Otro z...z (Reescribiendo)

Estoy de vuelta :) Gracias @Chispita, @Borealis Spiral y @Marina por sus comentarios y también les agradezco a los lectores que siguen la historia.

Capítulo 6​

Al día siguiente, las cortinas se abrieron completamente dejando entrar la luz del sol en la habitación que los tres viajeros rentaron. La acción provocó que los que se encontraban aún acostados, que eran Adelardo y Eliot, abrieran los ojos, molestos por la repentina luz. El más joven se levantó de la cama, sentándose en ella, mientras que el castaño se levantaba del suelo, pues a él le tocó dormir allí debido a que la habitación tan solo contaba con dos camas y los Baker tomaron una cada quien. Aun así, Ade había insistido en que durmiera con él, pero Eliot se reusó.

—Ya es de día, así que levántense —se escuchó la voz de Charlie retumbando en sus adormiladas cabezas y fue quien recorrió las cortinas previamente, con la intención de levantarlos.

No obtuvo respuesta de ellos, tan solo una par de sonidos de irritación. El hombre los miró notando que aún se encontraban somnolientos. Ade bostezó desanimado. Por otro lado Eliot, quien permanecía de pie, se le notaba que en cualquier momento caería al piso.

—Vamos, no es mi problema que se hayan desvelado anoche, así que alístense porque vamos a comer algo antes de partir. Además, ustedes son jóvenes, ustedes son los que deberían despertarme a mí, que soy viejo. No yo a ustedes.

Eliot hizo a un lado a Ade para recostarse en la superficie blanda de la cama en la que el joven rubio reposaba y tomó la almohada para colocarla sobre su cabeza. Cuando viajaba solo tenía el tiempo de acostarse y levantarse a la hora que se le antojaba, pero ahora debía desarraigarse de esa idea, ya que notó que los Baker se levantaban muy temprano; suspiró a sus adentros, no había pensado en eso. Por el momento sintió compasión por Ade; debía ser muy pesado para él que era tan solo un muchacho. Era su primer día y él ya sentía que no podía levantarse tan temprano.

—No es tan viejo —mencionó Eliot, con voz ahogada bajo la almohada y el comentario hizo que Ade riera.

—No te rías, Ade —comentó Charlie, debido a que esa risa era dirigida hacia él —Eliot tiene toda la razón —Palmeó sus manos un par de veces —Los quiero ver alistados cuando vuelva.

—¿Adónde vas? —preguntó Ade curioso.

—A un lugar, no tardaré nada. En cuanto acabe con eso regresaré directamente aquí —miró directamente a su sobrino —Así que los quiero ver aquí, en esta habitación.

El hombre no esperó a que alguien dijera lo contrario y dejándolos solos, se retiró. Caminó a la salida del lugar donde rentaron y se dirigió al pequeño restaurante donde se iba a encontrar con un colega que le daría información sobre los movimientos de la policía. Llegó al lugar de la cita y tomó asiento, una camarera se acercó a él para pedir su orden y debido a que solo estaba allí para verse con alguien, pidió un vaso con Wisky. Al llegar su pedido, comenzó a absorber el líquido sin dejar de mirar su alrededor, dirigió sus ojos a ese alguien que esperaba entre la multitud, quien un par de minutos después tomó asiento frente a él.

—¿Qué es lo que ha sucedido? —preguntó inmediatamente Charlie.

El hombre que vestía ropas civiles a pesar de trabajar como policía, recargó sus brazos a la mesa y mirando atentamente a Charlie, le informó:

—Erick está más empeñado en encontrarlos y parase que no se rendirá tan fácil. Escuché que si dentro de una semana no los encuentran, ponte listo con esto, comenzará a hacer volantes.

—Me lo temía —mencionó cerrando los ojos y recargándose en el respaldo del asiento.

«¿Por qué?» pensó Charlie enfurecido apretando con fuerza el vaso de wisky «No te entiendo, hermano. ¿Por qué estás tan obstinado con matar a Ade?» Sí que hablaba enserio. ¿Ahora qué harían los dos si por todo el país se distribuían esos volantes? Estaba claro que Erick le estaba dando una oportunidad de que entregara a Adelardo antes de llegar a tal magnitud. Honestamente lo que más le preocupaba era que su sobrino y él no podrían tener una vida normal. Y antes había estado perdido en lo que debía hacer, pero ahora que Eliot mostró aquel mapa que tenía ese diseño que el reconocía perfectamente, le dio la esperanza de que al ir a ese sitio debía encontrarse la verdad. O por lo menos alguna explicación del porqué Erick había cambiado tanto.

Entre sus pensamientos, escuchó que su compañero le hablaba, así que tuvo que salir de su reflexión para dedicarse a escucharlo.

—Lo siento —fue lo que alcanzó a poner atención.

—¿Cómo? —preguntó apenado por no haberlo tomado en cuenta, desorientado.

—Lo siento mucho, Charlie —volvió a repetir el informante—, pero Erick ésta sospechando de algunos que nos vemos contigo y... bueno, tu sabes que tengo una familia; realmente quisiera ayudarte, pero no quiero que les pase nada a mi mujer y mis hijos, ya conoces como es Erick y...

—Está bien, lo entiendo —dijo al final Charlie al entender al oficial a pesar de que no encontraba las palabras adecuadas y sí conocía a su hermano, era una persona que cumplía a alma con las reglas —No quisiera que tú o tu familia corrieran peligro. Muchas gracias por todo lo que hiciste hasta ahora. A todos, gracias por ayudarme en lo que pudieron a pesar de que se arriesgaran tanto. Haz sido de gran ayuda.


—De verdad lo siento. También siento que no pueda decirte más, de… ya sabes, la razón por la que Erick ha tomado esa decisión. Esa información es confidencial y solo la saben los de mayor cargo de la policía —se sintió avergonzado ya que no se consideraba de gran ayuda, lo único que hacía era informarle sobre los planes del capitán —Por cierto, ¿Ade te ha preguntado algo sobre todo esto? No sé, tal vez ¿por qué han estado viajando de pueblo en pueblo?, o —lo último lo dijo en susurro — ¿Por qué su padre lo quiere matar?

—No, la verdad no y nunca había pensado en esa posibilidad —era verdad, desde aquella noche, Ade no había mencionado nada, ni preguntado nada y eso debía ser algo extraño ¿qué pensaría de todo aquello?

¿No era extraño que un chico de su edad no preguntara la razón por la que su padre quiere aniquilarlo? ¿Preguntar por su madre?

—Tal vez no quiere saber el porqué, quiere olvidar, quizás —respondió al fin.

—O será que está esperando a que tú se lo digas.

Charlie pareció meditar en esas palabras que dijo su acompañante y haciendo ademán con la mano, rechazó la idea contestando:

—No lo creo, me voy por mi teoría.

Sin más que decir entre sí, los dos se levantaron, se despidieron con un fuerte apretón de manos y después partieron por diferente lugar para no volverse a ver jamás.

Charlie se dirigió por los jóvenes, por lo menos ahora sabía lo que debía hacer y eso era el encontrar el lugar que macaba el mapa de Niro. Salieron del edificio y empezaron a caminar hasta llegar al concurrente centro de la ciudad y se detuvieron.

—¿Me prestas el mapa, por favor? —pidió Charlie a Eliot.

—¿Por qué sabe exactamente que este es el mapa que necesita y no otro? —preguntó Niro entregándole el mapa. Ya se había planteado esa pregunta, y pensó que ese era el momento preciso para hacerla.

—Cuando me lo mostraste vi un sello, este —apuntó el susodicho una vez desdobló el mapa —Me resultó conocido —respondió sin dejar de mirar el mapa con sorpresa.

Algo desorientado trató de acomodar la hoja en diferentes posiciones, tal acción por parte del mayor, hizo que Eliot desconcertado preguntara:

—¿Qué sucede? —detuvo los locos movimientos de Charlie y echó una mirada al mapa, descubriendo por sí mismo por qué le reacción del hombre.

El mapa no podía ser descifrado; lo único que se podía distinguir eran líneas que a su parecer no tenían sentido alguno, además de que no conocían ninguno de los pueblos, ciudades o lugares que se nombraban allí. Es más, llevaban extraños nombres irreconocibles, sin contar que algunos ni siquiera se podían pronunciar. Por unos momentos dudaron que el mapa que tenían en sus manos fuera un mapa de Etage.

Sin saber el trabajo que estaban pasando Eliot y Charlie, Ade se encontraba maravillado con la ciudad y más dentro de él crecía el enorme deseo de conocerla en su totalidad, por ello, con sigilo, mientras su tío y Eliot se encontraban distraídos hablando sobre el mapa, comenzó a dar unos pasos cortos con la intención de alejarse de ellos.

—Ade, quédate donde estás —le advirtió su tío, saliendo de su conversación, acachando a su sobrino en medio acto.

El muchacho hizo un puchero de inconformidad y renegando se quedó al lado de su pariente. Por lo menos esperaba que una vez dejaran de hacer lo que hacían, lo llevaran a conocer más la ciudad. Eliot y Charlie seguían observando el mapa intentando descifrar su contenido sin resultado alguno.

—Son meros garabatos —mencionó ya cansado Niro de mirar y mirar el pedazo de papel y no avanzar nada.

No había detallado su contenido hasta ese momento. Fuera quien fuera el autor de eso, fue demasiado inteligente al crearlo y evitar que cualquiera pudiera llegar a su tesoro o a cualquier lugar; eso o definitivamente se trataba de un simple mapa hecho a lo loco y que realmente no tenía nada de especial, y observándolo con más detenimiento, era posible que de eso se trataba. Un mapa falso o un mapa de tontos. Eso sería una pérdida de tiempo. Y eso mismo se le pasó por la mente a Charlie, pero al contrario del joven castaño, él no se iba a rendir, por fin había encontrado algo que pudiera llevarlo a la verdad.

Al otro lado de la calle, dos hombres caminaban observando con detalle su alrededor, como si buscaran algo; uno de ellos se detuvo repentinamente al ver a Adelardo del otro lado de la calle. Detuvo a su compañero.

—Es el joven que esa mujer busca, ¿cierto?

Los dos hombres empezaron a observar mejor a Ade, quien se movía inquieto en su lugar, ansioso por irse, debido a que los otros estaban tomándose su tiempo; hasta se habían apoyado en la pared para ver mejor el mapa y para estar más cómodos. Pero a estos hombres no les importaban ellos, el rubio era su verdadero objetivo.

—Sí, es cierto —exclamó con alegría su compañero —Es idéntico a como nos lo describió. Vamos por él.

—Espera —lo detuvo el otro y apuntando a donde estaba el mayor de los Baker, dijo:—Observa al hombre grande. Recuerda lo que nos advirtió ella. El muchacho está acompañado de un adulto.

—Tienes razón, pero míralo, el sujeto se ha perdido y está pidiendo indicaciones. Hay que aprovechar esa oportunidad y llevárnoslo. Nos darán mucho dinero por realizar «ese plan».

