Long-fic you're just breakin' my heart, 'tis the season, i guess [Gakkou Roleplay | AU | Kohaku x Emily]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Amane, 31 Enero 2024.

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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    you're just breakin' my heart, 'tis the season, i guess [Gakkou Roleplay | AU | Kohaku x Emily]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    3632
    n/a: los dados eligieron la colección, pero realmente mi idea fue para el long-fic desde el principio y lo otro solo se me ocurrió un poco random, so obviamente he decidido hacer lo que realmente había planeado desde un inicio (sorry not sorry dados (?). Soo, esto surge de que sabrina carpenter sacó un ep de navidad y lo escuché, bc she's a queen, y se me ocurrió que se podía hacer una historia chuli siguiendo las canciones, so that i did. Me costó mucho definir la pareja en la que quería centrarme, pero al final sentí que ellos eran los que más pegaban con lo que quería escribir, so here we are :D in any case, esto es un AU (un what if...?, i guess) y es probable que haya cosas que no cuadren mucho con las personalidad de los personajes por *brillitos* plot motives *brillitos* so bear with me (?)

    esto se suponía que fuera un fic navideño, pero bueno, cositas pasaron (?) ya me imaginaba que no llegaría a publicarlo por navidades, aunque me hubiera gustado por lo menos haber dejado el primer cap… pero bueno, lo importante es que esto ya está aquí JAJAJA eso sí, prometo acabarlo, pero no prometo ir rápido (?)

    also, Gigi Blanche, heyo, i hope you don't hate me because i know i'm super annoying :D (aunque ya te dije que estaba escribiendo con una pareja nuestra, but still (?)

    pd: para cuando publique esto, ya hasta te dije que era de ellos JAJAJAJ oh god, espero que cuando esto esté en el foro no tenga que añadir otro pd admitiendo que te conté toda la trama (?)

    i. buy me presents



    if you don't wanna
    buy me presents
    drink me like a warm glass of milk

    Mi coche y la carretera no se llevaban bien y eso, francamente, era algo que tenía que empezar a asimilar de una buena vez. Sí, sí, ya sabía que aquello no sonaba nada seguro, y hasta quizás un poco exagerado, ¡pero había estado mucho años intentando convencerme de lo contrario para poder seguir conduciendo!

    —Joder, de verdad que tengo que comprar uno nuevo cuando vuelva a casa… —murmuré, justo después de haber dejado escapar un gruñido de pura frustración al haber tenido que bajar del coche.

    Rebusqué en mi bolso hasta dar con el teléfono móvil, en el que activé la linterna para poder ver algo a mí alrededor, y poco después acabé abrazándome a mí misma en un intento de mantener el calor corporal estable a pesar del jodido frío que hacía ahí fuera. Había pasado por esa carretera las suficientes veces como para saber que, incluso si la llamaba ahora, la grúa no vendría a por mí hasta la mañana siguiente, y mucho menos con un aviso activo por nieve. Mi única opción era esperar a que alguien más decidiera pasar por ahí y quisiera recogerme; las posibilidades de que eso pasara eran tan bajas que casi ni me creí que el coche que paró delante de mí tras unos minutos fuese de verdad.

    —Vaya mala suerte que te hayas quedado aquí…

    La voz de mi salvador me resultó vagamente familiar, pero la oscuridad me complicó la tarea de distinguir su rostro, así que simplemente lo dejé pasar mientras se me escapaba una risilla ligera y asentía con la cabeza.

    —Sí, lo sé. Solo a mí se me podía estropear el coche a diez minutos del pueblo y con tres grados afuera —comenté, con un tono de derrota, aunque intenté quitarle algo de peso al asunto al impostarme cierto nivel de diversión también.

    Mi respuesta me pareció bastante normal, lo suficientemente amable como para indicarle a mi salvador que podía seguir hablándome si así lo deseaba, y una parte de mí esperó que lo hiciera, así que me dejó un poco en frío cuando lo único que recibí fue un largo y tendido silencio. Solo entonces se me ocurrió la posibilidad de que aquel tipo perfectamente podía ser un asesino en serie, y aquella mi única noche en vida… pero, honestamente, si tenía que elegir, prefería que me matasen en un coche calentito que morirme congelada ahí fuera.

    —¿Emily?

    No iría a mentirle a nadie diciendo que no me había asustado al oír mi nombre siendo pronunciado por la voz de un asesino en serie, pero por suerte para el muchacho que seguía teniendo delante, mis neuronas lograron hacer sinapsis antes de realmente acabar gritando como loca mientras huía hacia el bosque. Su voz seguía siéndome estúpidamente familiar, posiblemente siendo ese el único motivo por el que no me había tomado tan en serio la amenaza de un posible asesinato, y fue finalmente entonces que caí en apuntarle el rostro con la linterna, permitiéndome así verle la cara y…

    —¡Kohaku!

    No dudé ni un segundo en tirarme a sus brazos, con todas las emociones que había sentido hasta el momento transformándose en la más pura alegría, y ni siquiera lo pensé demasiado cuando acabé hundiendo el rostro en la curvatura de su cuello; estaba muy calentito y seguía oliendo a menta, exactamente igual que cuando éramos pequeños. En otra ocasión, quizás, hubiese tenido más reparo al invadir de aquella manera su espacio personal, pero en ese mismo instante estaba demasiado emocionada como para realmente dedicarle mucho pensamiento a la idea; mucho menos cuando sentí que sus brazos me rodeaban prácticamente con la misma fuerza.

    >>¡No me puedo creer que justamente me hayas encontrado tú! —exclamé, una vez estuve de vuelta en el suelo—. ¿O acaso me has estado siguiendo? —añadí, en voz algo más baja, y aproveché la cercanía para picarle ligeramente el costado.

    Obviamente, estaba bromeando, y el chico fue más que consciente de ese hecho, pues soltó una risilla suave ante mi comentario y pude distinguir el movimiento de sus hombros encogiéndose incluso en la oscuridad. Ambos sabíamos que teníamos mucho de lo que hablar, pero la prioridad era ponerse en marcha y escapar de aquel frío, así que el chico me ayudó a sacar el equipaje del maletero de mi coche para meterlo en el suyo y, no mucho después, me colé en asiento del copiloto. Entre toda la tontería, me había acabado acostumbrado al frío del exterior, pero fue poner un pie dentro del coche, que se había mantenido calentito en todo momento, y darme cuenta de lo absurdamente congelada que realmente había estado hasta ese punto.

    Kohaku arrancó nada más acomodarse y empezó a conducir en silencio, permitiéndome apreciar las vistas (así fuera nocturnas) del camino. Quizás podía parecer absurdo, pero solo aquellos minutos iniciales ya me estaban recordando lo cómoda que me había sentido siempre en presencia del chico, especialmente cuando compartíamos momentos en silencio; nunca eran pesados ni incómodos, lo que me permitía perderme en mis pensamientos con facilidad. Claro que aquella ocasión era un poquito más especial de lo normal, así que era básicamente imposible que mi silencio pudiese durar más de un minuto.

