza sobre él y lo besa. —Gracias.
    Alice se sonroja, y se enoja con ellos. —Me quedaré.
    — ¿Segura que no quieres venir con nosotros? —Le pregunta Magnus.
    —Si, me quedaré a cuidar a Mana y a los cachorros. —Sale de la habitación porque no soporta ver a Elfina abrasando a Magnus.
    La elfa corre hacia el área de entrenamiento, y trae a Erwin.
    —Te ayudaremos. —Dice ella emocionada.
    —Gracias. —Le dice el elfo a Magnus.
    —No me lo agradezcas, agradécele a ellos. —Señala a Caelum y Alpha.
    —Les agradezco su ayuda. —Hace una reverencia, aunque se siente incómodo de agradecerle a un dragón.
     
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    Sheccid

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    Ay Dark, me dejas con muchas dudas ¿Quién es el chico de los lentes oscuros que rescato a Alice?¿Qué hicieron Mana y él?¿ Es un error ayudar a Erwin?¿Por que Susurro y Merlín no les quisieron ayudar?(Bueno, Suspiro por que tal vez recooció el aura de Erwin)¿Qúién conpira contra el consejero elfo?
    En fin, nos vemos en el siguiente capítulo, besos y abrazos
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    2368
    Capítulo 33. Ambición.

    Después de un almuerzo rápido; Magnus, Elfina, Alpha y Caelum salen de la mansión acompañando al elfo; Beta los sigue de cerca. Llegan hasta un elegante edificio de dos pisos de color papaya, sin ventanas; la única entrada es una puerta de madera blanca con forma de arco, la cual sede fácilmente cuándo Erwin la empuja, al parecer únicamente los tenientes pueden abrir esa puerta. El interior del edificio es aún más simple que el exterior, las paredes, suelo y techo están hechos de piedra color blanca, solo hay un enorme círculo mágico en medio del suelo. Se ilumina luego de que Erwin recita un cántico, entran y llegan a lo que parece ser el interior de un castillo; el suelo y las paredes están hechas de piedras negras, decorado elegantemente con espadas y escudos, cortinas rojas con el dibujo de pegasos negros por todo el lugar. Sobre cada puerta está el escudo familiar de Elfina.
    — ¿Qué tan seguro estás de esto? —Pregunta Erwin a Magnus desconfiando de la veracidad de la información del humano.
    —Bastante. —Le contesta confiado.

    Ghoul había averiguado quién es él responsable de inculpar a Erwin y Oran. Y se dirigen a enfrentarlo.
    —Espero que estés realmente seguro, por que no estoy segura de invadir el castillo del consejero elfo. —Les dice Elfina nerviosa.
    —Los responsables de la conspiración se encuentran en este casillo. —Magnus.

    Caminan hasta un enorme salón que usan los cazadores de alto rango para sus reuniones, derriban la puerta.
    —Bienvenidos Caballeros de Magnus. —Dice el Capitán Freud sentado en un trono blanco.
    — ¿Capitán? —Dice Erwin confundido.
    —Me sorprende que llegaran tan pronto. —Les dice confiado el capitán.
    —Pero… no tiene sentido… ¿Por qué? —Le pregunta Erwin impactado.
    —Si en verdad quieres saberlo, es simple. Si elimino al consejero, alguien tendrá que remplazarlo, y ahí estaré dispuesto a ocupar el puesto. Por supuesto que necesitaba un chivo expiatorio, y tú eras perfecto para el trabajo.

    El elfo de alto rango se pasea de un lado a otro orgulloso de su plan.
    — ¡No dejaré que lo lastimes! —Le grita Elfina.
    —Niña estúpida, mientras hablamos cien de mis más poderosos seguidores matan a ese bueno para nada. —Comienza a reír sabiendo que su plan estaba funcionando perfectamente.
    —Siempre creí que no tenías ambición, Freud. —Se oye decir una voz desde otra habitación.

    En ese momento el consejero elfo entra a la habitación, su túnica de consejero está llena de sangre.
    — ¡No!, no puedes seguir con vida. —Le grita el capitán que parece que acaba de ver un fantasma.
    —Tu error fue enviar solo a cien, a hacer el trabajo de mil. —Responde de forma pedante el consejero elfo.
    — ¡Padre! —Grita Elfina feliz de verlo ileso.
    El consejero ni siquiera le presta atención a su hija. Se dirige hacia Freud, el capitán lo ve acercarse y se desespera, sabe que no puede vencerlo. El capitán intenta atacarlo, pero el consejero lo golpea fuertemente y lo envía contra la pared. Varios cazadores entran y toman en custodia al capitán.
    —Pero mi plan era perfecto. —Dice el elfo humillado.
    — ¿Perfecto?, Bromeas, se de tu patético plan desde hace meses. —Le responde el consejero riéndose de él.
    —Mientes, si no ¿Por qué no me detuviste antes?
    —Simple, sabía que inculparías a Rommel, él iría con la inútil de mi hija, traerían al humano metiche que no se resistiría a ayudar, y así lo podría matar.
    — ¿Tratas así a tu propia hija?, ¡eres la peor clase de basura que conozco! —Le grita Magnus furioso.
    —Está bien, no importa. —Lo detiene Elfina.

    Erwin permanece en silencio, los había guiado a una trampa sin querer, y no tenía forma de sacarlos de ahí antes de que la situación empeorara. El consejero levanta su mano y comienza a crear una bola de fuego concentrada, se la lanza a Magnus, la velocidad del ataque es tal que el humano no pudo reaccionar a tiempo.
    Al último instante Elfina se atraviesa recibiendo el ataque de frente. La bola de fuego la choca con tal fuerza que le abrió el estómago y su interior comenzó a quemarse.
    Alpha se apresuró a lanzarle aliento helado en la herida para apagar la llama.
    — ¡Elfina!, háblame. —Le grita Magnus que la sostiene entre sus brazos.
    —Que mala suerte fallé. —Dice el consejero al ver que no le había dado a Magnus.
    — ¿Eso es todo lo que dirás?, eres un maldito bastardo, ¡te mataré! —Le grita Magnus furioso.
    —No… dañes a… papá… no dañes… —Dice Elfina en voz baja. —Por favor… no…
    — ¡Erwin! —Grita Magnus para que el elfo reaccione, ya que había quedado en shock cuando la bola de fuego impactó a Elfina. Magnus coloca con cuidado a Elfina en el suelo, golpea fuertemente a Erwin para que reaccione, lo toma del cuello de la camisa. —Escúchame, ve con Alpha y llévate a Elfina hasta la mansión, que Merlín la atienda.
    —De inmediato. —El elfo corre hacia la chica que respira con dificultad. —No mueras. —La monta sobre el lomo de Alpha.
    —Si no sobrevive, te mataré con mis propias manos, ¿comprendido? —Amenaza Magnus a Erwin antes de partir.
    Alpha corre hacia el portal lo más rápido que sus poderosas patas le permiten, para llegar a la mansión y salvar a la elfa.
    —En cuanto a ti basura, no te mataré por que ella me lo pidió, pero voy a hacer que pagues.

    Caelum está paralizado, no podía darle crédito a sus ojos. De repente volvió en si, se enojó como nunca lo había hecho, se transformó en su forma de dragón de fuego y comenzó a lanzarle llamas al consejero hasta que no tuvo más energía y volvió a la normalidad, cayó al suelo y comenzó a llorar por Elfina. El consejero no recibió daño alguno por el ataque de Caelum, se ríe de ellos.
    —Se que no puedo matar a un dragón con mis propias manos, pero si con esto. —Se dirige hacia Freud y le quita un sable que trae en una funda en la cintura. —“El Ojo”, la única arma capaz de matar a un dragón. —Lo enseña orgulloso.
    —Eres un maldito. ¡Tú asesinaste a Nicolás El Fuerte! —Le reclama Magnus.
    —Si y no. —Responde entretenido con la ingenuidad del humano. —Di la orden, pero fueron Rommel, Oran y la inútil de mi hija quienes lo ejecutaron.

    Beta lanza un rugido aterrador.
    —Que bestia más molesta. Para ustedes dos usaré un arma especial. —Comienza a materializar una espada blanca de hoja aserrada. —Tienen el honor de ver uno de los tesoros de nuestra gloriosa familia, “El Leviatán”.

