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  • Antonionoventayseis
    Primero que nada, se suponía que esta historia era más larga, pero se me dificultó tanto desarrollar la trama que, por desgracia, me rendí ante esto. Por suerte se me ocurrió hacer un solo capítulo de lo que sería el final y publicarlo. No me gustaba dejarlo en el olvido. Espero les guste, nos leemos luego.


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    Había mucho frío. No contaba con que el ambiente se encontrara así en mi encuentro con ella. No estaba muy seguro de lo que tenía que hacer, solo estaba allí sentado a orillas de mi cama espectando su maravilloso cuerpo frente al mío. Mi garganta seca de los nervios no me permitía decir palabra alguna, aunque tampoco creo que sean necesarias ahora mismo.

    Apartó a un lado la ropa que a sus pies descansaban para así dar lentos pasos en mi dirección con su estupenda expresión de inocencia plasmada en el rostro. Nunca antes la habia visto de esta forma. Es tan sureal... tan... imposible de creer. El mundo de mis pensamientos da vueltas a riendas sueltas sin mostrar signos de calmarse.

    Al estar lo suficientemente cerca, llevé ambas manos a su cadera para atraerla a mí y besar su vientre antes de reposarme allí sintiendo como sus manos acariciaban mi cabello. Con lentitud llevé una de mis manos hacia su muslo para apretar un tanto cosa que la hizo desbalancearse un poco. Por suerte la tenía bien sujetaba para que no cayera y empeorara las cosas más de lo que estaban.

    Se me arruga el corazón de tan solo pensar en lo que podría pasar a futuro. Tal vez no vuelva a verla. Siempre está presente una pequeña probabilidad que de tan solo pensarlo me inquieta. Fue esto el deseo de ambos. De verdad no deseo que se vaya de mi lado por más que su familia lo niegue... no quiero eso.

    La tomé en mis brazos para recostarla en su cama con tanta delicadeza como me fuese posible. Sus ojos azules como el cielo apuntaban los míos queriéndome decir que estaba lista. La observé de arriba a abajo siendo testigo de la luz que emanaba de su blanca piel gracias a los rayos de luna que por la ventana entraba y caían sobre ella.

    --Toda una Diosa-- Dije susurrado. Pero a decir verdad, tales palabras quedan muy cortas a lo que en verdad estoy espectando --Te deseo tanto, Hera--

    Me recuesto a su lado plantándole el primer beso este día en sus labios. Hera accedió a este girando su cuerpo hacia el mío para así abrazarla y pegarla a mí. Danzando nuestras lenguas en aquella oscura habitación sin ruido alguno, ambos emanamos el vapor de nuestros cuerpos ignorando con totalidad el frío hacía poco estaba molestando.

    --Roy...-- La oí decir al separarse un tanto de mí. Por su mejilla vi correr una pequeña lágrima que me alarmó, sin embargo, justo antes de decir algo, Hera me silenció posando sus dedos en mis labios --Estoy bien, es solo que...--

    --¿Hice algo mal?-- Intenté mantenerme tranquilo pero ella solo negó sonriendo.

    --No es eso-- Paseó su dedo desde mi labio hacia la barbilla y de ahí al pecho --A veces pienso que fue una crueldad del destino revelar nuestro amor sabiendo el final del camino--

    --Yo no creo eso-- Respondí --Sí, sé cómo terminará esto. Pero eso no quiere decir que será el final definitivo de lo nuestro-- Aparté las hebras de cabello rubio de su rostro para besarla una vez más --Por ti haría lo que sea para no dejar morir este sentimiento. No me importa que tan lejos te lleven tus padres para que tengas esa vida perfecta que tanto quieren que tengas, yo voy a estar siempre contigo--

    Me miró con sorpresa. Creo que desde que la conozco, no he dicho algo así. Sí, no es la gran cosa, pero es muy distinto decir algo desde corazón a decirlo como una oración cualquiera. Simplemente se nota.

    Otra vez la besé con ganas para por lo menos desahogar estos pensamientos de abandono que estaban empezando a aparecer en mi conciencia. Con una mano ya bajo su cintura, levemente la levanté para tomar una almohada y colocarla por debajo. Luego comencé a hacerle caricias en la entrepierna mientras bajaba aquellos besos míos de su boca hasta llegar a sus senos.

    --Más, por favor-- Liberó en un bajo chillido a lo que succioné delicado su durito pezón. Con ambas manos tomó mi cabeza para apretarme en su pecho mientras arqueaba la espalda.

    --No te voy a perder-- Volví a prometer.

    Lamí su alrededor al mismo tiempo que amasaba su seno libre con la otra mano. Con esto hecho, ya solo me queda la mano cuyos dedos jugaban en su entrepierna y que de ahí dirigí a los labios de su intimidad.

    Con el dedo medio acaricio desde el inicio de la comisura hasta un poco más arriba de lo que sería ser el clítoris el cual se estaba mostrando con levedad. Cada movimiento la hacían gemir de una forma que solo puedo definir como "cómica". Respiraba apresurada pero sin hacer un gesto que me indicara terminar la conexión que estábamos pasando.

    Dudo que con esto pueda expresar lo que en verdad quiero hacerle saber, pero estoy seguro que podré dar a entender aunque sea una parte.

    De entre mis dedos fueron corriendo sus fluidos señal de que ya podíamos avanzar. Libero su seno para al final besarla. De aquí no seguiré hasta tener su permiso, tiene todo el derecho de querer parar en este punto. Bajo la mirada hacia su zona íntima el cual se veía levantado tal cual una montañita. En eso me tomó de la barbilla para asentir en respuesta.

    --Lo haré con cuidado-- Medio callado le dije --Si te molesta algo, o te duele... bueno, me avisas-- Se me escapó una sonrisa.

    Qué pena. Siento calor en todo mi rostro indicándome que me estoy sonrojando... en un momento como este... justo en el momento en el que consumaremos nuestro amor juvenil. Y creer que todo comenzó con un simple "te quiero" en la graduación del liceo.

    Miré hacia la mesita que se encontraba al lado de la cama en busca del preservativo que compré a escondidas. Sé que es normal comprar uno por seguridad, pero por una parte no quiero que otros se enteren para después recordarmelo todo los días. Sin embargo, al momento de tomarlo, Hera detuvo mi brazo a lo que comenzaba a balbucear con enrojecimiento en su rostro.


    --Antes de eso... Roy-- Respiré hondo esperando a que sus palabras salieran --En caso de que... tú sabes... no nos volvamos a ver--

    --Hera, no pienses en eso--

    --No no no-- Me silenció --Es importante-- Con lentitud se acomoda boca arriba en la cama acariciándose el vientre --Ya que nos estamos expresando nuestro amor... y no puedo tenerte cerca...-- Casi con la voz quebrantada, Hera cogió mi mano y la llevó a su vientre juntándolo como un puño --Al menos quisiera tener evidencia de esto... Quiero llevar una parte de tu sentimiento conmigo... Cuidarlo...--

    Se acelera mi corazón con esto dicho. De inmediato capté su punto y la idea se desarrolló en mi mente. En este mundo lleno de posibilidades, hay que pensar varios caminos para el futuro que nos depara. En este caso, si de verdad no nos volvemos a encontrar, algo tendríamos que dejar como evidencia de los sentimientos hoy plantados.

    --Un bebé-- Siquiera terminé de decirlo, Hera se rió un poco a la vez que varias lágrimas corrían.


    --Un bebé-- Repitía --Es una extraña petición pero...--

    --Te entiendo-- Le interrumpí --Será nuestro regalo... no creo que haya mejor evidencia que tener un bebé--

    Borré la idea del preservativo. Hera me presentó un buen punto el cual acepté sin rechistar. Joder, ¡que es la mejor idea que pudimos tener! La abracé fuerte y rodamos varias veces por la cama teniendo cuidado de no caer al piso. Así estuvimos un par de minutos comiendonos a besos y toqueteos íntimos hasta que nos detuvimos dispuestos a seguir.

