Los Caballeros de Magnus

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Dark RS, 20 Marzo 2012.

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    Sheccid

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    ¿¡Por que le dispararon a Magnus!?¿Quién era el del balcón? ¿Es enemigo o amigo?
    Y como que dudo un poco de Mana como que esta más rarilla de lo normal en su situación...tal vez me equivoque, claro.
    Además casi no se sabe nada de la familia de Elfina ¿cuál será su veradero nombre?¿Quién es la mujer esa que trabaja para Magnus?
    ¡Ya quiero leer el proximo capitulo!
    Me avisas, si no es mucha molestia
     
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    Dark RS

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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1183
    Capítulo 16. Los Figurines.

    Varios días después, en la mansión de Elfina. Magnus se encuentra en la habitación que le corresponde; como todas las habitaciones del segundo piso es muy grande y el techo está a gran altura, las paredes tienen un color blanco hueso, un escritorio grande con una lámpara, una cama amplia con cobertor negro, un enorme armario, una pequeña biblioteca y una larga mesa exhibiendo la colección de Magnus.
    Está escribiendo en su escritorio, por un momento siente un ligero escalofrió, se voltea a mirar por todas partes pero no encuentra nada, unos minutos después tocan a la puerta, era Caelum.

    —Perdona pero estaba jugando con Mana y ahora no la encuentro. —Dice Caelum.
    —Creo que eso puede explicar el escalofrío que sentí hace rato. —Mira a un lado del escritorio y ahí estaba Mana sentada, parecía una muñeca de porcelana inmóvil. —Aquí está. —Dice señalándola, ella se levanta y sale corriendo.
    —Nunca había entrado en tu habitación. —Dice el niño dragón mirando hacia una mesa con varios figurines. — ¿Estos somos nosotros? —Dice mirándolos con mucho interés; los figurines parecían hechos de resina, todos estaban muy bien detallados; había uno de cada uno de los lobos, de Alice, Elfina, Mana, Dragón y su forma de fuego, Merlín y su muñeco Arquímedes. — ¿Por qué no hay uno tuyo?
    —No lo creí necesario. —Dice viéndolos.
    —Me gustan, pero les hace falta un Magnus.
    — ¿No estabas jugando con Mana?
    —Oh, es cierto. —Sale corriendo para encontrarla.

    Sigue mirando fijamente los figurines por unos segundos más, luego se voltea y sigue escribiendo. Unos minutos más tarde, en la sala de estar, Elfina y Alice comían algunos panecillos, con una taza de café caliente, Dragón baja las escaleras y entra.

    — ¿No han visto a Mana?
    —No. —Le contesta Alice.
    —La mocosa está detrás de este sofá. —Le dice Elfina sorbiendo un trago de su taza.
    — ¿En que momento entró? —Pregunta confundida Alice.
    —No hace mucho llegó y se escondió aquí atrás.
    —Gracias. —Dice él. — ¿Sabían que Magnus tiene una colección de juguetes de nosotros?
    —No. —Contesta Alice.
    —Si. —Toma otro sorbo.
    —Quiero verlos. —Dice Alice emocionada.
    —Como molestas enana, espera que termine de comer. —Caelum se queda mirando los panecillos, se le antojó comer uno, pero sabe que no se lo puede pedir a Elfina. —Está bien, pero solo uno. —Dice finalmente al ver al niño dragón tan concentrado en los panecillos.

    Dragón toma uno de los panecillos, se sienta en otro sofá y comienza a comer. De un momento a otro Mana se encuentra sentada junto a Alice, toma uno de los panecillos y se lo come a bocados pequeños.

    —A veces me asustas. —Le dice Alice a Mana, ya que la niña se mueve sin hacer ruido y se les aparece a las personas como si fuera un fantasma; pero ella no le presta atención, sigue comiéndose el panecillo.

    Después de unos minutos, Alice y Elfina suben hacia la habitación de Magnus. Estando frente a la puerta.

    —Me siento incomoda entrando a su habitación. —Dice Alice nerviosa.
    —No entres y ya. —Abre la puerta y entra.
    — ¿No deberíamos tocar primero? —Entra a la habitación. —Perdona la intromisión.
    — ¿Que extraño?, la lagartija dijo que estaba aquí.
    Alice se acerca a los figurines. —Que lindos se parecen mucho a nosotros. Que extraño no hay uno de él.

    Elfina se acerca al escritorio. Alice sigue viendo la habitación.

    —Mira esto. —Le dice Elfina agitada, enseñándole una nota escrita con la letra de Magnus.
    Alice comienza a leer. —“Para el momento que lean esta carta ya estaré de camino hacia un pequeño templo cerca de la llanura de Ruh, según cierta información, este templo está conectado al tráfico de almas, así que voy a investigar por mi cuenta. Les pido que me encuentren en este templo, solo en caso que necesite ayuda. En el cajón de mi escritorio hay una gema mágica dénsela a Caelum, espero no tener que usarla.” —Se detiene. —Debemos ir.
    —No me lo tenías que decir. —Mira hacia los figurines. —Tú si sabes como divertirte.

    Salen junto con Caelum en dirección a una enorme torre. El interior de la torre consiste en no más que un cuarto circular vacío con varios círculos mágicos dibujados en el suelo.

    —Por aquí llegaremos. — Dice Elfina.
    — ¿Pero como…?
    Elfina empuja a Alice hacia uno de los círculos. —No tenemos tiempo para que hagas preguntas estúpidas. — Mira a Dragón.
    —Yo entro solo. —Dice nervioso.

    Los tres aparecen en un lugar desconocido, parece otoño, el sol se asoma por el horizonte. Caminan durante varios minutos hasta que llegan a un templo; de un color gris oscuro, se nota el daño causado por el paso del tiempo, algunas porciones de la estructura están destruidas y otras cubiertas por plantas. Antes de entrar Alice le da la gema a Dragón.

    — ¿Qué es esto? —Mirando la gema.
    —Es para ti, Magnus lo dejó.
    —Úsalo como la gema dragón. —Agrega Elfina.
    —Bien. —Se coloca la gema en lugar de la que ya tenía en el collar.

    Entran en el templo, vieron a Magnus de pie frente a una enorme luz. Él tenía puestos unos guantes color blanco, y la camisa desgarrada con sangre en su espalda. Conforme se acercaban a él, la luz comenzaba a tomar forma; se podía sentir una atmósfera gélida. Fue entonces que lo vieron.
     
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    Sheccid

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    Lo vieron..¿que vieron? Ya me dio mieditis aguditis ¿que le paso a Magnus?¿Quien maneja el trafico de armas?¿significan algo las figurillas?¿que tiene Mana?
    Je, je, yo y mis preguntas a los finales de los capitulos, es irresistible, soy bien curiosa :)
    Me voy a quedar esperando la continuacion, sigueme invitando, no cambiaria esto por nada
     
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    Dark RS

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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1905
    Capítulo 17. Ghoul.

    Minutos antes. Magnus entra al templo, luce como si nadie hubiera estado ahí en años; telarañas decoran todo el lugar, varias estatuas tan destruidas que no es posible verles forma. En silencio recorre todas las habitaciones del lugar. Finalmente encuentra un cuarto lleno de esferas de cristal que contenían algo luminoso; se acercó a una y pudo oír un leve lamento, cada esfera dejaba ir un lamento casi inaudible.

    — ¿Estas son…?
    —Almas, valiosas almas. —Dijo alguien detrás de él interrumpiéndolo.
    Se voltea y ve a dos personas de pie en la puerta. — ¿Humanos?
    —Si, igual que tú.
    —¿Para que quieren todas estas almas? —Dice enojado.
    —Simple, el precio de cada alma es muy elevado y después de esta venta no tendremos que trabajar nunca más. —Dice uno de ellos con un tono desagradable.
    —Y no vamos a permitir que nos arruines la venta más grande que jamás hayamos hecho. —Dice el otro.
    —Lamento decirles que no voy a permitir que lo hagan.
    —Intenta detenernos. —Dice uno de ellos burlándose.

    Uno atacó a Magnus con una navaja, este lo derribó de un solo golpe, el otro se le queda viendo preocupado. Se desespera y corre en dirección a las almas.

    —Te mostraré lo que dos mil almas pueden hacer. —Comienza a quebrar las esferas y las almas comienzan a fusionarse con los dos traficantes.

    Las almas se amontonan y se fusionan en un solo ser que golpea fuertemente a Magnus y este atraviesa la pared. El monstruo de almas lo sigue. La habitación se ilumina debido a la energía de las almas.

    Magnus se levanta sin notar las heridas en su espalda. —No quería llegar a esto. —Saca unos guantes blancos de su bolsillo y se los pone. Ve a la criatura detenidamente, como estudiándola.

    Al mismo tiempo entran Alice y los demás.

    — ¿Qué es eso? —Grita Alice sorprendida.

    La enorme criatura la mira; es de un color blanco luminoso, tiene la forma de una esfera con caras por todas partes, la mayoría tiene expresión de agonía, excepto por dos de ellas que parecen reírse. La criatura se acerca a Magnus, lanza un golpe en dirección a él, este golpea al mismo tiempo y algunas de las almas se liberan.

    — ¿Que demonios sucede aquí? —Grita confundido el monstruo.
    —Guantes de mago. —Dice sonriendo.
    —Imposible. —Se abalanza sobre él nuevamente. Entre más golpes intenta dar más almas pierde, y cada vez se encoje más. — ¿Crees que me derrotaste?, espera y verás lo que tengo guardado.

    La criatura comienza a mutar, le salen varias extremidades, como tentáculos, con caras al final de cada una. Se rodea de un campo de protección para evitar que lo dañen.

    —Ahora no tienes oportunidad. —Ríe la criatura.
    —No cantes victoria tan pronto. —Mira a Caelum. —Intenta transformarte.
    — ¿Cómo? —Contesta temeroso de la criatura.
    —Concéntrate en la gema, piensa que tu poder no tiene límites.
    —Lo intentaré. —Se concentra, cierra los ojos y su cuerpo comienza a brillar, sus extremidades crecen, su cuello se estira. Produce una luz cegadora.

    Dragón se transformó en un gran dragón de cuatro patas, color café claro, cuello largo, sin colmillos, su cuerno se convirtió en un diamante redondo, le creció una larga cola.

    —Increíble. Me siento poderoso. —Se dice sorprendido.
    —Solo atácalo hasta que rompas su barrera. —Ordena Magnus.
    —Si. —Comienza a darle coletazos a la barrera, esta cede tras unos pocos golpes.
    —Pero esto es imposible. —Dice la criatura lanzando varios ataques contra ellos.

    Elfina saca su arco y apunta hacia la criatura, Alice se prepara para usar el poder se su collar.
    — ¡Deténganse! —Les grita Magnus. —Si lo atacan podrían destruir las almas.
    — ¿Así que vas a enfrentarte solo a este adefesio hasta liberar todas las almas? —Le reprocha Elfina.
    —Es la idea. —Dice sonriendo con dificultad.
    —Estás loco. —Desaparece el arco. —Pero eso es lo que más me gusta de ti. —Dice en voz baja.
    —Confió en ustedes. —Les dice Alice.

    Con la barrera caída Magnus golpea los tentáculos y los hace desaparecer. Dragón intenta atacar directamente.
    —No lo hagas. —Se detiene al oírlo.
    —Pero será más fácil derrotarlo.
    —Si matas las almas no podrán descansar. —Dragón se resigna y retrocede.

    La criatura sigue atacando sin piedad, después de un tiempo la barrera volvió a aparecer.

    —Mi turno. —Dice Dragón mordiendo la barrera.

    Siguieron en ese ritmo durante varios minutos, hasta que el monstruo se redujo a unas pocas almas.

    —No me van a derrotar tan fácil. —Se divide en dos. Con forma humanoide; color blanco y ojos negros. —Si es todo lo que tienen, ya en esta forma no nos podrán derrotar.

    Un par de flechas atravesaron a los espectros, comienzan a desvanecerse, hasta desaparecer por completo.

    — ¿Por qué lo hiciste? —Dice Magnus volteándose hacia Elfina.
    —No fui yo. —Respondió tan sorprendida como él.
    —Yo lo hice. —Todos voltearon para ver al dueño de la voz.

