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  • Antonionoventayseis
    Abro mis ojos con cansancio, tanto tiempo ha pasado desde aquel día. Estoy quieto en mi cama escuchando el tic tac del pequeño reloj en la mesita a mi lado, lo he escuchado tantas veces que ya se ha vuelto un ritmo agradable. Estoy cubierto hasta el cuello en una sábana mirando el techo de mi casa. Una suave brisa entra por la ventana moviendo las cortinas con delicadeza y las levanta un poco.

    De verdad que ha pasado demasiado tiempo. Aquel día pude llegar a sentir el miedo que vi en los ojos de Eli cuando me sedaron. Para ese entonces yo solamente era una posibilidad de seguir existiendo a su lado, si no hubiese sido por aquel milagro... Ahora mismo estaría en estado vegetal porque seguro Eleonor no iba a cumplir mi petición de desconectarme si eso llegara a pasar.

    Estiré un poco mis brazos y giré a mi derecha en la cama, allí dormía mi ahora esposa, Eleonor. La abracé por la espalda con cariño y olí su cuello, es igual de dulce como en nuestra primera cita. De verdad que no salí perfecto de la operación, ahora tengo... o como digo para que Eli no se moleste... me "gané" un tic nervioso en el dedo gordo del pie derecho... no es molesto, vivo con eso. Eli quería que me operaran otra vez para quitarmelo porque le daba miedo de que sea señal de algo malo, ¿pero dos operaciones seguidas? No, gracias, así estoy bien.

    --Buenos días, bebé-- Murmuro en su oído, sé que me escuchó ya que se acurruca hacia mí.

    --Muy buenos días-- Se dio la vuelta para plantearme un beso de lengua --¿Cómo dormiste?--

    --Contigo a mi lado cada mañana-- Sonreí --Mejor que nunca--

    --Yo igual-- Se dio la vuelta en la cama y acurrucó su cabeza en mi pecho.

    Han pasado 10 largos años desde que salí de la operación, desde ese entonces mi vida fue estar a su lado. Cuando abrí los ojos aquella vez, estaba muy cansado, sentía un hormigueo por todo mi cuerpo, moverme me tomó unos minutos pero aún así debía quedar en cama. Y allí estaban todos, esperando a que despertara, mamá y papá estaban abrazados con lágrimas en sus ojos, Megan estaba a mi lado junto a Eli tomandome de las manos.

    Recuerdo que detrás de mis padres estaban Clarissa, Corinne, Susie, Ricky, Melanie... extraño es haber visto al vigilante, a día de hoy me sorprende que lo hayan dejado entrar así "vestido" con su boxer y esa... caja... que tiene como cabeza. También vi que Frederick y Marissa estaban en la habitación esperandome, dijeron que tenían el perro y que lo iban a devolver.

    Fue en ese momento que me contaron las cosas que habían pasado mientras estuve en reposo. Papá por fin tuvo un ascenso en Clarity gracias a que su jefa, Yukino, vio su potencial con los números, por cierto, papá ayudó en traer la medicina, consiguió el permiso de ella. Mamá montó un negocio de ropa en el centro comercial porque se aburrió de estar en casa y coser ropa, eso sí fue sorpresa para mí, cuando era niño, ella lo decía a cada rato pero nunca llegaba a hacerlo. En cuanto a mi hermana, Megan, me enteré que tiene un novio nuevo, un chico joven... me sonó a Marissa. Esto era obvio, pero Ricky y Melanie unieron sus negocio... pasaron tantas cosas desde que entré a la sala de operaciones... También me dieron una sorpresa el cual diré más adelante.

    Estuve un par de semanas de reposo en el hospital, entre todos se turneaban para cuidarme un día entero, las únicas que estuvieron conmigo siempre fueron Eli y Megan, nunca se separaron de mí. La universidad ya había empezado, sin embargo me era imposible asistir, por suerte los profesores sabían de mi estado y congelaron mi progreso hasta que volviera a ingresar.

    Pasó otro largo mes cuando por fin pude continuar con mis estudios, ¿qué me sorpredió cuando llegué? Pues que Eli, Susie, Corinne y Frederick se cambiaron a mi universidad, allí me hice amigo de cuatro personas más. Entre ellos habían dos personas que no veía desde la escuela, Kevin y Rebecca, se hicieron pareja muy rápido, los dos restantes eran un chico tímido bajito, Wallace, quien tenía como novia a una tomboy alta, Priscilla, siempre me pareció cómica esa relación.

    Suspiro. Ya es mucho recordar el pasado, que suerte que sigo teniendo contacto con ellos. Besé a mi esposa y aparté las sábanas para irme al baño, hoy tenemos trabajo. Espero que Eli haya terminado su libro... ah, sí, casi lo olvido. Después de todo terminamos el proyecto que ella me pidió, se volvió un exito en internet, una buena sorpresa para los dos, desde ese entonces Eleonor ha estado escribiendo novelas y se supone que hoy debería terminar la sexta... le preguntaré cuando despierte por completo.

    Entré al baño y cerré la puerta, no le puse el seguro porque en 5 minutos entra mi esposa como siempre hace. Mirándome al espejo me cepillo los dientes y mojo mi cara para espabilarme, hoy me toca una pastilla a eso de las 10am, es la única que debo tomar si no quiero sentirme agotado. Me doy cuenta que me parezco un poco a papá, se nota que me están saliendo unos cuantos pelitos en el rostro... pero no tendré la barba que él se dejó crecer.

    --¿Cómo te sientes?-- Entró Eli al baño cubierta con una toalla y pasó seguro --¿Cansado?--

    --No, es solo sueño-- Remarqué, cuando me casé, creí que me pasaría lo mismo que a Goku, que Eli se volvería una roca molesta como Chi Chi... o Milk, es que me gusta llamarlos por su nombre original --¿Y tú?--

    --Igual-- Bostezó --Hoy es viernes, mañana daremos un paseo--

    --Sí, eso ya lo sé--

    Actualmente estamos viviendo al sur del continente Muricano, en Ríos de Plata, para ser más exactos, un país muy tranquilo y cálido que de vez en cuando se torna frío, pero así me gusta... extraño la nieve nada más. No está muy lejos de Florencia, como a 4 horas en tren. Nuestros compañeros también vinieron aquí con nosotros.

    Me quité la ropa para luego sentarme en la tina, abrí una llave hasta llenarla a la mitad de agua tíbia --Ya está listo el baño, ven aquí--

    --Ahí voy, pero antes-- Salió para regresar al minuto con mi teléfono en mano --Te llamaba Kevin--

    --Qué habrá pasado...-- Le escribí un mensaje. Otra cosa que debo mencionar es que entre Kevin, Wallace y yo somos fundadores de una compañía pequeña pero conocida de videojuegos llamado "Brain Damage!"... yo decidí el nombre --Ya le mandé un mensaje--

    Allí Eleonor se quitó la toalla mostrándome su cuerpo, hubo algunos cambios en ella, sin embargo, mantiene su figura... se pone roja cada vez hablo de su vello púbico, es que me hace cosquillas cada vez hacemos lo nuestro y remarcarlo es obligatorio en mi caso.

    --Uy, está tíbia-- Se sentó a mi lado, que bueno que compré una tina grande.

    Entre nosotros nos bañamos, era obvio que iba a suceder algo, primero fueron toques que pasaron que pasaron a ser caricias íntimas. Con mis pulgares pulsé sus pezones como si de botones se tratara, le ha cogido un gusto a eso desde hace unos meses ya. Mi miembro palpita apretado a su intimidad y su vello raspa el tallo, la besé para así levantar su cintura e introducirme en ella, jugamos con nuestras lenguas a la vez que yo iniciaba con un lento movimiento.

    --Tramposo-- Me dijo, solo me reí.

    --No es trampa, aún puedes ganar-- Nos hemos tomado esto como un juego, la idea fue de ella y yo acepté, pierde quien termina primero.

    Provocamos olas en la tina que se salian y mojaban el piso. No iba a perder, lo malo es que no llevamos un puntaje así que no sé quien lleva una racha de victorias... espero ser yo. Sus piernas rodean mi cintura y aprietan con fuerza, casi como un cinturón, lleva sus manos a mi espalda y allí aruña hacia abajo, un movimiento que, a pesar de incómodarme un poco, adoro me haga. Si así es como piensa jugar pues haré trampa de verdad, tomé su seno con la boca y mordí el pezón, Eli gimió con fuerza para al segundo taparse la boca con una mano, ya se corrió, ¿cómo lo sé? está tíbia el agua en mi entrepierna.

    Destapé la tina para que se fuera todo, pero no me detuve, me recosté con ella arriba sin soltarle la cintura... de verdad que nuestra vida sexual es más que satisfactoria.

    --Y-Ya perdí-- Jadeaba con su cara roja.

    --Un poco más y ya--

    Pasee mi dedo desde su cuello hasta la clavícula, de ahí a sus senos y al final llegué a su ombligó en donde abrí la palma y le acaricié el vientre. Arqueó hacia atrás su espalda con fuerza, creí que le había entrado un espíritu por la forma en qué tembló, de pronto se echó hacia adelante para tomarme de la barbilla y besarme para ahogar sus gemidos en mi boca.

    Ya estoy a punto de terminar, aceleré el ritmo. Eli revolvió mi cabello sin separar sus labios de los míos --Ya-- Le dije, presioné más con esta última y liberé todo.

    Quedé cansado en la tina con Eleonor encima, ambos con la respiración agitada y el corazón acelerado... uff, que loco. Me reí un poco, me acordé la vez que hicimos algo parecido en la tina aquel día hace 10 años. Como pude abrí el grifo nuevamente para bañarnos, su cuerpo tiembla de a poquito, que criaturita, sonreí. Enjaboné su cuerpo por completo y al terminar la subí a mi espalda.

    --Como que estás ganando fuerza cada día-- Bufó.

    --No lo creo, tú eres la que se pone débil, ya estás vieja--

    --Oye-- Me haló el cabello --Tengo 30, eso no me hace vieja--

    --Ya, ya, era una broma--

    Salimos del baño. Nuestra casa es dos pisos más el ático y un sótano, este último lo usamos como almacen de cosas que no necesitamos dependiendo del mes, por ejemplo, adornos de halloween. Ya se acercan las navidades, seguro mi madre llama hoy para saber si vamos allá a pasarla, ella sabe que siempre iré. Regresé al baño porque recordé que dejé el teléfono allí, no hay mensajes.

    Al llegar a las escaleras miramos hacia abajo, las luces está apagadas. Seguimos nuestro camino hasta la habitación y así vestirnos. Eli cerró la ventana para que ningún chismoso puediera vernos mientras nos vestimos, es un pueblito calmado, pero eso no detiene a las viejas chismosas que captan más cosas que una cámara de vigilancia.

    Cuando terminamos, se escuchó algo que se había caído en el piso de abajo, Eli me miró asustada a los ojos --¿Y eso fue..?--

    --No sé, voy a ver--

    --Te acompaño--

    Buscó por debajo de la cama un bate de beisbol que tenía un clavo en la punta, nunca llegué a creer que lo usara en algún momento de nuestras vidas... tomé un control de NES que estaba en la gaveta al lado de la cama, lo tengo ahí porque quiero repararlo... esta vez me funcionará como arma, perdón.

    A paso ligero volvimos a salir hacia las escaleras y bajamos juntos, sé que las puertas del piso de arriba están cerradas, en especial la que está al lado de la nuestra, preparé mi control de NES y di un salto hacia adelante para ver la cocina en donde se supone que vino el ruido. No hay nadie. Eleonor miró la sala y regresó conmigo negando con la cabeza.

    --Nadie--

    --Ah, entonces no fue... ¿eh?-- Al darme la vuelta veo una figura bajita cubierta por una sábana blanca --Con razón--

    --¡Buh!-- Gritó la figura.

    --Uff, que suerte, creí que habían entrado a robar-- Eli caminó hacia ella y la abrazó para apartarle la cobija, bajo esta estaba oculta una niña de 10 años de cabello liso oscuro como el mío y ojos verdes cristal como los de su madre. Nuestra hija.

    --¿Qué haces despierta tan temprano, Anabel?-- Pregunté con un suspiro --Me asustaste--

    --No tenía sueño-- Me dijo sonriente y señaló su frente --Quiero beso--

    Anabel Müller, nuestra hija. De verdad que es una fusión nuestra, sabe dibujar y ya escribe novelas, la cuidamos muy bien... aunque de vez en cuando su lado infantil sale a causar desastres. Es la nieta que mamá, papá y Clarissa querían ver, los tres la aman demasiado. Besé su frente antes de desearle los buenos días, Eleonor la cargó en sus brazos y fuimos a su habitación el cual estaba al lado del nuestro. Me enteré del embarazo de Eli al mes que salí del hospital, fue la mejor sorpresa que pude haber recibido en mi vida.

    Le faltaba la sábana a su cama, que desastre de habitación. Juguetes por aquí, consolas por allá, libros en su escritorio, CD's en una esquina, su computadora está limpia en su lugar, la regañaría, pero sus notas son tan buenas que... me entienden.

    --Tienes escuela en un par de horas... puedes ir a bañarte y esperas a que te lleve en el coche--

    --Sí, ya voy-- Tomó su toalla y salió corriendo.

    Se hicieron las 7am y nos encontrabamos los 3 en la cocina, revisé mi teléfono buscando noticias sobre nuestros videojuegos, números de ventas, críticas y esas cosas. Hmm... volvió el problema del sonido, hay veces que las cosas no suenan a tiempo, debe ser por eso que Kevin me llamaba. Me sorprende que una simple idea de la universidad se haya vuelto tan importante como para hacerme vivir bien. Empezamos con una visual novel, nada serio... luego pasamos a juegos de lucha, carreras, estrategia, cartas, rpg y así hasta que nos hicimos un nombre.

    Al terminar, busqué sobre los libros de Eli, ya han repasado en millón de ventas cada uno, son buenas noticias.

    --¿Tan rápido?-- Se asomó Eli sobre mi hombro --Creí que lo repasarían en una semana--

    --Yo igual-- Ya no hay más nada, estaba a punto de guardar el teléfono en el bolsillo cuando sonó, era una llamada de Kevin, respondí --Diga--

    --Oye, los muchachos se tomarán el día libre para tener el fin de semana sin trabajo, tenemos pensado adelantar sus vacaciones, ¿qué dices?--

    --Ah... bueno...-- Medité un momento. Sí, se merecen un descanzo... pero primero hay que solucionar el problema del sonido --¿Ellos saben sobre el problema del sonido?--

    --¿Otra vez? Dejame les digo-- Escucho que toma el altavoz y pregunta, al segundo regresa --Dicen que lo arreglaran, que es fácil y tendrán la actualización como en... una hora o dos--

    --Bien, diles que si lo hacen, que se tomen las vacaciones de una vez-- Como que me puso al altavoz cuando dije esto último porque escucho a todos festejando... sí que soy un buen jefe.

    --Perfecto, nos vemos luego... un momento, ¿irás a Florencia para navidad?--

    --Claro, quiero ver la nieve otra vez--

    --Entonces nos vemos allí--

    Colgó la llamada. Suspiré en mi silla, un problema menos, este será un buen año. Allí llegó nuestra hija con su uniforme de escuela y el bolso en su espalda, no se sentó frente a la mesa, se quedó parada frente a nosotros queriendo decir algo que no le salía, me incliné al frente para tenerla más cerca. Eli sirvió el desayuno y lo dejó tapado en la mesa para acercarse a nosotros dos y oírla.

    Anabel comenzó a balbucear, estaba roja de pena --H-Hoy tuve un sueño...-- Nos dijo tierna.

    --¿Sí?-- Sonrió Eli --¿Sabes de qué era?--

    Asintió ella --Soñe que... era la mejor escritora del mundo-- Se cubrió la cara con sus manitas, de verdad que es una preciosura --Ya quiero que se cumpla--

    --Eso es magnifico-- La tomé para sentarla en mis piernas --Pero para eso hay que esforzarce, sabes?--

    --Sí-- Cantó --Eso lo sé-- Al destapar su cara, mordió la punta de su pulgar antes de mirarnos a los ojos --¿Ustedes tienen un sueño?--

    Eli y yo nos miramos un momento a los ojos y volteamos --Teníamos-- Dijo mi esposa.

    --¿Se cumplió?--

    --Sí-- Afirmé y junté mi mano con la de Eleonor para dibujar un circulo en su pecho y decir al mismo tiempo --Está justo aquí... frente a nosotros--



    --==THE END==--
  • Antonionoventayseis
    --Salgo de casa directo a donde vive mi hermana y me entero de que se fue a quién-sabe-dónde con su nuevo novio-- Clarissa caminaba alrededor de nosotros dos. No está molesta o algo parecido, más bien está algo... enredada --Me quedé esperando por un buen rato sin saber nada de eso cuando una de sus sirvientas me dice que no iba a volver hoy--

    Ahora mismo me encuentro con Eli en la cocina, sentados en la misma silla frente a la mesa, desnudos pero cubiertos por la sábana blanca que ella usaba para cubrirse. Es muy incómodo, Corinne y Susie están al lado de la nevera mirando las paredes porque al parecer tienen pena de vernos así.

    --Luego, cuando decido venir, me encuentro en el camino con Corinne y Susie con la cara pálida y pasando frío. Les pregunté lo que pasaba y me dicen que tú-- Señaló a su hija --Escribiste una carta de suicidio en su chat de facebook, las metí en el vehículo e intentamos llegar a tiempo evitando a todo peatón en la calle--

    --Por suerte no golpee a nadie-- Dijo Ricky en la entrada de la cocina mientras se reía a lo bajo y bebía café.

    Clarissa siguió hablando --Llamé a la casa esperando que alguien me contestara pero no pasó así, ni siquiera el vigilante me habló-- Ahora que menciona al vigilante, este también estaba en la cocina, yacía sentado en el suelo como un perro mirando a los lados --Y cuando llegué aquí, con el corazón en la garganta-- Se apretó el tabique de la nariz --Me entero que nada malo ocurrió, gracias a Dios... pero sí obtuve una imagen que seguro no me quitaré de la mente por un largo tiempo...--

    --D-Disculpe por no haberle contestado-- Hablé --Es que también me asusté y...--

    --No, no necesito explicación... cuando me dijiste que hoy le dirías lo que sentías... nunca llegué a pensar que usarías esa carta, Roland-- Se rió, nop, para nada está molesta --Me gusta que hayan vuelto, de verdad que sí, pero me pareció muy... rápido... que saltaran a esa "escena" así de golpe-- Nos dijo haciendo comillas con los dedos.

    --Perdón-- Nos disculpamos ambos al mismo tiempo.

    --No se disculpen-- Allí se sentó frente a nosotros con las manos juntas y mirándonos a la cara --No quiero caer en el cliché de pedir nietos... pero con esto que vi ya me están dando ganas de tener otros herederos además de mi hija-- Asentía.

    Corinne se rió, Susie se dio la vuelta apenada, Ricky escupió su café y el vigilante solo nos "miró" con atención. Básicamente nos pidió lo mismo que mi madre quería cuando le dije sobre Eli la primera vez.

