Yamanashi Minami

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 28 Febrero 2021.

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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Shukusha

    Negué suavemente con la cabeza ante la mención de Kato, estaba por abrir la boca para responderle cuando escuché la voz de Takeda y me obligué a girar apenas la cabeza, lo suficiente para ver su silueta al menos. Respondió que su segundo al mando era Takano, cosa que en sí para las Minami no debía ser realmente muy diferente de decirle que era Kato y me quedé quieta en espera de la reacción de mi madre.

    Terminó por separarse de mí, incorporándose, y pude girar el cuerpo para ver el resto de la interacción. La mandíbula estuvo por aflojárseme al ver que lo abrazaba como si fuese su propio hijo, pero sus palabras para los Harima fueron severas, como ya sabía que iban a ser y obviamente hicieron reaccionar a Shinrin. Su grito me obligó a levantarme del suelo, donde había permanecido, y me limpié las últimas lágrimas las palmas de las manos.

    Volví a colocarme frente a Shinrin mirando a mi madre que ya se había separado de Takeda, era posible que lo que iba a decirle hiciera que cambiara eso de que había actuado como lo habría hecho mi padre, que había sido valiente. La miré con firmeza a pesar de que hace un momento había estado entre sus brazos sollozando como una niña.

    —Los crímenes cometidos por Kato son suyos para ser juzgados, no de sus hijos y por ello no hace falta que los saques a relucir frente a Shinrin. Los cuatro son parte de mi familia como lo son Kyoko y Himawari, como lo eres tú, crecí a su lado. Hace unos soles envenenamos a Kato en Kamakura para recuperar a Genji, el arma del señor, Takano, Matsuda aquí presente y yo lo logramos —comencé, sosteniéndole la mirada—. Pude matarlo porque quedó paralizado, Takano me dejó sola con él y me lo dijo por sí mismo, que podía matarlo y nadie me juzgaría por cobrar la sangre de todo mi clan, la sangre de tu esposo, mi padre; pero no lo hice. Esta noche se quedó atrás para que huyéramos, tres Taira contra Kato Harima, puede que pague la sangre de nuestra familia esta noche, pero si regresa con vida prefiero tenerlo a nuestro lado que en contra.

    A pesar de sus métodos.

    A pesar de que abrió el estómago de su propio hijo.

    —Los Harima condenaron a las camelias y ahora yo, una de las restantes, podría condenar a uno de ellos por las emociones que Kato renegó toda su vida, digamos que eso también lo dijo el mismo Kato. Podría decirse que estamos a mano. —Tragué grueso antes de seguir hablando, el mechón blanco que ella acababa de acomodar se movió ligeramente de su lugar. Estaba mirando a mi propia madre pero había cierto dejo de amenaza en mis ojos, lo sabía. Recordé la pieza de shogi que cargaba encima—. Luego de haber descansado nos iremos a Shizuoka, nos desearás el bien... Podrías ir con nosotros. ¿O condenarás mi decisión como lo hizo el mismo Kato, como el rostro de mi padre en Kamakura? Eres mi madre, cargas contigo los espíritus de nuestro clan, el de mi padre. Yo también y los traje junto a Takeda; aún así mi lealtad está también con los hijos de Kato, está con Takano. La única persona que realmente necesito que entienda eso eres tú, no importa si no lo aceptas, pero no me condenes porque entonces no serías diferente a él, tampoco condenes a su hija ni irrespetes el dolor que está sintiendo ahora mismo porque sea un demonio o no, el hombre que acabamos de dejar atrás es su padre, es su sangre. Mis invitados, mi responsabilidad, si algo más de lo que puedas decir puede alterar a Shinrin te ruego que lo reserves para después o lo hables conmigo directamente.


    chale Yuzu *le pega*
     
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    Amelie

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    Shukusha
    [Yuzuki; Shinrin; Takeda; Matsuda]


    Akari levantó la vista, altiva ante la respuesta de su hija. Si bien, sabía que en muchas cosas tenía razón; no podía dejarla ir. No por orgullo; no por mero rencor; era justicia lo que albergaba en su corazón. Un corazón que pareció romperse ante los presentes cuando Akari dio un paso hacia atrás al escuchar las palabras de Yuzuki.

    "podría condenar a uno de ellos por las emociones que Kato renegó toda su vida"

    Akari no era ciega; lo veía desde que eran pequeños, sabía que Yuzuki quería a los Harima, lo sabía perfectamente, y escuchar la confirmación de aquello la destruía. Era su propia hija.

    Cerró los ojos para calmar su espíritu —Los hijos siempre sufren los errores de sus padres — abrió los ojos mirando a Takeda, después a Shinrin, por último a Yuzuki —Fue error de tu padre y mío confiar en los Harima; pero no voy a detener tus decisiones si crees que son las correctas, así como tú no puedes hacerme cambiar las mías.

    Miró a los presentes para después dirigirse a Akemi —Pueden descansar aquí; al amanecer deben partir a Shizuoka; procura que su estancia sea placentera.

    Akari se dirigió hacia la puerta y antes de salir se giró para mirar a Yuzuki —Acompáñame, debemos hablar.

    Hitori puedes seguir a Akari o quedarte en la seguridad del shukusha xD
     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Shukusha —> A que Akari nos dé una tunda, no sé

    Sabía que decirle que quería a los Harima era como arrojarle una flecha directo al pecho y luego sacarla nada más para encajarle el filo de la katana sin titubear, lo sabía bien y lo hice de todas formas porque así como ella defendía su justicia con garras y dientes, yo estaba dispuesta hacer lo mismo. Era parte de mis condenas, mi sangre debía haberme hecho crecer con recelo de los hijos de Kato, pero en su lugar no había hecho más que aprender a amarlos. Los amaba y si había una emoción que moviera mi violencia con más fuerza que las otras era esa, por contradictorio que pareciera.