    —¡Ko! —exclamé con emoción, pues, después de un rato, y me giré en el asiento para poder encararlo.

    —¡Emi! —repitió con el mismo entusiasmo que yo, y aunque pude notar que este era impostado, también supe identificar que la sonrisa alegre de sus labios era cien por cien genuina.

    —¡Hace mucho que no nos vemos! ¿No tienes nada que decirme? ¡Porque yo tengo un montón de cosas! Ni siquiera sé por dónde empezar, vaya…

    La risilla que se le escapó a Ko tuvo que ser inevitable, aunque el sonido tampoco me resultó tan extraño como había podido pensar en un principio; quizás había sido tiempo atrás, pero Kohaku y yo nos habíamos reído juntos muchas veces.

    —Así que vienes a pasar las fiestas aquí, ¿cierto? En casa de tus padres, imagino…

    —Mhm —murmuré, volviendo a dirigir la vista hacia la ventanilla—. Mis hermanos también van a venir. Hace mucho que no nos vemos y también hace bastante desde que mis padres… bueno, ya no están. Creo que a todos nos estaba resultado difícil volver a su casa, pero en algún momento teníamos que hacerlo, ¿no?

    —Van a ser unas navidades especiales, entonces.

    —Eso no sé, pero desde luego van a ser interesantes.

    Siempre me había sentido cómoda con Kohaku y, aunque desde fuera podían llegar a verse como superficiales, sus comentarios siempre habían sido oportunos para mí; justo lo que necesitaba escuchar cada vez. Le sonreí con cierta diversión, sin pretender esconder que tomármelo con gracia era la estrategia que había decidido seguir para aquellos días, y pude ver por el rabillo del ojo que él también relajaba su propia expresión.

    Seguimos hablando algo más durante el resto del viaje, aunque más bien de temas bastante triviales, y lo cierto es que lo agradecí, porque la emoción del momento solo me había hecho olvidar el cansancio que sentía por un breve periodo de tiempo. Fue gracias a ello que me di cuenta que, quizás, por eso mismo Ko no me acribilló a preguntar nada más verme; quería decir, creía que incluso para alguien como Kohaku era imposible no tener curiosidad después de haber estado tantos años sin vernos. Sea como fuere, la casa de mis padres (o mi casa, técnicamente) no quedaba tan lejos de la entrada de la ciudad, así que fueron solo unos minutos más hasta que el muchacho aparcó delante de la misma.

    —¿Tienes algo planeado para mañana? —me preguntó él, justo cuando estaba quitándome el cinturón para poder bajar.

    —Uhm… limpiar un poco la casa, supongo. ¿Por qué?

    —Había pensado que quizás te gustaría dar un paseo por el pueblo… Ha cambiado bastante desde la última que estuviste aquí.

    —¡Qué buena idea! —exclamé, dando una repentina palmada por culpa de la emoción—. ¿Quedamos por la tarde? Así puedo aprovechar la mañana para la limpieza.

    —Perfecto. Paso a recogerte sobre las cinco, entonces.

    La sonrisa, que de por sí había tenido en el rostro desde que el chico me había propuesto su idea, se me ensanchó al saber que tendría la oportunidad de volver a verlo al día siguiente. ¡Ya sí que íbamos a poder hablar como Dios mandaba! Kohaku se bajó del coche para ayudarme con el equipaje, claro, y después de eso, me despedí de él sin perder la sonrisa en ningún momento. Entrar en la casa donde me había criado después de tanto tiempo se sintió raro, y también seguía sintiéndome extremadamente cansada después del viaje, pero ni siquiera la fuerza de ambas sensaciones unidas lograron quitarme la alegría que sentí por aquel inesperado reencuentro.

    Tal y como había prometido, dediqué la mañana del día siguiente para limpiar y preparar la casa para esa misma noche, que era cuando Fred y Alice iban a llegar. Desde el primer día nos habíamos encargado de que, cada pocas semanas, alguien se encargase de la limpieza general del lugar —para no ir a encontrarnos una sorpresa demasiado desagradable el día que decidiéramos volver—, pero eso no quitaba que hubiera suficiente trabajo para ocuparme la mañana; para empezar, había que preparar las habitaciones donde dormiríamos aquellos días.

    Kohaku vino a recogerme a las cinco en punto de la tarde, ni un minutos más ni un minuto menos, y no podía negar que tanta puntualidad de su parte me resultó… inesperada. ¡Y también encantadora, claro! Parecía que ambos nos habíamos decidido por conjuntos más bien casuales, aunque eso no logró, en lo absoluto, que él se viera menos atractivo; yo también me sentía bastante linda, así que suponía que era una victoria para todos.

    El chico se tomó lo del paseo de reconocimiento bastante más en serio de lo que había esperado; eso, o le seguía encantando tomarme el pelo cada vez que tenía oportunidad. Me llevó a cada pequeño rincón que hubiese sufrido un cambió en los últimos cinco años, aunque estaba completamente convencida de que más de la mitad se los estaba inventando por el camino. Yo me dejé llevar, porque la realidad era que me estaba divirtiendo un montón simplemente por estar en su compañía y, de todas formas, recorrer de esa manera la ciudad donde habíamos crecido… bueno, me estaba trayendo muy buenos recuerdos. La última parada de todo aquel pseudo tour fue una… bastante inesperada, debía admitir.

    —¿El orfanato? —murmuré, con un claro deje de curiosidad en mi tono de voz, antes de buscar la mirada de Kohaku y seguirle al interior del edificio.

    Alguna vez había hecho de voluntaria en el orfanato, cuando todavía vivía en la ciudad, por lo que la estancia no me resultó del todo extraña; lo habían reformado, aun así, y se veía algo más grande, además de mucho más… cuidado, de alguna manera. No supe definir exactamente por qué lo sentí así, más cálido que antes, pero gran parte de mis dudas se disiparon cuando un par de niñas se acercaron correteando a nosotros y Kohaku se agachó para abrazarlas. La escena fue entrañable a más no poder y me ablandó por completo, haciéndome ceder ante el impulso de imitar a Ko y también abrazar a aquellas niñas, incluso si no las conocía de nada.

    —¿Has traído a una nueva amiga, Ko? —preguntó una de ellas, después de haberme mirado ambas con muchísima curiosidad en los ojitos, y yo no tardé en dirigir mi atención hacia el nombrado, alzando una ceja con aire inquisitivo.

    —Sí, es una nueva amiga que ha venido de visita desde un sitio que está muy lejos —les contestó, haciendo oídos sordos a lo demás como un campeón—. Eh, ¿qué es eso que veo saliendo de tu chaquetón…?