    --Mamá, no lo digas así--

    --Debiste pensarlo antes de no usar protección--

    --¿Cómo sabes que no usé?-- Entrecerró sus ojos con sospecha.

    --Apuesto a que no esperaban tener sexo hoy, Roland es del tipo sumiso mientras que tú... bueno, yo a ti te conozco muy bien y seguro quisiste hacerlo--

    Eli se sonrojó, como que ya perdió esto --A-Ambos estuvimos de acuerdo...-- Balbuceó y yo asentí.

    --¿Te hizo daño?-- Se metió Corinne, la tomboy.

    --No... bueno... al principio dolió un poquito y sus mordidas...-- Todos clavaron su mirada en mí por lo que tuve que darle unos toques en el hombro para interrumpirla.

    --No habla de ese daño-- Le susurré al oído. Que pena, me siento frío cada vez que intento decir algo frente a este montón de gente... ¿qué hacen aquí?, ¿por qué nos oyen?

    --Ah... no, no me lastimó ni nada por el estilo--

    --¿Te gustó?-- Preguntó Susie a lo que todos la miraron fijamente, esta solo dio un brinco de miedo --Perdón, se me salió--

    Ahora mismo somos el centro de atención en esta mansión por el solo hecho de que nos encontraron a los dos... haciéndolo... y que ahora somos pareja nuevamente. Todo está bien, al menos pude confesarle lo que siento y lo que deseo tener con ella, una familia, ¿acaso esto último fue muy apresurado? Lo dije con todas mis ganas, quiero formar una familia con ella y Eli conmigo.

    Clarissa se quedó allí sentada sin decir nada, Susie miraba a los lados mientras que Corinne observaba a Eli y luego a mí como intentando decir algo pero que se guardaba para sí misma. Ricky se terminó el café, no le quedaba mucho después de haber escupido una parte por lo que se quedó allí con la taza en la mano, por un segundo me pareció haber visto que me levantaba el pulgar y asentía con disimulo, eso es conmigo. El vigilante solo se paró, se rascó las piernas y apartó la nevera a un lado para entrar a un agujero tras de esta, el mismo agujero por donde salí, uno menos.

    --Ok...-- Rompió el silencio Clarissa --Al menos lo que cuenta ahora es que lo suyo por fin pudo solucionarse... no es así?-- Nos mostró su cálida sonrisa.

    --Sí... ya todo está bien entre nosotros-- Respondí.

    --Nunca llegó a pasar nada-- Dijo Eli --No hubo plan, no hubo engaños... nada de eso--

    --Eso es perfecto... ahora, Roland, ¿se lo has dicho ya?--

    --Ya dijo que me amaba--

    --No, Eli, no hablo de eso... Roland lo sabe--

    --Ah, no se lo he dicho... se me olvidaba--

    --Pues ahora es el momento, nada de secretos en esta casa--

    --¿Qué quiere decir?--

    Bien... su madre tiene razón en eso, aparte, me dije que no guardaría más secretos porque solo causarían daños. Así que respiré profundo y tomé su mano por debajo de la sábana y la miré a los ojos.

    --El día que fui al hospital para ver a Megan...-- Sacudí mi cabeza negando --Antes de eso sufrí una decaída en mi apartamento, Clarissa me llevó al hospital y pidió que se me hiciera una tomografía...-- Nuevamente soy el centro de atención en la cocina, Eli se ponía triste mientras apretaba poco a poco mi mano --Ahí se me detectó un... tumor... en la cabeza--

    No hubo ruido en la habitación, sus amigas estaban igual de sorprendidas a excepción de Ricky quien solo bajaba la mirada, al parecer ya lo sabía. Corinne abrazó de lado a Susie, se asustó de lo que había dicho. Vi que una lágrima corría por las mejillas de Eli mientras intentaba decirme algo pero no le salían palabras. La entiendo, nadie quiere recibir tal noticia, menos cuando nos prometimos algo a la larga.

    --Pero... ¿e-es peligroso...?-- Ocultó su preocupación con una sonrisa --¿Puedes curarte de eso?--

    --El doctor dijo que ya lo han tratado antes y...--

    --Entonces sí se puede curar-- Se rió un poco --Eso es un alivio--

    --Sí... pero...--

    --No... dejalo hasta ahí-- Cubrió mi boca, tiene las manos frías --Quiero seguir con la idea de que puedes salir bien de eso... ¿cuándo es la operación?--

    --La verdad que no pedí hacermela aún--

    --¡¿QUÉ?!-- Gritó Corinne. Me asustó el hecho de que haya alzado así la voz... también el hecho que haya sido ella --¿Qué mierda tienes en la cabeza para no hacerte tal operación?--

    --No estaba seguro... tenía miedo--

    --No es excusa, Roland-- Lloraba de a poco Eli --Y si... No no no... no hay que pensar mal en esto, saldrá todo bien...--

    --Esa fue la razón por la que dije que no deberíamos vernos o hablarnos más-- Confesé --Quería irme para no preocuparlos a ustedes porque luego la tensión iba a estar ahí... sobretodo cuando el doctor dijo que, aparte de ya haber tratado con eso antes, estaba la posibilidad de que terminara en estado vegetal... no quería que ustedes acabaran cuidando a alguien que nisiquiera pueda moverse y...--

    --Ya...-- Me calló --Es bueno que pensaras en nosotras, pero fue un mal acto, Roland... ¿sabes que todos aquí te queremos? Tu familia también lo hace, tu madre, tu padre, tu hermana, todos... aquí estamos todos--

    --No quiero ser una molestia, es eso--

    --Nunca lo serás, eres lo mejor que pudo pasarnos y cuidarte no sería problema alguno, no nos importa de qué--

    Allí Clarissa se levantó de la silla --A mi no me importaría cuidar de ti, eres parte de la familia ya, Roland...--

    --¿O es que acaso quieres verme molesta?-- Mencionó Eli mientras me miraba a los ojos. No puedo mentirle, no con esa hermosa mirada sobre mí. Tuve que negarme moviendo la cabeza de un lado a otro.

    --No... no quiero causar daño, ya vivimos lo suficiente--

    --¿Entonces pensarás en hacerte la operación?-- Clarissa se veía preocupada, esperaba que le respondiera la pregunta.

    --Sí...-- Bajé la mirada --Pero antes quisiera decirselo a mis padres también-- Ya que lo nuestro está solucionado, no veo sentido en no seguir hablando con mis padres... ellos también tenían buenas intenciones al igual que yo... con esto confirmo que el camino al infierno está pavimentado con eso... je...

    --Buena elección, no te vas a arrepentir de esto, ya lo verás-- Asentía Eli a lo que su madre juntó sus palmas y miró alrededor.

    --Abrazo grupal entonces-- ¿Abrazo grupal...? --Vamos, hoy pasó algo muy importante y no debemos desperdiciarlo--

    Se agruparon a nuestro alrededor, primero nos encerraron en un circulo a lo que el vigilante entró a la cocina, no usó la nevera para llegar, venía del pasillo. Eli se dio la vuelta dentro de la sábana para ser la primera en darme su más tierno abrazo, su corazón está acelerado del susto que le di con lo del tumor, seguro que más tarde me regañará. Ahí todos terminaron acercándose a nosotros dos para abrazarnos con fuerza, juro haber escuchado una amenaza de Corinne, no logré a entenderlo por completo, pero seguro tiene que ver con golpes.

    Susie lloraba de alegría, se nota que es de las flojitas de corazón, pero me sorprende más que Ricky también esté llorando, ¿tanto le pegó en el pecho este momento? Extendí un brazo rodeando a quien pueda mientras que con la otra sostenía la sábana para que no se cayera...

    --...--

    Terminar así... nunca pude habermelo creído, no importa si lo hubiese dicho el mejor vidente del mundo, estar ahora mismo rodeado de esta gente, en especial de alguien a quien ahora puedo decir que amo es... increíble... no hay mucho que pueda decir ahora mismo, estoy sin palabras ni aliento para dar algún discurso. Hay calidez dentro de mi pecho, alegría... Pensar que ahora mismo estaría en mi casa jugando con mi consola como todos los días, salir a casa de mis padres a escuchar todo lo que tienen que decir pero sin que yo los interrumpiera... que circulo, un loop.

    La apreté a mi pecho con fuerza, su piel tocando la mía y sentir su pecho expandirse con cada respiro que da... uff... Besé su frente y cerré los ojos, mañana hablaré con mis padres, les diré sobre el tumor y seguramente los perdone, ya no me importa, nunca pasó nada malo.

    --¿Están bien, verdad?-- Habló Ricky.

    --Sí-- Susurró Eli --Todo está bien-- Al rato interrumpió su madre.

    --No quiero arruinar el momento, pero recuerdo que Eli y Roland siguen desnudos y que ahora están muy cerca-- Bufó --Quién sabe lo que estarían haciendo bajo las sábanas ahora mismo-- Todos se separaron con los brazos abiertos apenas Clarissa terminó.

    --Ya para con eso, mamá--

    --Ok ok, ya lo dejo, vayan a bañarse... pero antes-- Nos detuvo apenas dimos los primeros pasos --Yo no cambiaré las sábanas de nadie, ustedes limpiaran el desastre--

    Eli se sonrojó tanto que tuvo que caminar más rápido... lo suficiente para hacer que la sábana se cayera dejándome desnudo frente a los demás, ¿se puede pasar más pena en este día? Me cubrí cuando me di cuenta que Corinne y Susie asintieron viendo mi entrepierna.

    --Aceptable-- Comentó la enanita. Me fui de allí apresurado hasta el baño donde me esperaba Eleonor frente a la puerta.

    --¿Por qué aceleraste?-- Le pregunté apenado --Me vieron desnudo--

    --Tú tranquilo, uno, mamá no es como mi tía Marissa-- Levantó un dedo contando --Dos, dudo que Ricky se incline por ese lado, y tres, Susie y Corinne son lesbianas y al mismo tiempo pareja--

    --¿Qué?--

    --Así como lo oyes-- Se reía --Me sorprendió también-- Volvió a cubrirme con la sábana y suspiró cansada --En fin... esto de verdad está pasando, no?--

    Tragué saliva --Sí, está pasando, no es un sueño o algo parecido--

    Sentí su mano acariciar mi pecho con delicadeza mientras reposaba la cabeza en mi hombro --Mejor entramos al baño-- Soltó una risita callada --Será la primera vez que nos bañaremos juntos--

    Entramos aún abrazados hasta llegar a la tina, abrí la llave del agua tíbia a lo que ella me pidió que me sentara en la orilla porque no quería que me esforzara mucho debido al tumor en la cabeza. Solo seguí su orden... si mis compañeros de la escuela supieran esto, dirían que soy la mujer en relación. La tina se llenó hasta la mitad cuando Eli dejó caer la sábana mostrándome su cuerpo, se agachó frente a mí para mirarme a los ojos y luego me plantó un beso en los labios.

    Obviamente lo ibamos a hacer otra vez, ella quiere y yo también así que entré a la tina cuando recordé aquel sueño que tuve. Eleonor gateó desde un extremo moviendo la cadera de un lado a otro hasta reposarse encima de mi pecho, la besé con ternura sintiendo el contorno de su cuerpo con mi mano el cual se pasea por todos lados al mismo tiempo que saboreaba yo su lengua y saliva.

    Allí movió su cintura de arriba a abajo frotando sus labios vaginales sobre mi miembro, me tentaba con cada vaiven que efectuaba sobre este, ya casi no puedo aguantar estas ganas de hacerlo. Tomé una de sus nalgas y apreté provocando que sus gemidos salieran, me entendió a la primera por lo que mostró una sonrisa burlona.

    --Allí vamos entonces, no te haré esperar-- Se apartó un poco de mí y tomó mi miembro con su mano mientras que con la otra separaba los labios de su intimidad --Down we go-- Fue lo que dijo con la voz más tierna que pudo hacer.

    Se lo introdujo con un poquito más de facilidad, estaba un poco apretada pero no como la primera vez. Cerraba sus ojos mientras inclinaba la cabeza a un lado y comenzaba a moverse de arriba a abajo, la tomé por la cintura para ayudarla y no dejarle todo el trabajo. Me acomodé en la tina para que Eli quedara sentada sobre mi cintura, no parecía estar en este mundo, estaba hipnotizada por lo que sentía, había calor en el baño, lo suficiente para hacernos sudar pero solo nos llenaba con las ganas de seguir lo nuestro.

    Ya que ambos estamos sentados pero Eli está un poco más arriba de mí, no puedo alcanzar sus labios con mi beso por lo que decido descargarme con sus senos. Besaba los alrededores de sus uriolas mientras que con ambas manos tomaba sus posaderas para moverla conmigo, conforme llegaba me acercaba más a su pezón, Eleonor arqueaba su espalda exitada.

    --Más-- Pedí inconciente, ella solo obedeció mi petición y aceleró su ritmo.

    Como acto reflejo también hice lo mismo, no tengo la mejor resistencia, pero sé que podré con esto. Penetré con más fuerza cosa que Eli me observó haciendome ojitos y saboreando sus labios, se inclinó al frente hasta rocar la punta de nuestras narices, no separaba su mirada de mis ojos, me retaba por seguir. Rodeó mi cuello con sus brazos y mi cintura con sus piernas, todo sin apartar sus verdes ojos.

    Luego de unos minutos ya no podía seguir, los dedos de mis manos se arrugan por el agua y por lo que siento, los de Eli también. Acompañabamos nuestro acto con besos y caricias hasta llegar al cansancio, por más que queríamos que este momento nos durara todo el día, era obvio que no iba a ser así. Acarició mis mejillas antes de un último beso y acabamos casi al mismo tiempo.

    Eleonor yace cansada con la respiración acelerada al igual que yo, sin embargo, aún así nos mantenía unidos un beso. Aproveché para quitar el tapón de la tina con mi pie para que el agua se vaya y así abrir la llave nuevamente. El agua tíbia remoja mi espalda quitándome así la flojera, me llena con un poco de energía, pero no lo haré otra vez, Eli está cansada y ya es suficiente sexo por el día de hoy. Tomé agua en mi mano para remojar su espalda y muslos, ella gemía mientras se acurrucaba de a poco, le gusta que la bañe. Al estar todo su cuerpo mojado, cogí el jabón para lavarla, froté su cuerpo con este hasta dejarla completamente rebalosa, nos dimos la vuelta y cerré la llave para que no se llevara todo el jabón de su cuerpo.

    Froté su pecho limpiando cada espacio libre sin enjabonar, sus senos se mueven a un ritmo que toma toda mi atención. Al segundo mi amada Eli abre los ojos y sonríe, lentamente se lleva una mano a su seno para acariciarlo mientras que llevaba la otra a su entrepierna para masturbarse frente a mí con un leve movimiento de su dedo sobre el clítoris, todo esto mientras yo enjabonaba su cuerpo. Luego prosedió a morder su labio sin ni siquiera separar su vista de mí, no es incómodo, es que ya lo hicimos como cuatro veces y no quiero exagerar mucho.

    De pronto Eli toma mi miembro por sorpresa y lo acerca a su cavidad --Última y listo-- Se rió un poco.

    Sonriente me negué con la cabeza por lo que hizo un puchero, apreté la punta de su nariz con mis dedos. Allí empezó con otro plan, como aún seguía sosteniendo mi pene en su mano, inició con un frotamiento acelerado, de verdad que no se va a cansar.

    --¿En serio?-- Le dije intentando calmarme, sin embargo, Eli solo sonrió.

    Seguí enjabonando ignorando lo que me hacía pero las ganas son muchas, no quiero que se detenga. Por Dios, esto podría ser ya un porno demasiado raro, seguro que enjabonar a alguien debe ser un fetiche en algún lado de este extenso planeta... más por la única parte que no he llegado, sus pechos. Dejé el jabón a un lado para agarrar lo que ya tenía en el vientre y pasarselo con mis manos, los amasé sin mucha fuerza, Eli cerró los ojos, de verdad que no aguanto. Levanté su cintura con ambas manos y volví a penetrarla liberando todo dentro. Al liberar la última gota, me separé poquito a poquito observando como mi falo salía con lentitud de ella hasta estar afuera completamente, logro ver un delgado hilo provocado por sus fluidos que va desde la punta hasta su entrada... solo espero no terminar sádico con esto. Siento la cabeza ligera y el corazón late fuerte, uff...

    --Sabía que ibas a ceder-- Se chupó un dedo.

    --Listo, ese es el último, vale?-- Jadee.

    --Uy sí, te vas a desmayar-- Bufó pero al rato cambió su expresión al recordar y se sentó preocupada --Perdón perdón perdón... ¿estás bien? lo olvidé, disculpa--

    --Sí, estoy bien, no es nada-- Me tiré a su lado en la tina a reírme en voz baja --Tienes mucha energía--

    --Fue un error mío, que irónico, ¿no?-- Acarició mi cabello --Yo deseando cuidarte para que nada malo te pase y casi te mato con sexo-- Me acompañó en la risa --Que peligroso...-- Abrió la llave de la tina para bañarme a mí, por suerte no hicimos nada más... bueno, solo me tocó unas cuantas veces pero nada que me lleve a otro evento.

    Salimos normal de la tina cuando recordamos algo... nunca cogimos un paño para secarnos, y creer que eso de que se me olvidaban las cosas ya había pasado. No vimos de otra que tomar la sábana que estaba en el suelo y salimos mirando a los lados esperando no toparnos con nadie, al llegar a la puerta de su habitación recordamos otra cosa.

    --La cama-- Me dijo medio callada --Creo que está un poquitito mojada-- Hizo señas con sus dedos.

    --Esto... no creo que sea poquito--

    --Tema finalizado, Roland, no hablaremos de eso, me da pena-- Me reí de ella, sabe que la culpa fue suya y que no fue un poquitito como dice.

    --Entonces vamos al mío--

    Caminabamos como pingüinos de lo apretado que estamos --¿Esa es otra erección que siento en la nalga?-- Dijo con sorpresa.

    --No... es mi dedo, no puedo separar las manos de mi cintura--

    --Ah... hubieses dicho que sí--

    --Mala mía--
  • Antonionoventayseis
    Subí las escaleras apresurado como si el mismo Diablo me persiguiera. Esto que está ocurriendo debe ser una maldita broma. Por suerte no dependo completamente del bastón para llegar arriba, aunque no es tanta mi velocidad. Allí miré la puerta de mi habitación y luego la de Eli, no hay nada fuera de lo común, sin embargo, debido a las grabaciones que el vigilante me mostró... no puedo permitirlo, debo salvarla de tal barbarie. En eso escuché algo que se cayó en su habitación. Mis manos se ponen frías como si las enterrara en la nieve, mi respiración se acelera y las piernas me tiemblan sin control. Sin embargo, esto no me detuvo. Giré el pomo de la puerta sólo para darme cuenta que esta no abría. Sentí ese puño en mi pecho apenas me entero de la situación, y ese maldito sonido al otro lado de la puerta no me deja pensar... ese sonido de una cuerda al sostener un objeto pesado...