    Un cazador, aún con el arco en su mano, su piel era de un color naranja, sin embargo parecía ser un elfo. Los mira seriamente, es un teniente, su nombre es Lisandro.

    — ¿Porque lo hiciste?, aún los podíamos haber salvado. —Le reclama Magnus con cara de enojo.
    —No te hagas ilusiones humano, estás al límite, si continuabas ibas a perder. —Le contesta el teniente. —Todo este edificio queda confiscado bajo la jurisdicción de los cazadores.

    Dragón se transforma de vuelta a su forma original y corre a esconderse tras Alice. Ella trata de ocultarlo, pero el teniente los ve.

    —Y nos llevaremos a esa despreciable criatura con nosotros. —Dice señalando a Caelum.
    — ¡No se lo llevarán! —Grita Alice abrazándolo.
    —Nadie está sobre la soberanía de los cazadores.
    —No se lo pueden llevar. —Dice Elfina. —Es mi mascota.
    —Eso no me interesa, como teniente de los cazadores tengo jurisdicción sobre ustedes.
    —Sabes, me parece una gran coincidencia que aparecieran aquí. —Dice Magnus caminando en la dirección contraria en la que están Caelum y las dos chicas. —Los traficantes esperaban a un cliente importante para venderle las almas, y son los cazadores los que aparecen. ¿Curioso, no?
    —No puedes probar nada. —Contesta indignado.
    —Es cierto, pero no necesito hacerlo.
    —Te burlas de mí, atrapen a ese… —Señala hacia donde estaba el dragón, pero no hay nadie allí, se enoja al saber que lo engañaron. —Estabas ganando tiempo, arréstenlo. —Varios cazadores entran al templo y rodean a Magnus, cuando están apunto de atraparlo una luz ciega a los cazadores y cuando abren los ojos su objetivo había desaparecido.

    Lejos del templo Alice y los demás se dirigen a la torre para regresar usando el portal.

    — ¿Dónde está? —Dice preocupada Alice.
    —Corre o nos van a alcanzar. —Le grita Elfina.
    —No nos vamos a ir sin él.
    —Esto no me gusta más que a ti, pero si nos atrapan con un dragón en este país nos va a costar la vida.
    —No lo voy a dejar.
    —Eres muy obstinada. —La toma del cuello de la blusa y la tira hacia el círculo. —Lo siento, pero él nunca me perdonaría si algo te sucediera. —Mira a Caelum con desprecio.
    —Yo entro solo. —Entra al portal.
    —Por favor regresa a salvo. —Dice con melancolía mirando al ocaso.

    Cerca del templo está Magnus algo desorientado. La luz lo había cegado a él también.

    —Eso estuvo cerca, amo. —Dice una voz.
    — ¿Quien está ahí? —Dice confuso, comienza a recuperar la visión.
    —Estamos aquí. —Dice la voz desde un árbol.
    Mira hacia el árbol y ve a un extraño ser; piel blanca brillante, de estatura baja, con un atuendo negro de una pieza, sus ojos brillan blancos. — ¿Un niño?
    —No somos un niño. —Desaparece y reaparece frente a él, pero su estatura cambió drásticamente, era mucho más alto. —Somos muchas cosas y no somos nada, somos muchos y no somos nadie. —Desaparece y reaparece nuevamente a un lado suyo, pero esta vez como un hada blanca resplandeciente de ojos blancos.
    — ¿Un espectro?
    —Si quieres que seamos un espectro seremos un espectro, amo. —Desaparece nuevamente y reaparece frente a él con un tamaño parecido al suyo, pero con una capucha sobre su cabeza, sus ojos resplandecen en medio de la oscuridad de su rostro.
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1365
    Capítulo 18. La Espera.

    Magnus se encontraba a la sombra de un árbol a unos pocos metros del templo. Los cazadores comenzaron a dividirse en grupos para iniciar la búsqueda de los fugitivos.

    — ¿Me salvaste? —Pregunta algo confundido.
    —Si, lo hicimos. —Contesta el espectro con voz cavernosa.
    — ¿Por qué?
    —Tú nos salvaste primero.
    — ¿Son las almas?
    —Somos algunas, la mayoría encontró un lugar mejor al cual dirigirse. —Dice con melancolía.
    — ¿Por qué se quedaron? —Pregunta intrigado.
    —No lo sabemos. —Desaparece y reaparece como un hibrido mitad oso, mitad humano de pelaje color blanco. —No pudimos ver la luz a la que se dirigían las demás.
    —Lo siento.
    —No se preocupe, amo. —Se desvanece y reaparece con la capucha puesta. —Esta vida es mejor a la que nos esperaba con esos humanos.
    — ¿Qué harán ahora?
    —No tenemos un objetivo para existir, hasta descubrir la razón por la que nos quedamos, estaremos junto a usted.
    —No voy a detenerte, pero por ahora debo averiguar si Elfina y los demás lograron escapar.
    —La humana, la elfa y el dragón, llegaron exitosamente al portal y regresaron a su país de origen.
    —Eso me quita un peso de encima, ahora debo alcanzarlas. —Comienza a caminar en dirección a la torre.
    Cuando llegan a la torre, Magnus nota algo que no había visto cuando pasó por ahí antes. — ¿Por qué solo brilla un portal?
    —Esta torre no recibe mantenimiento, y a falta de energía solo brilla el último portal que fue utilizado.
    Magnus piensa por unos momentos, sabe que si vuelve a casa guiará a los cazadores directamente hacia los demás. — ¿Sabes donde puedo conseguir algún tipo de objeto para comunicarme con alguien que no puede o quiere hablar?
    —Extraña petición, pero si sabemos donde conseguir algo que coincide con su deseo. En Orbis Litore, hay un animal que puede leer los pensamientos de cualquier ser vivo y expresarlo con la voz de alguna criatura cercana.
    —Suena bien, dime que portal debo tomar.

    Toman un portal diferente, unos cazadores que los iban siguiendo regresaron a reportar lo visto a su teniente.
    Llegan a Orbis litore, es un pequeño país costero, habitado principalmente por tortugas león. El cristalino océano y el sol parecen darles la bienvenida.

    — ¿En que dirección debemos ir? —Pregunta mirando los alrededores.
    El espectro aparece a unos metros del lado derecho de Magnus. —Por este camino, tal vez tome un día y medio de camino.
    —Todo un día y… —Piensa si todos sus amigos estarán bien.

    De vuelta en Montem Flavos, Alice y los demás acaban de llegar.

    — ¡Tenemos que regresar! —Grita Alice preocupada.
    —No puedo dejar que vuelvas. —Elfina se atraviesa para evitar que Alice regrese.
    —Déjame ir. —Se abalanza sobre Elfina con lágrimas en sus ojos, pero por más que forcejea no es rival para ella. —Te odio. —Corre en dirección a la mansión.
    —Ya somos dos. —Se dice en voz baja.
    Unos minutos después los tres están de regreso en la mansión.

    En Orbis Litore, Magnus lleva varias horas caminando. Llega a una pequeña villa costera, varios tortuga león se encuentran trabajando. Uno de ellos se acerca.

    —Saludos, extraño, que te trae a nuestra pequeña aldea. —Dice amablemente el tortuga león.
    —Estoy de paso, me dirijo al oeste. —Responde respetuosamente.
    —En esa dirección no hay nada en muchos kilómetros, si gusta puede pasar la noche en nuestra aldea, con gusto lo recibiremos.
    Al ver que estaba a punto de oscurecer acepta la oferta. —Agradezco su hospitalidad.

    Esa noche la pasó con los habitantes de la aldea, comieron pescado alrededor de una fogata, se contaron anécdotas. Le prepararon una choza para que pasara la noche.

    —Dime. —Hablándole al espectro. — ¿Qué se siente?
    —No comprendemos la pregunta, amo.
    —Me refiero, que se siente morir. —Mira al techo esperando la respuesta.
    —Es difícil de describir, no podemos sentir nada, por excepción de un extraño vacío dentro de nosotros.
    —Lo siento. —Cierra los ojos y se duerme, su pesadilla habitual lo acosa.

    Llegó la mañana.

    —Ya es de día, amo. —Le dice el espectro flotando sobre él.
    Abre los ojos y recuerda donde se encuentra. —Buenos días.
    — ¿Tuvo una pesadilla? —Aparece junto a él, con la forma de una híbrida mitad gato.
    — ¿Por qué lo dices? —Se incorpora.
    —Se movió mucho durante la noche, y hablaba dormido.
    Baja la mirada y piensa un rato. — ¿Sabes si los cazadores aún nos siguen?
    —Vamos a revisar los alrededores. —Desaparece.
    Levanta la mirada hacia una pequeña ventana junto a la cama de hojas en la que se encontraba, el sol parece darle los buenos días. —Algún día. —Dice con melancolía pensando en sus padres.

    En la mansión, ya es de mañana; Alice entra a la sala. Encuentra a Dragón mirando por la ventana, y Mana sentada inmóvil en uno de los sofás.

    —No regresa. —Dice Dragón casi llorando.
    —Lo sé.
    —Fue mi culpa.
    —No lo fue.
    —Si, si lo es. —Rompe en llanto. —Si me hubiera entregado a los cazadores él estaría aquí.
    —Y tú probablemente estarías muerto, ¿como crees que se sentiría él? —Dragón se queda en silencio, comprendió lo que le había dicho. — ¿Sabes donde está Elfina?
    —No la he visto bajar, debe seguir en su habitación. —Mira nuevamente por la ventana.

    Alice sube las escaleras, y toca la puerta de la habitación de Elfina; al no oír respuesta abre, pero ella no estaba ahí. Entra y admira la habitación, nunca antes había entrado; la cama era de las que tienen cuatro postes con cortinas que cubren el interior, de color rosa, una mesita junto a la cama, varios peluches sobre la cama, un mueble con un gran espejo redondo, un ropero de tres puertas cerrado con un hechizo, una gran foto entre la cama y el mueble, la foto era de Magnus y Elfina frente a un lago.

    —Se ven felices. —Dice mirando la foto.
     
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    Sheccid

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    ¿Dónde se habrá metido Elfina?¿Habrá ido en busca de Magnus?¿Cómo se conocieron?
    Este capítulo me deja muchas dudas personales acercav de la relación Elfina-Magnus
    ¡Pobre Dragón! Se ha de sentir muy culpable.
    También me preguntó que pasará con Magnus...
    Esero la continuación, gracias por invitarme
     
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    Dark RS

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    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1712
    Capítulo 19. Anguis.


    El espectro regresa después de unos minutos.

    —Al parecer un equipo de media docena de cazadores se dirigen en esta dirección, tres más están vigilando los portales; hay otros en los alrededores, pero esos no nos están buscando.
    — ¿Donde están los cazadores no elfos mas cercanos? —Pregunta mientras se prepara para salir.
    —Varias horas en la dirección a la que nos dirigíamos originalmente.
    Salen rápidamente hacia el bosque, cubre el rastro que lleva a la aldea, no quiere que los tortuga león paguen por su hospitalidad.
    — ¿Cuánto falta para encontrar a la criatura que buscamos?
    —No muy lejos, amo. —Desaparece y reaparece al otro lado de Magnus. —Sólo un par de horas para encontrar a la más cercana.

    En la mansión Alice sigue observando la foto en la habitación de Elfina. Tras unos momentos sale cerrando la puerta con cuidado. Nota que la puerta de la habitación de Magnus está abierta; al principio se da falsas esperanzas, pero sabe que él no regresaría sin avisarle a nadie, entra y ve a Elfina sentada en la oscuridad sobre la cama, se acerca y se tropieza con algo, se da cuenta que es el figurín con la figura de Elfina tirado cerca de la puerta, lo levanta y se le queda mirando.