    Mi expresión se suavizó hasta el punto de adoptar una de curiosidad, viendo como Kohaku sacaba un envoltorio colorido que, efectivamente, sobresalía del bolsillo de una de las chicas. La pequeña se veía algo avergonzada, pues llevó los brazos tras la espalda y agachó la cabeza como un cachorrito, y yo de verdad que no supe como Ko tuve el corazón para regañarla; incluso si su regaño fue… bueno, cuestionable.

    >>Ya sabes que no deberías tomar chocolate a estas horas, que luego te cuesta dormir… —le dijo, con un tono de voz realmente suave, y me di cuenta que más que enfadado parecía… preocupado.

    —¡Lo sé, lo sé! ¡Me lo iba a comer mañana! Es que Ali y Joey nos trajeron dulces de su viaje, ¡pero ya sabes que a Sashie no le gusta mucho que nos den tantos! Así que nos han pedido que los mantengamos escondidos. ¡No se lo digas a Sashie, por fi!

    Kohaku cedió a la petición sin mucha pelea, reacción que me pareció bastante apropiada para él, y dejó que las chicas se fueran con los demás niños mientras se incorporaba para finalmente mirarme; lo hice con la cabeza ladeada y una clara expresión de confusión en el rostro.

    —¿Ali, Joey y Sashie? —repetí, sin poder esconder el tono de incredulidad.

    —Por eso quería traerte —fue toda la respuesta que me dio, con una sonrisilla que dejaba ver lo mucho que había esperado que aquella misma fuera mi reacción ante todo el asunto—. Muchos de nuestros compañeros de la secundaria vienen de voluntarios aquí. De hecho… supongo que has notado la reforma que le han hecho al lugar, ¿cierto? —Asentí con la cabeza—. Pues todo fue gracias a Yumemi y Shinomiya.

    —¿Shinomiya? —volví a repetir tras él, alzando la voz un poco más de lo que había esperado inicialmente.

    —Sí, y todos nos sorprendimos igual que tú —me respondió, junto a una risilla claramente divertida—. Riamu llegó un día, dijo que iba a conseguirnos la reforma costase lo que costase, y al día siguiente se plantó aquí junto a Kou y otro montón de hombres que se encargaron… bueno, de la reforma en cuestión.

    —Vaya, veo que a Shinomiya le sigue gustando mucho Ri.

    —Siguen teniendo una relación curiosa, eso desde luego.

    —¿Están aquí hoy? —pregunté, repentinamente entusiasmada por la idea de poder ver tantas caras conocidas.

    —No, ellos no… Supongo que Joey, Alisha y Sasha seguirán por aquí, pero Riamu y Kou se fueron a pasar las navidades fuera. De hecho…

    —¿Qué pasa?

    Mi emoción inicial se desinfló rápidamente ante la primera negativa de Kohaku, aunque no tardé en recuperar parte de la misma cuando confirmó que al menos algunos de nuestros compañeros sí estarían ahí. La cuestión fue que Kohaku quiso decirme algo más, pero pareció cortarse a medio camino, ¡lo que por supuesto hizo que me diera todavía más curiosidad!

    —Es solo que… normalmente es gracias a ellos que podemos celebrar las navidades con los niños, ¿sabes? Riamu siempre trae mucho regalos para ellos, se encarga de las decoraciones y también de la comida. Nos ha enviado dinero este año también, ¿eh? La pobre se sentía super mal de no estar aquí, a pesar de que le dijimos que no era su obligación ni nada. Pasa que al final hizo la transferencia ya fuera y es una cantidad… considerable, así que aún no la hemos recibido.

    Era obvio que a Kohaku aquello genuinamente le afectaba, y no había que ser ningún genio para entender por qué; podía parece que había pocas cosas que le alcanzaban, y quizás eso fuese real en cierta medida, ¿pero no poder hacer felices a estos pobres niños huérfanos el día de Navidad? Sí, claramente eso le iba a doler. Y a mí se me partía el corazón, para ser honesta, porque sabía lo que era querer alegrarles unas fechas especiales a los niños de aquí.

    —¿Y si lo celebramos en mi casa? —propuse, apenas un segundo después de que él terminase de hablar, y ni siquiera necesité ese tiempo para sopesar la idea, porque se me ocurrió de manera instintiva y sabía que era lo correcto.

    —¿En tu casa? ¿En serio?

    —¡Sí! Es bastante grande, así que deberíamos caber todos. Tengo bastante dinero ahorrado, Anna y yo no gastamos casi nada en nuestro piso, así que mañana por la mañana podríamos ir a comprar algo más de comida y regalos. ¡Estoy segura de que a Alice y a Fred les encantará la idea! Iba a ser un poco incómodo pasar las navidades a solas con ellos, honestamente, pero si es una pequeña fiesta con los niños… ¡va a ser más fácil!

    Kohaku se quedó en silencio un buen rato, mirándome con una expresión que no supe definir del todo, y finalmente, cuando pensé que lo mejor sería retirar lo que había dicho porque creía que lo había ofendido de alguna manera, lo sentí rodeándome con sus brazos. Le correspondí al instante, claro, y me hundí en la curvatura de su cuello con una pequeña sonrisa asomándome los labios.

    —Gracias, Em.

    Estuvimos fundidos en ese abrazo un buen rato, quizás bastante más de lo que podía considerarse normal, y solo nos separamos cuando las niñas de antes aparecieron para recriminarnos que estuviéramos tardando tanto. Nos reímos, por mi parte algo avergonzada, y nos dirigimos así a la sala de juegos, que era donde estaba reunidos todos los niños junto a los voluntarios. El reencuentro con todos fue bastante emotivo, especialmente porque no esperaba que ninguno me recordase con tanta facilidad como lo hicieron, y estuvimos un buen rato jugando con los niños, hasta que tuvimos que irnos porque se acercaba la hora de la llegada de mis hermanos.

    Kohaku me acompañó hasta casa, pues ya casi era bien entrada la noche, y le invité a entrar para tomar algo antes de irse, pues así podíamos aprovechar un poco más el tiempo que nos quedaba juntos. Lo vería al día siguiente también, para hacer todas las compra navideñas, pero… bueno, no quería despedirme todavía de él. Nos serví algo de vino y seguimos hablando, pues parecía que todavía teníamos temas de conversación para rato. Pasaron un buen par de horas, de hecho, hasta que Kohaku de repente me paró para levantarse y salir del salón; cuando volvió, lo hizo con una cajita en su mano.

    —Todavía no es Navidad, así que estaba debatiéndome entre si dártelo ya o no, pero… presiento que van a ser unos días movidos, así que prefiero dártelo ahora.

    —¿Me has traído un regalo?