Ambos asintieron; aquel plan era simple, tomarían al muchacho y lo entregarías a quien los contrato, así que fieles a sus palabras, los dos sujetos se acercaron al trío para cumplir sus malvados fines. Hicieron como si fueran de paso y cuando estuvieron a un lado del chico, uno de ellos lo asió con fuerza y le tapó la boca para que no emitiera sonido alguno, mientras su compañero lo cubría, y así comenzaron a ir más de prisa, con un joven que no paraba de moverse.

—¡Ade! —gritó Charlie, que a pesar de tener parte de su atención en el mapa y Eliot, la otra parte la enfocaba en su sobrino por si a éste se le ocurría hacer otra de las suyas escapándose.

—¡Date prisa! —apremió el que tenía sujeto a Ade, al verse descubiertos.

Adelardo parecía una lombriz, retorciéndose y forcejando para liberarse del agarre de esos desconocidos, dificultándoles a ellos su escape. No obstante, un punto a favor de los secuestradores fue que había mucha gente dada la hora y lograron perderse entre la multitud.

—¿No hay nadie que pueda ayudarnos? —inquirió Charlie, irritado al perder de vista a los malhechores y notar que la gente de su alrededor los veía apartándose de ellos, sin hacer nada—. Un niño acaba de ser secuestrado y nadie ayuda. ¡¿Qué clase de ciudad es esta?! —y a pesar de verse enfurecido, Eliot supo que tras esa ira había preocupación; mucha preocupación.

 

Capítulo 7​

Ade pataleaba incansable y en su mente no estaba el darse por vencido. Los desconocidos empezaron a llevárselo a las afueras de la ciudad y eso resultaba una enorme desventaja para el joven, pero eso no impidió que dejara de pelear por su libertad. En un movimiento, Ade pudo dejar en descubierto su boca y aprovechando, mordió con todas sus fuerzas la mano de su agresor, provocando que este gritara de dolor y que lo soltara.

—¡Maldito crío! —gritó el afectado mientras movía de arriba a abajo su mano afectada.

—No lo dejes escapar —reprendió su compañero al ver como el joven, nada tonto por supuesto, se alejó lo más que pudo de sus captor al verse liberado —¡¿Por qué lo soltaste?! —gritó al momento que comenzó a emprender la persecución tras el rubio.

—Ese niñato me mordió —casi se dijo a sí mismo, porque su compañero ya estaba alejado, mirando desconcertado las marcas de dientes en su mano. Después decidió seguir a su compañero.

El menor de los Baker corrió y corrió temeroso de que aquellos tipos extraños lo atraparan. Así que sin detenerse, llegó a una colina en donde abajo había un arroyo fluyente. Decidió bajarla al notar del otro lado un lugar lleno de árboles, que podría servirle como escondite. Comenzó a bajarla con rapidez, pues sentía que los secuestradores estaban muy cerca de él, casi pisándole los talones; por esa razón, a mitad de camino, tropezó con la raíz de un árbol que sobresalía y sin poder detener lo que se avecinaba, cayó al suelo rodando sin parar hasta que llegó al riachuelo. Esas vueltas hicieron que el muchacho perdiera el conocimiento, pues se había golpeado fuertemente la cabeza en una de esas.

Los dos hombres se detuvieron en la colina y observaron al joven inmóvil siendo mojado por el agua, gustosos por ese hecho, ya que de esa manera él ya no se les iba a escapar; comenzaron a bajar la colina con cuidado. Estaban por llegar a donde Ade, cuando sus miradas se detuvieron sobre la imagen de un hombre que descendía por la loma. Era de tez blanca, cabello oscuro, ojos de un azul como el zafiro; vestía con ropas blancas, sumamente finas y en este instante llevaba un traje blanco de bolsillo, una corbata al estilo ascot, un elegante sombrero blanco, llevaba solo un guante en su mano izquierda que combinaba con el traje y llevaba una sombrilla en la mano derecha. El hombre les regaló una sonrisa cuando se acercó a los dos tipos, quienes en ningún momento desviaron su vista de él.

—Esa debió ser una caída muy dolorosa para el muchacho. Bueno, debo agradecer la amabilidad que tuvieron de habérmelo traído hasta aquí. Me lo llevo.



Por otro lado, sin estar al tanto en la situación inconsciente en la que se encontraba su apreciado sobrino, Charlie lo buscaba con desesperación entre la multitud de la gente que se formaba en el centro. Había perdido su rastro, pero su esperanza de volver a encontrar a sus raptores no se desvanecía. Estaba tan concentrado en la búsqueda de su pariente, que no notó que Eliot, quien iba detrás de él, lo miraba detenidamente. Estaba consiente que el que se llevaran a algún familiar era cosa para que inmediatamente llamaran a la policía, entonces, ¿por qué Charlie no lo había hecho?

—Charlie —el joven lo llamó, provocando que el mayor se acercara al pensar que había dado con su sobrino, pero se mostró algo molesto al escucharlo continuar: —¿No es mejor llamar a las autoridades? Tal vez ellos hagan un mejor trabajo…

—No es momento para eso —lo interrumpió, induciendo a que Niro se extrañara ante aquella actitud —Ellos deben estar cerca. Tú pregunta por allá.

Con eso, regresó a su búsqueda dejando atrás a un Eliot perplejo, pero en esos momentos era en lo último que se preocupaba, lo que deseaba era dar con los raptores de su sobrino, ya que no se trataba de la policía, entonces: ¿quiénes eran? ¿Por qué estaban detrás de Ade? Al verse confundido ante tanta gente, apretó con fuerza sus puños. Su ser se llenó de rabia. Si daba con el paradero de ellos, los golpearía; no dudaría en hacerlo.


Al transcurso de una media hora, Adelardo despertó de su inconsciencia; antes que nada sintió lo dolorido que estaba. Cuando enfocó su mente, descubrió que se encontraba en una cama; se sentó en ella y observó con curiosidad su alrededor, presenciando primero que nada que estaba en paños menores. No tenía su ropa exterior, tan solo lo estaba con su ropa interior. Parpadeó un par de veces tratando de recordar lo último que vivió, pero sus ojos se desviaron a su alrededor, no reconociendo nada. En eso, escuchó como alguien entraba a la habitación, quien al verlo despierto mencionó animado:

—Hola, me alegra saber que no fue tan grave la caída que te diste. Si lo hubiera sido, no sabría qué hacer. Sobre tu ropa, debido a que estaba empapada y eso podría enfermarte, decidí quitártela; no te preocupes, te dejé con tu prenda interior —mientras decía eso, empezó a caminar para detenerse junto a una chimenea que estaba encendida, allí en una cuerda amordazada en unos tubos, colgaba la vestimenta del joven Baker —Mira, aquí está, secándose. Creo que es suficiente —la tomó y acercándose a la cama las arrojó sobre esta.

—Gr-gracias —fue lo que atinó a decir Ade, se encontraba confundido, no sabía si esa persona era de fiar, pero se le veía agradable, por lo menos eso era lo que aparentaba ya que llevaba puesta ropaje muy elegante.

Parecía extranjero. Tal vez estaba en el país de vacaciones. Mientras se colocaba sus ropas, recordó que lo estaban persiguiendo.

—¿Qué sucedió con los dos hombres que me estaban persiguiendo?

El mayor hizo como que estaba recordando y que por poco los olvidaba.

—¿Esos hombres? ¿Cuáles hombres? ¡Oh! Esos hombres —sonrió al recordarlos, enseguida se encogió de hombros —Se fueron.

«¿Se fueron?» Ade ladeó un poco su cabeza haciéndosele extraña la respuesta del hombre. ¿Cómo era posible que se fueran así como sí? La mente del rubio empezó a vagar en suposiciones, pero antes de formular alguna idea o teoría, escuchó la voz del varón.

—¿Deseas tomar algo? —esperó a que Ade respondiera, el joven tan solo asintió —¿Té o café?

—Agua, por favor —pidió.

—Excelente elección.

El tono de voz de él le sonaba muy extraña a Ade, era como sofisticada; debía tratarse de alguien de la alta alcurnia y sin duda alguna era extranjero hecho que no solo delataban sus ropas y su físico, sino también su acento. Mientras esperaba el vaso de agua, el que deseaba con ansias pues sentía su garganta reseca, volvió a mirar el lugar, ahora notándolo con más detenimiento. No era muy grande; se trataba de un pequeño cuarto y solo eso, pues al asomarse por las ventanas pudo ver afuera, dando a entender que se trataba de una pequeña cabaña. Adentro solo había una pequeña mesa redonda con dos sillas, una chimenea encendida y la cama donde estuvo reposando. El joven dejó de observar su alrededor al sentir como el hombre había dejado el vaso lleno de agua sobre la mesa, para que pudiera tomarlo, él tomó asiento y Ade hizo lo mismo cuando el dueño se lo indicó.

—Mi nombre es Ian Flint. ¿Cuál es el tuyo? —preguntó Flint, sin dejar de mirarlo.

—Yo soy Adelardo Baker —respondió dando un sorbo al agua, calmando un poco su sed.

—Dime una cosa Ade, espero no te moleste que te llame de esa manera —esperó a que el chico respondiera, él tan solo negó con la cabeza, para que pudiera proseguir y eso hizo: —La cicatriz que tienes en el pecho ¿de qué es? —preguntó para romper la tensión que había en la pequeña habitación, la cual se sentía muy aguda. Para un muchacho como Ade debía ser difícil hablar con un desconocido, así que trató de no incomodarlo.

—Cuando nací tuve problemas del corazón y tuvieron que operarme.

—Otra cosa, ¿normalmente eres así de callado?

—No, no suelo ser tan... —guardó silencio al recordar algo.

Su tío le cruzó por la mente; se levantó rápidamente de la silla, sorprendiendo a Ian y tumbando el vaso derramando el líquido que aún había en él.

—¡Mi tío¡ ¡Mi tío debe estar preocupado! Debo irme, gracias por todo.

Ade comenzó a caminar con la intención de salir de ese lugar e ir directamente a donde su pariente antes de que se preocupara más. Pero la voz de Flint llegó a sus oídos, deteniéndolo.

—Espera, Ade, te acompaño —se levantó de la silla y tomó el paraguas que estaba colgando de un clavo al igual que el sombrero. Y así acompañó al joven.


Aquellas dos personas que fueron contratadas para que se llevaran al más joven de los Baker, se mantenían contristados debido a lo que habían vivido, se encontraban doloridos y cansados. Caminaban por las calles buscando a alguien, a la mujer que los contrató; al verla se acercaron a ella. Aleyda se extrañó al ver como los hombres que se le acercaban se tomaban el estómago y uno de ellos el cuello, pero ignoró lo que pudo haberles pasado. Ella fue directo al grano, al preguntar:

—¿Y el muchacho? ¿Lo tienen?

—Un tipo extraño se lo llevó —comentó uno de ellos, recordando y frustrándose por las memorias.