    Toma ambas espadas con fuerza y se dispone a atacarlos, cuando un frío terrible se apodera de la habitación. Magnus, Caelum y Beta son expulsados de la misma por una fuerza inexplicable. Los cazadores caen inconscientes, y las puertas se cierran de golpe. Un chico que viste un traje de cola de pingüino y lentes oscuros aparece frente al consejero elfo.
    —El consejero oscuro… —Dice el elfo con temor en su voz.
    —No eres digno de usar esa espada.

    La espada blanca que tenía el consejero elfo desapareció, y reapareció en la mano del consejero oscuro.
    —Arrodíllate ante mí, Neid Von Feuer. —Dicho esto el elfo cayó al piso, su cabeza choca contra el suelo y no puede levantarse aunque lo intenta.
    — ¿Cómo te atreves? —Grita humillado el elfo.
    —Calla, solo vine a recuperar la espada. —Dice admirando casi con nostalgia la hoja de la espada.
    — ¿De que hablas?, esa espada ha estado en mi noble linaje desde hace generaciones, ¡era la espada de la grandiosa Cherry Von Feuer!
    —Te equivocas, esta es la espada de mi pequeña flor, y tú no eres digno ni de mirarla.

    En el pasillo, Magnus y los demás aprovechan el extraño suceso para correr hacia el portal y regresar a la mansión.
    Cuando llegan, ya Erwin se había ido, Merlín está atendiendo las heridas de Elfina. Alice está alterada frente a la habitación, da vueltas de un lado a otro. Magnus le explica lo sucedido; Merlín sale de la habitación y los hace pasar.
    — ¿Cómo te sientes? —Le pregunta Magnus a Elfina hincándose junto a su cama.
    Ella no contesta, solo se queda observando el vacío.
    — ¿Cómo está? —Le pregunta a Merlín.
    —El daño era profundo, pero logré salvar todos los órganos importantes, estará adolorida por un par de semanas, pero vivirá. —El anciano mira a la chica elfa con cierta lástima.
    — ¿Pero? —Le pregunta Magnus al ver su mirada.
    —Su útero fue totalmente consumido por el fuego. —Hubo silencio. —Me temo que nunca podrá tener hijos.
    Nadie se atrevió a decir nada.
    —Ja, ja. —Ríe Elfina. —No importa no es como si hubiera planeado tener hijos, o alguna vez haya pensado como serían mis bebes, o haya elegido un nombre para ellos, o me haya imaginado alguna vez… —Comienza a llorar. —Salgan.
    —Pero… —Dice Alice.
    — ¡Salgan!

    Los tres salen, Merlín sigue hasta bajar las escaleras. Alice comienza a llorar.
    —No es justo, ella no hizo nada.
    —Es mi culpa. —Dice Magnus.
    —No lo es.
    —Si lo es. —Golpea la pared. —Ese ataque debió darme a mí.

    Dos días después.
    Caelum baja las escaleras agitado, busca a Alice en la sala, luego en la cocina donde la encuentra preparando el almuerzo.
    —Quiere verte. —Dice el niño dragón casi sin aliento.
    — ¿Quién? —Responde sorprendida Alice.
    —Elfina, quiere hablar contigo.

    Se dirige hacia la habitación de la chica elfa. Se pregunta de quería hablar, aunque se siente aliviada de saber que Elfina al fin quería hablar con alguien. La chica elfo llevaba dos días encerrada en su habitación. Al frente a la puerta ve a Magnus sentado junto a la puerta de la habitación, él había estado ahí desde que regresaron, culpándose de lo ocurrido. Alice toca la puerta y se asoma.
    — ¿Querías verme?
    —Si. —Contesta en voz baja Elfina.
    Alice entra y cierra la puerta, se queda de pie frente a ella; la elfa está sentada en la cama, usa una camiseta blanca larga.
    —Ganaste.
    — ¿Gané?, ¿a que te refieres? —Le contesta confundida Alice.
    —Ya no me interpondré entre tú y Magnus. —Dice con melancolía Elfina.
    — ¿De que hablas?
    —Bromeas cierto, soy mercancía rota, el jamás podría amarme en mi estado actual.
    Alice no puede creer las palabras que acaba de escuchar, abofetea a Elfina con fuerza.
    —No digas tonterías, él lleva dos días frente a tu puerta, no se ha movido de ahí para nada, ¿y crees que no le importas?
    —Deberías alegrarte que no voy a ser un obstáculo entre ustedes.
    —Jamás me alegraría por esto. —Comienza a llorar. —Eres fuerte, hermosa, valiente y sabes lo que él necesita sin necesidad que te lo diga. Si alguien no tiene oportunidad soy yo.

    Alice sale corriendo de la habitación, a Magnus le parece ver que llora, iba a levantarse para seguirla pero en ese momento Elfina sale de su cuarto y se sienta junto a él, recuesta su cabeza sobre su hombro.
    —Somos un desastre, ¿no es cierto? —Dice ella triste.
     
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    Sheccid

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    Oh...es bastante triste, me imagino cómo se debe sentir Elfina, todos sus sueños de formar una familia rompiendose en mil pedazos ante sus ojos...
    Y esa propuesta a Alice me deja expectante.
    Y por fin supe quien era el chico de traje de cola de pinguino, gracias por calmar mi duda.
    Y su propio padre...idiota, estúpido, poco hombre, bastardo, hijo de...ya le paro mejor.
    El toque de la antigua dueña de la espada , es un buen detalle para unir las dos historias.
    Ortografía perfecta, prosa excelente, nos vemos en el prox. capi
     
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    Dark RS

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    Capítulo 34. TXC – MK I.

    Más tarde ese día Elfina baja a la sala, donde había pedido que todos se reunieran. Se para frente a todos nerviosa, respira profundamente intentando tomar fuerzas para decirles la verdad.
    —Supongo que les debo una explicación, no me consta, pero Magnus pensó que era buena idea. —Comenta la elfa.
    Mira a todos sentados mirándola fijamente y se pone aún más nerviosa.
    —Tú puedes. —Le dice Magnus animándola.
    —De acuerdo. Para comenzar mi nombre es… Makoto Von Feuer. Y soy una de los diez tenientes de los cazadores.
    Se queda mirando la expresión de todos, solo Alice y Caelum parecen impactados.
    —Era obvio que ese par de idiotas, no lo sabrían. —Refiriéndose a Caelum y Alice. —Pero, me sorprende que el resto supiera quien soy.
    —Desde el primer día. —Responde Merlín.
    Susurro asiente.
    El vertaler se posa sobre la cabeza de Alpha.
    —Casi al mes me di cuenta de quien eras. —Habla el ave con la voz de Caelum.
    —No entiendo, si sabían desde el principio que era el enemigo, ¿Por qué se quedaron? —Pregunta confundida Elfina.
    —Creo que hablo por todos… —Le contesta Merlín. —…cuando digo que nunca confiamos en ti, pero si Magnus confía en ti ciegamente, lo menos que podíamos hacer era darte una oportunidad. —Los lobos, susurro y Mana asienten al unísono.
    —Entiendo. —Contesta la chica elfo decaída.
    —No entiendo porque dicen todo esto, hasta donde sé no hemos estado viviendo con Makoto la cazadora sino con Elfina nuestra amiga. —Les dice Alice.
    Hay total silencio.
    —Gracias, enana. —Le responde agradecida Elfina.
    —Tú eres nuestra amiga y nada cambiará eso.
    La elfa sonríe.

    Unos días después, llega un paquete para Caelum, el niño dragón se encuentra en el área de forjado. Merlín entra y lo encuentra mirando unas piezas mecánicas con cara de confusión.
    — ¿Qué haces joven dragón?
    —Buenos días, pedí este robot de combate por correo, pero lo enviaron desarmado y no se como armarlo. —Dice frustrado.
    —Suena divertido, hace mucho que no armo un robot del continente de la tecnología. —Le dice Merlín sonriendo.
    —Gracias.

