Yo la Maté, lo Siento Mucho.

Yo la Maté, lo Siento Mucho.

Hola.​

Este es el primer FF que public aquí, así que por favor voy a pedirles a los lectores que posteen que no pongan Spam ni el típico post conti-conti.
Tambien quiero avisar y advertir que tardo en actualizar ya ue tengo problemas personales.​

Espero que esta historia sea de su agrado.
es 100% originalmente mía.​

Declaimer: Ninguno de los personajes de el Anime Inuyasha me pertenece. Son propiedad de su auténtica inventora, la Mangaka Rumiko Takashi.​

Yo la maté… Lo siento mucho.​

POV. Sesshoumaru.​

Lo siento hermano, yo la maté; Era lo mejor que me había pasado en la vida, y la maté, como si de una muñeca se tratara…

Recuerdo que me dijiste “Tu no la mataste, tan solo no llegaste a defenderla”… Tal vez tengas razón, pero debes de recordar lo testarudo y orgulloso que soy.

Hubiera arriesgado mi vida por ella, y aun así, no lo hice…
Soy un mentiroso y un maldito al dejar que pereciera de esa manera… No se lo merecía, no ella.

La amaba, amo y amaré tanto y aun asi, no la merecía.
No merecía mirar su cuerpo desnudo.
No merecía tocar su suave, tersa y clara piel.
No merecía enredar mis largos dedos con garras envenenadas, en las hebras sedosas y negras azabaches, de su cabello.
No merecía tener el privilegio de que ella me mirara a los ojos con sus brillantes y chocolatosos luceros, puertas que te llevan a ver directo a su inocente y bondadosa alma de Miko.
Tampoco merecía tocar sus carnosos y adictivos labios rosados.
Ni que ella me tocara con sus delicadas y finas manos que solo una diosa puede poseer.
Ni que me envolviera en sus cálidos abrazos llenos de amor hacia un farsante como yo… Que desde el comienzo quiso matarla y a mi hermano también.

Pero también supe, desde el comienzo, que ella era especial…

¿Cómo? ¿Por qué?...

No lo se. Pero a medida que el tiempo avanzaba veía sus cambios y su evolución.
Como se hacía más poderosa, aunque fuera una simple humana; Pero humana y todo me cautivó…

No su cuerpo ni sus habilidades; Lo que me cautivó fue su corazón y hasta hoy sigo maldito; Bondadoso, abierto para ayudar a cualquiera que lo necesite, incluso a mi, aun cuando la rechase.

Pero entonces entendí que ella era como mi dulce Rin; Dispuesta a lograr su cometido, aunque este le cueste la vida o más…
Dispuesta a enfrentarse al maldito bastardo de Naraku sin titubear ni un segundo…
Y dispuesta a sacrificarlo todo, primero por Inuyasha y luego por Mi…

Y no me voy a perdonar por nada, incluso creo que debería ir al mismísimo infierno por mi atroz estupidez que a ella le costó su vida, y aun así me dijo: “Sesshoumaru-sama lo amo, siempre lo hice y siempre lo haré”, siendo esas sus últimas palabras, mi mente se hundió en una terrible depresión, y luego la recordé… “Colmillo Sagrado”…

“Capaz de revivir a los muertos y curar a los heridos”… Pero mi esperanza se fue, al igual que mi luz de alegría al saber que podría volver a ver sus ojos color chocolate, en el mismísimo instante en que la espada no surtió efecto…
El hanyou me miró tristemente, y sabía el motivo… No podría revivirla porque ya lo había hecho una vez; Y aunque la hubiera convertido en una Inu-Youkai, no podía utilizar a Colmillo Sagrada dos veces…

En eso llegaron el Monje y la Taijita que venían contento y gritando “¡Náraku ha muerto!”, pero pararon en seco al vernos a él y a mi sentados cada uno a un lado de ella tomando una de sus, ya, frias y pálidas manos...

-Kagome…- Dijo la mujer mientras dejaba caer su pesado boomerang al suelo lleno de hoyos y grietas a causa de la batalla anterior.

-¿Está…?- Quiso preguntar el monje, pero las palabras no salían de su boca.

Yo solo miré su pálido rostro, sus ojos cerrados, sus labios rosas blanquecinos y su cabello manchado con su propia sangre esparcidos por el suelo…
“No pude hacer nada…”- Decía en mi mente- “Nada…”- Repetía sintiendo una gran presión en el pecho; Con mi otro brazo la acerqué a mi rodeándola por completo, Y la presioné fuertemente contra mi…

De pronto gotas de agua rodaban por mis mejillas y caían hacia el cabello negro de ella; Un ardor apareció en mis ojos; Y el olor a sal llegó como un golpe seco…

Si, estaba llorando…

Algo increíble, incluso para los presentes allí, sentía sus miradas sobre mi… Pero no les haría caso…
En eso vi un brillo destellante, aunque pequeño, provenir del cuello de ella…
Algo colgaba de su cuello, y con delicadeza se lo quité… Era un joya rosada y redonda…

¡¡¡Era la Shikkon no Tama!!!

Y si bien lo recordaba esa era la perla “mágica” que todos los seres vivos buscaban para hacerse con sus poderes; Tal vez podría pedir que me la trajeran de regreso…

-Un deseo… Tal vez, me la devuelva- Dije y todos prestaron atención sin entender hasta que miraron mi mano y vieron la rosada perla, pero nadie dijo nada hasta que él hablo…

-No servirá- fue lo que dijo, aún mirando la mano blanca de ella.