Su vergüenza no cabía en sí y estaba seguro que también su compañero. Aquella manera en la que el extraño hombre los noqueó hizo que su estómago les doliera más, pero no exactamente por el golpe, más bien por la irritación. Sus mentes vagaron a ese recuerdo.

«Ian se acercó a donde el joven rubio había caído inconsciente, ignorando por completo a los dos secuestradores, pues lo que le importaba era el muchacho; tan solo por la cortesía que debía los había saludado, lo que pareció irritarlos, por lo que lo obligaron a proseguir.

—Siento mucho este desenlace señores, pero es lo que voy a hacer, llevármelo.

—¡Espera! ¿Y quién te crees que eres? Es nuestra presa... —guardó silencio al ver como Flint ignoraba por completo su amenaza y sin importarle, levantó al joven y empezó a retirarse de la presencia de ellos.

—¡Oye! —al ver que las amenazas no funcionarían con él, iba a tener que utilizar los golpes, lo que para él no era nada difícil, ya que se crío en las calles y siempre estaba peleando; para él, pelear era la mejor salida a todos sus problemas.

El hombre se acercó a paso veloz a Flint, quien no volteó ni una sola vez. El delincuente tomó a Ade del brazo con toda la intención de arrebatárselo y después pelear a puño con él. Pero quien fue sorprendido fue él al sentir como algo le pico con fuerza el estómago. Sintió la punta del paraguas con tal fuerza que por un momento le pareció que lo estaba perforando. Pero se cercioró que no fue así al ver que no sangraba, después escuchó la voz de Flint:

—Por favor, evitemos que esto llegue a convertirse en una pelea innecesaria ¿quieren? —al terminar de decir eso, con un movimiento rápido, movió el paraguas y ahora lo golpeó en el cuello y después en la cabeza; no tan fuerte como para rompérsela, pero lo necesario para noquearlo.

El compañero del ahora inconsciente, sintió rabia al ver a su camarada caer al suelo, así que no pudo evitar irse contra Ian; ahora lo que deseaba era vengar a su amigo, olvidando por completo la razón por la que se metieron en ese lío. Pero antes siquiera de llegar, Flint hizo el mismo movimiento estirando su paraguas, golpeando el estómago de individuo y después golpearle el cuello, noqueándolo al instante, evitando la pelea innecesaria.»

—¿Y no hicieron algo al respecto? ¿Cómo es posible que un tipo llegara de la nada y se lo llevara con facilidad? —Aleyda suspiró y volvió a mirar a los hombres sin notar que tan solo se encogieron de hombros.

Sin Ade, era imposible efectuar el plan, el que consistía en secuestrarlo, lo salvarían ellos mismos y de esa manera se podrían acercar a los Baker sin que tuvieran sospechas de ningún tipo. Recordó las palabras de Zuleme, ella bien claro había dicho que iba a fracasar, desde un principio Zuleme se reusaba a ese plan. Pero ella y Dan insistieron en efectuarlo. Solo habían perdido tiempo; bueno ella seguiría con su trabajo que era seguirlos de cerca. De esa manera, empezó a caminar para retirarse de allí e informarle lo sucedido a Zuleme. Los hombres se quedaron mirándola y uno de ellos, inconforme mencionó:

—¿Y lo prometido?

Aleyda se detuvo y los volvió a mirar.

—El trato se cumplía si me traían al chico. Ahora les recomiendo que se olviden de todo esto y más que nada, manténganse alejados de la policía o si no... No les gustará lo que pueda pasar.

Los hombres solo se quedaron sin hacer nada, no porque se sentían cansados y doloridos, más bien porque sus sexto sentido de supervivencia les decía que debían evitar tener una pelea con ella o con cualquiera que tuviera que ver con ella. Aunque no conocían al grupo o equipo de ella, podían darse cuanta con facilidad que era un grupo fuerte y con el que por nada en el mundo debían meterse con él.

 

Capítulo 8​

Ian Flint y Ade Baker se encontraban en las calles principales de la ciudad, las céntricas, cuyas entradas se mantenían bloqueadas por las autoridades debido a que la feria había llegado a Garza. Por esa misma razón, los ciudadanos y turistas, llenaban poco a poco aquellas calles, pues era un festejo muy impresionante de esa ciudad y por ese motivo la gente abundaba.

—Dime, joven Ade —tomó la palabra el mayor para romper el silencio entre los dos, que a sus oídos se estaba volviendo una molestia—, dijiste que buscas a tu tío ¿verdad? ¿Estás de viaje? ¿Van a reunirse con algún familiar?

—Algo así —no sabía qué responder realmente, así que se le ocurrió decir aquello.

Su tío le había dicho que fuera quien fuera la persona, cercana a ellos o no, debía evitar decir que estaban escondiéndose y de la policía. Guardar discreción en estos casos era lo mejor, pero para no verse «sospechoso», tenía que decir algo y por ello continuó lo que se le vino a la mente.

—Vamos a visitar a unos parientes —sonrió al mayor, quien le devolvió la sonrisa—A mí tío le gusta mucho caminar, es por esa razón que estamos viajando, y no es del todo tan malo, es divertido, uno conoce pueblos.

—¿Alguna reunión familiar?

—Sí. A mi familia le gusta mucho hacer esa clase de reuniones.

—¿Y tus padres? ¿No van con ustedes?

—Ellos se fueron primero. A mi madre no le gusta mucho caminar bajo el sol y yo siempre deseé viajar, por esa razón decidí irme con mi tío.

—Ya veo, debes tener una familia muy agradable para que hagan reuniones de esas; ¿sabes?, no muchas están tan unidas.

—Somos una familia común y corriente, tampoco es la gran cosa —comentó.

—Muy impresionante jovencito, eres totalmente una máquina para engañar a la gente, formulas historias tan rápido como la pregunta, contestando con celeridad cada pregunta que se te plantee y sin titubear un poco.

Ade quedó impresionado por el comentario que hizo el hombre, ¿acaso sabía que mentía? Antes de poder decir algo en su defensa, sintió como Ian colocó el brazo en su cuello y desviándolo por otro camino, le susurró en el oído:

—Tal vez tu tío esté por esta zona. Vamos a ver.

Eliot y Charlie no alcanzaron a ver a Ade cuando cambió de rumbo, pues es ese momento en que lo desviaba Flint, mucha gente tapó al chico y a su acompañante. El señor Baker quiso pasar por el centro, ya que creía, ¡no!, sabía que su sobrino se escapó de las garras de sus secuestradores y conociéndolo, al huir de ellos, se refugió en un lugar donde hubiera muchos testigos y ese lugar era el centro y más en esta época del año que estaba lleno. Los dos llegaron hasta el puesto del tiro al blanco, sin poder ver a Ade, quien había sido guiado por otro lugar, perdiéndose entre la multitud que aumentaba al pasar el día.

Sin darse cuenta, las parejas caminaban tan cerca los unos de los otros, pero se ocultaban entre la gente y puestos. Charlie buscaba de aquí para allá preguntando a la gente, mientras que Flint guiaba a Ade por otros caminos. Media hora después de estarse buscando, el joven Baker pudo visualizar a la persona que estuvo buscando con diligencia. Se puso contento al ver a su tío e iba a llamarlo, pero al abrir la boca y soltar un: «Aquí estoy», una mano le tapó la boca, evitando que pudiera hacer la acción. Ian Flint lo movió un poco hacia las sombras que hacían dos carpas de puestos. Lo soltó.

—¡Oye! —se extrañó Ade ante su actitud.

Flint tan solo puso su dedo índice sobre sus labios indicando que guardara silencio y después apuntó discretamente su lado izquierdo.

—¿Miras a esa dos personas de allí, las que están junto al puesto de las bebidas?

Ade entrecerró los ojos y los vio. Uno tenía puesto una camisa verde algo estrambótica y el otro vestía saco no muy elegante, de color caqui. El joven asintió y Flint continuó:

—Se tratan de policías encubiertos.

Al escuchar eso, el rubio abrió los ojos sorprendido, ¿policías? Tan solo escuchar esa palabra lo hacía temblar de miedo, dejándolo en shock. Siempre pensaba que con policías cerca, su padre también lo estaba. Por ello es que no pudo evitar temblar y sentir a su corazón trabajando lo doble. Aun no estaba preparado para verlo, no sabía lo que le pasaría si lo tenía enfrente. La voz de Flint lo hizo despertar de sus terroríficos pensamientos, antes de que pudiera caer mentalmente a un hoyo oscuro y frío, del que quizás nunca lograra salir de él. Lo devolvió a la realidad.

—A pesar de que actúen como civiles, sus poses, la forma en que caminan, sus sonrisas, la manera en que saludan, eincluso como comen, los delata. Son gente entrenada —«No como los dos hombres de antes» pensó Flint «ellos son diferentes, no hay duda de que no son policías» —¿Quieres encontrarte con tu tío? Entonces sígueme.

Lo mejor que podían hacer era evitarlos y eso es lo que había estado haciendo esa media hora. Al parecer, los tres grupitos de dos, pensaron exactamente lo mismo; para poder encontrar a alguien, el mejor lugar era uno concurrido.

Charlie se volvió a encontrar con el joven castaño, quien había ido al otro lado de la feria con la esperanza de que allí estuviera Ade,pero al verlo solo, sus expectativas cayeron. Estaba a punto de anochecer, el lugar se iba a llenar aún más y eso se convertiría en un gran problema, ya que con tanta gente nunca lo encontraría; eso si era verdad que había escapado, lo que empezaba a dudar con cada minuto que pasaba. En eso, Charlie escuchó un ruido, un chisteo y aunque podía ser que no era dirigido a él, miró a los lados cuando lo volvió a escuchar. Ubicó su vista a un hombre, quien al notar que lo vio, lo llamó moviendo su mano, indicándole que efectivamente lo llamaban a él. Charlie, extrañado, se acercó a él, no recordaba haberlo visto antes, ¿de dónde lo conocía?

—¿Buscas a tu sobrino?

Al escuchar la pregunta, la reacción que tuvo fue la de tomarlo con fuerza por el cuello de su traje y acercarlo a él. Sospechando que ese hombre era un secuestrador o tal vez el mismo que planeó el secuestro y tal vez se trataba de un rescate, porque policía no era. Pero si se enteraba que le hicieron algo a su sobrino, juraba por él que a ese tipo se lo devolvía diez, no, hasta veinte veces más. Por un momento el rostro de Charlie se transformó por la ira; por el contrario Ian, a pesar de verlo así, se mantuvo sereno. Eliot inmediatamente se acercó a ellos y trató de tranquilizar a Baker.

—Tranquilo, tranquilo —comentó Ian manteniendo su postura serena.

—¡Espera tío! —se escuchó la voz de Ade, el cual salió de su escondite.

Flint le había dicho que no saliera de ese lugar hasta que le diera «la señal», pero el joven no pudo evitar salir y detener a su tío cuando vio como agarró con tal brusquedad a Flint, temiendo que lo golpeara o que empezaran a pelear. El rostro de Charlie volvió a su originalidad al ver a Ade con bien. Soltó a Ian para acercarse al niño.