    Después de unas horas tienen al robot armado; un robot de piezas mixtas, color blanco, con ojos verdes que sirven como sensores, un brazo extensible con tres dedos, un brazo normal, piernas fuertes para soportar peso extremo, un respirador que emite veneno; al parecer le faltan partes de la armadura, en brazos, piernas y el cuello, donde se pueden apreciar los cables y circuitos.
    — ¿Te gusta como quedó? —Le pregunta Merlín a Caelum.
    —Si, maravilloso. —Responde el niño dragón con un brillo de emoción en sus ojos.
    Intentan iniciar el programa del robot, pero no se mueve.
    — ¿Qué sucede? —Pregunta confundido el niño.
    —Parece que no ordenaste el software de personalidad.
    — ¿El qué? —El niño no tiene ni idea de que le está hablando.
    —No importa, puedes hacerlo manualmente, solo tenemos que escanear una personalidad y un estilo de combate.
    — ¿Hacer qué? —Aún más confundido.
    — ¿Cómo quién quieres que se comporte el robot? —Pregunta el anciano.
    —Fácil, elijo a Magnus.

    Se dirigen hacia el área de entrenamiento, en la cual están Magnus y Susurro entrenando sus técnicas de combate. Merlín activa la cabeza del robot para que observe la pelea, después de unos minutos, finalmente comienza a moverse.
    —Ya funciona. —Grita Caelum feliz.
    El grito del niño distrae a Magnus y Susurro, quienes se acercan a ver al robot.
    —Interesante; la cabeza de un exterminador, con un brazo de combate y uno extensible, piernas de cargador y cuerpo de exhibición. —Dice Magnus impresionado por el robot frente a él.
    —Sabes mucho sobre robots, impresionante. —Le dice el niño dragón alegre.
    —Si, mas o menos. Me he enfrentado a unos cuantos en el coliseo. ¿Es tuyo?
    —Lo compré con los ahorros de lo que he ganado en las peleas.
    — ¿Qué tipo de personalidad tiene? —Pregunta Magnus.
    —La tuya. ¿Cierto? —Pregunta a Merlín.

    Merlín abre una pequeña compuerta en la espalda del robot, revisa una pequeña pantalla.
    —Copió la personalidad de Magnus, pero la forma de pelea de la joven hada.
    —Eso es bueno también. —Dice Caelum emocionado.
    — ¿Cuál será su nombre? —Pregunta Magnus.
    Caelum lo piensa durante un momento. —T-X-C. Pero lo pronunciaremos Tóxic.
    El pequeño dragón sale de la habitación y se dirige emocionado a mostrarle su robot a todos los que viven en la mansión.
    —Me alegra verlo tan alegre. —Le comenta Magnus al anciano alquimista.
    Merlín se nota algo pensativo de pronto.
    — ¿Qué sucede?
    —No estoy seguro, tengo una extraña sensación, como si algo malo se aproximara.

    Tarde esa misma noche una extraña figura patea la puerta de la mansión, al ver que nadie sale, golpea la puerta con un bate de beisbol de color blanco. Adentro de la mansión los cachorros le ladran a la puerta, despertando a Alice, quien se dirige a la habitación de Elfina asustada, toca a la puerta y se asoma.
    — ¿Estás dormida? —Se espera un momento, pero Elfina no le responde. — ¿Hola?
    —Que molesta enana, ¿Qué quieres? —Responde finalmente levantándose con el cabello alborotado y cara de sueño.
    —Creo que alguien trata de entrar. —Dice asustada.
    —Deja que lo intenten y no me molestes por pequeñeces.
    —Pero y si es un ladrón o un asesino o un monstruo o un cazador o…
    — ¿Si salgo a ver quién es te vas a callar?
    Alice asiente asustada, Elfina se levanta de la cama, está usando una larga camiseta blanca que evidentemente había tomado del armario de Magnus. La elfa sonríe al ver los pijamas de la humana, de color rosa, que quedan muy grandes.
    — ¿Qué pasa? —Pregunta confundida la chica de cabello negro al ver a la elfa mirándola fijamente.
    —Nada, me alegra no ser tú, es todo.

    Ambas chicas van hasta la puerta, Elfina saca una daga y pone su mano detrás de su espalda para estar lista en caso de tener que usarla, abre la puerta lentamente y se asoma a ver quién es el que molesta a esas horas de la noche.
    Afuera de la mansión hay una joven vampira, su cabello blanco brilla por la luz de la luna, ojos púrpura fruncidos miran a Elfina directamente, usa una larga blusa de rayas y apoya un bate blanco en su hombro.
    —Busco al humano conocido como Magnus. —Dice la extraña vampira seriamente.
    — ¿Y tú quien diablos eres? —Le pregunta Elfina desconfiada.
    —No tengo tiempo para perderlo contigo, ¿dime si es aquí donde vive el humano?
    —Si, aquí estoy. —Se escucha desde el fondo del corredor.
    Magnus se acerca a la luz, luce como si se acabara de levantar, aún con la ropa que usa para dormir; una pantaloneta negra corta y una camiseta de tirantes blanca. Cuando Alice lo ve vestido así se sonroja.
    — ¿Tú eres Magnus? —Pregunta la vampira que imaginaba que Magnus era diferente.
    —Si lo soy, ¿Quién pregunta?
    —Soy Ram, mi hermano era Mor.
    Elfina y Magnus lucen impactados, jamás se imaginaron que la hermana del difunto líder del Consejo de Magos llegara a su puerta.

    Pasan a la sala, Magnus se sienta en uno de los sofás largos, Elfina se le guinda del brazo y apoya su cabeza sobre su hombro, Alice se sienta junto a ellos en silencio, sintiéndose algo celosa.
    — ¿Dime que quieres de mí? —Pregunta Magnus.
    —Tú ayuda para derrocar al alcalde la prisión de Gefangnis. —Contesta seriamente la vampira.
    — ¿Y por qué yo?, hay miles de caza recompensas que matarían por un trabajo como ese, sin mencionar a los que quieren liberar a los prisioneros. —Comenta Magus.
    —Leí la información que tenia mi hermano sobre tu grupo.
    —Espera un momento, ¿el Consejo de Magos espiaba a los demás competidores? —Pregunta sorprendida Elfina.
    —Así es Makoto, teniente de los cazadores. —Le contesta burlona la vampira.
    —La mayoría de los que viven en este hogar son poderosos, pero eso no explica porque me buscas a mí específicamente. —Interrumpe Magnus antes de que se peleen.
    —Tu perfil es impresionante. Nombre desconocido, conocido como Magnus, raza humano, elemento rayo, condición física incompatible con tu raza, fuerte, veloz, temerario, e inteligente. Un currículo muy impresionante para un humano.
    Ghoul que tiene la forma de un duende blanco está sentado sobre el hombro de Magnus.
    — ¿Qué va a hacer amo?
    —Depende de ustedes. —Refiriéndose a las chicas junto a él.
    Magnus mira a Elfina, ella le regresa una sonrisa.
    —No te preocupes, sin importar que decidas te apoyaré. —Responde la elfo.
    —Yo… creo que… también te apoyaré con esto… ya sabes, si decides ayudarla… o algo… —Le dice Alice sonrojada.
    —Dime, ¿Por qué quieres atacar la prisión más grande y segura de todo el continente? —Magnus.
    —Si deben saberlo se los diré. Pero les advierto que será una historia muy extraña.
     
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    Kirah Isoro Nyan

    Kirah Isoro Nyan Entusiasta

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    Hola!! querido, este ha sido el capituloque mas me a gustado hasta ahora, (voy por ese jajaja) pero si tenia que contartelo, me ha dado demasiada risa las discuciones y las confuciones, me encanta como escribes, sigue asi por favor, y avisame cada capitulo o nueva historia :D te felicito, eres muy bueno..
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
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    Capítulo 35. El Diario De Una Vampira.