    —Lo tengo comprado desde el año pasado… —admitió, ante la incredulidad de mi mirada—. Lo vi en la tienda y pensé en ti. Ni siquiera sabía si volveríamos a vernos, pero lo compré. Por si acaso, supongo, o con la esperanza de poder dártelo alguna vez.

    —Ko, esto es… no sé… no me lo esperaba para nada…

    No supe en qué momento me había levantado de sofá ni cuando habíamos acabado tan cerca el uno del otro, solo percatándome de la poca distancia que nos separaba cuando levanté la mirada para buscar la suya y, en el proceso, sentí su respiración chocando contra la mía. Habíamos bebido casi dos botellas enteras de vino entre los dos, por eso él me había confesado todo aquello sobre el regalo y yo había acabado rodeando con mis manos las suyas, en lugar de coger la cajita como debía.

    Por eso también estábamos a punto de besarnos.

    —¡Emiliana! ¡Ya hemos llegado!

    La voz de Fred irrumpió por completo en el momento, haciéndome dar un respingo que, además, me impulsó a alejarme de Kohaku. No me atreví a buscar su mirada, de repente me sentí estúpidamente avergonzada por todo el espectáculo, y finalmente acepté la cajita, al mismo tiempo que se me escapaba una leve tos.

    —Debería irme.

    —Sí, sí. ¡Es tarde, además! ¡Muchas gracias por todo, Ko! ¡Mañana nos vemos! Ve con cuidado, ¿sí?

    Lo eché de manera un poco apresurada, buscando levantar el menor número de preguntas por parte de mis hermanos, aunque… bueno, eso iba a ser misión imposible.

    Y ni siquiera yo sabía que podía responderles.
     
    Última edición: 10 Noviembre 2024
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    Gigi Blanche

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    ALRIGHT HERE I GOOOOOO primero y antes que nada necesito decir que LA ROLITA ES UN TEMÓN??? im reeeally not into christmas music, demasiado :D :D for me, pero Sabrina is a queen indeed and this song slaps???? es super catchy and kinda classy y tiene pasajes qUE ME GUSTAN MUCHO. La verdad es que la staneo un montón desde que se metió a una iglesia a filmar Feather y los religiosos se enojaron Y ELLA LES DIJO JESUS WAS A CARPENTER TOO

    YASSSSS SLAY QUEEEEEN

    bueno, que me voy de tema. Me habías comentado que estabas escribiendo un AU, yes, and later on que era de Ko y Emi, pero igual cuando lo aventaste NO ME LO ESPERABA PARA NADA and i got soooo excited *giggling* La parte emo de mi alma reniega y reniega de cosas tan bonitas y cliché como las fiestas, pero tú sueles escribir fics ambientados así and i cant deny it, its so cozy and heartwarming <3 Recuerdo el drabble de Joey y Ali en Navidad AND NOW ESTA JOYITA

    WELL, SHALL WE???

    its a packed holiday aND I GOT OOOOPTIONS BABEEEEEE

    Ah, el auto se le descompone a nuestra protagonista en medio de una carretera helada DE NOCHE, el clásico comienzo de las 1) comedias románticas y los 2) thriller sobre asesinos seriales. Qué bueno que estamos en la primera categoría, ¿verdad? ¿Verdad? Es una tontería pero el simple hecho de recibir ese escenario ya me arroja directamente a imaginar a una Emi crecidita, así que te felicito por usar bien el recurso Y EMI CRECIDITA OMGGGG I PICTURE HER SO CUTE BUT ALSO KINDA MATURE AND I WANNA EAT HER??? MY BABYGIRL

    also not emi @ hablando de cambiar el coche como si se le hubiese roto un calcetín. De qué trabajas, reina? dinos el secreto

    NO WAIT, QUE HABÍA OLVIDADO LA MENCIÓN DEL SERIAL KILLER JAJAJAJAJA. I mean, es un chiste bastante usado ya, but still acabo de releerlo y me hizo mucha gracia JAJAJA. Yo sabía que ese diálogo misterioso era de Kohaku, YO LO SABÍA, y me voy a seguir repitiendo pero Ko conduciendo aka biggie enough???? ME LOS COMO. Seguirá usando el cabello celeste? Acabo de tener una revelación y creo que... lo llevaría castaño ahora? Dudo que la manía de tintárselo de un color TAN llamativo le durara más allá de la adolescencia, tbh, it would be weird.

    ANYWAY

    Que el coche se le haya quedado a diez minutos parece una mala broma, pero igual yo diría que es un punto positivo JAJAJA. Una vez con mi novio se nos quedó el coche a las cINCO DE LA MAÑANA justo justo juuuusto a mitad de camino entre los dos pueblos y fue: una putada. Pero es esa bronca de decir weeee, no podías aguantar diez minutos más, montón de chatarra??? Also shoutout a Emi prefiriendo ser asesinada dentro de un coche antes de morir congelada fuera JAJAJA I MEAN, si lo pones así tiene sentido, pero mi amor qué son esos pensamientos frente a un POTENCIAL serial killer delante??? y tu sentido de la autopreserv-

    bah deja, deja, siempre supe que no tiene

    Otro shoutout al tiempo que le llevó darse cuenta de iluminarlo con la linterna JAJAJAJAJA girlie ur so dumb and i love you. Mira la cantidad de estupideces que ya dije y ni siquiera releí un quinto de fic, me iré de aquí el año que viene Y ESTAMOS EN FEBRERO, NO IMPORTA, MIRA ESE REENCUENTRO SALIDO DE LA PUTA NADA. Me imagino a Kohaku totalmente a oscuras recalculando tras oír hablar a Emi, sin darle crédito a que sea ella, cuando de repente arriesga y BUM luz en toda la cara JAJAJA "conque así se siente que te pille la policía cuando haces mal los negocios" he thought

    Por favor, los amo JAJAJA. Incluso antes de leer la descripción del diálogo de Ko pude imaginarlo a la perfección, like que lo había dicho así para "burlarse" de Emi, y era también lo que hablábamos hoy temprano respecto a lo que pasó en el invernadero. Ya los conoces un montón a mis personajes y los manejas con un montón de naturalidad y esas cositas me encantan y me ponen muy contenta <3

    El cambio más notorio que vi que hiciste fue haberlos ubicado a todos en un pueblo, y estoy esperando a saber por qué cuz me genera mucha curiosidad (!) Also, ¿te imaginas el ABSOLUTE CHAOS que sería Gakkou en un pueblo? Ya con los personajes activos tendríamos básicamente a la población de la preparatoria, y de por sí todos se conocerían con todos de la vida al haber crecido en un lugar pequeñito. El mejor embodiment de "pueblo chico, infierno grande" JAJAJA