—Pero qué brusco —mencionó el atacado acomodándose el cuello y su corbata que habían recibido la peor parte.

—Él es un amigo mío —informó el joven —Me ha estado ayudando a encontrarte.

—¿Eso es verdad? —Se volvió a Flint —Lamento mucho mi comportamiento —se disculpó inmediatamente, pero el no poder encontrar a Ade, hizo que se desesperara hasta casi perder la razón —Me comporte como...

—¿Un animal? Lo noté. Pero no es momento para estar charlando, hay dos personas que los están siguiendo.

—¿Quiénes? —cuestionó Eliot extrañado y alterándose un poco. ¿Acaso lo buscaban a él por el caso del bar? ¿O porque se dieron cuenta que poseía algo peligroso? Por un momento se asustó, y más porque escuchó continuar a Flint.

—Dos policías.

—¿Policías? —Charlie negó con la cabeza —Eso es imposible, yo no he visto a nadie conocido —Conocía a todos los hombres que trabajaban en las oficinas de policía donde trabajaba su hermano, pues antes trabajaba allí como conserje. Recordaba muy bien los rostros de ellos y mientras buscaba a su sobrino, no vio a nadie conocido, pero no debía pensar en eso, pues las palabras que escuchó de Ian fueron muy ciertas.

—Pero en su ciudad no son el único departamento de policías, toda ciudad tiene el suyo.

Erick empezó a tomar medidas más drásticas, no solo lo amenazó con poner volantes por todo el país, sino que ahora los departamentos de oficiales de cada condado estaban detrás de ellos. ¿A dónde huirían? Literalmente estaban siendo perseguidos por todo el país. El comentario de Flint le hizo pensar y preocuparse por ese hecho evidente, por otro lado a Eliot igual, pero en la manera de sospechar de Ian. ¿Cómo sabía que los Baker estaban huyendo de la policía? Ni él, que los conocía por más tiempo, lo sabía. La pregunta que se formuló pasando por todas las demás fue: ¿Quién era esta persona?

—Lo que yo opino es que solo son dos policías encubiertos—continuó Ian—. Si se fijan, hay agentes de seguridad por todo el lugar para mantener el orden, pero esos dos están aquí por otra razón. Están vigilando esta zona, donde la gente se ésta reuniendo, pensando tal vez que ustedes estén festejando la feria, después de todo viaja con un niño, por eso, mi opinión es que mientras estemos alejados del centro, ellos no podrán encontrarnos. Esa es solo una suposición —recalcó enfatizando la última frase.

—Tal vez irnos de aquí sea la mejor opción —propuso Baker segundos después de meditar en lo sugerido. Dirigió su mirada a Flint y extendiendo su mano terminó por decir: —Muchas gracias por su ayuda. Mi nombre es Charlie Baker, el de mi sobrino ya ha de conocerlo y el del joven es... —el mayor dejó que Eliot terminara la frase, pero el castaño no tenía la intención de presentarse ante él, pero Charlie lo obligó.

—Eliot Niro.

—Gusto en conocerlos. Mi nombre es Ian Flint, para servirles. Me encantaría poder acompañarlos en su viaje.

—¿Por qué? —preguntó inconforme Eliot, al no poder descifrar el interés de querer viajar con ellos.

—Yo podría leer el mapa que llevan.

—¿Eso es cierto? —preguntó Ade asombrado a pesar de que su vista vagaba por los puestos y familias de la feria, estaba presente y consciente de lo que los mayores estaban platicando. Recordó que su tío y Eliot batallaban y se quejaban de no poder descifrar el dichoso pedazo de papel, que según, se trataba de un mapa que llevaba a un «gran tesoro».

—¿Y cómo es que sabes que tenemos un mapa? —cuestionó Eliot mirándolo con más desconfianza.

—Los observé «por casualidad» cuando estaban tratando de descifrar un mapa, pero no lo lograron. Yo puedo hacer eso por ustedes.

Observó cómo Baker, ante la pregunta de Eliot dudaba, así que Ian continuó para poder refutar las palabras que decía; tenía que ponerlos a pensar, pues no quería perder esa oportunidad, aunque si eso no funcionaba, aun los seguiría a escondidas como lo había estado haciendo este tiempo.

—Parte de mi trabajo consistía en descifrar, leer mapas y esas cosas. Soy muy bueno con eso. Escuchen, para ello hay un trato —no quiso extenderse aún más al leer los rostros del joven Niro y el señor Baker, pues pudo descifrar que estos no tenían confianza en él y tenían toda la razón para dudar, no lo conocían, se trataba de un total desconocido que llegó de la nada preguntando si podía «ser parte» de su grupo. Por esa razón iría al punto—, yo les ayudo a descifrar el mapa con la simple condición de acompañarlos hasta su destino. Eso es todo —recalcó lo último.

—¿Cuál es la razón por la que quieres acompañarnos? —Cuestionó interesado Eliot —No podemos confiar en un extraño que saliendo de las sombras nos pide que quiere ser nuestro «amigo».

—Realmente esa no es mi intención. No me gustan ese tipo de relaciones —informó Ian —Tan solo quiero acompañarlos, juro no entrometerme en sus asuntos. «A menos que la situación lo amerite» pensó.

Mientras una discusión se había desatado entre Ian y Eliot, Charlie estaba pensando en lo que había mencionado el primero; le resultaba una buena oferta lo que dijo, pero por otra parte, Eliot tenía razón, no conocía las verdaderas intenciones del hombre. En esos momentos se sentía entre la espada y la pared. Iba a opinar algo, pero antes de poder hacerlo, la voz de Ian lo interrumpió:

—No estoy tramando nada, simplemente ser una persona más en su equipo de viaje.

—Si tres son multitud, cuatro son un estorbo —mencionó Eliot, disgustado por la insistencia de Flint.

—Perfecto, si cuatro son un estorbo, entonces uno sobra...

—Y ese serías tú —dijo Eliot sin aguantárselo.

—Yo iba a decir que Ade.

—¿Yo? —Se sorprendió el nombrado —¿Y por qué sería yo? Soy sobrino de mi tío, si alguien sobraría seria alguno de ustedes dos.

—¿Entonces lo que sobraría sería el mapa o el descifrarlo? —cuestiono Flint.

—Yo no quise decir eso —se defendió Ade.

—De acuerdo, entendí el punto —se interpuso Charlie, dirigió su mirada a Eliot — Sé que el mapa es tuyo, pero un mapa sin poder ser descifrado no sirve de nada.

Eliot entendió el punto al que quiso llegar Flint y debió de admitir que esa manera fue muy impresionante. Tenía toda la razón. ¿Para qué quería el mapa que no le serviría para nada sin entenderlo?

—Perfecto —dijo contento Ian al ser recibido, aunque no de buena manera, pero no le importaba eso —Entonces lo que debemos hacer ahora es irnos de aquí; alejarnos de los policías encubiertos.

 

Aquí, dejando por fin el capítulo siguiente. Gracias a los lectores fieles. Les mando un gran abrazo :)

Capítulo 9​

Sobre la mesa que adornaba la habitación que rentaron esa noche, se encontraba el mapa extendido para facilitar su observación y de esta manera pudiera verlo con mayor detenimiento el supuesto experto en ellos. Lo que había escuchado Flint era verdad; cuando empezó a echarle un ojo al pedazo de papel notó que era un caos. A simple vista, para cualquiera que no tuviera conocimientos en ellos, se diría que se trataba de un pedazo de papel dibujado por un pequeño de jardín de niños, pero eso no impidió que Ian dejara de verlo; al contrario, mientras más lo hacía más serio se ponía, al igual que las tres personas que estaban observándolo manteniéndose en silencio. Esperaban algún comentario positivo.

—Ya veo —La vista de Flint pasó de la esquina superior del lado derecho, a la esquina inferior del lado contrario. Asintió un par de veces—. Oh, lo comprendo —apartó su vista del papel para dirigirse a las tres personas que no dejaban de verlo con ilusión.

—¿Y? ¿A dónde tenemos que ir? —preguntó el más interesado; Charlie.

—No tengo ni la más mínima idea —soltó seriamente volviendo su vista al mapa.

—Lo sabía —soltó Eliot con un suspiro de frustración —Realmente no sabe nada.

—No se sabe el punto exacto a donde lleva el mapa —prosiguió Ian sin dejar de ver el pedazo de papel e ignorando al joven castaño—, y eso se debe a que está incompleto.

—¿Incompleto? —Preguntaron Charlie y Eliot al unísono, el último continuó: —¿A qué te refieres cuando hablas de incompleto? ¿Y cómo es que sabes eso?

Ian levantó el mapa hacia la luz del foco para que pudiera iluminarlo.

—En la parte superior del lado derecho de la esquina hay una pequeña marca y la parte de la esquina inferior del lado izquierdo hay otra marca—señaló los puntos—, eso quiere decir que actúa como un espejo. La otra parte, que sería la de abajo, es el complemento. En pocas palabras, existe otro «mapa» que al ponerse encima y a contra luz, se convierte en un mapa completo.

—Esa es la razón por la que las letras están incompletas o se leen como otro idioma, ¿cierto? —Ian asintió ante el comentario de Charlie —Eso tiene mucho sentido ahora.

—La persona que hizo el mapa lo creó para que si un «enemigo» llegara a tenerlo en sus manos, a simple vista dijera que es un mapa de tontos. Aunque para serles sincero, no existe ningún mapa de esos.

—Pues si de eso se trata, nunca lo hubiéramos descubierto solos —comentó Ade.

—De acuerdo —comentó Eliot aun inconforme—, ya sabemos todo eso, ¿pero dónde encontraremos la otra «parte» del mapa? Digo, ese de allí lo conseguí por pura «suerte», por decirlo de alguna manera.

—Eso es muy fácil, joven Niro —Flint enrolló el mapa y se lo entregó a Charlie —¿Conocen la ciudad Elen? —Tanto Charlie como Eliot asintieron, Ian prosiguió: —Bueno, allí se encuentra un lugar especial donde podemos encontrarlo —al comentar eso, sonrió al recordar el lugar —Me encanta ese sitio, es uno de mis lugares favoritos de este país.

—Pues no se hable más —mencionó Charlie golpeando la mesa con sus manos entusiasmado, poco a poco estaban llegando a algún lugar —Mañana a primera hora nos encaminaremos a esa ciudad. Ahora es muy tarde, así que debemos descansar.

Ian había terminado su trabajo, fue fácil deducirlo; definitivamente ese era el otro mapa. Al observar cómo se alistaban para irse a dormir, él decidió salir al balcón para observar las desiertas calles del barrio. La gente ahora se encontraba en la feria, pero estaba seguro que en otros días siempre había gente caminando por allí, pues los puestos, tiendas y demás locales de esa ciudad también eran famosas porque las 24 horas del día se encontraban abiertas, siempre para cualquier tipo de clientela. Flint escuchó como Ade se acercó a él.

—¿No vas a dormir? —preguntó el más joven.