    Cuatro días antes, en la base del Consejo de Magos; que consiste en un enorme edificio de forma circular que se encuentra en medio de la única ciudad en el continente sin ningún área verde, el único rio cuyo cause pasa cerca tiene un color púrpura debido a las toxinas de las criaturas que lo habitan.
    Ram mira la pelea de su hermano en un gran cubo rectangular hecho de cristal, estaba emocionada por verlo salir victorioso en contra de los Seis Asesinos. A solo unos segundos de haber iniciado la pelea, la emoción se convirtió en terror. Vio como su hermano era decapitado de un solo corte por un ser de color rojo que blandía una katana, la indiferencia en los ojos de ese ser rojo carmesí cuando le quietaba la vida a su hermano era aterradora, lo asesinó sin siquiera pestañear o mostrar algún signo de culpa.
    No podía creerlo, era imposible que su hermano estuviera muerto, no era posible que solo seis vencieran a los veinte miembros del Consejo de Magos. Lloró durante horas, lloró hasta que sus ojos violetas se negaron a seguir produciendo más lágrimas, salió a la calle, una horrible lluvia negra caía sobre su blanca piel.
    Su enojo la hizo comenzar a destruir las paredes de los edificios vecinos, destruyó varios monumentos con sus propias manos y gritó a los cielos maldiciendo a los dioses.
    Los cazadores que patrullaban el área intentaron detenerla, pero la desesperación que sentía la hizo enloquecer y los atacó. Después de unos minutos de lucha los cazadores finalmente lograron someterla. La encarcelaron por actos vandálicos y por atacar a la autoridad. La enviaron directamente a la prisión de máxima seguridad de Gefangnis, a pesar de que los cargos eran leves y era su primera ofensa, ninguna otra prisión en todo el continente mantendría encerrado a un vampiro.
    En su primer día de confinamiento se dio cuenta del tipo de lugar al que la enviaron; los reos condenados a muerte eran vendidos como esclavos, las prisioneras eran usadas por los guardias para saciar sus perversiones, mataban a algunos para vender sus órganos al mercado negro, prueban hechizos prohibidos en ellos, por mencionar algunas de las inimaginables barbaries que sucedían en el interior de esa prisión.
    Lo único que evitaba que le hicieran alguna de esas cosas, era que aún no le hacían los exámenes físicos y psicológicos obligatorios.
    En su tercer día de encierro después de haber sido sometida a las pruebas obligatorias, fue encerrada de regreso en su celda, la cual era idéntica a todas las que estaban en el mismo pabellón; suelo y paredes de acero color blanco, la puerta está cerrada con un cerrojo electrónico exportado directamente desde el continente de la tecnología. Usa el uniforme que la obligan a llevar, una camiseta blanca de tirantes y unos pantalones abultados color azul, sin medias o algún otro tipo de calzado, podía sentir el frío suelo que le quemaba los pies. Le pusieron un collar que le impide usar magia, elementos, invocar o hacer hechizos.
    Se sienta en medio de su fría celda y escucha a la prisionera de la celda vecina suplicando para que los guardias la dejaran en paz. Sabe que esa noche no podrá escapar de los sádicos deseos de los guardias, no iba a hacérselas fácil; intentaría escapar en cuanto abrieran la puerta. De repente notó que la atmosfera se puso aún más fría y apareció una figura frente a ella; un chico que parecía tener unos quince o dieciséis años, usa ropa negra que ella jamás había visto y unos lentes oscuros; su piel es aún más pálida que la suya. Se levanta de golpe y se prepara para defenderse de ser necesario.
    —Hola, mi pequeña flor. —Dice con tono de familiaridad el extraño chico.

    Ella lo mira desconfiada, no parecía ser uno de los guardias y lo más raro es que había entrado sin abrir la puerta. Por alguna razón se le hacía familiar, pero sabía que no lo conocía.
    El chico se le acerca, se coloca frente a ella, es notoriamente más alto que Ram, ella se sonroja y su corazón se acelera, aunque ella no sabe por qué. Lo mira a los ojos, él la abraza y la besa en los labios, la mente de la chica queda en blanco y también lo besa.
    Un extraño recuerdo viene a la mente de la vampira, un recuerdo en el que ella no es ella, sino una elfa que usa una armadura negra y una espada blanca de filo aserrado.
    Al cabo de un largo minuto ambos se detienen, quedan cara a cara, aunque solo el rostro de Ram está sonrojado.
    La expresión de felicidad en la roja cara de la vampira cambia a enojo, intenta abofetearlo pero él se mueve hacia atrás justo a tiempo.
    — ¿Qué crees que haces?, y en última instancia, ¿Quién diablos eres? —Le grita aún sonrojada.
    —Soy quien mató a tu hermano.
    — ¿De que hablas?, el asesino de mi hermano fue ese tal Red de los Seis Asesinos, ¿Cierto? —No puede creer lo que acaba de escuchar.
    —Tú sabes que los Seis Asesinos y el Consejo de Magos tienen algo en común.
    —Ambos son… son… patrocinados por un miembro del Consejo de Seres. —Contesta ella con la mirada perdida.
    — ¿Ya sabes quién soy, mi pequeña flor? —Le dice con una sonrisa burlona.
    — ¿El Consejero Oscuro? —Responde ella, una lágrima recorre su rostro.
    —Ahora que acabaron las presentaciones, te ofrezco una salida de este infierno. —Le extiende la mano.
    — ¿Por qué habría de confiar en quien mandó a matar a Mor? —Le grita confundida.
    —Simple, si me voy quedarás a merced de esos malditos.

    Ram cierra los ojos, no sabe por que a pesar de haberle confesado que había asesinado a su hermano, no podía odiarlo.
    —Acepto. Sácame de aquí. —Dice en voz baja sonrojada.
    —No es tan simple, necesito que hagas algo por mí. —Sonríe.
    — ¿Qué? —Le pregunta desconfiada.
    —Quiero que cierres esta casa de locos.
    —Considéralo hecho. —Responde deseando demoler esa prisión desde sus cimientos.

    Parpadea y repentinamente se encuentra en un lugar distinto, reconoce los alrededores, están a las afueras de Montem Flavos. Siente la tierra en sus pies y la helada brisa de la noche la hace temblar.
    El chico se le acerca nuevamente, la vuelve a besar solo por un segundo, cuando Ram abre los ojos tiene puesta una ropa totalmente distinta a la que tenía unos segundos antes; una blusa larga de rayas que le cubre las manos, una pantaloneta de licra negra, botas negras largas casi hasta las rodillas y un bate de color blanco en su espalda.
    — ¿Que sucedió? —Pregunta confundida.

    Miró hacia el frente pero él ya no estaba, mira en todas las direcciones pero no lo encuentra, se siente algo decepcionada.
    Corre hacia la mansión del teniente del país, sabe que ahí se hospeda uno de los mejores peleadores, el humano al que apodan Magnus.

    Al terminar de contar su historia.
    — ¿Y?, ¿Qué me dicen? —Pregunta emocionada la vampira.
    —Suena grave, pero no te daré una respuesta hasta hablarlo con los demás. —Contesta Magnus.
    —Perfecto, vamos a despertarlos. —Dice impaciente Ram.
    —No, en la mañana después del desayuno.
    —Pero…
    —Ya lo oíste vampiresa. —Interrumpe Elfina.
    —Bien. —Responde resignada.

    Le dan la última habitación disponible para que pase la noche. La joven vampira está en el balcón de su habitación mirando hacia un grupo de hadas que danzan en el cielo; al rato entra Alice con un par de tazas de café, le ofrece una.
    — ¿Qué es esto? —Pregunta al ver el color de la bebida.
    —Café, es un poco amargo pero sabe bien. —Le contesta orgullosa.
    Ram le da un sorbo.
    —Está demasiado amargo. —Lo deja a un lado.
    —Perdona, puedo traerte algo más si quieres.
    —No tiene caso. ¿Qué quieres? —Le responde cortante.
    —Solo quería conocerte mejor.
    —Eres rara, lo sabes ¿cierto?
    Alice ignora este comentario.
    —Háblame del chico que te rescató de la prisión. —Alice.
    — ¿Por qué me preguntas por él? —Responde sonrojada.
    —Bueno, cuando lo mencionabas parecías feliz, ¿Te enamoraste de él?
    Ram se sonroja aún más.
    —No lo sé. ¿Qué se debe sentir cuando te enamoras?
    —Bueno… —Se encoje de hombros. —Creo que es cuando te atrae alguien y no sabes por qué te gusta. —Responde apenada.
    — ¿Qué quieres decir? —Pregunta interesada la vampira.
    —Bueno, si te atrae por sus posesiones es interés, si te atrae por su físico es lujuria, pero si te atrae y no sabes por qué, debe ser amor, ¿cierto?
    —Supongo. —Sonríe levemente. — ¿Te gusta el humano Magnus?
    —Yo… creo que… bueno… si. —En voz baja sonrojada.
    Hablan un rato más hasta que el sueño vence a Alice y se va a dormir. Sale y cierra la puerta tras ella.
    El chico de lentes oscuros aparece repentinamente dentro de la habitación de la vampira, ella lo ve y por alguna razón su corazón late rápidamente.
     