    Me dolió verla dar un paso atrás pero me mantuve en mi lugar, como una suerte de perro guardián. La vi cerrar los ojos, buscando calmarse, antes de pasear la mirada entre nosotros tres y dejarla en mí al último, todavía no me atrevía a relajar la postura incluso cuando todavía tenía la respiración irregular por el llanto de hacer unos instantes.

    —Es suficiente para mí —respondí al comentario sobre las decisiones de ambas y no fue hasta que se dirigió a Akemi que pude aflojar algo de la tensión que tenía encima—. Gracias.

    Cuando me dijo que la acompañara ni siquiera lo pensé, acababa de soltarle un discurso que hasta merecía un castigo, era posible que si me decía que regresara a Kamakura y subiera el bosque sola lo hubiese hecho. Así que miré a Takeda, Shinrin y Matsuda, me disculpé con ellos y les deseé una buena noche antes de seguirle los pasos a mi madre.


    Iré dejando la F para Yuzu
     
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    Amelie

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    Afueras de Minami
    [Yuzuki; Akari]

    [​IMG]
    Akari avanzó un poco alejándose del shukusha — Aunque las flores florecen y el verdor aumenta con la brisa primaveral, cuando llega la escarcha otoñal, las hojas siempre caen y los árboles se marchitan. Ese es el discernimiento de la naturaleza.

    Miró al cielo sin girarse hacia Yuzuki, guardó silencio por un tiempo que pareció una eternidad. El sonido de los árboles, era mucho más fuerte que la presencia de ambas, el croar de las ranas cerca del pozo cercano; las cigarras sonaban; pero no era música.

    —Quiero escucharlo; saber el por qué no tomaste la vida de Kato Harima, por qué no terminaste con todo en ese momento—
    se giró hacia Yuzuki, su rostro era rígido, severo —¿Temías decepcionar a los Harima sobre las Minami? —su voz sonaba distinta, estaba profundamente lastimada, aun así no podía de mostrar la severidad en su rostro. Pues esa dualidad demostraba el amor que le tenía a Yuzuki, uno que en ese momento dolía como una daga en el pecho.

     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Afueras de Minami

    La seguí mientras escuchaba sus palabras sobre las flores, sobre el destino que estas tenían para la naturaleza y aunque caminaba detrás de ella, consciente de que no me estaba mirando, asentí con la cabeza porque sabía que tenía razón. Yo misma había dicho algo parecido en más de una oportunidad.

    Alzó la vista al cielo y me mantuve callada, claramente, aunque el silencio que mantuvo pareció infinito. Solo lo rompían los sonidos de la naturaleza que esta vez no resultaban tranquilizadores, solo me hacían consciente de que ella seguía sin hablar y que no sabía cuándo lo haría. Cuando por fin habló inhalé aire con cierta fuerza, era claro que iba a querer saberlo y aún así que se atreviera a preguntar que si temía decepcionar a los Harima por encima de los Minami fue como si me hubiese arrojado otra flecha al pecho.

    Me mantuve tranquila, ni idea de cómo realmente, y a pesar de que me miraba con severidad me las arreglé para dedicarle una sonrisa. Estaba lastimada y no planeaba hacer la herida más grande, ya antes había sido lo suficientemente agresiva y necia, ya no hacía falta.

    —No. Él mismo lo dijo, que nadie podría juzgarme si tomaba su vida... eso incluía a sus hijos —dije con sencillez, con voz suave—. Si quieres ponerlo en esos términos, de hecho pude haber decepcionado a ambas familias por igual al no hacerlo. Kato casi mata a Rengo cuando llegó a la entrada de Kamakura, si me hubiese movido solo por cobrar la sangre de alguien... Habría cobrado la de todos los Minami y la de su propio hijo, también habría cobrado incluso el trato que les dio mientras crecían si estiro más la cuerda. Tú y yo nunca estuvimos de acuerdo en su manera de criarlos después de todo, lo tuve claro desde muy pequeña. Además tuve una pesadilla con papá, me dijo cosas que no se me antoja repetir sobre los Harima, si me hubiera movido el temor a la decepción le hubiese abierto el cuello antes de que siquiera abriera la boca.

    Saqué de entre mis cosas la pieza de shogi que Takano me había regresado, la observé un rato, antes de solo empezar a girarla entre mis dedos con cierto aire distraído.

    —Pero cuando tuve a Kato prostrado por un veneno se estiró frente a mí otro tablero, se superpuso al que ya teníamos en Kamakura. Era mío y no lo era a la vez, vi uno parecido en Iwakura hace unos soles, por algo que hice. —Seguí girando la pieza un rato antes de solo encerrarla en mi puño—. Y me di cuenta que si iba a tomar la vida de Kato en algún momento, no sería ese, porque era una pieza y la necesitaba todavía, incluso si podía llegar a costarme la propia.

    Regresé la pieza a mis pertenencias y guardé silencio un rato. De nuevo quedó con nosotras solo el susurro de los árboles, el croar de las ranas y el chirrido de las cigarras. Le estaba dando un momento para que pudiera procesar lo que acababa de decirle, no esperaba que nada que lo que dijera la aliviara como tal, pero tampoco le podía mentir.