    —Esa cosa es muy resistente. —Dice Elfina que está de espaldas y había intentado romper el figurín.
    —Perdona. —Dice Alice arrepentida, la elfa no responde, ni se mueve. —No debí culparte por dejarlo, se que fue muy difícil para ti también.
    —Tenías razón, debimos regresar por él.
    —No te culpes, se que nos sacaste de ahí para protegernos.
    —Tengo miedo. —Ambas se quedan en silencio por unos segundos. —No se que haría si le pasó algo. —La elfa suena realmente asustada.
    Alice se sienta dándole la espalda a Elfina. —No hay de que preocuparse él regresará pronto y nos llevará a una nueva aventura. —Dice deseando creerlo, se aguanta las ganas de llorar.
    — ¿Co…? —Trata de hacer una pregunta pero no puede terminar la frase.
    Sabiendo lo que quiso preguntar. —Es duro para todos, Dragón lleva toda la mañana mirando por la ventana, Merlín se encerró para trabajar en un nuevo muñeco, Alpha está entrenando desde ayer, los cachorros están decaídos llevan toda la mañana frente a la puerta y no han querido comer nada, Mana está sentada inmóvil; todos lo tomamos a nuestro modo supongo.
    —Que irónico. —Dice riendo.
    — ¿Qué? —Pregunta extrañada.
    —Tú consolándome a mi, he caído muy bajo.
    — ¡Oye! —Se levanta enojada.

    Afuera de la habitación estaba Beta escuchando la conversación, baja las escaleras, y sale de la mansión.
    En medio de la selva Magnus busca entre los árboles al animal que necesita. El espectro se queda quieto, no dice ni una palabra, ni hace el esfuerzo por buscar a la criatura.

    —Con todo lo que hemos pasado, se me olvidó preguntar tu nombre. —Le dice al ser encapuchado.
    —Ya no tenemos un nombre. —Contesta sin moverse.
    — ¿Cómo quieres que te llame?
    —No vemos que sentido pueda tener, pero si es su deseo, puede llamarnos como desee, amo.
    —No soy bueno en esto de poner nombres, Alice ya te habría puesto un nombre. —Se preocupa por como estarán Alice y Elfina. —Creo que te llamaré; Ghoul.
    —Ghoul, ¿como el monstruo que ronda los cementerios y se alimenta de la carne de los muertos?
    —De hecho tenía otra cosa en mente, un personaje de comics.
    — ¿Comics?
    —Luego te lo explico.
    El espectro estira un brazo que pasa rozando la cabeza de Magnus, luego la regresa a su tamaño normal, en su mano tiene lo que parece ser un animal muy parecido a una serpiente. —No te dejaremos hacerlo. —Le dice al reptil.
    — ¿Qué es eso? —Pregunta sorprendido.
    —Es un Anguis, atacan cualquier cosa que produzca calor, sin importar el tamaño, son sumamente venenosos y además tienen la habilidad de hipnotizar a sus victimas. —Comienza a apretar al reptil para matarlo.
    —Déjalo. —Ghoul se detiene.
    —No comprendemos, esta criatura lo iba a matar, amo. ¿Sin embargo lo va a dejar vivir?
    —Así es. —Mira al Anguis retorcerse, la criatura le devuelve la mirada; sus ojos amarillos y saltones lo miran atentamente, su piel es color verde oscuro, con anillos azules.
    —Como desee. —Suelta al animal que se enrosca, y se queda mirando a Magnus.

    Regresa a la búsqueda; Ghoul mira detenidamente al reptil. —No tiene sentido para nosotros, pero este animal no ha intentado escapar.
    Magnus baja del árbol en el que se encuentra, se acerca al animal y lo mira a los ojos. — ¿No te parece que está asustado? —Le pregunta al espectro.

    El espectro desaparece y reaparece frente al Anguis convertido en un duende blanco, para quedar del mismo tamaño que el animal, lo observa un momento y flota, comienza a girar buscando algo.

    —Advertencia se acerca algo a nuestra posición actual.
    — ¿Cazadores?
    —No, mucho peor, es un Gigas Orci. —Baja hasta quedar a la altura de Magnus.
    —Una vez me enfrenté a un Orci, pero me preocupa la parte Gigas. —Él sabía que un Orci es un animal muy fuerte y salvaje.
    —Es de la misma familia, pero son casi dos veces más grandes y fuertes. —Desaparece y reaparece con la capucha.

    El suelo comienza a temblar, los árboles se estremecen, algo golpea a Magnus y lo arroja unos metros en el aire y choca fuertemente contra un árbol. Abre los ojos adolorido, hay un enorme ser como un gorila golpeándose el pecho; pelaje gris, casi tres metros de alto. Toma un tronco y se dirige hacia el herido Magnus que no se puede levantar. Por más que lo intenta, sus piernas no responden, ya estaba herido por el golpe que las almas le habían propinado, y este segundo golpe lo dejó aún peor.

    —Parece que es mi fin. —Cierra los ojos aceptando que moriría a manos de la bestia; ve a sus amigos frente a él.
    — ¿Eso es todo? —Le reclama Merlín.
    —Creo que sí.
    —Levántate. —Dice Caelum.
    Alpha lo mira enojada y le gruñe. Los cachorros aúllan llorando.
    —Lo siento.
    —Mírame a los ojos y dime que esto es todo lo que tienes. —Le dice enojada Elfina.
    —Yo se que puedes levantarte. —Le dice Alice.

    Todos desaparecen, y queda en total silencio y oscuridad. Una luz en medio le llama la atención. Natasha su amiga de la infancia aparece y le habla.

    —Levántate.
    —No puedo.
    —Tú eres la última persona que pensé que diría eso.
    —Ja, me duele todo el cuerpo y no puedo moverme, ¿Qué quieres que haga? —Dice adolorido.
    —Se un hombre, hay personas esperando tu regreso. Levántate y enséñale a ese mono de que estás hecho.
    —No me queda energía.
    —Tu mejor cualidad no es tu fuerza. —Desaparece.

    Abre los ojos con dificultad. —Siempre fuiste tan molesta. —Observa a su alrededor y toma algo que estaba junto a él. La bestia suelta el tronco y se queda quieta.
    —Muy ingenioso, amo. Pero eso no lo detendrá mucho tiempo. —Dice Ghoul al ver que Magnus sostiene al Anguis frente al Gigas Orci.
    —Lo detendrá lo suficiente. Tengo un buen presentimiento. —Le dice sonriendo.
    El espectro detecta algo más acercarse. —Advertencia, se acerca algo y no sabemos que es.

    El enorme Orci comienza a volver en si y grita enfurecido. Se prepara para dar un golpe al inmóvil Magnus cuando algo lo ataca desde un costado, la criatura cae al suelo y se levanta furiosa.

    —Recomendamos huir, amo. No tenemos información de la bestia que acaba de aparecer, pero luce mucho más peligrosa que el Orci.
    El sonríe reconociendo a quién llegó a su rescate. —Justo a tiempo. —La bestia lo mira.
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Caballeros de Magnus
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    Aventura
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    1358
    Capítulo 20. El lobo Y El Orci.


    Beta sale de la mansión y comienza a rastrear a Magnus, por donde pasa todos se hacen a un lado, le temen a la extraña bestia, pero nos le presta la mas mínima atención, sigue olfateando hasta llegar a la torre con los portales, entra en el que va hacia Ruh, pero en lugar de salir de la torre olfatea los otros portales, capta la esencia de Magnus y entra en otro portal que lo lleva hasta Orbis Litore.
    A pesar de haber tantos aromas mezclados puede detectar a Magnus; su sistema olfativo había sido mejorado como parte de los experimentos que habían realizado en él. Sus fuertes patas le permiten recorrer en pocos minutos lo que Magnus había recorrido en varias horas. Cuando se encontraba cerca detectó el aroma de la sangre, y aceleró el paso. Cuando estuvo lo suficientemente cerca vio a un enorme Orci de pie frente a Magnus; embiste al enorme gorila y lo derriba fácilmente.

    Magnus lo mira y sonríe. —Justo a tiempo. —Beta lo mira para asegurarse que estuviera a salvo.
    — ¿Conoce a esta criatura, amo?
    —Es uno de mis mejores amigos. —Tose algo de sangre.
    —No se esfuerce, amo. Ayudaremos a la criatura.
    Beta gruñe al detectar a Ghoul.

    El Orci furioso ataca a Beta, intenta darle un golpe, pero la mano del gorila se clava en una de sus filosas púas. Gruñe adolorido, toma nuevamente el tronco que había dejado caer antes. Intenta golpear al lobo con el, pero se lo arrebata con la cola. El espectro aprovecha que la criatura está distraída para posesionarla. Los ojos del Orci quedan blancos y sale corriendo en dirección a la playa. El espectro aparece frente a Magnus segundos después.

    — ¿Qué hiciste con el Orci? —Le preocupaba que le hubiera hecho daño a la bestia.
    —Solo lo lanzamos al mar; está humillado, pero vivo. —Desaparece y reaparece frente a él, sus blancos ojos brillan más que antes. —Puede levantarse, amo.
    —Dame unos momentos para recuperar fuerzas. —Tose un poco de sangre. —Creo que ese golpe me afectó más de lo que pensé.
    —Esperamos que se pueda levantar pronto, toda la conmoción a hecho que los cazadores se dirijan en esta dirección. Podemos intentar detenerlos, pero tememos que no sería por mucho tiempo.
    —Creo que puedo apoyarme en Beta. —El poderoso lobo se acerca a Magnus, este se levanta y se sostiene de una de las púas. —Esto no salió como pensé. —Tose con fuerza, luce cansado. —Oye Beta, ¿Cómo están todos?
    —Todos están preocupados por ti. —Dice una voz que suena muy parecida a la de Magnus.
    — ¿Pero como? —Dice sorprendido.
    El espectro aparece sobre Beta. —Parece que nos encontró lo que buscábamos.

    Sobre Beta estaba una pequeña ave; parecida a un loro, de plumaje blanco y negro.

    — ¿Esa es…? —Le cuesta hablar. — ¿El ave que buscábamos? —Tose.
    —Si, amo. Es un Vertaler, conocido por su capacidad de repetir los pensamientos de los seres vivos.
    — ¿Dime amigo, como están Alice y Elfina? —Casi tropieza.
    —Esas dos están muy afectadas; estaba harto de oír a todos lamentarse y quejarse porque no regresabas. —Dice el vertaler aún sobre Beta. —Me molestaban tanto los lloriqueos que tuve que venir a buscarte.
    —Realmente te importa el sufrimiento de los demás, ¿no es así?
    —A decir verdad… —El lobo le ladra al ave, la cual se queda callada.
    —Entiendo. —Trata de reír pero el dolor no lo deja.
    — ¿Podemos preguntarle algo, amo? —Interrumpe Ghoul.
    —Claro, ¿que quieres saber?
    — ¿Adonde nos dirigimos?
    —En mis condiciones no tenemos muchas opciones, si nos van a atrapar los cazadores, por lo menos que no sean los que nos están siguiendo.
    — ¿Y después que haremos? —Desaparece.
    —Tendremos que improvisar. —Muestra una sonrisa forzada. — ¿Cuanto falta para que lleguemos con los cazadores?
    —Los veremos en cualquier momento, pero también están apunto de alcanzarnos los demás. —El espectro observa el brazo de Magnus. —Disculpe, amo. Pero eso en su brazo es el Anguis de antes.
    Él se mira el brazo y ve al reptil enrollado en este. —No lo había notado y ahora que lo veo me doy cuenta que no siento este brazo. —Intenta mover el brazo pero no lo logra.
    —Creemos que se fracturó con el impacto. —Hablando del brazo. —Pero el Anguis no parece tener la intención de hacerle daño, luce aterrado, recomiendo deshacerse de él con la mayor brevedad.

    Antes de poder hacer algo acerca de la serpiente en su brazo, se encontraron con dos cazadores. Un Lacerta y un Tortuga León.

    —Identifíquese de inmediato. —Dice el Lacerta con cierta autoridad en su tono.
    —Me llamo Magnus, ellos son Beta y Ghoul. —Tose algo de sangre.
    Llegan más cazadores detrás de ellos, todos elfos; el teniente del día anterior y otros seis. Los rodean y el teniente se dirige a los dos cazadores. —Soy el Teniente Lisandro y estos sujetos son peligrosos criminales que he estado persiguiendo desde hace varias semanas.
    —Con todo el respeto que se merece Teniente Lisandro, pero está fuera de su jurisdicción. —Le aclara el cazador tortuga león.
    —No me interesa si me encuentro fuera del país que me corresponde, estos fugitivos vienen con nosotros. —Le reprime el teniente.
    Al ver una oportunidad Magnus aprovecha e interrumpe. —Si me permiten, nos entregamos para ser juzgados por el Consejo de Seres.
    —Me parece bien. —Le contesta el cazador Lacerta.
    —Nosotros los escoltaremos. —Se apresura a decir el teniente.
    —Como ya se lo aclaré, no está en su jurisdicción y hasta que nuestro teniente nos diga lo contrario, nosotros seremos quienes escoltemos a los criminales.