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    Kirah Isoro Nyan

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    me fascina tu narrativa Mr. Dark =3 me emociona leerlo y me dan muchas ganas de continuar, pero la pacioencia es una virtud jejejeje, mientras espero leere en cuanto pueda la otra parte de la historia, por parte de escritura note que divagaste un poco con la frase de "lo cual" o "el cual" jejej solo eso, pues en errores no vi, y narracion eres espectacular... te felicito continuala por favor y avisame =3

    ATT: Kirah-Nyan :3
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    2171
    Capítulo 36. Sol, Mar Y Amistad.

    Por la mañana después del desayuno Magnus reúne a todos en la sala. Al cabo de un momento llega Ram con una enorme sonrisa. Merlín la reconoce al instante, la hermana menor de Mor.
    Se sienta junto a Alice, la pone nerviosa el hecho que todos la miran fijamente.
    A petición de Magnus la vampira vuelve a narrar la historia que había contado anoche.
    —Quiero decir primero que no voy a obligarlos a nada. —Habla seriamente Magnus. —Es decisión de cada uno de ustedes si quieren o no ir a esta peligrosa aventura.
    —Ya había escuchado rumores sobre la prisión de Gerfangnis, pero esto es peor de lo que imaginaba. —Añade Merlín.
    — ¿Qué deciden? —Magnus los mira esperando sus repuestas.
    —Por mi parte tienen mi apoyo. —Merlín con un tono muy serio.
    —Voy, si tú vas. —Caelum hablándole a Magnus.
    Beta que está acostado junto a Mana, se levanta, ladra levemente y se vuelve a acostar.
    Alpha asiente y los cachorros aúllan emocionados.
    Susurro levanta el brazo entusiasmada por su primera aventura.
    TXC que estaba inmóvil repentinamente se golpea un puño contra el otro aceptando el reto.
    —Ya sabes que te seguiría hasta el tártaro. —Elfina agarrando el brazo de Magnus.
    Mana solo observa a Ram detenidamente como analizándola, el Anguis se asoma sobre el hombro de la niña, y el vertaler aletea sobre el otro hombro. —Voy. —Dice el ave. —Y llevo a Titi y a Luna.
    — ¿Mana?, ¡no puedes ir, es muy peligroso para una niña pequeña! —Le reprocha Alice.
    —Tú me puedes cuidar. —Vertaler con la voz de Caelum.
    Alice lo piensa durante un largo momento. —Está bien, pero te quedarás afuera conmigo.
    La niña asiente levemente.
    — ¿Quiere decir que vienes con nosotros? —Pregunta Magnus a Alice.
    —Creo, pero me quedo afuera. —Responde ella nerviosa.
    Ghoul aparece frente a Magnus. —Lógicamente lo acompañaremos amo. —Y dicho esto desaparece.
    — ¿Y cuando nos vamos? —Pregunta Ram impaciente.
    —No será pronto. —Le contesta Magnus repasando algo en su cabeza.
    — ¿Qué?, ¿Por qué no? —Le pregunta con el ceño fruncido.
    — ¡Cállate vampiresa, y déjalo pensar! —Le grita Elfina.
    —Aún falta hacer un plan, conseguir los códigos de acceso, el portal hasta Gerfangnis, información, los planos de la prisión y otras cosas dependiendo del plan. —Magnus pensando en si le faltó decir algo más.
    —Aburrido. —Dice Ram con el ceño fruncido. — ¿Por qué no atacamos y ya?
    —Puedes hacerlo, pero no voy a involucrar a ninguno de nosotros en una misión suicida.
    —Que remedio, ¿Cuánto tiempo necesitas? —Dice aburrida la vampira.
    —El que sea necesario. —Y dicho esto sale por la puerta principal hacia la ciudad.
    — ¿Y que hacen por aquí para entretenerse? —Ram.
    Los lobos se dispersan en distintas direcciones, Merlín sale hacia la ciudad, y Mana sube a su habitación.
    — ¿Depende de que te guste hacer? —Responde Alice con una sonrisa forzada.
    —Magnus tiene razón, planear un ataque a la prisión más segura de todo el continente no es algo que se pueda hacer de un día para otro. —Elfina que se acuesta en el sofá.
    —Piensen en algo para hacer antes de que muera de aburrimiento. —Ram golpea el suelo impaciente con su pie derecho.
    —Si puedo decir algo. —Dice Caelum tímidamente. —Hay algo que siempre he querido hacer.
    —Escúpelo ya lagartija, que de seguro es algo estúpido. —Le dice cortante Elfina.
    —Bueno, se que hay un lugar llamado playa, donde algunos van a relajarse junto al mar. —Dice con un brillo de esperanza en sus ojos, el niño dragón jamás había visto el mar.
    —No es mala idea. —Le contesta Elfina sonriendo.
    —Eso suena aburrido. —Les dice Ram.
    —Cállate, está decidido, iremos a Orbis Litore.

    Ese día Elfina obligó a todos a alistar sus cosas para un pequeño viaje a la playa. Estaba ilusionada, no iba a la playa desde que era niña. Tiene buenos recuerdos de la cálida arena, el refrescante océano, los juegos con Oran y Erwin. Aunque no recuerda que alguna vez su padre hubiera ido con ellos. Se siente como la primera vez que fue al mar.
    Alice, Magnus y Mana regresaron a su mundo para traer lo necesario. Tuvieron que arrastrar a Beta hasta el portal, ya que el poderoso lobo no quería ir.
    Al llegar a Orbis Litore el sol apenas salía por el horizonte, la diferencia de horarios entre ese lugar y Montem Flavos era considerable debido a los lejos que se encuentra un país del otro.
    Los cachorros fueron los primeros en salir corriendo hacia el océano, Alpha tuvo que correr tras ellos, Beta se queda bajo una palmera maldiciendo su mala suerte.
    Todos se pusieron sus trajes de baño. Elfina fue la primera en presumir su figura con un ajustado bikini hecho de piel de lobo. Cuando Alice se presentó con el bañador que usan en el instituto en la clase de natación, Elfina no podía contener la risa.
    — ¿Eso es tu traje de baño? —Aguantando la risa.
    —No veo que tiene de malo. —Encogiéndose por la pena. —Es mi bañador del instituto, no tenía dinero para comprarme otro.
    —Pero esa cosa cubre mucha piel.
    —Así tienen que ser. —Le dice apenada.
    —No. —Levanta a Ram que estaba cerca acostada tomando el sol. —Así debe ser. —Y le da la vuelta para que Alice vea su traje de baño.
    El bañador de Ram también era de una pieza, con la espalda descubierta y escote algo revelador. Alice se sonroja al imaginarse usando algo así, aunque sabe que no tiene la figura para usarlo.

    Elfina le da una segunda mirada a la humana, nota que a pesar de su baja estatura tiene buena figura. —No pensé que te vieras así, enana. Siempre usas ropa abultada o muy larga, solo te falta crecer de por aquí. —Dice señalándole sus pequeños pechos.
    —No me molestes, un día de estos creceré lo que me falta. —Se avergüenza de haber dicho algo así.
    —Si ya terminaste de exhibirme. —Dice Ram con el ceño fruncido. —Me largo de aquí. —Vuelve a acostarse en la arena.
    — ¿Y tu traje de baño, parece de piel?, ¿a que pobre animalito asesinaste para hacerlo? —Le pregunta aún apenada.
    —Es de piel de lo… —Al notar que Beta la mira fijamente no se atrevió a terminar la oración. —No se de que está hecho mi traje de baño. —Ríe nerviosa. —Beta le da una última mirada de repulsión y se hecha a dormir.