    —Hay una katana preparándose en Nagoya para mí, copia del arma que casi mata a Takano hace unos soles, una petición que le hice cuando estaba paralizado. Pretendí que me entrenara, pero no quiso responsabilizarse de más sangre Minami perdida ni dar a entender que aprobaba bueno... Mis emociones y las de Takano, para variar; aún así lo importante no es eso. —Alcé la mirada al cielo como había hecho ella—. Si dejarlo con vida más tiempo fue correcto no lo sabré todavía, pero al menos por esta ocasión lo fue. Mamá, si Kato no se hubiese quedado atrás, si estuviese muerto y no hubiese venido con nosotros, yo hubiese muerto en Saitama por el filo de tres Taira y no habríamos llegado aquí, no habría vuelto a ti. Posiblemente también Takeda estuviese muerto y con él todo Japón. Dejé con vida una pieza para que se sacrificara solo cuando fuese útil.
     
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    [Yuzuki; Akari]


    Akari suspiró —¿Sabes por qué te lo he preguntado —mencionó mirando hacia la ciudad, tan tranquila; en paz —Tuve una discusión parecida con tu padre cuando me dijo que tomaría su propia vida. Yo intenté detenerlo, convencerlo de que no era la mejor solución; le rogué que peleáramos contra Kato, que juntando a las personas adecuadas lograríamos vencerlo en conjunto. Porque no había necesidad de sacrificar su vida que tanto valía para mi

    Se acercó a Yuzuki —Pero tu padre se negó; y me dijo lo mismo que tú en este momento; que Kato aun era necesario; que matar al señor de Kanagawa en su propia casa lo haría un mártir, un ejemplo para la gente de Kamakura, pues sería asesinado en un ataque en conjunto, sin posibilidades de escapar, la muerte de un héroe —sus manos temblaban —Aun lo recuerdo... su mirada tan serena, una sonrisa que podía calmarme siempre...— no pudo contener una lágrima en su mejilla —Aun recuerdo sus palabras:


    "Akari, no condenaré a los Minami a cargar con la muerte de Kato Harima; no, esa es una decisión cobarde. Porque es la decisión más sencilla, es el camino fácil; pero estratégicamente no es el mejor camino a futuro. Lo haré vivir con la carga y la vergüenza que representa la muerte de los hombres que lo servían; así, cada vez que vea a una Minami, no podrá tocarla; no podrá ni siquiera respirar cómodamente en su presencia. Porque ese será el peso de mi muerte"


    Apretó sus puños —Odié a Kato; lo culpé de la muerte del hombre que más amé. Me aferré a él, también lo culpé, no podía perdonarlo, nos había dejado solas a merced de Kato —miró a Yuzuki, tan firme como siempre.

    —Eres igual de valiente que él —sujetó a Yuzuki por los hombros — Y eres fuerte por esas emociones, esas fueron las que te hicieron perdonarle la vida a un hombre injusto, no dejes que ese hombre te diga lo contario. Amar es una decisión valiente— frotó los brazos de Yuzuki con fuerza, un reflejo maternal por tratar de mantenerla tibia en el frío del exterior; algo que hacía constantemente cuando huyeron de Kamakura, cuando aun no llegaban a casa; paró cuando se dio cuenta de lo que hacía—Tu padre estaría demasiado orgulloso de ti en estos momentos—La abrazó con fuerza —Yo estoy muy orgullosa de la mujer en la que te has convertido.

    Se mantuvo así por unos momentos. No se sentía más el frío.

    —No sólo has protegido a nuestro Señor, sino que has seguido el camino de justicia de tu padre y me has hecho abrir los ojos en algo que ni él pudo hacer, a disipar el rencor que llevaba dentro— Akari llevó la mano dónde una lágrima escurría de su rostro, sintió como si tocara la mano de alguien que ya no estaba más allí.

    Fue también en ese momento que Yuzuki sintió como una mano se recargó en su cabeza; aquello parecía un sueño.

    [​IMG]

    Akari se separó de Yuzuki, ella no estaba sorprendida de verlo; era algo que hacía constantemente, pero jamás había podido interactuar con él. Jamás la vio a los ojos como lo hacía ahora.

    —Había sido yo la que te tenía atado ¿No es cierto; Shiro? —dijo entre lágrimas, dándose cuenta que sus sentimientos de rencor lo habían convertido en un yurei desdichado— no era la venganza... era tu dolor.

     
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    Zireael

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    Afueras de Minami

    Me escuchó, cada una de mis palabras, lo hizo y hasta después respondió con una pregunta. Tenía la vista clavada en la ciudad y yo hice lo mismo mientras le prestaba toda mi atención, allí en la ciudad en el shukusha de Minami, de nuestro hogar, estaba descansando nuestro señor y su futura esposa, también el hombre que había velado por mi seguridad todo el tiempo que estuve cerca de Kato.

    Quizás hasta ese momento me sentí parte de los Minamoto de verdad, ya no como un perro de guerra al servicio de quienes luchaban al frente, era parte de la manada organizada que sale a la batalla y vela por cada uno de sus miembros. Allí estaba mi madre, la cabeza de mi clan, y Takeda la cabeza de mi nueva familia. Era mi señor pero también era mi hermano, quería mantenerlo seguro porque le había tomado afecto, ya no solo porque era mi deber como hija de un clan de las flores.

    Pelear contra Kato en grupo.

    Era lo que había pensado primero antes de iniciar el ascenso a Kamakura, había pensado que podíamos acabar con él si creábamos una ofensiva grupal que nos diera la entrada y la victoria sobre el señor de Kanagawa. Lo que habíamos hecho al final era eso igualmente, pero sin la parte ofensiva como tal porque no pensábamos dañarlo de verdad, no íbamos a matarlo.

    Las peleas de perros no siempre debían terminar en la muerte de uno, ¿no? A veces bastaba erizar el pelo, mostrar los dientes, ajustar la postura y uno terminaba por recordar cuál era el lugar del otro en la estructura, sin necesidad de que se derramara sangre innecesariamente.