    IF U DONT WANNA BUY ME PRESENTS DRINK ME LIKE A WARM GLASS OF MIIILK

    Ko reencontrándose con Emi después de AÑOS y limitándose a conducir es demasiado accurate JAJAJA. El dude está emocionado, obvio, pero al mismo tiempo es super tarde y seguro ya tenía pensado invitarla a recorrer el pueblo desde el minuto cero EL TRAVIESO, so he said "mejor mañana". ASÍ TAMBIÉN LA ENGANCHA, NO? THATS DIRTY, KO-CHAN

    Ko paseando a Emi por toda la ciudad y hasta inventándose fun facts random me recordó tantísimo a Ian en el fic de tu cumpleaños JAJAJA and i suddenly thought que esos dos probablemente se llevarían bien. La mención de un orfanato tampoco me la esperaba PARA NADA, fue lo que más curiosidad me dio además del pueblo en sí, y el muchachín trabajando de voluntario ahí??? ohmygod thats so cuuuute.

    god forgive me, me iré al infierno pero JAJAJAJAJA esto me sonó demasiado a la típica línea de niña inocente que delata al men, que sieeeempre se lleva a sus ligues al orfanato para conquistarlas??? creo que lo pusiste con esa intención y BUAJAJAJAJAJA ME PARTO EL CULO. Kohaku la puta que te parió, por qué te veo 100% usando a las niñitas PARA LIGAR, TE VAS A IR AL INFIERNO CONMIGO. Joey también lo haría, btw.

    ... hold up a sec, qué pasó con el auto de Emi??? ALGUIEN FUE A BUSCARLO????

    HOLD UP HOLD UP, ESTO ES DEMASIADO PARA UN SOLO DIÁLOGO. Is this another AU donde compensamos los pecados cometidos en la storyline oficial haciendo que el Jolisha y Sasha no sean enemigos jurados a muerte??? i hope it is, cuz i really like those AU. De veras que disfruto un montón todos los lil details, porque incluso en ese diálogo tan simple se notan sus personalidades. Joey y Ali serían los idiotas que aparecen con toneladas de chocolate para los niños, y Sasha la que se estresa administrándolos para que luego a nadie le duela la barriga JAJAJA seguro ya le dijo a los otros dos imbéciles que no lleven TANTOS dulces y ellos "¿hmm? ¿que compremos el doble la próxima vez? gotcha". They still a menace to society, pero al menos hacen felices a un montón de niños (?

    Y QUÉ ME DICES DEL KOURI SIENDO LITERALMENTE LOS SUGAR PARENTS???? HELLO???? EXCUSE ME?????? obviamente fue idea de Ri y obviamente la conversación unfolds like
    +kouchii, me dan mucha pena esos niños... *pouts*
    -los organismos públicos suelen ser así de ineficientes *cambiando la página de su libro*
    +*c le acerca* quiero hacer algo por ellos :(
    -*stares*
    +*le hace ojitos*
    -*staaaaaares*
    +*más ojitos*
    -*sigh*

    mirá ese fic de wattpad TAN ACCURATE. Además me los imaginé apareciendo en el orfanato con los cascos de construcción y todo JAJAJA y Ri contenta como un niño en Navidad *ba dum tss*

    SUGAR MOMMY I SAY, also not ri @ transfiriendo casualmente miles de dólares desde las Bahamas, i just know it JAJAJA pinches niños ricos. La vi 100% en el deck de un yate, tomando sol con un sombrero, un mojito y unas gafas de sol enormes, clickeando en el botón de "Tranferir" en su móvil. What a queen.

    AAAAAAAA MIS NOVIAS VIVEN JUNTAS??? Y ME LO DICES ASÍ????? SHUT UP THATS SO BEAUTIFUL POR FAVOOOOOR

    7u7u7u7

    Algo de vino dice, y luego...

    SÍ CLARO, PILLINES

    Lo del regalito me pareció extremadamente cute AND estoy loca o también me dio flashbacks del fic de tu cumple? Ko no había hecho algo similar ahí??? Lo escribí yo y ya ni lo recuerdo BUTTT sigue siendo super cute. Ko es desapegado y vive en su propio delululand y parece que todo le da igual, pero al mismo tiempo lo creo totalmente capaz de pasar por una tienda un día random, ver algo, pensar en Emi y comprarlo, sin importarle lo extraño que sea o si se lo podrá dar algún día. Vive la vida con esa calma and for that i envy him, pero yo sé que pensó enseguida que podría darle el regalito tras reencontrarse con ella y que eso lo puso super contento <3 I mean, de otra forma no lo habría comprado, sabes

    ME DI CUENTA QUE NO QUOTEÉ NADA DEL ABRAZO EN EL ORFANATO but that one was super cute too ;;

    COMO YA TE DIJE, FREDDIE Y LA PUTA QUE TE PARIÓ. No tenías que cumplir TAN bien tu papel de big bro, eh

    Y A TODO ESTO, QUÉ ERA EL REGALO?? NO ME DEJES CON LA DUDA U BITCH

    Y ALGUIEN PENSÓ EN EL COCHE DE EMI???

    Aaaaa tenía muchas ganitas de comentártelo, qué ilu <3 Muchas gracias por escribirlo, preciosa, fue todo super cute and wholesome. Aquí me quedaré esperando a la segunda parte uwu7

     
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    3855
    n/a: dije que no prometía ir rápido y eso, obviamente, iba a tener que cumplirse (?) tengo como toda la trama del fic más o menos planeada y hasta anotada en un libreta, pero ya no soy tan joven como antes y a veces me cuesta ponerme a escribir JAJAJA well, anyways, it's a bit funny que haya tardado un año justo en hacer el segundo capítulo, pero al menos significa que esto sigue publicándose en mood navideño, i guess (???) bueno, bueno, ya no me extiendo más de lo necesario... muchas gracias por el comentario, bebi, lo he leído varias veces desde que me lo hiciste porque siempre me pone super feliz leer tus reacciones, así que de verdad que te lo agradezco y me alegra mucho saber que has disfrutado del primer capítulo uwu sin más dilación, pues, aquí dejo el segundo <3

    ii. santa doesn't know like i do



    santa doesn't know like i do
    well maybe this christmas time
    you'll finally realize
    that i could be the one
    to give you everything you want

    Todos habíamos decidido extender un tupido velo sobre lo ocurrido la noche anterior, o al menos eso es lo que yo intenté hacer al llevar la conversación con mis hermanos por todo camino existente excepto cualquier posible mención a Kohaku. Por suerte para todos, ellos estaban demasiado cansados del viaje como para intentar hacer algo al respecto y, de todos modos, el asunto se diluyó por completo para cuando llegué a la noticia de la fiesta que había prometido. Al principio les sorprendió, claro, pero al final pasó exactamente lo que había predicho que pasaría; no había manera alguna de que mis hermanos no quisieran contribuir a alegrarles la navidad a unos pobres niños huérfanos.