    Mana está en la arena construyendo un gran castillo de arena para jugar con el ave y el reptil. Usa un gracioso traje de dos piezas color negro que acentúa su pálida piel, con un enorme sombrero para no asolearse.
    Merlín se queda bajo una palmera leyendo un libro. Su marioneta Arquímedes está en el mar flotando como si estuviera disfrutando las olas. Alpha escarba en la arena, mientras sus cachorros juegan a huir de las olas.
    Caelum usa una pantaloneta color azul, que no hace mucho juego con el color de su piel, pero fue lo mejor que pudo conseguir Magnus en tan poco tiempo. Magnus usa una pantaloneta color negra. Ambos juegan con una pelota inflable que habían conseguido en el mercado negro.
    —Mira eso enana. —Dice Elfina con la mirada fija en Magnus.
    Alice también lo mira, nota los músculos de Magnus y se sonroja.
    Mana levanta la mirada y también lo mira por unos momentos pero no logra entender cual es el escándalo y sigue construyendo su castillo de arena.

    Susurro lleva un revelador bikini de un color verde oscuro. Elfina mira envidiosa la figura de la chica por unos momentos y luego regresa la mirada a Magnus. La chica de bikini verde nada durante casi todo el tiempo que estuvieron en la playa. Ghoul no entiende por que fueron a ese lugar, así que solo se dedicó a observar el comportamiento de todos desde las sombras. Caelum había insistido en traer a su robot, pero a falta de piezas impermeables se apagó para ahorrar energía.
    Entre Magnus y Alpha atraparon varios peces, calamares y otras criaturas marinas. Casi al medio día Elfina encendió una fogata con una bola de fuego. Asaron los peces y comieron hasta saciarse, casi todos se acostaron a dormir un rato para bajar la comida. Por excepción de Ram y Merlín.
    La chica vampira se acerca al anciano, el cual parece querer descansar después de comer tanto.
    —Oye viejo. —Dice con el ceño fruncido.
    —Dime joven Ram. —Contesta paciente.
    — ¿Lo conozco de antes? —Pregunta algo confundida.
    —Extraña pregunta. —Dice pensando. —No creo. ¿Por qué la curiosidad?
    —Bueno… —Voltea a ver si los demás están dormidos. —Anoche estuve hablando con Alice, cuando se fue, llegó no te importa quién, e hicimos no te importa que, al terminar tuve… —No sabe exactamente que palabra usar. —…un sueño.
    — ¿Qué soñaste? —Pregunta al verla avergonzada y confundida.
    —No fue un sueño, estaba despierta, créeme. —Se sonroja un poco. —Era más como una visión. —Se queda pensando en la visión que tuvo.
    —Me da curiosidad joven Ram, ¿de que trataba? —Pregunta Merlín muy interesado en la visión de la vampira.
    —Estaban tú, Leo y Nicolás, pero jóvenes luchando contra un troll rey, un alquimista y un centauro. —Se queda en silencio.
    Merlín se sobresalta. — ¿Segura que éramos los tres sabios los que aparecimos en esa visión? —Dice sin poder creer lo que había escuchado.
    —Al menos eso creo. Tú tenías un florete, Leo una katana y Nicolás un sable.
    — ¿Qué más? —Recuperándose de la impresión.
    —Bueno yo estaba peleando, pero yo no era yo… era una elfina. —Dice confundida.
    — ¿Con quien luchabas? —Merlín ya sabía la respuesta a la pregunta, pero necesitaba asegurarse.
    —Con… el rey Nobilis. —Dice asustada al recordar la escena en la que el rey de los dragones la asesina.

    El corazón del viejo alquimista late agitado por el recuerdo que vino a su mente. —Dime, ¿”no me importa quién”, estaba en tu visión con una larga gabardina negra?
    Ella no puede creerlo, en efecto él estaba en la visión y eso era lo que usaba. —Me siento incomoda hablando de esto, olvida todo el asunto.
    Ram corre a dar un paseo por la playa para aclarar sus pensamientos.
    Merlín sigue impactado, ¿Podría ser que Ram es quién piensa que es?, ¿el Destructor había regresado?
     
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    Sheccid

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    Perdón por la tardanza, Dark.
    A ver...en primer lugar, amé la rase que le dice Ram a Alice cuando le pregunata que si le gusta el Consejero Oscuro, esta muy linda.
    Y que cosas lo de la playa...es divertido imaginarlos ahí riendo y descansando.
    Pero me intrigaste ¿Quien es el destructor?¿Qué pasa con Ram?¿Tiene algo que ver con la cárcel?
    Por favor, no dejes de escribir e invitarme, la narración es increíble coo siempre.
     
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  18.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Caballeros de Magnus
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    1978
    Capítulo 37. Aventura de Verano.

    Ghoul había escuchado la conversación entre Merlín y Ram; se aparece frente a Magnus. Magnus se había dormido bajo la sombra de una alta palmera, Elfina había aprovechado para dormirse abrasándolo, y Alice dormía a un lado con una expresión tierna.
    —Despierte, amo. —Dice el espectro flotando sobre él.
    Magnus abre lentamente los ojos, ve al espectro levitando frente a su rostro. — ¿Dime?—Pregunta adormilado.
    —Escuchamos una muy interesante conversación. —Se queda en silencio un momento. —La hermana de Mor y Merlín hablaron sobre una visión que tuvo la chica.
    — ¿No podía esperar? —Dice él intentando levantarse, pero Elfina se mueve para acomodarse mejor.
    —Probablemente, pero ya que está despierto le vamos a contar. —Ghoul le cuenta a Magnus sobre la visión de la vampira.
    —Interesante. —Se queda pensando en esa visión.
    —El Consejero Oscuro, es el único que infunde temor en los demás consejeros. —El espectro desaparece y reaparece sobre la palmera.

    Voltea a mirar a Alice, que parece estar durmiendo muy a gusto, luego mira a Elfina que luce feliz de estar junto a él. Lo confunde el hecho de no saber cual de las dos lo hace más feliz.
    Al cabo de unos minutos los cachorros comienzan a ladrar ruidosamente y despiertan a todos.
    — ¿Qué sucede? —Pregunta Alice despertándose.
    Mira a Magnus y nota a Elfina abrazándolo. La elfa se despierta y mira a Alice con una sonrisa burlona.
    — ¿Qué pasa enana?
    Alice voltea a ver hacia otro lado enojada.

    Pasaron varias horas y todos se divertían por su lado; Alpha persigue a sus cachorros jugando, Caelum, Susurro, Alice y Ram juegan en el agua, Mana entierra en la arena a Arquímedes, al Vertaler y al Anguis.
    Elfina mira a la enorme loba correr junto a sus cachorros, se pone la mano sobre su vientre, casi derrama lágrimas pensando en lo cruel que era el destino al quitarle la posibilidad de formar una familia. Se sacude esos pensamientos de la cabeza, va a buscar a Magnus y se le guinda del brazo.
    — ¿Qué haces? —Pregunta ella con una enorme sonrisa.
    —Trato de meter a Beta al agua. —Le responde él con una sonrisa maliciosa.
    Beta se despierta y los mira con desconfianza.
    —Vamos lobito, se que quieres meterte al agua. —Se acerca muy lentamente al enorme lobo.
    Beta se levanta y comienza a gruñir.
    —Diviértete un rato, cuando volvamos te baño hasta sacarte cada grano de arena. —Magnus.
    Beta mira el mar, el brillo del sol sobre el agua parece llamarlo. Se acerca lentamente al agua, mete primero una pata para comprobar la temperatura del agua. Después de un rato se atreve a lanzarse al agua. Beta se siente feliz, comienza a nadar, y a lanzarles agua a los que están nadando, era la primera vez que el lobo se divertía tanto.
    Alice sale del agua cuando Beta casi la ahoga, se acerca a Magnus para observar desde un lugar seguro al lobo juguetear en el agua.
    — ¿No le hará daño el agua? —Pregunta algo preocupada.
    —No, este mar es de agua dulce. Además me aseguraré que quede limpio y seco cuando regresemos. —Responde viendo a Beta nadar.
    — ¿Por qué animaste al saco de tuercas a saltar al agua? —Pregunta Elfina.
    —Para que se divierta. —Contesta él.
    La elfa no contesta nada, solo mira al gran lobo y se pregunta como le hace Beta para flotar tan fácilmente si tiene tanto metal en su cuerpo.

