Yo también quiero una Navidad

Tema en 'Relatos' iniciado por Aramiza, 30 Diciembre 2012.

  1.  
    Aramiza

    Aramiza Entusiasta

    Cáncer
    Miembro desde:
    11 Diciembre 2012
    Mensajes:
    116
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Yo también quiero una Navidad
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2316
    Esta historia se suponía que era para un concurso del foro, pero debido a que la inspiración llego tarde y que no iba encaminado a los requisitos del concurso, mes abstuve de participar, por ello les dejo este escrito basado en un cuento de Hans Christian Andersen, espero les agrade aunque la temporada haya pasado. Pero los sentimientos... esos son duraderos, ansío sus comentarios, buenos, malos, los que quieran, todos son bien recibidos. FELIZ 2013.



    Yo también quiero una Navidad.


    Es una fría mañana aquí en San Petersburgo, pero hoy no es una mañana cualquiera, es la víspera de la noche buena y he de admitir que me siento emocionada porque puede ser que al fin hoy papá me deje entrar a casa, esta bien... sé que no es del todo una casa porque se encuentra en un barrio pobre, sí he visto que el techo esta casi destruido pero hay una parte donde se halla una chimenea, donde la abuela me mecía junto al fuego en estas mañanas frías hasta quedarme profundamente dormida, recuerdo vagamente que decía que mamá hacía lo mismo conmigo antes de su muerte y que ello llevo a papa a perder su empleo, a consumirse en la bebida y de alguna manera todo se vino abajo.

    La abuela me cuidaba y por las mañanas ayudaba a señoras a lavar ropa, en las tardes me llevaba con ella a vender cerillas en la gran plaza de San Petersburgo y en las noches después de arroparme recuerdo que se iba a la fabrica de carbón hasta que amanecía y me despertaba con el aroma de la avena caliente.

    Hasta que una mañana no hubo aroma, solo una noticia que a la única que pareció afectar fue a mí, no hay tumba donde llorar al igual que con mi madre... solo hielo, en alguna parte del gran río.

    Desde entonces me paseo por las calles de este gran imperio vendiendo cerillas a hombres, a abuelas y a padres, madres e hijos... familias... esta bien... en realidad no vendo tantas como quisiera y ese es el problema, porque si realmente lo hiciera no tendría por qué quedarme a dormir fuera, entre la nieve, con tanto frío...

    Por eso espero esta tarde vender todas las cerillas que pueda... aunque nada más me quedan pocas... algunas se me mojaron cuando la nieve se derritió y quienes la compraron en ese mismo instante las usaron para intentar prender su pipa o cigarro, era duro reponerla porque eso implicaba que en realidad no vendía nada o más cuando los guardias me perseguían amenazándome llevar a un lugar llamado orfanato.

    Muchos decían que es un lugar horrible, pero yo veo que te dan comida tres veces al día y duermes en una cama calientito, ¿cómo puede ser malo un lugar así? Pero aun así yo no podía ir, yo aún tenía que ver por mi papá; en realidad no es tan mala persona, cuando no bebe es una persona inteligente y gentil, va en mi búsqueda y me lleva a casa, cierto es que no hay mucho que comer, pan seco y a veces solo a veces una que otra golosina, pero me abraza y me dice que ha hallado algo nuevo, algo importante y que solo es cuestión de tiempo para que dejemos de vivir en esa ahora llamada: pocilga.

    Anoche le vi nuevamente peleando con el cantinero que gritaba estar harto de su ya acumulada deuda. Tirado indefenso en la nieve me pareció verle llorar, me acerque con miedo a que me rechazará pero me estrecho y me hizo una promesa, me dijo que si hoy las vendía todas habría un festín en casa aguardando por mí…

    No sé muy bien que sea una promesa, pero parece algo importante, algo que tiene mucho valor así que hoy no regresaré hasta haberlas vendido todas y así papá estará feliz. Hoy probaré en un lugar nuevo espero que ahí logre vender más, queda un poco más lejos de lo habitual pero hoy es víspera de noche buena y tal vez pueda ayudarme este frío que es más tormentoso que ayer.

    —¡¡Cerillas!! — grité — ¡¿Alguien quiere comprar cerillas?!

    Pero parecía que nadie podía verme o siquiera escucharme.