    Tu padre se negó.
    Parpadeé un par de veces, tratando de encontrar el sentido en lo que acababa de decirme y me di cuenta que todo este tiempo había estado viéndome reflejada en la figura opuesta, cuando era claro de quién había heredado la mayoría de mis cualidades, incluso mi propia personalidad en grandes rasgos. La mirada tranquila, la sonrisa serena, la capacidad de amar con la fuerza suficiente para transformar la debilidad en fuerza.

    El camino fácil.

    Estratégicamente no es el mejor camino.

    Cada vez que vea una Minami, no podrá tocarla.

    No podrá tocarla.

    Volvió a decirme que era igual de valiente que él, me sujetó los hombros y sentí que las lágrimas se me volvían a agrupar en los ojos cuando continuó, cuando puso en palabras lo que ya yo había pensado en algún punto de la cacería. Había fuerza en las emociones, la había y lo iba a demostrar hasta mi último respiro porque no era el cachorro anémico de la manada, ya no.

    Nunca lo había sido.

    Era una ramificación del tronco que había sido mi padre, me parecía a él más que a mi madre y ahora lo sabía. No era idéntica por supuesto, pero saber que había hecho las cosas como él lo hubiese querido, que había cumplido con su justicia y su estrategia me aliviaban el corazón porque cargaba su vida en mi espalda, porque un demonio se había robado su rostro en Kamakura y me había hecho olvidar quién era por un momento.

    Amar es una decisión valiente.

    Las lágrimas me escurrieron por las mejillas otra vez, pesadas, como si mi madre me hubiera quitado un peso enorme de los hombros solo con esas palabras y solo por esa liberación que sentí fui capaz de sonreírle en medio del mi llanto silencioso, fue la sonrisa más genuina que se me había formado en mucho tiempo y debió cargar consigo hasta cierto aire infantil. Había notado también cómo me frotaba los brazos, el hecho de que se obligó a detenerse al darse cuenta.

    Le regresé el abrazo con la misma fuerza que ella había aplicado en el gesto y cerré los ojos haciendo que otra correntada de lágrimas me empapara el rostro al decirme que él estaría orgullo de mí, que ella lo estaba también. Ahora más que nunca había entendido la reacción de Takano al recibir esas palabras de Kato, no debía ni compararse, pero había en ellas libertad y cierto dolor por alguna razón.

    Abrí los ojos al sentir el peso de una mano en mi cabeza, sabía que no era mi madre, y cuando ella se separó lo primero que pude ver con claridad fue el mechón blanco. Era un relámpago en la negregura de la noche, en su propia mata de cabello oscuro, y luego reparé en todo él. No había sangre, no había enojo en sus gestos, ira, nada.

    Era el padre que yo recordaba.

    Las palabras de mamá para él me dolieron horrores, porque tampoco podía culparla por su rencor, porque había perdido al hombre que había amado, al padre de sus hijas. Su amor se había convertido en rencor en ese momento, era una emoción con una fuerza igual de poderosa, pero el rencor nos hacía desdichados. Me hubiese consumido si hubiese matado a Kato, también si hubiese dejado a Takeda matar a Kobayashi deseando ser temido y posiblemente también si hubiese ido a la mazmorra en algún momento antes de que Murai escapara, porque habría terminado por matarlo sin otro objetivo que cobrar la sangre de mi familia y hubiese caminado hasta ser yo la que empalara cabezas en alguna ciudad.

    Le dediqué una sonrisa después de secarme las lágrimas, era la misma que le había dedicado a mi madre hace un momento. Me dolía porque no estaba allí realmente, porque había entregado su vida, pero era todo lo que me quedaba de él ahora.

    —Estoy aprendiendo a jugar shogi mejor, ¿no crees? —murmuré y se me escapó una risa baja—. Ya puedes descansar, papá, todos los Minami pueden hacerlo. Fue difícil pero llegué a nuestro señor, también volví con mamá.

    Ya ni siquiera sentía la peste a sangre.

    Miré su mechón blanco de nuevo, lo repasé con la vista antes de hacer lo mismo con su rostro como si pretendiera grabarlo a fuego en mi memoria, porque lo cierto es que temía olvidarlo algún día. Mi temor más grande era olvidar el rostro de mi padre en algún momento y había estado a punto de hacerlo con la pesadilla aquella, ahora quería asegurarme de que nunca más ocurriera.

    —Y los cuidaré a todos porque los amo. —Era consciente de ello pero nunca lo había dicho en voz alta—. Por eso tu justicia estará a salvo conmigo y con aquellos a quienes logre alcanzar, porque esa es mi función en la partida.

    Tomé aire con fuerza y lo liberé despacio para poder hablar más claro que nunca.

    —Es un honor ser su hija, nunca desearía llevar la sangre de otras personas en mis venas. Sé que mis hermanas tampoco.

    casi termino llorando como tres veces a lo largo de este tocho post (?
     
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    Ginko Harutomo

    Entendía la inquietud de Hinata, era un pueblo bastante extraño, pero ya lo habían envenenado y había visto un fantasma. La vara del "qué más podría pasarme" estaba demasiado alta, le daba un poco igual lo raro que fuera el sitio, pero era cierto que debía encontrar a su tío de una vez. —Sakura había mencionado una clínica, si el dojo está cerrado quizás Rei pensó que yo podría dirigirme a la clínica por mis intereses ¿Por qué no probamos suerte ahí?

    Me dirijo a la clínica si mis compas están de acuerdo
     
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    Amelie

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    Afueras de Minami
    [Yuzuki; Akari]

    [​IMG]

    "Estoy aprendiendo a jugar shogi mejor, ¿no crees?"