-¿Por qué no?- Cuestioné, ¿Acaso no era esa la mágica perla?.

-Porque ella no desea volver- Fue su simple respuesta, aunque no la creía.

Todo era silencio, nadie decía nada; Se dedicaban a sollozar en silencio sin saber que hacer y a intercambiar miradas entre ellos… Sufriendo por su pérdida…

Pero lo que no sabían es que el que más sufría por su muerte era yo… El que la había matado, el culpable de todo lo malo que ocurrió en su vida.
Y tal vez, si no la hubiera jalado hacia mi, tal vez no estaría así; Como en un profundo sueño del que jamás despertará.

Entonces fue que las palabras del hanyou retumbaron en mi mente:
“Porque ella no desea volver…”

-“¡¿Por qué no deseaba volver?!”- grité en mi interior.

Si fue ella quien me enseñó que no hay que desear la muerte, que siempre hay algo porqué luchar, algo porqué sobrevivir…
Aunque toda esperanza esté perdida, siempre va a haber algo que te haga sacar fuerzas de donde no sabes y te haga sentir el deseo de seguir viviendo para caminar hacia delante…

-“No comprendo…”- Ya no sabía que pensar, mi mente era un completo caos; Por primera vez estaba totalmente aterrorizado y confundido.-¿Por qué no quieres volver Kagome?- Indagué en voz alta, aunque no esperaba respuesta por parte de ella ni de ellos…

Ellos… Ahí parados sin hacer absolutamente nada, solo observando la situación, como si comprendieran el motivo… ¡Y se me prendió el foquito!

-Ustedes lo saben ¿Cierto?- Pregunté, y no necesité respuesta para saber que ellos si la sabían -Díganme, por favor…- Creo que en ese momento estaba tan desesperado que era capaz de arrodillarme ante ellos y pedir piedad.

-Porque ella…- Dijo la mujer que era sujetada por el monje.
No tenía la suficiente fuerza para articular palabra alguna, eso yo lo sabía, porque hasta a mí me costaba…

En eso saltó el Híbrido y comenzó a contar…

-Ella no desea volver porque…-

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Espero que les haya gustado, mi intención es hacer algo dramático, pero no muy cursi...
Espero sus comentarios constructivos, y que sean sinceros.​

Como ya dije antes: Tardo en poner las continuaciones, así que no posteen conti-conti y por favor tampoco con Spam.​

Muchas gracias por dedicarme un poco de su tiempo.​

Atte.

Tsuyuka, el 5to. Dios.

 

Re: Yo la Maté, lo Siento Mucho.

Hola de nuevo Lubecita.

En efecto, la pareja es Sesshoumaru x Kagome.

En realidad no quiero hacer un Sesshoumaru muy acorde a su verdader personalidad, así que no creo que importe que se vaya un poco de línea y esté algo OOC.

Decidí hacelo muy melodramático porque en todos los FF de esta pareja Sesshoumaru siempre demuestra que Kagomees lo más preciado que tiene en el mundo; Entonces pensé: ¿Qué pasaría si lo más importante en el mundo para él ya no estuviera?

Y así me salió este capítulo.

Debo aclarar que todo se va a explicar... Bueno, casi todo.

No te preocupes por ser "ácida" al criticar, yo misma pedí que me avisaran uanquier error por más minúsculo que fuese.

Gracias por tu tiempo y pronto me pasaré por tu FF.

Atte.

Tsuyuka.

PD: Lamento no haberte puesto el nombre del FF, creí haberlo hecho... ¡Pero que torpe soy! Jajajajaja!

 

Re: Yo la Maté, lo Siento Mucho.

Holizzz a todos/as y mil gracias por sus comentarios...

Me encanta que les guste y atrape mi FF, esa no era mi meta, pero igual que más dá.
Esperaba poder actualizar hoy, pero perdí las hojas de la continuación y no las he encontrado todavía. Mil perdones.

Por cierto, les doy la bienvenida a mi fic a XnikonaX, AyumiYasha, Isaaacab, Ghosty Atumn y Fryda.

Y otra cosita, Fryda, espero que no abandones CZ (al menos hasta que yo corrija todos mis errores o "detalles", o lo que sean)... ¡Jajajaja!, es mentira, eres libre de hacer lo que quieras; Aunque no me gustaría que una persona como tú se fuera ToT

Nos leemos luego, Atte.

Tsuyuka, el 5to Dios.

 

Re: Yo la Maté, lo Siento Mucho.

Holizzz A tod@s.

Suzuki Haruhi bienvenida a mi FF, espero que te siga gustando más adelante...
No voy a poder poner la conti aún porque resulta que las hojas del siguiente capi se me traspapelaron con otras que iba a tirar y... Bueno, ya sabrán, ahora deben estar en una enorme pila de basura ToT ...

Cuando lo tenga listo, otra vez, lo subiré... Mil perdones chicas!!!
Solo les puedo adelantar que este FF seguirá siendo muuuuuyyyy dramático.

Atte.

Tsuyuka, el 5to Dios.

 

Re: Yo la Maté, lo Siento Mucho.

No seré tuya, aunque eso me salga caro… O tal vez no tanto.​

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POV Sesshoumaru.​

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Capítulo 2.​

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-No quiere regresar porque cree que cometió el peor error de su vida –Dijo simplemente aquel híbrido, como si le importara un comino el hecho de que mi amada no desea que la reviva.