    —¿Sr. Le gustaría comprar una cerilla para encender su pipa? Es muy barata… — dije acercándome a un hombre de edad madura.

    —¡Ugh! Aléjate mocosa — grito asqueado, como si estuviera enferma — Vas a ensuciar mi traje nuevo, vete a revolotear a otra parte o llamaré a la guardia.

    Cabizbaja me aleje de aquel hombre y a lo lejos pude verla, una niña de seis o siete años quizás, que bajito lloraba cerca de un callejón, me acerque con mucho cuidado pues a pesar de que parecía tener mi edad, sus ropas eran totalmente diferentes a las mías, traía puesto un abrigo bastante acogedor color rojizo y un gorro negro bastante gracioso, sus manos portaban unos guantes del mismo color.

    —Hola ¿te encuentras bien? Mi nombre es Dasha Vólkov ¿Puedo ayudarte en algo?

    —Me he perdido — decía a pausas por el llanto bajo — No sé donde se ha ido Mamá, estaba cerca pero a penas si me he alejado y le he perdido.

    —Tranquila — insistí — Si es así no debe estar lejos y seguramente ella también te esta buscando. ¿Cómo te llamas?

    —Svetlana Smirnov… — habló un poco más tranquila.

    Nos sujetamos de la mano, realmente estaban calientitas con ese guante tan suave; caminamos cerca de una tienda de dulces y en la esquina se hallaba una hermosa mujer de complexión media, piel blanca y cabello rojizo que le brindaban un gran atractivo, su manera tan elegante de vestir, un abrigo aperlado que dejaba escapar en la parte baja un vestido largo y hermoso de encajes dorados.

    La majestuosa dama secaba las lagrimas que se desbordaban de su rostro, la niña me soltó y entre querellas se lanzó hacía ella que pareció un ángel divino cuando abrazó a la pequeña. Por un momento me pregunté si mi madre sería tan hermosa como esa mujer y si ella alguna vez me abrazó así.

    Mire de nuevo el suelo cabizbaja y antes de volver por donde vine sentí de nuevo ese calor suave en mi mano, alce la vista solo para ver que Svetlana llamaba a su madre mientras me sujetaba.

    —Eres muy buena pequeña — Pronunció la dama con una hermosa voz — Agradezco desde lo profundo de mi corazón que hayas sido tan generosa en ayudar a mi hija. Dime, ¿hay algo que pueda hacer yo por ti? — dijo mientras me miraba cálidamente con esos enormes ojos grises.

    —Ah… éste… — tartamudeé ruborizadamente pues su presencia solo me hacía sentir más pequeña —No ha sido nada, yo… — de pronto la dama sonrió.

    —Pequeña veo que vendes cerillas — interrumpió mientras miraba mi caja de madera con cerillas — ¿Por qué no me las vendes todas? Así podrás llegar temprano a casa.

    No podía creer que hiciera algo tan bueno como para que la dama me comprará lo poco que tenía, una sonrisa larga y sincera se poso en mi rostro, creo que hacía mucho que no me sentía tan feliz. Unas cuantas lágrimas salieron de mis ojitos que ella seco con un pañuelo muy suave. Le di todas las cerillas que tenía y fue más que generosa conmigo, pues me había dado hasta el triple de su valor.

    Presurosa guarde el dinero en mi delantal, cogí con fuerza mi cajón de cerillas ya vacío y emprendí camino hacía casa, pero aún era demasiado temprano y quizás papá aún no tendría lista la cena, la idea de ayudarle me emociona aún más.

    Corrí casi hasta quedarme sin aliento pero lo había conseguido, había logrado vender todas las cerillas en un solo momento. La casa se veía iluminada por dentro, seguramente un calor abrasador estaba preparando ya la cena, no espero algo costoso pero puede que sea estofado o algún buen guiso, mi pancita ruge de hambre nada más de pensar en lo que cenaré.

    Abrí la puerta y lo vi sentado junto al fuego bebiendo un largo trago de una botella nueva, a su alrededor otras tantas yacían vacías, mis ojos se humedecieron por un momento y rápidamente los sequé para acercarme a él.

    —Papá, lo he conseguido, logré vender todas las cerillas, toma el dinero — grité con emoción mientras se lo daba.

    —¿De… de dónde diablos has sacado tanto? — miró asombrado el dinero — ¿Lo has hurtado?