    Shiro sonrió; nada era audible en él, aun así, los sentimientos eran demasiado transparentes. Miró hacia las manos de Yuzuki, dónde aun sostenía la pieza de shogi de un tablero incompleto. Cerró sus ojos estaba en paz. A pesar de no poder estar allí con ellas, a pesar de que no podría tener una partida de shogi con su hija, sabía que había esperado el mejor momento, confiaba en ellas, sabía que sólo debía ser paciente.

    "Por eso tu justicia estará a salvo conmigo y con aquellos a quienes logre alcanzar, porque esa es mi función en la partida"

    Lentamente aquel cuerpo comenzaba a difuminarse, como un árbol perdiendo sus hojas ante el viento. Pero no había tristeza o miedo en su semblante. Porque la muerte no se teme, si se ha vivido sabiamente.

    "Es un honor ser su hija, nunca desearía llevar la sangre de otras personas en mis venas. Sé que mis hermanas tampoco."

    Abrió los ojos manteniendo aquella sonrisa, no podía hacer otra cosa, pero no necesitaba mas; a veces, se podía decir demasiado con un gesto o una mirada, aquel momento había sido breve, algo injusto en comparación a su tiempo vagando con el dolor de ver a su clan desando venganza, ciegos a sus verdaderas intenciones. Un respiro, así de breve era ese momento; como el aroma de la camelia, suave; casi imperceptible. Pero sólo aquel capaz de distinguir su belleza, podría detenerse a percibir su aroma.

    Akari lloraba en silencio, para ella; verlo de ese modo era un alivio, fuera de una marcha rutinaria que aquel yurei hacía todos los días, esperando... sin poder decir o hacer nada mas que ver a su clan viviendo lejos de su justicia. Pero ya no más.

    Lentamente la imagen se fue fragmentando en pequeñas partículas blancas que parecían subir al cielo, tan luminosas como una luciérnaga, tan blancas como la nieve.
    "El jardín silencioso. Dónde la camelia, ofrece su blancura"

    Una gota de agua cayó en sus rostros mientras miraban al cielo.

    —Sin lluvia... nada crece —mencionó Akari mientras limpiaba sus lágrimas.





    [​IMG]
    Clínica
    [Ginko; Hinata; Gon]

    Avanzaron siguiendo las especulaciones de Ginko y allí, fuera de la clínica descansaba Rei, estaba en el suelo; bastante cansado y herido; le faltaba una sandalia, su cabellos estaba desaliñado y su ropa estaba rasgada y llena de tierra; al verlos reaccionó, levantándose de inmediato, corriendo hacia ustedes para después abrazarlos en grupo; el pobre olía a tierra.

    —No saben todo lo que me ha sucedido— mencionó Rei mientras se separaba del abrazo.

    —No lo sabemos pero podemos imaginarlo, Rei. En verdad gozas de una pésima suerte —dijo Gon mientras sacudía su ropa.

    —Al menos no estás muerto— Hinata alegó señalando sus heridas.

     
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    Yuzuki Minami
    Afueras de Minami

    Sonrió, sabía que no era mucho lo que podía hacer, pero incluso de haber podido esa sonrisa había bastado para entibiarme el cuerpo, desapareció por completo el olor de la sangre que llevaba encima y me hizo olvidar por un brevísimo instante que me había lanzado de cabeza a una guerra, que podía haber tres Taira detrás de nosotros. Era el poder de las emociones, esas que defendíamos como unos malditos locos; en la sonrisa de mi padre había esperanza.

    Y quería que la hubiese en la mía también.

    Lo vi bajar la mirada a la pieza que sostenía todavía envuelta en el puño y aflojé los dedos despacio, liberándola apenas para que alcanzara a ver cuál era. Cuando regresé la vista a él lo vi cerrar los ojos, vi la paz en sus gestos y aunque no quería que se fuera, aunque hubiese querido aferrarme a ese espejismo, sabía que liberarlo era lo correcto. Si había alguien que merecía descansar era mi padre junto a todos los nuestros.

    Además, había tenido que aceptar su muerte hace tiempo ya, no había nada que hacer respecto a eso. Eso no quería decir que no hubiese dolor en verlo difuminarse, desaparecer como la niebla o evaporarse como el agua, pero sabía que por fin podría dejar de vagar con su dolor. Saberlo me daba paz a pesar del dolor que había detrás.

    Volvió a abrir los ojos, todavía con la sonrisa en el rostro, y continué prendada a sus gestos con la intención de grabarlo así, como era realmente, en caso de que en algún momento debiera recordarme a mí misma cuál era la justicia que debía defender. Mi padre estaba a punto de ser libre por fin y aún así iba a convertirse en mi amuleto, en la música que alejaba las pesadillas y la lámpara de aceite que iluminaría el camino cuando más oscuro se tornara.

    La imagen se fragmentó lentamente, sus pequeños trozos se elevaron al cielo y el blanco contrastó contra el cielo. Parecían pequeñas luciérnagas o pétalos de flor, porque después de todo había sido una camelia. Sonreí mientras miraba los fragmentos perderse en el cielo, era una sonrisa algo amarga, pero no por ello era menos genuina y se me escapó una ligera risa al sentir la gota de agua que cayó en mi rostro.

    —Adiós, papá —murmuré a pesar de que ya se había desvanecido y guardé la pieza de shogi—. Te amo.

    Sin lluvia... nada crece.
    —Y el cielo no pide permiso para llover —atajé, usando las palabras de Takeda—. Tomó algún tiempo pero el tallo de mis camelias volvió a su posición por fin, por un momento creí que se partiría. Supongo que debo disculparme por dudar de la fuerza de nuestra familia.