    Casi al anochecer un tortuga-león se les acerca.
    —Saludos extraños. —Nota a Magnus. —Saludos Magnus, bienvenido de vuelta.
    — ¿Cómo has estado Larry? —Le saluda al reconocer al tortuga-león que lo había recibido la primera vez que estuvo en Orbis Litore.
    —No muy bien, de hecho por eso venía a advertirles que deben irse antes del anochecer. —Les responde decaído.
    — ¿Qué ocurre? —Le pregunta Magnus preocupado al ver el rostro del tortuga-león.
    —Nada, no quiero meterlos en nuestros problemas.
    —Muy tarde, me interesé, dime que sucede. —Magnus con intriga.
    —Se los diré, hace algunos días aparecieron unos ladrones en el área, y han estado robando la comida que tanto trabajo nos cuesta conseguir. Y lo peor es que asaltan a los turistas, incluso han asesinado a los que se resisten. Por eso necesito que se vayan antes de que anochezca. —Les advierte asustado y preocupado.
    Magnus se voltea hacia sus amigos. — ¿Qué les parece si tenemos una pequeña aventura?
    Beta se sacude le agua y ladra emocionado. Alpha, los cachorros, Mana, Susurro y Caelum asienten.
    —Suena divertido. —Contesta Elfina emocionada.
    —No puedo ignorar un pedido de ayuda. —Merlín sacudiendo a su marioneta que está llena de arena.
    —No tengo nada mejor que hacer. —Contesta Ram aburrida.
    Todos voltean a ver a Alice.
    —También ayudo. —Dice aceptando luchar.

    Se dirigen hacia la villa de los tortugas-león. Alice se queda atrás con Mana.
    —Honestamente no lo vi venir. —Suspira y mira a Magnus de espaldas. —Pero te seguiría a donde sea que vayas.
    Alice corre a alcanzarlo. Mana comienza a buscar al ave y al reptil que había enterrado más temprano, los encuentra cuando están a punto de asfixiarse. En la distancia le parece ver dos seres alados sobre el agua, piensa que tal vez son ángeles.
    —Mana. —Dice alguien detrás de ella.
    Ella voltea preocupada al reconocer la voz.
    —Tengo un pequeño trabajo para ti. —Dice un joven con lentes oscuros.
    La niña frunce el ceño.
    Al cabo de unos minutos Mana regresa con el resto.

    Todos se cambian de ropa. Se quedan dentro de una casa hasta que algunos de los ladrones llegan a atacar. Un alquimista de piel morena y grandes músculos y un mago con largo cabello azul y armadura plateada, llegan acompañados por tres quimeras.
    —Salgan cobardes y traigan la comida. —Grita el alquimista.
    Magnus sale de una de las chozas. — ¿Qué los trae a esta humilde villa?
    — ¿Quién eres?, ¿no me digas que esos cobardes contrataron a alguien para protegerlos? —Ríe el alquimista.
    —Soy alguien que no soporta a los abusivos.
    —Me haces reír humano, dame tu mejor golpe. —Dice riendo el alquimista.

    Magnus no se mueve, el alquimista comienza a impacientarse y se lanza sobre él. Magnus se aparta rápidamente y el alquimista golpea el suelo, aprovecha la oportunidad y lo patea en la cabeza, el alquimista se tambalea y cae al suelo mareado.
    —Interesante humano. —El mago mirando a Magnus. —Veamos que puedes hacer contra mis lacayos.
    Las tres quimeras gruñen, todas son exactamente iguales, con cuerpo de oso, cabeza y extremidades de toro. Todas atacan a Magnus. Los cachorros las detienen en seco y comienzan a luchar contra ellas.
    — ¿Pero que…? —Murmura inquieto el mago.
    —Vamos, ¡lucha como hombre! —Grita Magnus.
    —No gracias. —El mago zapatea y se hunde en la arena.
    Los cachorros regresan orgullosos por haber vencido a las quimeras, las cuales huían de miedo hacia el bosque.
    —Buen trabajo pequeños. —Magnus felicitando a los pequeños lobos por el buen trabajo que realizaron.

    Elfina sale de una de las chozas con el ceño fruncido.
    —Pudimos haber atrapado al mago si lo hubiéramos atacado entre todos.
    —Y eso nos haría exactamente como ellos. —Responde él.
    —Pero ahora el mago debe haberles ido a avisar al resto, y tendremos que enfrentar a todos los bandidos.
    —Cierto. —Va a la choza de Larry. —Dime, ¿Cuántos bandidos son?

    Larry le cuanta a Magnus que son por lo menos siete ladrones y más de veinte quimeras. Deciden que lo mejor es separarse en parejas y buscar a los bandidos antes de que ellos ataquen la villa.
    —Alice, Mana, Gamma, Delta, Épsilon y Merlín se quedarán para proteger a los tortuga-león. —Dice Magnus.
    Alice se nota algo triste, cree que no la toman en serio. Magnus se acerca a ella, le coloca la mano sobre su rostro y le acaricia la mejilla.
    —Tu trabajo es el más importante. —Ella lo mira a los ojos. —Si alguno de nosotros falla, será tu misión proteger a los habitantes de la villa, contamos contigo.
    —Si. —Se anima. —Haré lo mejor que pueda.
    —Las parejas serán… —Piensa un poco quienes se complementan a la hora de luchar. —Beta y Susurro, Alpha y Caelum.
    Se queda mirando al resto, ya solo faltan TXC, Arquímedes, Elfina y Ram. Antes de decidir la siguiente pareja Elfina se le guinda del brazo.
    —Yo quiero ir contigo. —Le da una mirada tierna que Magnus no pudo resistir.
    —Claro. —Contesta algo nervioso.
    La elfa se voltea hacia Alice y le saca la lengua. Alice se enoja.
    —Creo que… —Piensa en enviar a Ram con TXC y dejar a Arquímedes.
    —Por mi no se preocupen, me puedo cuidar sola. —Le dice Ram al ver que solo quedan el robot y la marioneta.
    —Bueno, Arquímedes irá con TXC, y Ram tu irás sola, pero ten cuidado si ves que no puedes ganar regresa a la aldea, y eso va para todos. —Mira a Ghoul que está flotan sobre Elfina. —Cuida a Ram. —Le susurra.
    Desaparece y reaparece junto a la vampira. —Como ordene, amo.
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    20 Marzo 2012
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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1913
    Capítulo 38. Romance En El Bosque.

    Entran al bosque y se separan en diferentes direcciones. En la villa Merlín se acerca a Alice con la intención de hacerle una pregunta seria.
    —Joven Alice, ¿le molesta si le pregunto algo personal? —Pregunta cortésmente Merlín.
    —Claro. —Extrañada por la repentina pregunta.
    —No hay manera fácil de preguntar esto, así que voy directo al grano, ¿Qué haría si el joven Magnus elije a la joven Elfina sobre usted? —Pregunta con un nudo en la garganta.
    La pregunta le cayó a Alice como una estocada al corazón.
    —Ya había pensado sobre eso varias veces. —Se le humedecen los ojos. —Si Magnus elige a Elfina y ella lo hace feliz, entonces yo soy feliz.
    — ¿En verdad? —Sin creer la madurez de la respuesta de Alice.
    —Creo que el destino nos unió por algún motivo, pero si mi futuro no es junto a él lo acepto. —Respira profundo. —Él es mi caballero en armadura, es mi primer amor y fue primer beso. —Se sonroja. —Prefiero que esté con alguien que lo haga feliz, a que sea infeliz a mi lado.
    —Eres el ser más fuerte que haya tenido el honor de conocer. —Hace una reverencia. —Perdone por hacerle pasar por esa dolorosa pregunta. —Dicho esto se retira a patrullar otra parte de la villa.
    Alice acaricia las gemas elementales en su collar. —Solo quiero que seas tan feliz como me has hecho a mí. —Le dice al collar como si hablara con Magnus.

