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~Ciudad, la palabra del día 7~​

Yo nací en el medio del campo, en una casita de aldea en donde había vacas, gallinas, conejos, cerdos, perros, gatos. La ciudad para mí era desconocida, era ese sitio donde vivían mis tíos y que rara vez íbamos. Me acuerdo vagamente de mis primeros contactos con la ciudad, cuando tenía apenas 6 o 7 años. Me acuerdo del rellano del edificio de mis tíos, me acuerdo que era de noche y que había muchas luces en la ciudad. Me acuerdo del olor a Chester que había en casa de mi tía. Me acuerdo como olía Pontevedra, siempre con ese olor característico que le daba la fábrica de Celulosa. Me acuerdo que yo quería vivir ahí, en un piso, me parecía tan divertido y tan diferente a lo que tenía. Curiosa es la inocencia de un niño, ya que ahora que he vivido en un piso un tiempo cuando estaba estudiando, quiero vivir en una casa, que es curiosamente en donde vivo. Prefiero la tranquilidad de un pueblo, al ajetreo de la ciudad. Prefiero escuchar los gallos cantar por la mañana, que los pitidos y las sirenas. Definitivamente, la ciudad no es para mí. Aunque, a todo se acostumbra el ser humano, ¿no es cierto?

~Vela, la palabra del Día 3~​

Me acuerdo que cuando era pequeña y se iba la luz, mi madre siempre tenía alguna vela para encender en la cocina y poder ver algo en la noche, al menos para comer. Recuerdo que me quedaba hipnotizada mirando la vela a veces, en realidad no había mucho que hacer, sin electricidad, en las noches. Y me gustaba el bailar de la llama, que a veces se hacía pequeña, otras grande, dependía de la fuerza con la que ardiese. Me divertía soplarle un poquito, arriesgando apagar la única fuente de luz que teníamos, pero sin hacerlo. Aquella única vela, era mi diversión en las noches oscuras de invierno. Quién diría que algo tan simple pudiese entretener a alguien tan chiquito tanto tiempo.

Este fin de año lo pasé en casa, normalmente suelo salir, pero este fin de año fue diferente. Ni cuenta atrás, ni uvas, ni nada. Con mi madre y con mi hermano, en casa. Yo ya estaba a las 23:45 en cama. Y en menos de media hora ya estaba profundamente dormida.
Esa noche tuve un sueño hermoso, pude darle la mano y escuchar la voz de un ángel. De mi padre. Alguien a quien solamente podré volver a tocar en el reino de los cielos, si es que existe eso. Fue un sueño tan hermoso, tan doloroso y tan triste, al mismo tiempo, que no sabría de si calificarlo de buen sueño o qué.

Pero bueno, como decía mi buen amigo Calderón de la Barca, es justo en la mentira ser dichosos, quien siempre en la verdad es desdichado.

Quizás no sea mi verdad absoluta, pero no deja de ser cierto en este contexto.

Quería poner esto aquí.

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Hoy hace 27 años que mis padres se sentían afortunados porque habían tenido una niña, una niña a la que llamaron Alba. Yo hoy me siento afortunada por haberlos tenido a ellos. Y que hoy uno me cuide desde el cielo y la otra desde la tierra. Hoy doy las gracias a mis padres por haberme dado la vida.

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Estaba leyendo "Donde los árboles cantan" de Laura Gallego y hubo una parte en la que me apeteció leer en voz alta, cuando contaban una historia y me acordé, de cuando solía hacer eso con 15-16 años, leyendo Memorias de Idhún, Harry Potter, Corazón de Tinta... y aparecía mi padre en mitad de la madrugada a preguntarme que qué hacía, que con quién hablaba y yo a decirle que solo leía. Y siempre me invitaba a que durmiese, que me dejase de leer a esas horas.

Puede que nadie entienda lo que pone en esta imagen, pero cosas como estas embargan mi corazón de amor, nostalgia, melancolía, tristeza y al mismo tiempo alegría.

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Es lo más hermoso que una amiga puede decirte. Aunque ella no es una amiga, es la amiga. La mejor de todas. Quérote, Cristina.

La verdad sea dicha, no he visto muchísimas cosas de temática navideña. Si tuviese que elegir algo del tipo, diría "Solo en casa", vi las dos primeras películas tantas veces que cuando era pequeña me las sabía de memoria. Creo que son las películas de temática navideña que más he visto y la verdad, ahora las vuelvo a ver y me siguen gustando.

Cuando era pequeña vi "Cuento de navidad", tenía un VHS de esto y la verdad, me gustaba bastante verla. Aunque casi no recuerdo ya.