    Los dos cazadores abren un portal y se llevan a Magnus y los demás.

    Al desaparecer el teniente luce preocupado. —Esto es malo.
    — ¿Qué hacemos ahora teniente? —Pregunta unos de sus cazadores.
    —Regresemos a informarle al capitán. —Y todos los cazadores corren en dirección a la torre.

    Al llegar escoltados por los cazadores, Magnus y los otros se encuentran algo desorientados. Frente a ellos hay una enorme puerta blanca cerrada, a los lados hay abismo, y un único camino que lleva hacia varios portales.

    — ¿Dónde estamos? —Pregunta aún adolorido.
    —Esta es la entrada al Castillo de los Dioses. —Le dice Ghoul, haciendo una pausa. —La puerta Elísea.
     
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    Sheccid

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    Ay, ya me emocione.
    Pido disculpas por tardarme tanto en responder, pero ya sabes que me encanta este fic ¿Magnus seguira vivo?¿Que pasara con sus caballeros?¿Que intenciones tiene la anguis y el consejo?
    Avisame de la continuacion, por favor
     
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    Dark RS

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    Los Caballeros de Magnus
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    Capítulo 21. Ángel Y Demonio.

    En una extraña habitación se encuentran seis objetos formando un círculo alrededor de una esfera blanca; una espada, una planta, un cubo de roca, un peluche de unicornio, la cabeza de un robot y un libro abierto. Todos los objetos se iluminan.

    —Capitán, me temo que debo reportarle que fallé en atrapar al humano. —Dice una voz desde el cubo de roca.
    —Me decepciona Teniente Lisandro; en doble medida. —Dice otra voz desde la espada.
    —Eres un inútil, dejaste que el humano te arrebatara las almas, y luego fallaste en atraparlo; eres una deshonra para la causa. —Dice otra voz burlona desde la planta.
    —No creo que tengas derecho a burlarte de él Oran, si no me equivoco ese mismo humano te venció de un solo golpe. —Dice una voz desde el libro.
    — ¿Dónde está el humano ahora? —Pregunta una voz desde el peluche.
    — ¿Por qué tanto interés teniente Makoto? —Dice la voz desde la espada.
    —Solo simple curiosidad. —Responde el peluche.
    —Si claro. —Dice la voz de la planta. —Ese humano vive en tu ciudad, deberías hacer algo para evitar que vuelva a interferir.
    —Nadie te pidió tu opinión. —Le grita la voz del peluche.
    —El teniente Oran, tiene razón. —Interrumpe la espada. —Atacó el castillo del Consejo de Magos, se quedó con el guardián del mismo y todos los tesoros, evitó que consiguiéramos “El Alma”, salvó al viejo Asmodeo, y ahora nos arrebató dos mil almas. Ese humano debe ser eliminado.
    —Si se me permite la palabra Capitán. —Dice la voz del libro. —Pero quiero permiso para patrullar en Montem Flavos.
    —Mi mejor teniente, claro que tienes permiso de patrullar en Flavos, pero Teniente Rommel, más le vale no fallar.
    —No se preocupe capitán, no lo decepcionaré. —Y el libro se oscurece.
    La planta, el cubo y el peluche se apagan. —Cree, Rommel, no, falle. —Dice una voz desde la cabeza de robot.
    —Por su bien más le vale. —Dice la espada, la cabeza se apaga.
    —Me decepciona enormemente Freud. —Dice una voz autoritaria desde la esfera en el centro.

    En la mansión; Alice busca a Beta para que almuerce con los demás, pero no lo encuentra por ninguna parte, no entiende como se puede perder un lobo de más de tres metros de alto. Llega al comedor donde se encuentran todos reunidos.

    — ¿Saben donde puede estar Beta?
    —Ahora que lo mencionas hace rato que no lo veo. —Contesta Caelum.
    —Debe de estar por ahí, ya veras como regresa cuando le de hambre. —Responde Elfina despreocupada.
    —Puede que me lo imagine, pero te ves diferente. —Comenta Alice al ver a Elfina tan tranquila.
    —Me cansé de sentirme mal, confío en que regresará pronto. —Dice mirando por la ventana.
    —Si. —Se distrae también mirando por la ventana. —Pero aún no encuentro a Beta. —Sale del comedor para seguir buscándolo.
    — ¿Sabes algo que no nos hayas dicho, jovencita? —Pregunta intrigado Merlín. Ella le devuelve una mirada fría.

    Estando frente a la puerta Elísea, Magnus ve a lo lejos un castillo.

    —El castillo de los dioses. —Dice mirando el castillo en el horizonte.
    —Eso parece. —Dice alguien con la voz de Magnus.
    Él voltea a ver a Beta, sobre él están el Anguis y el vertaler. —Parece que decidieron venir con nosotros.
    —Silencio. —Grita uno de los cazadores. —Esperaremos hasta que llegue su escolta.
    — ¿Escolta?
    —Los cazadores no pueden entrar en los territorios del castillo, un escolta dependiendo de la raza vendrá a recogernos. —Añade Ghoul.

    La enorme puerta blanca se comienza a abrir lentamente, dos figuras aparecen frente a ellos.

    Los cazadores se sorprenden al ver a los seres que han abierto la puerta. —Es un honor conocer a los escoltas del consejero oscuro. —Dice uno de los cazadores.
    —Estos son peligrosos criminales, según nos informaron. —Uno de los escoltas les devuelve una mirada gentil, y el otro una indiferente.
    —El humano conocido como Magnus, el lobo de nieve apodado Beta, 297 almas fundidas en una llamadas Ghoul, un Anguis y un Vertaler. —Dice uno de los escoltas. —Apreciamos su duro trabajo, desde aquí nos encargamos nosotros.
    —Si. —Dice uno de los cazadores.
    —Gracias, ha sido un honor. —Dice el otro. Se dan la vuelta y entran en el portal.

    Ambos escoltas los miran detenidamente. Ambos son bastante altos. La primera; parece una hermosa ángel, con enormes alas blancas, vestida con una túnica blanca, al mirarla se siente cierto sensación de tranquilidad. El segundo; parece un demonio, con enormes alas negras, vestido con una armadura de acero negro, su presencia causa cierto nivel de temor.

    — ¿Un ángel y un demonio? —Le pregunta Magnus a Ghoul en voz baja.
    —No tenemos información sobre esos seres. —Dice confundido el espectro. —Y lo más alarmante es que no podemos desaparecer.
    —No es posible usar ningún tipo de habilidad en las cercanías del castillo. —Dice el ángel, con voz gentil.
    —Y no somos “un ángel y un demonio”, soy Diabolik y ella es Ange. —Dice el otro ser alado. —Y seremos sus escoltas hasta llegar con sus verdugos. —Ríe maliciosamente. Los rostros de todos se notan tensos.
    —No le hagan caso a mi hermano, es algo dramático. Por favor sígannos.
    — ¿Y si no quisiéramos? —Dice el ave sobre Beta con la voz de Magnus.
    —Me temo que tengo que insistir. —Les dice el ser de alas negras.
    —No se preocupen, no nos resistiremos. —Contesta Magnus rápidamente.

    Comienzan el camino hacia el castillo, luce muy lejano. Un escolta de cada lado. Conforme avanzan, a los lados del camino no hay más que abismo, en este hay varias plataformas flotantes, en cada una de estas hay un golem, cada uno con diferentes símbolos, figuras o escrituras.

    — ¿Esos golems? —Pregunta Magnus recordando el golem que lo atacó en el castillo del Consejo de Magos.
    —Son de los consejeros, cada consejero tiene 200 golem a su mando, y cada uno de ellos cuida los alrededores del Castillo de los Dioses. —Contesta el ángel.
    — ¿Algo le molesta, amo?
    —Nada importante. —Mira hacia el castillo. — ¿Se supone que dentro del castillo están los seres más poderosos de cada raza de este continente, cierto? —Les pregunta a los escoltas.
    —Se supone. —Responde sarcásticamente el demonio.
    —Eso supuse. —Mira a los golem, que no se mueven de su lugar. — ¿Quién es el consejero oscuro?
    —Es nuestro maestro, el más poderoso de todo el Consejo de Seres. —Dice el demonio con una sonrisa maliciosa en su rostro.
     
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    Sheccid

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    Ay, ya quiero saber que va a pasar con Magnus, no me agrada eso de que practicamente lo tengan detenido, espero y confio en que Alice, Elfina y todos los demás lo logren salvar.
    La pregunta es ¿ por que estan ahí?
    Invitame al siguiente Dark, me cautiva esta historia
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Caballeros de Magnus
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    Capítulo 22. Consejo de Seres.

    Siguen su camino hacia el castillo. Casi a la mitad, Magnus cae al suelo y tose violentamente, se retuerce del dolor.

    — ¡Resista, amo! —Le dice el espectro con tono de preocupación.
    Beta se le acerca pero no puede hacer nada por él, ladra preocupado.
    —Parece doloroso. —Dice el ángel con curiosidad. — ¿Me pregunto que se siente el dolor?
    —No es tan glamoroso como se ve. —Ríe Magnus.
    —Pobre criatura. —El ángel extiende su mano sobre la cabeza de Magnus, y unos segundos después la quita. Él se levanta recuperado.
    —Eso fue… ¿Pero como?
    —Eso es solo una ínfima parte del poder de nuestro maestro. —Le contesta la ángel con una sonrisa amigable.
    —Ahora levántense o no llegaremos nunca. —Les grita el demonio impaciente.

    Siguieron el camino en silencio hasta la entrada del castillo, frente a este no había más seguridad, la puerta está abierta.

    —Hasta aquí llegamos, ustedes entran solos. —Dicen al unísono los escoltas.

    Se quedan mirando el castillo, en especial Magnus, que siente algo extraño proveniente del interior. Entran al castillo.

    —Eso fue interesante. —Dice el demonio.
    — ¿Qué quieres decir? —Responde ella.
    — ¿Ese mortal no te recuerda un poco al destructor? —Dice con una sonrisa maliciosa.
    —Por su bien, espero que te equivoques.
    Aparece una figura detrás de ellos.
    —Aquí es donde comienza lo divertido.
    Ambos se voltean; al ver quien era se inclinaron.
    —Ya les he dicho muchas veces que detesto esa muestra excesiva de respeto.

    El interior del castillo tiene forma circular, lo cual no coincide con la forma rectangular que parece tener desde fuera. Hay varias habitaciones alrededor de un enorme salón circular. Dentro de este salón hay varios tronos color blanco con un consejero sentado en cada uno, el techo está tan alto que solo se aprecia oscuridad, las paredes claras, con piedras elementales, espadas y escudos familiares adornándolas. Se colocan en el medio, y esperan a que alguien diga algo.