    Me giré hacía mi madre, posé las manos en sus brazos y los froté como había hecho ella hace un momento, dedicándole una sonrisa a pesar de tener la mirada algo cristalizada todavía.

    —Vamos, tú también necesitas descansar —dije en voz baja mientras deslizaba el agarre a sus manos para darle un suave apretón. Di algunos pasos, adelantándome, antes de llamarla—. Mamá, ¿te queda alguna prenda con el mon del clan? Tuve que dejar el kimono amarillo atrás y ahora más que nunca lo hecho en falta.
     
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    Slam

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    Ginko Harutomo

    Al llegar a la clínica ahí estaba su ajetreado compañero —Ya te había dado por muerto sentenció Ginko con un comentario un poco insensible por su contenido, pero con una sonrisa sincera pues realmente le alegraba que estuviera con vida. Sacó la fichita de Rei donde había anotado su deceso y cambió su estado a "vivo". Él tenía fichas de varias personas que iba conociendo pues consideraba a todos potenciales pacientes... lo cual le recordó que haría una de Sakura que seguro tenía varias enfermedades mentales.

    —Pero te ves del asco amigo, ¿quieres entrar a la clínica o prefieres que yo te atienda?— se dirigió a Rei para, acto seguido, mirar el edificio.
     
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    Amelie

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    Afueras de Minami
    [Yuzuki; Akari]

    El momento se había esfumado; pero permanecería impregnado en sus recuerdos. Akari sonrió al ver como ahora era Yuzuki quien frotaba sus brazos, había madurado, y ahora lo veía mas que nunca.

    —He bordado varios haori, con la esperanza de que volvería a ver a mis hijas —sonrió —Tendrás un baúl de dónde elegir, y siempre que se dañe uno, tendrás otro listo; porque eres una Minami y se debes estar orgullosa de ello.

    Así fueron avanzando nuevamente a la pequeña aldea, donde en la entrada las esperaba alguien bajo la lluvia, con sombrillas en mano. Al irse acercando pudieron notar que era Takeda, quien las recibió nuevamente a Minami con una leve reverencia.

    —Si bien, la lluvia no puede ahogar a las camelias; si se cubren de ella podrán disfrutar sólo de su brisa — mencionó extendiendo a cada una, una sombrilla de papel.

    —Debo disculparme...—mencionó Akari ante Yuzuki y Takeda mientras aceptaba la sombrilla.

    De ese modo, pudieron regresar al shukusha.




    [​IMG]
    Clínica
    [Ginko; Hinata; Gon]

    Rei observó la ficha y abrió la boca por completo —No veo lágrimas, me daban por muerto y no lloran de alegría al verme —su cruzó de brazos, su enojo era una broma ante ellos.

    —Es porque ya lloramos tu muerte y nuestros ojos se secaron—
    mencionó Gon haciendo que Rei negara ante su pésima respuesta, después miró hacia la clínica.

    —Entré pero no hay nadie atendiendo, así que me salí para que no creyeran que entré a robar si alguien me ve.


    —Hiciste bien, con la suerte que tienes es un escenario muy probable —dijo Hinata golpeándole el hombro haciéndolo retroceder por su fuerza.

    —Ginko, por favor; ayúdame antes de que de verdad muera por un golpe de esta mujer — mencionó mientras se sobaba el hombro, haciendo reír a Gon por lo bajo.

     
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    Slam

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    Ginko Harutomo

    —De acuerdo— dijo riendo. Le alegraba estar riéndose con sus compañeros finalmente reunidos. —Veamos que puedo hacer..— exclamó sacando el cofre del opio —Ah no, este no— se corrigió y lo guardó para sacar esta vez el botiquín. Decidió que lo atendería ahí afuera sentado, pues se le había cruzado por la mente la idea de usar esas instalaciones ya que estaban vacías, pero no quería meterse en más problemas con la gente de este pueblo tan extraño —¿Había algo de interés ahí adentro?— prefirió preguntarle a su compañero. Rápidamente cauterizó las heridas de Rei, que tampoco eran muy graves, limpió los instrumentos y los guardó —¡Listo!— pronunció al finalizar —Lo único que no puedo hacer es conseguirte otro calzado— luego giró la cabeza hacia el resto —Bueno, creo que ya podemos irnos de este lugar que tanto nos inquieta, debo encontrar a mi tío de una vez—

    La idea es seguir nuestro camino, debo tirar para viajar, cierto?
     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Afueras de Minami —> Shukusha

    Cierto era que siempre había pretendido servirle le soporte a las personas que apreciaba, había comenzado con mis hermanas por ser menores que yo y había seguido hasta seguir con los Harima, ahora estaba sumando a Takeda al saco y a mi propia madre. Era una cuestión que siempre había tenido conmigo, parte de mi forma de ser, pero no había sido hasta que empecé a desarrollar alguna capacidad para defenderme a mí misma que pude poner realmente a uso esa capacidad.

    La respuesta de mi madre me arrancó una sonrisa, porque la verdad es que se lo había preguntado porque la conocía y confiaba en que precisamente por la esperanza de volver a vernos, tuviese algo para nosotras. Si había algo de lo que estábamos orgullosas las tres, después de todo, era del apellido y la sangre que llevábamos en las venas.

    —Gracias —respondí en voz baja.

    Al acercarnos a la aldea de nuevo noté la silueta que nos esperaba y la sonrisa solo se acentuó, porque eran ese tipo de cosas las que definían a Takeda. No había necesidad alguna de que nos esperara al ver que estaba lloviendo, que nos alcanzara las sombrillas, nada; más bien nosotras éramos las que debíamos hacerlo en caso de que él estuviese fuera pero allí estaba.

