Yo zombi... [¿Khé?]

Tema en 'Relatos' iniciado por Espiral, 15 Septiembre 2015.

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    Espiral

    Espiral Espiral

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    Escritor
    Título:
    Yo zombi... [¿Khé?]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3171
    Para serles sinceros, estoy más que inconforme con esto, jamás escrito comedia y si lo hago es por quería saber que podría pasar. No se si les guste o no. Esta historia es para la actividad.
    ***

    Yo zombi... ¿Khé?

    Había dos cosas que se me olvidaron hacer la noche anterior; Cerrar la puerta y colocarme el repelente contra zombis… ¿Quién iba a creer que un apocalipsis zombi ocurriría en la noche a la mañana?



    — ¿Por qué yo? — Me pregunté al verme en el espejo frustrado mientras que a pesar de que ángulo me vea, no me veía nada bien — ¿Por qué? ¿Por qué no a la desagraciada vecina que siempre me negaba la azúcar…? Y aún así no le podía negar darle… — Miré por la ventana en un momento de exasperación y vi como la vecina partía en su auto lejos del vecindario — Mierda, aun seguía viva.



    Suspire y me fije en mi apariencia.



    — No está mal, aun sigo siendo atractivo... Creo— Mire de otro ángulo y cambie de posición. Sé que debajo de esta piel gris, putrefacta, contagiosa, asquerosa y con fluidos desconocidos, hay un buen corazón y un chico amable, que no pretende hacer daño a nadie


    Me fije en mi perro que estaba tranquilo en la esquina de la habitación, observándome, como si esta apariencia fuera lo más normal que ha visto en su vida... ¡Qué consuelo!



    Seguro tendré hambre pronto… Pensé imaginándome que tal sería un guisado de perro. Bueno… tampoco es que se viera tan mal, seguro sabría a pollo.


    Sonreí malicioso.


    — Es hora de cobrarme esa cuando te llevaste la atención de la última chica que traje a casa.

    Él gira su cabeza un poco demostrando que no entendía nada de lo que hablaba pero yo no me iba a dejar engañar con ese falso rostro de perro bueno.



    — No me vengas con esa cara de “No sé de que hablas” porque si sabes — Dije señalándole — Sabías que esa chica estaba más que buena y que tarde casi seis meses parar traerla a casa ¡Y tú...! — Espeté — Tu perro malvado, tierno, pachoncito, de pelo suave, solo con ponerte sobre sus piernas — Cerré los ojos con pena — ¡Algo que yo nunca pude hacer! —Exclamé — Solo con ponerte sobre sus piernas y ladrar, la tuviste en tus patas.



    Ladró un poco entusiasmado como si hubiera recordado aquel día como uno de los mejores ¿Y quién la olvidaría? Era una rubia que tenía un cuerpo de diosa, era la chica más hermosa del todo el instituto y estaba en mi casa, sentada en mi sofá, a mi lado.



    Lo levanté del suelo enfadado y decidido a comérmelo.



    — Te comeré, te comeré y no dejare nada tierno de ti — Lo acerqué a mi rostro hasta estar a escasos centímetros de mi.


    — ¡Nada! — Exclamé y abrí mi boca para morderlo pero me lamió y siguió lamiendo hasta que no soporté y lo aleje de mí— Tú ganas esta pero para la próxima, haré un guisado de ti y me chupare los dedos sin remordimiento.


    Lo deje en el suelo y casi de inmediato se fue de la habitación, corriendo resbalosamente por la baldosa.



    Sé que un apocalipsis zombies genial; Poder usar armas fuera de la ley, matar gente sin ir a la cárcel y la supervivencia de mantenerse vivo para preservar la especie humana. Pero para mí era algo distinto, tenía que huir de las armas, tenía que comer para joder a los humanos y evitar sin duda los lugares cerrados, donde las moscas no se pongan a revolotear a mí alrededor en busca de un momento oportuno para atacar.