    --¡ELI!--

    Grité lo más que pude pero no recibo una respuesta de su parte... Joder, espero no lo hayas hecho, Eli... eres más fuerte que eso, yo te conozco. Pateo la puerta con fuerza y no abre, lo intento otra vez esperando un cambio... pero era el mismo resultado. ¡Maldición! Nuevamente pateo la puerta pero ni se molesta en abrir. El terror me está matando, que sólo sea una pesadilla mía, que solo sea eso, por Dios. Quisiera abrir mis ojos y verme acostado en la cama de la habitación de al lado... o al menos en mi casa y así evitar que estos eventos se hayan dado. Retrocedí hasta llegar al pasamanos de la escaleras y tomé fuerza para correr contra la puerta y así golpearla con todo mi peso en la orilla, lejos de las bisagras. Tanta fue mi sorpresa cuando esta se rompió.

    --¡Eli, no!--

    En la habitación me encuentro con la peor imagen, Eli se encontraba desnuda y colgada del cuello mientras luchaba por aire. En el suelo yacía la silla tirada junto a la sábana blanca que ha estado usando estos días para cubrir su cuerpo. Me paré del piso tan rápido como pude, mi pierna comenzó a doler debido a la bruzca acción. No quiero que me falle ahora, no por favor. Aún tengo oportunidad de salvarla, todavía sigue luchando por respirar, todavía tengo tiempo. La abracé por las piernas y levanté con todas mis fuerzas, tal vez así no le apriete tanto y pueda quitarse la soga amarrada en su cuello, sin embargo, me doy cuenta que tiene dificultades. Busqué por el suelo algo que usar de apoyo y ayudarla hasta que vi a un lado de mi pie está la silla que seguro usó para intentar suicidarse.

    Me afinqué de mi pié izquierdo e ignoro el dolor del hueso mientras que levanto la silla con la otra. Se cae una vez. Calma, tengo otra oportunidad, Eli sigue luchando. Otra vez vuelve a caerse. Maldita sea, no logro levantarlo como debe. Respiré profundo y lo volví a intentar, esta vez salió como quería, pude levantar la silla a lo que, aún sosteniendo sus piernas, me paro encima de este.

    --¡No vas a morir!, ¿me escuchas?-- Le grité con fuerza.

    La soga está muy tensa, debo levantarla un poco más. Cogí fuerzas y lo hice, no se me dificultó mucho gracias a la adrenalina que corre por mi lastimado cuerpo. No tengo idea de cómo voy a quitarle la soga del cuello... tal vez si muerdo aquí... sí, creo que de esa forma sí funciona. Como tenía pensado, mordí el nudo que tenía tras su cuello, con un poco de esfuerzo puedo desamarrarlo pero aún me falta por hacer, tiene 3 vueltas. No me importa, debo salvarla. Mordí cada una de ellas y halé hasta quitarlas una por una, gracias a la ayuda que Eli me otorgaba, pude liberarla de ese cruel destino. Reaccionando a tiempo, sentí cómo todo su peso recae en mí por lo que pierdo el equilibrio. Para nuestra suerte pude inclinarme de un lado para esa forma caer en la cama sin recibir tanto daño.

    --Uff...-- El suave colchón amortiguó mi caida y yo amortigüé la de Eli la cual me hizo quedar sin tanto aire --Despierta-- Le dije agotado a la vez que doy palmadas en su mejilla hasta que la oí toser con exageración y se retorció.

    --R-Roland-- Se volteó a mí con los ojos entrecerrados mostrando tristeza. Ahí pude observar como caían lágrimas por sus mejillas --¿Por qué?--

    --Porque te amo, ¿que no es obvio?-- Grité sin querer provocando que me mirara con sorpresa a los ojos.

    --No... no puedes amarme, Roland... no después de lo que te hice, yo te destruí y...--

    La tomé por la barbilla para interrumpir lo que sea que iba a decir y besar sus labios gentilmente para después esconder mi rostro a un lado de su cuello.

    --Quiero hacerte entender que lo eres todo para mí, no puedo vivir si no estás a mi lado-- Terminé confesando lleno de miedo --Mi vida no era más que una cascara vacía antes de conocerte. Siempre estuve metido en mi cuarto preocupado por lo que me prepararía el futuro sin hacer nada a cambio para cambiarlo... Si no hubiese sido por ti, ahora mismo estuviera muerto porque no soportaría ver a otras parejas agarradas de las manos, hablándose de lo tanto que se aman, de los besos que se dan y... maldición, Eli... te amo... fuiste la primera persona que llegue amar... ya no me importa lo que ocurrió aquel día. Gracias a tí dejé de sentirme invicible al mundo--

    Hipó por un momento antes de tomar mi rostro con sus frías manos para así verme directo a los ojos. Se veían lágrimas que caían pero al final no lloraba con la fuerza que quería.

    --T-También te amo, Roland... me asusta tanto la idea de no volver a tenerte, creí que nunca ibamos a estar juntos... tu personalidad, tu apariencia... Eres tan dulce y tímido, igual que un nio. Por primera vez en mi vida pude encontrar a alguien a quien pueda dedicarle mi tiempo, mi cuidado y mi amor... eres como un muñequito frágil el cual quiero volver mi prioridad. No quiero que volvamos a pasar por esto otra vez, nos causó tanto daño... Siento mucho lo que te provoqué, de verdad que lo siento mucho, todo fue culpa mía... mi culpa...-- Hundió su cabeza en mi pecho.

    --Shhh... ya pasó... ya pasó...--

    La abrazo contra mi pecho mi pecho, no pienso soltarla. Ella se ha vuelto muy valiosa para mí, no me importa las cosas que me hizo, al fin puedo creer lo que me decía... Yo la amo, y ella me ama a mí, eso es todo lo que importa ahora mismo. No sé lo que haría si la hubiese perdido hace unos minutos, si la puerta no se hubiera roto... Maldición, mi corazón va como loco.

    Me cuesta creer que lo haya hecho, pero al menos pude salvarla... No quiero ni imaginarme lo que hubiese pasado si Clarissa me hubiese llevado a casa de su hermana... muchas lágrimas y llantos, eso sin mencionarme. Me da escalofríos pensar en eso solamente. Mi mejor opción es borrar esas imagenes de mi cabeza, no quisiera soñar con eso alguna vez. Le doy otro beso antes de separarme de ella y cubrirla con las sábanas de su cama, pero antes de sentarme a su lado, comienzo a revisar su cuello.

    --Estoy bien-- Me dijo mirando con pena a un lado.

    --¿Cómo que "bien"?-- Regañé --Intentaste ahorcarte hace unos minutos, ¿cómo puedes estar "bien"?-- Eli me abrazó sin decir nada, lo hizo así porque... porque sí. Estaba temblando de miedo y lloraba callada. Estoy aterrado. También la abracé intentado no llorar de igual forma --No... no vuelvas a hacerlo-- Susurré --Prometelo, dime que no volverás a intentar tal cosa, por favor--

    --L-Lo prometo... Roland--

    Fue en ese entonces que se desahogó. Lloró con ganas apretándose contra mí, solo era cuestión de tiempo que yo la acompañara en su tristeza.

    --No sé lo que haría si te perdiera, Eli-- Terminé diciendo. No fue uno de esos susurros que de vez en cuando llegaban cuando me sentía solo, esta vez fui yo quien lo dijo en verdad.

    --Te amo tanto-- Dijo entre llantos --Por favor, perdóname, no quise hacerte tanto daño--

    --Todo estará bien, te perdono...--

    Caímos a la cama completamente cansados. Apenas la tarde había empezado y las cosas se pusieron un poco pesadas. Esta será para siempre la mejor decisión que pude haber tomado. Si me hubiese ido con Clarissa, lo que ibamos a encontrar de regreso nos mataría... no debería pensar en eso, pero es la verdad. Qué bueno que decidí quedarme. Ahora Eli yace dormida sobre mi pecho respirando con tranquilidad con una ligera marca roja en el cuello. Acaricio su cabello notando la suavidad que ya me hacía falta y cubro un poco más sus hombros con la sábana.

    No importa cuánto tiempo estuve con ella, me pareció toda una vida estar acompañado de Eli en su habitación, aunque estuviese dormida. Estiro los brazos acabando con el cansancio y veo el reloj que marca la hora, todavía es muy temprano y por lo que llego a recordar, Eli no ha comido mucho estos últimos días. Hay un par platos a medio comer y esta mañana vi a Clarissa guardando las sobras de los otros platos para el perro, ¿cómo hace para no perder de peso incluso cuando no come?

    Mejor voy a hacer algo para comer. Así como ella quería, de ahora en adelante las cosas serán como antes. Nunca nos pasó algo malo, nunca nos llegamos a separar, nunca le dije aquella horrible palabra en casa de mis padres, nunca me molesté con ella, nunca le pedí que dejara de hablarme... Nunca intentamos esa atrocidad de quitarnos la vida en algún momento. De a poco me voy girando hasta salir de la cama, también tengo algo de hambre. Pero justo antes de pararme, Eli toma mi mano.

    --¿A dónde vas?-- Me preguntaba soñolienta a lo que le sonreí.

    --A preparar algo de comer para los dos... también debo deshacerme de la cuerda--

    Miró mis ojos un momento y asintió calmada --Voy contigo--

    Nos tomamos de las manos y salimos de la habitación. Eli parece que anda disfrazada de fantasma cosa que me da mucha gracia, es cómica, su cara tiene un ligero enrojecimiento a la vez que logro notar una sonrisita dibujada. Le ayudé a bajar las escaleras y observé todas las esquinas en la mansión, el vigilante debería estar vigilándonos, espero que no haya llamado a Clarissa para avisarle sobre lo de Eli.

    Al llegar a la cocina, la dejé allí sentada mientras que buscaba poner la cuerda otra vez en la casa del perro. El patio yacía cubierto por esa gruesa capa blanca de nieve pero no hacía tanto frío como la tormenta de hace unas noches. Caminé hasta el hibernadero para coger una chaqueta y dirigirme a la casita del perro. Espero que Clarissa lo traiga hoy de casa de su hermana, así tendremos a alguien más que vigile la casa.

    En el momento que me acerqué a la casita del perro, aparté la nieve en el suelo en busca del clavo para amarrar la cuerda. No me tomó tanto tiempo, la até y miré al cielo. Las grises nubes adornaban todo aquello que podía observar, las copas de los arboles yacían cubiertas también y las montañas en la lejanía sólo mostraban la mitad inferior al estar escondidas tras las nubes. Cada vez más esto se parece a la escuela que asistí, de verdad que quedaba lejos, pero valió la pena, me enseñaron bien.

    Regresé a la cocina cuando sentía que la vestimenta ya no me protegería por mucho del frío. Eli seguía allí preparando algo para comer. Se suponía que lo haría yo para que ella no se esforzara en algo hoy. La tomé por la cintura y la aparté a un lado para ayudarla, no era mucho lo que ibamos a hacer. Calentamos algo de pan y preparamos leche caliente para luchar con el frío, luego subimos al cuarto otra vez, al menos allí está algo cálido.

    Nos sentamos en la orilla para comer lo que habíamos hecho, me aseguré de ser lo más gentil posible y opté por darle yo mismo la comida en su boca, como si fuera una bebé. Eli me sonreía cariñosa. Le di otro pedazo para que comiera hasta que se lo terminó todo, al voltearme para dejar el plato en la mesita, veo por la ventana que comienza a haber vientos fuertes acompañado de la nieve que se pegan al cristal.

    --¿Satisfecha?--

    --Sí-- Afirmó moviendo la cabeza --Gracias-- Tosió un poquito.

    --No hay de que... es lo menos que puedo hacer por ti-- Sacudo las migajas de comida que cayeron en mi pantalón y en su cama.

    --Todo lo que hagas será suficiente para mí, Roland--

    Me reí un tanto junto a ella hasta que reposé mi cabeza en su hombro con los ojos cerrados sin pensar en nada. Siento cómo mi peso se iba hacia abajo como cuando tengo sueño. Eli pasa su brazo por mi espalda para acariciarla y recostar su cabeza en mí también.

    Por un rato abro mis ojos cuando divisé que en sus labios habían unas cuantas migajas de pan que no le había quitado. Al igual que en el centro comercial, con mi pulgar se los fui quitando uno por uno hasta dejarla limpia... pero no aparté mi dedo que ahora se encontraba en un extremo de su boca. La acaricié ahí por unos segundos sintiendo los pliegues hasta que, sin pensarlo dos veces, acerqué mis labios a los suyos lentamente hasta tocarlos. Un acto reflejo.

    Fue un tierno beso aquél que no iba a llegar hasta ahí. Sin separarme acaricié sus mejillas con mis dedos hasta llegar a un costado del cuello apartando el frío de su piel. Al principio no hicimos más que un simple beso hasta que de a poco ibamos ganando calor. Con timidez danzamos nuestras lenguas mientras ibamos subiendo la velocidad por cada minuto que pasaba. Rodeé su cuerpo por encima de la sábana para abrazarla con cariño.

    Fue en ese entonces que Eli hizo la siguiente movida. Se inclinó hacia mí con ambas manos en mi pecho queriendo recostarme en la suave cama... tampoco es que me doliera tanto las heridas, la mayor parte de ellas no me duelen desde hace un par de días ya. Me dejé llevar por el momento como si me hubiera hipnotizado, con solo tocar sus labios me quedé hechizado, así como cuando veo sus verdes ojos. No tengo idea de hasta dónde llegaremos con esto, y dudo que Eli también la tenga.

    Froto toda su espalda mientras me ahogo en ese largo beso que terminará descontrolándome si bajo la guardia aunque sea por una fracción de segundo. Sin embargo, todo comenzó sin aviso y al parecer muy rápido a pesar de sentir haber pasado una eternidad. Eli estaba justo a mi lado sin separarnos. No hacíamos más que abrazarnos con fuerza y comernos a besos a lo que ella abrió la sábana que cubría su cuerpo desnudo para dejarme entrar en aquella guarida que la mantenían a salvo de los monstruos bajo la cama... en otras palabras, había tomado como una preza, imposible que me soltara ya. La calidez de estar con ella, algo que casi olvidaba. El calor dentro de mí que corre desde la nuca hasta el final de mi columna se hizo presente a la vez que siento su cuerpo desnudo junto a mi ropa. Apenado la alejé un tanto.

    --¿Qué haces?-- Dudosa se dirigió a mí.

    --No me parece algo justo que estés desnuda y yo... bueno...-- Me reí a lo bajo y lleno de pena.

    --Oh...-- Miró a un lado con la cara ya roja --Yo te ayudo con eso-- Así misma se ofreció a ayudarme.

    --¿Eh...?--

    Intentó ronronear en mi oreja --Es lo menos que puedo hacer-- No sé decir si es poner miedo o evitaba llorar por lo "fresa" que estaba la situación.

    Primero no le creí... pero ahí introdujo ambas manos por debajo de mi camisa para acariciarme el pecho y prosedió a quitarmela. Me miraba a los ojos y luego a mi cuerpo para ver lo que hacía. En mi pecho ya solo quedan algunas que otras cicatrices, nada que la asuste... que yo sepa. Al rato de pensarlo, siguió para desabotonarme el pantalón y quitarmelos. De los zapatos me deshice con facilidad porque no estaban muy apretados... Y allí estabamos los dos, ella desnuda y yo solamente con la ropa interior puesta.

    --No quisiera que fueran besos nada más, Roland-- Me confesó algo callada. Apenada me fue quitando lo último que llevaba puesto y me cubrió con la sabana. Mi erección estaba apretado justo frente a su intimidad al mismo tiempo que me palpitaba --Te amo mucho-- Me dio otro beso antes de abrazar mi cintura con sus piernas.

    --Yo también te amo, Eli... y q-quisiera confesarte algo-- Respiré profundo --Quisiera, con todo el corazón, que seas la mujer con quien pasar toda mi vida y formar una familia--

    De sus ojos salieron una cuantas lágrimas que limpié --Yo también... quisiera tener una vida contigo junto a nuestra familia... no... desearía eso--

    --Más que eso...-- Medité --Creo que sería una promesa--

    --Una promesa será entonces-- Nos sonreímos.

    Con otro duradero beso de lengua se posicionó arriba a la vez que acariciaba mi pecho con cuidado. Yo intentaba hacerle cosquillas por los costados de su cintura y torso provocándole reacciones no tan bruscas en su cuerpo... algo así como cuando te aguantas las ganas de toser, esto daba como resultado que sus labios vaginales dieran un exitante roce sobre mi miembro a lo que poco a poco va mojando el tallo con sus fluidos. Llevé una de mi mano hasta su cintura mientras que con la otra la dirigí un poco más allá. Paseé la palma por su nalga hasta llegar a su entrepierna, allí busqué un poquito más hasta encontrarme con sus labios completamente mojados.

    Dibujé circulos en su entrada cosa que la hacían gemir y reír a veces. Me sorprendo antes las reacciones que le causo con tan solo mover mis dedos en aquella delicada área. Ya casi no puedo soportar esto que siento my dentro, pero no es la hora, debo esperar un rato más. Debo buscar un momento de relajo para no dejarme llevar por el instinto salvaje que estaba a punto de poseerme. Beso su cuello aguantando las ganas de seguir, Eli arqueaba la espalda apretándose más contra mí al mismo tiempo que sigo con los movimientos de mis dedos en sus labios mientras ella silencia sus gemidos con suspiros.

    Extasiado de besos, contemplé sus senos que firmes estaban ahí con los pezones apuntando mi pecho. Y como un bebé, me llevé uno a la boca. Succioné con lentitud, bastó solamente con eso para que Eli se dejara caer encima de mí recostando su cabeza al lado de la mía y soltar un fuerte gemido en la almohada. Pero no lo dejé hasta ahí. Nos dimos las vueltas para ser yo quien estuviera arriba esta vez creyendo que encontré una debilidad en ella. Otra vez succiono su pezón con un poco más de fuerza. Se nota que quiere gemir de placer pero se cubre la boca con las manos, lo que veo que no puede cubrir completamente es esa sonrisa de ganadora que logro ver, como si esto se tratara de un juego... uno que no pienso perder. Aproveché para morderla ligeramente hasta que soltó uno fuerte.

    --Tramposo-- Hizo un puchero --No se vale--

    --¿Entonces por qué no me detienes...?-- Volví a morder provocando en ella otro fuerte gemido.

    De todas las veces que le hice la misma "trampa", en ninguna me detuvo. Como ella lo veía, lo que estabamos haciendo parecía más a un juego. Después de tantas risas y bromas entre nosotros, al minuto terminamos con las caricias y las besos para vernos a la cara por unos segundos que parecían eternos. Minutos en las que nos decidíamos si seguir con lo que veníamos haciendo desde hace un largo rato. Todo se puso tan callado que se sentía como si me taparan las orejas. La admiré de arriba a abajo... se ve tan hermosa con su cuerpo desnudo frente al mio. Vi que tragó saliva y acarició mi pecho con cariño.

    --¿Estás segura?-- Esperé su respuesta --Si no quieres seguir puedes decirmelo, yo entiendo...--

    --Sí, quiero seguir-- Sonrió --Estoy lista--

    Afirmé con la cabeza antes de besarla otra vez. Mostrando pena separó un poco más las piernas hasta que tuve una vista clara de su mojada intimidad. No estaba seguro si hacerle lo mismo de aquel día, pero cuando me le acerqué ahí abajo, Eli me tomó el rostro negando.