    Yo también estaba bastante cansada después de todo, y no negaría que quizás hasta un poco achispada por el vino, así que nos despedimos apenas nos pusimos al día con las noticias y cada uno se dirigió a su respectiva habitación. Si tenía que ser del todo sincera, sin embargo, mis intenciones de quedarme a solas no vinieron exclusivamente del cansancio que sentía, sino más bien del deseo casi absurdo que tenía de abrir el regalo que Kohaku me había dado. No tenía ni la más mínima de lo que podría ser, y mucho menos teniendo en cuenta que era algo que le había recordado a mí en un momento cualquiera del día. Desenvolví el papel de regalo, y estuve a punto de abrir la cajita cuando mi teléfono empezó a sonar, distrayéndome hasta el punto de tener que dejarlo de lado para poder contestar. En un principio me sentía algo molesta por la interrupción, pero mi semblante mutó rápidamente a uno de alegría cuando vi de quién se trataba la videollamada, no tardando en contestar ni un segundo.

    —¡Emily Hodges!

    La voz de Anna sonó estúpidamente cerca, aunque no fue demasiado difícil adivinar el porqué: se había acercado tanto a la pantalla que, en realidad, lo único que estaba viendo era la punta de su nariz.

    —¿Sí? —contesté, en un tono de completa inocencia que sabía que solo conseguiría molestarla todavía más.

    —¡Nada de “sí” ni “sí”, señorita! —siguió regañándome, aunque al menos ya se había separado lo suficiente de la pantalla como para permitirme verle la carita enfurruñada que llevaba—. ¿Qué te dije antes de salir? Que me llamaras en cuanto llegaras a tu casa. ¿Y qué ha pasado? Que han pasado casi dos días y mi móvil en completo silencio. ¡Ya te vale! ¡Kakeru estaba muy preocupado por ti! ¡No paraba de preguntarme!

    Alcé una ceja inquisitiva ante la repentina mención del muchacho, sin poder creerme ni un palabra de aquello último, y no pasó mucho tiempo hasta que el nombrado mismo también apareció en pantalla, colándose delante de Anna para poder hablarme antes de que ella lo echara (que era lo que todos sabíamos que iba a pasar).

    —Ni caso, Emi. Es ella la que ha estado todo el día preguntando de ti. Se creía que me habías avisando a mí y a ella no le habías dicho nada. ¡Casi me echa de casa!

    Me reí sin poder evitarlo, dejándome caer sobre la cama para estar más cómoda, y observé la pseudo pelea en la que se embarcaron al otro lado de la pantalla, hasta que unos segundos después Anna se alzó victoriosa tras echar a Kakeru de su lado.

    —Perdona, Annie —le dije al final, una vez consideré que las aguas se habían calmado—. Me distraje con algunas cosas… pero estoy bien, ya ves~

    Anna, sin embargo, no pareció creerme en primera instancia y pude ver como se volvía a acercar a la pantalla para poder inspeccionarme de arriba abajo y comprobar que, bueno, decía la verdad. Mantuve la sonrisa divertida en todo momento, sin poder controlarla, y me permití dejar salir un suspiro aliviado cuando la muchacha asintió con la cabeza, dándome por fin el visto bueno. Después de eso pudimos ponernos de verdad al día y, no mucho rato después, Kakeru volvió a unirse a la conversación; en aquella ocasión, Anna lo aceptó en su espacio sin ninguna queja. Les conté que mi coche me había dejado tirada a mitad de camino, que mi reencuentro con Kohaku se había basado en él salvándome de aquella desgracia y que había estado pasando el tiempo con él, procurando no entrar en demasiados detalles de eso último. Fue bastante difícil no irme de la lengua, eso sí, porque la mención del chico desencadenó en un montón de preguntas que debía contestar si no quería que Anna se volviese a molestar conmigo, claro. Por suerte, conseguí redirigir la conversación hacia ellos cuando empecé a sentir que ya no sería capaz de escaquearme con tanta facilidad, y me contaron que la mayor parte del tiempo habían estado metidos en nuestro piso viendo películas y jugando videojuegos, ya que hacía demasiado frío como para salir a hacer nada a la calle.

    —Chicos… me ha alegrado mucho hablar con vosotros, pero me tengo que ir a dormir. Estoy agotada y mañana tenemos un montón de trabajo que hacer… —les dije un rato después, tras haber comprobado el reloj y ver lo tarde que ya se me había hecho.

    —Está bien, Emi. Descansa…

    —¡Duerme bien y sueña con los Kohakucitos! Digo, angelitos~

    Anna me colgó tan rápido que apenas tuve tiempo de procesar sus palabras, mucho menos pude dedicarle la mirada asesina que me apeteció, y en su lugar tuve que enviarle un par de emojis enfadados a nuestro chat, a los cuales me respondió con uno de un ángel antes de desconectarse. Dejé salir un suspiro de nada mientras negaba con la cabeza, sin realmente sentir una pizca del enfado que pretendía hacerle creer a la chica que sentía, y deslicé la vista hacia la caja que había dejado sobre mi escritorio. Quise levantarme para terminar de abrirla, de verdad que sí, pero me sentía tan cansada… los ojos se me estaban cerrando solos… y al final… me quedé dormida, fue del todo inevitable.

    A la mañana siguiente me desperté por culpa de los constantes ruidos que venían de la planta de abajo y, tras tomarme un par de segundos extra para desperezarme del todo, salí de la cama mientras bostezaba. Alice y Fred peleándose de buena mañana no era ninguna novedad, por lo que ni siquiera me inmuté al escuchar los reproches mutuos que no paraban de echarse y simplemente llevé mi desayuno al salón para comer tranquilita y en silencio, pretendiendo ignorarles todo el rato sin ninguna clase de cargo de conciencia. En algún momento me enteré de que querían encargarse de la decoración de la casa para aquella noche, lo que significaba que Kohaku y yo podríamos centrarnos en la parte gastronómica del asunto, que era igual o más importante. ¡Y los regalos, por supuesto!

    Volví a mi cuarto tras terminar de comer, ya con la cabeza mucho más despejada que antes, y me preparé para salir. Fue mientras me maquillaba que volví a ver la cajita del regalo, haciendo que diese un respingo al notar que todavía no había podido abrirlo del todo. Dejé el colorete de lado y fui directa hacia la caja, abriendo la tapa con cuidado para revelar por fin lo que había dentro; y lo que había era un brazalete de oro con unas flores rosadas de decoración. Me acerqué la joya a los ojos y pude distinguir que las flores en cuestión eran no-me-olvides, lo que hizo que toda la situación me emocionara más de lo que ya estaba haciendo. ¿Habría pensado Kohaku en el mensaje que podía estar transmitiendo al darme aquellas flores en específico? Quizás solo estuviese divagando demasiado en cuanto al significado, pero aun así… Lo que definitivamente no podía negar era lo precioso que el accesorio era, y por supuesto me lo coloqué alrededor de la muñeca sin dudar ni un segundo. No tuve demasiado tiempo de admirar como me quedaba (aunque un par de segundos extra sí me quedé delante del espejo para ello), pues tenía que terminar el maquillaje y prácticamente salir corriendo hacia abajo, ya que quedaban pocos minutos para la hora a la que había quedado con Kohaku.