    Si tan solo no me hubiera convertido en un zombi… Yo ahora estaría matando zombis como todo un crack. Pensé frustrado, si había una cosa que deseara más era matarlos, no ser parte de ellos ¿Acaso Dios no pudo ser más cruel? O fue por aquella vez en que…


    Salí de mi cuarto con intenciones de buscar a mi familia pero antes de poder bajar las escaleras termine cayendo de estas, debido a que mis piernas no se movían tan rápido como quería.



    Cuando me levanté lentamente haciendo un quejido cansado empecé a caminar con los brazos extendidos en busca de mi familia.



    — ¿Mamá estás aquí? — Hable alto y claro pero aun así no recibí respuesta — ¿María? ¿Jenny? ¿Carla? ¿Josefina? ¿Santiago? — Empecé a llamar a mis hermanos mientras recorría la sala en busca de al menos de ellos pero no estaban, como era de suponerse, me abandonaron...



    ¡Me dejaron los muy desgraciados!



    Al más quedado los dejamos y claro como es el menor ya por si sería un estorbo… Y yo que pensaba que era el favorito de mamá.



    Me deje caer en el sofá resignado y me di cuenta que la Play station no estaba donde se suponía que la había dejado ayer.


    ¡¿Ahora como me iba a entretener?!



    — Él muy cretino se la llevo… — Espeté. Ese enfermo, egoísta, excéntrico... ¡¿Que hará con una play station en un apocalipsis zombi?! ¿¡Ponerse a jugar en medio de la epidemia!? Bufé al imaginármelo en medio de una guerra y el preocupándose si consigue desbloquear la siguiente carrera en need for speed.


    — Seguro es la nueva arma… Dentro de la play station podremos encontrar una ametralladora de balas infinitas que es sensible ante los movimientos zombisticos y se dispara sola— Me quede pensándolo — Si existe, entonces que genial sería.

    Luego, oí como desde la cocina se estrellaba un vaso de vidrio que tanto mi madre cuidaba y estaba seguro de que no era ella porque si lo fuera, ya hubiera exclamado más de treces insultos y algunos en otro idioma.


    Me levante un poco nervioso.



    Si no era mi madre ¿Quién sería? ¿Un ladrón? ¿Un fantasma? ¡No! ¡Un fantasma no, hace apenas dos días atrás exorcizamos la casa!



    Trague saliva mientras imaginaba un posible zombi.



    Respira… Respira Zoe, tienes que hacerlo… Espera ¿Yo puedo respirar?
    Pensé mientras avanzaba lentamente hasta llegar a la cocina y pregunté:


    — ¿Hay alguien aquí?



    Espere tan solos unos segundos y oí una respuesta algo atragantada como si se le fuera difícil hablar.



    — No, no hay nadie.


    Me quede pensando por un momento.

    ¿Qué?


    — ¡Claro que hay alguien! ¡Acabas de responder!


    — Eso es cierto…— Es una chica — Pero… ¿Qué te hace creer que no soy un producto de tu cabeza?



    —Bueno… Pensándolo así…— Me puse a pensar y se estrelló otro vaso. — ¡Espera! Yo no sería tan imbécil para imaginarme que rompo otro vaso.



    — Bueno…



    — ¡Oye! ¡No me juzgues sin conocerme! — Exclamé apareciendo en la entrada de la cocina, viendo por primero el pedazo de carne que aquella persona tenia entre los dientes.



    Piel gris, con algunas heridas en su rostro y brazos, ojos rojos y ese hedor a muerto que se esparcía de ella. Era un zombi.



    — ¡Un zombi! — Exclamé espantando y retrocedí hasta caer de espaldas al suelo — ¡Auxilio! ¡Es un zombi! — Grite y me aleje lo más rápido que pude, que no era mucho, hasta llegar detrás del sofá donde me oculté.



    Y en un momento de vista, encontré las llaves de la casa.



    — Con que aquí estaban — Hable para mí mismo. Me levanté del suelo y maldije más de una vez porque si fueran por ellas, yo sería una persona normal ahora.



    — Hola — Saludó ella con una sonrisa y yo eche un grito asustado.



    — ¡Llegaste rápido! — Exclamé sorprendido.



    — Bueno pues, hice lo que pude — Dijo vagamente — Cuando te disparan en el tobillo no es como si pudiera caminar rápidamente.