-¿Acaso la lastimé y cree que no la amo? –Pregunto algo desesperado. Debo admitir que si antes de saber esto, que mi mujer no quiere volver, estaba “algo” angustiado, ahora estoy peor…

-No es eso. Es algo Que nos explicó hace dos días, en la luna nueva, cuando se quedó con nosotros mientras tú te marchaste a buscar a tus acompañantes… -Y comenzó a recordar

*Flashback*​

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(Aclaración de la Autora: este es el Flashback de Inuyasha, por lo tanto lo va a relatar él. En cuanto dicho Flashback finalice, el que seguirá con el relato es Sesshoumaru)​

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Todos se encontraban en la cabaña de la anciana Kaede: Yo, Kikyou, Sango, Miroku, Shippo, Kirara, Kaede, Kagome y, seguramente no muy esperado, Sesshoumaru.
De pronto, el último se para y camina lentamente hacia la entrada.

-¿Irá por ellos? –Se atrevió a preguntar, con respeto, una de las humanas. Más él solo la miró y afirmó con un movimiento muy leve de cabeza.
El poderoso Lord salió de la casucha y se fue. Desapareció apenas uno de sus pies pisó el húmedo suelo de afuera.

La mirada de la joven que había “hablado”, hace instantes, con el taiyoukai se nubló. Gruesas gotas saladas comenzaron a descender por sus mejillas; sus párpados bajaron y escondieron tras ellos las pequeñas y marrones ventanas del alma.

-¿Qué le ocurre Señorita Kagome? ¿Le sigue doliendo la espalda? ¿Quiere quitarse su ropa así la revis…? –Pero no pudo continuar ya que fue golpeado por una youkai taijita muy enojada.

-¡Houshi-sama! –Ni siquiera en estos momentos deja esa manía suya –Se queja la joven de cabello y ojos castaños. Dicha mujer se encontraba sentada a la izquierda del monje.

-Lo siento Sanguito, pero sabes que yo me preocupo mucho por los demás; solo quería ayudarla –Se excusa el joven.

Y, mientras el par de tórtolos peleaban, Kaede-Baba y yo nos acercamos a la joven del futuro.

-¿Qué te pasa Kagome?, hace un rato estabas bien y ahora… Lloras –dije muy a la ligera. Parecía querer fingir estar preocupado, pero en realidad quería fingir todo lo contrario. -¿Acaso estás triste por la partida de ese imbécil?, ¡No me digas que te enamoraste de Sesshoumaru! –dije muy desubicado, causando que, de un momento a otro, toda la estancia quedase en silencio.

Kagome, quien mientras el yo hablaba entreabrió sus ojos para verlos, cuando oyó aquellas horrendas palabras los cerró con fuerza, al igual que sus manos. Luego baja su cabeza haciendo que rostro se oscurezca por el flequillo, pero las lágrimas se notaban…

-Kagome, niña, ¿Eso e cierto? –Pregunta preocupada la señora mayor.

Y que más daba ahora. Todo estaba al descubierto, y, por más que lo intentase, no podría mentirles… No a Sango, ni a Kaede-Baba, ni a Shippo, tampoco a Miroku.
La conocían demasiado como para darse cuenta de cuando mentía. Aunque debía admitir que nunca fue buena para decir mentiras, por más chicas que fueran, siempre quedaba al descubierto. ¡Y es que era demasiado obvio!

Su rostro lo decía, dice, y dirá todo; ella era así.
Además de que ellos eran sus mejores amigos, y aunque supiera que no estaría para siempre allí, junto a todos, tenía la certeza de que nunca se olvidaría de su amistad, así como ellos no se olvidarían de la suya.

-Si, es verdad… -No sabía que hacer la joven: Decir todo, o sólo dejarlo ahí… Pero ella no les mentiría, ¡No señor! –Hace algún tiempo que Sesshoumaru-sama y yo… Somos una… -Y algo le impedía decir la palabra que dejaría todo al descubierto, ¡¿Pero por qué?! Si eran sus amigos. Tomó aire, y juntando su valor dijo lentamente, como si quisiera que se les quedara grabado en la cabeza para no tener que repetirlo.
Y es que no era el hecho de que ella fuera su mujer, esposa, hembra, o como diantres le llamasen; ¡¡¡El problema era que se los había ocultado por meses!!!

-¡Responde ya Kagome, ¿Sesshoumaru y tú qué?! –Le exigo, siendo la persona menos indicada. La joven nombrada por mí se me acerca, queda a cinco centímetros de mi cuerpo y levanta un poco la cabeza para verme.

-Hace algún tiempo, mejor dicho, unos meses, que Sesshoumaru-sama y yo somos una pa-re-ja. –Dijo en voz lo suficientemente alta y clara para que todos oyeran. -¿Y sabes que es lo peor? –Yo no me movía ni un milímetro, esperaba que finalizara para hablar, no quería tragar tierra… -Que tú, Inuyasha, no te diste cuenta de cuando y donde ocurrió, no te diste cuenta que ya no estaba a tu lado, que te era casi indiferente, que cada día que pasaba me encontraba más distante de todos mientras esperaba que llegase la noche para encontrarme con él. –Todos, incluso Kikyou y yo, quedamos boquiabiertos.