—No puedo.

—¿Por qué no? ¿A caso eres un vampiro o algo así? —cuestionó divertido.

—Tal vez lo sea —contestó dibujando una falsa sonrisa en su rostro al mal chiste del joven —Alguien tiene que hacer de guardia —comentó al final.

—¿Por si los policías vienen?

«U otra gente», pensó Flint perdiéndose entre la luz de la bella luna «La policía no solo está detrás de ti, y quisiera saber quiénes son los otros.»

—Ade —se escuchó la voz de Charlie desde adentro —Si no duermes ahora, mañana no querrás levantarte y tenemos que irnos lo más rápido posible, así que nos levantaremos muy de madrugada.

—Ya voy —mencionó desganado, aún no sentía sueño, todo lo contrario, se sentía con muchas energías, pero no podía reprocharle a su tío, debía obedecerlo, así que se apartó de Ian para adentrarse a la habitación —¿Seguro que estarás bien? —preguntó por último.

—No deberías preocuparte por mí, deberías preocuparte por ti.

Cuando Ade se fue, Ian volteó para ver la parte derecha de la puerta.

—¿Y el joven Niro no piensa dormir? —preguntó a Eliot, quien desde que salió, había estado vigilándolo.

—¿Y tú?

—Solo me quedare un rato más observando la hermosura de esta bella noche de otoño. Una noche perfecta para cazar cuellos —lo último lo mencionó en susurro.

—Oye — Eliot dio un par de pasos para acercarse un poco a Flint —¿Qué sabes de los Baker?

—Desconfías de ellos, ¿cierto?

Eliot no evito sorprenderse ante esa aclaración, ¿acaso había sido tan obvio? ¿O es que su nuevo compañero de viaje sabía mucho más cosas de las que pensaba? Había pensado que se trataban de simples viajeros, pero se le hizo sospechoso cuando Charlie notó el mapa; a él se le observó realmente deseoso de llegar al destino que llevaba, sin contar la reacción que tuvo cuando él le pidió que llamara a la policía, ¿posiblemente se trataba de un fugitivo?

—Ade había mencionado que su padre era policía…

—De Erick Baker —lo interrumpió Ian.

Sus ojos se abrieron tan grandes como un plato, ya había escuchado ese nombre. Entonces era verdad que era hijo de un policía, entonces, ¿por qué huían de ellos? Pensó que Charlie pudo haberse raptado a Ade, pero era ilógico, porque Ade se le veía contento estando con él. Entonces había algo más allá, ¿pero que era? Deseaba preguntárselo a Ian, quien se notaba que sabía de algo. Pero no podía confiar en él. Desconcertado pasó su mano al morral que siempre cargaba consigo, su mente volvió al plano aquel que se llevó consigo. Cualquier cosa que estuviera sucediendo debía tratarse de algo muy grande. Tal vez una traición o algo así. Negó con la cabeza para deshacerse de aquellos pensamientos. Charlie no se veía con esas intenciones, se notaba a leguas que era una persona pacífica y respetuosa.

Eliot decidió dar media vuelta y adentrarse a la habitación sin más, dejando a Ian en su soledad. El último volvió a dirigir su mirada a las calles al percatarse que Eliot se fue, un poco extrañado de la actitud del joven. No tenía nada de conocimiento de él, y al principio pensaba que solo se trataba del que consiguió el mapa y ya, pero al parecer, él sabía algo más.

—Ahora sí —susurró —¿Dónde te encuentras?

Por fin, al percatarse de que los tres se quedaron profundamente dormidos, Flint bajó con cautela a las calles de la ciudad. Desde hacía un rato que sentía que alguien los estaba siguiendo y esa persona no se trataba de un policía, se trataba de uno de los otros. Aprovecharía la situación para encontrarse con ellos. Miró de un lado a otro; debido a la fiesta, las calles solitarias eran excelentes para seguirlo. Mientras seguía esa sombra sigilosa, Flint se preguntaba al ver que era llevado lejos, si lo estaba dirigiendo a una trampa o si tan solo estaba tratando de huir de él. Realmente no sabía la respuesta y eso lo frustró, tenía que pensar en qué hacer en los dos casos.

La sombra, o más bien la persona que los estaba rondando no continuó, se detuvo en un callejón sin salida.

—Me pregunto por qué razón hicimos la parada en este frío y sucio callejón —mencionó Flint al detenerse mirando a su alrededor para después volver su mirada a la mujer y sonriendo continuó: —Me pregunto por qué razón —se giró para ahora poder ver a otra mujer que se había asomado al lugar.

—Puedes retirarte Aleyda, sigue con tu trabajo —al terminar de decir eso, la mujer se retiró pasando para seguir con su misión, que era la de seguir a los Baker. Flint no hizo nada para detenerla y la verdad no quería hacerlo, para así podría hablar con la mujer recién llegada.

—Eres el líder, ¿cierto? O por lo menos la encargada de cierto grupo, dime si me equivoco ¿Si?

Zuleme no contestó nada, estaba enojada porque él no se había equivocado.

—¿Quién eres? ¿Por qué la seguiste?—preguntó «¿Cómo averiguaste que había alguien vigilándolos?» pensó al no animarse a preguntar.

Flint rio a las preguntas que le parecieron absurdas en su totalidad y aún más por la que no preguntó, por su expresión se dio cuenta lo que había pensado.

—Eso debería preguntar yo. ¿Por qué están detrás de los Baker? —La mirada de Flint se posó en los ojos verdes de ella y al fin continuó: —Tan solo me gusta conocer a mis enemigos en persona, porque creo que eso es lo que somos ¿verdad? Tan solo enemigos de algo, de un algo que aún no me queda del todo claro. Debo de admitir que me sorprendí al toparme con una bella mujer, no sé, imagine que sería una persona algo grande, fuerte y temible, no una hermosa mujer de encantadores ojos verdes. Pero hay otra persona arriba de ti, con más autoridad. Tú solo sigues órdenes de él, ¿o me equivoco?

—No saldrás vivo de esta —soltó al notar que sabía muchas cosas y eso ameritaba deshacerse de las personas que llegaban a hacer un obstáculo y el hombre que estaba a su frente, era una de esas personas.

La mujer llamada Zuleme no esperó más y se fue contra el hombre para enfrentarse a él. Ella había entrenado desde muy joven defensa propia, así que ahora utilizaría su conocimiento de eso para poder atacar a Flint, quien adivinó el ataque de ella al verla levantar la pierna, indicando que iba a lanzar una patada, así que sin ninguna intención de huir, Flint levantó su brazos y los cruzó para formar con ello un escudo deteniendo el pie de ella a la altura de su pecho. El golpe fue fuerte, más de lo que él se imaginó. Pero eso no termino allí, él tenía la intención de tomar el pie de ella para hacerle perder el equilibrio y así tumbarla al suelo— deseoso de que no se lastimara —pero no contó con que la mujer al momento de tomar su pie, con el otro se impulsó ella y siendo como un apoyó el agarré de él, ella levantó su pierna con la intención de golpearlo en el rostro, para darle exactamente en la barbilla, pero Flint leyó aquel movimiento y se obligó retroceder, viendo casi en cámara lenta como la punta del pie de ella rozaba su barbilla.

—Eres buena —comentó él sobándose la barbilla como mera reacción, pues por nada sintió el golpe de ella. La miró de pie después de hacer una maniobra en el aire para evitar caer en el suelo. Ella sí que era flexible—. No solo eres bonita, sabes cómo defenderte.

A pesar de que las palabras de Ian eran reales y llenas de admiración, para los oídos de Zuleme fueron de burla, ya que al ver sus movimientos dedujo que él era también un experto, por ende, se acercó con velocidad hacía él y con furia comenzó a lanzarle puñetazos a la altura de su rostro, así era, lo único que quería ella era darle a su sonrisa, la que en ningún momento desapareció de su rostro. En uno de esas, Ian tomó el puño de ella y lo acarició.

—Debes cuidar estas suaves manos, no me gustaría lastimarlas por nada —ella rápidamente retiró su mano y dio pasos hacia atrás.

Zuleme miró con irritación a Flint, quien no dejaba de mirarla. Por alguna extraña razón esa mirada de él la obligó a sentir un escalofrío por todo su cuerpo.

—¿Qué es exactamente lo que deseas? —preguntó ella, endureciendo su mirada. Sus ojos verdes mostraron más frialdad hacia los ojos azules de él. Ian no respondió inmediatamente, pero a los segundos, escuchó su respuesta, la que la sorprendió.

—Una cita —Zuleme sintió como la sangre le subía al rostro, tornándose roja, la hizo sentir malhumorada.

Ian notó su rubor, así que inmediatamente aclaró:

—Pero no con usted, hermosa mujer. Hablo de su jefe. Desearía hablar con él en persona.

—¿De él? Me temo que eso será imposible —Zuleme apretó con fuerza sus puños y su mentón, sintiéndose avergonzada, por haber perdido concentración en los pasados segundos.

Así que se lanzó de nuevo contra él, pero esta vez mostrando más sus habilidades de lucha y defensa lanzando su mejores ganchos, Flint pudo notar la diferencia de su velocidad a la anterior, y debía de admitir que ahora le lanzaba golpes certeros, sin embargo, Flint era muy resistente y demostró tener mucha tolerancia a sus golpes. Pero no vio venir un golpe que le dio en pleno rostro; aquel golpe lo hizo tambalear y para colmo, también recibió una fuerte patada al pecho, cayó al suelo.

—No me gustaría tener que pelear con usted. No vine aquí a eso, solo quiero hablar —se levantó tocándose el lado afectado y notar que un hilo de sangre bajaba de su labio inferior y que el estómago le pulsaba de dolor —Pero si no quiere entender eso, entonces me obliga a defenderme —continuó ahora con una voz tan serena y por fin su sonrisa había desaparecido. Aquello hizo que Zuleme sintiera una extraña sensación y al mirar los ojos azules de él, se dio cuenta que estos brillaban de una manera inusual y muy diferentes a cuando los vio por primera vez. Esta vez la miraban con un odio intenso. Eso hizo que retrocediera asombrada.

Ella se puso en posición de pelea, pero lo que escuchó decir de él a continuación, le resultó una verdadera sorpresa.

—Deberías decirle a la mujer que nos está patrullando que te vea esa torcedura, se puede hinchar y empeorar —mencionó el varón.

Zuleme se miró el pie izquierdo, el pie que uso para golpearlo, efectivamente, por haber sido un movimiento rápido, se lo torció. Lo movió y ese pequeño movimiento le provocó dolor; el hombre era un gran observador. Ella levantó su vista para mirarlo y esta vez lo observó un poco más calmado, respirando con agitación, extraño, ya que no se debía a lo cansado, era más bien como una manera de obligarse a tranquilizarse. Ian dio media vuelta con intención de retirarse del callejón.

—¡Espera! —Zuleme casi alzaba su brazo con intención de detenerlo; pero pudo controlar aquel impulso, por otro lado, Flint se detuvo a su llamado, Zuleme continuó: —¿Cómo te llamas?