    Magnus y Elfina se adentran cada vez más en el bosque, la elfa va tomada del brazo izquierdo de Magnus, no porque tuviera frío ni mucho menos miedo, sino porque le gusta sentirlo cerca de su cuerpo.
    Al cabo de casi una hora de caminar, se sientan a descansar bajo un árbol con frutas azules parecidas a cerezas grandes, bajan un par y se las comen para mantener sus fuerzas.
    —Está algo amarga. —Comenta Elfina saboreando la fruta.
    — ¿En serio?, la mía está dulce. —Le contesta él.
    Magnus sigue comiendo, Elfina lo mira detenidamente, repentinamente mientras él le da una mordida a la fruta, la elfa le da una mordida arrancando un buen pedazo.
    —Tienes razón, la tuya está buena. —Ella le sonríe y él sonroja.
    Se quedan en silencio mirando las estrellas, ella se acerca a él y coloca su cabeza sobre su hombro.
    — ¿Recuerdas ese día en el lago? —Le pregunta sonrojada.
    —Como olvidarlo, fue la primera vez que te vi sonreír. —Dice sin dejar de mirar al cielo.
    — ¿Recuerdas esa noche? —Pregunta nerviosa.
    Magnus se sonroja. —Claro, fue… —Se pone nervioso.
    —Fue mi primera vez. —Se lanza sobre él, acuesta su cabeza sobre su pecho. —Me hiciste sentir que era especial por primera vez en toda mi vida.
    —Tú eres especial. —La abraza.

    Ella levanta la mirada y sus ojos se encuentran, se acercan, justo antes de que puedan besarse, Magnus abraza fuertemente a Elfina y rueda alejándose del árbol.
    Él se levanta de golpe, ella se siente confundida confundida, no logra entender que sucede hasta que ve que en el árbol hay un par de dagas hechas de madera clavadas donde habían estado sentados hace un momento.
    — ¿Qué pasó? —Pregunta agitada.
    —Parece que nos encontraron los bandidos. —Dice mirando en todas direcciones poniéndose frente a la chica para protegerla de un segundo ataque.
    —Je, je, je, je. —Ríe una voz que hace eco. —Perdonen por interrumpir tan meloso momento, pero tienen a uno de mis hombres prisionero.
    — ¿Quién eres?, da la cara. —Grita Magnus.
    —No tengo por que presentarme ante dos dragones. —Dice con tono despectivo.
    — ¿Dragones? —Magnus confundido.
    —Es una frase popular entre la realeza, se refiere a que no necesitas presentarte ante la escoria. —Le contesta Elfina, ella misma había usado esa frase muchas veces en el pasado, pero estando del otro lado no le gusta como suena.
    —Les dejaré a mis dos hombres de confianza mientras masacro a esos tortuga-león, rescato a mi camarada y probablemente me divierta un poco con la hermosa chica de cabello negro antes de matarla. —Dice con tono malicioso.
    — ¡Tenemos que regresar! —Grita Magnus preocupado por Alice.

    Del bosque se escuchan pasos entre los arbustos.
    Tanto Magnus como Elfina se ponen alertas.
    —No interrumpirán al jefe sin pasar sobre nosotros primero. —Dice una voz desde atrás de ellos.
    Se voltean y ven al mago junto con un tritón de piel verde claro casi blanca, con agallas en su cuello, lleva un tridente en su mano derecha y un cinturón lleno de dagas de madera.
    El tritón lanza varias dagas obligando a Magnus y Elfina a separarse en diferentes direcciones.

    Elfina corre unos pocos metros, se voltea e invoca su arco.
    —Ven pececito, sal de donde quiera que estés. —Dice en voz alta provocando al tritón.
    — ¡Maldita elfa! —Grita atacando por atrás.
    Elfina esquiva el ataque del tridente del tritón, logra quitarle el cinturón lleno de dagas y le lanza una que deja la mano del tritón clavada contra un árbol.
    — ¿Qué intentas hacer maldita? —Pregunta el ser acuático.
    Ella no responde, solo lo mira con el ceño fruncido. Toma más dagas y le clava la otra mano y ambas piernas contra el árbol. El tritón intenta zafarse pero las dagas están bien clavadas en la madera.
    —Lo arruinaste todo. —Dice la elfa con un tono atemorizante. —Iba a besarme. —Lo mira con furia en sus ojos.
    —Esto no es gracioso elfa, suéltame. —Dice asustado.
    La chica levanta su mano y la apunta hacia el tritón, comienza a formar una bola de fuego. Una bola de fuego perfectamente redonda, brillando en la noche como si se tratara de un pequeño sol. Acerca su mano al pecho del tritón, quien comienza a gritar por el dolor, el olor a carne quemada comienza a percibirse en el frío aire de la noche.
    —Sería muy fácil quemarte hasta que no seas más que polvo. —Lo mira con una aterradora mirada. —Pero si lo hiciera, perdería cualquier oportunidad de estar con él. —Baja su mano y la bola de fuego se extingue. —Le debes la vida a Magnus, jamás lo olvides.

    Magnus que se había separado de Elfina se encuentra perdido en el bosque, camina en círculos, no puede encontrar la salida del bosque ni sabe como regresar a donde se encontraba hace unos momentos. Repentinamente un par de luces aparecen iluminando a dos chicas amarradas en un árbol a varios metros de distancia entre ellas. Magnus no da crédito a sus ojos, Elfina y Alice son las chicas que se encuentran en los árboles.
    —Ayuda. —Pide Alice llorando.
    —Bájame de aquí. —Pide Elfina con los ojos llorosos.
    Él se acerca a bajarlas cuando el mago aparece en medio de ellas.
    —No, no, no. Solo puedes salvar a una, la otra será devorada por mis hambrientos amigos. —Dice el mago burlándose.
    Dicho esto dos lobos de fuego de casi tres metros de altura llegan y se paran cada uno junto a una de las chicas.
    — ¿Y bien, quien será? ¿A cual de ellas salvarás? —Pregunta confiado.
    —Yo no se…

    Magnus es incapaz de elegir a una de ellas, se desespera de solo pensar que una de ellas puede morir y que es incapaz de salvarlas a ambas.
    —Sálvame a mí, te lo ruego. —Grita Elfina.
    —No la escuches, tienes que salvarme a mí. —Dice Alice llorando.
    Magnus se da cuenta de algo extraño, se acerca desafiante hacia el mago.
    —Detente o las mataré a ambas. —Amenaza nervioso.
    Magnus invoca su espada y sigue acercándose al mago.
    — ¿No te importa lo que les suceda?
    Se coloca frente a él, lo mira a los ojos, voltea la espada y lanza una estocada hacia atrás. Repentinamente Alice, Elfina, el mago y los lobos desaparecen.
    Se voltea y ve al mago que había sido herido por la estocada.
    —No es posible, ¿Cómo supiste? —Dice cubriéndose el costado que sangra bastante.
    Magnus lo golpea y el mago cae inconsciente.
    —Me engañaste por un momento, pero cometiste dos errores; Elfina nunca rogaría y Alice jamás pondría su propia vida sobre la de alguien más. —Suspira aliviado de que todo haya sido una ilusión.
    Repentinamente Elfina se lanza sobre Magnus dejándolo caer al suelo. Ella queda sentada sobre él.
    — ¿Me extrañaste? —Dice sonriendo.

    En otra parte del bosque Ram está golpeando con su bate a varias quimeras que intentaron atacarla. Ghoul la mira detenidamente, ve en los ojos de la chica como si se desquitara por todo lo ocurrido en su vida últimamente.
    —Interesante. —Se dice el espectro.
    Repentinamente la noche se siente más fría, Ghoul queda paralizado y comienza a perder sus sentidos.
    —Mi peque… —Es lo último que escucha antes de caer en una especie de sueño inducido.
    Como si el tiempo se hubiera detenido para el espectro, nunca supo cuanto tiempo estuvo en esa especie de trance. Cuando finalmente recupera sus sentidos y pudo moverse nuevamente, lo primero que ve es a la vampira en el suelo sonrojada.
     
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    Sheccid

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    Oh, Dios, me dejas con muchas dudas, yo ya bien emocionada porque pensaba que por fin ibas a contar la historia de Magnus y Elfia y no *sniff, sniff*, bueno, ya para la proxima. Y Uff, que bueno que fue sólo una ilusión, y no es por echarme porrras , pero ya sospechaba que era un truco, tus personajes tienen tanta energía y realismo que la verdad si se me hizo raro, especialmente que Alice no diera su vida por Elfina.
    Hablando de ellas...no se a cual prefiero más pra que haga feliz a Magnus...es dificíl.
    Esperando la nueva parte, se despide la seguidora de esta increible historia, modiendose las uñas por saber lo que pasara proximamente.
     
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