Ante la noticia la reacción de cada uno fue diferentes, la de algunos buena, y la de otros… No tanto:

*Sango: no hizo más que sonreír, sabía desde hace bastante tiempo que su amiga estaba completa, perdida y maravillosamente enamorada de ese frío ser.
No tenía el conocimiento de cómo había ocurrido, ni desde cuando… Pero la desbordante alegría, casi desapercibida, que tenía al verlo cuando nos lo encontrábamos, la mirada triste de cuando él partía, o su tono de melancolía cuando lo nombraba la delataba, al menos ella se dio cuenta con esos detalles.

*Miroku: Igual que Sango, tenía el conocimiento de que Sesshoumaru y Kagome eran más que amigos, aunque tiene que admitir que al principio dudaba de que fueran simplemente amigos, pero luego lo confirmó: Su relación iba más allá de una amistad.
Las miradas de ambos los habían delatado. No dejaban de observarse casi en ningún momento; a veces tan discretos que nadie, casi ni él, se daba cuenta, pero otras veces tan o más evidentes que mirar a Inuyasha y ver que no es humano.
Aunque siempre presintió preocupación y angustia en ella.

*Shippo: Era uno de los que le había caído la noticia como un balde de agua fría. Y le pasó justo cuando iba a comenzar a discutirle al perro, se detuvo en seco y miró horrorizado a Kagome, como si hubiera cometido el crimen más horroroso de todos; y es que el Kitsune era algo pequeño para comprender ciertas cosas como el amor… Más se quedó parado sin decir nada.

*Kikyou: Sonrió triunfante. Ella sabía completamente todo, y nunca le dijo nada a su amado…
Resulta que un día había seguido a Kagome, quien iba a “caminar un poco”, por la hora del Alba o el Ocaso, y no volvía sino dos o tres horas después.
Se llenó de alegría al ver tal escena: Sesshoumaru y Kagome estaban… Estaban… ¡¿Cocinando juntos?!

La había seguido, por lo menos, durante media hora.
Cuando ella llegó yo me escondí camuflándome en un arbusto que tenía un aroma que confundiría al taiyoukai, así no podría encontrarme. Pero luego oí gemidos parecidos a grititos.

Cuando no lo soporté miré, y no lo podía creer: como estaban pescando ambos cayeron al agua, y se estaban resbalando cada vez que se querían parar a causa de las resbalosas rocas.
Luego de conseguir algunos peces salieron todos empapados. Kagome reía, pero la cara de ese Lord era fría, y no hablaba, pareciera que los ratones le hubiecen comido la lengua.

Al ver que no era lo que yo cría me marché, pero ella se dio cuenta de mi presencia y cuando me encontró luego me hizo prometer, mediante un trato, que no le di8jera nada a nadie, a cambio me daría vía libre para estar con Inuyasha y ella sería más fría y distante con él.

*Kirara: dijo “miau” y se quedó observando a su compañera de batallas.

*Kaede: Se alegró de que ya me hubiera desencadenado del corazón del hanyou, quien nunca me correspondería. Pero igualmente ella sabía desde antes que la miko estaba enamorada; suspiraba mirando a la nada, pero a la vez a alguien, reía tontamente sin razón, parecía estar en otro mundo.
Le contentaba que su amado le correspondiera, porque eso era lo que parecía.

*Inuyasha: al contrario de casi todos, me había sorprendido mucho; mis párpados se abrieron de sobremanera, parecía que mis ojos se saldrían de sus respectivas cuencas; caí de rodillas, mis brazos derechos y mis manos en el piso, soportando parte de mi peso…

-¿Te obligó verdad? ¿Qué te prometió a cambio de eso? –Interrogué confundido y desorientado, sin poder creer que él la pudiera amar –Por eso lloras… -Creí que esa era la razón.

-No, no y no Inuyasha –Me dijo apartándose de golpe, puso una cara de total confianza en lo que decía, me desafiaba… Ya no había rastros de la tristeza –Yo lo amo a él, y él a mí; y no necesitó prometerme ni amenazarme, lo digo antes de que lo pienses, porque yo inicié eso, yo quise hacerlo y di el primer paso… Yo decidí ser suya a cambio de nada, pero sabiendo que él me ama –Dijo algo apenada por confesar tales cosas.

-Y entonces Kagome ¿Por qué estás tan triste? –Interrogó la mujer de barro algo ¡¿Preocupada?!

-Kikyou, tú más que nadie saben que las sacerdotisas no pueden amar, les crea debilidades. En los fuertes youkais, o taiyoukais en este caso sucede lo mismo, y más si aman a una humana, fíjate en el general Inu-no-Taisho. –Explicó seria para todos.

-No te comprendo. –Dijo Kikyou con cara de “me distraje con una mariposa y no te di pelota”.

-¡Que si Sesshoumaru sigue a mi lado morirá! –Exclamó colérica, más luego comenzó con su llanto… Otra vez. –No quiero que eso le ocurra. Fue gravemente herido ayer, quizá la próxima vez no lo logre… No quiero que termine como su padre, no por mí, una débil ningen que no es de esta época. –Y cae de rodillas.

-Eso no es cierto –Digo mientras me paro, luego de reponerme de mi estado de shock. –Él es muy fuerte como para morir, y tú eres una joven muy valiente, llena de vida. –Digo sonriéndole. –Si tanto te ama, créeme, no dejará que te apartes de él. –Hablo muy convencido.