    Nos dimos un abrazo nada más cruzarnos en la puerta de mi casa y me lo llevé rápidamente hacia su coche, queriendo evitar la posibilidad de que mis hermanos dejasen de pelearse y en su lugar decidieran hacer unir fuerzas para ir en contra de mí. Le expliqué esto al chico mientras arrancaba, imaginando que se sentiría extrañado por mi apremio repentino, y todo lo que recibí de su parte fue una sonrisa que se notó bastante divertida. No supe definir si su diversión venía de mis hermanos haciendo equipo para molestarme o por la insinuación de que mi relación con él fuera la munición perfecta para dicho pique, y como prefería no arriesgarme a que la idea se le instalase en la cabeza, levanté rápidamente el brazo para enseñarle la muñeca donde me había colocado el brazalete aquella mañana.

    —Muchas gracias por el regalo —murmuré, devolviendo la mano a mi espacio, y jugueteé con el accesorio un par de segundos mientras lo miraba con una sonrisilla ligera—. Yo también te he traído algo… —admití al poco rato, sin poder levantar la mirada al sentir como las mejillas se me empezaban a enrojecer—. Me lo traje en un impulso, tampoco creí que nos fuéramos a encontrar, así que no me había acordado hasta esta mañana… Te lo daré en cuanto volvamos a mi casa, espero que te guste…

    El muchacho no dijo nada y yo seguía sin atreverme a mirarlo, así que no supe cuál fue su reacción hasta un poco después, cuando sentí su mano apoyándose sobre mi coronilla para darme un par de golpecitos cariñosos. Giré la cabeza en su dirección al mismo tiempo que él separaba la mano, notando como la sonrisa se le había suavizado tras mis palabras a pesar de que la mayor parte de su expresión indicaba la concentración que debía dedicarle a la carretera. Relajé el cuerpo contra el respaldar, evidentemente aliviada por aquella reacción, y permití que una pequeña sonrisa también se me colase en el rostro, antes de volver mi vista hacia la ventanilla para poder distraerme con las vistas durante el trayecto en coche. Ya que teníamos que comprar bastante comida para esa noche, Kohaku había pensado que sería mejor ir a un hipermercado que había fuera del pueblo, por lo que el viaje resultó ser algo más largo de lo habitual; por supuesto, eso significó que pude aprovechar el trayecto para disfrutar de las vistas del pueblo. Éramos un pueblo más bien común, lo que implicaba que todo el mundo se tomaba bastante en serio las decoraciones de Navidad; todas las casas estaban preciosas y el ambiente general de las calles era muy animado, pues de camino pude ver varias familias paseando juntas.

    —¿Echas de menos a tus padres?

    La voz de Kohaku sonó suave, tanto que ni siquiera me sorprendió a pesar de lo repentina que fue su intervención, y fue también en ese momento que me percaté de que había dejado salir un suspiro tras ver a un par de hermanos jugando frente a su madre.

    —Un poco… —admití, volviendo la vista al frente—. En casa se me hace más llevadero, pero estando aquí se siente un poco raro… —me quedé un par de segundos en silencio tras responder, mirando al chico de reojo—. Tú también debes echar de menos a Chiasa…

    —Sí… suele ser peor en primavera, pero también es extraño celebrar la navidad sabiendo que ella no está para disfrutarla —me contó, aunque por su tono de voz pude entender que su dolor ya había cicatrizado en gran medida—. Pero cuando estoy con los niños del orfanato y los veo tan felices en estas fechas, pienso que ella también lo estaría e intento disfrutarlo lo máximo posible.

    —A Chi le habría encantado pasar las navidades rodeada de niños —añadí, permitiéndome sonreír con suavidad ante la idea—. Y creo que estaría feliz de que pienses de esa manera…

    Chiasa y yo habíamos sido amigas desde antes de que conociera a Kohaku, de hecho. Empezamos a jugar juntas en el parque cuando teníamos cuatro y cinco años, y desde entonces no nos volvimos a separar hasta su accidente; Anna se nos unió un par de años después. Jamás podría llegar a comparar nuestro dolor con el de Ko, pero aquel año no fue fácil para ninguno de nosotros, y mentiría si dijese que su falta no fue uno de los motivos por los que Anna y yo decidimos mudarnos nada más acabar la secundaria. Sin poder evitarlo, los recuerdos de todos aquellos momentos me hicieron quedarme prendada de los ojos de Ko, quien se había girado para mirarme aprovechando que habíamos topado con un semáforo en rojo. La cuestión fue que, al parecer, el semáforo había dejado de estar en rojo hacía mucho, y clara muestra de ello fueron los pitidos que empezaron a sonar y que nos sacaron por completo de aquella burbuja.

    El resto del viaje lo hicimos en silencio, aunque por suerte no nos quedaba demasiado para llegar a nuestro destino. Recuperamos la normalidad a medida que íbamos comprando todo lo que necesitábamos, fuimos planificando los últimos detalles tras habernos parado a comer en un restaurante de la zona y finalmente volvimos a mi casa, donde nos encontramos con Fred y Alice volviendo de algún sitio con un buen número de bolsas enormes. Ya habían terminado de decorar la casa por la mañana, considerando los mensajes que me habían enviado durante el almuerzo, así que aquello era… ¿qué era?

    —¡Los regalos para los niños! —me contestó Alice, con un tono que evidenciaba lo obvia que debía haber sido aquella respuesta.

    —Pero… nosotros nos teníamos que encargar de los regalos… —murmuré, al mismo tiempo que Fred y Kohaku volvían con los mismos del maletero del coche.

    —¡Bueno! Más regalos para los niños, ¿qué tiene de malo?

    —¡Obviamente no tiene nada de malo, Freddie! ¡¿Quién dijo eso?!

    —No chilles, alimoche, que te van a escuchar los vecinos~

    Se me formó una sonrisilla mientras veía a mis hermanos adentrándose en la casa, girando para ver con algo de vergüenza a Kohaku por la escena. Al dar con su expresión, sin embargo, me di cuenta de que no debía avergonzarme de tener unos hermanos que se llevaban tan bien incluso después de todo lo que habíamos pasado. Le invité a entrar, pues, y aproveché que los otros dos se habían enfrascado en la tarea de colocar los regalos para pedir al chico que me acompañara al piso de arriba. Una vez en mi cuarto, le entregué el regalo que le había prometido, y aunque mi intención inicial fue pedirle que no lo abriese delante de mí, al final tuve que retractarme al ver la emoción tan evidente de su rostro.