—¿Me dirías tu nombre? —se dirigió a ella y al no tener respuesta terminó: —Me lo imaginaba. Espero que en un futuro nos volvamos a ver, eso sería un gran honor. Aunque me gustaría que no fuera para enfrentarnos, tal vez sentados en una mesa disfrutando de un té o un café —se volvió y emprendió su camino, retirándose de ese sitio.

Zuleme se quedo por un instante observando la espalda de él, alejarse y desaparecer de su vista; no notó que una mujer que era de su equipo, se acercó a ella al ver que el hombre se retiró, ella estuvo pendiente de la confrontación de ambos, asomándose sigilosamente —aunque Flint ya sabía de ello —por la ventana de la única casa que tenía como vista el callejón.

—¿Quién demonios era ese tipo? —al escuchar la voz de su compañera, Zuleme despertó de sus pensamientos y prestó atención a ella —Sabe demasiado, ¿es policía?

—No lo es —contestó malhumorada, si lo fuera no hubiera sido tan difícil detenerlo o por lo menos confrontarlo —¿Que está haciendo Dan?

—Está investigando sobre Eliot Niro que acompaña a los Baker.

—Pues dile que deje de hacerlo, el no es tan importante, dile que ahora investigue sobre el otro que se les unió. Esa persona es peligrosa. Demasiado peligrosa —lo último se lo dijo así misma recordando esa mirada, una mirada fría.

 

Gracias Bore, por tu comentario y por tu "me gusta". Bien, dejo el próximo capítulo, disfrútenlo.

Capítulo 10​

No sabía dónde se encontraba; era un lugar diferente al que había visto por última vez. El lugar era al aire libre sin ningún tipo de paredes, tan solo el pasto verde que adornaba el piso en derredor; las hojas de los árboles frondosos eran mecidas por el agradable viento que soplaba esa tarde. Ade, confundido, comenzó a observar a sus alrededores hasta detenerse tras ver algo que llamó su atención. Se trataba de una mesa de campo que tenía encima una canasta llena de toda clase de frutas y panes recién horneados; a un lado estaba una mujer cabello dorado era ondeado por el viento. Ella se encontraba sentada mientras movía su mano para alejar aquellos cabellos que se posaban jugueteando en su rostro, su vista siempre atenta a su hijo, quien corría divertido hacia ella. Ade descubrió que se trataba de él; se veía a él mismo. Se dio cuenta que estaba en una especie de sueño, más bien un recuerdo. Cuando era más pequeño, sus padres siempre lo llevaban a ese lugar para que pudiera divertirse.

El pequeño Adelardo mostró algo que tenía en sus manos a su madre y ella, al verlo, sonrió en tanto le decía algo. Sus labios se movieron, pero su voz se mantuvo en silencio y a pesar de eso, Adelardo ya sabía lo que había dicho: «Ve y enséñaselo a tu padre». Así que el pequeño corrió ahora al encuentro del hombre, quien se mantenía sentado recargando su espalda en un tronco de árbol. Después prestó atención a su hijo al escucharlo. El pequeño, con una amplia sonrisa en su rostro, abrió sus manos dejando ver una pequeña rana color verde limón. Erick devolvió la sonrisa tras colocar su mano sobre la cabeza de su hijo y comentó: «Es muy linda, hijo.»

«¿Por qué?» «¿Por qué tiene que ser así, papá?»

El niño volvió a correr en desde donde provino con la intención de devolver a la pequeña criatura a su hábitat; fue en ese momento que el viento dejó de soplar, cómo si se tratara de una simple pintura. Entonces, Erick, cómo si supiera que la repentina calma fuera alguna especie de señal, se levantó y sacando el arma que siempre llevaba, apuntó a Emilie, quien ajena a lo que venía, tarareaba una canción al tiempo que guardaba todo lo de la mesa a la canasta. Ade, siendo consciente de todo, corrió para detenerlo, pero fue en vano; no alcanzó a llegar. Erick ya había apretado el gatillo y el sonido del arma fue lo único que se escuchó. Emilie cayó sin vida al suelo verde que poco a poco fue manchándose de color escarlata.

«El niño» pensó el muchacho con asombro, dio media vuelta hacia la dirección en la que se vio correr segundos antes. Se observó con rostro atónito, inmóvil como una estatua, sin poder hacer nada al ver el cuerpo sin vida de su madre, tiñendo el campo frondoso. Ahora Erick apuntó el cañón hacia su hijo.

—¡Corre! —gritó Ade, pero no fue su voz la que escuchó, fue la de su tío, quien a paso veloz, se fue contra su hermano para detenerlo.

«No lo entiendo. De verdad que no lo entiendo» «¿Por qué tiene que ser de esa manera? ¿Por qué?...»

—¡Tío!

Ahora vio caer a su tío, quien recibió un disparo en la cabeza. Desorientado, miró a su alrededor en su búsqueda, pero no se vio. ¿A dónde se había metido? Las nubes comenzaron a tapar la luz del sol y de la nada empezó a llover; la lluvia que caía era de un rojo carmesí y cada gota que caía en su piel, sentía lo quemaba como si fuera fuego... esa sangre le ardía como si se tratara de ácido... y eso era porque era su culpa que esa gente muriera. Era su culpa.

—Muere... —un susurró traspasó sus pensamientos y al ver a su frente, descubrió a su padre apuntándolo con la pistola, en la frente; sus ojos no tenían vida alguna. Apretó el gatillo...


Ade se levantó de golpe de la cama, sintió su pecho trabajar como una máquina y no se dijera su reparación que sentía que si no dejaba de exhalar aire con rapidez iba a caer desmayado; además que una especie de temblor se apoderado de él. Poco a poco empezó a tranquilizarse y comenzó a respirar poco a poco. Su corazón estaba acelerado y trató de que su ritmo cardiaco volviera a su estado normal. Tan solo se trató de uno de esos sueños, de los que lo torturaban constantemente. Las voces de esa noche creaban en su cabeza un tormento, no lo dejaban descansar; la razón por la que no le gustaba dormir era por el temor de volver a soñar lo mismo. Al tranquilizarse un poco, se volvió a acostar en la cama y acurrucándose abrazando las sábanas, observó el otro lado, donde se encontraba la cama en la que su tío durmió. Se volvió a levantar.

—¡¿Y mi tío?! —gritó sobresaltado al no verlo. Acto seguido, escuchó que alguien se acercaba velozmente a donde se encontraba.

—Ade, eres tú. Me diste un susto —dijo Eliot, quien tenía jabón sobre su barbilla, dando a entender que estaba a mitad de rasurarse al escuchar a Ade gritar, después continuó: —Tu tío despertó y se fue a no sé dónde, pero dijo que no tardaría.

Al decir eso, volvió al baño para acabar lo que había empezado. Ade se levantó y una vez terminó de vestirse, en lo cual no tardó mucho, se dirigió donde su compañero, quien estaba por terminar y preguntó:

—No he visto a Ian, ¿acompañó a mi tío?

—¿Él? No, ni siquiera lo he visto desde anoche. Y es mejor así, no me da nada de confianza. Sería mejor que no regresara nunca.

Y como si lo hubieran invocado, después de que la puerta de entrada se escuchara abrirse, la voz de Ian se escuchó:

—¡Buenos días, compañeros! ¿Qué tal amanecieron?

—No vuelvo a decir esa clase de cosas —susurró Eliot para sí mismo mientras volvía a hacer lo suyo.

—Muy bien. ¿Y tú? —habló Ade contagiado de la alegría que por una extraña razón irradiaba en Flint, después añadió: —Me dijeron que no dormiste aquí.

—Así fue, anoche me invitaron a una pequeña fiesta inesperada, pero valió la pena, conocí agradables personas.

—¿Una fiesta? ¿Y te quedaste toda la noche allí? —se extrañó un poco el menor.

—Verás, allí conocí a una hermosa mujer —mencionó Flint en modo de susurro.

—Oh, ya veo, conque eso fue y ¿cómo se llama?

—Esa es una excelente pregunta y es la misma que me hago yo —tomó asiento en una de las camas y prosiguió: —Cambiando de tema, no veo al gran hombre por aquí.

—Mi tío salió de nuevo.

—Ese hombre sí que tiene cosas que hacer siempre —Ade asintió a la verdad de las palabras de Ian.

Se escuchó que alguien tocaba la puerta y Eliot, que ya había terminado y que tenía más cerca la entrada, la abrió extrañándose al no ver a nadie. Iba a volver a cerrarla pero escuchó un ruido proveniente de las escaleras, se extrañó un poco, pues era como alguien llamándolo. Con inseguridad, se alejó de la puerta para acercarse a donde las escaleras y al voltear a la esquina se sorprendió de ver a Charlie manchado de sangre por la parte del costado derecho. Iba a decir algo, pero antes de eso, Charlie colocó el dedo sobre los labios indicando que no dijera nada. Y así lo hizo. Eliot estaba pálido y por lo visto quería ayudarlo y eso lo notó Baker, así que habló, pero en voz baja:

—No te preocupes por esto, no es tan grave como se ve, solo fue una pequeña rozadura —su voz se oía cansada y difícil de llevar la conversación.

—¿Qué sucedió? —preguntó en voz baja Niro.

Tan solo sonrió, para después dejar de hacerlo al aprestarse la herida, lo que le provocó dolor.

—No quiero preocuparlo. No quiero que Ade me vea así, por eso quiero que lo lleves a comer afuera y así yo entrar y cambiarme o hacer algo al respecto.

—Pero tenemos que llevarte a un…

—Eliot, por Dios, no es momento para esto —realmente deseaba gritar, pero le era imposible —, si voy a un hospital no me soltarán hasta que me den de alta y eso sería arriesgado. No debemos perder tiempo, hazme el favor Eliot, ¿sí?

—Escuche —Eliot se acercó más, pero antes de que pudiera continuar, la mirada llena de seriedad por parte del mayor lo hizo dudar, pero tragando saliva, continuó— La policía está detrás de usted, ¿verdad? ¿Esa herida es por ellos?

Tal pregunta sorprendió de gran manera a Charlie; era verdad que no le había contado nada al joven, pero no estaba en posición de contarle a cualquiera sobre sus problemas, pero al parecer, con la aparición de Ian la tensión y las sospechas se hacían mayores. Ya no tenía otra opción que contarle, después de todo ya era un miembro del equipo.

—Eliot… —la voz de Charlie se escuchaba más cansada. Eliot se preocupó de su estado.

—Está bien, yo me llevaré a Ade a un lugar —fue lo que dijo —Revísese esa herida. Pero, por favor, me gustaría saber lo que lo que está sucediendo y dónde es que me estoy metiendo.

Charlie tan solo asintió, así que Eliot, no estando del todo de acuerdo de que Baker no fuera a un hospital, dio media vuelta para dirigirse a la habitación alquilada, teniendo en su mente las palabras que mencionó Charlie, eso de que no deseaba que su sobrino se preocupara. Era verdad que Ade, por ser un muchacho debía de ser protegido, pero aun así, esconderle algo también llegaba hacer un peligro. Niro ingresó a la habitación donde vio a Flint aún sentado en la cama mientras platicaba con Ade.