    Cariñosa alborotó mi roja cabellera mientras yo la observaba con atención. Al yo estar arriba, pude ser testigo de como su rubio cabello se extendía por toda la almohada como un halo angelical que brillaba gracias a la luna. Si no lo dije antes, lo diré ahora. Toda. Una. Diosa.

    Con delicadeza paseé mi mano hasta su pierna y la separé. Ya con una mejor vista de su sexo, pulsé el botoncito que se encontraba entre sus labios. Todos esos gemidos provocados encienden mis ganas hasta el punto de no poder aguantar más.

    Con una señal le avisé que iniciaría y así separé con mis dedos sus labios los cuales estaban pegados gracias a la viscosidad de sus fluidos que aún salían de a poco. Tomé mi miembro erecto cuando Hera volvió a detenerme.

    --Q-Quiero hacerlo yo-- Dijo entre risas.

    Lo cogió como si un juguete suyo se tratara. No sabía como "manipularlo" bien porque en un momento apretaba y en otro solo tocaba con curiosidad. Todo eso mientras se reía juguetona. Llegó un momento en la que parecía querer decir algo pero que al final se lo dejaba. Era una sensación fenomenal, no era como las veces en las que me bañaba y obviamente tocaba ahí, esta vez era muy distinto. Ahora no se trataba de mi mano, sino de la suya, en eso no tengo control y ya queda en su libre albedrío.

    No fue hasta el minuto que se llenó de valor para seguir y llevar la cabeza de mi pene a las puertas de su intimidad. Efectuó algo de fuerza por unos segundos hasta que una parte estuvo dentro. Su interior se encontraba apretado más no tanto.

    En sus ojos se dibujaba la lujuria y la forma en la que se mordía el labio inferior... uff... Rodeó con sus piernas mi cintura a lo que yo la abracé para susurrar en su oído lo que tenía que hacer.

    Empecé con un vaivén lento para acostumbrarme a tenerla así de cerca y que ella también se acostumbrara ante esto. El golpeteo que su corazón hace puedo sentirlo en mi pecho como si fuesen los míos. Los segundos parecían pasar como horas provocando la sensación de haber estado una eternidad.

    Su respiración tibia golpeaba el costado de mi rostro al ritmo que penetraba. Allí llevé ambas manos hacia sus nalgas para levantarla y dejarla caer para llegar hasta el fondo y asegurarme de que se dé nuestro objetivo. Gradualmente acelero el ritmo de cada penetración hasta el punto de escuchar con más claridad cada uno de sus alaridos.

    --Nos van a escuchar...--

    --No me importa-- Le robé otro beso de lengua --Este momento es nuestro, de nadie más--

    --Ah... sádico...-- Bufó --Voy a... voy...--

    --¿Correrte...?-- Pregunto intentando pegarla... pero no.

    --No... voy a... gritar-- Dijo entre resoplidos cuando alzó tanto la voz que no vi de otra que callarla con besos.

    --Ya entendí-- Me reí con ella --Bajaré la velocidad--

    --No dije que quería eso-- Con un puchero miró a un lado como una niña malcriada --Quería verte asustado--

    --¿Asustado...?-- Tenía que ser una broma, obvio, pero no sabía que se trataba de eso --Pues lo conseguiste--

    Luego de un largo rato, ambos nos dimos la vuelta quedando ella arriba acostada en mi pecho moviendo la cintura de arriba abajo al igual que yo. Nuestros labios de por sí podrían haberse degastados de tantos besos y nuestras lenguas entrelazadas de todo el rodeo que se daban. Sentía con cada minuto que el final se acercaba cada vez más junto a las penetraciones.

    --Hera...--

    --Ya te ayudo-- Respondió. Se sentó sobre mi miembro para dar brincos e intentando que penetrara cada vez más a fondo, ahí vi que todo lo que estaba bajo mi ombligo se encontraba mojado, se había corrido ya --¿Cuánto te falta?--

    --No sé, poco... tal vez unos segundos... digo yo...-- Intenté bromear. ¿Cómo voy a saberlo? Nunca llegué a hacer esto con ella en una ocasión pasada. Y estoy muy seguro que no habría diversión si lo supiera.

    --Bien, entonces vengo yo-- Lo que hizo me sorprendió. Se tronó los huesos de las manos y me cabalgó con furia mientras se callaba los gemidos.

    No vi de otra que seguir su ejemplo y penetrar con rapidez hasta que no pude aguantar y con un solo empujón deposité todo el esperma dentro de ella. Hera se dejó caer en mi pecho ya satisfecha con su corazón resonando en la habitación junto al mío.

    Mis brazos la rodearon para no dejarla ir. Ya habíamos acabado y ahora solo quedaba esperar a que el día llegara... o tal vez ya llegó, no lo sé, no tengo ganas de ver la hora porque después será peor.

    No debería de estar pensándolo, menos en un momento como éste. ¿De verdad tiene que ser así? La verdad es que no quiero que se vaya...

    --No te preocupes por eso-- Comentó a lo bajo. Al parecer sabía en lo que estaba pensando.

    --Incluso después de lo que te dije... Hera, no puedo parar de pensarlo... Maldita sea, temo por no volver a verte después de haberte prometido aquello desde el corazón--

    --No seas pesimista-- Me hizo cosquillas bajo la barbilla tal cual un perrito --Debemos ser positivos. Cosas como estas no pueden terminar mal, creeme, lo sé--

    Se acomodó a mi lado haciéndome ojitos pidiendo seguir --Está bien...--

    --Aprovechemos lo que nos queda de noche para asegurarnos de tener a nuestro bebé-- Rodeó mi cuello con sus delgados brazos --Quiero hacerlo toda la noche contigo. Aseguremos de que sea un momento inolvidable--

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    Y así como estuvimos toda la noche concibiendo ese deseo que nos mantendría juntos... Desgraciadamente el sol hizo acto de presencia sobre las montañas iluminándonos con fuerza.

    Ahora mismo son las 11am y me encuentro sufriendo el frío sentado en una parada frente al aeropuerto. Han pasado 4 horas ya desde su partida que no tengo deseos de ir a algún otro lado. Solo quiero desahogar el dolor.

    Personas pasan frente a mí mirándome a los ojos como si preguntaran el porqué la cara larga...

    Sin embargo, estoy consciente de que éste no será el final de todo, sino un pequeño obstáculo. Prometí estar a su lado sin importar las circunstancias. Y para lograr eso, saldré de la universidad con las mejores notas que me sean posible. Me prepararé para el momento en el que nos volvamos a ver.

    Reaccioné ante la voz de un compañero de la universidad el cual llamaba mi nombre.

    --¿Roy...? Es extraño verte por aquí, qué haces?--

    --Cumpliendo una promesa-- Decidido me paré sacudiendo mis manos en el pantalón --¿Y tú...?--



    ==END.
  • Antonionoventayseis
    Historia: --No--
    Progreso: --No--

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    ¿Acaso estuve tan ocupado pensando en ti que ignoré la posibilidad de volver a enamorarme de alguien más...? ¿Incluso sabiendo que nunca más volverías? Quisiera saber el porqué sucedió esto. El porqué estoy sufriendo por algo que muy fácil pude evitar al no dejarte entrar a mi casa aquélla noche. ¿Por qué mierda estoy tan perdido en ti con esta alma tan desostrazada ya? De verdad que quiero saberlo... un simple humano... y tú algo fuera de mi alcance de comprensión...

    Agotado por mis quejas dejo de mirar la enorme luna llena por la ventana. Estoy tan seguro que esta noche se hizo únicamente para decirme a mí lo que no pienso por las mañanas... Te extraño tanto... Solo por ti me he vuelto tan masoquista en mi interior usando lo que me queda de fuerzas para frenar las lágrimas.