    Como un hermano.

    Tomé la sombrilla que me extendió, hice una ligera referencia y luego cuando regresamos al shukusha le dediqué una caricia en la espalda, fue bastante maternal y no pasó por el filtro de lo que debía hacer o no como una Minami, solo lo había hecho y ya. Que mi madre le hubiese dicho que debía disculparse había terminado de confirmar que sí, había logrado hacer un cambio.

    —Muchas gracias —dije mientras dejaba la sombrilla a un lado—. Se supone que estuvieras descansando, Takeda, no esperando a nadie bajo la lluvia.

    Lo había dicho, sí, pero no había reproche en mi voz. En su lugar más bien se notaba algo de agradecimiento, no había notado hasta ese momento quizás que estaba acostumbrada a velar por los demás, pero el mínimo gesto de otra persona velando por mí era capaz de descolocarme aunque fuese un poco y supiera disimularlo.
     
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    Amelie

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    Afueras de Minami
    [Yuzuki; Akari]

    Takeda negó —No puedo descansar hasta que todos los míos lo hagan, no podría dormir tranquilo —dijo bajando la mirada; pues realmente ya no podría dormir tranquilo, pues la vida de Mao descansaba en sus hombros, un peso que debía cargar a costa de su descanso.

    Takeda se dirigió a Akari, quien parecía observar a todos lados, esperando ver a Shinrin o Matsuda —Podremos hablar mañana, Shinrin se ha quedado dormida... — Shinrin había llorado con Takeda, por todo lo que ahora vivían, pues se dió cuenta que había vivido protegida del mundo en Kamakura, sin ningún dolor o preocupación; y ahora todo eso le caía encima. Lloró sobre él mientras él se mantenía sereno, hasta que se quedó dormida, cansada de llorar; algo que no había hecho en mucho tiempo —... calmemos nuestros espíritus en el descanso del sueño.

    Akari afirmó —Descansen, los veré por la mañana — dijo mientras se despedía de cada uno. Pues aun tenía cosas que terminar antes de irse a dormir.

    —Buenas noches —mencionó Takeda mientras se dirigía a su propia habitación.

    @Hitori puedes descansar o hacer algo mas si deseas. Si sólo duermes puedes evitar postear si quieres. Así yo abro mañana el siguiente día.



    [​IMG]
    Clínica
    [Ginko; Hinata; Gon]

    Rei observó el opio y rio —Siempre logras hacerte de mas, tu padre me va a reclamar; pero pues lo conseguiste cuando yo no estaba presente, soy libre de culpa—mencionó Rei para después soportar el tratamiento, el ardor en las heridas era insoportable, pues entre más ligera la herida, más parecía arder.

    —No, cosas de médicos; olor a alcohol—mencionó mirando hacia la clínica —Nada que valga la pena ser atrapado y juzgado por lo que no somos

    Cuando Ginko mencionó lo del calzado, Rei bajó la mirada a sus pies, dándose cuenta que le faltaba algo —Eso explica el frío...

    —Vámonos, antes de que este termine cayendo en una trampa de veneno o algo—
    mencionó Hinata con frustración.

    —Por eso opté por el bote para llegar a Kamakura— dijo Rei mientras reía.

    Slam tiraré la lista, si Ginko aparece en ella tira un dado de 10 en ese último post; pero es casi seguro que me toca a mi tirar el dado






    El rol sigue en Armero errante
     
    Amelie ha tirado dados de 10 caras para movimiento Total: 5 $dice
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Rei
    • Hinata
    • Ginko
    • Gon

    Ha salido: Rei

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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Shukusha

    La respuesta del señor me sacó una sonrisa algo más amarga, eso de dormir tranquilos ya honestamente sonaba a sueño de opio, pero era comprensible. Si ya de por sí antes cargaba cosas, ahora se le había sumado la vida de la chiquilla y aunque no tenía pinta, debía pesar horrores. De todas formas no añadí nada más, no hacía falta y todo lo que había querido decirle ya se lo había dicho en un momento clave. Ahora solo me interesaba verlo con bien, al menos físico, y llevarlo a Shizuoka como correspondía.

    Suspiré al escuchar que ya Shinrin estaba dormida, podría haberle preguntado a Takeda cómo se encontraba pero preferí no retenerlo más por lo que yo misma acababa de decir. Se suponía que descansara, ya mucho se había retrasado, e incluso si no era el descanso más reparador que existiera era muchísimo mejor que nada.

    —Descansa —Le dije a mi madre antes de volverme hacia Takeda de nuevo—. Buenas noches, señor.

    Lo vi alejarse a su habitación y aunque dudé alcé la voz una última vez.

    —Takeda —Lo llamé, todavía sentía que era una falta de respeto llamarlo por su nombre así nada más, pero a veces solo surgía—. En cualquier momento que necesites las palabras de alguien puedes acudir a mí. Somos familia después de todo.

    Dicho eso desvié mis pasos hacia los baños porque no había manera de que descansara si no me quitaba la sangre de encima, incluso si ya no sentía el olor pegado a la nariz. Sangre, sudor, lágrimas, todo eso necesitaba quitármelo de encima, sobre todo siendo que estaba en el que se suponía que era mi hogar.


    Ahí estuvo uwu ya con eso no posteo más para cerrar día
     
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  17. Threadmarks: Día 29_Clan Minamoto
     
    Amelie

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    Shukusha

    [Yuzuki; Takeda]

    "Somos familia..."