    --Serán estos labios esta vez-- Señaló su boca.

    --¿No te gusto aquello?--

    --No es eso... es que me pone celosa que te enamores de esos labios y no los de arriba-- Balbuceó como toda una niña. No vi de otra que reírme de tales palabras.

    --Muy bien, estos serán mis labios de ahora en adelante-- Susurré antes de un beso.

    Sin movimientos rápidos o desesperados tomo mi miembro y lo llevo hasta su cavidad que parecía brillar gracias a la humedad de sus fluidos. Nuevamente la miré a los ojos en caso que se asuste y quiera parar, sin embargo, no fue así. Eli asintió esperando que lo introdujera aunque se notaban sus nervios. Esperando lo mejor, apliqué un tanto de fuerza pero este no entraba, se encontraba algo apretada de lo que creí. Lo volví a intentar, Eleonor cerró sus ojos y gemía de a poco mientras se agarraba de la sábana, sin embargo, sólo conseguí que la cabeza se deslizara hacia arriba dejando un pequeño hilo de liquido preseminal que nos conectaba. No pude lograrlo. Me pongo nervioso porque me llega la idea que estoy haciendo algo mal y nos saltamos uno o dos pasos. Otra vez empujé con más fuerza pero con el mismo resultado.

    --Eres débil-- Intentó burlarse.

    --No es debilidad...-- Bajé la mirada hasta sus labios viendo si estoy apuntando mal --...estás muy cerrada-- Regañé y volví a morder su pezón como castigo por lo que ella me dio la vuelta... me doy cuenta que por tercera vez este día, estoy abajo.

    --S-Son lo nervios-- Aseguró. No sé qué me da más risa: su intento de molestarse o el hecho de que se comporte tan infantil en un momento como así.

    Nos quitamos la sábana de encima y Eli tomó mi miembro para dirigirlo otra vez entre sus labios vaginales. Como una profesora me dijo que aplicara más fuerza esta vez, que después de todo, el sexo tampoco es algo fácil y es normal que se nos dificulte tanto. A parte, me remarcó que, al igual que yo, esta era su primera vez y que sólo hacía lo que había visto en películas y en la internet. Respiraba hondo y buscaba una posición cómoda para seguir con esto. La tomé por la cintura, teníamos miedo, pero no ganaríamos nada sin arriesgarnos. Tomando una bocanada de aire, empujé mientras que ella bajaba despacio. Lentamente observo como se va ocultando mi pene en su sexo. El corazón me late muy rápido, siento lo cálida que es por dentro y lo apretada que está con cada leve empuje que efectuaba.

    Cuando por fin todo estuvo dentro, nos tomó un rato para acostumbrarnos a la sensación de estar por fin conectados de esta manera. Eli respiraba acelerada esperando el momento de moverse. Se pellizcaba lentamente uno de sus pezones erectos para seguir para que dio el primer movimiento ritmico de arriba a abajo, el cual era lento pero estimulante. A su ritmo me moví también para no dejarle todo el trabajo. Esa cosquilleante sensación en la punta de mi glande moviendose dentró de ella es tan relajante que no quiero que se termine nunca, mientras veo como mi miembro desaparece allí entre sus pierna, Eli se inclina hacia mí y toma mi barbilla para que la vea a los ojos mientras consumamos el acto.

    Nuevamente vuelvo a coger sus senos con mi manos para comenzar a masajearlos al mismo tiempo que Eli incrementa la velocidad. Nunca imaginé que ibamos a llegar hasta este punto. No le hablaba mucho cuando llegué aquí la primera vez, luego entablamos unas cuantas palabras sobre noticias pero nada más allá... a pesar de sentir ese odio, muy dentro de mí, la seguía amando así me lo negara muchas veces. Algo muy extraño para mí, una persona que estuvo gran parte de su vida en una rutina que no cambiaba en lo más mínimo, algo que repetía una y otra vez cada semana sin quejarme siquiera... Y tenía razón... Gracias a ella mi vida se volvió un tipo de aventura, la golpiza que recibí se podría tomar como "acción"... sí, digamosle así. Conocerla fue romance, y ni hablar de cuando su primo el policía nos persiguió ese día.

    Eli se detuvo luego de un largo rato, estaba cansada. No la culpo, así como ella dijo, el sexo es algo sencillo, además que el frío no nos ayuda mucho que digamos. Se quedó allí sentada sobre mi miembro el cual estaba completamente dentro de ella. Ahí empezó otro movimiento, esta vez de adelante hacia atrás mojando toda mi entrepierna con su nectar. Al momento que pareció echarse mucho hacia atrás, como para caerse, la sujeté y comencé a moverme para no darle todo el trabajo. Me miró sorprendida. Penetré con más energía para no quedar mal frente a ella. Este momento debe durarnos mucho más de lo que queremos, quiero hacer que se sienta tan bien como ella me hizo sentir la primera vez que nos besamos en mi apartamento.

    Me senté para abrazarla y moverla conmigo. Con sus brazos rodeó mi cuello para mirarme fijamente a los ojos, ese verde cristal me hipnotiza cada vez que los veo, son tan... preciosos, nunca me cansaré de ellos. Beso sus labios con tantas ganas que pienso que no expreso mi amor a ella lo suficiente. Quiero tenerla mucho más cerca que ahora, suena imposible, pero es la verdad, no sé cómo explicarlo. Su respiración golpeaba mi rostro y me dejaba escuchar los gemidos que liberaba con gusto a un lado de mi cabeza. Se sentía liberada, como si se quitara un peso de encima. De a poco sentía que su cavidad se suavizaba por lo que la entrada y salida no se dificultaba.

    Desgraciadamente, depués de sabrá-Dios-cuánto tiempo, mi eternidad con ella llegaba a su fin. Ambos estamos a punto de terminar nuestro momento mágico que desearíamos seguir.

    --¡Te amo, Roland!-- Gritó alegre Eli, cosa que me sorprendió... y asustó, claro.

    Feliz repetí --¡Te amo, Eleonor!--

    Liberé todo dentro de ella sin dejar que saliera una sola gota a la vez que Eli también terminaba. La cama se mojó tanto de sus fluidos como de nuestro sudor. Con el corazón yendonos a millón, nos relajamos sobre la cama mirándonos a los ojos y sin salir yo de ella, seguíamos conectados. Eran tan fuertes los latidos que llego a oír los suyos queriendo romper su pecho.

    --Eso fue...-- Negaba con la cabeza antes de ocultar su rostro en mi pecho --No sé qué decir... ¿de verdad es así de emocionante...?--

    Solté una risita --No me lo preguntes... es mi primera vez también--

    --Puedo sentirlo todo aquí dentro-- Señaló su vientre --Fue muy... especial...-- Lloraba de a poco --Ay, Roland...--

    --No llores, por favor-- Sequé sus lágrimas --Me enorgullece que seas la mujer con la que pasé este momento... y me enorgullece que seas la mujer con la que pasaré el resto de mi vida--

    --Ya lo prometimos, y lo volvemos a prometer, ya sabes... para que sea más importante de lo que ya es-- Suspiró con fuerza --Una familia...-- Recordó.

    --Sí, es lo que tendremos, Eli. Una familia--

    Pero si hay algo que me incomoda un poco es el hecho que nunca pude estar arriba ni por un minuto. En el beso que nos dimos, Eli mordió con suavidad mi labio a lo que aproveché de darnos la vuelta. La tomé por la cintura para mantenerla fija y volver a moverme. Eleonor me observaba a los ojos, seguro se preguntará si voy a seguir después de haber terminado hace un par de minutos. Rodeó con sus piernas mi cintura y asintió, comencé con un vaiven suave y así no ser tan brusco ya que debería estar sensible. Soltó por fin mi labio para morder el suyo.

    Una familia nos prometimos y es lo que tendremos. Aceleré el ritmo hasta llegar al punto en que mi amada Eli liberaba sus gemidos con confianza una vez más. Sé que será extraño decir esto... pero estoy cansado y al mismo tiempo no. No quiero convertirme en un sádico después de esto, pero si es lo que ambos queremos... bueh... Confiado llevé una mano hasta su nalga y apreté sin tanta fuerza y subí la otra con lentitud hasta su espalda. De un momento a otro se me ocurrió abrazarla con fuerza para sentarme en la orilla de la cama con ella aún encima, los dos seguimos el movimiento placentero a lo que nos corrimos otra vez.

    --Dos veces ya-- Me dijo.

    --Sí... uff-- Me reía con ella --¿La tercera?--

    --¿Puedes...?--

    --Claro-- Eso espero...

    --Muy bien, pero que sea en el suelo-- Asentí --Aparte, quiero estar arriba otra vez--

    Pasamos las siguientes horas amándonos con locura, lo hicimos una y otra vez como si nos alimentáramos de eso únicamente, ¿cuánto tiempo en verdad? no lo sé, y tampoco me importa porque no es importante. Lo que vale es que ahora estoy con ella y nunca más nos volveremos a separar. Mañana a primera hora iré al hospital a visitar a mis padres, con suerte Megan estará despierta y les daré la noticia a todos.

    A la hora de haber terminado no-sé-cuántas veces más (y de casi morir de cansancio), terminamos jadeando y exitados en el suelo sin nada que nos cubriera. Mi pene se encontraba tan sensible que me "drogaba" cada vez que ella me tocaba ahí. Lo mismo iba para su vaginita, si tocaba, liberaba ese gemido exagerado. La respiración de Eli es lo más relajante que puedo sentir en este momento. Su pecho pegado al mío golpeándome con sus latidos era gratificante. De por sí pudimos caer dormidos completamente de no haber sido por la puerta de la habitación el cual se abrió mostrando a Clarissa, Corinne y a Susie acompañadas del vigilante quien parecía ignorar lo que sucedía. Las tres mujeres nos miraban con cara de trauma a lo que Corinne cerró la puerta lentamente...

    --Eli se encuentra bien... sip... nada malo...-- Le escuché decir detrás de la puerta... ya puedo hasta imaginarme el tema de conversación de hoy...
  • Antonionoventayseis
    Primero que nada, se suponía que esta historia era más larga, pero se me dificultó tanto desarrollar la trama que, por desgracia, me rendí ante esto. Por suerte se me ocurrió hacer un solo capítulo de lo que sería el final y publicarlo. No me gustaba dejarlo en el olvido. Espero les guste, nos leemos luego.


    ---------------------------------

    Había mucho frío. No contaba con que el ambiente se encontrara así en mi encuentro con ella. No estaba muy seguro de lo que tenía que hacer, solo estaba allí sentado a orillas de mi cama espectando su maravilloso cuerpo frente al mío. Mi garganta seca de los nervios no me permitía decir palabra alguna, aunque tampoco creo que sean necesarias ahora mismo.

    Apartó a un lado la ropa que a sus pies descansaban para así dar lentos pasos en mi dirección con su estupenda expresión de inocencia plasmada en el rostro. Nunca antes la habia visto de esta forma. Es tan sureal... tan... imposible de creer. El mundo de mis pensamientos da vueltas a riendas sueltas sin mostrar signos de calmarse.

    Al estar lo suficientemente cerca, llevé ambas manos a su cadera para atraerla a mí y besar su vientre antes de reposarme allí sintiendo como sus manos acariciaban mi cabello. Con lentitud llevé una de mis manos hacia su muslo para apretar un tanto cosa que la hizo desbalancearse un poco. Por suerte la tenía bien sujetaba para que no cayera y empeorara las cosas más de lo que estaban.

    Se me arruga el corazón de tan solo pensar en lo que podría pasar a futuro. Tal vez no vuelva a verla. Siempre está presente una pequeña probabilidad que de tan solo pensarlo me inquieta. Fue esto el deseo de ambos. De verdad no deseo que se vaya de mi lado por más que su familia lo niegue... no quiero eso.

    La tomé en mis brazos para recostarla en su cama con tanta delicadeza como me fuese posible. Sus ojos azules como el cielo apuntaban los míos queriéndome decir que estaba lista. La observé de arriba a abajo siendo testigo de la luz que emanaba de su blanca piel gracias a los rayos de luna que por la ventana entraba y caían sobre ella.

    --Toda una Diosa-- Dije susurrado. Pero a decir verdad, tales palabras quedan muy cortas a lo que en verdad estoy espectando --Te deseo tanto, Hera--

    Me recuesto a su lado plantándole el primer beso este día en sus labios. Hera accedió a este girando su cuerpo hacia el mío para así abrazarla y pegarla a mí. Danzando nuestras lenguas en aquella oscura habitación sin ruido alguno, ambos emanamos el vapor de nuestros cuerpos ignorando con totalidad el frío hacía poco estaba molestando.

    --Roy...-- La oí decir al separarse un tanto de mí. Por su mejilla vi correr una pequeña lágrima que me alarmó, sin embargo, justo antes de decir algo, Hera me silenció posando sus dedos en mis labios --Estoy bien, es solo que...--

    --¿Hice algo mal?-- Intenté mantenerme tranquilo pero ella solo negó sonriendo.

    --No es eso-- Paseó su dedo desde mi labio hacia la barbilla y de ahí al pecho --A veces pienso que fue una crueldad del destino revelar nuestro amor sabiendo el final del camino--

    --Yo no creo eso-- Respondí --Sí, sé cómo terminará esto. Pero eso no quiere decir que será el final definitivo de lo nuestro-- Aparté las hebras de cabello rubio de su rostro para besarla una vez más --Por ti haría lo que sea para no dejar morir este sentimiento. No me importa que tan lejos te lleven tus padres para que tengas esa vida perfecta que tanto quieren que tengas, yo voy a estar siempre contigo--

    Me miró con sorpresa. Creo que desde que la conozco, no he dicho algo así. Sí, no es la gran cosa, pero es muy distinto decir algo desde corazón a decirlo como una oración cualquiera. Simplemente se nota.

    Otra vez la besé con ganas para por lo menos desahogar estos pensamientos de abandono que estaban empezando a aparecer en mi conciencia. Con una mano ya bajo su cintura, levemente la levanté para tomar una almohada y colocarla por debajo. Luego comencé a hacerle caricias en la entrepierna mientras bajaba aquellos besos míos de su boca hasta llegar a sus senos.

    --Más, por favor-- Liberó en un bajo chillido a lo que succioné delicado su durito pezón. Con ambas manos tomó mi cabeza para apretarme en su pecho mientras arqueaba la espalda.

    --No te voy a perder-- Volví a prometer.

    Lamí su alrededor al mismo tiempo que amasaba su seno libre con la otra mano. Con esto hecho, ya solo me queda la mano cuyos dedos jugaban en su entrepierna y que de ahí dirigí a los labios de su intimidad.

    Con el dedo medio acaricio desde el inicio de la comisura hasta un poco más arriba de lo que sería ser el clítoris el cual se estaba mostrando con levedad. Cada movimiento la hacían gemir de una forma que solo puedo definir como "cómica". Respiraba apresurada pero sin hacer un gesto que me indicara terminar la conexión que estábamos pasando.

    Dudo que con esto pueda expresar lo que en verdad quiero hacerle saber, pero estoy seguro que podré dar a entender aunque sea una parte.

    De entre mis dedos fueron corriendo sus fluidos señal de que ya podíamos avanzar. Libero su seno para al final besarla. De aquí no seguiré hasta tener su permiso, tiene todo el derecho de querer parar en este punto. Bajo la mirada hacia su zona íntima el cual se veía levantado tal cual una montañita. En eso me tomó de la barbilla para asentir en respuesta.

    --Lo haré con cuidado-- Medio callado le dije --Si te molesta algo, o te duele... bueno, me avisas-- Se me escapó una sonrisa.

    Qué pena. Siento calor en todo mi rostro indicándome que me estoy sonrojando... en un momento como este... justo en el momento en el que consumaremos nuestro amor juvenil. Y creer que todo comenzó con un simple "te quiero" en la graduación del liceo.

    Miré hacia la mesita que se encontraba al lado de la cama en busca del preservativo que compré a escondidas. Sé que es normal comprar uno por seguridad, pero por una parte no quiero que otros se enteren para después recordarmelo todo los días. Sin embargo, al momento de tomarlo, Hera detuvo mi brazo a lo que comenzaba a balbucear con enrojecimiento en su rostro.


    --Antes de eso... Roy-- Respiré hondo esperando a que sus palabras salieran --En caso de que... tú sabes... no nos volvamos a ver--

    --Hera, no pienses en eso--

    --No no no-- Me silenció --Es importante-- Con lentitud se acomoda boca arriba en la cama acariciándose el vientre --Ya que nos estamos expresando nuestro amor... y no puedo tenerte cerca...-- Casi con la voz quebrantada, Hera cogió mi mano y la llevó a su vientre juntándolo como un puño --Al menos quisiera tener evidencia de esto... Quiero llevar una parte de tu sentimiento conmigo... Cuidarlo...--

    Se acelera mi corazón con esto dicho. De inmediato capté su punto y la idea se desarrolló en mi mente. En este mundo lleno de posibilidades, hay que pensar varios caminos para el futuro que nos depara. En este caso, si de verdad no nos volvemos a encontrar, algo tendríamos que dejar como evidencia de los sentimientos hoy plantados.

    --Un bebé-- Siquiera terminé de decirlo, Hera se rió un poco a la vez que varias lágrimas corrían.


    --Un bebé-- Repitía --Es una extraña petición pero...--

    --Te entiendo-- Le interrumpí --Será nuestro regalo... no creo que haya mejor evidencia que tener un bebé--

    Borré la idea del preservativo. Hera me presentó un buen punto el cual acepté sin rechistar. Joder, ¡que es la mejor idea que pudimos tener! La abracé fuerte y rodamos varias veces por la cama teniendo cuidado de no caer al piso. Así estuvimos un par de minutos comiendonos a besos y toqueteos íntimos hasta que nos detuvimos dispuestos a seguir.

    Cariñosa alborotó mi roja cabellera mientras yo la observaba con atención. Al yo estar arriba, pude ser testigo de como su rubio cabello se extendía por toda la almohada como un halo angelical que brillaba gracias a la luna. Si no lo dije antes, lo diré ahora. Toda. Una. Diosa.

    Con delicadeza paseé mi mano hasta su pierna y la separé. Ya con una mejor vista de su sexo, pulsé el botoncito que se encontraba entre sus labios. Todos esos gemidos provocados encienden mis ganas hasta el punto de no poder aguantar más.

    Con una señal le avisé que iniciaría y así separé con mis dedos sus labios los cuales estaban pegados gracias a la viscosidad de sus fluidos que aún salían de a poco. Tomé mi miembro erecto cuando Hera volvió a detenerme.

    --Q-Quiero hacerlo yo-- Dijo entre risas.

    Lo cogió como si un juguete suyo se tratara. No sabía como "manipularlo" bien porque en un momento apretaba y en otro solo tocaba con curiosidad. Todo eso mientras se reía juguetona. Llegó un momento en la que parecía querer decir algo pero que al final se lo dejaba. Era una sensación fenomenal, no era como las veces en las que me bañaba y obviamente tocaba ahí, esta vez era muy distinto. Ahora no se trataba de mi mano, sino de la suya, en eso no tengo control y ya queda en su libre albedrío.