-¿Y cómo me aseguras todo eso? –Dice triste la joven de cabellera azabache.

-Yo, aún con Colmillo de Acero, el arma más poderosa, no he podido vencerlo. Eso te garantiza que es invencible… -Pero antes de continuar, su triste voz me interrumpe.

-Tampoco has podido derrotar a Naraku, o sea que él también es invencible… -Me replica ella.

-No, Naraku tiene la Shikon no Tama, Sesshoumaru me derrota sin arma alguna, solo utilizando sus demoníacas habilidades. –Digo como si nada. –Y ú me dijiste una vez que cualquier perro el leal a su dueño, aún cuando este lo lastime. En ese momento no lo acepté porque me lo decías por Kikyou, pero es cierto… Y mi “querido” medio-hermano no es la excepción. –Y le hago una mueca e “yo lo sé todo”.

-Gracias Inuyasha, pero aún así, es un grave error el que cometo… -

*Flashback’s End*​

​

​

Todos los presentes allí recordaban esa charla, era evidente al ver sus rostros, las expresiones que estos mostraban.

-Inuyasha –Lo llamo. -¿Qué planeaba hacer para alejarse de mí? –Pregunto temiendo lo peor: matarse.

-Luego de agradecerme dijo que pelearía y vencería a Naraku junto a nosotros; que la perla me la entregaría y que se iría a su época para no volver. Por último nos rogó que no te dijéramos nada. –Me contesta.

Por un momento sentí un profundo alivio, no pensó en quitarse su valiosa vida, solo pensó en huir, sin saber que yo esperaría esos quinientos años si así fuera posible para verla y estar junto a ella.

Aunque fuese en un mundo lleno de humanos y sin un solo demonio con quien pelear.

Aunque tuviera que esconderme de ellos, como ellos lo vienen haciendo de mí.

O, incluso, aunque tuviera que servirlos.
Pero luego caí en la cuenta de que nada serviría esperar… ¿O sí?
Nadie lo sabía hasta intentarlo.

Lo único que sé es que me siento el culpable de su muerte, porque es mi culpa, por no ser lo suficientemente fuerte para protegerla a toda costa, por dejar que le quite la Perla al asqueroso hanyou, por dejar que él la hiera y que ella me ocultase la herida… Por todo.

Pero he aprendido una lección en todo este tiempo, y es sobre el amor:

Que el amor es impredecible.

Que cuando llega es hermoso, y te hace ver todo con otros ojos. Te hace apreciar la belleza del mundo.

Que te hace ser más fuerte al tener por quien luchar, al tener a alguien quien proteger… Como mi padre una vez me dijo antes de morir.

Que te da más valor para hacer cosas que nunca hiciste por distintas razones.

Que te llena de vida, te hace sentir mejor contigo mismo y con los demás, bueno, en mi caso solo me hizo sentir mejor con ella.

Que no hay límites para el amor, para demostrarlo, para que te demuestren, para compartirlo y que lo compartan, para sentirlo en tales magnitudes como yo lo he sentido.

Que no hay diferencias entre los seres, algo que yo no comprendía, creía que nunca me enamoraría… Que torpe fui.

Pero que cuando el amor se va te queda un gran vacío en el alma, en el ser, en el corazón… Si, si tengo uno.
Te hace sufrir la partida del ser amado, te hace querer rescatarlo, atarlo a ti si fuese necesario.

Pero la muerte es un muro muy grande que no se puede cruzar, siquiera yo, con mi Colmillo Sagrado, la espada del otro mundo.
Porque de nada sirve tener los medios si ese amor no quiere volver…

Entonces solo te queda esperar, esperar y esperar por su regreso.

Continuará…​

​

Notas de la autora: ¡Volví con la conntinuación luego de tres semanas! (creo, últimamente toy algo liquita...)
¡Jajajaja! Soy tan mala (mala para escribir FF, XD), pero es divertido y creo que este es el Sesshoumaru débil detrás de el “Todo lo puede” personaje.
Solo tengo que decir que me cuesta un poco seguir dramatizando, no estoy acostumbrada.

Quiero agradecer a todos los que se tomaron la molestia de leer y comentar mi FF.
También quiero agradecerle especialmente a Lubecita por corregir algunos errores.

Atte.

Tsuyuka, el 5to Dios.

 

Re: Yo la Maté, lo Siento Mucho.

Yo la maté, lo siento mucho.​

​

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“POV Sesshoumaru”.​

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​

-Ya he tomado una decisión. –Digo en vos alta, más para mi mismo que para ellos.

-¿Cuál es? –Pregunta prepotente y confundido el hanyou, ya que mi voz es tan fría como hace ataño; las facciones de mi rostro se congelan: La antigua y gélida máscara regresa luego de un tiempo.

Todos los presentes allí me observan expectantes, esperando ansiosos mi respuesta, como si la misma lograra traerla a ella. –Que ilusos. –Pienso. Ya no volveré a ser aquel Sesshoumaru de hace unos momentos, ya no mostraré ni una pisca de mis sentimientos, porque
aunque antes no lo admitía, ahora sé que los tengo, ni por nada ni por nadie; Kagome hace esto para que no caiga como mi padre, y yo lo valoro, pero para lograr ser más fuerte sin que el pasado me atormente, debo olvidarla, debo olvidar todo de ella…

-Por favor, Sesshoumaru-sama, díganos que va a hacer. –Me suplica por la respuesta la humana llamada Sango.