    Takeda le mostró una sonrisa sincera a Yuzuki. —Lo sé, Yuzuki; lo sé desde Kamakura — hizo una pausa — Acudiré a tus consejos innumerables veces, porque sé que necesito de ellos. Y si necesitas de mi palabras; también podrás encontrarlas con facilidad. Porque para eso está la familia — Mencionó para después hacer una ligera reverencia —Gracias— concluyó para después avanzar a su habitación.




    [​IMG]


    [​IMG]
    Shukusha

    [Yuzuki; Takeda; Shinrin; Matsuda]

    Takeda había sido el primero en levantarse; salió por la madrugada esperando ver a alguien por aquel horizonte; pero nunca llegó. Algunas mujeres del clan lo vigilaban con atención, sabían que su deber era mantenerlo a salvo, por ello habían montado guardia toda la noche para evitar una emboscada del enemigo que nunca llego.

    Takeda regresó al shukusha, donde encontró a Akari, quien alistaba comida para el viaje.

    Shinrin fue la siguiente en despertar. Matsuda también despertó, pues debía mantenerse alerta ahora que el nuevo día iniciaba.

     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
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    La respuesta de Takeda había logrado que la sonrisa sincera, aquella que era casi una copia de la de mi padre, me regresara al rostro. Era un momento, un parpadeo o el relámpago que iluminaba el cielo, exageradamente breve pero en esos instantes que había compartido con mamá y con Takeda el miedo había retrocedido hasta casi desaparecer. Pude olvidar por un momento que podían estar detrás de nosotros los Taira, que la guerra se acercaba a Shizuoka, que Murai había escapado, que Kyoko y Hayato habían quedado separados con Kiba.

    Incluso así al dormir mantuve las katanas a mano, incluso las flechas a pesar de que seguía sin un arco, y cuando un ruido mínimo me despertó por la mañana estiré la mano hacia una de las armas como reflejo antes de darme cuenta de que, bueno, no era nada. Me levanté, ajusté mis ropas, me peiné el cabello con los dedos y finalmente ajusté cada arma en su lugar.

    El corte seguía fresco pero las punzadas de dolor eran soportables, además parecía que estaba sanando bien y en ese caso pronto no habría nada que vigilarle.

    Dejé la habitación sin prisa, al salir vi a mi madre preparando comida y también noté la presencia de los demás.

    —Buenos días —dije haciendo una reverencia para todos—. Espero que todos hayan descansado bien.

    Mi mirada se desvió a Shinrin, la miré por encima y me acerqué para tomar sus manos suavemente, dándole un apretón breve, dejándola ir no mucho después.
     
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    Amelie

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    Amelie ha tirado dados de 20 caras para Shinrin Total: 15 $dice
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    Amelie

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    Shukusha

    [Yuzuki; Takeda; Shinrin; Matsuda]

    Akari levantó la mirada ante aquellas palabras observó a los presentes. Shinrin miró a Yuzuki al sentir su tacto, para después desviar su mirada al suelo; fue entonces que Akari se acercó, hizo una reverencia hacia ella.

    —Mis palabras fueron precipitadas, y mi actitud indecorosa— mencionó Akari —Ruego que puedas perdonarme —se irguió para encontrarse con la mirada de Shinrin —Siempre serás bienvenida

    Shinrin se mantuvo en silencio por unos momentos, las palabras de Akari eran sinceras, aun así Shinrin parecía estar alerta.

    —Los Harima...—decía Akari para ser interrumpida por Shinrin quien colocó su mano frente a la boca de Akari y con la otra colocó su dedo índice frente a la suya, mandándola a callar.

    Parecía una falta de respeto pero sus acciones se justificaron al instante que una de las ventanas corredizas se deslizó con un sigilo digno de un shinobi, y junto a esa ventana se encontraba Takeda.

    Matsuda fue el primero en reaccionar; su katana chocó rápidamente con una kodachi que se defendía de la ofensiva. En la ventana había una mujer.
    [​IMG]

    Shinrin fue la siguiente en actuar, pues vio la seguridad de Takeda comprometida. Sometió a la mujer con velocidad y fuerza, obligándola a tirar sus armas; dos kodachis expuestas y un tanto envuelto.

    —¿Quién te ha enviado?— preguntó Shinrin colocando su katana al cuello de la mujer.

    —Soy una aliada; vengo a voz de Kenzaburo—miró a Takeda para después mirar al suelo dónde estaba el tanto envuelto en tela —Me ha encargado darle esto personalmente...

    Takeda la observó para después hincarse y recoger el tanto.



    Desenvolvió el arma y la observó, incrédulo a lo que tenía nuevamente en sus manos. Sus ojos se nublaron de inmediato

    —No está mintiendo— mencionó Takeda hacia Shinrin y Matsuda —Esto sólo podría mandarlo Kenzaburo.

    Shinrin liberó a la mujer.

    Takeda repasó la vista en el tanto; un arma que le pertenecía, uno de los regalos mas preciados que tenía y había tenido que dejar ir por el bien de los suyos —Jamás creí que alguien notaría su ausencia...—apretó el tanto en sus manos mientras una lágrima caía.

    —Me dijo que él no era ciego —mencionó la mujer hacia Takeda — que él sabía perfectamente lo que tuviste que sacrificar para darle a los tuyos medicina y un techo en el cual dormir.

    Kenzaburo había sido demasiado observador en su estancia en Gifu, al parecer había sido el único en darse cuenta que vendió su tanto, el regalo que recibió de Obata cuando se separaron. Las lágrimas brotaron nuevamente, fluyendo con una facilidad impresionante.

    —Kenzaburo... amigo mío — dijo Takeda —Tu me has devuelto algo valioso para mi; mientras que yo te he arrebatado todo...—colocó su mano en la katana de Mao a su costado.

     
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