    — ¿Un visitante inesperado? —Dice un gnomo anciano vestido en blanco; tenía una larga barba blanca que lo hacía lucir sabio.
    —Nos trajeron los cazadores bajo la excusa de haber cometido un crimen, pero les aseguro que somos inocentes. —Les dice Magnus a los consejeros. Observa que hay tres tronos desocupados, y que uno de ellos es de color negro.
    —Eso es muy extraño. —Dice un hada azul. —Hay que hacer la investigación del caso.
    — ¿Me creen tan fácilmente, no van a dudar de mí? —Les pregunta confundido.
    —Si nos hubieras mentido lo hubiera sabido de inmediato. —Le contesta el consejero mago; que lucía varios collares y pulseras con gemas. —Puedo ver a través de las mentiras.
    —Veremos que este asunto sea seriamente tratado. —Dice el consejero Lacerta; que está enrollado alrededor del trono.
    —Yo como encargado del comando de los cazadores, me encargaré personalmente de arreglar este problema. —Dice el consejero Elfo.
    Magnus lo mira detenidamente; es bastante alto, con cabello entre dorado y plateado, algo musculoso.
    —Ya que no es más que un mal entendido, supongo que podemos irnos. —Dice Magnus.
    —Espera un momento. —Dice la consejera dragón; sus ojos son como los de Caelum, pero de color azul, dos cuernos sobresalen de su frente. —En ti percibo un aroma familiar.
    —Uno de mis amigos es un dragón. —La mira tratando de hacer una conexión entre Caelum y ella pero no se parecen en lo absoluto. — ¿Es acaso él…?
    —No es lo que piensas, es extraño ver a alguien que socialice con nosotros. —Dice feliz.
    —Pasando a asuntos más importantes. —Interrumpe de manera grosera el consejero elfo con el ceño fruncido. —Durante las últimas reuniones se ha discutido sobre quien representará a los humanos en nuestro honorable consejo, y tu apareces como enviado por los dioses.
    — ¿No comprendo?
    — ¿Ves esos tronos vacíos? —Le dice el consejero ogro, con voz cavernosa. —Les pertenecen al consejero centauro, al consejero humano y al consejero oscuro.
    —Los centauros se extinguieron por culpa de los dragones. —Dice el consejero de los elementistas; su apariencia es idéntica a la de un elfo.
    —Los humanos son criaturas nuevas en nuestro mundo, el primero llegó hace casi tres años, y aún no sabemos quién invocó los portales para que pasaran a este lado. —Dijo la consejera hibrida; luce muy joven, de aspecto casi infantil, con una larga cola, y de pelaje purpura.
    —Y el tercer trono, el trono negro, es el del consejero oscuro, pero por suerte casi nunca está entre nosotros. —Añade el consejero gnomo.
    —Hasta ahora los humanos pueden entender el lenguaje de los demás seres gracias al consejero oscuro, pero por consenso general preferimos que sea un humano quien los represente. —Dice la consejera hibrida aparentando preocupación.
    —Y el consejero elfo te propuso como ese representante. —Añade el gnomo.
    — ¿Por qué yo?
    —Por algún motivo los humanos que vienen a este mundo son asesinos o algún tipo parecido de criminal. Por excepción de dos humanos; tú y otra humana. —Añade el consejero duende; de baja estatura y cabello rojizo.
    —También es una extraña coincidencia que seas el mas fuerte de ellos. —Consejero Elfo.
    —Por esos motivos consideramos nombrarte la única opción viable que hay como consejero humano. —Consejero mago.
    — ¿Por qué no la otra humana? —Pregunta sabiendo que a quien se refieren debe ser Alice.
    —Únicamente los más poderosos serán parte de este honorable consejo. —Consejero Elfo.
    —Eso no es cierto. —Dice Magnus mirando al consejero elfo.
    — ¿Qué quieres decir humano? —Consejero elfo, intrigado por la insolencia del humano.
    —Sin faltarles al respeto, pero hay al menos tres de ustedes que estoy seguro no son los más poderosos de su raza. —Ninguno de ellos responde a esto. —Consejera dragón, no me va dejar mentir pero el más poderoso de los dragones aún es Aqua Potestatem. —La consejera baja la mirada. —Estoy más que convencido que el más poderoso y sabio de los tortuga león es Leo.
    —Es cierto humano, pero nadie lo ha visto desde hace años. —Le contesta el consejero tortuga león; su caparazón está adornado con joyas, y una larga melena dorada adorna su cabeza.
    —Tal vez, pero el tercero, consejero alquimista. —Este se le queda mirando. —Debería ser el maestro Asmodeo, o me equivoco.
    —No lo voy a negar, Merlín Asmodeo fue mi mentor, y el mejor alquimista que este continente haya visto. —Hace una pausa. —Pero él se reusó a formar parte de este consejo.
    —Debo tomar este ataque al consejo como su forma de decir que rechaza nuestra generosa oferta. —Consejero elfo, con furia.
    —Si, rechazo el cargo, pero les agradezco la oferta. —Dice confiado. Mira al consejero elfo y nota el desprecio en sus ojos. — ¿Van a tomar algún tipo de represalias?
    —Por supuesto que no. —Añade la consejera dragón. —Estas en tu derecho de declinar nuestra oferta.
    —Los golems que los escoltaron los llevaran de regreso al portal. —Consejero gnomo.
    —Ningún golem nos escoltó, según nos dijeron eran los escoltas del consejero oscuro. —Pero al decir esto todos los consejeros se quedaron en silencio, luego comenzaron a murmurar entre ellos. —Esto es extraño. —Le dice a Ghoul.
    —No podemos estar seguros, amo. Pero al parecer le temen al consejero oscuro. —En un momento el salón se quedó nuevamente en total silencio
    —No se preocupen, yo misma los escoltaré afuera del castillo, y enviaré a mis escoltas con ustedes hasta el portal que los llevará a casa. —Consejera hibrida.

    Magnus y el resto salen del salón principal, al momento la consejera los alcanza.

    —No debería molestarse, podemos salir solos. —Dice Magnus amablemente.
    —No es molestia, es muy aburrido sentarse en un trono durante tanto tiempo. —Contesta sonriendo la consejera. Caminaron un poco hasta la salida. — ¿En verdad los escoltaron Ange y Diabolik?
    —Así dijeron llamarse.
    —Eso significa que él esta cerca. —Dice casi soñando. Cuando nota que la están mirando fijamente reacciona. —Perdón pensaba en algo.

    Al llegar a la salida estaban dos enormes golem purpura esperando. Se despiden de la consejera y se dirigen hacia el portal. Una misteriosa figura se encuentra detrás de la consejera.

    —Hola, Purple. —La consejera voltea y sonríe. — ¿Cómo te trata este mundo? —Nota que atrás de este, están los escoltas del consejero oscuro.
     
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    Sheccid

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    ¿Qué problemas tendrá el consejero Oscuro?
    ¿Es enemigo?
    Me gusta mucho cuando Magnus se comporta ocurrente, me encanto eso de:
    - No es tan glamuroso cómo se ve- me hizo reir.
    Esto no les convenció mucho a los consejeros ¿o si? de todos modos necesitan un consejero humano y me temo que escojan a un humano malo. Sería bueno que insistieran con Alice o Magnus.
    ¡Página 2! Y cada vez se pone mejor
    Hasta la próxima, gracias por avisarme y espero el capitulo
     
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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1794
    Capítulo 23. Regreso.


    En la mansión Caelum sigue mirando por la ventana, de un momento a otro Mana se para junto a él, se asoma por la ventana mirando algo muy distante, unos segundos después se pueden ver dos figuras en la distancia, él sabe que es Magnus, en su interior sabe que es él; cuando se voltea Mana se había ido.
    —Ahí viene. —Grita con todas sus fuerzas. Todos llegan a la sala.

    Magnus, Beta y Ghoul se aproximan a la mansión, van a paso lento por el cansancio. Cuando aun faltan varios metros para llegar, ven a un lado del camino a Mana de pie esperándolos, abrazando el libro que él le había dado hace varios días.

    Magnus se le acerca y se inclina para quedar frente a frente. — ¿Nos estabas esperando?, eres una buena niña. —Y le coloca la mano sobre su cabeza. Ella sonríe solo un poco y regresa a su expresión normal.
    Dragón que salió corriendo de la mansión se abalanzó sobre Magnus. —Lo siento, lo siento.
    — ¿Qué sientes?
    —Es mi culpa. —Con lágrimas.
    —No sucedió nada, anímate y sonríe. —Caelum se limpia las lágrimas con la manga y sonríe. Los cachorros los rodean saltando felices y ladrando ruidosamente. —Me alegra verlos también.

    Alice corre hacia él, cuando está cerca camina despacio. Su rostro esta cubierto de lágrimas, intenta hablarle pero no sabe que decirle. Él la abraza fuertemente contra su cuerpo.

    —Ya llegué, todo está bien. —Y la besa en la frente.
    Ella clava su rostro contra su pecho y llora de alegría.
    Elfina se les acerca con el ceño fruncido, toma a Alice de la blusa, y la aparta; luego abofetea a Magnus. —Nunca me vuelvas a preocupar así. —Le da la espalda y comienza a alejarse para que no la vean llorar.
    Magnus se queda perplejo y luego reacciona. —También te extrañé. —Ella se detiene un momento y corre sonrojada hacia la mansión.
    En el lugar ya se hallaban Merlín y Alpha.
    —Me alegra ver que esta en una pieza joven Magnus.
    Alpha se acerca a olfatear a Beta y luego se coloca frente a Magnus, y le ladra.
    — Me alegra verlos. —Le acaricia la cabeza a Alpha. —Debes estar muy orgullosa, Beta me salvó la vida. —Pero ya el orgulloso lobo mecánico se dirige hacia la mansión.
    —Seguro que tiene una gran historia para contarnos, pero debería descansar primero. —Le recomienda Merlín antes de dirigirse hacia la mansión. Los pequeños lobos van detrás de él.

    Alice seguía sin creer que Magnus hubiera regresado. Lo notaba muy cansado. —Iré a prepararte algo para comer.
    Él la mira a los ojos y sonríe.
    —Bueno… es decir… si quieres… —Contesta sonrojada apartando la mirada.
    —Me encantaría. —Le contesta sonriéndole.
    Ella se sonroja aún más y regresa rápidamente a la mansión; en el camino tropieza, se levanta, se sacude, y entra.
    —Ali es algo torpe. —Dice una voz junto a Magnus, sonaba muy parecida a la voz de Alice.
    Él se voltea y ve al ave posada sobre el hombro de Mana.
    —Oh, se me había olvidado que busqué esa pequeña ave para ti. —Ella voltea a ver al vertaler y lo mira de nuevo a él. —Si quieres le puedes poner nombre y también a… —Comienza a sacudir el brazo al recordar que traía al anguis enrollado en este. —…este pequeño amiguito.
    Ella se queda mirando al vacío. Ghoul aparece frente a él. —Tiene amigos muy interesantes, amo.
    —Tenemos, te presentaré con ellos.
    —Si no le molesta, preferimos que no; sin ofender pero la elfo nos parece sospechosa. —Y dicho esto desaparece.
    —Ya sé. —Dice el ave sobre Mana. —Se llamarán Titi. —Refiriéndose al ave. —Y Luna. —Hablando del reptil.
    —Bonitos nombres. —La mira por un momento. —Cuando quieras hablar sobre lo que le pasó a tus padres, yo estaré aquí.
    Ella lo mira. —No creo que te guste oír lo que tengo que decir.
    Mana comienza a caminar lentamente hacia la mansión, luego se voltea.
    —Ali estaba muy preocupada por ti, anoche lloró hasta dormirse, si alguna vez la vuelves a hacer llorar, te mataré yo misma.
    El ave vuela y comienza a dar vueltas alrededor de la mansión, Mana corre al interior de esta.

    Magnus entra, y se dirige a su habitación, ve el figurín de Elfina tirado sobre su cama, lo mira por un largo rato, y lo coloca junto al de Alice. Baja y les cuenta lo sucedido, a petición de Ghoul no lo menciona en el relato; les dice como llegó a Orbis Litore, como Beta le salvo la vida cuando fue atacado por el orci, de la aldea de los tortuga-león y del Consejo de Seres.

    Alice y los demás regresaron a su mundo. Al siguiente día, ella se alista para ir a clases, puso especial cuidado en su cabello, esperaba con ansias la hora del almuerzo. Durante la mañana le echaron agua en su bolso, se sintió algo decaída, pero le daba fuerzas saber que pronto llegaría el momento en que lo vería. Soñó despierta toda la mañana. Durante la hora del almuerzo esperó a Magnus sentada sola, pero él nunca apareció, y nadie le hacia caso como para preguntar si alguien lo había visto. Regresó a su salón y cuando se sentó la silla se desarmo y al caer se golpeó la cabeza con el escritorio, todos se rieron de ella, tomó su bolso y salió del salón, iba a irse a casa pero decidió pasar a la enfermería primero.