    — ¡Oh no! — Dije apenado — ¿Y estas bien? ¿No te duele?



    — Estoy bien, a demás los zombis no sienten dolor.



    — Ah sí, eso es cierto— Me rasque la cabeza sin saber que decir.



    — Soy Elena— Se presentó ella y siguió comiendo de la carne que tenía en la mano.

    —Zoe— Desvíe la mirada con pena — Lo siento....



    — No te disculpes... Tienes miedo, al igual que yo — Dijo ella con un rostro serio — Ya mi humanidad no existe.



    Al igual que la mía... Somos zombis... Ya no tenemos otra cosa por que luchar.



    Entonces cuando las cosas se ponían más extrañas.



    — ¡Buenas! — Grito una chica que arrastraba su pie izquierdo. Entrando por la puerta principal de la casa con un hacha en la mano

    Como si fuera su casa



    — ¡OTRA ZOMBI! — Exclame asustado y retrocedí hasta pegarme a la pared.



    Entonces ella lanzó el hacha hacia mí y por suerte, se encajó en unos centímetros lejos de mí.



    Mire la hoja de el hacha donde pude reflejarme y luego a la recién llegada que estaba a tan escasos centímetros de mí.


    ¿Cómo es que llegaban tan rápido?



    — ¿A quién llamas zombi? — Espetó — ¿A quién?



    Desvíe la mirada en pánico a la rubia que estaba sentada en sofá devorando un pedazo de carne, de quien sabe donde lo busco.



    —A-a— Tartamudeé — ¡Ella! — Señalé a Elena que estaba sentada en el sofá, tranquila, comiendo.



    Solo se encogió de hombro.


    — Estas mintiendo — Dijo acercándose a mi rostro con una mirada severa que tal vez me había hecho orinarme un poco.



    —No estoy mintiendo — Musité tembloroso y empecé a moverme de lado lentamente mientras que ella me seguía con la mirada hasta terminar del otro lado del sofá y Elena se levantó de allí apartándose, como si ya se esperaba lo que iba a pasar.



    — Ven, no te haré daño — Dijo acercándose lentamente hacia mí pero el sofá se detuvo y cuando tendió su mano para alcanzarme me aparté de ella por impulso.

    — ¿No me harás daño? —Me detuve dudando de sus intenciones ¿Y si era verdad?



    — Es mejor que no le creas, desde que despertó como zombi, está como si tuviera el periodo. — Dijo Elena sentada en la escalera para luego subir y quedarse allí arriba.



    — ¡ELENA!... — Grita ella con todas sus fuerzas y después unos segundos estaba desbordando lagrimas en sus ojos — Yo no tengo el periodo— Dijo avergonzada, como si realmente le hubiera afectado.



    — A demás es muy lenta… — Comentó Elena.



    — ¿No todos los zombis son lentos? — Le cuestioné.


    — Ella es extremadamente lenta— Recalco la última palabra y se aparta más.



    — ¡ELE-NA! — Volvió a gritar— ¿A caso tú me odias para que estés contando todos mis defectos? — Se avergüenza. — Tengo también puntos buenos.


    — No, no veo ningún punto bueno en ti — Dije secamente mientras la inspeccionaba físicamente, nada de busto.



    — ¡TE MATARE! — Gritó nuevamente e intentó agarrarme pero por suerte yo logré esquivarla.



    — Espera…— Me detuve y me di la vuelta — ¿No estoy ya muerto?



    — Te remataré— Dijo sacando de alguna parte de su ropa una revolver plateada.



    —Porfav…



    — ¡Entiéndeme! ¡Te rematare! Tu pelea termino aquí— Se ríe extremadamente exagerado — Tu apestoso, serás comida para…— baja la cabeza para pensar — Para… Para… ¿Perro? No, se transformaría en zombi ¿León? Se transformaría — Se cruza de brazos pensativa— Me imagino un dinosaurio zombi…


    — Esta bien, llegamos al punto de que si alguien me come, se transformará en un zombi.



    — ¡No me interrumpas! —Grito ella— Pienso en cómo sería tu muerte.


    ¿No que me iba a matar?...