    Los horribles recuerdos que trae mi cicatriz en el cuello... esos recuerdos... fueron el resultado de tu partida. No sabes el ánimo que emanaba mi cuerpo esperando ver tu rostro al despertar en el hospital... más no fue así. Estar acostado por una semana acompañado de una chica inmadura que no entendía lo que un "no" quiere decir.

    Me bajé de la ventana tocando la gélida madera con las plantas de mis pies. Lo que daría por algo de lluvia... Al menos pude perdonar a Juliana, fue algo que debí hacer, no vi de otra. Caminé con cuidado por los pasillos vacíos de mi hogar con las luces apagadas en medio de la oscuridad, no tengo intensiones de enceder las luces, es tanta la soledad en esta casa que no necesito ayuda de nada para encararla.
  • Antonionoventayseis
    Llegamos a casa de mis padres a eso de las 5pm luego de que su primo Evan nos dejara en mi casa. La idea fue llegar temprano para ayudar con la cena, mi hermana iba a estar allí porque según el mensaje que me envió hace como una hora, tenía muchas ganas de hablar con Eleonor y "amenazarla" en caso de que me haga daño como salir con otro hombre.

    Eli ayudó a mi padre a arreglar la mesa junto a mi hermana mientras que yo cocinaba con mamá. Finalmente la vida me había sonreído después de tantos años de mantenerme en aquella obscuridad llamada soledad. Ahora me río de las cosas que me contaban, entiendo las razones que tienen las personas y las llevan a hacer cosas por los otros.

    Lo mejor de todo es que ahora veo que mi família sí me ama y que estarán allí para apoyarme, no esa mentire que hice para alejarme. Mamá me dio una olla con sopa para que colocara sobre la mesa, al llegar estaba Megan hablando con Eli y se calló al verme llegar.

    --¡Hijo!-- Saludó papá a lo que me dió una cerveza, como mi hermana sabe, yo no bebo, pero no quiero rechazarle algo a papá, la tomé --Eleonor es tu mujer perfecta-- Bufó.

    Eli se sonrojó, desde aquí lo veo --No lo diga de esa forma, señor, me da algo de pena--

    --No hay de qué apenarse-- Comentó mi hermana --Después de todo ya somos algo así como família-- Le dio un leve empujón.

    --Gracias, Megan, me gusta escuchar eso--

    Dejé la olla en la mesa y volví a la cocina. Mi madre está algo callada, me miraba y se daba la vuelta, traté de meterme en su campo de visión a lo que ella me abrazó con tanta fuerza que casi me ahoga.

    --Mi hijo ya es un hombre-- Dijo. ¿De verdad? ¿Es por eso? --No quiero pensar en que me vas a olvidar y te irás con ella--

    --M-Mamá-- Mire a los lados --No me iré a ningún sitio, ni siquiera he terminado la universidad--

    --Lo sé-- Se secó una lágrima --Pero nada me asegura que no desapareceras con ella--

    --Tranquila, mamá, no soy el primo George-- Acaricié su cabello --No me alejaré de nadie--

    Me apretó un poquito más --Mas te vale, Roland-- Se meseaba de un lado a otro --Quiero mis nietos--

    Me reí, allí va otra vez. El tema de los nietos la tiene a mil y no descanzará hasta abrazar al primero. Antes que nada voy a mantenerme a raya con este tipo de temas, aún debo acostumbrarme a mi relación con Eli ya que de vez en cuando siento que no hago algunas cosas bien. Solté a mamá para seguir con la comida, quiero pasar bien éste día.

    Terminamos todo en la cocina y repartí los platos en la mesa. Mamá se sentó entre papá y Megan por lo que el único espacio disponible en la circular mesa era para mí y Eleonor. Dimos las gracias por los alimentos y Megan sirvió la comida.

    --Dime, ¿qué te gustó en nuestro hijo?-- Papá fue el primero preguntar, creí que lo haría mamá pero se adelantó.

    --La primera vez que lo vi me encantó su timidez y...--

    --Entonces pensaste que era sumiso-- Interrumpió.

    --Papá, ya deja de decir eso--

    --No, Roland, tu padre tiene razón-- Tomó mi mano --Hay algo en él que me hace sentir maternal a su lado--

    --Eso es bueno-- Comentó mamá --Lo mismo ocurrió con su padre--

    --Marian, hablamos de ellos-- Papá se limpió con la servilleta.

    --No no, Edward, hay que estar claros que eras igual de sumiso o incluso más--

    --Uuuh... Papá era sumiso-- Salió Megan con su burla --Y tan macho que se ve--

    --Pero no solo eso-- Agregó Eli --Casi tenemos los mismos gustos y su personalidad me completa--

    --Mi hermanito tiene ese poder-- Se rió --Imposible no quererlo--

    --Por cierto-- Agregué --Con Eli a mi lado no me siento tan vacío como antes--

    --¿A qué te refieres?--

    --Mamá, papá-- Creo que sería mejor contarles. Dejé los cubiertos a un lado y miré a ambos --No se los dije por miedo, pero desde hace un buen tiempo que sufro de depresión-- Confesé --Sentía que todos me ignoraban porque no era alguien importante para ellos y...--

    --No sigas, Roland-- Papá me detuvo --Entre tu madre y yo sabíamos que algo te pasaba, nos extrañaba verte tan solo en tu apartamento sin realizar una sola llamada--

    --Sí, incluso con tus visitas veíamos que algo no nos cuadraba, estabas delgado y no socializabas mucho con nosotros, hace como unos meses te molestaste con tu padre por un simple error--

    --No fue mi intención, de verdad, sentía que la gente me apartaba a un lado para que no estorbara, mis amigos de la universidad solo preguntaban por mí para hablar de ellos y cuando quería explicarles por lo que pasaba... Ellos solo se iban--

    --Sabemos lo fuerte que es eso--

    --Pero ahora, justo cuando conocí a Eleonor-- Apreté su mano --Creo que puedo iniciar nuevamente y dejar esa tristeza para siempre, ¿no es así, Eli?-- La miré, ella se veía algo preocupada y luego me asintió para darme un beso.

    --Claro que sí, Roland, conmigo a tu lado podrás iniciar otra vez--

    --Sí que se ven hermosos-- Tomó una foto mi hermana --Listo, lo publico mañana--

    --Roland, el apartamento en donde vives es pequeño, ¿quieres que te busque otro?-- Sugirió papá --Pregunto para que haya espacio suficiente para ustedes dos--

    --Me gustaría, pero no sería justo... Aparte, no tenemos pensado vivir juntos todavía--

    --Tiene razón, eso se me hace muy rápido, señor--

    --Olviden eso de ser justos, te buscaré uno quieras o no-- ¿Entonces para qué preguntas? Sucedió lo mismo con mamá aquella vez que vine.

    --¿Estás seguro de eso?--


    --Pffft, tengo dinero de a cojones--

    --Ya deja ese lenguaje, Edward--

    --Pero es la mera verdad--

    --Pero no el comportamiento, ¿acaso quieres hacerle creer a Eleonor que criamos a nuestro hijo con malas palabras?--

    --No, por mí está bien, Marian--

    --Entonces es un hecho-- Dio una palmada al aire --Eleonor es família y todos por fin felices, que siga llegando la comida--

    --Es cierto, en la cocina quedó algo, ya la busco-- Mamá se retiró de allí en busca de las otras ollas.

    No fue tan difícil después de todo. Creí que formarían un drama con lo que dije pero todo estuvo normal, incluso me dijeron que ya lo sabían por la forma en la que me veían. Papá hasta me quiere buscar un apartamento para los dos sabiendo lo que le dijo Eli... cosa que para ella le parece rápido, irónico. Suspiro aliviado e inspecciono la mesa a la vez que espero la comida.

    Si de algo me di cuenta era de que Eli se ponía un poco seria con esa ligera expresión de preocupación cuando no me ve a los ojos, ¿le pasará algo? Dibuja un circulo con la punta de su zapato izquierdo en el suelo, si no está cómoda me lo debería decir, tal vez pueda hacer algo. Desde la mesa puedo ver la ventana de la sala, ahí me entero que está lloviendo con fuerza, seguro no me di cuenta porque la casa es de dos pisos con techo de bloque.