    — ¡Oh!, pero si es la pequeña Alice, ¿Cómo has estado? —Le dice feliz la enfermera.
    Pero Alice no le contesta, solo está de pie mirando al suelo. La enfermera se le acerca y nota que su cabeza le sangra.
    — ¿Qué sucedió?
    —Nada. —Su cabello cubría su rostro.
    Le trata la herida, le pone un vendaje alrededor de la frente. —Debe ser muy duro soportar todo lo que te hacen. —No contesta. —Si te defendieras dejarían de molestarte.
    —Eso ya no me molesta, es cosa de todos los días. —Sigue sin levantar la cabeza.
    Le levanta la cabeza y ve sus ojos llorosos. —Anímate, tienes una carita muy bonita como para estar triste todo el tiempo.
    —Es solo que hoy quería verlo.
    — ¿No llegó a la cafetería? —Ella negó con la cabeza. —Pero no es la primera vez que no llega.
    —Lo sé, pero no entiendo porque esta vez me puse tan triste de que no llegara. Creo que tenía ganas de verlo. —Fuerza una sonrisa.
    —Honestamente no se donde está, pero creo que debe estar entrenando, se acercan las finales estatales. O tal vez esta haciendo otro de esos tontos juguetes.
    — ¿El hace esos figurines?
    —Si, al principio le costaba mucho, pero ahora les quedan bastante bien, lastima que solo hace monstruos y cosas por el estilo.
    —Si. —Risa nerviosa.
    —Búscalo en el gimnasio, si no esta ahí, debe de estar en clases.
    —Pero ahí deben estar… —Piensa en los jugadores que la abordaron hace unas semanas.
    — ¿Quieres quedarte un rato a descansar? —Le sugiere con una sonrisa.
    —Gracias. —Alice se recuesta en una de las camas y cierra los ojos.

    Unos minutos después alguien entra en la enfermería, y le pregunta a la enfermera por Magnus. Al oír el nombre de Magnus, Alice se incorpora y trata de ver quién es.
    —No, pero puede intentar buscarlo en el gimnasio. —Le dice la enfermera.
    Alice deja caer unas botellas de medicinas que estaban junto a la cama, la enfermera voltea al escuchar el ruido y cuando regresa la mirada el sujeto que preguntó por Magnus se había ido. Se asoma pero no había nadie en el pasillo.
    —Extraño.
    —Lo siento. —Dice Alice apenada.
    —Esta bien yo los recojo no te vayas a cortar.
    —Perdón. —La enfermera recoge los trozos de las botellas. — ¿Quién preguntó por él?
    —No me dijo su nombre. Pero me dio un mal presentimiento.

    Alice siente un extraño sentimiento en su pecho y se preocupa por la seguridad de Magnus, corre hacia el gimnasio. Se detiene en la puerta y la mira, no puede creer que tuvo el valor de llegar hasta aquí. Empuja un poco la puerta y ve a los malvados chicos que la habían intentado lastimar, pero no veía a Magnus por ninguna parte, intentó asomarse y los jugadores la vieron.
    —Pero si es la mascota del capi. —Dice uno de ellos con un tono desagradable.
    — ¿Que haces aquí pobrete?, piérdete. —Y le tira el balón directamente hacia su rostro.
    Alice cierra los ojos, escucha el impacto, pero no lo siente, abre los ojos lentamente y ve que Magnus se atravesó frente al balón.
    — ¿Estas bien? —Se le acerca preocupada.
    —Estoy bien, esto no fue nada. —Le dice sonriéndole. Se voltea y mira al resto de los jugadores.
    —Disculpe capitán, se me escapó el balón. —Le dice el que intentó pegarle a Alice.
    —Discúlpate con ella. —Lo mira fijamente.
    — ¿Es enserio?, no voy a disculparme con ella.
    —Oh, si lo harás. —Se le acerca.
    —De acuerdo, discúlpame. —Dice nervioso el jugador.
    —Dilo enserio. —Continúa acercándose.
    —No es necesario. —Dice ella apenada.
    —Ya ves dice que no tengo que disculparme. —Dice burlón el abusivo.
    —Si lo harás. Y no solo eso dejarás de molestarla. —Se voltea a ver al resto de jugadores. —Y esto va para el resto de ustedes. —Nadie se atreve a decir nada.
    Alice se acerca a él por detrás, lo toma de la camiseta y pone su cabeza sobre su espalda. —No te preocupes, ya me iba.
    Se voltea y la abraza. —Yo también me iba, espérame con Natasha. —Ella asiente sonriendo y se dirige hacia allá.
    Cuando llega a la enfermería.
    —Se me olvidó que había ido para ver que estuviera bien. Que tonta. —Decide no regresar al gimnasio y esperarlo en la enfermería.
     
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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1491
    Capítulo 24. Primera Cita.

    Alice entra en la enfermería.
    — ¿Cómo te fue? —Le pregunta la enfermera.
    —Bueno… —Le contó lo sucedido.
    —Así que se atravesó para que no te pegara el balón. ¿Ves como realmente le importas? —Sonríe.
    —Creo. —Se ruboriza un poco.
    —Claro que sí. Se lo que te digo, él se ve más animado desde hace algunas semanas. Y estoy segura que es por ti. —Alice no dice nada, quiere creer que eso es verdad.
    —Me pregunto cuanto tardará.
    —Bueno probablemente primero deba darse una ducha, ya que estaba entrenando. —Alice se sonroja. — ¿En que piensas? —Le pregunta con malicia al verla sonrojada.
    —No, nada, yo no estaba pensando en nada. —Grita totalmente roja.
    —Eres muy honesta. —Le dice riendo.
    — ¿Qué es tan gracioso? —Entra Magnus a la enfermería, su cabello sigue húmedo. Alice se sonroja aún más.
    —Ves tenía razón. —Alice se encoje.
    — ¿De que hablan?
    —Nada, de nada, solo te esperábamos. —Dice nerviosa.
    —Alguien te vino a buscar hace rato. —Le dice Natasha.
    — ¿Quién?
    —No se, pero era muy extraño.
    — ¿En que sentido?
    —Bueno parecía como de unos 14 o 15 años, usaba un traje formal de esos que tienen cola de pingüino, tenía puestos anteojos oscuros y por alguna razón me daba… —Hace una pausa como buscando la palabra para describirlo. —…miedo.
    — ¿Miedo? —Le pregunta Alice.
    —No se por qué, pero me daba miedo, y a la vez me parecía lindo.
    —No se me hace conocido nadie con esa descripción. —Responde él pensativo. —Si regresa avísame.
    —Okay.
    — ¿Nos vamos? —Le pregunta a Alice que aún sigue algo sonrojada.
    —Si. —Sonríe.
    —Adiós Natasha siempre es un placer.
    —Gracias por lo de antes. —Le dice Alice sonriendo.
    —Es mi trabajo. Cuídense.

    Salen del edificio, Magnus finalmente nota una venda en la frente de Alice.

    — ¿Qué te sucedió?
    —Nada, una pequeña caída.
    — ¿En verdad?
    —Si… —Voltea a ver el edificio del que estaban saliendo. — ¿Quién es ese? —Señala al techo de la edificación.
    — ¿Dónde?
    —Creo que fue mi imaginación. —Se queda mirando el techo, está segura que había alguien ahí hace unos momentos.
    —Creo que necesitas descansar.
    —Estoy bien. —Le responde con una tierna mirada de enojo.
    — ¿Quieres hacer algo ya que salimos antes?
    —Si tú quieres. —Le contesta tímida.

    Se dirigen a una cafetería. Se sientan y una camarera les toma la orden. Ella pidió un té frío y una rebanada de pastel, y él un café y una rebanada del mismo pastel.

    —Tu café sabe mucho mejor.
    —No es cierto. —Le contesta sonriente.

    Hablan unos minutos, y salen a caminar un rato.

    —Esta ciudad es muy ajetreada de día.
    —Yo diría llena de vida. —Dice Alice.
    — ¿Te gustaría que saliéramos mas tarde?
    — ¿Quieres decir que vayamos con Elfina y los demás?
    —No. ¿Quieres ver una película conmigo?
    — ¿Cómo en una cita? —Se sonroja.

    Más tarde ese día, Alice cuenta los minutos para la hora de su cita, camina de un lado a otro de su habitación, como si eso hiciera que el reloj corriera más rápido. Mana que llevaba un rato viéndola caminar en círculos le jaló la manga de la blusa.

    —Perdona Mana, no sabia que estabas aquí. —La niña se sienta en la cama y la mira detenidamente. —Es solo que estoy nerviosa, es mi primera cita y mi corazón late muy rápidamente. —Mana sigue sin moverse, solo la observa. —Creo que me voy a enfermar.
    Junto a Mana se encuentra Ghoul que de alguna forma las siguió. —Esta niña es bastante particular. No se que ve el amo en ella. —Mana voltea a ver al espectro. — ¿Así que puedes vernos? —Ella asiente levemente. —Una interesante anomalía. —Desaparece.

    La madre de Alice llega a casa, ella la va a recibir. Mana se baja de la cama busca debajo de la cama, saca el libro y corre a la sala.

    —Voy a salir. —Le dice nerviosa.
    — ¿Vas a salir con ese chico y sus amigos?
    —De hecho solo con él. —Se sonroja un poco.
    —Entonces tienen una cita, crecen tan rápido. —Dice molestándola.
    —No es eso, solo… no es una cita… —Balbucea apenada.
    —Solo te molestaba querida. Diviértete y regresa antes de las once.
    —Si. —Sale feliz.
    —Oh, Mana. ¿Tienes hambre? —Al notar a la niña sentada en el sofá. Ella se levanta y corre hacia su habitación.

    En casa de Magnus. Él se está terminando de alistar frente al espejo, tiene puesta una camiseta negra, y pantalones azules. El espectro aparece en el reflejo.

    — ¿Nos seguiste?
    —No tenía sentido quedarnos en la casa de la elfa. —Desaparece y reaparece unos segundos después fuera del espejo. —Fuimos a ver la casa de las humanas.
    —No deberías espiar a las personas así.
    —La pequeña puede vernos.
    —No veo cuál es el problema.
    —Nadie debería poder vernos a menos que se lo permitamos. —Desaparece.
    — ¿Qué significa que te pueda ver?
    Reaparece. —No lo sabemos.
    —Déjalo así. Voy a salir un rato, te molestaría no seguirme.
    —Como desee, amo. —Desaparece.

    Alice camina nerviosa hacia el centro comercial, va ensayando el saludo que le daría.

    —“Como te va”, muy formal. “Que bueno que llegaste”, suena como si esperaba que no apareciera. “Que buen clima”, muy tonto.
    —Solo dile “Hola”. —Dice una voz junto a ella.
    Ella se voltea para buscar al dueño de la voz, pero no ve a nadie. —Me pareció oír algo. —Cuando iba a seguir su camino vio frente a ella a un joven de traje y anteojos oscuros, se sintió aterrada por un momento pero al parpadear ya no estaba. — ¿Me lo imaginé? —Pasa su mano sobre la venda en su cabeza. — ¿Me golpeé mas fuerte de lo que pensaba? —Siguió su camino pensando que fue solo su imaginación.

    Magnus se encuentra esperando en el área de comidas. Sumergido en sus pensamientos. Ve a Alice acercarse y le sonríe.

    —Perdona, ¿te hice esperar mucho? —Dice ella.
    —También acabo de llegar, no te preocupes. ¿Quieres comer algo primero?
    —Claro, ¿Qué quieres comer? —Decide no comentar nada de lo recién ocurrido, teme que el golpe la este haciendo ver cosas.
     
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    Los Caballeros de Magnus
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Total de capítulos:
    73
     
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    Capítulo 25. Corazón Confuso.

    Después de una comida rápida se dirigen al cine.

    — ¿Qué quieres ver? —Pregunta él mirando la cartelera.
    —No sé, veamos lo que tú quieras.
    —No tienes que hacerlo, elige tú.
    Ella lo piensa un poco, había una película que quería ver, pero no sabía si a él le gustaría verla o que pensaría de ese tipo de películas. —No hay nada que quiera ver.
    —Está bien, puede que suene algo tonto, pero hay una de un grupo de súper héroes que estrena hoy que quiero ver. —Dice casi avergonzado.
    —Veamos esa. —Se sintió feliz, esa era justo la película que ella quería ver.
    Caminan hacia la boletería. —Deme dos para la próxima función. —Le pide al encargado.
    Él los mira a ambos. —Esta película es solo para mayores de quince, me temo que la niña no puede entrar.
    — ¡Tengo dieciséis! —Contesta enojada.
    —Lo siento pero no parece de esa edad, no puedo dejarla entrar.
    Salen de la fila. —Perdón, pero si quieres puedes entrar sin mi. —Dice decaída.
    —Nunca haría eso, elegiremos otra.
    —De acuerdo. —Contesta feliz.