    —No, una señora me compro todas las cerillas que tenía por haber ayudado a su hija, lo hizo para que llegará temprano a casa y poder ayudarte con la cena. — sonreí mientras buscaba algún indicio de que estaba preparando la cena.

    —¿Cena? ¿Cuál cena? — pronuncio irritado.

    —A… anoche me prometiste que si hoy lograba vender todas las cerillas hoy me tendrías una cena… ya que será navidad y…

    —¡Bah! Al diablo con esas cosas. — bufó agresivo — La verdad no creí que lo hicieras, por eso esta noche no hay cena así que vete fuera, no quiero verte aquí. — Y dió otro largo trago a la botella.

    —Pe… pero… tu… tu dijiste que…

    —¿Pero qué? — Me miró agresivamente — Sé perfectamente lo que dije, no soy estúpido. Pero no las vendiste todas. — miraba detenidamente el fuego de la chimenea y bebía más y más.

    —Si lo he hecho, mira mi cajón. — insistí.

    —¡Que no! — gritó furioso

    Con ira me cogió del brazo y me lo estrujo duramente mientras abría la puerta y me arrojaba a la nieve de la entrada.

    —Mira… — decía mientras arrojaba una caja de cerillas a la nieve — Te faltaron esas y más te vale que no las escondas.

    Cerró bruscamente la puerta y entre llantos tome la caja de cerillas, la abrí y pude notar que solo había 10 varas. Me sequé las lagrimas, me paré de la nieve, me sacudí y emprendí de nuevo mi viaje para venderlas, pero ya era noche y las calles se veían vacías.

    Seguramente ya era navidad, las familias estarían reunidas para celebrar esta noche, estarían disfrutando del pavo, del pan recién horneado, de la tarta de frutas y del ponche caliente, mi estomago de nuevo ruge de hambre.

    Me froto las manos tratando de calentarlas pero parece ser inútil el viento que corre es más helado congelándome hasta la nariz.

    ¡¡¡Cerillas!!! — grité de nuevo por las calles vacías — ¡¡Por favor alguien compre cerillas, son muy baratas!! — mi voz se hundía más entre la ventisca cruel. — No hay remedio, tendré que volver a dormir debajo del Ermitaznhy Most (Puente de Hermitage). — me repetí en sollozos.

    La noche había caído al igual que comenzaba a nevar un poco más fuerte, mis piecitos me dolían del frío y es que caminar entre tanta nieve me tumbaba en momentos, una vez que llegue al puente miré debajo para ver si no había nadie más y así era, estaba solito. Me acomodé y empecé a frotarme para calentarme pero era inútil, aún tenía frío.

    ¿Y si enciendo un cerillo? Solo uno… — Pensé. — Pero si lo hago puede que Papá se dé cuenta, pero es solo uno y tengo mucho frío.

    Y sin darme cuenta lo encendí y podía sentir ese calor envolvente como… ¿en casa? Extrañada miré como aquel fuego me mostraba aquella mecedora donde la… ¿abuela? Volví a mirar incrédula como a través del fuego estaba mi abuela en la mecedora hasta que el cerillo se acabó.

    Desesperada prendí dos cerillos y la vi… Era mi abuela que ponía en la mesa un gran pavo, toda la casa lucía diferente, más colorida, llena de calor y de luz; junto a la chimenea había un enorme árbol bastante decorado, era maravilloso e imponente.

    Dasha… — me llamo mi abuela — Cariño ven conmigo. — dijo sonriente.

    Desesperada corrí hacía ella pero se fue al apagarse de nuevo los cerillos ahora a causa del viento pues salí fuera del puente. Molesta caminé lejos de ahí encontrando refugio cerca de una panadería que en la parte de atrás habían arrojado unos cartones cerca de la basura, me acomodé de nuevo creando mi propio refugio, más acogedor que el puente y de un solo tajo prendí los 6 cerillos que me quedaban.

    Y de nuevo la contemple sentada en la mecedora llamándome junto a la chimenea. Corrí, la abracé, la llene de besos y pude sentir su calor, su amor; de repente me levantó y me entregó una estrella pidiéndome la colocará en la punta del árbol.