    — ¡Buenas! — Llego un chico con unas maletas junto con una chica que se ocultaba detrás de él como si tuviera miedo.


    ¿Eh? ¿Más zombis…?



    — ¡Zombis! — Grité aterrado y retrocedí torpemente hacia atrás hasta caer de espaldas.



    —Te asustas siendo un zombi… — Comentó Elena levantándose el suelo del primer piso, significando que intento bajar las escaleras.



    — ¿Este es la casa que recibe zombis desamparados, transformado contra su voluntad y desesperados? — Preguntó el chico si ninguna emoción.


    — Esta es — Afirma Elena como si nada.



    — ¿Qué? — Cuestioné — ¿Recibir zombis? —Sonrío nervioso — No recuerdo que mi casa se halla anotado como un albergue.



    — ¿No? — Cuestionó el chico. — Se está hablando sobre esta casa por todo el país.



    — ¿¡País!? — Exclamé asombrado. — ¿Desde cuándo?



    — Desde anoche — Habla Elena.



    — Imposible.



    — ¡Es posible! — Exclamó la chica detrás del chico con una voz avergonzada—Y-y-yol-l-lov-vi.



    ¿Qué vio…?



    —A fuera hay un cartel que dice exactamente “Bienvenidos Zombis, tienen permiso para entrar y COMER todo lo que quieran”



    Me quede sorprendido y camine hacia afuera para ver como mis propios ojos, aquel dichoso cartel.



    Grande, como si fuera una publicidad de un restauran de comida rápida, para que inclusa de más de un kilómetro se viera.



    — ¡Debería tener algunos dibujos y tener un titulo como tal, solo eran letras que prácticamente! — Exclamé — Que… Era para que los zombis entraran…


    “Te quiero hermano” leí en la firma que obviamente Jenny había dejado.



    —Maldita perra… Presumiendo, aun sin estar aquí.



    Entre de nuevo a la casa y cerré la puerta de un portazo.



    —Te amo— Dijo nerviosa.



    — ¿Qué?


    Vino el chico de antes y se interpuso entre ella y yo.



    — Disculpa. — Me abofeteo.



    — ¿¡Eh!? — Me quede anonadado.



    — No podré permitirte que te enamores de mi amante — Dijo — Ahora mismo somos rivales.



    — ¿Qué? Espera un momento, a mi no me gusta…



    Ella de inmediato se puso a llorar y él me abofeteo de nuevo.


    —No podré permitir que hagas llorar mi amante — Dijo nuevamente— Ahora mismo somos enemigos.


    — ¿¡Eh!?



    Y recibí otra bofetada.



    — ¿Por qué me pegas? — Le pregunte a Elena.


    — Parece divertido. — Respondió ella.


    — Para mí no lo es.


    — ¿A quién le importa eso? — Pregunto ella y nos encaminamos hacia al salón



    Un apocalipsis, zombis en mi casa y la maldita vecina que se escapo.


    — Mi pregunta es: ¿Cómo es que todo el país se entero de mi casa?

    — ¿No lo sabías? — Cuestionó Elena— Los zombis pueden comunicarse mentalmente desde larga distancia.



    — ¡¿Es en serio?! — Exclamé emocionado por esa idea.


    — No — Dijo secamente — No seas ingenuo.



    Y se echa a reír a carcajada en conjunto con el chico nuevo.



    — ¡Eso no da gracia! — Exclamé con un puchero.


    — Claro que da. — Dijo Elena— Para mí, para Marco y para Crash


    — ¿Crash? — Cuestioné y ella señaló a la chica que se estaba riendo a escondidas.



    —Él es Marco. — Señaló al chico y me miro fijamente.



    —Es un gusto, yo transforme a Crash— Dijo marco — Ahora somos conocidos.


    —Yo transforme a Victoria — Dijo Elena señalando a la pelirroja que seguía allí de pie pensando.



    —… ¿Una oveja? Las ovejas no comen carne… ¿Un hámster?... — Seguía murmurando sin intenciones de detenerse.



    —Y a mi… ¿Quién me transformo? — Les pregunte pero nadie me respondió, entonces, detrás de nosotros salió de la puerta un zombi que todos desconocíamos.