    No fue hasta el minuto que se llenó de valor para seguir y llevar la cabeza de mi pene a las puertas de su intimidad. Efectuó algo de fuerza por unos segundos hasta que una parte estuvo dentro. Su interior se encontraba apretado más no tanto.

    En sus ojos se dibujaba la lujuria y la forma en la que se mordía el labio inferior... uff... Rodeó con sus piernas mi cintura a lo que yo la abracé para susurrar en su oído lo que tenía que hacer.

    Empecé con un vaivén lento para acostumbrarme a tenerla así de cerca y que ella también se acostumbrara ante esto. El golpeteo que su corazón hace puedo sentirlo en mi pecho como si fuesen los míos. Los segundos parecían pasar como horas provocando la sensación de haber estado una eternidad.

    Su respiración tibia golpeaba el costado de mi rostro al ritmo que penetraba. Allí llevé ambas manos hacia sus nalgas para levantarla y dejarla caer para llegar hasta el fondo y asegurarme de que se dé nuestro objetivo. Gradualmente acelero el ritmo de cada penetración hasta el punto de escuchar con más claridad cada uno de sus alaridos.

    --Nos van a escuchar...--

    --No me importa-- Le robé otro beso de lengua --Este momento es nuestro, de nadie más--

    --Ah... sádico...-- Bufó --Voy a... voy...--

    --¿Correrte...?-- Pregunto intentando pegarla... pero no.

    --No... voy a... gritar-- Dijo entre resoplidos cuando alzó tanto la voz que no vi de otra que callarla con besos.

    --Ya entendí-- Me reí con ella --Bajaré la velocidad--

    --No dije que quería eso-- Con un puchero miró a un lado como una niña malcriada --Quería verte asustado--

    --¿Asustado...?-- Tenía que ser una broma, obvio, pero no sabía que se trataba de eso --Pues lo conseguiste--

    Luego de un largo rato, ambos nos dimos la vuelta quedando ella arriba acostada en mi pecho moviendo la cintura de arriba abajo al igual que yo. Nuestros labios de por sí podrían haberse degastados de tantos besos y nuestras lenguas entrelazadas de todo el rodeo que se daban. Sentía con cada minuto que el final se acercaba cada vez más junto a las penetraciones.

    --Hera...--

    --Ya te ayudo-- Respondió. Se sentó sobre mi miembro para dar brincos e intentando que penetrara cada vez más a fondo, ahí vi que todo lo que estaba bajo mi ombligo se encontraba mojado, se había corrido ya --¿Cuánto te falta?--

    --No sé, poco... tal vez unos segundos... digo yo...-- Intenté bromear. ¿Cómo voy a saberlo? Nunca llegué a hacer esto con ella en una ocasión pasada. Y estoy muy seguro que no habría diversión si lo supiera.

    --Bien, entonces vengo yo-- Lo que hizo me sorprendió. Se tronó los huesos de las manos y me cabalgó con furia mientras se callaba los gemidos.

    No vi de otra que seguir su ejemplo y penetrar con rapidez hasta que no pude aguantar y con un solo empujón deposité todo el esperma dentro de ella. Hera se dejó caer en mi pecho ya satisfecha con su corazón resonando en la habitación junto al mío.

    Mis brazos la rodearon para no dejarla ir. Ya habíamos acabado y ahora solo quedaba esperar a que el día llegara... o tal vez ya llegó, no lo sé, no tengo ganas de ver la hora porque después será peor.

    No debería de estar pensándolo, menos en un momento como éste. ¿De verdad tiene que ser así? La verdad es que no quiero que se vaya...

    --No te preocupes por eso-- Comentó a lo bajo. Al parecer sabía en lo que estaba pensando.

    --Incluso después de lo que te dije... Hera, no puedo parar de pensarlo... Maldita sea, temo por no volver a verte después de haberte prometido aquello desde el corazón--

    --No seas pesimista-- Me hizo cosquillas bajo la barbilla tal cual un perrito --Debemos ser positivos. Cosas como estas no pueden terminar mal, creeme, lo sé--

    Se acomodó a mi lado haciéndome ojitos pidiendo seguir --Está bien...--

    --Aprovechemos lo que nos queda de noche para asegurarnos de tener a nuestro bebé-- Rodeó mi cuello con sus delgados brazos --Quiero hacerlo toda la noche contigo. Aseguremos de que sea un momento inolvidable--

    ---------------

    Y así como estuvimos toda la noche concibiendo ese deseo que nos mantendría juntos... Desgraciadamente el sol hizo acto de presencia sobre las montañas iluminándonos con fuerza.

    Ahora mismo son las 11am y me encuentro sufriendo el frío sentado en una parada frente al aeropuerto. Han pasado 4 horas ya desde su partida que no tengo deseos de ir a algún otro lado. Solo quiero desahogar el dolor.

    Personas pasan frente a mí mirándome a los ojos como si preguntaran el porqué la cara larga...

    Sin embargo, estoy consciente de que éste no será el final de todo, sino un pequeño obstáculo. Prometí estar a su lado sin importar las circunstancias. Y para lograr eso, saldré de la universidad con las mejores notas que me sean posible. Me prepararé para el momento en el que nos volvamos a ver.

    Reaccioné ante la voz de un compañero de la universidad el cual llamaba mi nombre.

    --¿Roy...? Es extraño verte por aquí, qué haces?--

    --Cumpliendo una promesa-- Decidido me paré sacudiendo mis manos en el pantalón --¿Y tú...?--



    ==END.
  • Antonionoventayseis
    Historia: --No--
    Progreso: --No--

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    ¿Acaso estuve tan ocupado pensando en ti que ignoré la posibilidad de volver a enamorarme de alguien más...? ¿Incluso sabiendo que nunca más volverías? Quisiera saber el porqué sucedió esto. El porqué estoy sufriendo por algo que muy fácil pude evitar al no dejarte entrar a mi casa aquélla noche. ¿Por qué mierda estoy tan perdido en ti con esta alma tan desostrazada ya? De verdad que quiero saberlo... un simple humano... y tú algo fuera de mi alcance de comprensión...

    Agotado por mis quejas dejo de mirar la enorme luna llena por la ventana. Estoy tan seguro que esta noche se hizo únicamente para decirme a mí lo que no pienso por las mañanas... Te extraño tanto... Solo por ti me he vuelto tan masoquista en mi interior usando lo que me queda de fuerzas para frenar las lágrimas.

    Los horribles recuerdos que trae mi cicatriz en el cuello... esos recuerdos... fueron el resultado de tu partida. No sabes el ánimo que emanaba mi cuerpo esperando ver tu rostro al despertar en el hospital... más no fue así. Estar acostado por una semana acompañado de una chica inmadura que no entendía lo que un "no" quiere decir.

    Me bajé de la ventana tocando la gélida madera con las plantas de mis pies. Lo que daría por algo de lluvia... Al menos pude perdonar a Juliana, fue algo que debí hacer, no vi de otra. Caminé con cuidado por los pasillos vacíos de mi hogar con las luces apagadas en medio de la oscuridad, no tengo intensiones de enceder las luces, es tanta la soledad en esta casa que no necesito ayuda de nada para encararla.
  • Antonionoventayseis
    Historia: N.S.F.W
    Estado: En el limbo.
    Género: Romance - Drama.

    Terminé lo que sería el primer capítulo, pero no sé, está como quiero, pero es como si le faltara algo...

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    Ian Wallace
    The Boy
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    Se trataba de un día cualquiera de su vida en el primer semestre. Teniendo notas tan altas, Ian era el favorito de aquellos profesores que buscaban jovenes con conocimientos para facilitarles la vida como compañeros de trabajo. Sin embargo, existía una gran mancha que ellos desconocían de él, y se trataba de sus padres los cuales han estado teniendo problemas desde hacia ya unos años.

    Su infancia fue buena, no fue la mejor pero gracias a eso no creció con tantos problemas como los que empezaba a tener ahora. Al cumplir los 14 años, el trato de sus padres hacia él y su hermana, e incluso entre ellos, cambió de forma tan brusca que pasaron a enfadarse con mucha facilidad si alguien cometía un simple error o les llevaba la contraria en un tema. Hubo momentos de peleas entre sus padres debido a un tema que los hermanos desconocían y temían preguntar.

    Desde ese entonces, Ian y su hermana menor, Melina Wallace, solo han pasado gran parte de su tiempo metidos en sus respectivas habitaciones o en la universidad/escuela. A pesar de la dificultad ya mencionada. Ambos han sabido mantener sus buenas notas esperando que algún día puedan irse de casa y vivir por cuenta propia.

    Ya dejando de pensar en su pasado. Ian salió de sus recuerdos para mirar la hora en su teléfono. Era muy temprano y el tiempo transcurrido desde la última clase esa mañana pasaba con suma lentitud. ¿Tenía que ser tan lento el tiempo? Especialmente el mismo día de su cumpleaños. Ya eran 17 los recién cumplidos para el chico, pero para él no era la gran cosa, se sentía igual que ayer, y seguramente lo seguirá así el día de mañana. Aún metido en el salón esperando su próxima clase, Ian se quedó allí sentado mirando por la ventana próxima a sí mismo espectando a los estudiantes pasar de un lado a otro con apuro. Algunos salían de sus clases mientras que otros corrían para no llegar tarde a las suyas. Y fue allí que observó entre el "alborotado" público a su hermana menor con una cajita verde decorada con un solo lazo rojo encima.

    Con una vaga sonrisa se puso de pie para hacerle señas desde su posición en el salón para que Melina lo viera. No esperaba que lo pillara desde allí afuera, para su suerte sí fue así y le saludó de lejos antes de guardar el paquete bajo su camisa y salir corriendo allí. Al cabo de unos minutos llegó junto a su hermano y lo abrazó de medio lado esperando no romper el regalo que le había comprado hace pocos minutos.

    --Felicitaciones este día-- Le comentó con una sonrisa impresa en el rostro y sacó su cajita --Te compré esto--

    --¿De verdad?-- Hizo como si no lo hubiese visto al verla por la ventana --Muchas gracias-- La tomó con delicadeza y al abrirla notó que se trataban de unos dulces y una muñequera azul cielo --Maravilloso--

    --¿Te gustó?-- Preguntaba ella tierna esperando su afirmación.

    --Claro que me gusta--

    --Yo sé que sí-- Nuevamente lo abrazó con fuerza y alborotó su liso y peinado cabello negro cosa que el detuvo para que no lo desordenara tanto.

    --Muchas gracias la verdad...-- Le decía entre risas a lo que la miró de arriba a abajo para acto siguiente arreglar su camisa de escuela que se encontraba un tanto arrugada --¿Cómo te fue en la clase?--

    --Por ahora va bien. Pedí permiso para ir al baño pero compré esto para ti-- Se reía divertida. Algo común para una niña de 14 años.

    Ian se rió un poco antes de negar con la cabeza --Bien hecho... pero debes volver a clases. No quiero que te regañen por estar afuera mucho tiempo--

    --No seas tan aguafiesta-- Dijo esto acompañado de un puchero --Tú no estás haciendo nada--

    Besó la frente de su hermanita y arregló el cintillo de su cabello el cual era del mismo color que el suyo --La verdad espero mi próxima clase y...--

    --¡¡¡IAN!!!-- Entró un muchacho interrumpiendo su conversación con el familiar. Se trataba de Kevin Keegan, un joven de 23 años que estudiaba tres semestres más arriba de él --Feliz cumpleaños, hombre-- Se le acercó alegre para levantarlo de su silla y abrazarlo con fuerza hasta el punto de casi dejarlo sin aire. Al terminar, le dio un beso en la mejilla a Melina --¿Cómo andas?--

    --Bueno... aquí-- Sonrió tímido --Esperando la otra clase--

    --No seas tan aburrido--

    --Sí, no seas tan aburrido-- Repitió su hermana en burla con su voz medio chillona e infantil.

    --Ven, aquí afuera te están esperando los demás-- Y sin dejar que éste dijera algo, lo agarró de la mano para arrastrarlo hacia afuera del salón mientras que Melina ayudaba empujando a su hermano para que no se frenara.

    Allí afuera se encontraba su pequeño grupo de amigos esperando en el pasillo el cual estaba conformado por 4 personas. El ya presentado Kevin Keegan de cabello negro alborotado, ojos café y piel blanca quien "creó" al grupo apenas llegó al liceo.

    El primero de ellos en abrazarlo fue Otto Cárdenas, apodado "Oso" debido a que medía 1,95m de altura y era de contextura gruesa, le metía miedo a muchos debido a su apariencia de matón y el gorro que cubría casi por completo sus ojos. En pocas palabras, el tipo era una mole de casi 2 metros que de por sí podría ser un villano en cualquier comic.

    --Sueltalo ya, lo vas a asustar-- Le exigió Shingo, un estudiante de intercambio que vino desde Nippon y decidió quedarse porque aquella universidad era muy aburrida y estricta en cuanto a reglamentos. Apenas llegó a Florencia, éste se dejó crecer el cabello y empezó a vestirse como quería sin necesidad de usar un uniforme. Al igual que su novia Marian, ambos tenían una mentalidad algo... sádica, por decirlo así.

    Ya solo faltaba una persona por felicitar a Ian, se trataba de Travis Thompson, el casi narcisista que solo se lleva el crédito si algo sale bien y perfecto en los trabajos del grupo. Aunque sabe limitarse en cuanto a esto. Se encontraba al lado de Shingo esperando que Oso por fin bajara al cumpleañero del cielo para felicitarlo como era debido.

    Rascó su nuca mientras miraba a los lados --Ya bájalo, Oso-- Pedía Travis --Vas a desinflar al pobre chico--

    Era el grupo con el cual más tiempo pasaba cuando no tenía clases y no se quedaba en el salón esperando la próxima hora. En cuanto a la apariencia de este, si nadie los conociera, dirían que son un grupo de bravucones cuando en realidad es todo lo contrario. Solo se molestan entre ellos mismos sin hacerle mal a nadie. Además, estaban en contra de la violencia dentro de la universidad, especialmente si era contra Ian, el más joven de un grupo donde todos estaban entre los 22 y 24 años. Siendo Travis el mayor y Otto el de 22.

    --Gracias por sus felicitaciones...-- Miró a los lados dándose cuenta de que la gente lo miraba --aunque desearía que lo hubieran hecho dentro--

    --Qué bola contigo, hombre-- Se quejaba Kevin --¿A dónde piensas ir hoy? Si no tienes nada que hacer después de clases, ven con nosotros al río de las montañas para celebrar, ya te falta un año para ser legal, ¿no es así, chicos?-- Se dirigió al grupo cosa que los hizo reír.

    Sin embargo, Ian solo soltó una callada risita debido a que volvieron a sacar el tema del noviazgo aunque de forma disimulada. Lo venían "molestando" con esto desde que cumplió los 15 años y le hicieron una fiesta con valz en broma. Para su suerte, el secreto solo quedó entre ellos y sus padres nunca lo llegaron a saber. Se aterraba con tan sólo pensar que sus padres llegaran a saber al menos una sola cosa de lo que ha hecho sin pedírselos.

    Adyacente a ellos estaba Melina viendo al grupo festejar a lo bajo cuando sorprendida se enteró de la hora, ya habían pasado casi 30 minutos desde que pidió el permiso por lo que se excusó con los demás y se fue corriendo no antes de volver a felicitar a su queridísimo hermano.

    Para ellos también se iba a hacer la hora de entrar a sus clases, después de todo les quedaba esa y la próxima semana para salir de vacaciones. Esta vez en retirarse por unos momentos fue el cumpleañero quien debía comprar aunque sea un lápiz ya que el suyo estaba a punto de desaparecer. Inmediatamente se disculpó con su grupo quienes solo volvieron a felicitarlo antes de irse por su lado.

    A paso ligero fue observando los edificios y salones de clases hasta llegar a una pequeña cantina cerca de las canchas deportivas. El lugar favorito de muchos en donde pasar el tiempo sin tener que preocuparse tanto de llegar tarde a sus asignaturas. En su llegada se dirigió frente a la chica que atendía cuando fue sorprendido por una de sus profesoras, específicamente con la que iba a tener clases en pocos minutos.

    Esta cargaba encima varias carpetas llenas de exámenes que posiblemente les iba a dar hoy. Sin embargo, este no sería el caso para el chico en este día.

    --Ian...-- Sonreía ella --¿Cómo te encuentras hoy? Feliz cumpleaños--

    --Muchas gracias... estoy bien, ya me han felicitado algunos-- Se quedó allí mirando las carpetas a lo que su profesora anunció.

    --¿Quieres saltarte la prueba de hoy?-- Decía en obvia broma.

    --No... no era eso-- Balbuceó. No le haría mal hacerlo, después de todo su nota era muy buena como para que un solo examen le echara el semestre abajo. Sin embargo, ese no era su estilo. Si de su casa quería irse junto a su hermana, entonces tenía que estudiar bastante para que le reconocieran el esfuerzo.

    Fue en eso que llegó otra chica completamente sudada que parecía haber salido de práctica gracias a su uniforme deportivo azul oscuro. En su mano cargaba una carta, o más bien una petición --¿Ian Wallace, no?-- Le preguntó dudosa. Éste solo asintió --Bien. La dirección deportiva le ha enviado una citación en cuanto a su rendimiento académico. Si hay algún error o no sabe el porque del asunto, por favor diríjase a nuestra dirección frente a la cancha de voleyball--

    Recibiendo la carta con miedo, Ian solo afirmó su asistencia en la dirección antes de mirar a la profesora --Bueno... del examen no te preocupes, veo que tienes un asunto más importante-- Le dijo la profesora y con su permiso se retiró.

    Este era el asunto. Ian era lo que muchos estudiantes llaman "el ratón de biblioteca", por ende, el deporte no era lo suyo. Sus notas en esa área no eran las mejores pero tampoco lo perjudicarían, de los 13 no bajaba y de los 15 no subía, ¿por qué le enviaban tal petición entonces? De todos modos no iba a descubrir nada sin antes hablar con ellos. Aceptando el lapiz que había pedido minutos atrás, Ian se dirigió a la dirección.

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    Priscilla Calhoun
    The Girl
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    Para ella se trataba de un día como cualquier otro. Trotaba alrededor de la cancha de tierra de 120 metros de largo y 90 metros de ancho que se encontraba detrás de la universidad ignorando el ambiente frío gracias al calentamiento que efectuaba esa mañana. Priscilla Calhoun, ese era su nombre. De cabello castaño y corto hasta un poco más abajo de las orejas, la deportiva chica de 23 años practicaba para los siguientes juegos deportivos universitarios que se daría dentro de 4 meses. Lo que más resaltaba en ella era su piel bronceada, algo que no se veía con frecuencia en Florencia debido a que, con el clima frío que había en la ciudad, era común ver a personas de piel clara.