Y nada más que comentar acerca de esto. ^^

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Yo no soy el típico ser humano que se pone metas al iniciar el año, ya que al fin y al cabo nunca las cumplo o si las termino cumpliendo se iban a cumplir de todas maneras. Aunque este año, de alguna forma, me propuse no pensar más en las personas tóxicas que me habían hecho daño hasta entonces y poco a poco fui dejando de pensar en esas personas, ahora siendo un recuerdo lejano, alejado de mis pesadillas. Y realmente, cuando dejas de pensar en las personas tóxicas, estas dejan de influirte y ahí es cuando pasas página y puedes tratar de ser feliz.
Es lo único que se me viene a la cabeza, porque es un propósito que sí me hice muy seriamente, quizás no el 1 de enero, pero sí a principios de año. Es una buena filosofía.

Realmente yo soy una persona bastante positiva y aunque muchas cosas en mi vida han parecido mejorar en 2017, evolucionando más como adulta, este año ha sido el peor de mi vida con diferencia, al menos hasta ahora.
Este año, allá por junio, falleció mi padre. Él estaba enfermo, sabíamos que su esperanza de vida no era muy larga, pero nadie se esperaba que fuese tan corta y, me pilló totalmente por sorpresa. Sabía que pasaría, pero nunca esperas que pase.
Fueron y son unos duros meses. Mi familia destrozada, sobretodo mi madre y yo, que no hay día que no le dedique un pensamiento a él, a mi héroe. No puedo evitar escribir esto sin que las lágrimas acudan a mis ojos. Porque Alba puede aparentar ser fuerte, pero no lo es.
No os podéis imaginar cuánto le echo de menos. Ni siquiera os podéis hacer idea.
Este año fue culminado con la reciente muerte de mi padrino, que se murió hará dos meses. Que cuando pensaba que no podía ser peor, va y lo es. Así, repentinamente.
El 2017 fue un año negro, un año en el que mi personalidad cambió un poquito a no saber si hoy estaré alegre o estaré apática o estaré terriblemente triste. Hasta ese punto llegué. Igualmente, aquí estoy, he sobrevivido hasta el día 4 de diciembre. Pronto cumplo 27 años y bueno, hay mucha vida por delante. Tengo a mi novio que me apoya, a mi madre, a mis amigos, a mi gata y bueno, 2017 pudo ser negro, pero el futuro me encargaré de pintarlo yo del color que me plazca. Cuando toda herida sane.
Ay, no me gusta ponerme triste, por eso reservé solo esta entrada para hablar de este tema. Gracias a todos por leer.

Todavía puedo recordar cómo olía cuando mi padre llegaba a casa. Puedo recordar perfectamente cómo eran sus pasos cuando subía las escaleras de madera que le llevaban a la habitación. También el sonido que hacía al carraspear. Puedo recordar perfectamente su perfecta lentitud para comer, pero al mismo tiempo lo hacía de forma silenciosa. Puedo recordar la forma tranquila en la que siempre conducía, que nunca se ponía nervioso. Puedo recordar cuándo me sentaba en su pierna cuando era pequeña y simplemente la movía y a mí me divertía. O cuando jugábamos a las volteretas en el aire. O puedo recordar la última vez que le di un beso. La última vez. Y duele recordar, pero al mismo tiempo reconforta saber que existió. Que estuvo aquí. A mi lado. Que fue mi padre, mío. Que me supo perdonar y que supimos querernos, a nuestra manera. Porque fue un buen padre y no soporto el mero hecho de que ya no esté. Duele.

Don't let us get sick
Don't let us get old
Don't let us get stupid, all right?
Just make us be brave
And make us play nice
And let us be together tonight

The sky was on fire
When I walked to the mill
To take up the slack in the line
I thought of my friends
And the troubles they've had
To keep me from thinking of mine

Don't let us get sick
Don't let us get old
Don't let us get stupid, all right?
Just make us be brave
And make us play nice
And let us be together tonight

The moon has a face
And it smiles on the lake
And causes the ripples in Time
I'm lucky to be here
With someone I like
Who maketh my spirit to shine

Don't let us get sick
Don't let us get old
Don't let us get stupid, all right?
Just make us be brave
And make us play nice
And let us be together tonight
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Acabo de ver el capítulo 3x09 de Girls y bueno, al final sonaba esta canción y simplemente, se me revolvió el corazón totalmente y quise ponerla por aquí. Me ha encantado. Simplemente hermosa.