—¿Quién era? —preguntó el menor al verlo entrar.

—Nadie... —el joven pasó su mano a su cabello, peinándolo hacia atrás —Ade, debes tener hambre, así que vamos a comer por allí. Yo invito, ¿te parece?

—¿Ahora? Es mejor esperar a mi tío, ¿no? Si nos vamos se enojará.

«Niño, ¿y ahora se te ocurre decir eso?»

—Vayan —comentó Ian —Yo le explico la situación. Además, un niño de tu edad debe nutrirse bien para poder crecer sano y fuerte. ¿No quieres ser fuerte y grande como tu tío?

Ade sonrió ante la pregunta y miró a Ian; el hombre casi pudo leer su pensamiento: «No creo poder superar a mi tío en fuerza y altura», pero al fin de cuentas aceptó la invitación del castaño, su estómago rugía desesperado por comer. Con ello, salieron del cuarto mientras que Flint se quedó esperando al hombre grande, quien entró con dificultad a la habitación. No fue simplemente un rasguño, aún tenía la bala dentro de él. Charlie se sorprendió al ver a Flint; al despertar no lo encontró así que supuso que aun estaría de vago. Ian se levantó y apuntando el sitio donde se había sentado, le mencionó:

—Siéntese allí. Respóndame una cosa. ¿Cómo pensaba retirarse la bala si no tiene experiencia? —como siempre fue directo al grano. No se preocupó por preguntarle cómo estaba o algo semejante.

—¿Y tú sí? —el rostro pálido de Baker se leía que no deseaba discutir, pero hizo caso a la indicación de Ian y tomó asiento en la cama.

—Parte de mi trabajo consistía en eso. ¿Tiene hilo y aguja?

—¿Qué clase de trabajo era? Están en esa bolsa.

—Uno frustrante —se acercó al sitio que le habían señalado. Tomó lo que necesitaba para coser la herida una vez le quitara de su cuerpo la bala —¿Qué gana con ocultárselo al chico? ¿No cree que tarde o temprano sabrá la verdad?

—¿Cuál? Si eso es lo que estoy buscando, la verdad —mencionó frustrado, cansado y realmente molesto y es que Ian, por alguna extraña razón, sabía cosas que le incomodaba que supiera y más que nada, el hombre era un libro cerrado, no se sabía lo que por su mente cruzaba.

—Tan solo pienso que si Ade se da cuenta de todo «eso» instantáneamente, le sería muy perjudicial. Tan solo es un niño y ya lleva una carga más pesada que la mía —rio ante su comentario —Y eso es malo. ¿Qué fue exactamente lo que sucedió? —Preguntó ahora interesado por su herida.

—Iba con la intención de ir al banco a canjear lo último que tengo... sin sospechar que un par de policías de mi ciudad se acercaron al verme. Al reconocerlos, inmediatamente salí pero al pisar afuera, otro par de ellos se juntaron y entre los cuatro empezaron a perseguirme. Como no quería que supieran dónde nos estábamos hospedando, corrí a diferentes direcciones con la intención de perderlos, y para detenerme comenzaron a disparar. Querían detenerme a como diera lugar. Creí que me había librado y me detuve a descansar, dándome cuenta de que no. Así que seguí huyendo hasta que logre perderlos y al lograrlo, regresé ¡Maldición! —apretó con fuerza su mandíbula, no cabía duda que Erick ordenó cuidar los bancos al saber que buscaría dinero allí; si de eso se trataba, ahora sí que estaban en problemas —Lo que sea —dijo al despejar un poco su mente, no era el momento preciso para preocuparse, tenía que estar más concentrado —Los perdí y eso es lo que importa.

Al saber eso y sin preguntar nada más, Ian se encargó de sacar la bala y desinfectar la herida para después coserla.

 

Disculpenme por la demora. También agradezco a @Víngilot por su comentario (y tus "me gusta" disculpa no haberte agradecido antes), me alegra que te agrade y que te recuerde a un anime(?) tratare de cambiar tal cosa :D Por cierto, me gustaría añadir que definitivamente la primera versión estaba peor, por lo menos disfruto más escribir esta. @Marina por pasarte y dejar mi comentario.

Dejo el próximo capítulo, el que de seguro tiene bastante errores (por cierto, decirme si ven alguno) pues (? (después pensare en un excusa xD ). Estoy algo enferma así que como pude, dejo el capítulo, así que espero lo disfruten.

Capítulo 11​

El capitán Erick miró a sus lados, después enfocó sus vista y siguió con ella a uno de sus hombres ingresar a una residencia, enseguida, Baker volvió su visión a los tres mercenarios que se encontraban atados de sus muñecas y se mantenían sentados en una butaca de aquel pueblo llamado Laba.

—¿Entonces? ¿Eso es todo? —preguntó al líder de ellos, suponiendo que se trataba del hombre que vestía con ropas de calidad, pero su sombrero era un contraste absoluto.

El hombre asintió al momento que añadió:

—Se lo juramos. Ese mocoso mencionó que era hijo de un capitán de la policía.

—Pues ese mocoso tiene razón —mencionó molesto, pues tan solo escuchar su voz le daba nauseas —, es mi hijo.

—Por eso no lo tocamos —atinó a decir un subordinado tratando de ocultar su nerviosismo al notar el malhumor del capitán—. Ni a él, ni al otro hombre que lo acompañaba.

—¿Saben adónde se fueron?

Los tres hombres negaron. En eso, el capitán al escuchar que uno de sus hombres lo nombró, desvió su vista de los saqueadores, para dirigirla a quien lo llamó; quien se detuvo a su frente y tras el saludo que acostumbraban a darle a sus superiores por respeto, le comunicó:

—Acabamos de hablar con un el dueño de los locales que rentan habitaciones, e informó que un hombre y un niño se hospedaron en ese hotel y añadió que se trataban de ellos cuando les dimos la descripción de su físico. Desafortunadamente, como es un pueblo muy pequeño, no se tiene registro de los nombres, pero puede que si se trate de su hermano y Adelardo.

Erick volvió a mirar a los saqueadores y ellos sintieron escalofríos ante su mirada imponente, no mencionó nada, esperó a que el policía terminada de dar el informe.

—Tampoco tiene información de a dónde fueron…

El informante guardó silencio cuando alguien más se acercó a ambos y el recién llegado, quien era nada menos que el teniente de aquel escuadrón, avisó al capitán lo que serían buenas noticias para ellos.

—Señor, hemos recibido una noticia desde la ciudad de Garza, que un par de hombres de otro escuadrón vio a Charlie dirigirse a un banco, trataron de detenerlo, pero escapo, ahora mismo están tratando de seguir su rastro. Por lo menos sabemos que se encuentra hospedado en Garza.

—Garza. Perfecto, nos vamos a ese lugar —ordenó —Pero primero, teniente, llévese a estos hombres, no fueron de ayuda.

De esa manera, todos los oficiales que estaban a cargo de Erick Baker alistaron todo y se encaminaron a la ciudad Baker, ya teniendo por lo menos una pequeña pista de donde se encontraba Charlie y Adelardo. Por otro lado, sin saber que la policía estaba casi pisándole los talones, una hora después de que Eliot y el menos de los Baker salieran a comer, regresaron y satisfechos. Al entrar, Ade se alegró de ver a su tío, quien reposaba en una de las camas. El hombre se levantó para sentarse en ésta y recibir a su sobrino. Ya se sentía un poco mejor, pero aun así al hacer ese movimiento tuvo que aguantar el dolor de la herida y sin hacer alguna mueca de dolor y como pudo le regaló una alegre y calurosa sonrisa a su sobrino. Ade se extrañó de su comportamiento.

—¿Te sientes bien, tío? —preguntó preocupado Ade, borrando su sonrisa al verlo pálido y como forzando la sonrisa.

—Estoy bien, no sé por qué la pregunta; me siento perfectamente. Sólo me hace falta comer algo, eso es todo.

A pesar de que algo en esas palabras no le pareció muy cierto, al muchacho, no quería dudar de su pariente, así que sin más preguntas, dejó el tema; por otro lado, Charlie se preguntaba si estaba haciendo lo correcto. Las palabras de Ian le retumbaron en la cabeza.

—Ian. ¿Qué vamos a encontrar en la ciudad Elen? —Eliot se acercó a donde el hombre de vestiduras elegantes.

—Una pieza clave para todo eso…

—¿Cuál es la verdadera razón por la que estás aquí, con nosotros?

Flint sonrió ante la pregunta, el joven si que podía llegar a ser insistente, desde que se unió al grupo, le ha hecho sinfines de preguntas sin contar que sentía su desconfianza rebosar por sus ojos cuando lo miraba.

—Deja de sonreír de esa manera —se exaltó un poco Niro e impaciente esperaba alguna respuesta —Me pones de nervios. Deja de evitar las cosas con una sonrisa.

—Eliot, que ingenuo. ¿Sabes en que te has metido? ¿Cuál es tu razón por la que estas con los Baker? —lo miró a los ojos y esta vez evitó sonreír, aunque las ganas no le faltaban —¿Qué es lo que estas ocultando? Porque se te ve muy tenso y nervioso por algo, ¿qué es? ¿Qué es lo que llevas en ese morral?

El joven tragó saliva con dificultad al sentir como los ojos azules de Flint miraban su bolsa. Pero después encaró a Ian.

—No cambies de tema. Yo te pregunte eso primero. Tú eres el que oculta algo. Tú eres el que actúa de una manera sospechosa.

—Eso es verdad, no lo niego. Todos tenemos algo que ocultar. Yo no soy la excepción. ¿Pero sabes? ¿Sabes quién es la persona que sabe algo; algo que es realmente importante?

Eliot se vio interesado, así que esperó a que continuara, por ello, Flint le comunicó:

—Él —murmuró al tiempo que señalaba a Charlie, quien ajeno a la conversación de ambos extranjeros, platicaba amenamente con su sobrino.

—¿Charlie? —al joven le costó pronunciar el nombre —Pero ¿él? Charlie solo quiere llegar a cierto lugar, eso es todo.

—¿No te has preguntado esa razón? ¿La razón del por qué se mostró interesado a tu mapa?

Eliot recordó que Baker le dijo que por una marca. Abrió los ojos con sorpresa, ¿cómo es que él sabía de esa marca? ¿Dónde había visto esa marca? ¿Por qué la reconoció? Ahora que lo recordaba, desde su niñez y su adolescencia, Eliot nunca, por ese país, había visto una marca parecida. No la identificaba. Flint no espero a que respondiera, es más, estaba consiente que por hoy, esa conversación había terminado, por ello, se acercó a los Baker sin importarle dejar a un Eliot confundido y más que nada, desorientado. De esa manera, sin perder más tiempo se alistaron y partieron a la ciudad Elen.