-Voy a olvidar todo… -Suelto la blanca y helada mano de ella, me pongo de pie. –Ella hace todo esto porque así lo quiere, y esto es lo que desea… -La miro al rostro, tan pálido. –Cremenla y denle un digno entierro a sus cenizas, hagan una ceremonia en su memoria y honor, nunca la olviden, recuérdenla como yo no podré, continúen con sus vidas y no olviden visitar su tumba todos cada uno de ustedes, hasta el fin de sus días. –Al finalizar mi pedido, que parece más una orden, me doy media vuelta, dispuesto a marcharme de allí, dejar todo atrás…

Comienzo con mi lenta caminata, se me hace algo difícil irme sabiendo que jamás la volveré a ver sonreír, que no la volveré a sentir al lado de mi cuerpo, que su calor ya no cuidará mi corazón, que su mirada ya no iluminará cada uno de mis días, que sus hábiles y suaves manos ya no acariciarán mi cuerpo, que no veré su silueta saludándome a lo lejos cada vez que llegue el alba o el ocaso, que ya no estará aquí entre los vivos…

-¡¡¡Espera imbécil!!! –Me grita el desconsiderado de mi hermanastro. -¡No puedes irte así como así! –Me doy la media vuelta pero no camino hacia ellos, mi meta es comenzar de cero, volver sobre mis pasos y tenerla frente a mí nuevamente me desarmaría, no puedo permitir aquello. -¡¿Acaso planeas quitara de tu mente, corazón y alma? ¿No te da vergüenza? ¡Ella lo dio todo por ti!! –Me grita a todo pulmón como si fuera cierto todo aquello y yo le fuera indiferente.

Una cristalina y diminuta gota cae por mi mejilla izquierda, solo él la ve, los otros están demasiado lejos como para notarla con sus inferiores ojos. –Que la olvide no significa que la destierre de mi mente, corazón y alma, como tú, hanyou, dices; quiere decir que guardaré su recuerdo en lo más profundo de mi ser, en un lugar donde nadie la pueda quitar, donde nadie la pueda reemplazar, y donde siempre me acompañe, pero, en un lugar, donde no me lastime. –Le digo con algo de dolor en mis doradas ordes, más mi voz y mi rostro dicen lo contrario y le son indiferentes a aquellas emociones que yo no debería tener.

-Entonces, ¿Qué planea hacer luego de “olvidarla”? –Indaga curioso el Houshi; como me molesta la curiosidad humana, es tan… tan… ¡Tan molesta!

-Eso no es asunto tuyo ni de nadie. –Contesto tajante, diciendo esto me voy, ya no soporto sus interrogatorios, no tienen derecho a saber nada de mí.

Comienzo a caminar, escucho el fuerte llanto de Sango, nuevamente está en los brazos de aquel monje libidinoso.
¡Cuántas veces ella había llorado en mis brazos!

También oigo como Inuyasha solloza lo más silenciosamente posible, obvio que mis agudos sentidos detectan sus lastimeras lágrimas; ni siquiera se atreve a acercarse, se queda sentado en el mismo lugar…

En el aire percibo el aroma de varios humanos de aquella aldea que llegan donde ella yace sin vida. Espero, que por su propio bien, hagan lo que les pedí.

A medida que me alejo, paso a paso, lentamente, dentro de mi siento que algo se quiebra.
Un tremendo frío invade mi interior, comienzo a acelerar mi paso inconscientemente…
La sensación de congelamiento no se va, al contrario, aumenta. Puedo asegurar que es muy similar a aquella que sentía antes de conocerla, porque aunque la pequeña Rin iluminaba y calentaba mi frío ser con su bondad inigualable, el amor que me profesó ella era tan inmenso que hizo desaparecer todo ese iceberg que cubría mi corazón. Aunque eso no provocó que fuera amable con los demás.

Y entonces es cuando me pongo a pensar y envidiar a aquellos simples seres que o tienen la capacidad de razonar y sentir cono yo, como ellos.
Los animales salvajes que abundan en aquel bosque ni se inmutan ante la pérdida de una cría, de una pareja, de una padre, de un hermano o hermana, no tienen la necesidad de sentir, ya que ello los haría débiles ante sus depredadores.

Los árboles, algunos jóvenes y otros tan o más viejos que yo, como el Árbol Sabio o el famoso Goshinboku, e cual significaba tanto para ambos. Seres que no sienten nada, siquiera el paso del tiempo, no se percatan de que pueden perecer en cualquier momento, de que los años pasan y todo cambia, de que los seres que conocen mueren y otros nacen.
Ellos viven de la lluvia y el sol, lo indispensable y necesario, no necesitan hablar, sentir, tener compañía, nada. Saben sobrellevar su monótona vida sin importarles el futuro.

Como envidio a esos seres, sin emociones y fríos, a los que tanto me parecía antes.




Han pasado días, no sé cuantos exactamente, no he parado de caminar, aunque el ritmo de mis pasos ha disminuido. De pronto comienzo a sentirme mareado y paro en seco.
Es entonces cuando me tomo unos segundos para examinar donde me encuentro, y descubro que estoy en mis territorios, más exactamente, a meros del portón de mi enorme y lujoso palacio.