    Al final ven una comedia, ya dentro de la sala Alice se siente algo nerviosa. Al apagarse las luces se sonroja un poco, pero se le pasa conforme avanza la película.
    Unos asientos atrás se encuentra una figura oscura usando lentes negros.
    Al terminar la película.
    —Fue más divertida de lo que pensé. —Dijo ella aún riendo.
    —Si, me pareció muy buena. —Caminan hacia la salida. —Déjame enseñarte algo.
    — ¿Qué?
    —Ya verás. —Caminan un rato hasta llegar a una colina. — ¿Qué te parece? —Señala al cielo.
    —Es hermoso, el cielo se ve tan cercano que pareciera que puedo tomar una estrella. —Estira la mano como intentándolo, cuando voltea a mirarlo se sonroja y baja la mano avergonzada.
    Él se acuesta en el césped. —Este es el mejor lugar para mirar las estrellas.
    Ella se sienta junto a el. —Si es realmente hermoso.

    Después de unos minutos Alice se acuesta junto a él, así pasaron un largo rato, ella estaba feliz, quería que el tiempo se detuviera.
    Al ver que casi eran las once, se decepcionó, no veía la manera de decirle a Magnus que debía regresar a casa, él la mira y se da cuenta que se acerca el toque de queda de Alice.

    —Te acompaño a casa. —Dice él levantándose.
    —Gracias.
    Ambos se ponen en marcha en dirección a su casa. Conforme más caminan, más nerviosa se ponía, no sabía de que hablar.
    —Me alegra que aceptaras salir, me divertí. —Dice él.
    Ella aparta la mirada. —Si yo también.

    Llegan justo a las once, él se acerca a Alice, tenía pensado solo darle un beso en la frente y despedirse, pero se pierde en los grandes ojos negros de Alice, se miran fijamente, él coloca sus manos sobre su rostro, y la acerca hacia él; la besa apasionadamente, al principio la tomó por sorpresa, pero luego cerró los ojos y lo besó, Magnus la abraza contra su cuerpo.
    Se detienen, sus corazones laten rápidamente sincronizados.

    —Buenas noches. —Se despide él antes de que lleguen más lejos.
    Ella que no sabe como reaccionar no dice nada, solo se queda de pie sonrojada. Él se aleja.
    —Buenas noches. —Dice en voz baja cuando ya no puede escucharla.

    Unos días después Magnus va solo al otro mundo.
    Se sienta en un sofá de la sala a leer un libro. Elfina se sienta junto a él.

    —Ich liebe dich. —Dice ella sonriendo.
    — ¿Qué quiere decir eso?
    —Nada. —Sonriente. — ¿Por qué no te siguió la enana?
    —Se quedó estudiando.
    — ¿Y tú no viniste a estudiar?
    —Si. —Leyendo.
    —No entiendo. ¿No puedes estudiar aquí cien horas y al regresar solo pasaron dos?
    —Si. —Pasa la página.
    Elfina piensa que la humana realmente debe ser estúpida.
    Ella se acuesta sobre su regazo. —Léeme algo.
    — ¿Quieres que te lea?
    —Si, tengo sueño y quiero dormir. —Contesta sonrojada.
    —Está bien. —Contesta sonriéndole.

    Comienza a leer en voz alta un complicado libro sobre las consecuencias económicas, políticas y socioculturales de la segunda guerra mundial. Antes de terminar una página Elfina se queda dormida. Él acaricia su cabeza mientras lee, el pacífico rostro de Elfina mientras duerme la hace lucir indefensa.

    Aparece Ghoul detrás de Magnus. —No entendemos, amo.
    — ¿Qué sucede? —Sin dejar de leer.
    —Salió con la humana hace unos días, y ahora está con esta elfa. —Y desaparece.
    Él se queda en silencio, comienza sentir un extraño dolor en su corazón, lo que le dijo el espectro lo hace sentirse confundido y culpable.

    Unas horas después regresa Merlín que había salido a comprar materiales para su nueva marioneta. Al ver a Magnus pensativo se sienta en un sofá frente a él.

    — ¿Qué le molesta joven Magnus? —Pregunta con mirada paternal.
    — ¿Soy mala persona?
    — ¿Por qué lo pregunta? —Dice extrañado.
    —Bueno… —Mira a Elfina que aún duerme en su regazo.
    —Tú sabes que puedo leer las intenciones viendo los ojos de las personas, dicho eso. Tus ojos no reflejan malicia, solo tienes sentimientos encontrados. —Se aclara la garganta.
    — ¿Y que puedo hacer?
    —Haz lo que te dicte el corazón.
    — ¿Y si mi corazón también está confundido?
    —Dale tiempo, pero no esperes demasiado o terminarás lastimándolas a las dos.

    Merlín mira a Elfina dormir en el regazo de Magnus, el rostro inocente que tiene le hace dudar si ella es realmente el monstruo que sabe que es. Y por un momento recuerda su propio pasado.
    — ¿Quieres hablar de eso? —Le dice Magnus al verlo pensativo.
    —Parece que no soy el único que lee a las personas. Pero prefiero no hacerlo.
    — ¿Y como va el nuevo muñeco?
    —Tú si sabes como cambiar el tema. —Ríe amablemente.

    Más tarde ese día Magnus sale a dar un paseo por la ciudad, para poder aclarar sus pensamientos. A lo lejos hay un cazador apuntándole con su arco. Cuando este está listo para acabar con él.

    — ¿Qué crees que haces? —Dice alguien detrás del cazador.
    — ¿Quién pregunta? —Se voltea. —Disculpe teniente no sabía que era usted.
    —No me gusta repetir.
    —Perdón. —Se pone nervioso. —Son órdenes del Teniente Oran. Debo eliminar al humano.
    —Esta es mi ciudad, nadie hará nada sin mi autorización.
    —Entendido. Me retiro. —El cazador se retira a paso veloz.
    —Un solo tiro y caes. —Dice viendo la figura de Magnus a lo lejos.

    Mientras sigue su camino Magnus no tiene ni idea de lo cerca que estuvo.
    Unos minutos después en una extraña habitación en algún lugar, tres objetos de los seis alrededor de la esfera se iluminan.

    — ¿Por que interfieres con mis ordenes Makoto? —Dice una voz desde la planta.
    —No me gusta que nadie se meta en mi territorio sin mi permiso. —Dice la voz desde el peluche.
    —Si claro, era la oportunidad perfecta para deshacerse del humano.
    —No es tan fácil como crees. Si lo matan a pleno día van a haber muchas preguntas, en especial si lo hacen con una flecha de cazador.
    —Te estás volviendo débil. Eso jamás nos ha detenido antes.
    —Silencio, ustedes dos. —Grita la espada. —Me estoy cansando de ustedes, son los peores tenientes que jamás haya tenido la desgracia de dirigir.
    —Todo es culpa de Makoto.
    — ¡Dije silencio! —Hace una pausa. —El teniente Rommel tiene una importante misión en Flavos, más te vale no interferir.
    El peluche hace una larga pausa. —Lo que sea. — Y se apaga.
     
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    73
     
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    Capítulo 26. Silencio.

    Magnus camina pensativo, se siente confundido, quiere saber a cual de las dos chicas ama más, pero no puede imaginarse siendo feliz si alguna de las dos es infeliz. De repente se da cuenta que está en una parte de la ciudad que nunca había visitado antes; altos edificios y tiendas, tan cercanos los unos de los otros que se puede saltar de techo en techo sin mayor esfuerzo. Sigue caminando, la mayor parte de la población parece estar conformada por trolls. Magnus nota a un extraño sujeto que resalta entre la multitud; cabello rojo fuego, piel roja clara, grandes ojos amarillos, viste lo que parece ser una armadura roja con negro, carga una katana negra, éste se encuentra sentado en un pequeño café.
    Le parece haberlo visto alguna vez, pero no lo logra ubicar. El sujeto de rojo mira hacia donde está él y señala hacia su izquierda. Magnus se voltea a mirar en esa dirección y da un salto hacia atrás, alguien con una vieja capucha maltratada y rota pasa junto a él corriendo, inmediatamente unos cazadores pasan persiguiéndolo.

    —Y yo que pensaba que iba a ser un día aburrido. —Voltea hacia la tienda pero el sujeto de rojo ya no estaba.

    Corre en la dirección que los cazadores habían ido. Los alcanza sin problemas, pero ellos parecen haber perdido a quién perseguían. Escala un edificio para tener mejor vista; desde la cima observa en todas direcciones, hasta que finalmente lo encuentra. El encapuchado sigue siendo perseguido por varios cazadores. Los movimientos de éste realmente habían impresionado a Magnus, corría muy veloz, saltaba de un edificio al siguiente sin problemas.
    Seguía saltando de una azotea a la siguiente hasta que llegó al final de la ciudad; quedó frente a una caída de casi veinte metros, se encontraba rodeado de unos ocho cazadores, todos elfos.

    —Hasta aquí llegaste. —Le dice burlándose uno de los cazadores.
    El encapuchado se queda en silencio.
    —Parece que nos tiene miedo. —Dice otro sacando una espada.
    — ¿No les parece injusto ocho contra uno? —Dice una voz detrás de ellos.
    Todos los cazadores se voltean a ver quién les había hablado.
    —Es el humano Magnus. —Grita uno de ellos.
    Magnus se acerca al encapuchado. — ¿Estás bien? —Pero éste no le contesta.

    Una enorme criatura baja del cielo, una quimera con cuerpo y cabeza de león y patas y alas de águila. Sobre ella viene un cazador, por sus placas se nota que es un teniente.

    —Siempre quise conocer al humano que le causa tantos problemas a mis camaradas. —Le dice el teniente cortésmente.
    Pero Magnus no le contesta, solo se queda en silencio observando al teniente.
    —El teniente te está hablando, ten respeto. —Le dice uno de los cazadores indignado.
    —Ya basta. —Le dice el teniente al cazador. —Soy el Teniente Erwin Rommel, del país de Wüstenfuchs.
    — ¿Y que lo trae por aquí teniente? —Pregunta Magnus colocándose frente al encapuchado.
    —Órdenes, debo eliminar a un rebelde. —Señala detrás de Magnus.
    — ¿Un rebelde? —Mira al encapuchado.

    Una segunda oleada de cazadores llega al lugar; un segundo teniente y seis cazadores normales.

    —Yo sabía que esta basura iba a estorbar, eliminémoslo y terminemos con esto. —Dice el teniente que acaba de llegar.
    —Siempre impulsivo Oran. —Le dice Rommel. —Las ordenes se limitan a eliminar solo al rebelde.
    —No me interesa, es la oportunidad perfecta para deshacernos de ambos.
    —No voy a iniciar una discusión contigo, inténtalo si gustas, no voy a detenerte. —Se voltea y camina unos metros alejándose, la quimera vuela hacia el tejado vecino. — ¡Hombres, no se atraviesen en el camino del Teniente Oran! —Los cazadores que venían con Rommel comienzan a moverse y forman una línea detrás de él.
    —Voy a hacerte pagar por dejarme en ridículo la última vez. —Le grita Oran a Magnus.

    Oran invoca una espada electrificada y ataca a Magnus, igual que la última vez solo esquiva el ataque, le golpea el brazo para que suelte la espada y lo termina con una patada en el estómago.

    — ¡Ataquen!, ¡Ataquen!, ¡Ataquen! —Grita Oran a sus cazadores en el suelo.

    Estos atacan invocando sus propias espadas, el encapuchado se mueve rápidamente y ataca al mismo tiempo que Magnus. Los cazadores caen rápidamente.

    —Me impresionas, eres muy bueno. —Dice Magnus sin creer los movimientos del rebelde.

    Rommel se acerca a Oran quién se levanta adolorido. —Esta es mi misión, retírate antes de que tus soldados salgan heridos.
    Lo mira fijamente. —De acuerdo. —Y se aleja tambaleándose. Sus cazadores lo siguen.
    —Disculpen la interrupción. —Se dirige hacia Magnus y el encapuchado. —Me temo que debo eliminar al rebelde ahora.
    — ¿Por qué lo quieren eliminar?
    —No lo sé. Son mis órdenes.
    — ¿Por qué haces lo que te dicen sin cuestionar si está bien o no?
    —El trabajo de un teniente puede ser estúpido y brutal algunas veces, pero creo que estoy haciendo lo mejor para todos. —Se voltea hacia sus hombres. —Ustedes dos ataquen.
    —Si señor. —Ambos cazadores al mismo tiempo.