    Mamá llegó con la olla cosa que ayudé para ponerla sobre la mesa, es sopa, no soy fanático. Esta vez serví yo acompañado de papá, hasta ahora no se han dado cuenta que está lloviendo... Momento, si está lloviendo... entonces ni Eli ni yo podremos irnos y es mentira que Megan conducirá así en la noche.

    --Miren eso-- Papá señaló la ventana --Está lloviendo, no pueden irse así-- Se enteró, seguro nos pide que... --Mejor se quedan esta noche aquí-- Sip...

    --¿De verdad? Es que no queremos molestar a nadie-- Eli levantó sus hombros, ahora que lo veo, está actuando más... angelical...

    --Molestias no son-- Se rió mamá --Nos gusta tener invitados--

    --Menos al tío Yogi-- Bufó Megan, yo tampoco lo quiero.

    --Dormirás con Megan, Eli-- Ofreció mamá a lo que Eleonor negó.

    --No, dormiré con Roland--

    Me puse rojo, siento la mirada de todos en la habitación. Qué hizo, ahora me preguntarán muchas cosas apenas me encuentren solo. No quiero que se pongan a pensar en cosas locas debido a lo que dijo. Abracé de lado a Eli, me puse algo nervioso.

    --¿Dije algo malo?-- Me susurró a lo que le di dos toques en el hombro con mis dedos, espero haya entendido que fue un "no" --Uy...--

    Cambiaron la cara y sigueron con la comida. Nuestras conversaciones siguieron de tema en tema, papá nos habló sobre la nueva jefa en Clarity, la compañía en la que trabaja, ahora está bajo la supervisión de Yukino, una mujer que, según él, puede llegar a ser muy molesta. Mamá nos platicó del libro que terminaba de leer, se la recomendó a Eli cuando ella respondió que intentaba escribir uno, ese tema seguió como por media hora, papá, Megan y yo nos hacíamos señas para mofarnos de ellas dos.

    A pesar de que estaba frío por la lluvia, fue una cálida cena que nos subió el animo. Me limpié los labios con la servilleta y recogí los cubiertos de cada uno de ellos, pienso lavarlo todo hoy, es lo menos que puedo hacer por esta reunión. Eli me ayudó a pesar de las veces que le dije que podía hacerlo sólo, cuando acabamos, volvimos a la mesa de nuevo para sentarnos, papá se arreglaba la camisa mientras mamá platicaba con Megan, cuando nos vieron, mi hermana levantó la mano llamando a Eli.

    --¿Puedes venir conmigo?--

    --Esto... sí, sí puedo-- Me besó en la mejilla --Ya vuelvo, cariño--

    Las dos se fueron dejandome solito con mis padres, esto es malo, las preguntas llegaran apenas se metan en un cuarto. Mis padres se miraron a la cara y asintieron. Fingí demencia, creo que eso es lo mejor que puedo hacer y lo que muchos harían, no es así? Me giré a la izquierda en mi silla para salir pero mamá dio la vuelta y se sentó a mi lado. Que nervios. Me giré a la derecha intentando una vez más pero papá saltó la mesa y se puso a mi lado también. Que exagerado. No saben lo extraño que me siento con ellos dos quitándome la salida. Me llegan recuerdos de pre-escolar cuando no quería asistir a clases.

    --¿Cómo fue tu primera cita?-- Inició mamá.

    --No le preguntes eso-- Regañó papá, esto es como Discovery Kids --¿Ya lo hicieron?--

    --¿Qué...? No, no hemos hecho nada de nada--

    --¿Ni siquiera un beso?--

    --Sí, ya nos hemos... ¿por qué debo decirtelo, papá?--

    --Yo también quiero saber--

    --Mamá...--

    --Tal vez quiere llegar virgen al matrimonio--

    --Pa, creo que exageras mucho-- Ahora soy un ventilador que mirá a ambos lados.

    --La verdad es que yo lo estoy creyendo igual, no es que sea nada malo, claro-- Se rió mi madre y me tomó de los hombros para agitarme --¡Mis nietos, Roland!--

    Papá me hizo lo mismo --¡Yo igual!--

    --Me están mareando...-- Los detuve --Creo que Eli me llama, ya vuelvo-- Hice otro intento de irme pero me detuvieron nuevamente.

    --Dejalas con su charla de chicas, esto es con nosotros tres--

    La cantidad de preguntas que me hicieron eran incontables e irespondibles, me tranqué muchas veces porque no quería responder a nada, tengo pena... mucha pena. Eli no llegaba y esta sesión de preguntas me mata. Ay, lo que daría porque me diera un horrible dolor de cabeza, solo tengo la punzada pero nada más. Ni siquiera en un hentai hay tal cantidad de preguntas sexuales hacia una persona.

    ¿Qué es lo peor de todo esto? Los relatos que empiezan a contarme sobre la vez que se conocieron, luego cuando tuvieron su primera cita y la forma menos explicita de la tercera en casa de papá. Solo espero que no me agarren mucha confianza uno de estos días y me lo cuenten todo sin secretos. Allí me quedé asintiendo y riendo para darles a entender que les presto atención.

    Eli llegó con Megan, que suerte. Me abrazó --Volví, ¿me extrañaste?-

    --Sí, un poco--

    --Ya que estás aquí-- Se levantó mi madre --¿Dijiste que dormirías con mi Roland, no?--

    --Eso dije, ¿no se puede?--

    --Claro que se puede-- Sonrió --Arriba está la habitación de Roland, la cama es muy grande para los dos--

    --Muchas gracias, con eso me basta--

    Me tomó de la mano y corrimos escaleras arriba, en el camino me despedí de ellos. Le enseñé mi habitación, me sorprende que no le hayan movido nada, la alfombra verde sigue en su puesto, mi cama es igual de grande como la recordaba y aún están los tres posters de videojuegos que compré para mi primera consola. Todo sigue ahí.

    Eli caminó a paso lento por el cuarto mirando cada esquina. No es como el de mi apartamento en el que me tomé un poco más de libertad, aquí no hay revistas o muñecos, aparte, lo que extraño es el televisor donde veía los estrenos cuando era niño. Recuerdo que siempre me escondía bajo la cama cuando llegaba de la escuela a leer las historietas que compraba a escondidas de mis padres. Sí, cuando mis antiguos amigos me invitaban a todos lados... ahora todos ellos se fueron de la ciudad a vivir sus vidas... Como sea. Respiré profundo oliendo ese nostálgico olor en mi cuarto, es algo así como la tapa de un libro nuevo.

    --Me gusta... aunque le falta algo-- Dudó ella a lo que me vio --Se siente un poquito simple--

    --¿Eso crees?-- Miré los alrededores, para mí está completo.

    --¿Cuándo empezaste a vivir en el apartamento?--

    --Cuando toqué los 15 años--

    --¿Cómo...? ¿Tan joven así?--

    --Sí, fue decisión mía--

    --Segura que eras un hombrecito-- Me abrazó de lado y se tiró a la cama --Vamos, ya es tarde--

    Asentí, me quité los zapatos y me acosté a su lado, en eso me sugirió que durmiera como si fuese mi apartamento. No entendí a la primera por lo que ella me dio un ejemplo, se quitó el pantalón menos la camisa quedando con su ropa interior debajo. Seguí su juego solo que me quedé en shorts y camisa, con el frío nos acurrucamos cara a cara, sintiendo su cálido aliento en mis labios. La besé con calma.