Observo a mi alrededor, las plantas y aves están como si nada; el sol está saliendo por el oriente, iluminándolo todo. Provocando el canto de los pájaros, a los que ella llamaba Gorriones.
Oigo unos pequeños y rápidos pasos torpes a lo lejos, me doy cuenta de quién es e intento articular alguna palabra, algún insulto, pero nada sale, siquiera la boca puedo abrir…

Detrás de ese ser se oyen los pasos de una niña, mi adorada niña, corre sin parar, ambos me han visto.

Los miro a ambos, a una distancia bastante lejana, pero lo suficiente cerca para que distingan mi silueta salir del frondoso bosque.
Ellos miran directamente mis ordes, las cuales denotan tristeza infinita y un agudo dolor. Se preocupan al verme en aquel estado.
Por otro lado está mi físico, algo herido pero no grave, apenas son rasguños. Las ropas rotosas y mugrientas, manchadas de sangre, arruinada por veneno, y bañada en ese olor tan peculiar de ella.

Siento mi cuerpo pesado, mis rodillas no aguantan y se doblan, caigo de panza al suelo. Ellos aún están algo lejos, y al verme caer apresuran su carrera.

Quedo tendido boca abajo, mirando en la dirección por la cual ellos vienen presurosamente; entonces me parce verla, corriendo ágilmente delante de aquellos dos, con su cara de preocupación y su botiquín.
Igual que aquellas veces en las cuales llegaba a ella algo machucado y al verme no dudaba ni una vez en socorrerme.
Pronto su imagen desaparece.

Mis párpados me pesan, es muy difícil mantenerme consciente, una parte de mí quiere dormir y no volver a despertar jamás.
Pero la otra parte quiere seguir allí, en el mundo real, viviendo junto a esos dos, viéndola crecer, disfrutando de sus pequeñas riñas.
Pero a pesar de que el segundo deseo es más fuerte, mis ojos se cierran y todo para mi queda en penumbras…

La inconsciencia me domina, caigo en un trance del que no creo poder salir, no al menos fácilmente. Pero no puedo darme por vencido, no yo, el Gran Lord temido por los débiles y respetado por los más fuertes.

Lo último que siento es un gran escalofrío recorrer mi espalda…

“POV Autora”​

(A/A: Desde aquí vo a relatar yo, ya que Sesshoumaru no está en las debidas condiciones para hacerlo, XD)​

El poderoso y sexy taiyoukai se desvanece ante los ojos de sus acompañantes, y frente a las grandes puertas de la antigua y enorme construcción.

-¡Amo bonito! –Grita un verde y enano youkai de bajo nivel que, al sentir la presencia de su amo por los alrededores, había salido en su búsqueda.

-¡Señor Jaken, espéreme! –Grita una pequeña de cabellos y ojos tan negros como la noche. Dicha niña viste un simple, pero hermoso kimono celeste cielo, decorado con grandes lunares rosados, y el obi de color negro. Su conocido y anaranjado kimono anterior ya no existía.

-¡Rin, pequeña insolente, te dije que te quedaras dentro el castillo! –Le espeta furioso el demonio. El pobre se había intentado “escapar” pero la niña fue más lista y lo siguió.

-¡¡¡Sesshoumaru-sama!!! –Exclama con horror la chica al ver a su frío protector caer al suelo estrepitosamente, con su ropa manchada de barro y sangre, rota, y con leves heridas.

Ambos seres de baja estatura, aunque la jovencita es más alta ahora, llegan donde yace aparentemente desmayado el gran taiyoukai.
Sin saber que hacer ella comienza a moverlo queriendo despertarlo, pero sin resultados positivos.

-Rin, quédate con el amo bonito, yo iré a por ayuda, solos no podemos llevarlo al palacio. –Al instante en que ella asiente con su cabeza el verde ser sale en busca de ayuda con alma que lleva el diablo.

La pequeña, con muchísimo esfuerzo, logra voltear al orgulloso demonio, ahora está boca arriba. Su cara no demuestra ninguna emoción, siquiera esa de paz que transmitía desde que la señorita Kagome había entrado en su cerrado corazón, entonces tubo un mal presentimiento.

Ante la brusca vuelta, el Lord de las Tierras del Oeste abre sus ojos, los cuales siguen demostrando esa tristeza de hace momentos.
Parecía no haberse percatado de la presencia de la niña, o al menos se había olvidado de que estaba allí. Pronuncia con todo el dolor que puede transmitir a través de su voz, como si fuese la últimas ves que mostraría sus emociones y quisiera desahogarse:

-Te voy a enterrar en lo más profundo de mí, en un lugar del que nadie te pueda sacar. Voy a vivir con tu completa ausencia, pero prometo que voy a encontrarte… No lo prometo, lo juro. –Los ojos que además de mostrar tristeza mostraban ausencia, como si Sesshoumaru en realidad estuviera en otro lugar, pero lo que dice lo pronuncia, son cubiertos nuevamente por sus párpados púrpuras. A hacer eso derrama definitivamente las últimas dos lágrimas de dolor.

En el momento en que él cierra sus ambarinas ventanas del alma, su fiel e inútil sirviente incondicionalmente, aparece acompañado por dos soldados youkai de bajo rango, los cuales traen consigo una camilla.
Cargan con sumo cuidado a su amo, y se van todos caminando de allí a un paso relativamente rápido.

El albino hombre es llevado a sus aposentos, y dejado en un gran y blanco futón.
La niña fue quien se ofreció a curar las pocas heridas, siendo ayudada por los mismos dos soldados, para cambiar de ropas al bello durmiente.