    Babeaba, caminaba lento y llevaba un bastón para poder caminar. Era el abuelo Alexander de la casa de al lado.



    — ¿Abuelo? — pregunte y el chasqueo la lengua.



    —No me llames abuelo en frente de bellezas— Dijo y llego detrás de Elena montando su brazo sobre su cuello.


    Lo cual minuto siguiente fue apartado de su lado en un empujón y cayó encima de Victoria interrumpiéndola. Todos nos apartamos de su visión.


    Estaba molesta, aspiraba furia y el pobre abuelo termino en el suelo por tres balas en su pecho.

    —Pervertido.

    —Otro zombi… — Comente angustiado por la idea de que ahora lleguen más.


    Se levantó con un quejido y se sacudió la ropa.


    —Yo soy quien te transformo — Dijo seriamente — ¿No te gusta? — Sonrió coqueto y le tire el tazón de arroz que estaba en la barra de la cocina, esparciendo el alimento por todo el suelo.


    — ¡No! ¡Jamás pedí ser unzombi! —Exclamé molesto y me crucé de brazos.


    — ¿Si Elena te hubiera transformado? — Me pregunto con seriedad y yo la mire.


    — Estaría bien— Dije. — Ya que no estaría tan traumatizado como ahora.


    — Que cruel… — Dijo y se pego hacia victoria que nuevamente le volvió a disparar en su miedo a él.


    — ¡Eres asqueroso! — Exclamó ella y bajo la cabeza — Por favor, no seas brusco.


    ¿Acaso alguien aquí era normal?


    ***


    Al día siguiente… La tortura continuaba.



    — ¿¡Quien se comió mi mano!? — Gritó Victoria enojada, dando vueltas lentas alrededor del sofá, con su hacha en mano preparada para el primer desgraciado para que saliera de las habitaciones



    —Elena… — Susurre y ella me miro seriamente mientras comía la mano que reclamaba victoria— Ah… Has sido tú.


    No había nada que esperarse…



    Entonces el abuelo Alexander sale de su habitación, baja las escaleras con gloria y cae al suelo como rey para que en segundos después recibiera el hachazo en la entrepierna.



    — ¡MALDICIÓN! — Exclamó con poco esfuerzo. — ¿¡QUE RAYOS!? — Mira asustado el filo del hacha — ¡¿Porque tú?!…— Jadea — Ay mis bolas…



    — ¿Tú te has comido mi mano? —Preguntó Victoria con una sonrisa pero que prácticamente daba miedo.

    —N-no... — Tartamudeó nervioso. — Pero…



    —Que bien... — Murmuró— Igual te remato.


    — ¡Quita el hacha de ahí! —Exclamó aterrorizado mientras que esta estaba encajada entre su miembro.


    Victoria saco su hacha con fuerza y él se deja caer completamente el suelo. Ya está, había perdido sus partes.


    Pobre de él…


    — Saldremos a comer, Victoria— Dijo Elena al intentar bajar las escaleras para nuevamente caer y lentamente levantarse — Lleva tu hacha.


    — ¡SI! ¡A comer! — Celebró Victoria.


    Baje las escaleras de la misma manera y de lo más rápido que pude me levanté. Aunque para ser honesto, esta manera de bajar era más efectiva que ir lento.


    — Oí que iban a salir a comer —Dijo marcos y atrás se asomó Crash desde la segunda planta.


    — ¿Cómo pudiste oír? — Le cuestioné.


    —Te dije que los zombis pueden comunicarse a través de la mente— Dijo Elena nuevamente y yo la mire con recelo.


    — No caeré en esta.


    — Es cierto — Afirmó el abuelo — Yo le avise a Marcos.


    — Entonces… ¿Es en serio? ¿Realmente los zombis pueden comunicarse con la mente? — Cuestioné entusiasmado.


    — No —Negó Elena— Solo un tonto ingenuo se cree semejante mentira dos veces.



    Y todos se ríen a carcajadas.



    — ¿A caso eres idiota? — Cuestiona Victoria ya encamino para salir — ¡TENGO HAMBRE! —Exclamo y todos fueron tras de ella.