    —Empecé a hacer crochet cuando nos mudamos a la ciudad —le expliqué mientras abría el paquete—. Estas las hice bastante al principio, así que no son las mejores, pero pensé en ti cuando las tejí y… bueno, también se me ocurrió traerlas por si acaso…

    De lo que estaba hablando era de un llavero y una manta que yo misma había tejido hacía algo de tiempo; el llavero era un girasol bastante grande y la manta, de igual manera, tenía un patrón de girasoles intercalados entre cuadrados de tela azul. No era tan bonito ni elegante como la pulsera que él me había comprado, pero lo había hecho con cariño y…

    Para cuando me quise dar cuenta, Kohaku se había acercado a mí para abrazarme, y por supuesto yo no tardé en corresponderle al gesto. Me hundí algo más de lo necesario contra su cuerpo, queriendo absorber cada milímetro de calidez que radiaba, y el olor de su colonia me inundó por completo las fosas nasales. Era extraño, pero me sentía más como en casa ahí, rodeada por sus brazos, que en los dos días que había estado dando vueltas sin parar por el pueblo que me había visto crecer. No sabía si él sentía algo parecido, siempre me había sido casi imposible leerlo, pero por primera vez en mucho tiempo no tuve dudas de que ambos queríamos lo que estaba a punto de hacer. Separé apenas la cabeza para mirarlo, detallé las facciones de su rostro con pura admiración, y finalmente me alcé de puntillas para unir nuestros labios en un beso. No pude evitar sentir algo de alivio al notar que me correspondía, fui muy consciente de su mano enredándose en mi cabello para permitirnos profundizar todavía más en la unión, y si no hubiera sido porque escuchamos a Alice llamándonos desde abajo, quizás aquel no hubiera sido el final de todo.

    Me dio bastante vergüenza una vez nos separamos, tanta que ni siquiera le di oportunidad al chico de decir algo antes de bajar casi corriendo hacia la cocina. El beso se había sentido demasiado bien, como algo que tenía que haber pasado hacía muchísimo tiempo, pero me daba miedo pensar que para Kohaku no hubiera sido para tanto; que quizás solo fue un impulso estúpido consecuencia de la emoción del momento. No quería pensar demasiado en ello y, además, teníamos demasiado trabajo por delante como para perder el tiempo con esas cosas. Me encerré en la cocina para preparar la comida y, aun con todo, no pude evitar hacer una tanda de galletas de limón exclusivamente para dárselas a él antes de que vinieran los demás.

    Al menos la fiesta fue todo un éxito.

    Los niños llegaron junto a los encargados del orfanatos y algunos de los voluntarios que habían sido nuestros compañeros de la escuela. Ver nuestra casa tan llena de alegría me hizo entender perfectamente lo que Kohaku me había dicho aquella mañana en el coche, cómo el ver tantas caritas de felicidad me hacía apreciar lo que tenía más que lo que había perdido, y pensé que todo había merecido la pena con tal de conseguir que aquellos niños se sintieran parte de una familia, así fuera por una noche. Ya de paso, no necesité mucho tiempo para darme cuenta que Sana y Momo, las dos niñas que nos habían recibido el día anterior con el chocolate colgando de los bolsillos, eran las verdaderas causadoras de problemas del grupo y, también, todo un encanto de niñas. Encontraron los dulces extra que había hecho por si acaso venía más gente y las pillamos negociando con los otros niños para intentar sacar favores cuando estuvieran de vuelta en el orfanato; también se compenetraron para conseguir hacernos parar debajo de los muérdagos en las combinaciones más extrañas posibles y, si no hubiera sido porque acabaron K.O. en el sofá tras tantos dulces, quizás habrían conseguido llenarme la casa de papel d regalo sin utilizar.

    Me despedí de todos cuando los encargados creyeron que ya era demasiado tarde para que los niños siguieran despiertos, y Fred y Alice se ofrecieron a ayudar con el transporte de vuelta, lo que hizo que Kohaku y yo volviéramos a quedarnos a solas en mi casa.

    —No hace falta que te quedes, Ko —le dije una vez volvimos al interior—. También debes estar cansado y, la verdad, no creo que vaya a limpiar nada ahora —confesé, dejando salir una risa ligera tras ver el desastre que se había formado en el salón.

    —Emi.

    Me giré en su dirección con las cejas ligeramente alzadas, pues lo que había esperado recibir de su parte era otra broma y no ese llamado de mi nombre tan… ¿serio? Suspiré, notando como la ansiedad empezaba a acumulárseme en el pecho, y jugueteé nerviosamente con el borde de mi falda antes de atreverme a mirarlo directamente a los ojos.

    —Ya, ya lo sé. Lo siento por el beso de antes, no sé qué me pasó, yo…

    Mi intento de justificación se vio interrumpido cuando él acortó la distancia entre nosotros, cogió mi mano con la suya y se inclinó para dejarme otro beso sobre los labios. En aquella ocasión fue más sutil, mucho más breve, pero también estúpidamente dulce.

    —¿Te gustaría venir mañana a comer a mi casa? —me preguntó en un murmullo tras separarse, manteniendo cierta cercanía con mi cuerpo, aun así.

    —¿Eh?

    —Les he contado a mis padres que habías venido y me pidieron que te invitara, porque tienen muchas ganas de verte. Así que… ¿podrías?

    Pestañeé un par de veces, sin llegar a procesar del todo el beso que habíamos vuelto a compartir, ni la invitación que me estaba haciendo, ni la calidez que su mano seguía transmitiendo a la mía.

    —¡S-sí! Claro, sí. Me encantaría volver a verlos… —acabé por formular tras un par de segundos, procurando al menos parecer una persona funcional.

    —Genial —exclamó, sonriendo con la emoción de un niño pequeño—. Nos vemos mañana, entonces. Descansa, ¿sí?

    Me dejó otro beso sobre la frente, volviendo a cortarme los pocos circuitos que había sido capaz de hacer funcionar de nuevo, y vi cómo se alejaba para recoger sus cosas de la cómoda antes de irse. Volví a pestañear con rapidez una vez me encontré sola, claramente confundida hasta la médula por todo, y me llevé la mano que él mismo había liberado segundos atrás hacia los labios, en total y absoluta incredulidad.

    Eso… ¿qué había sido todo eso?

    Por aquí dejo unas fotitos de los regalos que se dieron porque puedo y quiero :D El brazalete de Ko a Emi y el llavero y la manta de Emi a Ko <3
     
    Última edición: 2 Febrero 2025
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