    Al otro lado del campo se encontraba de pie una de sus amigas, Enetea, quien se secaba el sudor después de cedido el espacio a Priscilla. Su piel blanca y rubia cabellera se detectaba a la distancia a diferencia de su amiga que de por sí se podría confundir con un hombre de no ser por su short azul marino y camisa amarilla, el típico uniforme para las horas de deporte.

    --Ya llevas cinco vueltas-- Le anuncia su amiga al verla pasar una vez más frente a ella --Te quedan tres--

    Con un movimiento de su mano derecha, Priscilla le indicó que había entendido. Desde que llegó a Florencia como estudiante de intercambio de Zaziel, la mujer siguió sus clases de ejercicio como si se tratara de su anterior universidad. Ya tenía medio un año y medio metida en aquél proyecto que había enviado solicitudes para quedarse en la instalación educativa porque, para ella, el ambiente era el indicado para sus horas de practica.

    De la hora de entrada no se preocupaba, ya tenía todo resuelto y era imposible que llegara tarde a alguna asignatura. Al minuto se presentó otra de sus amigas, Matel, quien esaba inscrita en el ballet y de vez en cuando era porrista. Se soltó la larga cabellera castaña de rizos con algunos toques de intura verde y se sentó al lado de Enetea para conversar un poco mientras Priscilla terminaba de dar sus vueltas.

    --¿Ya entró a la disciplina que pedía?--

    --Todavía está esperando que la llamen-- Contestó la rubia mirando a su compañera correr --pero estoy segura que la aceptaran--

    --Sería la tercera si aceptan, ya está metida en natación y taekwondo--

    Algo fastidiada hizo una mueca con la boca --No sé, parece masoquista porque quiere entrar en maratón... pero con la cantidad de estudiantes que entraron este año...--

    --Hace momentos estabas segura que la aceptarían-- Se le acerca un poco más para susurrarle --¿Por qué cambias de parecer ahora?--

    --Para levantar ánimo y... Ya van seis-- Anunció otra vez viéndola pasar al frente --A decir verdad, el profesor la quiere mucho por ser muy buena deportista y dudo que la inscriba en otra disciplina. No se va a arriesgar a que se lesione--

    --Bueno... tienes razón en eso-- Al momento que Matel se apartaba un tanto de su amiga, divisó en la distancia a Roxanna, otra compañera de su clase con una carta en su mano --Ahí viene Roxi--

    Ambas la saludaron menos Priscilla quien ahora estaba de espalda a ella a mitad de su última vuelta. Roxanna levantó la carta a lo lejos y señaló a la que corría avisando que se trataba de un asunto para la bronceada chica. Tal vez le habían aceptado la petición de entrar a la disciplina que pedía desde hace ya una semana.

    --Y siete-- Anunció por última vez --Te llegó una notificación, Pisi-- Ese era su apodo, por un lado no le gustaba, pero tampoco le digustaba.

    Roxanna le entregó la carta en sus manos a lo que la corredora la abrió esperando que fuese lo que pedía. Sin embargo, su rostro solo mostraba algo de confusión.

    --¿Pasa algo?-- Le pregunta Matel buscando su rostro tras la notificación --¿Te acetaron la petición?--

    --Bueno... no sé-- Le dio la vuelta buscando algo más --Sólo dice que necesita hablar conmigo sobre el pedido--

    --Entonces no lo hagas esperar, debo buscar a un tal Ian Wallace para entregarle ésta otra... pero ya será después de terminar mis practicas en la cancha de futbol-- Se despidió con la mano de las 3 mujeres para así irse trotando del lugar.

    --Nosotras también nos vamos, mandas por mensaje lo que te dijo el viejo--

    --Sí... las veo más tarde--

    Aún pensativa cogió su bolso que había escondido detrás de los tantos arbustos y árboles que rodeaban la casi desolada cancha. Ahora tenía que ir a ver el porqué le pedían hablar, tal vez la aceptaron pero le pusieron algunas condiciones, tales como, practicar un solo deporte a la semana o participar en un sólo evento eportivo en la competencia que estaba próxima.

    De su mochila sacó la muda de ropa que siempre llevaba para no sudarla, más no para ponersela, sino para sacar su teléfono que estaba en el fondo, no tenía mensajes. Dio leves brincos en su lugar y al final trotó para así coger camino a la dirección deportiva donde la necesitaban. Por el camino saludaba a las pocas que conocía hasta que llegó al lugar. Allí entró a un corto pasillo y tocó la puerta del final la cual se trataba de su profesor de deporte.

    --Buenos días-- Dijo un señor de edad mayor quien estaba a un año de jubilarse --Sientese, Priscilla--

    La muchacha obedeció su petición y miró los ojos que casi estaban tapados por sus pobladas cejas --¿De que quiere hablar conmigo?, ¿es sobre mi petición?--

    --Obvio que sí-- Le sonrió amigable --Por desgracia no puedo aceptarla--

    --¿Y eso por qué?, ¿llenaron los cinco espacios restantes?--

    --No del todo, ayer se pasaron tres estudiantes de esgrima a maratón, por ende, ya quedan sólo dos espacios--

    --No veo ningún problema en eso, todavía queda un cupo para mí-- Señaló su pecho como una chica buena a pesar de ser ruda de vez en cuando --Por favor, viejito-- Ahí le toma la mano esperando que cambiara de parecer.

    --Disculpa, pero por el reglamento, no puedo tener a una sola persona metida en tres disciplinas... tampoco quiero que...--

    --Me lesione-- Completó --Sí, eso ya lo sé-- Se recostó en la silla aburrida --¿No hay algo que pueda hacer?--

    --Si te llegara a aceptar la petición, la directiva universitaria tendría que pedirte directamente que te salieras de una. Nadie quiere que tomes muchos puestos y dejemos afuera a aquellos que entrar, ¿entiedes lo que quiero decir?--

    Suspira ella con algo de descepción --Bueno... al menos medio una respuesta, no puedo hacer nada. Muchas gracias, entrenador--

    Priscilla se levantó de la silla para coger su bolso y dirigirse a la puerta, pero justo antes de salir, su entrenador la detuvo.

    --Eso no es todo...-- Ella se dio la vuelta para observarlo --La directiva pudo constatar que tienes un buen rendimiento académico y pidió hicieras de entrenadora para aquellos que tienen oportunidad de salvar sus notas--

    --Momento... ¿entrenadora yo?-- Repitió la palabra con asombro.

    --Se te pagará, será como si trabajaras aquí... además que ya no hay muchos profesores con el tiempo necesario y tú eres la única que está libre casi todas las semanas--

    --Hmm...-- Meditaba --No sé, tienes razón con el tiempo libre que dispongo, profe...--

    --Si quieres puedes hablarlo con ellos hoy mismo... pero ya le pedí a Roxanna a que buscara al chico que pedí--

    La mujer seguía un tanto pensativa ante lo que le pedía su entrenador. Pensaba en que, tal vez, le darían el permiso para entrar en la disciplina si aceptaba. Fue en eso que se escucharon pasos al otro lado de la puerta y luego un débil golpeteo en ella.

    --Ah, mira... debe ser él. Pase, está abierto--

    Se trataba de Ian Wallace, el cumpleañero de ese día. Éste llegó confuso ante la carta que había recibido de Roxanna por lo que pidió una explicación. No estaba molesto, más bien se encontraba nervioso porque se trataba de sus notas en deporte. No era de aquellos que se la pasaban en la cancha practicando algo.

    --Éste es el asunto, Ian-- El señor abrió la gaveta de su escritorio para sacar los expedientes del joven --La dirección a la que estás vinculado ahora mismo me pidió amablemente que hablara contigo sobre el punto de tus notas--

    --Los dejaré por un momento, regre...--

    --No-- Le señaló para que se detuviera Priscilla --También es contigo-- La mujer se detuvo otra vez para después ponerse al lado de Ian, el nombrado sólo le llegaba al hombro y se mostraba lo nervioso que se encontraba, cosa que la hizo reír --Ian, he visto tus notas y me sorprende que sean tan buenas--

    --Muchas gracias-- Asintió él.

    --Pero ya veo el porqué pidieron que vengas... las notas en deporte son aceptables, pero seguro te enviaron aquí porque no quieren que tal cosa bajen tu promedio--

    --Entiendo...-- Soltó como un suspiro.

    --Mira, la más baja es de 13 puntos y la alta de 15... pero ésta última no está en todas como la primera mencionada--

    --Digale el asunto de una vez-- Se reía Priscilla viendo que su voz levemente ronca hizo que Ian diera un brinco.

    --Vas a subir esa nota para que te gradues con honores si es necesario, así tendrías mejores oportunidades de tener un trabajo, ¿me entiendes?--

    --S-Sé a lo que se refiere... profesor--

    --Entrenador-- Le corrogió Pisi haciendo que volviera a saltar, podía estar toda la semana asustándolo de esa manera y no se cansaría.

    --Deja al muchacho tranquilo, se va a derretir-- Moviendo la cabeza de lado a lado se negaba su entrenador --¿Qué dices, Ian?, ¿quieres subir tus notas? Dilo de una vez porque dudo que te vayan a dar una oportunidad como esta--

    Éste se lo pensó un rato. Había entrado a la universidad para al final graduarse y buscar la forma de irse de casa con su hermana debido a su no tan agradable vida allí. ¿Valdría la pena? Si lo hacía y tenía buenas notas, entonces su camino se haría más fácil después de todo. Con dificultad estaba llegando a una conclusión, a veces se decía no y en otras afirmaba. A parte que estaban las miradas de ambas personas sobre él esperando que diera una respuesta.

    --Bueno... sí...-- Entredientes le respondió --Acepto el trato--

    --Muy bien, ya está hecho. Comenzará mañana en la tarde, espero que se esfuerce, Ian, es un muy buen estudiante como para dejar pasar tal oportunidad. Mucha suerte--

    --Gracias entrenador--

    --¿Y yo qué?-- Retadora miró al señor.

    --Cierto, cierto... serás su entrenadora--

    --¿Cómo?-- Sorprendida se mostró ante la decisión --¿Y qué pasa con los otros? Creí que me darían algo así como un grupo de diez personas--

    --Felicitaciones entonces, no hay nadie más que él-- Se reía mientras preparaba los papeles que iban a firmar --Será fácil, es solo un chico y se ve que entiende las cosas-- Les enseñó los documentos mientras señalaba el lugar donde tenían que firmar. Priscilla estaba más que enredada. ¿Para eso le pidieron ir?, ¿para entrenar a un solo chico del cual querían salvarle la nota? --¿En qué disciplina quieres entrar?--

    --¿Lo olvida, profe?-- Medio molesta gruñó --Sólo queda maratón--

    --Ah, sí... verdad-- Antes de darle la pluma a Ian, el entrenador dio la vuelta al documento para llenar un espacio vacío en la parte superior con la palabra "maratón" --No te asustes, con el tiempo que dispones, no podrás entrar a las competencias, si mejoras tu calificación podrás entrar el año que viene--

    Ahí giró la hoja otra vez y así mismo le dio su pluma al muchacho quien escribió su nombre con nervios todavía, al terminar se la dio a laque sería su nueva entrenadora quien escribió su nombre y al lado la firma. El entrenador alegre les dio la mano diciendo que no se iban a arrepentir... pero por dentro los dos estudiantes se sentían incómodos ante lo que había sucedido.
  • Antonionoventayseis
    Llegamos a casa de mis padres a eso de las 5pm luego de que su primo Evan nos dejara en mi casa. La idea fue llegar temprano para ayudar con la cena, mi hermana iba a estar allí porque según el mensaje que me envió hace como una hora, tenía muchas ganas de hablar con Eleonor y "amenazarla" en caso de que me haga daño como salir con otro hombre.

    Eli ayudó a mi padre a arreglar la mesa junto a mi hermana mientras que yo cocinaba con mamá. Finalmente la vida me había sonreído después de tantos años de mantenerme en aquella obscuridad llamada soledad. Ahora me río de las cosas que me contaban, entiendo las razones que tienen las personas y las llevan a hacer cosas por los otros.

    Lo mejor de todo es que ahora veo que mi família sí me ama y que estarán allí para apoyarme, no esa mentire que hice para alejarme. Mamá me dio una olla con sopa para que colocara sobre la mesa, al llegar estaba Megan hablando con Eli y se calló al verme llegar.

    --¡Hijo!-- Saludó papá a lo que me dió una cerveza, como mi hermana sabe, yo no bebo, pero no quiero rechazarle algo a papá, la tomé --Eleonor es tu mujer perfecta-- Bufó.

    Eli se sonrojó, desde aquí lo veo --No lo diga de esa forma, señor, me da algo de pena--

    --No hay de qué apenarse-- Comentó mi hermana --Después de todo ya somos algo así como família-- Le dio un leve empujón.

    --Gracias, Megan, me gusta escuchar eso--

    Dejé la olla en la mesa y volví a la cocina. Mi madre está algo callada, me miraba y se daba la vuelta, traté de meterme en su campo de visión a lo que ella me abrazó con tanta fuerza que casi me ahoga.

    --Mi hijo ya es un hombre-- Dijo. ¿De verdad? ¿Es por eso? --No quiero pensar en que me vas a olvidar y te irás con ella--

    --M-Mamá-- Mire a los lados --No me iré a ningún sitio, ni siquiera he terminado la universidad--

    --Lo sé-- Se secó una lágrima --Pero nada me asegura que no desapareceras con ella--

    --Tranquila, mamá, no soy el primo George-- Acaricié su cabello --No me alejaré de nadie--

    Me apretó un poquito más --Mas te vale, Roland-- Se meseaba de un lado a otro --Quiero mis nietos--

    Me reí, allí va otra vez. El tema de los nietos la tiene a mil y no descanzará hasta abrazar al primero. Antes que nada voy a mantenerme a raya con este tipo de temas, aún debo acostumbrarme a mi relación con Eli ya que de vez en cuando siento que no hago algunas cosas bien. Solté a mamá para seguir con la comida, quiero pasar bien éste día.

    Terminamos todo en la cocina y repartí los platos en la mesa. Mamá se sentó entre papá y Megan por lo que el único espacio disponible en la circular mesa era para mí y Eleonor. Dimos las gracias por los alimentos y Megan sirvió la comida.

    --Dime, ¿qué te gustó en nuestro hijo?-- Papá fue el primero preguntar, creí que lo haría mamá pero se adelantó.

    --La primera vez que lo vi me encantó su timidez y...--

    --Entonces pensaste que era sumiso-- Interrumpió.

    --Papá, ya deja de decir eso--

    --No, Roland, tu padre tiene razón-- Tomó mi mano --Hay algo en él que me hace sentir maternal a su lado--

    --Eso es bueno-- Comentó mamá --Lo mismo ocurrió con su padre--

    --Marian, hablamos de ellos-- Papá se limpió con la servilleta.

    --No no, Edward, hay que estar claros que eras igual de sumiso o incluso más--

    --Uuuh... Papá era sumiso-- Salió Megan con su burla --Y tan macho que se ve--

    --Pero no solo eso-- Agregó Eli --Casi tenemos los mismos gustos y su personalidad me completa--

    --Mi hermanito tiene ese poder-- Se rió --Imposible no quererlo--

    --Por cierto-- Agregué --Con Eli a mi lado no me siento tan vacío como antes--

    --¿A qué te refieres?--

    --Mamá, papá-- Creo que sería mejor contarles. Dejé los cubiertos a un lado y miré a ambos --No se los dije por miedo, pero desde hace un buen tiempo que sufro de depresión-- Confesé --Sentía que todos me ignoraban porque no era alguien importante para ellos y...--

    --No sigas, Roland-- Papá me detuvo --Entre tu madre y yo sabíamos que algo te pasaba, nos extrañaba verte tan solo en tu apartamento sin realizar una sola llamada--

    --Sí, incluso con tus visitas veíamos que algo no nos cuadraba, estabas delgado y no socializabas mucho con nosotros, hace como unos meses te molestaste con tu padre por un simple error--

    --No fue mi intención, de verdad, sentía que la gente me apartaba a un lado para que no estorbara, mis amigos de la universidad solo preguntaban por mí para hablar de ellos y cuando quería explicarles por lo que pasaba... Ellos solo se iban--

    --Sabemos lo fuerte que es eso--

    --Pero ahora, justo cuando conocí a Eleonor-- Apreté su mano --Creo que puedo iniciar nuevamente y dejar esa tristeza para siempre, ¿no es así, Eli?-- La miré, ella se veía algo preocupada y luego me asintió para darme un beso.

    --Claro que sí, Roland, conmigo a tu lado podrás iniciar otra vez--

    --Sí que se ven hermosos-- Tomó una foto mi hermana --Listo, lo publico mañana--

    --Roland, el apartamento en donde vives es pequeño, ¿quieres que te busque otro?-- Sugirió papá --Pregunto para que haya espacio suficiente para ustedes dos--

    --Me gustaría, pero no sería justo... Aparte, no tenemos pensado vivir juntos todavía--

    --Tiene razón, eso se me hace muy rápido, señor--

    --Olviden eso de ser justos, te buscaré uno quieras o no-- ¿Entonces para qué preguntas? Sucedió lo mismo con mamá aquella vez que vine.

    --¿Estás seguro de eso?--


    --Pffft, tengo dinero de a cojones--

    --Ya deja ese lenguaje, Edward--

    --Pero es la mera verdad--

    --Pero no el comportamiento, ¿acaso quieres hacerle creer a Eleonor que criamos a nuestro hijo con malas palabras?--

    --No, por mí está bien, Marian--

    --Entonces es un hecho-- Dio una palmada al aire --Eleonor es família y todos por fin felices, que siga llegando la comida--

    --Es cierto, en la cocina quedó algo, ya la busco-- Mamá se retiró de allí en busca de las otras ollas.

    No fue tan difícil después de todo. Creí que formarían un drama con lo que dije pero todo estuvo normal, incluso me dijeron que ya lo sabían por la forma en la que me veían. Papá hasta me quiere buscar un apartamento para los dos sabiendo lo que le dijo Eli... cosa que para ella le parece rápido, irónico. Suspiro aliviado e inspecciono la mesa a la vez que espero la comida.

    Si de algo me di cuenta era de que Eli se ponía un poco seria con esa ligera expresión de preocupación cuando no me ve a los ojos, ¿le pasará algo? Dibuja un circulo con la punta de su zapato izquierdo en el suelo, si no está cómoda me lo debería decir, tal vez pueda hacer algo. Desde la mesa puedo ver la ventana de la sala, ahí me entero que está lloviendo con fuerza, seguro no me di cuenta porque la casa es de dos pisos con techo de bloque.

    Mamá llegó con la olla cosa que ayudé para ponerla sobre la mesa, es sopa, no soy fanático. Esta vez serví yo acompañado de papá, hasta ahora no se han dado cuenta que está lloviendo... Momento, si está lloviendo... entonces ni Eli ni yo podremos irnos y es mentira que Megan conducirá así en la noche.

    --Miren eso-- Papá señaló la ventana --Está lloviendo, no pueden irse así-- Se enteró, seguro nos pide que... --Mejor se quedan esta noche aquí-- Sip...

    --¿De verdad? Es que no queremos molestar a nadie-- Eli levantó sus hombros, ahora que lo veo, está actuando más... angelical...