Tres días pasaron después de que partieron de la ciudad Gaza a la ciudad Elen. Por fin habían llegado; no tuvieron algún inoportuno con los policías, todo se veía que iba por buen camino. Ian los encaminó a donde se encontraba la escuela más grande y popular del país. Estaban frente a un lugar extraordinariamente grande. El lugar estaba construido por los mejores materiales, adornada de las mejores piedras. En algunas de sus paredes que estaban a los lados de las puertas de entrada, había hermosas y elegantes pinturas al óleo que combinaban a la perfección con el entorno.

—La escuela de Mertáz —mencionó Ian con júbilo en su voz —Esplendida estructura. Aquí, mis queridos compañeros, se encuentran la biblioteca más extensa del país. Toda variedad de libros, desde cuentos, mitos, hasta libros de matemáticas, ciencias y de todo lo inimaginable.

—¿Aquí es donde está la mitad del mapa? —Preguntó el joven Ade embobado por lo que sus ojos veían y por el discurso de Flint.

—Así es. Estoy seguro de que está aquí.

La escuela era aún más majestuosa en su interior y se veía aún más extensa, pasillos y puertas por todos lados; si uno no conocía bien el lugar era posible que pudiera perderse. Se dirigieron a la recepción donde allí una mujer amable los atendió y los guio hasta la biblioteca y al entrar a esta, Los Baker y Eliot se dieron cuenta que lo que Ian mencionó era cierto. El lugar tenía muchas estanterías y no solo era un piso, eran cinco pisos que contaban con escaleras para subir a las plantas. La señora los dejó allí y se retiró a su puesto.

Los cuatro comenzaron a leer los pasillos de las estanterías; buscaban libros antiguos y libros de mapas. Como se trataban de miles de libros, tardarían un poco en encontrar el libro que buscaban. Según les explicó Ian, el libro era grueso y con una pasta dura de color café oscuro y que los bordes eran adornados por lo que parecían plantas enrolladas entre sí, de una esquina a otra. Y en la portada rezaban la palabra: “Mapas” con una caligrafía arcaica.

—¿En esta biblioteca existe un libro de mapas del tesoro? —cuestionó impresionado el castaño tras escuchar la descripción.

—¿De qué crees que es el mapa, joven Eliot? ¿Sigues creyendo que te llevara a un tesoro? —preguntó el hombre alejándose del grupo y comenzar a buscar el libro por su cuenta.

Los demás hicieron lo mismo, dejando al aire la pregunta de Flint.

—¡Tío! —Se escuchó minutos después el joven Baker dirigido al mayor después de un ruido de silencio por parte de los encargados del lugar —Lo siento —murmuró apenado el joven. Se acercó a Charlie —Tío, Ian encontró el libro que buscamos.

Sin demora, Charlie habló a Eliot y así los tres se dirigieron dónde se mantenía Ian, en sus manos descansaba el enorme libro. Una vez los vio, posó el libro en una mesa, pues éste era muy pesado, así comenzó a hojearlo, pero sin cuidado, no le importaba pasarse los diseños, ya que buscando algo entre sus páginas.

—Aquí está —informó para enseguida, entre una de las páginas, sacar una hoja doblada y pasar a desdoblarla —¿Me podrían facilitar el mapa que llevan? —Charlie estaba totalmente sorprendido por el hallazgo de Flint y rápidamente iba a entregarle lo que pidió, pero la voz disconforme de Eliot lo detuvo. Y volvía con sus preguntas.

—¿Sucede algo, joven Niro? —preguntó aun sabiendo lo que venía.

—Por supuesto que sí —el castaño miró con desconfianza a Flint, burlón por aquella pregunta que le formulo. Así que continuó: —¿De dónde es que sacaste la mitad del mapa? Está claro que sabías muy bien la descripción del libro, además de que fuiste tú quién guardó la mitad del mapa aquí, ¿verdad?

Flint sonrió y en vez de responder a las dudad del joven, le preguntó:

—¿Y de done sacó usted la otra mitad del mapa?

Fácilmente Niro podía evadir la cuestión y más al ver que Charlie se mantenía en duda; podría tener su ayuda de sacarle información a Flint, pero decidió no ocultarlo, no tenía razón de hacerlo.

—A las afueras del pueblo Laba, me encontré con un hombre moribundo; tenía varios disparos por su cuerpo, me acerqué a él, pero antes de que pudiera llevarlo a una instalación médica, murió, entonces… —tragó saliva, ya que la parte de a continuación no le agradaba admitir, pero continuó: —Comencé a esculcar sus bolsas y en ellas encontré aquel medallón de oro y el mapa. Después de eso, los tres hombres que mataron a ese hombre comenzaron a perseguirme; ellos fueron lo que le dispararon.

—Por esa razón piensas que el mapa lleva a un tesoro, por el medallón —comentó Flint. Alzó la otra mitad del mapa —Algo parecido me sucedió, la única diferencia fue que… —guardo silencio al recordarlo.

Tal y como a Eliot, no le agradaba decir que él mismo se deshizo de ese sujeto y que al descubrir que guardaba ese mapa extraño, decidió guardarlo en la biblioteca de Mertáz, por si algunas vez encontraba su compañero, pero no sabía que se trataba de tal “proyecto”; se dio cuenta de eso un par de años después, cuando ya se había olvidado de todo ese asunto. Sonrió y termino de decir:

—Él me lo entregó para que yo lo guardara. Ahora, el mapa no lleva a un “tesoro”, Eliot. ¿Me lo permite, Baker?

A la petición, Charlie sacó el mapa y se lo entregó, y al tenerlo en sus manos lo desdobló y comenzó a mirarlo; después dirigió su mirada al mapa que había guardado. Juntó los dos mapas y llevándolos contra la luz, se completaron las frases, caminos y nombres de los lugares, formando ahora un verdadero mapa que mostraba los caminos del país. Los presentes quedaron sorprendidos por esa treta descubierta por Flint. Charlie se sorprendió al descubrir cuál era el destino que marcaba: era un lugar llamado Peur. Nunca había oído hablar de este, pero según el mapa, era un pueblo o lo que quedaba de unode Etage.

Sin perder más tiempo, los aventureros salieron de la instalación y comenzaron su viaje, según la ruta que debían tomar, era un sendero que llevaba a otra ciudad por nombre Aliden.

Mientras tanto, en una instalación cerca de la frontera que dividía Etage y el país del oeste, Dan ingresó a una habitación en donde encontró a Zuleme sentada frente a un escritorio, ella al sentirlo entrar, se puso de pie para ver al informante, quien le entregó un par de hojas; ella las tomó, se trataba de la investigación del nuevo integrante que se les unió a los Baker.

—No pude encontrar información de un tal Ian Flint, por lo menos de ese Ian —aclaró el varón antes de que la mujer pudiera leer —A pesar de que descubrimos que esa persona se nombra así, no es su verdadero nombre; el verdadero Ian Flint lleva varios años muerto.

—¿Quieres decir que este Ian es falso? —preguntó Zueleme bastante sorprendida.

—El verdadero Flint fue asesinado. ¿Recuerda que el señor Diego había dejado a dos hombres para que guardaban información de “ese” proyecto? —notó que la mujer asintió, así que prosiguió: —Uno de ellos se llamaba Ian Flint.

La mujer se sorprendió ante tal aclaración, entonces era uno de sus compañeros. Ahora que recordaba, él había ido a Inglaterra para alejarse o tomar un descanso por allá, pero nunca volvió, no se supo de él desde ese viaje. Pensaban que tal vez se mantenía oculto, ahora ella sabe que no era así. Teniendo un poco claro la situación, preguntó a Dan:

—Entonces, ¿quién es el Flint que acompaña a los Baker?

—El asesino de Ian; Damián Marrett.

—Eso quiere decir que él debe poseer una de las mitad del mapa —ante la pregunta de Zuleme, ahora a su compañero le tocó asentir —¿Y el otro?

—A Eloy se le informó que debía cuidar el complemento del mapa. Desafortunadamente, nos llegó la noticia de que fue asesinado, al parecer por manos de unos delincuentes casa tesoros y me di cuenta que probablemente Eliot haya tomado la otra parte del mapa. Cuando fui a reportar la muerte de Eloy y revisar sus pertenecías, no encontré el mapa. Así que es posible que los Baker vayan a Peur.

—No es bueno adelantarnos sin saber las cosas. Tal vez Eloy escondió el complemento del mapa en otro lugar.

—Puede ser. Pero Eliot conoció a los Baker en el pueblo Laba, así que es probable que él se haya encontrado con Eloy y esculcó sus pertenencias, ya que tampoco encontré joyas en su saco o bolsas.

Zuleme meditó en lo que le informaba y se preocupó un poco, pero si era verdad que ellos irían a Peur, entonces sería más fácil encontrarlos. Lo que de verdad le preocupaba era la policía y las pertenencias de Eloy, pues tenía entendido que vivía en una casa abandonada, pero estaba consiente que Dan pudo deshacerse de sus pertenecías, así que solo la preocupación era del tema de los oficiales, por ello preguntó:

—Qué me dices de las autoridades. ¿Saben dónde están ellos?

—Ellos no tienen ningún informe en concreto. Por lo que se, ellos fueron a la ciudad de Garza, pero debido a que se trata de una ciudad grande, tardaran en abarcarla, aunque no están seguros si se fueron o no. No quieren correr riesgos, así que un grupo junto con policías del municipio, están revisando las calles de la cuidad, mientras que el otro están buscando lado contrario a donde se encuentra Peur. Así que podemos alcanzar a los Baker y evitar que los dañen. Pero por ahora me gustaría que leyera la información que le di con detenimiento —Dan alzó su brazo para apuntas el par de hojas, que todavía yacían en las manos de la pelirroja—. Eso es lo que sabemos de Damián.

La voz de Dan se escuchó muy sería. Así que Zuleme supo que aquella persona debía ser alguien importante, por ello Zuleme comenzó a leer la información y al hacerlo, a su mente llegó la noche en que se topó cara a cara con él y por un momento dudó que aún siguiera viva; a Marret se le conocía como a uno de los más peligrosos asesinos de Inglaterra y que nunca dieron con él, pero más sorpresas se llevaba al seguir leyendo. Según los periódicos de años atrás se notificó que posiblemente Damián había muerto, pues la única víctima que pudo sobrevivir de sus manos, dio a conocer que tenía dos perforaciones de bala en su cuerpo y que tras correr a refugiarse a un bosque, nunca más hubo asesinatos al estilo Marret. Zuleme pudo comprender que el hombre decidió cambiar de vida al recordar la noche en que se enfrentó a él, se había mostrado agradable. Nunca hubiera sospechado de quién se trataba.

—Este hombre puede ser un verdadero peligro y no sabemos sus verdaderas intenciones —mencionó al fin en tono serio; debían estar atentos—. Estoy segura que él sabe que los seguimos. Tan solo síguelo atentamente y no te metas en su camino. Nuestra verdadera prioridad es salvar al chico de los policías.