    ***

    Estábamos en línea, caminando lentamente, usando gafas de sol, mientras en nuestra caótica búsqueda intentar satisfacer el hambre de Victoria.


    — ¡Oh por Dios! — Exclamo el abuelo y se detiene —Esa chica de allá esta buena, mira esa piel — Se bajo los lentes oscuros — Esta para tragársela ahora mismo.



    — ¡Para llevar! ¡Para llevar! — Exclama Victoria como una niña mientras arrastra el carrito de supermercado.



    — Es mejor comer aquí— Dijo Elena— Hay, mucho de que escoger.


    —P-p-pero es p-p-peligroso las p-p-personas pueden d-d-dispararnos…— Habla Crash detrás de Marco mientras temerosa se ocultaba de las personas.



    — Lo sabemos…— Dijo Elena— Pero, no podemos arriesgarnos a llevarlos a casa, son pesados.



    Paso una mujer cerca de Victoria y esta se abalanzó hacia ella sin piedad.


    — ¡Sí! ¡Comida! — Exclamó emocionada Victoria y fue dejada atrás.



    Yo en cambio a los demás no estaba tan interesado en las personas, tal vez seguro era normal y solo tengo esa vaga idea de que soy un zombi, quizás… Quizás… Ahora me convierta en un ¡Vampiro!



    Ni, eso me lo creo.



    Choqué contra alguien pero al notar quien era, me paralicé



    — ¿Mia? — Cuestioné al ver como la chica que estaba a mi frente…



    Era la chica que ayer en la mañana yo…Le iba a decir que sentía finalmente.



    — ¿Eres tú? — Me apuntó con un revolver sin dudar y se preparó para disparar.


    ¡Maldición! Esto era perfecto, Ella humana y yo zombi…



    Ahora que la veo ¿Por qué me da unos deseos enormes de comérmela?
     
    Última edición: 16 Septiembre 2015
    • Gracioso Gracioso x 2
  2.  
    Ichiinou

    Ichiinou Amo de FFL Comentarista destacado

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    Me ha gustado bastante, el pobre protagonista ha tenido que pasar de todo, la verdad. xDDD Si es que incluso su casa se había vuelto un refugio para zombies cortesía de su propia familia. xDDD Tiene mucha gracia, la verdad. Y lo de cuando Crash se le declara... eso fue en plan... WTF. XDDDDDDD Bueno, me pareció muy gracioso todo el relato, sin duda. :D

    En cuanto a la gramática y ortografía, ahí es donde te falla un poco el relato, algunos verbos están mal conjugados, omites palabras y faltan una cantidad considerable de tildes. Te recomiendo que cuando vayas a escribir, lo hagas siempre en Word y le pases el corrector y que sobretodo, repases el texto, un fallo o dos no importan, pero si son muchos afean mucho el texto.

    Y eso es todo lo que tengo que decir, creo.

    ¡Un saludo! :)
     
    • Adorable Adorable x 1
  3.  
    Espiral

    Espiral Espiral

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    Gracias, creo que he logrado corregir la mayoría de los errores. Creo...
     
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  4.  
    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Ha sido muy subrealista, extraño, simple y loco, como una caricatura, mira que primero despertara como zombi al momento después fuera un refugio de zombis su casa con un montón de eventos, esos tipos que se lo trollean y como no se le da con la chica que quiere y se pone peor por que ahora está por volarle a cabeza, bueno hay quienes creen que obtener pareja les es difícil.

    no sé por qué "cerrar" está con mayúscula

    y faltan aún tildes en algunas palabras.

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  5.  
    DLupus

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    Pobre protagonista, abandonado, convertido en zombie, abofeteado... Etc, las pasó buenas. Hasta el perro. xD

    Me hizo reír en todo momento, fue algo extenso pero estuvo bastante bien, como recalcó Fénix arriba, hay algunos errores pero se pueden corregir.

    Me gustó bastante, la verdad, manejaste bien la comedia en el escrito, espero que sigas escribiendo por aquí, no se te da mal.

    Suerte y saludos. :)
     
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