    --Molestias no son-- Se rió mamá --Nos gusta tener invitados--

    --Menos al tío Yogi-- Bufó Megan, yo tampoco lo quiero.

    --Dormirás con Megan, Eli-- Ofreció mamá a lo que Eleonor negó.

    --No, dormiré con Roland--

    Me puse rojo, siento la mirada de todos en la habitación. Qué hizo, ahora me preguntarán muchas cosas apenas me encuentren solo. No quiero que se pongan a pensar en cosas locas debido a lo que dijo. Abracé de lado a Eli, me puse algo nervioso.

    --¿Dije algo malo?-- Me susurró a lo que le di dos toques en el hombro con mis dedos, espero haya entendido que fue un "no" --Uy...--

    Cambiaron la cara y sigueron con la comida. Nuestras conversaciones siguieron de tema en tema, papá nos habló sobre la nueva jefa en Clarity, la compañía en la que trabaja, ahora está bajo la supervisión de Yukino, una mujer que, según él, puede llegar a ser muy molesta. Mamá nos platicó del libro que terminaba de leer, se la recomendó a Eli cuando ella respondió que intentaba escribir uno, ese tema seguió como por media hora, papá, Megan y yo nos hacíamos señas para mofarnos de ellas dos.

    A pesar de que estaba frío por la lluvia, fue una cálida cena que nos subió el animo. Me limpié los labios con la servilleta y recogí los cubiertos de cada uno de ellos, pienso lavarlo todo hoy, es lo menos que puedo hacer por esta reunión. Eli me ayudó a pesar de las veces que le dije que podía hacerlo sólo, cuando acabamos, volvimos a la mesa de nuevo para sentarnos, papá se arreglaba la camisa mientras mamá platicaba con Megan, cuando nos vieron, mi hermana levantó la mano llamando a Eli.

    --¿Puedes venir conmigo?--

    --Esto... sí, sí puedo-- Me besó en la mejilla --Ya vuelvo, cariño--

    Las dos se fueron dejandome solito con mis padres, esto es malo, las preguntas llegaran apenas se metan en un cuarto. Mis padres se miraron a la cara y asintieron. Fingí demencia, creo que eso es lo mejor que puedo hacer y lo que muchos harían, no es así? Me giré a la izquierda en mi silla para salir pero mamá dio la vuelta y se sentó a mi lado. Que nervios. Me giré a la derecha intentando una vez más pero papá saltó la mesa y se puso a mi lado también. Que exagerado. No saben lo extraño que me siento con ellos dos quitándome la salida. Me llegan recuerdos de pre-escolar cuando no quería asistir a clases.

    --¿Cómo fue tu primera cita?-- Inició mamá.

    --No le preguntes eso-- Regañó papá, esto es como Discovery Kids --¿Ya lo hicieron?--

    --¿Qué...? No, no hemos hecho nada de nada--

    --¿Ni siquiera un beso?--

    --Sí, ya nos hemos... ¿por qué debo decirtelo, papá?--

    --Yo también quiero saber--

    --Mamá...--

    --Tal vez quiere llegar virgen al matrimonio--

    --Pa, creo que exageras mucho-- Ahora soy un ventilador que mirá a ambos lados.

    --La verdad es que yo lo estoy creyendo igual, no es que sea nada malo, claro-- Se rió mi madre y me tomó de los hombros para agitarme --¡Mis nietos, Roland!--

    Papá me hizo lo mismo --¡Yo igual!--

    --Me están mareando...-- Los detuve --Creo que Eli me llama, ya vuelvo-- Hice otro intento de irme pero me detuvieron nuevamente.

    --Dejalas con su charla de chicas, esto es con nosotros tres--

    La cantidad de preguntas que me hicieron eran incontables e irespondibles, me tranqué muchas veces porque no quería responder a nada, tengo pena... mucha pena. Eli no llegaba y esta sesión de preguntas me mata. Ay, lo que daría porque me diera un horrible dolor de cabeza, solo tengo la punzada pero nada más. Ni siquiera en un hentai hay tal cantidad de preguntas sexuales hacia una persona.

    ¿Qué es lo peor de todo esto? Los relatos que empiezan a contarme sobre la vez que se conocieron, luego cuando tuvieron su primera cita y la forma menos explicita de la tercera en casa de papá. Solo espero que no me agarren mucha confianza uno de estos días y me lo cuenten todo sin secretos. Allí me quedé asintiendo y riendo para darles a entender que les presto atención.

    Eli llegó con Megan, que suerte. Me abrazó --Volví, ¿me extrañaste?-

    --Sí, un poco--

    --Ya que estás aquí-- Se levantó mi madre --¿Dijiste que dormirías con mi Roland, no?--

    --Eso dije, ¿no se puede?--

    --Claro que se puede-- Sonrió --Arriba está la habitación de Roland, la cama es muy grande para los dos--

    --Muchas gracias, con eso me basta--

    Me tomó de la mano y corrimos escaleras arriba, en el camino me despedí de ellos. Le enseñé mi habitación, me sorprende que no le hayan movido nada, la alfombra verde sigue en su puesto, mi cama es igual de grande como la recordaba y aún están los tres posters de videojuegos que compré para mi primera consola. Todo sigue ahí.

    Eli caminó a paso lento por el cuarto mirando cada esquina. No es como el de mi apartamento en el que me tomé un poco más de libertad, aquí no hay revistas o muñecos, aparte, lo que extraño es el televisor donde veía los estrenos cuando era niño. Recuerdo que siempre me escondía bajo la cama cuando llegaba de la escuela a leer las historietas que compraba a escondidas de mis padres. Sí, cuando mis antiguos amigos me invitaban a todos lados... ahora todos ellos se fueron de la ciudad a vivir sus vidas... Como sea. Respiré profundo oliendo ese nostálgico olor en mi cuarto, es algo así como la tapa de un libro nuevo.

    --Me gusta... aunque le falta algo-- Dudó ella a lo que me vio --Se siente un poquito simple--

    --¿Eso crees?-- Miré los alrededores, para mí está completo.

    --¿Cuándo empezaste a vivir en el apartamento?--

    --Cuando toqué los 15 años--

    --¿Cómo...? ¿Tan joven así?--

    --Sí, fue decisión mía--

    --Segura que eras un hombrecito-- Me abrazó de lado y se tiró a la cama --Vamos, ya es tarde--

    Asentí, me quité los zapatos y me acosté a su lado, en eso me sugirió que durmiera como si fuese mi apartamento. No entendí a la primera por lo que ella me dio un ejemplo, se quitó el pantalón menos la camisa quedando con su ropa interior debajo. Seguí su juego solo que me quedé en shorts y camisa, con el frío nos acurrucamos cara a cara, sintiendo su cálido aliento en mis labios. La besé con calma.

    --Un momento-- Me detuvo riendose --Antes de eso, ¿qué te dijeron tus padres? ¿algo sobre mí?--

    --No, no me preguntaron nada todavía... ¿y tú? ¿qué te dijo Megan--

    Cambió la cara pero unos segundos más tarde volvió a mostrar su sonrisa --Nada, cosa de chicas-- Me besó como intentando olvidar el tema --Roland--

    --¿Si?--

    --Solo besos, vale?--

    La abrazo con un poco de fuerza como para que no escapara a la vez que empezamos con los besos. Fue exactamente como anoche, me hechizaba con cada baile de nuestras lenguas, sus leves caricias en mi costado provoca un hormigueo por todo mi cuerpo que no deja pensarme con claridad. Yo también quiero hacerla sentir bien como ella a mí. Paseo una de mis manos desde su espalda hasta el muslo donde aprieto un poco. Estabamos los dos de lado cara a cara en la cama y los besos serían lo único que ibamos a hacer esa noche.

    Con cada minuto que pasa me siento más perdido en mis instintos que casi ni controlo mis movimientos. Metí mi mano bajo su braga hasta tener una de sus nalgas en mi palma, Eli gime callada para que nadie escuche, allí me dirijo un poco más abajo donde sentí con la yema de mis dedos unos labios que se encontraban cerrados y mojados. Se puso arriba de mí, creo que le gusta lo que hago porque se afinca como para que encajara mi dedo allí, pero no... me pidió que solo sean besos.

    Voy a seguir, acaricié lo primero que sentí "fuera de lugar", ese pequeño cilindro que acaricio debería ser el clítoris. Beso su cuello con lentitud mientras que ella daba leves mordidas en mi hombro. La moví un poco más arriba para levantarle la camisa y tener de frente su ombligo para besarlo igualmente, Eli arquea su espalda exitada mientras lucha por no hacer ruido. No me había dado cuenta de lo que hacía cuando le quité la pantaleta para luego hacerle cosquillas en sus piernas.

    No voy a detenerme, no ahora, ya llegué hasta aquí y ella muy bien lo sabe. Nos dimos la vuelta, puse la almohada debajo de su cintura para levantarla un poco, sus labios están cerrados pero puedo observar su botoncito. Introduje mis manos bajo su camisa y sostén para acariciar sus pechos, sobretodo los pezones, están tan duros por el acto y el frío que me enloquecen. ¿Qué dirán mis padres si entran por esa puerta? Sé perfectamente que no pasé el seguro y eso es lo que me hace sentir emocionado... no soy un maniaco.

    Con su cara roja, Eli miró a otro lado mientras que yo acercaba mi rostro a su intimidad, creo que sabe lo que voy a hacer. En forma de broma tomé su barbilla y dirigí su rostro para que me observara hacerlo. Di la primera lamida a lo que sus piernas temblaron, ya no hay vuelta atrás, pasé mi lengua desde el inicio de su comisura hasta la otra y besé como si fuese su boca, no introduje mi lengua ni nada parecido. Mi corazón está loco, no tengo idea de lo que hago, solo sigo estos instintos que me dominan y guían.

    --Dije besos-- Me dijo entrecortada por lo que sonreí.

    --Es lo que hago--

    Vuelvo a lamer, esta vez provoqué una reacción más fuerte en Eli ya que agarró la sábana bajo ella con fuerza sin separar su mirada de mis ojos. Enrolló sus piernas alrededor de mi cuello como para no dejarme ir, acepté su juego, con mi lengua separo un poco más sus labios hasta tener una visión clara de ese punto rosado, paseé mis dedos por sus costados para bajar sus defensas, al lograrlo, me la llevé a la boca con una leve mordida. Solo eso fue suficiente para hacerla correr mojándome todo debajo de la nariz.

    Fue suficiente por hoy, con una sonrisa en mi rostro me levanté de la cama, debo ir al baño a limpiarme. No fue malo, me gustó, la verdad... aunque sentí un leve sabor a salado, no sé, ¿será por la piel?. Me agaché para ver si debajo de la cama estaban las chanclas que usaba antes, ahí vi los píes de Eli, se había bajado de la cama, sigue un poquito temblorosa.

    --¿A dónde vas?-- Me preguntó molesta.

    --Al baño, voy a limpiarme la...-- Me cogió del cuello de la camisa para darme un beso de lengua, lo hizo incluso sabiendo lo que habíamos terminado de hacer, me estaba "limpiando" --¿Q-Qué hiciste...?--

    --Un favor-- Me pellizcó fuerte en el hombro --Te pasaste de listo--

    --Disculpa, no pensé las cosas, solo pasó--

    --Ok... solo pasó... nada más-- Bufó y me arrojó a la cama --Te la dejo pasar porque uno de estos días te haré lo mismo--

    --No-- Me negué de inmediato --No te juegues con eso, Eli--

    --¿Cómo que no? Tú me lo acabas de hacer--

    --Sí... pero es distinto... me da asco pensar en volverlo hacer--

    --¡¿Te dió asco?!--

    --N-No... digo, sí... ¡NO!-- Desvié la mirada --Ni sé cómo responder--

    --Mejor no pelear-- Suspiró seria --Tienes suerte que me da asco llevarme eso a la boca... digo, si lo hiciera y te besara es como si besaras tu propio...--

    --Ya sé, ya sé-- Interrumpí --Por eso no lo hago--

    --En fin...-- Se puso la braga --Ese regalito se adelantó un poquito-- Me dijo juguetona --Vamos a limpiarnos--

    Cuando regresamos del baño, nos volvimos a acostar. Solo nos dimos unos cuantos besos para luego ocultarnos bajo la sábana, aún sigo algo nervioso por lo que hice, salió bien después de todo pero es como si hubiese sido un gran salto, ¿me creerá un sádico? La miré, Eli parece estar pensando mucho desde que llegamos, de verdad que algo le preocupa, no quiero preguntarle nada ya que estamos a punto de dormir y lo menos que quiero hacer es que no duerma. Mañana le preguntaré, por ahora solo me enfocaré en no despertarla.
  • Antonionoventayseis
    Desabroché su sostén hasta tener una vista clara de sus senos, tomé ambos con mis manos mientras nos besábamos sin detenernos. No me importa cuantas horas hemos estado así, solo quiero estar con ella toda mi vida.

    --Roland...-- Ronroneó.

    Dancé mi lengua con la suya para callar sus gemidos, en este edificio hay muchos chismosos y no quiero que alguien más que nosotros dos sepan lo que hacemos. Estoy como flotando en el aire, no quiero que esto termine.

    En eso Eli me quitó el pantalón con mucha facilidad, ni me di cuenta de lo que hacía. Frotó mi miembro por encima del boxer provocandome una erección. Allí me sonrió y lamió sus labios, espero no haga lo que pienso que hará.

    --Relajate un poco, te haré sentir mejor-- Posó su mano en mi pecho y me afincó a la cama, ¿tanta fuerza tiene?

    --E-Eli... No creo que sea buena idea--

    --Para mí sí lo es--

    --No sé tú, pero eso no me gusta--

    --No si nunca te lo han hecho-- Otra vez apretó mi pecho.

    Bajó su rostro lentamente hasta estar frente a mi ombligo, espero que llegue hasta ahí, que no baje más. Se rió ella al ver mi rostro apenado, liberó mi pecho para poner ambas manos en ropa interior y quitarmelo, intenté detenerla pero estaba como atado.

    Admiró mi pene el cual estaba a unos cuantos centímetros de su rostro, mi corazón se acelera con fuerza. No me gustan las felaciones, no he recibido una antes pero el solo hecho de pensar en una me llena de asco.

    --Oye, ya, detente--

    --No, ya llegamos hasta aquí, no te acobardes--

    --Lo digo en... Ah...--

    Sujetó mi falo sin apartar su mirada de mis ojos, esto es tan incómodo, no quiero que lo haga. Siento como su calidad respiración golpea contra el tallo de mi miembro. Estoy tan ligero pero a la vez no puedo moverme, es como un peso que tengo arriba de mí y ella no es.

    Ahí paseó su lengua desde abajo hasta arriba mojándolo con su saliva, al llegar a la punta, se lo introdujo todo en la boca y comenzó a succionar con fuerza. Sentí una leve punzada detrás de mi cabeza, la misma como cuando me dan esos... ataques.

    --Roland-- Me llamó --Despierta, son las siete--

    --¿Ah?-- Al abrir mis ojos me doy cuenta que todo había sido un sueño, que suerte --B-Buenos días... creo--

    --Eres tan hermoso cuando duermes-- Fue a darme un beso a lo que lo esquivé girando a un lado --¿Qué pasa...?--

    --Nada... Es que... soñé algo feo--

    --Esa no es excusa-- Tomó mi rostro para darme el beso de todas formas --Y no creo que sea tan feo si tienes tal erección-- Bufó.

    Nos levantamos y abrí la cortina del cuarto, hay un leve olor a húmedo en el aire. Suspiro mientras camino a la cocina, allí Eli me esperaba en la mesa con el desayuno hecho. Comí a su lado y cuando terminamos, ella se levantó a mirarme.

    --Saldremos por un rato--

    --¿A dónde?--

    --A una tiendita por ahí, los precios son muy buenos--

    Salimos como una pareja normal, en este momento me pongo a pensar en la incomodidad que me daba al ver a esas personas agarradas de las manos dándose besos sin estar pendiente del camino. Y por lo que veo, Eli no me suelta, ¿habrá alguien por ahí mirándome y pensando lo mismo que yo pensaba?

    Esperamos en la parada hasta coger un bus que por primera vez había visto, Eli fue quien me guió. No fue un largo viaje, duró un poco, sí, pero no lo suficiente, ella avisó para que nos dejara frente a una tienda casi en la salida de Florencia que nos conecta con Malaise.

    Estaba algo desolado, habían un par de vehículos en el estacionamento y otro cargando gasolina. Mi pareja me hizo señas para seguirla cosa que asentí y obedecí. Entramos a la tienda, había una estación de Jazz puesta en la radio, un ritmo hipnotizante.

    --Por aquí-- Me tomó de la mano hasta uno de los pasillos frente al estante de dulces --Toma lo que quieras, yo me encargo de lo demás--

    Se fue a otro lado. Veo el anaquel frente a mí y me pongo a pensar. ¿Qué puedo tomar? Hay caramelos, cereales, galletas, etc... Creo que serán cereales, ya se me acabaron en casa, y unas galletas también, hace semanas que no como unas... ¿Debería comprar más? No sé si Eleonor quiera quedarse en casa esta noche otra vez.

    --Buenos días-- Se paró un oficial a mi lado a ver los productos --¿Todo bien?--


    --Sí, pensando que llevar--

    Allí se quedó tomando unas cuantas cosas, yo solo agarré lo mío mientras miraba a los lados esperando ver a Eli, ¿a dónde habrá ido? Caminé por la tienda de un pasillo a otro buscándola hasta que la encontré en el quinto pasillo hablando por teléfono.

    --Estoy con él... Claro, no pasará nada--

    --Eli--

    --¿Ah?-- Se volteó y colgó --Ahí estás-- Sonrió --¿Ya tienes lo que querías?--

    --Sí, eso creo... ¿quién llamaba?--

    --Eso... Mi madre, es que no le avisé que dormiría en tu casa--

    --Mal hecho--

    --¿Verdad que sí? Como sea, ¿pagaste?--

    --A eso iba--

    --Sabes...-- Posó su mano en mi hombro y abrió un poco la bolsa --No es mucho... Pero podemos hacer algo con eso--

    --¿Qué cosa?--

    Observé como el policía de hace rato se asomaba desde el otro lado, nos miraba con sospecha, ¿acaso cree que somos algún tipo de vándalos? También me doy cuenta que el dueño de la tienda se asoma de igual forma desde su mostrador y eso me pone nervioso, seguro que es un malentendido.

    En un instante Eli se posiciona frente a mí y señala la salida del local el cual está a unos 4 o 5 pasillos, espero que no esté pensando lo que yo creo que piensa. Sacó una bolsa blanca de su bolsillo y cogió una parte de la mía.

    --No te me acobardes ahora-- Déjà vu...

    --¿Qué?--

    --¡Ahora, Roland!--

    Eleonor salió corriendo hasta la salida serpenteando a las pocas personas que habían allí. Me quedé paralizado, ¡está robando la tienda! ¿qué mierda hago? ¡me llevarán preso!

    --Detengase ahí-- Gritó el oficial.

    --Que no se escape-- Dijo el dueño frente a la registradora.