    Al bajar me dio un cálido beso en la mejilla y me colocó en su regazo y de pronto empezó a tararear un villancico; me quede quieta con ella mirando como el carbón brincaba dentro de la chimenea y era extraño que los cerillos no se hubiesen apagado ya.

    No hubo más frío esa noche y a pesar de que la mesa estuviera repleta de comida no tenía más hambre, todo era perfecto… mis ojos se entrecierran por el sueño...

    Hummm… —bostecé de sueño — Abuela… no quiero dormir porque si duermo y despierto tu no estarás conmigo.

    Dasha… nunca has estado sola, yo siempre he estado contigo y a partir de hoy no nos separaremos, ¿sabías que tu nombre significa regalo de Dios? Pues él ha visto tu gesto y ahora estarás conmigo y con él.

    No pude decir nada, el sueño me había vencido, lo único que sentí es que mi rostro esbozaba una amplia sonrisa mientras escuchaba el palpitar de mi corazón hasta que de pronto se calló.

    FIN
     
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  2.  
    Syel

    Syel Extraña

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    984
    Pluma de
    Escritora
    Me has dejado sorprendida!!
    Es una historia muy bonita a pesar de los triste que resulta ser la vida de la pequeña. Afortunadamente la señora había comprado sus cerillas y ella con la ilusión de encontrar una cena en la mesa de su "pocilga" como la llamas tú se encontró con un padre bebedor que había roto su promesa. Es duro saber que pierdes a tu familia pero el ser alcohólico no ayuda en nada, ella solo deseaba ser feliz un solo día de su vida y no puedo creer que su padre haya sido tan ¿inhumano? de sacarla al frío sin importarle lo que le sucedería. Lo bueno fue que ella se retiró a un mejor lugar en donde si la querían y en donde si podía vivir su sueño.
    Bueno te han faltado algunos acentos en acciones pasadas (que la verdad no recalcaré pero se que te darás cuenta) además de que mamá y papá creo recordar que llevan acento...la narración fue fluida y buena aunque en algunos momentos era confusa. Otra aclaración que tengo es si esto esta basado en un libro, ya que si es así creo que el foro que le corresponde es el de "Fanfics sobre Libros, películas y series de T.V" ya que la historia ya había sido creada, en este aspecto no me tomes mucho en cuenta por que no estoy segura. Sin más que decir te agradezco por la invitación y te deseo un ¡Feliz 2013!
    Se despide
     
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  3.  
    Ziello B

    Ziello B Entusiasta

    Escorpión
    Miembro desde:
    24 Febrero 2012
    Mensajes:
    112
    Fasinante, me encantó el final, admito que pensé que sería algo muy sencillo y aburrido, que suerte que lo leí, pues tiene una exelente narración.
    Apesar de la corta edad de Dasha -seis o siete, por lo que entendí- me pareció una niña muy madura, he inocente pues aún creía en su padre -odie al sugeto-...
    Tuviste algunos errores con los verbos en pasado, olvidaste tíldar "Papá y Mamá" en algunas ocasiones y por ultimo los números deben ir escritos ("seis o siete")

    Eso es todo, gracias por la invitación y me agrado leerlo, chao!
     
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  4.  
    Jey Vi

    Jey Vi Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    25 Junio 2012
    Mensajes:
    38
    Pluma de
    Escritora
    hola gracias para invitarme a tu fic
    tu historia me gusto mucho desde principio hasta el fin
    las epocas de navidad ya pasaron, pero el sentimiento nunca acaba y tu historia me hizo recordar ese sentimiento que nos alegra el dia...;)
     
  5.  
    Deu

    Deu Iniciado

    Piscis
    Miembro desde:
    6 Enero 2013
    Mensajes:
    11
    Grandiosa historia… enserio mil aplausos, y aunque no la comentare ya que mi comentario abarcaría política, religión, ética y mis sentimientos, tengo que confesarte que se me nublaron los ojos en muchas ocasiones mientras un nudo muy fuerte me estrangulaba la garganta y tuve que sonarme la nariz en varias ocasiones (Aun ahora me cuesta escribirte esto…), enserio grandísima historia, me ha llegado bastante…

    Un saludo y mil besos más.

    P.D.2: Tardé en leer tu historia porque de algún modo sabia en el estado que esta me iba a dejar, pero he de reconocer que me ha gustado de un modo muy especial.
     
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