Zombi (haiti)

Aquella noche la luna de octubre resplandecía entre la oscuridad de la selva tropical, el sonido de algunas cigarras y el chillar de algún mamífero pequeño eran los únicos sonidos que hasta el momento había logrado percibir, al adentrarme más en la maleza me tope con un pequeño que me observaba desde sus ventanas en silencio y al intentar acercarme produjo un sollozo y se fue, algo en mi mente, un pensamiento fugaz me susurraba antiguas memorias de aquel lugar. Guiado por el viento como un leve susurro trajo hacia mi un leve lamento tan atípico y extraño que primero lo atribuí al cansancio y la fatiga que padecía, el sonido se repitió pero esta vez seguido por otros mas tan fantasmales y oscuros como el primero.

Se escucharon pasos a lo lejos, pisadas lentas y pesadas se dirigían hacia mi, en el aire hechizado se volvió mas pesado y gradualmente la luz de las lámparas de aceite se desvaneció, dejándome a merced de la implacable oscuridad. Intente correr y huir apresuradamente ante el peligro que me enfrentaba pues mi corazón y mi alma me advertían a gritos, pero todo era inútil, pues en lugar de correr me había quedado paralizado, así pues, la luz agonizante de la luna menguada forjaron ante mi sombras brumas y retorcidas de humanos, mientras que el pueblo ya silencioso adquirió elipsis espectral y como si la luz también intentara huir de aquel funesto destino cada farola fue disminuyendo su luz hasta hacerla desaparecer mientras ante mi surgían aquellas criaturas cadavéricas, sombrías y asquerosas que andaban arrastrando aquel organismo que hace tiempo la muerte había reclamado, condenados para siempre a un eterno caminar, su mirada perdida e insensible, su sangre brotando ya trasformada en cenizas, al frente de ellos un sujeto igual de terrible y monstruoso, alto, delgado casi esquelético, su piel morena decorada por arcanas marcas, portando implacable y despiadado un bastón con cráneos, engalanando el terrible desfile como su rey.

Hoy la luna me acompaña y aquella experiencia no olvidare jamás, pues el único recuerdo en mi memoria y no existe nada mas, pues aunque entonces lo ignoraba mi haber fue marcado hace tiempo contra mi voluntad y lo que observe esa noche no era otra cosa que mi bienvenida.

Se cuentan leyendas de hombres que han desaparecido entre los poblado y jamas vuelven vivos, después se les vuelve a ver pero ya no son los mismo si no solamente una sombra de lo que alguna vez fueron forzándose a recordar, atados para siempre a un amo por la eternidad.