    --Un momento-- Me detuvo riendose --Antes de eso, ¿qué te dijeron tus padres? ¿algo sobre mí?--

    --No, no me preguntaron nada todavía... ¿y tú? ¿qué te dijo Megan--

    Cambió la cara pero unos segundos más tarde volvió a mostrar su sonrisa --Nada, cosa de chicas-- Me besó como intentando olvidar el tema --Roland--

    --¿Si?--

    --Solo besos, vale?--

    La abrazo con un poco de fuerza como para que no escapara a la vez que empezamos con los besos. Fue exactamente como anoche, me hechizaba con cada baile de nuestras lenguas, sus leves caricias en mi costado provoca un hormigueo por todo mi cuerpo que no deja pensarme con claridad. Yo también quiero hacerla sentir bien como ella a mí. Paseo una de mis manos desde su espalda hasta el muslo donde aprieto un poco. Estabamos los dos de lado cara a cara en la cama y los besos serían lo único que ibamos a hacer esa noche.

    Con cada minuto que pasa me siento más perdido en mis instintos que casi ni controlo mis movimientos. Metí mi mano bajo su braga hasta tener una de sus nalgas en mi palma, Eli gime callada para que nadie escuche, allí me dirijo un poco más abajo donde sentí con la yema de mis dedos unos labios que se encontraban cerrados y mojados. Se puso arriba de mí, creo que le gusta lo que hago porque se afinca como para que encajara mi dedo allí, pero no... me pidió que solo sean besos.

    Voy a seguir, acaricié lo primero que sentí "fuera de lugar", ese pequeño cilindro que acaricio debería ser el clítoris. Beso su cuello con lentitud mientras que ella daba leves mordidas en mi hombro. La moví un poco más arriba para levantarle la camisa y tener de frente su ombligo para besarlo igualmente, Eli arquea su espalda exitada mientras lucha por no hacer ruido. No me había dado cuenta de lo que hacía cuando le quité la pantaleta para luego hacerle cosquillas en sus piernas.

    No voy a detenerme, no ahora, ya llegué hasta aquí y ella muy bien lo sabe. Nos dimos la vuelta, puse la almohada debajo de su cintura para levantarla un poco, sus labios están cerrados pero puedo observar su botoncito. Introduje mis manos bajo su camisa y sostén para acariciar sus pechos, sobretodo los pezones, están tan duros por el acto y el frío que me enloquecen. ¿Qué dirán mis padres si entran por esa puerta? Sé perfectamente que no pasé el seguro y eso es lo que me hace sentir emocionado... no soy un maniaco.

    Con su cara roja, Eli miró a otro lado mientras que yo acercaba mi rostro a su intimidad, creo que sabe lo que voy a hacer. En forma de broma tomé su barbilla y dirigí su rostro para que me observara hacerlo. Di la primera lamida a lo que sus piernas temblaron, ya no hay vuelta atrás, pasé mi lengua desde el inicio de su comisura hasta la otra y besé como si fuese su boca, no introduje mi lengua ni nada parecido. Mi corazón está loco, no tengo idea de lo que hago, solo sigo estos instintos que me dominan y guían.

    --Dije besos-- Me dijo entrecortada por lo que sonreí.

    --Es lo que hago--

    Vuelvo a lamer, esta vez provoqué una reacción más fuerte en Eli ya que agarró la sábana bajo ella con fuerza sin separar su mirada de mis ojos. Enrolló sus piernas alrededor de mi cuello como para no dejarme ir, acepté su juego, con mi lengua separo un poco más sus labios hasta tener una visión clara de ese punto rosado, paseé mis dedos por sus costados para bajar sus defensas, al lograrlo, me la llevé a la boca con una leve mordida. Solo eso fue suficiente para hacerla correr mojándome todo debajo de la nariz.

    Fue suficiente por hoy, con una sonrisa en mi rostro me levanté de la cama, debo ir al baño a limpiarme. No fue malo, me gustó, la verdad... aunque sentí un leve sabor a salado, no sé, ¿será por la piel?. Me agaché para ver si debajo de la cama estaban las chanclas que usaba antes, ahí vi los píes de Eli, se había bajado de la cama, sigue un poquito temblorosa.

    --¿A dónde vas?-- Me preguntó molesta.

    --Al baño, voy a limpiarme la...-- Me cogió del cuello de la camisa para darme un beso de lengua, lo hizo incluso sabiendo lo que habíamos terminado de hacer, me estaba "limpiando" --¿Q-Qué hiciste...?--

    --Un favor-- Me pellizcó fuerte en el hombro --Te pasaste de listo--

    --Disculpa, no pensé las cosas, solo pasó--

    --Ok... solo pasó... nada más-- Bufó y me arrojó a la cama --Te la dejo pasar porque uno de estos días te haré lo mismo--

    --No-- Me negué de inmediato --No te juegues con eso, Eli--

    --¿Cómo que no? Tú me lo acabas de hacer--

    --Sí... pero es distinto... me da asco pensar en volverlo hacer--

    --¡¿Te dió asco?!--

    --N-No... digo, sí... ¡NO!-- Desvié la mirada --Ni sé cómo responder--

    --Mejor no pelear-- Suspiró seria --Tienes suerte que me da asco llevarme eso a la boca... digo, si lo hiciera y te besara es como si besaras tu propio...--

    --Ya sé, ya sé-- Interrumpí --Por eso no lo hago--

    --En fin...-- Se puso la braga --Ese regalito se adelantó un poquito-- Me dijo juguetona --Vamos a limpiarnos--

    Cuando regresamos del baño, nos volvimos a acostar. Solo nos dimos unos cuantos besos para luego ocultarnos bajo la sábana, aún sigo algo nervioso por lo que hice, salió bien después de todo pero es como si hubiese sido un gran salto, ¿me creerá un sádico? La miré, Eli parece estar pensando mucho desde que llegamos, de verdad que algo le preocupa, no quiero preguntarle nada ya que estamos a punto de dormir y lo menos que quiero hacer es que no duerma. Mañana le preguntaré, por ahora solo me enfocaré en no despertarla.
  • Antonionoventayseis
    Desabroché su sostén hasta tener una vista clara de sus senos, tomé ambos con mis manos mientras nos besábamos sin detenernos. No me importa cuantas horas hemos estado así, solo quiero estar con ella toda mi vida.

    --Roland...-- Ronroneó.

    Dancé mi lengua con la suya para callar sus gemidos, en este edificio hay muchos chismosos y no quiero que alguien más que nosotros dos sepan lo que hacemos. Estoy como flotando en el aire, no quiero que esto termine.

    En eso Eli me quitó el pantalón con mucha facilidad, ni me di cuenta de lo que hacía. Frotó mi miembro por encima del boxer provocandome una erección. Allí me sonrió y lamió sus labios, espero no haga lo que pienso que hará.

    --Relajate un poco, te haré sentir mejor-- Posó su mano en mi pecho y me afincó a la cama, ¿tanta fuerza tiene?

    --E-Eli... No creo que sea buena idea--

    --Para mí sí lo es--

    --No sé tú, pero eso no me gusta--

    --No si nunca te lo han hecho-- Otra vez apretó mi pecho.

    Bajó su rostro lentamente hasta estar frente a mi ombligo, espero que llegue hasta ahí, que no baje más. Se rió ella al ver mi rostro apenado, liberó mi pecho para poner ambas manos en ropa interior y quitarmelo, intenté detenerla pero estaba como atado.

    Admiró mi pene el cual estaba a unos cuantos centímetros de su rostro, mi corazón se acelera con fuerza. No me gustan las felaciones, no he recibido una antes pero el solo hecho de pensar en una me llena de asco.

    --Oye, ya, detente--

    --No, ya llegamos hasta aquí, no te acobardes--

    --Lo digo en... Ah...--

    Sujetó mi falo sin apartar su mirada de mis ojos, esto es tan incómodo, no quiero que lo haga. Siento como su calidad respiración golpea contra el tallo de mi miembro. Estoy tan ligero pero a la vez no puedo moverme, es como un peso que tengo arriba de mí y ella no es.

    Ahí paseó su lengua desde abajo hasta arriba mojándolo con su saliva, al llegar a la punta, se lo introdujo todo en la boca y comenzó a succionar con fuerza. Sentí una leve punzada detrás de mi cabeza, la misma como cuando me dan esos... ataques.