Los días pasaban uno a uno lentamente, todos y cada uno de los habitantes de allí esperaban ansiosos a que su amo despierte, hasta que luego de un semana él recobra el conocimiento.
Nadie en aquel lugar tenía el conocimiento del porque el amo se tardó tanto en despertar, sus heridas habían sanado hacía seis días, además de que ellas no habían sido las causantes de su desvanecimiento.

Cuando dicho demonio perro despertó de su nadie sabe qué, todos, incluyendo sus más fieles sirvientes, quedaron sorprendidos ante su repentino cambio de actitud: No salía por nada del mundo de su lujosa y bellísima habitación; las únicas personas que tenían el permiso de pasar a su espacioso y blanquecino cuarto eran Rin y Jaken; Ambos seres siempre entraban al mediodía y salía al finalizar el ocaso, ningún habitante de allí sabía que hacían allá adentro tanto tiempo; Se alimentaba más de lo normal, muchos crían que debía estar obeso de tanto comer; bebía solamente jugo de frutas bien fresco, que la misma Rin preparaba; no salía a combatir a los youkais que se aparecían a retarlo…

-“Definitivamente está deprimido.” –Eso era lo que la mayoría decía, ya que se habían enterado del fallecimiento de Lady Kagome…




Los taiyoukais, youkais, hanyous y humanos de otros territorios, que por cierto detestan mucho a Sesshoumaru, se enteraron del deplorable estado en el que se encontraba el joven y frío asesino, por ello, la mayoría se aliaron entre sí y formaron un gran ejército, más o menos compuesto por: cinco Taiyoukais, tres mil youkais, mil quinientos hanyous y mil humanos. Todos comenzaron a marchar hacia el Oeste.

Lo seres fieles a su difundo amo, Inu-no-Taisho, que se enteraron del ataque a las Tierras del primogénito hijo de este, partieron inmediatamente hacia dichos territorios para defender, incondicionalmente, a aquel ser despiadado.




El día de la batalla llegó, para ese entonces, habían pasado cinco años muy largos.
El ejército atacante tenía un número de aproximadamente cinco mil quinientos cinco seres de todas las razas, más otros cinco mil quinientos que se sumaron luego, en su mayoría youkais.

En cambio, el ejército defensor, estaba formado por doscientos youkais que eran los que estaban viviendo en el palacio luego de la muerte de su amo; dos mil doscientos youkais que sirvieron al difundo general perro; mil hanyous y quinientos humanos de quien sabe donde habían salido y porqué querían pelear para defender las tierras de alguien que siempre los menospreció por ser “inferiores”.
En total eran unos tres mil setecientos guerreros.

La diferencia en número era demasiado grande, los superaban por el triple de soldados…
En sí, la batalla, para el ejército del Oeste, como se habían llamado, estaba casi perdida. Solo confiaban en sus propias habilidades y en las de un peculiar hanyou, que tiene unos, setenta y tres años… ¿Quién sería ese joven? Nadie lo sabía.

A ese hanyou lo nombraron el General Mayor del ejército; el joven vestía un kimono azul obscuro, casi negro; e las mangas del ahori tenía dibujos de flores de sakuras, cinco en cada una, de color rojo sangre; el obi era parecido al de Sesshoumaru, nada más que de color rubí y blanco; el hakama era completamente azul oscuro, abierto abajo.

Luego de este misterioso general mayor, habían tre generales más de iguales rangos entre sí.

Závulon, un antiguo general youkai que sirvió a Inu-no-Taisho, que lidera a los demonios.

Yegor, un hanyou de clase bastante alta para ser un semi-demonio, lidera a los de su tipo.

Y una humana, de la cual no se sabe el nombre, quien era acompañada por un mononoke viejo pero muy fuerte, y por un arma echa de huesos purificados. Ninguno de los humanos se quejó de que fuera una mujer su líder, porque fuel el General Mayor quien la eligió.

La gran batalla dio comienzo, con la certeza de que sería una masacre, y con la total falta del primogénito, dueño de las tierras que estaban bajo ataque…

Continuará…​

​

Notas de la Autora: ¿Ya estamos al aire? Ok.

Bienvenidos damas y caballeros a otra edición de N/A. Donde yo, la autora, hable un poco sobre el capítulo y los aburro un minuto… Bueno, yo sé que muchos de ustedes se preguntarán “¿No está avanzando muy rápido?”, pues si y no, luego verán el porqué…

Algunas habrán quedado horrorizadas al imaginarse a Sesshy gordo y deprimido, pero la verdad quedará al descubierto muy pronto.

Otros habrán pensado “¿Qué no era dramático y triste este FF?”, bueno, estoy que vomito del drama, la acción, la sangre y la violencia va más conmigo, igualmente van a haber algún que otro capi dramático colgado por ahí… ¿Ahora les dejo los avances?... Nah, porque no hay.

Lo único que puedo decirles es que si buscan acción y una guerra sangrienta no se tienen que perder el próximo capítulo…

¡¡¡Muajajajajajaja!!!

Atte.

Tsuyuka, el 5to Dios.


PD:

No te preoocupes, porque esto va a durar muuuucho tiempo, nah, ya se me fue el dramatisto por las orejas, y ahora me llegó la pur violencia...
Toy muy laquita lo sé muy bien, pero si no fuera así no habría estos FF mios retocidos.