Amo Fanficslandia. ¿Por qué? Es simple y llano como que en este foro está gente tan hermosa como SweetSorrow Yáahl Paulijem Kikuz-sama dango Kashey Kohome y un sin fin de nombres más. Porque no no cambiaría nada de Fanficslandia, creo que es hermoso tal y como está. Los aspectos técnicos son burdas vanalidades y realmente, lo que importa es lo que somos, una gran familia.
Es una hermosa familia a la que siempre puedes regresar y encontrarte tal y como en casa. Donde siempre habrá gente hermosa que te diga unas bonitas palabras cuando estés baja de moral o con quien compartir tu felicidad. Fanficslandia tiene una magia especial. Sí, la tiene.
Mi experiencia ha sido maravillosa, ha tenido sus más y sus menos, como todas las cosas en esta vida, pero me alegra demasiado que aquel 4 de septiembre de 2015 yo me hubiese registrado aquí. Si no, hoy no estaría donde estoy.
Te debo mucho, Fanficslandia.

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Para la actividad "¡Agosto te desafía!" de SweetSorrow , para el reto número 16.

Me he dado cuenta, con el devenir de los años, la cantidad de dramas que surgen en la estación de autobuses. De esos tipos de dramas que te encogen el corazón y te hacen aflojar la pasta.
La primera vez que escuché un drama de estación, un señor con un par de maletas se acercó a mí, diciéndome que si podría darle una ayudita porque estaba de permiso penitenciario y que se había quedado sin dinero y que debía volver en unas horas o le aumentarían la pena por incumplir los horarios que le habían impuesto. De esto hace más de seis años, pero esa historia marcó el inicio de los dramas de estación.
Con el devenir de los años, me he encontrado a una señora que tenía que ir con su hija a un pueblo y que se había quedado sin dinero. La chica era portuguesa y hablaba muy nerviosa.
También me encontré a un chico que tenía que pillar un autobús, no tenía dinero, el chico era muy amable, por supuesto, incluso me llamó "preciosa", lo recuerdo bien porque un escalofrío recorrió mi espalda en ese momento. No logró que le diese dinero incluso después de tamaño piropo.
Recuerdo a un hombre, debía ser inglés, quizás irlandés, me dijo que no tenía para comer y que necesitaba el dinero. Que estaba en la calle y si le daba algo. Así lo hice. Me llegó al corazón su sonrisa, eso creo.
También recuerdo un joven una vez que me pidió dinero para comprar un bocadillo, que tenía hambre y me dijo, que si no le creía le acompañase a la cafetería y que se lo comprase yo, que él no quería el dinero. Evidentemente no tenía ganas yo de perder el tiempo con ello, por lo que aflojé el dinero.
Y seguro hubo muchos más, de los que no me acuerdo. Pero del más reciente, del de hoy mismo me acuerdo perfectamente. De hecho, su historia era la más conmovedora de todas. Él era un hombre de A Guarda residente en portugal, que había venido a trabajar a Vigo y se había traído un hombre portugués para que trabajase con él. La pasada noche habían salido a tomar algo, en ese momento, el susodicho portugués había aprovechado para cometer hurto y robarle todo, incluído el pasaporte, no tenía nada y tenía que volver a su casa para mantener a su familia. Realmente conmovedor, he de decir. Incluso su aliento a alcohol era extremadamente conmovedor. Lo más interesante fue cuando se acercó a mí y me dijo antes de nada "no te asustes", ahí ya me dio un motivo para hacerlo. Antes de que abriese la boca, sabía que venía una historia de estación por el camino.
Sin duda, las historias de la estación de autobuses, son numerosas. Pero cuando la misma persona te cuenta la historia varias veces en días diferentes, quizás la sombra de la duda aparece en el corazón. A veces sus historias te convencen y les das dinero, a veces no tienes dinero, a veces tienes demasiada prisa para atenderlos, pero esas historias no acabarán, porque siempre tienen éxito. Si no es conmigo será contigo, porque las conmovedoras historias de estación de autobuses siempre llegan al corazón.

A veces cierro los ojos y me imagino que todavía tengo 8 años. Que en cualquier momento mi madre me va a llamar porque está abajo mi mejor amiga esperándome para jugar. Que mi padre está en el trabajo hasta la noche y que al volver, me cogerá en alzas y jugaremos a las volteretas. Que mi hermano mayor está jugando a la nintendo 64, intentando batir su récord y que mi hermano pequeño está jugando con su amigo, en la bicicleta, en la carretera delante de casa. Y que mi abuela está en cama, como siempre. A veces no quiero abrir los ojos. Porque todo eso se fue, todo cambió y ahora no es más que un mero recuerdo en mi corazón. Un recuerdo triste y melancólico.