    --Roland-- Me llamó --Despierta, son las siete--

    --¿Ah?-- Al abrir mis ojos me doy cuenta que todo había sido un sueño, que suerte --B-Buenos días... creo--

    --Eres tan hermoso cuando duermes-- Fue a darme un beso a lo que lo esquivé girando a un lado --¿Qué pasa...?--

    --Nada... Es que... soñé algo feo--

    --Esa no es excusa-- Tomó mi rostro para darme el beso de todas formas --Y no creo que sea tan feo si tienes tal erección-- Bufó.

    Nos levantamos y abrí la cortina del cuarto, hay un leve olor a húmedo en el aire. Suspiro mientras camino a la cocina, allí Eli me esperaba en la mesa con el desayuno hecho. Comí a su lado y cuando terminamos, ella se levantó a mirarme.

    --Saldremos por un rato--

    --¿A dónde?--

    --A una tiendita por ahí, los precios son muy buenos--

    Salimos como una pareja normal, en este momento me pongo a pensar en la incomodidad que me daba al ver a esas personas agarradas de las manos dándose besos sin estar pendiente del camino. Y por lo que veo, Eli no me suelta, ¿habrá alguien por ahí mirándome y pensando lo mismo que yo pensaba?

    Esperamos en la parada hasta coger un bus que por primera vez había visto, Eli fue quien me guió. No fue un largo viaje, duró un poco, sí, pero no lo suficiente, ella avisó para que nos dejara frente a una tienda casi en la salida de Florencia que nos conecta con Malaise.

    Estaba algo desolado, habían un par de vehículos en el estacionamento y otro cargando gasolina. Mi pareja me hizo señas para seguirla cosa que asentí y obedecí. Entramos a la tienda, había una estación de Jazz puesta en la radio, un ritmo hipnotizante.

    --Por aquí-- Me tomó de la mano hasta uno de los pasillos frente al estante de dulces --Toma lo que quieras, yo me encargo de lo demás--

    Se fue a otro lado. Veo el anaquel frente a mí y me pongo a pensar. ¿Qué puedo tomar? Hay caramelos, cereales, galletas, etc... Creo que serán cereales, ya se me acabaron en casa, y unas galletas también, hace semanas que no como unas... ¿Debería comprar más? No sé si Eleonor quiera quedarse en casa esta noche otra vez.

    --Buenos días-- Se paró un oficial a mi lado a ver los productos --¿Todo bien?--


    --Sí, pensando que llevar--

    Allí se quedó tomando unas cuantas cosas, yo solo agarré lo mío mientras miraba a los lados esperando ver a Eli, ¿a dónde habrá ido? Caminé por la tienda de un pasillo a otro buscándola hasta que la encontré en el quinto pasillo hablando por teléfono.

    --Estoy con él... Claro, no pasará nada--

    --Eli--

    --¿Ah?-- Se volteó y colgó --Ahí estás-- Sonrió --¿Ya tienes lo que querías?--

    --Sí, eso creo... ¿quién llamaba?--

    --Eso... Mi madre, es que no le avisé que dormiría en tu casa--

    --Mal hecho--

    --¿Verdad que sí? Como sea, ¿pagaste?--

    --A eso iba--

    --Sabes...-- Posó su mano en mi hombro y abrió un poco la bolsa --No es mucho... Pero podemos hacer algo con eso--

    --¿Qué cosa?--

    Observé como el policía de hace rato se asomaba desde el otro lado, nos miraba con sospecha, ¿acaso cree que somos algún tipo de vándalos? También me doy cuenta que el dueño de la tienda se asoma de igual forma desde su mostrador y eso me pone nervioso, seguro que es un malentendido.

    En un instante Eli se posiciona frente a mí y señala la salida del local el cual está a unos 4 o 5 pasillos, espero que no esté pensando lo que yo creo que piensa. Sacó una bolsa blanca de su bolsillo y cogió una parte de la mía.

    --No te me acobardes ahora-- Déjà vu...

    --¿Qué?--

    --¡Ahora, Roland!--

    Eleonor salió corriendo hasta la salida serpenteando a las pocas personas que habían allí. Me quedé paralizado, ¡está robando la tienda! ¿qué mierda hago? ¡me llevarán preso!

    --Detengase ahí-- Gritó el oficial.

    --Que no se escape-- Dijo el dueño frente a la registradora.

    Se me congelaron los dedos de las manos, no me dejaré atrapar, no quiero terminar detenido en ningún lado. Respiré hondo y corrí como nunca antes había hecho, incluso ignoré la punzada de dolor en mi nuca. No sé cómo lo hice, pero esquivé a todos y salí del local sin soltar la bolsa. Genial, ahora soy un fugitivo. ¿Por qué creo que tengo una estrella encima de mi cabeza?

    Al salir recuerdo que estamos en una de las salidas de la ciudad y que estamos rodeados de árboles, ¿a dónde voy a correr? Al mirar a los lados veo que Eli está corriendo por la carretera a lo que me hace señas para seguirla, ¿de verdad? Ahí escuché la puerta del negocio y al oficial que exigía que me detuviera.

    No vi de otra más que correr con ella. Se me dificulta tanto alcanzarla, ahora me doy cuenta que es muy rápida, espero que el policía se haya rendido cosa que no creo. Medio miré hacia atrás sin detenerme, allí está, persiguiéndome.

    --No... No se ha rendido...--

    Aceleré más de lo que podía, ¿a dónde voy a correr? Estamos en medio del maldito bosque, es cuestión de tiempo que saque un arma y me dispare en la pierna para arrestarme... No, no exagero, de verdad que lo creo.

    Eleonor se metió en un caminito de tierra, claro, yo también lo hice. Árboles por todos lados, eso es lo único que veo aparte de la abundante vegetación y el vivo color verde que me rodea, a duras penas puedo seguir a Eli entre las plantas. Aún no suelto la bolsa.

    --¡Eli!-- Me detuve al perderla de vista --¿En dónde estás?--

    Por sorpresa me agarró por la espalda tapando mi boca con fuerza y así silenciarme. Eli me hizo una seña para que me callara, que me quitaría la mano, al hacerlo inhalé hondo y la miré molesto.

    --¿¿¿Sabes lo que acabas de hacer???--

    --Sí-- Dijo sonriente --Robamos una tienda--

    --¿Crees que es un chiste? ¿Y si terminamos preso?--

    --Solo espero que hagan una excepción y nos pongan en la misma celda--

    Mi respiración es rápida y el corazón me va a mil --Estoy asustado ya--

    --Es la adrenalina-- Aseguró --¿Has hecho algo similar antes?--

    --No, nunca salí de casa a no ser para cumplir mi rutina--

    --Eso es perfecto--

    --¿Qué quieres decir?--

    --No has hecho esto porque tenias una rutina que no cambiabas, verdad?--

    --Sí, es cierto--

    --Y estoy muy segura que querías hacer algo distinto para salir de ese bucle--

    --Eso también... es verdad--

    --Ahora...-- Suspiró cansada --¿Cambió esa rutina el día que me conociste?--

    La miré a los ojos, tiene mucha razón. Estuve casi toda mi vida metido en el apartamento sin hacer nada más que ver las noticias, desayunar, jugar y salir a la calle, era una costumbre muy simple después de ver el sol, llegaba a casa de mis padres a escuchar lo que sea que tengan que decir para luego irme a RetrO's.

    Y así cada día... Hasta que la conocí al instante que me propuse salir de ese molde. Desde ese entonces todo ha sido distinto e inesperado, la invité a una cita... Luego se quedó en mi casa por una noche, nos besamos y ahora estamos aquí, escapando de un oficial de la policía porque robamos algo... Ha sido emocionante. ¿Será por eso que sospeché que las cosas iban muy rápido?