    Los dos cazadores se preparan para el combate. Uno contra Magnus y el otro contra el rebelde.
    Los movimientos de los cazadores eran muy diferentes al de los demás, pensaban sus golpes y esquivaban con mayor eficacia. Magnus le da un fuerte golpe al cazador en el pecho y lo derriba. El rebelde, da una patada alta y derriba al suyo.

    Magnus observaba al rebelde pelear, al mirarlo detenidamente se da cuenta de algo. — ¿Eres una chica? —La capucha se le cae y descubre su rostro; piel verde claro, orejas puntiagudas, cabello verde oscuro, y ojos en blanco, con apariencia descuidada, a pesar de lo cual se nota que es muy hermosa.

    — ¡Deténganse!, regresen. —Ambos cazadores regresan a la formación. —Vamos a tratar algo más directo. —Rommel invoca una espada. —Una pelea uno a uno.
    — ¿Si ganas? —Magnus desconfiado.
    —Solo mataremos al rebelde.
    —No voy a jugar con la vida de alguien más.
    —Lamento decir que no tienes muchas opciones. —Dice el teniente justo antes de que la chica cayera por el cansancio.
    Él la atrapa antes de que se golpeara contra el suelo, la acuesta con cuidado. —No me gusta, pero acepto tu reto.

    Se mueven al centro del techo. Se miran fijamente.

    —Realmente no me gusta tener que hacer esto. —Estira el brazo y comienza a materializar una espada estilo katana; mango color negro, con una orbe color azul y su hoja plateada brilla con intensidad.
    — ¿Es…? —El teniente admira la espada con mucho detenimiento. —No hay duda, es El Alma, ¿De donde sacaste la espada de Leo el Sabio?
    —Eso es un secreto. —Mueve la espada.
    —Acepto eso. —Dice sonriendo entretenido.

    Se miran fijamente, preparan sus espadas. La quimera ruge y ambos corren hacia el otro. El teniente esquiva los ataques de Magnus fácilmente y logra acertar algunos cortes. La katana de Magnus no logra tocar a Rommel, pero después de varios movimientos logra dar un golpe directo en la espada de su oponente. Se detienen y la espada del teniente se parte donde la golpeó con un corte perfecto.

    —Sin duda es El Alma, la espada que puede cortar casi cualquier cosa. —Desvanece su espada.
    — ¿Eso significa que…? —Dice Magnus agotado.
    —Tú ganas. Nos retiraremos. —Rommel se voltea y se retira con sus cazadores.

    Magnus se sienta exhausto junto a la chica, desaparece su katana. La revisa con cuidado hasta que se convence que no está herida.
     
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    Sheccid

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    Hola Dark.
    Hace tiempo que no me pasaba y como siempre me sgues intrigando con tu narración. ¿Mana esta bien?¿Cuál es el pasado de Merlín y Elfina?¿Por cuál chica se decidirá Magnus?¿Esta nueva chica confundirá más su corazón?¿Le haran daño?¿Por que la perseguían?
    (Grito emocionado de niña:)) ¡Me encanto la cita de Magnus y Alice!¡Y el beso! Fue tan de improvisto, tan como tu lo dijiste, apasionado, (suspiro) Hasta la proxima Mr. Dark, seguiré esperando con ansia esta adictiva historia.
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Caballeros de Magnus
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    73
     
    Palabras:
    1660
    Capítulo 27. Energía.

    Rommel continúa el avance con sus hombres, cuando se encuentra con otro de los tenientes.

    — ¡Teniente Makoto!, que agradable sorpresa. —Le dice con cierto tono de alegría.
    — ¿Te retiras? —Pregunta Makoto mirando desde lejos a Magnus sentado junto a la chica.
    —Es un rival excepcional. —Hace una pausa. —Además me venció y yo siempre cumplo mi palabra.
    —Te venció, ¿Eh? —Dice con tono de incredulidad.
    Rommel sonríe y sigue su camino. —Debo dar un informe, si me permites me retiro. —La quimera aterriza frente al teniente, éste se monta en ella y se pierde de vista.

    Magnus observa a la chica dormir. —Supongo que debo llevarte a un lugar seguro.
    Se queda pensando en que le va a decir a Elfina cuando lo vea llegar con una chica inconsciente. Decide dejar eso para después, sabe que lo más prudente es llevarla a un lugar seguro, levanta con cuidado a la chica, nota que casi no pesa a pesar de su tamaño.
    Llega frente a la puerta de la mansión con la chica en sus brazos, Elfina sale de la mansión y se abalanza sobre él. Los tres caen al suelo, la chica verde cae a un lado, Elfina queda sobre él, ambos se sonrojan. La elfa nota los cortes en el rostro de Magnus.

    — ¿Qué te ocurrió? —Le dice preocupada.
    — ¿Lo dices por estos cortes? No es nada, estoy bien. —Le dice sonriéndole.
    —Tenemos que tratar tus heridas de inmediato. —Le dice mirando una profunda herida en su frente.
    —No te preocupes. —Él coloca su mano sobre la mejilla de la elfa.
    Elfina aparta la mirada sonrojada y ve a una chica de piel verde claro inconsciente junto a ellos.
    — ¿Y esta? —Dice mirando a la chica inconsciente.
    —Bueno, verás… —Le cuenta lo ocurrido, pero no está seguro si le creerá.
    Ella mira detenidamente a la chica. —Te creo.
    —Lo aceptaste muy rápido. —Dice nervioso.
    — ¿Me mentiste?
    —Nunca te mentiría.
    —Entonces no veo problema. Creo que no puedo evitar que salgas y ayudes a alguien en dificultades. —Se levanta y se para frente a la puerta, comienza a murmurar el cántico para que la chica pueda pasar. —Aunque preferiría que no lo hicieras. —Dice en voz baja.
    —Gracias.

    Dejan a la chica en una de las últimas habitaciones vacías, Elfina le cambia la ropa por algo que no esté roto. Magnus va por Merlín, para que la atienda.
    Elfina le pone medicina a las heridas de Magnus. Después de un rato Merlín termina de examinar a la chica.

    —No parece tener heridas graves, solo está exhausta y algo desnutrida. —Hace una pausa. —Pero parece que es ciega.
    — ¿Ciega?, ¿Estás seguro? —Pregunta Magnus extrañado.
    —Me temo que si.
    —No lo creo, si la hubieran visto pelear y saltar de un techo a otro no lo creerían tampoco.

    Los tres la miran, de un momento a otro se despierta, no tiene idea de donde se encuentra, y su reacción fue atacar a los que están cerca de ella. Ataca a Elfina y la tira al suelo de un solo golpe en la cara. Ataca a Magnus, éste solo esquiva los ataques de la confundida chica.

    — ¿Seguro que es ciega? —Pregunta mientras esquiva con dificultad.
    —Completamente. —Responde Merlín inmutable.

    Merlín invoca a Arquímedes y este atrapa a la chica con su látigo. Ella lucha por soltarse.

    Magnus se coloca frente a ella. —Cálmate y te soltaremos. —Pero la chica sigue forcejeando con todas sus fuerzas. — ¿Me entiendes? —Pero sigue sin calmarse.
    Merlín se acerca a la chica y la mira detenidamente como buscando algo en su rostro. —Creo que hay una posibilidad muy real de que también esté sorda.
    — ¿Qué? —Magnus la mira un momento. —Suéltala. —Le dice a Merlín.
    —Está bien. —Y el muñeco suelta a la chica.

    Esta ataca nuevamente, después de unos cuantos movimientos Magnus la derriba, ella cierra los ojos esperando el golpe final. Él coloca su mano sobre su cabeza y la acaricia, ella se tranquiliza y al cabo de unos minutos cae dormida y la vuelven a subir a la cama.

    — ¡Esa maldita me rompió la nariz! —Grita enojada Elfina, busca la bolsa de piel en la que guarda la medicina, pero parece haberse caído con el golpe. Magnus la encuentra, la abre, saca un poco y se la unta sobre la herida. — ¿Qué crees que haces? —Se sonroja.
    —No te muevas o no podré aplicarla bien.
    —Yo puedo hacerlo sola. —Le dice apartando la mirada.
    —Lo sé. —Esparce la medicina sobre la nariz de la elfa. La mira a los ojos, ella se sonroja aún más.
    Elfina le arrebata la bolsa de piel de la mano y se dirige al pasillo. —Gracias. —Y sale.
    Él sonríe. — ¿Qué más notaste? —Le pregunta al anciano que desaparecía al muñeco.
    —Bueno. —Se aclara la garganta. —Dejando de lado el hecho de que es ciega y probablemente sorda. —Hace una pausa. —Parece ser una híbrida; pero una que no es posible. Por su apariencia general, sus orejas y la fuerza diría que es elfa, y por el color de su piel y cabello que es en parte hada de la variedad verde. Lo cual explica su ceguera y sordera.
    — ¿Por qué?
    —Los elfos y hadas son incompatibles, es imposible que su nacimiento haya sido natural.
    — ¿Quieres decir que ella…? —La mira dormir.
    —Fue creada, sin duda.
    — ¿Tienes idea de quién pudo ser?
    —Muchas opciones, el Consejo de Magos, los Cazadores, algún humano. —Mira la reacción de Magnus. —Perdona, no lo quise decir con esa intención.
    —Está bien, ya se que la mayoría de los humanos que llegaron aquí están corrompiendo este mundo, ni siquiera se si puedo excluirme de esa categoría. Dejémosla dormir un poco.

    Pasaron varias horas y la chica despierta, se levanta y comienza a recorrer la mansión, se mueve sin dificultad como si pudiera ver. Baja las escaleras y cuando llega al primer piso se encuentra con Beta, la chica entra en guardia y el enorme lobo le gruñe. Magnus llega justo antes de que el lobo lance un ataque.

    —Está bien, es amiga. —Beta la mira de arriba a abajo y luego se dirige a la cocina. — ¿Te sientes bien? —La chica parece ponerle atención y asiente.
    Pasan a la sala, la chica se sienta en un sofá; Magnus, Elfina y Merlín se sientan en otro sofá frente a ella. El vertaler se posa sobre el hombro de la rebelde.
    — ¿Quiénes son ustedes? —Dice el ave con la voz de Elfina.
    —Antes de contestar a eso, ¿puedes escucharnos? —Le pregunta Merlín.
    — ¿Escuchar? —Contesta confundida el ave.
    — ¿Cómo percibes lo que decimos?
    —La energía de sus palabras llega a mí y puedo interpretarla, esperen, ¿Me pueden entender?
    —Si. —Contesta Magnus.
    Los ojos blancos de la chica se humedecen. —Hacia mucho tiempo que nadie me entendía.
    —Voy a contestarte, él es Merlín. —Señala al anciano que ponía mucha atención a las reacciones de la chica. —Ella es Elfina. —La chica se nota algo incomoda con ella. —Y a mi me puedes llamar Magnus.
    —Merlín energía blanca, Magnus energía blanca y Elfina energía oscura. —Dice nerviosa, señalándolos correctamente.
    — ¿Energía oscura? —Se dice Elfina.
    — ¿Nos puedes ver de algún modo? —Pregunta interesado el anciano.
    — ¿Ver?, no entiendo. Pero si es de como los percibo, son masas de energía que se materializan en mi cabeza.
    — ¿Y el entorno?
    —Igual, a cada cosa, bestia, persona o ser lo percibo como energía. Y así se como evitar tropezar contra algo. —El ave aletea un poco.
     
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    Sheccid

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    Que interesante es esta chica, es alguien muy fuera de lo común. Ese modo de ver y oír las cosas es muy impresionante.
    Me pregunto quién la creo, por que, el motivo por el cuál la perseguían, como la llamaran, etc.
    Cómo siempre, sigues creando esta historia más y más increíble, hermosa e interesante.
    Bueno, me despido hasta la próxima, caballero Dark RS.
    Sayonara
     
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