    Se me congelaron los dedos de las manos, no me dejaré atrapar, no quiero terminar detenido en ningún lado. Respiré hondo y corrí como nunca antes había hecho, incluso ignoré la punzada de dolor en mi nuca. No sé cómo lo hice, pero esquivé a todos y salí del local sin soltar la bolsa. Genial, ahora soy un fugitivo. ¿Por qué creo que tengo una estrella encima de mi cabeza?

    Al salir recuerdo que estamos en una de las salidas de la ciudad y que estamos rodeados de árboles, ¿a dónde voy a correr? Al mirar a los lados veo que Eli está corriendo por la carretera a lo que me hace señas para seguirla, ¿de verdad? Ahí escuché la puerta del negocio y al oficial que exigía que me detuviera.

    No vi de otra más que correr con ella. Se me dificulta tanto alcanzarla, ahora me doy cuenta que es muy rápida, espero que el policía se haya rendido cosa que no creo. Medio miré hacia atrás sin detenerme, allí está, persiguiéndome.

    --No... No se ha rendido...--

    Aceleré más de lo que podía, ¿a dónde voy a correr? Estamos en medio del maldito bosque, es cuestión de tiempo que saque un arma y me dispare en la pierna para arrestarme... No, no exagero, de verdad que lo creo.

    Eleonor se metió en un caminito de tierra, claro, yo también lo hice. Árboles por todos lados, eso es lo único que veo aparte de la abundante vegetación y el vivo color verde que me rodea, a duras penas puedo seguir a Eli entre las plantas. Aún no suelto la bolsa.

    --¡Eli!-- Me detuve al perderla de vista --¿En dónde estás?--

    Por sorpresa me agarró por la espalda tapando mi boca con fuerza y así silenciarme. Eli me hizo una seña para que me callara, que me quitaría la mano, al hacerlo inhalé hondo y la miré molesto.

    --¿¿¿Sabes lo que acabas de hacer???--

    --Sí-- Dijo sonriente --Robamos una tienda--

    --¿Crees que es un chiste? ¿Y si terminamos preso?--

    --Solo espero que hagan una excepción y nos pongan en la misma celda--

    Mi respiración es rápida y el corazón me va a mil --Estoy asustado ya--

    --Es la adrenalina-- Aseguró --¿Has hecho algo similar antes?--

    --No, nunca salí de casa a no ser para cumplir mi rutina--

    --Eso es perfecto--

    --¿Qué quieres decir?--

    --No has hecho esto porque tenias una rutina que no cambiabas, verdad?--

    --Sí, es cierto--

    --Y estoy muy segura que querías hacer algo distinto para salir de ese bucle--

    --Eso también... es verdad--

    --Ahora...-- Suspiró cansada --¿Cambió esa rutina el día que me conociste?--

    La miré a los ojos, tiene mucha razón. Estuve casi toda mi vida metido en el apartamento sin hacer nada más que ver las noticias, desayunar, jugar y salir a la calle, era una costumbre muy simple después de ver el sol, llegaba a casa de mis padres a escuchar lo que sea que tengan que decir para luego irme a RetrO's.

    Y así cada día... Hasta que la conocí al instante que me propuse salir de ese molde. Desde ese entonces todo ha sido distinto e inesperado, la invité a una cita... Luego se quedó en mi casa por una noche, nos besamos y ahora estamos aquí, escapando de un oficial de la policía porque robamos algo... Ha sido emocionante. ¿Será por eso que sospeché que las cosas iban muy rápido?

    --Es verdad-- Sonreí satisfecho --Todo cambió el mismo día que te conocí, Eli--

    --Es lo que quería oír, Roland-- Se recostó de mi hombro, está sudada de tanto correr --Esto es emocionante--

    Me besó a un lado de los labios, incluso aquí puedo escuchar su corazón palpitar con fuerza. Estoy cansado, pero aún así seguí su beso, no quiero dejarla mal. Ha pasado tanto en el poco tiempo que nos llevamos conociendo. La abracé contra mí.

    --¡Las manos donde pueda verlas!-- Se apareció el policía de entre los matorrales --Quedan detenidos por robo--

    --Mierda-- Maldije --Hasta aquí llegamos--

    --No se muevan-- Nos apuntó con el arma mientras sacaba las esposas.

    --Oficial-- Me levanté con las manos arriba --Ella no hizo nada, yo la obligué--

    --Callese y mantengase en el piso con las manos sobre la nuca--

    --Pero es verdad-- Me asustaba cada vez más, incluso estoy sorprendido de no haberme caído o desmayado.

    --Le dije que al suelo--

    Se me acercó de forma amenazante y levantó su arma con intención de golpearme, me cubrí la cara con ambas manos pero el golpe nunca se dio, solo escuché al policía reírse junto a Eli, abrí mis ojos. ¿Era una broma?

    --Que valiente ese novio tuyo--

    --¿Qué pasa?--

    --Es mejor hombre que tú, Evan-- Se burló Eli.

    El policia se quitó la gorra junto a los lentes --Como sea, mejor regresemos a la tienda, tu tío debe estar muriéndose de la risa--

    --Esperen... ¿era un chiste? ¿ustedes se conocen?--

    --Claro-- Eli asintió --El es mi primo Evan, y el dueño de la tienda es mi tío Rony--

    --Un gusto conocerte, Roland--

    Los tres caminamos por la carretera hasta llegar al local, allí estaba su tío esperándonos en la puerta con una sonrisa. Esto es tan extraño, estaba muy emocionado hace unos minutos, creí que terminaría preso.

    Estuvimos dentro por un largo rato conversando sobre nuestras familias y costumbres, incluso almorzamos allí, es como si su tío viviera en la tienda. En eso entró el tema de la invitación de mis padres a una cena y les fascino la idea de que Eli fuera conmigo, que de esa forma podríamos aprovechar de conocernos mucho más.

    Al terminar de comer, Evan se ofreció a llevarnos en su coche patrulla hasta mi apartamento junto a Eli, al parecer trajo más ropa para cambiarse en casa. Con lo que sucedió hoy, mis espectativas del día han subido tanto que estoy seguro que las cosas saldrán bien en la cena... Siempre y cuando mis padres no me hagan pasar pena, claro.
  • Antonionoventayseis
    Se me abalanzó encima haciendome ojitos, puse mi control en el piso y tragué saliva. ¿Piensa hacerlo? ¿qué hago? Su cuerpo está muy cerca del mío, su camisa roza con la mía y sostiene mis hombros contra el mueble para no dejarme ir. Pestañea lentamente mirándo mis labios a la vez que veo los de ella, me dan ganas de probarlos otra vez. Acerco un poco más mi cara hasta que la punta de nuestras narices se tocan, su dulce perfume comienza a nublar mis sentidos.

    Llevé mis manos a su cadera y desde allí subí hasta un poco más abajo de los hombros sintiendo cada una de sus curvas. Si piensa hacerlo ahora no me contendré. Dentro de mi pecho siento una cantidad de adrenalina que quiere salir y hacerla mía.

    Lentamente Eleonor frotó su mejilla a un lado de mi cabeza, juro que la escucho ronronear como una gata, apretó mis hombros y besó mi cuello, corriente sentí pasar por todo mi cuerpo, una sensacional experiencia. Hundo mi rostro en su cuello también y doy leves mordidas, Eli arqueó su espalda liberando un gemido.

    Acaricio su espalda sin parar las mordidas, creo que esto le gusta. Al final terminó recostándose encima de mí dejándose llevar por mis caricias improvisadas. La verdad no tengo idea de lo que hago, solo repito lo que he visto en las películas. Sentí como lentamente llevaba una de sus manos hasta el final de mi franela y la metió por debajo acariciándo mi pecho a la vez que comenzaba a frotar su entrepierna con la mía.

    Allí pareció darse cuenta de lo que hacía y se detuvo, se separó un poco de mí y miró mis ojos apenada.

    --Solo besos esta vez, Roland-- Murmuró --Luego tendremos tiempo para esto-- Sonrió. Me desabotonó la franela poco a poco hasta dejar mi pecho descubierto.

    Con ella aquí puedo ignorar el frío de la noche y la lluvia por todo el tiempo que quiera. Medio levanté mi cuerpo y la abracé afincándo mi rostro contra su pecho para así escuchar los latidos de su corazón.

    Eleonor se empezó a reir y tomó mi rostro gentilmente --Eres como un niño-- Acercó sus labios a los míos plantándome así nuestro segundo beso de lengua --Te amo, Roland-- Confesó.

    --Te amo, Eleonor-- Dije continuando el beso.

    Allí nos separamos un poquito revelando el único hilo de saliva que nos mantenía conectados al otro. Eli se fue subiendo la camisa de una manera que solo puedo describir como sensual mostrándome su sostén verde. Si llamar mi atención era lo que quería pues ya lo obtuvo desde que empezamos esto. Compartimos otro beso entrelazando nuestras lenguas.

    Acaricié su ombligo con mis dedos a lo que ahogó sus gemidos en el beso. Con mi otra mano acaricié su espalda provocando que se arqueara otra vez. Esto que siento ahora mismo no puedo explicarlo, mis pensamientos son interrumpidos con su imagen y pierdo la nocion del tiempo, puede que estuve pendiente de todo los primero 15 minutos, pero después de eso pudieron pasar horas sin darme cuenta.

    Por descuidados caímos al piso, el mueble era muy pequeño. Por suerte me aseguré de caer primero para que no se lastimara, la dejé a mi lado mientras nos reíamos por lo sucedido y mirábamos el techo. Fue divertido... Muy divertido, debo de hacerlo mucho más seguido. Vi a Eli, tenía una sonrisa que no se la quitaba nada en el mundo, junté mi cabeza a la de ella y juntos nos quedamos mirándo el techo.

    Con un rápido movimiento, Eleonor posó su mano sobre el cierre de mi pantalón con fuerza, no me había enterado que tenía una erección por lo que me cubrí con pena.

    --Dios...-- Se cubrió la boca con sopresa --Discúlpame, no fue mi intención provocarte eso--

    --N-No, no te preocupes-- me sonrojé --Puedo controlarme-- Le dije.

    --¿Seguro? De verdad que no quise hacerlo--

    Me reí y aproveché que había bajado sus defensas para ponerme arriba de ella, le provoqué una sonrisa. Seguimos los besos hasta que se hicieron las 9 de la noche, acaricié sus pechos, creí que me lo negaría porque fue algo que hice sin intención. Paseo mis dedos otra vez por sus costados provocándole cosquillas, ahí fui bajándo los besos desde los labios hasta su cuello, luego hasta el espacio entre sus senos y por último me detuvo cuando iba un poco más abajo de su ombligo, no recuerdo haber llegado ahí.

    --Ya ya ya-- Repitió intentando ser seria --Me hacías cosquillas--

    --Perdón-- Tallé mis ojos.

    --Ay, ya es muy tarde y tienes sueño--

    --No, puedo aguantar, no quiero dar una mala imagen--

    --No la diste, estamos desde las seis de la tarde en esto--

    --¿De verdad? Me pareció tan poco tiempo--

    Nos levantamos del piso y limpié mi pantalón. Ambos suspiramos viendonos a los ojos, la adrenalina no se iba pero si seguíamos ibamos a terminar en la cama completamente desnudos y no quiero obligarla a eso. Le di una de mis toallas y la vi entrar al baño, movía la cintura de un lado a otro con mucho estilo.

    Me quedé allí tratando de nivelar mi respiración. No puedo creer lo que hice segundos, estabamos tan metidos en lo nuestro que la hora pasó volando, pudo amanecer y no nos hubiesemos dado cuenta sino hasta que a uno de los dos nos diera hambre. Escucho que abre la llave y el agua golpea el piso. Me da tiempo de preparar algo ligero para comer... Ya sé!

    Corrí hasta la nevera y vi el chocolate que mi hermana me había regalado como mensaje de disculpas aquel día. Saqué el dulce, estaba frío y duro por lo que usé un poco de fuerza con el cuchillo hasta picarlo por la mitad.

    --Hmmm...--

    Escuché a Eli gemir en el baño y luego silencio, dejó de moverse, ¿cómo lo sé? El agua del baño se escucha como si no golpeara nada mas que el suelo. No voy a tocar la puerta, es su momento de privacidad y no debo interrumpir.

    --¿Roland...?--

    --¿Si?--

    --Esto... ¿me escuchaste?--

    Asentí --¿Escuchar qué?--

    --Nada... Nada... Me estoy bañándo--

    Me reí un poquito. Guardé el chocolate en la nevera para que no se derritiera. Al minuto salió Eli del baño cubierta por la toalla, se veía feliz, aparte, en su rostro se veía que quería decirme algo pero no sabía cómo hacerlo, de pronto asintió y se dio la vuelta. No entendía hasta que lentamente fue descubriendo sus hombros, luego la espalda y un poco de sus nalgas, mostró casi todo su delgada y hermosa figura. Me miró de lado con una sexy sonrisa y los ojos entrecerrados.

    --Con esto te haces una idea de lo que viene después--

    Mi corazón saltó un latido y volvió con fuerza, se formó un bulto en mi pantalón y me di la vuelta cosa que la hizo reír demasiado. Fui caminándo como un cangrejo hasta la nevera y saqué la mitad del chocolate, me le acerqué para darselo en la mano.

    --Toma...-- Me abrazó.

    --Muchas gracias, que amable eres--

    --No hay de que--

    --Voy al cuarto a cambiarme, no espíes-- Bufó antes de cubrirse por completo e irse dando saltitos a mi cuarto. Entré al baño.

    Me desnudé y abrí la llave. Las gotas de agua golpearon mi pecho, el sueño no se va, eso quiere decir que en verdad estoy agotado. Miré abajo para encontrarme con mi erección, no se iba a ir hasta que hiciera algo para calmarlo. Miré a los lados esperándo no encontrarme con nadie... ¿Quién iba a estar ahí? Exactamente nadie, esa es la respuesta, a excepción de Eleonor que estaba vistiéndose en mi cuarto.

    Suspiré nervioso, hacía unos años que no me masturbaba, pero ahora es distinto, esta vez tenía que hacerlo para relajarlo aunque sea por hoy. Tomé mi miembro con una mano y froté de arriba a abajo, primero fui lento hasta sentir un cosquilleo, como un acto reflejo aceleré el ritmo. Imaginé el cuerpo desnudo de Eli encima del mío, eso me dio lo suficiente para no detenerme.

    --Ha...-- Apreté los dientes intentando que no se escuchara mi respiración --Un poco más-- Susurré.

    Solté todo en la pared, me asusté e incliné el grifo por donde salía el agua para que se llevara el semen que quedaba en la pared y se fuera por la tubería en el piso. Suspiré, segunda vez que me masturbaba en mi vida. Terminé de bañarme y cerré la llave, pero adivinen qué... Olvidé mi toalla. Abrí un poquito la puerta y al asomarme para llamar a Eleonor, esta ya estaba ahí parada a un lado de la puerta comiendo el chocolate y sosteniendo la toalla con la otra mano. Tenía puesta una camisa mía que me quedaba grande y su pantaleta rosa con una flor cocida al frente.

    --Gracias...--

    --De nada-- Me miró algo alegre --Te escuché, ¿Pensabas en mí?-- Se mordió el pulgar sin separar su mirada de mis ojos.

    --Yo también te oí, no digas nada--

    --¡Dijiste que no!-- Se ve tan hermosa cuando se enfada.

    --Para que no te de pena-- Me enrollé el paño por la cintura y salí para abrazarla y darle otro beso, sus labios ahora saben a chocolate.

    --Cambiando de tema-- Afincó su cintura a la mía --¿A qué hora es la cena con tus padres?--

    --Bueno... Debido a que es una cena y contando que sigan con su costumbre... Creo que a las seis de la tarde, iremos un poquito temprano para ayudar con la comida--

    --Muy bien... Buenas noches-- Me besó una última vez y se fue a mi habitación a dormir. Me despedí igual pero entre a mi cuarto para sacar mi ropa para dormir y salir, al vestirme me comí lo que quedaba del chocolate y me acosté en el sofá. Miré el techo pensando en lo de hoy.

    No creía completamente lo que ocurrió, fue tan espectacular que me quedé con las ganas de seguir el acto. Metí las mano en mis bolsillos para evitar el frío, no paro de pensar en ella, pero lo que me asusta es pensar que pueda aprovecharme del momento y hacerle algo que no quiera. Me giré pensativo en esto. Hasta ahora lo único que tengo planeado es hacer lo que ella me pida, lo mejor es no pedirle nada y así evitar algo que sea malo, por así decirlo.

    Apagué el televisor y la consola. ¿Qué podría pedirme ella mañana? Cuando despierte tendremos tiempo libre suficiente hasta que saliesemos para la cena. ¿Seguiremos con los besos? No es que no me hayan gustado, me fascinaron pero... ¿y si pide algo más... serio?

    --¿Estás bien?--

    --¿Eli? ¿Cuánto tiempo llevas ahí parada?--

    Se recostó del sofá --Unos segundos, me paré a ver si dormías ya--

    --No, todavía no--

    --Obvio, estás en el mueble-- Regañó --Ven, duerme en la cama--

    --Pero la estás usando...--

    --¿Y?-- Arqueó la ceja --Te morirás de frío y dudo que tu familia quiera eso--

    --¿Segura?--

    --Claro-- Me extendió la mano y la tomé para luego caminar hasta mi cuarto, la cama tenía una almohada que la dividía en dos partes --Así puedes elegir tu lado-- Sonrió.

    --Gracias--

    --No me lo agradezcas, es tu casa después de todo--

    --Por cierto... ¿por qué usas una de mis camisas?--

    --Olvidé la mía en casa, tonta yo-- Se tiró a un lado de la cama --Duerme--

    --A eso voy-- Me senté en la orilla y me recosté --Buenas noches--

    --Buenas noches, Roland--

    Apartó la almohada para darme otro beso de lengua. Fue perfecto para terminar el día si no fuese por la duración de este. Nos quedamos allí sin detener el beso, al rato Eli estaba completamente arriba de mí, la idea era dormir pero ahora solo quiero continuar. Acaricié con mis dedos sus muslos hasta llegar a su braga, ahí me detuve por miedo, al menos Eli no se dio cuenta.

    --Te amo tanto, Roland--

    --Yo también te amo--

    --No quisiera que lo nuestro se terminara nunca-- Confesó a la vez que soltó unas lágrimas, allí me detuve.

    --N-No llores...-- Se las sequé.

    --Pero es verdad, no quiero que esto acabe-- Nos besamos otra vez.

    Esa noche solamente nos besamos. Ambos teníamos ganas de avanzar pero dejamos en claro que hasta ahí llegaríamos, que no era el momento, que bueno que ambos entendimos y nos limitamos. Al igual que ella, yo tampoco quería que esto terminara y verla llorar de verdad que me dio en el corazón. Una hora habíamos pasado cuando Eli recostó su cabeza en mi pecho hasta caer dormida. Acaricié su cabello para al final dejarla así y dormir yo también.


    (NOTA: Cabe remarcar que esta historia está terminada y lo subo aquí en parte para no estar mostrando los 32 capítulos de un sólo golpe. Espero les esté gustando la historia)
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