    --Es verdad-- Sonreí satisfecho --Todo cambió el mismo día que te conocí, Eli--

    --Es lo que quería oír, Roland-- Se recostó de mi hombro, está sudada de tanto correr --Esto es emocionante--

    Me besó a un lado de los labios, incluso aquí puedo escuchar su corazón palpitar con fuerza. Estoy cansado, pero aún así seguí su beso, no quiero dejarla mal. Ha pasado tanto en el poco tiempo que nos llevamos conociendo. La abracé contra mí.

    --¡Las manos donde pueda verlas!-- Se apareció el policía de entre los matorrales --Quedan detenidos por robo--

    --Mierda-- Maldije --Hasta aquí llegamos--

    --No se muevan-- Nos apuntó con el arma mientras sacaba las esposas.

    --Oficial-- Me levanté con las manos arriba --Ella no hizo nada, yo la obligué--

    --Callese y mantengase en el piso con las manos sobre la nuca--

    --Pero es verdad-- Me asustaba cada vez más, incluso estoy sorprendido de no haberme caído o desmayado.

    --Le dije que al suelo--

    Se me acercó de forma amenazante y levantó su arma con intención de golpearme, me cubrí la cara con ambas manos pero el golpe nunca se dio, solo escuché al policía reírse junto a Eli, abrí mis ojos. ¿Era una broma?

    --Que valiente ese novio tuyo--

    --¿Qué pasa?--

    --Es mejor hombre que tú, Evan-- Se burló Eli.

    El policia se quitó la gorra junto a los lentes --Como sea, mejor regresemos a la tienda, tu tío debe estar muriéndose de la risa--

    --Esperen... ¿era un chiste? ¿ustedes se conocen?--

    --Claro-- Eli asintió --El es mi primo Evan, y el dueño de la tienda es mi tío Rony--

    --Un gusto conocerte, Roland--

    Los tres caminamos por la carretera hasta llegar al local, allí estaba su tío esperándonos en la puerta con una sonrisa. Esto es tan extraño, estaba muy emocionado hace unos minutos, creí que terminaría preso.

    Estuvimos dentro por un largo rato conversando sobre nuestras familias y costumbres, incluso almorzamos allí, es como si su tío viviera en la tienda. En eso entró el tema de la invitación de mis padres a una cena y les fascino la idea de que Eli fuera conmigo, que de esa forma podríamos aprovechar de conocernos mucho más.

    Al terminar de comer, Evan se ofreció a llevarnos en su coche patrulla hasta mi apartamento junto a Eli, al parecer trajo más ropa para cambiarse en casa. Con lo que sucedió hoy, mis espectativas del día han subido tanto que estoy seguro que las cosas saldrán bien en la cena... Siempre y cuando mis padres no me hagan pasar pena, claro.
  • Antonionoventayseis
    Se me abalanzó encima haciendome ojitos, puse mi control en el piso y tragué saliva. ¿Piensa hacerlo? ¿qué hago? Su cuerpo está muy cerca del mío, su camisa roza con la mía y sostiene mis hombros contra el mueble para no dejarme ir. Pestañea lentamente mirándo mis labios a la vez que veo los de ella, me dan ganas de probarlos otra vez. Acerco un poco más mi cara hasta que la punta de nuestras narices se tocan, su dulce perfume comienza a nublar mis sentidos.

    Llevé mis manos a su cadera y desde allí subí hasta un poco más abajo de los hombros sintiendo cada una de sus curvas. Si piensa hacerlo ahora no me contendré. Dentro de mi pecho siento una cantidad de adrenalina que quiere salir y hacerla mía.

    Lentamente Eleonor frotó su mejilla a un lado de mi cabeza, juro que la escucho ronronear como una gata, apretó mis hombros y besó mi cuello, corriente sentí pasar por todo mi cuerpo, una sensacional experiencia. Hundo mi rostro en su cuello también y doy leves mordidas, Eli arqueó su espalda liberando un gemido.

    Acaricio su espalda sin parar las mordidas, creo que esto le gusta. Al final terminó recostándose encima de mí dejándose llevar por mis caricias improvisadas. La verdad no tengo idea de lo que hago, solo repito lo que he visto en las películas. Sentí como lentamente llevaba una de sus manos hasta el final de mi franela y la metió por debajo acariciándo mi pecho a la vez que comenzaba a frotar su entrepierna con la mía.

    Allí pareció darse cuenta de lo que hacía y se detuvo, se separó un poco de mí y miró mis ojos apenada.

    --Solo besos esta vez, Roland-- Murmuró --Luego tendremos tiempo para esto-- Sonrió. Me desabotonó la franela poco a poco hasta dejar mi pecho descubierto.

    Con ella aquí puedo ignorar el frío de la noche y la lluvia por todo el tiempo que quiera. Medio levanté mi cuerpo y la abracé afincándo mi rostro contra su pecho para así escuchar los latidos de su corazón.

    Eleonor se empezó a reir y tomó mi rostro gentilmente --Eres como un niño-- Acercó sus labios a los míos plantándome así nuestro segundo beso de lengua --Te amo, Roland-- Confesó.

    --Te amo, Eleonor-- Dije continuando el beso.

    Allí nos separamos un poquito revelando el único hilo de saliva que nos mantenía conectados al otro. Eli se fue subiendo la camisa de una manera que solo puedo describir como sensual mostrándome su sostén verde. Si llamar mi atención era lo que quería pues ya lo obtuvo desde que empezamos esto. Compartimos otro beso entrelazando nuestras lenguas.

    Acaricié su ombligo con mis dedos a lo que ahogó sus gemidos en el beso. Con mi otra mano acaricié su espalda provocando que se arqueara otra vez. Esto que siento ahora mismo no puedo explicarlo, mis pensamientos son interrumpidos con su imagen y pierdo la nocion del tiempo, puede que estuve pendiente de todo los primero 15 minutos, pero después de eso pudieron pasar horas sin darme cuenta.

    Por descuidados caímos al piso, el mueble era muy pequeño. Por suerte me aseguré de caer primero para que no se lastimara, la dejé a mi lado mientras nos reíamos por lo sucedido y mirábamos el techo. Fue divertido... Muy divertido, debo de hacerlo mucho más seguido. Vi a Eli, tenía una sonrisa que no se la quitaba nada en el mundo, junté mi cabeza a la de ella y juntos nos quedamos mirándo el techo.

    Con un rápido movimiento, Eleonor posó su mano sobre el cierre de mi pantalón con fuerza, no me había enterado que tenía una erección por lo que me cubrí con pena.

    --Dios...-- Se cubrió la boca con sopresa --Discúlpame, no fue mi intención provocarte eso--

    --N-No, no te preocupes-- me sonrojé --Puedo controlarme-- Le dije.

    --¿Seguro? De verdad que no quise hacerlo--

    Me reí y aproveché que había bajado sus defensas para ponerme arriba de ella, le provoqué una sonrisa. Seguimos los besos hasta que se hicieron las 9 de la noche, acaricié sus pechos, creí que me lo negaría porque fue algo que hice sin intención. Paseo mis dedos otra vez por sus costados provocándole cosquillas, ahí fui bajándo los besos desde los labios hasta su cuello, luego hasta el espacio entre sus senos y por último me detuvo cuando iba un poco más abajo de su ombligo, no recuerdo haber llegado ahí.

    --Ya ya ya-- Repitió intentando ser seria --Me hacías cosquillas--

    --Perdón-- Tallé mis ojos.

    --Ay, ya es muy tarde y tienes sueño--

    --No, puedo aguantar, no quiero dar una mala imagen--

    --No la diste, estamos desde las seis de la tarde en esto--

    --¿De verdad? Me pareció tan poco tiempo--

    Nos levantamos del piso y limpié mi pantalón. Ambos suspiramos viendonos a los ojos, la adrenalina no se iba pero si seguíamos ibamos a terminar en la cama completamente desnudos y no quiero obligarla a eso. Le di una de mis toallas y la vi entrar al baño, movía la cintura de un lado a otro con mucho estilo.

    Me quedé allí tratando de nivelar mi respiración. No puedo creer lo que hice segundos, estabamos tan metidos en lo nuestro que la hora pasó volando, pudo amanecer y no nos hubiesemos dado cuenta sino hasta que a uno de los dos nos diera hambre. Escucho que abre la llave y el agua golpea el piso. Me da tiempo de preparar algo ligero para comer... Ya sé!

    Corrí hasta la nevera y vi el chocolate que mi hermana me había regalado como mensaje de disculpas aquel día. Saqué el dulce, estaba frío y duro por lo que usé un poco de fuerza con el cuchillo hasta picarlo por la mitad.

    --Hmmm...--

    Escuché a Eli gemir en el baño y luego silencio, dejó de moverse, ¿cómo lo sé? El agua del baño se escucha como si no golpeara nada mas que el suelo. No voy a tocar la puerta, es su momento de privacidad y no debo interrumpir.

    --¿Roland...?--

    --¿Si?--

    --Esto... ¿me escuchaste?--

    Asentí --¿Escuchar qué?--

    --Nada... Nada... Me estoy bañándo--

    Me reí un poquito. Guardé el chocolate en la nevera para que no se derritiera. Al minuto salió Eli del baño cubierta por la toalla, se veía feliz, aparte, en su rostro se veía que quería decirme algo pero no sabía cómo hacerlo, de pronto asintió y se dio la vuelta. No entendía hasta que lentamente fue descubriendo sus hombros, luego la espalda y un poco de sus nalgas, mostró casi todo su delgada y hermosa figura. Me miró de lado con una sexy sonrisa y los ojos entrecerrados.

    --Con esto te haces una idea de lo que viene después--

    Mi corazón saltó un latido y volvió con fuerza, se formó un bulto en mi pantalón y me di la vuelta cosa que la hizo reír demasiado. Fui caminándo como un cangrejo hasta la nevera y saqué la mitad del chocolate, me le acerqué para darselo en la mano.

    --Toma...-- Me abrazó.

    --Muchas gracias, que amable eres--

    --No hay de que--

    --Voy al cuarto a cambiarme, no espíes-- Bufó antes de cubrirse por completo e irse dando saltitos a mi cuarto. Entré al baño.

    Me desnudé y abrí la llave. Las gotas de agua golpearon mi pecho, el sueño no se va, eso quiere decir que en verdad estoy agotado. Miré abajo para encontrarme con mi erección, no se iba a ir hasta que hiciera algo para calmarlo. Miré a los lados esperándo no encontrarme con nadie... ¿Quién iba a estar ahí? Exactamente nadie, esa es la respuesta, a excepción de Eleonor que estaba vistiéndose en mi cuarto.

    Suspiré nervioso, hacía unos años que no me masturbaba, pero ahora es distinto, esta vez tenía que hacerlo para relajarlo aunque sea por hoy. Tomé mi miembro con una mano y froté de arriba a abajo, primero fui lento hasta sentir un cosquilleo, como un acto reflejo aceleré el ritmo. Imaginé el cuerpo desnudo de Eli encima del mío, eso me dio lo suficiente para no detenerme.

    --Ha...-- Apreté los dientes intentando que no se escuchara mi respiración --Un poco más-- Susurré.

    Solté todo en la pared, me asusté e incliné el grifo por donde salía el agua para que se llevara el semen que quedaba en la pared y se fuera por la tubería en el piso. Suspiré, segunda vez que me masturbaba en mi vida. Terminé de bañarme y cerré la llave, pero adivinen qué... Olvidé mi toalla. Abrí un poquito la puerta y al asomarme para llamar a Eleonor, esta ya estaba ahí parada a un lado de la puerta comiendo el chocolate y sosteniendo la toalla con la otra mano. Tenía puesta una camisa mía que me quedaba grande y su pantaleta rosa con una flor cocida al frente.

    --Gracias...--

    --De nada-- Me miró algo alegre --Te escuché, ¿Pensabas en mí?-- Se mordió el pulgar sin separar su mirada de mis ojos.

    --Yo también te oí, no digas nada--

    --¡Dijiste que no!-- Se ve tan hermosa cuando se enfada.

    --Para que no te de pena-- Me enrollé el paño por la cintura y salí para abrazarla y darle otro beso, sus labios ahora saben a chocolate.

    --Cambiando de tema-- Afincó su cintura a la mía --¿A qué hora es la cena con tus padres?--

    --Bueno... Debido a que es una cena y contando que sigan con su costumbre... Creo que a las seis de la tarde, iremos un poquito temprano para ayudar con la comida--

    --Muy bien... Buenas noches-- Me besó una última vez y se fue a mi habitación a dormir. Me despedí igual pero entre a mi cuarto para sacar mi ropa para dormir y salir, al vestirme me comí lo que quedaba del chocolate y me acosté en el sofá. Miré el techo pensando en lo de hoy.

    No creía completamente lo que ocurrió, fue tan espectacular que me quedé con las ganas de seguir el acto. Metí las mano en mis bolsillos para evitar el frío, no paro de pensar en ella, pero lo que me asusta es pensar que pueda aprovecharme del momento y hacerle algo que no quiera. Me giré pensativo en esto. Hasta ahora lo único que tengo planeado es hacer lo que ella me pida, lo mejor es no pedirle nada y así evitar algo que sea malo, por así decirlo.

    Apagué el televisor y la consola. ¿Qué podría pedirme ella mañana? Cuando despierte tendremos tiempo libre suficiente hasta que saliesemos para la cena. ¿Seguiremos con los besos? No es que no me hayan gustado, me fascinaron pero... ¿y si pide algo más... serio?

    --¿Estás bien?--

    --¿Eli? ¿Cuánto tiempo llevas ahí parada?--

    Se recostó del sofá --Unos segundos, me paré a ver si dormías ya--

    --No, todavía no--

    --Obvio, estás en el mueble-- Regañó --Ven, duerme en la cama--

    --Pero la estás usando...--

    --¿Y?-- Arqueó la ceja --Te morirás de frío y dudo que tu familia quiera eso--

    --¿Segura?--

    --Claro-- Me extendió la mano y la tomé para luego caminar hasta mi cuarto, la cama tenía una almohada que la dividía en dos partes --Así puedes elegir tu lado-- Sonrió.

    --Gracias--

    --No me lo agradezcas, es tu casa después de todo--

    --Por cierto... ¿por qué usas una de mis camisas?--

    --Olvidé la mía en casa, tonta yo-- Se tiró a un lado de la cama --Duerme--

    --A eso voy-- Me senté en la orilla y me recosté --Buenas noches--

    --Buenas noches, Roland--

    Apartó la almohada para darme otro beso de lengua. Fue perfecto para terminar el día si no fuese por la duración de este. Nos quedamos allí sin detener el beso, al rato Eli estaba completamente arriba de mí, la idea era dormir pero ahora solo quiero continuar. Acaricié con mis dedos sus muslos hasta llegar a su braga, ahí me detuve por miedo, al menos Eli no se dio cuenta.

    --Te amo tanto, Roland--

    --Yo también te amo--

    --No quisiera que lo nuestro se terminara nunca-- Confesó a la vez que soltó unas lágrimas, allí me detuve.

    --N-No llores...-- Se las sequé.

    --Pero es verdad, no quiero que esto acabe-- Nos besamos otra vez.

    Esa noche solamente nos besamos. Ambos teníamos ganas de avanzar pero dejamos en claro que hasta ahí llegaríamos, que no era el momento, que bueno que ambos entendimos y nos limitamos. Al igual que ella, yo tampoco quería que esto terminara y verla llorar de verdad que me dio en el corazón. Una hora habíamos pasado cuando Eli recostó su cabeza en mi pecho hasta caer dormida. Acaricié su cabello para al final dejarla así y dormir yo también.


    (NOTA: Cabe remarcar que esta historia está terminada y lo subo aquí en parte para no estar mostrando los 32 capítulos de un sólo golpe. Espero les esté gustando la historia)
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